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Equipo # 6
Expone el lunes 19 de Octubre 2009
Marisela Fuller Gastelum
Pág. 84
ESCUELA NACIONAL DE ECONOMIA DE LOS AÑOS TREINTA Y
CUARENTA
Una de las características que definen la Escuela Nacional de Economía
durante este periodo era su enseñanza de la Economía ¨social¨. Como dice uno de los
primeros profesores de la escuela:
Esta nueva profesión de economía tiene... elevada y noble significación social...
porque por la naturaleza de los hechos el economista necesariamente tiene que pensar
no en un plano de problemas e intereses individuales, sino en u plano de intereses y
problemas sociales, procurando siempre encontrar soluciones científicas y medios para
alcanza a esas soluciones en el ámbito de la sociedad (Loyo [Gilberto],1949,p.394).
La noción de que el economista necesitaba pensar en términos de
resolver problemas sociales mas grandes; era similar a las ideas promovidas por la
Escuela Institucionalista en Estados Unidos en la época, aunque contrastaba con los
puntos de vista de; como reformador social fue particularmente característica del
pensamiento de Jesús Silva Herzog. el fundador mas influyente de la carrera de la
UNAM, quien escribió que ¨el economista sin preocupaciones sociales ... es un
mutilado que se mueve en un ámbito estrecho , sin alas en el pensamiento y sin
capacidad constructivas y creadora ¨(Silva Herzog,1967,p.35).Además ,la economía
social suponía que un
economista cabal debería tener algunos conocimientos de
historia ,filosofía y ciencias sociales, mas que auto restringirse a mediciones y formulas
matemáticas: como señalaba Silva Herzog ¨La economía política no es una ciencia
matemática , sino una ciencia social con relaciones estrechas con la sociología y la
ciencia política” (Silva Herzog,1967,pp.24-25).Esta filosofía seguiría caracterizando a
la escuela de Economía por mas de medio siglo.
Las ideas socialistas e intervencionistas estatales en boga entre los
intelectuales mexicanos de la época eran compatibles con esta filosofía social de la
Escuela Nacional de Economía: Entre los cursos mencionados en el plan de estudios
de 1936 de la Escuela Nacional de Economía estaban Teoría Económica y Social del
Marxismo, la Historia de las Doctrinas Socialistas , el Problema Agrario
Mexicano, y un curso llamado ¨ el estado de la vida económica; los cursos optativos
incluían la historia de los movimientos y problemas sociales de la economía
planificada (Pallares Ramírez ,1952,pp.105-106). Estos cursos eran adecuados para el
ambiente político y Cultural de régimen de Cárdenas (1940-1946)
pero no muy
compatibles con el ambiente de las presidencias posteriores de Manuel Ávila Camacho
(1940-1946) y de Miguel Alemán (1946-1950) ambos con una actitud más favorable
hacia los intereses empresariales y menos partidarios de reformas sociales. Es
probable que el conocimiento de este cambio en el clima político haya llevado a Jesús
Silva Herzog, como director de la escuela en 1940, a reformar el plan de estudios
para hacerlo mas técnico y menos políticamente contencioso. Aunque Silva Herzog
siempre fue reconocido por su retórica revolucionaria - que dicen, hacia sus clases muy
populares -, siempre fue también un pragmático que entendía que el nicho que la
ciencia económica mexicana estaba destinada a llenar era el papel práctico de
promover de personal a la burocracia gubernamental.
A pesar de este cambio de tono, la tendencia izquierdista de la Escuela
Nacional de Economía, continuaría a lo largo de las décadas siguientes. Muchos de
estos profesores mas prestigiados , aunque leales al Gobierno y dependientes de este
en cuanto a empleo leales de gobierno y dependientes de este cuanto a empleo
,estaban convencidos de la eficacia del marxismo como marco teórico de la
intervención del Estado como una necesidad practica, y siguieron enseñando de
acuerdo con sus creencias. En un estudio de 1975 de los egresados de la Escuela
Nacional de Economía durante 1951, Camp encontró que de los quince profesores mas
notables seleccionados por entrevistas y materiales publicados, once eran izquierdistas
de algún tipo; y nueve de estos once alcanzaron puestos gubernamentales de nivel
medio y alto durante sus carreras (Camp,1975 pp.140-141).Durante la primera década
de la carrera de Economía de la UNAM , los estudiantes con punto de vista mas
conservadores no tenían mas opción que aprender gran cantidad de material
izquierdista o estudiar alguna otra disciplina, ya que no existía otra Escuela de
Economía en México .Un ex estudiante que ingreso en 1946 a la UNAM, recordaba:
Por supuesto que nos enseñaban marxismo, pero no todos nosotros éramos
marxistas .Recuerdo que en un examen respondí todas las preguntas ¨Marx dice esto y
¨Marx dice aquello. El profesor finalmente se enojo y me preguntó Bien ¿que dices tu?
yo le dije que no estaba siendo evaluado sobre lo que yo pensaba, sino sobre lo que
pensaba Marx, y me puso 10 (entrevista con Calderón, 23 de agosto de 1995)
Mi revisión de 75 tesis de economía de la UNAM de los años 1934 a 1945 -véanse
los resultados completos en el Apéndice A - muestra que la ideología izquierdista
adoptaba dentro del gama era esencialmente pragmática y estatista mas que
revolucionaria .O mas bien, si era revolucionaria lo que se exaltaba era la Revolución
Mexicana y no el socialismo revolucionario. Las tesis proporcionan un indicio de la
perspectivas de capacitación y empleo de los economistas de la UNAM, ya que
representaban un ejercicio de reconocimiento y técnica aplicados .Evidentemente,
una de las habilidades adquiridas en la Escuela Nacional de Economía,
era la
recopilación y utilización de estadísticas descriptivas: 84% de las tesis utilizaron
tales estadísticas y, con frecuencia, los cuadros ocupaban docenas de paginas que
completaban el texto. Las estadísticas descriptivas podían utilizarse en diferentes
agencias gubernamentales como base para sustentar la toma de decisiones políticas o
la política monetaria ,por ejemplo, apoyando estimaciones de inflación elaboradas a
partir de índices de precios los métodos econométricos aparentemente no se
conocían en la Escuela de Economía durante este periodo, ya que ninguna de las tesis
los utilizo. Los modelos matemáticos como una manera de expresar las teorías
económicas están presentes solo en siete de las 75 tesis.
