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UNIDAD 13
1Zootecnia
Aplicada a la Fauna Silvestre
1. Importancia de la fauna silvestre
La fauna silvestre se define como “las especies animales que subsisten sujetas a los
procesos de selección natural y que se desarrollan libremente, incluyendo sus poblaciones
menores que se encuentran bajo el control del hombre, así como los animales domésticos
que por abandono se tornen salvajes y por ello sean susceptibles de captura y
apropiación” (DOF 1988). Esta definición se aplica bajo la Ley General de Vida Silvestre
con fines administrativos y para la regulación del recurso, y por lo tanto se requiere
involucrar también a domésticos ferales. Sin embargo en el contexto del presente escrito,
resulta importante diferenciar la fauna silvestre de la doméstica, y se sugiere hacerlo con
base al grado de transformación genética que puedan haber sufrido los animales a través
de una selección artificial. De esta manera consideraremos como silvestres a aquellos que
aún forman parte de los procesos evolutivos naturales, como indica la primera parte de la
definición y diferenciando diferentes grados de amansamiento o domesticación en cuanto
vayan siendo sujetos a una selección dirigida por el hombre (ver: Valadéz 1996).
Como en todo el mundo, la fauna silvestre en México ha sido un recurso de gran
importancia para el desarrollo de la humanidad. Aparte de que siempre ha sido admirada
por el hombre, atribuyéndole un significado mágico y religioso, su aprovechamiento ha
sido fundamental para su supervivencia como una fuente directa de alimentación; así como,
por el uso que se ha hecho de diferentes productos para la elaboración de herramientas,
materiales para su vestimenta y como refugio frente al clima e incluso aplicaciones con
fines medicinales. De hecho, todas las especies domésticas que actualmente conocemos
tienen ancestros silvestres, de los cuales y a partir de una crianza selectiva los humanos
fuimos seleccionando a través del tiempo aquellas características que nos fueran útiles (e.g.,
docilidad, productividad, tamaño, entre varias otras).
Carlos González-Rebeles Islas, Profesor Asociado C, T.C., Departamento de Etología, Fauna Silvestre y
Animales de Laboratorio, FMVZ, UNAM (junio 2005).1
Sin embargo, no solo se debe considerar el valor de la fauna por los beneficios que le ha
brindado al ser humano, es necesario reconocer su relevancia biológica como parte de la
biodiversidad del planeta. Cada especie de fauna es el resultado de un proceso evolutivo
conjunto entre individuos y poblaciones de la misma o diferente especie y las comunidades
vegetales con las que están asociados, forman parte de la estructura de los ecosistemas e
interactúan dinámicamente para mantener la integridad de los mismos. La importancia de
la fauna se puede describir bajo diferentes enfoques (ver: Alcérreca et al. 1988, Pérez-Gil et
al. 1995, Pérez Gil 1998); no obstante éstos se pueden sintetizar en dos niveles
fundamentales: (a) Su importancia intrínseca o per se, simplemente por ser organismos
vivos y parte integral de la biodiversidad; o inclusive como mencionan Alcérreca y
colaboradores (1998), su relevancia como indicador de la integridad del ecosistema; y (b)
Su importancia como recurso, y aquí volvemos a su valor por los beneficios que brinda al
hombre. Dentro de este enfoque antropocéntrico, se pueden incluir todas las categorías de
valor o uso que le damos a la fauna, por ejemplo, a nivel de subsistencia, comercial,
deportivo, recreativo, estético, ético, de investigación, entre muchos otros.
México cuenta con una gran relevancia biológica a nivel mundial en cuanto a su fauna
silvestre. En el se concentra entre el 8 y 12% de las especies terrestres, siendo que en
extensión territorial solo ocupa 1.53% de la superficie terrestre fuera del mar. Es por esto,
que por la gran variedad de especies y ecosistemas que contiene en relación con su
superficie, es considerado como uno de los 6 o12 países megadiversos del planeta. Ocupa
el primer lugar en cuanto al número de especies de reptiles (707 a 717 spp) de las cuales un
51% son especies que solamente se encuentran distribuidas en nuestro país, es decir son
endémicas. En cuanto a mamíferos ocupa un segundo lugar (456 a 519 spp) de las cuales
un 32% son endémicas; el cuarto lugar en cuanto a anfibios (282 a 285 spp) de las cuales un
61% son endémicas; y el decimoprimer lugar en aves (1,007 spp aprox.) de las cuales un
13.1% son endémicas (Challenger 1998, CONABIO 1998).
Esta riqueza biológica se debe a la ubicación geográfica de México, que le permite tener
especies de fauna representantes de las dos regiones biogeográficas en el continente
Americano, la Neártica y la Neotropical. Así como por su compleja fisiografía y
geomorfología que le confieren características tanto físicas como biológicas muy
particulares, que favorecen la presencia de una gran diversidad de tipos de ecosistemas. Su
historia geológica y los cambios climáticos asociados, combinados con las características
geomorfológicas particulares del país, generaron por un lado la modificación de
condiciones ambientales, que promovieron diferentes tipos de adaptaciones en algunas
especies; y por el otro, la permanencia de diferentes refugios que aislaron especies durante
períodos muy largos y permitieron su diferenciación, proceso que generó gran cantidad de
los endemismos (Challenger 1998, CONABIO 1998).
Tenemos una responsabilidad ética y moral de mantener estos recursos a futuro, son parte
de la biodiversidad mundial y debemos mantenerlas como parte del ambiente para las
futuras generaciones en el país. Pero sobre todo porque son fundamento para el desarrollo
y progreso de México. Un país sin recursos no puede subsistir (CONABIO 1998).
2. El desarrollo sostenido como respuesta a la crisis de la biodiversidad (una justificación para el aprovechamiento de la fauna como
herramienta de conservación)
En la actualidad ya no existe duda sobre la variedad de impactos que la humanidad ha generado en el ambiente.
Desafortunadamente, la huella de transformación, contaminación y destrucción que vamos dejando en el planeta, cada vez es mas
evidente. A nivel mundial se reconoce que nos encontramos en una fase de “crisis” ambiental y de la diversidad biológica. Todo
esto como efecto directo o indirecto de nuestro progresivo crecimiento demográfico y consecuente demanda por espacio y
recursos. Nuestro impacto está generado una acelerada erosión de la diversidad biológica del planeta (modificación,
fragmentación e inclusive la eliminación de comunidades vegetales; aislamiento y declinación continua del tamaño de poblaciones
animales; así como la extinción de especies); un envenenamiento del ambiente a través de diversos procesos de transformación y
movilización de productos; y otros impactos globales que están llegando a afectar tanto al clima, como a la estructura de la
atmosférica del planeta en sí. Basta revisar por ejemplo publicaciones como: Meffe y Carroll (1996), Aguirre (2002) y Primak
(2002) para encontrar los datos que nos cuantifican el nivel del daño y sus consecuencias (en el caso de México, consultar:
Vásquez- Yáñez 1989, Challenger 1998, CONABIO 1998, Primak et al. 2001).
Nuestro modelo de desarrollo científico y tecnológico, nos ha traído múltiples beneficios y
progreso (i.e., prolongación cuantitativa y cualitativa de la vida humana), pero es
inequívoco que el progreso también está ligado a una problemática muy compleja de
perturbación de nuestro ambiente. Específicamente con relación al tema de interés, gracias
a la zootecnia, nuestros sistemas de producción en particular, han progresado de manera
rápida y eficiente. Su enfoque se ha ido tecnificando e industrializando mas cada vez para
que puedan hacer frente a la creciente demanda de productos de la población humana en
continua expansión de manera eficaz. No obstante, se fundamentan en el manejo de
recursos biológicos y como ocurre en cualquier esquema de manipulación y uso de recursos
se genera un efecto. En este caso, algunos sistema de producción pecuaria se caracterizan
por requerir de una manipulación y transformación del ambiente; así como la movilización
y procesamiento de diversos insumos, que inevitablemente generan de manera directa o
indirecta efectos de contaminación y transformación de los ecosistemas. Por otro lado, si
consideramos a estos sistemas como empresas comerciales, necesariamente se fundamentan
en principios económicos (producir más, al menor costo y en el menor tiempo posible), lo
cual genera que en ocasiones se le de prioridad la rentabilidad de la empresa, sobre el costo
ambiental (Challenger 1998, CONABIO 1998), lo que complica mas aún el problema.
