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HISTORIAS DE FAMILIA
EN SANTO OFICIO DE LA MEMORIA, DE MEMPO GIARDINELLI
Cecilia SILVA
[email protected]
En el presente trabajo se analiza la reconstrucción de los
recuerdos de los personajes de Santo Oficio de la memoria de
Mempo Giardinelli a la luz de los conceptos de memoria
individual y colectiva. No se trata de una repetición exacta de
hechos pasados sino una reconstrucción activa que cada uno hace
dependiendo de su historia y circunstancia. La memoria
individual es parte de nuestra conciencia y base de nuestra
identidad. A la vez, es uno de los componentes de un conjunto de
pensamientos comunes a un grupo, sea una familia, una
comunidad religiosa, una clase social o una nación, y pasa a
conformar la memoria colectiva del grupo.
Introducción
En el presente artículo se analiza la obra Santo Oficio de la memoria desde la
perspectiva de los conceptos de memoria individual y colectiva. El autor, Mempo
Giardinelli, nació en la provincia argentina del Chaco en 1947. Es autor de novelas,
libros de cuentos y ensayos. Su obra ha sido traducida a veinte idiomas y ha recibido
numerosos galardones, entre ellos el Premio Rómulo Gallegos 1993. Entre sus trabajos
se encuentran La revolución en bicicleta (2004), El cielo con las manos (1997), Luna
caliente (2004), Qué solos se quedan los muertos (1985), Santo Oficio de la memoria
(2004), Visitas después de hora (2003), Estación Coghlan y otros cuentos (2005), 9
Historias de amor (2009).
Para escribir Santo Oficio de la memoria Giardinelli eligió una familia de origen
italiano y largo apellido compuesta por una nutrida lista de personajes, desde una
matrona insidiosa e inmortal hasta una nieta intelectual y feminista que critica el arte
y la literatura, incluyendo un exiliado que vuelve en barco y un tonto con buena
memoria y linda letra. Los personajes, en un país turbulento y cada uno desde su
ángulo particular, cuentan su propia historia y las de los otros. La vida familiar se
vincula a la vida política, social y cultural desde fines del siglo diecinueve hasta 1982.
De modo que en esta novela se observa el proceso en que la memoria individual pasa a
conformar la memoria colectiva.
Este trabajo está compuesto de dos partes: la primera contiene una breve definición
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de memoria y la segunda ofrece un análisis detallado de la novela con respecto a su
tema y estructura y una referencia a la memoria como narrativa y como reconstrucción
de experiencias pasadas.
1. Notas sobre la memoria
En nuestros días, la memoria es un tema social y no se trata solamente de la
memoria del pasado dictatorial sino también de la recuperación de memorias
culturales, reconstrucción de identidades perdidas, narración y lecturas del pasado
(Sarlo, 2001).
En un sentido restringido, “memoria es la captura en relato o en argumento de esos
hechos del pasado que no exceden la duración de una vida” (Sarlo, 2005, p. 128). La
memoria forma parte de nuestra vida cotidiana y de nuestra relación con el mundo:
aun cuando involucre un proceso personal, individual, éste se basa en interacciones
con otros. Además, es una reconstrucción activa, que cada persona hace según su
historia y el momento y lugar en que se encuentra.
La memoria individual forma parte de nuestra conciencia y constituye la base de
nuestra identidad. Un hombre que ha perdido la memoria ha perdido también su
identidad (Kohut, s.f.). Como ejemplos antagónicos podemos citar los dos siguientes,
ambos tienen en común una tragedia como punto de partida.
El psicólogo ruso Alexandr Romanovich Luria menciona un caso clásico, indicado a
continuación.
El hombre al que el mundo se le hizo añicos había sufrido una herida de
bala en la cabeza durante la Segunda Guerra Mundial, batalla de
Smolensk. Si bien sobrevivió, perdió por decirlo así la memoria y casi la
facultad de recordar. (...) Lentamente, penosamente, se puso en
condiciones de recobrar jirones de su pasado, pero también de ponerlos
en orden y de darles un amago de sentido. (...) En cierta página exclama:
¡No me acuerdo de nada! ¡Unas migajas de información ... y nada más!
