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Dinámicas de inserción laboral de la población marroquí en Andalucía
Ángeles Arjona Garrido
Francisco Majuelos Martínez
Estefanía Acién González
Centro de Estudio para las Migraciones y Relaciones Interculturales, UAL
Los movimientos migratorios actuales, además de su carácter laboral, también
son transnacionales, es decir, que la movilidad y vida del migrante se desarrolla o
transcurre en campos sociales que superan los territorios geográficos, las fronteras
nacionales y los límites demarcados entre los estados. Son movimientos poliédricos, que
se dirigen hacia varias direcciones, no tienen destinos de salida o llegadas únicos;
también superan los espacios físicos, que vienen a ser reemplazados por las redes de
comunicación y canales informativos y virtuales. El transnacionalismo conecta y enlaza
a los individuos con sus familias, y sus comunidades; culturalmente permite el
mantenimiento de elementos identitarios con el país de procedencia (símbolos y
tradiciones), y económicamente, concreta relaciones sociales entre los individuos, a
través del envío de dinero, y el mercado de trabajo, un mercado de trabajo flexible. Por
tanto, “la flexibilidad e inestabilidad de los mercados laborales europeos excluye la
posibilidad de una integración económica permanente y estable y por ende, también de
una integración social para los migrantes, lo cual les crea la necesidad de mantener
formas de pertenecía transnacionales” (Bastia, 2008/09: 68).
Además, el contexto de recepción, estrechamente relacionado con la
segmentación, es otro elemento clave a la hora de entender la incorporación laboral de
los inmigrantes. Gran parte de las estrategias que ponen en marcha los inmigrados para
su inserción laboral dependen, en muchas ocasiones, de factores contextuales y
estructurales y, en otras, de factores individuales –capital humano y social-. Entre ellos
hay que resaltar: las condiciones de salida del país de origen, la política internacional de
flujos, los contextos de recepción, la trayectoria de los primeros llegados o los tipos de
comunidades que ya se han creado en destino (Portes y Rumbaut, 1990). La idea central
de este modelo afirma que “un particular contexto de salida y recepción puede tener un
desarrollo social distinto y unas condiciones culturales para los miembros de un origen
nacional distinto” (Zhou, 2004:7). Este enorme peso de los factores contextuales ahora,
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en crisis económica, está siendo de gran virulencia para los inmigrados marroquíes en
Andalucía.
El tema de esta comunicación es la inserción laboral de la población inmigrada
marroquí asentada en Andalucía. Se trata de una aproximación a esta temática
enmarcada en una investigación más amplia financiada por el Programa de Cooperación
Transfronteriza en España (Poctefex), a través del Fondo Europeo de Desarrollo
regional (FEDER). Supone una síntesis de resultados de una investigación que se
desarrolla bajo la denominación de Estudio preliminar sobre la integración sociolaboral de la población marroquí en Andalucía.
El objetivo general del proyecto es contribuir a la integración sociolaboral en
Andalucía de las personas inmigrantes de Marruecos y eliminar las barreras para su
integración, con el fin de que la integración favorezca mutuamente al colectivo y a la
sociedad receptora.
APUNTE METODOLÓGICO
La metodología de trabajo es de corte cualitativo, respaldada también en datos
de fuentes secundarias, basada fundamentalmente en el material de 38 entrevistas
realizadas a agentes sociales autóctonos (sectores públicos y privados) que o bien
trabajan en contacto con población inmigrada (sindicatos, ONG´s, empresarios) o son
informantes clave (empleados de administraciones públicas de empleo, investigadores,
etc.). (Ver anexo). El trabajo de campo ha sido realizado en Andalucía durante el
segundo semestre de 2012.
Las variables que hemos tenido en cuenta son varias y de distinto calado: Los
sectores del mercado de trabajo en que se insertan los marroquíes en Andalucía, el nivel
de cualificación de partida y adquirida de las personas marroquíes que trabajan en
Andalucía, la interacción que existe entre los trabajadores marroquíes, autóctonos y
otros inmigrantes extranjeros en Andalucía, las posibilidades, realidades diversas y
posibles barreras de promoción de la población inmigrada de origen marroquí en
Andalucía, el impacto de la actual coyuntura de crisis financiera en la inserción laboral
de los inmigrados marroquíes en Andalucía y las políticas públicas de inserción laboral
y sus resultados desde el discurso de los agentes sociales en contacto directo con
población inmigrada de origen marroquí.
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RESULTADOS PRELIMINARES
Sectores y tipos de inserción laboral
La característica común de los mercados de trabajo en Andalucía es su
segmentación. La bibliografía nacional sobre la incorporación laboral de los inmigrados
muestra una situación semejante en otros lugares de España. Véanse, entre otros,
Arjona, 2005, Cachón, 2004; Checa, 1995; Colectivo Ioé, 2002; García, 1997; López y
Berriane, 2004, donde se describen las características y condiciones precarias de los
empleos desempeñados por los inmigrados. Los inmigrados extranjeros ocupan los
puestos menos valorados y deseados por la población autóctona debido a la alta
precariedad, flexibilidad y bajos salarios.
Por tanto, la inserción laboral de los inmigrados marroquíes se define por su alta
concentración en sectores primarios, y en empleos de bajo nivel de cualificación;
también por su diferenciación por género, tal como lo ponen de manifiesto las
respuestas a las entrevistas realizadas en diversas provincias:
“Eran gente fundamentalmente sin cualificación, sin estudios, que venían de zonas
quizás agrícolas del país y bueno, pues fundamentalmente por eso, quizás” (E25-T-AAg-Ape2-M).
