Download 2.1 El proceso de hominización en la Península Ibérica, nuevos
Transcript
2.1 El proceso de hominización en la Península Ibérica, nuevos hallazgos. El proceso de hominización se inició en África durante el Paleolítico hace 2,5 millones de años con el primero de nuestros antepasados, y se completó en torno al 10.000 a.C con la llegada del Homo Sapiens. Los primeros seres del género Homo llegaron a Europa desde África, durante el Cuaternario, periodo afectado por intensas glaciaciones. PALEOLÍTICO INFERIOR Y ATAPUERCA: Los restos humanos más antiguos de la Península y de Europa, que se remontan a 1,2 millones de años, se encontraran en 2007 en la Sima del Elefante de la sierra de Atapuerca, en Burgos. Los restos pertenecían a una mandíbula de un varón adulto de 20 años. En los 90, se localizaron restos óseos en el mismo yacimiento de Atapuerca, en la Gran Dolina, que atestiguaban una antigüedad de 800.000 años. El paleontólogo a cargo de la excavación, José Luis Arsuaga, había descubierto un nuevo género de homo, el Homo Antecessor, antepasado común de los Sapiens y de los Neandertales. PALEOLÍTICO MEDIO: En el Paleolítico Medio aparecen restos de Neandertal (del que se han encontrado cráneos completos en Gibraltar) y de Homo Sapiens. Los primeros no lograron sobrevivir a los cambios climáticos del periodo. PALEOLÍTICO SUPERIOR: En el Paleolítico Superior el homo Sapiens se impone tras el fin de la última glaciación. Es la época de los grandes cazadores y de la aparición del arte rupestre de la escuela franco-cantábrica, con los mejores exponentes en las cuevas de Altamira y Tito Bustillo. 2.2 Pueblos prerromanos. Colonizaciones históricas:fenicios, griegos y cartagineses En torno al I milenio a.C pueblos colonizadores del Mediterráneo oriental llegaron a la Península en busca de metales: Los fenicios fundaron Gadir, junto a una serie de factorías del litoral andaluz como Malaka (Málaga), Sexi (Almuñecar) o Abdera (Adra). Comerciaron con Tartessos e introdujeron la escritura alfabética, nuevas técnicas cerámicas y de salazón de alimentos. Los griegos se establecieron en la costa catalana con fundaciones como Emporion (Ampurias). Ejercieron una gran influencia sobre la economía, arte y lengua de los íberos. Trajeron el olivo, la vid y la moneda. Los cartagineses, pueblo de origen fenicio, llegan a España pasando a Ibiza, y más tarde Cartago Nova (Cartagena). Crearon un imperio en Iberia para luchar en las Guerras Púnicas contra Roma. Entre los pueblos prerromanos destacaron: Tartessos se desarrolló en torno a las actuales Huelva y Sevilla. Fue una civilización avanzada y rica en metales preciosos de la que no se conocen las causas de su desaparición. Los Íberos (nombre proveniente del río Ebro) habitaron el este y sur peninsular. Podemos distinguir los ilerdetes, leyetanos o turdetanos. Su cultura (esculturas como la Dama de Elche o de Baza) fue muy influenciada por los griegos. Fueron enrolados en los ejércitos de romanos y cartagineses dada su fiereza y su sentido del honor ("devotio ibérica"). Los celtas de origen indoeuropeo, habitaban las montañas del norte y la Meseta central. Podemos distinguir cántabros, astures, galaicos o celtíberos. Su economía y cultura eran más atrasadas. Se organizaban en tribus y clanes. Los galaicos construyeron los famosos castros, asentamientos formados por viviendas de planta circular con muros de piedra. Los pueblos celtíberos se establecieron en la cabecera del Duero. Siendo indoeuropeos, adoptaron costumbres del mundo ibérico. Numancia fue la población fortificada celtíbera de mayor prestigio. 2.3 Conquista y romanización: la pervivencia de Roma en la cultura hispánica. La conquista romana tiene lugar en tres etapas: 1. En el S.III a.c los romanos llegan a Hispania tras la Segunda Guerra Púnica. Derrotada Cartago, Roma ocupa el sur y del este peninsular. 2. En el S.II a.C, Roma penetra hacia el interior luchando contra Lusitanos y su caudillo Viriato; y los Celtíberos y su principal ciudad, Numancia. 3. En el S.I a.C se completa el dominio romano sobre la Península. La guerras cántabras terminaron con el norte en manos del emperador Augusto. La romanización fue un proceso de transformación de los habitantes peninsulares en ciudadanos del Imperio Romano asumiendo el latín como lengua. De este intensa herencia romana debemos destacar: La división de Hispania en provincias (Tarraconensis, Cartaginensis, Bética, Lusitania y Gallaecia), la construcción de vías y calzadas (Vía Augusta y Vía de la Plata), la fundación de ciudades como Barcino (Barcelona), Cesar Augusta (Zaragoza) o Emérita Augusta (Mérida); todas con edificios y monumentos representativos (templos, termas, anfiteatros, acueductos, circos...) que han aportado un gran patrimonio cultural y artístico. Además, los romanos desarrollaron en Hispania el cultivo de la trilogía mediterránea (trigo, vid y olivo), la extracción minera (oro) y el comercio. Otros aportes fueron la introducción del cristianismo, el derecho romano y la lengua latina. Por último, no debemos olvidar que Hispania aportó a Roma emperadores como Trajano y Adriano, filósofos como Séneca o poetas como Marcial. 2.4 Las invasiones bárbaras. El reino visigodo, instituciones y cultura En el S.V los suevos, vándalos y alanos se asientan en Hispania y la saquean. Los visigodos llegan a la Península con la intención de pacificarla. Consiguen expulsar a estos pueblos excepto a los suevos (Gallaecia), y crean su propio reino con Toledo como capital. Los visigodos eran minoría ante una enorme población hispanorromana, su reino era una mezcla de herencia romana (derecho romano, lengua latina, catolicismo) y germana (reyes electivos, arrianismo). Los reyes visigodos tendieron hacia la unión de ambas comunidades: Leovigildo logró la unión territorial expulsando a suevos y bizantinos, y permitió matrimonios entre godos e hispanorromanos. Recaredo logró la unión religiosa aceptando el catolicismo en el III Concilio de Toledo. Recesvinto logró la unión legislativa promulgando un código de leyes único para todos. El rey gobernaba con la ayuda del "Aula Regia" y los Concilios de Toledo, la monarquía electiva provocó gran inestabilidad. Su cultura es de tipo religioso. Destacan San Isidoro de Sevilla y sus "Etimologías", pequeñas iglesias como San Juan de Baños (Palencia) o S. Pedro de la Nave (Zamora) y obras de orfebrería como el Tesoro de Guarrazar. Las continuas sublevaciones de los nobles y la lucha por alcanzar la corona, provocaron la desaparición de su reino a manos de los musulmanes en el año 711. 3.1 Evolución política de Al- Ándalus:conquista, emirato y califato de Córdoba. En el 711 los musulmanes dirigidos por el bereber Tariq, cruzan el estrecho con ayuda de nobles visigodos que apoyan al hijo de Witiza como rey, y derrotan en Guadalete a D. Rodrigo, último rey visigodo. Conquistan la mayor parte de la Península sin encontrar resistencia: algunos nobles visigodos (Teodomiro en Murcia), pactan con el invasor. Además, los conquistadores permiten a cristianos y judíos practicar su religión a cambio de un impuesto, lo que facilita la ocupación. Frenados en Poitiers (732), Hispania se convierte en una provincia del imperio islámico: Al –Ándalus. A su frente un emir actúa como delegado del Califa de Damasco. A mediados del S.VIII Abderramán I, único superviviente de la familia Omeya, se proclama emir independiente, sitúa la capital en Córdoba y rompe relaciones con los abbasíes, asesinos de su familia. El territorio se divide en coras y marcas. Hay tensiones sociales y sublevaciones (Jornada del foso de Toledo) y los cristianos ocupan las llanuras semidesiertas del Duero sin oposición. Tras un periodo de consolidación, Abderramán III da inicio al Califato de Córdoba en el Siglo X, proclamándose “Príncipe de los Creyentes”, siendo esta la etapa de mayor brillantez del Islam en la Península. Pacifica Al –Ándalus, frena el avance de los cristianos, y manda construir en Córdoba la ciudad – palacio de Medina Azahara, desde donde controla el territorio. A finales del Siglo X Almanzor será el último califa. Se hace con el poder con el apoyo del ejército y convierte el Califato en una dictadura militar. Organiza terroríficas campañas de saqueo (razias) contra los cristianos, devastando Barcelona y Santiago. Muerto Almanzor, el califato acaba desintegrándose en numerosos reinos de Taifas. 