Es precisamente el reconocimiento de esta la problemática, lo que ha generado a nivel mundial la preocupación y necesidad de
buscar alternativas de desarrollo menos impactantes y que permitan mantener el máximo de la diversidad biológica del planeta a
largo plazo (de manera sostenida). El concepto de desarrollo sostenible surge como respuesta conciliadora entre la problemática
ambiental y necesidad de desarrollo. La meta fundamental es la búsqueda de un equilibrio ideal a través del cual diversidad de
comunidades vegetales y poblaciones animales se protegen indefinidamente a la vez que se permite progresar a la humanidad (un
desarrollo tecnológico y económico que reconozca límites y con interés en la conservación biológica) (Meffe y Carroll 1996,
Challenger 1998, Enkerlin et al. 1998).
La idea se empezó a manejar hacia finales de la década de los 70, en particular a partir de la
conferencia internacional “Hombre y Medio Ambiente” organizada por la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) en Estocolmo en 1972. Donde se discutió la necesidad de
revisar e intensificar los enfoques y acciones de conservación aunado a un aprovechamiento
racional de los recursos. Sin embargo, el concepto se difunde de manera mas generalizada
hasta 1980, a través del documento que se generó a partir de la citada conferencia, conocido
como “Estrategia Mundial de Conservación” (de las organizaciones: Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza –UICN-, Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente –PNUMA- y Fondo Mundial para la Vida Silvestre –FMVS-); y donde se
establecen como prioridades mundiales: 1) mantener procesos ecológicos, 2) uso sostenible
de recursos y 3) mantenimiento de diversidad genética. Posteriormente en 1983, la ONU
establece la Comisión Mundial de el Desarrollo y el Ambiente, a partir de la cual en 1987
se genera el documento Nuestro Destino Común (conocido como Reporte Bruntland, por la
Sra. Gro Harlem Bruntland, líder de la citada comisión). En el se presenta desde un punto
de vista económico recomendaciones y requisitos para promover un desarrollo sostenible a
nivel mundial. En 1991, se vuelve a considerar dentro de las prioridades de conservación
con el documento "Custodia de la Tierra: Estrategia para un desarrollo sustentable” (de las
organizaciones UICN/PNUMA/FMVS) (Meffe y Carroll 1996, Enkerlin et al. 1998).
El concepto ha mantenido vigencia en los diferentes foros internacionales relacionados con
el tema, como la “Cumbre de la Tierra” en Río de Janeiro, 1992; hasta la mas reciente
reunión de Johannesburgo en Sudáfrica que se celebró en el 2002. A través del tiempo han
surgido muy diversas definiciones, una definición que sintetiza la filosofía del concepto de
desarrollo sostenible es la siguiente (Meffe y Carroll 1996): “Actividades humanas
conducidas de manera que respeten el valor intrínseco del mundo natural, el papel del
mundo natural en el bienestar humano y la necesidad de los humanos de vivir a partir del
los intereses de la naturaleza, mas que del capital en si”.
El concepto de desarrollo sustentable busca promover un cambio significativo tanto en los valores y actitudes humanas, como en
los sistemas de producción (e.g., intereses sustentables de mediano y largo plazo, permitan comprender los valores intrínsecos de
la biodiversidad y apreciar significado permitir una herencia natural). Un aspecto fundamental de este nuevo modelo es el que
surge precisamente para revertir la problemática e impacto de los sistemas productivos actuales. Busca un enfoque sistemático
del desarrollo que integre tres factores fundamentales: 1) Ecológico (esquemas de desarrollo que reconozcan límites, minimicen
la perturbación y garanticen un aprovechamiento y la conservación de los recursos biológicos de manera indefinida –sostenida-);
2) Social (esquemas de desarrollo mas equitativos que incluyan los sectores marginados de la sociedad, en particular promover
opciones y beneficios a las comunidades rurales que interactúan directamente con los recursos biológicos –romper círculo vicioso
de pobreza y sobre explotación de recursos-); y 3) Económico (esquemas de desarrollo alternativos que sean compatibles con la
conservación, pero también competitivos frente a los sistemas clásicos de producción tecnificada y otros usos actuales del suelo
que no ecológicamente sostenibles).
Es importante reconocer que el “concepto de desarrollo sostenible” ha generado gran
controversia. Varios investigadores lo consideran una utopía, ya que en muchos casos
nuestra forma actual de vida y de uso de recursos ha sobrepasado la capacidad de
regeneración o recuperación de éstos últimos, lo que asociado una demanda en continuo
crecimiento por la explosión demográfica, hacen difícil creer posible la compatibilidad
entre el desarrollo y la conservación (Meffe y Carroll 1996, Challenger 1998, Enkerlin et
al. 1998). Por otro lado hay una gran confusión en lo que significa el término por lo que se
ha aplica de manera inapropiada en ocasiones, promoviendo una mayor sobre-explotación
de recursos, bajo una falsa bandera de sostenibilidad ecológica (Frazier 1997, Challenger
1998, Meffe y Carroll 1996). No obstante, esta controversia surge al igual que el concepto
mismo, en respuesta a una problemática actual muy clara, la ya mencionada “crisis de la
biodiversidad”, por lo que es evidente que necesitamos buscar alternativas. El médico
veterinario zootecnista, al manejar recursos biológicos tiene la responsabilidad de conocer
estos nuevos conceptos y su limitaciones para incorporarlos como un nuevo reto en la
zootecnia (ver: González-Rebeles 2002, Ocampo y Cid 2002).
Esto no quiere decir que se debe detener el progreso o que los avances tecnológicos sean
negativos. Estos nuevos enfoques deben ser complementarios a los sistemas actuales; es
decir, ofrecer alternativas para ayudar a liberar la presión de los sistemas tecnificados
actuales.
México es reconocido a nivel internacional por la enorme riqueza y diversidad de sus
recursos biológicos. Sin embargo, en nuestra carrera por cumplir con las “prioridades
económicas” del progreso (industrialización, urbanización, crecimiento económico y
procesos del desarrollo en general), la relevancia biológica de nuestros recursos ha pasado a
un segundo plano y se encuentra cada vez con mayores presiones bajo la ya mencionada
crisis mundial de la biodiversidad (Challenger 1988, Primak et al. 2001). Paradójicamente,
el potencial de desarrollo de un país se fundamenta en la existencia de una base sólida y
amplia de riqueza biológica (CONABIO 1988), y esto es precisamente lo que nos estamos
acabando en la búsqueda del progreso.
Por otro lado, al igual que sucede en otros países en vías de desarrollo, México tiene
problemas políticos, sociales y económicos muy complejos. Una explicación de éstos y sus
causas, queda fuera del ámbito del presente escrito, no obstante las múltiples carencias que
sufren amplios sectores de la población urbana y gran parte de la población rural quedan
evidenciados, con solo recorrer las zonas marginadas de la mayoría de las ciudades del país
o con salir y ver las condiciones de vida de la gente en el campo. En particular, las
comunidades rurales, que son las que viven directamente en contacto con estos valiosos
recursos biológicos, enfrenta fuertes carencias, muchas de ellas no cuentan con
infraestructura básica o servicios (como por ejemplo: agua, drenaje, electricidad, vías de
comunicación, acceso a la educación, asesoría técnica, planificación o apoyos para la
producción, entre otras más). La marginación y abandono en que se encuentran estas
poblaciones rurales hace que para sobrevivir no tengan otra opción que subsistir a costa de
una explotación directa de sus recursos y aplicar medidas desesperadas de usos de suelo no
apropiados como modelos de producción sin planeación o asesoría de ningún tipo. Al no
tener otras opciones de subsistencia y desarrollo, se envuelven en un círculo vicioso de
“pobreza- sobreexplotación-agotamiento de su recursos-y mayor pobreza” (SEMARNAP
1997, 2000).
