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Antropología Simbólica y
hermenéutica
M .Ángeles Moreno Sosa
María Lorca Mora
Noelia Márquez Gómez
Consuelo González García
Rocío González Rodríguez
ÍNDICE:
1. Introducción
2. Definición de antropología simbólica y hermenéutica
2.1 Símbolos, mitos y rituales
3. Clifford Geertz
3.1 Biografía
3.2 Descripción densa
3.3 El Antropólogo como autor
4. Críticas a Geertz.
5. Bibliografía
1. Introducción.
Este trabajo está dedicado a la antropología simbólica y hermenéutica, destacando el
uso de símbolos, mitos y rituales. En él veremos los puntos más importantes de esta
corriente, centrándonos en uno de sus principales autores, Clifford Geertz donde
citaremos una pequeña biografía.
Para su estudio hemos delimitado su trabajo en dos de sus obras más importantes “La
Interpretación de las culturas” donde hemos destacado la descripción densa, y “El
antropólogo como autor”.
Por último, hemos mencionado algunas de las críticas que Geertz ha recibido, acerca de
sus obras, por parte de otros autores conocidos como Marvin Harris y Carlos Reynoso.
2. Definición de antropología simbólica y hermenéutica.
Según Carlos Reynoso, La Antropología Simbólica no es una teoría antropológica, sino
un conjunto difuso de propuestas que redefinen tanto el objeto como el método
antropológico, en clara oposición a lo que se considera como el "positivismo" o el
"cientificismo" dominante, y otorgando una importancia fundamental a los símbolos, a
los significados culturalmente compartidos y a todo un universo de idealidades
variadamente concebidas.
La antropología simbólica también se centrará en el estudio de los ritos y los símbolos
pues en ese ámbito parece que se ponen de manifiesto los valores en su nivel más
profundo y en él los hombres expresan lo que más les conmueve. Además, como las
expresiones de referencia son convencionales y colectivas en ellas se puede rastrear
fácilmente los valores del grupo y, en general, encontrar la clave para comprender la
Constitución esencial de las sociedades humanas. (Espina Barrio, 1992, p: 163)
En cuanto a la Antropología hermenéutica (interpretativa o exegética), el profesor
Espina Barrio dice que ella pretende algo más que explicar un suceso: se trata de
“entender el significado, el valor y el mérito de las formas expresivas. La Antropología
ofrece una alternativa al análisis cuantitativo del fenómeno humano al complementarlo
y ahondarlo con una profunda y reflexiva penetración cualitativa; mientras que el
científico busca leyes que funcionan independientemente del intérprete, el antropólogo
encuentra al sujeto dentro del significado”.
La Antropología hermenéutica, de acuerdo a Álvarez Munárriz, es el camino adecuado
para comprender las intenciones de las personas y de la vida social de una comunidad.
2.1 Símbolos, mitos y rituales
Lo simbólico, lo mítico y lo ritual poseen su propia lógica, su particular racionalidad, distinta a
la científica… si no hubiera una lógica del mito no podría tratarse de “mito” “logia”. El mito
articula los sentimientos según las reglas de una gramática distinta a la de la ciencia, aunque sea
complementaria a esta. No hay ruptura entre mitos y logos… El ser humano se expresa al
mismo tiempo en ambos órdenes y no puede subsistir sin ninguno de los dos…uno de los
terribles errores de la sociedad occidental es pensar que el hombre tiene suficiente con lo
signico y conceptual, pudiendo ignorar lo simbólico, lo mítico y lo ritual.
El símbolo es capaz de expresar lo inexpresable lógicamente, científicamente. Los teóricos de
la sociedad distinguen a grandes rasgos dos tipos de antropologías: las reductoras y las
amplificadoras. Para las primeras el símbolo es un epifenómeno, una parte de la superestructura
ideológica, un síntoma, las segundas por el contrario, conciben el símbolo como el inicio, como
el punto de partida.
Para Mèlich, “el significado del símbolo se agota en el propio símbolo. Todo intento por
traducir lo que el símbolo significa a otro lenguaje que no sea el mismo símbolo es iniciar un
proceso de desimbolización que acabara con la muerte del símbolo”. Este proceso es el que se
inicia en el pensamiento occidental con el racionalismo de descartes, y alcanza sus máximas
cotas dramáticas en el positivismo de Comte. Por otro lado el neopositivismo del circulo de
Viena, el marxismo, el psicoanálisis y el estructuralismo son “hermenéuticas reductivas”
intentos de “reducir” lo simbólico a lo signico.