No sé nada de ningún tema. ¡Mi pasado se desvaneció! (Dussel, I.,
Finicchio, S., Gojman, S., 1996)
El caso antagónico, de ficción, lo presenta Borges en Funes, el memorioso (1999):
Al caer, perdió el conocimiento; cuando lo recobró, el presente era casi
intolerable de tan rico y tan nítido, y también las memorias más antiguas
y más triviales. (...) Me dijo: “Más recuerdos tengo yo solo que los que
habrán tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo”. (...) Y
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también, hacia el alba: “Mi memoria, señor, es como un vaciadero de
basuras.” (Borges, 1999, pp. 159-173)
2. Análisis de la obra Santo Oficio de la memoria
A continuación analizaremos en Santo Oficio de la memoria el entretejido de
memoria individual y colectiva con respecto a su tema, estructura, el tema de la
memoria y sus subtemas: las experiencias pasadas, el pasado: sus modos y su
reconstrucción, y la narración de la experiencia.
2.1. Tema
Santo Oficio de la memoria relata las historias y los recuerdos de cuatro generaciones
de una familia de origen italiano. Esta particular saga se inicia a fines del siglo XIX
cuando llega el barco que trae a los primeros Domeniconelle, Antonio, Ángela y su hijo
Gaetano, a orillas del Plata. La historia alcanza un punto culminante con el arribo de
otra nave que traería a los otros dos hijos que dejaron en Italia y se cierra en 1982, con
la llegada de la embarcación que trae a Pedro, el biznieto, de su exilio en México. El
primer barco abre la historia, los otros dos son la excusa para la reunión familiar que
dará rienda suelta a las memorias: una multiplicidad de voces de las que sólo cuatro
son hombres, tres de los cuales tuvieron una muerte temprana y violenta y se teme por
la suerte del cuarto y último Domeniconelle. La superioridad inédita de las mujeres lo
explica Sarlo en términos de la cotidianeidad de la narración: “Como se trata de vida
cotidiana, las mujeres (especialistas en esa dimensión de lo privado y lo público)
ocupan una porción relevante del cuadro.” (Sarlo, 2005, p.19)
Con respecto al tema de la novela, Giardinelli manifestó lo siguiente:
... en esa novela hay un solo tema que es la Literatura, abordada desde
una multiplicidad de voces porque es, justamente, una novela polifónica.
Y es también una novela de viajes porque yo creo que la Literatura es un
viaje por antonomasia, y es también una novela sobre la inmigración
precisamente por eso, porque la travesía del desterrado (exiliado o
inmigrante) tiene esas obsesiones: buscar un destino, asentarse en la
nueva patria, volver en cuanto se pueda y hablar, hablar como si las
palabras fueran capaces de modificar la lejanía y el extrañamiento en que
viven. Para los inmigrantes el viaje significaba una ruptura y la memoria
resultaba tan dolorosa que intentaban olvidar su origen para sobrevivir
(...) pero la memoria es más persistente que la voluntad y en algún
momento reaparecerían los orígenes y los fantasmas. (Roffe, 2001, p.
XX)
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2.2. Estructura
Santo Oficio de la memoria carece de narrador omnisciente y nos sumerge en un
vaivén histórico que oscila entre 1900 y 1982 y que Giardinelli definió de la siguiente
manera:
... la novela es toda una memoria. Memoria de la vida: es un recuento.
Memoria también de la italianidad porque es una novela absolutamente
italiana. (...) Es la memoria de mi familia, de cuatro generaciones, que es
lo que yo sé, y sin embargo no es mi autobiografía. La novela transcurre
en Italia y en el Chaco argentino, pero también en un espacio sin nombre,
en el aire, digamos. Es una historia de migraciones, pero es memoria del
arraigo. Es la historia de mi país, pero no es una novela histórica. (Kohut,
1990, p.25)
El empleo de lenguaje coloquial le otorga al texto un alto grado de oralidad que da
la sensación de diálogo y no de monólogos de la memoria, como se puede ver en la
siguiente elocución de Micaela en el Santo Oficio de la memoria: “Pero dale, morfá,
querida, morfemos que así se hace más liviana la espera y sanseacabó, ya te dije que
mejor no hablo más pero la verdad es que no puedo parar, no puedo parar” (p. 209).
