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Resumen del Trabajo
El trabajo ha sido realizado por mí en un corto periodo de tiempo, por
eso puedes haber algunos fallos o falta de información (lo siento).
Empecé leyendo varias páginas de las que usted recomendó, y
después de llegar a algunas conclusiones y resumir un poco los
contenidos en mi cabeza comencé a escribir, acompañándome a veces
de Wikipedia y de algunos videos explicativos de Youtube, concluyendo
así el cuerpo del trabajo.
Al completar el cuerpo añadí el resto de la estructura del trabajo,
con algunas dificultades a la hora de añadir las páginas y las imágenes,
pero acabándolo a tiempo después de unas cuantas horas de dedicación.
Otro factor a añadir es la separación de las líneas, la cual puse
Doble como indicaba en la Estructura del Trabajo.
Índice

Reinado de Alfonso XII  Página 1

Reinado de Alfonso XIII  Página 3

El Regeneracionismo  Página 4

La Semana Trágica de Barcelona  Página 5

La Crisis de 1917  Página 8

Los Conflictos en Marruecos y Cuba  Página 11

Conclusión  Página
Reinado de Alfonso XII (1875-1885). La Restauración Borbónica
Cuando el 29 de diciembre de 1874 el Arsenio
Martínez Campos, proclamó a Alfonso XII en Sagunto
como rey de España, puso fin a un periodo de gran
inestabilidad. En los primeros meses de 1875 tras la
vuelta del rey a Madrid, una comisión de notables
preparó el proyecto de una nueva Constitución.
Antonio Cánovas del Castillo, jefe político de la
restauración borbónica deseaba mantener la apariencia
ALFONSO XII
de legalidad y convocó elecciones a las cortes que habrían de legitimar la constitución. Pero la
inevitable distancia entre el respeto a las formas y la realidad de la actuación política de los
futuros gobiernos se puso ya de manifiesto en estas primeras elecciones. El ministro de la
gobernación romero robledo acomodo los resultados para dar una amplia mayoría a los
candidatos partidarios del proyecto de Cánovas.
Entre marzo y mayo de 1876, las cortes discutieron un texto constitucional eclético y
flexible, lo que facilito no solo su aprobación, sino también su permanencia en el tiempo. La
letra de la constitución reservaba al rey la potestad, compartida con las cortes, de legislar,
sancionar y promulgar las leyes, hacerlas ejecutar. La designación de ministros y el
nombramiento de funcionarios, así como todas las otras funciones tradicionalmente atribuidas a
la figura regia.
Las cortes quedaban estructuradas en dos
cámaras, y en lo referente al gobierno, aparece la
figura del ministro responsable ante las cortes y
no ante la corona. El único artículo que suscitó
duros debates fue el relativo a la libertad
SAGASTA Y CÁNOVAS
religiosa. Superado este escollo, la constitución
fue aprobada y publicada en la gaceta de Madrid del 2 de julio de 1876.
Dotado el país de una ley suprema, Cánovas dedico sus esfuerzos a diseñar el sistema
político real que se ampararía en esta norma, y que debía solucionar los principales problemas
que habían dificultado el crecimiento del régimen liberal en España, el exclusivismo de la
corona, y el protagonismo de los militares en política a través del pronunciamiento, algo difícil
de lograr en un país con un índice de analfabetismo muy elevado y una población escasamente
movilizada. El funcionamiento real del sistema reposará sobre una base totalmente ajena a lo
previsto en la ley. No será la voluntad del cuerpo electoral la que determine la composición de
las cortes sino la del gobierno, quien a través de su red de caciques manipulará la elección; dos
partidos entrarán en el juego, el liberal conservador, del propio Cánovas, y el partido liberal,
liderado por Sagasta. Un pacto entre las clases políticas garantizaba la alternancia pacífica.
Durante el reinado de Alfonso XII, España se mantuvo neutral en el contexto de la
política internacional europea; Cánovas argumentaba que los recursos de España se tenían que
dedicar a consolidar el nuevo régimen político de la Restauración. Se consiguió terminar con la
tercera guerra carlista y el conflicto con Cuba. En el marco de una nueva Constitución, la de
1876, se tomaron una serie de medidas conducentes a una centralización jurídico-administrativa
del Estado.
El 25 de noviembre de 1885 fallece Alfonso XII y da comienzo el periodo de la Regencia
de su esposa, la Reina María Cristina de Habsburgo, embarazada del futuro Alfonso XIII. Este
periodo se apoya en el llamado Pacto del Pardo, entre liberales y conservadores, en pro de
mantener la sucesión monárquica.
