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Una IU para un nuevo país
Tesis 7: Concreción del modelo de Estado y su plasmación en la organización
Modelo de Estado
Nuestro modelo de Estado forma parte integral del proceso constituyente que queremos impulsar
y que tiene en su desarrollo dos ejes directores: la perspectiva nacional y la de clase. Defendemos
alianzas de clase entre las clases populares y trabajadoras del conjunto de pueblos del Estado
para impulsar y hacer realidad un proceso constituyente que nos permita construir un Estado, una
República, que defienda y defienda a la mayoría social trabajadora.
Por lo tanto, la República, el pacto federal, el reconocimiento efectivo del derecho de
autodeterminación, la lucha contra el patriarcado, la democracia participativa, la justicia social y el
laicismo son las bóvedas que levantan una nueva arquitectura política y social favorable a la
mayoría social trabajadora y constituyen el compendio de nuestra propuesta de Estado.
En este sentido, la propuesta de Estado federal de IU se fundamenta en la doble voluntad de los
pueblos de España de alcanzar un mayor autogobierno como unidades federadas dentro del
nuevo Estado y en las potencialidades del Gobierno conjunto que harán realidad como partes
integrantes de la “Federación”. Se propone por tanto un modelo basado en la cooperación
horizontal, en red, tejiendo una malla de solidaridad que permita una distribución homogénea del
poder, superando la visión subordinada Administración central-Administración periférica.
Nuestra propuesta de Estado federal, plurinacional, multicultural, plurilingüístico, cooperativo y
solidario debe basarse en el protagonismo de la voluntad popular expresada mediante referéndum
y, por tanto, libre y voluntaria adhesión a la forma política resultante de la creación del Estado
federal. El hecho de pertenecer a una Nación, nacionalidad o región, no implica, de facto, la
existencia de límites a la voluntad federalista y al contenido de esa voluntad.
El Estado federal propugnado no perjudicará en base a privilegios o trato discriminatorio los
intereses de la mayoría social en su conjunto, ni de unos Estados respecto a otros. Los Estados
podrán acceder a un mismo grado de autogobierno, por la voluntaria decisión que cada uno de
ellos adopte. Al mismo tiempo, imposibilitará que se produzcan involuciones en materia de
derechos y libertades en ninguna de las unidades federadas.
Para IU la defensa de un modelo de Estado federal, plurinacional, cooperativo y solidario se basa
en la convicción que es la fórmula que puede dar solución a los problemas políticos derivados de
la realidad plurinacional, de forma que el Estado asuma lo diversificado de su composición,
garantizando los reequilibrios territoriales entre los diferentes territorios y los diversos actores
sociales. Un Estado que, contando con un bloque bien definido de competencias propias y con
suficiencia financiera, haga efectivos los principios de igualdad, solidaridad y progreso.
Por todo ello, el modelo de Estado que propugnamos se debe fundamentar con un pacto entre las
distintas unidades federadas como expresión de la soberanía de los distintos pueblos. Así pues el
Estado Federal debe garantizar la soberanía política de las distintas unidades federadas para
decidir su futuro, al tiempo que garantiza también la concreción del resto de soberanías: la
energética, alimentaria, urbanista, sanitaria, etc.
Además, toda nuestra presencia institucional debe estar volcada en el cumplimiento de la
estrategia política de este documento, a fin de ser un instrumento útil a las clases
populares. Nuestra larga tradición municipalista ha demostrado que tenemos una fuerza
más que notable en ese ámbito, siendo referencia de las clases populares locales y ejemplo
de compromiso político y moral en el objetivo de construir una república federal, socialista,
ecologista y feminista.
IU, sí; con más fuerza
Tesis 7: Concreción del modelo de Estado y su plasmación en la organización
Nuestro objetivo es una República Federal, plurinacional y solidaria
1,- Contexto y tratamiento.
