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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LANÚS
CICLO DE LICENCIATURA EN SEGURIDAD CIUDADANA
DEPARTAMENTO DE PLANIFICACIÓN Y POLÍTICAS PÚBLICAS
Contenidos de la asignatura:
DISEÑO, PLANIFICACIÓN Y EVALUACIÓN DE PROGRAMAS SOCIALES
Docente Titular: Ing. Claudia Bernazza
Docente Adjunta: Prof. Eliana Monteagudo
Año 2011
Presentación
La compleja relación que mantienen entre sí la sociedad y el Estado en la
Argentina ha dado lugar a profundas transformaciones en los últimos años,
generándose, a raíz de estos cambios, un nuevo conjunto de problemáticas y
demandas sociales. Fenómenos como el desempleo, la marginalidad y la pobreza
extrema se agudizaron de manera altamente preocupante en los últimos tiempos, y
si bien tuvieron una reversión posterior, es evidente que todavía alcanzan niveles
demasiado elevados y afectan a vastos sectores de nuestra población en todo el
territorio, lo cual obliga a los funcionarios estatales a realizar diseñar, planificar y
evaluar políticas públicas que tengan como prioridad máxima la inclusión de los
sectores postergados.
Fundamentos
La asignatura “Diseño, Planificación y Evaluación de Programas Sociales” se
propone, en el marco del Ciclo de Licenciatura en Seguridad Ciudadana, abordar
algunos de los problemas de la realidad política y social argentina desde el
marco del diseño, planificación y evaluación de programas y políticas
públicas sociales.
Asimismo, se busca familiarizar a los alumnos con el conocimiento de los planes
y programas de políticas públicas de nuestro país así como con los
posteriores procesos de evaluación de los programas sociales y de sus
políticas y con los métodos de diseño y planificación de dichos programas.
Conocer los instrumentos más importantes de la gestión y planificación de políticas
públicas se convierte en una necesidad para operar desde perspectivas que
contemplen el interés social por encima de las cuestiones netamente
economicistas, dado que la eficiencia en la gestión es un recurso fundamental
para superar la gran desigualdad y exclusión en la que está inmersa gran parte
de nuestra población.
En este sentido, en el transcurso de la materia, se revisará si la actividad de
planificación de gobierno es una herramienta válida para alcanzar el desarrollo1.
A lo largo del siglo XX, la actividad de planificación ha expresado con claridad el
auge y el retiro de la política en diferentes etapas históricas de América Latina. En
su campo, se dirimió la importancia relativa de lo político y lo técnico a la hora de
gobernar. Pero aún cuando fue la técnica una clara vencedora, los cuerpos
sociales y las instituciones públicas perdieron progresivamente terreno a la hora de
pensar y direccionar su futuro. La economía real dictó los modelos y la
planificación pasó a ser una pieza de museo, mientras las comunidades -en un
proceso que se retroalimentó- dejaron de reconocerse como tales.
Se partirá de la certeza de que el desarrollo y las instituciones públicas se
sustentan en una voluntad social organizada, por lo que todo será una suerte
de simulacro si no se construye al mismo tiempo una comunidad que se reconoce
soberana y que procesa sus intereses. Cuando un pueblo se reconoce como tal,
tanto a nivel nacional como regional o local2, protagoniza su desarrollo. Cuando
esto no ocurre, el desarrollo lo actúan los otros, a los que podríamos definir,
genéricamente, por su cualidad de interesados en territorios que no habitan.
Para reunir la energía social y las expectativas de los habitantes de un territorio3,
la actividad de orientación y planificación del desarrollo promovida desde el ámbito
público ¿continúa siendo válida? Y si no sirviera ¿la única alternativa es reconocer
el triunfo de la posmodernidad y sus interrelaciones sin direccionalidad?
En la actualidad, el concepto de planificación quedó atrapado en una tradición
tecnocrática y resulta muy difícil resignificarlo. Existe un proceso en el que el
sujeto decisor, a través de la expresión de su voluntad y su mandato, define el
cauce y el rumbo de la acción (comunidad a la que convoca, valores a sostener,
objetivos a alcanzar). Este sujeto bosqueja los caminos a transitar y luego busca
viabilizar sus obras. El gobernante, para la concreción del proyecto, debe lidiar con
un presente que es siempre coyuntura y en el que la herramienta más apropiada
es la “conversación”.
