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Unidad 12: Trastornos emocionales y de la conducta. Terapias psicológicas. 1. Los trastornos psicológicos: 1.1.Trastornos del estado de ánimo: la depresión y la manía. 1.2. Los trastornos de ansiedad 1.3. Trastornos somatoformes y psicosomáticos. 1.4. Trastornos esquizofrénicos. 1.5. Trastornos de la alimentación. 2. Terapias psicológicas. 2.1. ¿Qué es una terapia? 2.2. Metas terapéuticas 2.3. El psicoanálisis 2.4. Terapia cognitivo-conductual 2.5. Terapia familiar o sistémica 2.6. Terapia humanística. 1. Trastornos emocionales de la conducta. Introducción. Desde los comienzos de la historia han existido trastornos psicológicos, pero sólo desde hace poco tiempo hemos comenzado a cartografiar la extensa y nebulosa montaña de la patología. Sabemos que hay trastornos, como la depresión o la esquizofrenia, que son universales y se manifiestan en todas las culturas, mientras que otros son propios de determinadas sociedades. A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, el psiquiatra alemán E.Kraepelin estableció el concepto de enfermedad mental y realizó una clasificación de las mismas. Consideraba que los trastornos mentales eran similares a los trastornos físicos y sostenía que era necesario buscar una causa orgánica específica de cada trastorno. Pensaba que conociendo las causas neurológicas o bioquímicas de una enfermedad sería posible tratar los síntomas patológicos del enfermo. Esta postura es defendida en la actualidad por la psiquiatría biológica. Sin embargo dicho planteamiento recibió duras críticas y así el psiquiatra Thomas Szasz en su obra El mito de la enfermedad mental afirma que la mente no es un órgano o una parte del cuerpo, por tanto no pude estar enferma en el mismo sentido que el cuerpo. En nuestra sociedad persiste aún cierto desconocimiento y un miedo exagerado hacia todo lo que tenga que ver con la salud psicológica. Este desconocimiento y desorientación se acentúan por el hecho y a la hora de valorar el fenómeno patológico. Por un lado se encuentra la psiquiatría biológica (fármacos) y, por otro, el psicoanálisis, la orientación cognitivo-conductual y las teorías sistémicas. La psicopatología se interesa por el estudio de las formas indeseables, mal adaptativas y desorganizadas de la conducta anormal. Centra su interés en las personas con problemas psicosociales, las que, en diversos grados, experimentan dificultades para enfrentar eficazmente los problemas del la vida diaria, que son personalmente infelices y cuyas reacciones son, a menudo, una fuente de preocupación o angustia para sus familias y relaciones. (Page J.D.: Manual de psicopatología. Paidós, 1982.pág.15.) Esta es una definición general, pero es necesario considerar qué criterios son válidos para establecer los límites entre lo normal y anormal. Un criterio es una norma o regla que nos sirve de guía en el conocimiento de un objeto concreto. Existen varios criterios de “anormalidad” para explicar los problemas psicológicos: a) Criterio estadístico. La idea central del promedio estadístico es que las variables psicológicas que definen a un individuo tienen una distribución normal en su población de referencia. Toda conducta, emoción o pensamiento que se desvíe de la normalidad es considerada patológica. Así, podemos diferenciar entre una persona con estabilidad emocional y otra neurótica, o entre baja y alta capacidad intelectual (retrasado/superdotado). Pero este criterio no resulta válido porque, ¿acaso consideramos a todos los genios, pensadores y artistas como trastornados? b) Criterio biológico. Según el cual, el comportamiento anormal se debe al imperfecto funcionamiento del organismo. Hay una alteración del cerebro, bien sea estructural o funcional. Aunque nadie niega que son importantes los procesos biológicos en la conducta y las emociones humanas, también lo es que estos procesos están influidos por factores psicosociales y ambientales. c) Criterio social. Lo psicopatológico, según este criterio, es una construcción o convención social establecida en una época determinada. Lo que en una cultura es normal no lo es en otras. d) Criterio subjetivo y personal. Según este criterio cada individuo debe saber cuál es su sufrimiento o su