Nuestro Proyecto contempla la preeminencia del eje y del carácter socio-económico sobre el
nacional-estatal. Reivindicamos la existencia hoy de la lucha de clases y la contradicción capital trabajo como motor social y político. Sostenemos el carácter internacionalista. En consecuencia, la
fraternidad de clase es seña de identidad y se sitúa al margen de la pertenencia nacional,
territorial o étnica.
Después de toneladas de bibliografía y hemeroteca en España, y en cada uno de sus territorios,
regiones o naciones encontramos, tres posiciones base con mil matices y con tiempos, procesos y
salidas distintas:
a) Unionistas: posición cerrada en mantener el actual status autonómico o incluso retrotraerse
a épocas de unidad férrea y homogeneizadora centralista
b) Independentistas: posición que descarta ningún encaje ni forma de articulación entre un
territorio/nación y el resto del Estado. Solo la independencia es la alternativa. Como mucho
dicen aceptar la negociación de plazos y métodos de “desconexión” (caso catalán)
c) Federalistas: posición que incluye un abanico de fórmulas posibles. Encajes que van desde
modelos como el propugnado por el PSOE (federalismo teórico y nunca desarrollado
cuando han estado en el gobierno) hasta opciones de carácter propiamente “confederal”
donde las partes acuerdan a partir de la soberanía de cada cual. Opción muy abierta y
que básicamente plantea dos grandes tipos: o ejercicio del derecho a decidir, o pacto
evolutivo y reformista a partir del actual status.
La ciudadanía tiene, en general, posición tomada y en muchos casos fijada al respecto. Esa
ubicación sostenida y mantenida se instaura a partir de uno de tres mecanismos. O por lo
emotivo/familiar/tradicional; o de intereses socio-económicos particulares o grupales concretos; o,
finalmente, como producto dialéctico de una reflexión más profunda y ajustada en el tiempo.
Hoy la situación ya no permite ambigüedades ni tacticismos oportunistas y es el momento
necesario de mostrar nítidamente nuestra aspiración y su argumentación.
El debate político y social permite avanzar en nuestras posiciones y ganar nuev@s adept@s por
racionalidad y discurso lógico e inclusivo.
2.- Principios y fundamentos.
Nuestra posición se fundamenta en el desarrollo de principio fundamentales como: derechos
humanos, democráticos, sociales, de los pueblos… y de forma específica en el Derecho de
Autodeterminación de los pueblos. Si bien en unas condiciones que no son la ocupación militar ni
la emancipación colonial. Es algo más complejo, pero en cualquier caso nada ni nadie va a parar
indefinidamente aspiraciones secesionistas por el simple mecanismo de la fuerza o una legalidad
ahora vigente. Nuestra opción federal es profundamente fraternal, solidaria, inclusiva, respetuosa,
plural, pacífica y gratificante.
De otra parte, las posiciones políticas que cierran el escenario en sus extremos “unionista-
independentista” falsean la realidad, deforman el desarrollo histórico, fuerzan al rival devenido
enemigo, cargan la culpa en el “otro”, fomentan argumentos identitarios-étnicos; excluyentes
cuando no directamente supremacistas o xenófobos. El bloqueo histórico de ese enroque es
insostenible en un mundo global del siglo XXI y todavía más en un marco como el europeo a
construir (más allá de la actual deriva e insostenibilidad de la actual UE)
Disponemos de demasiados antecedentes de las consecuencias de los nacionalismos extremos y
su génesis de violencia, conflictos armados, guerras y tragedias. Europa actual sigue ilustrando
sobre esos peligros y las amenazas de la ultraderecha populista y racista resurgen como una
amenaza cierta y muy preocupante. La violencia y las armas no solucionan el problema de encaje
nacional-estatal, sino que, bien al contrario, enconan más la hostilidad y acaban dificultando – en
el tiempo – una solución estable y justa y democrática.