Luego, la técnica pondrá a disposición de esta conversación lo mejor de su
artillería: foros, asambleas, mesas barriales, gabinetes y mesas de trabajo o
concertación. Los resultados de este diálogo se registrarán de la manera que
mejor convenga a los actores y no como recomiende una u otra técnica de
registración. Del mismo modo, la técnica de gobierno deberá adaptar sistemas de
información y diagnóstico, marcos normativos, programas presupuestarios y
sistemas de ejecución del gasto a los problemas a resolver y/o los objetivos a
alcanzar.
Se entenderá por desarrollo la plena realización de las comunidades en el marco de los
valores que sustentan como identidad y expresan como cultura. El mejor desarrollo, el mejor
futuro, depende de cada grupo poblacional y de cada cultura. El desarrollo no puede
concebirse ni naturalizarse como aquel que alcanzaron los países centrales o aquel por el
que optaron otros países: el desarrollo es el camino hacia el “mejor futuro” que cada
comunidad define para sí (Bernazza, 2006).
2 El concepto “nacional” y la idea de ámbitos regionales y lo locales como definiciones de una
comunidad y su territorio, se retomará más adelante.
3 El concepto de territorio que aquí se toma remite al espacio donde podemos hallar al sujeto.
Estos espacios pueden ser reales o simbólicos, pero en todos los casos sus fronteras son
difusas y las define el propio sujeto. Este lugar en el mundo colabora con la construcción de
una identidad (Bernazza, 2006).
1
A fines del siglo XX, se pretendió reducir el problema de la organización material
del Estado a una cuestión instrumental, posible de resolver desde las ciencias de
la administración. Se hizo sentido común, incluso, un convencimiento generalizado
acerca de los males que acarrea la política dentro de un aparato pensado para
administrar.
Nadie puede asomarse con ingenuidad a la intencionalidad del poder cuando
define la elaboración del presupuesto o la evaluación del gasto social como una
cuestión técnica, separando, precisamente en esos casos, lo técnico de lo político.
En todo caso, para abordar las actividades públicas habrá que hacer bien la
política (Garnier, 2004: 134).
Las acciones técnicas, económicas o financieras del ámbito público son hábiles
para el logro de objetivos que se postulan a partir de una determinada
cosmovisión. Por esta razón son, en principio, actividades políticas.
El modelo gerencial aplicado a las instituciones públicas es una opción por la que
se trabaja activamente. En este marco, se elaboran numerosos documentos y
circula una profusa bibliografía que destaca las fallas de los gobiernos así como
los problemas de una representación política que tramita demandas a través de
relaciones clientelares.
Al mismo tiempo, se introduce el concepto de “mercado político” asociado al
mercado económico, que reduce la acción política a la maximización de las
ganancias electorales. La ganancia se erige en patrón de los programas, imágenes
y discursos políticos, y los “clientes-ciudadanos” eligen entre diferentes promesas
o “mercancías” según parámetros de satisfacción (Garnier, 2004: 104).
Resulta evidente, entonces, que se difunde una visión de la acción pública que
pretende, sin reconocerlo, lograr sus propios objetivos políticos. Sin embargo, la
acción política es la que determina las posibilidades finales de la acción técnica,
mientras la acción técnica nunca determina la acción política.
La retórica antipolítica que privilegió al Estado mínimo no pudo suplir la necesidad
de regulación estatal en la actividad económica. Por esta razón, y a fin de
despolitizar la acción estatal, la técnica fue presentada como la garantía de la
eficiencia administrativa en el ámbito público, uno de los valores, junto con la
transparencia, expresamente asumido por el modelo neoliberal.
La crisis económica y social, que fue también la crisis del modelo neoliberal,
recuperó para los discursos académicos, políticos y sociales el valor de un
proyecto de desarrollo basado en concepciones propias y en relaciones simétricas
de poder. Esta síntesis supone la conformación de bloques continentalesregionales que comparten procesos económicos-sociales semejantes, capaces de
asumir la lucha por mejores condiciones de inserción en la nueva concertación
mundial.
Por otra parte, la recuperación de la política supone la elaboración de proyectos
que conciban al desarrollo como un derecho de los pueblos, lo que supone dejar
de lado ideologías que sobrevaloran la responsabilidad individual en la
consecución del desarrollo humano.