incapacidad para desarrollar su vida. Este criterio tampoco es válido, porque hay muchas personas que desconocen sus síntomas o los interpretan mal. Es difícil que las personas dementes se valgan por sí mismas y los hipocondríacos sean capaces de inventarse enfermedades. Tras lo dicho, se puede pensar que ningún criterio es válido pero todos ellos son necesarios. Los criterios son relativos y no todos tienen el mismo grado de cientificidad ni explican de igual forma la conducta anormal. Sí es importante saber que tener dificultades en la vida no es sinónimo de “estar loco”. En la actualidad se concibe la salud física y psicológica, tanto en su origen como en su mantenimiento, como un proceso biopsicosocial. La salud y la enfermedad son estados o procesos determinados por múltiples variables como: Biofísicas: genéticas, anatómicas, bioquímicas, fisiológicas… Psicológicas y/o comportamentales: conductas de riesgo, emociones, habilidades sociales, estilos de aprendizaje o estilos cognitivos. Externas o ambientales: sociodemográficas Psicosociales: status social, sexo, raza, etc. Las pautas de conducta que son importantes para la salud psicológica de una persona son, entre otras: - La percepción adecuada y sin distorsiones de la realidad. - Desarrollar la propia inteligencia emocional - Satisfacer las exigencias de la vida y adaptación eficaz al entorno, si éste lo merece. - El autocontrol de los hábitos y estilos de vida personales para tener la salud en nuestras manos. - Fomentar las relaciones interpersonales apropiadas. La solidaridad y la ayuda mutua son muy saludables. 1.1. Trastornos del estado de ánimo: la depresión y la manía La depresión es el malestar psicológico más frecuente en los seres humanos. Es uno de los más peligrosos porque es el causante de muchas conductas suicidas. Trastornos depresivos. La depresión mayor. Es un trastorno caracterizado por interferir de forma grave en la actividad cotidiana del individuo. Puede aparecer de forma repentina ante una situación muy estresante o desarrollarse a lo largo del tiempo. La depresión posee características propias, según la edad de las personas que la padecen. Para su diagnóstico es importante saber que no se debe al consumo de drogas, saer diferenciarla de los episodios de manía y no confundirla con los períodos de duelo, ocasionados por la muerte de un ser querido. Se distinguen dos tipos: - Las depresiones endógenas: son producto de factores biológicos, com la bioquímica cerebral (deficiencia en el neurotransmisor de la serotonina), la herencia genética o problemas neurológicos. - Las depresiones exógenas: son debidas a algún conflicto psicosocial, hay una causa externa subyacente al problema, como divorciarse o el paro permanente. Síntomas de la depresión: - Físicos: insomnio, pérdida de apetito, falta de actividad y deseo sexual. A veces suelen aparecer dolores de cabeza, pérdida de la menstruación en las mujeres, estreñimiento. - Anímicos: tristeza, irritabilidad, excesivo nerviosismo, sentimientos de vacio… - Cognitivos: menor rendimiento cognitivo, disminución de la atención y concentración en las tareas cotidianas. Visión negativa de sí mismo, de su entorno y de su futuro (Beck) para quién esta visión negativa de la realidad no es un síntoma sino la causa de la depresión, de ahí que su terapia se centre en el cambio cognitivo del sujeto. - Motivacionales y conductuales: anhedonia (o incapacidad para disfrutar de la vida), abandono de los estudios o el trabajo y dificultades para realizar cualquier actividad cotidiana, como asearse o decidir qué ropa ponerse. - Interpersonales: deterioro en las relaciones con las personas de su entorno tanto de su ámbito familiar, labora o social. La distimia es un estado de ánimo depresivo prolongado, al menos durante dos años, menos intenso que la depresión mayor, y marcada por estos síntomas: baja autoestima, pesimismo, anhedonia, aislamiento social, fatiga, sentimientos de culpa, irritabilidad excesiva, etc. Trastornos bipolares Consisten en uno o más períodos depresivos. Pueden distinguirse los siguientes: - Bipolar I, Manía: los episodios maníacos se caracterizan por emociones opuestas a las depresivas, aparentan una alegría desbordante, hiperactividad y una expansión anímica y cognitiva. Los maníacos son irascibles y suspicaces, parece que van a comerse el mundo. Son capaces de hablar sin parar (logorrea) o invitar a la barra entera cuando se encuentran en un bar. - Bipolar II: son personas que sufren los dos estados afectivos opuestos, depresión u manía, de forma alternante. - Ciclotimia: referido a su naturaleza cíclica. En este trastorno el paciente presenta unos días depresión y otros síntomas hipomaníacos de forma alternante y en breves períodos de tiempo (de 2 a 6 días). 