“Sí, sí, marroquíes. Principalmente yo creo que un noventa y mucho por ciento vienen
directamente a lo que es el sector primario. Manipulado o almacenes y agricultura y
construcción, ¿no?” (E2-G-A-Ag-Eps1-H).
Pese a estas pautas comunes, en cada provincia la inserción va a estar en función
de los nichos laborales propios en los que las personas inmigradas se ubican y de las
características particulares del mercado de trabajo.
La inserción en la agricultura es el rasgo más distintivo del colectivo marroquí
asentado en Andalucía sobre todo en las provincias de Almería y Huelva.. Estas
agriculturas son altamente productivas, generadoras de un modelo agronómico
específico, acompañado por la existencia de economías externas basadas en la
transferencia de usos tecnológicos, artes y conocimiento. Así, en los casos de Huelva y
de Almería la inserción laboral comparte algunas características, dado que estamos ante
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un mercado que ofrece empleos en el sector primario, de carácter flexible y altamente
precarizados, y cuya distribución espacial tiene un marcado componente rural.
“Aunque no es mi tema, sí te diría que, sobre todo los hombres suelen estar en trabajos
de construcción, pero sobre todo en temas agrícolas. Y las mujeres en cuidados a
personas mayores, casi todos” (E21-G-H-Ag-Ap-U-M).
En cambio, en el caso de Granada, estamos ante una inserción vinculada a
sectores bien diferentes, comercio y servicios principalmente, cuya ubicación es más
localizada y urbana:
“Los sectores en los que se han insertado básicamente, por las características de la
economía granadina, es a nivel de comercio y de servicios (…) Podríamos hablar de dos
perfiles, el perfil de servicios ligado al ocio y al turismo y un perfil de venta ligado a los
bazares que tienen una diferencia de los bazares de los chinos, no son ni los mismos
productos ni los mismos clientes” (E9-G-G-Ag-Ap-U-H).
En Málaga, por ejemplo, esta inserción laboral está especializada en el sector
servicios, si bien se percibe una cierta variedad y una marcada diferenciación por género
en las actividades donde se incrustan:
“Yo creo que hay que diferenciar entre hombres y mujeres, los hombres se dedican
mayoritariamente a la construcción o servicios de temporadas, de camarero, etc.,
también si lo hacen por cuenta propia abren muchos negocios, y si saben idioma que a
lo mejor les permite ser cajeras en un supermercado o así, pues se dedican a cuidar
niños, cuidar a los mayores” (E16-G-M-Ag-Ape-H).
En ocasiones, el autoempleo es una solución a la segmentación laboral (Arjona,
2006), sin embargo, esta forma de inserción puede responder a otros factores como sería
la existencia de cierta demanda –de productos propios, de espacios de ocio que imiten
los de su país de origen, etc.-, creándose negocios de diferente tipo –teterías, carnicerías
hallal, bazares, etc.-, con cierto componente étnico. En algunos casos este itinerario de
inserción se ha producido desde los primeros momentos de la llegada:
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“Los marroquíes fueron de los primeros en crear iniciativas de autoempleo que estaban
relacionadas con su propia población, es decir, fueron los primeros en tener una
población, una masa crítica lo suficientemente importante, como para que su propia
demanda fuera interesante, para un comerciante pensar en satisfacerla (…) Pero algunos
de ellos ha salido de ese ámbito y ya son negocios que sirven a toda la población en
general” (E29-T-A-Ag-Epeb-H).
Conforme ha avanzado el proceso de integración social y han conseguido
ubicarse en el entramado económico y social de la sociedad de acogida, algunos se han
abierto paso como autónomos en diversas actividades profesionales:
“Otra de las experiencias importantes es de los pequeños empresarios, que tienen
almacenes al por mayor en los polígonos industriales de la ciudad y luego pequeños
negocios familiares de comercios y tiendas y eso. Y luego también había un sector
también significativo de inmigrados profesionales autónomos de la fontanería, de la
electricidad, de los aparatos electrodomésticos, etc.” (E36-T-S-Ag-Ap-U-M).
Nivel de cualificación de los marroquíes asentados en Andalucía
Con relación expresa a la influencia de la educación sobre el trabajo, la teoría de
los mercados segmentados sostiene que un alto nivel salarial, y movilidad ocupacional
ascendente, dependen exclusivamente de lograr una posición laboral en el estrato
superior del segmento primario, y viceversa; contar con un mayor nivel educativo solo
otorga una mayor probabilidad de acceso a trabajos que se relacionen con el nivel de
especialización y los ingresos, por lo tanto, no se da una correspondencia explícita, entre
el nivel académico, la producción en el trabajo, y el ingreso devengado, tal como lo
enuncia Parra de Vílchez (2010: 6): “la acreditación educativa formal desempeñará un
papel cada vez más importante como criterio de selección de la fuerza laboral para las
distintas ocupaciones; solo que a mayor acreditación educativa formal se aumenta
únicamente la probabilidad de acceso a determinadas ocupaciones con ciertos niveles de
ingreso y posiciones dentro de la jerarquía social, sin llegar a ser considerada como
determinante principal del ingreso personal del trabajador o profesional”.
En síntesis, lo que determina que la escolaridad tenga relación con los ingresos
es la ubicación en los segmentos laborales; el nivel educativo solo proporcionaría
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mayores posibilidades de desempeñar trabajos cualificados con ingresos superiores,
pero no garantiza que en la realidad se dé, puesto que el acceso a los segmentos
superiores está condicionado por otros factores políticos y sociales como el sexo, la
etnia, la nacionalidad y la clase social (Parra de Vílchez, 2010).
