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Situación nutricional en América Latina: producción y demanda de
alimentos
( Publicado en Revista Creces, Abril 1999 )
En el mes de enero del presente año, la academia pontificia de ciencias del vaticano,
llamó a un grupo de expertos de diferentes campos, para analizar la situación nutritiva
en los países en desarrollo y las proyecciones de los problemas tendrían para los
próximos treinta años. América latina presenta en general una situación precaria que
varía de país a país, que podría mejorarse si se aplican determinadas políticas e
intervenciones.
En términos generales, la situación de la seguridad alimentaria en América Latina es
precaria, aun cuando debe considerarse que durante las últimas décadas ha habido
alguna mejoría. La situación nutricional en el área, sin ser tan dramática como en otras
regiones del mundo, se puede definir como una subalimentación crónica, deficiente en
calorías y micronutrientes, que afecta a un segmento importante de la población,
especialmente a los niños durante los primeros años de vida y a las embarazadas y
madres nodrizas. Como resultado de ello, persiste en la mayor parte de los países, una
elevada mortalidad en los primeros años de vida, una alta incidencia de nacimientos de
bajo peso, y una mortalidad materna también considerablemente elevada.
La desnutrición existente durante los primeros años de vida, constituye un serio
problema, que no sólo afecta a quienes la padecen, sino que también limita las
posibilidades de desarrollo y bienestar de la sociedad entera. Como promedio para la
región, se estima que un 20 % de niños menores de seis años, sufre un retardo franco
en su crecimiento y desarrollo (el retraso se define como que la talla para la edad, está
por debajo de 2 S.D. de la población de referencia). De acuerdo a la Organización
Mundial de la Salud, cuando esto sucede, muchos otros niños sufren también de un
crecimiento sub-normal, de modo que los porcentajes de niños limitados en su
desarrollo por razones nutricionales, son bastante más altos. El retardo del crecimiento
es el reflejo de un medio ambiente hostil y siempre está asociado con un retardo del
desarrollo psicomotor. Ello representa una continua pérdida del capital humano, en una
época en que cada día se aumenta la demanda de capacidades intelectuales, coma
requisito para insertarse con éxito en una compleja sociedad moderna.
Latino América no puede considerarse como un continente homogéneo, ya que los
países dentro de la Región presentan diferencias tanto en el grado de desarrollo como
también en su composición étnica, ruralidad y grados de industrialización. Varía
también el tamaño de su población y la disponibilidad de recursos naturales. Es así que
mientras algunos de ellos han alcanzado indicadores biomédicos comparables a los de
países desarrollados, otros en cambio, presentan una elevada proporción de población
desnutrida con precarias condiciones de salud. En este sentido, de acuerdo a dos
indicadores, uno indirecto como es la mortalidad infantil, y otro directo como es la
proporción de niños con retraso del crecimiento, los países de la región pueden
clasificarse en tres grupos: a.- aquellos más afectados; b.- los de nivel intermedio y c.los menos afectados (Tabla 1). En general, los más afectados están en Centro América
y el Caribe. La mayor parte corresponden a países pequeños y con elevada ruralidad.
Los menos afectados tienen mayor extensión y se ubican en el sur del continente (fig.
1).
Durante las últimas décadas, ha habido una mejoría de la situación nutritiva de los
preescolares en la Región, especialmente en los países de Sud América. Esto se puede
observar en las figuras 2 y 3, que incluye el porcentaje de niños con retardo en el
crecimiento en los países de la Región (menores de seis años), en los que se ha
realizado más de un "survey" durante este periodo. En general y como promedio, ha
habido una ligera disminución en Centro América y una alza más pronunciada en los
países de Sud América. Esta última ha sido particularmente evidente en el caso de
Chile.
Por otra parte, y de acuerdo a los datos de la FAQ, durante este período ha habido un
incremento en la disponibilidad de calorías y proteínas en casi todos los países
(expresado "per capita"), pero, sin embargo, estas cifras están aún por debajo de lo
observado en los países desarrollados (tabla 2).
