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MUJER AFRICANA, motor de una economía para mejorar la vida
Pamplona 23 Octubre 2008
Begoña Iñarra, Misionera de Ntra Sra de Africa
1. INTRODUCCION
Africa es un continente formado por 53 países y más de 2,000 lenguas y culturas. Es difícil hablar de la
mujer africana, sin tener en cuenta esta diversidad de culturas y de situaciones, de educación, de
estatuto social, etc. Lo que doy son generalidades, sabiendo que abarcar la realidad de la mujer africana
hoy es una tarea ardua ya que los contrastes son cada vez mayores.
Muchas mujeres africanas han destacado en la historia política de sus naciones, sin embargo, el retrato
de la mujer africana que circula por el mundo les presenta como ignorantes, oprimidas, y pasivas. Esta
imagen negativa trata de borrar el hecho de que la mujer en África ha sido siempre emprendedora,
trabajadora, y la columna vertebral de la sociedad, aunque no siempre sea reconocida como tal.
1.1. Retrato de cinco mujeres africanas
El papel creciente que la mujer juega en la sociedad africana es uno de los signos más esperanzadores
del continente. Hoy en Africa la mujer esta presente y visible en todos los campos y en todos los frentes
de la sociedad para mejorar la calidad de vida.
Voy a presentaros 4 mujeres concretas; prototipo de otras muchas:
Mary Waibuya. Mary, 40 años, vive en Kibera-Nairobi, el mayor suburbio de Africa. Gana su vida
vendiendo verduras en un mostrador fuera de su casa. Hizo la escuela primaria, habla inglés, se casó y
se divorció. Dos des sus hijas y sus 3 nietos viven con ella. Se levanta a las 5 de la mañana para ir al
mercado en autobús (matatu) para comprar las verduras que vende a la puerta de casa. Vuelve a casa a
las 7 y prepara el desayuno: té y papilla. Hacia las 8 abre instala su pequeño puesto (tablas y un plástico)
con verduras, tabaco y otros artículos. Se encarga del puesto, mientras su hija va a buscar agua, tiene
que hacer cola para comprar el agua más cara de Nairobi. Cuando su hija vuelve, Mary hace la limpieza
y lava la ropa. Hacia las 5 de la tarde, cuando los residentes del suburbio-dormitorio de Kibera vuelven a
casa, Mary empieza su ronda por los bares para vender cigarrillos. Vuelve a casa hacia las 7.30 para
preparar la cena. Su preocupación es obtener suficiente dinero para pagar la escuela de su hija que
estudia magisterio y la de sus 2 nietos. Desde enero 2004 la escuela es gratuita, pero Kibera “no existe”
en los planes municipales y por lo tanto no hay escuelas públicas. Mary participa en la coral de la
parroquia. Cantar le ayuda a vivir y a sentirse “en fiesta”.
Wangari Mathai tiene 68 años, es Kikuyu (Kenia), doctora en anatomía y ciencias biológicas es
profesora de la universidad de Nairobi. Esta divorciada y tiene 2 hijas y un hijo y algunos nietos. Ha sido
candidata presidencial. Fue Parlamentaria y Subsecretaria del Ministerio del Medio ambiente en el primer
gobierno de Kibaki. Durante años ha luchado para que se respeten los bosques y los espacios verdes de
Kenya. Sus campañas para apoyar a las madres de los políticos en prisión (1992), para defender Uhuru
Park en Nairobi y zonas protegidas de bosque contra la construcción, le han dado renome internacional.
Es la presidenta del Movimiento Ecologista “Green Belt”. Orgullosa de ser africana viste siempre trajes
africanos. En 2004 fue la primera mujer de África que recibió el Premio Nobel de la Paz por su
contribución al desarrollo sostenido, a la democracia y a la paz.
Shoa Ines es una mujer del Norte de Etiopia. Le casaron a los 14 años y a los 17 años estaba ya
divorciada. Un familiar le arregló un matrimonio con un viudo de unos 50 años con hijos ya casados.
Aceptó y tuvo 2 hijos y 2 hijas. Su marido le respetaba y era trabajador. La guerrilla se llevó al frente a su
marido y a uno de sus hijos. El más pequeño quedó en casa y murió a los 14 años de malaria, porque en
el pueblo no había dispensario. Al acabar la guerra supo que su marido había muerto, pero su hijo estaba
vivo. Durante la guerra con Etiopia huyó a Adigrat donde hacía pan (injera) y lo vendía para poder
sobrevivir. Con el dinero que su hermana de Italia le mandó montó un pequeño comercio de compraventa de pieles. Su comercio creció y comenzó a producir cinturones y carteras. En 2004 su hija invitada
por una ONG realizó una formación sobre el mercado, lo que les permitió saber dónde se encuentran sus
La mujer africana motor de una economia para mejorar la vida – Begoña Iñarra, Mis. Ntra Sra Africa
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clientes potenciales. Hoy ella y su hija emplean a 10 trabajadores que fabrican diversos artículos para la
exportación.
Fatouma Ouedraogo, economista Burkinabé de 30 años. Dejó su empleo en el Ministerio de economía
para trabaja en una ONG inter-africana. Su pasión es mejorar la vida de la mujer africana y la economía
de su país y de Africa. Pudo estudiar gracias al alto precio del algodón que su padre cultivaba. Hoy el
algodón ha bajado y Fatouma tiene que ayudar a su familia. Su entusiasmo por las causas de los más
desfavorecidos le ha llevado a dirigir el departamento de economía y comercio de su ONG en Kenia. Es
una mujer “sin pelos en la lengua”. No está casada pues cree que el matrimonio le impediría disponer de
las muchas horas que dedica a reuniones y trabajo. Tampoco quiere someterse a un hombre que decida
por ella. Quisiera tener dos hijos, siendo madre soltera. Debido a su conocimiento de la economía y del
mercado en Africa es a menudo invitada a conferencias internacionales.
Mama Marcelina vive en Bukavu (DR Congo). Tiene 40 años, 5 hijos y una vida muy dura. Se levanta
antes del amanecer, va a buscar agua, si ha quedado algo de comida come la pasta fria. Baja la colina
hasta el puerto donde llegan las piraguas cargadas con sacos de harina, alubias, carbón de leña, y toda
clase de mercancías. Si tiene suerte consigue una carga de más de 60 kilos que subirá por la pendiente
a los barrios altos de las colinas donde viven los pobres. La carga cuelga de una cinta colgada de su
frente. El medio dólar que obtiene asi le permitirá comprar aceite, sal y pagar la escuela de dos de sus
hijos. Los pequeños se quedan solos al cuidado del mayor, cuando no se capan a mendigar en el centro
de la ciudad. Cuando vuelve a casa son màas de las 3 o 4 de la tarde. Va a trabajar a su campo para
obtener los alimentos para sus hijos.
2. EL PAPEL DE LA MUJER EN LA SOCIEDAD
2.1. División de roles
La primera vez que pisé el suelo africano me llamo la atención la manera diferente en que hombres y
mujeres andaban, saludaban, iban o no cargados, llevaban a los niños, trabajaban… En muchas culturas
del África Austral: Malawi, Zambia, Mozambique, cuando una mujer encuentra a un hombre en el camino,
se arrodilla para saludarle… El hombre aunque encuentre a un jefe nunca se arrodilla para saludar… En
Uganda cuando el padre venía a visitar a su hija interna en el colegio donde enseñaba, la chica se
arrodillaba frente al padre, nunca frente a la madre… Cuando una mujer da a luz, el numero de “irrintxis”
varia, según el recién nacido sea niño o niña varia. La gran alegría se reserva para el nacimiento de un
varón. Estos y muchos detalles mas, ponen de manifiesto las diferencias culturales entre el lugar que la
mujer y el hombre ocupan en la sociedad, y una estratificación de la sociedad, donde el hombre es
“superior” a la mujer. La situación va cambiando, pero aun quedan muchas discriminaciones contra la
mujer.
La división de papeles es importante: la mujer se ocupa de la vida y de lo relativo al hogar, el hombre de
todo lo que tiene que ver con las relaciones exteriores. Como dadora de la vida, la mujer tiene la
responsabilidad de hacerla crecer, y está encargada de la educación de los hijos de ambos sexos
mientras estos son pequeños. Cuando los varones empiezan a crecer el padre se ocupa de su
educación, mientras que la madre enseña a las hijas las tareas domésticas y el comportamiento que una
mujer debe tener. Este sistema hace que la propia mujer sea la que perpetúa su papel de subordinada.
La mujer africana juega un triple papel en la sociedad: productivo, reproductivo y de administración de la
familia y comunidad. Para ello necesita levantarse antes del amanecer, trabajar todo el día y acostarse
la ultima.
2.2. Nuevo rol de la mujer
Tras las independencias y aún más desde los Programas de ajuste estructural (PAEs) impuestos por el
Fondo Monetario Internacional (FMI) en los años 80 y 90, las mujeres subsaharianas se han visto
confrontadas a una redefinición de sus roles de género y, a mutaciones en sus sistemas de relaciones
familiares, sociales y económicas. Los programas de ajuste estructural (PAEs), fueron instrumentales en
un cambio del papel del hombre en la sociedad africana. La disminución de gasto publico, hizo que
muchos hombres perdieran su empleo. Al no ser capaz de asegurar la subsistencia de la familia su
autoridad como jefe de familia disminuyó, lo que produjo una crisis de identidad en muchos africanos. La
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mujer tuvo que enfrentarse a la realidad de falta de ingresos familiares y salió a buscar un trabajo que
posibilitara cubrir los gastos familiares. La nueva situación ha cambiado la imagen de la mujer africana
como soporte de la economia doméstica y fuente de trabajo no remunerado. Este cambio de roles no
hizo que se reconociera más el valor del trabajo de la mujer, ni que se contara más con ella en la
microeconomía del hogar y en la macroeconomía del país, sino que por el contrario acentúa aún más la
marginalización y subordinación femeninas, mientras que por otro lado les abre nuevas posibilidades.
El nuevo contexto les ha facilitado el acceso a espacios de poder prácticamente inéditos hasta la fecha.
Las mujeres están presentes en los trabajos sencillos y en la economía informal, pero también en la vida
pública, en los parlamentos, en grandes empresas, en la administración, bancos, cooperativas,
movimientos reivindicativos, acciones políticas, lucha por la justicia y la paz. Hacen valientes denuncias y
nuevas propuestas. Cada vez más las mujeres africanas reclaman que se incluya su aporte al desarrollo
del continente y son en realidad la gran esperanza de la sociedad africana.
El fenómeno de islamización que experimentan algunos países del continente ha supuesto una
reafirmación del carácter de subordinación de la mujer dentro de la cultura patriarcal.
La creciente movilidad geográfica, social, económica y cultural de que gozan las africanas en estos
momentos está favoreciendo un aumento de su autonomía que debilita las limitaciones tradicionalmente
impuestas a su desarrollo personal, comercial o social. El éxodo ocasionado por la pobreza, las guerras,
el convertirse en cabeza de familia cuando los hombres están en la guerra, o emigran a otros países han
sido factores determinantes en el proceso de toma de responsabilidades de la mujer.
Las mujeres tienen una gran resiliencia (resistencia) frente a la pobreza, el sufrimiento, el trauma.
Cuando todo parece perdido, resurgen desde abajo, se ayudan, se organizan, cooperan para reinventar
la sociedad africana y juegan un papel primordial en el sector informal, en las economías sumergidas.
Su lucha por la supervivencia es en uno de los motores económicos de la sociedad africana.
2.3. Visión general de la situación de la mujer en Africa
A pesar del panorama negativo cuando se miran cifras, en las dos últimas décadas ha habido grandes
avances en la situación de la mujer. La pobreza en Africa, el continente más empobrecido, tiene una
dimensión de género. Casi la mitad de la población de la región, unos 300 millones de personas, vive en
condiciones de extrema pobreza, con menos de 1 $ al día. El porcentaje de pobres en el África
subsahariana duplica la media mundial (24%). De ellas la mayoría son mujeres. Las dificultades con las
que se enfrenta una mujer por haber nacido en Africa son enormes. El gran número de familias
monoparentales dependiente de una mujer llega a ser hasta de 50% en Sudáfrica.
