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1 APUNTES PARA UNA PROPUESTA DE TRABAJO SOCIAL. Apuntes de clases de Cátedra de Trabajo Social. Curso 2005. Alejandro Díaz Escuela De Trabajo Social Universidad Central De Chile 2005 2 CAPITULO I:COLECTIVOS Y GRUPOS SOCIALES: UNA ESTRATEGIA EN TRABAJO SOCIAL. La mención a una estrategia metodológica de grupo, siempre se menciona en un terreno intermedio entre lo que se ha dado en llamar la dimensión individual del sujeto social y una dimensión comunitaria. Desde los años 40, el trabajo social en América Latina trata de establecer tímidamente una intervención más o menos ordenada con una metodología que abordara en términos locales una práctica social con grupos. El ejemplo estaba en las prácticas de lo que se había estado haciendo en Nueva York durante 20 o 30 años. En ese punto de la historia del trabajo social latinoamericano, se incorpora una nueva valoración de la realidad social, que daba cuenta de las potencialidades que revestía estas prácticas metodologica de trabajo con grupos. Y que a su vez, hablaba respecto de que las interacciones sociales grupales, se desarrollaban de acuerdo a ciertas reglas, y que mediante la observación y la aplicación de rudimentarias técnicas sociológicas era posible descubrir y evidenciar fenómenos y regularidades de interacción social interna de los grupos que inauguraban un nuevo campo disciplinario, disponible eventualmente para las planificaciones del desarrollo social, que en la década del 50, vaticinaban la emergencia de una suerte de ingeniería social. Esta estaba entonces disponible como método de gestión social. Y por tanto también disponible para una disciplina que pretendía abrirse paso para organizar la caridad, bajo categorías de rigurosidad científica: el Trabajo Social.1 Fue Kurt Lewin quien denominó a este fenómeno con el sugestivo apelativo de dinámica de grupos. El impacto y el entusiasmo que provocó el conjunto de indagaciones, exploraciones, descubrimientos, fue de tal magnitud que aún no concluye y que en el campo de la psicología social, provoca y vuelve a entusiasmar a generaciones sucesivas de profesionales. Pareciera que la dinámica de grupos en tanto disciplina, se acopla con regularidad y perfección a la necesidad de reparación psicológica del grupo acotados en sus límites o fronteras por la acción del psicólogo. El estudio de las irregularidades grupales, también hicieron su camino por el lado de la naciente sociología. El clásico libro de Georges Homans, titulado el Grupo Humano, provocó un impacto de igual magnitud en el camino de la construcción de la sociología hacia la interioridad de la estructura social. Tanto Lewin como Homans, inauguraron un camino molecular de nuevos fenómenos en la temática de los grupos. Desde los años treinta a los 50, se creó un una tercera disciplina que cubría o pretendía dar cuenta de un insterticio de la realidad social entre la sociología y la psicología. Había emergido la psicología social. 1 Ver el extenso material que tradicionalmente se ha desarrollado en torno a Mary Richmond en el contexto de la consolidación del industrialismo capitalista norteamericano, Nueva York y Chicago. 3 El contexto y le historia de los grupos estudiados fue Estados Unidos, quizás en un porcentaje cercano al 80 o 90% de las experiencias que descrita, analizada y sistematizada como investigaciones sociales daban cuenta del estudio de grupo sen el contexto histórico del capitalismo norteamericano. De allí que las necesidades de la psicología social aplicada hayan estado también relacionadas con las dimensiones históricas sociales del capitalismo norteamericano que comienza a nutrir los fenómenos de lo que hoy podríamos llamar la cotidianeidad en que se mueven las clases sociales en la Norteamérica de los años 30. pequeño grupo, que es descubierto como generador de importantes relaciones sociales, no identificadas en el estudio y propuestas de la realidad social vista como macro totalidad concreta, que se objetivan tanto con Weber como con Marx. El escenario de ese análisis inédito e innovativo, es la sociedad norteamericana del New Deal de Roosveell y el planteo dominante es el funcionalismo, como clave que rodea el planteo epistemológico. Estados Unidos esta naciendo como una sociedad libre y la no integración de grupos sociales o la anomia de Durkheim debe ser erradicada. El sistema debe funcionar.2 Las temáticas, no solamente pasan por preocupaciones como el aumento de la eficiencia de los grupos humanos, contextualizados por la fábrica como es el caso del taller de borneras de la Wester Electric, o la necesidad de estudiar la recreación y uso del tiempo libre respecto del aumento de la productividad social por medio del descanso comunitario o la conducta integrada o anómica de los grupos indígenas a partir de la también emergente antropología cultural en los también clásicos estudios de Frank Boas o de Margaret Mead. Existe una preocupación también por las posibilidades de control de los estados totalitarios, en el ambiente de la Alemania Nazi y fascista. La fuerza de las argumentaciones “científicas de la nueva ciencia de los grupos” impacta a las siempre dependientes cohortes académicas nativas. El descubrimiento de las regularidades de los procesos sociales que acontecen en el grupo, demuestran ámbitos insospechados para el funcionamiento de sociedades democráticas y las posibilidades de neutralización de los defectos del capitalismo, pueden ser subsanados mediante mejores niveles de interacción, para los cuales esta disponible la teoría social de grupo y un conjunto de En estas condiciones, la narración que se hace de un nuevo dominio de observación de la realidad social denominado dinámica de grupos o estudio de grupos no podía dejar de demostrar las regularidades y sinuosidades de un fenómeno que se asienta en el 2 Es sintomático como este planteamiento se mete de contrabando en un Trabajo Social supuestamente progresista. Al respecto Natalio Kisnerman señala”…Entendemos que hoy la respuesta a como integrar las masas al desarrollo, la da el servicio de Grupos (SSG) como de educación psicosocial informal. A través de este se esta enseñando a la masa a vivir en democracia, a lograr un sentimiento de comunidad y a tener una actitud activa para poder participar…” Pág. 15, Natalio kisnerman, Servicio Social de Grupos, Editorial Humanistas, 1968 con amplias y sucesivas reediciones. 4 técnicas que catalogadas genéricamente como dinámica de grupos, se muestran extraordinariamente eficientes, para “terapizar” relaciones sociales deterioradas. Y para aumentar la productividad. Para trabajar mejor. La demostración de la existencia de regularidades universales en el grupo, sea pequeño o secundario, sea muchedumbre o primario, presentan un impacto evidente a las nacientes escuelas de Sociología y Trabajo Social en Latinoamérica. La formación académica latinoamericana comenzará a mostrar inevitables sesgos de dependencia frente a estas poderosas teorías, no solo para dar cuenta de la nueva realidad descubierta, el fenómeno grupal, sino que también para trasladar los contenidos temáticos de los grupos estudiados. Es decir, no solo se habría asumido acriticamente el credo sino que también, la liturgia de la naciente teoría de grupos norteamericana. Así, se comenzará a hablar de grupos recreativos3 o de adolescentes, grupos con fines comunes, con presencia de voluntarios en la década del 50 o 60, parecían mas atingentes a la realidad de la asociación cristiana de jóvenes norteamericana que de las propias realidades rural urbana de la América Latina, consumida por la dependencia, sin industrialización y sin reforma Agraria de los años 50. 4 De esta forma, el grupo que aparece en la literatura del trabajo social, evidencia una descontextualización notable, salvo en aquellos aspectos en los que se pretende dar cuenta de la realidad interna del proceso de grupo para ejemplificar las regularidades respecto de cómo se constituye un grupo, en donde es posible encontrar menciones a grupos observados realmente existentes como jóvenes en ambientes protegidos de escuelas o enfermos en hospitales o grupos terapéuticos .Quizás el ejemplo más paradigmático lo encontramos en el clásico de la literatura del trabajo social, servicio social del grupo de Natalio Kisnerman,, que en sus 316 páginas, no establece ninguna relación entre el fenómeno de la grupalidad realmente existente en América Latina y los probables condicionamientos e interrelacionamientos, que a no dudarlo debieran existir entre el grupos y la realidad social latinoamericana. En otras palabras, nos asiste la sospecha de que el grupo social latinoamericano , no se comportaría, ni en sus interacciones, ni en sus relaciones, ni en sus regularidades actitudinales como el mítico grupos de obreros de las borneras de Homans ni presentaría una descripción fenomenológica interna de características 4 3 Ver Servicio social de Grupo de Dorotea Sullivan, Konopka Gisela, Social group Word: a helping Process, profusamente citado por Kisnerman en Servicio Social de Grupos. Es extraordinariamente notable, como ni la sociología ni el trabajo social, de esa época, es capaz de mirar y observar por la ventana las carretas de manzanas, que deambulan por la precaria estructura urbana de las tres ciudades que en ese momento en Chile ostentaban una germinal modernidad capitalista 5 similares al de la Western Electric y que es altamente probable que la tipología de Lewin, con toda la nomenclatura establecida, requiera fuertes modificaciones a la luz de la hibridación psicosocial y cultural de América Latina. Claro está, que esto es una sospecha y por tanto no puede ser una afirmación taxativa. Solamente nos afirmamos en aquella máxima dialéctica tan antigua como aquella de Heraclito de Efeso, de que nunca será posible que no bañemos en las mismas aguas de un mismo río. Los grupos sociales, se constituyen en torno a relaciones sociales, las cuales se constituyen en torno a estructuras sociales, que a su vez son constituida por un tipo especial de relación entre el estado y la sociedad, incluida un tipo especial de relacionamiento entre el estado y la sociedad que denominamos política públicas y por un tipo especial de relacionamiento central en la sociedad capitalista que denominamos mercado. En esta “matrix das capital”, se constituyen los grupos sociales. Y entonces, es lícito suponer, que el fenómeno y la interpretación del fenómeno grupal no podrá estar de dejar condicionado por la temporalidad histórica espacial de cada formación social capitalista En este contexto, nuestra argumentación, señala que siendo hoy día una condición obvia, para desarrollar análisis social, quizás no lo era tanto en la década en que algunos autores del trabajo social se ven compelidos a establecer programas de formación académica en servicio social del grupo. Natalio Kisnerman, quizás el autor más prolífico en esta línea temática trabajo social, se presenta a nuestro juicio como el más claro exponente de una mirada acritica, respecto del fenómeno de sociabilidad grupal en América Latina en condiciones del capitalismo post keynesiano y en camino al neoliberalismo. Tenemos otra sospecha: El problema anterior, no se soluciona sólo con una adecuada caracterización de un marco teórico que quiera cuenta en forma más o menos detallada de los fenómenos sociales y culturales del capitalismo actual. Si no existe un proceso de construcción analítica y en una recreación de las categorías conceptuales, con las cuales construimos la realidad social de los grupos en Latinoamérica, podemos desembocar en el mismo escenario, en que detrás de un marco referencia teórica, profundamente caracterizadora de los desmanes del capitalismo se termine trabajando con instrumentos funcionalistas e integradores.5 Estamos señalando, que no obstante los proceso de globalización, es hoy día tan importante como ayer, el 5 Este fenómeno es observable en algunas exhaustivas descripciones post modernas de la sociedad capitalista, que realiza cierto Trabajo Social de matriz tecnocrática, que terminan citando a los neoconservadores norteamericanos, en una escalada de liberalismo que se transforma en pesimismo funcionalista desarticulador de cualquier esperanza de transformación social. Y con ello, transformándose en una rápida voltereta, en trabajo neo conservador. Los diseñadores del actual programa puente en Chile, 2005, exhiben esta cada vez mas escandalosa característica de algunos Trabajadores Sociales 6 que hablemos de la temporalidad de los procesos sociales y de la temporalidad de los procesos