La típica tesis del periodo de 1934 a 1945 era teórica - solo 44% de las
tesis tenían citas teóricas -y orientada hacia un problema practico muy especifico; la
mayoría no hacia referencia explicita a aspectos normativos, tales como la
eficiencia de la intervención del Estado en la economía .Para tomar un ejemplo
representativo, una tesis analizaba la explotación del guayule, una planta productora de
caucho nativa de México. “El humilde propósito del autor era contribuir con mi
pequeño esfuerzo al conocimiento de esos aspectos de la economía nacional que
podrían ser una fuente de riqueza para mi país ¨ (Vázquez, 1936, p.1) Después de
describir la historia y biografía de este producto y de presentar muchas paginas de
cuadros relativos a su producción y otras estadísticas relacionadas, el autor concluía con
recomendaciones para fomentar la producción de guayule mediante incentivos
sindicales selectivos. Uno puede imaginarse a este individuo
trabajando
posteriormente en un puesto administrativo en el Banco de Crédito Agrícola.
Las tesis escritas antes del final de la presidencia de Cárdenas (1936-1940)
era más probable que analizaran temas agrícolas, mientras que las tesis escritas
durante el siguiente periodo presidencial de Ávila Camacho estaban orientadas a
temas industriales. Varias tesis de los años treinta hacían referencia a cooperativas
agrícolas, un tema relevante durante la redistribución de la tierra en ejidos. Un tema
que apareció en los años cuarenta fue la necesidad de que México se industrializara
para liberarse de la dependencia de las importaciones extranjeras y convertirse en
un país desarrollado: ¨ es el motor de la economía contemporánea, un país sin
industria esta condenado a la implacable explotación capitalista (Saavedra, 1941,
p.10). Independientemente del contenido, lo que tenían en común la mayoría de las tesis
era el mismo formato general: una introducción seguida de cuadros estadísticos
descriptivos, y un conjunto de recomendaciones de políticas. El hecho de que las
recomendaciones desempeñaran un papel importante en las tesis, da
fe de la
importancia que se le daba al gobierno en la resolución de problemas económicos
de todo tipo, desde la producción de trementina de los pinos en el estado norteño de
Durango hasta la industria fílmica en la Ciudad de México. A través de estas
recomendaciones es posible estimar las posturas de las tesis teóricas sobre la
intervención estatal de la economía, ya que algunas tesis piden medidas menos activas –
incentivos fiscales- y algunas pedían medidas mas activas – la nacionalización de
todas las industrias privadas, por tomar un ejemplo extremo. Las tesis con
orientaciones teóricas a menudo daban justificaciones explicitas para la intervención
del gobierno en la economía:
“El programa de fomento industrial supone… una necesaria intervención del
Estado, pues si se abandona a la actividad privada únicamente el atenderlo, los
resultados serán pocos satisfactorios” (Díaz Martínez, 1943, p. 52).
“La vida contemporánea plantea como un imperativo categórico la intervención
del Estado en la mayor parte de las actividades económicas, políticas y sociales de los
pueblos” (Andrade Muñoz, 1945, p. 123)
Si combinamos las posturas teóricas y no teóricas sobre el intervencionismo
del Estado (cuadro 3.1), encontramos que el 40% de la tesis son moderadamente
intervencionistas (véase el apéndice A para definiciones de categorías), y ninguna tesis
pide, ni implícita, ni explícitamente menos intervención del Estado.
Se pide la intervención con tanta frecuencia, porque la experiencia de la
depresión de los años treinta había hecho que las prescripciones del laissez-faire
fueran insostenibles:
UNUNAM 1934-1945
N
(%)
Abo Aboga por menos intervención
Apo apya las intervenciones existentes
0
(0)
30
(40)
AboAboga por mas intervención
21
SinOposición respecto a la intervención
24
Tota total
75
(28)
(32)
(100)
Cuadro III.1
Postura respecto a la inversión del Estado, UNAM, 1934-1945
Ante este cuadro de la realidad contemporánea, ¿Cómo podría la economía
ortodoxa seguir sosteniendo sus principios de estabilidad, equilibrio aprovechamiento
óptimo de los recursos, armonía de intereses, auto-regulación, auto-ajuste, etc.? Si lo
intentaba… (Botas Santos, 1944, p. 95).
Un tema notable era que el capitalismo estaba lleno de contradicciones internas y
defectos que requerían la intervención estatal para se corregidos, un elemento
retórico que se presenta en 17% de la tesis:
“En nuestra opinión, la libre competencia no pudo funcionar con atingencia en el
ayer inmediato y menos podrá funcionar mañana, debido, fundamentalmente, a la
complejidad de las cosas económicas, ala falta de elasticidad del sistema, a la
inestabilidad del ritmo económico, debido a causas múltiples que caen fuera de este
estudio” (Salinas Lozano, 1944, p. 11).