Para darnos cuenta de la situación ambiental actual del país, basta citar unos cuantos
ejemplos (para mayores detalles consultar: Vázquez-Yañes y Orozco 1989, Flores y Geréz
1994, Enkerlin et al.1997, Challenger 1998, CONABIO 1998): (a) 80% de la superficie del
país sufre algún grado de erosión, (b) tasas de deforestación que varían entre los 600,000 y
800,000 Ha/año, (c) 28% de los vertebrados silvestres del país y entre 39 y 49% de la flora
silvestre, se encuentran bajo situación especial (amenazados o en peligro de extinción), (d)
78% de las regiones hidrológicas del país están contaminadas en diferente grado, (e) de las
5 zonas ecológicas en el país, el 32.5% de la tropical húmeda, 52% de la tropical
subhúmeda, 30% de la templada húmeda, 35% de la templada subhúmeda y 76.2% de la
árida y semiárida, han sido transformadas a un uso de suelo agropecuario.
A lo largo de los años se han desarrollado diferentes opciones para revertir estos problemas
(ver cuadro 1), que bajo el concepto mas amplio de la conservación biológica implican
tanto una protección estricta como el manejo y la utilización racional de los recursos
biológicos (Vazquez-Yañez y Orozco 1989, Meffe y Carroll 1996, CONABIO 1998,
Primak et al. 2001). Este nuevo enfoque es de particular relevancia para nuestro país, dada
nuestra situación socioeconómica actual no nos podemos dar el lujo de simplemente aislar
áreas de los procesos del desarrollo. Nuestras acciones en este respecto, deben involucrar
en lo posible a las comunidades rurales en contacto directo con los recursos, brindándoles
oportunidades de recibir beneficios directos a partir de la conservación. El éxito que
logremos en este sentido dependerá de nuestra capacidad para resolver primero las graves
carencias económicas, sociales y políticas de los sectores mas necesitados de la sociedad
(Alcérreca et al. 1988).
Cuadro 1. Alternativas para la conservación de la diversidad biológica.
In-situ (Dentro de su propio ecosistema)
Areas naturales protegidas, conservación de
especies y poblaciones silvestres
Protección
Manejo y Aprovechamiento
Ex-situ (Fuera de su propio ecosistema)
Zoológicos (programas de reproducción asistida), jardines
botánicos,
bancos de germoplasma (tejidos, semillas, etc.)
In-situ (Dentro de su propio ecosistema)
Cosecha de poblaciones silvestres y criaderos extensivos
(uso extractivo de la fauna: cinegético, comercial y de
subsistencia), sistemas alternativos de agricultura ecológica
y usos no extractivos de los recursos: ecoturismo,
observación de la naturaleza, etc.
Ex-situ (Fuera de su propio ecosistema)
Criaderos intensivos de fauna, viveros, etc.
Rehabilitación y restauración (de especies y ecosistemas)
Legislación y reglamentación
Educación
(Adaptado de: Yánez y Orozco 1989)
Con el fin de romper el circulo vicioso sobreexplotación y pobreza en el que viven las
comunidades rurales en nuestro país; se han propuesto varios enfoques de producción y
aprovechamiento como complemento y en algunos casos como alternativa a los sistemas
clásicos de producción agropecuaria (por ejemplo ver a: SEMARNAP 1997, 2000). Estos
están enfocados a promover opciones desarrollo rural al generar ingresos económicos, pero
a través de usos del suelo que fomenten el mantenimiento, protección e inclusive la
recuperación de ecosistemas. Se basan en una estrategia de “uso múltiple” que combinen
diversas formas de uso racional de los recursos locales (flora y fauna), para los cuales se
requiere precisamente de mantener en lo posible la integridad de los ecosistemas para
garantizar la cosecha de dichos productos de manera sostenida.
En cuanto la utilización de la fauna bajo un enfoque ecológicamente sostenido, éste estará
determinado en la permanencia y continuidad que permitan los sistemas de producción
involucrados (enfoques a largo plazo). Que se permita por un lado la cosecha de
poblaciones silvestres a un ritmo acorde con su capacidad de renovación; y por otro si se
basa en la producción de especies cautivas, que el mismo sistema se relacione y coadyuve a
la protección de las poblaciones silvestres. Asimismo, además de la viabilidad ecológica
deberá considerar los otros dos factores de la sostenibilidad ecológica: “viabilidad desde el
punto de vista de oportunidad, pertinencia y conveniencia social; así como, la factibilidad y
rentabilidad económicas a largo plazo” (Perez-Gil et al. 1995).
3. Potencial de la fauna silvestre como modelo de aprovechamiento
3.1. Antecedentes
El aprovechamiento de la fauna por el hombre desde sus inicios ha sido por medio de una
apropiación directa de ejmplares a través de la caza. Inicialmente se trataba de una cacería
con un enfoque de subsistencia, por medio de la cual obtenía directamente alimento y sub-
productos que transformaba en diversos materiales y herramientas para cubrir diversas
necesidades. Con el desarrollo de la agricultura y consecuentemente al volverse mas
sedentario, fue criando y amanzando diferentes especies, en un proceso largo y continuo
hasta llegar a su domesticación. Nuestras especies domésticas actuales, provienen de
especies silvestres que en una etapa de su vida tuvieron algún tipo de asociación con las
comunidades humanas y que a través de una selección dirigida se fueron fijando
características de comportamiento y productividad requeridas para su utilización por el
hombre (Valadéz 1996).
Otras especies que no fue posible domesticar o que no hubo un interés por lograrlo,
siguieron siendo aprovechadas a través de la cacería de subsistencia, como complemento de
la dieta y otros usos. Sin embargo ésta, se fue transformando paralelamente hacia un
enfoque comercial, al involucrar el trueque entre individuos dentro de una misma
comunidad y entre otras; así también se fue enfocando hacia la caza deportiva (que desde
sus inicios era practicada por gente en posiciones de poder y nobles).
Su aprovechamiento como sistema de producción de tipo pecuario, no se realiza sino hasta
épocas recientes. Primero con el fin de buscar especies mas resistentes y productivas en
algunos ecosistemas particulares (donde las condiciones climáticas extremas, limitaban un
eficaz desarrollo y producción de las especies domésticas) y posteriormente con un enfoque
conservacionista, como una búsqueda de sistemas alternativos de uso del suelo que fueran
mas acorde a las condiciones ecológicas y disminuyeran el impacto del ambiente
(aprovechamiento ecológicamente sostenible).
Como un ejemplo clásico de la utilización de la fauna silvestre con fines pecuarios,
podemos citar los ranchos de fauna en Sudáfrica (“game ranching”) (Teer 1989 Skinner
1996). Esta forma de aprovechamiento surge en la década de los 60´s (Small 1989, Teer
1989) cuando a los ganaderos les interesó la posibilidad de aprovechar las numerosas
manadas de diferentes ungulados silvestres que pastaban junto con su ganado en sus
propiedades, ya sea especies residentes o que llegaban estacionalmente (especies como:
eland, Taurotragus oryx; impala, Aepyceros melampus; kudú, Tragelaphus strepsiceros;
Búfalo, Syncerus caffer; blesbok, Damaliscus dorcas phillipisi). Observaron que por ser
nativas, estas especies prosperaban a pesar de la presencia de depredadores y los extremos
del clima; condiciones que a su ganado (exótico) le era difícil soportar, y les provocaba una
alta susceptibilidad a enfermedades y parásitos; así como tasas altas de mortalidad.
