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“Comentario Analítico, Exegético y Homilético”
Marcos
Alex Donnelly
MARCOS 4:1-20
TEXTO: Por ser una porción extensa, no reproducimos el texto aquí.
Pasajes Paralelos: Mateo 13:1-23; Lucas 8:4-15
I. ANÁLISIS
Cristo estaba enseñando a la gente, junto al Mar de Galilea (v.1). Usó parábolas, para enseñarles
verdades espirituales (v.2). Contó una historia acerca de un chacarero, que salió a sembrar en su
chacra (v.3). Había cuatro clases de tierra, y cada tierra respondió diferente a la semilla (v.4-9). Al fin
de la narración, los discípulos se acercaron para preguntar cuál era el significado de la parábola (v.10).
El Señor indicó que ellos tendrían el privilegio de contar con una explicación de la parábola (v.11), y
luego procedió a darles esta explicación (v.13-20).
Análisis Textual
Introducción – el contexto de la parábola (v.1-2)
1.
2.
3.
4.
Tierra Dura (v.3-4, 15)
Tierra Pedregosa (v.5-6, 16-17)
Tierra de Espinos (v.7, 18-19)
Tierra Buena (v.8, 20)
Conclusión – el privilegio de entender (v.9-12)
II. EXÉGESIS
Verso 1
“Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar…”
Este parece haber sido uno de los lugares favoritos del Señor, para enseñar (comparar Marcos 3:7a).
El ambiente era propicio, ante la belleza de la creación de Dios. Era un lugar donde la gente podía
congregar con facilidad. Otros maestros esperaban que la gente los buscara; Cristo buscaba a la gente.
Hablando de la enseñanza de Jesús, Brown la resumió en la siguiente manera:
166
i.
ii.
iii.
iv.
v.
Cristo enseñó en manera informal.
Su enseñanza fue tomada de la vida diaria.
Era una enseñanza popular, no filosófica.
Era una enseñanza pictórica.
Su enseñanza obligaba a la gente a pensar, y a responder.
“…y se reunió alrededor de él mucha gente…”
Tanta gente, que el Señor tuvo que subir una barca (comparar Marcos 3:7b-9). Esto le permitió
dirigirse mejor a toda la muchedumbre. El Señor se sentó en la barca, que indica que no era necesario
tener que gritar para dirigirse a todos. Quizá la playa se prestaba como una suerte de anfiteatro
natural.
“…tanto que entrando en una barca, se sentó en ella en el mar…”
La barca sirvió al Señor de púlpito. ¡Que tremendo lugar para predicar!
“…y toda la gente estaba en tierra junto al mar”
En la primera parte del verso, donde dice que Jesús enseñaba “junto al mar”, la preposición que
Marcos usa, en griego, es ‘para’, que significa ‘al lado de’; es decir, ‘a las orillas del mar’. Sin
embargo, aquí, al describir a la muchedumbre que estaba escuchando la enseñanza “junto al mar”,
Marcos usa la preposición, ‘pros’, que significa, ‘moviéndose hacia el mar’. El uso de esta
preposición da a entender que la gente no solo estaba mirando hacia el mar, donde Cristo enseñaba,
sino que se movían hacia las orillas del mar, procurando escuchar con mayor claridad las palabras del
Señor.
Verso 2
“Y les enseñaba por parábolas muchas cosas…”
El Señor estaba enseñando. Era una tarea a la cual dedicaba mucho tiempo. Sin embargo, los
resultados no eran siempre positivos. Todos escuchaban, pero la enseñanza no les hacía a todos
provecho espiritual. ¿Por qué no? Fue para contestar esta interrogante que el Señor narró la parábola
que viene a continuación.
La palabra, “parábola”1, significa ‘comparasión’. El uso de parábolas, como método didáctico, era
muy común en el Medio Oriente. El Señor se acopló a la forma cultural de enseñar de Su tiempo y
entorno. En este caso, lo que se estaba comparando eran verdades espirituales con elementos de la
vida cotidiana, con el fin de hacer más comprensibles esas verdades espirituales.
