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Tema 11El arte del Renacimiento en España. . 1. Arquitectura: el plateresco, el purismo y el estilo escurialense Un rasgo básico del Renacimiento español es el de la tardía adopción de las formas renacentistas por la vitalidad que tienen en XV el gótico final ( flamígero) y el mudéjar, caracterizados ambos por el especial valor que conceden a la decoración. La introducción de las primeras formas renacentistas se limitó a una aceptación de sus motivos decorativos: es el Plateresco en el primer tercio del XVI. Castilla ofrece los edificios más interesantes del Plateresco: el Colegio de Santa Cruz de Valladolid, la Puerta de la Pellejería de la Catedral de Burgos ( Francisco de Colonia ), la escalera dorada, de Diego de Siloé, en la misma catedral. Salamanca, la ciudad por excelencia del plateresco, cuenta con la extraordinaria calidad de su piedra, fácil a la labra, muy resistente luego. La fachada de la Universidad se concibe como un gran tapiz enteramente recubierto de decoración menuda. El edificio gótico recibió una fachada renacentista siguiendo el modelo de fachada estandarte propia de último gótico español o gótico isabelino pero ya con un lenguaje renacentista Podemos apreciar como la fachada se organiza a modo de los retablos que tanta importancia tienen en la arquitectura religiosa española Así, la fachada de la Universidad se organiza como en cuatro cuerpos divididos cada uno de ellos en calles. El cuerpo inferior presenta dos puertas con arco rebajado o escarzano que es habitual en el último gótico español y en el plateresco. Por encima los distintos cuerpos están separados verticalmente por pilastras que soportan entablamentos, pudiéndose apreciar por tanto ya un elemento de la tradición clásica que ha llegado por influencia del Renacimiento italiano Toda la fachada se cubre por elementos decorativos de poco volumen y trabajo detallista y minucioso a imitación del trabajo que realizaban los plateros, de ahí el nombre con el que se conoce al primer arte renacentista español. Sobre edificios góticos aparece el Renacimiento en forma de motivos renacentistas llegados a España a través de grabados : putti, grutescos ( combinación fantástica de seres humanos o animales con tallos vegetales), hojas de acanto, cabezas de ángeles alados, hornacinas aveneradas. Estos motivos muchas veces se disponen a candelieri. Un motivo habitual en el Plateresco es el motivo heráldico que vemos en esta fachada donde destaca por su mayor tamaño y volumen el escudo real de Carlos V. Desde 1530 se presta más atención al empleo del lenguaje clásico, la decoración esculpida aumenta de volumen, se concentra en unos pocos puntos y se subordina a la arquitectura. Es el purismo. En Castilla tenemos un ejemplo de este estilo en la fachada de la Universidad de Alcalá de Henares obra de Gil de Hontañón. La fachada es de una gran claridad compositiva al estar ordenada por líneas verticales y horizontales. La fachada recuerda un retablo con la disposición en cuerpos y calles, algo habitual en el último gótico y primer Renacimiento ( Fachada de la Universidad de Salamanca). Apreciamos que se organiza en tres cuerpos o pisos de diferente altura. Una moldura en forma de entablamento con arquitrabe, friso y cornisa sirve de separación de los tres cuerpos EN el inferior dos vanos adintelados enmarcados por pilastras sobre ménsulas se coronan por frontón triangular. En el superior el vano presenta arco de medio punto, típicamente renacentista, se encuadra por columnas y se corona con frontones curvos se unen a las columnas abalaustradas mediante volutas que quizá son una añadido 1 posterior manierista. El tercer cuerpo presenta vanos con arcos de medio punto separados por columnas abalaustradas adosadas al muro. Aquí emplea un elemento propio de la arquitectura romana, el tramo Flavio, con arcos sobre pilares a las que se adosan columnas que soportan el entablamento. El edificio se corona con balaustrada con pináculos en las esquinas siendo realmente un