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La memoria y las reglas Nemotécnicas
"La memoria funciona como un gran archivador. Ubicar la información en el
lugar correspondiente implica agilizar el proceso de selección y recuperación
del material"
Empezaremos diciendo que la memoria y el proceso memorístico está formado por
lo que podríamos denominar tres fases:
Registrar.
Retener.
Rememorar
Nuestra memoria es como un gran armario o archivador en el que es evidente que
encontraremos mejor las cosas si las tenemos ordenadas de una forma lógica.
También está demostrado que recordaremos más y mejor aquello que
comprendamos (por eso no es conveniente "chapar" sin saber lo que "chapamos")
Registrar: En esta fase adquirimos el contacto con los elementos que
posteriormente memorizaremos. Sería la primera lectura. Para tener más claros
estos conceptos que leemos usamos el subrayado, los esquemas, los resúmenes o
fichas. Pero es fundamental que lo que leamos y escribamos lo hagamos de una
forma ordenada, lógica y comprendiendo lo que se lee.
Retener: Cuanta más atención prestemos a lo que intentemos memorizar, más
facil nos será retenerlo. Esta es una premisa básica dentro del proceso de la
memorización: La Atención. Por esta razón el interés y la motivación ante lo que
estamos leyendo y pretendemos memorizar es algo básico. Es fundamental la
concentración: aislaros de ruidos, olores, gente que pasa por la habitación, de la
televisión e incluso en ciertas ocasiones de la música No es recomendable estudiar
con música cuya letra conocemos, esto nos distraerá. Tampoco es bueno estudiar
con la radio y por supuesto la televisión es nefasta. Si quieren estudiar con música
hacerlo con clásica o instrumental. Tampoco que sea Rock o Heavy, más bien Jazz,
Blues, Regae, New Age, Folk, etc. Para retener las cosas, releer los textos solo con
lo subrayado, releer la fichas o anotaciones y, por supuesto, releer los temas.
Rememorar: Este es, para mi, el proceso más importante y el que a todos más
os interesa. El recordar aquello que hemos memorizado. Para ello, la manera de
haberlo retenido (ordenado, con lógica, con notas, subrayados, esquemas) va a ser
fundamental y también el interés que hayamos puesto en ello. A veces intentamos
recordar algo que sabemos claramente que lo hemos estudiado, pero como no lo
hicimos de la manera correcta y con la lógica necesaria no es imposible rememorarlo
Dentro del tema de la memoria, tenemos la memoria a corto plazo y la memoria a
largo plazo (esta segunda es la que a todos vosotros más os interesa). En un
principio cuando empezamos a estudiar, la información pasa a la memoria a corto
plazo, pero lo que tenemos que pretender es "enviarla" a la memoria a largo plazo,
que es la que pervive y la que necesitamos a la hora de los exámenes o pruebas.
Para que la información pase a la memoria a largo plazo es necesario la repetición,
la concentración, el orden y la lógica y sobre todo el interés por esos contenidos que
queremos memorizar. Lo que si es evidente es que se recuerda mejor lo que
previamente hemos escrito (no todo al completo) o que previamente hemos
clasificado. Por eso insisto tanto en lo del subrayado, los resúmenes, los esquemas
y las fichas. Un tema de 30 páginas de historia se puede resumir en una ficha
señalando en ella solo los apartados o puntos clave del tema y luego al mirar
simplemente esa ficha, si ya lo hemos estudiado, la mente irá soltando todos los
contenidos de esos apartados ella sola. Por esta razón, cuando en un examen nos
pregunten sobre el reinado de Felipe II podremos recordar lo estudiado ya que
nuestra mente ya tiene esa información procesada y memorizada y solo necesita el
epígrafe de ese material para soltar toda la información.
Las reglas nemotécnicas o trucos para recordar:
Las reglas nemotécnicas son un conjunto de truquillos, casi siempre lingüísticos,
para facilitar la memorización. Posiblemente han oído hablar de ellos. Se basan es
que recordamos mejor aquello que nos es conocido o aquello que nosotros mismos
hemos creado. Esto lo veremos mucho mejor con un ejemplo.
Ejemplo:
La primera linea de la tabla periódica de los elementos químicos:
Litio-Berilio-Boro-Carbono-Nitrógeno-Oxígeno-Fluor-Neón
Si tenemos que memorizar esta serie, un buen método sería confeccionar una frase
con la primera o primeras letras de cada uno de estos elementos: "La BBC no
funciona". Esta podría ser una de las posibilidades para acordarnos de estos ocho
elementos. Fijaros que he utilizado la L de Litio (La), la B de Berilio y Boro, la C de
Carbono (BBC) , la N de Nitrógeno y la O de Oxígeno (no), la F de Fluor y la N de
Neón (funciona).
Esta es una posibilidad para este ejemplo concreto, pero seguro que pueden
encontrar otros muchos no solo para esta serie sino para esas cosas que tienen que
estudiar y no hay manera de memorizarlas y recordarlas.
Otra posibilidad es la de confeccionar historias, o cuentos, o refranes, seguro que
alguna vez habeis oído alguno.
Un ejemplo de serie de números podría ser:
007-757-90-60-90-7-10-2230-2300-2.
El agente 007 subió al boeing 727. Vió una azafata de medidas 90,60,90 y decidió
pedir un seven (7) up para poder hablar con ella. Quiso quedar con ella a las 10 pero
ella le dijo que debía regresar en el avión de las 22:30. Por ello a las 23:00 se fue al
cine que acabó a las 2.
Os vuelvo a repetir que estos son solo ejemplos o modelos. Pueden hacer multitud
de combinaciones o propias invenciones, pero tampoco compliquen mucho las
cosas por que sino luego tampoco recordaran la regla nemotécnica que han creado.
Un ejemplo para recordar una fórmula:
La forma del capital y los intereses de los bancos. Con la palabra "carrete" podremos
recordarla. Lo que tendremos que pagar después de pedir un prestamos es: el
capital (ca) multiplicado por el rédito o intereses (re) y esto multiplicado por el tiempo
(te).
