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“INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) 1. Introducción. Tres interpretaciones de la crisis Al tratar de comprender y explicar la crisis financiera global 2007-2008, uno de los principales enfoques la sitúa en un marco temporal más bien estrecho, es decir, desde el periodo 2007-2008 en adelante. De esta manera, el desplome actual queda retratado como un nuevo fenómeno en la historia del capitalismo que no hace sino obviar la larga lista de crisis endémicas ocurridas desde el desarrollo del dinero y de los mercados financieros (Reinhart y Rogoff, 2009). De acuerdo a esta interpretación, dice Wieviorka (2010), la única opción sería la de esperar pacientemente hasta que las disfuncionalidades sean reabsorbidas por el sistema. Este tipo de interpretaciones (emitidas no sorprendentemente por las élites políticas y socioeconómicas) están normalmente acompañadas de una clara idea de continuidad y confianza en el mismo sistema financiero que nos ha llevado hasta el actual colapso económico. David McNally (2011: 16) denuncia que esta mezcla de negación, amnesia y mistificación mostrada por la clase dirigente es una forma de frenar las posibles indagaciones críticas sobre lo ocurrido. Esta clase dirigente, además, a pesar de sus primeras reacciones a la crisis caracterizadas por la conmoción, el pánico y el reconocimiento del fin de una era1, han estado centradas principalmente en volver a lo de siempre (business as usual). De manera similar, Shaikh (2010: 44) argumenta que aquellos que han escogido ver cada episodio de crisis como un evento singular, una aparición fortuita de un cisne negro, han olvidado las dinámicas de la historia que pretender explicar. Similar al patrón de negación denunciado por Mcnally (2011) y Shaikh (2010, Reinhart y Rogoff (2009) dan cuenta del síndrome esta vez es diferente, que consiste en que los profesionales financieros y los líderes de gobierno aseguren que las cosas se están haciendo mejor que antes, debido a que se han aprendido las lecciones derivadas de los errores pasados2. La razón para el sostenimiento de este síndrome se explica en la medida en que se niega la dinámica endémica del sistema capitalista a través del tiempo y las diferentes regiones, es decir, un ritmo de auge y quiebra caracterizado por un exceso de deuda adquirida por los países, los bancos, los individuos y las empresas en 1 Por ejemplo, Michel Camdessus (ex director del FMI y actual Director de la Societé de Financement de L’Economie Française) dijo en el 2009 que la crisis era un desastre ético que se parecía además a una crisis de civilización. 2 “Todo está bien gracias a la globalización, al boom tecnológico, a nuestro mejor conocimiento de la política monetaria y al fenómeno de la titularización de la deuda” – según Reinhart y Rogoff (2009: 20), esta sería la retórica específica en lo que respecta a esta crisis. 1 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) los buenos tiempos sin la suficiente preocupación por los riesgos que esto implica especialmente en el momento de la inevitable recesión. Así, esta última crisis sería la última manifestación de este patrón. Sin embargo, tal y como McNally (2011: 2) argumenta, existe la necesidad de recordar que la crisis del 2008 es señal del fin del sistema de los últimos treinta años, al que él se refiere como la era de la expansión económica neoliberal. De hecho, al adoptar un marco temporal más amplio, podría situarse el origen de la crisis 2007-2008 en el periodo neoliberal que comienza en la década de 1970. Según McNally (2011: 4260), este periodo se caracteriza por tres procesos interconectados que han dado forma al modelo socioeconómico actual: a) la derrota de la fuerza de trabajo y la emergencia de nuevas desigualdades3; b) flexibilidad en la producción y reconstrucción de la industria, y c) la reorganización espacial del capitalismo global. La puesta en marcha de políticas neoliberales estuvo precedida por la época de crecimiento y expansión económica tras la segunda guerra mundial (1948-1973), que según Panitch y Gindin (2010) fue un proyecto de los EEUU para la creación de un capitalismo global, el advenimiento de las compañías multinacionales y el crecimiento de la financialización4 en las décadas de 1950 y 1960. Así, la expansión económica de la posguerra, también conocida como los años dorados del capitalismo occidental y que interesantemente coincide con la época dorada del Estado de Bienestar, dio paso a una forma más virulenta del capitalismo que superó la ola inflacionista de las décadas de 1970 y 1980 y que introdujo un patrón de crecimiento basado en el aumento de las desigualdades sociales, de la pobreza global y de la inseguridad humana (Panitch y Gindin, 2010: 26). De hecho, el periodo neoliberal es tristemente conocido por la forma en la que golpeó el tejido social, esencialmente mediante la reconfiguración del papel histórico de las ideologías de izquierda en general y de los sindicatos en particular, las 3 O lo que comúnmente en alguna de la literatura científica se conoce como nuevos riesgos sociales (NRS). Rubio Lara (2013: 44-46) destaca “cuatro procesos importantes en relación con los NRS: 1) la mayor participación de la mujer en el mercado laboral; 2) el incremento del número de personas mayores; 3) las nuevas necesidades de personal cualificado que exige el mercado de trabajo y las consecuencias de no disponer de la cualificación necesaria, como el (des)empleo precario 4) la privatización de los servicios públicos cuando no están bien regulados y sometidos a estándares rigurosos de calidad.” 