La recuperación de la política y de su contenido ético significa superar la etapa de
denuncia de su “mal hacer” para la construcción de un paradigma que integre no
sólo a los partidos políticos sino también a las organizaciones sociales en un
proceso de concertación y negociación dinámico y permanente. Asimismo,
significa recuperar la raíz ética y política de la acción técnica, no ya para alcanzar
la virtud de la eficiencia, sino para contribuir con un proyecto inclusivo de país.
En ese sentido, despojándonos de los supuestos aprendidos acerca de los
sistemas de planificación, hemos valorado las recomendaciones para la
construcción de una matriz decisional en la que los planes, programas o agendas
pasan a ser herramientas de decisiones macropolíticas tomadas en espacios de
diálogo y concertación. Esa matriz, de elevada complejidad por su esencia
democrática y participativa, prescribe lineamientos para las políticas desde arriba,
pero avanzando hacia acciones más operativas a través de un flujo sistemático de
información.
La voluntad política expresada a través de ese flujo de información requiere de la
reunión de equipos de trabajo con responsabilidades de gobierno y de diseño
programático capaces de establecer relaciones permanentes entre los objetivos
del proyecto político y la gestión de programas. Ese proyecto político, definido
como organización de voluntades, se configura a través de un sistema de
conversación en el que los actores políticos intercambian y construyen argumentos
sobre el desarrollo y que, a partir de este intercambio, acuerdan objetivos y
agendas. En el marco de este diálogo, estos actores pretenden para sí un aumento
de la influencia de su decisión o un aumento de su “soberanía”, la que convive con
otras soberanías en el mismo espacio de actuación. Estas “otras soberanías” no
necesariamente expresan su voluntad en forma clara e inteligible y, además, no
siempre están dispuestas a participar del sistema de conversación.
El dirigente político se instala en este sistema de conversación para ir al encuentro
de otras voluntades y “soberanías”, mientras la acción técnica se adapta al
proyecto de gobierno que va surgiendo, aportando los instrumentos para su
viabilidad.
Para avanzar en este tipo de acción política y gubernamental, es necesario apostar
a la formación para el cambio cultural de los actores políticos, estatales y sociales.
Esta formación deberá reconocer que las comunidades se configuran a través de
un relato sobre su origen y su futuro, el que justifica la organización de un Estado
en la escala territorial que cada comunidad imagina para sí en el concierto regional
y mundial. El fortalecimiento de esta noción es una apuesta contracultural, crítica
de la naturalización de los modelos preestablecidos. El modelo de desarrollo y
gestión estatal es una opción ética y una decisión política antes que una
prescripción científica.
En cuanto a los programas sociales, como una cuestión específica de la agenda
gubernamental, dos son las cuestiones a tener en cuenta. En primer lugar, su
diseño depende de determinada cosmovisión de los sistemas económico sociales. Según un enfoque, estos programas paliarán o resolverán los
desórdenes de la economía. Desde un enfoque más integral, la economía y su
modelización serán el objetivo central de las políticas y programas sociales. La
economía formará parte, entonces, de la agenda social.
Adhiriendo a este último enfoque, este curso presentará las políticas sociales en
íntima relación con las políticas económicas y los modelos de desarrollo. El
desarrollo deberá resolver, desde esta perspectiva, la inclusión del conjunto de la
población, orientándose por principios de solidaridad, igualdad y justicia social.
Finalmente, como programas sociales específicos, se necesita diseñar aquellos
que ordenen las respuestas sociales de prevención, asistencia y promoción en
contextos de crisis o de desigualdad y concentración económica, evitando caer en
la focalización de los destinatarios o una suerte de filantropismo de Estado.
Objetivos
Adquirir los métodos de diseño y planificación e instrumentos de evaluación
de programas sociales.
Conocer las características de los principales planes y programas de
políticas públicas de nuestro país.
Identificar los procesos de evaluación de los programas sociales y sus
políticas.
Desarrollar competencias para aplicar la metodología y procedimientos
técnicos específicos de la formulación de proyectos.
Contenidos mínimos





Elementos generales de diseño de programas públicos y sociales.
Planificación estratégica en políticas públicas.
Métodos cualitativos y técnicas cuantitativas en evaluación de programas
sociales.
Identificación y evaluación de planes y programas de políticas públicas de
nuestro país.
El proyecto como herramienta de gestión. Ciclo de la formulación de
proyectos.