3.2 Al - Ándalus la crisis del Siglo XI. Reinos de taifas e imperios norteafricanos. La desaparición del Califato de Córdoba da lugar en el 1031 a la división de Al- Ándalus en pequeños y débiles reinos llamados taifas. Estaban dirigidas por oligarquías militares árabes, bereberes y eslavas. Las disputas entre las taifas provocó su debilitamiento. Pagaban tributos periódicos a los cristianos llamados “parias” para obtener su protección. La caída de la Taifa de Toledo en 1085 (Alfonso VI) hizo que los reyes de taifas pidieran ayuda a los almorávides, pueblo bereber integrista religioso que había creado un imperio en el Norte de África. Desembarcaron en la Península y lograron derrotar a los cristianos en la batalla de Sagrajas (1086) frenando así su avance y unificando de nuevo Al- Andalus. Su dominio fue muy breve, debido a la pérdida de Zaragoza, la incapacidad para recuperar Toledo y al malestar creado por su rigor religioso. Los almohades fueron protagonistas de una segunda reunificación de Al- Ándalus. Establecieron su capital en Sevilla, y vencieron a los cristianos en Alarcos (1195). Pero en 1212 sufrieron una aplastante derrota a manos cristianas en la Navas de Tolosa (Jaén). Esta derrota hundió su imperio y abrió la puerta a la conquista de Andalucía por los reyes cristianos. Tras el siglo XIII la presencia musulmana en la Península queda reducida al reino taifa de Granada, que sobrevivió con el nombre de Reino Nazarí hasta 1492. 3.3 Al - Ándalus: la organización económica y social En Al- Ándalus había una población diversa, tanto por su origen étnico como por su religión: La jassa era el grupo dominante, formado por una minoría de origen árabe, siria y visigoda que se apropiaron de las tierras más fértiles de la Península y los cargos más importantes. La amma era la masa popular formada por bereberes (procedentes del norte de África que ayudaron a la conquista) y muladíes (convertidos el islam por las ventajas fiscales) y el resto de las minorías colmo judíos y mozárabes (cristianos que mantuvieron su fe y sufrieron persecución). Al- Ándalus tuvo una importante economía basada en una cultura de tipo urbano. Entre las ciudades destacaron Córdoba o fundaciones islámicas como Madrid o Almería. La ciudad de trama laberíntica estaba compuesta por la medina (alrededor de la mezquita mayor), donde se encontraba el zoco (mercado). En los arrabales exteriores vivían los más humildes. La Alcazaba era la residencia de las autoridades. En agricultura se introdujeron innovaciones en el regadío y nuevos cultivos como el arroz, la caña de azúcar o los cítricos. Por último, en cuanto al comercio, se intercambiaron productos con el lejano Oriente, empleando el dinar de oro y el dirhem de plata. 3.4 Al- Ándalus: el legado cultural. LIBRO DE TEXTO 3.5 La mezquita y el palacio en el arte hispano - musulmán. LIBRO DE TEXTO 4.1 Los reinos cristianos en la edad media: los primeros núcleos de resistencia. Tras al triunfo de D. Pelayo en Covadonga (722), aparece el núcleo de resistencia cristiana en Asturias, con corte en Oviedo. Pronto se descubrieron los restos del apóstol Santiago en Compostela. Alfonso III colonizó a través de “presura” la llanura al norte del Duero y trasladó la capital a León, dando nombre al nuevo reino. Castilla aparece en el S.X en las tierras orientales (Burgos, Álava, Santander...) del Reino de León, bajo el mando del conde Fernán González. De origen vascón, y tras la derrota de los carolingios en Roncesvalles, en el Pirineo Occidental nace el reino de Pamplona – Navarra que ocupaba zonas de la ribera del Ebro y La Rioja. En el S.XI este reino alcanzó su apogeo con el reinado de Sancho III El Mayor, ya que incorporó a su corona los territorios de Castilla y parte de León, y los condados pirenaicos de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. Muerto en 1035 Sancho El Mayor, se repartieron los territorios entre sus hijos. De la unión de los tres condados pirenaicos de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza nació el reino de Aragón. La principal villa de este reino era Jaca, en Huesca. En el noreste y bajo la protección franca se encontraba el territorio conocido como Marca Hispánica. Este estaba formado por diversos condados que el conde Wilfredo el Velloso de Barcelona logrará unificar. Los sucesores de Wilfredo dejarán de prestar servicio a los reyes francos. En el Siglo XII la unión dinástica del Reino de Aragón con los Condados Catalanes daría lugar a la Corona de Aragón. 4.2 Los reinos cristianos en la Edad Media: principales etapas de la Reconquista. El término "Reconquista" se refiere al proceso de ocupación militar de los territorios de Al Ándalus llevado a cabo por los cristianos entre los siglos VIII y XV. Podemos distinguir varias fases: 1. Hasta el siglo X los cristianos avanzaron sobre territorios casi despoblados como el valle del Duero y la Plana de Vic en Cataluña. 2. En el siglo XI comienza el avance cristiano debido a la fragmentación de Al Ándalus en reinos de taifas. Los castellano-leoneses ocuparon el valle del Tajo tras la toma de Toledo (1085) por Alfonso VI. Aragoneses y catalanes avanzaron poco y la invasión almorávide frenó el avance cristiano. 3. En el siglo XII se produjeron progresos limitados. Navarra quedó encajada entre sus vecinos. Se ganaron tierras del Valle del Ebro (Zaragoza) y serranías del Sistema Ibérico (Teruel y Cuenca). Además Portugal (reino independiente de León desde este siglo), toma Lisboa. Los reinos de Castilla y León y la Corona de Aragón firmaron acuerdos de reparto (Tratado de Cazorla) para dividir el territorio. 4. El avance más espectacular se dio en el siglo XIII tras la victoria de las Navas de Tolosa (1212), en la que un ejército de reyes aliados cristianos derrotó a los almohades en Sierra Morena, lo que abrió la puerta de Andalucía (Fernando III conquista Córdoba y Sevilla) y Extremadura, y derrumbó la resistencia musulmana en el Levante (Jaime I toma Baleares y Valencia acabando la reconquista aragonesa). 5. En el siglo XIV Alfonso XI controlaría el paso del estrecho de Gibraltar. Los portugueses acabaron ese mismo siglo su reconquista con la toma del Algarve. A los musulmanes sólo les quedaba el reino nazarita de Granada, que correspondía conquistar a Castilla. En el siglo XV los Reyes Católicos finalizaron este largo proceso conquistando Granada (1492). 4.3 Los reinos cristianos en la Edad Media: formas de ocupación del territorio y su influencia en la estructura de la propiedad. Modelos de repoblación y organización social. Las fases y formas de repoblación de los territorios reconquistados fueron: Hasta el siglo X, al Norte del Duero, predomina el sistema de presura (ocupación espontánea de la tierra por grupos de campesinos, nobles y monasterios). La consecuencia fue la abundancia de pequeñas y medianas propiedades en esta zona. Entre los siglos XI y XIII los reinos cristianos triplican su extensión con tierras con numerosa población, ciudades y cierta riqueza agrícola. Los monarcas organizan la repoblación de tres modos: La repoblación concejil, que otorgaba a las ciudades un Fuero o Carta Puebla con privilegios y un gran alfoz (término municipal); la repoblación de las Órdenes Militares (Santiago, Calatrava, Alcántara...) en zonas fronterizas como el Valle del Guadiana donde las tierras se dividían en encomiendas (grandes latifundios); y la repoblación por Repartimientos en el valle del Guadalquivir. El territorio se repartía en donadíos (grandes latifundios) que quedaron en manos de la nobleza y de la Iglesia. La consecuencia para el presente fue que al sur del Tajo predomina el latifundio y la concentración de la tierra en pocas manos. La sociedad estaba organizada en tres estamentos: Nobleza (alta y baja) y clero (regular y secular) eran grupos privilegiados, y poseedores de tierras, en tanto que los campesinos sólo tenían obligaciones. Conforme avanza la Edad Media surgió la burguesía: un nuevo grupo social ligado a las ciudades. Además había minorías de otras religiones: mudéjares (musulmanes en territorio cristiano) y judíos. 