Sin embargo, el problema (como veremos posteriormente) es que para entender lo que Cristo quería
enseñar a través de las parábolas, las personas tenían que estar dispuestas a pensar, y a tener un
espíritu sensible. La gente que escuchaba, sin hacer mayor esfuerzo, no alcanzaban entender el
mensaje de Cristo. Quedaban contentas con el ‘envase’; ¡no se preocupaban por el ‘contenido’!
El término en griego es ‘parabole’; ‘para’, significa, ‘al lado de’, y ‘bole’, viene de un verbo que significa,
‘tirar’. Por ende, una ‘parábola’, es (literalmente) algo ‘tirado al lado de’ o ‘colocado al lado de’, con miras a
establecer una comparación.
1
167
Marcos declara que el Señor enseñó “muchas cosas”. No todo lo que enseñó fue narrado en los
evangelios. Juan afirma que ningún libro sería capaz de redactar todo lo que Cristo hizo y enseñó (ver
Juan 21:25). Sin embargo, Dios guió a los autores de los evangelios a redactar aquellas cosas que el
mundo necesitaba saber, acerca de Dios y la salvación.
Verso 3
“El sembrador salió a sembrar…”
El sembrador era una figura muy conocida en ese tiempo. Quizá muchos de los oyentes de Cristo
habían sembrado en algún momento de su vida, o habían visto a un hombre sembrar semilla en su
campo. Es posible que en ese momento hubiera un hombre haciendo eso a la vista de todos, y Cristo
lo tomó como la base para una parábola acerca de la predicación del evangelio.
En el Antiguo Testamento hay varios pasajes que hablan de Dios sembrando (Is 55:10, 11; Jer 31:27;
36:9; Oseas 2:23).
Verso 4
“parte cayó junto al camino...”
El “camino” fue aquella parte de la chacra transitada por las personas. La tierra era dura, y el
chacarero no había volteado esa tierra con el arado. Por ende, la semilla que cayó en ese lugar, no
penetró la superficie. Las aves vinieron y se comieron la semilla.
Verso 5
“Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra…”
En parte, era la culpa del chacarero, por no haber quitado todas las piedras. Pero también era un
problema de la misma tierra, que carecía de profundidad, y tenía roca debajo de la superficie.
“…y brotó pronto, porque no tenía profanidad”
Un comentarista afirma que la idea del verbo en griego es que la planta, ‘salió disparada de la tierra’.
La planta brotó pronto, no porque la semilla era mejor, menos porque la tierra era mejor; mas bien, era
porque había poca tierra, y la planta pudo salir a la superficie con mayor facilidad.
Verso 6
Por no tener raíces (por la falta de profundidad de tierra), la planta no pudo alcanzar la humedad que
estaba más abajo en la tierra. Por ende, ante el calor del sol, la planta pronto se secó.
Verso 7
El problema no era que los espinos ya estaban creciendo en esa parte de la chacra, sino que la tierra no
había sido totalmente ‘limpiada’ de las raíces de los espinos, y éstas crecieron, ahogando las plantas.
168
Verso 8
“Pero otra parte cayó en buena tierra…”
Era tierra buena, porque se había invertido mucho trabajo en preparar la tierra. El chacarero preparó la
tierra su trabajo, antes de sembrar.
“…y dio fruto, pues brotó y creció…”
Es interesante notar que el verbo principal está en el imperfecto, que significa: ‘daba fruto’ o ‘estaba
dando fruto’. Las palabras, “brotó y creció”, traducen participios presentes – literalmente, ‘brotando y
creciendo’. La impresión dada es de plantas que estaban en un proceso constante de crecimiento y
fructificación.
Verso 9
“El que tiene oídos para oír, oiga”
Esta parece ser una expresión proverbial, señalando la necesidad de prestar atención para oír bien algo
que se está diciendo.
Verso 10
“Cuando estuvo solo…”
Estas palabras indican que la explicación de la parábola, que viene a continuación, no se dio en ese
momento, sino algunas horas después, cuando Cristo se hallaba solo.
