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ARQUITECTURA MODERNISTA
Casa Batlló, La joya de
Gaudí
La Casa Batlló construida entre 1904 y 1906 en el corazón de la ciudad, es la obra más
emblemática del genial arquitecto catalán. Gaudí dotó a la Casa Batlló de una
fachada original, fantástica y llena de imaginación. Sustituyó la antigua fachada
por un nuevo conjunto de piedra y cristal. Mandó repicar los muros exteriores
para darle la forma ondulada, que luego revocó con mortero de cal y recubrió con
trencadís de vidrios de colores y discos de cerámica.
En la parte superior de la fachada el tejado tiene forma de lomo de animal y grandes
escamas tornasoladas. El remate espinal está formado por piezas esféricas de
grandes dimensiones con colores cambiantes de un extremo a otro de toda la
cumbrera.
La gran tribuna del salón principal de la planta noble, mirando hacia el Pg. de Gràcia
se compone de ventanas de madera que se accionan de subida y bajada mediante
contrapesos, con la particularidad de que no hay jambas ni montantes, de manera
que es posible levantar todas las cristaleras y tener una abertura corrida,
panorámica, por todo lo ancho del salón. A nivel de planta baja, planta noble y
primera planta, la fachada incorpora esbeltas columnas de piedra de Montjuïc, que
perfilan formas óseas decoradas con elementos florales típicamente modernistas.
Las barandillas de los balcones con forma de máscaras son de hierro colado en una
sola pieza y están fijadas mediante dos puntos de anclaje, de manera que parte de las
mismas sobresale en voladizo.
La fachada en su conjunto es una representación alegre, alegórica, con elementos
orgánicos, cargada de simbolismo y de colores, todo un espectáculo en la ciudad que
inspira los sentimientos mas sublimes a quienes la contemplan. La casa es un diálogo
con la luz y el color.
En la planta noble, residencia de la familia Batlló, Gaudí hizo una nueva distribución
con tabiques de formas onduladas y decoró las habitaciones.
Desde el vestíbulo en la planta baja, una robusta reja de hierro separa el acceso
privado hacia la vivienda de la familia Batlló. Una gran escalera de madera se abre
camino desde un recibidor de techos abovedados, dotado de lucernarios con formas de
caparazón de tortuga. El espinazo de un gran animal tallado en madera noble se eleva a
modo de pasamanos por huecos imposibles, dotando a toda la estancia de un ambiente
submarino que transporta al mundo fantástico de Julio Verne. Aquí la idea de fondo
marino es muy plausible, con los cromatismos de la superficie del mar, la arena, las
bocas marinas.
La vivienda familiar está dotada de un patio privado hacia el interior de la
manzana, a la salida del comedor, en la zona más íntima de la casa.
Hacia el Pg. de Gràcia, está el salón principal de la casa, compuesto de un salón central
y dos saloncitos laterales que pueden unirse formando una gran estancia al estilo de los
lofts actuales. En la parte central, incorpora la gran tribuna, ya mencionada, que
sobresale hacia la calle.
El patio de luces es parte importantísima de la reforma. Gaudí ensancha el patio
de luces y lo reviste completamente con azulejos con relieve, en distintos tonos de
azules, que son más intensos en la parte superior, y más claros en la parte inferior,
logrando así una distribución uniforme de la luz. Las ventanas son más pequeñas en la
parte superior donde llega mayor cantidad de luz natural, mientras que hacia abajo, estas
se van haciendo más grandes. La parte inferior de las ventanas incorpora unas rendijas
de madera que pueden abrirse o cerrarse asegurando una buena ventilación. En la parte
central del patio de luces instala el ascensor, cuya hermosa cabina original de madera
continúa en funcionamiento.
La gran claraboya central consta de grandes elementos de hierro y cristales y cubre el
gran patio de luces ensanchado por Gaudí. Esta gran claraboya es la que permite la
entrada de luz en cascada por todo el patio de luces.
La Casa Batlló es una obra maestra de forma, color y luz. Gaudí se anticipa con
esta obra, a la tesis del racionalismo, que vendrá 30 años después con su idea
moderna de la ventilación.
La obra en su conjunto es un prodigio de diseño ornamental gracias a la eclosión
de los oficios. Gaudí trabajó con los mejores artesanos de todos los gremios. La
transformación del hierro forjado, donde la curva no sólo es retórica y estética, sino que
también es refuerzo estructural; sinuosos trabajos en madera como puertas
tridimensionales con sorprendentes relieves; vidrieras emplomadas de colores, que
tamizan la luz natural; azulejos cerámicos con relieves, elementos ornamentales en
piedra arenisca de Montjuic, todo ello da cuenta de la maestría de los artesanos de la
época.