La estructura de Santo Oficio de la memoria está determinada por el relato de sus
personajes. Esta polifonía revela vivencias personales, elementos biográficos, las voces
de una identidad, la transmisión de una cultura, la interpretación de la historia, la
reflexión sobre el pasado y el presente.
Una de las características más salientes de esta novela es que presenta “un hilo
reflexivo con la acción entretejida” (Kohut, 1990, p.45) en lugar de una trama de
acción con una voz reflexiva paralela y entretejida en la trama y el desarrollo es como
una sucesión de diálogos entre cada una de las voces memoriosas y el lector o un
personaje. A lo largo de estos diálogos encontramos tres bases: claves literarias,
revisionismo histórico y reconstrucción subjetiva.
2.3. Las voces de la memoria en Santo Oficio de la memoria
Las voces de la memoria nos acercan claves literarias. Por ejemplo, el autor a través de
Paola, la profesora de literatura, se pregunta sobre el realismo mágico: “Porque lo que
yo a veces me pregunto es de qué hablan cuando hablan de realismo mágico, de lo real
maravilloso, como tantos imbéciles que creen que lo inventamos aquí y en estos años”
(Giardinelli, 2004, pp. 327-328).
Giardinelli afirma que Santo Oficio de la memoria no es una novela histórica
(Roffé, 2001) porque no refleja el discurso oficial, se trata de una reconstrucción
subjetiva en un marco socio histórico determinado. La Nona revaloriza la memoria en
80
su definición de la historia: “La historia es una memoria guardada, dicha y escrita ... la
historia es lo que yo recuerdo ... Porque cuando la historia se oficializa, se petrifica; y
cuando se petrifica empieza la mentira. De lo que se desprende que la verdadera
historia es la que está viva, la que no se detiene, la que está activa, es decir, la
memoria” (Giardinelli, 2004, pp. 394-395).
Dos voces compiten para referirse al pasado, la historia y la memoria, aunque no
siempre se entiendan fácilmente. La historia suele desconfiar de la memoria y la
memoria desconfía de una reconstrucción histórica que no ponga los derechos del
recuerdo en un lugar central. Nora (2008, en Castañeda Hernández, 2011) hace una
distinción entre memoria e historia. Según este autor, la memoria es la vida, arraigada
en lo concreto, el espacio, el gesto, las imágenes, es afectiva, múltiple, mágica,
individual y plural, con las distorsiones del recuerdo y el olvido. La historia es una
representación del pasado, es una operación intelectual.
En Santo Oficio de la memoria el presente histórico establece el punto de
referencia para la memoria colectiva. En el acto de narración presente y pasado
conviven y en oposición a una estructura lineal tradicional Giardinelli nos ofrece una
lógica discontinua, propia de la memoria individual, un entretejido entre la historia
individual y las historias colectivas, del mundo. En la novela hay tantos tiempos como
subjetividades, que destruyen la cronología y dan lugar a una reconstrucción histórica
apoyada por la imaginación.
2.4. Las experiencias pasadas en Santo Oficio de la memoria
La intención del autor es dilucidar el presente a partir de las experiencias pasadas. De
algún modo, la reconstrucción de las cuatro generaciones de los Domeniconelle
representa la historia de Argentina. La tragedia pesa sobre los varones de la familia, de
los que quedan dos: Pedro, que enfrenta la fatalidad del regreso del exilio, y el Tonto
de la buena memoria y linda letra, que recuerda, escucha y ordena las turbulencias de
la memoria.
Por su lado, el regreso del exilio de Pedro se contrapone al coro femenino de “la
memoria del no vuelvas.” Uno de los personajes, la inmortal Nona, regresa del más
allá y entabla una conversación con Pedro. La Nona considera lo históricamente vivido
y concluye lo siguiente: “Y los años, Pietro, cómo los hace olvidar de sus propias
locuras. Es como si cada generación fuera incapaz de tener memoria de los desatinos
de la anterior; como si no fuesen capaces de aprender las enseñanzas. No cometas el
mismo error, hijo. No vuelvas” (Giardinelli, 2004, p. 85). Y también, en función de su
memoria de lo vivido, visualiza el futuro: “... tengo la sensación de que los días
siguientes serán aciagos, y que tu vida correrá peligro. Por eso te ruego que no vengas.