históricos sociales y de la presencia de las subjetividad en la creación de explicación social, que no puede ser ciencia en términos del positivismo (Y en buena hora) Por ejemplo, los piqueteros en Argentina ¿son un grupo primario? ¿Son un grupo secundario?, ¿son una muchedumbre?, ¿son una masa?.. Es mas ¿es posible o necesaria una caracterización de los piqueteros en la nomenclatura de la psicología social de grupos norteamericana? ¿Es un partido político?, ¿es un movimiento social? ¿Es una serie concatenada de pequeños grupos? Y estos dos ejemplos, aceptarían un proceso estándar de mejoramiento de su dinámica del grupo, de acuerdo a los planteos de Lewin o de Kisnerman? De allí, que entonces nosotros establezcamos en esta primera clase, una duda razonable, respecto de los aconteceres constituyentes de una metodología de trabajo social con grupos. Colocamos en suspenso muchos de los lugares comunes que han sido recurrentes en la formación del trabajo social de grupos. Creemos que nuestro punto de partida y de arranque debe estar más acá de la psicología social norteamericana. Y.ese tiempo lo fijamos en la década del 60, que a nuestro juicio presenta un punto de conjunción, de apretujamiento social e histórico, en la cual explosionan las energías sociales y por tanto se constituyen de una manera distinta las subjetividades, con las cuales se construye la cotidianidad de los fenómenos de grupalidad social y colectiva. Esta es la hipótesis de trabajo, con la cual comenzamos esta asignatura y que de alguna manera está reflejada en la fundamentación que hicimos del curso. Nos interesa recuperar los fenómenos sociales y teóricos de América Latina y su condicionamiento e impacto en los grupos sociales, con los cuales el trabajo social pretende desarrollar una construcción tecno política, orientada al desarrollo de procesos sociales y psicosociales, de intervención en la realidad social, para la generación de situaciones de transformación de las relaciones sociales de la cotidianidad capitalista Puestos en este contexto, sostenemos que será necesario desmitificar y recrear nuestra relación con las ciencias sociales con la cual hemos sido dependientes. Dependientes, porque hemos trasladado acriticamente conceptos y nomenclatura. Acriticamente, porque hemos leído y trasladado un funcionalismo, que hoy día será neoconservador y lo hemos sentado en el mismo banco que a un Haberlas o a un Marx. O lo que es peor, hemos presumido en forma arrogante con un exacerbado cuenta cuento posmoderno, que hablar regocijadamente del fin de los mega relatos, para terminar adoptando un relativismo ético y político en una especie de asunción del tango cambalache como divisa del Trabajo Social. Pero hay situaciones peores que están ocurriendo en trabajo social. Cuando el capitalismo desenfrenado, desestima cualquier mención a la colectividad social, a la organización social, a las sociabilidad grupal precursora eventualmente de movimientos sociales, no pocas 7 escuelas sociales del continente han borrado o desnaturalizado la formación en trabajo social con colectivos y movimientos sociales. En su lugar y en su reemplazo aparece la figura solitaria, tecnocrática de un asistente social que hace uso del marketing para impulsar procesos de agrupamiento social. Ya no se escuchan en las Escuelas de trabajo social las críticas de Marcase respecto del Hombre Unidimensional o las crítica de Erich Fromm al miedo a la libertad ni qué decir la teoría del alienación de Marx, como constituyentes del núcleo conceptual valorico y ético de la formación en trabajo social. Por ello, sostengo, que si nuestro objetivo como trabajo social no es el diagnóstico por el diagnóstico ni el análisis por el análisis ni tampoco es terapia en las relaciones sociales, nuestro objeto de intervención se coconstituye junto con nosotros, en un proceso metodológico de intervención social, que transcurre en la cotidianidad de las relaciones de los grupos y las comunidades, en el cual cada proceso grupal será un acontecimiento inédito, irrepetible constructor de una nueva realidad social, en un ámbito histórico determinado y que no volverá a ser nunca más. Y que el carácter único de co-construcción de un fenómeno de grupalidad colectiva, como clima ambiental sistémico, en donde se desarrollan en forma sinérgica las capacidades de hombres y mujeres, se hace para conquistar un proceso ascendente de participación y desarrollo como seres humanos trascendentes. Por ello, y al igual que las preguntas que tenemos que plantearnos y replantearnos en torno al sujeto social y en torno a la comunidad, como ámbito o dimensiones de trabajo del trabajo social, como es el caso del trabajo social con grupos y colectividades, no puede eludir la pregunta por que tipo de trabajo social estamos apostando Y ello requiere, una vez más, un planteo epistémicos ontologico, que no es sólo un ejercicio individual del trabajador social en solitario con su conciencia, sino que de los trabajadores sociales, en el colectivos de pares, que puestos en una coyuntura histórica adoptan, también ellos mismos una postura tecno política, históricamente situada, para el desarrollo de mejores sociedades. Campus La Reina, 7 de abril del 2005 8 CAPITULO Nº 2: POLITICAS ESTRUCTURA SOCIAL. PÚBLICAS Y Buenos días, me han encargado realizar una sesión de introducción a la importante cuestión de las políticas públicas y las políticas sociales. Veré si pudo satisfacer esta expectativa. Mi presentación va contener tres tópicos fundamentales o principales que se refieren a: 1.Marco Teórico-Analítico para una comprensión de la cuestión de las políticas públicas. 2.Políticas sociales como constructoras de Estructura Social 3.Componentes problemáticos de la gestión de la política social hoy día. Espero poder lograr estos tres objetivos y terminar con algunas conclusiones. 1.- Marco Teórico-Analítico para una comprensión de la cuestión de las políticas públicas. En este punto me apoyare en tres autores que han hablado acerca de la importante cuestión de investigación en políticas públicas en América Latina Y en la inevitable relación que éstas tienen con la comprensión de la relación entre Estado y Sociedad: .O” Donell, Oszlak y Coraggio son los autores escogido para poder construir un esquema de análisis que nos permita explicar esta relación triangular entre Sociedad, Estado y Política Públicas. El primero de ellos, Guillermo O Donell, inauguró hace algún tiempo, 20 o 30 años atrás, una teoría comprensiva de la política pública en América Latina, en relación con el fenómeno de instalación de las dictaduras militares y de la aparición de un particular tipo de Estado, Estado capitalista sin lugar a dudas, pero que por particular circunstancias de represión y de contención social, se mostraba como un Estado ausente de todo tipo de mediación, ausente de todo tipo de ropaje legitimador y que al contrario, exhibía sin pudores una desnudez represiva desde el punto de vista político y coactiva desde el punto de vista social. Represión y cooptación fueron dos componentes, especialmente singulares en la aparición de un tipo de Estado capitalista, que entra en rápida alianza con el espectro neoliberal que comienza a dominar el mundo. Este tipo de estado es una construcción ideológica política y represiva, que se deshace del viejo tipo de Estado de Bienestar y que asume una conducta depredadora de cualquier construcción participativa societal, de cualquier participación política y de represión y contención. A partir esta realidad, este autor, se plantea la pregunta de como posible que un Estado pueda convertirse en una bestia depredadora, si hacía poco tiempo, ese mismo Estado, era una fruta exquisita para ser degustada por la participación popular social y política que demandaba una sociedad nueva, e incluso una sociedad socialista. O Donell señala, que este tipo de Estado es antes que 9 nada un Estado Capitalista y que en América Latina es también un Estado Capitalista implantado. Un Estado que llegó con la corona española, y que se vuelve centralista y que se construye autoritario y que se refugia en una ciudad orientada a la conquista de “territorios salvajes”, en una suerte de urbanización central primada, que se convierte en centralista y que niega cualquier posibilidad de crecimiento a cualquiera que no sea él y su urbe inmediata. Ese estado, estado capitalista, debe ser dice O Donell el objeto de estudio fundamental y principal: en la comprensión de su comportamiento interno radica la posibilidad de una explicación más pertinente más real respecto de lo que significan las políticas públicas y dentro de ella a las políticas sociales. termostatos reguladores entre sociedad y ese Estado, desprendido de su sociedad madre, autonómizado y a corto andar, regulador dominante de la sociedad de la cual nace. Si en un principio la sociedad, desde la expresión comunitaria de ella, hasta la expresión federativa de varias de sus comunidades, abdicaron de la facultad de administrar cercana y autónomamente su componente político de gobierno, de gobernabilidad y de gobernanza, entonces delegaron en un componente especial y en un estamento especial, la administración de sus componentes y asuntos políticos. Y para su relación con este especial componente político que se llamará Estado y que administrará el “estado del poder” de esa sociedad, creara relaciones mediadoras entre ese Estado y esa Sociedad y nacerá una especial construcción de relación social, que se llamara política pública, que se llamará política social y que en última instancia operará como mediadoras, en tanto arreglos políticos institucionales, que sinérgica mente irán operando como El que algunas cuestiones puedan convertirse en políticas públicas, dependerá en toda circunstancia y en todo lugar, de la correlación de fuerzas favorables que esa cuestión concita en torno de si. Y cuando estamos señalando la importante cuestión de la correlación de fuerzas, como factor fundamental del cual dependerá el tránsito de la cuestión social en política pública, estamos diciendo entonces, que la resolución que una sociedad haga y que su sociedad política establezca, dependerá en última instancia de los componentes técnicos propios del debate mismo de la cuestión y de los componentes políticos, que en definitiva establecerán la viabilidad de la cuestión social debatida, mediante la cual la cuestión es finalmente sancionada como política publica Y cuando esto ocurre, en un proceso de complejidad creciente y no decreciente, esta política debe construir Oszlak, por su parte, señalará que éstas políticas públicas, que nacen como instancias mediadoras de la relación entre Estado y Sociedad, son la expresión de los arreglos políticos institucionales, es decir, que de todas las cuestiones sociales, quien algún momento pueden estar debatiéndose en la sociedad, sólo algunas de estas cuestiones podrán convertirse en arreglos políticos institucionales y que en definitiva serán soporte de la condensación de las política pública y de las políticas sociales. 