4.4 Diversidad cultural en los reinos cristianos en la Edad Media: cristianos, musulmanes y judíos. La cultura medieval hispana es resultado del mestizaje de las tres religiones y culturas: Destaca en la Alta Edad Media el papel de la iglesia como transmisora de cultura, a través de monasterios y escuelas catedralicias, donde se estudiaba el Trivium y el Cuadrivium. La alta cultura es en latín, pero ya aparecen las lenguas romances (Poema del Mío Cid en castellano y obra de Ramón Llul en catalán). Fruto de la convivencia de cristianos, musulmanes y judíos destaca la Escuela de Traductores de Toledo, protegida por Alfonso X El Sabio. En el siglo XIII surgieron las Universidades para satisfacer los deseos de saber de la burguesía. Las principales fueron Palencia, Salamanca y Lérida. En ellas se estudiaba, además de las ciencias tradicionales, otras, como Medicina y Derecho. Por último, el camino de Santiago sirvió de vehículo de transmisión de ideas culturales (románico), económicas y religiosas (reforma gregoriana) entre España y Europa, sobre todo a partir de la protección prestada por Sancho III el Mayor de Navarra. 4.5 Los reinos cristianos en la Edad Media: manifestaciones artísticas. LIBRO DE TEXTO. 5.1 Reinos cristianos en la Baja Edad Media: org. política e instituciones en el Reino de Castilla y la Corona de Aragón. En los siglos finales de la Edad Media, con la aparición de una monarquía autoritaria, se dan los primeros pasos en la organización del futuro estado moderno. En la Corona de Castilla los reyes tienen más poder que los de la Corona de Aragón. El rey tiene el poder de hacer y cambiar las leyes y los fueros de Castilla. Además, los reyes castellanos, para incrementar su control, reorganizaron algunas instituciones y crearon otras: El Consejo Real formado por representantes del alto clero, de la nobleza y juristas de prestigio, ayuda al monarca y es el centro de las decisiones políticas. Las Cortes de Castilla sólo se reúnen por deseo del Rey, no tienen poder y su función principal es aprobar impuestos para la Corona y jurar al heredero al trono. La Chancillería de Valladolid es el tribunal supremo de justicia para toda Castilla. La Hacienda Real mejora la recaudación y cobra nuevos impuestos como la alcabala. La monarquía además interviene en los concejos municipales de las ciudades a través de corregidores, nombrados por el rey. La Corona de Aragón es una confederación de cuatro territorios: Cataluña, Mallorca, Aragón, y Valencia, en la que cada uno conserva sus propias leyes (fueros) y derecho. La monarquía aragonesa es pactista, su poder es limitado y tiene que negociar con las Cortes, que tienen poder legislativo. Cada reino tiene sus propias cortes que se reúnen periódicamente. Para vigilar que lo acordado por las Cortes se cumpla, se crean la Diputación General en el Reino de Aragón y la Generalitat en Cataluña y Valencia. El Justicia Mayor de Aragón, es un cargo judicial controlado por la nobleza aragonesa que hace de árbitro en las disputas entre el rey y los nobles. Ayuntamientos y municipios disponen de autonomía, y son controlados por los burgueses poderosos ("Consell de Cent" en Barcelona). A partir del Siglo XV los Trastámara de Castilla reinan en Aragón, e intentan establecer el modelo político castellano. Esto lleva a un siglo XV de guerras civiles, especialmente en Cataluña. En cuanto al Reino de Navarra en la Baja Edad Media se acercará a Francia. Las Cortes de Navarra tienen capacidad legislativa y el poder del rey está limitado por los fueros y los señores feudales. 5.2 Los reinos cristianos en la Baja Edad Media: crisis demográfica, económica y política. En el siglo XIV se produce en toda Europa un brutal descenso demográfico. Las malas cosechas, el hambre y la desnutrición se suman a la epidemia de la Peste Negra (1348). El impacto demográfico de la peste es mayor en la corona de Aragón que en el de Castilla. En algunas zonas la población retrocede un tercio. En la Corona de Castilla el desarrollo de la ganadería trashumante de la oveja merina y el comercio de la lana con Flandes, favorece una salida rápida de la crisis. Alfonso X crea el Honrado Concejo de La Mesta, y concede privilegios a los ganaderos de Castilla. En la Corona de Aragón destacan, a pesar de la crisis, los puertos mediterráneos de Barcelona (Siglo XIV) y Valencia (Siglo XV). En el medio rural numerosas tierras de cultivo quedan abandonadas, y la opresión señorial aumenta sobre los campesinos. Esto provoca en este periodo revueltas sociales de tipo antiseñorial (campesinos que se rebelan contra los abusos de los señores feudales) como las guerras irmandiñas en Galicia o el conflicto de los campesinos de remensa; y revueltas de tipo anticoncejil (conflictos entre las clases populares y la burguesía dominante de las ciudades) como el enfrentamiento en Barcelona entre la "Biga" y la "Busca". En cuanto al trato a las minorías, los mudéjares (campesinos y artesanos se concentraban en el valle del Ebro, Valencia y Murcia), no tuvieron excesivos problemas. Los judíos en cambio vivían en juderías y formaban una élite rica muy envidiada, por lo que surgen brotes de antisemitismo violento ("pogroms") favorecidos por el miedo a la crisis. Tras estos sucesos muchos se convierten al cristianismo (conversos) para salvar la vida. En el siglo XV estos conversos judíos (“marranos”) seguirán siendo perseguidos. Políticamente en la Corona de Castilla son frecuentes los enfrentamientos entre los nobles y sus monarcas. En esta lucha, los reyes buscan el apoyo de la burguesía. La nobleza aprovecha momentos de debilidad de la monarquía para ampliar su poder, como las minorías de edad de los reyes o las guerras civiles (entre Enrique de Trastámara y Pedro I). Sin embargo, el autoritarismo monárquico triunfará definitivamente en el reinado de Isabel I de Castilla(Isabel La Católica). En la Corona de Aragón la monarquía es pactista pero en el S XV, tras el compromiso de Caspe (1412), los Trastámara castellanos intenta establecer en los reinos de la Corona de Aragón un autoritarismo que choca contra las instituciones aragonesas, sobre todo en Cataluña, que va a sufrir una guerra civil que la dejará destrozada durante el Siglo XV. 5.3 Los reinos cristianos en la Baja Edad Media. la expansión de Aragón por el Mediterráneo. En la Baja Edad media (S. XIV y XV) Aragón creó en el Mediterráneo, una vez terminada la expansión de la Reconquista en la Península Ibérica, un imperio territorial y económico que competía con Francia y las ciudades italianas. La conquista de las Islas Baleares por Jaime I el Conquistador es el comienzo de esta expansión donde las principales etapas son las siguientes: 1. Conquista de Sicilia en el Siglo XIII. Los aragoneses, con los mercenarios almogávares de Roger de Flor, ayudan a los sicilianos en las "vísperas sicilianas" a expulsar al rey francés. 2. Los almogávares, licenciados tras el final de la guerra siciliana, marchan hacia Constantinopla para luchar al servicio del Emperador Bizantino contra los turcos. Acaban creando los Ducados de Atenas y Neopatría, que ponen bajo la soberanía del Rey de Aragón. 3. La conquista de Cerdeña por Jaime II en el Siglo XIV es difícil por la oposición de los nativos y las continuas rebeliones. 4. Por último, la conquista del Reino de Nápoles (1443) por Alfonso V el Magnánimo, rey de Aragón, que conquista el Reino de Nápoles y s e c o n v i e r t e e n un mecenas del Renacimiento italiano Junto a esta expansión territorial el comercio alcanza gran desarrollo principalmente en el puerto de Valencia durante el siglo XV, con mercaderes y consulados en c i u d a d e s del Mediterráneo. Como conclusión, esta política aragonesa en el Mediterráneo provocó que durante casi toda la Edad Moderna España estuviera enfrentada a Francia. 