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1er EVENTO INSTITUCIONAL DE FORMACION DE INVESTIGADORES DEL INSTITUTO POLITECNICO NACIONAL. México DF, mayo 2006. Panel: “Impacto de la Investigación aplicada y las alternativas de financiamiento” Dra. LIDIA DORANTES ALVAREZ Empezaremos por decir que la investigación científica genera conocimiento y el desarrollo tecnológico produce riqueza. Por lo tanto la investigación aplicada es importante, con miras al desarrollo económico de nuestro País. En mi experiencia, las personas que tienen una formación académica sólida, pueden apoyarse en la generación del conocimiento a nivel mundial y así avanzar más rápido en su investigación aplicada. Es por eso, que los estudiantes e investigadores “de corazón”, continuamente revisan y están atentos, a los adelantos y publicaciones a nivel mundial, así como a las oportunidades o alternativas de financiamiento. Mi experiencia en el campo de los alimentos Claro que cada investigador piensa que su área es la más importante y que sin uno la investigación no avanzará como debiera. Creo que en el campo de los alimentos, su importancia radica lógicamente en que todos debemos ingerirlos, pues de ahí obtenemos la estructura y energía necesarias para desarrollar todas nuestras actividades. Así, el comer bien se vuelve prioritario para tener ciudadanos activos y saludables, indicando que la seguridad e inocuidad alimentaria deben ser objeto de nuestra atención, en las actividades de producción, educación e investigación. ¿Pero que hay de los antecedentes de la investigación aplicada en alimentos? Antes del siglo XVIII, la tecnología de alimentos era empírica, sin las bases de la formación científica. Las personas antes de la era del conocimiento, tardaban generaciones en saber si algún alimento vegetal o animal era tóxico o contenía bacterias patógenas que podían enfermarlos e inclusive llevarlos a la muerte. De hecho, la ciencia no jugó un papel importante hasta el siglo diecinueve, cuando los biólogos interpretaron que ocurría durante la fermentación; y que la “turbidez” de algunos de los productos fermentados era un conjunto de microorganismos, especialmente levaduras. Louis Pasteur en 1876, probó que las levaduras son organismos vivientes. En 1890, Emil Fischer y Eduard Buchner probaron las bases bioquímicas de la fermentación, resaltando la producción de enzimas por las levaduras. Por otra parte, Nicholas Appert observó que los alimentos envasados y calentados con cierta intensidad se conservaban en buenas condiciones. Sin embargo, además de la investigación aplicada, era necesario el desarrollo de equipos y máquinas para que avanzaran las tecnologías de proceso. Así, para la conservación de alimentos fueron indispensables el desarrollo de autoclaves, sistemas de refrigeración y congelación. Los ingenieros diseñaron maquinas con tornillos sin fin, equipos neumáticos, bandas para el transporte de materiales, entre otros. En la selección, separación, y clasificación de materias primas se inventaron las centrífugas, la filtración con mallas metálicas, los separadores de impurezas con detectores automáticos, etc. En la industria de enlatados el invento de las autoclaves fue fundamental, así como los evaporadores y concentradores al vacío. El desarrollo de nuevos materiales y equipos de envasado y empacado permitieron mayor eficiencia en la producción y ha sido determinante para proveer grandes cantidades de comidas envasadas y enlatadas de larga vida útil. Actualmente, las tecnologías de avanzada o emergentes de alimentos, emplean los conocimientos de las propiedades fisicoquímicas de los alimentos (constante dieléctrica, fuerza iónica, actividad de agua, pH), de la ingeniería, la biotecnología, la bioquímica, la gastronomía molecular y la microbiología predictiva, para desarrollar tecnologías empleando la combinación de factores, altas presiones, ondas electromagnéticas, pulsos eléctricos, pulsos luminosos. El objetivo es ofrecer a los consumidores alimentos inocuos, equilibrados en nutrientes y nutraceúticos, de una vida de anaquel adecuada a nuestras necesidades y sensorialmente bien aceptados o sea sabrosos. Como mexicana, mi percepción es que uno de los retos a que nos enfrentamos es la competencia, no solo a nivel nacional, sino internacional. Para competir en la investigación aplicada e innovación tecnológica, debemos considerar que nuestros recursos son limitados, pero que tampoco podemos hacer