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CONGRESSO TOMISTA INTERNAZIONALE
L’UMANESIMO CRISTIANO NEL III MILLENNIO:
PROSPETTIVA DI TOMMASO D’AQUINO
ROMA, 21-25 settembre 2003
Pontificia Accademia di San Tommaso
–
Società Internazionale Tommaso d’Aquino
La filosofía de la naturaleza como
filosofía segunda en Aristóteles y en
Tomás de Aquino
Prof. Rafael Pascual, L.C.
Pontificio Ateneo Regina Apostolorum, Roma (Italia)
The epistemological status of natural philosophy was discussed in recent years among Thomistic scholars. Perhaps it
is possible to discover in the doctrine of the second philosophy, mentioned in some texts both in Aristotle and Thomas
Aquinas, a key to clarify this important question. If we analyze these texts, we can glimpse an initial distinction between
a properly called natural science and a natural philosophy. The formality proper to the latter would be the same as
metaphysics, whereas the subject matter would be the same as natural science. So, it would be a special kind of scientia
media . As second philosophy, it would have the role of a sort of propaedeutics to metaphysics.
El tema del estatuto epistemológico de la filosofía de la naturaleza ha sido
objeto de debate entre los filósofos de inspiración tomista, incluso hasta hace
relativamente poco tiempo. Se trata de una cuestión fundamental, pues de ella
depende el modo como se conciba y se desarrolle esta parte de la filosofía,
dedicada al estudio del mundo físico. Se trata, en definitiva, de determinar cuál
es su formalidad propia y, en consecuencia, el método que le corresponde.
En efecto, como explica Sto. Tomás, sobre todo en el In Boetii de Trinitate,
las ciencias se especifican en base a sus objetos (o subiecta). Asimismo, el método
de la ciencia debe ser congruo con el objeto estudiado.
Para resolver esta cuestión, nos encontramos con un problema: en la
antigüedad y en el medioevo no existía propiamente (al menos de modo
explícito) una distinción entre lo que llamaríamos hoy ciencias naturales y una
filosofía de la naturaleza. Si leemos, por ejemplo, los textos de Sto. Tomás,
podemos ver cómo habla indistintamente de scientia naturalis, naturalis
philosophia, o simplemente naturalis, o physica, como traducción o transliteración
del griego tà physicà. Parecería, por tanto, que el tema que pretendemos abordar
no encontraría sostén en los textos del Aquinate. Sin embargo, como veremos,
© Copyright 2003 INSTITUTO UNIVERSITARIO VIRTUAL SANTO TOMÁS
Fundación Balmesiana – Universitat Abat Oliba CEU
R. PASCUAL, La filosofía de la naturaleza como filosofía segunda en Aristóteles y en Tomás de Aquino
podemos encontrar, incluso en aquel que era llamado el filósofo, una doctrina
incipiente de una filosofía de la naturaleza, como una ciencia distinta, sea de la
metafísica, sea de las ciencias naturales. Evidentemente no se tratará de una
doctrina madura, ni suficientemente desarrollada, pero ofrecerá las bases
precisamente para un desarrollo ulterior, necesario tras la emancipación
epistemológica de las ciencias del ámbito de la filosofía. Tal emancipación, como ha
señalado justamente Jacques Maritain, constituye uno de los logros del
pensamiento moderno. 1
1. Aristóteles y la filosofía segunda
La idea de este trabajo nació del estudio de un texto de Aristóteles, el de
Metaph., IV (G), 2 1004a 2-3:
«Y cuantas <clases de> entidades hay, tantas partes tiene la filosofía. Con que, entre éstas,
habrá necesariamente una primera y una segunda. En efecto, 'lo que es' y 'lo uno' se dan
inmediatamente divididos en géneros, y de ahí que las ciencias acompañen <en su
división> a éstos. Y es que el filósofo es como el denominado matemático, pues también
ésta tiene partes, y en las matemáticas hay una ciencia que es primera y otra que es
segunda y otras, a continuación, en serie».2
Es importante tomar en consideración todo el párrafo, pues de otro modo
podría suscitar perplejidad, ya que parecería dar razón a aquellos que sostienen
que aquí se encuentra una especie de residuo platónico, que viciaría la
epistemología aristotélica en lo que se refiere al establecimiento de la división de
las ciencias especulativas3 . En efecto, tomando en cuenta el contexto, se puede ver
«La diferenciación cada vez más acentuada entre el saber de tipo ontológico y el de
tipo físico-matemático no ha sido un simple hecho contingente, debido a circunstancias
históricas particulares; pues respondía a una ley necesaria del crecimiento del
pensamiento especulativo, y constituye efectivamente, en el orden de la morfología del
saber, uno de los progresos más auténticos que el pensamiento haya cumplido en el
curso de los tiempos modernos y que la filosofía reflexiva y crítica debe tomar en
cuenta» (J. Maritain, Los grados del saber, Desclée de Brouwer, Buenos Aires, 1947, tomo
I, p. 316).