Como veremos en el siguiente capitulo, este tipo de retórica se volvería aun
mas pronunciada durante los años cincuenta, cuando las ideas keynesianas y
desarrollistas tuvieron una presencia mas establecida en la Escuela de Economía
de la UNAM.
De acuerdo con el espíritu de la época, los escritos de Marx –citados ya sea
directamente o a través de obras secundarias- tenían una fuerte presencia en las tesis de
1934 a 1945 y estuvo presente en 13% de todas las tesis, o en 30% de aquellas con citas
teóricas. Sin embargo, solo cuatro (5%) mencionaban apropiadamente al socialismo y
dos, aproximadamente 3%, con desaprobación. En otras palabras, el marxismo se
utilizaba como una herramienta analítica, pero el socialismo revolucionario era
mucho mas una excepción que la regla en la Escuela Nacional de Economía. En
contraste, se hacia referencia a los fines de la Revolución mexicana en 12% de la tesis.
12 Raúl Salinas Lozano siguió mas tarde estudios de postgrado en estados Unidos
y fue el economista más importante de su generación que alcanzo un puesto publico de
alto nivel, secretario de comercio. Es padre de Carlos Salinas de Gortari, presidente de
México de 1988 a 1994.
Cuadro III.2
Autores más citados, UNAM 1934-1945
(Total N=75, tesis con citas teóricas= 44%)
N
Kart Marx
10
%
13.3
Ad Adam Smith
8
10.6
Gus Gustavo Cassel
4
5.3
DavDavid Ricardo
4
5.3
JohIann Strachey
4
5.3
Ernest Wagemann
4
5.3
F. Antezana Paz
3
4.0
Fritz Bach
C.T Eheberg
3
3
4.0
4.0
GotHaberler
3
4.0
J. MKeynes
R. JTurgot
AlfrWeber
3
3
4.0
4.0
3
4.0
Una de las razones por las que Marx era tan frecuentemente citado esa casi
seguramente la falta de otras teorías disponibles para explicar los problemas de los
países en vías de desarrollo y prescribir la intervención activa del Estado para
remediar los defectos del capitalismo. Adam Smith fue el segundo autor mas citado, y
lo fue en aproximadamente 11% de la tesis. La explicación para la coexistencia de dos
autores aparentemente tan disímiles – Marx y Smith – en el tope de la lista es que
ambos eran autores clásicos y, por consiguiente, disponibles para un estudiante de
Economía en México en los años treinta y principios de los cuarenta. Keynes fue citado
solo tres veces entre 1939 y 1945 – la primera traducción mexicana de Keynes, como
ya mencione antes, se publico apenas en 1942 -. Otro autor citado con relativa
frecuencia fue Ernst Wagemann, un economista continental heterodoxo que creía en
un papel más vigoroso del Estado en la Economía.
La cita relativamente frecuente de Marx, por tanto, debe verse en un
contexto histórico y no tomarse como una indicación de convicciones socialistas.
Una prueba que apoya esta interpretación fue la combinación de la retórica extravagante
marxista con prescripciones más bien pedestres para los gobiernos de los países en
vías de desarrollo. Una tesis que abogaba por el control del Estado en la industria
eléctrica con lenguaje dramático aseguraba que ese era “el antecedente indispensable
para llevar a la humanidad al estado final del comunismo que será necesariamente la
solución a los problemas que periódicamente aparecen en la estructura burguesa y
arrastran a la cultura occidental a una desastrosa caída” (Ortega Mata, 1939, p. 4.).
La inmediatez de la gran depresión, por una parte, y el fascismo en Europa, por la
otra, contribuyeron obviamente al atractivo de las ideas marxistas. La traducción
que hizo el Fondo de Cultura Económica de la obra marxista, Naturaleza de la crisis de
Strachey fue citada cuatro veces. Strachey interpretaba los sucesos de los años treinta
como una indicación de que las naciones del mundo enfrentaban opciones:
“La importancia fundamental de los descubrimientos económicos de Marx radica
en que solo ellos nos permiten percibir las alternativas que enfrentamos. Y estas
alternativas son, como dice el propio Marx, el barbarismo o el comunismo” (Stranchey,
1939, p. 29).
Aunque este diagnostico extremo de las contradicciones inherentes del
capitalismo era evidentemente, aceptado por muchos autores, la cura prescrita- el
comunismo al estilo soviético- evidentemente no lo era. En realidad, la primera tesis que
defendió en la Escuela Nacional de Economía en 1934 analizaba y comparaba las
filosofías fascista y marxista del bienestar humano y llegaba a la conclusión de que
ninguna era aplicable a las condiciones de México (Horneado, 1934).
Los estudiantes que escribieron tesis durante los primeros diecisiete años del
Programa de Economía en la UNAM mostraron una tendencia hacia enfoques
pragmáticos y teóricos sobre problemas específicos. Los autores con tendencias más
teóricas utilizaban las ideas disponibles- en particular la de Marx – para explicar los
problemas que enfrentaba México y prescribir soluciones; la recomendación usual,
tanto para la tesis teóricas como para las ateoricas, era pedir más intervención del
Estado en la economía. El marxismo, aunque no se ajustaba a las necesidades
inmediatas de México posrevolucionario, era una teoría disponible que tenia en
cuenta las fallas económicas y sociales del capitalismo. Pero muy pocos autores
querían seguir los razonamientos de Marx y Strachey hasta su conclusión lógica, es
decir, la revolución socialista.
