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CONGRESSO TOMISTA INTERNAZIONALE L’UMANESIMO CRISTIANO NEL III MILLENNIO: PROSPETTIVA DI TOMMASO D’AQUINO ROMA, 21-25 settembre 2003 Pontificia Accademia di San Tommaso – Società Internazionale Tommaso d’Aquino La filosofía de la naturaleza como filosofía segunda en Aristóteles y en Tomás de Aquino Prof. Rafael Pascual, L.C. Pontificio Ateneo Regina Apostolorum, Roma (Italia) The epistemological status of natural philosophy was discussed in recent years among Thomistic scholars. Perhaps it is possible to discover in the doctrine of the second philosophy, mentioned in some texts both in Aristotle and Thomas Aquinas, a key to clarify this important question. If we analyze these texts, we can glimpse an initial distinction between a properly called natural science and a natural philosophy. The formality proper to the latter would be the same as metaphysics, whereas the subject matter would be the same as natural science. So, it would be a special kind of scientia media . As second philosophy, it would have the role of a sort of propaedeutics to metaphysics. El tema del estatuto epistemológico de la filosofía de la naturaleza ha sido objeto de debate entre los filósofos de inspiración tomista, incluso hasta hace relativamente poco tiempo. Se trata de una cuestión fundamental, pues de ella depende el modo como se conciba y se desarrolle esta parte de la filosofía, dedicada al estudio del mundo físico. Se trata, en definitiva, de determinar cuál es su formalidad propia y, en consecuencia, el método que le corresponde. En efecto, como explica Sto. Tomás, sobre todo en el In Boetii de Trinitate, las ciencias se especifican en base a sus objetos (o subiecta). Asimismo, el método de la ciencia debe ser congruo con el objeto estudiado. Para resolver esta cuestión, nos encontramos con un problema: en la antigüedad y en el medioevo no existía propiamente (al menos de modo explícito) una distinción entre lo que llamaríamos hoy ciencias naturales y una filosofía de la naturaleza. Si leemos, por ejemplo, los textos de Sto. Tomás, podemos ver cómo habla indistintamente de scientia naturalis, naturalis philosophia, o simplemente naturalis, o physica, como traducción o transliteración del griego tà physicà. Parecería, por tanto, que el tema que pretendemos abordar no encontraría sostén en los textos del Aquinate. Sin embargo, como veremos, © Copyright 2003 INSTITUTO UNIVERSITARIO VIRTUAL SANTO TOMÁS Fundación Balmesiana – Universitat Abat Oliba CEU R. PASCUAL, La filosofía de la naturaleza como filosofía segunda en Aristóteles y en Tomás de Aquino podemos encontrar, incluso en aquel que era llamado el filósofo, una doctrina incipiente de una filosofía de la naturaleza, como una ciencia distinta, sea de la metafísica, sea de las ciencias naturales. Evidentemente no se tratará de una doctrina madura, ni suficientemente desarrollada, pero ofrecerá las bases precisamente para un desarrollo ulterior, necesario tras la emancipación epistemológica de las ciencias del ámbito de la filosofía. Tal emancipación, como ha señalado justamente Jacques Maritain, constituye uno de los logros del pensamiento moderno. 1 1. Aristóteles y la filosofía segunda La idea de este trabajo nació del estudio de un texto de Aristóteles, el de Metaph., IV (G), 2 1004a 2-3: «Y cuantas <clases de> entidades hay, tantas partes tiene la filosofía. Con que, entre éstas, habrá necesariamente una primera y una segunda. En efecto, 'lo que es' y 'lo uno' se dan inmediatamente divididos en géneros, y de ahí que las ciencias acompañen <en su división> a éstos. Y es que el filósofo es como el denominado matemático, pues también ésta tiene partes, y en las matemáticas hay una ciencia que es primera y otra que es segunda y otras, a continuación, en serie».2 Es importante tomar en consideración todo el párrafo, pues de otro modo podría suscitar perplejidad, ya que parecería dar razón a aquellos que sostienen que aquí se encuentra una especie de residuo platónico, que viciaría la epistemología aristotélica en lo que se refiere al establecimiento de la división de las ciencias especulativas3 . En efecto, tomando en cuenta el contexto, se puede ver «La diferenciación cada vez más acentuada entre el saber de tipo ontológico y el de tipo físico-matemático no ha sido un simple hecho contingente, debido a circunstancias históricas particulares; pues respondía a una ley necesaria del crecimiento del pensamiento especulativo, y constituye efectivamente, en el orden de la morfología del saber, uno de los progresos más auténticos que el pensamiento haya cumplido en el curso de los tiempos modernos y que la filosofía reflexiva y crítica debe tomar en cuenta» (J. Maritain, Los grados del saber, Desclée de Brouwer, Buenos Aires, 1947, tomo I, p. 316). 