“…los que estaban cerca de él con los doce…”
Mateo y Lucas solo mencionan la presencia de los discípulos (Mat 13:10; Lucas 8:9), aunque no los
identifica plenamente. Es solo Marcos que indica que las personas que escucharon fueron más que los
Doce; incluyó un grupo mayor de personas, que eran ‘discípulos’, en el sentido de seguidores de
Cristo.
Una cosa es escuchar la palabra de Dios; otra cosa muy diferente es estar cerca de Cristo, para que Él
nos ayude a entender Su palabra. Felizmente, estos hombres estaban cerca de Cristo; por eso lograron
alcanzar el significado de la parábola. Como creyentes, debemos asegurarnos, de no solo escuchar la
palabra de Dios, sino entenderla, y aplicarla a nuestras vidas.
Verso 11
“Y les dijo, ‘A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios…”
La Biblia enseña claramente que solo Dios puede conceder entendimiento espiritual. El hombre
‘natural’ no entiende las cosas de Dios. Para él, son “locura” (1 Cor 1:18); no las puede entender (1
Cor 2:14). Es el Espíritu Santo quien concede entendimiento espiritual (1 Cor 2:10-12). Este es uno
de los grandes privilegios de todo verdadero hijo de Dios (ver 2 Cor 15-18, y comparar 1 Juan 2:20,
27).
169
La expresión, “os es dado”, significa ‘otrogado’. Apunta a la decisión soberana de Dios de otorgar
entendimiento espiritual a los escogidos.
Estos discípulos, especialmente los Doce, tenían el tremendo privilegio de andar con Cristo todos los
días. Constantemente aprendían de Él. Sin embargo, aquí recibieron mayor entendimiento aún. Así
se cumple la palabra del Señor, cuando dijo, “a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más” (Mat
13:12).
La palabra, “misterio”, no debe ser tomada como apuntando a algo ‘misterioso’; es decir, difícil de
entender. La palabra en griego apunta a algo ‘escondido’; algo que no está al alcance del
conocimiento humano, aparte de la revelación de Dios. En este caso, el ‘misterio’ tiene que ver con el
reino de Dios2. Los judíos tenían conocimiento de este reino, por medio de las profecías del Antiguo
Testamento. Sin embargo, lo habían mal interpretado. Lo habían concebido como algo puramente
terrenal; un reino centrado en la nación de Israel. Este es el concepto del reino que subyace la
pregunta de los apóstoles en Hch 1:6. El ‘misterio’ que Cristo enseña, por medio de las parábolas, es
que el reino de Dios es algo interno (ver Lucas 17:20-21).
Lo triste, es que aunque los discípulos tuvieron el privilegio de ser enseñados por Cristo, y fueron
instruidos en el significado de las parábolas, en realidad, no avanzaron mucho en su entendimiento.
Les faltaba una mayor obra interna del Espíritu Santo. Cuando esto se dio, recién comenzaron a
entender el evangelio a cabalidad (ver 1 Juan 2:20, 27).
“…mas a los que están fuera, 3por parábolas todas las cosas”
El Señor hablaba en tal manera, usando parábolas, que la gente que estaba afuera del reino de Dios (es
decir, los que no eran verdaderos creyentes) escuchaba todo lo que decía con interés, pero no lograba
captar el verdadero significado de la enseñanza. Para ellos, las parábolas simbolizaban el ‘velo’ que
tenían sobre sus ojos (2 Cor 3:14-15); encubría la verdad que Cristo enseñaba.
Verso 12
“para que viendo, vean y no perciban…”
Aquí el Señor cita palabras de Is 6:9-10. Isaías fue un hombre que vio la gloria de Cristo (ver Juan
12:41), y profetizó acerca de ello (ver Is 7:14; 9:6-7; 11:1-2; etc). Lamentablemente, la gran mayoría
de sus oyentes no llegaron a entender el mensaje de Isaías. Ahora, el Mesías, de quien Isaías hablaba,
había llegado, y hablaba a la gente; sin embargo, seguían en la misma condición espiritual – no
entendían, no captaban el mensaje de Cristo.
