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RETIRO PARA VIVIR LA FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN
En este Retiro sobre la fiesta del Sagrado Corazón, una fiesta que nos toca muy de cerca, os
propongo ahondar en aquello que centra orienta y unifica nuestra vida personal y la de
nuestras Congregaciones: El Corazón de Jesús.
Para preparar el Retiro, he leído vuestras Constituciones. Puedo deciros que las he
encontrado bellísimas y que además está expresado en ellas, lo que mueve y explica
vuestra vida con una gran sencillez. Hay muchos números que sería interesante releer, y
quizá los podríais releer vosotras en este Retiro, pero vamos a tomar este texto como punto
de partida para hoy.
“Nuestra espiritualidad se centra toda ella en el misterio del Corazón de Jesús y de su Amor
de Caridad, y exige una actitud permanente de docilidad activa al Espíritu Santo y a María
Santísima para dejarnos configurar progresivamente con ese Divino Corazón que tanto ha
amado al Padre y a sus hermanos, los hombres, y para adoptar sus mismos sentimientos,
hasta revestirnos de Él mismo”1
Si nuestra espiritualidad se centra en el Misterio del Corazón de Jesús, podríamos
preguntarnos qué significado puede tener para nosotros la contemplación de este Misterio,
y qué significa celebración de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.
De este doble significado se derivará el conocer los pasos que podríamos dar para
adentrarnos algo más en la contemplación del Misterio fontal para la vida de la Iglesia, y de
manera muy especial para nosotras. Es importante descubrir cómo la contemplación de
este Misterio ilumina nuestra vida cotidiana, y da sentido a las pequeñas cosas que
constituyen nuestra vida.
La espiritualidad del Corazón de Jesús, no está en la mente y opinión pública de la Iglesia en
su mejor momento. (Aunque Juan Pablo II y Benedicto XVI han vuelto sobre ello en este
tiempo) Ha habido, a veces en ella, expresiones de devoción que no eran del mejor gusto
estético y tampoco estaban bien fundamentadas en la fe. Se ha popularizado en expresiones
de piedad que se extendían entre el pueblo, pero que la renovación conciliar no ha apoyado,
y muchos han denigrado por ello el culto al Sagrado Corazón.
Pero nosotras estamos consagradas a Él, y sabemos que el Corazón de Jesús es una
devoción muy distinta de otras devociones, como la de S. José u otras, porque central en la
vida de la Iglesia, porque manifiesta el amor incansable, gratuito, desinteresado de Dios
para con su pueblo.
Tenemos, pues la responsabilidad de vivir de ello, de alimentar y cultivar esa expresión, y
de empapar de esa fuente toda nuestra vida. Sólo entonces podremos comunicar de manera
adecuada la devoción, el culto y el amor al Corazón Sagrado de Jesús una poderosa fuente
de vida y renovación para los creyentes y para la vida de la Iglesia. “Mirarán al que
traspasaron”2
CONTEMPLAR EL CORAZÓN DE JESÚS
1
Const HH CCJ. Nº 8
2
Jn. 19,37
Retiro preparatorio de la Fiesta del Sagrado Corazón. Hh de la caridad del Corazón de Jesús. 5 Junio de 2010
1
El Centro vital de Jesús
¿Qué significa hablar del Corazón de Jesús? Referirnos a él, es mirar a Jesús, en su mismo
centro vital. En lo que lo constituye como persona. En su interioridad más íntima. Es
referirnos a ese centro interior, del que brotan los pensamientos, los deseos, los proyectos,
los afectos, las disposiciones íntimas, las inclinaciones que mueven la libertad.