4 Hay al menos dos usos para el término financialización. Por un lado, puede ser descrito como los múltiples procesos a través de los cuales las relaciones entre personas quedan incrustadas en transacciones financieras, en comprar y vender, lo que resulta en una mayor dependencia en los mercados y el dinero para obtener todo tipo de bienes y servicios como el agua, la vivienda, la salud, la educación y las pensiones. Por otro lado, el término se refiere a la creciente dependencia de la economía capitalista en el crédito y en que la riqueza y los beneficios se destinen a los bancos y otras instituciones financieras y no tanto a las instituciones industriales. (McNally, 2011: 195) 2 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) asociaciones más anti-sistema en la época de la industrialización. Junto con esto, la clase media, tal y como ha sido históricamente definida, es decir, como la clase promotora de democracia, se ha evaporado, dando paso a una nueva tipología de clases sociales que consiste en: una supraclase que vive en la seguridad de los barrios residenciales de élite, una infraclase puesta en cuarentena en entornos indescriptiblemente deprimentes y a menudo violentos5, y una nueva clase ansiosa atrapada en el frenético esfuerzo que supone preservar su estatus y llegar a fin de mes, algo que a menudo consiguen gracias al pluriempleo (Bellah et al. 2008: xxi). Por lo tanto, al adoptar esta segunda perspectiva, la crisis actual sería un indicador de un cambio más general que implica una redefinición de los aspectos colectivos de la vida y que finalmente desemboca en una redefinición del sistema capitalista neoliberal, financiero, global. La tercera, tal vez más radical interpretación de la crisis financiera actual vuelve la vista atrás a los orígenes del capitalismo mediante la puesta en cuestión de la lógica emancipadora pero individualista, propietarista y acumulativa burguesa, que se cree contiene la semilla no solo de la crisis financiera actual sino de la desigualdades y contradicciones más generales que pueden encontrarse dentro de los sistemas socioeconómicos capitalistas. El trabajo clásico de Max Webber La ética protestante y el espíritu del capitalismo, publicada inicialmente en los años 1904-1905, trata sobre la racionalización religiosa que dio lugar al capitalismo. Weber estudió la ética económica de cada religión para comprender hasta qué punto las ideas religiosas y las creencias del mundo occidental, y particularmente la ética protestante, influyeron en el desarrollo del capitalismo como un sistema económico racional así como en el desarrollo de la racionalización de la sociedad en general. El análisis de Weber no explica el capitalismo en un sentido material sino en lo que respecta a su espíritu6, sus valores y su ética de trabajo. El trabajo de Weber es extremadamente relevante en la medida en que retrata no solo una serie de procedimientos sino que un sistema de normas éticas, valores y, 5 Mitchell Schwarzer se refiere a este tipo de entornos como zonas desconectadas y abandonadas en las que los sueños han sido sustituidos por pesadillas y en las que el peligro y la violencia se han convertido en el pan nuestro de cada día. Citado en Bauman (2006b) Confianza y temor en la ciudad: vivir con extranjeros, page 18. 6 Weber define el espíritu capitalista como la mentalidad que aspira a obtener ganancias legítimas y racionales a través del ejercicio sistemático de una profesión. 3 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) eventualmente, una estructura de carácter que emerge como consecuencia de la doctrina de la predestinación (todo ser humano está predestinado bien a salvarse bien a condenarse) en virtud de la cual la única opción es actuar como un hombre (persona) honorable (salvada) mediante el logro del deber profesional de obtener beneficios y acumular capital. De acuerdo a esta filosofía de la avaricia, dirá Weber, el acto de obtener ganancias es legítimo, siendo la riqueza igualmente legítima, y, lo que es más, el hecho de no trabajar y de no obtener ganancias es considerado como una negligencia del deber de obtener beneficios. Contrariamente a la ética del trabajo tradicional de trabajar para vivir, la ética capitalista, racional, del trabajo está fundamentada en la idea de vivir para trabajar, algo que se traduce en trabajar no para satisfacer las necesidades sino que para obtener el mayor volumen de ganancias posible. Independientemente de esta lógica racional, añade Webber, aquellos que profesan una ética profesional capitalista se comportan de manera irracional debido a su devoción total por el trabajo. Además, se considera que el calvinismo, la religión protestante específica en la que se centra Weber, porta una de las concepciones más negativas de la naturaleza del ser humano, dado que al confiar exclusivamente en Dios, no hay necesidad de contar con la ayuda o el apoyo de los otros y por lo tanto el creyente debe centrarse en su propia salvación. Desde una perspectiva de las ciencias políticas, Velasco (2002) se refiere al individualismo posesivo como el paradigma liberal surgido en el contexto de la Ilustración inglesa y que, en el siglo XVII, dio paso a una nueva sociedad7. Velasco resume sus cimientos en siete puntos8 que todavía hoy están presentes en el paradigma moderno liberal. Las teorías liberales clásicas junto con la mentalidad burguesa justifican el objetivo individual de acumulación de riqueza así como la posesión mostrándolas como comportamientos implícitos y racionales que en última instancia benefician a la sociedad (Velasco, 2002). 7 De hecho, las dos Grandes Declaraciones de Derechos del siglo XVIII (la americana y la francesa) están fundamentadas en una concepción individualista de la sociedad sin la cual no sería posible justificar la democracia (Velasco, 2001: 115-208). 8 Esta podría ser una condensación de los siete puntos: 1) lo que hace de un individuo un ser humano es ser libre de la dependencia con respecto a otras personas, excepto cuando las relaciones/dependencias resultan en beneficio de los propios individuos; 2) el individuo es dueño de sí mismo y de sus capacidades y por lo tanto no debe nada a la sociedad; 3) la propiedad es vista como un derecho natural y al sociedad como una serie de relaciones mercantilizadas entre propietarios o individuos libres; 4) la libertad individual solo puede regularse para garantizar esa misma libertad a otros individuos, y 5) la sociedad política es una invención humana para proteger las propiedades individuales. 