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EL MUNDO DE ENTREGUERRAS (1919-1939)
LA REVOLUCIÓN RUSA
LA RUSIA ZARISTA
En los primeros años del siglo XX, Rusia mantenía unas estructuras prácticamente medievales.
Aunque había sido abolida la servidumbre campesina y se habían repartido tierras, la situación apenas había
mejorado en el mundo del campo. La industrialización era rápida y muchas personas se habían trasladado a las
ciudades a trabajar en unas condiciones miserables.
El zar seguía siendo un gobernante absoluto apoyándose en la nobleza y en la burguesía que se estaba
haciendo cada vez más rica pero que también pedía cambios que llevaran a Rusia a ser como el resto de países
europeos. También había grupos revolucionarios que pedían reformas radicales que eran perseguidos por las
fuerzas de seguridad: los mencheviques (socialistas moderados) y los bolcheviques (comunistas).
1905: EL PRIMER INTENTO
La guerra entre Rusia y Japón por el control del Pacífico había llevado a una situación dramática: el
ejército ruso era derrotado y aniquilado por el japonés. El día 9 de enero, los ciudadanos de San Petersburgo se
manifiestan ante el Palacio pidiendo al zar el fin del absolutismo y la creación de una democracia de sufragio
universal. La policía y el ejército reaccionaron, por orden del zar, de forma desproporcionada: es el llamado
Domingo Negro que dejó más de 1.000 muertos. La reacción general de huelgas, revueltas y manifestaciones
llevó al zar a crear la Duma (parlamento), aunque no tuvo ninguna eficacia.
1917: LA REVOLUCIÓN
En pleno conflicto mundial, atacada por Alemania y Austria, Rusia vive a partir de febrero
manifestaciones de los obreros, los campesinos y los soldados por la falta de abastecimientos, de armas y por la
marcha de la guerra. Las manifestaciones son tan graves que el zar Nicolás II decide abdicar en su hermano
Miguel que, poco días después, también abdica. La revolución está triunfando y se organiza un gobierno
provisional dominado por la burguesía y por los mencheviques que buscan la creación de un sistema
democrático que respete los derechos civiles y la organización de una Asamblea constituyente. Por otro lado,
los bolcheviques organizan sus propias asambleas (soviets) de campesinos, obreros y soldados; su política es
radical y buscan el poder que transforme el estado en una dictadura del proletariado.
La incapacidad del gobierno para resolver los problemas (lo único que se ha hecho es solicitar el
armisticio) hace que los comités revolucionarios, controlados por Lenin, Trotski y Stalin, preparen una nueva
revolución que tendrá lugar en octubre, tras la celebración de unas elecciones generales a Asamblea
Constituyente en las que los mencheviques obtienen la mayoría. El día 18 de enero de 1918, los bolcheviques
disuelven la Asamblea por la fuerza e implantan la dictadura del Partido Comunista.
Una vez en el poder, Lenin disuelve los partidos y suprime las libertades individuales. Trotski
organiza el Ejército Rojo que se enfrentará en una dura guerra civil hasta aniquilar al Ejército Blanco de
Kerenski (el líder menchevique). Tras la victoria, llega la represión iniciada con la ejecución de toda la familia
imperial, los vencidos y los que no apoyan al nuevo régimen.
En 1923 se crea proclama la nueva constitución que afirma el nacimiento de la URSS con una
estructura federal, la abolición de la propiedad privada, la nacionalización de las fábricas, industrias, barcos,
banca y comercio que son dirigidos por comités de obreros mientras que los campesinos se reparten las tierras.
Como la situación económica era caótica, Lenin se vio obligado a instaurar una política de ciertos tintes
capitalistas (NEP) hasta que la situación se recondujera.
La muerte de Lenin en 1924 desató las luchas por el poder que, finalmente, recayó en Stalin que
comenzará una política de persecución de todos aquellos que le puedan hacer sombra (Trotski tendrá que huir).