10 una institucionalidad, mediante la cual pueda operar los objetivos para los cuales está solicitada como expresión de demandas y reivindicaciones. Y cuando esto ocurre, esta institucionalidad se agregará como un compartimiento estanco a los otros compartimentos estancos, mediante los cuales se ha construido el Estado Capitalista. En América Latina, comenzando por el Estado oligárquico capitalista, con sus clásicos Ministerios de Hacienda y de Guerra como primeros componentes fundamentales de su relación de dominación, hasta los últimos estertores del Estado de bienestar, como por ejemplo el Ministerio de la Vivienda, como por ejemplo la Corporación de la Reforma Agraria, como por ejemplo una Dirección de Industria y Comercio, (DIRINCO) etc., etc. Todos estos compartimentos estancos, con grados más o con grados menos, constituyen de por sí, un fenómeno de institucionalidad pública que adquiere en América Latina y en el mundo, legitimidad como objeto de investigación en ciencias sociales, en particular por la ciencia política y administrativas, que dicen relación con el contemporáneo tema del rediseño del Estado. Y en este cuadro, nos llega el Consenso de Washington, arranca el neoliberalismo, en un país pequeño perdido en el extremo sur de América, que opera como laboratorio social y político y que conforme al predominio de una dictadura sangrienta, con organismo represivos, con Servicios de Seguridad operando al servicio del Dictador, con detenidos, con miles desaparecidos, se hace posible la emergencia de un ajuste global al aparato del Estado Desarrollista con visos de bienestar, conforme a un rediseño también global del sistema capitalista, para poder seguir operando como sistema dominante. El Estado capitalista, centralizado y centralizador, cooptador de las energías políticas y sociales de sus sociedades, está obligado a recomponer su estructura, para poder seguir siendo el ente dominante y para ello está obligado a descentralizarse y a desconcentrarse. Y de allí, comienzan a elaborarse las envolturas ideologizadas, que con el nombre de procesos de descentralización, inaugurarán una nueva etapa de encubrimiento de la estructura fundamental del Estado capitalista. Y la descentralización caerá sobre América Latina y en no pocos casos será visto será visto realmente como una reivindicación legítima territorial de no pocos pueblos de América Latina, habida circunstancias de los procesos brutalmente centralizadores del imperio español, del imperio ingles y del imperio norteamericano. Desde la ciudad central primada de los españoles, pasando por el puerto protegido de los ingleses hasta la ciudad global metropolitana de la globalización, estarán todas estas ciudades disponibles para ser objeto de elaboradas disquisiciones conceptuales respecto de las bienaventuranzas de la descentralización. Y no es que la descentralización la entendamos solamente como un ardid ideológico. Al contrario, como vamos a ver más adelante, somos convencidos de que la descentralización podría contener un sentido popular, que podría acercarnos a niveles más profundos de democracia radical y representativa ciudadana. El tema es otro. En 11 un punto de especial debilidad de América Latina, de especial vulnerabilidad, la descentralización aparece como el caballito de batalla de las huestes militares enseñoreadas en el cono sur de América Latina. ¿Cómo podemos resumir nuestra tesis de fondo respecto de este primer planteamiento? Nos asiste el convencimiento de que en el interior de toda política pública, como espacio de relación política de la sociedad y él Estado, se ocultan o están contenidos en su interior importantes componentes políticos que dicen relación con su gobernabilidad y a importantes componentes técnicos, que dicen relación con el modo de resolución más viable y más negociada, que se pudiera determinar en una sociedad dada, habida consideración del desarrollo social y político de esa sociedad. Política pública y política social, para su nacimiento, desarrollo eventual resolución y para la permanente cotidiana y rutinaria gestión, requerirá de la comprensión y gestión dialéctica de los componentes técnicos y de los componentes políticos de una sociedad dada, y hoy, de una sociedad globalizada. 2.- Políticas Sociales como constructoras Estructura Social de Vistas así las cosas, podría invadirnos una cierta sensación determinista y mecanicista. No es nuestro planteamiento. No es nuestro planteamiento de fondo. Los argumentos anteriores nos sirven de ordenadores. Pero es indudable, que la acción transformadora de un sistema de intervención que proviene de una política social, puede dejar de serlo y convertirse en acción rutinaria y por lo tanto deslizarse hacia la conservación del sistema social y desde esa manera contribuir a crear un tipo especial de estructura social o bien convertirse en un sistema de transformación social y con objetivos reformadores del estructura social. En cualquiera de los dos casos, las políticas sociales están construyendo estructura social, es decir, en las política pública están contribuyendo al modelamiento, diario, cotidiano, rutinario, intersticial de la estructura social. Hasta aquí, es probable que este sea el análisis duro y el análisis grueso de la relación Estado y Políticas Sociales. Análisis que debe estar siempre presente para ponernos a buen recaudo de exaltaciones voluntaristas filantrópicas. Todo ello para dimensionar la cuantía y calidad de los procesos sociales en los cuales estamos inmersos. Sin embargo, hay autores que sin negar la validez de las aseveraciones anteriores, consideran necesario matizar estos análisis entre Estructura Social, Estado y Política Social y plantean la necesidad de considerar la posibilidad de que la estructura social sea modificable a partir de un conjunto de prácticas sociales provenientes de las políticas Sociales. Autores como Habermas Giddens y otros, han planteado tales posibilidades. Un reciente articulo señala: ”…Desde nuestra perspectiva, la política social no solo ni fundamentalmente hay que 12 entenderla como un intento de corregir o compensar la desigualdad que produce el mercado en la distribución de recursos, sino también como una intervención generadora y moduladora de la propia desigualdad, incluso mas allá del mercado o de sus finalidades explicitas, “naturalizando” e institucionalizando las desigualdades de clase, genero, edad, etnia o cualquier otra…las interrelaciones entre la estructura social y la política social son de carácter recursivo: la política social, no solo se genera a partir de la estructura social sino que contribuye también a los procesos de estructuración social de las sociedades, mediante diferentes maneras de provocar cambios o permanencias en la estructura social”( 6) José Adelantado, en este articulo, discurre en torno a que es posible diferenciar la estructura social en torno a 4 esferas que estarían actuando como componentes de provisión de bienestar y como regiones de relación entre estructura social y política social…”Apoyaremos nuestra argumentación…en el siguiente supuesto: las desigualdades sociales que escinden a la población de las sociedades capitalistas operan en cuatro esferas de 6 José Adelantado et al, Cambio en el Estado de Bienestar. Políticas y Desigualdades en España, Articulo en Revista Cuadernos de Practicas Sociales, Magíster en Políticas Sociales y Gestión Local, Universidad Arcis, 2002, Enero Pág. 54. la actividad social, que estatal, domestico familiar esencial, de cara al estudio cualquiera de esas cuatro bienestar social a la 7 simultáneamente…” ( ) denominaremos mercantil, y relacional. La cuestión de la política social, es que esferas puede proveer de población, y hacerlo En este sentido, la Esfera Mercantil seria una esfera de producción e intercambio material, en donde el mecanismo central es el intercambio o trueque, con individuos operando en un mercado. Con móviles de maximización de tasa de ganancia e irradiando un proceso general de mercantilización de las relaciones sociales. Existiría, también, una esfera Domestico –Familiar y de parentesco, en donde existen actividades en unidades mínimas de co-residencia, que procesos históricos y sociales han atribuido a las mujeres y caracterizados como trabajo domestico. El mecanismo que coordina la acción de esta esfera, es la socialización y la relación de dependencia familiar que crean unas determinadas identidades de género. A su vez, la existencia de una Esfera Estatal, incluye un aparato administrativo e institucional y el conjunto de actuaciones generadas en ese mismo marco. El Estado así concebido no es un epifenómeno del sistema capitalista, sino que tendría un entramado con lógica propia, y de expresión, con determinados grados de 7 .- José Adelantado et al, Cambios en el estado de Bienestar, Op Cit Pág. 40 13 autonomía y con relaciones sociales subyacentes. “…mecanismo de coordinación es el poder político, es decir, el monopolio estatal de las asignaciones colectivas circulantes, que se plasma en varios instrumentos; principalmente, la capacidad de regulación por vía normativa y los procesos de administración y gestión de recursos, programas y servicios. En su posición central en una realidad social dada, la esfera estatal irradia a todos los ámbitos sus medidas de definición, reproducción y cambio de la estructura social de la cual ella es parte integrante: la esfera estatal es tal vez la cuenta con una mayor capacidad recursiva. (Esto es de actuación sobre sí misma)” (8) A su vez existiría una Esfera relacional que se refiere al conjunto de acciones sociales supraindividuales que canalizan intereses y necesidades, mediante grupos sociales en asociaciones formales y grupos comunitarios. En ella actúa una lógica de acción comunicativa, pero que también esta sometida a relaciones de dominación, y desigualdad de poder y recursos. Estarían constituyendo esta esfera, dos sub. Esferas asociativa y comunitaria (9) Según este autor, estas cuatro esferas son productoras de bienestar y se encabalgan y se yuxtaponen en complejas regiones de relaciones. En esta perspectiva la Política Social jugaría un papel como dispositivo gubernamental que permite la gestión de la desigualdad, 8 9 .- Adelantado, Op. Cit .- Estos planteamientos siguen la argumentación de Adelantado, Op. Cit asignando a cada esfera de la estructura social (mercantil, estatal, domestica y relacional), un determinado papel en la satisfacción de las necesidades, reequilibrando el flujo de relaciones entre ellas en forma continua. Aun más, señalan que el sector mercantil del bienestar social se refiere a la provisión que realizan las empresas privadas en educación, vivienda, etc. El sector estatal hace referencia al suministro de bienes, servicios y transferencias…el sector informal…provee recursos de bienestar de amigos, familiares y vecinos en forma de redes y con un sector voluntario o tercer sector. Estos planteamientos nos sirven a nosotros para postular un diagrama de coordenadas por dentro de las cuales transitaría una Política Social, que en nuestros territorios latinoamericanos, tienen que hacerse cargo de nuevas y viejas coordenadas para entender nuestra peculiar estructura social 14 precariedad de la legitimidad del Estado para gestionarimponer sus políticas sociales. TERRITORIO ESFERA ESFERA ESTATAL MERCANTI L Todo ello para señalar que este es el encuadre para conversar de exclusión, segregación y Políticas sociales. 3.- ESFERA ACTORES PODER INTERESES ESFERA DOMEST ICO FAMILIA R RELACI ONAL DESIGUALDADES De esta manera, la construcción cotidiana de una Política Social no podría escapar a este entrecruzamiento de relaciones, que en última instancia están señalando que ellas deben adoptar un comportamiento técnico y político para transitar por tal mapa. El autismo no seria recomendable, sobre todo en situaciones de extrema Componentes problemáticos de la gestión de la política social hoy día. Hace algunos años, múltiples especialistas se hacían la pregunta respecto de sí al término del régimen militar, se habían modificado los parámetros que informaban la política social, tal como se caracterizaban y se mostraban en la cotidiana práctica de ministerios y municipalidades. Se señalaba en esos años que estábamos en presencia de una política asistencialista que operando sobre una red social, había construido una eficaz red clientelar para cooptar a los más pobres con consecuencias insospechadas para el futuro. El pertinaz criterio de la focalización se instalaba como un fetiche sustantivo, que abría solo una puerta de entrada a la realidad del mundo de los pobres, que entre cosas se les trasladaba de territorios a fin de sanear los suelos para una eficaz política urbana de liberalismo extremo. En ese contexto, Ministerios y Municipalidades heredaron un núcleo duro de comprensión de las políticas sociales y también, de manera particular, un peculiar estilo de gestión de la red social, libre e impoluta de vicios políticos, pero que escondía en su matriz genética una forma de desplegarse sobre los pobres sobre la base de 15 la emergencia y el individualismo: si la condición sobre la que se operaba era la emergencia, cualquier dadiva era suficiente y si la solidaridad social era un elemento arcaico, la focalización se afinaba mucho mas sobre un individuo familiar, permeable y maleable. Y así, tuvimos un tiempo de gestión de políticas sociales en la transición democrática de los últimos diez años. ¿Se modifico radical y sustantivamente el cuadro anterior? En lo más absoluto. ¿Se hicieron intentos? Al parecer bastantes, pero se advertía un claro caso de divorcio entre las orientaciones discursivas, que prometían un radical cambio de la política social y la persistente presencia de la consolidación de una política publica social que fue modelando la gestión administrativa del sector público social, de tal forma de ocupar por presencia física la actividad rutinaria del sistema de administración interior del Estado. En esa situación, los intentos de los aparatos sociales del Estado, oscilaban entre una discusión por los sentidos “post modernos” de la participación y de la gestión social