2 Aristóteles, Metafísica. Introducción, traducción y notas de Tomás Calvo Martínez,
ed. Gredos, Madrid 1994, p. 166. El texto griego dice así: «Kaiì tosau=ta me/rh filosofi¿aj
1
eÃstin oÀsai per ai¸ ou)si¿ai: wÐste a)nagkaiÍon eiånai¿ tina prw¯thn kaiì e)xome/nhn au)tw½n. u(pa/rxei ga\r
eu)qu\j ge/nh eÃxon to\ oÄn [kaiì to\ eÀn]: dio\ kaiì ai¸ e)pisth=mai a)kolouqh/sousi tou/toij. eÃsti ga\r o(
filo/sofoj wÐsper o( maqhmatiko\j lego/menoj: kaiì ga\r auÀth eÃxei me/rh, kaiì prw¯th tij kaiì deute/ra
eÃstin e)pisth/mh kaiì aÃllai e)fech=j e)n toiÍj maqh/masin».
Sobre este tema, remito a lo dicho en otro estudio dedicado a una presentación más
general: cf. R. Pascual, La división de las ciencias en Aristóteles, en «Alpha Omega» 3
(2000), pp. 46-47. Cf. también R. Pascual, La división de las ciencias especulativas en santo
Tomás de Aquino, Roma, 2003, pp. 52-53; 160-161.
3
p. 2
Congresso Tomista Internazionale
claramente que en este texto no se está hablando de la filosofía en general o en
sentido amplio, sino más bien en sentido estricto (es decir, la filosofía por
excelencia, la metafísica), y por tanto se está estableciendo la división dentro de
ésta entre una filosofía primera (dedicada al estudio de las sustancias separadas o
inmateriales, que son las primeras por ser las más perfectas y por ser causas de
las demás), y una filosofía segunda (que estudia las sustancias materiales, pero
según la razón formal de la metafísica, es decir, en cuanto entes). En esta misma
línea se encuentra el comentario de Sto. Tomás a este texto, como veremos más
adelante (cf. In IV Metaph., lc.2).
A este respecto, conviene hacer notar que, al menos en este texto, la filosofía
segunda no es propiamente la física, como sostienen algunos autores. En efecto, al
hablar aquí del filósofo, podríamos decir, en modo absoluto, Aristóteles se está
refiriendo al metafísico (aunque esta palabra no se encuentre en el léxico del
Estagirita). Así se desprende del contexto, y también de la comparación que hace
con el matemático, en el que también se da un orden de prioridad entre sus partes.
Para corroborar lo que acabamos de decir, podemos recurrir a otro texto
de la Metafísica, donde Aristóteles vuelve a hacer una referencia a una filosofía
segunda:
«el estudio de las entidades sensibles es tarea, en cierto modo, de la física y de la filosofía
segunda».4
Es sumamente interesante este pasaje, pues supone una distinción entre
ambas ciencias, de modo que no parece lícito identificar sin más la física con la
filosofía segunda, como hacen diversos autores. Así, por ejemplo, en la
introducción a la Física de Aristóteles, traducida y publicada recientemente en
una nueva versión española, el editor afirma que «con 'filosofía segunda' parece
referirse aquí Aristóteles a la física, como explícitamente la calificará en
1037a15»,5 lo cual no responde al texto que acabamos de citar, al que apela dicho
autor.
También Kalinowski cae en este equívoco, cuando dice que Aristóteles
presenta una división bipartita de la filosofía en el pasaje del libro IV (G), al que
nos hemos estado refiriendo (1004a 2ss.), y que entre las partes de la filosofía (una
4
Aristóteles, Metafísica, VII (Z), c.11, 1037a 14-16: «tro/pon
tina\ th=j fusikh=j kaiì deute/raj
filosofi¿aj eÃrgon h( periì ta\j ai¹sqhta\j ou)si¿aj qewri¿a»».
Aristóteles, Física. Introducción, traducción y notas de Guillermo R. de Echandía,
Gredos, Madrid, 1995, p.26.