5.4 Los Reinos Cristianos en la Baja Edad Media: rutas atlánticas. Las Islas Canarias Desde el siglo XIV se produjo en Europa un cambio de importancia desde el Mediterráneo hacia el Atlántico. En esa zona, Portugal fue el gran rival de Castilla en los proyectos de expansión atlántica. Enrique el Navegante, fue el gran promotor de las expediciones portuguesas atlánticas. Portugal ocupó Ceuta en 1415 y Tánger en 1471 y colonizó Madeira (1418) y las islas Azores (1432). Además los portugueses, queriendo abrir una ruta hacia Oriente en busca de las especias, iniciaron la exploración de las costas del continente africano. La expedición de Bartolomé Díaz dio la vuelta al Cabo de Buena Esperanza y la de Vasco de Gama consiguió llegar a la India a finales del siglo XV rodeando el continente africano. En cuanto a las islas Canarias, que fueron objeto de disputa entre Portugal y Castilla, comenzaron a ser visitadas de forma regular por marinos castellanos a finales del siglo XIII. La conquista del Archipiélago Canario abarca casi todo el siglo XV, debido a la falta de medios, la fuerte resistencia que ofrecieron algunas islas y su falta de riquezas. En una primera fase, a partir de 1402, Jean Bethencourt (normando francés al servicio de la corona castellana), sometió las islas de Lanzarote y Fuerteventura . El proceso de conquista lo protagonizaron particulares a través de capitulaciones firmadas con la Corona, y sirvió de ensayo para América. La segunda fase (1477-1496) terminó bajo el reinado de los Reyes Católicos, después de llegar a un acuerdo con Portugal en el Tratado de Alcaçovas (1479), por el que se realizaba un reparto de zonas de influencia en el Atlántico: Canarias quedó para los Reyes Católicos, mientras que las Azores, Madeira y la costa de África para Portugal. Más tarde las Canarias fueron un punto estratégico fundamental en la ruta hacia América: Cristóbal Colón hizo escala en Gran Canaria, y luego zarpó de la isla de La Gomera en el viaje de descubrimiento de 1492. Tras el descubrimiento de América, los Reyes Católicos solicitaron del Papa que confirmara su soberanía sobre las nuevas tierras. Sin embargo, la protesta portuguesa hizo que en 1494 se firmase el tratado de Tordesillas, por el que ambos pueblos ibéricos se repartían el mundo marcando como línea divisoria un meridiano que llegaba hasta las costas de Brasil. TEMA 6. Los Reyes Católicos: La construcción del Estado moderno. 6.1. Los Reyes Católicos y la unión dinástica: integración de las Coronas de Castilla y de Aragón. La unión dinástica de las Coronas de Castilla y de Aragón se produjo en 1479, cuando Fernando ocupó el trono de Aragón a la muerte de su padre. Isabel era ya reina de pleno derecho tras vencer en la guerra civil castellana a los partidarios de la hija del rey Enrique IV, su sobrina Juana la Beltraneja. Esta unión dinástica fue una unión personal que no supuso la unidad territorial ni institucional de ambas coronas, ya que cada una mantuvo sus propias instituciones políticas, fueros (leyes) y usos tradicionales. Sin embargo, la monarquía autoritaria de los Reyes Católicos sí planteó tres objetivos políticos comunes a ambas Coronas: el dominio peninsular (conquista de Granada y anexión de Navarra), la unidad religiosa de todos los súbditos (Tribunal de la Inquisición y expulsión de los judíos) y la centralización del poder por parte de los monarcas (monarquía autoritaria), procurando reducir la influencia de los nobles que habían protagonizado revueltas contra el poder real en decenios anteriores. De este modo los Reyes Católicos sentaron las bases del Estado moderno y la política de la monarquía hispánica de los siglos XVI y XVII. 6.2. Los Reyes Católicos. La conquista del reino Nazarí y la incorporación del reino de Navarra. Conseguida la unión de los dos principales reinos peninsulares, los RRCC intentaron completar la unidad política mediante la conquista de Granada y la anexión del reino de Navarra. Granada era el último reino musulmán de la Península Ibérica. La guerra se prolongó durante diez largos años (1483 - 1492), y en ella los cristianos aprovecharon las disputas internas en el Reino nazarí entre la dinastía reinante (Boabdil y su tío El Zagal). Fue una guerra dura y sin cuartel, en la que los cristianos emplearon nuevas técnicas de artillería que le servirían para superar más adelante a los franceses en Italia. Con la incorporación de Granada a Castilla en 1492 concluía la Reconquista. Los RRCC en principio reconocieron el derecho de los granadinos a mantener su religión, lengua y usos, aunque esta actitud generosa no duraría mucho tiempo. La anexión de Navarra se produjo en 1512, cuando Fernando El Católico aprovechando la división interna del reino y el acercamiento de los navarros a Francia, ocupó Pamplona y anexionó el reino a Castilla, respetando sus propias instituciones y leyes viejas (fueros). Por último debemos destacar que los deseos unificadores se extendieron al ámbito religioso, siendo expulsados los judíos en 1492 que no se convirtieron al cristianismo, lo que significó la pérdida de una minoría laboriosa y emprendedora. 6.3. Los Reyes Católicos: la integración de las Canarias y la aproximación a Portugal. Las islas Canarias, f u e r o n e n un principio objeto de disputa entre Castilla y Portugal. Tras el fin de la guerra sucesoria que había enfrentado a Isabel con los portugueses y Juana la Beltraneja, los Reyes Católicos trataron de establecer relaciones amistosas con el reino de Portugal firmando el Tratado de Alcaçovas (1479), que incluía e l reconocimiento portugués de Isabel como reina de Castilla, el enlace matrimonial de la hija de los RRCC con el rey de Portugal y un reparto de zonas de influencia en el Atlántico: Canarias quedó para los Reyes Católicos, mientras que las Azores, Madeira y la costa de África para Portugal. Durante el reinado se finalizó la conquista de las Islas, principalmente a través de "capitulaciones", contratos que los particulares firmaban con los reyes para financiar y dar cobertura a la conquista. Los beneficios económicos que se obtuvieron no fueron muchos: se esclavizó a la población autóctona (los guanches) pese a la oposición de la Corona. Las Canarias fueron un punto estratégico fundamental en la ruta hacia América: Cristóbal Colón hizo escala en Gran Canaria, y luego zarpó de la isla de La Gomera en el viaje de descubrimiento de 1492. Tras el descubrimiento de América, los Reyes Católicos solicitaron del Papa que confirmara su soberanía sobre las nuevas tierras. Sin embargo, la protesta portuguesa hizo que en 1494 se firmase el tratado de Tordesillas, por el que ambos pueblos ibéricos se repartían el mundo marcando como línea divisoria un meridiano que llegaba hasta las costas de Brasil. Además, los Reyes Católicos utilizaron con Portugal la política matrimonial con buenos resultados. Casaron a dos de sus hijas, con reyes de Portugal, lo que garantizó la paz y a la larga supuso que Felipe II uniera ambas coronas, siendo proclamado rey portugués en la segunda mitad del siglo XVI. 6.4. Los Reyes Católicos y la organización del Estado: instituciones de gobierno. Los RRCC fueron ejemplo del fortalecimiento del poder real propio de las monarquías autoritarias del inicio de la Edad Moderna. Las Cortes, al menos en Castilla, perdieron importancia a favor de los Consejos, que asesoraban al Rey y estaban formados por la nobleza, pero también por súbditos especialistas en diversos aspectos (letrados, juristas...), destacando el Consejo Real de Castilla. Los monarcas reforzaron la Hacienda Real, crearon un cuerpo de seguridad, la Santa Hermandad, para limpiar los caminos de bandoleros y controlar a los nobles rebeldes, además organizaron un ejército real propio pagado con fondos de la monarquía y reforzaron la administración de justicia con la creación de la Chancillería de Granada además de la de Valladolid. A nivel municipal nombraron corregidores para tener un mayor control sobre las ciudades. En la Corona de Aragón aparecieron dos instituciones nuevas, los virreyes o delegados del Rey en cada reino de la Corona y el Consejo de Aragón. Por último. crearon el Tribunal de la Santa Inquisición o Santo Oficio, encargado de erradicar la herejía y evitar que los judeos conversos siguieran practicando su antigua religión. La Inquisición era la única institución que podía actuar de igual modo en las dos Coronas, y por eso fue utilizada como instrumento político de la monarquía. 