Reinado de Alfonso XIII (1902-1930)
ALFONSO XIII
El periodo de Reinado de Alfonso XIII,
desde 1902 hasta 1930, corresponde a un
segmento de la historia política marcado por la
Primera Guerra Mundial y por la Revolución
de 1917; marcado por un complejo de
transformaciones directas en la nueva
conformación de Europa y por la amenaza de la crisis económica.
España conoció numerosas revueltas sociales en sus principales ciudades durante las dos
primeras décadas del siglo XX. Una de las más destacadas tuvo lugar en 1909 en Barcelona y se
conoció como la Semana Trágica. Uno de los factores que la desencadenaron fue el descontento
de la población con la Guerra de Marruecos: en ese año se había recrudecido el conflicto
marroquí, convirtiéndose en uno de los principales problemas nacionales.
El Sistema de Cánovas entró en crisis y, como respuesta a esta crisis, Alfonso XIII intenta
sustituir la política actual por un sistema sustentado por los militares. El rey político, el político
en el trono, fue así un obstáculo para la transformación del régimen político de la Restauración
en una monarquía parlamentaria, y su intervención le costó el trono en 1923.
En este contexto de crisis política y social, el capitán general de Cataluña Miguel Primo
de Rivera dio un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923. La Dictadura de Primo de Rivera
(1923-1930) fue el segundo periodo del reinado personal de Alfonso XIII en el que el rey no se
opuso, acabando este golpe de estado con el régimen liberal. De esta forma Alfonso XIII unió su
destino al de la Dictadura, por lo que cuando Primo de Rivera fracasó en su intento de instaurar
un régimen autoritario y presentó su dimisión en enero de 1930, la propia monarquía fue
cuestionada.
La "Dictablanda" del general Berenguer (último periodo de la Restauración Borbónica y
del Reinado de Alfonso XIII), entre 1930 y 1931. Se le conoce con este curioso nombre en
contraposición a la palabra "Dictadura". No pudo impedir el crecimiento de la opción
republicana que llevó a la proclamación de la Segunda República Española el 14 de abril de
1931, obligando a Alfonso XIII a marchar al exilio.
El Regeneracionismo
Los primeros años del reinado de Alfonso XIII están marcados por este movimiento
intelectual, el cual tiene como objetivo la reforma de El Sistema de la Restauración para
adaptarlo a las nuevas demandas sociales: Los movimientos obreros moderados.
En su actuación política se pueden destacar dos rasgos: un intervencionismo constante en
la vida política ordinaria, así como en las luchas de los partidos dinásticos (crisis orientales), por
una parte, y la relación directa entre la Corona y los mando militares, aprovechando su condición
de jefe del ejército, por otra parte.
Hubo varios intentos de “revolución desde arriba”, La política oficial también estaba
contagiada del espíritu regeneracionista que se había extendido por todo el país. El siglo XX se
inició, por lo tanto, con los intentos de reforma del sistema político de la Restauración, que se
hallaba cada vez más desligado de la realidad social española. Tras la muerte de los fundadores
de los dos partidos dinásticos, Cánovas (1897) y Sagasta (1903), empezó la etapa de
revisionismo político, protagonizado por Maura, desde el
Partido Conservador, y por Canalejas, desde el Partido
Liberal.
El Gobierno conservador de Maura (1902-1909) es una
reforma de la legislación laboral que mejoraba la
condición de los obreros. Maura galvanizó la política y
llevo al Parlamento numerosas iniciativas legales. Puso en
marcha importantes reformas: nueva Ley electoral (agosto
ANTONIO MAURA
de 1907), ley de Creación de la Escuadra, ley de Colonización interior, legalización de la huelga
(1908), creación del Instituto Nacional de Previsión (1908), inspección de trabajo, reforma de la
justicia municipal, sindicatos agrícolas…
La Semana Trágica de Barcelona
Maura no pudo concluir su “revolución”. Dimitió en octubre de 1909. El rey le retiró su
confianza a la vista de la reacción internacional que había producido la ejecución de Francisco
Ferrer Guardia en Barcelona. Ferrer Guardia era un pedagogo anarquista de larga trayectoria
revolucionaria, al que un
tribunal militar condenó sin
evidencia jurídica como
responsable de los sucesos de la
Semana Trágica de Barcelona.