Estos versos de Isaías son unos de los más citados textos del Antiguo Testamento en todo el Nuevo
Testamento, ocurriendo seis veces (Mat 13:14; Marcos 4:12; Lucas 8:10; Juan 12:40; Hch 28:26-27;
Rom 11:8). Contiene una enseñanza profunda acerca de la condición espiritual del ser humano.
Muchos encuentran estas palabras de Cristo muy difíciles de aceptar. Procuran suavizar el sentido de
ellas, afirmando que el Señor solo está diciendo que, dada la dificultad que la gente tenía de entender
cosas espirituales, el Señor les hablaba en términos naturales. Su deseo, alegan, era interesar
suficientemente a Sus oyentes, para que ellos hagan un esfuerzo por tratar de entender lo que el Señor
estaba diciendo. Sin embargo, dicha interpretación de estas palabras parece insostenible.
2
3
Pablo usa el término, ‘misterio’, para hablar del evangelio (Efe 3:3-11).
Para entender lo que Cristo estaba diciendo, habría que añadir aquí las palabras, “les hablaré”.
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“…para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados”
A primera vista, pareciera que el Señor estaría diciendo que Dios no quería que estas personas
cambien su forma de vivir, y gocen el perdón de los pecados. Sin embargo, es más probable que lo
que el Señor tiene en mente es que la dureza del corazón de los judíos era tal que, aun teniendo al
mejor de los predicadores, ellos no iban a entender el mensaje de salvación, y por ende, no iban a
cambiar su forma de vida, o buscar el perdón de los pecados.
“Quizá la mejor sugerencia es que Jesús enseñó en una forma que requería que sus
oidores tuvieran mentes abiertas, corazones abiertos, y fe que actuara en lo que ellos
oían. Las parábolas requerían a la gente que pensara y que respondiera con…fe.
Si las gentes no respondían con arrepentimiento y fe, manifestaban un carácter que
les evitaba escuchar a Jesús y buscar el perdón”.
Brown, p. 56-57.
El texto en Mateo es más completo, y debe ser comparado (Mateo 13:13-15).
Verso 14
“El sembrador es el que siembra la palabra”
¿Quién es el “sembrador”? Según Mateo 13:37, el “sembrador” es Cristo mismo (aunque en realidad
podría ser cualquier predicador del evangelio). En esta parábola, lo importante no es tanto la identidad
del ‘sembrador’, sino la ‘semilla’, y el carácter de la tierra.
La implicancia es que la ‘semilla’ es la Palabra de Dios (ver Lucas 8:11); la “palabra del reino” (Mat
13:19). En Marcos, el ‘evangelio’ consiste en las buenas noticias acerca del reino de Dios (ver
Marcos 1:1, 14; y comparar Marcos 4:30). Es el mensaje de Dios, que viene de ese reino, y nos
conduce a ese reino.
Es una ‘semilla’ incorruptible (1 Ped 1:23), que produce abundante fruto espiritual (Col 1:5-6). Sin
embargo, como veremos a continuación, la cantidad de fruto depende de la calidad de la ‘tierra’ en la
cual es sembrada.
Verso 15
Los de “junto al camino” son aquellas personas que están constantemente expuestas a la Palabra de
Dios, pero por rutina, y por una religiosidad externa, y por la dureza de sus corazones, son insensibles
a la Palabra de Dios.
“pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra…”
Cuando una persona no entiende la palabra de Dios (ver Mat 13:19), Satanás viene y arrebata aun lo
poco que escucharon. En la parábola, Satanás es representado por “las aves del cielo”, quienes
vinieron y comieron la semilla (ver v.4).
Satanás es el gran ladrón de sermones. Si no nos preocupamos por escuchar con atención, y si no
acompañamos el oír con fe (Heb 4:2), entonces Satanás viene y se lleva el mensaje predicado.
171
Lamentablemente, la mayoría de las personas que escucharon esta parábola estaban en esa condición.