2 - MISTERIOS DE LA MEMORIA
¿Por qué recordamos unas cosas y otras no? ¿Podemos manipular la memoria a
discreción? ¿Y entrenarla? ¿Se ha avanzado algo en la lucha contra el alzheimer?
Nuestra conexión con el pasado sigue mostrándose oscura, pero los científicos
comienzan a desentrañar el laberinto. (Mónica Salomone. El País Semanal. 3-102000)
Se graba mejor lo interesante, nuevo y emotivo. Y para recordar viene bien cierto
estrés. Hay una memoria implícita y automática, otra a corto plazo o de trabajo y otra
que es social. El ejercicio mental ayuda a prevenir. enfermedades
neurodegenerativas como el alzheimer.
Hace tiempo presté el libro X a uno de vosotros. Lo peor no es que esa persona
no lo devolviera, sino que no recuerdo quién es. ¡Admito entregas anónimas! No
recordaré al culpable". He aquí un fallo de memoria confesado públicamente por
correo electrónico. Sin pudor. Y ello pese a que este olvidadizo cuenta con el
sistema pensante más complejo que han logrado producir 3.800 millones de años de
vida en la Tierra: un cerebro con 100.000 millones de neuronas interconectadas,
formando un densísimo entramado de cables orgánicos. Es más, el olvidadizo lleva
más de tres décadas almacenando información en tan complejo archivador. Pero
aún no sabe cómo funciona.
Se le puede disculpar. Nadie le ha dado un manual de instrucciones, algo que
enseñe a archivar lo importante, descartar lo superfluo, recuperar los datos justos en
el momento justo.... a bucear en la Internet interior. Con un manual así no existiría 1
pregunta: ¿dónde puse las llaves?; ni s gastaría memoria en detalles absurdos -e
teléfono del piso de estudiante-; ni se recordarían, tres horas después del examen
las respuestas que el cerebro tacaño s negó a escupir cuando debía. Semejante
libro de instrucciones está por escribir.
¿Existirá algún día? Lo que sí hay ya es gente empeñada en producirlo, y que
ha hecho algunos progresos. Por ejemplo, dos de las preguntas más habituales
sobre la memoria ya tienen respuesta: sí, hay algunas técnicas para recordar mejor,
y no, la mayoría de los despistes cotidianos no son síntomas de un alzheimer
incipiente. También se sabe que la memoria gasta bromas; que graba mejor lo
interesante, lo nuevo y lo emotivo, y que le vienen bien pequeñas dosis de estrés.
Además, le gusta enganchar los recuerdos. Por eso hay olores o sabores que tiran
de ovillos de tiempo y convierten los recuerdos en hiperlinks en el archivo de la
propia vida -véanse las magdalenas de Marcel Proust, de las que parten los siete
tomos de En busca del tiempo perdido- Lo dice el neurocientífico Juan Carlos López,
autor del libro El telar de la memoria: "Hay estímulos que encajan con los recuerdos
como llave y cerradura". ¿Y si se descubre la llave para cada recuerdo? "Eso es
como encontrar una aguja en un pajar".
Es decir, que no hay todavía fórmula, secretas para recordar y olvidar, pero
algo se sabe. Y hay sobre todo un avance en lo conceptual: los científicos ya no
consideran la memoria tan escurridiza como el alma. "La memoria, como otras
funciones cognitivas, estaba envuelta en una aureola de magia.... fuera del alcance
de la ciencia. Pero se está viendo que se basa en pro cesos abordables, Y mucho
más sencillos y comunes de lo que se pensaba", dice Alberto Ferrús, del Instituto
Cajal (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).
No se pensaba, entre otras cosas, que hombres, ratones y moluscos (y
moscas, Y gusanos, etcétera) tuvieran en común tanto como tienen. Casi seguro
que la misma mañana que el olvidadizo del principio lanzó al ciberespacio su
mensaje de socorro, en algún laboratorio del mundo un ratón trataba de salir de su
laberinto habitual. Es más, en algún otro laboratorio habría, en un platillo, una
neurona viva transmitiendo a otra leves descargas eléctricas. Hoy se sabe que
hombre, roedor y neuronas hacían esa mañana cosas parecidas, y que para ello
usaban muchas sustancias químicas que en parte ya han sido identificadas. Los
científicos han construido ya animales modificados genéticamente en los que estas
sustancias faltan o sobran, y que como resultado tienen una memoria anómala:
ratones memoriones u olvidadizos sólo por una mutación genética. (Rienda suelta a
la imaginación: ¿qué tal una viagra de la memoria sin efectos secundarios? La
respuesta, más adelante).
Todo lo resumido hasta aquí es producto de atacar el problema desde muchos
frentes -el psicológico, el neurológico, el de la biología molecular, todos combinados, y con métodos resumibles en tres. Uno: estudiar el sistema completo -el organismo
vivo- sin tocarlo; es decir, se le da información, se espera a que la procese y se
observa el resultado. Dos: lo mismo, pero tocándolo; por ejemplo, se extirpa una
parte del cerebro y se pasa a 1. Y tres: se aislan partes del sistema -células,
moléculas, genes- para estudiarlas por separado (luego se combinarán los
resultados con l). A partir del 2, como es lógico, ya no se puede usar personas. ¿0
sí?
A veces sí. Hace más de cuatro décadas, la neuróloga estadounidense Brenda
Milner tropezó con un paciente de 27 años llamado H. M. Se le había extirpado una
región del cerebro, el lóbulo temporal, para curarle las intensas convulsiones
epilépticas que sufría. Pero la operación tuvo un efecto inesperado, que sirvió para
confirmar que hay una memoria a corto plazo que trabaja separada de otros tipos de
memoria. Una especie de frontera entre el presente y el pasado. "Tras la cirugía se
vio enseguida que la operación había dañado muy profundamente la memoria
reciente de H. M., sin que hubiera ninguna otra pérdida aparente de funciones
intelectuales. No podía recordar lo que había desayunado ni orientarse en el
hospitaL Parecía como si su vida, desde la cirugía, no aportara nada a su almacén
de conocimiento", explica la propia Mi1ner en un artículo en la revista científica
Neuron.