La discriminación de la mujer en Africa es una realidad aún para muchas mujeres educadas que ocupan
cargos de responsabilidad en la economía y la política. La colonización agudizó el problema de las
diferencias entre hombres y mujeres. Se crearon más escuelas para chicos que para chicas. La
diferencia en la escolarización aun existe. La matriculación de mujeres en la enseñanza primaria (datos
OECD) sigue siendo muy bajo 67 %, a pesar de los esfuerzos nacionales e internacionales. Solo el 51 %
de las mujeres con más de 15 años son alfabetizadas contra 67,1% de los hombres.
En África hay 866 muertes por cada 100 000 embarazos, mientras que en España es solo 7 por el mismo
número de nacimientos. La causa es sobre todo el lamentable estado de los servicios médicos, lo que
hace que sólo 50,9 % de los partos sean asistidos por personal calificado.
La mujer africana produce entre el 60 y el 80% de los alimentos, pero apenas tiene posibilidades de
producir cultivos de exportación y sufre de una falta de acceso a los servicios en las zonas rurales:
créditos, educación, acceso al agua, a la tierra. Las mujeres son las victimas más vulnerables en los
conflictos armados y en la violencia domestica. Las violaciones en Darfur y sobre todo en RD Congo es
un fenómeno terrible.
La influencia de género es palpable aún en la literatura. Las mujeres escritoras, tratan de realidades y
temas específicos del género femenino: madres solteras, prostitución, violencia doméstica, poligamia,
control de natalidad, aborto, abuso sexual o maternidad. Muchas de estos temas apenas figuraban en la
literatura africana masculina o si lo habían hecho era bajo la consigna de la obediencia al hombre. En la
literatura femenina, la familia, la división sexual del trabajo y el impacto de la pobreza y de la
La mujer africana motor de una economia para mejorar la vida – Begoña Iñarra, Mis. Ntra Sra Africa
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globalización son temas recurrentes. Las mujeres escritoras contribuyen también a forjar la nueva
identidad de la mujer.
Las guerras, la migración laboral de los hombres en busca de empleos asalariados y el aumento de
muertes consecuencia de VIH/SIDA han causado un aumento en el número de mujeres jefas de hogar,
en particular en las zonas rurales. Esto constituye una carga más pesada a sus espaldas.
La contribución de la mujer africana en sus hogares, en los sistemas de producción de alimentos y en las
economías nacionales es cada vez más reconocido, dentro de África y en la comunidad internacional.
Esto se debe, en gran parte, a los enérgicos esfuerzos de las propias mujeres africanas para
organizarse, articular sus preocupaciones y hacer oír su voz. Al mejorar su posicion, las mujeres
fortalecen la sociedad africana en su conjunto, y mejoran las perspectivas del continente para un
desarrollo más amplio.
Pero en África las mujeres siguen enfrentándose a enormes obstáculos. El creciente reconocimiento de
sus contribuciones no se ha traducido en forma significativa en una mejora del acceso a los recursos o el
aumento de poder de decisión. Tampoco se ha visto plasmado en las esferas económica, cultural y social
de sus comunidades el enorme dinamismo que las mujeres han desarrollado en sus asociaciones y
redes informales y este dinamismo no siempre ha tenido como consecuencia la creación de nuevos
modelos de participación y de liderazgo.
2.4. La mujer posee la fertilidad y transmite la vida
Cuando una mujer da a luz por primera vez, ocurren dos nacimientos: el del niño y el de la madre como
madre. La maternidad hace acceder a la mujer a un estatus superior y a ser reconocida por la sociedad.
La madre es la piedra angular de las relaciones e identidad de la sociedad y simboliza los lazos
familiares, el amor incondicional y la fidelidad valores apreciados en el continente. Pero al mismo tiempo
la maternidad considerada como la esencia de la función femenina, es ambigua y compleja. Hoy algunas
mujeres en Africa ven la maternidad como un dispositivo de control sobre las mujeres. La maternidad se
ejerce no solo en dar la vida sino también en hacerla crecer.
A menudo la madre será llamada por el nombre del primer hijo (Mama Ndege, es la madre de Ndege.
Una mujer sin hijos vivirá grandes dificultades de integración en la sociedad.
El hecho de ser la guardiana de la vida le da la fuerza y energía para seguir luchando a fin que esa vida
continúe a existir y a crecer. Viven la solidaridad, para que las riquezas deben ser distribuidas entre todos
y que lo importante es que la comunidad se desarrolle y crezca.
2.5. Valerosa ante las dificultades
La mujer da a luz, educa, transmite la cultura; trabaja dentro y fuera de casa para sacar adelante a la
familia; vive las responsabilidades familiares a menudo sola y en condiciones muy difíciles. La mujer
africana aparentemente pacifica y sumisa, se convierte en luchadora frente a la sobrevivencia de la
familia y para defender sus derechos y libertades. Ante las dificultades reacciona con valor, entereza,
alegría y esperanza.
En las situaciones difíciles de guerra, en campos de refugiados, en la pobreza, en la hambruna y tras
vivir traumas fuertísimos (violaciones, vergüenza) las mujeres toman las riendas de la familia y en
ausencia de los hombres, reorganizan la sociedad, llevan la economía y la responsabilidad de muchas
tareas que realizan calladamente. Su fuerza moral es enorme, no se dejan desanimar, luchan para sacar
adelante a los suyos, viven la reconciliación y están más preparadas para empezar una nueva vida. Ellas
son en muchos casos la cabeza de la familia y de ellas depende el bienestar de sus hijos.
No cabe duda de que la salvación de África está en manos de la mujer africana. El potencial para un
cambio en la sociedad y en la situación actual del continente está en ellas. Constituyen la reserva oculta
para el crecimiento y el desarrollo integral.
Hoy la mujer africana lleva las riendas y toma iniciativas para mejorar las condiciones de vida de los
suyos y de la comunidad en la que vive. Su aportación representa el 80-85% de la economía real de
Africa. Levanta su voz y no quiere seguir callando ante las injusticias.
La mujer africana motor de una economia para mejorar la vida – Begoña Iñarra, Mis. Ntra Sra Africa
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3. EL TRABAJO DE LA MUJER
La mujer africana siempre ha estado activa en la agricultura, el comercio y en otras actividades
económicas, pero la mayoría de ellas lo hacen en el sector informal. En 1985, la participación de la mujer
africana en la fuerza de trabajo oscilaba entre el 17% en Malí, al 49% en Mozambique y Tanzania (Banco
Mundial, 1989).
Se puede pensar que la mejora de la tecnología agrícola y los cambios en el estatus socioeconómico de
la mujer, hacen su vida más fácil, pero la realidad es que el volumen de su trabajo ha aumentado. Tanto
es así que la capacidad económica de la mujer, y en particular su capacidad para gestionar el bienestar
de la familia, están siendo amenazados. La "Modernización" ha desplazado el equilibrio contra la mujer.
Muchas mujeres africanas se levantan de noche, a las 4 o 5 de la mañana para preparar la comida,
moler, ir a buscar agua y leña (a menudo grandes distancias), lavar, cultivar la huerta, cuidar de los
niños, atender a las necesidades del marido, ocuparse de la casa y a menudo ir al mercado a vender... El
día es demasiado corto para ellas. A menudo son ellas las responsables de la salud y la educación de los
hijos. Sin embargo, el trabajo doméstico, el dar a luz y el amamantar es considerado como natural y no
es reconocido como trabajo al no ser remunerado. Mientras el trabajo de los hombres es valorado, ya
sea por la retribución económica o porque le proporciona un estatus social. La gran cantidad de tiempo
que la mujer invierte en trabajar, aumenta su marginación, ya que le impide participar más activamente
en otros aspectos de la sociedad (política, educación) y disponer de tiempo para su propia formación.
La contribución de la mujer a la economía no se limita al sector agrícola. La gran mayoría de las mujeres
africanas trabajan en el sector informal y en puestos de calificación inferior. En igualdad de condiciones
su trabajo es menos retribuido que el de los hombres. Su actividad de pequeña empresaria es importante
para la sobrevivencia de la familia. Las empresas femeninas se han convertido en una fuente esencial de
ingresos, al tiempo que procuran mercancías y servicios a precios asequibles. El porcentaje de mujeres
empleadas en el sector no agrícola en Africa, es uno de los más bajos del mundo 8,5 %. Para que la
mujer pueda dedicarse a la esfera económica, es esencial que tenga más independencia y que disponga
de los recursos y el tiempo necesarios.
En torno al 55% de la población africana es menor de 18 años de edad, y de estos un 60% son
desempleados. En todos los países de Africa, esta proporción aumenta cuando se refiere a mujeres. La
OIT estima que sólo del 5 al 10% de los recién incorporados al mercado de trabajo puede ser integrado
por la economía estructurada y que la mayor parte de los nuevos puestos de trabajo será generada por el
sector no estructurado. Como resultado de estas tendencias, la “fuga de cerebros” de jóvenes formados y
altamente cualificados procedentes de de África, agravada por el flujo migratorio de mano de obra joven
del sur al norte, privan a África de un capital humano necesario para su desarrollo.
3.1. Las mujeres y la economía sumergida o informal
El sector informal es la actividad económica que no paga impuestos, no es supervisada por un gobierno,
y no está incluida en el Producto Nacional Bruto (PNB), en contraposición a la economía formal. La
economía informal se compone de dos sectores: el auto-empleo en empresas informales (pequeñas y/o
no registradas) y el empleo asalariado informal en empleos informales, sin garantía de contratos, ni
protección social. También entran en esta categoría distintos tipos de trabajadores asalariados que
trabajan para empresas formales, hogares, o empleos no fijos (jornaleros ocasionales, trabajadores
domésticos, industriales a domicilio, trabajadores a tiempo parcial o temporal).
Hay pocos datos fiables sobre el empleo informal en Africa y las cifras no son exactas. El empleo
informal alcanza de la mitad a las tres cuartas partes del empleo no agrícola: el 47% en África del Norte;
y el 72% en el África subsahariana. Si se excluye Sudáfrica la proporción de empleo informal en el
empleo total no agrícola se eleva al 78%. Si excluimos Sudáfrica, la proporción de empleo por cuenta
propia en el sector informal no agrícola aumenta al 81% en el África subsahariana, representando el 70%
del empleo informal en el África subsahariana y el 63 por ciento en África del Norte. El porcentaje del
empleo informal autónomo sería aún mayor si se incluyeran las explotaciones agrícolas.
A finales del decenio de los 80’ y en los 90’, el empleo autónomo y las microempresas de la economía
informal absorbieron muchos trabajadores que habían perdido sus empleos en la economía formal
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debido a las medidas económicas impuestas por los PAEs. La economía informal genera oportunidades
de trabajo a ciertos segmentos de la población a un costo muy bajo.
Según un estudio realizado en Sudáfrica (Latham Shinder - Bureau of Labor Statistics) sobre la economía
informal, se estima que ésta contribuye entre el 16% y el 40% del PIB. La economía informal tiene una
influencia en la economía al producir riqueza, pero es ignorada por los estamentos oficiales.
La mayoría de las trabajadoras del sector informal comienzan su propio negocio por necesidad, ya sea
que están en paro o que necesitan ingresos adicionales. Las empresas informales mantienen una fuerza
de trabajo, a más de los propietarios operadores y sus familias. Casi la mitad de las empresas informales
dan empleo por lo menos a un miembro de la familia. En dos ciudades (Nairobi y Meru, Kenya), el 50%
de las empresas informales tienen al menos un empleado a tiempo completo que no es miembro de la
familia. Cada una de las 30.000 empresas informales evaluadas en Dakar, Senegal, tiene un promedio,
de un trabajador externo. En Benín, el 37% de las microempresas emplean de uno a cuatro trabajadores
adicionales.