Escucharon…no entendieron…y pronto, la parábola pasó al olvido.
Verso 16
Los “sembrados en pedregales” representan aquellas personas que escuchan superficialmente al
evangelio, y responden superficialmente.
“…al momento la reciben con gozo”
Estas personas actúan un poco mejor que el grupo anterior – escuchan y reciben la palabra; la reciben
hasta “con gozo”. Sin embargo, como el siguiente verso indica, ‘tragaron’ la palabra, sin masticarla;
no la captaron bien. Por ende, cuando vienen los problemas, estas personas dejan la palabra, y ella se
vuelve infructuosa.
El mismo gozo que sintieron era sintomático del problema – superficialidad. Escucharon el evangelio
simplemente como una novedad. El evangelio no los había quebrantado. Sintieron gozo, antes de
sentir quebrantamiento, y una profunda tristeza por sus pecados. Tal gozo, lejos de ser algo positivo,
era señal de un gravísimo problema – una falta de entendimiento acerca del evangelio.
Estas personas, en vez de analizar bien el mensaje del evangelio, y contar el costo de seguir a Cristo
(ver Lucas 14:25-33), simplemente se centraron en los beneficios del evangelio (p.e. el amor de Dios,
Su disposición de perdonar los pecados, la salvación del infierno, la esperanza del cielo, etc.).
Verso 17
“…pero no tienen raíz en sí…”
La planta que crece en esta tierra no tiene la oportunidad de echar raíces; por ende, no alcanza la
fuente de agua en el subsuelo. Por ende, cuando sale el sol pronto se quema.
Este grupo de personas representa aquellos que no tienen principios bien establecidos en sus mentes;
no tienen una voluntad firme. Por ende, fluctúan de un lado a otro.
Contraste: el árbol plantado junto a corrientes de aguas (Sal 1:4).
“…cuando viene la tribulación…”
La palabra, “tribulación” (‘thlipsis’), viene de un verbo que significa ‘apretar’, ‘presionar’. La idea es
del sufrimiento producido por una tremenda presión (de dolor o sufrimiento). El término,
‘tribulación’, viene de una palabra en latín (‘tribulum’), que era un implemento pesado que se rodaba
por encima del trigo, para aplastar las espigas, y así separar el grano de la paja.
“…o la persecución por causa de la palabra…”
La persecución puede tomar la forma de una resistencia activa contra el creyente, por ser creyente.
Pero también puede ser una resistencia pasiva, en la forma de tentaciones muy fuertes, en la cual en
creyente es llamado, por fidelidad a la palabra, a negarse a sí mismo – algo que produce sufrimiento
interno. En ese momento, lo que sostiene al verdadero creyente son sus raíces espirituales. Si una
persona no tiene estas raíces, no podrá soportar la presión de las circunstancias adversas.
172
¡Cuántos en la Iglesia contemporánea son así! No duran mucho tiempo, porque su aceptación del
evangelio ha sido en manera muy superficial.
Verso 18
Los que “fueron sembrados entre espinos” representan las personas mundanas y carnales, para quienes
las cosas de este mundo, y los deleites de la ‘carne’, tienen mayor valor y prioridad en sus vidas, que
el reino de Dios (ver 1 Juan 2:16,17).
Verso 19
“pero los afanes de este siglo…”
Es triste reconocer que las preocupaciones (generalmente legítimas) de la vida en este mundo nos
lastiman, y fácilmente pueden ‘chocar’ la palabra de Dios, anulando la influencia de ella en nuestras
vidas. Nos distraen de nuestra vida devocional, no nos permiten centrar nuestros pensamientos en
Dios, etc. Contribuyen a nuestro ‘enfriamiento’ espiritual.
“…y el engaño de las riquezas…”
Es necesario tener cierta cantidad de dinero para vivir. Sin embargo, ciertas personas buscan riquezas,
que se podría definir como tener más de lo que es necesario para vivir. Cristo advierte que estas
riquezas son engañadoras. Los que las tienen, necesitan mucha sabiduría, para no ser engañados por
ellas. Los que buscan tenerlas, necesitan entender que las riquezas nunca traen verdadera satisfacción,
sino simplemente engañan, dejando el alma vacía.
