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GRUPO: Teoría Sociológica AUTORAS: Teresa Sordé y Esther Oliver TÍTULO: Contribuciones del Parsons desconocido a la teoría sociológica actual Europa vive un incremento del racismo y del voto de extrema derecha, ambos focalizados en contra de la inmigración a la que acusan de ser la causa de todos los problemas de la sociedad europea. Es en este contexto que la Unión a Europea se enfrenta a grandes retos que hacen muy difícil su consolidación y ampliación. El concepto de Comunidad Societal de Parsons ayuda entender las dificultades de consolidar unos Estados Unidos en Europa. Al analizar ambas sociedades desde una perspectiva histórica, la comparación que establece Parsons entre ellas refleja el importante papel del sistema integrador. Así, concluye que el proceso de construcción de la sociedad estadounidense consiguió crear unas normas suficientemente abstractas para abarcar la gran diversidad que caracterizaba a aquellas personas y grupos de tan diferentes orígenes. Parsons consideraba que en Norteamérica la Comunidad Societal estaba más desarrollada que en Europa, un análisis que explicaría las dificultades de consolidación de un proyecto europeo que, bajo una ciudadanía y constitución comunes, supere las fronteras nacionales. Grandes autores como Habermas (1989) han intentado avanzar en esta cuestión aunque sin éxito, probablemente por no incorporar las últimas contribuciones de Parsons (1978) que incluyen elementos clave para entender el funcionamiento de las estructuras sociales. Esta comunicación profundiza en las aportaciones de Parsons para incluir la idea de agencia humana dentro del concepto de Comunidad Societal. Por un lado, los análisis más recientes de Parsons sobre la Comunidad Societal, la revolución expresiva y el vínculo entre ambas, deja cierto margen para incorporar la idea de agencia y capacidad de transformación social de los sujetos en su teoría; a su vez, éste análisis puede conectarse con el concepto de mundo de la vida de Habermas (1987). Desde esta perspectiva es necesario profundizar en la posibilidad de creación de normas que consigan unir las lealtades de poblaciones muy diversas, lo que llevaría a la transformación de estructuras sociales a partir del diálogo y el consenso entre sujetos con capacidad de acción. 1 Contribuciones del Parsons desconocido a la teoría sociológica actual. La inclusión de las voces en la construcción Europea Introducción Europa vive un incremento del racismo y del voto de extrema derecha, ambos focalizados en contra de la inmigración a la que acusan de ser la causa de todos los problemas de la sociedad europea. En este contexto la Unión a Europea se enfrenta a grandes retos que hacen muy difícil la consolidación de unos Estados Unidos en Europa. Para entender el porqué de algunas de las dificultades encontradas deviene particularmente útil el concepto de Comunidad Societal de Parsons. Al analizar ambas sociedades desde una perspectiva histórica, la comparación que establece el autor entre ellas refleja el importante papel del por él definido sistema integrador. Para el autor el proceso de construcción de la sociedad estadounidense de desarrollo de tal forma que conseguía crear unas normas lo suficientemente abstractas como para abarcar la gran diversidad que caracterizaba a aquellas personas y grupos de tan diferentes orígenes. Desde el siglo XVI construyeron Norteamérica como territorios compartidos, obligados a buscar un nivel de abstracción superior en las normas que regirían sus vidas, ya que debían incorporar identidades particulares. Parsons consideraba que en Norteamérica la Comunidad Societal estaba más desarrollada que en Europa, un análisis que explicaría las dificultades de consolidación de un proyecto europeo que, bajo una ciudadanía y constitución comunes, supere las fronteras nacionales. Ante las resistencias de algunas instituciones, este debate permite abordar un elemento clave de la integración social, la inclusión de todas las voces en la elaboración de las normas. La presente comunicación profundizará en esta perspectiva así como en la relevancia de retomar el análisis de Parsons y su idea de lealtad generada a través del desarrollo de la comunidad societal-, ante los esfuerzos para alcanzar la cohesión social en la Europa multicultural actual. Por otra parte, ahondaremos también en los posibles motivos por los que grandes autores como Habermas (1987) han fracasado en sus intentos de avanzar en esta cuestión, debido probablemente al hecho de no haber sabido incorporar las últimas 2 contribuciones de Parsons (1978) que incluyen elementos clave para entender el funcionamiento de las estructuras sociales. Finalmente esta comunicación contribuirá el análisis de las aportaciones desarrolladas por Parsons para incluir la idea de agencia humana dentro del concepto de Comunidad