1.2. Trastornos de ansiedad La ansiedad es una respuesta emocional en la que actúan tres sistemas: el fisiológico, cognitivo y motor. - A nivel fisiológico, hay una mayor activación del Sistema Nervioso Autónomo, expresada en cambios en el sistema cardiovascular (presión sanguínea alta, palpitaciones, incremento de la tasa cardíaca), cambios en el sistema muscular (excesiva tensión muscular), cambios respiratorios y mayor actividad electrodérmica. - A nivel cognitivo, la ansiedad se manifiesta por presentimientos de la situación temida, que generan distorsiones cognitivas e ideas irracionales y sentimientos de miedo y tensión emocional. - A nivel motor, las respuestas de escape o evitación, temblor, quedarse paralizado, tartamudeo, etc. Clasificación de los trastornos de ansiedad: a) Trastornos fóbicos o fobias. Proviene de la mitología griega, del dios Fobos al que acudían los guerreros para intimidar a los enemigos y, antes del combate pintaban su rostro sobro la máscara y los escudos. Se trata de un miedo excesivo, persistente, irracional y desproporcionado ante una situación, un objeto o actividad. Se caracteriza porque no puede ser explicado o razonado, está fuera del control voluntario del sujeto, que trata de evitar o escapar de la situación o del objeto temido. El miedo se transforma en fobia y es significativo sólo cuando se evitan las situaciones temidas y perturba la vida cotidiana del sujeto. No es igual sufrir de agorafobia que tener miedo a las serpientes. Existen fobias específicas, causadas por estímulos externos como animales (pájaros, gatos), situaciones (oscuridad, volar en avión) o la fobia escolar manifestada por algunos niños y adolescentes. Algunas de estas fobias son más una molestia que una incapacidad, pueden desaparecer de forma espontánea en la infancia o adolescencia, pero en los adultos se pueden hacer crónicas. La agorafobia es el temor a los lugares públicos, se manifiesta por un conjunto variado de temores: no salir a la calle, incapacidad para coger transportes públicos, evitar lugares donde hay mucha gente, como el cine o el supermercado. Algunas personas pueden sufrir ataques de pánico. La persona agorafóbica restringe su vida a un territorio cada vez más estrecho para protegerse contra la angustia. La fobia social es un miedo duradero ante situaciones sociales donde la persona se expone a ser observada por los demás y tiene miedo de comportarse o hacer algo embarazoso. Se puede presentar en diversas formas, como miedo a ser observado en el trabajo o miedo a hablar en público. b) El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) Proviene del latín obssessio-onis= asedio. La obsesión implica que el individuo lucha contra algo externo que se le resiste activamente. Las obsesiones son pensamientos, ideas, imágenes o recuerdos inapropiados, no experimentados como voluntarios, sino como invasores de la conciencia y considerados como repugnantes o sin sentido. Algunas obsesiones se presentan en forma de duda, por ejemplo cuando no nos acordamos si cerramos los grifos de la cocina, el gas o una puerta, y esto nos obliga a hacer una comprobación. Otras consisten en darle vueltas a un tema religioso y/o político o a alguna experiencia vital. Las compulsiones son conductas repetitivas, hechas de forma estereotipada (rituales) y se realizan en respuesta a una obsesión. La conducta no tiene una finalidad en sí misma, sino que está orientada para producir o prevenir alguna situación o acontecimiento futuro. Las formas más comunes de compulsiones o conductas rituales son hacer las cosas en un determinado orden, revisar algo una y otra vez hasta dejar todas las cosas en su lugar, realizar rituales de limpieza como lavarse continuamente las manos por miedo a la contaminación