“…y las codicias de otras cosas…”
El problema con las personas representadas por esta ‘tierra’ es que, aunque experimentaron el ‘arado’
del Espíritu Santo, limpiando ciertas cosas de sus vidas, no fue una limpieza total. Había ciertas cosas
en sus vidas que no estaban dispuestas a dejar o a renunciar. Por ende, tarde que temprano estas cosas
que quedaron en la vida de la persona, escondidas bajo la tierra, quizá, brotan, y terminan ahogando el
obrar de Dios en sus vidas.
“…entran y ahogan la palabra…”
Tenemos un ejemplo de esto en la parábola de la Gran Cena, en la cual algunos de los invitados no
quisieron asistir, porque habían comprado haciendas y bueyes, y preferían dar tiempo a esas cosas, que
a la cena (Lucas 14:18-20). El joven rico tuvo un problema parecido – sus riquezas le impidieron
seguir a Cristo (Marcos 10:17-31). Comparar 1 Tim 6:9 y 2 Tim 4:10
Si queremos que la buena ‘semilla’ de la Palabra de Dios tenga un efecto positivo y duradero en
nuestras vidas, es necesario arrancar y quemar todos los deseos de las cosas del mundo y de la ‘carne’,
que tienden a ahogar la Palabra de Dios.
“…y se hace infructuosa”
El propósito de Dios es que todo ser humano lleve ‘fruto espiritual’. Plantas que no levan fruto, son
arrancadas, y quemadas, porque no sirven (ver Juan 15, y comparar Is 5:2,4).
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¡Cuántos en la Iglesia contemporánea son así! Están en la Iglesia, domingo tras domingo; pero no
sirven a Dios, no producen fruto espiritual. ¿Por qué? Porque sus mentes y corazones están
dedicados a las cosas de este mundo, y no tienen tiempo para las cosas de Dios (ver 1 Juan 2:16-17).
Verso 20
“Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra…”
Dios garantiza que Su palabra no volverá vacía (Is 55:10-11). Para cumplir con Su promesa, y lograr
Sus propósitos, Dios prepara ‘buena tierra’ para recibir esa palabra.
¿Cuáles son las características de esta ‘buena tierra’? Marcos menciona dos:
“…los que oyen la palabra y la reciben…”
Para que haya fruto espiritual, dos condiciones tienen que darse:
i.
ii.
La persona presta atención a la palabra de Dios – la oye.
La persona se apropia de la palabra de Dios – la hace suya, la aplica a su vida.
Mateo menciona otra condición:
iii.
La persona entiende la palabra de Dios – por la ayuda del Espíritu Santo.
NOTA: ‘Buena tierra’ no estará del todo libre de piedras y espinos. Siempre hay imperfecciones en el
creyente, que militan contra su crecimiento espiritual. Pero la diferencia de la ‘buena tierra’ es
que las imperfecciones que tiene, a la larga no impiden la producción de fruto espiritual.
“…y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno”
Todo creyente debe producir algo de fruto espiritual; ver Col 1:6; 2 Ped 1:5-8.
Sin embargo, la producción de fruto no va a ser igual en todo creyente. Esa producción depende de
varios factores; entre ellos, el esfuerzo que hacen para desarrollar su vida espiritual, la dedicación con
la cual luchan contra el pecado, la manera en que se alimentan espiritualmente, etc. Pero todo
creyente debe apuntar a la máxima productividad posible.
Aquí tenemos las tres cosas que evidencian una verdadera vida espiritual:
i.
ii.
iii.
Escuchar la Palabra de Dios.
Recibir (aplicar) la Palabra de Dios a sus vidas.
Producir fruto espiritual en sus vidas.
De las cuatro clases de tierra, solo una era buena; tres malas. Es triste pensar que entre tanta gente que
escucha la palabra de Dios, solo habrá fruto en un grupo de personas. Sin embargo, la parábola
también nos enseña que siempre habrá algo de fruto espiritual.