Debe hacerse énfasis en que la ideología que predomino en la Escuela
Nacional de Economía, durante las primeras décadas de su existencia no fue
representativa de la de los funcionarios gubernamentales mexicanos como un todo ni
fue impuesta tampoco en la universidad como la ”línea” del partido oficial – como
había sucedido en la Unión Soviética -. La Universidad Nacional de México se
convirtió en la autónoma (UNAM) en 1929, con lo que oficialmente el Gobierno de la
universidad se separo del Estado. Los estudios sobre la Historia de la Educación
Superior en México sugieren que, posteriormente, la influencia del Gobierno en la
UNAM ha sido más indirecta que directa (Mabry, 1982; Levy, 1980). Más bien, la
Escuela de Economía, parece haber sido una especie de enclave institucional para
muchos de los intelectuales gubernamentales, más izquierdistas y socialmente
motivados. Los funcionarios del gobierno más conservadores aparentemente se
desilusionaron por el enfoque de la escuela y la abandonaron pronto. Por ejemplo,
la salida del profesor conservador Miguel Palacios Macedo a principios de los años
treinta supuestamente se debió a una disputa ideológica con Jesús Silva Herzog
(entrevista con Sánchez Navarro, 19 de septiembre de 1995). Manuel Gómez Morin,
un abogado definitivamente no izquierdista que escribió el acta constitutiva
original del Banco de México, parece haber tenido una pequeña parte de las
actividades de la Escuela después de su fundación inicial. Aunque Silva Herzog y otros
como el aparentemente pertenecían a la corriente principal del partido gobernante
durante los años de Cárdenas, las presidencias mas conservadoras mostraron que los
economistas sociales no representaban mas que una tendencia dentro del partido
oficial de la Revolución mexicana y no al partido como aun todo.
13 En 1944 – 1945 se estableció un sistema de gobierno mas complicado que le resto poder a los
profesores y estudiantes del gobierno mas complicado que le resto poder a los profesores y
estudiantes para elegir rectores y directores de departamento, los cuales serian elegidos ahora por un
consejo del gobierno que se renovaría internamente (mabry, 1982, pp. 189-190). Desde entonces, el
vinculo mas importante entre el gobierno y la universidad ha sido el control ultimo del presidente
sobre el presupuesto universitario; con la consecuencia de que los rectores por lo general, están en
buenos términos con el presidente (Levy, 1980, p. 77) no obstante, en su obra sobre las universidades
publicas de México, Levy (1980 p.p. 97, 115 – 117) observa un alto grado de autonomía con respecto
al gobierno.
Por consiguiente, La Escuela Nacional de Economía, no fue, ni el
portavoz del Gobierno mexicano, ni tampoco totalmente representativo de la
ideología del gobierno mexicano. No obstante, la clientela gubernamental de la
ciencia económica mexicana resulta un factor clave para explicar el tono izquierdista
del programa de economía de la UNAM. No fue solo porque había izquierdistas con
vínculos con el gobierno implicados en la fundación del programa, sino, si no mas
importante aun, porque el Estado posrevolucionario mexicano era un cliente
profesional relativamente tolerante de las ideologías izquierdistas. Al igual que la
economía en algunas naciones europeas continentales, la ciencia económica mexicana
argumentaba “desde el punto de vista del estado” y abogaba en representación de los
grupos que estaban empezando a formar la base corporativa de este. Como
resultado el énfasis en la objetividad y la neutralidad, común en la Ciencia
Económica estadounidense, fue remplazado en México por un compromiso
deliberado y explicito con la justicia social.
La estructura e ideología del primer Programa de Economía de México
reflejaba la clientela implícita para la ciencia económica mexicana: un gobierno
desarrollista que dependía de una base corporativa para su consolidación y
supervivencia. El Estado mexicano proporciono los recursos que apoyaron la
naciente profesión a través de dos canales. Primero proporciono la Universidad,
dentro de la cual podría tener lugar la enseñanza de la Economía, y los profesores para
que enseñaran ahí. La Universidad Nacional Autónoma de México ha estado ligada
constitucionalmente con el Estado de una manera, que resulta por completo
desconocida para los observadores estadounidenses contemporáneos. En Estados
Unidos los estudiantes pagan altas colegiaturas que son subsidiadas por préstamos del
gobierno, porque, esencialmente, son pagadas por el ingreso privado futuro de los
estudiantes. Incluso las Universidades que se dicen publicas o estatales tienen
colegiaturas importantes y están sustancialmente patrocinadas por recursos
privados y tienen consejos de administración en los que los intereses del sector
privado están fuertemente representados. En cambio, la colegiatura en la UNAM ha
sido tan baja que, en esencia, se puede considerar como gratuita. El costo directo de
la educación en Economía en México, no era pagado por los estudiantes, si no por el
Estado, que proporcionaba la infraestructura de la universidad y los salarios que ahí se
pagaban, así como los profesores taxi que daban clases en las mañanas o noches
casi sin paga.
Una segunda manera en que el Estado mexicano funcionaba como clientela
para la ciencia económica, era a través de la contratación y promoción de los
estudiantes que se graduaban como economistas. Si el Gobierno mexicano no les
hubiera ofrecido empleo a los graduados – y estudiantes – de Economía, estos jóvenes
aspirantes a profesionales hubieran estudiado Derecho, Ingeniería u otra carrera sin
duda. Así pues, el incentivo para estudiar economía era evidente: una plaza en la
burocracia, gubernamental. En pocas palabras: como profesión, la Economía
mexicana debe su existencia al Gobierno mexicano.
