Download Informe CESIfo sobre la Economía Europea 2005

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Transcript
DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN
NOTA DE PRENSA
La Fundación BBVA presenta el Informe CESIfo sobre la Economía Europea 2005
El crecimiento de la economía europea se
consolidará en 2005, con un aumento
aproximado del PIB del 1,75 por ciento
España experimentará este año un crecimiento en torno al 2,4 por
ciento y la tasa de desempleo se reducirá ligeramente

El diferencial de crecimiento entre Europa y Estados Unidos se recortará
ligeramente como consecuencia de la desaceleración de la economía
estadounidense

Irlanda, con un incremento del PIB superior al 4 por ciento, será el país de
la zona euro que experimentará mayor crecimiento, seguido de Finlandia,
Luxemburgo, Grecia y España

En los próximos 50 años, la relación de dependencia en Europa pasará de
0,2-0,3 pensionistas por trabajador hasta 0,4-0,68
10.03.2005.- La Fundación BBVA presenta el Informe CESIfo sobre la Economía
Europea 2005, un documento en el que se analiza el estado y las perspectivas
macroeconómicas de la Unión Europea para el presente año. El CESifo es una
organización integrada por el Centro de Estudios Económicos de la Universidad de
Munich (CES) y el Instituto Ifo de Investigación Económica
El informe analiza también importantes cuestiones de política económica, como la
externalización de la producción a los nuevos estados miembros y a otros países
con mano de obra más barata, la evolución de la jornada laboral, la reforma de los
sistemas de pensiones y el precio de la vivienda en Europa.
SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS ECONÓMICAS
El Informe sobre la Economía Europea 2005 destaca que la recuperación de la
economía europea iniciada en 2004 se mantendrá durante 2005 con un ritmo de
crecimiento medio del 1,75 por ciento, muy similar al experimentado durante
el año anterior.
Según los autores del informe, la recuperación sigue siendo frágil y depende del
continuo crecimiento de la economía mundial. Los factores de riesgo para este
escenario básico son la reciente revalorización del euro frente al dólar y cualquier
nueva subida del precio del crudo. En lo que respecta a la política económica, el
informe prevé el mantenimiento de los tipos de interés en los niveles actuales y
una política fiscal similar a la del año 2004.
En 2004, la economía europea se fortaleció y el crecimiento de la producción se
situó cerca de su nivel de tendencia, aunque la brecha de producción (output gap)
siguió siendo importante y el desempleo volvió a aumentar. La recuperación
estuvo liderada por las exportaciones, con un desplazamiento sólo gradual del
gasto hacia la demanda interna. En el primer semestre del año, el crecimiento fue
superior al previsto, pero la expansión perdió impulso en el segundo semestre
debido a la subida del precio del petróleo y a la desaceleración de la economía
mundial.
El crecimiento económico en 2004 volvió a ser mayor en el Reino Unido que en los
tres grandes países de la zona euro –Francia, Italia y Alemania– y también fue
superior a la media en todos los países nórdicos, en Irlanda y en España. Las
economías de Europa central y oriental también superaron el crecimiento medio de
la UE, registrándose las tasas más altas en los estados bálticos, Polonia y
Eslovaquia.
Durante 2005, y según las previsiones del informe, Irlanda (con un
incremento del PIB del 4,4 por ciento) será de nuevo el país de la zona
euro que experimentará un crecimiento más intenso, seguido de Finlandia
(2,8), Luxemburgo, Grecia (2,6) y España (2,4).
ECONOMIC GROWTH IN THE EURO AREA
Growth 2005
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En 2005, la vigente expansión de la economía mundial seguirá respaldando el
crecimiento de las exportaciones europeas, aunque se espera un crecimiento
medio algo menor de las exportaciones de la zona del euro que en 2004.
Asimismo, se prevé un aumento moderado del consumo privado, apoyado –una
vez que remita el efecto del precio del petróleo– por el descenso de la tasa de
inflación y, en algunos países, por nuevas reducciones de impuestos.