Necesariamente la única opción civilizada es la democracia y la participación de la ciudadanía. En
definitiva, una u otra forma de ejercicio de consulta y decisión.
Consulta, pero ¿en qué condiciones? ¿Quién se autodetermína? ¿Quién se pronuncia por la
secesión? ¿Quién se pronuncia sobre la escisión de otra parte? Condiciones de tiempo, garantías,
campaña, (contaminación y manipulación mediática y mercantil…)
Imposible llegar a un escenario de consulta determinante sin haber tratado los posibles escenarios
y consecuencias de una u otra posición.
Imprescindible tratamiento serio y riguroso previo, y en todos los casos, de cuestiones capitales:
financiación, competencias, cultura y lengua, derechos sociales, democráticos y económicos,
fiscalidad, modelo de desarrollo, compromiso ecológico,
3.-Conclusiones
Para ese proceso se requiere un mínimo de tiempo y un mucho de voluntad política, trabajo y
sinceridad. Los debates sobre reformas o demoliciones constitucionales, aunque importantes, no
son determinantes sino instrumentos determinados por el gran acuerdo o desacuerdo social y
político.
No debieran aceptarse apriorismos acríticos, y en cada paso y para cada avance debe procederse
a un análisis de causas y efectos. Imprescindible el papel de moderación y arbitraje que debe
consensuarse por todas las partes de proceso.
La propia dinámica de los tiempos políticos, especialmente mutantes, sitúa y resitúa cada día
nuevos escenarios interactivos y cambios en la correlación de fuerzas.
Nosotr@s estamos dispuestos a seguir y profundizar seriamente en ese debate y en esa dinámica
responsable.
Pero lo haremos desde la claridad de una posición republicana y federal. Si se alcanza un
día, cuando llegue el día, el momento de la decisión al respecto de la futura ordenación de
modelo de estado, nosotr@s habremos estado construyendo y en campaña permanente y
sostenida y estaremos en condiciones de ganar ese futuro.
Revolución Democrática para una Izquierda Unida
ganadora
Tesis 7: Concreción del modelo de Estado y su plasmación en la organización
La Revolución Democrática que proponemos para Izquierda Unida tiene su reflejo en la
concreción de un modelo de Estado que, de igual modo, debe aspirar a marcar las características
de la autonomía y soberanía de nuestra federalidad así como al empoderamiento de nuestra
militancia y horizontalidad real de la toma de decisiones.
Es una contradicción en términos, por ejemplo, que aspiremos a modelos representativos en el
modo de Estado más justos que las leyes de representación y electorales que sufrimos, y de las
que nos quejamos, y en cambio no establezcamos un modelo con reglas internas más justas en
la representatividad y presencia de minorías, territorios, sensibilidades, sectores de interés, etc.
Es una contradicción en términos defender el derecho de las gentes, pueblos y naciones que
conforman el estado plurinacional que defendemos, a decidir sobre su propio futuro, y no ser
exquisitos en el respeto de la soberanía que la militancia de cada territorio, autónoma y
federalmente, tenga en la toma de sus decisiones políticas.
Es una contradicción en términos el respeto a la autonomía de las entidades nacionales, y de sus
especifidades políticas así como de sus instituciones ejecutivas, y no ser escrupulosamente
respetuosos igualmente con las federaciones de Izquierda Unida, sus peculiaridades políticas y
sus legítimos órganos de gobierno, así como solidarios con las decisiones políticas que, siempre
bajo la consulta de sus bases y en ejercicio de su soberanía, afronten tomar.
Sesgos y decisiones tan arbitrarias con el respeto a la federalidad de nuestro proyecto como
querer intervenir en las decisiones políticas y refrendadas de la federación extremeña, o liquidar a
la federación madrileña, desde arriba, desde poderes centralistas y con decisiones de órganos
que prevalecían sobre los de su propia militancia, pero, al mismo tiempo, no poder incidir,
intervenir o recomendar, por ejemplo, sobre el pasado co-gobierno andaluz con el PSOE o sobre
los diputados de Izquierda Unida presentes en el Congreso dentro del Grupo de PODEMOS, son
extrañas en sistemas de derecho, federales, democráticos y garantistas.