En relación a esto último hemos encontrado entre los agentes entrevistados
referencias que tienen que ver con este tipo de argumentos, al aludir a la existencia de
barreras creadas por los estereotipos para la promoción laboral y profesional de los
inmigrados marroquíes:
“En gran medida un poco por la desconfianza, por el encasillamiento ¿no? Yo quiero un
marroquí para trabajar en la agricultura, pero no lo visualizo atendiendo el teléfono. En
cambio visualizo a un argentino (…) En gran medida un poco por la desconfianza, por
el encasillamiento” (E39-T-H-Ag-Ap-U-M).
Uno de los aspectos básicos en relación a la inserción laboral es el nivel de
cualificación con el que llegan las personas inmigradas a nuestro país. Y una
consideración que ha surgido en prácticamente todas las entrevistas realizadas durante
el trabajo de campo es que el nivel de cualificación de la población marroquí es bajo.
Sin embargo, las opiniones que reproducimos a continuación ayudan a entender la
realidad del colectivo inmigrado desde el punto de vista de la formación y los
problemas con los que nos encontramos a la hora de definir los perfiles de cualificación
adecuados para una determinada tarea.
Caparrós y Navarro (2010) investigan la transferencia de conocimientos
adquiridos por la población inmigrada en sus países de origen hacia el mercado de
trabajo español: en qué medida el mercado laboral español valora los conocimientos de
los extranjeros adquiridos en sus países de origen. Concretamente, se considera si la
inversión en capital humano general y los conocimientos laborales adquiridos por los
mismos en sus países influyen sobre sus estatus ocupacionales en España.
Simón, Ramos y Sanromá (2010: 4-5) parten de la hipótesis sobre la
transferibilidad limitada del capital humano entre países, que enuncia que “el capital
humano acumulado en origen no resulta totalmente transferible al país huésped a causa
de su insuficiente calidad y escasa aplicación al nuevo entorno económico, social y
productivo. Como resultado, se produce una degradación ocupacional inicial (…).
Cuanto menos transferible sea el capital humano de origen (ya sea por la distancia
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cultural y tecnológica entre el país emisor y el receptor de emigrantes, o bien por
diferencias en normativa, reconocimiento de títulos o acceso a empleos), mayor será la
degradación ocupacional y la consiguiente brecha salarial. A medida que se amplía el
tiempo de residencia en el país de destino, aumenta el capital humano adaptado a los
requerimientos del mercado laboral del país huésped, especialmente a través de la
experiencia en el puesto de trabajo, pero también por aprendizaje del nuevo idioma
incluso realización de estudios. El capital humano así acumulado permite normalmente
mejorar posiciones en la escala ocupacional y aumentar en paralelo los ingresos”.
La respuesta que sigue ilustra de la disparidad entre cómo catalogamos el tipo y
la calidad de la formación que traen de sus países de origen para desarrollar una
profesión, en relación con los parámetros que definen la que le exigimos, y su capacidad
real de desarrollar esa actividad profesional con la formación que adquirieron, de
acuerdo con sus itinerarios formativos y profesionales habituales en sus respectivas
sociedades:
“Evidentemente hay una realidad también ligada a la cultura económica de un territorio.
Mientras que aquí aún se puede considerar que un individuo no es mecánico de
automóviles si no tiene el título, y no es electricista si no tiene el título, en tradiciones
culturales en el que el aprendiz está ligado a un artesano, a un mecánico, tiene una
formación, un título y una preparación, aunque no tenga el título, no tiene un título
formal en papel que dice que tal, pero tiene una formación y muchas veces incluso
cualificada y más alta, porque se ha tirado años y años viendo todo tipo de coches y
reparando de todo al lado del maestro. Desde ese punto de vista, es una población
cualificada socioprofesionalmente” (E36-T-S-Ag-Ap-U-M).
En una línea similar se expone ahora la distancia entre cómo caracterizamos
desde el punto de vista administrativo y académico la formación para el ejercicio de
determinada actividad profesional y cuáles son las cualidades que los empresarios
valoran primordialmente en la persona que aspira a ocupar un puesto de trabajo en su
empresa; y es que realmente una cuestión es la cualificación o formación que traen y
otra las aptitudes y actitudes que al empresario resultan de valor de acuerdo a sus
intereses:
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“Los empresarios dependen de los sectores, en el sector de construcción o de agricultura
por ejemplo yo supongo que la cualificación de los trabajadores no interesa mucho más
que por ejemplo su capacidad de trabajo, su disciplina y su posible experiencia en otras
comunidades y en otros campos, en el caso de empresas de servicios o que necesitan
más cualificada creo que en general España debe avanzar en este sentido como es el
caso de Francia, (…) el modelo francés esta últimamente basado en la inmigración
selectiva y necesitan más a la gente cualificada que a otro perfil” (E9-G-G-Ag-Ap-UH).
Incluso el grueso de la formación profesional que los inmigrados reciben, y que
podría facilitar hipotéticamente su inserción laboral o su promoción, queda reducida a
aspectos básicos que permitan el desarrollo del trabajo: idioma, para la atención al
público; carné de conducir, en el caso de la agricultura; o sobre productos fitosanitarios,
para el trabajo en el manipulado. Así nos responde un empresario cuando le
preguntamos por los cursos de formación que realizan los trabajadores de su empresa:
“Pues le damos, idioma, español; prevención de riesgos laborales, higiene
alimentaria; damos también seguridad vial, planificación familiar y codesarrollo; porque
una de las cosas es que… al que tiene espíritu empresarial hay que apoyarle para que
invierta su dinero y crea riqueza en sus lugares de origen, es un objetivo mío” (E22-GH-Ag-Epa-H).