Gracias al continuo dinamismo de las exportaciones, a la nueva mejora de los
márgenes de beneficio y a las favorables condiciones de financiación, durante
2005 es previsible una consolidación de la recuperación de la inversión iniciada en
2004.
LEVE DESCENSO DEL DESEMPLEO
Durante 2005, la brecha de producción seguirá siendo relativamente amplia y la
mejora de los mercados laborales será moderada. La tasa de desempleo
durante este periodo se situará en un 8,7 por ciento en la zona euro y se
reducirá ligeramente en España, situándose en torno al 10,5 por ciento.
El diferencial de crecimiento entre Europa y Estados Unidos se recortará en cierta
medida, aunque sólo debido a la pronosticada mayor desaceleración del
crecimiento en Estados Unidos que en Europa. Está previsto que el crecimiento de
la economía americana pase de un 4,4 por ciento en 2004 a un 3 por ciento en
2005. Las economías asiáticas –especialmente Japón y China– también seguirán
creciendo, aunque experimentarán una cierta desaceleración: del 2,9 al 1,2 por
ciento en Japón y del 9 al 8 por ciento en China.
Esta recuperación continuada de las economías de Estados Unidos, Asia y Europa
seguirá impulsando la expansión de la economía mundial, aunque a una tasa algo
inferior a la de 2004. El comercio mundial experimentará un incremento del 7,5
por ciento en 2005, después de un incremento cercano al 10 por ciento en 2004.
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La recuperación de Europa sigue siendo frágil y depende de que la mejora global
se mantenga intacta, de que el precio del petróleo no registre nuevas subidas y de
que la revalorización adicional del euro, en caso de producirse, sea moderada. La
previsión también asume que el Banco Central Europeo mantendrá inalterados los
tipos de interés durante 2005 y que el déficit fiscal estructural disminuirá
ligeramente. En caso de darse hipótesis menos favorables en la economía mundial
(relativos al precio del petróleo, los tipos de cambio y la política monetaria), el
crecimiento de la economía europea sería más débil.
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PACTO DE ESTABILIDAD Y CRECIMIENTO
En cuanto al Pacto de Estabilidad y Crecimiento, los expertos que han realizado el
informe consideran que se está produciendo un progresivo desmantelamiento de
la disciplina presupuestaria de la UE debido a un efecto de contagio, que hace que
el elevado déficit de un país se tome como excusa para justificar los de otros. El
actual debate sobre la reforma del pacto probablemente conduzca a una relajación
adicional de las normas. El principal problema de la mayoría de las propuestas de
reforma es que no abordan el tema clave de su aplicación “ex-post”. Una
aplicación creíble exigiría, o bien que la adopción de decisiones en los
procedimientos por déficit excesivo se trasladara al sistema judicial, es decir, al
Tribunal Europeo de Justicia, o bien que las sanciones se rebajaran y fueran más
progresivas, de tal forma que los políticos se atrevieran a hacer uso de ellas.
Como no es probable que se alcance un acuerdo político respecto a la aplicación
creíble del pacto de estabilidad, tal vez sea mejor reconocer que la mayoría de los
intentos de imposición de la disciplina presupuestaria han fracasado en la UE. Por
lo tanto, la conclusión es que los cimientos de una política fiscal sólida deben
apoyarse en la mejora de las instituciones a nivel nacional. Estas reformas deben
aprender de la política monetaria, y presuponen marcos políticos más
transparentes.