El desván de espacios diáfanos y ventilados, que recuerdan la arquitectura mediterránea,
llama la atención por la estructura de arcos. Desde la sala principal del desván, se
puede observar el maravilloso mundo orgánico de Gaudí. En ella se aprecia la
estructura de costillas y esternón que crean los arcos parabólicos, de gran
modernidad, que sustenta la azotea. Las escaleras helicoidales de gran desnudez
estructural, que comunican con la azotea, son asimismo de una gran potencia. La
baranda de hierro de líneas sencillas son en sí una escultura del s. XX.
En la azotea, el protagonismo del lomo del dragón de importante equilibrio estético de
cara a la fachada, cede frente a los cuatro grupos de sinuosas chimeneas. Tras lo
estético, está siempre lo funcional. Nunca el viento podrá obstruir la salida de humo
gracias a unos sombreretes en la parte superior de las chimeneas, recubiertas del mismo
trencadís vidriado que la fachada. Gaudí recubre las superficies curvas con baldosas
troceadas, como hacían los bizantinos.
Recorriendo la casa, los detalles no paran de sorprender por todas partes. Las puertas de
cada piso están identificadas mediante letras de rasgos modernistas, diseñadas
por Gaudí especialmente para la Casa Batlló. Los vidrios industriales en los rellanos de
la escalera de vecinos, traslúcidos, pero no transparentes, permiten el paso de la luz con
discreción a la vez que según como se mire, distorsionan los azules del patio de luces en
bellas ondas de agua. Formas ergonómicas en pomos y pasamanos, tragaluces,
lucernarios. Es la obra de arte total, el artista lo interviene todo: diseño,
color, forma, espacio, luz.
La obra consta de planta baja, principal con patio, cuatro plantas enteras, desván y
azotea, acceso privado a la planta noble o principal, una escalera de vecinos que
discurre por un patio de luces ensanchado y artísticamente alicatado como si se tratase
de un paramento de fachada exterior. Desde la calle se accede a las cocheras, a ras de
calle, que se adentran ocupando la parte subterránea del patio de la planta noble y desde
las cuales se accede a las Carboneras, en la parte inferior.
En total, la casa tiene mas de 5.000 m2 con su frente al Passeig de Gràcia y su fachada
posterior al patio de manzana.
Casa Milà. La Pedrera. 1906-1910 en el Ensanche
La Casa Milà, llamada popularmente La Pedrera («cantera» en catalán), es un
edificio modernista obra del arquitecto Antoni Gaudí, construido entre los años
1906 y 1910
La Casa Milà es un reflejo de la plenitud artística de Gaudí: pertenece a su etapa
naturalista (primera década del siglo XX), periodo en que el arquitecto perfecciona su
estilo personal, inspirándose en las formas orgánicas de la naturaleza, para lo que puso
en práctica toda una serie de nuevas soluciones estructurales originadas en los
profundos análisis efectuados por Gaudí de la geometría reglada. A ello añade el
artista catalán una gran libertad creativa y una imaginativa creación ornamental:
partiendo de cierto barroquismo sus obras adquieren gran riqueza estructural, de formas
y volúmenes desprovistos de rigidez racionalista o de cualquier premisa clásica.
Gaudí recibió el encargo de construir una casa señorial de parte de Pere Milà i Camps,
un rico empresario cuyo padre, Pere Milà i Pi, había forjado su fortuna en la industria
textil. Milà amplió el negocio familiar y diversificó los sectores donde probó fortuna,
siendo por ejemplo el promotor de la plaza de toros La Monumental. También se dedicó
a la política, y fue diputado por parte de Solidaritat Catalana. El señor Milà estaba
casado con Roser Segimon i Artells, viuda de Josep Guardiola i Grau, un indiano
enriquecido en América con plantaciones de café, cuya fortuna heredó su mujer.
El proceso de construcción fue relatado años después al historiador Joan Bassegoda por
el constructor, Josep Bayó: primero se derribó parcialmente el anterior chalet, dejando
una parte de la estructura como barraca de obras, donde los ayudantes de Gaudí pasaban
a limpio los croquis que les iba dando el arquitecto; luego se rebajó el terreno en 4
metros, hasta la profundidad necesaria para el sótano; al cubrirse este, se pasó allí el
taller de la obra, y se derribó el resto del chalet. Los cimientos se hicieron
con hormigón de grava de piedra de Montjuïc mezclada con mortero de cal, sobre los
que se levantaron los pilares, algunos de hierro colado y otros de ladrillo —para lo que
se aprovecharon los ladrillos del anterior chalet—. Una vez terminado el sótano se
procedió con la construcción del resto de pisos, mientras que se fue proyectando la
fachada —que es autosustentante e independiente del resto del edificio—, a través de
unas maquetas de yeso que modelaba el yesero Joan Bertran bajo la supervisión directa
de Gaudí; esta maqueta fue posteriormente troceada y llevada como modelo a la obra,
donde los picapedreros seguían fielmente su estructura. En todos los pisos se utilizó un
sistema de jácenas y vigas de hierro dispuestas en forma de bóveda catalana, unidas
mediante roblones y tornillos, sin necesidad de soldaduras. La fachada fue cubierta de
piedras formando arcos de forma ondulada, que luego fueron retocadas por los
picapedreros hasta conseguir la forma deseada por Gaudí. Por último, se realizó el
desván, diseñado de forma independiente al resto del edificio, con un sistema de
arcos catenarios de ladrillo, y por encima se situó la azotea, de forma escalonada dado
las diferentes alturas de los arcos del desván.