El sector privado mexicano, por otra parte, casi no tuvo ingerencia en el
financiamiento de la Ciencia Económica mexicana durante sus primeras dos
décadas. Como explico un dirigente empresarial que asistía a la Escuela de Derecho en
la UNAM a principios de los años treinta: “nosotros, en el sector privado, en primer
lugar no queríamos elementos marxistas en nuestra administración. Y segundo, no
veíamos como un economista podría ayudarnos en el desarrollo de nuestra empresa.
Sentíamos que era natural que los economistas fueran burócratas, empleados del
gobierno” (entrevista con Sánchez Navarro, 29 de septiembre de 1995). Después de los
años cuarenta era más probable que los empresarios mexicanos tuvieran licenciaturas en
Derecho o Ingeniería que en Economía (Camp, 1989, p. 67).
LA FUNDACION DEL ITM
Un tema recurrente en las tesis de las primeras décadas de la Economía de la
UNAM fue la condena de esta como una herramienta para incrementar las
ganancias privadas. Un estudiante aseguraba que “los conocimientos del estudiante
que sale de las aulas de nuestra escuela para obtener el titulo de licenciado en
economía, deben forzosamente estar encaminados a los fines de interés general antes
que afines individuales, como suele ocurrir en las de más profesiones” (Saavedra,
1941, p. 11). Otro sugería que ”el economista debe ocuparse exclusivamente del
análisis de lo que es y no de lo que debe ser. Su campo se reduce a la argumentación
teórica y no debe inmiscuirse en el mundo de los negocios” (Botas Santos, 1944, p. 98).
En un sentido, estas posturas hacen de la necesidad una virtud, ya que los graduados
no eran entrenados para dar servicio como empleados del sector privado.
Sin embargo, otro estudiante sentía que era importante que los economistas
traspasaran las fronteras del Sector Público:
El economista, por su sentido de responsabilidad y para hacer honor a la ética
profesional, debe esforzarse para que sea ampliamente conocida su función, haciendo
que sus actividades se encaminen a la resolución de los problemas económicos, tanto
individuales como colectivos, por medio de la aplicación mas técnica de sus
conocimientos (Gutiérrez, 1944, p. 79).
A diferencia de los autores que glorificaban la dedicación del economista
al bien común en el gobierno, este escritor criticaba duramente la ausencia de
economistas en las empresas:
“Las empresas particulares no saben en que y para que pueden aprovechar los
conocimientos de los economistas – cosa que no es de extraña, ya que ellos mismos no
saben a ciencia cierta para que sirven -; sin embargo, es la economía privada donde
puede hacer una labor mas efectiva para el progreso del país y para la elevación
cultural y social del pueblo mexicano, ya que en la vida publica no pueden ser
escuchados debidamente por los intereses bastardos de los políticos” (Gutiérrez, 1944
p. 9).
En un país atrasado como México, señalaba otro autor, un sector privado
subdesarrollado y nada refinado no necesita hacer uso de las herramientas de las
que dispone un economista:
“En nuestro medio comercial, bancario e industrial, se estima aun que la carrera
de Licenciado en economía no tiene aplicación práctica. En el diario batallar de los
negocios… La causa de esto… puede encontrarse en las condiciones económicas del
país” (Márquez Gómez, 1944, p.5).
Ya fuera exaltada, lamentada o simplemente observada, la falta de
prospectos para los economistas, fueron el sector publico era un hecho que percibían
claramente los estudiantes de la Escuela Nacional de
Economía. Cuando se
mencionaba es sector privado en las tesis de la UNAM, solía ser en el contexto de
subrayar las deficiencias de los mercados que se habían dejado. A menudo, la
impresión dada por las tesis era la de de un México con poca o ninguna, industria un
vasto parámetro subdesarrollado, listo para la intervención del Estado.
“México es un país con una estructura económica semicolonia, preponderante
agrícola, con variados recursos naturales, pero carente de capital para explotarlos”
(Mekler, 1942, p 129).
La visión de México en los años treintas y principios de los cuarentas
era sesgada y no del todo cierta. El historiador económico Steven Haber, por ejemplo,
analiza el vigoroso crecimiento de la industria mexicana después de que se supero la
crisis en 1933, y señala que fue realmente durante los años treintas cuando la
industria se convirtió en el contribuyente mas importante del PIB mexicano:
durante estos años, México no era simplemente un país “subdesarrollado”, si no “en
vías de desarrollo” en el sentido mas completo del termino (Haber, 1989, p.171).
¿Quiénes eran los actores del sector privado en esa época y que
relaciones tenían con el gobierno? Por desgracia, el trabajo académico sobre el
México del siglo XX ha tendido a centrarse casi exclusivamente en el Estado en
lugar de en el sector privado, con el resultado de que no se dispone de una historia
completa de este sector. Sin embargo, pueden encontrarse algunos relatos principales.
Haber (1989) traza la evolución de un grupo de industrias de origen porfiriano que
pudieron prosperar después de la Revolución. Entre estas industrias de origen
porfiriano que pudieron prosperar después de la revolución. Entre estas industrias
estaban las del acero y la del vidrio, ambas centradas en la norteña ciudad
industrial de Monterrey; la del papel, localizada cerca de la ciudad de México; la del
jabón, en Durango; la de textiles de algodón, en su mayoría en Veracruz; la de la
cerveza, localizada en los alrededores de la Ciudad de México, Veracruz y Monterrey;
la de cigarrillos: y la del cemento. Haber, hace notar que estas industrias se
caracterizaban por su gran tamaño y su alto grado de concentración de mercado (Haber,
1989, pp. 45-54). Otra característica de estas industrias fue el predominio de
conglomerados financiero-industriales, una respuesta, según Haber, al riesgo
percibido por los inversionistas (Haber, 1989, p. 67). Ese fenómeno en México,
observado por muchos autores, entre ellos Maxfield (1990, p.48), hace analíticamente
difícil separar los intereses de estos viejos industriales de los de los bancos, ya que
los bancos y las industrias suelen reunirse en compañías individuales. En los años
siguientes, los capitalistas porfirianos se juntaron con los nuevos: entre estos había
funcionarios revolucionarios que prosperaron en los negocios por conexiones políticas
(Haber, 1989, pp. 185-189).
