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Tema 10.- TEATRO ESPAÑOL DE LA SEGUNDA
MITAD DEL SIGLO XX. ANTONIO BUERO VALLEJO
1.- INTRODUCCIÓN
Al finalizar la Guerra Civil Española, nuestro teatro se encuentra con graves problemas:
solamente los más poderosos puedan asistir a las representaciones, además la censura
impide la crítica política. Se produce un corte con el teatro anterior a la guerra. Se habla
de una crisis del teatro que puede explicarse así: los empresarios recurren a traducciones
de obras de autores extranjeros, con lo que los jóvenes encuentran dificultades para
estrenar sus obras. El cine se convierte en el gran espectáculo de masas y desplaza al
teatro en los gustos del público.
2.- TEATRO DE LOS AÑOS CUARENTA
2.1. Comedia de evasión
La influencia de Benavente (1866-1954) y de la alta comedia o comedia de salón. Se
trataba de obras protagonizadas por personajes de la alta burguesía, ambientadas en
espacios elegantes –salones, bibliotecas, comedores- que sirven de marco a conflictos
pretendidamente transcendentes, desarrollados con gran habilidad técnica: adulterios,
enfrentamientos generacionales, nostalgia del pasado, ruina familiar. Predomina el final
feliz, que encierra casi siempre una lección moral para el espectador.
En la línea más tradicional hay que citar a José Mª Pemán (1898-1981), escritor muy
fecundo, continuador de E. Marquina y su teatro histórico: Cuando las Cortes de Cádiz
(34), Cisneros (34), La santa virreina (39), Los tres etcéteras de don Simón (58),
comedia esta última de ambiente andaluz. A Ignacio Luca de Tena (1897-1975), autor
de Don José, Pepe y Pepito (52), ¿Dónde vas Alfonso XII? (57), ¿Dónde vas triste de
ti? (59). A Joaquín Calvo Sotelo, autor de La muralla (54).
2.2.- Teatro cómico o de humor
Se dan también dentro de esta modalidad dos tendencias: la mayoría de las obras con
contenido cómico son convencionales y sin ningún interés artístico. En esta tendencia
destaca Alfonso Paso (1926-1978) -Las que tienen que servir, Usted puede ser el
asesino, Receta para un crimen.
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Hay otra tendencia más innovadora, representada por dos grandes figuras: Jardiel
Poncela y Miguel Mihura. Este teatro está basado en situaciones disparatadas e ilógicas.
Sus rasgos son: la atemporalidad del conflicto, no hay casticismo ni regionalismo;
destipificación del lenguaje, los personajes hablan de forma neutra; encadenamiento de
situaciones inverosímiles; comicidad y humorismo de carácter intelectual.
Jardiel Poncela (1901-1952) rompió con el humor convencional estrenando Cuatro
corazones con freno y marcha atrás (1936). Le siguen Eloísa está debajo del almendro
(40), Los ladrones somos gente honrada (41), o Los habitantes de la casa deshabitada
(46).
Miguel Mihura (1905-1979). En 1941 fundó la Codorniz y dirigió La ametralladora.
Fue colaborador en guiones cinematográficos. Había escrito una de las obras maestras
del teatro español contemporáneo: Tres sombreros de copa (33), obra que no se estrenó
hasta 1952. Se trata de un teatro vanguardista en el que se combina humor amargo y
ternura. Se pone en contraste una vida acomodaticia, burguesa, vulgar con otra de plena
libertad e imaginación, representada por el mundo del circo. Se trata de un humorismo
crítico, desenfadado y renovador. Otros títulos: Sublime decisión (55) Maribel y la
extraña familia (1958), Premio Nacional de teatro, El caso del señor vestido de violeta
(54), Melocotón en almíbar (58), Ninette y un señor de Murcia (69).