Producción de alimentos
Tomando la Región en forma global, se puede considerar que en ella se dispone de
suficiente cantidad de alimentas coma para satisfacer las necesidades de toda la
población. Sin embargo, existen considerables diferencias entre los distintos países. Así
por ejemplo, Argentina produce anualmente 14 millones de toneladas métricas de trigo,
pero la mayor parte de él es exportado. Sin embargo, los países de la región tienen que
importar cada año, 10 millones de toneladas métricas. Los países de Centro América
(incluyendo México) producen 20 millones de toneladas de granos, pero deben importar
8.5 millones.
En general, la producción de granos (trigo, maíz y arroz) proveen entre el 70 y 80% de
las calorías de la dieta, en la mayor parte de los países es deficitaria y deben
complementarla con la importación de ellos para así satisfacer sus necesidades.
Con todo, durante las últimas décadas, la producción de alimentos de la Región, ha
estado aumentando ligeramente sobre el crecimiento vegetativo de la población (fig.
2). De esta forma, la disponibilidad de alimentos (producción de alimentos +
importación - exportación (existencias) ha estado aumentando constantemente en
América Central, el Caribe y en Sud América (tabla 3). Como se muestra en esta tabla,
a pesar del acelerado crecimiento de la población, la producción de alimentos la ha
sobrepasado ligeramente, y si a ello se agregan los alimentos importados, significa que
ha aumentado la disponibilidad de aumentos per capita.
Sin embargo del análisis individual resultan también diferencias. La producción per
capita ha aumentado en 13 países, mientras que ha disminuido en 12, por lo que ellos
han debido incrementar las importaciones para Cubrir el déficit. Estos 12 países han
sido Perú, Ecuador, Honduras, Panamá, Nicaragua, Cuba, Haití, Barbados, República
Dominicana, Jamaica y México.
Es especialmente preocupante que los países que han disminuido su producción de
alimentos, corresponden a los mas afectados, y sus niveles de desarrollo económico
también han sido más bajos. Por ello se han visto obligados a incrementar sus
importaciones, por lo que su seguridad alimentaria se ha hecho más inestable. En Haití
por ejemplo, el costo de las importaciones de alimentos excede el total de sus
exportaciones. La República Dominicana, Barbados, Cuba, Nicaragua, Panamá y el
Salvador deben gastar entre el 30% y el 60% de sus exportaciones en importar
alimentos. En cambio, Argentina, Chile y Brasil gastan entre el 3 y el 10% de sus
exportaciones totales con igual objetivo, lo que hace más estable su seguridad
alimentaria.
La inestabilidad de la Seguridad alimentaria de algunos países se ha hecho últimamente
evidente como consecuencia de los fenómenos climáticos del Niño y a llamada Crisis
Asiática. Las condiciones meteorológicas adversas causadas por este fenómeno han
tenido efectos desastrosos en algunos países (lluvias torrenciales, inundaciones,
tormentas, tornados, sequías, etc.), afectando especialmente a los de Centro América y
algunos de Sud América, como ha sido el caso del Perú. Las mayores consecuencias se
han observado en la disminución de la producción de cereales, la que los ha obligado a
incrementar las exportaciones, reduciendo aún más sus reservas. lncluso algunos han
tenido que solicitar la ayuda externa, la que cada día es más difícil de obtener, ya que
según FAQ las reservas alimenticias han alcanzado los niveles más bajos de los últimos
años. Por otra parte, la crisis en Asia ha impactado negativamente a países de Centro y
Sud América, ya que la mayor parte de ellos son exportadores de materias primas,
cuyos precios han sido seriamente afectados.
Perspectivas para los próximos años
Si la producción de alimentos hasta ahora ha estado aumentando en forma constante,
sobrepasando el crecimiento de la población (fig. 4), lo probable es que esta tendencia
se mantenga. Sin embargo hay que anotar que si el crecimiento poblacional en América
Latina ha estado disminuyendo, aún es alto. Lo probable es que en los próximos 20
años, éste aumente en un 20%, pasando de 507 millones de habitantes a 685 millones
(tabla 4). Pero no deja de preocupar que los mayores aumentos poblacionales están
ocurriendo y van a ocurrir en los países más afectados, que precisamente han sido los
más dañados por los fenómenos del Niño y la Crisis Asiática (tabla 4).