La percepción de los agentes sociales es que la cualificación o la formación
académica de sus trabajadores no interesan al empresariado:
“No la tienen en cuenta en absoluto” (E14-G-J-Ag-Eps-M).
“Muy poco. Valoran más la experiencia en ciertos sectores que la cualificación o
títulos” (E32-T-G-Ag-Ape-M).
Ni siquiera los propios empresarios la ven relevante:
“No nos importa, no nos importa” (E13-G-J-Ag-Epa-M).
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Nivel de complementariedad, competencia y/o sustitución con trabajadores
autóctonos
La aparición de la crisis está empañando, en algunos casos, las percepciones
acerca de la cuestión de la competencia por los puestos de trabajo entre autóctonos y
extranjeros; no obstante, como muestra la opinión que se recoge a continuación,
podemos hablar de la existencia de cierta complementariedad, en la medida que los
españoles abandonaron determinados nichos laborales, trabajos menos cualificados, que
fueron ocupados por personas inmigradas:
“La gente o la percepción que hay es que dicen que los extranjeros o los marroquíes
quitan el trabajo a los españoles. Y yo creo que la gente está muy equivocada en ese
sentido (…) Yo creo que no… el sueldo es el mismo, el convenio laboral es el mismo
para todos, todo es igual; quizá por la situación de paro que hay ahora mismo que
atravesamos, quizá se está ya volviendo a lo que antes no querían que se fueran a otros
sectores, a otras actividades, los nacionales, trabajadores nacionales. (…) Quizá ahí
haya un poco de discordancia” (E2-G-A-Ag-Eps1-H).
A partir de la irrupción de la crisis se produce una vuelta de los trabajadores
españoles a nichos laborales que habían abandonado –en particular la agricultura-, esta
vuelta, no obstante, produce contradicciones entre el principio de ‘solidaridad con los
nuestros’ y el principio de ‘utilidad y eficiencia’, ya que muchos empresarios habían
realizado una inversión tanto en formación como en confianza con una parte de
trabajadores extranjeros de más antigüedad, más asentados, integrados en muchos
aspectos, conocedores del trabajo y gestores de la mediación con trabajadores
inmigrados de su misma nacionalidad, que ahora ocupan puestos de cierta cualificación
y responsabilidad –capataz, encargado, etc.- y de los que no parecen dispuestos a
desprenderse, en la medida en que les garantizan eficiencia y confianza contrastada, que
no saben si encontrarían en los aspirantes autóctonos.
“Bueno, ahora mismo, sí está empezando… se está observando, se ve un poquito más de
competitividad. Pero, claro, entre la gente que está buscando trabajo (…) Por otra parte,
hay complementariedad, ya no entre los demandantes de empleo, sino entre la empresa
y el marroquí. Porque la empresa lleva muchos años confiando por ejemplo en sus
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trabajadores marroquíes y ahora tampoco están dispuestos a despedirlos para meter a
otros, que por muy español que sea… pero no sabes si le va a trabajar bien o no. De
hecho hay empresas que su encargado de invernadero, los puestos de confianza son
marroquíes” (E26-T-A-Ag-Ape3-M).
Sin que podamos establecer una pauta generalizada entre los empresarios, sí
parece que para los puestos de trabajo menos cualificados, la vuelta de trabajadores
autóctonos a los nichos de empleo años atrás abandonados, está provocando un
incipiente proceso de competencia que está dando como resultado la sustitución, ahora,
de personas inmigradas por trabajadores autóctonos en determinados sectores de
empleo:
“Existe un sentimiento de competencia, especialmente en los trabajos poco cualificados
y por parte de la población autóctona. Por parte del colectivo marroquí no se puede
percibir estos resentimientos. Como he mencionado anteriormente hay algunos
empresarios que prefieren trabajadores autóctonos. Pero también hay muchos que no
hacen diferencia a base de la nacionalidad” (E32-T-G-Ag-Ape-M).
Posibilidades y niveles de promoción
La población marroquí asentada en Andalucía, muestra, según los resultados del
trabajo de campo, escasas posibilidades de una mejora en la inserción laboral, que se
agudiza con la crisis económica que atraviesa el país.
Por otro lado, en las respuestas hemos encontrado con bastante frecuencia una
recurrente alusión a las barreras de tipo cultural, como obstáculo específico para una
inserción laboral comparable a la de otros colectivos:
“La cultura también es una barrera, la que traen las personas marroquíes, sobre el tema
de su religión, bueno es algo desconocido para nosotros, el tema del Ramadán…
Aunque yo te digo una cosa, se negocian ya muchos convenios colectivos a los que se
contempla el tema del respeto al Ramadán, adecuarles los horarios, etc. O sea que eso
ya también se va contemplando en convenios colectivos” (E14-G-J-Ag-Eps-M).
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En otros casos, se recurre a indicadores de integración social como si lo fueran
de la promoción laboral: la reunificación familiar, la escolarización de los hijos, etc. O
ciertos niveles de estabilidad en el empleo, son considerados como una señal relevante
de promoción en el trabajo:
“Si pensamos cómo estábamos en el año 2000 y cómo estamos ahora, pues hombre yo
creo que ahí vemos que hay algunas razones para la alegría, es decir, el número de
inmigrados marroquíes que tienen vivienda propia pues ha mejorado sustancialmente.