6.5. Los Reyes Católicos: la proyección exterior. Política italiana y norteafricana. Los Reyes Católicos heredaron la política exterior de expansión mediterránea por Italia de la Corona de Aragón, por lo que tuvieron como gran enemigo al Reino de Francia, a la que pretendieron anular por medio de dos estrategias: Por un lado la política matrimonial casando a sus hijos con monarcas europeos, pensando en una política de alianzas que aislara a Francia. Casaron a dos de sus hijas con el Rey de Portugal, a su hija Catalina con Enrique VIII de Inglaterra y al príncipe Juan y la princesa Juana con los herederos de Flandes e hijos del emperador alemán Maximiliano de la casa de Austria. Esta política daría como resultado en el siglo XVI, después de una serie de trágicas muertes, la llegada al trono español de la casa de Austria en la figura de Carlos I, nieto de los RRCC. Contra Francia se luchó principalmente en Italia, por el reino de Nápoles y Sicilia, donde los galos fueron derrotados en las batallas de Cerdañola y Garellano por la maestría del Gran Capitán, Gonzalo de Córdoba. Otro eje de expansión fue el norte de África, con la ocupación de plazas norteafricanas como Ceuta, Melilla, Orán o Trípoli. TEMA 7. Expansión ultramarina y creación del imperio colonial. 7.1. El descubrimiento de América. En 1453 la conquista de Constantinopla a manos de los turcos cortó la antigua ruta comercial con Oriente y las islas de las Especias de la Ruta de la Seda, por lo que los europeos comenzaron a buscar caminos alternativos por Occidente. Colón ofreció a los Reyes Católicos el proyecto de llegar a las Indias siguiendo una ruta hacia el oeste. El proyecto colombino partía de la idea aceptada, pero controvertida para la época, de la esfericidad de la Tierra. En 1492, por las capitulaciones de Santa Fe se establecieron las condiciones entre los monarcas y el navegante para financiar la expedición. En agosto de ese mismo año, Colón partía con tres carabelas del puerto de Palos (Huelva), para después de realizar escala en las Canarias, avistar tierra el 12 de octubre en las Antillas. Colón creó haber llegado a Cipango (Japón), pero en realidad había descubierto América, un continente desconocido en Europa. Sus viajes (hasta un total de cuatro), fueron el comienzo de una rápida exploración y conquista de un continente inmenso, que llevaron a cabo intrépidos aventureros. Los RRCC consiguieron una bula papal que los hacía legítimos dueños de las nuevas tierras. Para evitar conflictos con el vecino Portugal, firmaron el Tratado de Tordesillas (1494), por el que los dos pueblos ibéricos se repartían el mundo, y a los portugueses les correspondía la costa brasileña del nuevo continente recién descubierto. 7.2 Conquista y colonización de América. Durante el siglo XVI se produjo una extraordinaria expansión territorial española en América mediante la firma de "capitulaciones" que establecían las condiciones pactadas entre la Corona y aventureros y exploradores que se lanzaban en búsqueda de fortuna y riquezas al nuevo continente. El proceso de conquista puede dividirse en tres fases: Una primera fase antillana en la que se ocuparon las islas del Caribe por medio de capitulaciones, y desde Cuba se enviaron expediciones para explorar el continente, como la de Ponce de León que alcanzó la Florida. En una segunda fase, a principios del siglo XVI, pequeños grupos de intrépidos descubridores ganaron para España grandes imperios y territorios con inmensas riquezas. Los extremeños Hernán Cortés y Francisco Pizarro conquistaron los imperios Azteca e Inca. El primero en el actual México daría lugar al Virreinato de Nueva España, el segundo en la cordillera andina al Virreinato del Perú. En una tercera fase continuaron las conquistas y las exploraciones: Orellana recorre el río Amazonas, Pedro de Valdivia llega a Chile, Pedro de Mendoza funda Buenos Aires, se realiza la primera vuelta al mundo por Magallanes y El Cano y Legazpi llega hasta las Islas Filipinas a finales del Siglo XVI. El Imperio español en América llegó a su máxima expansión en el siglo XVIII, en el reinado de Carlos III, cuando los dominios españoles llegaban desde California en Norteamérica hasta la Patagonia en el sur. La colonización española supuso una catástrofe demográfica por la proliferación de nuevas epidemias y la explotación de los indios. A pesar de ello hubo un intenso mestizaje que llega hasta nuestro días. La colonización significó la fundación de más de 250 nuevas ciudades (Lima, La Habana, Santo Domingo, Cartagena...) americanas, la llegada de las primeras universidades, la cristianización del continente y la implantación del español como lengua. Económicamente se explotaron las riquezas mineras (oro y plata) y agrícolas con mano de obra indígena a través de la encomienda, que consistía en el reparto entre españoles de tierras y de indios para que las trabajaran. A cambio el encomendero debía cristianizarlos. Por medio de la mita los indígenas trabajaban en las minas de oro y plata una temporada al año. Los abusos no se hicieron esperar, algunos religiosos como Fray Bartolomé de las Casas fueron muy críticos con el sistema de encomiendas, y la Corona intentó limitar los excesos con medidas como las Leyes Nuevas (1542) . La escasez de mano de obra en el continente y la imposibilidad de esclavizar a los indios, hizo que se trajeran millones de esclavos de África para trabajar en las tierras y minas de América. 7.3 Gobierno y administración en el imperio colonial. Las instituciones coloniales en América fueron una copia de las que existían en Castilla. Las dos principales instituciones peninsulares encargadas del gobierno de las nuevas tierras eran el Consejo de Indias y la Casa de Contratación de Sevilla. El Consejo de Indias actuaba como tribunal de justicia en el territorio americano y proponía el nombramiento de todos los cargos indianos (virreyes, gobernadores, presidentes de audiencias...) La Casa de Contratación, ubicada en Sevilla tenía como misión controlar el monopolio establecido por la Corona en el comercio con el nuevo continente. Todo barco que quisiera comerciar con América debía pasar por Sevilla, quedando registrado en los archivos de la Casa de contratación. La Carrera de Indias fue el comercio periódico que se mantuvo durante tres centurias entre América y su metrópoli: las flotas atravesaban el Atlántico convenientemente protegidas con su cargamento de oro y plata, del que al menos la quinta parte (quinto real) , correspondía a la Corona. El territorio americano se dividió en virreinatos, como los de Nueva España (México) y del Perú, unidades administrativas a cuyo frente se encontraba el virrey, designado directamente desde la Península. Además, existían audiencias y gobernaciones en las principales ciudades, y en los territorios más fronterizos capitanías. 