¿Cuáles eran las posturas de los capitalistas mexicanos con respecto al
Estado y sus programas económicos? Las discusiones de las posturas políticas de los
grupos empresariales mexicanos por lo general se organizan de acuerdo con las
“cámaras” oficiales en las que, a partir de 1936, el Gobierno obligo a reunirse a todas
las empresas con capitalización superior a quinientos pesos (Shafer, 1973, p. 44). Sin
embargo aquí, con el propósito de simplificar – y para evitar que el lector se confunda
con una selva de acrónimos--, se destacan dos grupos principales para periódico
analizado en este capitulo: los viejos industriales, banqueros y comerciales
porfirianos
que
solían
adoptar
una
actitud
mas
conservadora
y
antigubernamental, y el “nuevo grupo” de manufactureros mas pequeños que se
formo en los años treintas y cuarentas y que mas tarde habrían enojar a los viejos
industriales con su postura constante a favor del gobierno (Shafer, 1973, p.59; Mosk,
1954, pp. 21-52).
El nuevo grupo – que representaba una fuerza pequeña pero importante en
la comunidad
empresarial mexicana en los años cuarentas -- tenía mucho para
beneficiarse a través de la extensa protección del gobierno y los controles de
crédito y, por siguiente, se conformaban más con la línea del Gobierno como una
manera de obtener apoyo (Vernon, 1963, pp. 167-168). En consecuencia, mientras que
el nuevo grupo apoyaba al gobierno en una amplia gama de asuntos, incluidas la
reforma agraria y la legislación laboral, los industriales mas antiguos y de mayor
envergadura se mostraban constantemente recelosos ante la extensa intervención del
gobierno en la economía, las políticas redistributivas y los sindicatos obreros (Mosk,
1954, pp. 24-27). Los industriales de la cerveza, por su parte, estaban satisfechos con
los acuerdos existentes y veían poco que ganar con la ampliación de la protección – ya
que ellos dependían con frecuencia de insumos externos y se orientaban mas hacia la
exportación que hacia el mercado interno—o con los controles de crédito – ya que
regularmente tenían juntas directivas vinculadas con los principales bancos--, y si tenían
mucho que perder con el apoyo del gobierno a la movilización laboral (Vernon, 1963,
p. 167; Mosk, 1954, pp.25,27).
La presidencia de Cárdenas represento un momento decisivo en las
relaciones entre los industriales más antiguos, los bancos y el gobierno. Cárdenas
represento en un momento decisivo en las relaciones entre los industriales mas antiguos,
los bancos y el gobierno. Cárdenas se enemisto con los empresarios conservadores
no solo por sus palabras, si no también por sus actos: su fiera retórica de la
“educación socialista” se equiparaba con las redistribuciones de la tierra, el apoyo a las
huelgas y las expropiaciones de propiedad extranjera. En 1936, la política de apoyar a
los obreros en contra de los patrones en la huelgas llevo al gobierno a un conflicto con
la familia industrial mas prominente de Monterrey, los Garza Sada; durante dicho
conflicto, el presidente anuncio en un discurso incendiario que si los patrones estaban
“cansados de la lucha social” podían “ceder sus industrias a los obreros o al
gobierno” (LaBotz, 1988, p. 61). Mientras tanto, en intento fallido de incrementar la
inversión privada a través de la legislaron provoco que el gobierno hiciera
acusaciones de especulación, y los banqueros expresaron su disgusto hacia la
presidencia con una fuga de capitales de gran escala (Maxfield, 1990, p.62).
Posteriormente, tanto los industriales más antiguos como los banqueros
participaron en la fundación de instituciones de educación superior para proporcionar
una alternativa a lo que ellos percibían como la ideología de izquierda en las
universidades reguladas por el estado. El Instituto Tecnológico y Estudios Superiores
de Monterrey (ITESM), fundado por industriales locales en 1943, hacia hincapié
principalmente en los campos técnicos, como ingeniería y administración de
empresas. Inspirado en el Instituto Tecnológico de Massachussets y de California,
el “el TEC de Monterrey” no contaría con un departamento de de economía hasta
1954 (Levy, 1986, p. 121). Otra universidad privada, la Iberoamericana, también se
fundo en los años cuarentas con una orientación católica conservadora, pero la Ibero
no tendría un Departamento de Economía hasta los años setenta.