El número de reunificaciones familiares ha sido enorme, el número de niños
escolarizados, yo creo que ahora mismo es el 100% en edad escolar. Al igual que la
población nacional. Y eso tiene mucho que ver con lograr la estabilidad con el empleo,
mejoras de carácter laboral. Si no, uno no se trae a su familia, no decide invertir. Eso ha
mejorado” (E28-T-A-Ag-Epc-M).
Tal vez esta invisibilidad en la percepción del ascenso en el trabajo no sea sino
la consecuencia lógica de su escasa presencia en los itinerarios laborales de los
trabajadores inmigrados, en particular de los marroquíes, como muestra el testimonio
siguiente:
“Hombre, yo lo que creo que mientras esté el mercado de trabajo así, pues estén
trabajando en precario, pues las posibilidades son muy pocas, algún niño conseguirá
algún puesto de más responsabilidad, encargadito, pero…” (E11-G-G-Ag-Aped-M).
Y con la irrupción de la crisis, parece claro que las posibilidades de promoción
se reducen, no solo para los inmigrados que ocupan un puesto de trabajo asalariado sino
también para los autónomos o pequeños empresarios que regentan bares, tiendas, o
bazares:
“Las posibilidades de promoción son difíciles. Un día como hoy en el que recortan el
paro, nos suben el IVA, le quitan la paga extra a los funcionarios, parece que va a haber
menos dinero para que se gasten en sus comercios, ese es el primer punto” (E19-G-CAg-Epong-H).
Repercusión de la crisis económica
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Una de las cuestiones que ha supuesto un eje de la investigación ha sido la
repercusión de la crisis económica en la población inmigrada, especialmente en la
marroquí. De hecho esta nueva situación económica y cómo les afecta ha ido
apareciendo de forma recurrente a lo largo de todo el trabajo de campo.
Las estrategias empresariales ante dichas circunstancias están siendo variadas
entre el amplio elenco de recursos legales –o no- de que disponen:
“En el mismo sector, la crisis nos está llevando a que muchas empresas van rotando a
los trabajadores, van despidiendo, para que no vayan cogiendo antigüedad. Y ahora, con
la reforma laboral, que se despide con facilidad y ahora con los EREs, que a veces se los
aprueban y otras no… pues cogen indocumentados, claro” (E23-T-A-Ag-Eps-M).
Las respuestas a las entrevistas muestran, además, cómo, a pesar de que la crisis
ha afectado de forma generalizada al conjunto de inmigrados, han sido los trabajadores
marroquíes quienes han sufrido de forma más virulenta esta situación acusando la
pérdida de puestos de trabajo:
“Pero aquí en Almería empieza la crisis en 2007 y hubo una gran bajada. Precisamente
los marroquíes perdieron un 21% de los contratos. El resto de los extranjeros se
mantiene y los españoles disminuyen poco, un 5,48%. Y a partir del 2008 ya empiezan
a disminuir para todos” (E24-T-A-Ag-Ape1-M).
Otro segmento particularmente afectado ha sido el de los inmigrados que
accedían al mercado de trabajo mediante contratos en origen, donde es
abrumadoramente mayoritaria la presencia de mujeres, y entre las que se encuentra un
significativo contingente de marroquíes:
“Pues porque no se les contrata en la misma medida que antes. Esa es la principal
repercusión de la crisis, hay un mercado de trabajo que se ofrece menos globalmente y
aún menos a población… por ejemplo, en el caso de la contratación en origen, pues ha
bajado brutalmente las ofertas que se han hecho para mujeres para venir en temporada”
(E39-T-H-Ag-Ap-U-M).
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Parece claro que los efectos de la crisis económica actual son adversos, que
afectan a autóctonos e inmigrados de manera cruenta, pero que se ceban con las
personas más vulnerables y expuestas. No obstante, la recurrente utilización de distintas
situaciones de vulnerabilidad –ser extranjero, depender del trabajo para la renovación de
permisos, no tener papeles, etc.- y el “adiestramiento” de los trabajadores como
instrumento de gestión de la producción, pueden presentar un carácter ambivalente a la
hora de la elección por parte del empresario de los trabajadores que estime más
convenientes para su empresa o negocio.
La incorporación laboral como autónomos, tipos de negocios y resistencia a la
crisis
El autoempleo entre el colectivo marroquí ha sido, tradicionalmente, una opción
muy valorada. En muchas ocasiones se trata de continuar con una tradición en el
comercio adquirida en origen, es una continuidad con algún tipo de negocio que ya tenía
el inmigrado o su familia.
“Lo de abrir, lo de tener tu cosa, aunque sea chiquitita, pero tener tu cosa y seguirla con
tu ritmo es muy marroquí (…) En Marruecos el ritmo es diferente y las cosas funcionan
un poquito más despacio, y al marroquí le gusta esto, si puede hacerlo yo abro mi cosa,
y abro cuando quiero y cierro cuando quiero y si no viene nadie me siento en la puerta y
estoy tan tranquilo, si tengo para vivir, vale” (E10-G-G-Ag-Epr-H).
Si bien, se trata de una estrategia que no es mayoritaria dentro del colectivo de
inmigrados marroquíes y que está circunscrita a ciertos ámbitos de la economía:
“Las personas que salen de ahí, son más por las estrategias personales y de pequeños
grupos que la realidad colectiva. De hecho, los que tienen pequeñas empresas, pequeños
negocios, es que han invertido pequeños ahorros en sus propias estrategias
empresariales, puesto que el mercado era para la agricultura, para la construcción y para
el hogar” (E36-T-S-Ag-Ap-U-M).