y la acción rutinaria focalizada y asistencial del antiguo régimen, que se imponía por la práctica rutinizada de política pública. En este cuadro, ¿cuales son las futuras coordenadas democráticas de la gestión social de las políticas sociales? ¿Continuidad o transformación? Si la opción de estos momentos es la disrupción con el esquema clientelar y asistencial, entendiendo que las políticas sociales resultan hoy día ser el acompañante que puede marcar la diferencia en los distintos desarrollos del capitalismo mundial integrado, entonces la tarea de diseño social y de gestión requerirá de un enfrentamiento radicalmente distinto y transformador. Para ese desafío deberán quedar en el camino los remanentes de décadas de comprensión y de gestión de lo social. Desde aquellos que entendían a los pobres como parte del paisaje divino, hasta los tecnocráticos que en el paroxismo de la alienación y del reduccionismo, intentan hacer saltar pobres por encima de la valla de la línea de la pobreza a punta de rentabilidad social. Pasando por todos los remanentes de la teoría de marginalidad, que dieron paso a todas las formas de privatización de la acción social reparadora, en convivencia esto ultimo tiempo, con la introducción de la competencia salvaje por los “fondos concursables”. Veamos los componentes problemáticos de la Política Social que podrían operar a manera de pistas cartográficas Un Estado para la democratización de la gestión pública Social. Se ha señalado que para constituirse el Estado requirió de la expropiación de los componentes políticos a la sociedad civil. Conforme a ese procedimiento, este Estado especializó aparatos para el cumplimiento de las funciones que aseguraran gobernabilidad sobre un territorio y sobre todo funciones de acondicionamiento 16 social para la reproducción del sistema. En este ultimo sentido, este Estado comparte roles, con una suerte de privatización de buena voluntad con la asistencialidad multireligiosa, de distinto signos y sentidos. En este esquema básico, se debate también nuestro peculiar Estado nacional. Los últimos 50 años del siglo XX, recién pasado incorporó y despojo sucesivamente al Estado nacional de Políticas y aparatos sociales y también en un incrementalismo inconexo, desarrolló distintas modalidades de relación con esta suerte de privatización de la gestión social, depositada en una variada gama de instituciones. En esta situación podríamos aventurar que nos encontramos ad portas de un extremo del movimiento pendular en donde se reincorporaría la mayor actividad del Estado en la gestión del acondicionamiento social y también en una posibilidad de mayor expansión de la licitación privada de la gestión social. La pregunta que surge ¿Ello da cuenta de una real voluntad transformadora en la realización de un nuevo trato entre el Estado y la sociedad? ¿Bastará con que nos coloquemos en el otro extremo del péndulo, para satisfacer las tendencias globales a la ciudadanizacion del Estado y de la política? La historia social de América Latina y particularmente de Chile, nos demuestra a cada instante, que no da lo mismo cualquier concepción del Estado y de las políticas sociales. Los efectos para la construcción de la realidad social pueden ser devastadores, clientelistas, anómicos, tecnocráticos o transformadores en la búsqueda de sucesivos grados de democratización y libertad. Para que esto ultimo suceda, la concepción acerca del Estado debe introducirse en una lógica de ruptura con el Estado neoliberal e inventar un Estado democratizador, en donde sus políticas sociales se convierten en los instrumentos de reconversión catalica de los procesos anómicos y perversos de la neoliberalización salvaje. Por ello, que no da lo mismo quien gestione lo social. No es neutral para la democracia y para la dirección del Estado quien haga la tarea de la gestión pública social. Como nos lo demuestra la historia corta de nuestro país, la acción persistente del clientelismo municipal de la década del 70 y 80 son suficientes plataformas para alimentar parasitariamente propuestas políticas retardatarias por los próximos 20 años. De allí que sea necesario replantear el papel del Estado en la direccionalidad y gestión cotidiana de sus políticas sociales como principales instrumentos democratizadores en la recuperación de un rol que es mandato de la mayoría que direcciona el Estado. No puede haber neutralidad respecto del que y del como de las políticas sociales. Parece ingenuo entonces preguntar solo por la eficacia y la eficiencia. Casi es un suicidio político de aquella mayoría que accede a la dirección del Estado. 17 Entonces la comprensión y el diseño del Estado, juegan un factor desencadenante en una nueva correlación de fuerzas, que debería construirse a partir de los factores liberadores de la energía social de la ciudadanía en busca de más democracia y más libertad. Y con ello los que gestionan las políticas públicas dejan de ser meros administradores rutinizados y se convierten en constructores de una transformación corpuscular en los pliegues y en los intersticios de los contenidos, de los objetivos y de cada una de las metodologías de intervención en la cotidianeidad de los espacios sociales La Cuestión regional en la gestión de Políticas Sociales El desarrollo de las políticas descentralización y regionalización están colocando hoy día nuevos elementos en el acontecer de la gestión cotidiana y operativa de la política pública, en particular de aquellas que tienen que enfrentarse con las complejidades de nuevas institucionalidades y que están en permanente mutación interna por readecuaciones programáticas o que no consiguen despegar del todo en la nacientes nuevas institucionalidades regionales Esto provoca el desarrollo de un importante campo de análisis y discusión en torno a cuáles serian las alternativas de gestión de los programas sociales, habida consideración de los elementos de evaluación que la institucionalidad pública, empieza colocar en orden establecer indicadores metas, resultados como elementos sustantivos a lograr, junto con lograr un desarrollo de los servicios y bienes que son propio de las políticas y de los programas. En este aspecto, parece importante entonces desarrollar una discusión en torno a establecer algunos parámetros para colocar referencias e hitos necesarios en el análisis respecto del como la institucionalidad pública regional, que está encargada de la gestión de programas y políticas sociales, consigue desarrollar los mejores y mayores grados de resultados, en un contexto de exigencias respecto de la democratización y la descentralización. Lo que está implícito en el título de estos apuntes para la discusión, es que hoy día podríamos detectar una forma no estratégica de gestión de las políticas sociales. El significado de lo Estratégico, lo usamos en el sentido de colocar una preocupación esencial por el conjunto de condiciones, determinaciones y restricciones de carácter social, económico, cultural y político de los cuáles dependen en última instancia el logro de nuestro objetivo final. Es decir, existiría un tipo de gestión de las políticas sociales, que tendría dificultades crecientes para el desarrollo de una conducta flexible que le permita la conquista de los fines y del logro de los resultados y que habría quedado atrapada en los mecanismos 18 institucionales propio de una gestión excesivamente normativa y burocrática. Si lo anterior tuviera algún grado de pertinencia, para identificar los componentes problemáticos de la realidad de la gestión pública en el tratamiento y en la gestión de las políticas sociales, se justificaría el señalar algunas proposiciones para proponer escenarios alternativos de comportamiento y procesos metodológicos de que podrían estar disponibles para una gestión regional estratégica de un programa social. Lo primero que surge como una interrogante básica a discutir es cuánto de identidad regional podemos descubrir e implementar en el despliegue de las políticas sociales que se asientan en los ámbitos regionales y locales. Estamos desarrollando un conjunto de proyectos, programas, acciones, reuniones, coordinaciones y dando cuenta por resultados en una realidad denominada Región y que establece como principal institucionalidad al Gobierno Regional. Fuera de este, conviven y se relacionan un conjunto de asentamientos humanos diseminados en un paño territorial-geográfico que responde a límites denominadas fronteras regionales. En estos lugares, ciudades y pueblos, se perciben distintos roles sociales, políticos, económico y culturales que se personalizan en actores sociales, con distinto grados de poder político y de poder social. En el interior de esos mismos escenarios, actúan los propios responsables del proyecto-programa y políticas sociales de carácter nacional que quieren instalarse en el denominado espacio regional. En estas circunstancias, para cualquier gestionador de políticas públicas regionales, comienza un complejo proceso de discernimiento respecto de un variado conjunto de situaciones problemáticas que se presentan a la hora de imaginar el camino más adecuado para lograr los objetivos del desarrollo de su programa y de su política. ¿Priorizará el cumplimiento estricto, normativo de los productos y resultados que solicitan como imprescindibles por parte de las centralidad de la dirección del programa? ¿O priorizará acorde a los acentos que la autoridad política regional ha solicitado al programa? ¿Será pertinente demorar el cumplimiento de los logros y resultados, por la necesidad de lograr el acuerdo de organizaciones sociales de la provincia y del pueblo más apartado de la región? ¿Cómo resolver la evidente duplicación de esfuerzos y proyectos con la Dirección Regional de la Política Social colindante a la nuestra? ¿Que ofrecer a las instituciones municipales para conseguir su asentimiento y colaboración para la instalación de nuestras políticas en su territorio? En definitiva, la gestión de una política social en este medio, revela un cúmulo de interrogantes de variada factura y el modo de asentamiento territorial de estas políticas se transforma en uno de los problemas más importantes del rediseño del aparato del Estado y de sus mecanismos de operación. No pareciera que solo se tratara de un problema de rediseño organizacional del tipo de los gerenciamientos con manuales de funciones y descripción de cargos. O 19 con definiciones de misiones regionales en el vacío social y político o con la sola invocación a los marcos lógicos y a las peticiones y rendiciones de cuentas afincada en la especialización sectorial y el tecnocrátismo compartimentado. Si no hay una respuesta fácil, entonces corresponde abrir la discusión al interior de los aparatos estatales respecto de la necesidad de revisar los modos de dirección y de gobierno en los ámbitos regionales y locales. Es decir revisión de aquellos modos de relación entre objetivos y medios, como una nueva manera de enfrentar el viejo problema de la planificación al interior de los aparatos públicos. Si el problema se solucionara con el solo traslado de los planteamientos de la planificación estratégica propia de las Transnacionales y de la empresa privada del mundo desarrollado a los esmirriados aparatos estatales del mundo latinoamericano, entonces no cabría hacerse problema. Si por el contrario... si existe la legítima sospecha de que con misiones, visiones, esmerada atención de público, cableados de fibra óptica y orgullosos logotipos institucionales no se consiguen establecer vínculos coherentes con el procesamiento de los componentes políticos ciudadanos, entonces tenemos el legítimo derecho a plantearnos nuevas búsquedas metodológicas para construir un tipo de gestión del aparato del Estado coincidente con los objetivos de democratización y descentralización. La hipótesis que se plantea es que el sector público latinoamericano al enfrentarse a nuevas formas de gestionar sus políticas públicas, en particular las sociales, presenta indecisiones que lo llevan a equivocar el camino para definir sus procesos metodológicos y sus nortes orientadores al no conseguir aún, una definición del problema fundamental de gestión de las políticas sociales. Así el enfrentamiento de la definición de los principales problemas de gestión de Programas sociales no podrá disolverse en problemas de ámbito distinto o mayor como por ejemplo él que no exista una misión de la región, cuando la propia región es todavía inexistente o cuando esta misión se define sin la presencia de los actores regionales o bien la mención a la sola productividad basada en el costo