EXTERNALIZACIÓN DE LA PRODUCCIÓN
El informe CESIfo 2005 también aborda la externalización (outsourcing) de la
producción desde los países occidentales de la Unión hacia los nuevos estados
miembros y otros países de fuera de la UE, una tendencia patente en el sector
manufacturero. La externalización es consecuencia, en buena medida, de la
integración comercial de los antiguos países comunistas, así como de otros
productores que ofrecen su mano de obra a bajo coste. Aunque este proceso
puede entrañar ventajas derivadas de la expansión del comercio internacional y la
división del trabajo, estas mejoras pueden no materializarse plenamente debido a
la rigidez de los mercados laborales de muchos países occidentales de la UE, lo
que puede llevar a este fenómeno a sobrepasar su nivel óptimo, destruyendo más
puestos de trabajo de los que pueden crearse en otros segmentos de la economía.
Desde la caída del Telón de Acero y la integración de China en el sistema de
comercio mundial, los intercambios internacionales de bienes y servicios han
crecido de forma significativa. Este crecimiento es una consecuencia de las
grandes diferencias de dotación de factores y, por tanto, de precios relativos,
entre los anteriores países de la OCDE y los países que han abierto su economía al
comercio internacional. El comercio de productos intermedios se ha desarrollado
de forma especialmente rápida debido a las actividades de externalización de las
empresas, que han intentado sacar partido de las enormes diferencias salariales
entre zonas geográficas anteriormente aisladas. Los importantes avances de las
tecnologías de la información y la comunicación de la década de 1990 son una
segunda causa del crecimiento de la externalización. Las nuevas pautas
internacionales de producción han originado en muchos sectores una disminución
del valor añadido interno por unidad producida, la denominada “profundidad de
producción”.
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Esta tendencia a la reducción de la profundidad de producción interna ha sido
especialmente evidente en el sector manufacturero, cuya importancia ha
disminuido de forma notable en los últimos años en la mayoría de los países de
Europa Occidental, donde representa alrededor del 25% de la producción total y el
20% del empleo agregado. Además, en los últimos años, la contribución del valor
añadido industrial al PIB ha disminuido. Un análisis más detallado demuestra que
esta tendencia a la desindustrialización está relacionada con las actividades de
externalización de las empresas nacionales, ya que una parte del proceso de
producción se ha trasladado a países con salarios más bajos. En concreto, los
nuevos miembros orientales de la Unión Europea se encuentran en el lado
receptor de la externalización de las empresas europeas occidentales. La
externalización no se limita a las manufacturas: en Alemania, por ejemplo, se ha
demostrado que el fenómeno es aplicable al conjunto del sector exportador.
En principio, las actividades de externalización pueden generar ventajas derivadas
del comercio para todos los países implicados. Los países de salarios más bajos de
Europa Oriental y Asia encuentran empleos nuevos y rentables para su cuantiosa
mano de obra y pueden subir sus salarios. Los países de salarios más altos de
Occidente son capaces de liberar parte del trabajo y capital empleado en sectores
intensivos en mano de obra y utilizarlo de forma más productiva en los sectores de
servicios y alta tecnología, donde pueden contar con ventajas comparativas.
La externalización es una forma de comercio internacional que debería impulsar el
PIB y el bienestar mundial, ya que permite que los países se especialicen en
función de sus ventajas comparativas. Sin embargo, para que se materialicen las
ventajas derivadas del comercio, es esencial que los mercados internos de
factores de Occidente sean lo bastante flexibles como para permitir la necesaria
migración entre sectores en contracción y sectores en expansión.
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Aunque parece que los mercados financieros de Europa satisfacen en gran medida
este requisito, los mercados laborales son bastante rígidos. En primer lugar, las
medidas nacionales de protección del empleo impiden un fácil desplazamiento de
los trabajadores entre los distintos sectores. En segundo lugar, los convenios
colectivos y las estipulaciones del estado del bienestar, que garantizan un
considerable pago a los desempleados, impiden la necesaria flexibilidad salarial.
Paralelamente a los beneficios derivados del comercio, se produce una tendencia a
la igualación del precio de los factores. En concreto, la especialización en una
producción más intensiva en capital exige salarios más bajos para los trabajadores
menos cualificados en comparación con los más cualificados para evitar el
desempleo. Si los salarios son rígidos, este proceso no puede tener lugar. Los
sectores en los que Occidente tiene desventajas comparativas se contraen con
rapidez, liberando más mano de obra de lo conveniente, y los sectores en
crecimiento no crean empleos adicionales suficientes. El resultado es un nivel de
desempleo creciente.