En África el empleo informal es en general una mayor fuente de empleo para las mujeres que para los
hombres. En el Norte de África, el 42% de las mujeres trabajadoras lo hacen en empleos informales. En
el África subsahariana, son el 84% en comparación con el 63% de los hombres. El tipo de empleo
informal en el que se concentran las mujeres - como trabajadores por cuenta propia no agrícolas,
trabajadoras domésticas no remuneradas y trabajadoras en empresas familiares – son peor pagados que
el de los hombres - por lo que la mujer tiene un mayor riesgo de pobreza. En sus mini-negocios, la mujer
se dedica a actividades diversas que producen beneficios: hacer cerveza y bebidas alcohólicas, cría de
animales, artesanía, teñido de telas africanas y comercialización de productos agrícolas. Cuando los
productos básicos tales como: jabón, leche y medicinas encarecen, las mujeres empiezan a producirlos.
Actualmente en muchos hogares, los ingresos familiares dependen de las mujeres. En Dar-es-Salaam
se calcula que las 2/3 partes de las mujeres son trabajadoras autónomas, contribuyendo al 90% de
los ingresos familiares.
Los trabajadores a domicilio y los vendedores ambulantes constituyen los dos mayores sub-grupos de la
mano de obra informal, aunque el mayor número y el más visible lo constituyen los vendedores
ambulantes. Juntos representan del 10 al 40% de la mano de obra no-agrícola en los países de África.
La mujer juega un papel fundamental en el trabajo a domicilio y en la venta ambulante en Africa: del 35%
al 80% de los trabajadores a domicilio son mujeres, y del 30% al 90% de los vendedores ambulantes
(excepto en las sociedades que restringir la movilidad de la mujer) son mujeres; así como el 80% de los
trabajadores industrial que trabajan en el hogar.
El empleo informal tiene también sus desventajas: trabajos en malas condiciones, improductivos y no
remunerados, no reconocidos o protegidos por la ley, ausencia de derechos del trabajador, protección
social inadecuada y falta de representación y de voz. Estas desventajas crecen especialmente en el
extremo inferior de la economía informal, constituida por mujeres y trabajadores jóvenes.
La mayoría de los países de África han experimentado un crecimiento del sector informal, sobre todo en
países con tasas de crecimiento respetables del PIB per cápita. En Ghana y Sudáfrica, hay una mayor
proporción de mujeres que de hombres en los empleos autónomos informales no agrícolas,
mientras que hay más hombres que mujeres en el sector informal agrícola. En Egipto, la fuente de
empleo más importante para las mujeres es el trabajo no remunerado en empresas familiares y en el
sector agrícola.
El gobierno tiene dificultan en controlar, regular y evaluar los empleos de la economía informal. Es por
ello por lo que los gobiernos no fomentan este tipo de empleo. Además, la mayor parte de estos negocios
no pagan impuestos, lo que es otra razón para que los gobiernos no fomenten el crecimiento del sector
informal.
Si bien no existe una relación directa entre trabajo informal y pobreza es innegable que el porcentaje de
pobres que trabajan dentro de la economía informal es mucho más alto que el de los que trabajan en la
economía formal, y aun más notorio es que la proporción de mujeres pobres que trabajan en la economía
informal es superior a la de los hombres pobres.
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La promoción de la iniciativa empresarial de las mujeres es fundamental para facilitar la transición de las
trabajadoras de la economía informal a la formal. El reto es transformar las actividades de la economía
informal en trabajos decentes plenamente integrados en la vida económica, las políticas y los programas
del gobierno.
Aunque la mayoría de los propietarios autónomos y trabajadores del sector informal no paga impuestos,
ellos o sus familias gastan en la economía formal. Por lo tanto el aumento de puestos de trabajo en la
economía informal, puede tener un efecto muy positivo en los empleos de la economía formal. Aunque
las empresas de la economía informal más grandes tienden a usar tecnología importada y mano de obra
barata, las pequeñas empresas tienen una mano de obra intensiva y usan mayormente equipos de
fabricación local.
El comercio informal, en el que trabajan muchas mujeres, es también una oportunidad, una fuente de
formación a la economía, y a las finanzas sencillas de sus propietarias. Los programas de micro-crédito
de muchas ONGs, dedicados mayormente al desarrollo de pequeñas empresas femeninas, ofrecen una
formación a la gestión. Estas formaciones proporcionan un “saber hacer” a cientos de miles de dueños y
trabajadores de microempresas informales y a un gran número de jóvenes que están fuera del sistema
educativo. La formación es práctica, se lleva a cabo en el mundo real de trabajo, ofrece buenas
perspectivas para el empleo luego de culminada la formación y, esencialmente, se financia sola.
Presenta también algunas limitaciones: la calidad de la formación es modesta, hay cierto riesgo de una
transferencia incompleta de habilidades y conocimientos, ofrece un progreso tecnológico limitado, la
duración del período de aprendizaje a veces no es la adecuada, el programa de formación y la
adquisición de habilidades son inciertas.
El empleo informal es a veces un camino hacia empleos formales. La globalización económica y la
liberalización del comercio necesitan trabajadores formados, capaces de integrar el nuevo mercado de
trabajo.
3.1.1. Los Cuidados no Remunerados
Ademas de todas sus ocupaciones, la epidemia del SIDA ha traido otra responsabilidad más para la
mujer: el cuidado de familiares enfermos y vecinos a quienes proporciona los cuidados a domicilio. Esto
no es considerado una actividad económica, pero si estas mujeres tuvieran un salario por esos cuidados
que proporcionan, su papel en la economia seria aun mas importante.
3.2. Una agricultura familiar mayormente femenina
Debido al poder de “dar la vida” la mujer posee la fertilidad. De ahí el papel importante que juega en la
siembra y en la cosecha, de las que depende la vida de la familia. Mientras los hombres realizan el duro
trabajo de preparar los campos, en África subsahariana (salvo en las culturas semitas) es la mujer la
encargada de sembrar, de introducir la semilla en la tierra ya que su poder de dar la vida hará posible la
germinación de la semilla. Por eso la agricultura y la alimentación familial son la responsabilidad de las
mujeres. La colonización a través la imposición de impuestos obligaba a los hombres a cultivar cosechas
comerciales, lo que produjo un cambio de roles e hizo que los hombres se dedicaran a la agricultura.
Solo en los países semitas (Africa del Norte y Etiopia) era el hombre el responsable de la agricultura.
Las mujeres africanas constituyen casi el 70 % de la fuerza agrícola del continente y producen cerca del
90 % de los productos alimenticios. Ayudan a "alimentar al mundo" con aperos manuales, porque
carecen de ingresos, no tienen acceso al crédito, ni a la capacitación necesaria para adoptar tecnologías
más eficientes.
Las limitaciones de la mujer para acceder a la tierra (comprarla o heredarla), a los recursos agrícolas
necesarios y a los mercados, para obtener una mejora de la producción hacen que pocas mujeres se
beneficien de las políticas agrícolas, cuando estas existen. Aun en países donde legalmente pueden
poseer la tierra, como en Kenia, solo el 4 a 5% de mujeres son propietarias, debido a la resistencia de la
cultura patriarcal. Las mujeres están también discriminadas en el acceso a la educación, a la tecnología,
a la formación y a la investigación agrícola. Además la propagación de la epidemia de VIH/SIDA afecta
más a las mujeres que a los hombres.
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A menudo los hombres poseen la tierra y reciben el dinero de la venta de los productos comerciales que
las mujeres han ayudado a cultivar. Eso hace que las mujeres sean reacias a dedicarse a la agricultura
comercial (de exportación), cuyos beneficios irán a parar al marido y no beneficiarán a la familia.
Prefieren dedicarse al cultivo de alimentos de subsistencia, cuyos beneficios controlan. Ayudar al marido
en los cultivos comerciales supone menos tiempo para trabajar en sus propios cultivos. Esto disminuye la
seguridad alimentaria y puede acarrear un mayor porcentaje de trabajo infantil, con una disminución de
escolarización, sobre todo de las niñas, ya que su trabajo es necesario en la casa. Puesto que son los
hombres los que cultivan los productos comerciales, las decisiones de los organismos internacionales les
favorecen, porque lo que se desea a nivel internacional es un aumento de estos cultivos.
En Zambia hombres y mujeres cultivan cada vez más cultivos comerciales. Este aumento del trabajo de
la mujer en el campo, hace que dedique menos tiempo al cuidado de los niños y a la preparación de la
comida para la familia. Como consecuencia de ello la salud y la nutrición infantil han empeorado. En
Kenia rural, el estudio de Orvis (1993) llegó a la conclusión que las granjas donde hay una mayor
equidad de género son mas productivas y los matrimonios mas estables. Los hombres Kofyar de
Nigeria, aprecian la contribución del trabajo de la mujer y les ayudan a recoger leña, procesar las
cosechas, lavar la ropa, construir las casas y hasta ir a buscar agua. En Iringa (Tanzazia) los hombres
han comenzado a buscar leña tras haber visto la película “Compartiendo responsabilidades”. Estos son
casos excepcionales. En general los hombres se resisten al cambio, y no comparten el trabajo aun
cuando tienen tiempo libre. Así en Kenia cuando los precios del café cayeron en los años 80’s y 90’s
muchos hombres dejaron de cultivar café, pero no ayudaban a su mujer que tenia que seguir
ocupándose de las tareas domésticas y agrícolas.
En muchos países son los hombres los que deciden que cosecha plantar y que proporción de la parcela
se dedica a cada cultivo porque la tierra les pertenece. A menudo dejan las peores tierras para que la
mujer cultive los alimentos para la familia. Por ejemplo en Zimbabwe y en Mozambique donde la mayoría
de hombres trabajan en Sudáfrica y vuelven solo una vez al año al pueblo, son ellos los que deciden el
cultivo a plantar y la proporción de cada producto.
A veces, aún lo que parece “ventajoso” para la mujer puede volverse contra ella. Así el uso de bueyes o
burros para arar la tierra hace que las parcelas cultivadas sean mayores, lo que significa mas trabajo
para la mujer para: plantar, escardar, cosechar, etc. Para que la tecnología beneficie a la mujer, tiene que
ir acompañada de otras medidas que le ahorren trabajo: acceso al agua y al combustible (no leña),
cocinas de menor consumo.
La sociedad africana paga un precio enorme por mantener el “status quo” en lo relativo a la posición de la
mujer. La productividad de la agricultura de subsistencia no puede crecer si los hombres continúan
poseyendo y controlando la tierra, el dinero y el trabajo y si las mujeres no logran aliviar sustancialmente
su carga de trabajo. El exceso de trabajo de las mujeres origina retrasos en la preparación de la tierra,
plantar y escardar, así como en otras tareas, lo que disminuye casi el 30% de la producción. Cuando las
mujeres tienen más tiempo, tierra, formación y créditos hay una mejora notable de la productividad.
Debido a los prejuicios de genero, en igualdad de condiciones, los rendimientos de las mujeres
agricultoras son menores que las de los hombres. Pero si la mujer tuviera el mismo acceso a la
información, a los insumos agrícolas y a la tecnología, los resultados mejorarían sustancialmente.
Un número creciente de mujeres trabaja en el sector informal de la agricultura, como vendedoras
ambulantes en los mercados locales. Otras buscan un segundo trabajo para sobrevivir, con frecuencia en
industrias afines a la agricultura, o trabajos a la unidad hechos en casa pagados muy poco.
Frente a la subida de los precios de los alimentos, y del petróleo, cada vez más voces proclaman que la
solución está en una agricultura orgánica de pequeñas proporciones, opuesta a la agricultura industrial.