Si en los próximos 20 años se pretende alcanzar una seguridad alimentaria razonable
en los países de la Región, la producción de aumentos debiera aumentar, a lo menos
por sobre el 30% en relación a la actual. Tomando en consideración las realidades
prevalentes en la mayor parte de ellos, es evidente que la mayoría podría teóricamente
alcanzar este objetivo y aun sobrepasarIo. Aun cuando no aumenten sustantivamente
las tierras en cultivo, los actuales rendimientos por hectárea de varios cereales son
sustantivamente más bajos que los logrados en los países desarrollados, y por lo tanto
se podrían aumentar considerablemente. Para ello se requiere de un uso adecuado de
las tierras disponibles y al mismo tiempo modernizar la agricultura, mecanizarla, hacer
uso intensivo de insumos (fertilizantes y pesticidas) en algunos países cuyas
condiciones climáticas lo permiten, lograr dos cultivos por año, reducir las tierras
dejadas en barbecho, plantar semillas de alto rendimiento y cepas genéticamente
resistentes a plagas, además de disminuir las pérdidas por cosecha, mejorando el
almacenaje y comercialización.
Un elemento fundamental, es el adecuado uso del agua disponible para la irrigación.
Ello requiere modernizar los sistemas de riego, de la construcción de diques, canales y
labores de puesta en riego. También se necesita incentivar el uso de aguas del
subsuelo y su extracción por medio de motobombas. Todos estos cambios demandan
una planificación estratégica adaptada a cada país y a su clima. Pero sobre todo,
requiere de una considerable inversión en el sector, que necesariamente debería tener
la ayuda del Estado. Todo ello tendría que obedecer a una política conjunta de privados
y del estado.
Demanda de alimentos
Pero el problema no solo se reduce a producir alimentos, sino que además éste debe
estar realmente disponible para los que lo necesitan. En la mayor parte de los países
subdesarrollados, los individuos están desnutridos no solo porque no saben que comer
o porque no tengan acceso a una adecuada variedad de alimentos, sino que
principalmente porque carecen de los medios económicos para comprar alimentos o
para producir sus propios alimentos. Es así como en los países pobres se puede
observar una relación muy estrecha entre el ingreso del grupo familiar y las calorías o
proteínas que consumen. Todas las estadísticas demuestran que cuando los ingresos
familiares se incrementan, aumenta el consumo de calorías y proteínas de buena
calidad, mientras que cuando estos bajan disminuye el consumo.
En la mayor parte de los países de América Latina, la distribución del ingreso es muy
regresiva, con una desproporcionada concentración de él en un pequeño porcentaje de
la población. Sin embargo, también es cierto que en muchos países no hay suficiente
ingreso que distribuir para asegurar una buena alimentación. Para certificar esta
afirmación, basta comparar el gasto en alimentos de un país desarrollado (como es el
caso de los Estados Unidos), con los ingresos "per capita" de los países de América
Latina. Así por ejemplo, durante el año 1995, el gasto per capita anual en alimentos en
los Estados Unidos, fue de 2.600 dólares. Esta cantidad en dinero, en aquella época,
fue superior al ingreso total per capita de la mayor parte de los países de la Región. En
ellos, si todo el ingreso se destinara sólo a comprar alimentos, todavía el consumo
estaría por bajo del de los Estados Unidos.
En ese país, como promedio, la población gasta el 16.8% del ingreso en comer. En
América Latina, en un esfuerzo por impedir el hambre, se gasta como promedio el 64%
del ingreso en comer. En nuestra experiencia, para optar a una dieta cualitativa y
cuantitativamente adecuada, debe gastarse sobre el 30% del ingreso. Sólo cuando se
gasta esta cantidad o menos, existe la posibilidad real de elegir alimentos. Pero cuando
se tiene que gastar sobre el 60% del ingreso en comer, se pierde elasticidad en la
elección de alimentos y los individuos se ven obligados a adquirir el máximo de
volumen, al mínimo de costo. En estas condiciones, puede que no se tenga hambre,
pero no significa que se logre una adecuada calidad de la dieta.