La memoria a corto plazo, según se vio con H. M., dura apenas un minuto.
Pasado ese tiempo, la información que baraja el cerebro pasa a otro departamento y
deja hueco para nuevos estímulos entrantes. En personas sanas, ese cambio de
cajón no implica necesariamente olvido, así que no es fácil distinguir el salto. Pero
en H. M., lo que sale del compartimento del presente no es recuperable. H. M. no
maneja información recibida hace minuto y medio, o incluso menos tiempo si se
distrae. Para su cerebro, el presente dura un minuto.
(Un inciso. ¿Cuánto cabe en la memoria a corto plazo? Pues exactamente
entre seis y ocho híts de información. En cambio, de la memoria a largo plazo se
desconoce si es un saco con fondo, y también el experimento adecuado para
medirlo).
H. M. guardaba más sorpresas. Una es que la memoria de su vida muy anterior
a la operación estaba intacta; su propia imagen avejentada es para él un
descubrimiento cada vez que se mira en el espejo. La otra sorpresa para Mi1ner fue
que H. M. sí aprendía ciertas tareas, pero sin darse cuenta. Un ejercicio clásico es el
de recorrer con un bolígrafo la silueta de una estrella, pero viendo esa estrella
reflejada en el espejo. Como lo que se ve es la imagen reflejada, hacer bien el dibujo
exige entrenamiento -y memoria para recordar lo aprendido- H. M. pasaba el test
cada vez mejor, pero él creía hacerlo siempre por primera vez. Su cerebro recordaba
sin darse cuenta.
Así se vio que hay una memoria implícita que funciona automáticamente: "No
se usa de modo consciente, pero se traduce en que la tarea que se esté realizando
se hace cada vez mejor", explica Juan Carlos López. Esta memoria es la culpable de
que los no amantes del deporte se contaminen, y sólo por exponerse a los
informativos audiovisuales acaben aprendiendo sin querer los apellidos de ciclistas
como Lance .. . o Marco ... (Si ha rellenado los puntos suspensivos es por este
fenómeno, llamado priming).
Hoy se sabe que hay muchos más tipos de memoria -cuya clasificación
detallada aún se discute-, y además que el cerebro está de acuerdo con la vieja
norma doméstica de cada cosa en su sitio: cada memoria tiene su propio circuito
anatómico. Por eso, lesiones cerebrales diferentes borran recuerdos distintos. Por
ejemplo, el lóbulo temporal -el área que le falta a H. M.- está implicado en la
conversión de memoria de corto a largo plazo. No obstante, el mapa de la memoria
no está todavía completo. Los expertos quieren mejorarlo con las técnicas que
permiten visualizar el cerebro de personas vivas mientras piensan, desarrolladas en
la última década. 'Pronto conoceremos mucho mejor los sistemas anatómicos
responsables de cada tipo de memoria, y cómo interaccionan", aventura López.
Pero ¿qué es exactamente un recuerdo, a corto o largo plazo, consciente o sin
querer? Para descubrirlo ha habido que destripar la computadora y ver qué pasa
dentro. Claro que, como no se puede desarmar un cerebro humano vivo, y además
sirve de poco porque es demasiado enrevesado, se recurre al de organismos más
simples en lo biológico y en lo ético.
Aristóteles creía que los recuerdos son espíritus que viajan por la sangre hacia
el corazón impulsados por estímulos externos, y que siguen en movimiento después
de que ese estímulo desaparezca. Estaba equivocado. Un recuerdo se forma a partir
de la interconexión de las neuronas.
Las neuronas tienen dos tipos de prolongaciones: las dendritas y el axón. El
axón es la vía de salida: cada vez que un impulso eléctrico llega a la neurona, su
axón lo transmite a otra neurona, que lo recibirá por una de sus vías de entrada, una
dendrita. La conexión entre axón y dendrita se llama sinapsis, pero en realidad no
hay contacto físico, sino un espacio de unas milésimas de milímetro, un canal que se
llena con las sustancias químicas que emite el axón cuando dispara y que la
dendrita recibe. Son esas sustancias químicas que se pasan una neuronas a otras,
los neurotransmisores, las que permiten la conexión. Y ese mecanismo es así en
todo cerebro viviente. Los 100.000 millones de neuronas humanas, las 300.000 de la
mosca Drosophila, las 20.000 del molusco Aplysia californica (la liebre de mar) y las
exactamente 302 del gusano Caenorhabditis elegans hacen lo mismo.
Además, hay múltiples factores que intervienen en la formación, mantenimiento
y reforzamiento de la conexión entre las neuronas. Por ejemplo, según se liberen
más o menos neurotransmisores, o según el disparo eléctrico del axón dure más o
menos -la media está en uno o dos milisegundos-, las neuronas contactan con
mayor o menor intensidad. Un recuerdo supone una larga cadena de eslabones
químicos, en la que cada eslabón afecta al siguiente. Así que la conclusión es
directa: ¿qué hay que hacer para manejar a voluntad la memoria? Aparentemente,
desentrañar esos pasos químicos y aprender a regularlos. Los científicos han vuelto
la mirada a los primeros eslabones de la cadena, los que ordenan la producción de
cada una de las sustancias que intervienen en la memoria: los genes.
En esto, los colegios de moscas nos sirven de gran ayuda. Un colegio de
moscas es un aparato transparente formado por varios tubos interconectados, de
unos 20 centímetros de alto y el diámetro de una moneda de 100 pesetas. Ferrús
tiene uno en su laboratorio, uno parecido al que sirvió para buscar los primeros
genes de la memoria. "Las moscas aprenden, por ejemplo, así: se las suelta dentro
del aparato, en cuyos tubos hay gases con olores distintos; cuando ellas entran en
uno determinado, se les aplica una desagradable corriente eléctrica; cuando entran
en otro, no. Al repetir el ejercicio, las moscas que han aprendido escogerán no ir al
tubo con el olor donde antes recibieron la descarga".