2 Aristóteles, Metafísica. Introducción, traducción y notas de Tomás Calvo Martínez, ed. Gredos, Madrid 1994, p. 166. El texto griego dice así: «Kaiì tosau=ta me/rh filosofi¿aj 1 eÃstin oÀsai per ai¸ ou)si¿ai: wÐste a)nagkaiÍon eiånai¿ tina prw¯thn kaiì e)xome/nhn au)tw½n. u(pa/rxei ga\r eu)qu\j ge/nh eÃxon to\ oÄn [kaiì to\ eÀn]: dio\ kaiì ai¸ e)pisth=mai a)kolouqh/sousi tou/toij. eÃsti ga\r o( filo/sofoj wÐsper o( maqhmatiko\j lego/menoj: kaiì ga\r auÀth eÃxei me/rh, kaiì prw¯th tij kaiì deute/ra eÃstin e)pisth/mh kaiì aÃllai e)fech=j e)n toiÍj maqh/masin». Sobre este tema, remito a lo dicho en otro estudio dedicado a una presentación más general: cf. R. Pascual, La división de las ciencias en Aristóteles, en «Alpha Omega» 3 (2000), pp. 46-47. Cf. también R. Pascual, La división de las ciencias especulativas en santo Tomás de Aquino, Roma, 2003, pp. 52-53; 160-161. 3 p. 2 Congresso Tomista Internazionale claramente que en este texto no se está hablando de la filosofía en general o en sentido amplio, sino más bien en sentido estricto (es decir, la filosofía por excelencia, la metafísica), y por tanto se está estableciendo la división dentro de ésta entre una filosofía primera (dedicada al estudio de las sustancias separadas o inmateriales, que son las primeras por ser las más perfectas y por ser causas de las demás), y una filosofía segunda (que estudia las sustancias materiales, pero según la razón formal de la metafísica, es decir, en cuanto entes). En esta misma línea se encuentra el comentario de Sto. Tomás a este texto, como veremos más adelante (cf. In IV Metaph., lc.2). A este respecto, conviene hacer notar que, al menos en este texto, la filosofía segunda no es propiamente la física, como sostienen algunos autores. En efecto, al hablar aquí del filósofo, podríamos decir, en modo absoluto, Aristóteles se está refiriendo al metafísico (aunque esta palabra no se encuentre en el léxico del Estagirita). Así se desprende del contexto, y también de la comparación que hace con el matemático, en el que también se da un orden de prioridad entre sus partes. Para corroborar lo que acabamos de decir, podemos recurrir a otro texto de la Metafísica, donde Aristóteles vuelve a hacer una referencia a una filosofía segunda: «el estudio de las entidades sensibles es tarea, en cierto modo, de la física y de la filosofía segunda».4 Es sumamente interesante este pasaje, pues supone una distinción entre ambas ciencias, de modo que no parece lícito identificar sin más la física con la filosofía segunda, como hacen diversos autores. Así, por ejemplo, en la introducción a la Física de Aristóteles, traducida y publicada recientemente en una nueva versión española, el editor afirma que «con 'filosofía segunda' parece referirse aquí Aristóteles a la física, como explícitamente la calificará en 1037a15»,5 lo cual no responde al texto que acabamos de citar, al que apela dicho autor. También Kalinowski cae en este equívoco, cuando dice que Aristóteles presenta una división bipartita de la filosofía en el pasaje del libro IV (G), al que nos hemos estado refiriendo (1004a 2ss.), y que entre las partes de la filosofía (una 4 Aristóteles, Metafísica, VII (Z), c.11, 1037a 14-16: «tro/pon tina\ th=j fusikh=j kaiì deute/raj filosofi¿aj eÃrgon h( periì ta\j ai¹sqhta\j ou)si¿aj qewri¿a»». Aristóteles, Física. Introducción, traducción y notas de Guillermo R. de Echandía, Gredos, Madrid, 1995, p.26. 5 p. 3 R. PASCUAL, La filosofía de la naturaleza como filosofía segunda en Aristóteles y en Tomás de Aquino primera y una segunda), la segunda correspondería a la física.6 En este pasaje Aristóteles no está hablando de la división de las ciencias especulativas en general, sino de la división de la metafísica en particular, de modo que, como veremos, la filosofía segunda no es sino la aplicación de la metafísica al ente físico, o el estudio del ente físico desde el punto de vista metafísico (es decir, en cuanto ente). A raíz de este equívoco, Kalinowski tachará a Aristóteles de indeciso, y tratará inútilmente, con hipótesis peregrinas, de conciliar esta división bipartita entre filosofía primera y filosofía segunda con la división clásica entre física, matemática y metafísica.7 Enrico Berti, en cambio, al comentar el pasaje que estamos analizando, parece concordar con la interpretación