híbrido entre balaustrada renacentista y crestería gótica. La calle central es la protagonista de la fachada en la parte inferior apreciamos un vano de arco rebajado o carpanel, habitual en el último gótico español o Gótico isabelino y en el Plateresco. Tal vano está encuadrado por dos pares de columnas de orden jónico con columna con basa, fuste listo y capitel con volutas. Las columnas soportan visualmente un entablamento que también sigue la norma constructiva clásica al presentar arquitrabe dividido en tres platabandas, friso y cornisa. En el segundo cuerpo el vano también presenta arco, en este caso de medio punto, habitual en el Renacimiento. Se corona con frontón curvo apoyado en segmentos de volutas y flanqueado por finas columnas jónicas sujetadas por dos atlantes desnudos, elemento decorativo típicamente renaciente. A Hontañón se deben también el Palacio de Monterrey, en Salamanca, donde las torres de los extremos se han convertido en miradores calados con cresterías de un enorme refinamiento. Alonso Covarrubias interpreta bien el deseo imperial de grandiosidad en la Puerta de la Bisagra, concebida como un arco triunfal o en el Alcázar de Toledo, de planta rectangular y fachada de severa ordenación. La obra fundamental de este momento es la Catedral de Granada, obra de Diego de Siloé La catedral había empezado a ser construida con un planteamiento gótico con planta de salón sin crucero pero Diego la transforma convirtiendo la Capilla mayor en circular y coronándola además con una cúpula. El palacio de Carlos V en la Alhambra, obra de Pedro Machuca es una excepción en España pues está inspirado directamente en modelos italianos. La planta cuadrada alberga un patio circular adintelado, de sobriedad bramantesca, donde emplea de forma pura los órdenes clásicos. . El último tercio del siglo XVI, que coincide aproximadamente con el reinado de Felipe II ( 1558-1598) ve desarrollarse en España un nuevo estilo de una notable personalidad: el estilo herreriano o escurialense de gran austeridad decorativa. El grandioso Monasterio de El Escorial, cuya construcción es sin duda la obra más representativa. Juan Bautista de Toledo fue encargado por Felipe II de levantar un conjunto que fuera a la vez palacio, iglesia, monasterio y enterramiento real. A su temprana muerte el proyecto pasa a su discípulo Juan de Herrera. El edificio es concebido con un enorme rigor geométrico pues se trata de hecho de un amplio cuadrilátero. En el tramo central el Patio de los Reyes y la iglesia con planta de cruz griega y cúpula central. Es una inmensa mole uniforme donde predominan las líneas horizontales. Destaca también la severidad del edificio: hay una ausencia prácticamente total de decoración que queda reducida a al juego geométrico de pirámides y esferas. La simplicidad y desnudez del estilo herreriano hizo fortuna porque su sobria grandeza servía muy bien a los deseos de dignidad y austeridad del mundo de la Contrarreforma. De ahí la popularidad del estilo: Catedral de Valladolid, colegiata de Villagarcía de Campos convento de San José de Ávila, fachada de Santa Cruz de Medina de Rioseco... 2.La escultura: Alonso Berruguete y Juan de Juni 2 La escultura renacentista europea sigue los modelos italianos sin aportar grandes novedades, España es más original, se emplea la madera policromada y tienen todavía gran desarrollo tipologías góticas como los retablos, sillerías de coro y las esculturas funerarias ( sepulcro del infante Don Juan, obra de Fancelli, sepulcro de los Reyes Católicos, sepulcro de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, obra de Bartolomé Ordoñez, sepulcro del Cardenal Cisneros, obra del mismo autor). En ellos aparecen elementos decorativos renacentistas como guirnaldas, amorcillos, medallones, pero en algunos como el famoso sepulcro del obispo Alonso de Cartagena en Toledo ( “ el Tostado”) la minuciosidad en el tratamiento de los detalles es de ascendencia flamenca. En España, la presencia de artistas italianos ( Fancelli o Torrigiano) en tierras españolas así