La Sagrada Familia.
Se suele considerar la Maison Tassel, construida entre 1892 y 1893
por Víctor Horta en Bruselas, como la primera obra de arte total en el continente.
Supone una global revisión de la organización espacial y un diálogo continuo entre la
flexibilidad del hierro y la dureza de la piedra, característica que se evidencia en toda su
obra. No se trata sólo de un nuevo vocabulario, sino de una nueva sintaxis, aunque la
casa repita una tipología de edificio tradicional en Bruselas. Victor Horta había usa el
hierro colado que posibilitará la prolongación en el espacio de los motivos
decorativos aprendidos por él en Inglaterra. La fachada recibe esa fluidez interior
y la traduce en un movimiento flexible: abombamientos y retrocesos, juegos de
tensas membranas vítreas, piedra y hierro se compaginan en ese juego rítmico. No
sólo el ritmo de la línea produce esa idea de totalidad; la importancia del color
también es fundamental: los marrones de las maderas, el dorado del bronce, las
taraceas, las cerraduras y picaportes, los tonos caramelo y melocotón crean una
atmósfera especial que puede culminar en muchos casos en una cúpula de cristal que
corona la escalera central del hall.
Estación de Metro París
ARQUITECTURA DE LOS NUEVOS MATERIALES
La segunda mitad del siglo XIX es la de la reconstrucción después de la Guerra de
Secesión y del desarrollo económico de los Estados Unidos.
Nacimiento de nuevos materiales de construcción (acero, hormigón).
Urbanización, el crecimiento demográfico y el capitalismo suscitan convulsiones
profundas en la arquitectura americana (estaciones, oficinas,…), que conocen su edad
de oro.
Los arquitectos obtienen un reconocimiento oficial y trabajan tanto para el Estado como
para una clientela burguesa en búsqueda de la comodidad.
Los Cast-iron Buildings
A mitad del siglo XIX aparecen nuevos métodos de fabricación directa del acero:
(método Thomas-Gilchrist, hornos Bessemer y Siemens-Martin). Estos descubrimientos
permiten la fabricación en masa de un acero de “calidad”.
Los industriales hacen valer las calidades del metal en arquitectura: las partes
estandarizadas reducen el coste de la construcción. Los riesgos de incendio se
disminuyen gracias al método de ignifugación. Varias fábricas y almacenes utilizan
esta técnica en Nueva York, como el edificio Haper.
Daniel Badger (1806 - 1884) fabrica los elementos metálicos que decoran la fachada
del edificio Haughwout. Está dotado con el primer ascensor a vapor que sirve los cinco
pisos. Las ventanas están encuadradas por columnas corintias y el conjunto está
coronado por una cornisa minuciosamente adornada. El decorado de la fachada oculta el
esqueleto metálico interno.
La arquitectura metálica está provista de vidrieras que iluminan el espacio interior.
Nacimiento de los rascacielos
Las construcciones de rascacielos fueron posibles gracias a la invención del
ascensor y al progreso de la siderurgia. La planta en tablero y la especulación de la
propiedad de la tierra en los centros urbanos americanos no son extraños al éxito
de este método de construcción. Por fin, la agrupación de las empresas y la
competición capitalista incitan a la subida vertical de los edificios.
Es difícil decir cuál es el primer rascacielos de la Historia. Los neoyorquinos afirman
que es el Nueva York Tribuna Building, diseñado por Richard Morris Hunt (1873, 78
metros). Otros consideran que es el Hogar Insurance Edificio (1884 - 1885) en
Chicago construido por los miembros de la Escuela de Chicago: Louis Sullivan,
William LeBaron Jenney, Daniel Burnham, William Holabird y Martin Roche.
Propugnan un estilo sencillo y utilitario; algunos consideran que prefiguran el
movimiento racionalista.