El estadounidense Seymur Benzer se fijó a finales de los setenta en aquellas
moscas que recibían ración doble de descarga eléctrica; es decir, las que no
aprendían. Encontró en ellas un defecto genético, una mutación, y las llamó Dunce.
Muchos pensaron que en Dunce, o más bien en la sustancia que le faltaba, estaba el
elixir del aprendizaje.
Pero no. Era una enzima que interviene en multitud de procesos en el
organismo no relacionados con la memoria. 'Fue una sorpresa. Lo único específico
era la regulación, por parte de esa enzima, de la cantidad de un producto muy
común, el AMP cíclico", explica Ferrús.
Desde entonces se han encontrado decenas de genes implicados en memoria
y aprendizaje, pero ninguno específico. "Hoy está claro que no hay genes o
moléculas relacionados exclusivamente con la memoria. Hay genes que hacen que
las neuronas disparen más, durante más tiempo o incluso que crean sinapsis
nuevas, pero no hay moléculas de la memoria propiamente dichas", indica López.
La hormona oxitocina es un ejemplo. Un experimento reciente -que la revista
Nature Genetics comentó bajo un título traducible como '¿María qué'- prueba que es
clave para la llamada memoria social, pero se sabe hace tiempo que también
interviene en la lactancia materna y el parto, entre otras cosas. El hallazgo va así: el
investigador Jim Winslow, de la Universidad de Emory (Estados Unidos), inactivó en
unos ratones el gen de la oxitocina, y el resultado fue que estos mutantes no eran
capaces de reconocer a los ratones con que acababan de mantener relaciones
íntimas. "Los demás aspectos de su comportamiento eran normales. Es más, en
cuanto se les inyectó oxitocina, los ratones mutantes adquirieron memoria social".
"El amor, lo mismo que su recuerdo, es pura química", señala la revista.
Surge una pregunta: cuando se identifiquen todas las moléculas implicadas en
la memoria, ¿se podrán modular al gusto; por ejemplo, con una viagra de la
memoria? López cree que no falta mucho para que algo así se compre en el
supermercado. Pero añade: "La falta de especificidad dificulta las cosas. Habrá que
aprender a modular esas sustancias. Y no será un hallazgo libre de dilemas éticos:
una empresa podría obligar a los empleados a tomarla... Es algo que hay que
plantearse". Se cuenta que una vez alguien preguntó a Eric Kandel, neurocientífico
experto en memoria, cómo serían tales píldoras: "Probablemente, rojas", dijo el
sabio.
Mientras no se confirme esa predicción, quienes deseen influir en la química de
sus neuronas sólo podrán hacerlo desde fuera. 0 sea, usándose a sí mismos, a su
propia conducta, como herramienta manipuladora. De momento, por tanto, la par-te
más práctica del hipotético manual de instrucciones de la memoria la escriben
quienes estudian el organismo completo.
Interés, emoción, estrés.... las instrucciones. El neurólogo Justo García de
Yébenes suele pararse en un semáforo para peatones a la salida de su hospital, la
Fundación Jiménez Díaz, en Madrid. Y suele esforzarse por recordar las matrículas
de los coches que pasan. Lo consigue con seis o siete de ellas, unos minutos.
"Luego se me olvidan. Pero un día, hace unos años, un coche estuvo a punto de
atropellarme y no he olvidado su matrícula". Moraleja: "Nuestra memoria depende
del interés", dice el neurólogo citando a Goethe. Más: 'Aprendemos por asociación.
Si un estímulo entra por tres vías se recordará mejor que si lo hace por una sola. Es
más fácil enamorarse de alguien si le ves, oyes y hueles que si sólo le ves".
En realidad, hace más de 25 siglos que se asocia voluntariamente para
recordar. El poeta griego Simónides desarrolló el método de la posición para
recordar todos los asistentes a una cena: evocaba su imagen y la asociaba
mentalmente con lugares familiares. También eran las asociaciones, esta vez
involuntarias, las que permitían a un ruso llamado Shereshevskii no olvidar jamás. El
neuropsicólogo Aleksandr Luria, que estudió hace tres décadas su caso, explicó que
Shereshevskii convertía los estímulos sensoriales -palabras, símbolos...- en
imágenes que luego evocaba; pero había un efecto secundario: no podía barajar
ideas abstractas porque también se evaporaban en imágenes. No podía leer una
novela.
"Es raro que no se analizara su cerebro tras su muerte", dice Carmen Sandi,
neuropsicóloga de la Universidad de Educación a Distancia. Ella trabaja en otros dos
campos que dan pistas sobre cómo se recuerda: el estrés y las emociones. "Vernos
que un cierto estrés ligado al aprendizaje facilita que lo que se está aprendiendo se
consolide a largo plazo. Esto tiene sentido desde el punto de vista evolutivo, porque
implica que algo que induce estrés es relevante, y hay que aprenderlo", señala.
Cabe una distinción similar a la del colesterol: estrés bueno y estrés malo. El primero
es el de antes del examen, y, según Sandi, viene bien. El segundo es un ritmo
cotidiano angustioso, que podría ser causa incluso de un deterioro cognitivo.
El papel de las emociones lo ilustran las llamadas memorias bombilla, las que
se iluminan por un acontecimiento emocional. Quienes vivieron la muerte de Franco
suelen recordar muy bien qué estaban haciendo cuando supieron la noticia. Sin
embargo, los expertos se han dado cuenta también de que la memoria no es una
cámara de fotos, aunque su dueño así lo crea. 'A menudo se evocan con exactitud
detalles falsos. Es que el cerebro guarda sólo parte de la información, y luego, al
evocarla, como necesita coherencia, rellena los huecos como puede", explica Sandi.