7.4. Impacto de América en España. El descubrimiento de América tuvo consecuencias decisivas para España y Europa. La dimensión económica fue inmensa, llegando al país miles de toneladas de oro y plata que sirvieron para financiar la política militar de la monarquía española y tuvieron un efecto perturbador para la economía del país, al producirse un incremento brutal de la inflación durante el siglo XVI conocida como la "revolución de los precios". Aunque España intentó reservar el mercado americano en régimen de monopolio a través de Sevilla y Cádiz después, su industria fue incapaz de satisfacer la demanda americana. Cabe destacar la importancia de la llegada de nuevos cultivos como la patata, el maíz, el cacao o el tomate que cambiaron los hábito de consumo y la gastronomía europea. El descubrimiento del Nuevo Mundo y de sus habitantes suscitó una polémica en la Universidad de Salamanca sobre los "justos títulos" para la conquista de América por los españoles. el trato a los indios y el funcionamiento de las encomiendas. Fray Bartolomé de las Casas fue un gran defensor de los derechos de los indígenas que denunció los abusos cometidos por los españoles. Cuando el profesor slamantino Francisco de Vitoria, expuso los principios del derecho de gentes y del derecho internacional, la Corona protegió a sus nuevos súbditos suprimiendo las encomiendas y declarando la libertad de los indios con las "Leyes Nuevas de Indias" de 1542. TEMA 8. La España del Siglo XVI 8.1. El Imperio de Carlos V. Conflictos internos: Comunidades y Germanías. En el Siglo XVI una nueva dinastía, la Casa de Austria, llegó a reinar en España. Durante esa época, España fue la potencia hegemónica, más temida y respetada de Europa durante gran parte de la Edad Moderna. El hijo de la reina Juana ("La loca"), Carlos de Austria recibió la fabulosa herencia de sus cuatro abuelos, fruto de la política matrimonial de los Reyes Católicos: Por parte de sus abuelos maternos heredó las Coronas castellana y aragonesa, que incluían los territorios italianos y las Indias recién descubiertas. De sus abuelos paternos recibió el título de emperador del Imperio Germánico como Carlos V, las tierras de la casa de Austria y los territorios de Flandes y el Franco Condado. La extensión de estos territorios y su enorme poder animó a Carlos a llevar a cabo la idea imperial, que consistía en reunir a todos los territorios cristianos de Europa bajo la bandera del emperador, para luchar contra los turcos. Esta idea resultó un fracaso por la aparición de la herejía protestante iniciada por Lutero. En política exterior Carlos se enfrentó y derrotó a Francia por el control de Italia (Ducado de Milán) y la hegemonía de Europa. Otro problema fue la lucha contra los príncipes alemanes protestantes que se habían rebelado contra el emperador. Tras varias guerras el conflicto acabó con la Paz de Augsburgo (1555), en la que Carlos debía reconocer la diversidad religiosa (católicos y protestantes) dentro del imperio. En cuanto a la política interior destacan las revueltas de las comunidades en Castilla y de las Germanías en Aragón. En las primeras, las principales ciudades castellanas (Toledo, Segovia...) al frente de los comuneros se rebelaron contra Carlos y sus consejeros extranjeros. La alianza del rey con la nobleza derrotó a estos en Villalar (1521) y sus cabecillas (Padilla, Bravo y Maldonado), fueron decapitados. Las Germanías fueron revueltas sociales en las ciudades de Valencia y Mallorca. Ambos movimientos acabaron con un reforzamiento del poder de la monarquía. Al final de su reinado, Carlos V abdicó en su hijo Felipe II, que recibió toda su herencia a excepción de los territorios alemanes, que pasaron a Fernando, el hermano de Carlos. 8.2. La monarquía hispánica de Felipe II. La unidad ibérica. Felipe II heredó de su padre la idea de defensa del catolicismo y la hegemonía española en Europa. Estando la gran enemiga Francia inmersa en conflictos internos (guerras de religión), los principales ejes de la política exterior de Felipe II fueron: La lucha contra los otomanos, que con ayuda de Venecia y del Papado se saldó con la victoria de la Batalla de Lepanto (1571), lo que significó que el Mediterráneo dejara de ser un "lago turco". La sublevación de Flandes en 1566, donde se mezclaban razones políticas y religiosas. Los rebeldes protestantes encabezados por Guillermo de Orange, contaron con ayuda de otras potencias no católicas, especialmente la anglicana Inglaterra. La guerra en Flandes fue larga y finalmente se produjo la división del territorio: las Provincias Unidas protestantes del norte (Holanda) se declararon independientes, mientras que las del sur, mayoritariamente católicas, se mantuvieron fieles a la monarquía hispánica. Ante los continuos ataques a las flotas españolas de los corsarios ingleses y su ayuda a los rebeldes flamencos, Felipe II planeó la invasión de Inglaterra con la Armada Invencible, que se saldó con un rotundo fracaso. Mejor fortuna hubo con Portugal, ya que en 1580 Felipe fue proclamado Rey del país vecino, llegando a fusionarse los territorios ultramarinos de ambos en un imperio en el que "no se ponía jamás el sol". En cuanto a política interior podemos destacar el establecimiento de la Villa de Madrid como capital del Reino y la construcción de El Escorial, la rebelión de los moriscos de las Alpujarras, la traición del secretario personal Antonio Pérez que buscó refugio en Aragón al ser descubierto, y la muerte en extrañas circunstancias del hijo de Felipe II, acusado de conspirar con los rebeldes flamencos. El reinado de Felipe II acabó llevando a la monarquía hispánica a la bancarrota y a la ruina de las cuentas del Reino de Castilla, que era quien pagaba impuestos para la política imperial de los monarcas. 8.3. La España del siglo XVI: el modelo político de los Austrias. La unión de reinos. Carlos I y Felipe II siguieron la línea de fortalecimiento del poder de los reyes iniciada por los Reyes Católicos y desarrollaron una monarquía autoritaria. Los diversos territorios del Imperio Hispánico conservaron sus peculiaridades y administración propias. Castilla fue el territorio que menos trabas puso al desarrollo de un poder real sin límites. Los Reyes se ayudaron de un conjunto de consejos para realizar las tareas de gobierno. Los consejos podían ser temáticos (especializados en distintos temas) como el de Hacienda, el de Guerra o el Consejo de Estado, o territoriales (especializados en asuntos de un territorio del imperio) como el de Indias, Portugal, Italia o Flandes. Los virreyes eran los representantes del Rey en cada uno de los diferentes reinos y también fueron llevados a América. En cuanto a las instituciones, las Cortes castellanas fueron perdiendo cada vez más poder, los poderes municipales fueron recortados con corregidores o alcaldes mayores a favor de la monarquía y la administración de justicia se extendió con la creación de nuevas audiencias además de las Chancillerías de Valladolid y Granada. 8.4. Economía y sociedad en la España del siglo XVI. Población y economía conocieron un periodo de expansión y prosperidad durante el siglo XVI. El territorio más poblado correspondía a la Corona de Castilla (75% del total peninsular). Las mayores urbes peninsulares eran Toledo, Burgos y sobre todo Sevilla. La economía era básicamente agraria, basada en el cultivo del cereal. Para aumentar la producción hubo nuevas roturaciones de tierras (se pusieron en cultivo por vez primera). Los campesinos castellanos siempre fueron postergados (puestos en segundo lugar) por los reyes frente a los ganaderos de la Mesta, por lo que no se les permitió nunca vallar sus parcelas. La actividad artesanal conoció cierto desarrollo y siguió organizada a través de gremios, que fueron incapaces de satisfacer la demanda americana de productos. El comercio con América desde Sevilla y su Casa de Contratación fue la actividad estrella del siglo. La llegada de grandes cantidades de oro y plata procedentes de América produjo el efecto negativo de la "revolución de los precios" en la economía española. Para financiar la actividad militar de la monarquía, la Hacienda real creó nuevos impuestos, pidió a los banqueros nuevos préstamos (asientos), emitió deuda pública (juros) y puso a la venta títulos nobiliarios. En la segunda mitas del Siglo XVI se produjeron varios episodios de crisis económica, con bancarrotas sonadas en los últimos años del reinado de Felipe II. La sociedad del siglo XVI continúa siendo estamental. La alta nobleza y la iglesia continuaron siendo propietarias de enormes latifundios y mantuvieron sus privilegios y cargos relevantes. La sociedad española se caracterizó por su inmovilismo, el refuerzo de los valores nobiliarios (todos querían ennoblecerse, ser pequeños hidalgos) y el desprecio hacia el trabajo manual. La obsesión por la limpieza de sangre y la poca iniciativa emprendedora completan la radiografía de la sociedad. 