beneficio, cuando la evaluación de ésta, se realiza sobre la base de proyectos disjuntos, inconexos y en competencia por fondos escasos o con el recurso tan en boga hoy día, de que la sola instalación de un gerente con habilidades míticas logrará transformaciones institucionales revolucionarias y conseguirá resolver las crecientes dificultades de instalación democrática de las políticas sociales. O peor aun, cuando se observa todavía una practica decimonónica de concebir los Planes Maestros y planes estratégicos como la solución tecnocrática por excelencia... cuando estos siguen siendo diseñados y construidos como si el aparato estatal latinoamericano fuera un detentador del monopolio de los recursos sociales, económicos y políticos... es decir planes 20 maestros y planes estratégicos hechos entre el escritorio y el computador. Nos asiste la sospecha que estos y otros llamados problemas centrales... No son centrales ni son los problemas fundamentales de gestión de las Políticas sociales en un ámbito regional. Pareciera que a estas alturas... el definir los nudos críticos de los problemas de la gestión pública en Latinoamérica, pasaría necesariamente por tener que plantear el viejo tema referido al tipo de relación que si quiera construye entre Sociedad y Estado. O sea, es casi un problema epistemológico de cómo hacer gestión pública, logrando corporizar los principios inspiradores de democratización de la sociedad en forma sistémica, holistica e integradora. Sobre todo si esa relación entre Estado y Sociedad se quiere construir sobre la base de un nuevo trato, con profundos contenidos descentralizadores y productora de niveles de conciencia y de cambios actitudinales para sustentar variadas políticas y proyectos sociales. No todas las políticas sociales están en condiciones de desarrollar tal conjunto de promesas, pero hay algunas, que por la variedad e integralidad de su propuesta, no pueden renunciar a este cometido. Los anterior solo se puede entrar a resolver si la discusión se plantea en la escala adecuada y ella parece ser el tipo de Gobernabilidad que el Estado se plantee como norte, es decir que tipo de instituciones, normas, usos y costumbres, se estén propiciando como orientadoras y sostenedoras del tipo de relación que el Estado esté dispuesto a construir con la sociedad. Y por supuesto, esto tiene que ver con el tipo de Gobernanza que la sociedad civil comunitaria y sociedad civil privada este dispuesta a conquistar, en el intercambio continuo de poderes con el Estado. Si el planteamiento situara el problema fundamental de la gestión regional de políticas sociales como un asunto esencialmente político de contribución de las políticas publicas a la democratización de la sociedad y al establecimiento de mecanismos eficientes de equidad y justicia, entonces se estaría en condiciones de señalar que la gestión publica regional debería ser evaluada fundamentalmente en cuanto sus objetivos contribuyen al establecimiento de procesos, alianzas, sinergias, redes de modo de realizar la construcción regional de una cultura de desarrollo territorial de cada una de las políticas sociales. Los Espacios Sociales y los Espacios Institucionales: la hora de una Estrategia de Unidad en la diversidad. (Hacia una teoría del espacio de las coinspiraciones). Y una vez efectuadas éstas consideraciones queda expuesta la necesidad de avanzar en el diseño de formas de construir estrategias y espacios disponibles para una democratización y ciudadanizacion, que haga alianzas con el proyecto humanizador del “bajo pueblo”, en 21 nuevas fases de autonomización y de consideración de los espacios del Estado como espacios disponibles para la lucha cultural por nuevos diseños de Políticas Publicas y Políticas Sociales que establezcan las complicidades con los espacios sociales , que recurrentemente se nutren de las cargas históricas de humanización. Ello es una complicidad co-inspiradora entre intelectualidad orgánica democratizante, disponible para el ejercicio de nuevas prácticas de constituir ser social y de constituir relaciones políticas ciudadanas, que transformen persistentemente los aparatos estatales. Tales elementos, en la práctica de profesionales transdisciplinarios, que se alimentan de una concepción de transformación de las relaciones sociales, pueden ubicar sus praxis en los variados intersticios de la zona de fricción entre Estado y Sociedad. Algunos en las Políticas Publicas y en sus organismos de administración, otros en las institucionalidades de la Sociedad Civil. Tanto unos y otros, si comparten la necesidad del cambio societal, alimentaran sus prácticas y sus sistematizaciones, en la pertenencia a un proyecto de transformación corpuscular de la sociedad. De nuevo, por otros cauces. Las disciplinas de lo social como disciplinas de la praxis, pueden ser una de estas transdisciplinas, destinadas a unir lo que el positivismo decimonónico dividió y esclerotizó. 22 CAPITULO III: COTIDIANEIDAD DE LA GRUPALIDAD SOCIAL y LOS IMPACTOS DEL SISTEMA SOCIAL. 1. INTRODUCCIÓN Aquello que denominamos lo Social es una compleja red de relaciones sociales, que se presenta a los ojos de las personas como relaciones naturalizadas rutinarias y transparentes. Algunos autores han presentado una idea conceptual de mirar más profundamente esta malla de relaciones sociales adoptando una concepción micro para mirar estas relaciones. En lo que sea llamado vida cotidiana. La potencia del concepto señalada por Agnes Heller en la Sociología de la vida cotidiana o por nuestro cercano Norbert Lechner, sugieren que la vida del hombre es la totalidad de sus acciones entendida como "totalidad de las actividades que caracteriza las reproducciones singulares productoras de la posibilidad permanente reproducción social" (Heller, 1972) En América Latina, la necesidad de hacer observables estos conjuntos de cualidades y actividades, mediante las cuales los individuos y grupos se reproducen en su cotidianidad social, reviste la máxima importancia por cuanto existe la sospecha, de que es en este ámbito de reproducción social en donde la omnipotencia del sistema, del sistema capitalista, encuentra su más poderoso apoyo. Entre la acción cotidiana para la sobrevivencia y su vinculación con la justificación del sentido común, se alinea una entretejida urdimbre de relaciones sociales sustentadoras de la normalidad de la sociedad capitalista de consumo. De allí que junto con valorar la riqueza de encontrar un concepto que permita hacer visible lo invisible de las anormalidades de las normalidades de la vida cotidiana, sea extremadamente necesario denunciar a esa cotidianidad a que son condenados grupos humanos y sociedades en América Latina. Para el Trabajo Social, quizás sea éste uno de los caminos, que nos permita desentrañar el sentido y significado de las prácticas de transformación social en las que hemos estado involucrados como profesión, desde hace más de medio siglo en América Latina. Sin lugar a dudas que ésta no es una tarea fácil. Pareciera ser que la práctica del trabajo social se incorporó a ciegas en la normalidad capitalista, sólo señalando en una primera etapa las inconveniencias y efectos negativos de la industrialización y anunciando junto a la iglesia, que estaba emergiendo una cuestión social de efectos indeseables del capitalismo. Desde esta tímida crítica se preocupa de sustentar el paso de una acción benéfica de ciertas regularidades metodologicas, desde las cuales establecer una primera plataforma para ordenar u definir una practica social con una embrionaria metodología. Posteriormente los antecedentes del trabajo social, nos señalan que como práctica de disciplinaria, deambuló por el interior de las nacientes ciencias sociales, en busca de componentes, elementos, paradigmas y especificaciones analíticas, que nos permitieran sustentarnos como una profesión en un campo ya 23 tremendamente plagado de incertidumbres, que apuntaban al nacimiento ya la muerte rápida de marcos referenciales que permitieran explicar la realidad. En ese deambular profesional, llegamos casi sin darnos cuenta a la década del 60, arrastrando conceptos y preconceptos, metodologías disciplinarias profesionalizantes antiguas y otras recién entrenadas, como por ejemplo las practicas de desarrollo comunitario , provenientes de Estados Unidos (10) el desarrollo la comunidad y cuando la profesión, que pretendía sustentar su quehacer en una actividad de explicación y transformación de la realidad social a partir de tres métodos básico y dos auxiliares como la planificación y la administración, cuando eso está precisamente aconteciendo es que se produce el cataclismo social y político, que revoluciona todas las estructura sociales de América Latina y que se presenta tomando forma en la Revolución Cubana y como las relaciones sociales rutinarias y cotidianas comienzan a ser subvertidas de manera constante y radical. 10 Al respecto, es pertinente señalar que esta modalidad metodologica, tiene como origen la necesidad de EE.UU. de constituir un referente axiológico respecto de la necesidad de una buena vida en las comunidades y pequeñas ciudades del medio oeste norteamericano. Un ejemplo fílmico de larga trayectoria en el cotidianeidad lo constituyo la serie de TV Falcón Crest, que muestra la cotidianeidad de una pequeña ciudad Norteamericana, que ostenta una apacible vida de clase media, con acceso a los recién entrenados refrigeradores y radios, una de las metas de buena vida del New Deal de Roosveelt.Este es el modelo que junto al desarrollismo EE. UU pretendió importar como lo que hoy día se llamaría una “buena practica comunitaria” En ese contexto, es que quisiéramos fijar la mirada en nuestra clase de hoy. A manera de tesis, sostenemos de manera preliminar que la cotidianidad de los grupos sociales en Chile y en América Latina han sido sometidos de manera reiterada a cambios profundos en la manera de constituir sus relaciones sociales básicas, que apuntan a la sobrevivencia de ellos en tanto grupos y en tanto colectivos constituidos como sujetos sociales. Es de suponer que toda sociedad y su sistema de relaciones sociales aceptan cambios paulatinos en los modos cotidianos de constituir sus rutinas sociales que los organiza y los recrea como grupos sociales participando y participantes de un todo. Sin embargo, si fijamos la mirada en los últimos cincuenta años de la situación nacional de Chile y en los cambios a las cotidianidades de los grupos sociales, podemos perfectamente deducir que estas alteraciones en la cotidianidad, han acompañado de manera radical y constitutiva a cada una de las generaciones, que soportan la continuidad social generacional. Y sospechamos que esta extremada variabilidad, somete a cada nueva generación a la realización de procesos inconclusos de socialización y resocializacion, con perdidas crecientes de estabilidad identítaria. Así, cada generación, para constituirse en grupo social significativo en su medio social, encontrara dificultades crecientes y acumulativas para adoptar una vida cotidiana sugerente, significativa y estabilizadora de procesos de reproducción social. En muchos casos, existirán procesos abortados de incorporación de una 24 cotidianidad a sustentadora de proyectos personales y colectivos, que pueden perfectamente explicar la extremada debilidad y lasitud de proyectos de vida, con las cuales sucesivas generaciones, se incorporan a la matriz de las redes de relaciones sociales, que en definitiva son constitutivas de los grupos humanos. En esta perspectiva es que queremos mostrar un resumen sintético de los hechos sociales y políticos que a nivel de tales sociedades se constituyen como referentes, y que a mi juicio son relevantes para explicar los cambios acontecidos en la grupalidad social de Chile en los últimos cincuenta años. Permítaseme, entonces, imaginar un grafico con dos coordenadas principales, con un eje vertical que señala los periodos históricos y que conforman tramas conjuntivas de redes sociales de los últimos cincuenta años y un eje vertical que arbitrariamente, definiría a partir de cinco variables: teorías sociales, los hechos políticos cotidianidad grupal y los modos comprensivos que adoptará el trabajo social respecto de esos aconteceres. Enumerare, un conjunto acotado de nódulos relevantes, que mi juicio se constituyen en una matriz bullente de impactos y significada con efectos sistémicos hacia diferentes componentes del sistema social y efectos decididamente sistémicos y holisticos. 