Alguien ha comparado la memoria con un paleontólogo: de un huesecíllo
construye un dinosaurio. Y esa labor puede producir testigos que describen detalles
falsos del crimen o víctimas de abusos sexuales que no ocurrieron. Juan Carlos
López pone un ejemplo: "Unos estudiantes ven la grabación de un coche a 20
kilómetros por hora que
choca contra un árbol. A la mitad les preguntas: ¿a qué velocidad iba el coche
cuando chocó contra el árbol?, y al resto lo mismo, pero usando el término
estrellarse. Los segundos darán una cifra mayor, y semanas más tarde recordarán
vidrios rotos aunque no sea cierto".
Las vivencias desagradables olvidadas y luego evocadas, tal vez con la ayuda
de terapias, son aún objeto de debate para los expertos. Lo mismo que sí se cree
posible enterrar en el olvido las experiencias traumáticas -que podrían reemerger
con el estímulo adecuado, muchos opinan también que se puede crear
artificialmente un recuerdo. Y ambos fenómenos tendrían que ver, en última
instancia, con uno de los aún pocos aspectos en que la investigación psicológica y
biológica se dan la mano: la relación entre el uso de un recuerdo y su fortaleza.
El argumento va así: si la grabación del recuerdo significa crear una
determinada conexión neuronal, una sinapsis, su evocación frecuente acaba por
reforzar dicho contacto. En el laboratorio, esto se traduce en que las neuronas de
ratas que ejercitan lo aprendido tienen características distintas de las que no lo
hacen; en el diván de un psicólogo, en que hablar a menudo de una experiencia,
vivida o no, fortalece su recuerdo -cómo un recuerdo falso aparece por primera vez
es otra cuestión---. Según Sandi, también hay evidencias de que si durante la
evocación de un recuerdo se administran amnésicos, el recuerdo se contamina, de
forma que cuando éste se evoque de nuevo, se recordará peor o distorsionado.
En todo caso, la relación entre experiencia -o número de veces que se usa un
recuerdo- y memoria conduce a otra de las pistas conocidas hoy para estimular la
máquina de recordar: el ejercicio. Ejercicio mental. Porque la buena memoria
también se obtiene sudando disciplinadamente la neurona. Puede que no sea un
método tan preciso como el de esa hipotética pastilla -siempre habrá neuronas
musculosas y ejercitadas que se queden en blanco en el examen-, pero es mejor
que nada. Y lo mejor es que ese ejercicio no sólo redundará en buenas notas, sino
probablemente en una mayor resistencia a enfermedades neurodegenerativas como
el alzheimer García de Yébenes es categórico: "Es más fácil detectar una demencia
senil en personas con alto nivel cultural, pero se da con menos frecuencia. La
educación tiene un carácter protector".
Las demencias seniles afectan a una de cada 10 personas de más de 65 años
y a cuatro de cada 10 mayores de 85. La pérdida de memoria benigna -no asociada
a demencia- es mucho más frecuente, pero también mucho menos alarmante. Y el
tópico de que muy pronto empiezan a perderse neuronas -y por tanto, memoria- es
simplemente falso: "En un experimento de hace 20 años se vio que a partir de los 40
había una pérdida neuronal importante. Pero esto fue, como digo, hace 20 años, y
desde entonces se ha demostrado que ese experimento tenía un grave error
metodológico", dice García de Yébenes. "Hoy se sabe que la pérdida de neuronas
no es un problema para las personas sanas hasta por lo menos la edad de la
jubilación, y que además la experiencia la compensa con creces". De la misma
forma, los despistes cotidianos no son ramalazos tempranos de alzheimer,.sino
inofensivos fallos de interés o de atención. ¿Cómo distinguirlos de síntomas más
preocupantes? "Básicamente, hay,que pensar en ir al neurólogo si uno siente que
antes podía hacer cosas que ahora ya no".
Los investigadores están poniendo al menos tanto empeño en curar el
alzheimer como en entender los mecanismos de la memoria. Los avances en el
primer objetivo han producido, entre otras cosas, una vacuna preventiva en fase de
ensayos; tal vez los progresos en el segundo redunden algún día en ese manual de
instrucciones para todo dueño de cerebro -útil para los maestros en el cole, para los
opositores..._ ¿Explicará ese libro la conexión precisa entre un olor y la propia
infancia? "Hay dos aproximaciones ante esto: quienes dicen que somos
inabordables porque se trata de un sistema que se estudia a sí mismo, y quienes
piensan que hoy no podemos estudiar todo, pero que mejoramos continuamente. Yo
soy de los segundos", dice Alberto Ferrús. "Muchos problemas antes parecían
mágicos y ahora se descubre que subyacen mecanismos sencillos".
PROFESIONALES DE LA MEMORIA.
MANOLO LAMA. Edad 38 años. Profesión: periodista deportivo.
Tiene la capacidad de aprenderse las alineaciones de equipos remotos, por
enrevesados que sean los nombres de los Jugadores, un minuto antes del comienzo
de un partido. Su memoria le permite recitar de corrido la plantilla de equipos de
fútbol y baloncesto que existieron hace muchos años, como el Pontevedra o el
Sabadell. %o hago ejercicios, pero si tengo algún truco para conservar ¡a memoria".
afirma. Y los quiere guardar en secreto. Eso si, reconoce que, aunque recuerda sin
esfuerzo resultados de partidos, goleadores, árbitros y fechas, los números se le dan
peor.
XIOMARA GUTIÉRREZ ALONSO. Edad: 26 años. Profesión: opositora.
Son casi 340 temas (miles de hojas) los que tiene que recitar de memoria ante un
tribunal para acceder a la profesión de juez. Para ello estudia una media de ocho
horas diarias. "Es básico memorizar razonando, que una idea lleve a la otra, aunque
hay artículos, como ¡os de Pena¡ Especial, entre los que no hay relación lógica. La
única opción, entonces, es repetirlos hasta la saciedad". Confiesa tener trucos
propios. "Pego en el espejo del cuarto de baño los artículos difíciles para mirarlos
mientras me cepillo los dientes. Como lo hago tres veces al día, me los acabo
aprendiendo".