Asimismo observaron que cada especie de estos ungulados silvestres estaban especializados
en consumir diferentes porciones de un mismo tipo de vegetal o diferentes especies cada
una, lo que permitía que diferentes especies hicieran uso de las mismas áreas. Lo que hacía
que este sistema fuera potencialmente muy eficiente (biomasa/superficie). Varias
circunstancias, como por ejemplo, que ya existía una demanda en Europa por la carne
silvestre (“bush meat") y los cambios de preferencia por un tipo de carne con magra (una de
las características de la carne de dichos ungulados silvestres), promovieron a que varios
rancheros cambiaran su producción de ganado por ungulados silvestres o los manejaran en
combinación. En muchos de estos ranchos se empezó a aprovechar también el valor
cinegético de ésta y otra fauna asociada, por lo que resultaron empresas económicamente
muy exitosas. Además del beneficio económico, este sistema de producción requiere de la
protección y mejoramiento del hábitat para las especies de interés; lo que le ha ganado cada
vez mayor aceptación como modelo de producción asociado a la conservación. Este tipo de
modelo, aunque principalmente especializado en la caza deportiva, se ha aplicado con éxito
en varios ranchos ganaderos del norte de México. Consultar por ejemplos, Weber 1993,
FIRA 1998b, Galindo y Weber 1998, Villareal 1999, donde se describen los orígenes,
características y enfoques para el manejo cinegético del venado cola-blanca (Odocoileus
virginianus), que ha sido la especie que mas comúnmente aprovechada en México.
3.2. La fauna silvestre como recurso
La fauna silvestre es un recurso natural muy importante en México. Sin embargo, no se le
valora adecuadamente ni se conoce el gran potencial que esta ofrece. Su utilización ha
seguido el mismo patrón de sobreexplotación y consecuente agotamiento como otros tantos
recursos naturales en el país. La fauna silvestre tradicionalmente ha sido considerada como
un recurso renovable, es decir que se puede utilizar y se cuenta con una opción para su
recuperación (e.g., especies sujetas a reproducción bajo un manejo apropiado). Al contrario
de lo que sucede con los recursos no-renovables (e.g., petróleo), que se van agotando de
acuerdo a la intensidad de uso. Sin embargo, es necesario tomar en cuenta que las
poblaciones silvestres no solo están sujetas a los efectos de su utilización directa de manera
aislada; actualmente existen una serie de factores que en su conjunto producen un efecto
sinérgico cuyo impacto combinado y continuo hacen que este concepto de renovabilidad no
sea del todo cierto. En primer lugar la explosión demográfica y consecuente demanda
progresiva por recursos y espacio, ha impactando, fragmentando e incluso destruido los
hábitats de varias especies; esto se suma a la explotación sin control bajo la que muchas de
ellas están sujetas. Por otro lado, existen diversos impactos indirectos propiciados por la
problemática ambiental (contaminación, perturbaciones globales climáticas y atmosféricas
y la misma erosión de la diversidad biológica), asociada y consecuente a nuestro esquema
de desarrollo. Todo esto ha promovido una acelerada disminución del tamaño de las
poblaciones, la desaparición de algunas poblaciones e incluso la extinción de especies
como tales (Meffe y Carroll 1996, Challenger 1998). Bajo estas condiciones las
poblaciones de diferentes especies cada vez son mas frágiles y potencialmente norenovables, la extinción es para siempre.
Resulta importante reconocer que no se trata recurso inagotable, se necesita planificar su
aprovechamiento y establecer límites. En este contexto, también se requiere de una
aplicación especial de la zootecnia (González-Rebeles 2002, Ocampo y Cid 2002). Bien
manejada, con base en criterios ecológicos y principios de conservación, la fauna ofrece la
oportunidad de promover sistemas productivos complementarios a los sistemas
agropecuarios tecnificados, que sean menos agresivos al ambiente y que permitan una
mejor conservación de otros recursos naturales de manera sostenida. Asimismo, ofrecen
alternativas redituables de uso del suelo para promover un desarrollo ecológicamente
sostenible a comunidades rurales, a través del uso de especies silvestres adaptadas y
resistentes a las condiciones ambientales de cada localidad. (SEMARNAP 1997, 2000).
Si lo vemos en función de las interacciones que la especie aprovechada puede tener con el
ecosistema las especies silvestres ofrecen grandes ventajas. Si consideramos a la fauna
nativa, son especies que co-evolucionaron en su ecosistema y por lo tanto están mas
adaptadas a las condiciones locales (e.g., mayor resistencia al clima y frente a las
enfermedades; y en consecuencia son mas eficientes); y por lo mismo, presentan un menor
grado de competencia con otras especies de fauna que habitan el mismo ecosistema (al
ocupar nichos diferenciados); así mismo, producen menor impacto hacia la comunidad
vegetal (al estar asociados varios mecanismos de defensa y los propios mecanismos de
control de la población que han evolucionado dentro del ecosistema). Todo esto representa
una ventaja frente a las especies domésticas (exóticas). De esta manera su
aprovechamiento permite generar beneficios económicos, bajo un sistema de producción
que no requiere de la transformación del ambiente, al contrario para promover su
productividad se requiere precisamente del mantenimiento de su hábitat (intgridad de los
ecosistemas) e incluso en algunos casos promoviendo su rehabilitación o restauración (de
aquí la oportunidad de promoverla como sistemas productivos ecológicamente sostenibles).
Resulta importante subrayar aquí, que la mayor productividad con fauna nativa
potencialmente se obtendrá en condiciones de vida libre (cosecha limitada del recurso
directamente a partir de su hábitat). Un ejemplo clásico a nivel mundial, el modelo de
aprovechamiento (leche, piel y carne) del reno (Rangifer tarandus) por las comunidades
rurales de los Lapones al norte de Escandinavia (manejo itinerante de rebaños). Un manejo
similar utilizando ganado doméstico en esas condiciones climáticas y ecológicas sería
desastroso para los animales y la misma población humana (Meffe y Carroll 1996).
En ocasiones, su carácter de recurso ó producto poco común, aunado a la subjetividad de
apreciación humana en un momento determinado (e.g. tradiciones y modas), la fauna y sus
productos en algunos casos, alcanzan valores tan elevados que dejan fuera de competencia
a cualquier otra especie doméstica en condiciones de similares de explotación (e.g., cacería
deportiva, la producción de pieles finas, esencias y otros subproductos para la industria e
incluso sus aplicaciones para medicina tradicional o con fines religiosos).
Sin embargo, existen también limitaciones que es necesario considerar al utilizar
directamente fauna silvestre como recurso. Por ejemplo, si comparamos a nivel de
individuos (o directamente entre especies) y en términos estrictamente económicos
(máximas ganancias, en el menor tiempo), la productividad de la fauna no compite con las
especies domésticas, en particular en sistemas intensivos (e.g., baja tasa reproductiva y de
crecimiento de especies silvestres vs. las domésticas –que fueron seleccionadas
artificialmente para tal fin-). Bajo sistemas extensivos, en algunos casos, habría ventajas
por su mejor adaptación al medio como se mencionó anteriormente, no obstante también se
presentan limitaciones (e.g., dificultades en su manejo y contención, cosecha,
procesamiento y la comercialización de productos de especies silvestres vs. las domesticas).
En términos generales, se puede decir que en condiciones de cautiverio, las especies de
fauna silvestre por si mismas no son competitivas en términos económicos frente a las
especies domésticas (a menos que cuenten con un valor agregado, como se indica abajo).