Así es como se calificó una
oleada de disturbios que
sacudieron por unos días la
capital catalana, surgidos de forma espontánea contra el envío de tropas a Marruecos y que
derivaron luego hacia actos de violencia anticlerical, con un centenar de muertos.
Cronológicamente, desde el lunes 26 de julio, en Barcelona la huelga se inició en los
barrios periféricos, donde se encontraban la mayoría de las fábricas. Allí se quemaron las casetas
donde se cobraban los odiados consumos. Después los obreros se trasladaron al centro de la
ciudad donde se produjeron disturbios cuando intentaron detener por la fuerza los tranvías y
obligaron a cerrar los comercios y los cafés. El Capitán General de Cataluña proclamó el “estado
de guerra”, a lo que se opuso el gobernador civil, el cual dimitió a su cargo. Por la tarde se
generalizaron los disturbios, en los que murieron dos personas, cuando los huelguistas intentaron
detener completamente la circulación de los tranvías. Además dos comisarías de policía fueron
asaltadas. Barcelona quedó paralizada, sin gas y sin luz, sin periódicos, e incomunicada con el
exterior por ferrocarril, por telégrafo o por teléfono. La huelga y la revuelta se extendieron a
muchas localidades catalanas, especialmente de las provincias de Barcelona y Gerona. Hubo
incidentes en otras muchas poblaciones, aunque sólo se produjeron incendios de edificios
religiosos en Badalona, Premià de Mar (donde también se proclamó la República), Manresa, y
San Adrián del Besós (en las comarcas de Barcelona), y Palamós, Calonge y San Feliu de
Guixols (en las de Gerona).
El martes 27 de julio, se levantaron cientos de barricadas y varias armerías fueron
asaltadas para proveerse de pistolas y fusiles. La violencia se dirigió contra las iglesias y las
propiedades eclesiásticas, especialmente los conventos, los colegios y los patronatos de las
órdenes religiosas. En el espacio de pocas horas ardieron muchos edificios religiosos. En algunos
casos los frailes y las monjas y los bienes fueron respetados, pero en la mayoría los incendiarios
se lanzaron al saqueo y al pillaje y se quemaron muebles y enseres. También se profanaron los
cementerios de algunos conventos. El punto culminante de la violencia anticlerical se produjo
durante la «noche trágica» del martes al miércoles en la que ardieron veintitrés edificios en el
centro de la ciudad y ocho conventos en la periferia. La inicial protesta antibelicista se había
transformado en protesta anticlerical con el incendio de iglesias, conventos y escuelas religiosas.
La explosión de violencia anticlerical fue la culminación, según Javier Moreno Luzón, "de años
de propaganda revolucionaria, en los cuales se había expandido una cultura popular que
achacaba los males del país a la influencia de la Iglesia, tenida por hipócrita y siniestra. [Para los
alborotadores] las órdenes religiosas no sólo servían a los poderosos, atesoraban grandes
riquezas y hacían una competencia económica desleal a los trabajadores en sus talleres, sino que
también infligían toda clase de torturas a sus miembros. De ahí su interés morboso por escrutar
cadáveres y celdas de monjas. Trataban asimismo de acabar con la red de centros confesionales
dedicados a la enseñanza y a la caridad, símbolos de un orden social odioso y destruidos con
frecuencia por sus antiguos pupilos y beneficiados".
El miércoles 28 de julio, Barcelona amanece con numerosas columnas de humo
procedentes de los edificios religiosos asaltados e incendiados. A lo largo del día continúa la
violencia anticlerical y los tiroteos entre los insurgentes y las fuerzas de orden público. Los
incidentes más graves se
producen en el barrio de San
Andrés de Palomar donde los
rebeldes armados con fusiles
capturaron a los guardias de
las casetas de consumos y a
miembros del Somatén
levantan barricadas e incendian la
iglesia parroquial. No obstante este día llegan los primeros refuerzos militares, provenientes de
Zaragoza y de Valencia, a los que se les hizo creer que iban a reprimir un movimiento
“separatista”.
Los últimos días de esta Semana Trágica: Empezando por la zona de las Ramblas y el
puerto, unos 10.000 soldados fueron ocupando la ciudad de Barcelona, mientras la moral de los
insurgentes iba cayendo a medida que eran conscientes de que la rebelión no estaba siendo
secundada en el resto de España. Entre el viernes y el sábado la ciudad fue recuperando poco a
poco la normalidad excepto en los barrios de San Andrés y de Horta, donde continuaron los
tiroteos y donde se produjeron los últimos incendios y saqueos de conventos y de colegios
religiosos. El domingo volvieron a publicar los periódicos.