Más importante para el desarrollo de la Ciencia Económica en México fue la
fundación de la Asociación Cultural Mexicana en 1946 y, posteriormente, la
creación del Instituto Tecnológico de México (ITM), cuyo Programa Central era la
Economía. La Asociación fue idea de un grupo de empresarios que estaban
interesados explícitamente en proporcionar una alternativa a lo que ellos percibían
como inclinación izquierda de la UNAM. Las instituciones mencionadas como socios
fundadores de la Asociación Cultural Mexicana incluían a siete de los principales
bancos de mexicanos, el banco central y varias empresas de Monterrey, incluida la
Compañía de Cerveza Moctezuma y la Compañía Fundidora de Hierro y Acero de
Monterrey. El primer concejo directivo de la asociación incluyo a empresarios,
banqueros e individuos con carreras tanto en las finanzas privadas como el en las
publicas.14
El presidente de la Asociación, desde su fundación hasta su muerte en
1967, fue Raul Bailleres, un banquero que fundo el Crédito Minero –mas tarde
Banca Cremi--, el primer banco mexicanos especializado en el financiamiento de la
operaciones mineras. Empresario autodidacta, sin una educación académica formal,
Bailleres también presidio un grupo financiero con intereses de control en la compañía
Cervecera Moctezuma con base en Monterrey y la Cadena de tiendas departamentales
El Palacio de Hierro (“Raul Bailleres”, 1988, p. 6). Otro importante director de la
Asociación fue Aníbal de Iturbide, que se convirtió en director del Banco Nacional de
México en 1945 y en director de Banco Comercial Mexicano en 1955 (“Aníbal de
Iturbide”, 1988, p.8). Aarón Sáenz, otro socio fundador, fue un magnate del azúcar,
con la que izo su fortuna a través de conexiones políticas adquiridas durante la
Revolución, y que ocupó varios puestos importantes durante el maximato, entre ellos el
de Secretario de Educación (1930) y el de secretario de Industria, Comercio y
Trabajo (1930-1931). Sáenz fue conocido por sus estrechos vínculos con los grupos
empresariales conservadores de Monterrey y también fue presidente del Banco
Azuquero, un banco especializado en la inversión en la industria azucarera, que más
tarde se convertiría en el Banco de Industria y Comercio (Hamilton, 1982, pp.
87,89).
Luis Montes de Oca y Carlos Novoa fueron socios del Primer consejo
directivo de la Asociación, con carreras tanto en finanzas privadas como en públicas.
Montes de Oca fue un contador que había sido Secretario de Hacienda de 1927
hasta 1932, y que era bien conocido por su papel en las negociaciones de la Deuda
Externa en 1930. Más tarde fue director del Banco de México, desde 1935 hasta
1940, y posteriormente se retiro de la vida pública para hacer banquero privado.
Montes de Oca fue el socio fundador que tenía los vínculos más importantes con el
mundo intelectual mexicano y, a través de él, el ITM pudo reclutar a Miguel
Palacios Macedo – que supuestamente había dejado la Escuela Nacional de Economía
a causa de la inclinación izquierdista de ésta—para que enseñara en el ITM (Negrete,
1988, p.10). La carrera de Novoa fue, en este sentido, inversa a la de Montes de Oca: de
banquero privado, se convirtió en presidente de la Asociación de Banqueros de
México (ABM) en 1936 y fue el director del banco central (Banco de México) de
1946 a 1952.
Una entrevista en 1988 con Aníbal de Iturbide aclaro los propósitos de la
Asociación Cultural Mexicana y de la escuela que ella creó:
[“En 1946] la ideología cardenista, equivocada en nuestra opinión, todavía
estaba muy vigente. Las ideas del gobierno del general Cárdenas todavía tenia una
influencia importante en el desarrollo ideológico de la vida y la política mexicanas, lo
que a nosotros nos parecía de los mas infortunado para la búsqueda de un desarrollo
equilibrado del país… pensábamos que si había que alternar el desarrollo industrial de
México teníamos que cambiar la mentalidad de la gente por que con una mentalidad
predominantemente de tipo socialista, izquierdista, que era lo que predominaba en el
medio político… Ésa fue esencialmente la razón que nos impulso a crear el Instituto
Tecnológico de México, teniendo como meta la creación de una escuela de economía
de donde egresaban los futuros hombres que manejarían la economía tanto privada
como publica de México…
La idea empezó a tomar forma durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas,
cuando vimos que su política no coincidía con lo que nosotros pensábamos.
Creíamos que con la ideología cardenista en pleno vigor no existía
suficiente
aliciente para la inversión del capital que iniciaría el proceso de transformación de un
país agrícola y minero a uno industrial… La escuela de Ingeniería descartada por que
llamamos a la conclusión de que no podíamos ser eficientes si tratábamos de incluir
tantas ramas. Nos decidimos por tres o cuatro escuelas, dándole siempre a la Escuela
de Economía, por que en nuestra opinión, era la base que cambiara el futuro de
México” (Negrete, 1988, pp.9-10).
La ideología intervencionista del estado “cardenista”, criticada por
Iturbide y sus socios de la Asociación, estaba relacionada con la Escuela de Economía
en la UNAM. Un articulo de la revista Tiempo del 15 de marzo de 1946 citaba a uno de
los fundadores del ITM –cuya identidad no se especificaba--, que decía: “Necesitamos
economistas liberales, no contaminados con el intervencionismo del Estado y que
defiendan nuestros intereses”, y criticaban a la Escuela de Nacional de Economía: “La
Universidad Nacional y su Escuela de Economía están sumidas en un permanente
desorden y… poseídas de una orientación estatista, no pueden garantizar la formación
de técnicos bien capacitados los que puedan confiar los bancos y los negocios
privados” (“Economistas”, 1988, pp.13-14).
Estos planes para crear una escuela de economía rival alarmaron a los
administradores de la UNAM y llevaron al rector de esta casa de estudios, Gilberto
Loyo, a escribir una carta al cofundador de la Asociación Carlos Novoa para interpretar
disuadirlos del proyecto:
“Nuestra Escuela… no forma… individuos fantásticos de extrema izquierda,
sino economistas que conocen su ciencia… y aun cuando entre nuestros alumnos,
graduados y profesores, como es obvio, existen algunas personas de la extrema
izquierda, este corto número de personas no da ala institución entono sectario, y jamás
han utilizado sus cátedras para hacer propaganda” (Loyo [Gilberto], 1946a).
