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COLEGIO DE BACHILLERES PLANTEL NUMUMERO
“5”
TECNOLOGIA DE LA INFORMATICA Y
COMUNICACION
LAS REGIONES DEL MUNDO
PROFESORA: SILVIA MORENO
CORONADO MARES FENANDO IVAN
VARGAS CRUZ FERNANDO
Cristianismo
Arriba, el símbolo ichtus o ichthys (en griego, en letras mayúsculas, IXΘΥΣ). El vocablo significa «pez», pero constituye además un acrónimo: «Ἰησοῦς
Χριστός, Θεοῦ Υἱός, Σωτήρ», (Iēsous Christos, Theou Yios, Sōtēr), que se traduce al español como «Jesús Cristo, Hijo de Dios, Salvador». El ichtus o ichthys
fue uno de los primeros símbolos cristianos,[1] y se convirtió en emblema del cristianismo primitivo.[2] Abajo, el término IXΘΥΣ labrado en mármol, en las
ruinas de Éfeso.
El Cristianismo (del Griego antiguo Χριστός, Christós, "Cristo", literalmente "el Ungido") es una religión abrahámica monoteísta basada en la vida y
enseñanzas de Jesús de Nazaret, presentadas en el canon bíblico y otras escrituras del Nuevo Testamento. Sus seguidores creen que Jesús es el hijo de Dios,
así como el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, que murió para la redención de los pecados del género humano, y que resucitó tres días
después de su muerte.
Dentro de sus textos y escritos sagrados, comparte con el judaísmo el Tanaj, el cual constituye, junto con la Biblia Septuaginta (más antigua que el Tanaj en
su forma actual), la base y la fuente para el Antiguo Testamento de las diferentes Biblias. Por este motivo es considerada una religión abrahámica junto con
el Judaísmo y con el Islam.
Sus inicios datan de la primera mitad del Siglo I de la Era Cristiana. (Ya desde el siglo XX, algunos estudiosos no toman como fecha incontrovertible el año 33
d.C. para la muerte de Jesucristo. Sugieren que hay un desfase de 4 a 8 años entre el inicio del cómputo de la Era cristiana y la fecha precisa del nacimiento
de Jesús de Nazaret, llamado Cristo.[3] Y en adición a esto, no hay clara certeza ni consenso entre estos autores de que éste haya muerto a la edad de 33
años, tal como algunos textos bíblicos parecen mostrar. Confróntese al respecto Jn 2:20, Jn 8:57 y Lc 3:23)[4] En sus primeras décadas, el cristianismo era
considerado como una doctrina sectaria más entre las tradiciones judías e israelitas, al igual que otros cuerpos de ideas y creencias de esa parte del
mundo.[5] Desde que el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio romano en el siglo IV, ha influido de manera significativa en la cultura
occidental y en muchas otras.
Judaísmo
La palabra judaísmo se refiere a la religión o creencias, la tradición y la cultura del pueblo judío. Es la más antigua de las tres religiones monoteístas más
difundidas (junto con el cristianismo y el islam), conocidas también como «religiones del libro» o «abrahámicas», y la menor de ellas en número de fieles.
Del judaísmo se desglosaron, históricamente, las otras dos.
Aunque no existe un cuerpo único que sistematice y fije el contenido dogmático del judaísmo, su práctica se basa en las enseñanzas de la Torá, también
llamada Pentateuco, compuesto, como su nombre lo indica, por cinco libros. La Torá o el Pentateuco, a su vez, es uno de los tres libros que conforman el
Tanaj (o Antiguo Testamento, según el cristianismo), a los que se atribuye inspiración divina.
Juega también un papel importante en la práctica religiosa la tradición oral que, según las creencias, fue entregada a Moisés junto con la Torá y conservada
desde su época y la de los profetas. La tradición oral rige la interpretación del texto bíblico; la codificación y comentario. Esta tradición oral fue transcrita,
dando nacimiento a la Mishná, que posteriormente sería la base del Talmud y de un enorme cuerpo exegético, que se desarrolla hasta el día de hoy por los
estudiosos. El compendio de la leyes extraídas de estos textos forma la denominada Ley Judía o Halajá.