Mientras que el signo es perfectamente traducible a otro lenguaje el símbolo no. (Antropología
simbólica y acción educativa Joan Carles Mèlich 1996, Editorial paidos Pag. 11,13,64,65)
El símbolo nos conduce al mito, y este a las instituciones y a los rituales. El rito resulta
inseparable del sacrificio, de la violencia y de la muerte. Todo rito se caracteriza por la
repetición de un gesto arquetípico que tuvo lugar en el principio de la historia….el rito es una
repetición del mito…dado que todo mito fundador es violencia, el rito es sacrificio, mímesis
violenta. Es la “recuperación” de las crisis miméticas. El rito es una necesidad vital, no hay
sociedad sin mitos porque el rito organiza la vida en común, domina la vida cotidiana y marca el
tiempo y delimita el espacio de la existencia personal y colectiva.
Las culturas primitivas canalizan la violencia a través de lo religioso, de lo sagrado, de lo
sacrificial…. La violencia es mimética…en nuestra cultura desacralizada y desmitificada en sus
horizontes últimos de sentido, las instituciones desempeñan el papel de control y de represión,
que en las sociedades primitivas están destinadas a la religión. El rito nos remite al mito y por lo
mismo al símbolo…. El rito es un acto simbólic . (Mitos, ritos, símbolos: antropología de lo
sagrado. Escrito por Fernando Schwarz. Editorial biblos. Colección daimón Pag. 88 y 89)
3.1. Biografía
Clifford Geertz es un antropólogo estadounidense, nacido en San Francisco en 1926.
Sus estudios de antropología los realizó en el Antioch College de Ohio y en la
Universidad de Harvard. A partir de su primer proyecto, el cual fue realizado en el
Sureste de Estados Unidos, Geertz comenzó a publicar sus primeros artículos. Más
tarde, marchó a Indonesia donde estudió los patrones religiosos. Tras el viaje, publicó
su primer libro Agricultural Involution.
A partir de entonces, Geertz ha publicado cerca de una docena de libros, algunos
considerados como verdaderos "clásicos" de la disciplina antropológica. Geertz fallece
en 2006 a sus 80 años, tras una posterior complicación a una cirugía de corazón en el
hospital de la Universidad de Pennsylvania.
3.2 Descripción densa
Los estudios específicos de Geertz se sintetizan en una de sus obras fundamentales “La
Interpretación de las culturas”. El primer aspecto que abarca y se adentra en
profundidad es su perspectiva de la cultura como una “descripción densa”.
Según Geertz el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo
ha tejido, por tanto el análisis de la cultura ha de ser no una ciencia experimental en
busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones. Busca la
explicación, interpretando expresiones sociales que son enigmáticas en su superficie.
Geertz usa en su estudio el término etnografía, para él no es necesariamente lo que
afirma en los manuales y textos generales de antropología: el establecer relaciones,
seleccionar a los informantes, entrevistar, transcribir textos, establecer geneálogias,
trazar mapas del área, llevar un diario de campo, etc. A contracorriente, plantea que lo
que define a la etnografía es cierto tipo de esfuerzo intelectual: una especulación
elaborada, “descripción densa”. Dicho término lo retoma de Gilbert Ryle (Geertz, P:21).
Para Geertz la diferencia entre lo que Ryle llama la “descripción superficial” y la
“descripción densa”, define el objeto de la etnografía: una jerarquía estratificada de
estructuras significativas atendiendo a las cuales se producen, se perciben y se
interpretan.
Afirma que la etnografía es descripción densa, lo que en realidad encara al etnógrafo es
una multiplicidad de estructuras conceptuales complejas, estructuras que son al mismo
tiempo extrañas, irregulares, no explícitas, y a las cuales el etnógrafo debe ingeniarse de
alguna manera, para captarlas primero y para explicarlas después. Hacer etnografía es
como tratar de leer un manuscrito extranjero, borroso, plagado de incoherencias, de
comentarios tendenciosos, etc.