Hasta el B.M. y el FMI lo han reconocido estos últimos años, aunque demasiado tarde… Una respuesta a
la crisis alimentaria sería una mayor inversión en las mujeres como productoras de alimentos. Esto haría
posible la Soberanía y la Seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza en Africa.
3.2.1. La mujer excluida de las políticas agrarias
Desde la independencia todos los líderes africanos han prometido mejorar la agricultura, pero las
estrategias de desarrollo adoptadas en casi todos los países han dejado de lado la agricultura y el
La mujer africana motor de una economia para mejorar la vida – Begoña Iñarra, Mis. Ntra Sra Africa
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desarrollo del mundo rural, en favor del desarrollo industrial. Cuando hay políticas agrícolas las ayudas
están dirigidas a cultivos comerciales, mayormente en manos masculinas. Ante esta falta de voluntad
política, las mujeres saben que solo su esfuerzo producirá un cambio en la sociedad. El aumento de la
productividad de la mujer en la agricultura podría asegurar una mayor soberanía alimentaria y el
crecimiento de los cultivos comerciales. La agricultura comercial de las mujeres ha sido descuidada.
Ni las políticas de los Programas de Ajuste Estructural (PAES) en los 90, ni los Acuerdos de la OMC hoy,
favorecen a la mujer, ni consiguen la soberanía alimentaria: la falta de crédito, el desempleo, la
inseguridad en el acceso a la tierra, la imposibilidad de comprar fertilizantes es prueba de ello. Tras los
PAES la producción de alimentos decreció en el 2% en 1990, mientras las exportaciones agrícolas de las
que los hombres son responsables aumentaban. Ej. Los alicientes que las mujeres recibían para plantar
judías verdes para la exportación les han dejado con una insuficiencia alimenticia para la familia. En
Kenya algunas mujeres han plantado tabaco para exportar, pero esto no les proporciona suficientes
ingresos para comprar los alimentos que no han producido.
Cuando se sabe que las mujeres producen entre el 60 y el 80% de la comida en Africa, uno se da cuenta
que estas políticas no han sido un “descuido” y que las mujeres que proporcionan la mayor parte del
trabajo en el procesado de los alimentos han sido ignoradas en esas políticas. El marco jurídico moderno
y el sector social así como la producción de servicios desarrollados por los países africanos no están al
servicio de las mujeres.
3.3. La mujer africana en la economía formal (estructurada)
La mujer ocupa un lugar pequeño en la economía formal del África subsahariana, debido
fundamentalmente a su falta de acceso a recursos clave como la educación y la salud. La mujer tiene
dificultades no sólo para participar en el mercado laboral, sino también para encontrar empleos decentes
y productivos. Sus probabilidades de conseguir empleos regulares remunerados y asalariados es menor
que la de los hombres. La mujer africana está insuficientemente representada en el empleo formal:
administración y empresas privadas. En las dos últimas décadas el número de empleos estos empleos
en Africa.
La economía formal, esta sobre todo formada por los funcionarios, y por el sector privado: servicios,
industria, agricultura comercial y exportaciones.
En muchos países africanos el empleo formal muestra signos de crecimiento negativos, mientras que
muchos empleos de la economía informal (pequeños negocios, vendedores, operaciones comerciales
ilegales) muestran signos de crecimiento positivo.
Pese a los incrementos en el porcentaje de empleo asalariado de la mujer en el sector no agrario en el
África subsahariana, que pasó del 18,9% en 1990, al 28,6% en 2001 (las tasas son inferiores en el norte
de África), la discriminación de genero, profundamente arraigada en la región, sigue constituyendo un
notable obstáculo al crecimiento y al desarrollo. Hasta fecha reciente, las tasas de participación de los
hombres en el conjunto de la región superaban el 80%. Según la OIT, en 2006 las mujeres en Africa
tenían aún más probabilidades de estar desempleadas que los hombres. La tasa de desempleo femenino
es de 6,6%, mientras que la tasa de desempleo entre los hombres es del 6,1%.
A nivel mundial solo la mitad de las mujeres en edad de trabajar, (más de 15 años) tienen un trabajo
remunerado, mientras que de cada 10 hombres siete trabajan. Este desequilibrio de género es aún más
notable en África del Norte, donde sólo dos de cada 10 mujeres en edad de trabajar, trabajan, en
comparación con casi siete de cada 10 hombres. Esta tendencia se ha acentuado aún más en la última
década.
Hay también una neta diferencia salarial entre hombre y mujer. Las mujeres ganan menos dinero por el
mismo trabajo. Las mujeres aún ganan 90 por ciento o menos de lo que los hombres compañeros de
trabajo ganan. Aun en actividades "típicamente femeninas" como la enfermería y la enseñanza, la
igualdad salarial de género es inexistente (“Tendencia Global del empleo de mujeres”- ILO 2007). Las
diferencias de género van disminuyendo, pero a un ritmo muy lento.
Pocos de los empleados en los sectores económicos modernos en África son mujeres, y su participación
está ligada a su nivel de educación. En la industria, en general, las mujeres están poco cualificadas, mal
La mujer africana motor de una economia para mejorar la vida – Begoña Iñarra, Mis. Ntra Sra Africa
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pagadas y en puestos de trabajo con pocas oportunidades de ascenso. Muy pocas mujeres son
directivos, y aunque más mujeres ocupan actualmente altos cargos científicos y profesionales, siguen
representando una proporción muy pequeña de las personas empleadas en esta categoría. La ciencia y
la tecnología en general ha sido dominado por los hombres y en todo el mundo las mujeres han tenido
dificultades para llegar a la cima. Las diferencias en el número de mujeres que trabajan en los campos
técnicos se puede atribuir a una variedad de causas, arraigadas en la cultura y la historia de cada país.
En Africa, hay más mujeres jóvenes capaces de leer y escribir que hace 10 años. Pero la brecha entre
los niveles de educación de hombres y mujeres y la menor posibilidad de desarrollar sus habilidades a lo
largo de su vida laboral hace que el empleo formal sea más bajo en la mujer que en el hombre.
La mayor parte de las mujeres asalariadas y profesionales trabajan en la educación, en la salud y en los
servicios sociales. Pero cada vez un mayor número de mujeres acceden a puestos de responsabilidad
profesionales. El hecho de que tienen que luchar para mantenerse en sus puestos de trabajo, ante la
competencia desleal de muchos hombres, hace que muchas mujeres sean mejores profesionales y estén
más dedicadas a su trabajo.
El problema es que muchos hombres se ríen de las mujeres profesionales y no quieren casarse con
mujeres que ocupan un puesto importante. Por otra parte las propias mujeres profesionales, a veces no
quieren atarse a una familia, y someterse a un hombre. No se casan, aunque la mayoria de ellas deciden
tener hijos.
En África las mujeres están insuficientemente representadas en posiciones de liderazgo y en las
instituciones de educación superior, y tienden a ser agrupadas en los rangos inferiores.
En la industria y el comercio, las mujeres han sido confinadas a las operaciones de pequeña escala, aun
dentro del sector formal y el promedio de sus ingresos es bajo, ya que a menudo se concentran en
mercados "saturados" y en ocupaciones basadas en habilidades "femeninas" tradicionales.
3.4. Las mujeres empresarias y comerciantes
La mayoría de las mujeres africanas empresarias, se enfrentan a una variedad de aspectos jurídicos,
económicos y sociales. Algunas leyes todavía les tratan como menores de edad. En muchos países (RD
Congo y otros) hasta hace poco una mujer necesitaba el consentimiento del marido para abrir una cuenta
bancaria, pedir un crédito, etc. Los departamentos de extensión agrícola y las instituciones financieras
formales prefieren una clientela masculina, a pesar de la importancia de las mujeres como productoras.
La dificultad para poseer la tierra, falta de acceso a créditos, tecnología, redes, mercados o a la
información empresarial limita la capacidad de crecimiento de las empresas creadas por ellas. Esto no ha
impedido a exitosas mujeres empresarias realizar vibrantes operaciones e imperios comerciales. Las
mujeres empresarias de Africa forman redes para compartir su “saber hacer”, para que otras puedan
replicar éxitos empresariales.
Estas dificultades han estimulado el crecimiento de los grupos de mujeres y cooperativas que dan
préstamos y otros tipos de ayuda. Las mujeres trabajan el doble de tiempo que los hombres, de 15 a 18
horas al día, pero a menudo ganan sólo una décima parte que los hombres. Con esta carga de trabajo, a
menudo las mujeres se hacen viejas prematuramente.
La educación de la mujer afecta la salud, la nutrición, la productividad agrícola, y la fecundidad, de la
familia, y aún existe una amplia diferencia de género en la educación. La falta de recursos y las
presiones enormes de tiempo y energías limitan la capacidad de la mujer para ocuparse de su propia
salud y nutrición, así como de la de sus hijos. Como resultado, las mujeres están menos preparadas que
los hombres para aprovecharse de las oportunidades que han surgido en África para obtener ingresos.
Aunque la alimentación y la nutrición son la principal preocupación de las mujeres en África, y ellas son
las que principalmente participan en la agricultura, la contribución de la Mujer en mano de obra familiar
ha aumentado, pero esta no està remunerada.
Las mujeres también están en desventaja en el acceso a empleos en el sector formal debido a sus bajos
rendimientos educativos, y las que triunfan son colocadas en puestos de trabajo inferiores y con menor
sueldo que los hombres.
La mujer africana motor de una economia para mejorar la vida – Begoña Iñarra, Mis. Ntra Sra Africa
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Muchas mujeres son excelentes en la universidad y tienen acceso a diversas profesiones, como derecho,
medicina, política, etc. Estas mujeres son aun una minoría ahora, pero las cosas están cambiando en
todo África. En varios países (Argelia, Marruecos, Kenya) el número actual de mujeres en la universidad
y sobre todo en el doctorado es superior al de los hombres. Su ahínco en el trabajo, el deseo de
superarse, les hace continuar estudiando aun cuando sus parejas tienen que continuar trabajando para
mantener a la familia. A pesar de ello las mujeres estan poco representadas en las Instituciones de
enseñanza superior, tanto en la administración como en la enseñanza. En Sudáfrica, donde en 1988 solo
el 11% de los contratados en la administración del sector universitario eran mujeres.
Las mujeres profesionales que trabajan por mejorar la condición jurídica y la económica femenina se
exponen a perder el honor y el respeto. A menudo los profesionales hombres gozan de mayor respeto
(aun por parte de las mujeres) que la que se proporciona a las mujeres. Hay sexismo en la promoción de
puestos de trabajo y cuando las mujeres se enfrentan a los hombres tienen que sufrir desagradables
consecuencias. A menudo, las mujeres sufren discriminación en el empleo, debido a las bajas por
maternidad o cuando un niño está enfermo. Las mujeres profesionales tienen que trabajar más para
mantenerse a tono con sus homólogos masculinos. A pesar de estos obstáculos, las mujeres prosiguen
avanzando en diferentes profesiones, incluidas las que tradicionalmente son vistas como trabajo
masculino, tales como ingeniería, arquitectura, informática, medicina, periodismo, dirección de
empresas. Hay mujeres en altos niveles en muchas organizaciones y en muchos países.
Las actitudes sociales hacia las mujeres son responsables de las diferencias de género tanto en el
sistema educativo como en la fuerza de trabajo. El acceso diferente a las oportunidades educativas y de
capacitación son la causa de la baja proporción de mujeres en el sector formal y su posterior
concentración en puestos de trabajo productivos mal pagados y con perspectivas de carrera limitadas.
Aunque las mujeres desempeñan un papel importante en la sociedad africana, sufren limitaciones
jurídicas, económicas y sociales.