8.5. Cultura y mentalidades en la España del siglo XVI. La Inquisición. Preparar por el libro de texto. TEMA 9. La España del siglo XVII. 9.1. Los Austrias del siglo XVII. Gobierno de validos y conflictos internos. En el siglo XVII la monarquía española sufrió un proceso de decadencia y pérdida de la hegemonía. El gobierno de los Austrias Menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) se caracterizó por la existencia del valido, una persona de confianza del Rey en la que este delegaba toda la acción de gobierno y la toma de decisiones políticas. Durante el reinado de Felipe III el gobierno estuvo en manos de dos validos, el duque de Lerma y su hijo del duque de Uceda. Ambos utilizaron su posición para enriquecerse personalmente. La situación de crisis económica hizo que este reinado fuera pacífico, se llegó a la paz con Inglaterra y a una tregua de doce años con los Países Bajos. Otra medida negativa para el desarrollo económico y demográfico de este reinado fue la expulsión de la minoría morisca en 1609. Con Felipe IV y el nuevo valido, el Conde Duque de Olivares, España participó en la Guerra de los 30 años contra las potencias protestantes de Centroeuropa y más tarde contra Francia. Olivares intentó aumentar los recursos de la monarquía poniendo en marcha la Unión de Armas, proyecto que buscaba crear un ejército común a toda la monarquía financiado por los diferentes reinos. En 1640 Cataluña se sublevó contra esta política (Corpus de Sangre) y Portugal se independizó. Las paces de Westfalia (1648) y de los Pirineos (1659) significaron la derrota de España y la pérdida de la hegemonía a favor de Francia. Carlos II, el último rey de los Austria fue un rey débil y con delicada salud. La ausencia de descendiente varones convirtieron su corte en un nido de intrigas para decidir su sucesión. Gobernaron el país validos como su hermanastro D. Juan de Austria, el Conde de Oropesa o Valenzuela. Durante todo el reinado se perdieron territorios a favor de Francia y su muerte sin descendencia significó el fin de la casa Austria en el trono español y precipitó la Guerra de Sucesión a la Corona española. 9.2. La España del siglo XVII: La crisis de 1640. La crisis de 1640 desencadenó rebeliones internas de gran importancia en distintos territorios de la monarquía Hispánica en un momento en que se disputaba la hegemonía del continente en la Guerra de los 30 años. La causa principal de la crisis se halla en el intento del Conde Duque de Olivares de imponer la Unión de Armas, para crear un ejército mantenido por los diferentes reinos y no solo por Castilla. El primer enfrentamiento se produjo con Cataluña, en ese momento frente militar contra los franceses. Se produjo en Barcelona una sublevación campesina, el "corpus de sangre" y el virrey fue asesinado. La Generalitat llegó a ofrecer el título de conde de Barcelona al rey de Francia. La revuelta no acabó hasta 1652, y propició la pérdida y entrega de la Cataluña Norte a Francia. El reino de Portugal rechazó también la política de Olivares proclamando rey al duque de Braganza. Francia e Inglaterra apoyaron la secesión y lo intentos de la Corona por recuperar Portugal fracasaron. Otras conspiraciones fueron la protagonizada en Andalucía y Aragón por parte de la alta nobleza. Todas estas rebeliones eran una muestra de la crisis general y decadencia de la monarquía hispánica en el siglo XVII. 9.3. La España del siglo XVII: el ocaso del imperio español en Europa. A lo largo del Siglo XVII España perdió su hegemonía en Europa y se convirtió en una potencia de segundo orden. Felipe III, forzado por la crisis económica siguió un política pacifista. Firmó la paz con Inglaterra (1604) y la Tregua de los Doce años (1609) con las Provincias Unidas. Felipe IV se vio obligado a participar en la Guerra de los 30 años en ayuda de la rama de los Habsburgo que reinaba en Viena. Se alió con Austria en defensa del catolicismo frente a los países protestantes. Francia entró en guerra para evitar el triunfo de la casa de Austria sucediéndose las derrotas españolas. La Paz de Westfalia (1648) puso fin al conflicto y reconoció la independencia de las Provincias Unidas. Pero la guerra continuó con Francia hasta la firma de la Paz de los Pirineos( 1659). Por este tratado se cedía Rosellón y Cerdaña (Cataluña Norte) a Francia y se acordaba la boda de una infanta española con Luis XIV, el rey sol, lo que a la larga propició la llegada de los Borbones a España en el Siglo XVIII. Con Carlos II España cedió a Francia el Franco Condado y ciudades de los Países Bajos. A su muerte España conservaba en Europa parte de los Países Bajos, Milán, Nápoles, Sicilia y Cerdeña, pero ya no era la principal potencia europea, habiendo ocupado Francia ese puesto. 9.4. La España del siglo XVII: evolución económica y social. El siglo XVII fue un siglo de crisis en toda Europa, pero en España la decadencia demográfica y económica fue mucho más grave. La Crisis demográfica se debió a la persistencia de la peste, la expulsión de los moriscos, y la guerra. La Crisis económica fue generalizada tanto en la agricultura como en la artesanía, además el contrabando inglés, holandés y francés hundió el monopolio comercial con América. La Crisis fiscal se hizo cada vez más grave por los exorbitantes gastos bélicos y el hecho de que disminuyera la llegada de oro y plata de las Indias. La Corona sufrió varias bancarrotas. Las reformas hacendísticas de Olivares (Unión de Armas) intentaron paliar esta situación, pero al ser rechazadas se tuvo que recurrir a soluciones económicamente nefastas como la venta de títulos y la manipulación monetaria acuñando moneda de vellón, lo que provocó una gran inflación. Como reacción a la mala situación económica del país, surgió en el siglo XVII un grupo de personas (arbitristas) que elaboraban fórmulas para solucionar los problemas de la Hacienda y del país. El Arbitrismo influyó mucho en las reformas de Olivares, pero sus ideas no pudieron ser llevadas a cabo. La crisis comenzó a remontar a fines del siglo XVII, destacando la temprana recuperación de Cataluña. La sociedad española del siglo XVII se hizo más conservadora. La burguesía fue testimonial y débil. Aumentó numéricamente la nobleza y el clero. Los caducos ideales nobiliarios (honra, apariencia de grandeza, desprecio al trabajo) influyeron en la sociedad. El campesinado fue el gran perjudicado del siglo XVII, sometido a la crisis económica sufrió un proceso de empobrecimiento viéndose abocado al bandolerismo y a la picaresca para sobrevivir. 9.5. La España del siglo XVII: esplendor cultural. El Siglo de Oro. Preparar por el libro de texto. TEMA 10. La España del siglo XVIII. 10.1. La España del siglo XVIII: la guerra de Sucesión y el sistema de Utrecht. A la muerte de Carlos II surgieron dos pretendientes a la Corona: el archiduque Carlos de Austria y el borbón Felipe de Anjou, nieto del rey Luis XIV de Francia. Carlos II declaró heredero a Felipe de Anjou, pero la mayoría de las potencias europeas, creando la Gran Alianza de la Haya, se opusieron al hecho de que España y Francia estuvieran gobernadas por la misma familia de los Borbones, lo que desencadenó la Guerra de Sucesión a la Corona Española (1701 - 1714). En el plano internacional fue una guerra de todos contra Francia. En España fue una guerra civil entre los partidarios de Felipe V y el archiduque Carlos. Castilla estuvo al lado del borbón, pero los reinos de la Corona de Aragón, recelosos del centralismo francés apoyaron al Archiduque. La guerra se decidió del lado de Felipe tras la batalla de Almansa en la que cayó el Reino de Valencia. La ocupación de los antiguos reinos de la Corona de Aragón vino acompañada de la eliminación de sus fueros (Decretos de Nueva Planta). El final de la Guerra vino ocasionado por el hecho de que el archiduque Carlos subió el trono de Austria tras la muerte de varios familiares. Esto supuso que Gran Bretaña prefiriera la paz con Francia ante el temor de que se repitiese la situación de dos siglos anteriores con Carlos I. La guerra finalizó con la Paz de Utrecht y los acuerdos de Rastadt (1714), en los que se reconocía a Felipe V como rey de España y el resto de las potencias se repartían los territorios españoles en Europa (Austria las posesiones Italianas y Flandes). La gran beneficiada fue Gran Bretaña, que obtuvo Gibraltar y Menorca, la posibilidad de un navío de permiso a América y de participar en el comercio de la trata negrera. 