Download File - AUGUSTO ZAPATA

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
LAS ESTANCIAS DE LA BRIZNA
POESÍA Y PROSA
AUGUSTO ZAPATA V.
LA CASA DE CRISTAL
En el umbral había una sombra briosa que olfateaba
Las fisuras del cristal en el ojo endurecido del camello.
Lágrimas con catedrales ya muertas en su hondura.
Portones oscuros de jardines prohibidos
Y guitarras y clavos y muros y cales de zócalo
Aferrados al hielo de la ermita
Rodaban por la mejilla invulnerable del
Camello.
Con hilacha de reloj antiguo estaban abullonados los muebles
Cuyos alambres y resortes se asomaban inclementes
A la ventana indigna donde se degollaban y violaban
Los pájaros de la aurora.
Las lámparas que pendían de las cornisas
Altas muy altas
Eran lámparas de un mar lento y profundo
Cuyo hermetismo era dirigido más que todo
Al peregrinaje de la plaza muchedumbre
Y al rocío púrpura donde bogaban los hijos
De luna.
El primer cuarto era de una bruma rojiza
Ya cansada
Con opacas celosías gris abierto
Al campo raso en donde la huella de un lago:
Veleros rosas de montaña y capillas
Coral de los guardianes del jardín
Se vislumbraba en los rasguños de la especie
Sobre la mejilla del poema.
Dos sombras discutían sobre el terciopelo del jazz
Húmedo en el cruce del nilón hace tiempo abandonado.
Calle ciega de labios gemebundos
Apretando esquiva las columnas eternas
Del crepúsculo para llorar.
Más adelante estaba el cuarto azul herido
De los mercaderes.
En el alfeizar había un pasillo oscuro
Por donde hombres solitarios erraban díscolos
Listando de oro la heredad de su desierto.
Al fondo de la casa había un bosque en forma de cruz
Donde los lobos del miedo en la noche enferma del alma
Habían crucificado un Cristo.
Sí un Cristo inmenso como el mundo
Rostro y voz de muchedumbre
Que aullaba silencioso en la dignidad mordida por la lluvia del escarnio.
+++
DESPERTAR
Venían del maná
Comarca de la luz donde el oro de las flautas
No es el desnudo caballo de la albura
Pero sí hostia
blanquísima hostia
Desnudez azul de las margaritas besadas
Por la lumbre y los arroyos de la ermita
Aún desperezándose entre la oración blanca del
Librito blanco.
La soga del bronce en las altas cúpulas del sueño
Era aún rosado latido que acentuaba la palidez
De los relámpagos
Gota de rocío o acento de la brisa en la azucarada
Flauta mágica de Mozart.
Pero…
Y ese extraño ruido órgano ciego revotando
Entre los muros de un sueño que agitaba
Las rosas del jardín casi hasta llorar.
Y la lava inexorable del volcán.
Y el musgo color rojo sobre la tímida piedra
Del pudor.
Y el gallo del amanecer elevando sus espuelas
En las íntimas hojitas de un edén desnudo
Sólo vislumbrado y que pronto muy pronto
Sabrían que ese edén es luz que maliciosa se esconde
A los perfumados y eternos jardines del amor.
+++
Había calmado el estío tembloroso de sus labios
En el lecho del amor
Y en sus ojos había sembrado el mana
Que alimenta el alma
En los oscuros laberintos de la lluvia.
Pero ay
Esa cuenca disfrazada había roto
Desde hace mucho muchísimo silencio
El cristal virgen del jardín donde al par con sus muñecas
Soñaba el tesoro de su vida.
Luego fue la soledad en los altares crucificados
De la culpa.
+++
EL SILENCIO NOCTURNO DE LOS REMOS
La lumbre se había trocado en la mano que asfixia
Los pájaros del alma
En la dorada plaza del farolito rojo:
La morada clavija del violín rodando en la mejilla.
La sonora desnudez del agua afeando el rostro azul
De las estatuas.
Y el martillo y la espada y el grito
Horadados en la mano de la hilacha.