25 26 MAPA CONCEPTUAL REFERENCIAL DE LA COTIDIANEIDAD Teorías Sociales. Hechos Políticos. Teoría Marginalidad Teoría Dependencia Gobierno DC Gobierno UP Promoción Popular Políticas Publicas. Reforma Agraria Cotidiane idad Grupal Autonomía Creciente Confianza Ayuda Mutua Afectividad Aprendizaje Participativo Participación con Autonomía Explicaci ón Metodolo gica Trabajo Social 1960 Ley 16.880. CORA INDAP JAP Asentamientos. Construcción de Metodologías Participativas Pugna y confrontación en TS. Reconceptualización Pedagogías liberadoras 1965 1970 1973 1980 Neoliberalismo Consenso Washington Golpe de Estado Crecimiento con Equidad CEPAL Transición Democrática Asistencialidad Municipalización Red social Subsidiariedad Contrarreforma Agraria Rediseño Estado Descentralización con Subsidiariedad Asistencialidad Cuasi mercados de Participación Fosis Fondos concursables Dirección BM del Desarrollo Social Profim Drogas Microempresarios Campesino Programa Puente, etc. Represión Clientelismo Alcaldicio Cooptación Caudillismo Clientelismo Político Regresión Conservadora Represión de TS Comprometido Recorte Planes de estudio. Censura del marxismo 1985 1990 5 tendencias Tecnocrática Conservadora Tecnocrática católica Mixtura Indefinida Post moderna Tecnopolitica 2000 2005 27 28 MIGRACIÓN RURAL URBANA: éste un hecho definitorio, con el cual comienza la década del 50 y que comienza a redefinir la trama física de las ciudades en América Latina. Contingentes progresivos de población han comenzado a emigrar, por estimar que en la ciudad se encuentran mejores condiciones de calidad de vida y supuestamente estas condiciones están en los rebordes de la ciudad capital o de la ciudad primada. Hacia alli se encaminaron en la crisis del año 30, sin tener esperanza de hacer una buena vida en el campo. La dispara desde esa fecha ha sido permanente y algunos ya han encontrado un pequeño terreno donde levantar un rancho Y ya eso, representa una cambio para la familia de los ex campesinos, que cada vez más ven restringidas su posibilidad de acceso a la tierra. Dos fenómenos de grupalidad se evidencian en este acontecimiento: uno el grupo que se abandona, la familia campesina con sus ritos, costumbre, cotidianidad religiosidad y capacidad intermitente de reproducción social y de sobrevivencia y por otro lado, un fenómeno de grupalidad emergente de la familia constituida en inmigrante interno como nueva construcción de sociabilidad grupal para construir un sistema de relaciones sociales que le permitan la sobrevivencia en el medio desconocido de una ciudad que se empieza construir desde los límites del borde de la trama urbana y tocará de las ciudades. Quizás en la matriz genética de la constitución social y cultural de la grupalidad social popular, se encuentra siempre presente el fenómeno trágico de la desvinculación del campo como situación vivida como resocializacion traumática. El recuerdo del campo de la “sociabilidad buena quizás no sólo sea un recuerdo bucólico, sino que al contrario, constituye un fenómeno psicosocial de persistente arraigo para la comprensión de la sociabilidad grupal de los grupos populares. TEORÍA DE LA MARGINALIDAD El fenómeno ante descrito, es que el que sirve de “fenómeno social” para que el sacerdote jesuita Roger Vekemans desarrolle una singular teoría para entender ese cuadro social emergente y elabore una singular teoría de migración de lo social y del fenómeno migratorio antes dicho, bajo el concepto de teoría la marginalidad. La propia construcción de su teoría es producto de una conjunción de eventos políticos y sociales que dan cuenta de la manifiesta voluntad de la Iglesia Católica por entrar a disputar la explicación y la comprensión de la cuestión social de los años sesenta en Chile en América Latina. Desde el Centro Bellarmino en Almirante Barroso Mª 13 en Santiago de Chile, el padre Vekemans establece relaciones privilegiadas para financiar sus estudios con la República Federal Alemana por medio de la Fundación Konrad Adenauer. Aglutina a la crema y nata de la aristocracia católica, reclutando a los jóvenes egresados del colegio san Ignacio de orientación jesuita, y desarrollo un peculiar intento por entrar a competir por la explicación de lo social en América Latina. Su principal contendor, es a no dudarlo, la revolución cubana y la 29 irrupción de un supuesto comunismo. Esta teoría será extraordinariamente prolífica para sustentar el principal acto del gobierno demócrata cristiano, cuál fue su política de promoción popular orientada a la visualización de los pobladores urbanos como un nuevo sujeto social que ostentando la categoría de marginal se constituye en la base de apoyo orgánico social y político para la estrategia de la revolución en libertad. Es decir, la propuesta de Vekemans de los años sesenta, es extraordinariamente inteligente desde un punto de vista social y político. Desde un punto de vista social identifica un fenómeno social emergente, le da nombre y crea una estrategia de intervención técnica y política. En el lugar de origen del fenómeno, es decir en el campo, se hace parte de un ideal común de los técnicos internacionales de la CEPAL: realizar la reforma Agraria y en el lugar de destino de los emigrantes, los reconvierte como sujeto poblador, poseedor de una marginalidad, que adopta una participación pasiva o activa, según se adhieran o no a las políticas de promoción popular de la Consejeria Nacional de Promoción popular. En el campo, este sujeto, es intermediado por la política pública de la reforma agraria y es capaz de recrear nuevas relaciones sociales y políticas. En la ciudad se desarrollará una política de integración social de los supuestamente marginados. desarrollismo: emerge la idea de qué América Latina y sus proyectos de desarrollo están hipotecados desde la génesis misma del desenvolvimiento de capitalista dependiente de los centros imperiales del comando de la economía mundial. Theotonio Dos Santos señala de manera contundente, que los esfuerzos que se han estado realizando en América Latina, no tienen otro destino que seguir alimentando las tasas internacionales de plusvalía y que lejos del desarrollo lo que nos vamos encontrando son cada día en relaciones de carácter más dependiente hipotecado por el gran capital trasnacional. REFORMA AGRARIA. TEORÍA DE LA DEPENDENCIA El gobierno demócrata cristiano de Eduardo Freí, impulsa de manera central por primera vez en América Latina un proceso profundo de reforma agraria, en un acuerdo que cursa todos los sectores políticos nacionales. Desarrolla con precisión la idea que ha venido planteando la Alianza para el Progreso y los organismos internacionales desarrollo, en torno al diagnóstico reiterado: esto es que los territorios rurales latinoamericanos evidencian niveles deteriorados de productividad y que sus relaciones son de carácter tradicional y arcaico. Estas se caracterizan por la relación desigual entre un hacendado y patrones de grandes extensiones de terrenos improductivos y una gran cantidad de campesinos sin acceso a la tenencia de la tierra. Aparecen el horizonte de las ciencias sociales latinoamericanas un planteamiento crítico respecto al Esa evidente contradicción está generando la fuerza principal de las corrientes migratorias del campo a la 30 ciudad y por añadidura, está generando problemas profundo de autosuficiencia alimentaría de vastas poblaciones de asentamientos en América Latina. Ese proceso será encabezado en Chile por Jacques Chonchol, primero como director de la Corporación de la Reforma Agraria y después como Ministro de Agricultura de Salvador Allende. Este proceso tendrá una importancia fundamental para la creación de políticas públicas para el agro y que intervendrá de manera determinante en las relaciones sociales cotidianas, tanto de los territorios campesinos como de los territorios de las instituciones públicas, que tendrán que hacerse cargo de la implementación de un proceso de desarrollo social ligado a la agricultura social. El trabajo social será demandado por esta institucionalidad emergente y tendrá que hacerse cargo, junto a otros profesionales de las ciencias sociales, de no sólo explicar la realidad social del campo y su relación sistémica con la problemática del conjunto de América Latina, sino que también deberá proponer la creación y la sistematización de un modo de acción profesional acorde las circunstancias, en una situación altamente inédita: como colaborar a una política de transformación radical de las relaciones sociales en el cambio, y orientarla al desarrollo de procesos educativos y organizativos de sectores sociales campesinos, deprimido por centenares de año de relaciones de tipo servil y clientelar. El principal camino de búsqueda se orienta en torno a la propuesta educativa de Paulo Freire y a la necesidad de incorporar una fuerte orientación educativa al Trabajo Social para actuar en situaciones de transformación Para este efecto se redacta la ley Nº 16.880 denominada de Juntas de vecinos y demás organizaciones comunitarias, que pretendía construir organización social vecinal con la vasta variedad de procesos participativos, que los denominados pobladores habían comenzado a desarrollar desde principios del siglo veinte. Esta ley establecerá una estructura organizativa sobre las informalidad organizativa y lo hará como regulador jurídico de la relaciones participativas y cotidianas de grupo sociales diversos en la interioridad de de las poblaciones, villa y tomas de terrenos, que forman parte del paisaje urbano popular de la década del 60. LEY DE JUNTA DE VECINOS ORGANIZACIONES COMUNITARIAS Y DEMÁS Si la reforma agraria se proponía para el punto de origen de la corriente migratoria rural urbana, el proceso social iniciado por el gobierno demócrata cristiano impulso el desarrollo de procesos participativos, en el punto de llegada de la corriente migratoria, bajo la forma de sucesivas capas concéntricas que pobladores que comenzaban a asentarse en los bordes de la ciudad metropolitana. Desde el punto de vista la sociabilidad popular, los procesos de agrupamiento comenzarán a regirse por esta normativa y marcarán definitoriamente una cierta 31 cultura popular organizativa, mediante una topografía organizativa que determinará el modo de relacionamiento y de entendimiento de la participación social en el interior de las organizaciones comunitarias. Este es un dato no menor, por cuanto la ley proveniente del Estado y constituida en política pública, entrará a acondicionar el modo cotidiano de cómo se reproducen la organizaciones sociales y los procesos participativos en ésa época. Algunos autores señalarán que el hecho jurídico de la ley, en éste período, encapsula, restringe y normativiza la impulsividad de libre asociatividad del bajo pueblo. Para algunos, esta es una de las principales formas de gobernabilidad y control que el Estado comienza a desarrollar sobre su cinturón de pobladores urbanos y en clara oposición a la fuerza participativa proveniente de un capital social acumulado por parte de los pobladores, tanto proveniente de su historia social campesina, tanto proveniente de su historial participativo reproductivo social, orientado a la sobrevivencia en el medio extraño de la ciudad urbana GOBIERNO DE LA UNIDAD POPULAR DE SALVADOR ALLENDE. Desde la relación que queremos establecer entre los hechos sociales y políticos y la cotidianeidad de los grupos populares, debemos destacar que los tres años del gobierno de salvador Allende significaron un momento culminante de desarrollo y creación de nuevas relaciones sociales en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana nacional. Las anormalidades de las relaciones sociales estallaban en lo múltiples espacios territoriales y temáticos y los tensionados vientos de contradicción social y política hacían evidente, que se estaba viviendo un proceso orientado a producir cambios de transformación profunda en las relaciones sociales del país. La sociabilidad de los grupos populares, del campo y de la ciudad, adquieren nuevas fisonomías y se asiste a una suerte de explosión de nuevos liderazgos, basados en atributos ligados al acontecer político y social. Las claves comunicativas al interior de los grupos, dan cuenta de la necesidad que tienen éstos, de hacerse cargo de las transformaciones que están aconteciendo en su vida cotidiana. En el campo, la nueva organización campesina, pasa hacerse cargo de la productividad de los fundos expropiados, marca acontecimientos sociales relevantes. En la ciudad, la necesidad de tener y construir una casa propia, regula la sociabilidad de los pobladores con los aparatos estatales, encargados de satisfacer las necesidades de vivienda. Pero también