o la suciedad, etc. Puede haber conductas rituales sin una obsesión que las preceda. c) El estrés postraumático. Generalmente lo padecen las personas que han vivido situaciones inusuales, como guerras, accidentes de tráfico, catástrofes naturales o agresiones sexuales. Aunque no todas las personas viven el acontecimiento con idéntica intensidad, y cada una posee distintos recursos personales, podrían destacarse tres aspectos comunes en estos pacientes: - Las víctimas suelen revivir la agresión sufrida o la experiencia vivida como recuerdos constantes o pesadillas. - Muestran síntomas de irritabilidad, dificultades para conciliar el sueño, embotamiento afectivo (incapacidad para sentir emociones), etc. - Rechazan hablar con sus seres queridos sobre el acontecimiento traumático. d) Otros estados de ansiedad. Otros trastornos de ansiedad son más difusos porque se desconoce la causa del malestar. En el caso del pánico, caracterizado por dolor de pecho, desmayos, asfixia, etc., y en el que un individuo puede sentir miedo a morirse o a realizar alguna locura. Otro caso es la ansiedad generalizada o “ansiedad flotante”, que consiste en una preocupación excesiva e incontrolable, que, a diferencia de las fobias, no presenta estímulos específicos a los que el sujeto pueda asociar su malestar. 1.3. Trastornos somatoformes y psicosomáticos Características de dos trastornos somatoformes: - Presencia de síntomas físicos, como dolor o parálisis, en los que no es posible identificar una patología o disfunción orgánica. - Somatización: quejas sobre múltiples síntomas físicos (desmayos, náuseas, debilidad, problemas urinarios, etc. )que no se fundamentan en ninguna causa orgánica. La somatización se describe como una tendencia a manifestar y expresar malestar psicológico mediante síntomas somáticos, que el sujeto interpreta erróneamente como causados por una enfermedad física. - Hipocondría: preocupación, miedo o creencia de padecer una enfermedad grave que surge tras interpretar los signos corporales (bultos, dolor, etc.) incorrectamente. Se trata de una preocupación exagerada por la propia salud y miedo a una enfermedad imaginaria. Su origen se debe a la errónea interpretación de las sensaciones corporales y a las ventajas que obtiene el hipocondríaco adoptando el “rol” de enfermo. - Conversión: pérdida o alteración en el funcionamiento fisiológico (por ejemplo parálisis, sordera, ceguera) que sugiere un trastorno físico, para el que no existe patología orgánica subyacente. - Dismorfobia: preocupación excesiva por algún defecto imaginario sobre la apariencia física. Los trastornos psicosomáticos, a diferencia de los somatoformes es que en los primeros sí existe una disfunción fisiológica. Los trastornos psicosomáticos se explican por la influencia de las emociones en los procesos corporales y por la correlación existente entre los procesos fisiológicos y psicológicos. La integración de los conocimientos biomédicos y de la modificación de conducta ha originado que surja la medicina conductual para el tratamiento de estos trastornos. Se reconocen varios factores psicológicos que pueden afectar a problemas orgánicos como, las conductas desadaptativas relacionadas con la salud, la personalidad y el afrontamiento del estrés. En muchos problemas médicos, por ejemplo el cáncer, se demuestra la implicación de factores psicológicos. Hay investigaciones experimentales que relacionan causalmente el estrés y otros factores psicológicos, como la esperanza de vida, con esta enfermedad, porque influyen en la disminución de la competencia inmunológica del organismo. Por otra parte, las investigaciones llevadas a cabo con biofeedback, demuestran que las personas pueden aprender a controlar procesos fisiológicos internos, como la tasa cardíaca, la respiración o la presión arterial. Este control puede mejorar algunos trastornos físicos, como hipertensión, úlceras, cefaleas tensionales, asma, etc. 1.4. Trastornos esquizofrénicos El término esquizofrenia- que significa mente dividida- significa a la fragmentación de las capacidades cognitivas y afectivas. Se trata de uno de los trastornos más devastadores que existen. Su inicio se sitúa al final de la adolescencia o al comienzo de la edad adulta; es padecida por