El rasgo principal de la fe judía es la creencia en un Dios omnisciente, omnipotente y providente, que habría creado el universo y elegido al pueblo judío para
revelarle la ley contenida en los Diez Mandamientos y las prescripciones rituales de los libros tercero y cuarto de la Torá. Consecuentemente, las normas
derivadas de tales textos y de la tradición oral constituyen la guía de vida de los judíos, aunque la observancia de las mismas varía mucho de unos grupos a
otro
Islam
El islam (en árabe ‫اإل س الم‬, al-Islām (?·i)) es una religión monoteísta abrahámica cuyo dogma se basa en el libro del Corán, el cual establece como premisa
fundamental para sus creyentes que «No hay más Dios que Alá[1] y que Mahoma es el último mensajero de Alá».[2] La palabra árabe Allah, castellanizada
como Alá, significa ‘Dios’ y su etimología es la misma de la palabra semítica El, con la que se nombra a Dios en la Biblia. Los eruditos islámicos definen al
islam como: «La sumisión a Dios el Altísimo a través del monoteísmo, la obediencia y el abandono de la idolatría».[3] El libro sagrado del islam es el
Corán,[4] dictado por Alá a Mahoma a través de Yibril (el arcángel Gabriel). Los seguidores del islam se denominan musulmanes (del árabe muslim ‫م س لم‬,
'que se somete'). Atestiguan que Mahoma es el último de los profetas enviados por Dios y sello de la Profecía.[5]
Se aceptan como profetas principalmente (pero no limitándose) a Adán, Noé, Abraham, Moisés, Salomón y Jesús. Además del Corán, los musulmanes de
tradición sunita siguen asimismo los hadices y la sunna del profeta Mahoma, que conforman el Registro histórico de las acciones y las enseñanzas del
Profeta. Se aceptan también como libros sagrados la Torá (el Antiguo Testamento de los cristianos), los Libros de Salomón y los Evangelios (el Nuevo
Testamento).
El islam es una religión abrahámica monoteísta que adora exclusivamente a Alá sin copartícipes. Se estima que hay en la actualidad entre 1.000 y 1.200
millones de musulmanes en el mundo. Según el Vaticano, el islam (conjuntamente con todas sus ramificaciones) es la religión más extendida del mundo, ya
que recientemente ha superado el número de católicos,[6] y la segunda religión del mundo si se suma el número de fieles de las distintas confesiones del
cristianismo.
El islam se inició con la predicación de Mahoma en el año 622 en La Meca (en la actual Arabia Saudita). Bajo el liderazgo de Mahoma y sus sucesores, el
islam se extendió rápidamente. Existe discrepancia entre los musulmanes y no musulmanes de si se extendió por imposición religiosa o militar, o por
conversión de los pueblos al islam.
Budismo
El budismo es una religión[1] no teísta[2] perteneciente a la familia dhármica y, según la filosofía induista-védica, de tipo nastika.[3] El budismo ha ido
evolucionando en la historia hasta adquirir la gran diversidad actual de escuelas y prácticas.
En Occidente ha habido ciertas dificultades para definir el buEl budismo se desarrolló a partir de las enseñanzas difundidas por su fundador Siddhartha
Gautama, alrededor del siglo V a. C. en el noreste de la India. Inició una rápida expansión hasta llegar a ser la religión predominante en India en el
siglo III a. C. En este siglo, el emperador indio Asoka lo hace religión oficial de su enorme imperio, mandando embajadas de monjes budistas a todo el mundo
conocido entonces. No será hasta el siglo VII d.C. cuando iniciará su declive en su tierra de origen, aunque para entonces ya se habrá expandido a muchos
territorios. En el siglo XIII había llegado a su casi completa desaparición de la India, pero se había propagado con éxito por la mayoría del continente
asiático.[4]
El budismo ha ayudado en la difusión del lenguaje,[5] [6] y la adopción de valores humanistas y universalistas. Es una filosofía importante en Asia donde se
encuentra presente en la totalidad de sus países. Desde el siglo pasado se ha expandido también por el resto del mundo. Al carecer de una deidad suprema
pero mostrar a la vez su carácter salvífico y universalista, ha sido descrita también como fenómeno transcultural,[7] filosofía,[8] o método de
trasformación.[9]
El budismo es en número de seguidores una de las grandes religiones del planeta.[10] Contiene una gran variedad de escuelas, doctrinas y prácticas que
históricamente se han clasificado en budismo Theravāda, Mahāyāna y Vajrayāna.[11]
Hay certeza histórica y científica sobre la existencia del Buda Gautama, originalmente llamado Siddharta Gautama y conocido después también como
Śākyamuni o Tathāgata.[12] Se sabe que provenía de la segunda casta hindú, la kṣatriya, compuesta de guerreros y nobles. No obstante, algunos estudiosos
como Andreu Bareau afirman que no es posible saber con exactitud si era un príncipe o un noble.