De este breve análisis es posible concluir que en la mayor parte de los países de
América Latina, no sólo hay una mala distribución del ingreso, sino que además no hay
suficiente ingreso que distribuir. De ella se puede concluir que el problema no está solo
en la producción de alimentos, sino también en la capacidad de compra. El problema
real es ¿Quién tiene suficiente ingreso como para adquirir una dieta adecuada?
Se hace difícil erradicar la desnutrición en los países de América Latina, a menos que
aumente el ingreso familiar. Es importante considerar en este análisis final que la
desnutrición no es el resultado sólo de una inadecuada producción de alimentos sino,
más bien, es consecuencia de la pobreza y el subdesarrollo.
El desempleo, el subempleo y en general los bajos niveles de ingreso, son al final de
cuentas, la principal causa de la desnutrición.
Cuando el ingreso aumenta, se gatillan una serie de cambios que en definitiva
estimulan la producción de alimentos. La producción de alimentos depende de la
demanda, y ésta a su vez depende del nivel de desarrollo económico y social
alcanzado. Es muy difícil imaginarse la situación al revés; que aumente la producción
de alimentos sin que aumenten los ingresos (la demanda). Un ejemplo muy claro es lo
que ha sucedido en la India en los últimos años. Ese país, como consecuencia de la
Revolución Verde, ha casi logrado doblar la producción de trigo, logrando rendimientos
tan altos, que actualmente se ha convertido en un país exportador de alimentos. Sin
embargo, al no aumentar el ingreso, esta mayor producción no se ha reflejado en la
mejoría de la deteriorada situación nutritiva de su población. Por el contrario, ésta a
persistido igual, ajena al incremento productivo (ver recuadro). "Producir alimentos
tiene sus costos, y alguien tiene que pagarlos".
Desnutrición y subdesarrollo
De todo esto se deduce que para poder disminuir la desnutrición se requiere de un
desarrollo económico y de una mejor distribución del ingreso. Ambos factores están
estrechamente unidos. Mejorar la distribución del ingreso no es fácil, ya que se
requiere de una capacidad de generar recursos, y ésta en condiciones de pobreza es
muy limitada, porque los individuos que viven en estas circunstancias están dañados y
además carecen de una adecuada educación y capacitación. En definitiva, para
aumentar el ingreso, se requiere que el individuo haya tenido la posibilidad de expresar
su potencial genético, y que además haya recibido una adecuada educación. Todo ello
pasa por lograr condiciones de salud adecuadas, un saneamiento ambiental y una
vivienda que satisfaga las necesidades mínimas. Los países desarrollados tienen una
mejor distribución del ingreso, no porque en ellos haya mayor justicia, sino porque en
dichas condiciones un alto porcentaje educado de la comunidad puede acceder a
mejores ingresos.
El desarrollo económico requiere que la población sea saludable, educada y con
adecuada capacitación. La sociedad moderna ha llegado a ser muy compleja, y en ella
cada día crece la demanda de conocimientos y capacidades de los individuos. Es poco
probable que se puedan incorporar estos como elementos Utiles a la sociedad, si han
nacido y vivido en ambientes deprivados, o si ellos sufren deterioros de sus
capacidades intelectuales. El resultado es que aquellos individuos que sufren de
pobreza crónica y malnutrición, están en una situación de inferioridad, frente al
incremento de la demanda de educación y capacitación y por lo tanto al acceso de
mayores ingresos.