5
p. 3
R. PASCUAL, La filosofía de la naturaleza como filosofía segunda en Aristóteles y en Tomás de Aquino
primera y una segunda), la segunda correspondería a la física.6 En este pasaje
Aristóteles no está hablando de la división de las ciencias especulativas en
general, sino de la división de la metafísica en particular, de modo que, como
veremos, la filosofía segunda no es sino la aplicación de la metafísica al ente físico,
o el estudio del ente físico desde el punto de vista metafísico (es decir, en cuanto
ente). A raíz de este equívoco, Kalinowski tachará a Aristóteles de indeciso, y
tratará inútilmente, con hipótesis peregrinas, de conciliar esta división bipartita
entre filosofía primera y filosofía segunda con la división clásica entre física,
matemática y metafísica.7
Enrico Berti, en cambio, al comentar el pasaje que estamos analizando,
parece concordar con la interpretación que proponemos, admitiendo una
distinción entre una ciencia física propiamente dicha, y una filosofía segunda:
«(...) la scienza della sostanza, cioè la filosofia, si divide in tante parti quanti sono i generi
di sostanze, esattamente come la matematica, che si divide in tante parti quanti sono i
generi del suo oggetto, cioè degli enti matematici (numeri, grandezze, ecc.) E poiché tra i
generi di sostanze c'è un ordine di priorità, nel senso che la sostanza immobile è più
intelligibile di quella mobile, in quanto ne è causa, lo stesso ordine di priorità ci sarà tra le
scienze ad essi corrispondenti, per cui la scienza delle sostanze immobili sarà la filosofia
prima e quella delle sostanze mobili sarà la filosofia seconda, esattamente come si era
visto parlando della fisica».8
«A differenza della fisica, tuttavia, l'indagine presente, pur avendo a che fare ugualmente
con sostanze sensibili, cioè mobili, non si propone di determinare le cause di queste in
quanto esse sono mobili (...), bensì di individuare le cause di esse in quanto esse sono
sostanze, cioè le cause del loro essere. Perciò l'indagine in questione appartiene alla
scienza dell'ente in quanto ente, cioè alla filosofia prima».9
Aristóteles dice que es tarea de la metafísica el estudio no sólo de las
sustancias separadas sino también del ente en cuanto ente (y por ello también de las
mismas sustancias materiales, pero no en cuanto materiales, sino simplemente en
cuanto entes). De hecho Aristóteles lleva a cabo estas dos tareas en la Metafísica al
dedicarse a estudiar primeramente las sustancias sensibles, para pasar luego a
estudiar las inmateriales. Tal es el sentido de la distinción, dentro de la
metafísica, entre una filosofía primera (dedicada al estudio del primum ens) y una
filosofía segunda (que se dedica más bien a estudio de las sustancias sensibles, pero
según la razón formal propia de la metafísica).
Cf. G. Kalinowski, Au carrefour des métaphysiques. Pluralité des vues et indécisions dans la
théorie de la philosophie d'Aristote, en Rev. des Sciences Phil. et Théol., 47 (1963), p. 551.
7 Cf. Ibid., pp. 551-553.
8 E. Berti, Profilo di Aristotele, Studium, Roma, 1985, p. 205.
9 Ibid., p.223.
6
p. 4
Congresso Tomista Internazionale
2. Tomás de Aquino y la filosofía segunda.
Al parecer sto. Tomás mismo, en el comentario al segundo texto de
Aristóteles al que nos hemos referido, no captaría del todo este matiz, y así
identificaría la filosofía segunda con la física:
«In hac enim scientia tentamus determinare de substantiis sensibilibus huius gratia, idest
propter substantias immateriales, quia speculatio circa substantias sensibiles et materiales
quodammodo pertinet ad physicam, quae non est prima philosophia, sed secunda, sicut in
quarto habitum est».10
Es interesante observar, sin embargo, que sto. Tomás use aquí un matiz
peculiar, al introducir el adverbio quodammodo, si bien acto seguido equipara la
física a la filosofía segunda, haciendo referencia precisamente al texto de Aristóteles
que sirve de base a nuestro estudio. Más adelante volveremos sobre este texto.
De hecho, Aristóteles mismo podría haber dado pie a esta interpretación al
afirmar, precisamente en el libro IV (G), que ya que existe una ciencia superior a
la física,11 por el hecho de que la naturaleza (fisis) es sólo un género del ente, a la
misma ciencia que estudie el universal y la sustancia primera le corresponderá
también el estudio de los axiomas, de modo que, aunque la física es una sabiduría
(sofi¿a), no es, sin embargo, la primera.12 El comentario de Sto. Tomás a este texto
va en la misma línea:
«Adhuc est quaedam scientia superior naturali: ipsa enim natura, idest res naturalis
habens in se principium motus, in se ipsa est unum aliquod genus entis universalis. Non
enim omne ens est huiusmodi: cum probatum sit in octavo Physicorum, esse aliquod ens
immobile. Hoc autem ens immobile superius est et nobilius ente mobili, de quo considerat
naturalis. Et quia ad illam scientiam pertinet consideratio entis communis, ad quam
pertinet consideratio entis primi, ideo ad aliam scientiam quam ad naturalem pertinet
consideratio entis communis; et eius etiam erit considerare huiusmodi principia
communia. Physica enim est quaedam pars philosophiae: sed non prima, quae considerat
ens commune, et ea quae sunt entis inquantum huiusmodi».13
Sin embargo, a favor de la interpretación que hemos propuesto, puede
aducirse el pasaje que comenta el texto de Aristóteles con que hemos comenzado
nuestra investigación:
In VII Metaph., lc.11.