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Por otro lado, se trata de pequeños negocios que escasamente generan puestos de
trabajo al margen del titular, o los que crean son bastante precarios y con una relación
salarial bastante inestable y débil.
“Cuando yo he hablado de empresariado inmigrado aquí, a nivel local, el tipo de
puestos que se ofrecen también son bastante precarios. Y normalmente tienen que ver
con la atención en pequeños comercios (…) No es un gran negocio donde uno pueda
ofrecer puestos para ir pagando. Eso es lo que predomina” (E39-T-H-Ag-Ap-U-M).
Los tipos de negocio que instalan presentan bastante variedad y no responden en
todas las localidades al mismo patrón. El trabajo de campo arroja que en cada lugar el
tipo de negocios que se establecen se van a amoldar a las características del mercado de
trabajo, a las necesidades de su grupo y a la distribución espacial de sus coétnicos en las
zonas y barrios donde se asientan. Así, el testimonio que sigue nos informa del tipo de
negocios en Cartaya, donde los negocios de los marroquíes poseen una alta
concentración espacial y un marcado carácter de economía étnica:
“Probablemente los marroquíes sean de locutorios y tal, porque es verdad que en
Cartaya los gestores de los locutorios son marroquíes” (E21-G-H-Ag-Ap-U-M).
Por otro lado, en muchos casos estamos hablando de negocios que podríamos
caracterizar como propios de una economía informal, donde las relaciones salariales
apenas existen o se dan en forma muy laxa; en muchos casos se convierten en una forma
muy precaria de subsistencia grupal o familiar (Acién y Majuelos, 2003). Este tipo de
relaciones laborales presentan diferentes inconvenientes tanto para la inserción laboral
en el mercado formal, como para la integración social de los inmigrados que participan
de ellas: no tiene efectos administrativos de cara a la regularización administrativa, por
ejemplo, o dificulta la realización de proyectos personales o familiares dada la
inestabilidad salarial que los caracteriza.
“Nos dimos cuenta que los propios negocios y empresas de inmigrados sostienen y
sustentan esa precariedad laboral porque no contratan a sus propios compatriotas y
entonces, aunque se cuenta que un ciudadano marroquí, por ejemplo en Granada,
trabaja, no tiene contrato porque trabaja con amigos, familiares dentro de lo que se
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llama las sociedades económicas y está sujeto a vulnerabilidad. Aunque tiene fuentes de
ingreso, es inestable y eso se liga también a la falta de oportunidades de la inserción
laboral, las dificultades a nivel de conseguir los papeles, etc.” (E9-G-G-Ag-Ap-U-H).
Tanto la precariedad económica que caracteriza a los trabajos asociados a los
pequeños negocios, como las reducidas dimensiones de ese tipo de economía, dejan a
sus titulares indefensos ante las acometidas de una crisis como la actual, afectando de
manera virulenta al trabajador que optó por la fórmula del autoempleo. Estaríamos, por
tanto, más ante una necesidad de supervivencia de lo que ya había, que ante una
estrategia en positivo para salir de la crisis por personas que han sido expulsadas del
mercado de trabajo formal:
“Hombre, yo pienso que el tema de los autónomos, en un momento fue también como el
chocolate del loro; inicialmente con el tema de la crisis, que se promocionó mucho el
tema de los emprendedores y tal y hubo gente que optó por esa vía, pero yo creo que
ahora mismo, primero por el cierre de los bancos a la posibilidad de cualquier tipo de
crédito sin, sin mucha garantía; porque eso también ha dejado muchos colgados a
muchas personas con el negocio colgado… es decir, yo ahora mismo creo que no hay
nadie que se arriesgue, o muy pocas personas que se arriesguen a la vía de los
trabajadores autónomos” (E2-G-A-Ag-Eps1-H).
En definitiva lo que se empieza a producir es un proceso por el que pequeñas
economías familiares se sumergen para afrontar la crisis, volviéndose sus actividades
más opacas, junto a otras economías que en otras circunstancias podrían integrarse en
los circuitos económicos y comerciales estándar, pero que la situación de crisis les
impide sacar a la luz, quedando en el ámbito de lo sumergido:
“Estoy convencido porque la situación de crisis lleva a que muchas actividades que
estaban al límite de la rentabilidad, pues solo puedan existir en términos de economía
sumergida, ¿vale?, es decir, normalmente tendemos a pensar en la economía sumergida
como una economía ilegal. Que huye de los circuitos legales para no tener que pagar,
impuestos (…) Lo que hay es mucha economía que no puede salir a la luz porque si
sale, deja de ser rentable” (E29-T-A-Ag-Epeb-H).
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Impacto de la regulación de extranjería en la inserción laboral de la población
marroquí
En la normativa de extranjería, el empleo de los extranjeros se plantea
supeditado siempre a aquellos trabajos que los españoles no cubren, orientando la
inserción laboral prioritariamente en sectores muy determinados; ello se ha vuelto a
poner de manifiesto el tratar la moratoria laboral para los ciudadanos de países de
reciente incorporación a la Unión Europea:
“¿Qué ha hecho España? Pues España ha restituido la moratoria laboral, ante la
situación de desempleo que había; de hecho cuando se levantó la moratoria laboral, la
normativa, o sea lo que se acordó era: la levantamos pero en función de cómo esté la
situación laboral de empleo vamos hacer una revisión a los seis meses. Esos seis meses
era sobre Julio del 2009, ahí no se hizo revisión ninguna y se decidió seguir con la total
ya libertad y la consideración de ciudadano europeo de pleno derecho. Hoy día pues se
ha restituido, para internacionales y ahí sí que hay unos requisitos extras (…) Si la
situación nacional de empleo es la que es, si los datos de desempleo son los que son;
esos requisitos están ahí y no te van a permitir entrar a más personas” (E37-T-H-Ag-ApU-M).