que proponemos, admitiendo una distinción entre una ciencia física propiamente dicha, y una filosofía segunda: «(...) la scienza della sostanza, cioè la filosofia, si divide in tante parti quanti sono i generi di sostanze, esattamente come la matematica, che si divide in tante parti quanti sono i generi del suo oggetto, cioè degli enti matematici (numeri, grandezze, ecc.) E poiché tra i generi di sostanze c'è un ordine di priorità, nel senso che la sostanza immobile è più intelligibile di quella mobile, in quanto ne è causa, lo stesso ordine di priorità ci sarà tra le scienze ad essi corrispondenti, per cui la scienza delle sostanze immobili sarà la filosofia prima e quella delle sostanze mobili sarà la filosofia seconda, esattamente come si era visto parlando della fisica».8 «A differenza della fisica, tuttavia, l'indagine presente, pur avendo a che fare ugualmente con sostanze sensibili, cioè mobili, non si propone di determinare le cause di queste in quanto esse sono mobili (...), bensì di individuare le cause di esse in quanto esse sono sostanze, cioè le cause del loro essere. Perciò l'indagine in questione appartiene alla scienza dell'ente in quanto ente, cioè alla filosofia prima».9 Aristóteles dice que es tarea de la metafísica el estudio no sólo de las sustancias separadas sino también del ente en cuanto ente (y por ello también de las mismas sustancias materiales, pero no en cuanto materiales, sino simplemente en cuanto entes). De hecho Aristóteles lleva a cabo estas dos tareas en la Metafísica al dedicarse a estudiar primeramente las sustancias sensibles, para pasar luego a estudiar las inmateriales. Tal es el sentido de la distinción, dentro de la metafísica, entre una filosofía primera (dedicada al estudio del primum ens) y una filosofía segunda (que se dedica más bien a estudio de las sustancias sensibles, pero según la razón formal propia de la metafísica). Cf. G. Kalinowski, Au carrefour des métaphysiques. Pluralité des vues et indécisions dans la théorie de la philosophie d'Aristote, en Rev. des Sciences Phil. et Théol., 47 (1963), p. 551. 7 Cf. Ibid., pp. 551-553. 8 E. Berti, Profilo di Aristotele, Studium, Roma, 1985, p. 205. 9 Ibid., p.223. 6 p. 4 Congresso Tomista Internazionale 2. Tomás de Aquino y la filosofía segunda. Al parecer sto. Tomás mismo, en el comentario al segundo texto de Aristóteles al que nos hemos referido, no captaría del todo este matiz, y así identificaría la filosofía segunda con la física: «In hac enim scientia tentamus determinare de substantiis sensibilibus huius gratia, idest propter substantias immateriales, quia speculatio circa substantias sensibiles et materiales quodammodo pertinet ad physicam, quae non est prima philosophia, sed secunda, sicut in quarto habitum est».10 Es interesante observar, sin embargo, que sto. Tomás use aquí un matiz peculiar, al introducir el adverbio quodammodo, si bien acto seguido equipara la física a la filosofía segunda, haciendo referencia precisamente al texto de Aristóteles que sirve de base a nuestro estudio. Más adelante volveremos sobre este texto. De hecho, Aristóteles mismo podría haber dado pie a esta interpretación al afirmar, precisamente en el libro IV (G), que ya que existe una ciencia superior a la física,11 por el hecho de que la naturaleza (fisis) es sólo un género del ente, a la misma ciencia que estudie el universal y la sustancia primera le corresponderá también el estudio de los axiomas, de modo que, aunque la física es una sabiduría (sofi¿a), no es, sin embargo, la primera.12 El comentario de Sto. Tomás a este texto va en la misma línea: «Adhuc est quaedam scientia superior naturali: ipsa enim natura, idest res naturalis habens in se principium motus, in se ipsa est unum aliquod genus entis universalis. Non enim omne ens est huiusmodi: cum probatum sit in octavo Physicorum, esse aliquod ens immobile. Hoc autem ens immobile superius est et nobilius ente mobili, de quo considerat naturalis. Et quia ad illam scientiam pertinet consideratio entis communis, ad quam pertinet consideratio entis primi, ideo ad aliam scientiam quam ad naturalem pertinet consideratio entis communis; et eius etiam erit considerare huiusmodi principia communia. Physica enim est quaedam pars philosophiae: sed non prima, quae considerat ens commune, et ea quae sunt entis inquantum huiusmodi».13 Sin embargo, a favor de la interpretación que hemos propuesto, puede aducirse el pasaje que comenta el texto de Aristóteles con que hemos comenzado nuestra investigación: In VII Metaph., lc.11. De ahí el nombre de metafísica que, aunque no haya sido usado por Aristóteles, es sin embargo plenamente apropiado y legítimo para designar tal ciencia. 