“La antropología bíblica tiene una palabra para expresar esta realidad: “Neshama”, que es una
palabra que indica el “soplo vital” que es el alimento del organismo humano, la sede de las
disposiciones íntimas del ánimo, de los sentimientos, del conocimiento, el deseo (cf Gn 45,27. Nm
5,14. Prov 16,32; Mc 8,12; Mt 5,3; Lc 8,55; Jn 1 1,33).Esta acepción indica la apertura del hombre a
Dios, su dimensión vertical. Indica al ser vivo que respira, en cuanto que ha recibido de Dios el
soplo de la vida (cf Gn 2,7. Dt 20,16; 1s 57 16);”3
Ese centro vital del Corazón humano de Jesús, (importante caer en la cuenta de que
hablamos de un corazón humano, un corazón de hombre, como el nuestro, un hombre que
es Dios, es verdad, pero que nos muestra el camino para que las personas podamos
dejarnos poseer del amor del Padre) es ese lugar secreto en el que se juega la realidad y el
estilo de su vida, es nuestro punto de mira, nuestro centro referencial. Nuestra vida
cotidiana, muestras acciones, nuestras actitudes hacia las cosas y hacia los demás nacen de
ahí, de nuestro centro vital. Nadie puede juzgar esa zona profunda del interior humano, por
eso nadie podemos erigirnos en juez de los hermanos, ni siquiera de nosotros mismos,
porque sólo Dios llega hasta el fondo de esa zona recóndita y secreta que sólo El conoce.
La espiritualidad del Corazón de Jesús, nos invita y nos lleva a penetrar ahí, atraídos por su
gracia y movidos por ella. No penetramos por nuestro esfuerzo. , en ese Santuario íntimo de
su Corazón humano. Y no podemos descubrir, cómo sus disposiciones íntimas están de tal
manera abiertas al Padre, son tan dúctiles a cuanto viene de Él, que el yo de Jesús, ese fondo
que moviliza su vida, está totalmente identificado con el querer del Padre, y permanece en
comunión profunda con su amor; es ahí el lugar de donde brota el consentimiento amoroso
a sus designios, su disponibilidad incondicional a la realización de su Voluntad.
La epístola a los Hebreos nos hace descubrir que esta disponibilidad radical de Jesús al
designio del Padre, es la manifestación de su profunda comunión con él.
5 Por eso, al entrar en este mundo, dice: Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has
formado un cuerpo. 6 Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron. 7 Entonces
dije: ¡He aquí que vengo -pues de mí está escrito en el rollo del libro-a hacer, oh Dios, tu
voluntad! 8 Dice primero: Sacrificios y oblaciones y holocaustos y sacrificios por el pecado
no los quisiste ni te agradaron -cosas todas ofrecidas conforme a la Ley- 9 entonces
-añade-: He aquí que vengo a hacer tu voluntad. Abroga lo primero para establecer lo
segundo. 10 En virtud de esa voluntad quedamos santificados, merced a la oblación de una
vez para siempre del cuerpo de Jesucristo. 4
Jesús, desde el instante de su Encarnación, hasta el último segundo de su vida humana, está
impulsado, como un velero llevado suavemente por el viento, por el viento del Espíritu de
Amor.
Una primera condición para adentrarnos en la intimidad sagrada de Jesús, es tratar de pedir
la gracia en la oración, de enamorarnos de Él, y suplicar el poder descubrir vivencialmente,
3
G. Ancona
4
Hb. 10, 5-10.
Retiro preparatorio de la Fiesta del Sagrado Corazón. Hh de la caridad del Corazón de Jesús. 5 Junio de 2010
2
esta disponibilidad radical de Jesús, esta disposición íntima de moverse solo a instancias de
la Voluntad del Padre. Con ello hemos de suplicar también perseverantemente, el don de
entrar nosotras mismas, como Él, en comunión con ella.
Hallamos en el Corazón de Jesús, ante un corazón descentrado de él mismo, vuelto hacia
aquel que lo envía al mundo. Tiene plena conciencia de ser enviado por otro, de venir en
nombre de otro. Jamás se hace centro. Jamás retiene a las personas en él mismo. Jamás
busca desplazar a Dios. Su realización le viene de vivir en la dependencia del Padre, en la
obediencia.
Nunca la obediencia ha sido fácil. Antes bien, en muchos momentos de la vida se hace bien
costosa. También fue en momentos, fue dolorosa para Jesús. En la vida religiosa tendemos a
veces a reducir la obediencia a los momentos de traslado. Sí, es verdad que a veces ciertos
traslados cuestan, porque nos llegan por sorpresa, o porque requieren de nosotros dejar
atrás cosas que hemos amado, emprendido, relaciones establecidas; o también porque se
nos pide un servicio que se nos hace costoso, o para el que nos sentimos menos preparadas.