y conforme avanza el proceso de tensionamiento de las relaciones sociales y políticas, surgen otras entidades que organizan la sociabilidad popular en torno a la sobrevivencia y en torno a la satisfacción de las necesidades de consumo básico. Aparecen así las denominada JAP, Junta de Abastecimiento y Precios, que por un período breve de tiempo hasta el año 1973, redefinirán el paisaje organizativo de las poblaciones populares en Santiago. En esos terrenos nuevos, de práctica social y política, el trabajo social se ve obligado 32 a imaginar el desarrollo de estrategias o modelos, que lo acerquen a una metodología de intervención pertinente y legitima para los sujetos sociales y para los niveles de autoexplicación profesional del trabajo Social. No esta claro de todo, si el Trabajo Social Chileno, tuvo oportunidad y tiempo para poder sistematizar y elaborar estrategia metodológicas profesionales, para hacerse cargo de los tiempos de profunda transformación en los cuales les tuvo que actuar. Es probable que las hojas de pequeñas sistematizaciones, en cada institución pública hayan sido barridas por el vendaval del fascismo. No lo sabemos. Lo que sí está claro es que fue un campo rico de creación. Se hace evidente que la variabilidad permanente de la realidad social, implica una variabilidad permanente también de los procesos metodológicos, con los cuales el trabajo social, como disciplina entiende su propia práctica profesional. Es el tiempo, en que desde los lugares más conservadores de la profesión se enarbolan críticas al activismo práctico, al activismo político o a la desviación acritica respecto de la asimilación de la profesión a prácticas para-estatales de mero impulso y cuasi propaganda de políticas públicas, etc. etc. Es probable que muchas de esas críticas, pudieran tener bastante sentido. Lamentablemente no hubo tiempo para discutir analizar y reflexionar. El golpe militar arrasó a sangre y fuego las opciones participativas abiertas en ese periodo y el desarrollo embrionario de nuevas prácticas sociales en el año 1973. EFECTOS PARA LA CONSTITUCION DEL TRABAJO SOCIAL. Los efectos hacia la estructura social y hacia el Estado son evidentes. Las políticas públicas son constitutivas y constituyentes de nuevas institucionalidades y regulación jurídica, que hacen posible que se hagan viables estos procesos de desarrollo. Por otro lado, existirán efectos hacia los propios sujetos que se ven involucrados, conscientes o no de la matriz de las dinámicas sociales. Ese podría ser el caso de variadas cohortes de profesionales del Trabajo social que comienzan a participar en estas nuevas dinámicas de relaciones sociales. Estos profesionales, en este contexto, estarán demandados por la necesidad de una práctica social orientada al desarrollo de grupos y comunidades y no tan sólo en torno a una atención social de caso. La metodología del trabajo social será demandada para proveer de instrumental metodológico para hacer operable las políticas públicas de desarrollo social y de reforma agraria, en un contexto nuevo de transformación social y emergencia de un sujeto social popular, lejano de aquella clase obrera tradicional, que el asistente social había aprendido a conocer por medio de los sindicatos de la Empresa Keynesiana, protegida por el Estado y soporte estructural de las políticas desarrollistas y de sustitución de importaciones. Pero ya no era la transformación social desarrollista, la que requería de centenares de profesionales 33 universitarios, provenientes de las emergentes ciencias sociales, sino que eran intensos procesos de movilización social y popular que demandaban nuevos requerimientos metodológicos y de organización social: la organización social de grupos de la educación popular, de la alfabetización, de la transferencia tecnológica, de alfabetización , de cogestión de empresas, de asentamientos campesinos o de organización de la distribución de alimentos. Es decir, el paso de una Política de Promoción Popular contenida bajo estrictas prácticas clientelares del gobierno demócrata cristiano se pasa a la acción más o menos autonómica de campesinos movilizados en torno a la toma de terrenos o estudiantes y académicos imbuidos de la idea de una nueva universidad por medio de una reforma profunda de la universidad. El concilio Vaticano segundo ha establecido una reforma profunda de la Iglesia Católica. En las masas populares y campesinas en América Latina, comienzan a ser seducidas por la idea de una iglesia popular de orientación popular. Las catedrales de las principales ciudades de América Latina en Santiago son escenarios de disputas entre una iglesia conservadora y una nueva, que enarbola la teología de la liberación. En este escenario, el Trabajo Social, nuevamente se ve desafiado a abandonar las recién incorporadas teorías en desarrollistas para América Latina y de sus consecuencias utilitarias para sus modos concretos de operación de las políticas públicas y tener que rápidamente elaborar, soportes teórico explicativos y de operación de los “nuevo”, de cara a los acontecimientos que se estaban sucediendo. Y ello acontece en un período de efervescencia universitaria, que conduce finalmente a la reforma universitaria del 68 en la Universidad de Chile y en la Universidad Católica. La Escuela de Servicio Social de la Universidad de Chile, había comenzado a desarrollar procesos contestarlos por allá los años 60 y por tanto, ya había tenido tiempo para realizar reiterados debates respecto de la cuestión social del momento. Ello dividía a los sectores profesionales y colocaba reiterada y cuestionadoramente los fundamentos, objetivos e identidad de la profesión en esos nuevos contextos. Ello alimenta distintos tipos de sociabilidad grupal al interior del trabajo social, que reproduce también en su interior las intensas confrontaciones sociales y políticas del momento, que rápidamente derivan en emergentes propuestas políticas para entender la profesión. No sólo es la disputa entre lo viejo y lo nuevo, entre los innovadores y los conservadores, sino que al calor del proceso de la discusión de los tiempos que recorren América Latina y al calor de la discusión de “Que Hacer “con la universidad en proceso de reforma. También se discuten las distintas propuestas, mediante las cuales el trabajo social se constituye a si misma en profesión, en medio de intensos procesos de movilización social. Es decir, en el imaginario de ese Trabajo Social, se tiene presente que se debe responder a la demanda que se realiza desde el Estado y desde la Sociedad, para acompañar los procesos de transformación social. 34 Entonces no sólo será una disputa entre los reconceptualizadores y los conservadores, sino que la riqueza de la discusión apunta en dos direcciones fundamentales a las cuales, adhiere un número no menor de trabajadores sociales en ese momento: Una orientada a mantener la propuesta desarrollista de desarrollo social con orden y en el marco del desarrollo capitalista. Y por otro lado, una tendencia que se hace parte de la explicación que entiende que el desarrollo de América latina es inviable en el marco de las relaciones de dependencia con centros hegemónicos del capitalismo a nivel mundial. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS (Provisoria) 1. Salazar Gabriel, Historia de la Cultura Popular en Chile: Tramas y Periodos, documento fotocopiado. 2. Moulian, Tomas (1997): Chile Actual, Anatomía de un Mito, Editorial LOM, Santiago de Chile. 3. Finot, Iván (2001): La Descentralización en América Latina, Documento CEPAL, en www.eclac.cl sub. sitio ILPES. 4. Lira Luis ( 1998) : Información Y Conocimiento Para El Análisis Regional Conducente a La Toma De Decisiones”, Documento 97/38 Ilpes, Ciclo De Conferencias sobre Conocimiento, Globalización y Territorio www.eclac.cl sub. Sitio ILPES. 5. Mattos, Carlos A. (1988): La Descentralización ¿Una nueva panacea para impulsar el Desarrollo Local?, Documentos ILPES, Santiago de Chile. 6. Díaz, Alejandro (1998): “La gestión en la encrucijada: la política de Participación en las Municipalidades”, Revista Proposiciones N° 28, SUR en http://alediaz.tripod.cl/dies 7. Díaz, Alejandro (2000): La Gestión Publica Local: IEU, Serie Azul, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile http://alediaz.tripod.cl/dies 8. O” Donell, Guillermo (1978): Apuntes para una teoría del Estado, Revista Mexicana de Sociología. Año XL, Vol. XL/N° 4 Octubre – Diciembre 1978, UNAM, México. 9. J. L. Coraggio Las dos corrientes de la Descentralización en America Latina en Ciudades sin Rumbo, Ediciones SIAP, Ecuador en http://www.fronesis.org/jlcoraggio.htm 10. Salazar Gabriel (1997): De la participación ciudadana: capital social constante y capital social variable(explorando senderos Transliberales), Gobernabilidad Democrática Local, el Dilema Municipal en América Latina, Editorial CUSO, Organización Canadiense de Desarrollo Internacional, 1997. 11. Weffort, Francisco C., (1993): ¿Cual Democracia? FLACSO, San José de Costa Rica. 12. Guillermo O Donell y Philippe Schmitter (1988): Transiciones desde un Gobierno autoritario. Conclusiones tentativas sobre democracias inciertas, Editorial Paidos, Buenos Aires. 35 CAPITULO IV CHILE: 30 AÑOS DE TRABAJO SOCIAL ,1973- 2003, NOTAS PARA LA OTRA HISTORIA. Parte I BORRADOR Con el golpe militar en Chile el año 1973 el trabajo social enfrenta desde un ámbito particular profesional, la crisis general del país, que es una crisis política institucional social. Todo el proceso que hemos señalado, se caracteriza `por una creciente enfrentamiento de posturas y propuestas, que atraviesan también el ámbito político y que desde la reconceptualización, quedaron resueltas de manera violenta con el golpe militar. La dictadura implementa su política de represión del enemigo interno y dedica particular esfuerzo a neutralizar los focos de rebelión e insurrección en las universidades. En particular de aquellas escuelas de las ciencias sociales, que habían desarrollado una especial actividad de involucramiento en el desarrollo social del país, dentro de las propuestas del gobierno de Salvador Allende. Destacan las Escuelas de Trabajo Social. Hacia ellas entonces se dirigen las acciones represivas. Estas Escuelas habían desarrollado múltiples proyectos de vinculación con pobladores, campesinos y sindicatos obreros e intervenían bajo diferentes modalidades en los nuevos campos de participación en el proceso de transformación social, impulsado desde el gobierno de la Unidad Popular hacia en los diferentes territorios y sectores del país. La discusión más teórica y analítica, había quedado pospuesta o bien se asumía desde los grandes planteamientos generales que había efectuado la reconceptualización. La Escuela Trabajo Social, al igual que el conjunto de las universidades, se encontraba en proceso de profundas reformas y reestructuración. Y en ese contexto, los trabajadores sociales participaban de su vinculación con los sectores sociales y populares y se asumía el compromiso político muchas veces como parte indumentaria inherente a la profesión. Con el golpe militar ese proceso se ve abruptamente interrumpido, perseguido y reprimido. Todas las Escuelas de Trabajo Social del país son cerradas y se declara una atenta mirada evaluadora a los alumnos y profesores. La Universidades son intervenidas y lo más dispares e histórico personajes, con uniforme o sin uniforme, comienzan a ser impuesto como “Rectores Delegados”. Por ejemplo al intervenir la Universidad de Concepción, el régimen militar impone a un capitán de navío en retiro, que hasta septiembre de 1973, se desempeñaba como encargado del economato de la Universidad. Profesores ayudantes, pero proclives al régimen militar, asumen las direcciones de la Escuela y la totalidad de los profesores de izquierda son despedidos y perseguidos. La totalidad de los profesores vinculados a la democracia cristiana, tratan de pasar desapercibidos. Algunos manifiestan su más ferviente apoyo a la dictadura. En ese contexto, en el año 1974, sólo una Escuela Trabajo Social, recibe una nueva promoción. Se trata la escuela de Servicio Social de la Universidad Concepción, que recibe la demanda nacional de de de de 36 alumnos. Esta alcanza a un número de 180 en el primer año. A partir del año 1974, las Escuelas, comienzan a establecer una relativa normalidad en sus procesos docentes. Se intervienen sus planes de estudio y se excluye cualquier referencia al marxismo o mención a materias que estuvieran cercanas a establecer una crítica social. Todas ellas son desalojadas de la malla curricular y el tono general que