todo, ni tener todos los equipos; de ahí la necesidad de incluir en nuestros planes la colaboración de diversos especialistas. Como ejemplos puedo mencionar a los siguientes: - biotecnólogos, agrónomos y veterinarios, en la producción primaria, que nos indiquen y provean de las variedades y transgénicos adecuados, para determinado fin. Los biotecnólogos, además tienen la importante tarea de descifrar genomas de los vegetales de origen mexicano y contribuir a la denominación de origen de nuestros productos. - Bioquímicos, microbiólogos y tecnólogos que contribuyan al desarrollo de tecnología de productos y procesos, de alta calidad y rendimiento. - Ingenieros, fabricantes de equipos, diseñadores de plantas, mercadólogos y expertos en negocios, que lleven a la práctica la innovación tecnológica. Los proyectos de investigación y su financiamiento, en mi experiencia. Mi introducción a la investigación se dio en el Laboratorio de Biofísica de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, como ayudante con las Doctoras Luz Maria del Castillo y Gloria Dávila. El tema que desarrollé fue la Hidrólisis enzimática de ésteres, con todo el rigor científico que ahí se practicaba y con el financiamiento principalmente del IPN. Mi encuentro con la investigación aplicada, se dio mas tarde, en mis estudios de Maestría, donde el Dr. Olle Dahl, experto de la UNESCO, nos enseño el valor de la investigación aplicada e investigué sobre las enzimas que producen el oscurecimiento del aguacate. El financiamiento provino tanto de la UNESCO, como del propio IPN. Obtuve el premio nacional de alimentos en 1979 con este trabajo. Como profesora de graduados en alimentos, y en colaboración con la Dra. Viorica Raccota y el Dr. Efrén Parada obtuvimos el financiamiento en dólares de la Organización de Estados Americanos para el Proyecto “tecnología de carnes y lácteos”, ya que en esa época la desnutrición debido a la ingesta de proteínas de buena calidad era muy importante. Mas tarde, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología nos financió un proyecto de fortalecimiento a la infraestructura, que nos permitió adquirir equipos para análisis. Por esa época, el Politécnico gestionó un apoyo especial, por parte del gobierno de México, para el equipamiento de las plantas piloto de ingeniería bioquímica, departamento donde trabajamos los profesores de postgrado en alimentos. Deseo resaltar, que a partir de los años ochenta, la coordinación de Investigación y Postgrado, ahora orgullosamente Secretaria de de Investigación y Postgrado del IPN empezó a financiar de una manera más sistemática los proyectos de investigación; en los años noventa se crea el programa institucional de formación de investigadores PIFI, objeto de este evento, y que ha impulsado definitivamente la participación de los estudiantes en los proyectos de investigación que presentan los profesores a concurso. Otra acción definitiva en apoyo a la investigación es, en los últimos años, la creación de las becas de estímulo a la investigación EDI y el reconocimiento de la productividad, como factor decisivo en el apoyo a los proyectos. Otro programa internacional del cual obtuvimos fondos económicos fue el Proyecto Iberoamericano “ciencia y tecnología para el desarrollo” CYTED, que surgió como parte de la celebración del quinto centenario del descubrimiento de América, financiado principalmente por España y que apoyó la formación de redes y grupos de investigación para resolver problemas específicos de Latinoamérica. Estuvimos trabajando y actualizando con gente de primera línea, como el Dr. Karel (USA), Dr. Chirife (Argentina) y Dr. Aguilera (Chile), formados en el MIT Massachussets Institute of Technology, que nos actualizaron en la tecnología de alimentos, como son los principios de calidad y tecnología para la conservación de los alimentos para los astronautas. A la vez teníamos colaboración con los grupos Cubanos del Instituto de Investigación Alimentaria, de los cuales aprendimos la inmediata explotación de la investigación aplicada. Los investigadores cubanos liderados por “Alvarito” (Dr. Alvaro García), empujados por la presión de su gobierno y población para que aumentara la producción de alimentos, empezaron a desarrollar alimentos “a marchas forzadas” en plantas piloto que obtuvieron del bloque socialista de entonces. Los que tuvimos la oportunidad de colaborar con ellos, dentro del programa CYTED, los admiramos por su ingenio