Este país te va a matar” (Giardinelli, 2004, p.106).
El tonto de la buena memoria guarda la historia de los Domeniconelle y recurre a
81
“la escritura como fármaco de la memoria” (Lledó, 2000, p. 51) para ampliar más allá
del tiempo la experiencia de vida y el espacio de consciencia de las personas: “No se
me olvida nada y por eso escribo todo. No quiero que nadie sienta confusión, Luciana,
no quiero que anden imaginando. Ni que adivinen. Quiero que lo sepan todo, y que
todo quede dicho y escrito. Quiero pasarlo todo en limpio” (Giardinelli, 2004, p. 167).
En la novela, un hecho del presente, la vuelta del exilio de Pedro, convoca a los
integrantes de la familia y cada uno traerá consigo su historia personal y su visión de la
familia y del mundo socio-político que le tocó vivir. En otras palabras, traen consigo el
pasado y “el pasado es siempre conflictivo” (Sarlo, 2005, p.9).
2.5. El pasado en Santo Oficio de la memoria
En cuanto al pasado, se lo entiende desde su propia lógica y reconociendo el lugar de
la subjetividad. Del pasado se habla sin suspender el presente y, muchas veces,
implicando también el futuro (Sarlo, 2005).
Los personajes de Santo Oficio de la memoria tienen concepciones negativas del
pasado. Anunzziata reniega del pasado: “Mirá que andar revolviendo el pasado. Es una
bosta el pasado. La vida no debería tener pasado. Abolir la historia, qué te parece.
Viviríamos mucho mejor, todos. Y yo ni te cuento” (Giardinelli, 2004, p.193). Micaela
lo considera peor que el presente: “Una siempre anda mirando para atrás pero un
buen día hay que preguntarse también qué mierda miramos para atrás. Una porquería
lo que hay atrás” (Giardinelli, 2004, p. 207).
El pasado vuelve como cuadro de costumbres donde se valoran los detalles, las
originalidades, la excepción a la norma, las curiosidades que ya no se encuentran en el
presente. El detalle certifica el todo y fortalece el tono de verdad íntima del relato: en
realidad el efecto de verdad de un recuerdo depende incluso del amontonamiento y
repetición de los detalles. El personaje de Micaela (Giardinelli, 2004, pp. 70-79) le
arroja una retahíla de recuerdos a la sobrina que le informa que Pedro vuelve en barco
del exilio, hace una semblanza de la familia, enmarca a la familia en el contexto
histórico y saca a relucir una miríada de detalles del pasado: modas, costumbres,
cultura, se pierde en los detalles (“¿Cómo fue que vinimos a parar aquí, che? Ah, sí, ya
me acuerdo ...” p.77) y sigue mencionando aspectos del pasado.
2.6. Los modos del pasado en Santo Oficio de la memoria
La cuestión del pasado puede ser pensada de varias maneras: la memoria y el olvido, la
memoria y el silencio, la memoria y el testimonio.
El olvido, en sentido colectivo, se da cuando ciertos grupos sociales no logran voluntariamente o pasivamente, por rechazo, por indolencia, por indiferencia o por
alguna catástrofe histórica tan drástica que interrumpió el curso del tiempo y las
cosas- transmitir a las generaciones siguientes lo que aprendieron del pasado
82
(Yerushalmi, Loraux, Mommsen, Milner y Vatimo, 1998). Todorov (2000) afirma que
lo que se opone a la memoria no es el olvido sino que los términos a contrastar son
supresión y conservación, y la memoria es una interacción entre ambos. Lo que se
podría plantear a partir de estas afirmaciones es que no es posible, ni para una
persona ni para un pueblo, recordarlo u olvidarlo todo. Entonces, ¿hasta qué punto
hemos de tratar de recordar y de olvidar, si ello fuera posible? La inmortal Nona
respondió a este interrogante: “El olvido es bueno, a veces; la memoria constante
lastima demasiado” (Giardinelli, 2004, p. 179).