12 Cf. Metaph., IV (G), c.3, 1005a 33 - 1005b 2. 13 In IV Metaph., lc.5. 10 11 p. 5 R. PASCUAL, La filosofía de la naturaleza como filosofía segunda en Aristóteles y en Tomás de Aquino «Et tot partes: hic ostendit partes philosophiae distingui secundum partes entis et unius; et dicit, quod tot sunt partes philosophiae, quot sunt partes substantiae, de qua dicitur principaliter ens et unum et de qua principalis est huius scientiae consideratio et intentio. Et, quia partes substantiae sunt ordinatae adinvicem, nam substantia immaterialis est prior substantia sensibili naturaliter; ideo necesse est inter partes philosophiae esse quamdam primam. Illa tamen, quae est de substantia sensibili, est prima ordine doctrinae, quia a notioribus nobis oportet incipere disciplinam: et de hac determinatur in septimo et octavo huius. Illa vero, quae est de substantia immateriali est prior dignitate et intentione huius scientiae, de qua traditur in duodecimo huius. Et tamen quaecumque sunt prima, necesse est quod sint continua aliis partibus, quia omnes partes habent pro genere unum et ens. Unde in consideratione unius et entis diversae partes huius scientiae uniuntur, quamvis sint de diversis partibus substantiae; ut sic sit una scientia inquantum partes praedictae sunt consequentes hoc, id est unum et ens, sicut communia substantiae. Et in hoc Philosophus est similis mathematico. Nam mathematica habet diversas partes, et quamdam principaliter sicut arithmeticam, et quamdam secundario sicut geometriam, et alia consequenter se habent his, sicut perspectiva, astrologia et musica».14 Como puede verse también en este texto, cuando se están hablando de las partes de la filosofía, no se trata de la filosofía o de la ciencia en general, sino de la metafísica. Así, habrá tantas partes de la metafísica cuantas partes haya en la sustancia, es decir, cuantos tipos o géneros de sustancias existan. Entre estos diversos tipos de sustancias existe una gradación jerárquica, una prioridad, concretamente, de las sustancias inmateriales respecto de las materiales o sensibles. En consecuencia, habrá también una jerarquización entre las partes de la filosofía (metafísica). Pero aquí también se aplica el principio de la distinción entre una prioridad quoad nos, que corresponde al ordo doctrinae, y una prioridad in se. Por eso, ya que hay que comenzar por lo que es más evidente para el hombre, se inicia con la filosofía que estudia la sustancia sensible, es decir, la filosofía segunda. Y precisamente por eso, según Sto. Tomás, los libros VII y VIII de la Metafísica se dedican a estudiar tal sustancia, mientras que el estudio de la sustancia inmaterial, que de por sí es superior tanto en dignidad como en cuanto a lo que se busca en esta ciencia (intentione), se afronta en el libro XII. Es decir, la misma estructura de la Metafísica refleja esta distinción entre una filosofía primera y una filosofía segunda. Esta consideración nos hace ver la importancia de la cuestión que estamos tratando. La filosofía segunda sería, por tanto, una propedéutica hacia la filosofía primera, pues llegamos al conocimiento de las sustancias inmateriales a partir del conocimiento de las sustancias materiales. A continuación explica la unidad o continuidad que existe entre ambas partes: las sustancias primeras (inmateriales) y las segundas (sensibles) convienen en el género del unum y del ens, en lo que es común a todas las sustancias, lo que llamaríamos hoy los trascendentales. 14 In IV Metaph. lc.2. p. 6 Congresso Tomista Internazionale El párrafo concluye asumiendo la analogía usada por el Estagirita: en la filosofía (entiéndase metafísica) sucede, pues, como en la matemática, en la que también hay diversas partes, entre las que existe un orden. También podemos encontrar una alusión al tema que estamos tratando en otro texto, tomado del comentario al libro XII de la Metafísica. En efecto, en el pasaje al que nos referimos se afirma que, mientras las sustancias sensibles (tanto las corruptibles como las incorruptibles) son estudiadas por la filosofía natural (la cual se dedica a estudiar al ente sensible y móvil en cuanto tal), la sustancia separable (inmaterial) e inmóvil, en cambio, es estudiada por otra ciencia distinta de la anterior (es decir, la metafísica), aunque, por el hecho de que tal ciencia estudia no sólo las sustancias separadas, sino también el ens commune, también le competerá el estudio de las sustancias sensibles, si