De ahí el nombre de metafísica que, aunque no haya sido usado por Aristóteles, es sin
embargo plenamente apropiado y legítimo para designar tal ciencia.
12 Cf. Metaph., IV (G), c.3, 1005a 33 - 1005b 2.
13 In IV Metaph., lc.5.
10
11
p. 5
R. PASCUAL, La filosofía de la naturaleza como filosofía segunda en Aristóteles y en Tomás de Aquino
«Et tot partes: hic ostendit partes philosophiae distingui secundum partes entis et unius; et
dicit, quod tot sunt partes philosophiae, quot sunt partes substantiae, de qua dicitur
principaliter ens et unum et de qua principalis est huius scientiae consideratio et intentio.
Et, quia partes substantiae sunt ordinatae adinvicem, nam substantia immaterialis est
prior substantia sensibili naturaliter; ideo necesse est inter partes philosophiae esse
quamdam primam. Illa tamen, quae est de substantia sensibili, est prima ordine
doctrinae, quia a notioribus nobis oportet incipere disciplinam: et de hac determinatur in
septimo et octavo huius. Illa vero, quae est de substantia immateriali est prior dignitate et
intentione huius scientiae, de qua traditur in duodecimo huius. Et tamen quaecumque
sunt prima, necesse est quod sint continua aliis partibus, quia omnes partes habent pro
genere unum et ens. Unde in consideratione unius et entis diversae partes huius scientiae
uniuntur, quamvis sint de diversis partibus substantiae; ut sic sit una scientia inquantum
partes praedictae sunt consequentes hoc, id est unum et ens, sicut communia substantiae.
Et in hoc Philosophus est similis mathematico. Nam mathematica habet diversas partes, et
quamdam principaliter sicut arithmeticam, et quamdam secundario sicut geometriam, et
alia consequenter se habent his, sicut perspectiva, astrologia et musica».14
Como puede verse también en este texto, cuando se están hablando de las
partes de la filosofía, no se trata de la filosofía o de la ciencia en general, sino de
la metafísica. Así, habrá tantas partes de la metafísica cuantas partes haya en la
sustancia, es decir, cuantos tipos o géneros de sustancias existan. Entre estos
diversos tipos de sustancias existe una gradación jerárquica, una prioridad,
concretamente, de las sustancias inmateriales respecto de las materiales o
sensibles. En consecuencia, habrá también una jerarquización entre las partes de
la filosofía (metafísica). Pero aquí también se aplica el principio de la distinción
entre una prioridad quoad nos, que corresponde al ordo doctrinae, y una prioridad
in se. Por eso, ya que hay que comenzar por lo que es más evidente para el
hombre, se inicia con la filosofía que estudia la sustancia sensible, es decir, la
filosofía segunda. Y precisamente por eso, según Sto. Tomás, los libros VII y VIII de
la Metafísica se dedican a estudiar tal sustancia, mientras que el estudio de la
sustancia inmaterial, que de por sí es superior tanto en dignidad como en cuanto
a lo que se busca en esta ciencia (intentione), se afronta en el libro XII. Es decir, la
misma estructura de la Metafísica refleja esta distinción entre una filosofía primera y
una filosofía segunda. Esta consideración nos hace ver la importancia de la cuestión
que estamos tratando. La filosofía segunda sería, por tanto, una propedéutica hacia la
filosofía primera, pues llegamos al conocimiento de las sustancias inmateriales a
partir del conocimiento de las sustancias materiales.
A continuación explica la unidad o continuidad que existe entre ambas
partes: las sustancias primeras (inmateriales) y las segundas (sensibles)
convienen en el género del unum y del ens, en lo que es común a todas las
sustancias, lo que llamaríamos hoy los trascendentales.
14
In IV Metaph. lc.2.
p. 6
Congresso Tomista Internazionale
El párrafo concluye asumiendo la analogía usada por el Estagirita: en la
filosofía (entiéndase metafísica) sucede, pues, como en la matemática, en la que
también hay diversas partes, entre las que existe un orden.
