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Puntos a tomar en cuenta para elaboración de manual de manejo de vid industrial en el estado de Querétaro. Envero: Cambio de color del fruto, indica el inicio de la maduración del fruto, El envero produce un cambio en el color de las uvas, de forma que las variedades tintas se colorean con las antocianinas o pigmentos rojos y azulados, mientras que las variedades blancas se vuelven rubias o amarillas. A partir de ese momento, el pigmento de la uva ya no es verde, como ocurría cuando las bayas estaban inmaduras y debían su color exclusivamente a la clorofila. El envero representa una transición entre el crecimiento de la uva y su maduración. El proceso del envero tiene lugar en el verano y puede considerarse el comienzo de una cuenta atrás que permite calcular aproximadamente, al cabo de unos 45-50 días, el instante de la vendimia. Ese plazo de maduración a partir del envero depende de las variedades y de los climas donde se cultiva la planta. La ciencia de la Viticultura determina cuáles son los parámetros ideales de madurez en las uvas. Cuando se alcanzan esos valores decisivos para la posterior elaboración de los vinos- puede efectuarse la vendimia. Muestreos del estado de maduración del fruto: El análisis químico y sensorial de muestras de uvas recogidas en el viñedo puede proporcionar una información de gran utilidad acerca de su estado de madurez, de su potencial enológico, aptitudes para la vinificación, periodo y fecha de recolección, sugerencias para su elaboración, etc. Los seguimientos de maduración de las uvas para determinar el estado de madurez son bastante habituales en viñedos y bodegas, pero no siempre se realizan correctamente. La garantía y la fiabilidad con las que las muestras recogidas representen al conjunto del viñedo dependen de la metodología empleada. El procedimiento a seguir, el número y tamaño de las muestras, el tipo de muestra, la periodicidad de su recogida, dependen de la precisión buscada, de los objetivos deseados y de la complejidad o sencillez junto con las exigencias de los análisis que se vayan a realizar. La metodología a seguir debe de corresponderse con el tipo de trabajo, adoptando métodos distintos cuando se trata de viñedos experimentales o viñedos industriales. En primer lugar, y con suficiente anterioridad a la fecha o periodo de comienzo de la toma de muestras, debemos definir con precisión en la zona o finca las “unidades” de viñedo en que se va a trabajar. Entendiendo por “unidad” cada viñedo, porción de viñedo o superficie de viñedo susceptible de tomar decisiones individuales en él. Su tamaño dependerá de la variabilidad existente y de la precisión deseada. Podría ser una microparcela destinada a ser una parte de un vino concreto, o una gran superficie de viñedo homogéneo o destinado a ser tratado con un rigor relativamente bajo. Debemos definir tantas unidades como decisiones o comportamientos posiblemente diferentes queramos identificar y medir. En cada unidad de viñedo a estudiar se recomienda no realizar menos de dos muestras o repeticiones para conocer mínimamente la variabilidad. Cada repetición debe localizarse de forma concreta y mantenerse en la campaña, y a lo largo de los años, y debe de disponerse con dos filas, o a más de 5 a 10 metros del borde de la parcela. El número de cepas y la superficie ocupada en cada repetición debe proporcionar de 100 a 200 puntos de muestreo, y ocasionalmente más. Es también recomendable que estas repeticiones se empleen para otras observaciones y medidas que se quieran realizar en el viñedo (fenología, componentes del rendimiento, crecimiento, vigor, etc.), de tal forma que si se desea se puedan establecer relaciones. El tamaño de cada zona de muestreo (repetición) debe ser lo suficientemente importante para abarcar una superficie grande y representativa de vides, de manera que las sucesivas muestras de uvas recogidas no alteren a las siguientes, o a otras medidas que realicemos. El