Bajo un enfoque de uso múltiple, también se pueden contrarrestar las limitaciones o
desventajas que en un momento pudiera presentar el aprovechamiento de la fauna. Por
ejemplo, bajo sistemas de producción diversificados, en los que se combine por un lado
varias especies (silvestres nativas, exóticas, e inclusive las domésticas); y por el otro,
aplicando diferentes enfoques de aprovechamiento que sean extractivos así como los noextractivos (e.g., un uso comercial combinado con el recreativo -caza deportiva y
ecoturismo-).
Es aquí donde debe de resaltar la importancia de las aplicaciones múltiples que puede tener
la ciencia de la zootecnia, para hacer que este tipo de aprovechamientos sean eficientes y
productivos. Sin embargo, es importante mantener siempre presente que el enfoque
zootécnico para el manejo y producción de fauna tendrá algunas particularidades y
consideraciones muy especiales. La zootecnia como actualmente la conocemos (ver otras
secciones de esta misma publicación), se desarrolló para ser aplicada bajo las condiciones
de los sistemas de producción con especies domésticas; sus principios y organización de
actividades específicas, están enfocadas a promover el bienestar, salud (y consecuente
reproducción) con el fin de garantizar su óptima productividad de manera rentable y eficaz.
Técnicas que se han ido afinando y adecuando, de acuerdo a las características fisiológicas,
el comportamiento y requerimientos de las diferentes especies y variedades que han sido
domesticadas. Animales, que a través de una reproducción selectiva para tal fin, ya están
adaptados a vivir bajo condiciones de manejo directo y cautiverio, en algunos casos hasta
dependientes del manejo humano para su supervivencia.
En el caso de la fauna, su condición silvestre, dificulta su manejo zootécnico como tal.
Bajo sistemas intensivos de producción, mientras mas “amanzada” e inclusive semidomesticados estén los individuos de la especie a aprovechar serán mejores las
posibilidades de éxito para su manejo en cautiverio y viceversa. En la mayoría de las
especies, tendrán que ser individuos que ya hayan nacido en cautiverio; o de alguna manera
haber sido criados bajo esas condiciones inmediatamente después de haber nacido.
Dependiendo del grado de adaptación, las prácticas zootécnicas aplicables en estos casos
serán muy similares a las aplicadas a cualquier animal doméstico (con sus variaciones
específicas). Sin embargo, siguen siendo silvestres y el manejo los afectará y ocasionará un
mayor estrés que a cualquier doméstica bajo las mismas condiciones.
Bajo sistemas extensivos, al igual que en los domésticos , las prácticas zootécnicas se
tienen que adecuar para afrontar el problema de un menor control sobre el ambiente, que
directamente influye sobre los ejemplares. No obstante en las especies silvestres además de
las múltiples variables ambientales, se debe considerar que los animales están libres o en
una condición de semilibertad. Por lo que serán extremadamente sensibles al manejo,
dependiendo de la especie que se trate. Las prácticas zootécnicas se deberán aplicar bajo
un contexto holístico (Savory 1999), considerando tanto las asociaciones y requerimientos
de hábitat de la especie, sus relaciones intra e inter-especie; así como los elementos y
procesos inherentes dentro del sitio en cuestión (ecosistema). En este caso se aplica una
especie de zootecnia ecológica o “ecozootecnia” como se le ha denminado en algunos
ámbitos (González-Rebeles 2002, Ocampo y Cid 2002).
3.3. Sistemas de producción con fauna silvestre
Enfoques del aprovechamiento
Como se mencionó al inicio, la fauna silvestre se ha utilizado tradicionalmente de muy
variadas formas. No obstante, esta diversidad de usos se pueden categorizar dentro de los
siguientes enfoques básicos:
1) Uso de subsistencia.
Este es un enfoque de aprovechamiento tradicional, se refiere a una cosecha directa (caza)
que las comunidades hacen de ésta como recurso, con fines alimenticios o para la obtención
de diversos productos. Las aplicaciones que hacen con los diferentes productos es muy
variada (e.g., complemento de la dieta, para el vestido, uso artesanal, religioso y medicinal).
Por tratarse de un uso tradicional, por lo general se utilizan especies nativas (aunque en
ocasiones también se aprovechan exóticas).
2) Uso cinegético.
Se refiere a la caza de la fauna como actividad recreativa, con fines deportivos o como
búsqueda de un trofeo. Se utilizan especies nativas o exóticas de fauna silvestre.
3) Uso comercial
Enfoque de aprovechamiento que involucra el trueque o una acción de compra-venta.
Puede consistir en la cosecha (o cacería) de especies silvestres con este fin o su producción
bajo diferentes sistemas de manejo (intensivo o extensivo). Especies de fauna silvestre
nativas o exóticas utilizadas para producción de carne u otros subproductos. Se involucran
especies silvestres que pueden ser locales o introducidas (exóticas), también fauna semidomesticada o incluso ya domesticada (e.g., ciervo rojo, avestruz, perdices europeas y
asiáticas, faisán, entre otros).
4) Educación e Investigación
Colectas que se realizan con fines educativos o estudios specíficos.
5) Uso no extractivo o no consuntivo
Bajo esta modalidad entrarían todos aquellos usos donde no existe una apropiación directa
del recurso fauna, y podrá tener diversos fines (recreativo, comercial, educativo, entre
otros).
Sistemas de aprovechamiento y producción
Con base a su nivel de manejo, se pueden citar 4 modelos típicos de aprovechamiento de
fauna silvestre:
Nivel extensivo
1) Sistemas de Aprovechamiento en vida libre.
Se refiere a una cosecha directa de poblaciones silvestres. Como ya se mencionó al inicio,
se busca aprovechar el máximo potencial de la especie en cuestión (adaptación y
productividad) por lo que obviamente involucra especies nativas en particular.
Con base en el conocimiento de la biología y dinámica poblacional de las especies y bajo
un manejo apropiado (manipulación de poblaciones y hábitats) se generan excedentes para
una cosecha sostenible. Generalmente se desarrolla en tierras públicas o del gobierno (en
México, particularmente ejidales o comunales) o reservas naturales. Como enfoque de
aprovechamiento involucra el clásico enfoque de la cacería de subsistencia. Sin embargo
como empresa pecuaria, tiene un enfoque comercial, principalmente para la producción de
carne silvestre(o de monte) y subproductos (como empresa, también puede incorporar
enfoque de uso cinegético). Como actividad pecuaria se origina a partir del modelo
original Africano de aprovechamiento directa de ungulados silvestres (“Game cropping or
culling”) (Small 1989, Teer 1989).
Este tipo de aprovechamiento es muy apropiado por ejemplo, en áreas protegidas que
involucran un manejo de los recursos, como las Reservas de la Biosfera. Estas, se podrían
enfocar a conservar especies y ecosistemas, promover alternativas de desarrollo
económico/social a las comunidades locales y generar un incentivo económico que compita
con otros usos del suelo y constituya una justificante mas (además de la mera protección
biológica) para su permanencia y promoción de otras reservas similares. Se podría agregar
a los fines comerciales un valor agregado, a través de aprovechamiento cinegético y
ecoturismo).
Bajo el contexto del modelo originado en Sudáfrica (Small 1989, Teer 1989), para el caso
de México, las especies de mayor potencial (económico) para producción de carne y
subproductos, serian aquellas especies caracterizadas por convivir en poblaciones de alta
densidad (grandes manadas) como los ungulados africanos y los de las praderas
norteamericanas. En el caso de nuestro país los ejemplos de este tipo serían: Bisonte
(Bison bison), Berrendo (Antilocapra americana) y probablemente el Alce o Wapiti
(Cervus elaphus merriami). Este sistema sería muy apropiado en reservas naturales muy
extensas (o a nivel privado combinando varios ranchos; y también a nivel ejidal). El
problema es que dichas especies ya están extintas o en inminente peligro de extinción
(como el berrendo). Si en un futuro logramos reintroducir o recuperalas y garantizarles
hábitat disponible que sea suficiente, estaremos entonces en posibiliad de evaluar este gran
potencial.