174
III. HOMILETICA
TEMA: “Guarda Tu Corazón”
TEXTO Marcos 4:1-20
Introducción
¿Cuál es la parte más importante del cuerpo? La Biblia habla de la importancia del corazón (Lucas
6:45; Gén 6:5; Jer 17:9). Con justa razón, Salomón aconseja, “Sobre toda cosa guardada, guarda tu
corazón…” (Prov 4:23).
La parábola del sembrador, trata de cuatro clases de “tierra”; éstas representan cuatro clases de
‘corazón’.
Lección fundamental: Nuestra respuesta a la Palabra de Dios (v.14) depende del estado de nuestro
corazón.
Hay cuatro clases de ‘corazón’, y cada uno responde en forma diferente a la Palabra de Dios.
1. El Corazón DURO (v.3-4, 15)
Al sembrar, parte de la semilla cayó “junto al camino” (v.4). Esta era tierra dura; por ende, la semilla
no penetra. Las aves vienen y se la comen (v.4). No produce fruto.
Hay personas así. Escuchan la palabra, pero la palabra no penetra sus corazones, porque están duros.
¿Por qué existe un corazón duro? Varias razones:
amargura de la vida;
orgullo y autosuficiencia;
acostumbrados a escuchar el evangelio.
¿Somos concientes de ser así…?
¿Solución? Pedir a Dios que ‘ablande’ nuestro corazón (Ezeq 36:26).
2. El Corazón SUPERFICIAL (v. 5-6, 16-17)
Al seguir sembrando, parte de la semilla cae en tierra pobre (v.5). Tenía poca profundidad. La semilla
brotó pronto (cf. v.16); pero, la falta de profundidad no permitió que la planta echara raíces. Creció,
pero no produjo fruto; más bien, la planta se quemó (v.6).
¿Qué nos enseña esto? Que es posible tener un corazón superficial. ¿Por qué un corazón
superficial? Otra vez, varias razones:
No piensa seriamente;
Vive por las vanidades de la vida;
Le interesa cosas superficiales.
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Mientras todo anda bien, está en la iglesia. PERO: Sufrimiento --- abandona la fe (v.17).
¿Somos concientes de ser así?
¿Cuál es la solución?
Aprender a reflexionar sobre la vida; ¡PENSAR! Hageo 1:5, 7; Lam 3:40.
3. El Corazón DISTRAIDO (v.7, 18-19)
Una tercera parte de la semilla cayó sobre tierra ocupada…¡por espinos (v.7)!
¿Qué hacen los espinos? ‘Ahogan’ la planta; no produce fruto.
Hay muchas personas así. ¡Quizá la gran mayoría de los seres humanos! Escuchan, tienen interés por
un tiempo, pero luego se distraen por cosas del mundo, y desparecen de la Iglesia. ¡DISTRAÍDOS!
¿Por qué un corazón distraído? Una razón fundamental - no ponen a Dios primero en su vida (Mat
22:2-5).
¿Solución? Mat 6:19-21, 25-33.
4. El Corazón PREPARADO (v.8, 20)
Felizmente, una cuarta parte de la semilla cayó en “buena tierra” (v.8). ¿Qué es esta buena tierra?
Buena tierra no ocurre por casualidad; es tierra preparada. Se ha invertido tiempo,
trabajando la tierra, sacando piedras, eliminando espinos, etc.
El resultado es alentador - produce bastante fruto.
Solo un buen corazón puede responder correctamente a la Palabra de Dios.
Ese buen corazón tiene que estar preparado – por el Espíritu Santo (Lidia, Hch 16:14).
Pero NOTAR, variedad de fruto (v.8, 20).
¿Por qué? No es suficiente estar preparado –
la ‘tierra’ tiene que recibir la ‘semilla’;
la planta tiene que ser ‘regada’;
la planta tiene que ser ‘limpiada’ (comparar Juan 15:2).
Conclusión
¿Queremos producir fruto?
¿Cómo está nuestro corazón? Sal 139:23-24
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