Es verdad que esa obediencia referida a los traslados puede costar, pero al fin es algo
transitorio en nuestras vidas. No agota la vida de obediencia. La obediencia verdadera es la
que define el ser de Jesús, y en la que aprendemos de Él a vivir constantemente a impulsos
de lo que el Espíritu Santo inspira en nuestro corazón.
8 porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha
enviado. 5
«Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra”.6
Esta obediencia supone atención escucha, discernimiento, y para ello el cultivo y desarrollo
de una interioridad abierta a Dios. Si nos miramos en Él nos podemos preguntar si
cultivamos nuestra dimensión de interioridad, o si, por el contrario, nos contentamos con
vivir desde la superficie, desde la periferia de nuestras vidas.
En su obediencia, Jesús, nos revela que su Corazón permanecía unido al Padre, y que su ser
íntimo encontraba su fuerza, y su aliento vital, y sus disposiciones íntimas permanecían
estables en el realizar la Voluntad del padre, y conformarse a ella.
Nosotros somos frágiles por naturaleza, y no siempre permanecemos en esta actitud
interna. Sin querer nuestro corazón, nuestras “disposiciones íntimas” se van configurando
con la mentalidad ambiente. Nos habitan a veces inclinaciones, criterios, modos de actuar
que son los que tiene este mundo. El clima de la sociedad nos influye insensiblemente. Es un
riesgo al que no podemos escapar, y ante el que hemos de estar permanentemente atentas,
5
5
5
Jn. 6, 38
Jn. 4, 34
CAQUESIS DE SS Juan Pablo II ( Durante la audiencia general del miércoles 24 de julio de 1996 )El propósito de virginidad
5
Cf. Filip 2,5.
Cf. Ef 4,24
5
Lc 1,45.
5
Cf. Lc 2,19.51.
5
5
Const. Nº 8 y nº 5
Retiro preparatorio de la Fiesta del Sagrado Corazón. Hh de la caridad del Corazón de Jesús. 5 Junio de 2010
3
para poder guardar íntegra la gracia de nuestra vocación y misión.
Estas palabras de Juan Pablo II que siguen, nos ayudan a ver que es posible moverse solo
por lo que el Espíritu Santo inspira en nuestros corazones. María, humana como nosotras,
vivió en un contexto en el que la virginidad era algo mal visto, pero no se dejó influir por
ello:
“La extraordinaria historia de la Virgen de Nazareth, no debe, sin embargo, hacernos
caer en el error de vincular completamente sus disposiciones íntimas a la mentalidad del
ambiente, subestimando la unicidad del misterio acontecido en ella. …Lo que guió a
María hacia el ideal de la virginidad fue una inspiración excepcional del mismo Espíritu
Santo que, en el decurso de la historia de la Iglesia, impulsaría a tantas mujeres a seguir
el camino de la consagración virginal.”7
En María siempre encontramos una luz atrayente que nos invita a vivir como Él.
Vuelvo a vuestras Constituciones. Estos dos textos y otros os ponen de relieve cómo la
figura de María es la más cercana y semejante al Corazón del Hijo. Cómo Él había aprendido
a cultivar su interioridad, y a hacerse disponible a la Palabra del Padre.
“exige una actitud permanente de docilidad activa al Espíritu Santo y a María Santísima para dejarnos
configurar progresivamente con ese Divino Corazón que tanto ha amado al Padre y a sus hermanos, los
hombres, y para adoptar sus mismos sentimientos8, hasta revestirnos de Él mismo9.
“Ella es “la creyente”, “bienaventurada por haber creído”10, que “conservaba cuidadosamente y meditaba en su corazón”11
todos los hechos y palabras relacionados con su Hijo.”12
En el día de hoy, podemos pasar un rato con Ella, pidiéndole el regalo de identificarnos con
Jesús.
El Amor del Corazón de Jesús
Hemos hablado de la obediencia del Corazón de Jesús. Pero ¿dónde está el secreto de esa
obediencia? Sin duda ninguna la fuente de la obediencia de Jesús se halla en la inmensa,
Caridad de Dios, en el Amor inexpresable e inabarcable del Padre, en el seno de la Trinidad,
y en ese desbordamiento del amor hacia los hombres a los que Él había dado la vida. Jesús
bebe en el manantial inagotable del Amor del Padre, y está plenamente habitado por el
Espíritu Santo que sin medida llena su Corazón de Hijo.