Como experiencia personal, Geertz, transmite que la investigación etnográfica consiste
en lanzarnos a una desalentadora aventura cuyo éxito sólo se vislumbra a lo lejos; tratar
de formular las bases en que uno imagina, siempre con excesos, haber encontrado
apoyo, es aquello en que consiste el escrito antropológico como empeño científico.
Afirma que no tratamos de convertirnos en nativos o imitarlos, lo que procuramos es
conversar con ellos, una cuestión bastante más difícil. Por tanto, la finalidad de la
antropología consiste en ampliar el universo del discurso humano, aspirar a la
instrucción, al entretenimiento, al consejo práctico, al progreso moral y a descubrir el
orden natural de la conducta humana.
Para Geertz la virtud de la etnografía está en el problema de cómo hacer una relación
mejor a partir de otra menos buena. Debemos medir la validez de nuestras
explicaciones, no atendiendo a un cuerpo de datos no interpretados y a descripciones
radicalmente tenues y superficiales, sino atendiendo al poder de la imaginación
científica para ponernos en contacto con la vida de gentes extrañas.
Sin embargo, realiza una crítica o delimitación de enfoques interpretativos como los
suyos; afirma que el vicio dominante de los enfoques hermenéuticos de cualquier cosa-
literatura, sueños, síntomas, culturas- consiste en que tales enfoques tienden a resistir ( o
se les permite resistir) una articulación conceptual para escapar así a los modos
sistemáticos de evaluación. En este sentido advierte que se corre el peligro de que la
interpretación sea presentada como válida en sí misma; o peor aún, como validada por
la supuesta sensibilidad de la persona que la presenta. Al respecto es tajante: afirma que
nada podrá desacreditar más rápidamente un enfoque semiótico de la cultura que la
posibilidad de que se desplace hacia una combinación de intuicionismo y de alquimia
(López Carrera, J.C 2005).
Para Geertz la teoría cultural presenta una serie de condiciones, la primera, no es dueña
de sí misma, es inseparable de los hechos inmediatos que presenta la descripción densa,
la libertad de la teoría para forjarse de conformidad con su lógica interna es bastante
limitada. La segunda condición, no es predictiva. Si se comienza la descripción densa
partiendo de un estado de general desconcierto sobre los fenómenos observados y
tratando de orientarse uno mismo, no se inicia el trabajo con las manos intelectualmente
vacías. En cada estudio no se crean nuevamente las ideas teóricas, se adoptan de otros
estudios afines y se las aplica a nuevos problemas de interpretación. De manera que no
es sólo interpretación lo que se desarrolla en el nivel más inmediato de la observación;
también se desarrolla la teoría de que depende conceptualmente la interpretación.
Concluyendo con su teoría sobre la descripción densa, Geertz establece su propia
posición en el medio de todo esto que no fue otra que tratar de resistirse al subjetivismo
y al cabalismo mágico; tratar de mantener el análisis de las formas simbólicas lo más
estrechamente ligado a los hechos sociales concretos con el mundo público de la vida
común y tratar de organizar el análisis de manera tal que las conexiones entre
formulaciones teóricas e interpretaciones no quedaran oscurecidas con apelaciones a
ciencias oscuras. Siempre está el peligro de que el análisis cultural pierda contacto con
las duras superficies de la vida, con las realidades políticas y económicas dentro de las
cuales los hombres están contenidos siempre, y pierda contacto con las necesidades
biológicas y físicas. La única defensa es analizar esas realidades y esas necesidades en
primer término.
En fin, la vocación esencial de la antropología no es dar respuestas a nuestras preguntas
profundas, sino dar acceso a respuestas dadas por otros (López Carrera, J.C 2005,
Revista Ra Ximhai, “La hermeneútica en la antropología, una experiencia y propuesta
de trabajo etnocéntrico: la descripción densa de Clifford geertz”)
3.3 El antropólogo como autor
Este libro de Geertz consta de 6 capítulos claramente diferenciados. En el primero y en
el último Geertz descarga todas sus reflexiones en torno a la transmisión escrita de lo
descubierto en el campo, en los capítulos 2, 3, 4 y 5 revisa el trabajo y su obra de
algunos antropólogos clásicos del S.XX como –Lévi-Strauss, Evans-Pritchard,
Malinowski, Read, Rabinow, Crapanzano Benedict,…-.