LA AMPLIACIÓN DE LA JORNADA LABORAL
El grupo de expertos responsable de la elaboración del informe también analiza la
evolución de la jornada laboral en Europa Occidental, con el objetivo de evaluar si
los recientes acuerdos de ampliación de la jornada laboral (con el mismo salario)
alcanzados en Alemania representan una inversión de la anterior tendencia hacia
una jornada de menos horas, y si es susceptible de extenderse a otros países de
Europa Occidental con jornadas laborales cortas, como Bélgica, Francia y Holanda.
El informe considera que los acuerdos de ampliación de la jornada laboral de
Alemania son una respuesta a las intenciones verosímiles de traslado de puestos
de trabajo por parte de las empresas, ya que la ampliación de la jornada laboral
aumentará la producción, pero probablemente también aumentará el número de
puestos de trabajo, especialmente a largo plazo.
Tanto las horas trabajadas per capita como las horas trabajadas por empleado son
más bajas en varios países de Europa Continental que en Estados Unidos, lo que
explica gran parte de la diferencia de renta entre este país y Europa Occidental.
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Una forma de contemplar los acuerdos de ampliación de la jornada laboral consiste
en considerarlos como un modo adecuado de reducción del salario por hora sin
reducir el salario por empleado. Los acuerdos de ampliación de la jornada laboral
también pueden entenderse como la respuesta de la oferta de mano de obra en la
negociación colectiva ante la reducción del salario por hora exigida para poder
hacer frente a las fuerzas de la globalización.
Al analizar los efectos de la ampliación de la jornada laboral, es esencial distinguir
entre el corto plazo y el largo plazo. A corto plazo, la ampliación de la jornada
laboral sin variación del salario, como en Alemania, impedirá por definición la
pérdida de empleo en empresas donde existe un gran riesgo de traslado de la
producción a causa de sus costes elevados. También en empresas que no se
encuentren en este caso, estos acuerdos tendrán efectos positivos sobre el
empleo, siempre que la ampliación de la jornada laboral de los empleados
conduzca a un incremento suficientemente importante de la utilización del capital
debido a que el stock de capital puede explotarse durante más tiempo. En
realidad, este incremento de la utilización del capital es una de las principales
ventajas de la ampliación de la jornada laboral. El efecto de la utilización del
capital posibilita un incremento inmediato de la producción sin necesidad de
reestructurar el proceso de producción.
A largo plazo, el nivel del salario real por hora en una economía abierta debe ser
tal que el capital obtenga la misma tasa de rentabilidad que en el extranjero. De
aquí se deduce que el salario por hora viable a largo plazo depende de la tasa de
rentabilidad del capital en el mercado mundial. Por lo tanto, un factor crítico para
los efectos a largo plazo de la ampliación de la jornada laboral en toda la economía
es su impacto sobre los incentivos para la fijación del salario. Si la ampliación de la
jornada laboral tiene efectos incentivadores en la moderación salarial, será
necesario un menor desempleo en una situación de equilibrio para impedir que los
salarios suban por encima de su nivel viable. Aunque ni el análisis teórico ni los
datos empíricos ofrecen conclusiones inequívocas, se supone que la ampliación de
la jornada laboral contribuiría a la moderación salarial. Si es así, se pueden
esperar efectos positivos sobre el empleo a largo plazo como consecuencia de la
ampliación de la jornada laboral, que se añadirían a los efectos positivos sobre la
producción a largo plazo de un incremento de la jornada laboral que surgirían,
incluso, con un nivel de empleo inalterado.
SISTEMA DE PENSIONES
La reforma de los sistemas de pensiones de la UE, como consecuencia del
envejecimiento de la población, plantea un conjunto de problemas económicos.