En referencia a la aparente contraposición entre memoria y silencio, la no
comunicación de la experiencia no significa falta de experiencia. Esto lo ejemplifica
Benjamin (1998, citado por Souto Carlevaro, 2010) al señalar que los hombres
regresaban mudos de las trincheras después de la Primera Guerra Mundial. Pero esto
no significa pobreza de experiencia sino una disminución de la capacidad expresiva
debido al horror vivido, la experiencia no encontraba una forma para la narración
(Souto Carlevaro, 1998; Sarlo, 2005). En Santo Oficio de la memoria vamos a
encontrar varias menciones al silencio, todas negativas. Por ejemplo, el personaje de
Roberta se refiere al silencio como intento de represión de la memoria y del pasado:
“Claro, de estas cosas nadie habla en la familia, ni lo harán jamás. Creen que cuando
no se habla, no hay memoria” (Giardinelli, 2004, p.289). El personaje de Pedro
considera al silencio como resultado de una experiencia que por ser demasiado
horrorosa mata la capacidad de expresión del ser humano “No me atrevo a acostarme.
Ni a gritar pidiendo auxilio” (Giardinelli, 2004, p.532). En los dos casos mencionados
el silencio no significa que no haya experiencia memorizable, sino una represión de la
misma.
El concepto de testimonio está generalmente asociado al concepto de memoria del
horror, en particular al Holocausto, acaso el genocidio más emblemático del siglo XX,
y a las dictaduras latinoamericanas (Dussel, I., Finicchio, S., Gojman, S., 1996). Si
hubiera que elegir palabras para caracterizar a la literatura latinoamericana posterior
a la décadas de 1970, dos de ellas podrían ser testimonio y memoria. Sin embargo,
Mempo Giardinelli no cree en el testimonio como género literario:
Necesitamos testimonios en América Latina, necesitamos que quede
memoria testimoniada de lo que nos pasa, pero eso no es literatura, no es
arte, no es creación de ficción aunque pueda ser contado como si fuera
una novela. Es historia, sociología, antropología o periodismo, y
generalmente tiene una intención que no es artística, sino que es
histórica, pedagógica o dogmática. El testimonio trata de ser fiel, tiene
que ser fiel a la realidad. Pero hacer literatura es crear algo de la nada, o
crear a partir de la realidad, pero algo distinto de ella. (Kohut, 1990, p.30)
83
Pero sí reivindica a la memoria como creadora y protagonista de la literatura. Santo
Oficio de la memoria, publicada por primera vez en la última década del siglo veinte,
es una novela hija de las repercusiones del prolongado período de turbulencia política
que culminó con la dictadura militar y que invita a la reflexión (Mathie, 1995).
2.7. Reconstrucción del pasado en Santo Oficio de la memoria
Cuando se recuerda el pasado se le da carácter de presente, pero surge un problema:
“Lo que hacía familiar al mundo ha desaparecido. El pasado y la experiencia de los
viejos ya no sirven como referencia para orientarse en el mundo moderno e iluminar el
futuro de las jóvenes generaciones. Se ha roto la continuidad de la experiencia” (Le
Goff, 2002, citado por Sarlo, 2005, p.35). Se trata de experiencias que ya no se
entienden y que no se pueden transferir entre generaciones diferentes. Han cambiado
los elementos tecnológicos pero también ha cambiado la moda, los gustos, la
contextura física, el personaje de Micaela ejemplifica esta idea: “En aquellas épocas las
chicas no nos cuidábamos tanto como ahora, como una ve que se matan esas flaquitas
famélicas que viven haciendo régimen ... Yo no sé qué les pasó a los hombres, que les
gustan así” (Giardinelli, 2004, p. 73).