Rascacielos neogóticos
Edificio Woolworth, de Cass Gilbert 1913, Nueva York, en estilo neogótico.
El edificio Woolworth de Nueva York, una obra del arquitecto Cass Gilbert (1913) es
uno de los rascacielos neogóticos más conseguidos. Con sus 60 pisos, los tres primeros
niveles son de una caliza sustituida en los niveles siguientes por terracota. La tendencia
neogótica impulsó al arquitecto que debió añadir falsos contrafuertes y gárgolas. Habida
cuenta del gigantismo del edificio, los elementos decorativos fueron de gran tamaño a
fin de ser visibles desde la calle. En Chicago, el proyecto de la sede del Diario Chicago
Tribuna se otorga a Raymond Hood y John Mead Howells. Inaugurado en 1925, es uno
de los edificios emblemáticos de la ciudad y parece una catedral laica notable.
Edificio Woolworth
Daniel Burnham, Flatarion
Building. 1902
Rápidamente, varios arquitectos americanos (entre los cuales se encuentra Louis
Sullivan…) critican esta nueva arquitectura vertical. La subida vertiginosa de los
edificios impide a la luz alcanzar el suelo. El plano ortogonal implica una acumulación
de la circulación. Existe el riesgo de uniformar el aspecto del centro de las ciudades. Por
fin, surgen nuevos problemas de seguridad, en particular, en materia de incendios.
A partir de 1916, para responder a estas dificultades se adopta en Nueva York una ley
sobre la subdivisión en zonas (Zoning Law). El Reglamento obliga a los arquitectos a
adaptar la altura de los edificios en función del tamaño de la parcela. Sigue estando en
vigor hasta 1961. Eso da lugar a la construcción de edificios piramidales (últimos pisos
más pequeños) como el Edificio Empire State, o incluso se construye sobre una parte
solamente de la parcela, como el Seagram Building (Ludwig Mies Van der Rohe y
Philip Johnson, 1958) que proporciona una disminución de 28 metros con relación a
Park Avenida, y propone un medio original de integración del rascacielos en la ciudad.
Aún hoy, este derecho al cielo se regula mucho (Tiffany vendió su derecho a Trump,
permitiendo la subida del Trump Building).
Building Chicago Cook.
1889, William LeBaron Jenney
William LeBaron Jenney (25 septiembre 1832 hasta 14 junio 1907) arquitecto y
ingeniero estadounidense conocido por la construcción del primer rascacielos en 1884.
Jenney es el más conocido para el diseño de los diez pisos del edificio Home
Insurance en Chicago. El edificio fue el primer edificio totalmente metálica de madera,
y está considerado como el primer rascacielos. Fue construido desde 1884 hasta 1885,
ampliado en 1891 y demolido en 1931. En sus diseños, utilizó columnas y vigas
metálicas, en lugar de piedra y ladrillo a apoyar los niveles superiores del edificio. El
acero necesario para apoyar el Home Insurance Building pesaba sólo un tercio, tanto
como un edificio de diez pisos de mampostería pesada. Con el uso de este método, el
peso de la construcción se redujo, y permitió la posibilidad de construir aún estructuras
más altas. Más tarde, se resolvió el problema de la construcción a prueba de incendios
para edificios de altura mediante el uso de mampostería, hierro y pisos de terra cotta y
particiones. En los años 1889-1891, que hizo gala de su sistema en la construcción
del segundo edificio Leiter, también en Chicago.
Almacenes
Carson.1899
El Edificio Carson (Almacenes Carson o Centro Sullivan, debido al nombre de su autor)
es un edificio comercial construido en el centro económico de Chicago y diseñado por
el arquitecto Louis Sullivan, perteneciente a la Escuela de Chicago, en el año 1899. Este
edificio está declarado como Monumento Histórico Nacional en EEUU.
El edificio fue realizado a finales del siglo XIX por la Escuela de Chicago, tras el gran
incendio que esta ciudad sufrió en 1871, lo que obligó a realizar un Rascacielos, debido
a la creciente especulación urbanística. El Centro Sullivan fue diseñado y realizado por
Louis Sullivan en el nuevo estilo arquitectónico predominante a finales del siglo XIX,
el funcionalismo. El edificio tiene una planta rectangular y está construido con una
estructura basada en el acero, recubierta ésta con una fachada telón a modo de
cristaleras, con vanos apaisados en la mayoría de la fachada excepto en el remate curvo
de la esquina del edificio, que son verticales. En cuanto a la decoración y
ornamentación, tenemos que destacar que es básicamente nula, ya que la máxima de
este estilo era que la belleza estaba en el mismo edificio, pero sí tenemos que destacar
los relieves de la puerta de entrada, con motivos vegetales que recuerdan
al Modernismo y al Organicismo.