La escasa representación de mujeres en la educación técnica, formación y empleo técnicos en Africa
debe considerarse en el contexto de los graves problemas económicos y de desarrollo a la que se
enfrentan los países africanos (Leigh-Doyle, 1991). Esto, junto con las actitudes de la sociedad hacia las
mujeres en general, es responsable de las diferencias de género tanto en los establecimientos de
enseñanza como en la fuerza de trabajo. El acceso diferente a las oportunidades educativas y de
capacitación han dado lugar a la baja proporción de mujeres en el sector formal y su concentración en
puestos de trabajo de producción mal pagados y con perspectivas de carrera limitadas.
Cada vez hay más mujeres en el sector formal de la economía (especialmente en el sector público), más
niñas siguen la educación superior y estudian carreras técnicas. Cada vez hay más mujeres en la
jerarquía de gestión, y más mujeres se están moviendo en profesiones hasta ahora dominadas por los
hombres. Y cada vez más hay mujeres trabajadoras autónomas. En los años venideros habrá un gran
cambio, aunque la deficiente situación económica de África no ofrezca muchas oportunidades de empleo.
Habrá más competencia por los puestos de trabajo y las mujeres pueden salir perdiendo, sobre todo
cuando se espera de ellas tareas domésticas y familiares.
3.4.1. Mujeres empresarias *
La mujer siempre ha intercambiado el fruto de su trabajo por otros bienes necesarios. Actualmente
debido a la penuria económica de tantos países, las mujeres han desarrollado sus habilidades
comerciales, su ingenio para buscar medios de subsistencia para sus familias.
Los prestamos para pequeños proyectos han permitido a muchas mujeres beneficiarse y montar
pequeños negocios, que hacen posible el mantenimiento de la familia y el poder enviar a sus hijos a la
escuela. El retorno de estos préstamos es superior en las mujeres que en los hombres.
En Africa Occidental muchas de las grandes comerciantes son mujeres.
En Sudáfrica, las medianas y pequeñas empresas (MPEs) contribuyen con un 60% (45% de las MPEs y
15% del sector informal) del Producto (GDP) del país. Estas empresas emplean a unos 2,5 millones de
personas, muchas de ellas mujeres. Muchas mas mujeres trabajan en el sector informal. Las facilidades
de crédito de ONGs y han facilitado el sector empresarial de mujeres.
La mujer africana motor de una economia para mejorar la vida – Begoña Iñarra, Mis. Ntra Sra Africa
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3.4.2. Las mujeres y la pesca
En muchos países de África, las mujeres del campo se dedican a la pesca interior: los peces de los ríos y
estanques. Las mujeres también han asumido un papel de liderazgo en el rápido crecimiento de la
piscicultura, realizan la mayor parte de la labor de la alimentación y la cosecha de peces, así como en el
procesamiento de las capturas. Mujeres de Lesotho y otros países del África Austral se han convertido
en directores de los pequeños estanques familiares. Los peces producidos en estos estanques se usan,
sea para la alimentación familiar o son vendidos para comprar otros alimentos. A menudo, las mujeres de
edad y los niños recoger mariscos a lo largo de las costas, añadiendo a los ingresos familiares y la
nutrición (FAO, 2004).
En Africa Occidental son ellas las que administran la venta del pescado, lo que genera beneficios para su
hogar y para la comunidad.
El setenta por ciento de las proteínas comidas en Senegal proviene del pescado. Tradicionalmente más
barato que otros productos de origen animal, era el sustento de una población más pobre. Uno de cada
seis personas de la población activa está empleada en la industria pesquera; unos dos tercios de estos
trabajadores son mujeres. Durante los tres últimos decenios, sus medios de subsistencia han
empezado a derrumbarse cuando otras naciones (una de las mas presentes es España) han saqueado
las reservas del Senegal.
Desde 1979 la UE ha realizado acuerdos de pesca con el gobierno de Senegal y la concesión de que
nuestras flotas - mayormente España y Francia -tengan acceso a sus aguas territoriales. Como resultado
de ello, el ecosistema marino de Senegal ha comenzado a ser destruido. Debido a la pesca de arrastre
de barcos de la UE el número de embarcaciones dirigidas por la población local ha disminuido en un 48
por ciento desde 1997.
En 2006 el gobierno de Senegal se negó a renovar su acuerdo pesquero con la UE, pero los pescadores
europeos han registrado sus barcos en Senegal, con la compra de cuotas de los pescadores locales
y la transferencia de las capturas en el mar de las embarcaciones locales.
3.5. La mujer profesional
Las muchas dificultades a las que las mujeres profesionales tienen que hacer frente les ha llevado a
comenzar asociaciones profesionales de mujeres. Así vemos surgir grupos de “mujeres” abogadas,
periodistas, empresarias, ex. el AWMC (The African Women's Media Center) en Dakar (Senegal)
fundado en 1997, cuenta con mas de 900 mujeres periodistas - reporteras, productoras, directivas,
ejecutivas, y expertos de los medios de todo el continente - proporciona a las mujeres en empresas de
comunicaciones la posibilidad de tener un mayor impacto.
Hay grupos de mujeres profesionales de gran calidad. Así FIDA-Kenya, la Federación de Mujeres
Abogadas de Kenya lucha contra toda discriminación legal contra la mujer y ofrece gratuitamente
protección legal; EWLA, la Asociación de mujeres abogadas etíopes; FEMNET (La Red de Mujeres
Africanas para las Comunicaciones y el Desarrollo); COVAW (la Coalición contra la violencia sobre las
mujeres); Panos Etiopía; Save Somali Women and Children; NAGAAD; The Kenya Women's Political
Caucus and the Kenya Women's Political Alliance.The Federation of Women Lawyers Kenya (Putting
Women First)
La sociedad civil que esta tomando una gran importancia en Africa, debe mucho a los grupos de mujeres.
Su presencia y calidad en reuniones internacionales es sorprendente. En muchos casos su participación
y preparación supera la de los hombres.
3.6. La globalización y la mujer
La globalización llegó a Africa antes de que el continente tuviera la posibilidad de consolidar su
economía, sus instituciones y su estabilidad nacional. Africa esta de lleno en la globalización. Sus
recursos del subsuelo y de su agricultura son empleados por las tecnologías mas perfeccionadas, pero la
mayoria de sus habitantes estan entre los perdedores de la globalizacion. La mujer es la gran víctima de
la globalización en Africa. Las medidas adoptadas por líderes occidentales y africanos para “hacer el
continente mas competitivo” y entrar en la economía global han sido adoptadas sin tener en cuenta el
impacto social de estas políticas (liberalización causante de desempleo, disminución de la producción,
La mujer africana motor de una economia para mejorar la vida – Begoña Iñarra, Mis. Ntra Sra Africa
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etc. Africa se ha visto obligada a entrar en acuerdos comerciales internacionales (OMC, APE, UE) y
regionales que le obligan a competir con los países y regiones más ricos del mundo (EU, USA) en
términos casi de igualdad.
La liberalizacion del comercio, los Programas de ajuste estructural de los 90, y el énfasis en la
producción para la exportacion exacerbaron aun mas las desigualdades de genero y las mas afectadas
son las mujeres. Las causas de su desventaja son su escasa formación, el acceso limitado a los factores
de producción y su participación en la economía de cuidados (enfermera, maestra, ama de casa). La
incorporación de la mujer en la economía mundial como proveedora de mano de obra barata contribuye a
subvencionar la economía mundial.
La globalización ha desplazado la actividad agrícola de la mujer a un papel secundario al ser incapaz de
competir con la agricultura industrial, privándoles del poco dinero que conseguían ahorrar. La invasión de
productos subvencionados mas baratos disminuyen el precio de la producción local. Como consecuencia
del mayor empobrecimiento de la mujer, los niños y niñas frecuentan menos la escuela y los cuidados de
salud disminuyen.
En todo el continente las mujeres han usado su creatividad, su saber hacer, su deseo de mejorar
produciendo productos de calidad con valor añadido (transformación de cereales, secado de frutos
tropicales, zumos de frutas, producción de manteca de Karité (Burkina) y de arroz fluvial de regadío;
artesanía (Uganda, Zambia, Kenya); cestos de sisal kikuyu exportados a todo el mundo desde Kenia, etc.
La globalización hace vivir a los pueblos de Africa una paradoja trágica. Por una parte aumentan las
reuniones internacionales en las que se habla de la igualdad de los derechos de las mujeres a la escuela
y a la salud, mientras que por otro lado las políticas económicas y comerciales impiden el desarrollo
sostenido de millones de personas, sobre todo mujeres que pagan el precio de la globalización y del
bienestar de unos pocos.
3.7. Deterioro del estilo de vida de la mujer
Según un informe reciente de la ONU, el numero de personas en extrema pobreza en Africa ha
disminuido del 46.8% en 1990 al 41.1% en 2004. A pesar de esta mejora, el numero de pobres ha
aumentado y de ellos la mayoría son mujeres y niños. El acceso al agua potable y los cuidados sanitarios
sigue siendo un problema importante en Africa. Además, los nuevos desafíos del aumento de los precios
de alimentos y de combustible, unido a los efectos del cambio climático ponen en peligro los avances
contra la pobreza, realizados por muchos países.
La mayoría de pobres y analfabetos tanto en las zonas rurales como urbanas de África son mujeres.
Muchas mujeres jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y 25 años se ven empujadas hacia el
trabajo sexual y se enfrentan al riesgo de infección por VIH / SIDA.
La pobreza impide a las mujeres alcanzar niveles sociales y de educación que les permita elegir formas
de vida y proyectos personales y familiares satisfactorios.
El desempleo o los empleos en actividades de baja productividad, sobre todo en el sector informal, son
una de las causas de la pobreza.
La vida de las mujeres en la mayoría de los países de Africa se ha visto profundamente afectada por tres
principales acontecimientos ocurridos desde el inicio de la crisis económica y social en los años 1970 y
1980:
Los programas de ajuste estructural (PAES) con sus recortes de los gastos sociales (salud,
educación) y la perdida de empleos en la administración (mayormente hombres) puso el peso de la
economía familiar en las mujeres. Estas se vieron obligadas a asumir una carga mayor del trabajo no
remunerado en el cuidado de los enfermos, la obtención de alimentos y para garantizar la supervivencia
de sus familias.
Las luchas civiles y los conflictos. La mayoría de los aproximadamente 8,1 millones de refugiados,
personas desplazadas y después de los conflictos en África repatriados en 1997 eran mujeres y niños. La
guerra y los conflictos han aumentado la violencia contra la mujer y empeorado las condiciones sociales
y económicas en que viven.
La crisis del SIDA, las altas y crecientes tasas de infección por el VIH y los costos en vidas humanas
La mujer africana motor de una economia para mejorar la vida – Begoña Iñarra, Mis. Ntra Sra Africa
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afectan mas a las mujeres. Más de la mitad de los aproximadamente 20 millones de casos de SIDA en
África son mujeres. La principal vía de infección es a través de relaciones heterosexuales y a través de la
placenta de la madre infectada al feto. Las mujeres y las niñas son particularmente vulnerables debido a
su falta de poder sobre su sexualidad y las funciones reproductivas. Ademas los cuidados de los
enfermos recaen sobre ellas. En la mayoria de los casos, aunque lo deseen no tienen posibilidad de
protegerse.
3.8. La mujer y el acceso a los servicios
La mujer en Africa no tiene acceso directo a muchos de los servicios e infraestructuras del país,
necesarias para el desarrollo. La mujer depende económicamente del padre o del tío y luego del marido.
El acceso a la salud. Tras los Ajustes estructurales y la Iniciativa de Bamako que proponía el pago de
honorarios por servicios de salud y educación, la mujer se ha visto fuertemente afectada por los recortes
en los presupuestos de salud y de educación. Las visitas al dispensario durante el embarazo y los
cuidados de salud para los niños menores de 5 años, sufrieron grandemente. Niños y mujeres fueron los
perdedores.
La posesión de la tierra. La tasa de acceso a la educación es mas bajo para las niñas que para los niños.
Esto condiciona tambien el acceso a la informatica y a internet.