Las previsiones apuntan a un aumento del ratio de dependencia de la población
mayor hasta niveles altos, lo que tiene importantes implicaciones fiscales puesto
que, en gran parte, los sistemas de pensiones forman parte del sector público.
Hoy en día, los sistemas públicos de pensiones de la mayoría de los países se
basan en el principio de la solidaridad contributiva, por lo que las contribuciones
actuales se utilizan para pagar las pensiones de los jubilados. En la situación
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actual, la mayoría de los sistemas de pensiones públicos contributivos de Europa
no son sostenibles: se ha pronosticado que el ratio de dependencia crecerá desde
su actual banda de 0,2-0,3 pensionistas por cotizante hasta 0,4-0,68 en el año
2050, lo que eventualmente exigiría un incremento muy importante de los tipos
impositivos y/o una reducción de las pensiones. La reforma no debería dirigirse
únicamente a solucionar el problema presupuestario, sino también a diseñar un
sistema de pensiones más eficiente.
Es inevitable que el envejecimiento lleve asociada una desaceleración general de
la mejora de los niveles de vida. La reforma de las pensiones, que implica un
cambio hacia un sistema parcialmente de capitalización (en el que los trabajadores
destinan parte de sus ahorros a financiar sus futuras pensiones), no impedirá la
desaceleración y no puede beneficiar a todas las generaciones. Sin embargo, este
cambio puede contribuir a estimular el ahorro nacional y a distribuir la carga de las
pensiones entre las diferentes generaciones. La crisis de las pensiones es el
resultado de la falta de capital humano. El paso hacia la capitalización parcial
significa rellenar el vacío de capital humano con capital real. Así pues, contribuye a
mitigar la crisis de prestaciones que podemos esperar cuando los baby-boomers
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lleguen a la edad de jubilación. Dicho componente de capitalización de las
pensiones también puede incrementar el margen de flexibilidad individual, al
permitir a cada persona elegir su nivel de pensión y su edad de jubilación a una
tasa actuarialmente justa, aliviando así los conflictos políticos asociados al
envejecimiento.
Hay que asegurarse de que los fondos de pensiones privados ofrecen una
estructura de riesgo adecuada, lo que incluye limitar la exposición a las
fluctuaciones del mercado bursátil y minimizar la correlación entre el riesgo
financiero del patrimonio de las pensiones y el riesgo del mercado laboral. Así
pues, las carteras de los fondos de pensiones deben estar adecuadamente
diversificadas, con una masa crítica de activos sin riesgo y una exposición muy
limitada a los activos de la empresa y el sector en los que presta sus servicios el
trabajador.
Además, deben diseñarse normas legales sencillas para supervisar y regular la
gestión de los fondos, de tal forma que se minimicen los riesgos presupuestarios y
los costes sociales relacionados con la inestabilidad financiera y el riesgo moral de
los mercados financieros. Estas normas también deben incentivar fuertemente la
reducción de los costes de gestión de los fondos de pensiones. Especialmente en
la fase inicial de la reforma, estos costes pueden mostrar una tendencia al alza en
un sistema privatizado, debido a la agresiva publicidad de un número excesivo de
proveedores.
En opinión de los expertos, la introducción de un segundo pilar de capitalización
individual y privado en el sistema de pensiones permitiría una gran flexibilidad
para los individuos, siempre que cumpla los requisitos mencionados. Sería
recomendable, continúan, que aquellos países europeos que todavía no lo hayan
hecho, complementen el actual sistema contributivo con un pilar de este tipo.
También existen otros márgenes de maniobra que contribuirían a solucionar el
problema de la sostenibilidad del sistema de pensiones. En la medida en que parte
del envejecimiento se debe al incremento de la esperanza de vida y a la mejor
salud de los individuos, alargar la edad de jubilación, que en la mayoría de los
países ha tendido a la baja durante muchos años, es perfectamente natural. En
este sentido, deberían evitarse las jubilaciones anticipadas, que incrementan la
carga de las pensiones. La reforma estructural del mercado laboral, aunque
deseable por sí misma, también tendrá un efecto positivo sobre la financiación de
las pensiones al aumentar el empleo y ampliar así la base de las contribuciones.