personas de ambos sexos y su incidencia en los diversos países es similar. La esquizofrenia está incluida dentro del grupo de las psicosis, y su etiología orgánica está sin demostrar y es uno de los enigmas de la comunidad científica por resolver. Características del trastorno: - Retraimiento social: provocado por las dificultades para establecer relaciones interpersonales por considerarlas insatisfactorias. - Desorganización del pensamiento: el pensamiento esquizofrénico está fragmentado y deformado, sin una base lógica, de forma que a las demás personas les parece absurdo lo que piensa el afectado. Se pueden presentar ideas delirantes de grandeza (se cree con poderes especiales), persecutorias (pensar que es vigilado o perseguido) o somáticas (pensar que su cerebro se estropea). También es frecuente la lectura del pensamiento, pensar que otros conocen sus pensamientos íntimos o se los roban. - Percepciones perturbadas: las personas con este trastorno pueden sufrir diferentes tipos de alucinaciones: auditivas(voces que les hablan), visuales (ver formas donde no existen en realidad) o cinestésicas (sensaciones de cambio de forma o tamaño de algún órgano corporal). - Emociones o conductas inadecuadas. El esquizofrénico vive en su mundo ilusorio e inexistente en que está atrapado, su cuerpo y personalidad le resultan extraños y sus reacciones emocionales y afectivas son apáticas. Sufre anhedonia, incapacidad para disfrutar de las cosas de la vida, que le parece vacía y sin significado. A veces viste de forma estrafalaria por su pérdida de identidad. Se reconocen varios tipos de esquizofrenia: - Paranoide. Donde son frecuentes las ideas delirantes de persecución o de grandeza. Otros síntomas son las sensaciones auditivas la desorganización del lenguaje y del comportamiento. - Catatónica. Caracterizada por negativismo extremo, pasividad e incomunicación, posturas corporales y movimientos corporales extraños y estereotipados ( pueden permanecer durante horas con idéntica postura corporal, igual que un maniquí), y ecolalia (repetición de palabras o frases de uno mismo o de otra persona). - Desorganizada (hebefrénica): comportamiento infantil con muchas poses y gesticulaciones, hablan con personas imaginarias y su afecto es inapropiado y superficial. - Residual: propia de personas con síntomas psicóticos, pero moderados, como tener un comportamiento excéntrico o un pensamiento ilógico. 1.5. Trastornos de la alimentación A) Anorexia Se trata de un trastorno consistente en la distorsión de la imagen corporal que conduce a percibir el cuerpo de forma equivocada, considerarse obeso o con una fuerte determinación de no llegar a serlo. Causas: son desconocidas y en la actualidad no hay un acuerdo entre especialistas. Para algunos es una reacción a una enorme presión social por estar delgado, en la idea de belleza defendida en la sociedad occidental actual, con un estándar estricto y la ilusoria glorificación de la delgadez; otros la ven como una alteración relacionada con el miedo a crecer y a la sexualidad, y algunos la atribuyen a un mal desempeño familiar. Es decir, este factor cultural, en interacción con problemas personales y familiares, explicaría que muchos adolescentes estén obsesionados con su peso corporal. Aunque afecta a ambos sexos, es más frecuente en las chicas de 12 a 18 años. Los principales criterios para el diagnóstico de la anorexia son los siguientes: - Realización de una dieta obsesiva hasta perder más del 25% del peso original del cuerpo. - Ausencia de otra enfermedad orgánica o psíquica. - Tener una imagen de talla y silueta corporal distorsionada y miedo a ganar peso o convertirse en obesa. - Generalmente, las adolescentes anoréxicas son buenas estudiantes, hiperactivas y perfeccionistas. - Amenorrea o pérdida de la menstruación regular y braquicardia o lentitud del pulso. - En algunos casos, la persona anoréxica se da atracones de comida y realiza conductas purgantes (vómitos autoinducidos, y mal uso de laxantes y diuréticos). B) Bulimia. Caracterizada por comer grandes cantidades de alimentos y realizar conductas purgativas, es decir, ayunar o mantener dietas estrictas, tomar laxantes y/o diuréticos o provocarse vómitos deliberadamente. Estas personas son conscientes de su