Stalin impuso una política que convirtiera a la URSS en una potencia. Planificó una economía basada en planes
quinquenales de desarrollo agrícola e industrial bajo su control logrando un enorme despegue económico a
costa, eso sí, de crear un régimen personalista y de culto al líder persiguiendo, metiendo en la cárcel o en
campos de concentración a todos los que no estuvieran de acuerdo. No había prensa libre y la propaganda
servía para apoyar al pensamiento oficial. Este régimen duró hasta la muerte de Stalin (1953) y, más suavizado,
hasta 1990. El régimen hizo lo posible porque el sistema se extendiera a otros países alentando revoluciones
(China, Corea del Norte, Cuba) o la existencia de Partidos Comunistas en los países democráticos.
LOS FELICES AÑOS 20
EUROPA: DE LA CRISIS AL RENACIMIENTO
Europa encaraba la segunda década con un panorama de destrucción total:
Los campos y las fábricas están completamente destruidos.
El desempleo alcanzaba tasas gigantescas
Los soldados no encuentran su lugar en la sociedad.
Los precios aumentaron por la falta de materias primas y de productos elaborados.
Los países vencidos están aún peor porque deben pagar enormes indemnizaciones.
Estados Unidos salió en ayuda del continente y, gracias a su ayuda económica se consiguieron
préstamos baratos para la reconstrucción; el aumento de los niveles de producción, el desarrollo de sistemas
políticos plenamente democráticos (sufragio universal masculino y femenino) y también de las nuevas ideas
(socialismo, comunismo); también hubo mejoras de las condiciones laborales (jornadas de ocho horas y
Seguridad Social) y se empezaron a suavizar las medidas contra los países vencidos (reducción de
indemnizaciones y préstamos americanos).
Pero pronto surgirán disputas políticas que conllevarán el nacimiento de ideologías totalitarias y
contrarias al comunismo y a la democracia tanto en países recién nacidos (Hungría, Yugoslavia) como en otros
que sufrían los efectos de la crisis (Italia) o los que esperaban su ocasión de vengarse (Alemania).
La Sociedad de Naciones, con sede en Ginebra, había nacido tras la guerra con los fines de garantizar
la paz mundial y guardar la independencia política y la integridad territorial de los países. Auspiciada por
Estados Unidos, que luego no se integró en ella, estaba formada por 45 países (llegó a 60) y de ella dependían
organismos como el Tribunal Internacional de La Haya, la Oficina Internacional del Trabajo y el Centro
Internacional de Cooperación Intelectual. Funcionó hasta 1945, año en el que se fundó la ONU y no tuvo
grandes éxitos políticos, pero sí sociales y económicos.
ESTADOS UNIDOS: DE LA CRISIS DEL 29 AL NEW DEAL DE ROOSEVELT
Estados Unidos se había convertido en el motor económico del mundo. Producía en grandes
cantidades y buena parte de esa producción se enviaba a Europa a bajo precio para que esta se recuperara. Fue
una época en la que la economía americana subió sin cesar. Pero cuando Europa empezó a producir sus propios
productos, los precios agrícolas bajaron bruscamente y muchos granjeros se arruinaron. La industria producía
más de lo que se consumía y los stocks comenzaron a acumularse. La bolsa subía sin cesar y muchas personas
pidieron préstamos para comprar acciones de las empresas que, casi sin previo aviso, bajaron bruscamente su
precio al no poder hacer frente a los gastos que suponía no vender tanto como se producía. Las empresas se
arruinaron, perdieron su valor y los accionistas vieron como sus participaciones no valían nada… y tenían que
pagar los préstamos que habían pedido. Como no podían pagar, los bancos, que también cotizaban en el
mercado, perdieron dinero. El día 24 de octubre de 1929 se produjo el crack de la bolsa de Nueva York.