No obstante, existen algunas opciones viables bajo este modelo. Actualmente las de mayor
potencial para producción de carne y subproductos, por otro lado, serian aquellas especies
incrementadoras (potencial reproductivo alto y crecimiento rápido, conocidas en la ecología
como estrategas r) adaptadas a la influencia humana. Ejemplos: Lagomorfos, algunos
roedores e inclusive otros mamíferos como armadillo, tlacuache, además de aves como
varias especies de palomas y perdices. Este tipo de sistema de aprovechamiento es muy
apropiado en zonas intermedias entre áreas conservadas y áreas desarrolladas para
actividades agropecuarias (terrenos comunales o privados). Se pueden utilizar con fines
comerciales o a nivel de aprovechamiento de subsistencia (complemento a la dieta).
Modelo que ofrece gran potencial de desarrollo ecológicamente sostenible para el campo
mexicano (e.g., como complemento de la dieta, y opciones de desarrollo a través de
sistemas de producción alternativos). Modelo que recibe menor atención. Se puede
combinar con el aprovechamiento de otras especies diversificando el valor del sistema (e.g.,
cosecha de aves canoras y de ornato e inclusive cacería deportiva de pequeñas especies o
usos no extractivos como la observación de aves y ecoturismo).
2) Criaderos de Fauna Extensivos
Es una variación del anterior, que se diferencia porque existe un mayor control y manejo de
las poblaciones silvestres o en semi-cautiverio. Por ejemplo, las especies podrán estar en
libertad, pero se aplican estrategias de manejo para influir en su permanencia, distribución
y movimientos dentro del predio, a través de ciertas instalaciones (cercas, comederos,
aguajes, entre otras). Involucra principalmente especies nativas por sus ventajas de
adaptación, pero también a exóticas (en este caso teóricamente tiene que estar garantizada
su contención y control dentro del predio).
Se basan en la producción de especies silvestres a través del manejo (poblaciones y
hábitats) y aplicación de técnicas zootécnicas a nivel extensivo (e.g., aspectos de medicina
preventiva y sanidad, nutrición, etc.) y de hecho llegan a combinarse dentro de empresas
ganaderas clásicas. Generalmente se desarrolla en tierras privadas y en el caso de México
incluye además terrenos ejidales. Se deriva del modelo africano, pero con un mayor
manejo ya en ranchos y con algo de infraestructura (“Game ranching”), y su enfoque
principal en Africa ha sido históricamente el comercial para producir carne silvestre (“bushmeat”) y recientemente complementado también para un uso recreativo (cacería deportiva,
ecoturismo, observación de fauna y safari fotográfico) (Small 1989, Teer 1989), en E. U. A.
es fundamentalmente recreativo (cacería deportiva, y en ocasiones para la observación y
fotografía de la fauna), y en México se ha enfocado principalmente hacia la cacería
deportiva (e.g., ranchos cinegéticos, sistemas de ganadería diversificada).
En el caso de México las especies de mayor potencial, serian todas aquellas especies
cinegéticas (venado cola-blanca, guajolote silvestre Meleagris gallopavo y pecarí de collar
Pecari tajacu, varias especies de palomas y aves acuáticas migratorias, entre varias otras)
orientando su aprovechamiento para tal fin e inclusive producción de pie de cría (su
aprovechamiento comercial -carne- quedaría a nivel secundario, aunque posiblemente
también se podría complementar con un enfoque de uso de subsistencia). Este sistema
principalmente se ha desarrollado a nivel privado, necesita mayor promoción a nivel ejidal.
El enfoque de ranchos cinegéticos es bueno mantiene poblaciones y hábitat. Es el sistema
de aprovechamiento de fauna que mas beneficios económicos genera (incluso desplazando
al ganado con el cual se asociaba) Pero es por lo mismo, que corre el riesgo de que se
considere el recurso como un bien comercial mas y pierda sus características y metas de
aprovechamiento sustentable. Resulta importante combinar junto con este modelo
productivo, la conservación de otras especies nativas (protección y manejo para mantener y
promover diversidad biológica local), lo que incluso le daría un valor agregado (e.g.,
ecoturismo). Finalmente no olvidar el aspecto social, aparte de su promoción entre
propietarios privados se deben promover ejidos cinegéticos.
Resulta relevante mencionar que se recomienda utilizar species exóticas solo si existe un
nicho disponible y adecuado para que estas lo ocupen en el ecosistema de que se trate,
garantizar de que no haya competencia con otras especies u otros problemas propios de
exóticos como riesgos de transmisión de enfermedades. En el caso de ecosistemas ya
perturbados, se puede aprovechar su potencial de ser “ecológicamente mas eficientes” que
el ganado en algunas áreas; e inclusive considerar su manejo dirigido a recuperar o
restaurar áreas muy degradadas (ver principios básicos de manejo de pastizales bajo una
filosofía de manejo holístico en Savory 1999; ver también Ocampo y Cid 2002)
Nivel intensivo
3) Criaderos de Fauna Intensivos (e.g., “Game farming”, criaderos comerciales de fauna)
Producción de especies silvestres a través de sistemas de manejo muy controlados e
intensivos (prácticas zootécnicas muy similares a las aplicadas con ganado doméstico). Se
utilizan especies nativas e incluso exóticas. Las especies nativas preferentemente tienen
que haber nacido en cautiverio, estar “amansadas” o semi-domesticadas para que puedan
adaptarse al cautiverio (incluso ya hay especies prácticamente domesticadas, en particular
las exóticas). Su enfoque principal como empresa pecuaria sería la producción de animales
de compañía o mascotas, pie de cría y en algunos casos subproductos de fauna de alto valor
comercial (e.g., pieles). Muy raras veces se enfocan a producción de carne por los altos
costos y otras desventajas que por ser silvestres presentan frente a los domésticos
seleccionados con tal fin; salvo donde existan oportunidades de comercialización y una
demanda suficiente para hacer la empresa costeable.
En México los ejemplos clásicos son las famosas Unidades de Manejo de la Vida Silvestre
intensivas (SEMARNAP 1997, 2000). Sistemas principalmente desarrollados a nivel
privado (desgraciadamente con el objetivo primordial de buscar un negocio novedoso y
altamente redituable), necesitan mayor promoción a nivel ejidal (Además de orientación educación ambiental- que expliquen claramente las metas de desarrollo sostenible para la
promoción de este tipo de sistemas productivos alternativos).
Por las características ecológicas (especies y su hábitats) todos los enfoques arriba
mencionados son mayormente aplicables en las regiones áridas. Uno de los retos que tiene
por delante México es buscar opciones ecológicamente sostenibles en zonas tropicales en
particular a nivel extensivo (e.g., difícil encontrar opciones rentables para producción de
carne silvestre, mas bien promover sistemas de aprovechamiento múltiple, combinando
varios enfoques: cosecha de subsistencia -flora y fauna-, agroecología, y uso recreativo ecoturismo y caza deportiva-).
4. Consideraciones especiales de la zootecnia aplicada a fauna silvestre o Zootecnia
aplicada a Fauna
En los sistemas intensivos, bajo el supuesto que se trata de especie silvestre que
se ha logrado adaptar a condiciones de cautiverio, las consideraciones
zootécnicas y el manejo de la fauna van a ser muy similares a cualquier otro
modelo de producción intensivo, como los mencionados para especies domésticas
a lo largo de la presente publicación, incorporando variaciones pertinentes de
acuerdo a grupos taxonómicos (e.g., reptiles, aves o mamíferos) y la especie en
particular que se maneje.