éstas adoptan es una vuelta a un planteo tecnocrático desarrollista, que en muchos casos significa un renacimiento de las tradicionales posturas existencialistas, que habían sido arrinconadas, combatidas y desechadas en el periodo de la reconceptualización. La Formación Autoritaria en Trabajo Social. Desde el año 1974 en adelante, sucesivas generaciones, entonces, estarán siendo formados con una malla curricular, orientada a la más profunda funcionalidad del trabajo social, con respecto al sistema y al modelo capitalista. Estableciendo esta relación, una aceptación sin cuestionamientos del modelo y solo desarrollando una discursiva preocupación por la operatividad de las metodologías y por la eficiencia y eficacia de los métodos, que deberán asegurar “objetividad, deberán ser técnicos y neutros”. En ese contexto, los Trabajadores Sociales deberán operar en una realidad social explicada desde el autoritarismo curricular de las Universidades y desde el miedo imperante en la sociedad. No habrá, en consecuencia, ningún cuestionamiento a la postura epistemológica ni menos a la relación dependiente con el positivismo metodológico de la sociología oficial y de la psicología social. Hay que decir, que un proceso de similares características estará aconteciendo en el resto de las ciencias sociales. En particular desde la sociología, se apoya al trabajo social con una fundamentación teórica preñada del positivismo tecnocrático. Ese ambiente invade las escuelas de trabajo social, que en no pocos casos, mostraban una situación de dependencia de la disciplina respecto de las ciencias sociales como la sociología o la psicología. Tal dependencia se profundizaba en una actitud dependiente, a menudo obsecuente, que marchaba paralelo al proceso de desmantelamiento teórico que había acontecido en el trabajo social en 1973. En otras palabras, no había nadie en el trabajo social chileno que pudiera pensar, actuar y reflexionar desde la postura planteada en la reconceptualización. Durante mucho tiempo existió miedo físico a expresar posturas distintas y los que habían estado reflexionando la realidad del trabajo social en Chile hasta 1973 (Vicente de Paula Faleiros, Luís Araneda, Herman Krusse y otros) tienen que huir del país por distintos caminos clandestinos, asilarse e ingresar al largo camino el exilio. Desde 1973, en forma tímida, comienzan, lentamente, a reabrirse algunas Escuelas de Trabajo Social. Se produce en buenas cuentas desde el punto de vista teórico, un proceso de involución de las posturas más democráticas y progresistas del trabajo social en Chile. Hecho que no consigue ser ocultado, por la presencia regular de la Revista de Trabajo Social, de la Escuela de 37 Trabajo Social de la Pontificia Universidad Católica de Chile, reducto demócrata cristiano, que consigue negociar su permanencia en el interior de la universidad. Desde 1973 hasta mediados de la década de los ochenta, sus artículos eludirán olímpicamente el tratamiento de cualquier temática quien diga relación con el proceso de crisis social que acontece en el país. La mirada de esta revista estará puesta en el individuo y en la familia, con un planteamiento metodológico tecnocratista, neutro y carente de postura crítica. En definitiva, a mediados de los ochenta, la situación del Trabajo Social en Chile, se puede resumir como la de un Trabajo Social, que se forma con las claves teórica metodológica de lo años 67, con dependencia al positivismo metodológico de la sociología Parsoniana y con una gran influencia de la psicología clínica y de la psicología social, de aquella especialmente referida al trabajo de pequeño grupo. Tanto, desde la Escuelas de Trabajo Social que están funcionando, como desde la organización gremial del Colegio de Asistentes Sociales de Chile, se mantiene hasta 1980 una actitud complaciente, de relativa tranquilidad moral y de aceptación de la dictadura militar, en tanto esta había devuelto la tranquilidad país, que había estado amenazada por el marxismo foráneo. Marxismo que había penetrado de manera antinatural, las vertientes profundas del Trabajo Social en Chile. Es decir, también en el trabajo social había aparecido un enemigo interno y ese enemigo interno, además de ser marxista,, era un desadaptado social, cuando no locos revoltosos, que representaban algo extraño al espíritu de la Escuela Doctor Alejandro del Río, fundada en Santiago de Chile en 1925, a impulsos de la buena voluntad de la oligarquía nacional. Siendo el trabajo social también parte de la guerra fría, también había aparecido un enemigo interno, entonces, lo que le ocurriera a los asistentes sociales detenidos y desaparecidos hasta esa fecha, era, en opinión del trabajo social dominante de la época, una cuestión que se la tenían merecida. Al respecto, citemos una amplia declaración, que una delegación oficial del Colegio de Asistentes Sociales de Chile, presentaba al Congreso Mundial de de la FITS, Brighton, Inglaterra “…en relación a la situación de Asistentes Sociales supuestamente desaparecidos, solo podemos señalar que en uno de los casos, aquí aludido, se trata de una alumna de trabajo social, que permanente exhibía un comportamiento desquiciado…” Solamente digamos, a confesión de partes, relevo de pruebas. Un sector del trabajo social en Chile, desde 1973, optó por el silencio, y no estableció una postura que defendiera la vida de muchos estudiantes y trabajadores sociales. Se dice que en esos tiempos, no se pudo hacer nada. La historia del trabajo social, señalará que en el periodo 1973 1980, no hubo ningún recurso amparo avalado por el Colegio de Asistentes Sociales o por alguna Escuela de Trabajo Social, que defendiera los derechos de algunos de sus estudiantes amenazados en su vida. Muchos de ellos representan hoy día la larga lista de detenidos desaparecidos. 38 La pérdida de la categoría Universitaria de la Carrera. En el año 1981, a pesar de la obsecuencia de las Escuela de Trabajo Social y a la actitud complaciente del Colegio de Asistente Sociales, no existe por parte de la dictadura un tratamiento diferenciado hacia este trabajo social genuflexivo. Al contrario, en el marco de las modernizaciones del país, el régimen militar plantea una reforma universitaria que le quita el carácter universitario a la carrera de trabajo social siempre paralelo postula la libre a sociabilidad de los profesionales en Chile bajo la fórmula de las asociaciones gremiales. Estos dos hechos, provocan la activación de profesionales democráticos que encuentran en la primera elección del colegio asistente social de Chile, una oportunidad para poder establecer un espacio de resistencia. Se convoca a todos los profesionales a oponerse a las reformas, que quitan el carácter de universitaria a mucha carreras y la regulación ética a las profesiones, por parte de los colegio profesionales. Desde ese momento, ya no existirá, nunca más la posibilidad de regular el comportamiento ético de los profesionales en Chile por parte de los colegios profesionales y menos aún podrán ejercer algún tipo de regulación respecto de los contenidos de las mallas curriculares de las escuelas de trabajo social. La extrema liberalidad, será el eficaz aliado del peso de la noche de la dictadura en el trabajo social chileno. Tal situación provocará, a la larga, la reacción social y política de grupos de profesionales hasta esos entonces acallados y silenciados. A este proceso se incorporarán no pocos estudiantes que han sufrido proceso de enseñanza escolástica y de mallas curriculares mediocres. Todos ellos convergerán al proceso de descontento que se inaugura en el país en el año 1982, a partir de la realización de la primera marcha del hambre. Estos profesionales, convocan a la organización de una agrupación de asistentes sociales democráticos, que en el año 1983 decide plantearse la plena democratización del Colegio de Asistentes Sociales de Chile. Por primera vez, después de mucho tiempo, se vuelve a replantear los temas que habían quedado pendiente con la reconceptualización. La Toma de la Silva Henríquez: convergencia Trabajadores Sociales y movimiento de Pobladores. Corre el año 1983, y en plena dictadura se produce la toma masiva por parte de pobladores del sector sur de la comuna de la Pintana y se constituye la población Raúl Silva Henríquez. Los asistentes sociales de esta agrupación, desarrollan una acción masiva de asesoría técnica al movimiento de pobladores y con este paso, los hilos rotos de la historia se anulan de nuevo y se recompone la historicidad que había quedado trunca en el año 1983. De manera pública, se muestra el proceso de reconstitución, que un sector del Trabajo Social, había venido haciendo en las ONG y en la Vicaria de la Solidaridad, en términos de desarrollar un Trabajo Social alternativo. Alternativo al oficialismo. Pero estas acciones no están ajenas al conjunto de la lucha que comienzan a desarrollar los profesionales por 39 recuperar su organización gremial. Esta agrupación, que consigue finalmente acceder al Colegio, también se incorpora a la primera gran organización antidictadura: la Asamblea de la Civilidad. Desde allí, y bajo la conducción del Colegio Médico, el conjunto de los Colegios Profesionales democratizados en plena dictadura, convocan al pueblo de Chile, a una serie sucesiva de manifestaciones y de procesos de creciente desobediencia civil: Los trabajadores del cobre convocan al primer cacerolazo del mes de mayo de 1983. Desde ahí y por cerca de tres años hasta el año 1986, el país experimenta un ascenso significativo de las manifestaciones antidictadura. El Diagnostico del Trabajo Social en Dictadura. Este es el contexto en el cual, se desenvuelve el trabajo social, proveniente de los sectores de resistencia de la sociedad y en el se movilizan los estudiantes universitarios que recomponen el movimiento estudiantil. Se desarrolla una actitud crítica respecto del Estado de formación y profesionalización del trabajo social en Chile. El diagnóstico es de un sucesivo deterioro de los procesos de formación. De la nula capacidad de sistematización y teorización que exhibe el trabajo social y que da como resultado, que se experimente una violenta ruptura con los procesos que se habían estado desarrollando hasta 1973. El diagnóstico que realizan los grupos más progresistas del trabajo social en Chile, señala ha habido un proceso de involución en los procesos de profesionalización y formación de actitud critica respecto del acontecer social. Y siendo indudablemente responsabilidad global general de la dictadura militar, se señala que no es menos cierto, que la actitud complaciente de las Escuelas de Trabajo Social y de la dirigencia tradicional de la organización gremial, contribuyeron por acción o por omisión, al deterioro del trabajo social en Chile. Al respecto se dirá en esa época, que no sólo se deforma sino que se ocultan los procesos de teorización que están aconteciendo en el resto de América Latina. En esas condiciones, es que la dirigencia del Agrupación de Asistentes Sociales Democrático y el Colegio de Asistentes Sociales ya democratizado, plantea la realización del IV congreso de trabajo social en Chile IV Congreso de Trabajo Social en Chile. A mediados de 1986, el Consejo Nacional declaró al colegio de asistentes sociales, en estado de congreso llamando “a movilizar el máximo de recursos y voluntades en un debate profesional en torno a materias que respondan a las dudas y cuestionamientos planteados y generar alternativas de acción futura " 11planteando el objetivo de iniciar un debate acerca de la realidad socioeconómica del país, la realidad profesional gremial y la respuesta del Servicio Social profesional en la coyuntura. 11 Convocatoria al IV Congreso de Trabajo Social en Chile, a realizarse en Valparaíso 40 Bajo estas condiciones políticas y sociales, se realizan los primeros congresos regionales, en las ciudades de, Concepción, Temuco, Osorno y Puerto Montt, durante el mes de agosto de 1986, permitiendo a los asistentes sociales de esas ciudades, el análisis de la coyuntura, y concluyendo en el compromiso de impulsar la concertación social a través de la federación de colegio profesionales y asamblea de la civilidad regional. Mediante este mecanismo, se plantea que congregar al trabajo social para discutir y analizar el presente y futuro de la profesión, es importante y necesario y que hacerlo bajo dictadura y en estado de sitio lo convierte además, en una manifestación de la voluntad de cambio del actual situación .Se señala que se afronta así la relativa dispersión organizacional y conceptual del trabajo social chileno.