Si Dios es Amor, el Hijo único, y todos los hijos, se realizan como personas en la medida en
que desarrollan el amor que el Espíritu Santo derrama en su corazón. Se trata del amor
divino, que se encarna y habita el poco amor, el amor tan estrecho que tenemos, pero que
8
Cf. Lc 2,19.51.
8
Const. Nº 8 y nº 5
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poseído por el Espíritu de amor, tiene una capacidad inconmensurable; no se trata de puro
sentimiento o afecto. Nosotros, a veces, creemos que amamos, cuando sentimos atracción
por las personas, o por la misma persona de Jesús. El amor verdadero es algo mucho más
hondo. Un amor que ama al otro en cuanto otro, que lo mira como persona integral, como
alguien en el que se realiza la imagen y semejanza de Dios. Es un amor que participa del
“ágape” divino y éste es siempre donación al otro y recepción del otro. En el seno de la
Trinidad se establece como una circularidad del don personal reciproco. El Espíritu es la
comunión. Quien posee el Espíritu, por tanto, ama con el mismo amor de Dios. Ama
afirmando al otro y compartiendo la misma tarea.
Nos podemos preguntar en este Retiro, cómo es en la vida de todos los días nuestro amor.
Qué hacemos con el Amor que se nos da tan gratuitamente. ¿Nos movemos por la ley, el
cumplimiento, el miedo, el qué dirán…? ¿Nos movemos por lo que nos atrae, por afectos,
simpatías o antipatías? Si esto es así, estamos muy lejos del amor divino, derramado en
nuestros corazones pero que gime en nuestro interior, con dolores como de parte
esperando su liberación. Estamos muy en el ABC de la espiritualidad del Corazón. De Jesús.
Esta fiesta es una invitación a movernos verdaderamente por amor. Es un desafío que brota
de nuestra “conformidad” con el Corazón de Jesús.
Ese Amor es la clave de la Encarnación y la clave de su vida. Ese amor gratuito, que toma la
iniciativa, que se nos ofrece, que no pide a cambio más que nos dejemos amar por él, que
deja pasar el Amor del Padre, a través de todas las palabras, las acciones, los gestos, los
hechos de su vida, es lo que define el Corazón de Jesús. El Corazón de Jesús es el símbolo y el
manantial de ese amor. Un amor que es entrega en cada acto de la vida, y que llega hasta el
extremo: dar la vida por amor.
EL CORAZÓN TRASPASADO DE JESÚS
El Corazón traspasado de Jesús es el símbolo más claro de este amor. Juan nos invita a
contemplar el Corazón traspasado de Jesús El corazón traspasado de Jesús por el amor al
Padre reverbera sobre los hijos amados del Padre, sobre sus hermanos. El Amor de Dios por
sus hijos, es una amor de verdad y en la verdad, siempre revestido de misericordia, de
compasión, de perdón.
Este corazón traspasado no puede permanecer insensible ante la situación de injusticia que
azota a los hombres, ante la idolatría que parece regir la vida de tantos hermanos nuestros.
El corazón traspasado es un corazón apasionado por la verdad y la justicia, esto es, por
caminar de acuerdo con el proyecto de Dios, el cual nos creo para la comunión: hombre y
mujer lo creó.
No somos nosotros los que podemos transformar la situación, aunque sí podemos poner
pequeños granitos de arena, y sobre todo disponernos para que Él derrame sobre nosotros
el agua pura que nos hace nuevas. Ese hermoso texto de Ezequiel, que tantas veces habréis
meditado es unq promesa de esperanza, también para esta situación del mundo.
Por eso, di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahveh: No hago esto por consideración a vosotros, casa de
Israel, sino por mi santo nombre, que vosotros habéis profanado entre las naciones adonde fuisteis. Yo
santificaré mi gran nombre profanado entre las naciones, profanado allí por vosotros. Y las naciones sabrán
que yo soy Yahveh - oráculo del Señor Yahveh - cuando yo, por medio de vosotros, manifieste mi santidad a
la vista de ellos. Os tomaré de entre las naciones, os recogeré de todos los países y os llevaré a vuestro suelo.
Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas vuestras impurezas y de todas vuestras basuras
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os purificaré. Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra
carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os
conduzcáis según mis preceptos y observéis y practiquéis mis normas. Habitaréis la tierra que yo di a
vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. Os salvaré de todas vuestras impurezas,
llamaré al trigo y lo multiplicaré y no os someteré más al hambre. Multiplicaré los frutos de los árboles y los
productos de los campos, para que no sufráis más el oprobio del hambre entre las naciones. Entonces os
acordaréis de vuestra mala conducta y de vuestras acciones que no eran buenas, y sentiréis asco de vosotros
mismos por vuestras culpas y vuestras abominaciones. No hago esto por vosotros - oráculo del Señor Yahveh
- sabedlo bien. Avergonzaos y confundíos de vuestra conducta, casa de Israel. Así dice el Señor Yahveh: El
día que yo os purifique de todas vuestras culpas, repoblaré las ciudades y las ruinas serán reconstruidas; la
tierra devastada será cultivada, después de haber sido una desolación a los ojos de todos los transeúntes. Y se
dirá: «Esta tierra, hasta ahora devastada, se ha hecho como jardín de Edén, y las ciudades en ruinas,
devastadas y demolidas, están de nuevo fortificadas y habitadas.» Y las naciones que quedan a vuestro
alrededor sabrán que yo, Yahveh, he reconstruido lo que estaba demolido y he replantado lo que estaba
devastado. Yo, Yahveh, lo digo y lo hago. Así dice el Señor Yahveh: Me dejaré todavía buscar por la casa de
Israel, para hacer por ellos esto: multiplicarlos como un rebaño humano, como un rebaño de reses
consagradas, como el rebaño reunido en Jerusalén, en las fiestas solemnes. Así se llenarán de un rebaño
humano vuestras ciudades en ruinas, y se sabrá que yo soy Yahveh. 13
Del Traspasado brotó la fuente de la vida. La sangre y el agua son la expresión de que la vida
divina se derrama sobre el mundo. Dios es puro don y se revela en el corazón de Jesús,
amando hasta el extremo, ocupando el último lugar de los esclavos, muriendo como un
maldito esclavo en el madero de la cruz.
La vida “cristiana”, es decir la vida de los que se dejan modelar por la vida y la Palabra de
Jesús, nace de la experiencia del Traspasado, esto, de la experiencia de haber sido amados
de una manera gratuita e inaudita por Dios. Vivimos del don y estamos incitados a ser don
gozoso para los demás.
Es muy importante volver nuestra mirada al que traspasaron. Para estimular la
contemplación, podemos releer algunas afirmaciones de Benedicto XVI en su primera
encíclica, “Deus caritas est”. El Papa recuerda cómo el agapé divino se revela en el corazón
traspasado de Jesús. La vida cristiana, humana y social se halla contenida en ese corazón
amante al extremo. Es preciso hacer la experiencia de ser amado para poder amar a los
demás. Cuando permanecemos en el nivel de los sentimientos, se abandona el camino
objetivo del amor.