tipo de muestra puede ser de cepas enteras, racimos completos (más de 10-20 en cada repetición), partes de racimos o bayas, esta última si se diseña bien da muy buenos resultados, en la mayor parte de los casos los mejores, y además permite que la zona muestreada sea más amplia y/o intensa. En el caso de muestras de cepas y de racimos, los puntos de toma de muestras se reducen, representar todas las situaciones de forma proporcional es difícil con tamaños de muestras no excesivos, las desviaciones tienden a aumentar, y el volumen de muestra es grande para conservar, almacenar y trasportar. En el caso de tomar bayas para seguir el crecimiento y la maduración, el tamaño de la muestra no debe de ser menor de 100 frutos, y en el caso de realizar análisis como los de las sustancias fenólicas, algunos métodos recomiendan disponer de 200 bayas, incluso más. En muchos casos por operatividad es recomendable tomar en cada repetición, una muestra de 100 o más uvas para los análisis rutinarios y de reserva en su caso, y otra de 200 o más bayas para análisis de fenoles y otras determinaciones. Debe procurarse no dañar las uvas, recogerlas en bolsas de plástico debidamente identificadas, conservarlas a 5-10 º centígrados en neveras de campo, y procurar no demorar excesivamente su trasporte al laboratorio. Seria idóneo comenzar el procesado de las uvas en un tiempo no muy superior a las 2-4 horas después de la toma de muestras. Grados Brix. A medida que nos vamos acercando a la vendimia, el control de los niveles de azúcares es de vital importancia, debido a que unos de los desafíos de los viticultores y los ingenieros agrónomos es definir cuando la uva se encuentra en condiciones para la vendimia, y que esto mismo se encuentre conforme a la estrategia de vino a conseguir. Durante el proceso de maduración, los niveles de acidez descienden, sobre todo el ácido tartárico y málico, y los azúcares fermentables, en especial la fructuosa y la glucosa, aumentan. El control de estos indicadores, a medida que se acerca la vendimia, los viticultores controlan a diario los niveles de azúcares, y esto mismo nos va a dar una idea del % de alcohol potencial; esto con un conjunto de técnicas visuales permiten definir si la uva ha alcanzado su madurez fenólica. Por esto mismo se utiliza un instrumento que se lo denomina como refractómetro, que es un instrumento óptico, que permite medir los niveles de azúcar de las uvas. Su funcionamiento es bien sencillo, se deja caer en el cristal del refractómetro un poco de jugo o mosto de uva, y a través de visor podemos ver directamente en % de alcohol o en grados Brix. Manejo del follaje y raleo de racimos de la vid. Deshoje El deshoje consiste en eliminar las hojas a nivel de los racimos dejando descubierto aproximadamente ¾ de éste, a fin de conseguir los siguientes efectos: · Modificar el microclima entorno al racimo por aumento de la temperatura, la entrada de luz y la aireación. · Mejorar la coloración y homogenizar la maduración de bayas. · Favorecer el acceso de los productos durante los tratamientos fitosanitarios haciendo más eficaz el control de enfermedades criptogámicas. · Facilitar la cosecha manual, puede disminuir el tiempo de cosecha entre un 20 y un 40%. El número de hojas eliminadas nunca debe ser superior de 3 a 5 por pámpano. La mejor iluminación colabora a aumentar la concentración de taninos y antocianas lo que favorecerá la calidad de los vinos. La temperatura más elevada sobre los racimos activa ciertos procesos de degradación de ácidos (tartárico y málico), así como la transformación de ciertos ácidos en azúcares. El deshoje se practica sobre la cara de la hilera expuesta al sol saliente o del lado que esté más tiempo a la sombra. En variedades muy sensibles a Botrytis, puede hacerse de manera precoz, antes de floración o una vez finalizado el cuaje, pero de una manera moderada, para conseguir una mejora del microclima de los racimos limitando la sensibilidad a la podredumbre. Los períodos