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1 DE ENERO DE 2017
SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA
MADRE DE DIOS
HA LLEGADO EL OCTAVO DÍA DEL NACIMIENTO DEL SALVADOR; LOS MAGOS
SE ACERCAN A BELÉN; CINCO DÍAS MÁS Y LA ESTRELLA SE DETENDRÁ SOBRE
EL LUGAR DONDE DESCANSA EL NIÑO. HOY LE VAN A PONER UN NOMBRE; Y
ESTE NOMBRE SERÁ JESÚS, QUE QUIERE DECIR SALVADOR… POR LO QUE
TOCA A NOSOTROS, HIJOS DE LA IGLESIA, VOLQUEMOS HOY EN LA VIRGEN
MADRE TODO EL AMOR DE NUESTRO CORAZÓN, Y UNÁMONOS A LA
FELICIDAD QUE ELLA EXPERIMENTA
POR HABER DADO A LUZ A SU SEÑOR.
DOM PRÓSPERO GUERANGER - EL AÑO LITÚRGICO
Oración Colecta: Dios nuestro, que por la fecunda virginidad de
María otorgaste a los hombres la salvación eterna, concédenos
experimentar la intercesión de aquella por quien recibimos al Autor de
la vida, Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo, en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Del libro de los Números 6,22-27
El Señor dijo a Moisés: “Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así
bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán: ‘Que el Señor te bendiga y te
proteja. Que el Señor haga brillar su rostro1 sobre ti y te muestre su gracia.
Que el Señor te descubra su rostro 2 y te conceda la paz’. Que ellos
invoquen mi Nombre sobre los israelitas, y Yo los bendeciré”.
Salmo responsorial: Sal 66,2-3.5-6.8
R/ El Señor tenga piedad y nos bendiga.
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R/
1 Nota
de la Biblia TOB: este hebraísmo equivale a decir: "que él te muestre un rostro sonriente".
esto significa: "Que te mire con benevolencia y te acoja". Y en sentido fuerte, la palabra
paz en hebreo significa: "plenitud de alegría".
2 ídem:
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud, y gobiernas las naciones de la tierra. R/
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que
Dios nos bendiga: que le teman hasta los confines del orbe. R/
De la carta a los Gálatas 4,4-7
Hermanos: Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo,
nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban
sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos. Y la prueba de que ustedes
son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su
Hijo, que clama a Dios llamándolo: ¡Abbá!, es decir, ¡Padre! Así, ya no
eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.
Evangelio según san Lucas 2,16-21
Los pastores fueron rápidamente adonde les había dicho el Ángel del
Señor, y encontraron a María, a José y al recién nacido acostado en el
pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y
todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los
pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su
corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo
lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido. Ocho
días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre
de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su
concepción.
Al comienzo de un nuevo año, la Iglesia nos hace contemplar la
Maternidad de María como icono de la paz. La promesa antigua se
cumple en su persona. Ella ha creído en las palabras del ángel, ha
concebido al Hijo, se ha convertido en la Madre del Señor. A través
de ella, a través de su “sí”, ha llegado la plenitud de los tiempos. El
Evangelio que hemos escuchado dice: “Conservaba todas estas cosas,
meditándolas en su corazón” (Lc 2,19). Ella se nos presenta como un
vaso siempre rebosante de la memoria de Jesús, Sede de la Sabiduría,
al que podemos acudir para saber interpretar coherentemente su
enseñanza. Hoy nos ofrece la posibilidad de captar el sentido de los
acontecimientos que nos afectan a nosotros personalmente, a nuestras
familias, a nuestros países y al mundo entero. Donde no puede llegar
la razón de los filósofos ni los acuerdos de la política, allí llega la
fuerza de la fe que lleva la gracia del Evangelio de Cristo, y que
siempre es capaz de abrir nuevos caminos a la razón y a los acuerdos.
Bienaventurada eres tú, María, porque has dado al mundo al Hijo de
Dios; pero todavía más dichosa por haber creído en él. Llena de fe,
has concebido a Jesús antes en tu corazón que en tu seno, para
hacerte Madre de todos los creyentes (cf. San Agustín, Sermón 215,
4). Madre, derrama sobre nosotros tu bendición en este día
consagrado a ti; muéstranos el rostro de tu Hijo Jesús, que trae a todo
el mundo misericordia y paz. Amén.
FRANCISCO - 1 de Enero de 2016
Abadía de Santa Escolástica
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