Contenidos desagregados
Unidad 1: Política, planificación y gobierno. Un recorrido por la historia
argentina.
Estado y Proyecto Nacional. Principales concepciones y períodos históricos. El
Estado moderno: visión del marxismo y concepción liberal. La tercera posición. La
irrupción de los enfoques de la posmodernidad.
El Estado en la Argentina. Su configuración durante el siglo XIX. La irrupción de la
clase trabajadora en el siglo XX. Política y Gestión Pública en el primer peronismo.
Perón y los planes quinquenales.
Orden y progreso en la posguerra: irrupción del autoritarismo político y la
planificación del desarrollo. Movilización y acción política en los 60 y 70. El tercer
gobierno peronista: la concertación social y económica, planes y propuestas.
Dictadura y neoliberalismo. El fin de la política como herramienta de gobierno. Los
ideales proscriptos: desaparición de personas y proyectos colectivos. De la
prohibición a la farandulización de la política. Las reformas neoliberales y el ajuste
estructural. Resignación de roles estatales y concentración económica en el marco
de la globalización financiera y comunicacional.
Bibliografía:
 Cardoso, F. H. y Faletto, E. (1969). Dependencia y desarrollo en América
Latina, México D.F.: Siglo XXI editores.




Leyba, Carlos (2003). Economía y Política en el Tercer Gobierno de Perón.
Buenos Aires: Biblos.
Novaro, Marcos (2006): Historia de la Argentina Contemporánea. De Perón a
Kirchner. Buenos Aires: Edhasa.
O’ Donnell, Guillermo (1977). “Estado y alianzas en la Argentina”, en
Desarrollo Económico Nº 64, Buenos Aires, enero-marzo: 522-555.
Oszlak, Oscar (1997): La formación del Estado argentino. Orden, progreso y
organización nacional, Buenos Aires: Planeta.
Unidad 2: Elementos generales de diseño de programas públicos y sociales.
La planificación estratégica aplicada a las políticas públicas.
Acción política y gestión pública: la recuperación de la política para el diseño y
ejecución de programas sociales. La definición de proyectos y planes de gobierno.
Democracia y concertación social. El surgimiento del concepto de planificación
estratégica. El legado de Carlos Matus: la planificación estratégica situacional. La
planificación estratégica aplicada a programas sociales: del asistencialismo a la
revisión del orden capitalista. Enfoques focalizados vs propuestas integrales /
universales en materia económica y social. Promoción de nuevos sujetos sociales y
construcción de sistemas económicos fundados en la justicia social. Diseño de
programas gubernamentales nacionales, provinciales y municipales para un
desarrollo con inclusión social.
Bibliografía:
 Garnier, Leonardo, “El espacio de la política en la gestión pública”, en
Bresser-Pereira, L.; Cunill Grau, N; Garnier, L.; Oszlak, O.; Przeworski A,
Política y gestión pública, CLAD, Fondo de Cultura Económica, Buenos
Aires, 2004.
 Bernazza Claudia, ¿Se puede planificar el desarrollo? Relación entre política,
desarrollo y gestión pública. La Plata, 2008.
 García Delgado, Daniel (comp.); Nosetto, Luciano (comp.). El desarrollo en
un contexto posneoliberal. Hacia una sociedad para todos, Buenos Aires,
CICCUS, 2006.
Unidad 3: Elementos de la planificación estratégica. Diseño y ejecución de
programas y proyectos sociales.
Definición de objetivos y planes institucionales en el marco de una política pública.
Momentos de la planificación. Definición del horizonte utópico y análisis situacional.
Planes integrales y sectoriales. Planificación de corto, mediano y largo plazo.
Desagregación del plan en programas y proyectos. Diseño y ejecución de programas
y proyectos sociales. Definición de objetivos. Evaluación y diagnóstico previo.
Planificación participativa. Conformación de equipos de trabajo con participación
social: roles, perfiles, organización de reuniones. El trabajo interinstitucional. El
diálogo con las organizaciones intermedias. Monitoreo de la ejecución. Los
programas piloto. Evaluación participativa de procesos y resultados.
Bibliografía:
 Ander Egg, Ezequiel, Introducción a la planificación estratégica, Buenos
Aires, Lumen, 1995.