como la constante importación de obras de este país es decisiva para la difusión de nuevo estilo. En el primer tercio del siglo XVI destacan las llamadas “ tres águilas del Renacimiento”: Diego Siloé, Felipe Bigarny ( Retablo de la Capilla de los Condestables de catedral de Burgos, en colaboración con Diego Siloé) y Damián Forment ( retablo basílica del Pilar de Zaragoza), bastante influidos por la escultura gótica flamenca todavía. Pero el renacimiento que se difunde en España es ya sobre todo el de la fase manierista, cuyo máximo representante es Alonso Berruguete, que desarrolla un estilo original, síntesis entre el patetismo de tradición gótica, el arte de Miguel Ángel y el manierismo. Lo intensamente dramático predomina sobre los valores de armonía y serenidad, por lo que prefigura en cierta medida el hondo patetismo barroco. Su estilo es nervioso, apasionado, fuertemente expresivo, en el que se pueden encontrar elementos manieristas en su gusto por lo inestable, descoyuntado y vuelto sobre sí mismo ( la figura " serpentinata" ) y por un canon de proporciones extraordinariamente alargadas. Obra fundamental es el Retablo de San Benito, en el que junto a la anatomía miguelangelesca de los relieves destacan dos esculturas exentas: el San Sebastián y el Sacrificio de Isaac. Ambas se retuercen como ascuas, buscando formas angulosas y posturas inestables y gran expresividad. Frente a la personal interpretación berruguesca del manierismo italiano, Juan de Juni va a entender de un modo diferente la representación plástica. Las figuras destacan por su corporeidad, por la suntuosidad de unos ropajes que se envuelven en una interminable sucesión de pliegues voluminosos. Las figuras son grandes, de anatomía miguelangelesca frente al nerviosismo ondulante de Berruguete y los gestos teatrales, anticipando el gusto barroco. Frente a libertad compositiva de Alonso Berruguete, las composiciones de Juni siguen una ordenación clasicista, buscando la simetría hasta en los gestos de los personajes que se disponen a ambos lados del eje de simetría. Por último, y como reflejo de la religiosidad exaltada de la España del momento, hay que destacar el expresionismo de sus figuras, de un hondo patetismo. Destaca Santo Entierro, hoy en el Museo Nacional de Escultura. Destaca la intensa emotividad del conjunto escultórico, son figuras de gestos ampulosos que anticipan el lenguaje teatral del Barroco. La finalidad de la obra es emocionar al espectador y conducirle al arrepentimiento de sus pecados por lo que se utilizan diversos recursos para mover sus sentimientos de compasión. Así, Arimatea, en un elemento muy Renacentista que luego empleará el Barroco se gira para mirar al espectador e interpelarlo mostrando la espina que ha extraído de la cabeza de Cristo. Además se aprecian con detalle las huellas del sufrimiento sobre el cuerpo de Cristo: el costado abierto con abundante sangre seca o las rodillas amoratadas. El Barroco español seguirá este camino y lo acentuará recurriendo a los postizos como uñas de asta de toro, ojos de cristal, dientes de marfil en bocas y ojos entreabiertos. En suma, frente a la inexpresividad de algunas obras italianas del 3 Quattrocento, el Renacimiento español es un arte de intensa expresividad que para algunos se debe relacionar con la terribilitá de Miguel Ángel influida por el descubrimiento del Laocoonte. En todo caso, el contenido de la obra, religioso, es tan importante como la atención a la belleza de las formas produciéndose un equilibrio entre ambas. En el último tercio del XVI el panorama de la escultura renacentista española lo ocupan los llamados “ romanistas” que practican un tratamiento monumental de la anatomía humana inspirada en Miguel Ángel, como Gaspar Becerra ( retablo de la catedral de Astorga9 y los Leoni,, Leon y Pompeyo Leoni ( retratos en bronce de Carlos V y Felipe II acompañados de sus esposas en el Escorial). 