Societal. Por un lado, los análisis más recientes de Parsons sobre la Comunidad Societal, la revolución expresiva y el vínculo entre ambas, deja cierto margen para incorporar la idea de agencia y capacidad de transformación social de los sujetos en su teoría; a su vez, éste análisis puede conectarse con el concepto de mundo de la vida de Habermas (1987). Desde esta perspectiva, abundando en la necesidad de la inclusión de la diversidad de voces presente en la sociedad, es necesario profundizar en la posibilidad de creación de normas que consigan unir las lealtades de poblaciones muy diversas, lo que llevaría a la transformación de estructuras sociales a partir del diálogo y el consenso entre sujetos con capacidad de acción. El análisis sistémico de la sociedad de Talcott Parsons Talcott Parsons (1969, 1978) con su división del sistema social en cuatro subsistemas (economía, política, cultura y comunidad societaria) y su análisis sistémico de la sociedad contribuyó a la sociología una teoría explicativa de los hechos sociales: el funcionalismo sistémico. Esta perspectiva supera las críticas que se le hacían al funcionalismo estructural planteando una teoría más abierta que tiene en cuenta las relaciones bilaterales entre el sistema y su entorno así como las interacciones: Los sectores de la motivación del individuo, que se ven afectados por su motivación hacia una conducta desviada, son resultado de sus procesos de interacción social en el pasado, y, por consiguiente, es preciso abordar todo el problema sobre la base de la interacción social (Parsons, 1999: 239). La teoría funcionalista que planteó Parsons (1964, 1969, 1977a, 1977b, 1978) consigue superar tres grandes críticas a las que el anterior funcionalismo, el estructural, no pudo hacer frente. La primera era el conservadurismo de la teoría funcionalista según la cual todo hecho y acción sociales son funcionales al sistema, lo mantienen y lo perfeccionan 3 pero no lo cambian. Una segunda crítica se centra en el hecho que en esta teoría no cabe la posibilidad de falsación, no podemos encontrar hechos empíricos que contradigan esta teoría porque, como todo es funcional al sistema, solamente se puede asumir lo que pasa. Finalmente, la tercera crítica que supera el funcionalismo de Parsons es la de dependencia de las ciencias naturales. Es decir, que el primer funcionalismo no incorporaba los avances metodológicos de Durkheim (2001) y Weber (2002) sobre la consideración de la sociedad y de la sociología como realidad y ciencia autónoma, y tomaba como referente la biología comparando a la sociedad con el cuerpo humano y sus órganos, definiéndola como sistema de subsistemas donde todo está determinado y donde los sujetos no juegan ningún papel. El funcionalismo estructural no puede explicar el cambio. Para superar estas críticas, Parsons elaboró un modelo de análisis de la sociedad de mayor poder explicativo de los hechos sociales. En él tiene en cuenta por ejemplo, que las relaciones entre estructuras y entornos son bilaterales de manera que hace falta estudiar estas relaciones, cuando en el anterior funcionalismo estas relaciones se concebían como unidireccionales. Este autor planteaba, así, que las estructuras mantienen los sistemas, pero también los procesos. Aportaciones como ésta, son las que dan una mayor capacidad explicativa al funcionalismo sistémico de Parsons. Así como en el funcionalismo estructural, una práctica social o una institución se estudiaba sobre la base de sus funciones y de su contribución al mantenimiento del sistema, la perspectiva que desarrolla Parsons supone romper con la idea conservadora de que “todo es funcional al sistema”, dando así a la teoría un mayor poder explicativo de los hechos sociales. En la perspectiva sistémica es el sistema el que condiciona, determina y crea los factores necesarios para que los individuos actúen de una forma u otra. Las motivaciones hacia la conformidad con las expectativas de un sistema compartido de pautas normativas las crea el sistema interactivo, y cualquier reacción de las personas hacia éstas (ya sea en contra o a favor) forma parte del mismo círculo, es decir, como si se tratara de un repertorio de situaciones que el sistema ya ha previsto. 