De cualquier manera, resulta importante considerar que va haber diferencias
considerables en la factibilidad de aplicar un manejo zootécnico entre las
diferentes especies silvestres (consultar: Emmons 1985, Weber 1993, Vilá 1999,
Herrera 1999, para ejemplos sobre la aptitud de diferentes especies hacia el
manejo). Una de las consideraciones zootécnicas mas importantes es
precisamente el reconocer que no son especies domésticas. Se trata de especies
muy diversas que se desarrollaron en un ambiente natural (no controlado por el
hombre) y muy dinámico; evolucionaron conjuntamente con comunidades
vegetales y otras especies animales, en su lucha diaria por adaptarse al cambio,
diferentes situaciones y finalmente sobrevivir como especie. Es decir, siempre
sujetas a una diversidad de situaciones de asociación o competencia con
miembros de su misma o de otras especies, en su búsqueda diaria por alimento,
protección (del clima y depredadores) y sitios para reproducción o dispersión. Lo
que las hace especies rústicas, resistentes y adaptables, pero dentro de ciertos
límites de tolerancia en el ambiente propio donde precisamente evolucionaron.
Por sus características de comportamiento adquiridas, van a ser muy susceptibles
a sufrir diferentes grados de estrés bajo condiciones controladas por el hombre.
Dependiendo de la especie que se trate, por un extremo tendremos especies muy
difíciles de manejar, ya sea que no soporten la contención física y mueran por
“shock” al sentirse sujetadas, o que no consuman alimento o no se reproduzcan
bajo condiciones de cautiverio; y por el otro lado, habrá especies que con brindarle
ciertas condiciones mínimas ambientales, de espacio, y alimento, se reproducirán
exitosamente en cautiverio.
Con excepción de aquellos sitios donde se reproducen especies en situación
especial (conservación ex situ) o sitios de exhibición de fauna, los sistemas
intensivos se enfocan básicamente hacia la producción (i.e., comercialización
directa de especies o subproductos). Bajo este contexto, la factibilidad de utilizar
la fauna con fines de producción se fundamenta principalmente en 3
características biológicas que determinarán en conjunto los costos de producción:
Tasa de reproducción y de crecimiento; comportamiento; y dieta (Emmons 1985,
Weber 1993, Cassini 1999, Herrera 1999, Vilá 1999).
En cuanto a las características reproductivas resulta obvio que tendrán mejor
aptitud aquellas especies con mayor número de partos por año, número de crías
por parto y una tasa rápida de crecimiento.
La dieta es uno de los primeros factores a considerar para producir fauna silvestre
de manera intensiva, ya que influye de forma importante en el costo de
producción. En otros capítulos de esta misma publicación se pude observar que,
este es uno de los factores que la zootecnia busca optimizar. De hecho, la
mayoría de las especies pecuarias de las que obtenemos actualmente nuestro
alimento, su dieta básica son vegetales (herbáceas, gramíneas, arbustivas y
árboles) de poco o nulo valor nutritivo para los humanos y por lo tanto también con
un valor comercial bajo. Algunos herbívoros domésticos y otras especies como
las aves y cerdos, consumen algo de granos, frutos y leguminosas que nosotros
también podríamos consumir; en estos casos el costo por concepto de dieta (y
potencial competencia con el humano) ha sido compensada por la alta
productividad de dichas especies (seleccionada artificialmente a través de la
domesticación); así como por la tecnificación de sistemas de producción a gran
escala de granos y otras especies forrajeras; y finalmente bajando los costos al
utilizar subproductos y desechos de nuestra propia industria alimenticia, que
sustituyen y proporcionan diversos nutrientes para la elaboración alimentos
balanceados en forma de concentrado (Emmons 1985, Weber 1993).
Una gran limitante para la producción de fauna bajo sistemas intensivos son
precisamente sus tasas bajas de reproducción y crecimiento (en comparación con
especies domésticas). El potencial biológico reproductivo de las especies
silvestres no ha sido manipulado ni optimizado a través de una selección dirigida,
sino que ha sido adquirido a través de la evolución natural para cubrir con sus
requerimientos mínimos de propagación y supervivencia como especie, no para
una producción comercial. Quedan exentas las especies que por si mismas
cuentan con un valor apreciativo alto (por moda o situación de demanda especial),
que compense los costos de producción; así como, aquellas amansadas o bajo un
proceso de domesticación, con las que se ha iniciado un proceso de selección
dirigida.
En particular si el uso está dirigido a la producción de carne, un reto zootécnico en
la producción intensiva de fauna, será el desarrollar modelos con base a especies
silvestres (en particular herbívoras) cuyas dietas signifiquen el menor costo
(valores bajos tanto en el aspecto económico, como en el nutricional para el
humano). Por otro lado, reconocer que son especies diferentes a las domésticas y
en consecuencia con hábitos alimenticios diferentes; asimismo, aprovechar la
rusticidad y adaptabilidad de estas especies silvestres con el fin de diseñarles
dietas con base a alimentos distintos a los consumidos por los domésticos.
Aprovechar especies vegetales nativas y de manera importante los subproductos
o desechos de las industrias agrícola y de alimentos.
Otro reto para la producción de fauna en cautiverio se relaciona con su
comportamiento social (Emmons 1985, Cassini 1999, Herrera 1999, Vilá 1999).
Por obvias razones, las especies de hábitos gregarios serán preferibles a especies
territoriales. Por ejemplo en Sudamérica, el capibara (Hydrochoerus hydrochaeris)
(que acostumbra vivir en grandes grupos) se aprovechado con gran éxito bajo
sistemas intensivos y extensivos, en contraste con la solitaria paca (Agouti paca)
(Emmons 1985, Herrera 1999).
Asimismo, también influye el grado de manejo que han tenido en cautiverio o de
impronta. Existen varias especies silvestres que han sido criadas por años en
diversos países (que son locales o en algunos sitios exóticos), que prácticamente
han sido domesticadas (aunque aún persistan poblaciones libres de sus ancestros
silvestres); por ejemplo, tenemos: al reno (Rangifer tarandus), yak (Bos mutus),
búfalo de agua (Bubalus sp.), gallina de guinea (Numida meleagris), patos (Anas
platyrhynchos y Cairina moschata) y algunos géneros de la familia Phasianidae
(perdices y faisanes), entre otros (Espinosa 1981, Valadéz 1996). Con algunas
especies como el avestruz (Struthio camelus) se han desarrollado razas
domésticas (S. camelus var. domesticus) a través de la cruza de subespecies
seleccionando a favor de docilidad y calidad de plumas (FIRA 1997). Otra especie
silvestre (también exótica para México) muy reconocida por su manejo comercial
es el ciervo rojo (Cervus elaphus), que también ha estado bajo un proceso
incipiente de selección, se a adaptado con éxito al manejo en cautiverio y la
presencia humana (FIRA 1998a, Weber 1993). En estos últimos dos casos, se
cuenta con modelos zootécnicos ya muy sistematizados (ver: FIRA 1997 y FIRA
1998a). Sin embargo no son especies totalmente domesticadas y su manejo físico
implica riesgos por lo que el diseño y características de instalaciones serán
diferentes a las utilizadas por los domésticos. Por ejemplo, para el ciervo se
utilizan corrales, mangas y cajas de compresión (“shute”) especiales. En
contraste, otras especies a pesar de que ya se reproducen en cautiverio con fines
comerciales, tienen un temperamento mas nervioso, por ejemplo el manejo del
venado cola-blanca resulta mas complicado, va a ser muy difícil conducir a esta
especie a través de una manga o contenerlos en un “shute”. En estos casos, para
evitar lesiones al personal o al mismo animal cuando se requiere sujetarlo, se
tendrá que recurrir a métodos químicos o físicos (captura por red) de contención.
No todas las especies silvestres son factibles de domesticar (Valadéz 1996); por
algo no son comunes por ejemplo los criaderos de venado bura (Odocoileus
hemionus).