más adecuados para efectuar el deshoje son dos: · El primero comprende desde el momento antes de inicio del envero, de esta manera los racimos se van adaptando poco a poco a la temperatura y a la radiación solar. · El segundo es de 2 a 3 semanas antes de la fecha estimada de la vendimia. No obstante, en zonas muy cálidas y con elevada radiación solar se corre el riesgo de que los racimos sufran importantes daños por escaldaduras, provocando una disminución en calidad y rendimiento de la cosecha. Entre los dos momentos recomendados, en plena maduración, el deshoje es generalmente contraproducente. Los efectos benéficos del deshoje sólo se consiguen actuando sobre las hojas basales, las más viejas, cuya actividad fotosintética es débil. Si se hace demasiado pronto y muy severamente, disminuye la superficie foliar en plena actividad produciendo una disminución de la calidad y del rendimiento debido a que se provoca una menor acumulación de azúcares en las bayas. Además puede provocarse la maduración incompleta de los sarmientos acarreando con esto problemas a la hora de elegir la madera de poda. El deshoje es una operación que no debería plantearse como una rutina de todos los años. En el caso en que sea necesario efectuarlo año tras año, habría que replantearse la conducción integral del viñedo, buscando una solución que alcance un equilibrio sostenible en el manejo del vigor de las cepas. No obstante, últimamente se está proponiendo el deshoje, aún con cautela, como una Herramienta de reducción de cosecha que puede actuar sobre el cuaje de los racimos y el peso de las bayas. Con este fin, en circunstancias donde existan recurrentes problemas de exceso de carga y compacidad de los racimos, podría aplicarse un deshoje ligero durante el cuaje a la vez que se realizan otras operaciones en verde. Cuanto antes se realice el deshoje; más marcados serán sus efectos sobre la calidad y la cantidad de cosecha. Raleo de Racimos El raleo de racimos consiste en la eliminación de racimos completos o parte de los mismos (puntas, hombros, alas), con el objeto de mejorar la calidad de la fruta a través de la reducción de la carga). En algunas variedades de uva puede realizarse el raleo directamente sobre las inflorescencias, con ello se busca que las flores de los racimos no eliminados, se encuentren mejor nutridas por las sustancias elaboradas en las hojas, lo cual terminará redundando en una mejora de la calidad: tamaño, peso y forma, Sin embargo, la conveniencia de demorar esta operación hasta poco después del cuaje debido a las incidencias que pueden sobrevenir durante la fase crítica de la floración como por ejemplo corrimiento. Para estas variedades suele practicarse un raleo parcial, por ejemplo se eliminan sólo las alas, o bien la extremidad del racimo, en donde generalmente se encuentran las bayas más pequeñas que podrían madurar a destiempo; esta última operación se denomina despunte o descole. El raleo practicado de esta manera tiene como principales objetivos: mejorar la forma, aspecto y conformación de los racimos, reducir su compacidad y homogeneizar el grosor y reparto de las bayas. El raleo de racimos puede también llevarse a cabo como corrección de un exceso de carga dejada en la poda invernal, puesto que cada planta no debiera llevar más racimos que aquellos a los que pueda conferir una calidad y desarrollo compatible a su capacidad. Por lo tanto, es aconsejable eliminar los racimos sobrantes cuando se advierte claramente que su número es desproporcionado a la masa foliar y vigor de la cepa. En plantas jóvenes, de 2 a 4 años, aún en formación, es conveniente el raleo de racimos cuando se observa sobrecarga, para no comprometer el desarrollo del sistema radicular perjudicando el crecimiento y vigor de las plantas. Al eliminar racimos estamos concentrando la dirección de la savia a las partes que no se remueven, con lo cual se provoca una incidencia sobre la relación fuente destino, pues se limita parte de la cosecha sin