Muchos intentaron recuperar el dinero que tenían en los bancos y más de 5.000 se arruinaron en pocos días. La
crisis arrastró a la industria ante la falta de dinero, las empresas no tenían consumidores ni lograban préstamos
y la fábricas cerraron. Estados Unidos retiró inversiones en el extranjero y dejó de importar mercancías. La
crisis americana arrastró a todos los países que, en función de su desarrollo económico y cercanía a los Estados
Unidos tardaron más o menos en salir de la crisis.
Las consecuencias económicas no se hicieron esperar: se redujo la producción agrícola e industrial,
aumentó el paro, los precios cayeron, disminuyó el comercio, el dinero se concentró en valores seguros
(cárteles), los estados se vieron obligados a intervenir en la economía. Y las consecuencias políticas fueron
importantes: el liberalismo político y económico vivió su más profunda crisis, se agravaron las tensiones
internacionales rompiendo el espíritu de concordia, el espíritu nacionalista agresivo se vio favorecido, dando
lugar a regímenes personalistas autoritarios.
En 1932, el presidente Roosevelt diseñó una política que recondujera la situación: el New Deal. Esta
política buscaba atacar de forma enérgica a las causas de la depresión. Así, se decidió la participación del
estado en la economía participando en el funcionamiento de los bancos y devaluando el dólar y creando
monedas de plata. En el terreno agrícola se fomentó la reducción voluntaria de las cosechas para que los
precios subieran indemnizando a los agricultores. En el industrial se aumentaron los salarios y se redujeron las
horas de trabajo –así los obreros tenían dinero que gastar y los precios de los productos subieron al haber
menos en el mercado-. Las consecuencias no se hicieron esperar: la gente disponía de más dinero y de más
valor (plata), lo que les llevaba a consumir haciendo que aumentaran los precios pero también la producción. A
finales de la década de los 30 la economía americana ya se había recuperado.
LOS TOTALITARISMOS EN EUROPA: ITALIA Y ALEMANIA
ITALIA: MUSSOLINI Y EL FASCISMO
Al finalizar la I Guerra Mundial la situación de Italia empeoró drásticamente (miseria y paro) lo que
provocó el descontento de la población. Se temía una revolución. Benito Mussolini, antiguo socialista, creó los
fascio o camisas negras (grupos paramilitares muy violentos) que atacaban a sindicalistas y políticos de
izquierda. En 1921 Mussolini funda el Partido Nacionalista Fascista mientras que el gobierno, inoperante, veía
como mucha gente comenzaba a apoyar a Mussolini que decía defender la ley y el orden. En 1922 organizó la
marcha sobre Roma en la que participaron 40.000 seguidores y consiguió que el rey lo nombrara primer
ministro tras la dimisión del gobierno. En 1924 se produjeron elecciones generales en las que su partido saca
más de 5 millones de votos de 7 posibles. Desde ese momento el Fascismo fue liquidando la democracia hasta
que, finalmente, el Parlamento fue cerrado y prohibidos los partidos políticos, al igual que la libertad de
expresión, reunión y asociación. Por supuesto, se siguió persiguiendo a todos aquellos que no comulgaran con
el nuevo régimen. Mussolini adoptó el título de Duce y estableció una dictadura con pleno apoyo de la
monarquía.
El nuevo estado dirigía la economía hacia un sistema de autarquía en el que Italia fuera capaz de
producir cuanto necesitara sin tener que recurrir a las importaciones ni depender de la economía internacional.
Además, se creó un vasto plan de obras públicas que redujera el paro y que llevara a Italia a la modernidad
(autopistas, puertos, zonas de repoblación forestal, industria automovilística….).
Uno de sus mayores éxitos fue la firma del Tratado de Letrán con la Santa Sede por el que se
normalizaban las relaciones entre el Papado e Italia; el papa reconocía la existencia del país y, a cambio, se le
concedía status de estado (Ciudad del Vaticano) y fuertes compensaciones económicas.