4 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) Jorion (2010), McNally (2011), Reinhart y Rogoff (2009) y Shaikh (2010) coinciden en señalar que las crisis son producto del impulso incansable de acumular capital inherente al sistema capitalista. De hecho, independientemente de los varios y significativos cambios en las instituciones, las regulaciones y las estructuras políticas, este sistema está profundamente enraizado en el objetivo del beneficio, que además ha sido el elemento regulador esencial del comportamiento comercial a través de la historia. Aún más, al reflexionar críticamente sobre el escenario socioeconómico actual, emerge, inevitablemente, la cuestión de la gran contradicción que existe entre la igualdad política (democracia) y la actual estructura de clases (capitalismo) que distribuye de manera desigual las recompensas materiales y simbólicas entre la población (Crompton, 1997). En su obra Las contradicciones culturales del capitalismo publicada inicialmente en 1976, Bell (2010) argumenta que la burguesía, radicalmente liberal en lo que se refiere a la economía, se volvió pronto conservadora en cuanto a la moral y la cultura, algo que resultó en una desconexión entre la esfera económica y la política y cultural. O, dicho en palabras de Erich Fromm (2006: 24), que “la victoria final de la clase burguesa”, supuso una liberación de la clase media “no sólo de sus grilletes políticos, sino de todos los vínculos con el amor y la solidaridad, y creyó que vivir sólo para uno mismo significaba ser más y no menos”. Velasco (2002) denuncia que la absoluta supremacía de las leyes económicas ha sido impuesta políticamente para proteger los intereses económicos de los que cuentan con una fuerte presencia en los mercados, y que, por lo tanto, existe una necesidad urgente de que la esfera política tome el mando. Según Lanceros (2005: 178-183), al mercado – una presencia histórica constante no muda y sin vida sino que institución hacedora de historia que abrió las rutas comerciales para que circulasen por ellas las mercancías, las personas, las ideas, los hábitos y las formas de pensar y de hacer, pero que pronto adquirió un carácter hegemónico en la medida en que la modernidad despegaba y al ámbito económico penetraba en todos los espacios sociales al mismo tiempo que las esferas política y cultural se encontraban en declive – en tanto en cuanto se encuentra intrínsecamente ligado a intereses privados, nociones como el bien común o la justicia social le son ajenos, y por lo tanto estos conceptos han de ser defendidos desde posturas políticas. 5 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) Contrariamente a lo que sucede en las sociedades actuales, los tipos de economías y sistemas de intercambio pre-industriales estudiados por Mauss (1971) – que funciona(ba)n sin dinero y que esta(ba)n profundamente orientados hacia el bienestar colectivo dado que la noción de individuo todavía no resultaba aplicable – no se encontra(ba)n desconectados del resto de ámbitos sociales, especialmente en lo que respecta a la moralidad9. De hecho, una sociedad que promueve una creciente autonomía totalitaria de la economía sobre la política y la cultura y consecuentemente una dominación del mercado como un mediador esencial de las relaciones humanas, rechaza la dimensión igualitaria y solidaria de la coexistencia humana (Velasco, 2002). 2. Significados y perversiones del dinero y la cultura monetaria Desde un punto de vista sociológico, hay dos maneras clásicas contrarias de ver el fenómeno del dinero. Para el filósofo, historiador, sociólogo y economista Karl Warx, crítico feroz del sistema de producción capitalista, el dinero es el representante universal del valor de todas las cosas, de todos los humanos y de todas las relaciones e interacciones entre ellos. Según Marx, el dinero permite una infinita divisibilidad de las mercancías y, por lo tanto, se vuelve una fuente alienante de explotación y un instrumento de destrucción que reduce las relaciones sociales a su valor monetario (Wieviorka, 2010). Por el contrario, para el filósofo y sociólogo George Simmel, tal y como dan cuenta de ello d’Amato (2010) y Wieviorka (2010), el dinero es un instrumento neutral sin características específicas que minimiza la dependencia, conlleva una infinidad de usos potenciales y funciona como un factor emancipador y liberador de la autonomía de los individuos y del progreso político, condiciones sine qua non para el desarrollo de la democracia. De acuerdo a Simmel, con el advenimiento de la Revolución Industrial, el salario y consecuentemente el dinero, se convierten en factores de independencia y emancipación personal: el dinero, a través del desarrollo de la industria, supone un final de las obligaciones personales y derrota la extremadamente fuerte interdependencia que existía hasta entonces. La aproximación de Simmel resulta un tanto naïve en la medida en que al ensalzar exclusivamente el aspecto emancipador del dinero, deja de lado otro tipo de significados del dinero que desvelarían las asimetrías entre aquellos que lo tienen – para 9 La moralidad, tal y como lo expresa Bauman (2006: 72a), dictamina la responsabilidad hacia el otro y comienza a operar una vez que esta responsabilidad es adquirida. 6 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) quienes el dinero opera como un factor emancipador – y aquellos que no lo tienen – para quienes el dinero, o mejor dicho su ausencia, se convierte en un objeto de deseo opresivo. Además, tal y como ha quedado demostrado a lo largo de los últimos treinta años de capitalismo financiero neoliberal, el dinero tiene algo específico/propio que expresar en tanto en cuanto ha desarrollado una lógica autónoma imperialista y por lo tanto ha creado una economía diferenciada con su propio mercado, actores, empresas especializadas, normas y lógica. Más precisamente, tal y como Wieviorka (2010) nos recuerda, todos los días se llevan a cabo transacciones de miles de billones de euros y dólares y solo un pequeño porcentaje de estas transacciones corresponden a pagos efectivos de mercancías, siendo el resto puramente especulativo y financiero. Jorion (2010), quien trabajó en el sector de la banca comercial durante once años, considera la creación ex nihilo de dinero y la circulación de capital ficticio10 un escándalo debido al permanente riesgo de pánico bancario que representa. Básicamente, lo que Marx y Simmel hacen, por separado, es mirar las dos caras de un mismo fenómeno: progreso e individualismo por un lado, y explotación y alienación por otro; por decirlo en una sola palabra: modernidad. La ambivalencia del dinero se traduce en una paradoja que consiste en que el dinero es un instrumento de emancipación a la vez que uno de opresión. Por un lado, es emancipador porque en su simple y fácil manipulación – que permite a cualquiera que disponga de él el acceso a servicios y bienes materiales – no hay necesidad de que interfiera la dimensión personal, pues el dinero es parte de relaciones que (aparentemente) son objetivas, y por lo tanto no importa si a uno le gusta el vendedor o si uno está subordinado a la persona por la que está siendo pagada (Wieviorka, 2010). Por otro lado, el dinero es opresivo en tanto en cuanto expone de manera obscena las desigualdades en los ingresos y los patrimonios (Soriano, 2010). Precisamente, de acuerdo a d’Amato (2010), el dinero es al mismo tiempo una causa y un símbolo de la ambivalencia de la modernidad, y de manera similar a la religión, abarca e incluye todas las contradicciones que se encuentran en el mundo. En conjunto, pueden encontrarse varias consecuencias sociales perversas en sociedades en las que el dinero no es simplemente una moneda, un medio, sino un fin en sí mismo (d’Amato, 2010; McNally, 2011). Al final, el dinero y la cultura del dinero 10 Capital ficticio entendido como declaraciones de papel sobre futuros beneficios en forma de stock, bonos, deuda y más (McNally, 2011: 81). 