disminuir el área foliar. Los racimos que quedan están mejor alimentados ya que la relación superficie foliar iluminada/peso de uva se ve aumentada. Fertilización del viñedo durante la maduración del fruto. El objetivo de la fertilización del viñedo es doble: Aumentar la producción y mejorar la calidad de la uva y del vino aportando la dosis adecuada de elementos minerales para una nutrición balanceada, para complementar el aporte del suelo. Durante todo su ciclo vegetativo la planta extrae del suelo una cantidad importante de macro elementos como nitrógeno, fósforo y potasio, a lo que se le añaden los micro elementos como calcio, zinc, cobre, azufre, magnesio, manganeso y molibdeno, entre otros. En función de esta extracción, debemos reponer en el suelo los valores extraídos por los racimos y material de poda. Objetivos de la fertilización * Aumentar la producción y/o mejorar la calidad de la uva y del vino adecuando el aporte de fertilizantes a las distintas variedades, patrones, suelos, riego, prácticas culturales, densidades de plantación, climas, etc. * Restituir al suelo los elementos extraídos por los racimos y la madera podada y constituir reservas en el suelo ya que el viñedo permanece muchos años sobre el mismo terreno. Funciones de los elementos * Nitrógeno (N): Estimula el crecimiento vegetal (madera y hojas) y la producción de cepa. * Fósforo (P2O5): Potencia el desarrollo de raíces, lo que favorece la posterior absorción del resto de los nutrientes. * Potasio (K2O): Mejora el cuajado, aumenta el tamaño de la uva (producción) y la graduación (calidad). Regula el consumo de agua, aumentando la resistencia del viñedo a la sequía, al frío y a las heladas. * Magnesio (MgO): Actúa sinérgicamente con el nitrógeno. Mejora el agostamiento al aumentar los niveles de reservas y el rendimiento. * Calcio (CaO): Mejora la estructura del suelo, neutraliza el pH, aumentando la asimilación del resto de los nutrientes necesarios. En la uva disminuye el rajado. Estados fenológicos Para establecer un programa de fertilización en vides es esencial primero conocer los niveles de disponibilidad de los principales nutrientes, mediante análisis de suelo y en lo posible foliares. Considerando el destino de la producción, ya sea uva para consumo en fresco, para producción de vino de mesa o producción de vinos finos, se evalúan los requerimientos de los diferentes órganos de la planta durante cada período del ciclo de crecimiento. Otros factores importantes son el tipo de suelo, sistema de riego y sistema de conducción utilizados. Teniendo en cuenta los estados fenológicos de la vid, podemos considerar las siguientes etapas de crecimiento y con ellas los requerimientos nutricionales: Etapa I: Inicio de brotación a fin de floración. Las vides son altamente dependientes del nitrógeno acumulado en tronco y raíces durante la temporada anterior. En el caso de los suelos poco fértiles es conveniente comenzar a aplicar nitrógeno durante esta fase, cuando los brotes tengan de 15 a 20 centímetros de longitud. Etapa II: Fin de floración a pinta. Esta etapa es de alta importancia desde el punto de vista nutricional. La tasa de absorción de nitrógeno alcanza su máximo. Esta fase coincide con los períodos I y II de desarrollo de las bayas y en ella los racimos aparecen como los principales órganos demandantes de nitrógeno. Etapa III: Pinta a cosecha (etapa de maduración de la fruta). Los racimos siguen siendo los principales demandantes de nitrógeno, aunque aplicaciones de este elemento en exceso en esta fase pueden retrasar la maduración de la uva. Esta etapa comprende también el período III de desarrollo de las bayas (maduración), en el que se da un crecimiento rápido de la uva (por expansión celular) y una masiva acumulación de azúcares. Se produce la mayor demanda de potasio, ya que existe una asociación evidente entre el contenido de azúcares y potasio en los frutos. Todavía puede haber algo de crecimiento vegetativo. Etapa IV: Cosecha a senescencia. Se