Pero ay el viento abrió su libro en la quilla de la barca
Casi sumergida en el subterráneo de los elefantes
Muertos
Ordenando achicar el agua de llanto y Cristo y niebla y miedo
Aferrado al timón del tiempo
Que amenazaba en las ventanas del invierno.
Y de nuevo fue la barca superficie
Tema del poema en la blancura de la espuma
Silencioso nocturno de los remos.
+++
LA YEGUA Y EL ÁNGEL
Una rosa le había lanzado la luna sobre la sonora urdimbre
Donde burbujeaba una catedral dormida.
Era la noche del cristal besado por la lumbre
En las sedosas disonancias tejidas por el jazz
Estancia del vino y las estrellas.
Olvidadizo del espejo y sus enveses
Quiso alzarla con sus labios
Desde una fisura natural de los armónicos
Cromados por la luna
Pero ay…
No tomes esa rosa imprecó el viento
Escondido tras el celaje proyectado por las lápidas.
Te es prohibida
Por qué entonces la lanzaste a la pauta abierta
En mis ojos en mis labios y en mi alma
Que resuma rocíos y mieles en el cristal
Profundo de la ausencia?
Protestó airado el peregrino del sol
extraviado
En el arcano angustiado de la incomprensión.
Y severo el viento con una soga ardiendo entre sus manos
Murmuró:
Llueve hace mucho frío
vete a dormir
Y cierra tu ventana…
Y en la noche oscura se esfumó
Dejando oír en la profundidad ciega de sus pasos
El chasquido del látigo sobre la grupa gemebunda
Copulación instinto ángel peregrino.
-No te castigo por yegua te castigo por elevar tus mástiles
En los altares luminosos de la rosa. Añadió.
+++
Hace mucho tiempo has lanzado tus cartas sordas
Sobre el verde desteñido donde pastan los camellos.
Perfuma tu herida
Dale hondura a tu talón en el desierto que alumbra
La luna de tu espejo
Esmalta el arco de tus sueños
Y…
Toma tus enseres abre el libro de la vida
Y en la voluta del café desnúdate cerca al muelle
Del humo y el olvido
Para que con tinta de invierno escribas un poema.
+++
LAS ESTANCIAS DE LA LUZ
Ese cordón tan sedoso y fino
Tal vez sea carga tan pesada a la cometa
Que horade la visión en las estancias de la luz.
Es necesaria el agua en la fragua del asfalto
Así como el astillero en la pavesa
Que estruja el viento en la espera
Tras los cristales del invierno.
El agua del desierto sí el agua del desierto
En la construcción de los violines
EN el acero oxidado del granero
Lluvia rota paraguas roto
Cartón para cubrir el alma
Fisura o frente en el portón cerrado
De las fábricas
Eco cantor de lo que fue y ya no es
Fondo del rocío
Donde enjugan sus lágrimas las estrellas
Caídas de la noche.
+++
LA PATRIA PROMETIDA
No permitas que el desdén de tus pájaros
Por el martillo y el cincel
Horaden inescrupulosamente el altar de luz
En el susurro del viñedo.
No importa esa hilacha en tu talón
Tampoco el ángel moribundo en el agua
Del ocaso. No importa.
El viento ruge sobre las piedras de la miel así
Como en la calle ciega de sal y estatua sumergida.
Rompe la reja de tu llanto
Ve a la construcción y siembra un árbol
Nunca es tarde para asumir las sandalias
De la patria prometida.
+++
RAMO DE LUNA EN LOS LABIOS
Iba tardía para el puerto enmelado de la luna.
Las maripositas rojas y azules
Aún construían altares desnudos
En el tembloroso espejo de su lecho.
Más de ochenta estrellas se habían apagado en la distancia
Sobre el encendido péndulo
Negación del rubor silencio mudo de
La soledad
En el claror de la ventana.
La distancia sí la distancia
Y su ganzúa triste para violar el portón digno
De la solitaria y silenciosa lágrima.
La distancia y sus camellos ciegos haciendo muecas
Tras el cristal en donde dos brazos mendigos
Se elevan hacia el cielo en actitud de ruego.
Y el cofre de agonía donde duerme su hermetismo
El mar.