4 La teoría de sistemas de Parsons (1978) acaba absorbiendo la teoría de la acción, dos teorías que Habermas (1987) incluye en su aportación para la elaboración de una teoría de la sociedad: Pero junto a un modelo de entendimiento, que no solamente presupone, además de llevar a cabo una integración de la teoría de sistemas y teoría de la acción – integración que, si no queremos que acabe, como acaece en Parsons, en una absorción de la teoría de la acción por la teoría de sistemas, sólo será posible si se logra distinguir con claridad entre racionalización del mundo de la vida y racionalización de los subsistemas sociales–. En el primer caso la racionalización es resultado de la diferenciación estructural del mundo de la vida, en el segundo del aumento de complejidad de los subsistemas de acción (Habermas, 1987:438). Parsons teorizó sobre aspectos de las sociedades modernas que hoy podemos utilizar para investigar sobre la sociedad actual, sus instituciones y funcionamiento. Su concepto de comunidad societal lo utilizaremos para realizar el análisis del impacto de las migraciones en la estructura de las sociedades actuales, adaptándolo a la nueva realidad social. Según este autor las sociedades modernas están formadas por estructuras sociales o subsistemas que han sido separados entre ellos por las transformaciones que se han producido en las sociedades modernas, como la revolución industrial, la democrática y la educativa. Este es el contexto de la comunidad societal que, como sistema integrador de la sociedad, tiene el papel de articular e interrelacionar los demás subsistemas (económico, político y cultural) y para ello se basa en normas colectivas que garantizan la cohesión del sistema social. Pero en esta estructuración, es el compromiso y lealtad de los miembros de una sociedad entre sí, hacia la comunidad societal, la base que mantiene la integración social (Parsons, 1969). (…) el centro de una sociedad como sistema social es el subsistema integrador. Ya que generalmente tratamos el sistema social como integrador para los sistemas de acción, tenemos que prestar especial atención a las formas cómo éste consigue –o no consigue– diversos tipos y niveles de integración. 5 Llamaremos comunidad societaria al subsistema integrador de la sociedad (Parsons, 1969: 40) 1. El nuevo marco social es el de unas sociedades que son multiculturales, en las que se hacen necesarias opciones políticas, económicas y sociales que mejoren la situación de vida de todas las personas y, concretamente, de las inmigrantes que sufren exclusión social. El análisis de Parsons y las aportaciones que realizó a la teoría de sistemas permite repensar el concepto de comunidad societaria en las sociedades actuales, en la línea de las teorías dialógicas donde la solidaridad, el diálogo igualitario y la igualdad de diferencias (Flecha, 1997) constituyen pilares fundamentales. Dos revoluciones moldearon el primer modernismo: la Industrial, que diferenció la economía y la política entre sí y desarrolló nuevos lazos entre ellos, y la Democrática, que implicó cambios análogos entre las comunidades política y societaria. Sugerimos que la Revolución Educativa representa el clímax de los cambios similares entre la comunidad societaria y el sistema de mantenimiento de patrones –y por medio de él, el sistema cultural (Parsons, 1974: 129). Parsons (1977, 1974) analizó la evolución del sistema de las sociedades modernas y para ello definió los sistemas de acción a partir de cuatro funciones que responden a cuatro subsistemas primarios. A continuación presentamos su análisis y explicamos cómo los hemos utilizado para estudiar, en la actualidad, el impacto de las migraciones en la estructura social. Parsons (1969, 1974) explicó el proceso por el cual en las sociedades modernas los tres subsistemas se han desprendido de la comunidad societaria, y que va ligado a las tres grandes revoluciones de la modernidad: industrial, democrática y educativa. Con la revolución industrial, la economía queda modificada y alejada de los patrones previos al sistema de mercados propio de la era industrial. Por un lado surge un sistema de mercado autónomo, una estructura ocupacional por otro, y a nivel global se crean mercados diferenciados y empleos separados del hogar. En el aspecto técnico y organizativo también se producen otros cambios importantes como la división del trabajo, el incremento del comercio, los avances en la agricultura, la Traducción propia del original: (…) the core of a society as a social system is its integrative subsystem. Since we treat the social system as integrative for action systems generally, we must pay special attention to the ways in which it achieves – or fails to achieve – various kinds and levels of integration itself. We will call the integrative subsystem of a society the societal community. 