La memoria trae el pasado, lo organiza sobre la base de las concepciones y las
emociones del presente y lo reconstruye y organiza sobre la base de una coherencia
subjetiva: la imaginación del narrador cuenta con la del interlocutor, que a veces no
está claramente definido. Rosa se dirige a Pedro y le cuenta todos los detalles del
noviazgo y boda de sus padres y sitúa el hecho en el contexto socio-político de la
época: “Una vergüenza, como ahora. Y la corrupción se generalizó en todas las
actividades” (Giardinelli, 2004, p. 117). (...) “Qué año ése, crisis, falta de trabajo, ollas
populares, un desastre ...” (Giardinelli, 2004, p. 118). Y toda su rememoración está
teñida por el desasosiego del presente: “Yo le tengo tanto miedo a los desastres. Por
eso me sigo preguntando para qué venís. ¿Para qué venís, eh?” (Giardinelli, 2004, p.
118).
2.8. Narración de la experiencia en la memoria individual, familiar y colectiva
La narración de la experiencia está unida al cuerpo y a la voz, a una presencia real del
sujeto en la escena del pasado. No hay testimonio sin experiencia pero tampoco hay
experiencia sin narración: el lenguaje libera lo mudo de la experiencia, la redime de su
olvido y la convierte en comunicable. La narración inscribe la experiencia en la
temporalidad del recuerdo, así lo expresa el personaje del tonto de la buena memoria:
“... porque lo que se habla, lo que se pone en palabras, sigue vivo. La memoria es una
semilla que planta la vida, pero sólo florece mediante la palabra” (Giardinelli, 2004, p.
270).
Tanto la memoria individual como la colectiva están ligadas al tiempo y se
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construyen desde la experiencia, vivida y percibida. La experiencia vivida involucra
aquellos conocimientos históricos, sociales y culturales que los seres humanos van
adquiriendo a medida que se enfrentan con cualquier acontemiento. La experiencia
percibida comprende los elementos históricos, sociales, culturales que los hombres
toman de los discursos, de los textos y de los diversos mensajes culturales (Betancourt
Etcheverry, s.f.). Cuando la literatura toma en cuenta la memoria colectiva,
experiencias de una comunidad, hace una combinación de acontecimientos históricos,
memorias individuales e imaginación (Castañeda Hernández, 2011).
2.8.1. La memoria individual
Cada memoria individual forma parte de la memoria colectiva y cada persona influye
en ella aunque sea de manera mínima. La memoria, para conservarse en el seno de
una sociedad, adviene como relato y esa narración tiene un sujeto de la rememoración.
Ese sujeto no ofrece una visión objetiva de los hechos, nos dará “su” visión, su
rememoración incompleta, recreada con emociones e imaginación, del pasado.
2.8.2. La memoria familiar
Lo que hace que los recuerdos de los miembros de la familia Domeniconelle se
mantengan más o menos unidos no es su continuidad en el tiempo sino el ser parte de
una comunidad de recuerdos del grupo con cuyos miembros tienen relación en un
determinado momento. Y cuando la vida separa a los miembros de la familia, cada uno
recuerda a su modo el pasado familiar común. Si la memoria fuera puramente
individual nos faltaría entender las circunstancias de las cuales emergen esos
recuerdos (Halbwachs, 1992). Así, un miembro de una familia recuerda un
acontecimiento de la vida familiar que quedó grabado en su memoria pero elimina
detalles y elementos subjetivos lo que queda es un cuadro inmóvil. En realidad, los
detalles van a evocar las características de las personas involucradas en el recuerdo y
la particular atmósfera del hecho que se evoca. Halbwachs (1992) afirma que cuando
un elemento trae a la mente no solamente una imagen particular, un lugar por
ejemplo, sino también imágenes del grupo de relaciones, hablamos de memoria
familiar.
Por ejemplo, la imagen del barco en la mente del personaje de Aída: “Bienvenido,
bienvenido, dicen todos porque el barco ya está amarrado y han tendido el puente por
el que en minutos empezarán a descender los pasajeros” (Giardinelli, 1991, p. 550). La
sola imagen del mar y posteriormente del barco anclado suscita en Aída una miríada
de recuerdos familiares ligados al contexto histórico, social y político: “... y para qué
recordar todo esto justo ahora, si ha pasado medio siglo y es otro el barco que
esperamos” (Giardinelli, 2004, p. 53).