También podemos encontrar una alusión al tema que estamos tratando en
otro texto, tomado del comentario al libro XII de la Metafísica. En efecto, en el
pasaje al que nos referimos se afirma que, mientras las sustancias sensibles (tanto
las corruptibles como las incorruptibles) son estudiadas por la filosofía natural (la
cual se dedica a estudiar al ente sensible y móvil en cuanto tal), la sustancia
separable (inmaterial) e inmóvil, en cambio, es estudiada por otra ciencia distinta
de la anterior (es decir, la metafísica), aunque, por el hecho de que tal ciencia
estudia no sólo las sustancias separadas, sino también el ens commune, también le
competerá el estudio de las sustancias sensibles, si bien según una formalidad
distinta de la de la física, precisamente «inquantum communicant in hoc quod sunt
entia et substantiae»:
«Substantiae sensibiles, sive sint corruptibiles sive perpetuae, pertinent ad
considerationem naturalis philosophiae, quae determinat de ente mobili. Huiusmodi
enim substantiae sensibiles sunt in motu. Substantia autem separabilis et immobilis
pertinet ad considerationem alterius scientiae, et non ad eamdem, si tamen nullum
principium sit commune utrisque substantiis: quia si in aliquo conveniant, pertinebit
utrarumque substantiarum consideratio ad illam scientiam, quae illud commune
considerat. Et ideo naturalis scientia considerat solum de substantiis sensibilibus,
inquantum sunt in actu et in motu. Et ideo tam de his etiam quam de substantiis
immobilibus considerat haec scientia, inquantum communicant in hoc quod sunt entia et
substantiae». 15
Por tanto, según este texto, se establece una vez más una distinción entre
la scientia naturalis o physica y la consideración que hace la metafísica (haec scientia)
tanto de las sustancias sensibles como de las inmóviles, según la razón común de
ente y de sustancia (no sólo en sentido lógico, sino también ontológico: ambas
convienen en el hecho de ser entes y de ser sustancias, y por eso se pueden
considerar como entes y como sustancias). En este texto no se habla
explícitamente de la distinción entre una primera y segunda filosofía, pero se
conjuga perfectamente con ella: esta ciencia (la metafísica) estudia tanto las
sustancias sensibles como las inmóviles desde una misma formalidad: en cuanto
que son entes.
En relación con lo que acabamos de ver, podemos añadir que, en algún
otro pasaje, Sto. Tomás llega a afirmar que, aunque la metafísica tiene como objeto
el ens commune, sin embargo versa principalmente sobre las sustancias separadas:
15
In XII Metaph., lc.2.
p. 7
R. PASCUAL, La filosofía de la naturaleza como filosofía segunda en Aristóteles y en Tomás de Aquino
«Et veritas est, quod haec scientia est de omnibus substantiis, licet de quibusdam
principalius, scilicet de substantiis separatis, inquantum omnes conveniunt in uno genere,
quod est ens per se» 16.
Precisamente por esto recibe el nombre de theologia o scientia divina. Tal
sería el nombre que correspondería propiamente a la prima philosophia. En cambio,
como se dice en otro texto, si la metafísica (en cuanto secunda philosophia) estudia
también las sustancias materiales, lo hace casi per accidens, pues no las considera
según su razón propia (es decir, en cuanto materiales), lo cual compete a la física,
sino más bien según la razón propia de las sustancias separadas (en cuanto
simplemente entes, por el hecho de ser entes), lo cual es tarea de la prima
philosophia.
En efecto, dice Sto. Tomás, la metafísica estudia las sustancias separadas o
inmateriales, que son a la vez las primeras sustancias (desde el punto de vista
ontológico), y las estudia no sólo en cuanto sustancias (en general), sino en cuanto
inmateriales, en cuanto separadas, es decir, en cuanto tales. En cambio, la metafísica
estudia las sustancias sensibles no en cuanto sensibles o materiales, como hace la
física, sino sólo en cuanto que son sustancias, o también en cuanto entes, o
también, finalmente, en cuanto que por medio de ellas llegamos al conocimiento
de las sustancias inmateriales. He aquí el texto en cuestión:
«In hac enim scientia tentamus determinare de substantiis sensibilibus huius gratia, idest
propter substantias immateriales, quia speculatio circa substantias sensibiles et materiales
quodammodo pertinet ad physicam, quae non est prima philosophia, sed secunda, sicut
in quarto habitum est. Prima enim philosophia est de primis substantiis quae sunt
substantiae immateriales, de quibus speculatur non solum inquantum sunt substantiae,
sed inquantum substantiae tales, inquantum scilicet immateriales. De sensibilibus vero
substantiis non speculatur inquantum sunt tales substantiae, sed inquantum sunt
substantiae, aut etiam entia, vel inquantum per eas manuducimur in cognitionem
substantiarum immaterialium. Physicus vero e converso determinat de substantiis
materialibus, non inquantum sunt substantiae, sed inquantum materiales et habentes in
se principium motus».17
Ya hemos dicho que en este texto sto. Tomás parece identificar la physica
con la secunda philosophia. Sin embargo, esto no impide hacer la distinción que
acabamos de ver entre una consideración de las sustancias sensibles según su
razón propia (en cuanto sensibles, materiales y móviles), lo cual es precisamente
tarea de la physica, y otra consideración según la razón común de sustancia (en
cuanto que son sustancias, o entes).