“No obstante, para llegar a ser una fuente así, él mismo ha de beber siempre de nuevo de
la primera y originaria fuente que es Jesucristo, de cuyo corazón traspasado brota el
amor de Dios”14.15
“Poner la mirada en el costado traspasado de Cristo, del que habla Juan (cf. 19, 37), ayuda
a comprender lo que ha sido el punto de partida de esta Carta encíclica: « Dios es amor »
(1 Jn 4, 8). Es allí, en la cruz, donde puede contemplarse esta verdad. Y a partir de allí se
debe definir ahora qué es el amor. Y, desde esa mirada, el cristiano encuentra la
orientación de su vivir y de su amar.” 16
“Ves la Trinidad si ves el amor », escribió san Agustín. En las reflexiones precedentes
hemos podido fijar nuestra mirada sobre el Traspasado (cf. Jn 19, 37; Za 12, 10),
reconociendo el designio del Padre que, movido por el amor (cf. Jn 3, 16), ha enviado el
Hijo unigénito al mundo para redimir al hombre. Al morir en la cruz —como narra el
evangelista—, Jesús « entregó el espíritu » (cf. Jn 19, 30), preludio del don del Espíritu
Santo que otorgaría después de su resurrección (cf. Jn 20, 22). Se cumpliría así la
promesa de los « torrentes de agua viva » que, por la efusión del Espíritu, manarían de las
13
(Ez 36, 22-38)
14
(cf. Jn 19, 34)
15 DC nº 12
16 DC nº 17
Retiro preparatorio de la Fiesta del Sagrado Corazón. Hh de la caridad del Corazón de Jesús. 5 Junio de 2010
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entrañas de los creyentes (cf. Jn 7, 38-39). En efecto, el Espíritu es esa potencia interior
que armoniza su corazón con el corazón de Cristo y los mueve a amar a los hermanos
como Él los ha amado, cuando se ha puesto a lavar los pies de sus discípulos (cf. Jn 13,
1-13) y, sobre todo, cuando ha entregado su vida por todos (cf. Jn 13, 1; 15, 13). El
Espíritu es también la fuerza que transforma el corazón de la Comunidad eclesial para
que sea en el mundo testigo del amor del Padre, que quiere hacer de la humanidad, en su
Hijo, una sola familia. Toda la actividad de la Iglesia es una expresión de un amor que
busca el bien integral del ser humano: busca su evangelización mediante la Palabra y los
Sacramentos, empresa tantas veces heroica en su realización histórica; y busca su
promoción en los diversos ámbitos de la actividad humana. Por tanto, el amor es el
servicio que presta la Iglesia para atender constantemente los sufrimientos y las
necesidades, incluso materiales, de los hombres. Es este aspecto, este servicio de la
caridad, al que deseo referirme en esta parte de la Encíclica . 17
EL CORAZÓN DE JESÚS CENTRO Y REALIZACIÓN DE LA UNIDAD
Una de las cuestiones más importantes de la persona humana es la de tener un corazón
unificado. Hoy, de manera especial, en esta sociedad tan fragmentaria que vivimos, es una
necesidad mucho más urgente. Si indagamos en los evangelios, pronto descubrimos que el
Corazón de Jesús está unificado en torno al Padre y su obra salvadora. De ahí nace su
pobreza, obediencia y castidad, la cual se expresa, ante todo, en su voluntad de reunir la
familia del Padre, en introducir el reinado de Dios en la historia de los hombres. La
unificación del Corazón de Jesús no se realiza en torno a su yo, sino al Tú que lo engendra,
envía y finaliza. No vino a hacer su voluntad, sino la voluntad del Padre. En él hablaba,
actuaba y se manifestaba el Padre. Esto exige una vida de constante diálogo con el Tú. En
esto está la paradoja: uno se centra en la medida que se descentra; uno gana en la medida
que pierde, uno se unifica en la medida en que sale de sí para ir al otro. El corazón unificado
alcanza su máxima expresión cuando Jesús, en el momento decisivo de la cruz, se pone en
las manos del que lo ha librado a los hombres: Padre, en tus manos pongo mi espíritu. Del
Padre salió y al Padre regresa. Es lo propio de un corazón que vive desde la fuente de la vida.
Esta unidad del corazón es una verdadera gracia. No ha de confundirse con la organización
del tiempo o de las prácticas. Lo propio del corazón indiviso es que está todo él vuelto hacia
el Tú de Dios.
Para cultivar esta unidad de vida, tan necesaria en nuestros días, es preciso cultivar la
oración como un verdadero diálogo con el Tú. En ella, la persona se deja modelar por la
Palabra, a la que da verdadera autoridad en su vida. El corazón unificado es un corazón en
constante diálogo con el Señor.