bien según una formalidad distinta de la de la física, precisamente «inquantum communicant in hoc quod sunt entia et substantiae»: «Substantiae sensibiles, sive sint corruptibiles sive perpetuae, pertinent ad considerationem naturalis philosophiae, quae determinat de ente mobili. Huiusmodi enim substantiae sensibiles sunt in motu. Substantia autem separabilis et immobilis pertinet ad considerationem alterius scientiae, et non ad eamdem, si tamen nullum principium sit commune utrisque substantiis: quia si in aliquo conveniant, pertinebit utrarumque substantiarum consideratio ad illam scientiam, quae illud commune considerat. Et ideo naturalis scientia considerat solum de substantiis sensibilibus, inquantum sunt in actu et in motu. Et ideo tam de his etiam quam de substantiis immobilibus considerat haec scientia, inquantum communicant in hoc quod sunt entia et substantiae». 15 Por tanto, según este texto, se establece una vez más una distinción entre la scientia naturalis o physica y la consideración que hace la metafísica (haec scientia) tanto de las sustancias sensibles como de las inmóviles, según la razón común de ente y de sustancia (no sólo en sentido lógico, sino también ontológico: ambas convienen en el hecho de ser entes y de ser sustancias, y por eso se pueden considerar como entes y como sustancias). En este texto no se habla explícitamente de la distinción entre una primera y segunda filosofía, pero se conjuga perfectamente con ella: esta ciencia (la metafísica) estudia tanto las sustancias sensibles como las inmóviles desde una misma formalidad: en cuanto que son entes. En relación con lo que acabamos de ver, podemos añadir que, en algún otro pasaje, Sto. Tomás llega a afirmar que, aunque la metafísica tiene como objeto el ens commune, sin embargo versa principalmente sobre las sustancias separadas: 15 In XII Metaph., lc.2. p. 7 R. PASCUAL, La filosofía de la naturaleza como filosofía segunda en Aristóteles y en Tomás de Aquino «Et veritas est, quod haec scientia est de omnibus substantiis, licet de quibusdam principalius, scilicet de substantiis separatis, inquantum omnes conveniunt in uno genere, quod est ens per se» 16. Precisamente por esto recibe el nombre de theologia o scientia divina. Tal sería el nombre que correspondería propiamente a la prima philosophia. En cambio, como se dice en otro texto, si la metafísica (en cuanto secunda philosophia) estudia también las sustancias materiales, lo hace casi per accidens, pues no las considera según su razón propia (es decir, en cuanto materiales), lo cual compete a la física, sino más bien según la razón propia de las sustancias separadas (en cuanto simplemente entes, por el hecho de ser entes), lo cual es tarea de la prima philosophia. En efecto, dice Sto. Tomás, la metafísica estudia las sustancias separadas o inmateriales, que son a la vez las primeras sustancias (desde el punto de vista ontológico), y las estudia no sólo en cuanto sustancias (en general), sino en cuanto inmateriales, en cuanto separadas, es decir, en cuanto tales. En cambio, la metafísica estudia las sustancias sensibles no en cuanto sensibles o materiales, como hace la física, sino sólo en cuanto que son sustancias, o también en cuanto entes, o también, finalmente, en cuanto que por medio de ellas llegamos al conocimiento de las sustancias inmateriales. He aquí el texto en cuestión: «In hac enim scientia tentamus determinare de substantiis sensibilibus huius gratia, idest propter substantias immateriales, quia speculatio circa substantias sensibiles et materiales quodammodo pertinet ad physicam, quae non est prima philosophia, sed secunda, sicut in quarto habitum est. Prima enim philosophia est de primis substantiis quae sunt substantiae immateriales, de quibus speculatur non solum inquantum sunt substantiae, sed inquantum substantiae tales, inquantum scilicet immateriales. De sensibilibus vero substantiis non speculatur inquantum sunt tales substantiae, sed inquantum sunt substantiae, aut etiam entia, vel inquantum per eas manuducimur in cognitionem substantiarum immaterialium. Physicus vero e converso determinat de substantiis materialibus, non inquantum sunt substantiae, sed inquantum materiales et habentes in se principium motus».17 Ya hemos dicho que en este texto sto. Tomás parece identificar la physica con la secunda philosophia. Sin embargo, esto no impide hacer la distinción que acabamos de ver entre una consideración de las sustancias sensibles según su razón propia (en cuanto sensibles, materiales y móviles), lo cual es precisamente tarea de la physica, y otra consideración según la razón común de sustancia (en cuanto que son sustancias, o entes). In XI Metaph., lc.1. También en el De nat. gen., si bien de autenticidad dudosa, se afirma algo semejante: «licet enim metaphysici sit de omnibus agere sub ratione entis, praecipue tamen ad ipsum pertinet tractare de rebus separatis» (De nat. gen., c.4). 