Según Geertz, los “Tristes trópicos” de Claude Lévi-Strauss descubre el estructuralismo
antropológico en todo su esplendor, como en cierto modo un conglomerado de saberes,
de ciencias y estilos vecinos que hasta entonces no habían sido asumidos por la
antropología.
Para Geertz la escritura de Sir Edward Evan Evans-Pritchard se muestra mucho más
homogénea estilísticamente. Las diapositivas africanas de Evans-Pritchard”. Responde a
la clásica mentalidad colonialista,reflejando el encanto colorista del África desconocido.
En la simplicidad discursiva, sujeto-verbo-predicado, se muestra un complicado método
de construcción textual, poco ornamentado y común a la orientación británica de la
antropología social.
Partiendo del análisis de la obra de Bronislaw Malinowski, Geertz pone al descubierto
una de las misiones fundamentales de la escritura antropológica: dar testimonio de que
el autor estuvo allí, contando de la forma etnográficamente más productiva posible los
detalles de la experiencia. La descripción etnográfica es ahora un “viaje paradigmático
al paradigma lejano”, en el que el antropólogo se desnuda provisionalmente de sus
artificios e instrumentos y se pierde en el entorno social, identificándose con el mismo
en un proceso empático, inmiscuyéndose en lo que está ocurriendo, lejos del estilo
académico, y difuminando la diferencia entre observador y observado.
Según Geertz la obra de la norteamericana Ruth Benedict se muestra, distante del lector.
Su descubrimiento del Otro desnuda de valor al Yo, especialmente al yo cultura propio
del etnocentrismo de su entorno nacional. No ajena al uso de la ironía sincera, presenta
lo extraño como familiar con el objetivo de construir narraciones antropológicas
edificantes. Para Geertz esta autora asume, así, modos de relatar, acercándose a las
culturas primitivas no sólo con ánimo de aprendizaje sino considerándolas como
auténticos laboratorios sociales naturales.
Geertz nos muestra una dura crítica a la escritura etnográfica a pesar del enorme respeto
que ha mostrado por los autores citados. Entra de lleno en una de las cuestiones más
candentes del trabajo antropológico; cuando se muestran sus resultados.
Tradicionalmente parece que el trabajo del científico cultural es ir allí, tomar notas de
campo, transcripciones de entrevistas u otro tipo de documentos; volver y escribir,
contar a los demás, lo que ha visto.
Geertz destaca la enorme diversidad de lo humano, que da razón de la
variabilidad en que nuestra especie vive nuestras vidas. Tras su propuesta de
descripción densa como camino para interpretar las culturas, parece que en la
obra cuya recensión presento, empieza a mostrarse pesimista en cuanto a los objetivos y
fines que puede alcanzar la antropología.
Josep Seguí (Diciembre 2005)
4. Críticas a Geertz
El antropólogo Clifford Geertz recibió críticas de otros pensadores y antropólogos que
pusieron en duda sus ideas y preocupaciones. Una de las críticas más importantes que
recibió fue la que provenía de la tendencia antropológica denominada Materialismo
Cultural, cuyo representante principal es Marvin Harris.
Marvin Harris está considerado como el padre del materialismo cultural. Es materialista
porque se basa en la premisa de que la vida social es una reacción frente a los problemas
prácticos de la vida terrenal. El término cultural expresa con mayor exactitud que otros
el hecho de que los fenómenos que tratamos de explicar son humanos, tanto sincrónicos
como diacrónicos, tanto prehistóricos como históricos.
Como dice Paul Bohannan el materialismo cultural desarrollado por Harris, tiene sus
raíces en muchos científicos sociales. Su teoría se sustenta sobre el materialismo
histórico de Karl Marx, la evolución cultural de White, la ecología humana de Steward,
el comportamiento psicológico de Skinner y los conceptos etic y emic enunciados
inicialmente por Pike. Está más interesado en descifrar el desarrollo de rasgos culturales
específicos dentro de una sociedad a través del uso de un enfoque etic y la aplicación
del materialismo cultural.