La mujer tiene raramente acceso a los servicios y a la formación agrícola, que se dirigen mayormente a
los cultivos comerciales para la exportacion, que dependen de los hombres. Las mujeres agricultoras que
producen el 80% de los alimentos son dejadas de lado en esta formación esencial para mejorar la
producción de alimentos y la seguridad alimentaria.
En Africa son las mujeres mayormente quines van a buscar el agua para la familia. Esta actividad
consume una gran parte de su tiempo de trabajo. En sus pequeños campos familiares raramente tienen
acceso al regadio.
4. LA MUJER EN LA VIDA PÚBLICA
4.1. Africanas en la politica
Hay muchas mujeres líderes en África, pero faltan los medios y la formación para que florezcan. De ahí
la gran necesidad de fortalecer sus capacidades y habilidades y de ampliar las oportunidades para que
las mujeres desarrollen más plenamente sus funciones de liderazgo. Para desarrollar África, se debe
desarrollar el liderazgo de las mujeres africanas.
La educación de la mujer tradicional no le ayuda a dedicarse a la política, pero el deseo de transformar la
sociedad hace que actualmente un número creciente de mujeres se presenten como candidatas a
puestos políticos. Esto supone un cambio de actitud en las mujeres que tienen que aprender a competir y
a afirmarse más. Muchos votantes acostumbrados a sociedades, en las que es el hombre quien toma las
decisiones, tienen dificultades para percibir las capacidades de liderazgo de las mujeres. Durante las
campañas electorales las mujeres tienen que soportar muchas criticas y a menudo son tildadas de
“solteras o divorciadas frustradas”.
Mientras que la cultura y la tradición africana han colocado a la mujer en un lugar sin ventajas, las
mujeres están jugando un papel importante en la democratización de Africa.
Aunque las mujeres africanas han ocupado puestos de poder al más alto nivel desde mediados del
decenio de 1970, el nivel de participación de la mujer en la vida cívico-política es bajo y el número total
de mujeres en posiciones destacadas ha sido modesto.
Mientras hay países africanos en los que la participación en política de las mujeres es mínimo (Argelia,
Marruecos) en otros las mujeres han llegado a puestos de gran responsabilidad política alcanzado
niveles mas altos que en algunos países occidentales. En 5 países africanos el porcentaje de mujeres en
los parlamentos nacionales supera al de Canadá y UK. Mozambique(30%), Sudáfrica (29,8%), Ruanda
(25,7%), Uganda (24,7%), mientras que otros como Madagascar, Nigeria, Suazilandia tienen entre el 1,2
al 3,8%. De 6.400 diputados Africanos, solo 866 son mujeres (13%).
La mujer africana motor de una economia para mejorar la vida – Begoña Iñarra, Mis. Ntra Sra Africa
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Las mujeres han conseguido enormes logros en su vida ordinaria, y en diversos campos profesionales, a
pesar de que las políticas Colonial y Post-independencia de sus países no les han beneficiado, ni han
favorecido el hecho de que la mujer se convierta en lider político. La mujer africana ha visto su acceso al
poder y al liderazgo político bloqueado por una serie de factores. Como resultado de ello, las actividades
políticas de las mujeres africanas antes de 1990 estaban limitadas a mujeres pertenecientes a los
partidos políticos nacionales. Con la llegada de la democracia, estas restricciones se van desmantelando
rápidamente sobre todo en países que salen de conflictos, Rwanda, Sudáfrica y Liberia, donde se han
realizado esfuerzos para reestructurar las sociedades y eliminar los impedimentos al acceso de la mujer
al poder y a las posiciones de liderazgo. La redefinición de las realidades sociopolíticas ha producido
impresionantes cambios a medida que aumenta el número de mujeres que asumen los desafíos de las
campañas electorales.
En el siglo XX, tres mujeres africanas ejercieron el liderazgo en sus países: Elizabeth Domitien (1975-76)
de la República Centroafricana, Sylvie Kinigi de Burundi, y Agathe Uwilingiyimana de Rwanda. Las dos
últimas como primer ministro en 1993-94. Sylvie Kinigi, fue derrocado por un golpe y la segunda, Agathe,
fue asesinado en Ruanda en 1994. Actualmente Johnson-Sirleaf es el jefe de estado de Liberia y la
primera mujer Africana presidente elegida en las urnas. Dos mujeres han sido Primer Ministro, Luísa Dias
Diogo ha sido la Primera Ministro de Mozambique desde Febrero de 2004 y Maria das Neves Ceita
Batista de Sousa, Primer Ministro de la República de Santo Tomé y Príncipe de Octubre 2002 a
Setiembre 2004.
Afortunadamente, hay cambios positivos que facilitan la participación de un número creciente de mujeres
en la política electoral. Así, el número de mujeres parlamentarias en Rwanda pasó de 5% antes de 1994
a un 50% en el período posterior. Rwanda tiene la mayor proporción de mujeres parlamentarias en el
mundo con el 48,8% de mujeres en la Cámara Baja del parlamento y 34,6% en la Cámara Alta. La
realidad es que muchas de ellas son nombradas a dedo por el Presidente. Lo mismo ocurre en Uganda,
donde un número de mujeres parlamentarias son nombradas por el presidente. Mozambique ocupa el
segundo lugar con un 35% de mujeres en su legislatura, pero estas han sido elegidas en las urnas.
Las mujeres han hecho avances no sólo en la política y en el gobierno, sino tambien en el ámbito jurídico
y artístico. La Doctora Wangari Maathai, primera mujer africana Premio Nobel de la Paz; y el
nombramiento de Asha-Rose Migiro, (Tanzania), como Secretaria General Adjunta de las Naciones
Unidas. Dr Anna Tibaijuka (D.Sc, Agro-Economía) tambien de Tanzania nombrada Secretario General
Adjunto y Director Ejecutivo de ONU-Hábitat. En octubre de 2006, fue nombrada Directora General de las
Oficinas de Naciones Unidas en Nairobi (ONUN), la única sede de las Naciones Unidas en África y el
mundo en desarrollo.
En muchos países africanos ha habido y hay mujeres ministros. Unas defienden los intereses de las
mujeres, y algunas los suyos propios. Algunas de ellas han realizado una labor excelente. Así la
exMinistro de Finanzas de Nigeria, Ngozi Okonjo Iweala, experta que dirigió la lúgubre economía de
Nigeria, y logró la condonación de la deuda externa en los Clubes de París y Londres, que había
paralizado crecimiento económico de la nación.
El asesinato de la Primera Ministra de Rwanda Agathe Uwilingiyimana, puso fin a la lucha que había
entablado para acabar con la opresión de la mujer en su país. Su tolerancia tribal fue un ejemplo
seguido por muchas otras mujeres durante la guerra. Specioze Wandira Kazibwe fue la primera mujer
vicepresidente de Uganda: “las mujeres en politica tendrán que mostrar su valia en la toma de
responsabilidades…”
En las campañas electorales y en la ascensión de las mujeres a puestos de liderazgo, la idea de que las
mujeres son menos capaces que los hombres está aún presente en la sociedad africana. Además de
enfrentarse a todos los prejuicios de género, las mujeres tienen menos fondos para sus campañas.
El nombramiento de Rosa Migiro le ha dado voz en las Naciones Unidas y en los asuntos
internacionales.
Otra mujer que ha marcado un hito es la doctora, Dora Nkem Akunyili, Directora General de la Agencia
Nacional para la Alimentación y las Medicinas de Nigeria (NAFDAC) que transformó esta institución.
combatió ardientemente el problema de medicamentos y alimentos falsificados, asi como otras prácticas
indebidas relativas a las medicinas.
La mujer africana motor de una economia para mejorar la vida – Begoña Iñarra, Mis. Ntra Sra Africa
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Muchas mujeres que se dedican a la política tienen que hacer frente a criticas de distintos sectores,
incluidos la iglesia (Uganda, donde los obispos dicen que la mujer debe ocuparse primero de su familia).
A menudo se les acusa de abandonar los deberes familiares y de divorciarse. La realidad es que los
esposos no saben tampoco hacer frente a la situación de liderazgo de la mujer fuera de casa.
Maria Nzomo, profesora de la universidad de Nairobi dice que “las mujeres de Africa metidas en política
tienen que luchar contra prejuicios que se oponen a su éxito, uno de los mas importantes es la falta de
fondos”, debido al hecho que la mujer esta apartada de la posesión de los bienes familiares.
Tanto hombres como mujeres tienen que aprender el trabajo parlamentario: adquirir hábitos de
investigación, hablar en público, gestión financiera y una mayor comprensión de los procedimientos
parlamentarios. Para hacer frente a estas necesidades las mujeres parlamentarias de Kenya han
organizado una oficina donde reciben asistencia y formación en sus tareas políticas.
Hay un movimiento en partidos y gobiernos hacia una mayor participación de las mujeres en política.
Desde las ultimas elecciones en Kenya hay 3 mujeres ministros y 5 Subsecretarias de departamentos
importantes y unas 15 parlamentarias.
Muchos grupos de mujeres están haciendo un trabajo de sustitución, realizando responsabilidades que
corresponden al estado, pero que este no toma.
Hoy las mujeres quieren tomar parte en las decisiones y procesos políticos y económicos que les afectan
y piden que las políticas tengan en cuenta la situación de las mujeres y faciliten su participación. Piden a
los gobiernos mecanismos donde sociedad civil y gobierno puedan discutir e intercambiar información.
Esto necesita ajustes de políticas que favorezcan el acceso de las mujeres al control de los recursos y de
los servicios del gobierno.
4.2. Mujeres y ciencia
Hay algunas mujeres científicas que destacan en Africa, pero son una pequeña minoria.
Mientras que hay diferencias entre los países en la asistencia de niñas a los tres niveles de enseñanza,
los problemas que las mujeres experimentan para ser contratadas como científicos e ingenieros son
semejantes en todos los países del continente. Las mujeres son poco numerosas en las carreras
científicas y tecnológicas (menos de 30%), y de ellas la mayor parte optan por la biología. Las mujeres
aún están ausentes en las posiciones de toma de decisiones y de responsabilidad.
Hace ya años que las mujeres estan presentes en la universidad y eso les va abriendo las puestas a
otros campos y responsabilidades, pero el camino es lento.
En Côte d'Ivoire, solo 5 mujeres son titulares en la enseñanza de ciencias de la salud; y solo el 10% en la
enseñanza de los otros campos científicos y en las unidades de investigación son mujeres. No hay
mujeres directoras de investigación, ni profesores de investigación. Las pocas mujeres presentes son
solo auxiliares de investigación.
En Burkina Faso, sólo hay una mujer entre los 18 profesores titulares universitarios. Las mujeres
representan apenas el 8,8% de los científicos de investigación contractuales del Centro Nacional de
Investigación Científica y Tecnológica. No hay mujeres en puestos de responsabilidad en este centro de
investigación.
En los países del Africa austral, aunque la asistencia escolar entre las niñas en las escuelas primarias y
secundarias es alta e incluso superior a la de los varones (del 83% de asistencia escolar, más del 50%
son niñas y el 53,5% son niñas en las escuelas secundarias en Botswana en 1994-95), las mujeres aun
no están bien representadas en las carreras científicas. Las mujeres representan un promedio de 28% de
los estudiantes de ciencias en la Universidad de Botswana, en toda la subregión, solo el 10% de los
profesores en las Facultades de Ciencias , y de ellas solo el 0,71% son catedraticos.
Los problemas con que las mujeres se enfrentan en la educación superior y en la investigación se
acentúan en las profesiones de ingeniería. Las mujeres representan solo el 3,5% de los ingenieros y el
11,3% de los técnicos en Malí. Sudán tiene el mayor porcentaje de mujeres ingenieros con 15,8%.