17 In VII Metaph., lc.11. 16 p. 8 Congresso Tomista Internazionale Para completar nuestra reflexión sobre el tema, cabría añadir lo siguiente: cuando Sto. Tomás, en pos de Aristóteles, comentando un importante paso del sexto libro de la Metaphysica, examina la relación que existe entre la physica y la metaphysica, establece de nuevo un orden de prioridad de la segunda respecto de la primera. Hay que rechazar la pretensión de la physica de erigirse en ciencia primera o suprema, ya que no estudia ni los entes más nobles (las sustancias separadas) ni a todo el ente en general, sino sólo un género de entes: los sensibles y móviles. Obviamente, si no existieran entes más allá de los entes materiales, la physica sería la primera ciencia, y tendría la tarea de estudiar al ente en general, y sus propiedades correspondientes. Pero dado que existe algún ente que trasciende el orden de la realidad material, el estudio de tal ente será tarea de otra ciencia, la cual será superior a la physica, será asimismo la ciencia universal, y tendrá como tarea el estudio del ente en cuanto ente, y de lo que es, y de las propiedades del ente en general, pues es la misma la ciencia del primer ente y del ente en general: «Si non est aliqua alia substantia praeter eas quae consistunt secundum naturam, de quibus est physica, physica erit prima scientia. Sed, si est aliqua substantia immobilis, ista erit prior substantia naturali; et per consequens philosophia considerans huiusmodi substantiam, erit philosophia prima. Et quia est prima, ideo erit universalis, et erit eius speculari de ente inquantum est ens, et de eo quod quid est, et de his quae sunt entis inquantum est ens: eadem enim est scientia primi entis et entis communis, ut in principio quarti habitum est».18 Es interesante constatar que, también en este contexto, Sto. Tomás alude una vez más a una doble tarea del philosopho: éste debe llevar a cabo una consideración metafísica no sólo de las sustancias separadas, sino también de las sustancias sensibles, en cuanto que son entes: 18 In VI Metaph., lc.1. Cf. también los siguientes textos paralelos: «si naturales substantiae, quae sunt substantiae sensibiles et mobiles, sunt primae inter entia, oportet quod naturalis scientia sit prima inter scientias; quia secundum ordinem subiectorum, est ordo scientiarum, ut iam dictum est. Si autem est alia natura et substantia praeter substantias naturales, quae sit separabilis et immobilis, necesse est alteram scientiam ipsius esse, quae sit prior naturali. Et ex eo quod est prima, oportet quod sit universalis. Eadem enim est scientia quae est de primis entibus, et quae est universalis. Nam prima entia sunt principia aliorum» (In XI Metaph., lc.7); «in substantiis est etiam ordo: nam primae substantiae sunt substantiae immateriales. Unde et earum consideratio pertinet proprie ad philosophum primum. Sicut si non essent aliae substantiae priores substantiis mobilibus corporalibus, scientia naturalis esset philosophia prima, ut dicitur infra in sexto» (In III Metaph., lc.6); «naturalis scientiae et dialecticae, [...] videntur maxime inter scientias esse communes. Naturalis quidem secundum opinionem antiquorum, qui non ponebant alias substantias, nisi sensibiles: sic enim sequeretur, quod ad naturalem pertineret considerare de omnibus substantiis, et per consequens de omnibus entibus, quae reducuntur ad substantiam» (In XI Metaph., lc.3). p. 9 R. PASCUAL, La filosofía de la naturaleza como filosofía segunda en Aristóteles y en Tomás de Aquino «Advertendum est autem, quod licet ad considerationem primae philosophiae pertineant ea quae sunt separata secundum esse et rationem a materia et motu, non tamen solum ea; sed etiam de sensibilibus, inquantum sunt entia, philosophus perscrutatur»19. Como un corolario de lo visto, podemos decir que estas consideraciones ponen una vez más en tela de juicio la doctrina de los así llamados "grados de abstracción", por razón del orden o la jerarquía con que se presentan las ciencias especulativas. En los textos que hemos estudiado, se habla de la metafísica como de la prima philosophia, y se la presenta como superior, no de la matemática, sino de la física, de modo que ésta, y no la