7 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) son fenómenos sociológicos, formas de reciprocidad entre gente que deberían ser contempladas de la misma manera que las ciencias, la religión y las artes (d’Amato, 2010), en la medida en que todos ellos penetran y de cierta forma transforman las relaciones e interacciones sociales en las que toman parte. De hecho, Marx y Simmel coinciden en que el dinero ha sido investido con el poder de transformar (según Simmel) o alienar (según Marx) las relaciones sociales en las que opera. Además, al tratar del capitalismo y los instrumentos y valores que le rodean, no emerge únicamente la estructura socioeconómica sino que todo un sistema de creencias, hábitos y ética. En este sentido, el actual ethos social podría caracterizarse por, entre otros, una cierta interrelación de características tales como (a) el declive de la afiliación y del capital social; (b) el auge del individualismo y el consumismo, y (c) la emergencia de estructuras de carácter que apuntan hacia la infelicidad. Bellah et al. (2008) señalan que la actual crisis cultural y de valores de la sociedad norteamericana es fácilmente observable si se mira a la generalizada falta confianza en las instituciones, la clase política, los vecinos, etc. junto con la baja participación política y cívica de la población11, lo que resulta en un declive del capital social. El debilitamiento de las conexiones y los lazos (bridging and bounding) se traduce en un aislamiento del individuo actual que se detecta en la preeminencia de las conexiones sobre las relaciones que dentro del contexto de la realidad virtual, ni siquiera requieren de proximidad topográfica (Bauman, 2006a). El individualismo – uno de los valores centrales del protestantismo y, consecuentemente, de la cultura y la construcción nacional norteamericanas – ensalza la independencia personal y la autosuficiencia por encima de todo; al mismo tiempo, admira la dureza y la fuerza y adula a los ganadores, y, por el contrario, teme la dulzura y la debilidad y culpa a los perdedores de su situación.12 En lo que respecta al énfasis que las sociedades actuales ponen en el individualismo y el consumismo, pueden encontrarse fuertes vínculos entre estas dos 11 Bellah et al. (2008) dan cuenta del descenso de la afiliación (social) en la sociedad norteamericana: desde las ligas de bolos hasta la asociación nacional de padres y alumnos, desde la liga de mujeres votantes a asociaciones tradicionalmente masculinas. 12 Aún así, tal y como afirman Bellah et al., el individualismo solo puede ser sostenible cuando es sobrellevado y vigilado por otras comprensiones morales más generosas que permitan a la gente aceptar ciertas realidades básicas sobre la dimensión social de la vida humana. En el caso norteamericano, estas visiones sobre la dimensión social de la vida humana son proporcionadas por el republicanismo cívico, que a pesar de ensalzar el valor de la independencia de los individuos, cree igualmente en la participación ciudadana en la vida en común de la sociedad. 8 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) tendencias en la comercialización de las relaciones sociales e inter-personales, lo que significa que el mercado se ha convertido en agente recurrente para satisfacer también las necesidades no-materiales. Ciertos patrones reproductivos podrían ser ejemplos específicos del individualismo y el aislamiento (soltería) combinados con el consumo de la opción de mercado (la inseminación artificial y los vientres de alquiler). Tal y como lo expresa Ulrich Beck, el consumismo se ha convertido en la única estrategia para encontrar soluciones biográficas a problemas producidos socialmente13. Así, el consumismo se ha convertido en uno de esos comportamientos individuales normalizados en contextos sociales patológicos (Hamilton, 2006), a la vez que sirve como un canal para la expresión individual y la definición social. De acuerdo a Hamilton, el acto de consumir ya no sirve para satisfacer necesidades sino para crear identidades, dado que es una forma de evitar confrontar el hecho doloroso de vivir vidas vacías y aburridas y de crear la ilusión de encajar en la sociedad y de tener un yo significativo. Según Bellah et al. (2008) en la medida en que la tradicional estructura de clases se disuelve, el número de individuos y de grupos sociales que quiere ser identificado no atendiendo a su ocupación sino que a sus preferencias culturales y su estilo de vida, está creciendo (Bell, 2010), y esto es posible principalmente mediante la exhibición de los bienes y servicios consumidos. Los costes personales, sociales y medioambientales de la sociedad consumista no deben ser subestimados. En la dimensión personal, debido al constante bombardeo publicitario – especialmente diseñados para evadir las defensas conscientes que ayudan a distinguir entre los productos que realmente necesitamos y los que no – que incita a comprar para ser (o parecer ser) feliz y con éxito, el acto de comprar se ha vuelto un fin en sí mismo y ha dejado de ser un medio. Al tratar sobre el consumismo actual, la cuestión esencial reside en la confusión entre lo cualitativo y lo cuantitativo, es decir, entre el hecho de ser y el hecho de tener (Velasco, 2002). El tener, en lugar del ser, es el vector predominante para la auto-identificación, la identidad y la integración social14. 13 Citado en Zigmunt Bauman (2006a) Amor Líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, página 66. 