La vida y enseñanzas de Gautama se transmitieron de manera oral hasta la primera compilación escrita del budismo, llamada el Canon Pāḷi, donde los
hechos de su vida aparecen de manera dispersa. Pero no existirá una compilación biográfica completa hasta bastantes siglos después, siendo la más
reconocida la del maestro y erudito indio Aśvaghoṣa[13] que vivió en el siglo I de Nuestra Era.
Los relatos sobre la vida de Siddhārtha están mezclados con mito, leyenda y simbolismo. Más allá de su simple interés biográfico, estas historias son vistas
como una guía para la vida de sus seguidores, en la que los diferentes episodios clave constituyen metáforas de los procesos de crisis y búsqueda espiritual
del ser humano. Además de la recopilación sobre su vida como Siddhārtha, existen también relatos sobre sus vidas previas llamadas jatakas. En estos relatos
Buda aparece como un bodhisattva; alguien que atraviesa obstáculos a través de varias vidas en el camino hacia el Nirvāna.
Según la tradición, Los Cuatro Encuentros fueron una de las primeras contemplaciones de Siddhārtha. A pesar de las precauciones de su padre, alcanzó a
salir del palacio en cuatro ocasiones en las que vio por primera vez en su vida a un anciano, a un enfermo, a un cadáver y por último a un asceta, realidades
que desconocía personalmente.
A los 29 años, después de contemplar los cuatro encuentros, decidió iniciar una búsqueda personal para investigar el problema del sufrimiento. A esta
decisión se le llama La Gran Renuncia. Se unió al entonces numeroso y heterogéneo movimiento hindú de los sramanas (‘vagabundos religiosos
mendicantes’), renunciando a todos sus bienes, herencia y a su posición social, para seguir prácticas religiosas y ascéticas.
El Loto es el símbolo del Despertar; el florecimiento del loto representa al momento del Nirvāna.
Siddharta se dio cuenta, después de casi morir de hambre a causa de un estricto ascetismo, que la moderación entre los extremos de la mortificación y la
indulgencia hacia la experiencia sensorial, lograba incrementar sus energías, su lucidez, y su meditación. Con este hallazgo, que llamó Camino medio, comió
algo y se sentó bajo una higuera Bodhi, una especie sagrada en la India, con la promesa de no levantarse hasta hallar la solución al sufrimiento y ser un Buda.
Esto ocurrió en la localidad de Bodhgaya, cerca de Benarés, que actualmente es un sitio sagrado de peregrinación budista.
Siddharta atravesó distintas etapas de meditación. En la primera parte de la noche logró el conocimiento de sus existencias anteriores (pubbe nivasanussati
ñana), durante la segunda parte de la noche alcanzó el conocimiento de ver seres morir y renacer de acuerdo con la naturaleza de sus acciones (cutupapata
ñana) y durante la última parte de la noche purificó su mente (asavakkhaya ñana) y tuvo un entendimiento directo de las Cuatro Nobles Verdades (cattari
ariya-saccani).
Como última prueba se presentó Mara (la tendencia a la maldad en seres samsáricos, a veces interpretado como demonio), quien hizo una serie de
tentaciones. Sin embargo, Siddharta no cayó en estas tentaciones, con lo que logró ser libre del aferramiento a las pasiones pero sin represión de estas
(destruyendo las cadenas del samsara).