produce una acumulación de nutrientes, especialmente nitrógeno, fósforo y potasio, en la estructura permanente de la vid. Estos nutrientes de reserva son utilizados posteriormente en el nuevo crecimiento, por lo que deben ser aplicados en post cosecha. Plagas y enfermedades de la vid que afectan la calidad de la fruta. Dentro de las diversas plagas y enfermedades de la vid es importante identificar las que afectan los viñedos en época de maduración de la fruta ya que es la etapa más cercana a la cosecha y sería un desastre perder toda lo cosecha de un año de trabajo debido a problemas que se pueden controlar algunas de las más importantes se mencionan a continuación. Cochinillas Cochinilla Hay muchas especies de lo que se conoce comúnmente como Cochinillas. Todas ellas se caracterizan por tener una especie de escudo protector de colores y consistencias variadas. Se fijan en hojas, ramas y frutos, alimentándose al clavar su pico chupador de savia del vegetal, provocando hojas descoloridas, amarillentas y su posterior caída. Parte de la savia que toman la excretan como líquido azucarado brillante (melaza) sobre el que se asienta el hongo Negrilla. Control Poda las ramas que estén muy afectadas y pulveriza con un insecticida anti cochinillas. Es muy importante tratar cuando haya el mayor número de larvas, ya que de ello depende más del 90% de la eficacia del tratamiento. Pulgones Pulgones Los pulgones o Áfidos clavan su pico chupador y absorben savia, deformando hojas y brotes, que se enrollan. Aparece también el hongo Negrilla, de color negro, sobre la melaza que excretan los pulgones, y hormigas que cuidan a éstos. Hay pulgones de diferentes colores. Si el ataque es débil, corta las hojas y brotes dañados y dale una ducha con agua jabonosa. Si no, aplica un insecticida anti pulgón. Trips Estos pequeños insectos miden unos milímetros. Pican las hojas, provocando un color plateado o decoloraciones que luego se secan y caen. No suelen ser importante en árboles, pero a veces es necesario tratar. Araña roja (Tetranychus urticae) Son unas arañitas (ácaros) de color rojo que apenas se ven a simple vista. Se asientan sobre todo en el envés; si se mira muy de cerca o con lupa, se ven. En el envés, finísimas telarañas con pequeños ácaros de color rojo. Aparecen cuando el ambiente es seco y cálido, por lo que se debe vigilar sobre todo en verano. En ambiente húmedo no se desarrolla, por lo que es muy bueno pulverizar con agua sola. La Araña roja provoca un aspecto amarillento y puntitos amarillos o pardos; luego se abarquillan, se desecan y caen. A veces se aprecian finas telarañas. Plaga típica de verano por calor y sequedad. Es el ácaro más polífago (herbáceas, árboles, ornamentales). Ataca a cítricos, frutales y vides. El daño más corriente son las punteaduras decoloradas y mates (Trips no son mate). En naranjo y vid da manchas y detrás está la población. Control - Elimina las malas hierbas de la parcela porque se refugian ahí. - Cuidado con el exceso de abono nitrogenado que favorece esta plaga. - La eficacia de los depredadores naturales es baja por lo que hay que acudir a tratamientos químicos. - Para evitar que se creen resistencias a los pesticidas, no tratar preventivamente, sino cuando se vea la plaga, y alternar las materias activas. - Los aceites minerales que se aplican para el control de cochinilla tienen efectos sobre Araña roja. - Los tratamientos invernales con Aceite amarillo o DNOC son muy eficaces contra los ácaros invernantes. Si no se quieren utilizar estos productos por lo molesto de su aplicación (las manchas son muy persistentes y no se van con jabón o detergente hasta pasados varios días) se puede tratar con: Clorpirifos, Diazinon, Dimetoato, Etil-azinfos, Paration, Fenitrotion, Fention, Fentoato... - En el cultivo de la vid, en las zonas donde siempre haya, habrá que vigilar su evolución, mirando si hay huevos en la base de los pulgares y junto a las yemas. Cuando alcancen el 25 % de las yemas o el 50% de