conducta desadaptada y a menudo se sienten culpables y deprimidas. Es más frecuente en chicas y mujeres jóvenes. Aunque se desconocen las causas, se piensa que los vómitos son fruto de la ansiedad de la paciente y su función es similar a la de los rituales obsesivo-compulsivos. Aunque no llegan a ser tan delgadas como las anoréxicas, están obsesionadas con el peso y por mantenerse en forma. Es un trastorno difícil de detectar, ya que las personas bulímicas no llaman la atención por su peso. 2. Terapias psicológicas La psicología clínica dispone de un conjunto de procedimientos terapéuticos para el cambio y la modificación de los problemas cognitivos, emocionales y conductuales. Puesto que existen distintas orientaciones psicológicas, cada una ha construido sus técnicas para restablecer la homeóstasis conductual o equilibrio psicológico. 2.1. ¿Qué es una terapia? El término terapia viene del griego therapeutikós, que significa aquel que cuida de otra persona. Aún hoy, algunas personas creen que las dificultades psicológicas tienen que ser superadas por uno mismo, con la “propia fuerza de la voluntad” o por “el paso del tiempo, que todo lo cura”. Cuesta acudir a un psicólogo cuando se tienen dificultades personales porque muchos piensan que eso es cosa de “locos”. Sin embargo, la terapia es una relación de trabajo entre un terapeuta y un cliente para desarrollar formas más viables y satisfactorias de estar en el mundo. Un terapeuta no sólo se preocupa de las conductas observables, sino también de las relaciones interpersonales, de las expresiones afectivas, de los estilos cognitivos, de las estrategias de afrontamiento de problemas o de los bloqueos que impiden asumir el control de la propia vida y el cambio personal. Con diferentes métodos y técnicas, el terapeuta ayuda a resolver problemas personales buscando nuevas alternativas, a ensanchar los estrechos márgenes de sus conductas, a ser creativo en las relaciones interpersonales y a tener una visión más realista de uno mismo. 2.2. Objetivos terapéuticos Aunque hay desacuerdos teóricos entre diferentes terapeutas sobre las variables (conductas, conflictos subyacentes, conflictos emocionales o cognitivos, etc.) que se deben considerar para estudiar el origen, mantenimiento y los cambios de los trastornos conductuales o emocionales, podríamos considerar varios objetivos básicos de las diferentes terapias: - Ayudar a superar la desmoralización. Algunos problemas se deben a la baja autoestima y a la falta de habilidades sociales; otros son producto de la incompetencia personal o de no saber tomar decisiones. Para superar estos problemas, el terapeuta debe aceptar de forma incondicional las experiencias, pensamientos y sentimientos de las personas que acuden a terapia. El objetivo de la terapia para algunos autores es “enseñar a ver los problemas como desafíos y no como amenazas”. Esto reducirá el grado de desmoralización de la persona para adoptar los cambios necesarios y buscar caminos vitales más fructíferos. - Afianzar la competencia y autoeficacia de las personas. Una persona autoeficaz es consciente de la percepción de sus habilidades y estrategias adecuadas para superar los desafíos de la vida. Autores como Kanfer y Scheftt sugieren varias estrategias para mejorar nuestra eficacia personal: Pensar el comportamiento en conductas concretas, no en definiciones o aspectos globales, por ejemplo, me siento triste, en lugar de decir “estoy deprimido”. Pensar la solución. Algunas veces estoy estresado y enfadado, ¿qué puedo hacer para cambiar? Pensar en positivo. Estoy ansioso ante los próximos exámenes, pero los superaré. Pensar pasos pequeños. Voy a intentar hacer la cama, en lugar de pensar en arreglar toda la casa. Pensar de forma flexible. No realizaré las cinco cosas que me propuse, pero he hecho tres. Poco importa no haber hecho todo. Pensar en planificar y estructurar el futuro, no el pasado. “Mañana intentaré ser asertivo en clase” en lugar de “ayer no fui capaz de preguntar a la profesora de matemáticas”. - Superar las conductas de evitación. Es importante aprender estrategias de enfrentamiento ante los problemas y situaciones estresantes de la vida, en lugar de evitarlas. La estrategia del avestruz impide la posibilidad de crecimiento