Al final, conoció que había logrado un estado definitivo de "no-retorno" al que se llama Nirvāņa, que significa ‘cese (del sufrimiento)’ pero que no es posible
describir claramente con lenguaje. En ese momento dijo "hecho está lo que debía hacerse". Tras alcanzar la iluminación, dedicó su vida a propagar sus
enseñanzas en el norte de la India.
El despertar de Gautama es el punto de partida histórico del budismo, y parte de la enseñanza de que alcanzar el Nirvana es posible; todos los seres
humanos tienen el potencial de lograr un cese del sufrimiento y comprender la naturaleza del bodhi.
[
El budismo no está organizado con una jerarquía vertical. La autoridad religiosa se basa en los textos sagrados: los Sutras (literalmente ‘discursos’). Además
de eso, hay un numeroso material de interpretación en el que contribuyen maestros y personajes a través de la historia que los han comentado y analizado.
La comunidad monástica se organiza históricamente por líneas de transmisión en el tiempo, y en algunas escuelas las cadenas de relaciones entre maestros
y discípulos son centrales. Los laicos tienen distinto papel dependiendo de las dos grandes ramas, Theravāda (‘escuela de los ancianos’) y Mahāyāna (‘gran
vehículo’). En el budismo mahayana, la vida laica se considera tan útil para alcanzar el Nirvana como la vida monástica, mientras que en el theravada se da
un énfasis a la vida monástica [cita requerida]. Otra clasificación muy común es identificar a una tercera rama; el Vajrayāna (o Tántrico), que se puede
considerar una parte o una división del Mahayana [cita requerida].
Esta organización religiosa descentralizada ha permitido una enorme flexibilidad de puntos de vista, variaciones y enfoques[cita requerida]. Las variantes de
budismo se dieron por divisiones en el tiempo de puntos de discusión doctrinales, como a su vez por distintos contextos sociales y geográficos, como un
árbol ramificado[cita requerida].
[
lación es budista. Morado: población significativa.
En general el budismo se fue implantando en muchos países sin entrar en conflicto directo con las religiones autóctonas, sino en muchos casos,
intercambiando influencias. A diferencia de otras religiones el budismo no conoce la noción de guerra santa, la conversión forzada, ni tampoco considera la
noción de herejía como algo siempre pernicioso[cita requerida]. Aunque han existido algunos episodios históricos de enfrentamientos violentos por
cuestiones de doctrina o de acoso a personajes disidentes o algunas minorías, estos son excepcionales para una religión que se convirtió en la mayorítaria de
Asia durante un recorrido histórico de 2.500 años[cita requerida]. El pluralismo de enfoques y la aceptación de distintos puntos de vista doctrinales ha sido
históricamente algo compartido y aceptado en la comunidad budista, lo que ha dado lugar a una enorme cantidad de literatura religiosa y
filosófica[cita requerida].
Las estimaciones sobre el número de budistas en el mundo varían significativamente, según diferentes fuentes disponibles[14] [15] [16] [17] entre los 1691
millones[18] (lo que la haría la tercera religión más grande del mundo tras el cristianismo y el Islam) y los 230 millones.[19] (lo que la mantendría como la
cuarta religión más grande del mundo tras el hinduismo). En cualquier caso, esto significa que el budismo es de las mayores religiones de la humanidad en
número de seguidores. Estas cifras han aumentado considerablemente tras las recogidas en el siglo XX, sobre todo porque en países como China empiezan a
aparecer los datos tras su apertura política. Así mismo, en India se han dado conversiones masivas al budismo de cientos de miles de personas
pertenecientes a la casta de los intocables (Dalits).
La mayoría de los budistas están en Asia. Para obtener una cifra mundial más exacta, la principal dificultad es dar una cifra sobre China. El budismo posee un
importante arraigo histórico en ese país, sin embargo es oficialmente un país ateo, en el que además se practica una religión popular tradicional muy
heterogénea y sincretista que, entre otros, incluye elementos budistas, y que con frecuencia se lista por separado.