In XI Metaph., lc.1. También en el De nat. gen., si bien de autenticidad dudosa, se
afirma algo semejante: «licet enim metaphysici sit de omnibus agere sub ratione entis,
praecipue tamen ad ipsum pertinet tractare de rebus separatis» (De nat. gen., c.4).
17 In VII Metaph., lc.11.
16
p. 8
Congresso Tomista Internazionale
Para completar nuestra reflexión sobre el tema, cabría añadir lo siguiente:
cuando Sto. Tomás, en pos de Aristóteles, comentando un importante paso del
sexto libro de la Metaphysica, examina la relación que existe entre la physica y la
metaphysica, establece de nuevo un orden de prioridad de la segunda respecto de
la primera. Hay que rechazar la pretensión de la physica de erigirse en ciencia
primera o suprema, ya que no estudia ni los entes más nobles (las sustancias
separadas) ni a todo el ente en general, sino sólo un género de entes: los sensibles
y móviles. Obviamente, si no existieran entes más allá de los entes materiales, la
physica sería la primera ciencia, y tendría la tarea de estudiar al ente en general, y
sus propiedades correspondientes. Pero dado que existe algún ente que
trasciende el orden de la realidad material, el estudio de tal ente será tarea de otra
ciencia, la cual será superior a la physica, será asimismo la ciencia universal, y
tendrá como tarea el estudio del ente en cuanto ente, y de lo que es, y de las
propiedades del ente en general, pues es la misma la ciencia del primer ente y del
ente en general:
«Si non est aliqua alia substantia praeter eas quae consistunt secundum naturam, de
quibus est physica, physica erit prima scientia. Sed, si est aliqua substantia immobilis, ista
erit prior substantia naturali; et per consequens philosophia considerans huiusmodi
substantiam, erit philosophia prima. Et quia est prima, ideo erit universalis, et erit eius
speculari de ente inquantum est ens, et de eo quod quid est, et de his quae sunt entis
inquantum est ens: eadem enim est scientia primi entis et entis communis, ut in principio
quarti habitum est».18
Es interesante constatar que, también en este contexto, Sto. Tomás alude
una vez más a una doble tarea del philosopho: éste debe llevar a cabo una
consideración metafísica no sólo de las sustancias separadas, sino también de las
sustancias sensibles, en cuanto que son entes:
18
In VI Metaph., lc.1. Cf. también los siguientes textos paralelos: «si naturales substantiae, quae
sunt substantiae sensibiles et mobiles, sunt primae inter entia, oportet quod naturalis scientia sit
prima inter scientias; quia secundum ordinem subiectorum, est ordo scientiarum, ut iam dictum
est. Si autem est alia natura et substantia praeter substantias naturales, quae sit separabilis et
immobilis, necesse est alteram scientiam ipsius esse, quae sit prior naturali. Et ex eo quod est
prima, oportet quod sit universalis. Eadem enim est scientia quae est de primis entibus, et quae
est universalis. Nam prima entia sunt principia aliorum» (In XI Metaph., lc.7); «in substantiis est
etiam ordo: nam primae substantiae sunt substantiae immateriales. Unde et earum consideratio
pertinet proprie ad philosophum primum. Sicut si non essent aliae substantiae priores
substantiis mobilibus corporalibus, scientia naturalis esset philosophia prima, ut dicitur infra in
sexto» (In III Metaph., lc.6); «naturalis scientiae et dialecticae, [...] videntur maxime inter
scientias esse communes. Naturalis quidem secundum opinionem antiquorum, qui non
ponebant alias substantias, nisi sensibiles: sic enim sequeretur, quod ad naturalem pertineret
considerare de omnibus substantiis, et per consequens de omnibus entibus, quae reducuntur ad
substantiam» (In XI Metaph., lc.3).
p. 9
R. PASCUAL, La filosofía de la naturaleza como filosofía segunda en Aristóteles y en Tomás de Aquino
«Advertendum est autem, quod licet ad considerationem primae philosophiae pertineant
ea quae sunt separata secundum esse et rationem a materia et motu, non tamen solum ea;
sed etiam de sensibilibus, inquantum sunt entia, philosophus perscrutatur»19.