ENRIQUE GARCÍA ASENSIO. Edad: 63. Profesión: director de la Orquesta de
RTVE.
"Dirigir de memoria", señala, "es maravilloso, porque el atril supone una barrera.
La memoria fotográfica es muy útil, porque permite retener la estructura de una
determinada edición de la partitura, lo que tienen las páginas pares y las impares".
Hay también trucos: "La posición de los músicos -por ejemplo, violines a la izquierda
y contrabajos a la derecha- me obliga a hacer un gesto concreto en el ensayo, una
mímica que luego repito mecánicamente. También ayuda asociar los cambios de
compás con combinaciones matemáticas: un 2-3 13-2 recuerdas que es capicúa".
RAFAEL ÁLVAREZ 'EL BRUJO'. Edad. 50 años. Profesión: actor.
Ha representado cinco monólogos teatrales, todo un reto para la memoria del
actor. "Dejo que trabaje sola y cuando ¡e place. Puede ser lo mismo en un taxi que
viendo una película; de repente paro y me pongo a estudiar". A veces usa reglas
mnemotécnicas. "Me dio una gran satisfacción aprender ¡as novelas ejemplares de
Cervantes con una sola palabra mágica: gidosilofuama (La gitanilla. Las dos
doncellas ... )': Pero también se le ha ido muchas veces la memoria en el escenario.
"No me agobio. Me relajo y me divierto, así el lapsus se acaba antes y ya recuerdo el
texto".
FEDERICO CORCUERA. Edad: 32 años. Profesión: funcionario de Correos,
En su memoria se agolpan los datos de las más de 8.000 películas que dice haber
visto desde que, a los nueve años, quedó fascinado por el cine. Este diccionario
andante rechaza, sin embargo, a los cinéfilos enciclopédicos. "E[ cine hay que verlo
y no aprenderlo en los libros". La afición es su mejor aliada: `Me costó mucho
aprenderme el Código Civil, pero me sé casi toda la filmografía de directores como
Raoul Walsh (título, intérpretes, año y argumento), que hizo 150 pelis" Sus
conocimientos le han convertido en habitual tertuliano de las radios de su ciudad,
San Sebastián.
JUEGOS Y TRUCOS INOLVIDABLES.
1. PILOTO AUTOMÁTICO. Lea estas palabras despacio, una sola vez:
caramelo, fruta, pera, chicle, sandía, galleta, postre, azúcar, fresa, natilla, sorbete,
higo.
Ahora éstas: fresa, silla, dulce, pera, plato.
¿Qué palabras de la segunda lista NO estaban entre las primeras?
Es habitual creer erróneamente que dulce formaba parte del primer conjunto de
objetos -todos ellos de sabor dulceLa razón es que el piloto automático de la memoria almacena generalidades y
sacrifica los detalles secundarios.
2. SÓLO LO IMPORTANTE. Se muestran 16 monedas de 100 ptas.. En todas
se ve el perfil del rey, pero sólo una es correcta. Todas las demás tienen al menos
un error. ¿Cuál de las 16 monedas es la verdadera moneda de 100 ptas.?
El error que se produce al identificarla es producto de una virtud: en múltiples
tareas cotidianas, la memoria no se detiene en anécdotas y se concentra sólo en lo
más relevante. Para distinguir una moneda de 100 ptas. basta fijarse en algunas
características, por lo que las demás se recuerdan de forma vaga. Esta memoria
imperfecta permite en realidad un funcionamiento más eficaz; a ella pueden
atribuirse los pequeños olvidos diarios del tipo ¿dónde dejé las llaves?, poco
importantes desde el punto de vista médico (al menos en ausencia de otros indicios).
3.
EL PODER DE LAS EMOCIONES. Responda a las siguientes preguntas:
01. ¿En qué circunstancias se enteró del intento de golpe de Estado de
Tejero?
02. ¿Qué ropa llevaba puesta y que almorzó el martes pasado?
03. ¿Cómo conoció a su actual pareja?
04. ¿Recuerda sus tres últimas visitas al médico?
05. ¿Qué estaba haciendo cuando supo que el general Franco había
muerto?
06. Si ha tenido algún accidente automovilístico, ¿qué recuerda de él?
07. Si tiene un hermano/a menor, ¿recuerda cómo supo si el bebé era niño o
niña?
08. ¿Recuerda cómo celebró su cumpleaños en 1998?
09. ¿Recuerda íntegramente la letra del himno nacional de España? Si no
del todo, ¿qué parte recuerda más: del principio o del final?
10. ¿Recuerda la llegada del hombre a la Luna? ¿Qué estaba haciendo?
¿Cómo se llamaba la nave con que se logró la hazaña? ¿Cómo se llamaba el primer
astronauta que bajó de ella? ¿Y el segundo?
La mayoría de las personas tienen una memoria casi fotográfica para eventos
como el 1, 5, 6 y 10, mientras que otros como el 2, 4, 9 e incluso el 8 tienden a ser
olvidados con mucha más facilidad. Un efecto intermedio se obtiene con 3 y 7 y a
veces 8. ¿La razón? La memoria no procesa igual todos los estímulos, sino que
prefiere aquellos que son únicos o con una especial carga emotiva.
4. RECUERDOS INVOLUNTARLOS. Sugiera palabras que empiecen por las
siguientes sílabas:
la------ dul---fre---- gol----pla----- sor---¿Ha escrito dulce, fresa, plato o sorbete? En caso afirmativo, la culpa es del
fenómeno llamado priming. Las palabras del primer juego se engancharon a la
memoria espontáneamente y resurgieron con el estímulo adecuado. La memoria
goza de una vida casi propia: lo mismo olvida que recuerda cosas involuntariamente.
5. ZONA BORROSA. En una ilustración aparecen: un perro, un balón de fútbol,
una rana, una bombilla, una guitarra, una llave, un coche, un teléfono, una flor, un
zapato, un cochecito de niño, un televisor y una botella.