En los países de Occidente el número de budistas ha crecido significativamente en los últimos 50 años[cita requerida]. En Europa Occidental cuenta 20
millones de seguidores y es hoy el 5% de la población. En Estados Unidos el budismo tiene una gran implantación con unos 6 millones de
seguidores[cita requerida].
Otra dificultad para calcular el número de budistas radica en establecer si el número se refiere a las personas exclusivamente budistas ó a los que practican
el budismo simultáneamente con otra religión de forma sincrética como sucede en China y Japón[cita requerida].
[editar] Estudios y educación
En el ámbito educativo, el budismo se estudia como especialidad en algunos de los principales centros universitarios occidentales.[20] Las universidades más
prestigiosas (Oxford, Harvard, Lausanne, Berkeley, Salamanca, Milán...) tienen sección de estudios de religiones y lenguas orientales con especialidad sobre
budismo [cita requerida]. En la mayoría de países laicos está reconocida como religión por el estado [cita requerida]. Asimismo, en los países donde el
budismo representa una mayoría o porcentaje significativo, existen centros de educación superior dedicado al estudio y formación en el budismo, tales
como: el Institute of Buddhist Studies en California, la Dongguk University en Corea del Sur, la Bukkyo University y Soka University, ambas en Japón, el
International Buddhist College en Tailandia y la University of Sri Jayewardenepuraentre en Sri Lanka, entre muchas otras instituciones.
También llamado el Dharma (en sánscrito, significa: soporte, apoyo, lo que mantiene, la ley, la verdad, la auténtica naturaleza de la realidad, el camino), los
Fundamentos budistas son la base de las enseñanzas del budismo [cita requerida].
A pesar de una enorme variedad en las prácticas y manifestaciones, las escuelas budistas comparten principios filosóficos comunes. El estudio más profundo
y la práctica más intensa, solía limitarse en oriente a las órdenes monásticas. En la actualidad sólo el budismo theravāda tiene un énfasis en la vida
monástica en detrimento de la vida laica. Las otras corrientes desarrollan y elaboran sobre determinados aspectos del budismo original de la India.[21]
Todos los elementos de las enseñanzas filosóficas fundamentales se caracterizan por estar estrechamente interrelacionados y contenidos en otros, por lo
que para alcanzar su entendimiento se necesita una visión holística de su conjunto. Además, se suele subrayar el hecho de que todas las enseñanzas son
solo una manera de apuntar, guiar o señalar hacia el Dharma, pero del cual debe darse cuenta el mismo practicante. El Dharma solo puede ser
experimentado o descubierto de manera directa a través de una disciplinada investigación y práctica personal.
1. La vida incluye duḥkha (sufrimiento, insatisfacción o descontento): El nacer es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la
muerte es sufrimiento, la pena es sufrimiento, así como la lamentación, el dolor y la desesperación. El contacto con lo desagradable es sufrimiento, la
separación de lo que es placentero es sufrimiento, el deseo insatisfecho es sufrimiento. En definitiva, los cinco agregados de la mente y el cuerpo que
producen los deseos (corporiedad, sentimiento, percepción, formaciones mentales predispuestas y consciencia discriminativa) son sufrimiento.
2. El origen del sufrimiento es el tṛṣṇā (anhelo, deseo. literalmente sed): El sufrimiento se origina en el ansia que causan los deseos, los sentidos y el placer
sensual, buscando la satisfacción ahora aquí y después allí, el ansia de llegar a ser, el ansia de nacer de nuevo y el ansia de ser aniquilado.
3. El sufrimiento puede extinguirse cuando se extingue su causa: El sufrimiento se extingue con el abandono del ansia de placeres sensuales, de llegar a ser y
de aniquilación, y con la ausencia de pasión, el no albergar ya más.