El marco de la memoria familiar se compone de elementos e imágenes de sus
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miembros y hechos que son singulares e históricos en sí mismos y al mismo tiempo
tienen las características comunes y específicas del grupo. Cada familia construye su
memoria colectiva y tiene su propia lógica y tradiciones. Éstas aseguran su
continuidad y cohesión, se asemejan naturalmente a las de la sociedad y regulan las
relaciones entre esa familia y la sociedad.
2.8.3. La memoria colectiva
Halbachs (1992) define a la memoria colectiva como la identidad de una comunidad,
las experiencias pasadas que una generación de una determinada comunidad lega a la
siguiente.
En Santo Oficio de la memoria, Rosa se dirige a Pedro, se trata de una conversación
imaginaria en la que el personaje de Rosa le cuenta a su sobrino, una vez
desembarcado, sobre el matrimonio de sus padres. La memoria de Rosa incluye
elementos individuales: “Yo me acuerdo bien ...” (Giardinelli, 2004, p. 117), y
familiares: “Pero bueno, pobres todos, en esta familia: siempre los destinos salen al
revés de lo que cada uno quiso” (Giardinelli, 2004, p. 116). Estos recuerdos están
insertos en una detallada rememoración del contexto socio-político, la matanza de
trabajadores en la Patagonia, la crisis del 29, la presidencia de Hipólito Yrigoyen, el
golpe de estado de 1930, que sirven de marco, “Y bueno, en ese ambiente se
enamoraron tus padres” (Giardinelli, 2004, p. 117), y que forman parte de la memoria
colectiva, con su particular léxico: “aristocracia con olor a bosta”, conservas, milicos,
chanchullos.
A continuación, tomamos un párrafo de Santo Oficio de la memoria y vamos a
observar elementos de la memoria individual, familiar y colectiva en el personaje de
Alberta .
Las cartas de mi hermano son tan refrescantes. Para estos tiempos que
vivimos, tan difíciles, son como un aire puro. Aunque ya pasó lo peor, en
la Escuela el clima es todavía opresivo. Todos tenemos miedo. Hace años
que el miedo se apoderó de nosotros. Y toda la gente sigue con miedo.
Aunque no tanto como cuando empezó todo, claro. El Mundial aflojó las
cosas, es cierto. Y ahora la democracia, bueno, pero no se nos quitó el
miedo. (Giardinelli, 2004, p. 291)
La memoria individual está constituida por la mención de las cartas y la memoria
familiar por el recuerdo del hermano del personaje narrador. La memoria colectiva, la
evocación del marco socio-político, enmarca el discurso entre 1976, cuando comenzó
la última dictadura militar en Argentina, y 1982, en que se dio la apertura a los
partidos políticos. Esto se evidencia en expresiones como “ya pasó lo peor”, “el
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Mundial aflojó las cosas”, “y ahora la democracia”. Además, hay referencias a la
dictadura: “cuando empezó todo”, la repetición de la palabra “miedo”, “clima
opresivo”.
Conclusión
El pasado es inevitable y asalta más allá de la voluntad y de la razón. Su fuerza no
puede suprimirse sino por la violencia, la ignorancia o la destrucción simbólica y
material. La reconstrucción de ese pasado a través de relatos y representaciones que le
fueron contemporáneas es una modalidad de la historia. La memoria, por su parte,
pone en el centro de la cuestión al sujeto que recuerda, como protagonista de su propia
narrativa.
La reconstrucción del pasado en Santo Oficio de la memoria se desata ante la
inminencia del regreso en barco de uno de los personajes. Este hecho convoca a todos
los integrantes de la familia cuyos recuerdos hilarán la memoria familar y ésta se
entrelazará con la historia socio-política del país. Las voces de los Domeniconelle
articulan las narrativas de la familia y cristalizan un siglo de historia argentina. El
tonto de la buena memoria y linda letra revitaliza la importancia de la escritura para
evitar el olvido. Lo que las voces memoriosas cuentan está destinado a Pedro, que
vuelve del exilio, para que pueda rearmar esos fragmentos dispersos y reinsertarse en
una realidad violenta que puede incluso acarrearle la muerte.
Dos voces nos dan cuenta del pasado, la memoria y la historia. Esta novela concede
la primacía a la memoria y su fuerza subjetiva.
Referencias bibliográficas
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