Tras la irrupción de la crisis parece apuntar una cierta disminución de los
permisos de trabajo, al menos en la agricultura, que no se corresponde con la evidente
pérdida de empleo, pero aún es pronto para saber cómo podrá afectar en aquél sentido:
“Yo creo que aquí en Almería no ha bajado el número nominalmente. Con respecto a las
renovaciones, respecto la crisis, sí se ha notado, han aumentado las denegaciones de
estas personas (…) pero no ha habido una denegación masiva. Otra cosa es que no
encuentran trabajo y se vayan abandonando del permiso, que ya te digo eso que ahora
mismo el número no ha descendido de una forma masiva. Sí ha bajado algo y que
dentro de unos años, cuando podremos verlo” (E27-T-A-Ag-Apex-H).
Políticas públicas y empleo marroquí en Andalucía
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No obstante, lo que sí parece respaldar el trabajo de campo es la ausencia de
políticas activas de empleo dirigidas específicamente a la población inmigrada, en
especial las concernientes al fomento del autoempleo y al pequeño empresariado, tanto
en términos de asesoramiento como de formación. Tareas que corresponderían tanto a
las instituciones públicas a las que compete esa materia, como al sector privado,
incluyendo ONG’s. Se trataría de fomentar la transformación del ahorro privado como
forma de superar la expulsión del mercado de trabajo asalariado, mediante su inversión
en proyectos de autoempleo: autónomos, pequeños negocios, etc.
“El tema administrativo tenemos que dividirlo en diferentes niveles, no podemos
tratarlo a nivel general. La Dirección General de Coordinación de Políticas Migratorias,
las Oficinas de Formación y Empleo, las Cámaras de Comercio (…) Nos dimos cuenta
de que estas instituciones no tienen ninguna línea de sensibilización o de formación
dedicada específicamente a los inmigrados, la mezclan con las líneas dirigidas a los
autónomos cuando las circunstancias son diferentes, además de ello ignoran los pasos
que tiene que hacer un inmigrado para solicitar el permiso de trabajo por cuenta propia
y poder hacerse autónomo. (…) Además de ello, en las asociaciones de autónomos en
Granada o en Andalucía, desconocen el tema de empresa inmigrante y no le dan
ninguna prioridad, cuando deberían, siendo asociaciones, pues darle respuesta a esa
opción emergente dentro del empresariado. El contacto con las diez o quince
asociaciones que hemos contactado en Granada no tiene línea de intervención en
materia de inserción laboral de los inmigrados y si la tienen la hacen de forma muy
artesanal o de forma muy informal y de manera que desconoce los fundamentos de
asesoramiento de los inmigrados, salvo uno o dos casos” (E9-G-G-Ag-Ap-U-H).
Respecto a las políticas de retorno, las respuestas de la entrevista apuntan a que
los marroquíes no se han acogido a ello, debiéndose entender que son otras las
estrategias que han adoptado ante la pérdida de empleo como consecuencia de la crisis:
“Al nivel almeriense, desde que empezó el programa ese, que empezó en 2008 hasta
ahora, se han ido unos trescientos y picos extranjeros, con ese programa. Marroquíes,
cero. O sea ninguno” (E24-T-A-Ag-Ape1-M).
17
La normativa actual facilita el acceso a cursos de formación a parados inscritos
en el SAE, lo cual atenúa las consecuencias de la pérdida de empleo, especialmente en
relación a la renovación de sus permisos de trabajo y residencia, al equiparar la
realización de estos cursos con contrato de trabajo, a dichos efectos administrativos. La
respuesta siguiente apunta a los periodos de desempleo como una oportunidad de
formación, en particular el conocimiento del idioma, y también de utilizar los cursos de
formación para desempleados, como estrategias para renovar los permisos de trabajo y
residencia:
“Es decir, una persona, igual que estaba aquí durante dos años, por ejemplo, ahora está
renovando su permiso, lo va a renovar, y por la situación económica no ha trabajado el
año siguiente, sin embargo, sí ha estado inscrito en los servicios de empleo y ha hecho
una serie de cursos formativos, que eso le va a permitir renovar su permiso. A pesar de
no tener el requisito de un contrato” (E27-T-A-Ag-Apex-H).
Algún testimonio sugiere que una manera de favorecer la integración social sería
que las personas inmigradas en situación de regularidad pudieran votar en las elecciones
municipales, ello permitiría obtener un cauce de participación y de implicación en la
sociedad de acogida, aunque fuere a nivel municipal:
“Esa podría ser una opción al igual que los ciudadanos europeos pueden votar en las
municipales, podemos decir, ‘Miren ustedes, el señor que lleva aquí trabajando tres años
o cuatro años o cinco está en una situación de legalidad, porque entiendo que a los
ilegales para empezar no los puedes censar, pero si está en una situación de legalidad,
pues habrá que darle opción a que opine sobre cómo se está gestionando la ciudad en la
que vive’ y eso podría ayudar a cambiar algunas mentalidades y a día de hoy, los
partidos y los políticos se fueran fijando más en este tipo de cosas. No desde el punto de
vista del problema que genera la inmigración para el ciudadano español, si no desde el
punto de vista que tienen los propios inmigrados” (E29-T-A-Ag-Epeb-H).