4. El noble camino es el método para extinguir al sufrimiento: El budismo prescribe un método, o camino, con el que se intenta evitar los extremos de una
búsqueda excesiva de satisfacción por un lado, y de una mortificación innecesaria por el otro. Este camino comprende la sabiduría, la conducta ética y el
entrenamiento o cultivo de la ‘mente y corazón‘[22] por medio de meditación,[23] atención y la plena consciencia del presente[24] de manera continua
Índice:
La religión cristiana
La fe cristiana, encuentro definitivo con Dios
Jesucristo esclarece el misterio del hombre
Influencia del Cristianismo en la Cultura
La Religión Cristiana
En la religión cristiana se da el encuentro definitivo del hombre con Dios, porque Dios
se ha hecho hombre.
Lo que el hombre puede decir de Dios está
sometido a la limitación e imperfección del
hombre. Por eso hay religiones más o menos
perfectas, en la medida que expresen mejor o
peor lo que Dios es.
Si una religión se presenta como originada por
una acción de Dios, que ha hablado de sí mismo
a los hombres, a través de unos hombres
elegidos para ello y en un lenguaje que Dios
mismo ha promovido, esa religión tendrá las máximas garantías de perfección y
plenitud. Es el caso de la religión cristiana, que recoge todo lo que Dios dijo de sí
mismo y del mundo en la revelación del Antiguo Testamento, para preparar la venida
del Mesías. La religión cristiana-contiene, además, la revelación de Jesucristo, el
Mesías, que es, a la vez, Dios y hombre y que nos ha hablado de sí mismo, de Dios, del
hombre y del mundo.
Tanto en el Antiguo Testamento como en la revelación hecha por Jesucristo, Dios ha
avalado sus palabras con hechos sobrehumanos (milagros), que son signos de su poder
sobre todas las cosas.
La fe cristiana, encuentro definitivo con Dios
En la religión cristiana se da el encuentro definitivo del hombre con Dios, porque Dios
se ha hecho hombre. El Cristianismo no es, por tanto, una búsqueda de Dios por parte
del hombre, sino un descenso del mismo Dios hasta el nivel del hombre. De este modo,
a pesar de lo limitado de su naturaleza, puede el hombre llegar a una comunicación
muy íntima con Dios.
En efecto, Dios creó al hombre y se le fue manifestando de diversas maneras hasta el
momento de la encarnación del Verbo. Por eso dice la Carta a los Hebreos: -Muchas
veces y en muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres por
ministerio de los profetas; últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo- (1, l).
Este universal designio de Dios en pro de la salvación del género humano no se realiza
solamente en una forma, en cierto modo secreta, en el alma de los hombres, o también
por esfuerzos, incluso religiosos, con los que ellos buscan de muchas maneras a Dios,
por ver si a tientas lo tocan o lo encuentran, ya que no está lejos de cada uno de
nosotros (Act. 17, 27); porque estos esfuerzos necesitan estar iluminados y sanados,
aunque, por benigna determinación de la providencia de Dios, pueden considerarse
casi como una pedagogía hacia el Dios verdadero, o como una preparación del
Evangelio.
Jesucristo esclarece el misterio del hombre
Como consecuencia del pecado original, el hombre había perdido el auténtico sentido
de su vida. Jesucristo, además de salvarnos, ha iluminado la misma vida humana. Nos
ha mostrado el camino para ser verdaderamente hombres, según el plan que Dios
tenía desde el principio. Por eso dice el Concilio Vaticano 11 que -el misterio del
hombre se esclarece en el misterio del Verbo encarnado (…) Cristo, manifiesta
plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación(GS, 22) Jesucristo ha dicho de sí mismo que es -Camino, Verdad y Vida- (Jn. 14, 6);
esto quiere decir que el hombre encuentra en sus obras y en sus palabras las luces
necesarias para acomodar a ellas su conducta.
Pero no sólo restaura Jesucristo el sentido auténtico de la vida humana, también
devuelve a la descendencia de Adán la semejanza divina deformada por el pecado.
Jesucristo es el hombre perfecto, pero es también la «imagen del Dios invisible» (cfr.
GS, 22)
Y esto, «vale no sólo para los cristianos, sino también para todos los hombres de
buena voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de modo invisible. Cristo murió por
todos, y la vocación suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, la divina.
(ibíd.)