El sistema presupuestario podría modificarse para reducir su impacto
distorsionador sobre la decisión de los individuos de tener hijos. Específicamente,
al decidir el número de hijos, es posible que los individuos pasen por alto los
beneficios fiscales que suponen para la sociedad por su contribución a las
pensiones y, por lo tanto, podrían tener menos hijos de los socialmente deseables.
Según los autores del informe, se pueden concebir reformas para abordar este
problema. Una posibilidad sería la indexación parcial del derecho a las pensiones
de financiación pública en función del número de hijos. Por otro lado, los
trabajadores sin hijos o con pocos hijos tendrían que adoptar planes de
capitalización privada para complementar sus pensiones públicas. Además, el
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impuesto sobre la renta personal puede establecer diferencias según el número de
hijos y los sistemas de deducciones por hijos pueden utilizarse para proporcionar
más incentivos por tener hijos.
EL PRECIO DE LA VIVIENDA EN EUROPA
El informe CESIfo 2005 finaliza con un análisis de la reciente evolución del precio
de la vivienda en diferentes países europeos. Existe un temor generalizado a que
el precio de la vivienda pueda desplomarse, como sucedió en Japón, el Reino
Unido y los países nórdicos a principios de la década de 1990. Las experiencias de
los diferentes países en los últimos 10 años están lejos de ser uniformes, con
fuertes subidas de precios en algunos (Irlanda, España, Holanda y Reino Unido) y
leves incrementos en otros (Francia y Alemania).
El mercado de la vivienda es complejo porque la vivienda es, a la vez, un bien de
consumo y un activo. Los autores del informe se preguntan si el consumo de
viviendas representa ahora una proporción inverosímil e insosteniblemente
elevada del gasto total de los hogares y si la vivienda está valorada actualmente
sobre una base no coherente con la aplicada a otros activos.
La respuesta a ambas preguntas es negativa: el actual nivel de precios de la
vivienda no convierte este bien en algo inasequible para los hogares típicos, ni la
vivienda parece excesivamente cara en comparación con otros activos.
Los analistas que ponen énfasis en el ratio entre el precio de la vivienda y los
ingresos, que está en máximos históricos en muchos países, no tienen
suficientemente en cuenta el efecto de la bajada de los tipos de interés reales y
nominales tanto sobre el precio de los servicios de vivienda como sobre la
valoración de otros activos. En este sentido, el actual precio de la vivienda no se
halla fuera del rango de las estimaciones razonables de valor fundamental y no
hay pruebas sustanciales que demuestren la existencia de burbujas especulativas
importantes en los mercados inmobiliarios de estos países. En su opinión, la
afirmación de que el precio de la vivienda está a punto de desplomarse debido al
pinchazo de la burbuja carece de cualquier base científica.
Esto no significa que el precio de la vivienda vaya a seguir subiendo al mismo
ritmo que lo ha venido haciendo últimamente. Muchos precios de activos
especulativos, y en especial el mercado de la vivienda, suelen seguir una pauta de
series de correlación positiva a corto plazo y series de correlación negativa a largo
plazo. Así pues, cuanto más tiempo se mantenga la subida actual, más seguros
estaremos de contemplar algunos años de precios relativamente estables o incluso
decrecientes; además, la evolución macroeconómica futura puede afectar al precio
de la vivienda. El elevado déficit público de varios países puede conducir, por
ejemplo, a unos tipos de interés reales más altos, lo que a su vez puede tener un
impacto negativo sobre el precio de la vivienda.
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Si desea más información, puede ponerse en contacto con el Departamento de
Comunicación de la Fundación BBVA (915 376 615 y 944 874 627)
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