Y la polvareda del camino en la alcoba
De los labios entreabiertos.
Y el sol tremolando estrías dolorosas
En las desnudas rocas del vacío.
Sí pero esta vez llegaste oh distancia
Distancia invierno
Distancia ángel vencido por el sueño
Distancia hilacha mordiendo los talones
Tal vez tocando el póstumo portón de los crepúsculos
Apareciste con un ramo de lunas en tus labios
Piel desnuda.
+++
GOTA DE ROCÍO
En la gota de rocío
Cristal abierto a la verdad del viento
Huyéndole al rubor esmaltado del payaso
Rodando en la mejilla.
En las estrías de la greda mano díscola
Sobre la leche de la aurora
Sembrando árboles en la herida del adobe
Joroba de los niños.
Y la palabra remilgada desnuda
Tanteando cada piedra en el río
Del silencio
Y la profundidad blanquísima de la página
Como un agua donde una mano de bruma
Trata de tomar por el cabello
La ahogada sonrisa del viajero.
+++
Tal vez sea un ave ciega y sin raigambre en su mirada
Auscultando los muros trasparentes del poema.
Pero…Ay
Las flores del camino también perfuman
Los raídos sombreros de la ausencia
Así como los veleros excavados en la fisura
De las rocas. Lo siento.
+++
El silencio se pinta de orilla
En la profundidad de los puertos y las grúas
Lo sé muy bien
Estaba escrito en mi bitácora.
Por eso en los lagos de mi crispado puño
Hago que emerjan pájaros cantores
Aunque a veces junto a la raíz
Brota un Cristo si un Cristo silencioso y pensativo
En la orilla muchedumbre plaza consumada del desierto.
+++
El cuchillo lo convierte en pluma
Y en el agua sucia del tiempo y sus lacayos
Siembra arco iris que colorean lágrimas
En la lluviosa cotidianidad del Gólgota.
Ala de pluma azul sí alto relieve sobre la
Luna del espejo camello obsceno
Huella de los siglos abismo
Profundidad horrorosa de las cuencas.
.
+++
No hubo uñas navajas o
Labios manchados con caballos forasteros
En el rojo perfume de la oración.
Fue la hilacha en el ruedo gris de la alameda
Vitrina del decoro
Vociferante totuma en el cerrado portón
Del astillero
La que construyó ese eterno instante
De abismo y soledad.
+++
Sí también es oración en los amantes el
Ángelus del crepúsculo llama gemebunda
De los besos
Umbría u oración del mástil
Que acaricia estrellas en el cielo abierto de la piel.
+++
También la oración blanca
En la página en blanco
Escondite de celajes
Calles alamedas cúpulas cópulas
Sombra desnuda grito henchido del mendigo
Consumando su barca de viento y sueño.
+++
También oración la otra
La del billete falso en la aurora falsa
La del mercadeo la que pide bendición
Para su cuchillo oscuro
Tembloroso de escama en el crujido nocturno
De la angustia y el espanto.
El de la lluvia triste granero triste
Muertos de un mar sin lámparas
A pleno sol del medio día
+++
LLEVABA EL ALITA QUEBRADA
Llevaba el alita quebrada
Y la colita desgarrada.
Su orejita era larga como un caucho extendido
Hasta lo infame.
Su dueño había inclinado su mirada avergonzada
Tanto en las alamedas como en las plazas muchedumbres
Oración del vértigo clavo caliente del abismo.
Y… ¿Hablas de?
Hablo de un niño.
Sí de un niño comprado en el mercado ciego de la piel
Lanzado a la horrorosa inocencia de unos ojos dinosaurios.
Era la noche ignorante del alma en vilo.
Era el beso de judas en la mejilla de la espiga.
Era la umbría insana tiritando agonías
Frente a la humillante desnudez
Del ciego espejo.
+++
SIGUE TU CAMINO
Sigue tu camino no hieras más las lámparas del mar
Donde dormitan el ángel y el caballo.
Haz del escarnio oración
Para los jardines moribundos
Del camino.
Velero o hueso
Sumergido en el agua tenebrosa de la angustia.