y productividad. Algunos de los temas que desarrollamos y que fueron financiados por la ahora Secretaria de Investigación del IPN y el CYTED, fueron los siguientes: - Alimentos de humedad intermedia de interés para Ibero América. Como productos se obtuvieron un catalogo, un boletín, tesis y publicaciones. - Alimentos mínimamente procesados. Se obtuvieron un libro, publicaciones, tesis, cursos, estancias de investigación. - Tecnologías emergentes para la conservación de alimentos. Los productos fueron un libro, publicaciones, tesis, cursos y estancias de investigación en el extranjero, lo que me permitió trabajar con el Dr. Barbosa-Canovas en Washington y obtener mi doctorado en Valencia España, con la Dra. Amparo Chiralt. La colaboración internacional la hemos obtenido también de la Comunidad Europea, mediante el programa ALFA América Latina Formación Académica, que financia principalmente estancias de investigación de jóvenes que hacen estudios de postgrado en México y que como parte de su formación viajan a países Europeos. Los temas de investigación que coordino, tienden a darle un valor agregado a nuestros productos agropecuarios, investigando sus propiedades nutraceúticas y desarrollando tecnologías de producto y proceso. Para esto trabajamos en colaboración con el Instituto Nacional de Investigaciones y Fomento Agropecuario INIFAP, el cual nos provee de las variedades que han sido obtenidas por ellos o que son de interés para los campesinos mexicanos. Actualmente, estudiamos los antimicrobianos naturales y carotenoides de los chiles. Existen algunas variedades de chiles, que no solo son condimentos, sino que pueden representar otro factor de conservación en alimentos, aportando cantidades apreciables de compuestos de la vía metabólica de los fenilpropanoides, que hemos demostrado que tienen actividad antimicrobiana en contra de Salmonella typhimurium, Listeria monocytogenes, Pseudomonas aureaginosa, Staphylococcus aureus. Estas bacterias entre otras, causan brotes infecciosos y han marcado de manera negativa a algunos productos de origen mexicano, como los quesos frescos, El extracto de una variedad de los chiles probados, es capaz de inhibir el crecimiento de Salmonella en carne cruda en una concentración tan solo del 1%. Con estos estudios podremos desarrollar productos empleando la microbiología predictiva. Otra experiencia que deseo compartir con ustedes es el desarrollo de la patente de aceite extravirgen de aguacate y una pasta reducida en calorías. En colaboración con la Dra. Alicia Ortiz hemos tramitado la patente nacional e internacional del proceso a nombre del Instituto Politécnico Nacional. Hemos ganado además un premio con este proceso y estamos concursando a nivel internacional en un evento de “mujeres innovadoras”. Como se ve el trabajo de investigación aplicada, puede dar buenos frutos. Es importante señalar que el CONACYT, ha abierto las posibilidades de financiamento con varios tipos de programas, como el de SAGARPA, y Fondos Mixtos, para el desarrollo de productos y procesos con materias primas de los estados de nuestra Republica. ¿Pero que hay de los apoyos para la protección intelectual de los desarrollos? Particularmente, deseo señalar la apertura del Instituto Mexicano de Protección Intelectual; ya que actualmente da la asesoría necesaria para obtener patentes, derechos de autor y secretos industriales de los procesos creativos y novedosos de aplicación industrial, desarrollados en México. Asimismo, el programa AVANCE del CONACYT, donde se financia la factibilidad técnico económica de proyectos, lo suficientemente maduros para pensar en su conversión al sector de negocios. Por su parte, el Instituto Politécnico Nacional, a través de la Dirección de Vinculación, el Centro de Competitividad Industrial y la Incubadora de Empresas, da el apoyo necesario para llevar a la práctica las innovaciones desarrolladas en las Unidades, Escuelas y Centros de investigación, del mismo Instituto. Deseo exhortar a los jóvenes interesados a integrarse a proyectos de investigación, donde además de recibir la experiencia y el financiamiento logrado por los investigadores, pueden desarrollar su inventiva y más tarde volverse innovadores en las empresas y en las instituciones. Por mi parte, estoy profundamente agradecida al Instituto Politécnico Nacional y a todas las instituciones nacionales y extranjeras que me han dado la oportunidad de superarme. ¡Gracias por su atención!