10.2. La España del siglo XVIII: cambio dinástico. Los primeros Borbones. La llegada al trono de los borbones, nueva dinastía de origen francés trajo importantes cambios en la estructura del estado, planteándose reformas para modernizar la administración, reforzar el poder real y fomentar la actividad económica. Felipe V, ( 1700-46), tuvo un largo reinado interrumpido por la abdicación en su hijo Luis I en 1724, pero la muerte de este le obligó a volver a reinar. Unificó la organización del Estado mediante los Decretos de Nueva Planta e invirtió grandes esfuerzos en la recuperación de la marina de guerra. Su segundo matrimonio, con Isabel de Farnesio, obsesionada por obtener reinos para sus hijos, le impulsó a una política exterior agresiva. Fernando VI,( 1746 - 59), inauguró una época de neutralidad en la política exterior. Su secretario más importante fue el Marques de Ensenada que puso en marcha un programa político que comprendía: La reordenación de la Hacienda: planteó un estudio sobre la situación económica de los territorios, Catastro de Ensenada, con el fin de implantar un impuesto único que no se llevó a cabo por la oposición de los privilegiados Un programa construcción de barcos, como medio de mejorar la defensa del país y las relaciones con las colonias americanas. Construye los Arsenales de El Ferrol, Cádiz y Cartagena. Medidas de renovación intelectual como viajes científicos al extranjero, creación de la Academia de Medicina, del Observatorio Astronómico, de un mapa más exacto de España. Estas medidas abrieron el camino para el despotismo ilustrado de Carlos III. 10.3. La España del siglo XVIII: reformas en la organización del Estado. La monarquía centralista. La llegada de la nueva dinastía borbónica propició medidas centralizadoras en la organización del estado al estilo francés, con el objetivo de hacerlo más eficaz. Como castigo a los que no le habían apoyado en la Guerra de Sucesión, el Rey promulgó los Decretos de Nueva Planta, por los que los fueros e instituciones propias de los reinos de la Corona de Aragón fueron suprimidos. Los de las provincias vascas y Navarra se mantuvieron como recompensa al apoyo prestado al Rey. Además, se introdujo en España la ley sálica, según la cual las mujeres no podían reinar, lo que traería problemas en el futuro. El territorio se dividió en provincias, se sustituyeron los virreyes por capitanes generales y se creó la figura del intendente. Además se eliminaron los Consejos excepto el de Castilla que se convirtió en el gran órgano asesor del Rey. A cambio se crearon las secretarías de despacho que fueron el antecedente de los ministerios. El siglo XVIII es un siglo de ministros: Esquilache, Floridablanca o Aranda con Carlos III son algunos ejemplos. La dinastía borbónica intensificó la política regalista para acrecentar su poder absoluto, que defendía la supremacía de la Corona sobre la iglesia. La medida más destacadas fueron la expulsión de los jesuitas durante el reinado de Carlos III. Por último trataron de racionalizar la economía y que las clases privilegiadas aportaran más a la hacienda pública. Destaca el intento de catastrar las Castillas llevado a cabo por el Marqués de la Ensenada. 10.4. La práctica del despotismo ilustrado: Carlos III. Aparentemente contradictorios, absolutismo e ilustración se unen en un modelo político denominado Despotismo Ilustrado, implantado en España por el Rey Carlos III. Carlos III comenzó una reinado de tipo reformista, con el asesoramiento de ministros ilustrados extranjeros como Esquilache o Grimaldi. El primero da nombre al problema principal interno del reinado: el Motín de Esquilache, una revuelta popular originada por la subida del precio del pan. El motín significó el cese del ministro, una aplicación más prudente de las reformas, la expulsión de los jesuitas (regalismo) como instigadores del motín y el ascenso político de los españoles a las secretarías (Campomanes, Jovellanos o Aranda). Las reformas aplicadas, que buscaban mejorar el país fueron: “El informe sobre la ley agraria” redactado por Jovellanos intentaba solucionar los problemas de la agricultura española. En él se señalaba la mala distribución de la tierra y el problema de las “manos muertas", pero fue ignorado por el estallido de la Revolución Francesa. La creación de las Sociedades económicas de Amigos del País para mejorar las prácticas agrícolas y un moderno plan para colonizar las tierras de Sierra Morena. Para solucionar el endeudamiento del estado se creó Banco de San Carlos, se buscaron fuentes de ingreso como la lotería y se permitió el libre comercio con América, lo que sirvió para gran estímulo para la industria y el comercio, especialmente en Cataluña. Por último se estimuló la educación y la ciencia y el rey llevó a cabo un programa de embellecimiento de la capital (Neptuno,Cibeles...) por el cual ha pasado a la historia como el "mejor alcalde de Madrid". Tras el estallido de la Revolución Francesa el movimiento ilustrado fue dejado de lado y las reformas se paralizaron en el reinado de Carlos IV. 10.5. La España del siglo XVIII: evolución de la política exterior en Europa. La política exterior borbónica estuvo marcada por la alianza y amistad con Francia y por la lucha contra Inglaterra, que amenazaba los intereses de España en América. Durante el reinado de Felipe V España no admitió las pérdidas territoriales de Utrecht(1714), y el Rey, aconsejado por su esposa Isabel de Farnesio firmó el primero de los pactos de familia con Francia que dio como resultado la instauración de dos hijos de la Farnesio en reinos italianos (Nápoles y Parma). Fernando VII llevó a cabo un política de neutralidad con ministros como José de Carvajal y el Marqués de la Ensenada, lo que sirvió para reforzar la armada española. Con Carlos III España participó contra Inglaterra y fue derrotada junto a Francia en la Guerra de los 7 años, lo que supuso la pérdida de la Florida y la colonia de Sacramento. Sin embargo durante la guerra de la independencia de los EEUU se conseguiría la derrota de Inglaterra y la recuperación de Menorca y la Florida, aunque no Gibraltar. Tras el estallido de la Revolución Francesa y la decapitación de Luis XVI España rompe relaciones con Francia y se enfrenta a ella en la Guerra de la Convención. En 1795 tras la paz de Basilea se firma la paz y España vuelva a aliarse con la Francia revolucionaria de la mano de Godoy, lo que llevará en 1805 al desastre naval frente a los ingleses de Trafalgar y al inicio de la Guerra de la independencia tras la ocupación de España por parte de las tropas napoleónicas. 10.6. La España del siglo XVIII: la política borbónica en América. El siglo XVIII fue para la América española un periodo de crecimiento económico. La mayor extensión de la América española se alcanzaría este siglo durante el reinado de Carlos III. La población americana aumentó espectacularmente y en todos los virreinatos las ciudades se ampliaron y construyeron imponentes catedrales y palacios. Los borbones buscaron racionalizar la administración indiana y aumentar la productividad de las colonias. Para ello crearon dos nuevos virreinatos, el del Reino de la Plata (Buenos Aires) y el de Nueva Granada (Bogotá). Hicieron un nuevo reglamento de comercio que trasladó la actividad portuaria de Sevilla a Cádiz, y permitió comerciar a otros puertos peninsulares con América. En agricultura y minería se pusieron en práctica nuevos métodos y técnicas de explotación. Este esplendor dio lugar a la aparición de burguesías urbanas ricas, formadas principalmente por criollos descendientes de peninsulares e indígenas. Los criollos, apartados en América del poder político por la corona, que lo reservaba a peninsulares, comenzaron a sentir simpatía por las ideas liberales que habían defendido los líderes de la independencia americana. Años después serían los protagonistas del proceso de emancipación de Hispanoamérica. 10.7. La Ilustración en España. Preparar por el libro de texto.