y maduración personal. De ahí que una de las metas terapéuticas sea ayudar a la persona a hacer aquello que teme, a exponerse a las situaciones que provocan ansiedad. - Ser conscientes de las propias ideas erróneas Muchas personas se fijan metas irreales, tienden a ser perfeccionistas y se juzgan a sí mismas con criterios rigurosos. Establecen metas que son abstractas , generales e inalcanzables; y la forma en que la gente define sus objetivos personales y las estrategias para realizarlos determina su éxito o fracaso, su autoestima o inutilidad. Los terapeutas, especialmente los de orientación cognitiva, enseñan a ser conscientes de las propias distorsiones cognitivas e ideas irracionales que perturban el estado emocional. - Enseñar a aceptar las realidades de la vida. Hay dos tareas importantes para alcanzar la madurez personal. La primera es saber aceptar las cosas que no podemos cambiar y luchar para intentar transformar las que podemos, y la segunda tener criterios realistas para adecuar las propias expectativas e intereses con la realidad. 2.3. Terapias psicológicas. a) El psicoanálisis La psicoterapia nace a finales del S. XIX con el Psicoanálisis de Freud, el cual emplea la palabra como vehículo terapéutico. Las tres técnicas básicas que emplea son: La asociación libre. Utilizada para descubrir el inconsciente. El paciente informa al analista de sus pensamientos y los recuerdos que acuden a su mente, independientemente de que sean o no triviales. Esto facilitará la aparición de recuerdos y deseos reprimidos y su aceptación consciente. El análisis e interpretación de los sueños. Freud se refirió a los sueños como el camino real hacia el inconsciente. Los impulsos y deseos reprimidos durante la vigilia se manifiestan en el sueño, aunque en formas disfrazadas. La transferencia. Para Freud la repetición de la experiencia pasada, vivida emotivamente durante el análisis, permite al paciente transferir al analista la hostilidad, el afecto o la culpa que sintió en otras épocas hacia sus padres u otras personas significativas. Así, el paciente descarga las tensiones y el analista le hará comprender que esos sentimientos infantiles a no son apropiados en su vida adulta. b) Terapia cognitivo-conductual La terapia de modificación de la conducta, se basa en la teoría del aprendizaje, e intenta mantener, cambiar o suprimir una conducta. A los terapeutas conductuales no les interesa analizar las causas subyacentes, como a los psicoanalistas, ni analizan el sentido de la existencia, como los psicólogos humanistas. La modificación de conducta implica cambios en el ambiente y una mejor interacción social. Se interesan más por las conductas simples que por las complejas, y su objetivo es educativo, ya que buscan mayor autocontrol sobre el propio comportamiento. La terapia cognitivo-conductual aborda problemas conductuales y no “enfermedades mentales”, lo cual supone una actitud completamente diferente ante los problemas psicológicos. Una persona sin deterioro orgánico no es un “paciente” y, por tanto, esa persona no tiene que curarse de nada. Quien acude en busca de ayuda es visto como un cliente, una persona con problemas, que son siempre el déficit o el exceso de determinadas conductas no adaptativas. Los terapeutas no emiten juicios morales sobre las conductas problemáticas de un individuo. Se preocupan de problemas de aprendizaje y/o cognitivos, de la falta de habilidades sociales o emocionales, y enseñan cómo enfrentarse a los problemas de la vida. Las características de la terapia cognitivo-conductual son: - Tanto la conducta normal como anormal se aprenden según las leyes del aprendizaje y existe una continuidad entre ellas. La conducta “patológica ”es considerada como una respuesta inadecuada a una situación concreta. - La modificación de la conducta implica buscar las causas de los conflictos del individuo, no a quien tiene la culpa de ellos. El comportamiento se analiza en términos funcionales, como respuestas. Las respuestas pueden ser pensamientos, emociones y acciones motoras. - En el análisis de una conducta problemática importan más los determinantes actuales que sus antecedentes lejanos. Laactuación terapéutica se centra en el “aquí” y el “ahora”. - Esta terapia estudia los procesos