los pulgares, hacer un tratamiento con Aceite de verano + metil paration. Pájaros o aves Uvas protegidas de los pájaros Herrerillos y pinzones dañan los brotes de frutos (yemas de flor). Es un daño que puede ser importante. Estorninos comen frutos y uvas. Marcas de picoteo en frutos de árbol maduras que se pueden pudrir. Control - Lo más eficaz es proteger con redes o mallas finas. Cubre con redes durante la época de fructificación. - Los mejores racimos la uva de la parra se protegen de los pájaros con conos del papel de estraza, dejando algunos al descubierto para que se centren en ellos los pájaros y no piquen a los otros. - Los productos repelentes se deben repetir con frecuencia para mantener su eficacia. - El clásico muñeco espantapájaros pero cambiándolo de sitio regularmente y con una bolsa en lugar de mano. - Una cinta de vídeo vieja, desenrollada y atada por el jardín funciona pero durante unos días. - Unos CD's de música colgados producen reflejos que los espantan, pero lo mismo, durante unos días. - Tiras de papel de aluminio. Eficaz sólo al principio. 7. Avispas Con esta denominación se conocen gran número de especies, tanto solitarias como gregarias. Se alimentan de insectos y arañas, pero en muchos casos llegan a dañar los frutos al ir en busca de sustancias azucaradas, por ejemplo, uvas, peras, ciruelas, manzanas e higos. Al género Megachile pertenecen unas abejas dañinas a los vegetales, ya que construyen sus nidos con trozos de hojas que cortan, sobre todo de plantas pertenecientes a las familias de las Rosáceas. Son agresivas para defenderse o para defender al panal. Si la avispa pica al hombre o a un animal no muere por ello (como la abeja), ya que tiene el estilete liso, por lo que puede picar varias veces seguidas. Su picadura es más dolorosa que la de la abeja y puede llegar a causar la muerte a personas sensibles. Control Pulverizar con insecticida derribante y localiza y destruye los nidos de avispas. Polilla del racimo (Lobesia botrana) Polilla del racimo o de la uva: larva y adulto Las Polillas del racimo constituyen la principal plaga en la vid. Se trata de una mariposilla de 12 milímetros. Las larvas miden igual. Crisalida en un capullo blanco y así pasa el invierno, en la corteza de la cepa. Aparecen los adultos en primavera y hacen la puesta (50-80 huevos). Tienen 2 ó 3 generaciones según el clima. La primera generación come flores. No es un daño importante porque tiene muchas flores. Las siguientes generaciones comen frutos; aquí está el mal. Además provoca pudriciones por Botrytis que aprovecha las heridas que hace en las uvas para infectar. Control Clorpirifos, Diazinon, Bacillus thuringiensis... hay muchos productos. Se está empleando con éxito el confusionismo sexual con feromonas. El confusionismo sexual es eficaz porque reduce la población de larvas hasta niveles soportables sin tener que realizar tratamientos. Disminuye el número de tratamientos insecticidas. Respeta el medio ambiente y a la fauna auxiliar. Ahorra en mano de obra. Cuando se colocan difusores de feromonas en una viña, se crea una nube de olor que impiden el encuentro con los machos, impidiendo el apareamiento y logrando, por tanto, disminuir la población. Oidio en la Vid (Uncinula necator) Oidio en la vid El hongo se desarrolla sobre hojas, brotes y frutos, apreciándose en ellos las típicas manchas harinosas blancas. Los daños más importantes son los causados a los frutos. Requiere alta humedad para infectar, pero no agua líquida. Primavera es ideal para ello. La borra puede cubrir hojas, racimos o ramas y provoca deformaciones, abarquillamiento de hojas y rajado de uvas. El inóculo llega por el viento y penetra por los estomas de la hojas. Puede producir daños importantes en granos pequeños (guisante). Control Al ser esta enfermedad de desarrollo externo, se puede combatir una vez que aparece (el Mildiu sólo puede prevenirse). En aquellos sitios donde la enfermedad no sea crónica, se puede esperar hasta que veamos los