Cada una de nosotras, ha de encontrar la unidad de su vida y la propia identidad en la
misión que Dios nos ha confiado. Podemos preguntarnos hoy si es así, si al hacernos la
pregunta de quién soy yo y qué quiere el Señor de mi, podemos respondernos con verdad ,
como el apóstol Pablo lo hizo en su vida:
Pablo tiene una conciencia honda de su misión de apóstol. Sus palabras son reveladoras, y
nos muestran sus disposiciones íntimas:
“Somos colaboradores de Dios… Que todos los hombres nos tengan por servidores de
Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, lo que se exige de los
administradores es que sean fieles”… Somos embajadores de Cristo e instrumentos en
la mano de Dios que les exhorta por nosotros”(1Co 3,9; 4,12; Co 5,20) 18
17
DC nº 19
Servidor y apóstol. La conciencia misionera de Pablo Pedro García Misionero Claretiano
18 Const HCCJ nº 4
18
Retiro preparatorio de la Fiesta del Sagrado Corazón. Hh de la caridad del Corazón de Jesús. 5 Junio de 2010
7
Vuestras Constituciones hablan de esta configuración de la propia vida por obra del Espíritu.
Es importante dedicar un tiempo hoy o en estos días en que nos preparamos para la fiesta, a
considerar esa obra de gracia que el Espíritu Santo va realizando en nosotros, si le dejamos
actuar con libertad, desde el primer momento en que le entregamos a Dios nuestra vida en
esta Congregación hasta el último momento.
“Impulsadas por ese mismo Espíritu, nos configuramos con Cristo en el misterio de su Caridad
hacia el Padre y hacia los hombres todos, simbolizada en su Corazón, y procuramos tener en
nosotras los mismos sentimientos que tuvo Él”.19
“Debemos vivir para los demás, como Jesús, poniendo a su entera disposición todo lo que
somos y tenemos, no reservándonos nada exclusivamente para nosotras. De este modo,
viviremos el misterio de la Caridad propio de nuestro Carisma en la Iglesia, reproduciendo los
sentimientos del Corazón de Jesucristo”20
“El modelo supremo de nuestra Comunión es la Unidad del Padre con el Hijo en el Espíritu Santo.
Nos sentimos llamadas a cumplir el deseo expresado por Jesús en su oración: “Que sean todos
uno. Como Tú, Padre, en mí y yo en Ti, que ellos también sean uno en Nosotros, para que el
mundo crea que Tú me has enviado... Que sean uno como Nosotros somos uno: Yo en ellos y Tú
en mí, para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que Tú me has enviado y que los
has amado como me has amado a mí Como la primera Comunidad de Jerusalén, nosotras
debemos vivir siempre unidas por el amor hasta llegar a ser “un solo corazón y una sola alma”
“Como la primera Comunidad de Jerusalén, nosotras debemos vivir siempre unidas por el amor
hasta llegar a ser “un solo corazón y una sola alma” poniendo en común, a disposición de las
demás, todo lo que somos y tenemos, desde nuestra experiencia de Dios hasta los bienes
materiales.”
“Como Comunidad de Caridad que somos, debemos ofrecer y encontrar en todo lugar un clima
de afecto real, donde cada una sea considerada como “una hermana por quien Cristo ha muerto” .
21
UN CORAZÓN MANSO Y HUMILDE
“Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón;” Cuando Jesús habla así se está
proponiendo como Maestro. Como el que ha hecho el camino antes que nosotros y lo conoce
bien. Se propone como Maestro y nos está invitando al discipulado de su corazón. ¡Qué más
podemos desear escuchar!. Las Constituciones de mi Congregación nos dicen: “A la escuela
de su propio Corazón es adonde Jesucristo llama a sus esposas” (Const 1815, 342) Sí, ese
Corazón es nuestro mejor lugar de aprendizaje. Acudir a El para aprenderlo todo en El, es la
más dulce obligación de una persona consagrada al Corazón de Jesús. Acudir a esa escuela
es vivir como discípulas, personas que tienen ese deseo de crecer, de conocer más, de
aprender de El. Qué necesitadas estamos de hacernos más y más discípulas suyas. La
perseverancia en el discipulado es lo que hace de verdad cristiana una vida. Y nuestras
vidas necesitan siempre hacerse más y más permeables al evangelio, necesitan presentarse
ante el mundo como transparencia e irradiación del evangelio. Por ellos es siempre
18
Const HHCCJ nº 28
18
Const HHCCJ nº 59, 62, 63.
Retiro preparatorio de la Fiesta del Sagrado Corazón. Hh de la caridad del Corazón de Jesús. 5 Junio de 2010
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necesario crecer cada mañana en el discipulado de su Corazón.