EN SÍNTESIS: ELEMENTOS PARA UN DEBATE
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-
Según los agentes sociales entrevistados, las personas marroquíes en
Andalucía se insertan, de forma mayoritaria, en el sector agrícola, en el caso
de los hombres, y en el servicio doméstico, las mujeres.
-
En Almería y Huelva, los nichos laborales de inserción de población
marroquí se caracterizan por su flexibilidad y precariedad. En Granada,
Cádiz y Málaga, sin embrago, por una presencia comparativamente mayor en
el sector servicios, aunque en ambos casos se comparten condiciones de
contratación y laborales propias del mercado secundario.
-
El autoempleo es una oportunidad laboral para las personas marroquíes, pese
a ser una iniciativa no mayoritaria entre el colectivo. Las manifestaciones
que reconocen el éxito de marroquíes autónomos en este sentido lo vinculan
a estrategias de tipo continuista (con la tradición comercial de origen) y
relacionados con altos niveles de interacción social de esas personas.
-
Los niveles de cualificación de los marroquíes en Andalucía se perciben
como bajos, y, en general, poco adecuados al tipo de empleo demandado, lo
que se agrava dada la dificultad que tienen para acreditar sus títulos
adquiridos en origen.
-
Los empresarios andaluces que emplean (o demandan) marroquíes en
sectores poco cualificados no valoran la formación de éstos.
-
La relación entre marroquíes y autóctonos en el mercado laboral es de
complementariedad
y sustitución,
aunque
la crisis
económica
ha
incrementado el peso de la competencia dado que los andaluces
desempleados buscan empleo en los sectores que antes habían rechazado y
eran ocupados por inmigrados.
-
Las posibilidades de promoción laboral entre las personas marroquíes son
muy bajas y descienden a medida que avanzan las consecuencias de la crisis
económica. Los agentes sociales entrevistados responsabilizan de esta
cuestión a las barreras culturales y a las oportunidades que ofrecen los nichos
laborales en que se inserta esta población. Estas circunstancias afectan
también a los trabajadores autónomos.
-
La crisis económica ha provocado una flexibilización de las condiciones
laborales por parte de las empresas, la pérdida de puestos de trabajo entre el
colectivo de los marroquíes y un descenso de los contratos en origen (a los
19
que se acogían mayoritariamente las mujeres que optaban a la inserción en el
sector agrícola en Huelva).
-
También afecta a aspectos básicos del proyecto migratorio como las
reagrupaciones familiares, el deterioro de las condiciones económicas, a los
proyectos de ascenso social en destino y origen, etc.
-
La inserción laboral como autónomos es una opción muy valorada entre el
colectivo marroquí. No obstante, no es mayoritaria y, en general, genera
condiciones laborales débiles y precarias y, cada vez más, en el ámbito de la
economía informal.
-
El establecimiento de negocios por parte de marroquíes en Andalucía no
sigue un patrón uniforme.
-
Se aprecia un descenso de los permisos de trabajo y, por tanto. de residencia
vinculados a la consecución del primero.
-
Se denota la ausencia de políticas públicas destinadas a favorecer el empleo
de los colectivos inmigrados.
-
Las iniciativas formación de los servicios públicos de empleo mitigan los
efectos del paro entre las personas marroquíes.
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ANEXO 1. RELACIÓN DE ENTREVISTAS
E2-G-A-Ag-Eps1-H: Agente Social de COAG (Coordinadora de Organizaciones de
Agricultores y Ganaderos)
E9-G-G-Ag-Ap-U-H: Experto universitario en mercado de trabajo e inmigración
marroquí de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Granada
E10-G-G-Ag-Epr-H: Agente social y responsable de la Mezquita de Granada
E11-G-G-Ag-Aped-M: Trabajadora social de un CAI (Centro de Atención Inmediata de
menores, Granada)
E16-G-M-Ag-Ape-H: Personal de dirección del CEIP Prácticas 1 (Málaga)
E19-G-C-Ag-Epong-H: Asesor jurídico de la Asociación Pro Derechos Humanos de
Andalucía (Cádiz)
E21-G-H-Ag-Ap-U-M: Sanitaria experta en atención intercultural del Hospital Juan
Ramón Jiménez (Huelva)
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E23-T-A-Ag-Eps-M: Miembro del SOC (Sindicato de Obreros del Campo, Almería)
E24-T-A-Ag-Ape1-M: Responsable del Observatorio Ocupacional del Servicio Público
de Empleo Estatal de Almería
E25-T-A-Ag-Ape2-M: Orientadora laboral del Servicio Andaluz de Empleo en Almería
de la Junta de Andalucía
E26-T-A-Ag-Ape3-M: Trabajadora del Servicio Público Estatal de Empleo (Almería)
E27-T-A-Ag-Apex-H: Responsable de la Delegación del Gobierno en la Oficina de
Extranjería (Almería)
E28-T-A-Ag-Epc-M: Técnico de proyectos de la Cámara de Comercio, Industria y
navegación de Almería
E29-T-A-Ag-Epeb-H: Responsable de investigación socioeconómica de la entidad
bancaria Cajamar (Almería)
E32-T-G-Ag-Ape-M: agentes sociales operantes en el Instituto Municipal de Fomento
del Empleo (IMFE)
E34-T-M-Ag-Ap-U-M: Profesora de la Universidad de Málaga espeecialistas en
migraciones
E36-T-S-Ag-Ap-U-M: Profesora de la Universidad de Sevilla, especialista en
migraciones.
E37-T-H-Ag-Ap-U-M: Profesora de la Universidad de Huelva, experta en migraciones.
E39-T-H-Ag-Ap-U-M: Profesora de la Universidad de Huelva, especialista en
migraciones
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