Trate de memorizar esos objetos de izquierda a derecha, una vez. Aparte la vista
y diga cuáles recuerda. Probablemente, los objetos que peor se recuerdan son los
colocados en medio. Los del final suelen recordarse mejor porque la memoria a
corto plazo, o de trabajo, tiene poco espacio y necesita dejar sitio a la información
nueva -los últimos objetos en guardarse no han sido machacados por datos
posteriores- Pero también los primeros objetos tienden a grabarse mejor, porque es
habitual prestar más atención al comenzar una nueva tarea.
RECETAS PARA RECORDAR MEJOR.
1. No atragantarse. Intente memorizar las siguientes palabras: taza. pájaro,
paella, trigo, bicicleta, camión, lápiz. cuando crea haberlo logrado, pruebe con éstas:
pino, asfalto, sol, camisa, mesa, maceta, 'libro. Trate ahora de recordar la primera
lista. ¿Fácil? Es muy frecuente no recordarlas. La segunda lista interfiere con la
primera. Conviene memorizar las cosas en unidades pequeñas, sin saturar e¡
cerebro.
2. Aprovechar lo que ya hay. Se recuerda mejor asociando lo que se quiere
recordar a lo que ya sabemos, Por ejemplo si se trata de una lista de palabras, se
puede construir una frase en la que se empleen todas ellas. Si quiere experimentar.
trate de memorizar las siguientes listas de palabras con técnicas distintas. Con la
serie A construya una frase: con la B, cuente las vocales de cada término. Si cuando
acabe de leer El País Semana¡ aún se acuerda de este ejercicio -lo que en sí
supone una hazaña memorística-, acábelo poniéndose a prueba: ¿que lisa recuerda
mejor?
Seguramente la primera. Con el método de las vocales nos estamos fijando
sólo en las características superficiales del estimulo, y así el recuerdo será peor.
A: lagarto, pera. cama, lámpara, papel, sandalia.
B: teléfono, crema, mar, estrella, florero, lluvia.
3. 'Vestir' los números. El ejemplo anterior también vale para recordar números:
un teléfono como 82 19 150. puede archivarse como 82, el año del Mundial de fútbol
en España; 19. la edad de una hermana, y 150. el número de metros cuadrados del
piso.
4. Todos colocados. Para recordar una lista de cosas -por ejemplo, la de la
compra- se puede pensar en un sitio muy conocido y colocar cada objeto en un
punto. Si hay que comprar huevos, leche, pollo, detergente, gel, desodorante..., se
sitúa mentalmente cada cosa en un sitio concreto de¡ dormitorio: gel, en el primer
cajón; detergente, en el segundo: huevos. en el tercero; leche, en el alféizar de la
ventana... Una vez en el supermercado se recorre mentalmente la habitación
visualizando cada rincón,
5. La fórmula de empaquetar. La boda es hoy y quedan mil cosas por hacer: ir a
la tintorería y a la peluquería, comprar un par de medias, comprobar que a los niños
aún les valen los zapatos. Receta para recordar: formar una palabra con la primera
letra o sílaba del término que describe cada acción: TI de tintorería, PE de
peluquería, ME de me días, ZA de zapatos: TIPEMEZA. Después, sólo hay que
recordar la palabra mágica.
Podemos mejorar nuestra memoria?
En la Asamblea de la ONU sobre la Tercera Edad, celebrada en Viena en 1982, se
abre una puerta hacia una mejor distinción entre las manifestaciones patológicas de
la vejez y las manifestaciones propias del envejecimiento normal. Gracias a ello,
ahora se puede combatir la anterior tendencia a considerar el envejecimiento como
sinónimo de enfermedad. Esta declaración de la ONU viene a
poner de relieve la importancia que de unos años a esta parte se
está concediendo a la investigación sobre la memoria, tanto en
lo que se refiere a sus estructuras y procesos, como a estudiar y
poner en práctica programas que ayuden a nuestros mayores a
solucionar los problemas cotidianos relacionados con su
memoria.
¿Qué le está pasando a mi memoria? ¿Por qué no me acuerdo de algunas
cosas?
Es sabido que una de las quejas más frecuentes en las personas de la tercera edad
es la pérdida de memoria. Existe una idea muy extendida relacionada con esta
problemática, en el sentido de asociar los déficits de memoria con trastornos
orgánicos, sobre todo demencias, y fundamentalmente la demencia tipo Alzheimer,
hasta el punto de que hoy en día hay una gran sensibilización hacia este problema.
La causa de los déficits de memoria puede ser muy diversa. En unos casos puede
ser un síntoma del comienzo de alguna enfermedad neurodegenerativa, como en las
demencias; en otros casos, estos déficits pueden estar ocasionados por trastornos
clínicos como ansiedad, depresión, etc. Pero además, existen una serie de
problemas de memoria relacionados con el envejecimiento normal, que constituyen
lo que se denomina "Pérdida de memoria asociada a la Edad".
¿Qué es la Memoria? ¿Dónde guardamos nuestros recuerdos?
Una definición del término memoria hace referencia al conjunto de sistemas que
permiten adquirir, retener y recuperar información.
La memoria no es un concepto unitario, sino que se pone de manifiesto en diversas
situaciones. Por ejemplo, recordar un número de teléfono durante un breve espacio
de tiempo, recordar si hemos regado las plantas, reconocer un perro como un ser
vivo, ejecutar una acción, como por ejemplo aprender a tocar un instrumento
musical.
Un primer sistema es el denominado Memoria sensorial, que es el encargado de
recoger la información que recibimos por los sentidos.
Existe un segundo sistema denominado Memoria a corto plazo, que se considera
una memoria operativa, donde la información permanece por un breve espacio de
tiempo. Es imprescindible para trabajar en tareas como recordar un número de
teléfono, recordar una frase que acabamos de leer en el periódico, transmitir un
recado que nos han dado, etc.