Como un corolario de lo visto, podemos decir que estas consideraciones
ponen una vez más en tela de juicio la doctrina de los así llamados "grados de
abstracción", por razón del orden o la jerarquía con que se presentan las ciencias
especulativas. En los textos que hemos estudiado, se habla de la metafísica como
de la prima philosophia, y se la presenta como superior, no de la matemática, sino
de la física, de modo que ésta, y no la matemática, es denominada secunda
philosophia. Como lo indica el mismo nombre, la metafísica es de suyo superior a la
física, e implica una trascendencia respecto de ella, y no tanto respecto de la
matemática. Por eso, la vía de acceso a la metafísica no proviene de la matemática,
sino de la física, la cual culmina precisamente con la demostración de la existencia
de algunos seres inmateriales».20
La ciencia propedéutica a la metafísica no es, evidentemente, la matemática,
sino la física. En efecto, la metafísica es primera sobre todo y de modo particular
respecto de otra ciencia, la física, la cual se coloca, desde el punto de vista
ontológico, en segundo lugar, después de la metafísica:
«Si autem est alia natura et substantia praeter substantias naturales, quae sit separabilis et
immobilis, necesse est alteram scientiam ipsius esse, quae sit prior naturali». 21
3. La philosophia secunda y la filosofía de la naturaleza.
Como dijimos al inicio de nuestro trabajo, el estatuto epistemológico de
la filosofía de la naturaleza se encuentra entre los tomistas como una quaestio
disputata. Se trata de esclarecer su especificidad como ciencia, distinta tanto de
la metaphysica como de las ciencias naturales. El problema, como se dijo, se
encuentra en el hecho de que, dentro de la physica de los antiguos aparecen
cuestiones que hoy se considerarían propias de las ciencias naturales, mientras
que otras estarían más bien en el ámbito de la filosofía de la naturaleza. De ahí,
como hemos podido constatar, que exista un cierto titubeo en atribuir la
philosophia secunda a la physica, o a una ciencia que sería como propedéutica a la
prima philosophia, pero que se encontraría ya en el ámbito de la metafísica.
Ibid.
Cf. In IV Metaph., lc.5, citado en la referencia correspondiente a la nota 13 de este
trabajo.
21 In XI Metaph., lc.7.
19
20
p. 10
Congresso Tomista Internazionale
Para tratar de esclarecer esta cuestión, podemos tener en cuenta que
existen diversas ciencias que se dedican a estudiar al ente material, sensible y
móvil:
a) por una parte se encuentra la physica propiamente dicha, lo que hoy
llamaríamos ciencia de la naturaleza, que estudiaría los entes materiales según su
razón propia, es decir, en cuanto materiales, sensibles y móviles. Así es como se
presenta esta ciencia en lo que podríamos considerar el tratado de
epistemología por excelencia de Sto. Tomás: el In Boetii De Trinitate.22 Se podría
caracterizar esta ciencia, en base a su objeto material y su objeto formal, como la
ciencia del ente sensible y móvil en cuanto sensible y móvil.
b) por otra parte, se encuentra una serie de ciencias medias, que aplican
los principios de la matemática al estudio del ente físico. Tales ciencias medias,
que corresponderían a lo que hoy se suele entender como física, ya se concebían
como tales en la antigüedad y en el medioevo, y si bien se encontraban en un
estado bastante rudimentario e incipiente, sin embargo ya tenían su estatuto
bien definido en el cuadro de la epistemología. Sto. Tomás dedica a tales ciencias
medias unas reflexiones dignas de consideración de nuevo en el In Boetii De
Trinitate.23 La caracterización de estas ciencias, que podríamos llamar físicomatemáticas, sería la siguiente: son las ciencias del ente sensible en cuanto
medible o numerable, es decir, serían materialmente físicas (por tener como objeto
de estudio la realidad material) y formalmente matemáticas (al usar los principios
y los métodos propios de la matemática). Se trataría, así, de una ciencia aplicada
(los principios y las deducciones abstractas y formales de la matemática se
aplican al estudio del mundo físico).
c) Finalmente, habría un tercer modo de considerar las realidades
materiales, que correspondería precisamente a lo que hemos visto a lo largo de
nuestro estudio. Sería la consideración propia de la filosofía de la naturaleza, la
cual, en nuestra opinión, no sería otra cosa sino esa secunda philosophia de la que
hablaba ya Aristóteles, y en pos de él Sto. Tomás. En tal ciencia se estudiarían,
en efecto, las sustancias sensibles, pero según la razón propia o la formalidad de
la metafísica, es decir, no en cuanto sensibles y móviles, sino precisamente en
cuanto sustancias, o en cuanto entes. Tal ciencia sería, por una parte, una
propedéutica para la metafísica, la filosofía primera por excelencia, pues para llegar
al conocimiento de las realidades inmateriales necesitamos la mediación de las
cosas sensibles; mientras que, por otra parte, en esta ciencia se aplicarían los
Cf. In librum Boetii De Trinitate, q.5 a.2; cf. también en R. Pascual, La división de las
ciencias especulativas..., pp. 36-41.