Nube desteñida cuchillo absurdo
Soga potro cruz lenta muy lenta
Donde las tinieblas se abrazan con la lumbre
Para ahogar el latido de los pájaros.
+++
EL CUCHILLO DEL PAN
Existen en el mar dislocado de la niebla
Confusiones tan profundas como cuando el cuchillo del pan
Se convierte en oración bendición a la cresta abominable de la noche.
Piedra laqueada de la ermita
Infame en el certero filo de la frente sobre la patita de los pájaros.
Roca obscena siglo o llanto elevado en el Gólgota humillado
De los ojos.
Agua tras vitrinas imposibles.
Una mano y otra mano cubriendo la dignidad
Ruborizada del desnudo.
+++
UN PÉTALO CAÍDO DE LA UMBRÍA
Un pétalo caído de la umbría fue trozo de pan
Vino de luz
En la ventana oscura de la ausencia.
Mano agradecida
Alumbrando el enigma de las piedras
En los altos torreones del camino.
Firmeza de los huesos en la ventanilla sin humor
Asumiendo los tiques ya jugados
Sutileza de la mano en el hilo del poema.
Y el alma viva en los puertos mercantiles
Donde el viento mide las antorchas que flotan
En el agua aleonada de la noche.
+++
Una brizna sí una brizna de luz
En la reseca y cuarteada sed de la arcilla
Marca oscura en los peldaños del mármol y la lumbre.
+++
Fue un toque de azucena
En la mano callosa y forastera
La que listo de alma perfumada
El gris extranjero del asfalto.
+++
El bostezo de los muros acalló su cuerda muda
Y el río del silencio besó las fisuras cansadas de la greda.
En la profundidad del espejo levitaba un ángel
Que sacudía las páginas
Polvorientas de la noche. Ya era primavera.
+++
No eso no es un león tampoco una navaja
De fragor espeso.
Tal vez es una barca rumbo al jardín
De piedra laqueada.
+++
Y la flor volvió a nacer
En el lomo de las fauces vencidas
Por la lumbre.
+++
Era cuestión de brazos abiertos y extendidos
No de arcilla reseca y árida en los ojos.
+++
No fue un mar colmado hasta los trastes
De lámparas vivas y sonrojadas
Pero sí un boleto azul sonriente
Bajo la umbría del arpa.
+++
La pleamar descendió hasta los trastes
Menos duros del silencio.
El heraldo difunto de la luna
Había acallado por fin su trompeta
De mono herido.
+++
Pensadlo la guitarra de los dioses
Muchas veces se encuentra escondida
Tras una palabra escrita en los tableros mar adentro
Es cuestión de la barca y el barquero.
++
Los abismos cuentan las hojas caídas de la lluvia
Sobre el eterno remolino de los siglos.
La ley del forastero en el desierto de la espada.
El oasis para el niño y el anciano en la giba del vacío
Muy cerca al silencio del bronce y sus estatuas.
+++
Que no enferme el llanto que no se disloque la piedra
Aúlla una sombra de sudor hambriento
Desde el potro azul de su alambrada.
+++
Y…
¿Por qué la desnudez del maná sobre su frente?
He perdido el rostro las manos los pies
La huella y la veste…
Sólo me quedan la voz y el viento para sobrevivir
A los aldabazos del camino.
+++
¿Sólo por existir?
No asómate a tu alma desgarrada mucho antes del fragor
De la batalla.
Hazte un sombrero de viento hazlo tejer
Donde tejen las lágrimas del alma
Lima la uña dolorosa a tu caballo
Puede lanzarte al abismo
Oración arrepentida los muertos que
Juegan a la vida entre encendidas cajas de fósforos.
+++
El horizonte es de acero
La luz es de acero
Y duele como la desnudez friolenta y sin abrigo
De la novia en el portón olvidado de la boda.
O como al constructor del violín al que prueban la finura de su alma
Bajo la mole congelada y sucia del desprecio.
Es de acero la espada centro vergonzoso
Del miedo y la angustia
Acumulando miseria entre sus párpados hace tiempo
Muertos por las máscaras obtusas que mienten existencia.