1 6 desaparición de las figuras de terrateniente y campesino y de las relaciones entre ellas. Así aparecen nuevas figuras como la de los patronos industriales que jugarán un importante papel en el sistema económico. Con la revolución educativa es el subsistema cultural el que se desvincula del resto, rompiendo la globalidad y la interrelación que existía entre los cuatro subsistemas. La formalización de la cultura a través de la constitución de un sistema educativo que incluya a toda la población extiende el principio de igualdad de oportunidades, de gran relevancia para las sociedades actuales. Con las revoluciones democráticas en Estados Unidos y Francia, la estructura política también se ve modificada. Se crea una estructura administrativa para gestionar la relación entre los sujetos y la política. Por un lado, se supera la idea de una voluntad divina que decide sobre las personas, ya que ahora es la razón la base de la creación de esta nueva estructura política que toma la forma de partidos políticos, elecciones, voto, etc. En comparación incluso con el siglo XIX se han generado cambios importantes en la comunidad societaria moderna, especialmente en los ajustes mutuos ante los efectos de la Revolución Industrial y la Democrática. En época mucho más reciente, el efecto de la Revolución Educativa ha logrado su mayor significación. Es probable que los problemas más agudos se presenten en dos campos. En primer lugar, el del desarrollo del sistema cultural como tal, en relación a la sociedad. Podemos representarlo enfocado en ciertos problemas de “racionalidad”, o bien, en lo que Weber denominó “proceso de racionalización”. En segundo, aparece el problema de las bases de motivación de la solidaridad social, dentro de una sociedad amplia en gran escala, que se haya desarrollado para presentar una estructura sumamente pluralista (Parsons, 1974: 180-181). 7 Comunidad societal, Parsons y Habermas Afirma Parsons (1977b: 182-214) que la integración de la comunidad societal es el problema central de las sociedades modernas. El componente inclusivo en su propuesta es la tolerancia universal, creando una fluida estructura política que se centra en los intereses de los grupos, más que en cuestiones específicas (religión, etnia, etc.). Parsons explica esta idea de forma muy concreta con la situación de los Estados Unidos de América (EUA) y su pluralidad religiosa. En un país con una gran tradición inmigrante donde conviven muy diversos colectivos religiosos, la pluralidad podría provocar mucha conflictividad y generar menor consenso moral. Pero la realidad es otra: Una de las consecuencias posibles de la pluralización religiosa es la destrucción del consenso moral (…). La generalización de los valores fue mucho más importante: persistió el consenso moral básico; pero se define en la actualidad a un nivel más elevado de generalidad en que las sociedades europeas que han institucionalizado la uniformidad religiosa interna. (Parsons 1977b, 193)2. Los países europeos soportan más dificultades para lograr un consenso moral que incluya a todos los colectivos que viven en ellos. EUA, en cambio, ha conseguido articular mejor este conflicto porque la pluralidad religiosa ha sido respetada con la creación de un consenso moral más generalista; de esta manera, se ha situado con unos valores que están por encima de las identidades concretas integrándolas a todas. Gracias a este posicionamiento se crean las condiciones necesarias para mantener la solidaridad como principio integrador de la comunidad societal, posibilitando que todos los miembros de los diferentes colectivos participen en situaciones de igualdad en los diferentes subsistemas. A la vez, se tienen en cuenta en los indicadores expuestos en el One possible consequence of the pluralization of religion is reduce moral consensus […]. Value generalization has been much more important: the underlying moral consensus has persisted, but is defined at a higher level of generality than in the European societies that have institutionalized internal religious uniformity. 2 8 eje horizontal del cuadro de análisis (clase social, etnia, género, nivel educativo y edad), buscando esta igualdad dentro de los cuatro subsistemas. En este contexto, una de las aportaciones que valoramos de la Teoría de la Acción Comunicativa es lo que Habermas (1987) denomina visión dual de la sociedad, que incluye las aportaciones de Parsons en el análisis de las estructuras y las de Schütz (1993) en los mundos de la vida. Hemos aprendido mucho de esa síntesis, aunque no compartimos algunos aspectos de su forma de trabajarla. En nuestra posición y valoración, ir a los hombros de los gigantes en este tema supone trabajar a fondo las aportaciones de Parsons e incorporar aquellas que vemos necesarias para nuestras investigaciones, pero no desde una perspectiva parsoniana. Es a partir de esta forma de trabajo que se desarrolló el análisis del trabajo de investigación del proyecto Workaló. También significa tener muy en cuenta la apropiación de Parsons por parte de Habermas, pero no para sujetarnos ortodoxamente a ella, sino para aprender elementos que también están enriqueciendo nuestras investigaciones. Si fuera necesario ser parsonianos para tener en cuenta las obras de Parsons, no existiría en nuestra disciplina el pluralismo cognoscitivo y metodológico o, al menos, cada posición de ese pluralismo no se estaría enriqueciendo con las aportaciones del resto. Habermas afirma en la Teoría de la Acción Comunicativa (1987, II: 406): En ocasiones Parsons parece entender también las tres revoluciones como procesos durante los cuales un subsistema se separa simultáneamente de todos los restantes subsistemas. Si en este sentido se hacen corresponder las tres mencionadas revoluciones al sistema político, al sistema económico y al sistema cultural, habría que esperar otra revolución para el sistema integrativo, quizá la transformación que Parsons denomina “revolución expresiva”; cfr. “Religión in Postindustrial America”. Pero en el libro de Parsons La evolución de las sociedades3 (1977b) queda claro que las tres revoluciones, industrial, política y educativa, no apartan a cada sistema de todos los 3 The Evolution of Societies. 