matemática, es denominada secunda philosophia. Como lo indica el mismo nombre, la metafísica es de suyo superior a la física, e implica una trascendencia respecto de ella, y no tanto respecto de la matemática. Por eso, la vía de acceso a la metafísica no proviene de la matemática, sino de la física, la cual culmina precisamente con la demostración de la existencia de algunos seres inmateriales».20 La ciencia propedéutica a la metafísica no es, evidentemente, la matemática, sino la física. En efecto, la metafísica es primera sobre todo y de modo particular respecto de otra ciencia, la física, la cual se coloca, desde el punto de vista ontológico, en segundo lugar, después de la metafísica: «Si autem est alia natura et substantia praeter substantias naturales, quae sit separabilis et immobilis, necesse est alteram scientiam ipsius esse, quae sit prior naturali». 21 3. La philosophia secunda y la filosofía de la naturaleza. Como dijimos al inicio de nuestro trabajo, el estatuto epistemológico de la filosofía de la naturaleza se encuentra entre los tomistas como una quaestio disputata. Se trata de esclarecer su especificidad como ciencia, distinta tanto de la metaphysica como de las ciencias naturales. El problema, como se dijo, se encuentra en el hecho de que, dentro de la physica de los antiguos aparecen cuestiones que hoy se considerarían propias de las ciencias naturales, mientras que otras estarían más bien en el ámbito de la filosofía de la naturaleza. De ahí, como hemos podido constatar, que exista un cierto titubeo en atribuir la philosophia secunda a la physica, o a una ciencia que sería como propedéutica a la prima philosophia, pero que se encontraría ya en el ámbito de la metafísica. Ibid. Cf. In IV Metaph., lc.5, citado en la referencia correspondiente a la nota 13 de este trabajo. 21 In XI Metaph., lc.7. 19 20 p. 10 Congresso Tomista Internazionale Para tratar de esclarecer esta cuestión, podemos tener en cuenta que existen diversas ciencias que se dedican a estudiar al ente material, sensible y móvil: a) por una parte se encuentra la physica propiamente dicha, lo que hoy llamaríamos ciencia de la naturaleza, que estudiaría los entes materiales según su razón propia, es decir, en cuanto materiales, sensibles y móviles. Así es como se presenta esta ciencia en lo que podríamos considerar el tratado de epistemología por excelencia de Sto. Tomás: el In Boetii De Trinitate.22 Se podría caracterizar esta ciencia, en base a su objeto material y su objeto formal, como la ciencia del ente sensible y móvil en cuanto sensible y móvil. b) por otra parte, se encuentra una serie de ciencias medias, que aplican los principios de la matemática al estudio del ente físico. Tales ciencias medias, que corresponderían a lo que hoy se suele entender como física, ya se concebían como tales en la antigüedad y en el medioevo, y si bien se encontraban en un estado bastante rudimentario e incipiente, sin embargo ya tenían su estatuto bien definido en el cuadro de la epistemología. Sto. Tomás dedica a tales ciencias medias unas reflexiones dignas de consideración de nuevo en el In Boetii De Trinitate.23 La caracterización de estas ciencias, que podríamos llamar físicomatemáticas, sería la siguiente: son las ciencias del ente sensible en cuanto medible o numerable, es decir, serían materialmente físicas (por tener como objeto de estudio la realidad material) y formalmente matemáticas (al usar los principios y los métodos propios de la matemática). Se trataría, así, de una ciencia aplicada (los principios y las deducciones abstractas y formales de la matemática se aplican al estudio del mundo físico). c) Finalmente, habría un tercer modo de considerar las realidades materiales, que correspondería precisamente a lo que hemos visto a lo largo de nuestro estudio. Sería la consideración propia de la filosofía de la naturaleza, la cual, en nuestra opinión, no sería otra cosa sino esa secunda philosophia de la que hablaba ya Aristóteles, y en pos de él Sto. Tomás. En tal ciencia se estudiarían, en efecto, las sustancias sensibles, pero según la razón propia o la formalidad de la metafísica, es decir, no en cuanto sensibles y móviles, sino precisamente en cuanto sustancias, o en cuanto entes. Tal ciencia sería, por una parte, una propedéutica para la metafísica, la filosofía primera por excelencia, pues para llegar al conocimiento de las realidades inmateriales necesitamos la mediación de las cosas sensibles; mientras que, por otra parte, en esta ciencia se aplicarían los Cf. In librum Boetii De Trinitate, q.5 a.2; cf. también en R. Pascual, La división de las ciencias especulativas..., pp. 36-41. 