El acceso de las mujeres africanas a las carreras científicas y tecnológicas se asemeja a un paseo por un
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campo de minas anti-personales. La carrera cientifica es larga y ardua para una mujer. Las mujeres a
menudo eligen estudios cortos y planes de estudio que les conduzca rápidamente a un empleo. De los
que se atreven a emprender la aventura científica, muchas deciden cambiar de dirección después de
varios años de estudio o práctica profesional.
En los estudios agrícolas, las mujeres no salen mejor paradas. Las mujeres que producen el 80% de los
alimentos en Africa, no son tenidas en cuenta en los puestos de investigación, en las universidades
agrícolas y en las decisiones sobre políticas agrarias.
Las Mujeres Africanas Lideres en Agricultura y Entorno (AWLAE) de Benin, Costa de Marfil, Malí,
Senegal, Etiopia, Kenya, Tanzania y Uganda han decidido hacer algo para preparar mujeres capaces de
intervenir a estos niveles, creando una red de mujeres científicas y lideres. Facilita la capacitación de las
mujeres campesinas que son dejadas de lado por las universidades, los programas de investigación y las
políticas. También se ocupan de las instituciones profesionales de mujeres. Tienen oficinas en Africa
occidental y en Africa del Este.
En informatica, las mujeres van adquiriendo “saber hacer”, pero casi siempre en los niveles mas bajos de
“utilización de ordenadores” no de programación.
El numero de paginas Internet dedicadas a la mujer africana es sorprendente. Las mujeres africanas
están unidas a las muchas redes internacionales femeninas. Muchas de ellas son realizadas por
mujeres.
Cada vez mas hay mujeres dedicadas a la conservación del medio ambiente. Los grupos ecologistas en
el continente cuentan con una amplia participación de mujeres, sobre todo cuando lo lidera una mujer.
Ej. En Kenya Profesor Wangari Maathai comenzó el “Green Belt Movement” in 1977. Con su trabajo y
protestas publicas ha sabido concienciar a la población. Hoy esta en el gobierno como Vice-ministro.
4.3. La mujer africana y la educación
La participación de la mujer en los sistemas educativos nacionales esta también sesgado debido a las
consecuencias socioculturales y económicas. A esto se añade una falta de verdadera voluntad política
para garantizar que las niñas tengan igualdad de acceso a la educación en África. Más de dos terceras
partes de los analfabetos de África son mujeres. El 79 % de las mujeres de Guinea Conakry son
analfabetas y este nivel es incluso más alto, el 81 %, al hablar de las zonas rurales.
En educación la introducción de matriculas y gastos escolares hizo que la asistencia de niñas a las
escuelas cayera. El numero de abandonos escolares es mayor entre las niñas, y la diferencia entre los
niveles de educación de niños y niñas ha crecido.
Las proporciones de mujeres que van a la escuela es siempre menor que la de los chicos, lo que hace
que el analfabetismo entre mujeres sea superior al de hombres. Según las NU, la tasa de analfabetismo
entre los 15 a 24 años es en Burkina Faso del 93,2% para las mujeres y del 77,5% para los hombres; en
la Republica Centroafricana mientras las mujeres analfabetas son el 65% los hombres lo son en el 37%.
En Costa de Marfil la proporción es de 62,2 (mujeres) a 40% (hombres). Guinea Bissau (82,2% a 40,3%),
Kenya del 13,9% al 8,1%. Uganda del 36,9% al 22,8%, Túnez del 27,8% al 7,4%, etc... El numero de
niños africanos que no recibe instrucción escolar básica esta en el 20%, de los que dos de cada tres son
niñas.
Se considera que las mujeres son inferiores a los hombres y no se espera que aspiren tan alto como
ellos. Ello se debe en parte a la creencia de que educar a las mujeres les hace demasiado
independientes, en otras palabras, ellas tienen que hacer lo que se espera de ellas - cuidar la casa, criar
a los niños, y atender a su marido.
En los países pobres, es a menudo difícil ampliar el acceso a la educación y a la formación, sobre todo
cuando los bienes culturales y el coste monetario son elevados o los beneficios son limitados. Cuando
las familias se enfrentan a problemas económicos prefieren invertir sus limitados recursos en la
educación de los niños en lugar de proporcionar lo que se considera como «prestigio» a la educación de
las niñas que al casarse seguramente abandonaran su profesión. Incluso cuando los padres están
persuadidos del valor de enviar a sus hijas a la escuela, subsiste el problema de que las niñas terminen
sus estudios. Las tasas de deserción escolar en primaria son más altas para las niñas (60%) que para los
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niños (40%). En Tanzania, por ejemplo, la mitad de los abandonos escolares son niñas entre 12 y 14
años que están embarazadas. La otra mitad de los alumnos de Tanzania que abandona la escuela lo
hace por diversas razones, entre ellas la pobreza, la necesidad de ayudar en el hogar, trabajar, las
normas tradicionales, los aumentos en las tasas escolares, y el deterioro en la calidad del aprendizaje. El
embarazo precoz y los matrimonios de niñas son una de las causas mas importantes de abandono
escolar en Africa. Muy pocas escuelas permitir que las niñas embarazadas o madres jóvenes completen
su educación.
En la mayoría de los países africanos se dedica a la educación menos del 5% del PIB, aunque algunos
países estan dando pasos hacia una educación primaria gratuita para todos (Zambia, Tanzania, Uganda
y Kenya), pero mientras el numero de estudiantes crece, la calidad de la enseñanza disminuye al no ser
los presupuestos apropiados, ni las infraestructuras suficientes.
Aunque el número de mujeres que han continuado en el nivel secundario en África ha aumentado, y la
brecha entre hombres y mujeres se está reduciendo, el aumento en el número de mujeres que siguen la
enseñanza superior ha sido mínimo. Las cifras correspondientes a África son los más bajos del mundo.
Las oportunidades para las niñas para avanzar más allá del primer nivel de educación formal son aún
considerablemente menos que los varones.
La discriminación en la educación contribuye a una tasa de natalidad mas alta y a un mayor crecimiento
de población. Esta tasa es mas alta en países donde la mujer es analfabeta y en los que la familia
depende mas del trabajo domestico de la mujer. Por el contrario la fertilidad disminuye cuando la mujer
tiene más educación y mayor acceso a oportunidades de empleo fuera de casa. La educación y el control
sobre los ingresos están asociados con mujeres que tienen mayor poder de decisión en sus casas y que
tienen un mayor acceso a recursos para asegurar su propia salud y la de sus hijos.
El gasto público en educación en África en $ es el más bajo del mundo. Pero, si consideramos el gasto
como porcentaje del PNB, no hay mucha diferencia entre todas las naciones en desarrollo. Las tasas de
matriculación de mujeres son más bajas en África, pero la tasa de alfabetización femenina es similar a la
de las mujeres en los estados árabes y en Asia meridional.
No se dispone de estadísticas sobre el número de mujeres que asisten a cursos de ordenador en África,
pero se sabe que pocas son las mujeres que en la educación superior escogen cursos técnicos. Existen
marcadas diferencias entre países, tanto en la matriculación y la asistencia de las mujeres a cursos
politécnicos que oscila desde entre el 40 % en Gambia hasta el 2 % en Zambia. Una observación
sorprendente es que el 30% de las personas que asisten a las escuelas politécnicas en Ghana son
mujeres, sin embargo, sólo el 1% de las personas que asisten a los programas técnicos son mujeres!
En una facultad técnica de la Universidad de Zimbabue hace unos años, solo cuatro alumnas en una
clase de 30 eran mujeres. Aproximadamente el 10% de los alumnos en escuelas politécnicas de
informática o en cursos relacionados con estos son mujeres. Las tasas de matriculación femenina en
algunos programas de capacitación del sector privado son mucho más altos, casi el 40%, y muchas de
estas mujeres pertenecen a minorías étnicas. Unas pocas mujeres privilegiadas obtienen sus
cualificaciones informatica en el extranjero, principalmente en los EE.UU. o en el Reino Unido.
El hecho de que haya muy pocas mujeres profesoras en las escuelas politécnicas de Africa hace que
haya poca emulación para que las chicas sigan carreras técnicas. Hay una gran diferencia de un país a
otro. En Nigeria y Tanzania, una gran proporción de las mujeres docentes están enseñando los
programas técnicos, mientras que en Malawi, la cifra es mucho menor.
Las estadísticas muestran que el porcentaje global de mujeres en la enseñanza profesional y técnica en
treinta y nueve países del África subsahariana aumentó sólo el 1% en el período 1970 a 1983 (Banco
Mundial, 1988).
El porcentaje de mujeres profesoras en la universidad varia desde 57% en Seychelles a 29% en
Sudáfrica, 27% en Madagascar, 26% en Mozambique, 20% en Argelia, 6% en Gana, 5% en Etiopia, y
3% en Guinea, con la mayoría de los países hacia el 15%.
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4.4. La formación profesional de las mujeres
En la industria textil, uno de los sectores que generan más puestos de trabajo en África, en la industria de
la energía solar y en otras ramas profesionales (conservación y transformación de productos
alimenticios), a menudo las mujeres representan la mayoría de los trabajadores menos cualificados. Las
nuevas tecnologías y el advenimiento de los ordenadores ha provocado profundos cambios en las
empresas. Esta evolución obliga a las empresas a contratar una mano de obra cualificada, que a menudo
no está aun disponible en el mercado. Para solucionar este problema, es necesario diseñar e
implementar programas de formación profesional que incluyan las ciencias, las matemáticas y la gestión
empresarial con el fin de permitir a las mujeres jovenes encontrar empleos bien remunerados
interesantes.
Muchas organizaciones, iglesias, NGOs organizan programas de formación profesional en salud,
nutrición y protección del medio ambiente concebido fundamentalmente para las mujeres jóvenes que
son analfabetos o sólo han tenido una limitada educación. Ej. formación industrial de la parroquia de
Kibera, formación profesional en grupos de mujeres, etc. La realidad es que muchas mujeres tienen
dificultades en encontrar un trabajo aun tras esta formación, simplemente por el hecho de ser mujeres.
4.5. La mujer en el área urbana
A diferencia de los hombres, las mujeres que han emigrado a la ciudad no han abandonado totalmente
las áreas rurales, sino que han implantado el concepto, la realidad y la economía de lo que podríamos
llamar lo peri-urbano. Esto tiene dos consecuencias positivas: la mujer en la ciudad puede aprovechar la
feminización del campo, asegurarse ventajas en los mercados de alimentos urbanos (de predominio
femenino) y a la vez disminuye la dependencia de intermediarios y minoristas. El intercambio campociudad permite a las mujeres movilizarse y escapar así de los resortes del control social establecido. Asi
en muchas regiones del Sahel, aunque las niñas no asistan a la escuela, viajan sin cesar en autobuses
que unen el campo con los centros urbanos, constituyéndose en transmisoras de este intercambio.
Muchas africanas participan de manera simultánea en colectivos femeninos rurales y urbanos.
While married, women may still live with their kin groups or in conjugal domestic units. Women head
about 31 per cent of households in urban and rural areas across Africa, often with no working resident
males.
Mientras que en el campo las mujeres solas viven en unidades domésticas con su grupo de parentesco o
conyugal. Las mujeres en las zonas urbanas encabezan el 31 % de los hogares, a menudo sin varones
que viven con ellas.
La migración definitiva hacia los centros urbanos también produce situaciones diferenciadas para
hombres y mujeres. Por un lado, los hombres jóvenes se ven forzados a veces a hipotecarse con
parientes o patrones para poder acceder a la ciudad. Las jóvenes mujeres, conscientes de que no
contarán con esos apoyos, recurren a redes de solidaridad entre mujeres. Una vez en la ciudad, el joven
africano procura insertarse en el aparato estatal o en el sector formal de la economía; las mujeres, por su
lado, se integran al comercio informal y al trabajo sexual. Por una parte, la expansión del trabajo sexual
conlleva un creciente parasitismo y explotación de la prostituta, pero por otra, asegura la generación de
ingresos, cuyas ganancias, una vez satisfechas las necesidades domésticas, se reinvierten en los grupos
femeninos de solidaridad.