3.Pintura renacentista española. El Greco un pintor manierista Las influencias flamencas que habían imperado a lo largo del siglo XV van siendo desplazadas en el siglo XVI por las formas renacentistas italianas, pero en España los temas mitológicos y paganos así como el desnudo se rechazan predominando los temas religiosos. Quien mejor representa la transición de lo hispanoflamenco a lo italiano es Pedro Berruguete. Combina elementos flamencos con novedades romanas como los escenarios arquitectónicos “ a la antigua”, el modelado de las figuras o la luz que ilumina con distinta intensidad las distintas partes del cuadro. A lo largo del XVI la pintura española es poco original pues diversos pintores imitan las formas de los grandes maestros del XVI italiano como Rafael, Leonardo o Miguel Ángel. Podemos citar a Fernando Yañez de Almedina ( Santa Catalina de Siena) muy influido por Leonardo a igual que Juan de Juanes ( La última cena) o a Juan de Borgoña ( frescos de la catedral de Toledo).En el último tercio del siglo en El Escorial Felipe II reúne uno de los focos de pintores manieristas más interesantes en el que sin embargo no es admitido El Greco, el más genuino representante del Manierismo español. Junto a los pintores de El Escorial, que cultivan la pintura religiosa, en la Corte de Madrid se cultiva un retrato que combina el objetivismo minucioso de los flamencos con el frío distanciamiento y de severa altivez que es típico del retrato de la época del Manierismo. Destaca Coello, que retrata a Felipe II a sus hijos y esposas y buena parte de la nobleza castellana siguiendo un modelo basado en la representación del personaje de tres cuartos, sobre fondo neutro, con la luz concentrada en el rostro y en las manos, una de las cuales descansa sobre la mesa de color púrpura ( símbolo del poder) o una silla que simbolizan el poder del monarca y la firmeza de sus decisiones. Como personalidad independiente destaca Luis de Morales La figura capital del manierismo español del siglo XVI es Doménico Theotocópoulus, El Greco. Su formación pictórica es compleja y evoluciona tras pasar por Italia y llegar a España hacia un lenguaje manierista cada vez más personal y poco naturalista adecuado para expresar la religiosidad de la España de la Contrarreforma en la segunda mitad del siglo XVI. El personalísimo estilo de El Greco en el tratamiento de la figura humana. Así, frente a la anatomía perfecta de una belleza ideal o el desnudo vigoroso de Miguel Ángel, en las obras de El Greco las formas humanas son de un canon excesivamente alargado. Muchas de ellas están sujetas a escorzos audaces y en serpentinata como es habitual en el Manierismo. Son figuras cada vez más fantasmales pues parecen carentes de toda adiposidad sin la preocupación del artista del Renacimiento por insistir en la 4 corporeidad de la figura. La gestualidad es poco natural, queriendo mostrar al espectador que se encuentra no ante la realidad sino ante una pintura, un elemento artificial,. NO olvidemos que como reacción a la pintura del Cinquecento el Manierismo subraya la idea del pintor como creador de una obra artística y no como mero reproductor o copista de la realidad, que es lo que pretendóan los pintores del Renacimiento En cuanto al tratamiento de la expresión, si el pintor renacentista busca la representación de los sentimientos, El Greco opta por una inexpresividad que aumenta la gravedad y solemnidad del representado. El manierismo también se ve en las composiciones de sus obras. Frente al espacio unitario del lenguaje clásico en El Greco las composiciones muestran un espacio fragmentario acentuado a veces por los choques brutales de blancos y negros. Frente a la claridad compositiva de las obras renacentistas busca composiciones extrañas que crean efectos de sorpresa, al situar por ejemplo la escena principal no en el centro de la composición sino en un lateral, o al desarrollar composiciones desequilibradas a diferencia de las composiciones simétricas del clasicismo renacentista.. El Greco sin embargo comparte con los manieristas el desinterés por mostrar las figuras en un entorno espacial y temporal concreto, por la profundidad espacial ( salvo