Si un alto porcentaje de la población ha sido dañada, difícilmente puede responder a las
exigencias de la educación. En estas condiciones, aun si un país mejora su desarrollo
económico, el beneficio no alcanza a los estratos más bajos. Esta afirmación se ha
confirmado a través de muchas observaciones. Durante la última década, en América
Latina se ha observado un cierto desarrollo económico, pero éste sólo ha resultado en
un incremento de las diferencias entre los niveles altos y bajos. Así, mientras el 20%
más pobre no aumentó su ingreso, el 10% más rico lo incrementó en cerca de 600
dólares.
Que habría que hacer
Como se sugiere en los párrafos anteriores, los países latinoamericanos están en un
circulo vicioso, y la única posibilidad de quebrarlo pasa por la protección y cuidado de
los recursos humanos. Para ello es necesario lograr que se exprese el total de su
potencial genético y al mismo tiempo que se les provea de los mejores niveles de
educación y capacitación posible, con el objeto de lograr que sean individuos Utiles
para una sociedad cada vez más exigente. Si esto sucede, los grupos hoy deprivados
tendrán acceso a mejores ingresos, y esto a su vez estimulará el crecimiento y
desarrollo de la sociedad entera. Me parece importante enfatizar que, los recursos
humanos de un país (aunque no siempre reconocido) son el elemento más importante
Si se pretende alcanzar el desarrollo y en definitiva el bienestar de toda la sociedad.
Proteger este invaluable recurso, es una tarea difícil y de largo plazo, y para ello hay
que considerar por lo menos cuatro áreas diferentes: salud, nutrición, saneamiento
ambiental y educación. Es necesario planear una estrategia y desarrollar programas
nacionales, que consideren estas cuatro áreas en forma coordinada. Los individuos
deben protegerse desde el momento de nacer, o aun antes, asegurando una adecuada
nutrición, saneamiento, salud básica, educación y vivienda. Estos aspectos deben
tomarse en forma coordinada, ya que ellos están muy interrelacionados y son
interdependientes.
Todos estas intervenciones a nivel nacional, requieren de la reorientación de
presupuestos y gastos por parte del Estado, dada la limitación de recursos existentes
en ellos. Ello no es fácil para los gobiernos, ya que necesariamente se afectan los
intereses de otros segmentos de la sociedad, que reacciona haciendo presión para
postergar el cambio. Desgraciadamente, aquellos que sufren de extrema pobreza,
carecen de la capacidad de organizarse y de los medios para ejercer presión. Por otra
parte, los individuos que han vivido en condiciones de pobreza crónica, por su mismo
daño, carecen de expectativas y se caracterizan por una actitud conformista y fatalista
frente a la vida. Se trata de grupos marginados de la sociedad, que se han mantenido
en estas condiciones por generaciones. Ellos son sobrevivientes de familias que han
vivido en las mismas condiciones, y a menos que la situación cambie, volverán a repetir
igual padrón en la próxima generación. Por otra parte, rescatarlos de aquella situación
es Un proceso largo y costoso, y por lo general los que toman las decisiones buscan
resultados inmediatos, por lo que los programas no se hacen atractivos en el juego de
mantener el poder.
A pesar de este lúgubre cuadro, en América Latina ha habido algunas experiencias
positivas. Una de ellas es el caso de Chile, un país que a pesar de estas circunstancias
adversas, ha sido capaz de disminuir dramáticamente la desnutrición y los niveles de
pobreza. Con ella ha conseguido preservar el recurso humano, y como consecuencia
posterior, le ha sido posible lograr un progreso económico.
En la época de los años 60, Chile tenia la más alta tasa de mortalidad infantil de la
Región (120 por mil). Al mismo tiempo, tenia un elevado porcentaje de niños menores
de seis años con retraso del crecimiento debido a factores nutricionales (460/c). Desde
entonces hasta ahora, se ha observado una progresiva mejoría de las condiciones de
salud y nutrición de su población infantil (fig. 5). En la actualidad, los indicadores
biomédicos son los mejores de la Región, y ya semejantes a los de países
desarrollados.
Los mayores cambios se alcanzaron durante un periodo en que no hubo cambios
significativos del Producto Nacional Bruto (1970-1987), ni tampoco en los niveles de
pobreza.