Como hemos visto el empleo informal en la actividad femenina urbana posibilita a muchas mujeres de
escapar al control patriarcal. La clandestinidad de las actividades comerciales femeninas reduce la
capacidad del aparato burocrático para controlar la generación y gestión de ingresos de las mujeres. En
este sentido, las mujeres son acosadas continuamente por las autoridades locales que destruyen los
mercados paralelos, rehúsan concederles los permisos correspondientes o incluso les niegan las
ventajas y los descuentos fiscales que se otorgan sin inconvenientes a los hombres; la movilidad misma
de las mujeres es considerada problemática por las autoridades locales aunque se reduzca a
movimientos intra o interurbanos dentro de una subregión.
La mujer africana motor de una economia para mejorar la vida – Begoña Iñarra, Mis. Ntra Sra Africa
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4.6. La contribución de la mujer africana al desarrollo
La mujer cultiva el 80% de alimentos para la subsistencia y el 50% de los cultivos comerciales (Jacobson,
1993: 67). En Kenia, la mujer realiza el 75% del trabajo de los pequeños cultivadores, la mitad de los
cultivos comerciales y el 95% del trabajo doméstico (Munyak’ho, 1994: 8). En Malawi, el 71% del trabajo
temporal en las diferentes estaciones del año lo hace la mujer (Malindi, 1995:121), y en Tanzania las
mujeres trabajan dos o tres veces días más que los hombres, producen el 80% de los alimentos y
performan otros deberes domésticos y reproductivos. Las mujeres cada vez mas son las que proveen el
sustento de la familia (43 – 48% de familias). Lesotho tiene la mayor proporción de unidades familiares
dirigidas por una mujer (2/3).
La pobreza de la mayoría de los países africanos, el deterioro de las condiciones del comercio y la carga
de la deuda externa crean un entorno desfavorable para el desarrollo. Los limitados recursos de que
disponen, pocos se asignan directamente a las mujeres.
La exclusión de las habilidades y el dinamismo de la mitad de la población, las mujeres, obstaculiza el
desarrollo de África. Sin compromiso significativo en forma de cambios en las políticas y recursos para
hacer frente a las causas profundas de las condiciones de la mujer, África no puede esperar ver un
avance en su desarrollo y renovación.
5. LOS DERECHOS DE LA MUJER
Las autoridades locales y los gobiernos no han tenido suficiente voluntad política y un compromiso
sostenido para satisfacer las necesidades e intereses de las mujeres. Si bien muchos países han
ratificado acuerdos de las Naciones Unidas como la “Convención para la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer”, que garantiza a las mujeres igualdad de derechos y la protección contra la
discriminación, estos no han informado a la formulación de políticas y no se han traducido en mejores
condiciones de vida y trabajo para las mujeres.
La Conferencia de Nairobi en 1985 constituyo un hito en la toma de conciencia de la mujere, sus
derechos, sus posibilidades. A partir de entonces se ha hecho un largo camino, pero aun queda mucho
por recorrer para que los derechos de la mujer sean reconocidos en la practica.
En 2003 fue aprobado el Protocolo de la Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos,
con respecto a los Derechos de Mujeres en África que entró en vigor el 25 de noviembre de 2005
después que 15 países lo ratificaron y lo hicieron ley. Este protocolo es un hito en la protección y
promoción de los derechos de la mujer. Actualmente dieciséis países han ratificado el Protocolo.
http://www.achpr.org/english/_info/women_en.html
Además, las políticas de ajuste estructural aplicado durante casi dos décadas por los gobiernos africanos
en relación con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han tenido importantes
consecuencias de género. De los gobiernos las políticas macroeconómicas no incorporan la perspectiva
de género en su diseño y hacer caso omiso de la estructura de los hogares en África y las relaciones
sociales que influyen en el papel de la mujer en la producción
5.1. Un sistema legal discriminatorio
En la mayor parte de los países Africanos el sistema legal y de propiedad es discriminatorio contra las
mujeres que no tienen derecho a poseer la tierra, ni a transmitirla a sus herederos cuando la han
comprado o recibido en herencia. La firma de la mujer no tiene validez legal en muchos países, ej.
necesita el permiso del marido para obtener un crédito o presentarse como candidata a unas elecciones.
Muchos estados africanos no han ratificado aun la Convención de las NU para la eliminación de toda
discriminación contra la mujer (Octubre 1994): Argelia, Botswana, Comores, Djibouti, Mauritania, Chad,
Mozambique, Níger, Sao Tome-et-Príncipe, Somalia, Sudan, Swazilandia. Pero aun los que lo han
ratificado no han transformado muchas de sus leyes y costumbres que son discriminatorias para la mujer.
Aunque la ley exista no hay fuerza que oblique a cumplirla. Ej. En Mozambique donde la ley otorga
derechos similares a la mujer y al hombre, cuando una mujer gana un juicio sobre cuestiones familiares,
la situación no cambia, porque los hombres continuan teniendo el poder en la sociedad.
La mujer africana motor de una economia para mejorar la vida – Begoña Iñarra, Mis. Ntra Sra Africa
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Hay tambien otros obstáculos menos evidentes que se oponen al desarrollo socioeconómico de la mujer.
El código de la familia que prevalece en muchos países africanos es desfavorable a la mujer, ya que
prohíbe a las niñas recibir una parte justa de una herencia, e impide las mujeres ejercer la patria potestad
sobre sus hijos cuando se disuelve un matrimonio, o cuando enviuda.
Las niñas se enfrentan a menudo muy jóvenes a matrimonios arreglados, o incluso forzados, eso aun en
países donde los matrimonios de menores estan prohibidos. Casi la mitad de las mujeres de Africa se
casan antes de los 18 años. Uno de cada tres matrimonio es polígamo (tambien prohibido en muchos
países). Por otra parte, el 28 % de las niñas ya se han casado por lo menos una vez antes de su 20
cumpleaños. La poligamia sigue siendo una práctica extendida en el África subsahariana, y los hombres
y las mujeres no gozan de los mismos derechos a la propiedad de la tierra.
5.1.1. La discriminación de las viudas
En la mayoría de los países africanos, en caso de muerte del marido, la esposa queda completamente a
disposición de la familia del marido, que se apodera de todos los bienes y hasta de su persona. La mujer
pasa a ser propiedad de uno de los hermanos aunque ella se niegue. Hay muchos litigios debido a este
derecho y aun mujeres intelectuales y políticas tienen que someterse. Aunque hay algunas denuncias,
casi nunca siguen adelante por los hijos, pues la familia del marido, es la familia de los hijos.
La familia del marido se queda también con toda la propiedad y bienes inmuebles, dejando a la viuda y a
los hijos en completa pobreza e indigencia, ya que aunque la herencia pase a los hijos, un familiar del
marido es el “abacea”. Al dolor de perder a un ser querido, se añade el quedarse en una situación de
miseria, sin los bienes economicos necesarios para la sobrevivencia.
Estas costumbres hacen a la mujer mas vulnerable y esta es una de las causas de violencia contra las
mujeres.
En Julio de 1999, en ocho países de Africa Occidental (Burkina, Faso, Camerún, Gambia, Ghana,
Liberia, Nigeria, Senegal, y Togo) se organizo el “día de Acción por los derechos de herencia de la
mujer”. La finalidad de esta celebración es atraer la atención sobre las practicas tradicionales que niegan
a la mujer el derecho a la propiedad de la tierra, cuya consecuencia es el empobrecimiento de millones
de mujeres y de niños. FIDA, una organizacion de mujeres abogadas de Kenya esta luchando tambien
por cambiar las leyes para proteger a la mujer. Ej. Muerte del vice-presidente de Kenya.
5.2. La contribución de la mujer africana al desarrollo
Tras más de dos decenios de políticas dirigidas a las mujeres, la situación de la mujer africana no ha
mejorado de forma sensible en su conjunto. Mientras tanto el empobrecimiento, la crisis alimenticia,
sequías, desertificación, falta de acceso a la educación y a la salud, trabajo excesivo, cultivos en alquiler,
hambrunas, violencia, son la vivencia cotidiana de las mujeres africanas. A pesar de ser víctimas de la
discriminación sociocultural, la violencia de género, los matrimonios forzados y los embarazos
tempranos, excesivos y no deseados las mujeres constituyen un eslabón clave en la cadena de
desarrollo.
La pobreza de la mayoría de los países africanos, el deterioro de las condiciones del comercio y la carga
de la deuda externa crean un entorno desfavorable para el desarrollo. Los limitados recursos de que
disponen, pocos se asignan directamente a las mujeres. La exclusión de las habilidades y el dinamismo
de la mitad de la población, las mujeres, obstaculiza el desarrollo de África.
El desarrollo integral y sostenido de África no puede alcanzarse sin el desarrollo de la mujer. Las
autoridades africanas tienen que dirigir su atención a las mujeres, poner en práctica medidas que faciliten
su integración en la sociedad, su participación en las políticas nacionales y en programas de capacitación
femenina con el fin de garantizar el futuro y la plenitud de la vida en el continente.
Es necesario el acceso de las mujeres a los recursos (tierra, riqueza, nueva tecnología, finanzas,
créditos), a los servicios (sanidad, salud, educación, agua, transporte, etc.) y a la infraestructura, así
como su participación en la economía y en las decisiones políticas que les conciernen. Otros pasos
importantes para el avance de la mujer y con ella de toda la sociedad es un empleo digno con derechos
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incluidos; el reconocimiento práctico de sus derechos; la promoción de sus capacidades y su autonomía
para que esté en pie de igualdad con los hombres en todos los campos e instituciones.
El cambio y el camino hacia un desarrollo sostenible nacerán de la voluntad de los pueblos que hayan
comprendido su situación, sean capaces de explicarla y se armen de la voluntad de transformarla. Esto
depende en gran parte del protagonismo y liderazgo de las mujeres africanas para abordar el futuro. Al
mejorar su posición, las mujeres fortalecen la sociedad africana en su conjunto, y mejoran las
perspectivas del continente para un desarrollo más amplio.
Las políticas macroeconómicas de los gobiernos impuestas por el FMI y el BM no incorporan la
perspectiva de género en su diseño y hacer caso omiso de la estructura de los hogares en África y del
papel de la mujer en la producción y en la economía.
Las mujeres son las que más sufren de la carencia de agua, de alimentos, de combustible, de energía,
de las restricciones económicas, de los acuerdos comerciales internacionales, de los cambios climáticos.
Los Objetivos de desarrollo del Milenio van dirigidos en gran parte a la mujer. Su realización sería un
paso adelante hacia el desarrollo del continente. Los países desarrollados que se comprometieron a los
Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) no cumplen sus promesas y la ayuda al desarrollo no aumenta
como se había prometido. Esto es un aliciente para trabajar hacia las Metas del Milenio.
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BIBLIOGRAFIA:
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Africa Recovery Briefing Paper - Number 11, April 1998 – “Women in Africa's development
Overcoming obstacles, pushing for progress”By Takyiwaa Manuh.

“Women and sustainable development in Africa” from Contending issues in African development –
Edited by Obioma M. Iheduru

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Chen, Joann Vanek • Francie Lund • James Heintz, Renana Jhabvala and Christine Bonner

Training for work in the informal micro-enterprise sector: fresh evidence from Sub-Sahara Africa.
Haan, H.C. UNEVOC; Springer, 2006. 278p.

Mujeres subsaharianas: la reinvención de África - Verónica Pereyra - 2003

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http://www.wiego.org/publications/devey%20skinner%20valodia%20Informal%20Economy%20em
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
Report of the African Regional Forum “Women, Science and Technology” Ouagadougou (Burkina
Faso), 25-28 January 1999.
La mujer africana motor de una economia para mejorar la vida – Begoña Iñarra, Mis. Ntra Sra Africa
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