en obras primeras de su etapa italiana como “ La expulsión de los mercaderes del templo”). Desde el punto de vista pictórico cabe destacar que en sus obras hay un claro predominio del color sobre el dibujo creándose las formas a base de manchas de color como en la pintura veneciana y lejos de la pintura basada en el dibujo. Un color cada vez menos natural, más independizado de la realidad, así como las luces que no provienen muchas veces de un foco de luz definido. La pincelada es vaporosa, suelta y ligera. El manierismo del Greco evoluciona hacia un lenguaje manierista cada vez más personal como podemos ver en la evolución de su pintura estudiando algunas obras . Así en una obra de su época italiana "La expulsión de los mercaderes del templo" la composición es todavía un tanto clásica pues la figura principal, Cristo, ocupa el centro de y entorno se disponen simétricamente dos grupos de figuras. Al llegar a España realiza para la Catedral de Toledo "El Expolio”. Representa el momento en que Cristo ha llegado al Calvario y es despojado de las vestiduras. Todo el cuadro gira entorno a la figura central de Cristo, que ocupa el centro de la composición y está rodeado de figuras que se ordenan entorno a él de forma circular. El escenario se desvanece, la naturaleza se reduce al palmo de tierra que pisa la figura de Jesucristo. El paisaje, la perspectiva, han desaparecido. Felipe II le encarga el cuadro conocido como La Santa Liga o Adoración del Nombre de Jesús, de composición en espiral donde ya muestra su manierismo exagerado en la representación totalmente antinatural de la figura humana anticipando su " El Martirio de San Mauricio" realizado para la iglesia del Monasterio de El Escorial. Una obra típica del arte de la Contrarreforma que pretende instruir a los fieles sobre los méritos del martirio y que alienta el culto a los santos que criticaba la Reforma Protestante. El tema que recoge es el de la ejecución total de toda una legión romana que con su caudillo, San Mauricio, rehúsa renunciar a la fe cristiana. El manierismo del 5 cuadro se aprecia en la composición pues el tema principal, el martirio, no se sitúa en el centro que es ocupado por un tema secundario, los oficiales que debaten el ultimátum imperial. Un convento toledano le encarga " El Entierro del Conde Orgaz", que representa el milagro que se produce durante el entierro de Gonzalo Ruiz, conde de Orgaz: agradecidos por sus buenas acciones los propios San Agustín y San Esteban bajan a la tierra para enterrarlo. Es la típica obra de la Contrarreforma que insiste en que no sólo la fe basta para salvarse sino que las buenas obras son necesarias. La composición se estructura en dos planos de carácter bien diferenciado: el inferior, dentro de un cierto realismo, representa el sepelio del conde. El plano superior ( claramente manierista en la representación del espacio, los escorzos y los efectos de la luz sobre el color) representa la Gloria y el recibimiento del alma del difunto en forma de niño. Sus dotes como retratista se aprecian en la famosa pintura al óleo sobre lienzo conocida como “ El caballero del mano en el pecho. Pertenece a la última etapa de su producción artística cuando afincado en Toledo recibe los encargos de las instituciones religiosas de la ciudad como su Adoración de los Pastores y de la nobleza local. El Caballero de la mano en el pecho muestra a un noble vestido con la elegante y austera moda de la época de Felipe II y en el que destaca la mano sobre el pecho, el medallón de oro y la empuñadura de la espada, objeto que hace referencia a su estatus nobiliario. El representado lleva la mano al pecho al comprometer su honor de caballero. .7. Especifica las características peculiares del Renacimiento español y lo compara con el italiano. 1.8. Describe la evolución de la arquitectura renacentista española. 1.9. Explica la peculiaridad de la escultura renacentista española. 1.10. Explica las características de la pintura de El Greco a través de algunas de sus obras más representativas 1.11. 6 7