En la figura 6, se muestra una correlación de diferentes países de la región, entre sus
índices de desarrollo alcanzados en el año 1987 (calculados aplicando 80 parámetros
diferentes de desarrollo, según el método generado por el Instituto de Desarrollo Social
de las Naciones Unidas), y el porcentaje de niños desnutridos menores de seis años. La
correlación es bastante significativa, de modo que a menor desarrollo, se incrementa el
porcentaje de niños desnutridos. Sin embargo, ya en esa época, Chile hace excepción a
la regla, ya que su población infantil aparece con un adecuado nivel nutricional, a pesar
del retraso del desarrollo.
Con posterioridad a ella (1987-1998), Chile ha experimentado un sostenido y
significativo desarrollo económico, y ha sido durante este mismo periodo que el
porcentaje de población que vive en condiciones de pobreza ha disminuido del 40.7% a
18.2%. En la actualidad la mortalidad infantil es de 9 par mil nacidos vivos, y el
porcentaje de niños con retraso del crecimiento es de 2.4% (fig. 6). En la figura 7 se
puede observar la relación entre el ingreso per capita actual (Banco Mundial, 1998) y el
porcentaje de niños con retardo del crecimiento, debido a factores nutricionales. De
nuevo puede observarse que aun hay, Chile tiene un porcentaje de niños con retardo
del crecimiento menor que la que corresponde a su ingreso per capita. Es decir, el
progreso en las condiciones nutricionales ha ido más allá de lo que corresponde a la
realidad económica del país.
De acuerdo a esta secuencia de hechos, la principal mejoría de las condiciones de salud
y nutrición de la población infantil, ocurrieron antes que se produjera el desarrollo
económico y cuando los porcentajes de población en condiciones de pobreza eran
elevados. Ella constituye una demostración de que es posible prevenir el daño de la
población, aun cuando el subdesarrollo y la pobreza estén presentes. Por otra parte
(aunque no se pueda asegurar), es posible explicarse el posterior desarrollo económico
(entre otras cosas), como la consecuencia de la preservación del daño
sociogénicobiológico que genera la pobreza crónica y desnutrición. Es decir, para que el
desarrollo sea posible, parece fundamental prevenir el daño de la población, con la que
posteriormente pueden mejorar los niveles de educación.
Siguiendo con el caso de Chile, en el año 1970, década 100 niños que ingresaban a la
educación básica, solo 10 eran capaces de terminarla, y la gran causa estaba en la
dificultad intelectual del niño para responder a las exigencias de la educación. En la
actualidad, el 98% de los que ingresan a la educación básica están logrando terminar
los ocho años que dura el proceso. Todo ella ha presionado sobre la educación media y
superior, incrementándose éstas notablemente durante los últimos años, lo que ha
coincidido con el desarrollo económico. Lo que es evidente, es que el recurso humano
disponible hoy día, es muy diferente al que anteriormente existía.
Cuales han sido las intervenciones
La política diseñada por los diferentes gobiernos, en el caso de Chile, tuvo por objetivo
alcanzar niveles básicos de vida para toda la población, como mecanismos para
preservar el daño. Para ello se contemplaron e interrelacionaron cuatro áreas
fundamentales: salud básica para todos, programas de nutrición para las grupas etarias
más necesitados, educación básica gratuita, adecuado saneamiento ambiental
(viviendas can agua y condiciones adecuadas de eliminación de excretas) y vivienda
digna.
