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Recetas coloridas contra la desnutrición en los Andes
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2010/11/101116_recetas_andinas_am.shtml
Redacción
BBC Mundo
Con platos coloridos e innovadores, un concurso gastronómico único atrajo
cientos de personas recientemente en América Latina.
Pero estamos hablando de una competencia como ninguna otra. Sus participantes
viven a más de 3.500 metros de altura en los Andes, los premios pueden ser
cuyes, un tipo de cobayo consumido localmente, y los platos presentados sonarán
totalmente extraños a muchos lectores: salpicón de melloco, panqueques de
ayrampo, sopas de olluco o batidos de amaranto.
La FAO es consciente de que si estos niños continúan con esta mala nutrición van
a estar limitados para acceder a otros derechos como educación y salud
Ruth Ávila, FAO
El evento, en el departamento peruano de Huancavelica, fue uno de los festivales
gastronómicos organizados en el marco de un proyecto de la Organización de
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, destinado a rescatar
el consumo de cultivos tradicionales en Ecuador y Perú.
El objetivo es ante todo responder a una necesidad urgente: mejorar la
alimentación de las familias indígenas y especialmente de los niños.
"Más de la mitad de las familias indígenas en América Latina están en la pobreza,
muchas en pobreza extrema, y lo más crítico es que hay muchos niños que están
sufriendo desnutrición", dijo a BBC Mundo Ruth Ávila, coordinadora del proyecto.
"La FAO es consciente de que si estos niños continúan con esta mala nutrición van
a estar limitados para acceder a otros derechos como educación y salud”.
No más "dietas pálidas"
El proyecto de la FAO se titula Fortalecimiento de Organizaciones Alto andinas y
Rescate de sus Productos Tradicionales. Con fondos del gobierno de Nueva
Zelanda, la iniciativa, también conocida como FORSANDINO, está siendo
implementada en Perú, en el departamento de Huancavelica, y en Ecuador, en la
provincia de Chimborazo.
Las propias comunidades aportan ideas y recetas al libro publicado por la FAO.
A nivel de toda la región de Huancavelica la pobreza alcanza a más del 85% y
aproximadamente el 45% de los niños y niñas de las comunidades indígenas
sufren desnutrición, según la ONU.
Los cultivos que la FAO busca rescatar son viejos conocidos de las comunidades,
pero su uso se había ido abandonando a lo largo de los años.
"Lograr que la gente cambie de manera voluntaria sus hábitos alimentarios es
muy complejo. Había que innovar, presentar de maneras creativas las
propiedades nutritivas de esos productos que las familias estaban dejando de
lado", asegura Ávila.
La estrategia fue "pasar de dietas pálidas a platos más coloridos, combinando los
alimentos de una manera diferente", presentándolos como entradas, ensaladas,
bebidas, para diferentes estaciones.
Recetario
A través de concursos y festivales gastronómicos, las propias comunidades
aportaron ideas y recetas, que fueron reunidas en un libro, "Gastronomía
Tradicional Alto Andina".
Leguminosas andinas son usadas en recetas innovadoras.
Algunas recetas también fueron aportadas por instituciones de investigación
agrícola con la idea de que fueran adoptadas por chefs en los restaurantes. Esto
ofrecería una nueva fuente de ingreso a las comunidades, que podrían
comercializar sus productos.
Las organizaciones comunitarias tienen un papel líder en la promoción de los
nuevos cultivos. Como parte de la planificación, las familias proyectan sus sueños
en un dibujo sobre una cartulina al que denominan "gestión predial a futuro",
plasmando en un boceto cómo se imaginan su vivienda, sus cultivos, sus negocios.
"Aquí está mi biohuerto y un cuartito para mis cuyes (cobayas). Aquí voy a poner
un cobertizo para mis vacas, en este otro lado el criadero de chanchos y más allá
en la entrada queremos hacer un restaurante y un hospedaje para los turistas",
señala Dionicio Sarmiento, de la comunidad de Tinquerccasa, en Huancavelica, a
más 3.500 metros sobre el nivel del mar.
Menos vulnerables
Muchos cultivos tradicionales son altamente nutritivos. Por ejemplo, "los
pequeños granos comestibles de la kiwicha o amaranto contienen proteínas de
calidad y aminoácidos esenciales. En especial, contienen un alto nivel de lisina,
que es uno de los aminoácidos más escasos en los alimentos de origen vegetal",
señala Ruth Ávila.
La FAO evaluará el impacto del proyecto en la salud de las familias.
"Son granos pequeños, pero con propiedades nutricionales gigantescas.
Concentran grandes proporciones de calcio, hierro, potasio, zinc, vitaminas E y
complejo vitamínico B".
Los cultivos son además más resistentes a las variaciones del clima, lo que reduce
la vulnerabilidad de las familias a situaciones de inseguridad alimentaria.
"La experiencia del rescate de la gastronomía tradicional en Perú y Ecuador nos
parece de lo más relevante para todos los países de la región, dijo a BBC Mundo
Salomón Salcedo, Oficial Principal de Políticas de la Oficina Regional de la FAO.
Salcedo asegura que "en los próximos años, las perspectivas para los precios
mundiales de los granos y oleaginosas es que seguirán siendo muy volátiles y el
rescate de cultivos tradicionales vuelve a las poblaciones más pobres menos
vulnerables a shocks de precios".
"Tomates por gaseosas"
El recetario está siendo distribuido a más de 1.000 hogares e instituciones y está
disponible en internet.
El programa de la FAO se implementa en Huancavelica, Perú, y en Chimborazo,
Ecuador.
El proyecto, que comenzó en 2007 y finaliza en mayo de 2011, entrará pronto en
una etapa clave, la de la evaluación de su impacto. La idea es determinar los
cambios registrados en la salud y condiciones de vida de las familias indígenas
participantes.
Más allá de cambiar la alimentación, la iniciativa parece haber logrado ya un
impacto profundo a nivel de los valores.
"Antes cosechábamos dos kilos de tomate, los vendíamos y comprábamos unas
papas de paquete y una gaseosa, pero ahora la mejor parte de la producción la
dejamos para mejorar la dieta de los niños y lo otro lo vendemos para comprar lo
que no producimos", señala una de las madres participantes.
Según Ruth Ávila, el proyecto ha fortalecido en muchas familias "la conciencia de
que es necesario mejorar la alimentación para tener un mejor futuro y no seguir
en un círculo vicioso de pobreza, la conciencia del vínculo entre buena
alimentación, salud y derechos fundamentales".