23 Cf. Ibid., q.5 a.1, ad 5; q.5 a.3 ad 5, ad 6 y ad 7; cf. también en R. Pascual, La división
de las ciencias especulativas..., pp. 50-52
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R. PASCUAL, La filosofía de la naturaleza como filosofía segunda en Aristóteles y en Tomás de Aquino
principios de la metafísica al conocimiento filosófico del ente sensible. Así, la
filosofía de la naturaleza sería la ciencia del ente sensible en cuanto ente, es decir,
se trataría de una ciencia materialmente física, y formalmente metafísica. Su estatuto
epistemológico sería, en consecuencia, afín al de la física-matemática, es decir,
se trataría de nuevo de una ciencia media, si bien sui generis, por la que se
aplicarían los principios de la metafísica al conocimiento del ente físico; se
conocerían las cosas materiales según la formalidad propia de la metafísica, es
decir, precisamente en cuanto entes.
Si esto es así, como nos parece, la filosofía de la naturaleza se encontraría
en una relación privilegiada con la metafísica. La relación entre ambas ciencias
es muy estrecha, hasta tal punto que, como vimos, el tratado de la Metafísica de
Aristóteles, según la interpretación más que autorizada de Sto. Tomás, estaría
estructurado precisamente en una parte dedicada a la filosofía segunda, que no
sería sino la filosofía de la naturaleza, y otra dedicada a la filosofía primera, es
decir, el estudio de lo que constituye el objeto específico de la metafísica: las
sustancias inmateriales o separadas. Sin embargo, ello no quiere decir que la
filosofía de la naturaleza constituya propiamente una parte de la metafísica,
pues la relación entre la metafísica y la filosofía de la naturaleza no es como la
que existe entre el todo y la parte, sino más bien como la que hay entre lo
formal y lo material. En este sentido, serían propiamente partes de la metafísica
general las ciencias que trataran, por ejemplo, sobre el acto y la potencia, el uno,
etc., es decir, aquellos objetos que no dependen intrínsecamente de la materia,
lo cual no sería el caso de cara a la relación entre la filosofía de la naturaleza y la
metafísica.24
No vemos, en consecuencia, cómo algunos tomistas, como Jacques
Maritain, ponen la filosofía de la naturaleza en el mismo nivel de las ciencias
naturales, es decir, en lo que él llama primer grado de abstracción.25 Aparte de que
no consideramos apropiado hablar de grados de abstracción de cara a la división
de las ciencias especulativas, en todo caso habría que situar la filosofía de la
naturaleza más bien en el mismo plano de la metafísica, pues precisamente lo
«Quamvis subiecta aliarum scientiarum sint partes entis, quod est subiectum
metaphysicae, non tamen oportet quod aliae scientiae sint partes ipsius; accipit enim
unaquaeque scientiarum unam partem entis secundum specialem modum
considerandi alium a modo quo consideratur ens in metaphysica. Unde proprie
loquendo subiectum illius non est pars subiecti metaphysicae: non enim est pars entis
secundum illam rationem qua ens est subiectum metaphysicae, sed hac ratione
considerata ipsa est specialis scientia aliis condivisa. Sic autem posset dici pars ipsius
scientia quae est de potentia vel quae est de actu aut de uno vel de aliquo huiusmodi;
quia ista habent eundem modum considerandi cum ente de quo tractatur in
metaphysica» (In librum Boetii De Trinitate, q.5 a.1 ad 6).
25 Cf. J. Maritain, Los grados del saber, tomo I, pp. 75-77.
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Congresso Tomista Internazionale
que caracteriza a una ciencia es la formalidad según la cual su objeto es
estudiado (y esto vale tanto para los que admiten los grados de abstracción, que se
encontrarían, siguiendo a Cayetano, dentro de la así llamada abstracción formal,
sea para los que, en base a los textos de Sto. Tomás, no aceptan tal doctrina,
como en nuestro caso).
Asimismo, tampoco se podría asumir fácilmente la propuesta del cuadro
de las ciencias del filósofo Christian Wolf, para quien existiría, por una parte,
una metaphysica generalis u ontologia, y por otra, una serie de ciencias regionales
que entrarían a formar parte de la metaphysica specialis: la teología racional
(dedicada al estudio de Dios), la psicología racional (dedicada al estudio del
alma), y la cosmología (dedicada al estudio del mundo). El esquema prima
philosophia – secunda philosophia sigue una lógica muy diversa. Como ya hemos
dicho, la filosofía de la naturaleza no puede ser considerada propiamente como
una parte de la metafísica, ni tampoco como una metaphysica specialis entre otras.
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