En el plano internacional, Mussolini buscaba una política imperialista que hiciera volver los tiempos
del Imperio Romano (Somalia, Libia, Abisinia, Albania) a la vez que fomentó las buenas relaciones con la
Alemania que Hitler estaba creando y que llevarían a ambos países a ser fuertes aliados durante la II Guerra
Mundial.
ALEMANIA: HITLER Y EL NAZISMO
Acabada la guerra, Alemania se transformó en una República que debía pagar los gastos de la guerra,
por lo que la situación económica no fue la mejor. Pero la ayuda norteamericana mejoró bastante la situación
hasta que llegó la crisis del 29: el paro creció, el descontento también y las posturas políticas se radicalizaron.
La República de Weimar era acosada por grupos de todo tipo y era cada vez más débil. En este contexto
aparece el Partido Nazi (NSDAP) –nacido en 1919- que, dirigido por Adolf Hitler, contaba con grupos
paramilitares (SA y SS) que utilizaban la violencia contra los partidos de izquierda. Tras pasar un tiempo en la
cárcel, en la que escribió “Mein Kampf”, libro que recogía los elementos esenciales de su ideología
(nacionalismo violento y totalitario basado en la supremacía de la raza blanca –aria-), Hitler, cuyo partido
superaba el millón y medio de militantes, consiguió un fenomenal triunfo electoral en 1933 que le convirtió en
Canciller de Alemania. Pronto empezó a cambiar el sistema hasta acabar con la democracia, obtener poderes
dictatoriales y proclamar el III Reich adoptando el título de Fürher. Su política se basó en el partido único, la
doctrina totalitaria (controlando todos los campos de vida y trabajo en los que el respaldo al líder era esencial
de manera que toda la población era adoctrinada a través de manifestaciones, publicaciones, etc), la creencia de
que la raza aria debía dominar el mundo y preservarse pura, la supresión de todas las libertades, la desaparición
de los sindicatos y toda oposición, la creación de una policía política secreta (GESTAPO) que perseguía a
católicos, judíos e izquierdistas, que eran encerrados en la cárcel o en campos de concentración y la formación
de la Gran Alemania basada en una política de expansión territorial.
Difícilmente se puede entender el enorme apoyo de la población alemana a Hitler si no fuera porque
este despertó en los alemanes el deseo de venganza por las afrentas sufridas y por su política económica que
busca la autarquía basada en el desarrollo de una fuerte industria (sobre todo la bélica) y una política de
desarrollo agrícola y de investigación científica que convirtieron a Alemania en la segunda potencia mundial.
Tanto Italia como Alemania iniciaron y trazaron la senda por la que varios países de Europa oriental,
temiendo el triunfo del comunismo, también transformaron sus sistemas políticas en regímenes totalitarios. De
un total de 27 países europeos, solo 10 mantenían la democracia.
LA CARRERA HACIA LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Alemania, Italia y Japón llevaron a cabo en los años 30 políticas de rearme y expansionistas.
Gran Bretaña y Francia hicieron una política conciliadora y de apaciguamiento de Alemania para evitar
un segundo conflicto. El miedo de ambos países a la URSS hizo creer que Alemania sería un muro de
contención del comunismo. Puestas las cosas así, Hitler rompió el Tratado de Versalles (ejército, rearme,
expansión territorial) y la pasividad de las democracias le permitió ser más audaz. Se anexionó Austria
(Anchluss) y reclamó parte de Checoslovaquia que tenía mucha población alemana. En la Conferencia de
Múnich (1938), Hitler consiguió que se permitiera la partición de Checoslovaquia y franceses e británicos
creyeron que todo quedaría ahí. Pero Hitler reclamó entonces la recuperación del corredor polaco;
Francia y Gran Bretaña avisaron de que un ataque a Polonia supondría la guerra. Hitler la invadió el día 1
de septiembre de 1939. La II Guerra Mundial había comenzado.