El 3 de Julio, Loyo hablo en una reunión del Club de Banqueros
Mexicanos acerca de por que seria poco aconsejable iniciar una nueva escuela de
economía (Loyo [Gilberto], 1946b). A pesar de estos esfuerzos, el ITM inicio clases
ese mismo año, con veintidós alumnos inscritos.15 Aunque este numero de estudiantes
parecía ser mas bien pequeño para construir una amenaza a la escuela Nacional de
Economía, debe considerarse que esta ultima tenia un total de solo 381 alumnos, 122
de los cuales estaban en primer año en 1946 (UNAM, 1981, p.257). La influencia
progresiva de la Asociación Cultural Mexicana en la trayectoria del ITM, mas
tarde el autónomo ITAM, se haría sentir a través de su poder para designar al
rector de la escuela por un termino indefinido (Levy, 1986, p.133).
CONCLUSIONES
La recién acuñada profesión de economistas en México estuvo
fuertemente determinada por el contexto histórico global de la Gran Depresión,
durante la cual el Estado mexicano volvió su atención a la satisfacción de los
acreedores internacionales –un asunto de gran importancia en los años veinte—y
hacia la movilización de apoyo interno. En particularmente durante la presidencia de
Cárdenas, el Estado que surgió toleraba e incluso apoyaba la ideología izquierdista. Esta
tendencia se reflejo tanto en la primeras publicaciones del Fondo de la Cultura
Económica como el las primeras tesis de economía de la UNAM. Sin embargo, hemos
visto que la Escuela Nacional de Economía no era “socialista” en el sentido estricto de
la palabra. Lo que los empresarios conservadores encontraban objetable el
programa de economía de la UNAM no era un programa explicito para la revolución
socialista, sino una retórica que sonaba amenazante y les recordaba que, en el orden
posrevolucionario existente, podía haber dirigentes políticos para quienes los
valores de la propiedad no fuera sacrosantos.
Es importante hacer notar que el primer programa privado de economía
en México fue fundado por razones específicamente ideológicamente, más que por
razones practicas. Los sectores privados necesitaban alcanzar un nivel crítico de
complejidad organizacional para demandar los servicios de expertos profesionales.
La Ciencia Económica parecía requerir un nivel relativamente alto de
complejidad; por ejemplo, mientras que los Contadores eran contratados en grandes
cantidades por las empresas españolas durante el siglo XIX, los economistas no
trabajaron en el sector privado hasta los años cincuentas (Guillén, 1989, p.69, 132).
15
Por desgracia, no pude material sobre los cursos que se impartían en el ITAM durante sus primeros
años.
El sector privado mexicano de los años treinta, aunque no tan incipiente y
subdesarrollado como implicaban las primeras tesis de economía de la UNAM, no era
lo suficientemente refinado para considerar la imperativa contratación de
profesionales –más que a sus familiares, por ejemplo--. Por consiguiente, es dudoso
que la Asociación Cultural Mexicana hubiera fundado su programa alternativo
1940 sin el estimulo de un programa ideológicamente hostil contra el cual
reaccionar.
Al crear en ITM, los dirigentes empresariales mexicanos esperaban crear
un contra peso político a la ideológico de la Escuela de Economía de la UNAM. La
ciencia económica no fue la única profesión que sufrió este tipo de “escisión”
profesiones entre versiones del Sector Público y Privado. A finales del siglo XIX, por
ejemplo, algunos empresarios alemanes encontraban el discurso de los economistas
alemanes incómodamente cercano al socialismo y, en consecuencias, fundaron sus
propios programas de economía más conservadores y más orientados al comercio
(Lindenfeld, 1990, pp. 215-216). Un ejemplo mas reciente de un programa mas reciente
de economía privado, surgido políticamente del conflicto gobierno-empresa, puede
encontrarse en Argentina. En 1977, en la provincia de Córdoba se fundo un
programa de investigación en economía, basado en la opinión a la política del
gobierno de un grupo empresarial local. Los dirigentes empresariales locales
sintieron que la dictadura militar, aunque fingía estar de acuerdo con la ideología del
laisses-faire, en realidad practicaba una especie de capitalismo intervencionista y
un amiguismo que favorecía a las empresas en y alrededor de Buenos Aires, a
expensas del sector privado de provincia. Una figura clave de este Instituto de
Investigación fue Domingo Carvallo, un doctor en Economía formado en Harvard
que mas tarde, acabo con la inflación, equilibro el presupuesto y privatizo
empresas de propiedad estatal durante el gobierno de Menem (N’haux, 1993, pp.
30-90). por tanto, aun dentro de una sola nación, las ciencias sociales pueden tener
mas de una clientela potencial.
¿Tendría éxito el ITM en forjar un tipo ideológicamente distinto de
economía, diferenciándose así del de la UNAM? En el siguiente capitulo veremos que
hubo varios factores que impidieron que el ITM formulara un tipo radicalmente
distinto de programa de economía. Uno fue la relativa paz que por lo general
caracterizo las relaciones entre el gobierno y el sector privado durante los años que
transcurrieron desde el final de la presidencia de Cárdenas hasta 1970. Otro fue el
paradigma dominante para la economía en el periodo de la posguerra un papel
fuerte del Estado en el fomento del crecimiento y la estabilidad económicos. El
resultado fue un grado sorprendente de convergencia entre ambos programas.
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