2. 3.- Teatro poético
Alejandro Casona (1903-1965). Por edad pertenece a la Generación del 27. En
compañía de Lorca, con quien trabajó en las Misiones Pedagógicas, trató de renovar la
escena española. Antes de la guerra estrenó Nuestra Natacha. En México y Argentina,
escribe un teatro poético en prosa: Los árboles mueren de pie (49), La dama del alba
(44), de ambiente fantástico, irreal, mágico, con un lenguaje poético en la línea de
Lorca.
3.-TEATRO REALISTA Y COMPROMETIDO DE LOS 50
Sigue predominando el teatro comercial, pero se estrenan dos obras fundamentales:
Historia de una escalera (1949) de Buero Vallejo y Escuadra hacia la muerte de
Alfonso Sastre. Con ellas se abre el periodo de la llamada “generación realista” a la
que pertenecen Lauro Olmo, José María Rodríguez Méndez, José Martín Recuerda y
Carlos Muñiz. La presión de la censura hizo que estos autores se agruparan en torno a
dos posturas enfrentadas: por una parte los que defendían la necesidad de plantear una
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crítica abierta y directa aun a riesgo de no ser representados. Esta es la postura de
Alfonso Sastre, comunista, cuyas obras eran siempre prohibidas por el régimen (fue
incluso encarcelado en varias ocasiones), plantea un “teatro de agitación social”. Por
otra parte, quienes creen fundamental dosificar la carga crítica (compromiso) y disfrazar
el lenguaje teatral para poder ser representado y así llegar al público (“actitud
posibilista”), postura mantenida por Buero Vallejo.
Rasgos comunes a las obras de esta promoción son la insistencia en ciertos temas como
la injusticia social y la alienación, dentro de una estética y un lenguaje básicamente
realistas. Títulos significativos: Los inocentes de la Moncloa (1960), El tintero (1961),
La camisa (1962), Los salvajes en Puente San Gil (1963).
Alfonso Sastre (1926) ha sido un teórico teatral y siempre ha adoptado posiciones
políticas muy comprometidas. Escuadra hacia la muerte (1953) ha sido una de las obras
más representadas por grupos aficionados. La sangre y la ceniza (1965) presenta a
Miguel Servet, el descubridor de la circulación de la sangre, como defensor de la verdad
frente a los prejuicios de los hombres del s. XVI. La mordaza (1954), Muerte en el
barrio (55)…
4.-TEATRO DESDE 1960: EL TEATRO EXPERIMENTAL
- Una serie de autores conciben el teatro como un “espectáculo total” en la línea del
teatro de Artaud (teatro de la crueldad) dan relieve a los aspectos no textuales
(escenario, luces, música, efectos especiales) y pretenden que el espectador tome parte
activa en la representación, para lo que eliminan la separación entre escenario y público.
Autores: Antonio Gala, con un teatro poético, un lenguaje muy cuidado y un cierto
tono moralizante o didáctico (Los verdes campos del Edén, 63, Anillos para una dama,
73) Fernando Arrabal y su “teatro pánico”, crítico, antirrealista y con elementos
vanguardistas (Los hombres del triciclo, 58). Francisco Nieva con un teatro de “farsa y
calamidad” y un “teatro furioso” (Malditas sean coronada y sus hijas, La carroza de
plomo candente).
- Los “grupos de teatro independiente”, que actúan fuera de los circuitos comerciales a
imagen de los “teatros de bolsillo”, de cámara o experimentales del resto de Europa y
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América. Su máximo desarrollo viene después de los años setenta con grupos como Els
Joglars, Els Comediants, La Cuadra, Teatro Libre, TEI.
5.-A partir del 75
Los siguientes autores van a seguir una línea de temática muy variada, y con
planteamientos sobre el teatro muy heterogéneos. José Sanchís Sinisterra (Ay,
Carmela, 86, Ñaque o De piojos y autores, 80). Alonso de Santos (Bajarse al moro, 85,
La estanquera de Vallecas). Fermín Cabal (Esta noche gran velada, 83) Alfonso
Vallejo (Ácido sulfúrico, 88), Juan José Alonso Millán (Ya tenemos chica, Cuéntalo tú
que tienes más gracia).