+++
VENÍA DEL MANÁ
A la doctora Diana Patricia Díaz
Venía del maná
Estancias del perfume que emana el arco iris
En el curvado surtidor de mano tibia.
Sonrisa ave pez y hierba o esmalte en el cáliz azul de la esperanza.
Chasquido del agua en la orilla púrpura
De la nieve oración vida o lira
Frente al tablero de la aurora
Dirigiendo el agua clara en la incansable noche
De los anaqueles.
Diana o eco de excelso campanario
Donde los pájaros otean los oscuros
Breñales del siglo aleonado.
Agua luz lumbre sonoridad
Sobre la herida de manigua en la frente adolorida
Y forastera.
Paz remanso hoja trémula
Entre la vociferante manada de la plaza muchedumbre.
Gota a gota sí gota a gota quién sabe después de cuánto llanto se
Colmará el mar profundo de la soñada aurora.
¡Escucha sí escucha! Como pulsa el ángelus de la tarde
Las cuerdas de la vida. ¿Sientes cómo vibras?
+++
LA NIEVE SONORA DE LA HUELLA
A JUAN CARLOS ATEHORTÚA
Tiene el cabello blanco
Las manos blancas
Los ojos y los labios blancos
Así como su huella
Destello luminoso que en el silencio
De la noche
Lima las piedras abruptas en el portón de los conciertos.
Viene de la nieve.
Ojos abiertos a la vida
Tras el cristal anestésico de la angustia
Brazo extendido como un sol
Abrazo costanero a la lluvia
Que a veces anega la mirada forastera.
Se oye el eco lejano de un piano añoranza azul
Permeado de lámpara y alfombra
Desgranando cristal de dulce abrigo en la sala
Del nocturno Harlem.
Claro oscuro andante luna o blues
Ondulando el lago de los sueños
Olor a árbol centenario alma o desarraigo
Tocando el cielo de las lágrimas
Bajo la umbría sonora de las candilejas.
¡Oye! El olor del éter color herida
Se troca en cuerda
Y la mesa azul de la cirugía en un canto
Que colma el alma después de la jornada.
Es el eco silencioso de la noche
Tibia lámpara de hogar
Clara disonancia terciopelo azul
Pulsada en el arpa de tu alma.
Y el mar y el jazz y la estancia de la miel
Bajo caminante hacia el sueño de los sueños
Susurro leve de un velero que se aleja jazzeando suavemente
De la orilla.
+++
DÍA DE ASUETO
Ay la alameda dorada umbría
Cobijada de sueños
Rumbo al susurro del lago
Sin lazo Y sin greda
Ladrando en el portón de la catedral.
La luz vociferando mieles
En las estrías del tiempo
Y el pan y el humo del café
Rumbo a la alta mar del poemario abierto.
Cerrado el portón de los espejos
Aúllo de lobo en el jardín de invierno.
Sólo la sala del alcázar colmada luz
Rielando las pautas doradas de las flautas
Rumor de manos tibias
En el destello de la llama
Cuchillo de la especie.
Y la ermita en el puerto de la lumbre
Hilito del poema picoteando nubes.
Ojos sin huella sin desierto
Y sin culos de botella en la alacena.
Sólo un mar profundo y sin orillas
Platicando eternidades.
+++
EL SILENCIO DEL AMOR
Su patria es el amor
Su canto es de silencio dorado silencio
En lo más profundo de la flor.
Y ríe y llora y ama
Sin esa tuna que es exilio del amor.
Mar luminoso que humedece sus lunas
Con la espuma cantora de sus sueños.
+++
MIRANDO SU ROSTRO
Mirando su rostro en las luminosas vitrinas
De la primavera deshoja las flores de su frente
Que caen cual pétalos tibios en mi jardín
Cantor de ausencias y lejanías.
En la profundidad del mar no vislumbro mi rostro
Ni mi huella
Ni mi guitarra abierta cual calle ciega
En el estanque silencioso de la noche.
Diviso sí la oración de unos labios entreabiertos
Negando el frío del hielo y la verdad del hierro
Que marca las almas con las letras de
La ausencia.
+++