9 demás; lo que hacen es separar los sistemas económico, político y cultural de la comunidad societal. Por lo tanto, no hay que esperar ninguna cuarta revolución para desprender la comunidad societal, porque ella es la base a partir de la cual se separan los demás. Parsons habla muy poco de esa cuarta revolución (la expresiva), pero en ningún momento la relaciona con esa pretendida separación. En realidad, el propio Parsons dice que la revolución expresiva se producirá cuando la comunidad societal haya logrado interpenetrar los tres subsistemas (Parsons 1978, 320-322). La comunidad societal en la sociedad multicultural. La comunidad societal juega en Parsons un papel paralelo al mundo de la vida que Habermas toma de Schütz, salvando las debidas distancias de sus respectivos enfoques funcionalista y comunicativo. La comunidad societal es el “origen” societario del sistema social del que se desprenden los demás subsistemas. Habermas reconvierte el mundo de la vida de Schütz haciéndolo dialógico, enfrentando su origen en la tradición cultural con otras tradiciones y culturas, transformándolo de “lo que se da por descontado” en “problemático y reflexivo”. En nuestra valoración, Habermas podría haber realizado una transformación similar con el concepto de comunidad societal parsoniano. Incluso el mismo Parsons inicia ese cambio, cuando considera que la integración y la comunidad societal son el problema central de unas sociedades modernas cruzadas por las migraciones y la ciudadanía plena de “los negros” (Parsons and Clark 1969). En relación con la comunidad gitana, es importante que este mundo de la vida se convierta en dialógico. El hecho de que muchas de sus prácticas culturales, al igual que las de la mayoría de colectivos étnicos que se integran en la Unión Europea, no se correspondan con el modelo cultural establecido, provoca conflictos que se resolverían si este mundo de la vida estuviera conformado por todos los colectivos. Las normas de una sociedad han de tener una legitimación cultural, de forma que las colectividades integrantes se sientan representadas. Este camino lleva a su institucionalización y hace que esas normas puedan tomar una posición superior con respecto al resto. Como sistema de valores institucionalizado, se asume una parte de 10 comunidad cultural y otra de comunidad societal, en el sentido de la asunción de los diferentes colectivos, de sus relaciones entre sí, y de unos valores universales aceptados. Esa es la forma en que utilizamos la comunidad societal en nuestras investigaciones y también en las actuaciones profesionales de las personas que contribuimos a formar. La inmigración y los pueblos nativos y afroamericanos (o el pueblo gitano) no son algo aparte de la economía, la política y la cultura, ni tampoco de la comunidad societal. De hecho, están contribuyendo a transformar nuestra comunidad societal europea (y sus propias comunidades) así como también la economía, la política y la cultura. Sin una comunidad societal europea transformada se resentirán sensiblemente los otros tres subsistemas de nuestro sistema social. A su vez, los indicadores de clase social, etnia, género, nivel educativo y edad están influyendo en esta transformación (como vemos en el caso que nos ocupa) a través de la incorporación de personas de diferentes etnias a las sociedades modernas. El sistema social se constituye en elemento integrador del sistema general de la acción. Esta capacidad es la dimensión que Parsons atribuye al subsistema “comunidad societal”, cuya importancia le lleva a analizar en detalle su organización interna (Parsons 1977b). La comunidad societal se fundamenta en un sistema de normas colectivas de las que depende la cohesión social. Siguiendo a Weber, Parsons considera que este aspecto conforma un sistema de orden legítimo4, un sistema normativo que es requerido por todo orden societal que se pretenda integrado. La máxima preocupación del autor será, en este punto, definir cómo es posible la integración social que dependerá de la coherencia normativa y la coordinación societal. La comunidad societal confiere a la acción un carácter comunitario, social y colectivo. Parsons vincula la estabilidad y la integración de la comunidad societal a las relaciones entre las lealtades de los diferentes subgrupos e individuos que la conforman. Por ello, dichos colectivos deben sentirse miembros, junto con otros grupos de personas, de una colectividad dada más amplia. Igualmente, su teoría nos aproxima a las dimensiones que las identidades desarrollan en las sociedades modernas, donde no constituyen entidades estancas, estando sujetas a múltiples intercambios y solapamientos. Esta 4 System of legitimate order. 