Cristo Jesús, pues, fue enviado al mundo como verdadero mediador entre Dios y los
hombres. -Por ser Dios, habita en El corporalmente toda la plenitud de la divinidad
(cf. Col. 2, 9); según la naturaleza humana, nuevo Adán, lleno de gracia y de verdad
(cf. lo. 1, 14), es constituido cabeza de la humanidad renovada. Así, pues, el Hijo de
Dios siguió los caminos de la Encarnación verdadera para hacer a los hombres
partícipes de la naturaleza divina.
Influencia del Cristianismo en la Cultura
La religión cristiana ha venido a salvar al hombre. Al influir sobre el hombre, influye
sobre lo que éste produce, que es la cultura.
Resulta difícil resumir el influjo del Cristianismo en la cultura. La cultura occidental
puede decirse que es el resultado de la cultura grecorromana y del Cristianismo. El
Cristianismo utilizó todo lo positivo que encontró en la cultura del mundo
grecorromano. No tuvo ningún inconveniente en hacerlo, porque los escritores
cristianos de los primeros siglos consideraban que el alto nivel cultural alcanzado por
Grecia y Roma era fruto de la Providencia divina, ya que Dios habla querido
preparar así la llegada de Jesucristo.
En efecto, la filosofía y arte griegos, el derecho y administración romanos, entre otras
cosas, serán incorporados en gran medida, a la vida de la Iglesia.
Pero la religión cristiana eliminará todo lo que en esas culturas había de imperfecto y,
además, proyectará a alturas que griegos y romanos no habían ni siquiera
vislumbrado, esas mismas culturas. La Iglesia purifícó de elementos inhumanos e
inmorales algunas de las costumbres e instituciones de aquel mundo.
Entre las cosas que pueden señalarse como aportaciones culturales propias del
Cristianismo, señalamos las siguientes:
a) La dignidad de la persona humana, con todo lo que esto comporta. El Cristianismo
será el principal luchador contra la esclavitud, al proclamar la igualdad de todos los
hombres como hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza y redimidos por
Jesucristo. También el reconocimiento de esa dignidad trae consigo la condena del
homicidio, del suicido, de la tortura, de la mutilación, etc. Para el cristiano los demás
son el prójimo, son hermanos.
b) La defensa de la familia, como consecuencia de elevar el matrimonio, institución
natural, a la categoría de sacramento, es decir, uno de los cauces concretos de la vida
sobrenatural de la gracia. Este nuevo valor dado al matrimonio incluye un concepto
nuevo de la mujer, que en los pensadores griegos era un ser de segunda categoría.
c) El valor de la libertad, que deriva de la dignidad de la persona.
d) La ordenación de la sociedad a Dios, que repercute en la valoración de la justicia.
e) La primacía de la caridad, que hará a los cristianos los campeones de la
beneficencia y de las obras en favor de los necesitadas.
f) La doctrina verdadera sobre Dios, el más-allá, etc., liberó a los hombres de las
tremendas esclavitudes de la magia, la superstición, etcétera.
Aparte estos valores humanos, el Cristianismo ha promovido el arte, la literatura, la
música, etc. Baste con recordar, como ejemplo, que gracias a la labor de copistas de
los monjes medievales, conservamos la mayoría de los tesoros literarios y científicos de
la Antigüedad.
Y cuando la destrucción, por los llamados pueblos bárbaros, del Imperio Romano de
Occidente produce una generalizada desmoralización en las regiones romanizadas,
San Benito y sus monjes devolverán a Europa la confianza, promoviendo la
agricultura, la ganadería y una pequeña industria.
La Buena Nueva de Cristo renueva constantemente la vida y la cultura del hombre
caído, combate y elimina los errores y males que provienen de la seducción
permanente del pecado. Purifica y eleva incesamente la moral de los pueblos. Con las
riquezas de lo alto fecunda como desde sus entrañas las cualidades espirituales y las
tradiciones de cada pueblo y de cada edad, las consolida, perfecciona y restaura en
Cristo- (GS, 58), (Cf. C. Dawson, Dinámica de la Historia universal, Riaip. 1961).