Es un hecho que Chile en la actualidad presenta una regresiva distribución de la
riqueza, semejante a la que ocurre en la mayor parte de los países de América Latina
(ver recuadro). Sin embargo, su calidad de vida actual es superior a todos. Es que
cuando se calcula la distribución del ingreso, los especialistas consideran solo el ingreso
directo, pero no toman en cuenta el valor de lo que el Estado transfiere como bienes y
servicios (salud, nutrición, educación, vivienda y saneamiento ambiental), que son los
que en definitiva logran elevar la calidad de vida.
a.- Intervenciones en el área de salud: El objetivo básico fue alcanzar para el total de
la población, acceso a la atención primaria de salud, lo que se logró durante los últimos
40 años. Durante este periodo el servido de salud básica se ha extendido y aumentó su
eficiencia. Al mismo tiempo su personal desarrolló una actitud de servicio y
preocupación por la salud de la comunidad. A su vez la población se hizo consciente de
sus derechos y responsabilidades en relación a la salud. Así por ejemplo, se ha logrado
que el 99% de los partos ocurriera en hospitales, y se estima que el 95% de los niños
fueron regularmente vacunados, y como consecuencia de ello la incidencia de
enfermedades como la tos convulsiva y el sarampión han disminuido
considerablemente. Por otra parte, la poliomielitis y el tetanus neonatorum se
erradicaron. Los controles regulares de salud pasaron a ser una rutina, y en la
actualidad se dispone de la información del peso para la edad, del 90% de los niños
preescolares del país, siendo los mayores de dos años, evaluados cada tres meses.
A través de esta infraestructura básica se estableció un programa de planificación
familiar y educación de nutrición y salud.
Para los lactantes con desnutrición avanzada, se estableció una red de pequeños
hospitales, con 40 a 60 camas cada uno, en que se hospitalizaba el niño por un
promedio de tres meses para su tratamiento y recuperación total, incorporando la
madre al proceso. Se totalizaran 32 centros, con un total de 1 .800 camas.
b.- Intervenciones en nutrición; simultáneamente, utilizando la misma infraestructura,
se implementó un programa de nutrición, consistente básicamente en la entrega
mensual de leche en polvo para todos los menores de dos años, y de aumentos de
destete para los preescolares de 2 a 5 años. El programa también ha incluido a las
embarazadas y madres nodrizas.
Esta entrega de leche y alimentos se acompañó de otras actividades, como educación
nutricional y estimulación del hábito de lactancia materna.
El programa de nutrición se extendió a los jardines
infantiles, lugar en que las preescolares de acuerdo a lo programado recibían el total de
sus requerimientos nutritivos durante las ocho horas diarias de estada en el
establecimiento. También se racionalizaron (ver más adelante) los programas de
desayunos y almuerzos escolares, cuidando la calidad y presentación.
c.- Intervenciones en educación: Se desarrolló un programa de educación básica en
todo el país. Para este objeto se habilitaron los lugares físicos y se racionalizaron los
programas de desayuno y almuerzos escolares, que fueran servidos por empresas
privadas. Con ello se disminuyó notablemente la deserción escolar.
Otra importante decisión fue extender la educación y nutrición a los preescolares,
especialmente en áreas de extrema pobreza. Ello se decidió basado en numerosos
estudios que indicaban que la pobreza extrema y la desnutrición, al afectar a niños
menores de seis años, causaban daños definitivos, tanta físicos como intelectuales y
que éstos parecían decisivos. Se trataba así de la edad más critica para su desarrolla
futuro. Se pudo comprobar también que el daño intelectual era producido tanto por los
factores inherentes a la pobreza crónica como a la desnutrición. Para el desarrollo del
programa se estableció una red de jardines infantiles para recibir niños de 2 a 6 años
en las áreas de mayor pobreza.
En estos centros bajo el cuidado de personal especializado, los niños recibían el total de
los requerimientos nutricionales diarios y al mismo tiempo se les sometía a un
programa especial de estimulación psico-afectiva y motora. Este programa ha probado
ser muy efectivo para estimular el desarrollo psicomotor y lograr un mejor rendimiento
en el proceso educacional posterior.
d.- Intervención para el niño abandonado: Se estableció también otro programa para
niños abandonados (de la calle) y huérfanos. Para ello se establecieron centros en que
el niño permanecía interno, y recibía su alimentación, educación y cuidados
psicoafectivos.