11 evolución del pensamiento de Parsons es tremendamente útil para definir la acción social en las sociedades actuales, donde la pertenencia a un colectivo no se opone a la confluencia (y simultaneidad) con los intereses de otros colectivos. Es por ello que el caso de la comunidad gitana supone una referencia básica a la hora de avanzar en el estudio de la configuración de una comunidad societal integradora, en la que colectivos y personas no renuncien a sus identidades y donde el territorio no suponga trabas en esta configuración. De esta forma, se concibe la comunidad societal como una red de colectividades interpenetradas, como un conjunto de lealtades colectivas, en muchas ocasiones simultáneas. La vinculación de lealtad y solidaridad se logra porque como dice Almaraz (1981:500) en su obra La teoría sociológica de Talcott Parsons: El sistema fiduciario proporciona a la comunidad societaria criterios generales universalistas de solidaridad colectiva (solidaridad mecánica) en orden a la aceptación interna realista de ciertas condiciones de la acción colectiva. Tales criterios están especificados en torno a las formas relevantes de asociación, como factores que amplían la capacidad de solidaridad en combinación con otros actores. Por su parte, la comunidad societal proporciona al sistema fiduciario normas (justificaciones) que regulan la responsabilidad individual en su lealtad a las distintas colectividades de que se es miembro en una sociedad diferenciada (solidaridad orgánica). Existe una jerarquía de lealtades donde el lugar preeminente está ocupado por la legitimación cultural del orden normativo de la sociedad. Las implicaciones que se extraen de esta idea son de capital interés para el análisis del interculturalismo y del multiculturalismo, y para el debate de las identidades en las sociedades modernas o de los términos en los que se desarrollan los conflictos entre lealtades e identidades. Nuestra propuesta apunta hacia situaciones dialógicas específicas de las sociedades modernas, al implementar la denominada “igualdad de diferencias” sobre la base de la lealtad a un sistema normativo que hará posible que coexistan, simultáneamente, diferentes lealtades. 12 Conclusión Profundizar en los procesos que posibiliten la creación de una base de entendimiento normativo entre diferentes culturas y tradiciones es una tarea clave de la comunidad científica. De esta forma se contribuye a la definición de nuevas fórmulas sociales capaces de promover su cumplimiento para todas las personas. Los trabajos teóricos de gigantes como Parsons o Habermas son de gran relevancia para funcionar como sólidos cimientos de nuestras construcciones futuras. Además, la investigación científica es tarea clave para desarrollar y mejorar las teorías existentes, a partir de las evidencias y las contribuciones de las y los actores sociales. En el caso de la construcción de la identidad europea, conceptos clave de estos y otros autores han servido para facilitar el análisis de la problemática y para dibujar posibles soluciones que superen el actual statu quo. Para la construcción de esta identidad, será necesario -además de partir de las contribuciones teóricas más relevantes-, incluir las voces de los diferentes grupos culturales presentes en Europa, la agencia humana para construir alternativas. De esta forma, será posible conformar una suerte de comunidad societal más inclusiva y fuerte, en la que las diferentes identidades se puedan ver reconocidas, para poder definir normas capaces de fomentar lealtades muy diversas, tanto como las diferentes identidades presentes en Europa. 13 Bibliografia Almaraz,J. (1981). La teoría sociológica de Talcott Parsons. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas. CREA (2001-2004). Workaló. The creation of new occupational patterns for cultural minorities: the gypsy case. Proyecto RTD del 5º Programa Marco de Investigación, dentro del Programa Improving the Socioeconomic Knowledge Base, de la Comisión Europea. Durkheim, E. (2001). Las reglas del método sociológico. Madrid: Akal (p.o. 1895). Flecha, R. (1997). Compartiendo palabras. El aprendizaje de las personas a través del diálogo. Barcelona: Paidós. Habermas,J.(1987). Teoría de la Acción Comunicativa. Vol. I-II, Madrid: Taurus (p. o. 1981). Habermas, J. (1999). La inclusión del otro. 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