Una consideración final con relación al comportamiento, pero que resulta
fundamental en el manejo zootécnico de especies silvestres, tanto en sistemas
intensivos como extensivos, es su capacidad especial para no hacer aparentes los
síntomas de enfermedad; esto adquirido como una adaptación evolutiva en
defensa de sus depredadores. Lo cual significa que cuando se detecta a un
animal enfermo en el criadero, la posibilidad de éxito de la medicina curativa es
muy baja. Por lo que la aplicación de medicina preventiva es fundamental en la
zootecnia de especies silvestres.
Las consideraciones anteriores nos hacen reflexionar que de la variedad de
especies silvestres que se ha intentado producir en cautiverio, solo con algunas de
ellas será factible lograrlo con éxito. La aplicación de la zootecnia en este
contexto, no solo se debe enfocarse en optimizar los modelos de producción para
que sean económicamente rentables. Si no también, definir las metas específicas
de producción y cuales son las especies factibles; y de esta manera influir en la
normatividad y reglamentación de este tipo de sistemas de producción; asimismo
procurando las condiciones apropiadas de bienestar animal durante el proceso de
producción. Por otro lado, no solo se debe promover este tipo producción de
manera comercial, sino considerar también estos sistemas intensivos bajo un
enfoque de aprovechamiento ecológicamente sostenido, como una herramienta de
conservación (ver: González-Rebeles 2002, Ocampo y Cid 2002).
Cuando hablamos aprovechamiento de la fauna en sistemas extensivos, nos enfrentamos a
retos zootécnicos muy diferentes (Cuadro 2). En este caso nuestro foco de interés van a ser
las población silvestres y el ambiente donde las vamos a manejar va a ser el ecosistema.
Bajo este sistema, buscamos promover un crecimiento de la población de interés, a través
de una influencia indirecta sobre el ambiente que habitan, con la finalidad de obtener una
cosecha a partir de los excedentes de población. Como en el caso de la ganadería
extensiva, nos vamos a enfrentar a una serie de variables ambientales que son imposible o
muy difícil de controlar (e.g., variaciones del clima, competencia con otras especies,
riesgos de contraer enfermedades, entre muchos otros factores). Pero además, a diferencia
de cuando tratamos con ganado, cuando hablamos de fauna silvestre en términos generales,
no podremos considerar por ejemplo, introducir forrares mejorados, o instalaciones
especiales para brindarles resguardo; se trata de especies silvestres que mas bien
necesitarán de que se cubran sus requerimientos básicos en su hábitat, mas que su
transformación. Necesitamos involucrar una zootecnia muy especial en la que además de
las áreas de la salud y producción se involucren diferentes disciplinas biológicas, como la
ecología de comunidades vegetales y poblaciones animales, botánica, sistemática
taxonómica, biogeografía, zoología, entre muchas otras. Prácticamente estamos hablando
de la aplicación de una nueva disciplina, el Manejo de la Vida Silvestres (“Wildlife
Management”) (consultar por ejemplo a : Bailey 1984, Robinson y Bolen 1989). Dicha
disciplina se originó en los Estados Unidos desde hace varias décadas, con un enfoque de
aprovechamiento de especies cinegéticas. Sin embargo recientemente ha tenido gran
aceptación a nivel mundial y con enfoques diferentes como el aprovechamiento (de
subsistencia y comercial), control de plagas y restauración, entre varias otras aplicaciones
(consultar: Sánchez y Vázquez-Domínguez 1994, Galindo y Weber 1998, Villareal 1999,
como ejemplos de textos sobre conceptos y aplicaciones de manejo de fauna en México).
Cuadro 2. Diferencias básicas de la zootecnia aplicada hacia fauna en cautiverio y
poblaciones silvestres.
*(Sistemas intensivos----------------Sistemas extensivos-------Cosecha de poblaciones silvestres)
Consideraciones de la zootecnia aplicada a fauna en
Consideraciones de la zootecnia aplicada a poblaciones
cautiverio
silvestres.
Objeto de manejo del sistema de producción: individuos o
Objeto de manejo para el aprovechamiento: la población.
conjunto de individuos.
Ambiente: En este caso nos involucramos con un
Ambiente: Propiciar condiciones apropiadas a la especie
ecosistema y una serie de condiciones que en su mayoría
(temperatura, humedad, radiación solar, ventilación).
no se pueden controlar. Posibilidad de manipular algunos
Involucra condiciones ambientales que pueden ser
elementos del hábitat (principalmente dirigidos a la
controladas con diseño de instalaciones y equipo.
vegetación –como alimento y cobertura-) y de a la
población misma (abundancia y estructura).
Alimentación: Propiciar su disponibilidad y calidad como
Alimentación: Simular dieta natural (sustituir ingredientes
elemento fundamental del hábitat.
y balancear de acuerdo a requerimientos). Involucra
En el caso de herbívoros a través del manejo de la
consideraciones de manejo del alimento (obtención,
vegetación (cuidar calidad y disponibilidad entre épocas
mantenimiento, preparación, distribución y presentación),
del año), para carnívoros manejar la población de presas
comportamiento animal (cantidad y presentación del
(disponibilidad).
alimento para incentivar su consumo integral, y
En ocasiones se podrá proporcionar dietas
disponibilidad para todos los ejemplares).
complementarias.
Salud: Medicina preventiva tiene el papel predominante.
Involucra el conocimiento y diagnóstico de problemas
Salud: Medicina preventiva un papel importante.
potenciales que puedan significar riesgos a las
Involucra el cuidado de varios aspectos zootécnicos:
poblaciones. Se busca un enfoque pro-activo, para
instalaciones, nutrición, manejo, bioprotección, registros,
asegurar el “bienestar y salud” del ecosistemas. En caso
higiene, sanidad, entre otros. Medicina curativa para
de ocurrencia de problemas no se favorece la medicina
resolver problemas individuales conforme ocurren.
curativa a nivel individual, sino la aplicación de medidas
indirectas (en el hábitat) o directas a la población en si
para resolver problemas.
*Nota: Va haber una serie de categorías intermedias (con sus respectivas variaciones zootécnicas) entre los extremos de
fauna cautiva y poblaciones libres.
El Manejo de Fauna como tal, involucra el estudio y la manipulación de poblaciones de
fauna silvestre y sus hábitats en su propio beneficio (por ejemplo para conservar especies
en situación especial como las endémicas o con grados de amenaza); así como en beneficio
del hombre (aprovechamiento en sus diversas modalidades, e incluso control de especies
nocivas). Según la especie de que se trate, su correcta aplicación requiere de conocimientos
muy específicos, por ejemplo: (a) Del nicho ecológico (rol de la especie en ecosistema y
factores para sobrevivir y reproducirse); (b) De sus requerimientos de hábitat (calidad y
disponibilidad de los elementos básicos -agua, alimento, cobertura y espacio); y (c) Sobre
su dinámica poblacional (abundancia, sobre vivencia y fecundidad por edad; proporciones
de edad y sexo, sistemas de apareamiento, entre otros) y también sobre la respuesta de la
población a factores ambientales (bióticos y abióticos) (Robinson y Bolen 1989, Sánchez y
Vázquez-Domínguez 1994).
El reto zootécnico consiste en aplicar las técnicas apropiadas para lograr alguno de los
objetivos de mantenimiento, incremento o control de las poblaciones silvestres de interés.
Pasando por una primera fase de observación y análisis para entender el problema
particular (diagnóstico) y adquirir los conocimientos necesarios; una segunda fase de
manipulación (manejo indirecto de los elementos básicos del hábitat y manejo directo de la
estructura e interacciones de la población, arriba mencionados); y una tercera fase de
evaluación de las acciones (monitoreo). Para una discusión completa de los conceptos y
principios de manejo de fauna, consultar: Bailey 1984, Robinson y Bolen 1989, Galindo y
Weber 1993, Sánchez y Vázquez-Domínguez 1994).
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