Y por último un tercer sistema llamado Memoria a largo plazo o memoria
permanente, que se refiere al conjunto de conocimientos acerca del mundo, así
como de nuestras experiencias; en él permanecería la información un largo periodo
de tiempo.
¿Qué fases que intervienen en la memoria?
Las fases fundamentales de la memoria son: la codificación (fase de adquisición), el
almacenamiento o tiempo que permanece en la memoria la información (fase de
retención), y la fase en que traemos los recuerdos a nuestra mente (fase de
recuperación).
¿Qué podemos hacer para mejorarla?
Ya hemos dado un primer paso para "atacar" a estos olvidos
que nos preocupan diariamente; conocer cómo funciona
nuestra memoria. Ahora, un paso más es empezar por
descartar ideas falsas, como que "las personas mayores por
desgracia ya no tienen memoria", "que no pueden mejorarla",
etc. Debemos optar por una visión más positiva acerca de
nosotros mismos y ponernos a "trabajar" nuestra memoria.
No nacemos con buena o mala memoria, por lo tanto podemos
aprender a mejorarla utilizando diversas estrategias. Por otra
parte tenemos que saber que cuando tenemos mucho estrés o estamos
preocupados por diversos problemas, nuestra memoria se ve afectada y tendemos a
recordar peor.
A continuación lo que vamos a hacer es aprender a poner en práctica una serie de
estrategias:
1-En la fase de CODIFICACIÓN, lo más importante es prestar atención a la
información que nos llega y que queremos retener.
Podemos entre otras cosas:
-No atender a varias cosas a la vez, pues no haremos bien ninguna.
-No preocuparnos excesivamente por los problemas, pues dificulta el registro de la
información.
-Realizar ejercicios de atención, entrenarla. Podemos por ejemplo,
-Leer el periódico, fijarnos en nombres propios y recordarlos después.
-Tachar todas las letras mayúsculas de un texto;
-Hacer ejercicios de sopas de letras, en los que se buscan palabras.
En fín, tareas sencillas que nos ayudan a mantener nuestra atención para poder
ponerla después a trabajar en nuestro quehacer diario.
2-En la fase de RETENCIÓN , se pueden utilizar diversos mecanismos, como:
-Asociación: se trata de asociar la información que nos llega con otra que nos
resulte más familiar, por ejemplo, asociar el nombre de una persona con alguien
conocido, un número de teléfono con alguna fecha conocida, edad, número de piso,
etc.
-Categorización: lo que tenemos que hacer es ordenar las cosas según un criterio,
utilizando las características comunes a los objetos. Por ejemplo, recordar la lista de
la compra, agrupando por categorías las frutas, carnes, lácteos, artículos de
limpieza, etc.
-Verbalización-Repetición: en este caso, al realizar la acción, repetir en voz alta lo
que estamos haciendo.
-Visualización: Se trata de "ver mentalmente" aquello que queremos recordar. Por
ejemplo, para saber cuantas puertas hay en casa, podemos recorrer la casa
mentalmente y "ver" las puertas de cada habitación; si queremos recordar un objeto,
lo imaginamos, lo vemos mentalmente con todos sus detalles; o imaginar una cara
con sus ojos, nariz, etc. para recordarla después.
3-En la fase de RECUERDO, lo que tratamos de hacer es evocar la información que
hemos registrado en las anteriores etapas. Debemos buscar referencias e indicios
que hemos recogido en las fases de registro y retención, debemos repensar, volver
al último lugar donde hemos estado, etc. Pero para esto es muy importante tener en
cuenta lo siguiente:
-La tensión y el estrés nos hace sufrir, nos producen alteraciones de todo tipo, tanto
psicológicas como orgánicas. Así mismo, producen trastornos en la memoria, pues
dificultan la fase de registro. Por tanto, debemos aprender a estar más tranquilos.
Podemos aprender a relajarnos.
-Las cosas se nos olvidan por varias razones, entre ellas, la falta de uso,
interferencias entre lo antiguo y lo nuevo, fallos en alguna fase de la memoria, etc.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que olvidar también es necesario. No
podríamos mantener a lo largo de la vida todo lo que entra por nuestros sentidos. Lo
que tenemos que procurar es recordar lo importante y olvidar lo que no sirve para
nada.
Una vez que conocemos las fases de la memoria y los aspectos que pueden estar
influyendo en nuestro rendimiento, seguramente nos vamos a preguntar qué
hacemos en concreto en esas situaciones en la que tenemos pequeños olvidos
cotidianos, y que afectan en gran medida a nuestro bienestar diario, por ser un reto
para nuestra memoria.
¿Dónde he puesto las llaves? ¿Me he tomado las
medicinas?
Estas situaciones cotidianas pueden ser de tres tipos:
-No recordar lo que hemos hecho con anterioridad:
cerrar los grifos, cerrar la puerta, el gas, dónde hemos
puesto las gafas, etc.
-Olvidar lo que tenemos que hacer en un futuro próximo: cita con el médico, tomar la
medicación, dar un recado, etc.
-Olvido de una conversación, de un nombre, lo que acabamos de leer, seguir una
noticia televisiva, etc.
Teniendo en cuenta que en cada tipo de olvido se pueden adoptar estrategias
diferentes que comentaremos con más detalle en otro momento, como norma
general y para que vayamos empezando a trabajar nuestra memoria vamos a seguir
una serie de pasos:
a) Para que no se olvide:
1. Atención
2. Verbalización
3. Visualización
b) Para recordar después:
1. Repensar
2. Buscar indicios o señales
3. Volver al lugar donde acabamos de estar
Como resumen, quiero dejar constancia de que con atención, esfuerzo y ejercicio,
no solamente seremos más eficaces con nuestra memoria, sino que
comprobaremos que nuestro rendimiento en las tareas cotidianas se ve
incrementado, lo que repercutirá en nuestro estado de ánimo. Todo ello va a influir
en nuestras relaciones con los demás y en una calidad de vida que sin ninguna duda
nos tenemos merecida.