14 El nuevo fenómeno de las enfermedades sociales, tales como la adicción a las compras y los desordenes alimenticios, se están esparciendo entre las poblaciones de los países ricos. Estas enfermedades son consideradas sociales en la medida en que la razón para su aparición, además de en una cierta predisposición personal, hay que buscarla en la presión social que existe para alcanzar la perfección de acuerdo a los parámetros dominantes actuales. Ver, por ejemplo, el documental Consumidos, disponible en http://www.youtube.com/watch?v=uwJ4XcLZJZM 9 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) En su dimensión social, en partes del mundo en las que la mayoría de la gente tiene todo lo que razonablemente puede desear a su disposición en el mercado, el tener que seguir comprando/gastando/consumiendo – algo para lo que hay que convencer a la gente de sus necesidades de consumo – está dándose debido a razones macroeconómicas (Hamilton, 2006). En este sentido, el consumismo se ha convertido en la forma de servidumbre voluntaria que condena al consumidor a permanecer constantemente en una situación de insatisfacción continua (Velasco, 2002), en la medida en que busca tener algo un poco más nuevo y un poco mejor un poco antes que el resto. Aún más, el deseo de consumir empuja a la gente a pedir créditos y endeudarse – uno de los pilares del capitalismo financiero actual junto con el propio consumo y el crecimiento por el crecimiento – lo que es expresión de un círculo vicioso que acaba generando más frustración y ansiedad en los individuos endeudados. En términos del medio ambiente, desde la perspectiva de la abundancia, la tierra se considera una fuente ilimitada de recursos naturales capaz de sostener cantidades ilimitadas de desperdicios. Es ahora, con la toma de conciencia sobre la capacidad limitada de la naturaleza para sostener la humanidad y su comportamiento medioambiental irresponsable, cuando la cuestión de la sostenibilidad del medio natural comienza a ser incluida en las agendas políticas, algo que lleva a repensar los patrones y expectativas de consumo15. En cuanto a la emergencia de nuevos tipos de estructuras de carácter, d’Amato (2010) da cuenta de cuatro tipos universales y trans-históricos humanos que producen la relación monetaria, a saber: el avaro, el cínico y el apático. La avaricia es la forma extrema a través de la cual el dinero se convierte en el fin absoluto. Una persona avara no es más que el sirviente de su sirviente en tanto en cuanto solamente obtiene satisfacción del hecho abstracto de tener dinero (cuanto más mejor), y no gastándolo para disfrutarlo en sus posibles formas concretas. Para el cínico y el apático, el dinero también es el fin, siendo este tipo de caracteres la respuesta psicológica a la dominación del dinero. El cínico reduce el valor de todas las cosas a la vez que admite que el dinero tiene el menor de los valores, pero al mismo tiempo insiste en demostrar que todo valor es ficticio y que, al final, simplemente oculta el sórdido atractivo del dinero. El apático o el aburrido sería aquel que practica deportes extremos/de riesgo o utiliza drogas para 15 Ver, por ejemplo, el documental http://www.youtube.com/watch?v=iob5r7GoEeE 10 Comprar, tirar, comprar, disponible en “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) combatir el inmenso cansancio que bloquea al individuo sumiso al dinero y su adquisición16. Junto con la aparición de la cultura monetaria y la comercialización de las relaciones sociales e interpersonales, nociones como el honor y la gloria declinan dando paso a una serie de valores burgueses basados en la racionalidad, el interés, los beneficios, etc. resultando finalmente en una afectividad neutral, en la indiferencia y en la indolencia (d’Amato, 2010). Dicho con otras palabras, lamentablemente, cuando se trata de dinero, valores y actitudes como la confianza, la generosidad y la simpatía parecen desvanecerse (Soriano, 2010), dado que el dinero, a la vez que permite el anonimato, obliga a los individuos a comportarse como extraños entre sí. Si los sujetos estudiados por Mauss (1971) son descritos como generosos y felices y en última estancia libres, los tipos de carácter que emergen en escenarios donde la adquisición y la acumulación de dinero se considera un fin en sí mismo, están lejos de ser felices y libres: el avaro, el apático y el cínico son ejemplos de la lógica perversa y de las estructuras de carácter creadas por la dominación del dinero y de la cultura monetaria en/de las estructuras materiales y simbólicas actuales.17 3. Cuestiones de emancipación. Toma de conciencia y alternativas Además del discurso centrado exclusivamente en la crisis, emerge un nuevo debate público centrado en la necesidad de implementar medidas y regulaciones que resulten en una transformación de, al menos, los efectos más destructivos del capitalismo financiero. Por lo tanto, puede pensarse que existe una cierta toma de conciencia o al menos una comprensión general de cuestiones vitales, que puede ayudar en el camino hacia horizontes más emancipadores. 16 Merece la pena señalar que la erosión del carácter del individuo moderno comienza con el nihilismo como el proceso final de la racionalidad calculadora del ethos burgués que resulta en una pérdida de la espontaneidad irreflexiva, en un escepticismo radical y en una constante puesta en cuestión de mano de un tipo de ser humano extremadamente consciente de sí mismo (Bell, 2010). Por lo tanto, parece que el individuo desencantado con el mundo encuentra difícil mantener el entusiasmo por la vida debido a sus insuficientes fundamentos morales (Velasco, 2001: 67-113). 17 Podría también decirse, de manera más general y siguiendo al psicoanalista y filósofo humanista Erich Fromm (2006: 24-25), que “en nuestra sociedad somos claramente infelices: solitarios, angustiados, deprimidos, destructivos y dependientes”. En este sentido, Morin (2008: 19) da cuenta del aumento de la prescripción y el consumo de psicotrópicos y de antidepresivos, habiéndose multiplicado por seis en veinticinco años, y del incremento del número de suicidios y de hospitalizaciones psiquiátricas, que desde 1962 se han multiplicado por tres. La soledad y el aislamiento son males que nos acechan, si bien existen alternativas en forma de, por ejemplo, “programas que promueven que ancianas que viven solas ofrezcan vivir con ellas a jóvenes, beneficiándose ambas partes” (Lodeiro, 2008: 327). 