23 Cf. Ibid., q.5 a.1, ad 5; q.5 a.3 ad 5, ad 6 y ad 7; cf. también en R. Pascual, La división de las ciencias especulativas..., pp. 50-52 22 p. 11 R. PASCUAL, La filosofía de la naturaleza como filosofía segunda en Aristóteles y en Tomás de Aquino principios de la metafísica al conocimiento filosófico del ente sensible. Así, la filosofía de la naturaleza sería la ciencia del ente sensible en cuanto ente, es decir, se trataría de una ciencia materialmente física, y formalmente metafísica. Su estatuto epistemológico sería, en consecuencia, afín al de la física-matemática, es decir, se trataría de nuevo de una ciencia media, si bien sui generis, por la que se aplicarían los principios de la metafísica al conocimiento del ente físico; se conocerían las cosas materiales según la formalidad propia de la metafísica, es decir, precisamente en cuanto entes. Si esto es así, como nos parece, la filosofía de la naturaleza se encontraría en una relación privilegiada con la metafísica. La relación entre ambas ciencias es muy estrecha, hasta tal punto que, como vimos, el tratado de la Metafísica de Aristóteles, según la interpretación más que autorizada de Sto. Tomás, estaría estructurado precisamente en una parte dedicada a la filosofía segunda, que no sería sino la filosofía de la naturaleza, y otra dedicada a la filosofía primera, es decir, el estudio de lo que constituye el objeto específico de la metafísica: las sustancias inmateriales o separadas. Sin embargo, ello no quiere decir que la filosofía de la naturaleza constituya propiamente una parte de la metafísica, pues la relación entre la metafísica y la filosofía de la naturaleza no es como la que existe entre el todo y la parte, sino más bien como la que hay entre lo formal y lo material. En este sentido, serían propiamente partes de la metafísica general las ciencias que trataran, por ejemplo, sobre el acto y la potencia, el uno, etc., es decir, aquellos objetos que no dependen intrínsecamente de la materia, lo cual no sería el caso de cara a la relación entre la filosofía de la naturaleza y la metafísica.24 No vemos, en consecuencia, cómo algunos tomistas, como Jacques Maritain, ponen la filosofía de la naturaleza en el mismo nivel de las ciencias naturales, es decir, en lo que él llama primer grado de abstracción.25 Aparte de que no consideramos apropiado hablar de grados de abstracción de cara a la división de las ciencias especulativas, en todo caso habría que situar la filosofía de la naturaleza más bien en el mismo plano de la metafísica, pues precisamente lo «Quamvis subiecta aliarum scientiarum sint partes entis, quod est subiectum metaphysicae, non tamen oportet quod aliae scientiae sint partes ipsius; accipit enim unaquaeque scientiarum unam partem entis secundum specialem modum considerandi alium a modo quo consideratur ens in metaphysica. Unde proprie loquendo subiectum illius non est pars subiecti metaphysicae: non enim est pars entis secundum illam rationem qua ens est subiectum metaphysicae, sed hac ratione considerata ipsa est specialis scientia aliis condivisa. Sic autem posset dici pars ipsius scientia quae est de potentia vel quae est de actu aut de uno vel de aliquo huiusmodi; quia ista habent eundem modum considerandi cum ente de quo tractatur in metaphysica» (In librum Boetii De Trinitate, q.5 a.1 ad 6). 25 Cf. J. Maritain, Los grados del saber, tomo I, pp. 75-77. 24 p. 12 Congresso Tomista Internazionale que caracteriza a una ciencia es la formalidad según la cual su objeto es estudiado (y esto vale tanto para los que admiten los grados de abstracción, que se encontrarían, siguiendo a Cayetano, dentro de la así llamada abstracción formal, sea para los que, en base a los textos de Sto. Tomás, no aceptan tal doctrina, como en nuestro caso). Asimismo, tampoco se podría asumir fácilmente la propuesta del cuadro de las ciencias del filósofo Christian Wolf, para quien existiría, por una parte, una metaphysica generalis u ontologia, y por otra, una serie de ciencias regionales que entrarían a formar parte de la metaphysica specialis: la teología racional (dedicada al estudio de Dios), la psicología racional (dedicada al estudio del alma), y la cosmología (dedicada al estudio del mundo). El esquema prima philosophia – secunda philosophia sigue una lógica muy diversa. Como ya hemos dicho, la filosofía de la naturaleza no puede ser considerada propiamente como una parte de la metafísica, ni tampoco como una metaphysica specialis entre otras. p. 13