El lunes 2 de agosto los obreros barceloneses, a los que la patronal les prometió que
cobrarían el salario de la semana como si nada hubiera ocurrido, volvieron al trabajo. En otras
localidades catalanas la completa normalidad no se recuperó hasta el jueves 5 de agosto.
La Crisis de 1917
Los gobiernos se vieron impotentes para contener la inflación y restablecer el orden
social, sobre todo, tras el fracaso del paquete de reformas propuesto por Santiago Alba (reforma
fiscal, presupuesto extraordinario en educación obras públicas) financiado con un impuesto sobre
los beneficios de la guerra. La resistencia empresarial y la oposición conservadora, articulada por
Cambó se impusieron. Destacan tres desafíos simultáneos que hicieron peligrar al gobierno e
incluso al mismo sistema de la Restauración: un movimiento militar (las Juntas de Defensa), un
movimiento político (la Asamblea de Parlamentarios que tuvo lugar en Barcelona convocada
por la Liga Regionalista), y un movimiento social (la huelga general revolucionaria)
Juntas de Defensa: El malestar desbordó el orden político. La crisis llegó primero al
Ejército. El descontento de los oficiales peninsulares por la pérdida de poder adquisitivo de sus
salarios, por un lado, y el beneficio del ejército de Marruecos en los ascensos, por otro, había
dado lugar en 1916 al surgimiento de Juntas de Defensa del Arma de Artillería, en defensa de
intereses corporativos. Cuando el gobierno de García Prieto intentó disolverlas en junio de 1917,
la Junta de Barcelona publicó un manifiesto en el que culpaba a los políticos de los problemas
del Ejército y del país y hacía un llamamiento al restablecimiento del buen gobierno para la
renovación del país. García Prieto dimitió y el nuevo gobierno, presidido por Dato, aceptó las
condiciones de las Juntas ante el temor de un pronunciamiento militar.
Asamblea de Parlamentarios: La crisis creada por las Juntas hizo pensar a la oposición
al régimen que las circunstancias eran favorables para una renovación profunda de la política
nacional. Por iniciativa de Cambó, los parlamentarios catalanes convocaron una Asamblea de
Parlamentarios en Barcelona, el 19 de
julio de1917, a fin de promover una
reunión de Cortes con carácter
constituyente. El objetivo era convertir el
Parlamento en el centro de la política en
un nuevo intento de reforma desde arriba
del Sistema de la Restauración.
La huelga general: Pronto se vio que lo que podía suceder era una revolución desde
abajo. El 17 de agosto, el PSOE y la UGT, en cuyo interior habían aparecido ya nuevos líderes,
como Besteiro , Prieto, Largo Caballero, convocaron una huelga general, por extensión de un
conflicto que estaba teniendo lugar en la
Compañía de Ferrocarriles del Norte. El
objetivo era conectar con los otros focos
de conflicto para conseguir derribar el
gobierno y formar otro provisional que
convocara Cortes constituyentes.
Pese a todo, la revolución no parecía posible. El ejército era mayoritariamente conservador. Las
Juntas mismas no eran un movimiento revolucionario, sino más bien, como se vio pronto, un
lobby al servicio de intereses profesionales y que terminaron por ser, en parte, una amenaza
golpista, y sobre todo un foco de insubordinación militar. No hubo reforma constitucional. La
huelga de agosto fue duramente reprimida.
Conflictos en Marruecos y Cuba
Surgieron un total de dos denominadas “Crisis Marroquíes” las cuales podrían haber
desencadenado la Primera Guerra Mundial años antes.
En Marruecos, la llamada Primera Crisis Marroquí (también conocida como Crisis
de Tánger), que abarca desde 1905 hasta 1906, fue provocada por la visita del Káiser
Guillermo II de Alemania a Tánger en Marruecos el 31 de marzo de 1905. El Kaiser hizo ciertos
comentarios en favor de la independencia marroquí, un desafío a la influencia francesa en
Marruecos. Francia tuvo reafirmada su influencia en Marruecos por el Reino Unido (gracias al
Entente Cordiale) y España en 1904, un movimiento que el Imperio Alemán vio como un golpe
hacia sus intereses y tomó acción diplomática para desafiar. El gobierno alemán buscó una
conferencia europea. La provocación de Guillermo II puede ser vista como una prueba de la
fuerza del Entente Cordiale. Esto empeoró la situación española aún más. Desde que las
potencias europeas en la Conferencia de Algeciras (1906) habían otorgado tácitamente a
Francia y España el control de Marruecos, la ocupación española de la parte norte se había
ido produciendo de forma lenta e intermitente, con muchas dificultades .