e.- Intervenciones sanitarias: Se consideró prioritario mejorar las condiciones sanitarias
de la vivienda del grupo familiar, para así prevenir las infecciones gastrointestinales. En
1974, un alto porcentaje de la población vivía en áreas de extrema pobreza, carentes
de agua potable y de un adecuado sistema de eliminación de excretas. Experiencias
piloto habían señalado que las condiciones sanitarias inadecuadas aumentaban la
incidencia de enfermedades infecciosas y la desnutrición. Se implementó un programa
nacional para revertir esta situación. A cada familia que vivía en estas condiciones, se
le proporcionó una llamada "unidad sanitaria". Ella consistía en un conjunto que poseía
un baño, con agua fría y caliente, una cocina y un lavadero. En 1960 solo el 40% de la
población urbana tenia acceso al agua potable en su casa, y solo el 35% tenía conexión
a los sistemas de alcantarillado. En el momento actual el 99% de la población urbana
dispone de agua potable en la casa y el 89% está conectado con el sistema público de
alcantarillado.
f.- Programa de vivienda social; Se estableció una variedad de programas de viviendas
sociales destinadas a las familias de bajos ingresos, financiados con créditos a largo
plazo y bajos intereses. Con ello se ha logrado cubrir el déficit habitacional acumulado
y erradicar la casi totalidad de las poblaciones marginales y campamentos.
Finalmente cabe señalar que a partir de 1978, Chile cambió su modelo de estrategia
económica, pasando de una economía centralizada y planificada, a una liberal orientada
hacia el mercado nacional e internacional. Desde entonces el Producto Nacional Bruto
ha estado aumentando durante 15 años a un ritmo entre 7 a 9% al año. Las
exportaciones totales durante este periodo se han expandido de 1 .400 millones de
dólares a
16.000 millones de dólares. No hay duda que este crecimiento se explica por una serie
de factores, pero también es posible postular (aunque difícil de comprobar), que el
cambio del recurso humano ha jugado en ella un importante rol. Como un parámetro
adicional de este cambio, cabe señalar que el chileno de hoy a los 18 años de edad,
mide 11 cm más que su homónimo de hace treinta años. Ello representa la mejoría de
la expresión del potencial genético de la población, y por ello es posible también asumir
que ha mejorado el retardo mental, consecuencia de la desnutrición y la pobreza
crónica.
Resumen
De acuerdo a la información disponible, se puede postular que la producción de
alimentos en la mayor parte de los países de América Latina, puede aumentar
considerablemente como para satisfacer la demanda nutricional del aumento
poblacional de los próximos 20 años.
Para alcanzar este objetivo, se requiere de una programación estratégica, con una
considerable inversión sectorial.
Pero, por otra parte, es importante lograr incrementar la demanda de alimentos. En el
presente la demanda es baja, debido tanto al subdesarrollo, como a una mala
distribución del ingreso del grupo familiar. Se hace difícil mejorar la producción si la
demanda persiste baja.
La demanda depende del ingreso familiar. El ingreso a su vez está restringido por el
daño físico y psíquico que produce la pobreza y la desnutrición, y por los bajos niveles
educacionales y de capacitación de un alto porcentaje de familias pobres.
A pesar de todo ello, es posible prevenir el daño que produce la pobreza crónica y la
desnutrición si se desarrollan programas que consulten el acceso a los servicios de
salud básica, a programas nutricionales para los grupos más desfavorecidos, acceso a
la educación y mejoría de las condiciones sanitarias y de vivienda.
Algunos ejemplos de países de América Latina que han implementado dicha política de
intervenciones, demuestran que es posible mejorar las condiciones de salud y nutrición
de la población y prevenir el daño socio-biológico, aun cuando la pobreza persista.
Preservar la próxima generación de estos daños debiera ser la primera prioridad para
que, posteriormente, al mejorar la educación y capacitación, mejore el ingreso. Cuando
esto ocurre, el desarrollo es una posibilidad real, todo lo cual lleva a mejorar los
ingresos y disminuir la pobreza. Esto a su vez aumenta la demanda de alimentos, y
como consecuencia estimula la producción de ellos.
Fernando Mönckeberg B.
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