6.- Buero Vallejo
Buero Vallejo (1916-2000) estudia Bellas Artes y lucha en las filas republicanas. Al
acabar la guerra, es encarcelado y condenado a muerte, aunque le fue conmutada la
pena capital. Fue académico de la Real Academia Española y premio Cervantes.
Buero es el autor dramático español más importante de la segunda mitad del siglo XX.
Su trayectoria dramática pretende reflexionar sobre la situación del hombre en el
mundo, afectada por circunstancias como la opresión (El concierto de San Ovidio), la
intolerancia (Un soñador para un pueblo), la falta de alicientes (Historia de una
escalera), la soledad (El sueño de la razón) o la mentira (El tragaluz). A menudo la
acción se plantea como el gradual descubrimiento de la verdad oculta por algún
personaje, cuyo comportamiento indigno resulta castigado al final de la obra. Puede
resultar útil distinguir tres etapas:
6.1.- Etapa existencial, que llega hasta mediados de los 50. Arranca con Historia de
una escalera (1949) y significa la reaparición en la escena de tipos y situaciones
característicos de la sociedad española de la época, lo cual, durante diez años, había
brillado por su ausencia. La obra describe la vida de los inquilinos de una casa de
vecindad modesta, sus miserias y proyectos, a lo largo de treinta años. Fernando y
Urbano encarnan la búsqueda individual y solidaria, respectivamente, de los problemas
que les afectan. Los hijos de ambos seguirán teniendo los mismos sueños que sus
padres, sin que ello signifique que vayan a fracasar, como sus progenitores. Buero
subraya la responsabilidad del individuo frente a su destino, aun a pesar de los
condicionamientos materiales y morales de la sociedad en la que vive.
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En la ardiente oscuridad (1950) es una tragedia donde el protagonista, el ciego Ignacio,
se rebela contra las limitaciones y contra la resignación que la sociedad espera de él.
Aquí Buero utiliza un efecto dramático que repetirá luego: el protagonista sufre un tipo
de invalidez que condiciona su actitud hacia los demás y su visión del mundo.
6.2.- En la segunda etapa –teatro social- abundan los dramas históricos -Un soñador
para un pueblo (58), Las Meninas (60), El concierto de San Ovidio (62), El sueño de la
razón (70), o bien Hoy es fiesta (56), Las cartas boca abajo (57).Las anécdotas
históricas que recrea son meras excusas para evitar problemas con la censura y
denunciar lacras del presente: la hipocresía y la corrupción del poder, los intereses
reaccionarios que impiden el progreso en España, etc.
El sueño de la razón se representa la represión política que llevó a cabo en 1823
Fernando VII, una vez restaurado en el trono con la ayuda de los ejércitos europeos. El
pintor Goya representa a los que han luchado contra la intolerancia, la censura y la
injusticia. El paralelismo que ofrece Buero entre la España del pasado y del presente se
acompaña de una constante reflexión sobre la condición humana y sus instintos
violentos y salvajes.
El tragaluz (67) desvela las heridas, nunca cerradas, que la guerra civil ocasiona a los
miembros de una familia y que se abren treinta años más tarde. La técnica teatral se
hace más compleja en estas obras. El espacio único es sustituido por el espacio
múltiple; la acción no se desarrolla de forma lineal. También destaca el uso de los
llamados efectos audiovisuales, que buscan sumergir al público en la subjetividad del
protagonista (efectos de inmersión).
6.3.- En la tercera etapa –teatro experimental-, los contenidos sociales y políticos
son de mayor peso y, al mismo tiempo, los experimentos escénicos; en especial, los
efectos de inmersión. Destaca el drama de La Fundación (74), una de las obras más
amargas de Buero, en el que el protagonista, tras confesar bajo tortura, se imagina
encerrado no en una cárcel, sino en una fundación para escribir un libro. El autor
reflexiona hasta qué punto no somos todos, consciente o inconscientemente, seres
prisioneros y alienados.
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