Marvin Harris considera el Materialismo Cultural como una estrategia de investigación
antropológica en la cual prima la necesidad de investigar las causas materiales de las
diferencias y las similitudes en el pensamiento y el comportamiento de los distintos
grupos humanos, mientras que el antropólogo Clifford Gertz presta especial atención a
la “interpretación” y “comprensión” de sus aspectos simbólicos puesto que él se halla
fundamentalmente preocupado por la acción simbólica, por el uso que los hombres
hacen de los sistemas simbólicos. Él considera a la cultura como un conjunto de
mecanismos de control que guían y ciñen aquellos aspectos de la humanidad que se
expresan en la cultura. Harris cree que habría que habría que desarrollar una teoría de la
“evolución sociocultural” mediante principios análogos a la doctrina de la selección
natural de las especies. Los factores idiosincráticos no deberían ser incluidos a la hora
de hacer afirmaciones sobre el desarrollo regular de la cultura, ya que, aunque pueda
llegar a determinar el curso de dicho desarrollo, los casos en que resultan ciertos son “de
corto alcance y relativamente escasos”, pudiendo establecerse mediante calculo
estadístico. Al estudiar las causas de la evolución cultural hay, que dar prioridad según
Harris, a los factores demográficos, tecnológicos, económicos y ambientales, ya que
estos son en general las fuerzas motoras. Sin embargo Geertz ha venido tratando la
cultura de los pueblos que estudiaba como “un conjunto de textos, que forman
conjuntos con ellos mismos”, y que el antropólogo debe interpretar como si de textos
literarios se tratara. Para los materialistas culturales, Geertz no es más que un insufrible
idealista, lastrado por las taras inherentes a su pasión por Parsons.
Otra de las críticas que recibió Geert difiere de un antropólogo venezolano, Carlos
Reynoso el cual ha estudiado en profundidad a Geertz y su teoría, por ello lo impugna
constantemente con sus críticas.
Carlos Reynoso (Avellaneda, Buenos Aires, 1949) es un antropólogo argentino,
dedicado a la reconstrucción y crítica de la teoría antropológica, así como a la
contribución a través del desarrollo de modelos formales y de marcos epistemológicos y
metodológicos correlativos a la transdisciplinariedad de la investigación en ciencias
sociales.
Reynoso, como bien decía en la introducción de su famosa compilación El surgimiento
de la antropología posmoderna (1998), no solo calificaba a Geertz de posmoderno, sino
que le hacía deudor de los problemas epistemológicos que acarrea hoy por hoy la
antropología sociocultural.
En su Prólogo a la presentación en castellano de la obra de C. Geertz “La interpretación
de las culturas”, Reynoso dice que lo que propone Geertz no es una metodología para la
construcción de una antropología científica, como lo fue en un principio el método
estructural, sino más bien una actitud o un conjunto politético de actitudes para encarar
una antropología concebida como un acto interpretativo. En este sentido, para Reynoso,
la trayectoria de Geertz ha ido acentuando con el tiempo su propensión a mantenerla
práctica disciplinaria apartada de la emulación servil de las maneras propias de las
ciencias naturales, empujándola decididamente hacia el terreno de las humanidades. Por
tal motivo, su programa es susceptible de interpretarse, más que como un avance
revolucionario o un gesto en el vacío, como un movimiento de restauración del ideario
humanista de Kroeber y de Boas. También piensa que Geertz aparece más interesado en
sugerir tenuemente una ciencia de la interpretación que en desarrollarla de forma
rigurosa.
Como último referente vamos a poner a David Schneider. Este antropólogo es también
simbolista pero difiere de la concepción que tienen Geertz y Turner en que su definición
de la noción de símbolo es diferente. En esto se diferencia significativamente. Schneider
define ciertamente la cultura como un sistema de símbolos y significados, en el cual
para él esos símbolos eran dichas “unidades” culturales o “constructos” los que definían
a la vez el mundo y el sistema de cosas que existen dentro de él. Concibe que estos
“constructos culturales tienen una realidad propia que no depende de su existencia
objetiva. Geertz por su parte se preocupaba fundamentalmente de la acción simbólica, y
en especial del uso que los hombres hacen de los sistemas simbólicos.
En conclusión, y como dice el antropólogo Reynoso, lo que Geertz propone es una
alternativa firme frente a otras formas del simbolismo, la cual ha sido bastante
cuestionada entre sus diferentes compañeros de profesión.