Discípulo es aquél o aquella que ha descubierto a alguien como maestro. A nivel humano no
es lo mismo ser profesor que maestro. No me refiero a los títulos académicos sino a la
calidad de la personalidad. Un profesor no necesariamente es un maestro. Un profesor
enseña su materia. Si es bueno y competente la hace gustar. Un Maestro es otra cosa, es
mucho más: es aquél que ha logrado con su vida proponer un camino a seguir más que una
enseñanza a dar. Es el que ha logrado seducir las fibras sensibles del corazón y se ha atraído
la personalidad del discípulo. Un maestro es un guía a partir de la experiencia. Es alguien
que alumbra, que da a luz. Es alguien que ha recorrido previamente un camino y está
capacitado por lo tanto para educar, educir, hacer salir del otro los dinamismos que hay
dentro de él para seguir ese camino.
Él nos invita, pues, a dejarnos hacer “ a su escuela”.
Y volvamos de nuevo a vuestras Constituciones:
“Jesús se presentó a sí mismo como modelo de humildad y mansedumbre, diciendo: “Aprended
de Mí, que soy manso y humilde de Corazón” Nosotras, como Hermanas de la Caridad del
Sagrado Corazón de Jesús, debemos vivir especialmente este misterio de mansedumbre y de
humildad, que forma parte de su misterio de pobreza.”22
“El humildísimo Redentor nos dice: “Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón”. Por
tanto, ejercitaos mucho en actos de humildad, pues sin esta virtud Dios os resistirá y negará su
gracia, como avisa san Pedro. Por consiguiente, sed con todas las hermanas muy humildes: y en
el corazón teneos por inferiores a todas las personas, como hacía la Virgen Santísima, según
asegura san Bernardo”.23
La mansedumbre y la humildad, es un don del Corazón de Jesús, fruto del incremento de su
Espíritu en nuestros corazones.24
CELEBRAR LA SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Dicho todo esto, ¿Qué significa celebrar la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús?
Celebrar es llenarse de alegría y expresar públicamente algo que vivimos como don.
Celebrar el Corazón de Jesús:
Es celebrar el inmenso amor del Padre que Jesús nos vino a revelar con su vida y que nos
expresa de manera muy elocuente en todo el Misterio de su Vida y de una manera especial
en el signo preclaro de su corazón Traspasado en la Cruz.
Es celebrar, el Amor del Corazón de Jesús resumen de la donación gratuita de Dios y de su
cercanía para nosotros.
Es celebrar su vida obediente su comunión íntima con el Padre. Es celebrar que sus
disposiciones íntimas, su Centro vital era totalmente movido por Él.
Es celebramos el misterio de su Misericordia que unifica y reunifica, perdona y rehace de
nuevo.
Y es también celebrar que. a nosotras, pobres y frágiles criaturas, nos ha invitado a unirnos
y configurarnos con su Corazón, empresa inalcanzable, si no es por la gracia del espíritu
Santo que quiere realizarlo en nosotras.
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Const. HHCCJ nº 26
Const HHCJ 1883 nº 10
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Gal 5, 32 ss
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Retiro preparatorio de la Fiesta del Sagrado Corazón. Hh de la caridad del Corazón de Jesús. 5 Junio de 2010
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Pidamos en este día penetrar algo más este misterio y crecer en docilidad para que Él pueda
llevar a cabo en nosotras y a través de nosotras. Es algo que Él nos quiere conceder al
llamarnos a vivir desde la Espiritualidad de su Corazón.
Terminamos ahora con una oración tomada de la M. Isabel
Señor, que “La caridad que el Espíritu Santo derrama en nuestros corazones (cf. Rom 5,5) sea el
único móvil de nuestro corazón.. Que demos, pues, muchas gracias a Dios, por nuestra vocación a
esta santa vida y permanezcamos firmes en ella, según el aviso del apóstol san Pablo (Cf. 1 Cor
7,20), animándonos a la perseverancia con aquella sentencia de nuestro Divino Salvador: El que
persevere hasta el fin será dichoso (Cf. Mt 10,22)”.
Retiro preparatorio de la Fiesta del Sagrado Corazón. Hh de la caridad del Corazón de Jesús. 5 Junio de 2010
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