11 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) Especialmente, nos hemos dado cuenta de que la recuperación económica no ha estado basada en un cuestionamiento oficial del modelo socioeconómico actual, sino que, muy contrariamente, en su continuación. Al mismo tiempo, la desconexión entre la economía financiera y la economía real ha quedado patente si atendemos a la rápida recuperación del sistema financiero y su centro nervioso (Wall Street) y a la implementación de planes de austeridad que afectan sobre todo a la clase trabajadora (Main Street). Lamentablemente, a pesar del colapso del sistema financiero, de la toma de conciencia pública y de la crítica social, al final, las cosas han seguido igual, sino peor. Tal y como lo expresa Cassidy (2010), en Wall Street la recesión no duró mucho: apenas un año y medio después del colapso de Lehman Brothers, Wall Street volvió a la actividad obteniendo beneficios que batieron records anteriores – la industria de las emisiones de títulos generó 55 billones de dólares en beneficios en 2009 y pagó 20,3 billones de dólares en bonos tras haber tenido pérdidas de 42,6 billones en 2008. Como resultado, Cassidy afirma que el sistema financiero tiene el mismo aspecto que el que tenía en 2007. En este sentido, es obvio para McNally (2011) que la clase gobernante ha retomado su posición, en la medida en que la fuerza económica, política y social más poderosa de los EEUU antes de la crisis, es decir, Wall Street, sigue siendo la fuerza económica, política y social más poderosa de los EEUU tras la crisis (Henwood, 2010: 83). Adicionalmente, el sistema financiero se ha recuperado gracias a la intervención de los gobiernos que han rescatado a los bancos y las instituciones financieras con fondos públicos, una decisión política impopular que ha causado rechazo y descontento entre los ciudadanos (Cassidy, 2010). Tal y como Albo y Evans (2010) lo expresan, las estrategias masivas de rescate para parar el colapso de los mercados, un tipo de formas de intervención estatal no vistas durante décadas, transformó la crisis financiera más grande de la historia en una crisis del sector público. Es ahora cuando somos testigos de la lógica perversa que supone privatizar las ganancias y socializar las pérdidas en tanto en cuanto hemos entrado en una era de austeridad, un eufemismo que en términos de efectos prácticos se traduce en un asalto a los derechos sociales de las clases trabajadoras en general (Panitch et al. 2010) y de los sectores más vulnerables de la población en particular (niños, ancianos, mujeres, familias mono-parentales, gente sin techo, los desempleados y los trabajadores precarios, las poblaciones migrantes y las 12 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) minorías étnicas), quienes son los más dañados como consecuencia de los recortes en sanidad, educación y programas de asistencia social (McNally, 2011: 23). A pesar de que la deuda privada ha jugado un papel ciertamente relevante en las crisis estudias por Reinhart y Rogoff (2009: xxxiii), la deuda de los gobiernos es a menudo el problema común en el amplio rango de las crisis financieras que examinan. Resulta interesante comprobar que, aún así, las políticas económicas neoliberales van acompañas de discursos neoconservadores que desplazan el foco de la responsabilidad desde la clase dirigente hacia la clase trabajadora. Tras casi una década de crisis, en 1979 Paul Volcker18 dijo que los estándares de vida de los americanos debían disminuir (McNally, 2011: 25), algo que puede traducirse en que la gente debía prepararse para asumir la culpa moral de haberse vuelto demasiado auto-satisfecha, demasiado confiada en que la vida seguiría siendo cada vez mejor. Un discurso similar puede oírse hoy en día tanto desde posiciones de la derecha política como desde el sector de la democracia social (Albo y Evans, 2010: 284); tal y como lo argumenta McNally: “Perhaps sensing that the storms are far from over, the ruling class is at work shifting the very terms of debate. Rather than discuss what ails capitalism, it is devising a rhetoric designed to blame its victims. No longer are global banks or giant corporations at fault. Government officials and regulators need no longer be scrutinized for their failures to prevent lies, scams, and swindles – and the meltdown that accompanied them. No, the real culprits are poor and working class people who expected too much. Having bailed out the very banks and global corporations that created the crisis, political elites are now scapegoating their victims: poor racial minorities in the U.S. who were conned into taking out mortgages designed to explode, or Greek teachers and public employers who think they have a right to decent pensions after a lifetime of service. As they construct the discourse, our rulers hope to soften us up for a decade of pain – a period of high unemployment, falling incomes, and huge cuts to health care, education and socialwelfare programs”. (McNally, 2011: 21) De hecho, los efectos de la crisis no solamente alcanzan a los gobernantes, los bancos y las empresas. Sobre todo afectan a las familias y los individuos que, en todo el mundo, ven como sus sueños, proyectos y deseos se evaporan. Se ha vuelto obvio quiénes son los mayores perjudicados por la última crisis financiera internacional: ciudadanos comunes en virtualmente todos los países que bien han perdido sus trabajos bien han visto sus jornadas laborales y sus sueldos reducidos. Por decirlo en palabras de Brenner (2011: 64), el Main Street (familias de la clase trabajadora) se enfrenta al Wall Street (elites irresponsables que se sirven a ellas mismas): la familia que trabaja duro y 18 Economista estadounidense, director de la Reserva Federal desde 1979 hasta 1987. 13 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) que cuida de ella misma se mantiene como paradigma de las estrategias de supervivencia actuales con las que la mayoría de la clase trabajadora se identifica, y, por lo tanto, también se mantiene como el centro de las definiciones de la ciudadanía, la virtud y la buena vida. Según Reinhart y Rogoff (2009), el actual desplome tendrá un efecto profundo en el estudio de las conexiones entre los mercados financieros y la economía real. De hecho, la crisis, independientemente de sus trágicas consecuencias, conlleva una cierta verdad ideológica según la cual se rompe con la idea dominante durante la década de 1990 de que la economía financiera se encuentra disociada de la economía real (Wieviorka, 2010). Es ahora, cuando las consecuencias de la crisis afectan a la economía (micro) real, a la sociedad y a la política al igual que a la calidad de vida y de empleo, que las conexiones entre los dos universos se han vuelto evidentes. Por lo tanto, no es difícil ver y comprender que a pesar de “habernos acostumbrado a vivir con excesivas dosis de injusticia y de indignidad” (Velasco, 2011), esta última crisis del capitalismo ha provocado un interés en propuestas y visiones socioeconómicas alternativas al mismo tiempo que ha creado áreas de resistencia a la vez que prácticas de democracia radical opuestas a la lógica capitalista. Si