La denominada Segunda Crisis Marroquí (también conocida como Crisis de
Agadir) en 1911, estuvo a punto de desencadenar una guerra entre Francia y el Imperio alemán,
lo que podría haber ocasionado la Primera
Guerra Mundial, sólo que tres años antes.
Estalló una revuelta contra el Sultán de
Marruecos, que en poco tiempo se ve
sitiado en su palacio por los rebeldes; ante
lo cual Francia y España lanzaron sendas
SMS PANTHER
operaciones militares para restablecer la autoridad del sultán. El incidente
comenzó por el envío de un buque cañonero alemán (el navío "Panther") al puerto atlántico
marroquí de Agadir (Marruecos), un enclave estratégico de importancia tanto por sí mismo (es el
mejor puerto de la zona entre Gibraltar y Canarias) como por la situación de protectorado
colonial francés en Marruecos, con el pretexto de defender a los comerciantes alemanes de la
zona. Esta acción fue interpretada como un nuevo desafío a Francia, tras la Primera Crisis
Marroquí, pues la llegada del cañonero Panther permitiría un pretexto para que Alemania instale
una base naval en Agadir. Gran Bretaña se opuso vivamente a tal pretensión y mostró desde el
inicio su apoyo a Francia como única potencia poseedora del protectorado en Marruecos. El
Imperio alemán no admitía empezar un enfrentamiento en simultáneo contra franceses y
británicos, por lo cual reconoció los derechos de los franceses, pero pidió a Francia una
"compensación" por las presuntas "pérdidas" alemanas al no poder penetrar en Marruecos.
Consecuencias: Mientras la tensión internacional se agudizaba, la alianza francobritánica conocida como Entente Cordiale, recientemente incluida en lo que se conoció como
Triple Entente junto al Imperio ruso, salió fortalecida al apoyar Londres resueltamente al
gobierno de París. Las buenas relaciones entre los dos países venían al menos desde la resolución
de la crisis de Fachoda en 1898, por su común recelo al creciente poder alemán.
Por otro lado, en cuba se libró la Guerra de la Independencia Cubana desde 1895 hasta
1898. Esta guerra tuvo como objetivo librarse del dominio español, que en este país estaba
presente, con ayuda militar estadounidense, lo cual ocasionó la rendición del ejército colonial
español. La pérdida de las colonias, y muy especialmente de Cuba, provocó una profunda crisis
identitaria, social, política y cultural en España, dando paso a una época en la que
manifestaciones culturales, como la Generación del 98 o el Regeneracionismo, se vieron
marcados por la crisis y el contexto histórico, tratando entre otros temas la "Pérdida de
personalidad histórica" de España. La independencia de Cuba constituyó un factor clave de la
aparición de nacionalismos contemporáneos en España como el vasco, el catalán y el español.
Conclusión
En conclusión, el reinado de Alfonso XIII es la base de los sucesos
descritos en este trabajo, con antecedente en el reinado de Alfonso XII y
el proyecto de Cánovas. Además, la crisis de 1917 se ve afectada por una
gran variedad de sucesos, incluyendo los conflictos en Marruecos y
Cuba, teniendo a su vez relación con la Semana Trágica de Barcelona.
Bibliografía
Nos encontramos ante diferentes enlaces usados en este trabajo,
destacando el uso de Wikipedia y JuntaDeAndalucía, además de algunos
videos de Youtube no añadidos en la lista.
www.congreso.es/portal/page/portal/Congreso/Congreso/Hist_Normas/PapHist/Restaur/Alfo
nsoXII
http://www.cervantesvirtual.com/bib/historia/monarquia/alfonso12.shtml
www.historiasigloXX.org/HE/11.htm
www.historiasigloXX.org/HE/12.htm
asmadrid.org/spanish/historia/sxx1.htm
juntadeandalucia.es/educacion/vscripts/wginer/w/rec/3165.pdf
clio.rediris.es/clionet/fichas/restaur03.htm
http://www.juntadeandalucia.es/educacion/vscripts/wginer/w/rec/3165.pdf
https://es.wikipedia.org/wiki/Reinado_de_Alfonso_XIII_de_Espa%C3%B1a
https://es.wikipedia.org/wiki/Regeneracionismo
https://es.wikipedia.org/wiki/Semana_Tr%C3%A1gica_%28Espa%C3%B1a%29