primeros síntomas y tratar con azufre (en pulverización o espolvoreo). El producto más utilizado es Azufre, el histórico preventivo y de control en las primeras fases de desarrollo de la enfermedad. Es barato y además frena a los ácaros. Dinocap se usa mucho menos eficaz. No tratar con Azufre con temperaturas superiores a los 32ºC puesto que se pueden producir quemaduras en las hojas. Aplicar el azufre a primeras horas de la mañana o últimas de la tarde, para evitar quemaduras que pueden darse con temperaturas altas. Como norma general, habrá de tenerse en cuenta que el azufrado se hará después del tratamiento con Caldo bordelés (sulfatado) y no antes, para evitar quemaduras. Debe hacerse en espolvoreo. Se pueden utilizar otros productos sistémicos como penconazol, fenarimol, triforina y muchos más; o aplicarlos en zonas endémicas, donde es previsible la presencia del hongo. Mildiu de la vid (Plasmopara viticola) Síntomas en el haz y síntomas en el envés de Plasmopara viticola Ataca sobre todo a hojas. En primavera aparece la típica mancha aceitosa en el haz de la hoja, verde apagado amarillenta y por el envés, coincidiendo con ella, una borra algodonosa. Las hojas terminan secándose. En otoño, en hojas envejecidas puede aparecer síntomas de mosaico. En racimos puede aparecer borra o micelio algodonoso en granos pequeños y podredumbre seca en racimos más desarrollados en algunas uvas (la piel se arruga y se pone marrón). El inóculo permanece en hojas caídas en otoño y se activa en primavera. La enfermedad se transmite por salpiqueo de lluvia y penetra por los estomas de las hojas. Control Lo importante es realizar el tratamiento en la época adecuada. Cuidado con los calendarios que pueden hacer totalmente ineficaces los tratamientos. El hongo necesita humedad y temperatura entre 15 y 25ºC para su desarrollo, por lo que las lluvias, nieblas o rocíos seguidos por días calurosos son las condiciones óptimas. Realiza tratamientos cuando las condiciones climáticas del año, sobre todo en los momentos más susceptibles al ataque del hongo, que son: 1- Cuando los racimos se hacen visibles, teniendo la mayoría de los brotes una longitud de 5 a 10 centímetros. 2- Al comienzo de la floración. 3- Cuando los granos tienen el tamaño de un guisante (también ataca a fruto). Al inicio de la brotación primaveral usar tratamiento preventivo. Cobre solo o con Dictiocarbamatos. Se dan hasta 6-8 tratamientos contra Mildiu, sobre todo en primavera. Pulverizaciones preventivas con Caldo bordelés, oxicloruro de cobre o dictiocarbamatos (captan, zineb, mancozeb, etc.). Se pueden dar 3-4 tratamientos preventivos con Cobre y cuando haya condiciones favorables se pasa a otros productos: - Penetrantes: máximo 24 horas después de producirse las condiciones favorables, por ejemplo, la lluvia. Cimoxanilo, Clortalonil y otros. - Sistémicos: entre las 24 y 72 de producirse la lluvia, máximo 72 horas (2 días) después de producirse las condiciones ideales. Metalaxil, Fosetil-Al. Botritis o Podredumbre gris de las uvas (Botrytis cinerea) Botrytis: uvas podridas por botritis Ataca fundamentalmente a racimos próximos a la maduración. Los granos quedan recubiertos con un micelio del hongo, de color grisáceo y se secan. Se propaga la enfermedad por contacto. También ataca hongos saprofitos tipo Penicillium, que tienen un micelio verde azulado. Las condiciones óptimas para su desarrollo son 25ºC y 75% de humedad. El hongo Botritis para infectar necesita heridas en la uva. Estas heridas las pueden producir plagas como la Polilla del racimo, granizo o lluvias muy fuertes. El síntoma es una borra (micelio del hongo) muy abundante en las uvas de color gris oscuro y se pudren. Se va corriendo por el racimo con facilidad. El inóculo se conserva en las ramas y se activa con 18ºC y bastante humedad. Control La lucha no es fácil porque es un hongo interno. Indirectamente controlando la Polilla del racimo. Benzimidazoles o específicos para Botrytis como Procimidona o Vinclozolina,