bien estos movimientos existían antes de la crisis financiera 2007-200819, es ahora cuando se están volviendo más visibles y están atrayendo un mayor interés público. A continuación se expone un intento de categorización en tanto en cuanto agrupación y síntesis, de algunas de estas contra-tendencias20. Alternativas socio-financieras: La banca ética (que promueve el derecho al crédito), los bancos de tiempo (basados en el intercambio de servicios y tiempo en lugar de servicios y dinero) y el crowfunding o financiación en masa (que consiste en pequeñas aportaciones que en conjunto sirven para financiar proyectos de los que el financiador se siente cerca) serían algunos ejemplos de alternativas socio-financieras que ponen en práctica y contribuyen al debate sobre nuevas formas de relación socio19 Como ejemplo, Lodeiro (2008: 45-52) da cuenta de una serie de resistencias llevadas a cabo en la India que merece la pena mencionar. El gobierno del estado de Kerala destaca por su plan de tres años para hacer de este estado indio un espacio libre de Microsoft, Coca-Cola y Pepsi. Un grupo de mujeres de Kerala pusieron en marcha una serie de protestas, sentadas y marchas en contra de la compañía CocaCola y finalmente consiguieron que se cerrara – la fábrica estaba causando grandes daños medioambientales, económicos, políticos, sociales y de salud pública. Parece que la India está decidida a hacer frente a estas industrias: los espacios libres de Coca-Cola y de Pepsi se están extendiendo por todo el país; la cafetería del parlamento Indio no sirve estas bebidas, y 10.000 escuelas y universidades han sido declaradas espacios libres de estas marcas y productos. 20 Lodeiro (2008) ofrece un exhaustivo listado de este tipo de contra-tendencias, siempre encaminadas hacia la reducción del consumo y la búsqueda de la felicidad. 14 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) económica. Adicionalmente, desde un punto de vista macro, el análisis económico tradicional centrado en el Producto Interior Bruto ha sido parcialmente desplazado (o completado) por otro tipo de índices como el propuesto por Amatya Sen (2005), Premio Nobel de Economía y precursor del Índice de Desarrollo Humano21 como medición de una serie de aspectos de la calidad de vida a través de una lista de capabilidades, es decir, lo que somos libres de ser y hacer en oposición a los bienes y productos materiales que tenemos. Esta es una invitación para cuestionarse uno de los mitos más arraigados según el cual el aumento del PIB y de los ingresos está correlacionado con el aumento del bienestar y la felicidad22. Finalmente, lo que este tipo de miradas tienen en común es que dejan de lado la visión puramente economicista para alejar la idea de que el dinero y el bienestar, una buena calidad de vida y la felicidad van de la mano, apoyando aquellos estudios que demuestran que la felicidad y el dinero “sí crecen conjuntamente en el caso de los individuos y las sociedades cuando el punto de salida o comienzo es la pobreza”, pero que “tan pronto como es alcanzado un nivel moderado de prosperidad económica, esta última puede incrementarse dramáticamente mientras que la felicidad permanece igual o incluso decrece” (Borgmann, 2005: 89). Soberanía alimentaria y producción ecológica: El objetivo último y principal de este tipo de corrientes es promover y procurar una alimentación sana y nutritiva, alimentando a toda la población con cosechas libres de pesticidas y preservando los recursos para las futuras generaciones (Lodeiro, 2008: 205 y ss.; Sacristán, 2011). En concreto, la producción ecológica “combina la formación científica con el saber tradicional para producir alimentos sanos y de calidad, respetando el medio ambiente y el bienestar animal” (Lodeiro, 2008: 217). Se trata de una economía ecológica que provee productos locales y biológicamente garantizados y que, de esta forma, da lugar a una resistencia cada vez mayor a la alimentación industrial (Morin, 2008: 36) y al 21 Existen otros índices como el Índice de Progreso Real/Genuino (IPR/G), el Índice de Bienestar Económico Sostenible (IBES) y el Índice de Calidad de Vida. Lo interesante de estos índices es que contrariamente al PIB, capturan otra serie de factores, dimensiones y variables sociales, políticas, medioambientales, etc. que inciden en el bienestar de las personas, tales como la salud, la sanidad y la protección social; la igualdad (de género) y la inclusión; la libertad personal, el trabajo y el tiempo libre o de ocio; el voluntariado; la vida familiar, el trabajo doméstico y el cuidado de familiares; la estabilidad y la libertad política. Igualmente, es cuanto menos curioso el caso de Bután, país asiático cuyos gobernantes buscan incrementar el Índice de Felicidad Bruta de sus ciudadanos, para lo que llevan a cabo estudios y encuestas sobre aspectos relacionados con el bienestar psicológico y el uso del tiempo libre de sus ciudadanos (Sevilla, 2011). 22 La felicidad según Lyubomirsky (2008) como “aquella experiencia de alegría, satisfacción o bienestar positivo, combinado con la sensación de que nuestra vida es buena, tiene sentido y vale la pena”. 15 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) consumo extra que suponen el transporte, los envases y otros métodos de conservación como las cámaras de frío y las sustancias químicas (Lodeiro, 2008: 115). Por otro lado, la soberanía alimentaria es una propuesta política que defiende la capacidad que cada persona, comunidad y estado tiene para decidir su alimentación así como el derecho de los pueblos a decidir sobre las propias políticas agrarias y alimentarias, dirigidas hacia el desarrollo sostenible y la seguridad alimentaria, en beneficio propio y del medio ambiente y con independencia de los mercados (Ibid: 219; Sacristán, 2011). Cultura y software libre: A diferencia de los propietarios de software que mantienen su código fuente secreto sin permitir que los programas informáticos puedan ser copiados o modificados, el software libre mantiene que estos no deberían ser propiedad privada secreta de ciertas empresas sino que públicos y disponibles para los usuarios en general (Lodeiro, 2008: 430 y ss.). Así se impulsaría el control sobre la tecnología para que los ordenadores puedan trabajar para beneficiar a los individuos y las comunidades y no a las grandes compañías informáticas que controlan el mercado del software. Junto con esto, existe Copyleft, un movimiento político-cultural a favor de la transformación social de la distribución de la cultura y el conocimiento