psicológicos de adquisición, consolidación y extinción de la conducta y de los procesos cognitivos. - Como técnicas utiliza las entrevistas, autorregistros, cuestionarios, registros psicofisiológicos (presión arterial, volumen sanguíneo) y la observación de la conducta. - Las fases del análisis conductual son: Evaluación detallada de la conducta problema Cuando se ha seleccionado la conducta que se desea modificar, detallar las variables que la mantienen y delimitar los objetivos de la terapia. Tratamiento: modificación de la conducta problemática mediante diversas técnicas. Valoración de los resultados obtenidos. En esta terapia el cliente aporta los datos, sus habilidades y conocimientos, y el terapeuta su experiencia y conocimientos técnicos. Para este profesional los “datos” son lo que la persona piensa, siente y hace en un momento determinado, siendo muy relevantes los antecedentes y consecuencias de sus acciones. Algunas técnicas conductuales son: a) La desensibilización sistemática (Wolpe). Basada en el principio de inhibición recíproca. Considera que ante ciertos estímulos o situaciones no es inevitable sufrir ansiedad, ésta puede eliminarse por medio de la relajación inducida ante la situación provocadora de miedo. Por propia experiencia sabemos que el rendimiento en cualquier tarea es distinto si estamos relajados o con una tensión excesiva. b) Modelado. Se basa en la extinción de respuestas de miedo y aprendizaje por acercamientos o aproximaciones sucesivas a la conducta deseada. Útil en el tratamiento de fobias u obsesiones. c) Entrenamiento asertivo. Su objetivo es superar la ansiedad ante situaciones sociales o interpersonales. Se trata de defender tus derechos, pensamientos y sentimientos en situaciones sociales, sin avasallar a los demás, ni adoptando una posición pasiva. En las sesiones terapéuticas individuales o grupales la persona puede aprender a través del role-playing o ensayos de conducta , nuevas formas de pensar o comportarse con la finalidad de aplicarlas en su contexto social. d) La relajación progresiva de E. Jacobson. Método muy utilizado en la modificación de conducta. Consiste en reducir la activación muscular para que la persona no manifieste nerviosismo , ansiedad o ira en situaciones ansiógenas. Se aprende con este método a diferenciar entre la contracción y la relajación de los músculos, primero del brazo y luego de otras partes del cuerpo: frente, cara, hombros, abdomen y piernas, hasta conseguir una relajación total del cuerpo. c) Terapia sistémica Basada en la Teoría General de Sistemas de L.von Bertalanffy y en la Cibernética, surgió con los trabajos del grupo de Palo Alto (California), encabezados por Bateson, Weakland y Watzlawick. Dicho modelo considera al individuo no como algo aislado, sino en interacción con los demás. Estudia al grupo familiar y lo trata como un todo, observa cómo interactúan sus miembros y examina los patrones inhibidores o destructivos. La forma en que los miembros de una familia se enfrentan o eluden los problemas, la honestidad u hostilidad en que basan sus relaciones familiares, son de gran importancia durante esta terapia. Dan importancia también a las diferentes etapas del ciclo vital: la independencia de la familia originaria, cómo se forma una pareja estable, familias con hijos adolescentes, la independencia de los hijos o la etapa de la jubilación, etc. Cada etapa tiene sus reglas y cada miembro de la familia tiene que adaptarse y crear nuevas pautas de relación. Esto no significa que la terapia familiar tenga como misión mantener una familia a toda costa, pero puede ser de gran ayuda en procesos de separación y divorcio. d) Terapia humanista La psicoterapia propuesta por C. Rogers es la más influyente del modelo humanista. Para este autor el crecimiento hacia la madurez personal es un proceso incesante de solución de problemas. Su terapia hace hincapié en lo afectivo, más que en lo intelectual, y se orienta hacia la actualización de las capacidades de autovaloración y autodirección del cliente. Las actitudes del terapeuta son esenciales para promover y facilitar el cambio personal. El terapeuta no debe ser directivo, sino empático y aceptar al cliente de forma incondicional y ser congruente con lo que dice y hace.