 Ander-Egg, Ezequiel; Aguilar, María José, Evaluación de servicios y
programas sociales, Madrid, Siglo XXI, 1992.
 Bernazza, Claudia; Apuntes sobre planificación estratégica, La Plata,
diciembre de 2005.


Documento Criterios generales para la planificación sectorial, territorial e
integral en la provincia de Buenos Aires, Plan Trienal de la Gestión Pública
de la Provincia de Buenos Aires 2004-2007.
Matus, Carlos: Adiós, Señor Presidente, Ediciones de la UnLA, 2007.
Unidad 4: Métodos cualitativos y técnicas cuantitativas en evaluación de
programas sociales. Evaluación de planes y programas de políticas públicas
de nuestro país.
Evaluación de programas sociales. Diseño de sistemas e instrumentos de
evaluación. Concepto de indicador. Selección de indicadores. Diseño de sistemas
de indicadores. Evaluación participativa. Elaboración de informes para la toma de
decisiones. Análisis y evaluación de planes y programas en nuestro país.
Bibliografía
 Documento Criterios Generales para el desarrollo de Sistemas de Evaluación
de la Gestión Pública. Plan Trienal de la Gestión Pública de la Provincia de
Buenos Aires 2004-2007.
 Ander Egg, Ezequiel, Introducción a la planificación estratégica, Buenos
Aires, Lumen, 1995.
 Ander-Egg, Ezequiel; Aguilar, María José, Evaluación de servicios y
programas sociales, Madrid, Siglo XXI, 1992.
 Bernazza Claudia, ¿Se puede planificar el desarrollo? Relación entre
política, desarrollo y gestión pública. La Plata, 2008.
 Bernazza, Claudia; Apuntes sobre planificación estratégica, La Plata,
diciembre de 2005.
 Documento Criterios generales para la planificación sectorial, territorial e
integral en la provincia de Buenos Aires, Plan Trienal de la Gestión Pública
de la Provincia de Buenos Aires 2004-2007.
 Documento Criterios Generales para el desarrollo de Sistemas de
Evaluación de la Gestión Pública Plan Trienal de la Gestión Pública de la
Provincia de Buenos Aires 2004-2007.
 García Delgado, Daniel (comp.); Nosetto, Luciano (comp.). El desarrollo en
un contexto posneoliberal. Hacia una sociedad para todos, Buenos Aires,
CICCUS, 2006.
 Garnier, Leonardo, “El espacio de la política en la gestión pública”, en
Bresser-Pereira, L.; Cunill Grau, N; Garnier, L.; Oszlak, O.; Przeworski A,
Política y gestión pública, CLAD, Fondo de Cultura Económica, Buenos
Aires, 2004.
Unidad 5: El proyecto como herramienta de gestión.
Ciclo de la formulación de proyectos. Antecedentes y fundamentación. Objetivos.
Marco lógico: resultados esperados, actividades, insumos, presupuesto. Tiempos
de ejecución. Procesos de monitoreo y evaluación.
Bibliografía

Ander Egg, E. y Aguilar Ibáñez: “Cómo elaborar un proyecto. Guía para
diseñar proyectos sociales y culturales”. Editorial Lumen-Humanitas.
1996.

Documento. Ing. Claudia Bernazza: “Diseñando un proyecto. Algunas
preguntas orientativas”
Criterios de evaluación
Se procura un profesional debidamente formado, tanto teórica como conceptual y
metodológicamente, con un conocimiento actualizado de las nuevas modalidades
de diseño, gestión y evaluación de programas sociales y de proyectos.
Para ello, la asignatura se propone desarrollar las capacidades críticas para el
análisis de los problemas sociales, capacitar en el manejo técnico solvente de las
políticas y programas respectivos y estimular una actitud de compromiso con los
principios de igualdad y de solidaridad social.
En síntesis, el objetivo primordial consiste en que al finalizar el curso el alumno
esté capacitado para analizar con independencia de juicio, criterio e instrumentos
apropiados la compleja realidad social nacional desde el enfoque de las políticas
públicas.
Modalidad de evaluación
A partir de estos criterios, se solicitará la presentación y defensa de un trabajo
práctico final grupal, a partir de:
- el estudio de un programa social y la presentación de sus fortalezas y debilidades
y recomendaciones para la acción, o bien
- la formulación de un proyecto.
Pueden conformarse grupos de hasta cuatro integrantes.