Incurrir en estas contradicciones y arbitrariedades tan poco democráticas e intervencionistas
anulan la capacidad y el discernimiento de aquellos/as que las han defendido en el pasado pero,
sin reproche y de cara al futuro, sobre todo plantan ante nuestros ojos el arbitrario y sectario uso
del modelo de IU que algunos han venido practicando y utilizando con perentorios y fracasados
objetivos políticos. Volvemos a la necesidad de blindar un modelo participado y plural para evitar el
torticero uso de sus mecanismos.
El modelo de Estado que proponemos es el de un Estado Social y de Derecho,
Plurinacional y Solidario, con autonomías federales, bajo la instauración del
derecho a decidir de forma revisable y con mecanismos de redistribución
solidaria en materia de derechos sociales y políticos
“Un modelo de Estado federal, republicano, plurinacional y solidario se basa en la convicción de
que es la fórmula que puede dar solución a los problemas políticos derivados de la realidad
plurinacional de forma que el Estado asuma lo diversificado de su composición, garantizando los
reequilibrios territoriales entre los diferentes territorios y los diversos actores sociales…” son
palabras de documentos que hemos ido elaborando conjuntamente en el seno de IU y que
responden, a expensas de ser concretados, del espíritu que defiende la Revolución Democrática.
Quizás nuestra aspiración más diferenciada sea la de establecer recurrentes mecanismos de
consulta sobre modelos y vínculos concretos de asociación solidaria bajo un República Federal,
Social y de Derecho, Plurinacional y Solidaria, de las diferentes naciones de España.
Es decir, decidir de forma refrendada, en el horizonte de cada 25 años, cuestiones esenciales
como el encabezamiento de la Jefatura del Estado o los determinados referéndums de
autodeterminación para posteriormente, en plazos y procesos consensuados a lo largo de 10
años, ir concretando esas otras situaciones de manera efectiva. Tras ese proceso debe haber una
última ratificación popular del mismo y el asentamiento de la autodeterminación como realidad.
El inalienable derecho que todas las naciones del mundo tienen a delimitar el horizonte de su
autogobierno y la libertad política de su expresión, es el primer paso para establecer diálogos que,
apelando al consenso, aporten soluciones de encuentro, contacto, permanencia o reforzamiento
de determinados vínculos que hoy existen pero que están tremendamente viciados entre las
diferentes identidades nacionales de España.
Las salidas sociales a las legítimas aspiraciones de autodeterminación e independencia de estas
naciones, para la izquierda pasan en primer lugar por el absoluto reconocimiento de que sobre
otros derechos, en las sociedades occidentales del siglo XXI, prevalecen los del libre ejercicio
democrático de sus ciudadanos/as; posteriormente se trata de huir de cualquier tentación de
ejercer el poder desde un centralismo falsamente democrático que agote cualquier vía de
entendimiento con fuerzas, colectivos, movimientos y aspiraciones políticas hermanas.
Asumiendo con convencimiento que el Estado español asiste a una severa involución en cuanto a
derechos sociales, civiles, medioambientales y simbólicos, las alianzas que podamos establecer
con representantes políticos y sociales de las izquierdas identitarias y el nacionalismo de clase
sólo pueden abundar en la solución de una situación de desentendimiento que, tras años de
políticas ciegas, sordas y prepotentes desde las posiciones conservadoras del PP o del PSOE,
parece ser irresoluble y estar absolutamente estancada.
Estas propuestas concretas son medidas para iniciar un necesario diálogo entre todos y
para todas, y sobre el que la izquierda federal debe tomar la iniciativa para que, sea cual
sea la resolución de la situación, su salida sea social, solidaria y de encuentro.