que asegura que liberar las copias y su distribución fomenta una mayor creación y hace que esta sea además más diversa e independiente (Ibid.: 389 y ss.). Participación política de la ciudadanía: Al contrario que el conservadurismo, que propone políticas para despolitizar la sociedad civil, los nuevos movimientos sociales se distinguen por tratar de politizar la sociedad civil más y mejor (Velasco, 2001: 415-472). Recientemente se han dado ejemplos de proyectos y voces democráticas y democratizadoras que han resultado directa o indirectamente de la crisis financiera 2007-2008 y que llaman a una transformación de la vida en común, de la política y del escenario socioeconómico actual. La Primavera Árabe (iniciada en enero del 2011), la Revolución Islandesa (silenciada por los medios pero que se ha convertido es un magnífico ejemplo de ejercicio de la soberanía popular23) y la Spanish Revolution (visible fundamentalmente a gracias al movimiento 15M y cuyos efectos a medio plazo están emergiendo ahora con la consolidación de la plataforma Stop Desahucios) serían claros ejemplos de participación política por parte de un sector de la ciudadanía hastiada 23 Soberanía popular porque en Islandia se adopta una nueva constitución surgida de asambleas compuestas por ciudadanos sin vinculaciones políticas previas. 16 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) no tanto de la crisis económica sino de la política, es decir, de la manera en la que los gobernantes políticos han gestionado el declive financiero. Cabe mencionar, por último, el movimiento decrecentista, que bien podría considerarse como un lugar común para el tipo de alternativas medioambientalistas. El decrecimiento es un movimiento compuesto por una mezcla de tendencias y una variedad de grupos que si bien en muchos casos no son conscientes de pertenecer a este corriente, tienen varios objetivos en común, como el de desmontar parcialmente las economías actuales. Junto con este objetivo último, uno de sus puntos clave consiste en desmitificar la creencia de que el crecimiento económico convencional genera cohesión social, empleo, bienestar y felicidad. Además, sus puntos comunes son los siguientes: a) respetar el medioambiente mediante la recuperación de una producción más lenta pero de mayor calidad; b) moderar el consumo y evitar los excesos; c) trabajar menos para interactuar más socialmente, y d) hacer de la humanización de nuestros actos una prioridad y unir la búsqueda de la felicidad con el respeto. Y, por encima de todo, son movimientos con una visión a largo plazo. La cuestión esencial a tener en cuenta al pensar en clave decrecentista es que el crecimiento de los países ricos está basado en el saqueo de los países empobrecidos, a menudo causando un daño medioambiental irreparable (huella ecológica) y, en términos individuales, que promueve un tipo de esclavismo que nos hace pensar que cuanto más trabajemos, más dinero ganaremos, más consumiremos y más felices seremos. (Sacristán, 2011) La puesta en marcha de políticas y estilos de vida decrecentistas podría salvarnos del lugar oscuro incierto al que nos dirigimos y liberarnos de la servidumbre voluntaria en la que nos encontramos. Para conseguir esto, deberíamos revisar nuestros patrones y comportamientos como consumidores así como las políticas de crecimiento basadas en recursos infinitos. Sin embargo, tal y como afirma Lodeiro (2008), al ser probable que el sistema dificulte la puesta en marcha de este tipo de alternativas y otras similares, es importante no sucumbir a la frustración. El decrecimiento, tal y como afirma Taibo24, no es un proyecto que nos invite a ser infelices, sino que debería ayudarnos a ser más felices dado que nos proporciona más interacción social, más tiempo de ocio y disfrute en la medida en que nos desmarcamos de la obsesión por el consumo. Citado en Cristina Sacristán (2011) “Nuevas formas de consumo. Los mitos del crecimiento”, página 69. Carlos Taibo es profesor de ciencia política en la Universidad Autónoma de Madrid. 24 17 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) 4. Breves Conclusiones La crisis es múltiple (económico-financiera, ecológico-alimentaria, política, social, de seguridad, moral y de valores, demográfica) y – o debería decir pero – las contra-tendencias y los movimientos de resistencia alternativos también lo son. Además, el hecho de que estos diferentes movimientos se hayan encontrado y hayan conectado supone una variación con respecto a las dinámicas previas en las que parecía existir una dispersión, y falta de madurez, entre las variadas resistencias, tanto individuales como colectivas. Tal y como afirma Morin (2008: 36-37), para que se den una regeneración política y una metamorfosis de la civilización, es necesario que previamente las fuerzas de resistencia se (re)unan para conseguir un todo – tal vez estemos asistiendo a este momento (histórico). Por lo tanto, podría concluirse que parte de la sociedad civil se ha movilizado y ha decidido organizarse y funcionar al margen del establishment económico y sociopolítico, y que un ethos social más abierto y crítico está emergiendo, guiado por estilos de vida, relaciones económicas, conceptos socioculturales, comportamientos morales y estructuras que rechazan los excesos, las exclusiones y las perversiones típicas del capitalismo más salvaje. Probablemente la mayor lección aprendida tras los recientes acontecimientos es que es necesario otro tipo de visión y ambición sociopolítica y socioeconómica. La corriente mayoritaria económica debería ser revisitada y repensada para una mayor profundidad y expansión de la democracia, constantemente cobijada por la filantropía tal y como la entendía Hannah Arendt, es decir, la humanidad conseguida a través del discurso de la amistad demostrando así la disposición a compartir el mundo con los otros25. La resistencia social, civil, con la colaboración y la solidaridad como estandartes. 25 Citado en Zygmunt Bauman (2006a) Amor Líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, página 194. 18 “INICIATIVAS LOCALES A LA CRISIS GLOBAL. EL CAPITALISMO Y SUS DESCONTENTOS” GT 20. MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL EIDER MUNIATEGI AZKONA (PHD) – UNIVERSIDAD DE LOYOLA-ANDALUCÍA (SEVILLA) Referencias Albo, G. & Evans, B. (2010) “From Rescue Strategies to Exit Strategies: the Struggle over Public Sector Austerity”, in Panitch, L.; Albo, G. & Chibber, V. (eds) The Socialist Register 2011: The Crisis This Time. 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