Download Ä/D DOLPHQWDFLyQ OH KDFH D XQR ³ Educación

Document related concepts

Etiquetado de alimentos wikipedia , lookup

Análisis de Peligros y Puntos de Control Críticos wikipedia , lookup

Calidad de los alimentos wikipedia , lookup

Política alimentaria wikipedia , lookup

Ingeniería alimentaria wikipedia , lookup

Transcript
63((&+
'U)UDQ])LVFKOHU
Miembro de la Comisión Europea responsable de Agricultura,
Desarrollo Rural y Pesca
Ä/DDOLPHQWDFLyQOHKDFHDXQR³
Educación, innovación e inversión al
servicio de la calidad
Alimentaria
%DUFHORQDGHPDU]RGH
Estimado Miguel [Arias Cañete]
Señores Ministros,
Señoras y Señores:
Me produce gran placer encontrarme en Barcelona con motivo de Alimentaria. He
de decir que mi visita a la exposición, esta mañana, ha constituido un auténtico
aperitivo: el recorrido a través de los VWDQGV, repletos de productos tales como
jamón serrano, queso manchego y otras especialidades españolas, me ha
preparado para saborear la exquisita cocina mediterránea que se nos ha ofrecido
en el almuerzo. Con todo, creo que se disfruta más de la comida si se puede
conversar al mismo tiempo. Permítanme, pues, continuar esta grata conversación
con mi discurso.
- En primer lugar, quisiera exponer, a grandes rasgos, la función particular que la
alimentación desempeña en nuestra sociedad;
- seguidamente, me referiré al problema de la calidad: en qué consiste, y qué
incentivos podemos ofrecer para mejorarla; y
- por último, hablaré sobre la Política Agrícola Común y la importancia creciente
que se atribuye a la calidad, frente a la cantidad.
$OLPHQWDFLyQ\FXOWXUD
Señoras y señores:
Los alimentos son un tipo de producto distinto de cualquier otro. Para empezar,
constituyen el soporte físico de nuestra vida. Pero eso no es todo. Desde la
antigüedad, además de su función nutritiva, los alimentos han jugado un papel en
la mitología y la religión. Hay un dicho español según el cual “de lo que se come se
cría”, cuyo equivalente en inglés sería “\RX DUH ZKDW \RX HDW” ("la alimentación le
hace a uno"). Estoy totalmente de acuerdo; los alimentos que ingerimos forman
parte de nuestra identidad, del mismo modo en que nuestra identidad influye en lo
que cocinamos y comemos.
¿Qué significa esto en la práctica? Significa que las decisiones que tomamos sobre
lo que comemos pueden y deben basarse en una opinión informada. No todo el
mundo sabe distinguir qué productos son buenos y saludables. Para ello se
requiere información y educación, y, en este sentido, creo que la campaña
internacional en favor de la dieta mediterránea puede tomarse como ejemplo.
Basándose en la investigación médica, la citada campaña ha preconizado en todo
el mundo los efectos beneficiosos de los productos alimentarios mediterráneos,
como el aceite de oliva o el vino tinto. El fuerte incremento que han experimentado
las ventas de estos productos en las dos últimas décadas demuestra que el
mensaje ha llegado a sus destinatarios. Confío en que el Cuarto foro internacional
sobre la dieta mediterránea, que se celebra con motivo de Alimentaria, contribuya a
consolidar el éxito de la campaña.
Sin embargo, la educación no basta. Una vez decidido lo que desea comer, el
consumidor quiere estar seguro de obtener la mejor calidad posible por un precio
dado, lo que me lleva a la segunda parte del discurso.
2
&DOLGDG
¿En qué consiste exactamente la calidad? Al hablar de calidad, se tienen en cuenta
dos aspectos: uno irrenunciable y otro de valor relativo. Tienen un valor relativo, por
ejemplo, el sabor, el valor nutritivo, la apariencia y el método de producción, ya que
dependen, en gran medida de las preferencias personales.
D $VSHFWRVLUUHQXQFLDEOHVGHODFDOLGDG
¿Cuáles son, entonces, los aspectos irrenunciables de la calidad? Ha de haber, de
entrada, una serie de normas básicas sobre la protección de los animales y del
medio ambiente, que sean de obligado cumplimiento en toda Europa. Y, como es
lógico, debemos garantizar la salubridad de los alimentos que ingerimos. Sin
garantías de la inocuidad de un producto para el consumo, resulta ocioso valorar
otros aspectos de su calidad. A lo largo de las últimas décadas, y merced a los
importantes avances registrados en los ámbitos de la tecnología y la higiene,
hemos conseguido mejorar el grado de salubridad de los alimentos como nunca
hasta ahora. Sin embargo, crisis como las de la EEB y la fiebre aftosa han
mermado la confianza de los consumidores. Tenemos la obligación de hacer todo
cuanto esté en nuestras manos por recuperar esa confianza, y para ello habrá que
contar con la colaboración de todos: tanto de los agricultores como de los
empresarios del sector alimentario, de los Estados miembros y de la Unión
Europea. En un mercado común, como el que hemos creado, no podemos permitir
que convivan distintas normas de seguridad alimentaria. Los alimentos que
consumimos han de presentar el mismo grado de salubridad en cualquier lugar de
Europa. La apertura de las fronteras y el abaratamiento del transporte hacen que
esto adquiera hoy mayor importancia que nunca.
¿Qué hemos hecho hasta ahora? Las recientes crisis alimentarias nos han llevado
a endurecer nuestra política en la materia, política que reposa sobre tres pilares: en
primer lugar, una normativa rigurosa y coherente que abarca toda la cadena
alimentaria, del plato al establo.
En segundo lugar, hemos creado una Autoridad de Seguridad Alimentaria, que ha
iniciado su actividad hace dos meses y que ofrecerá asesoramiento científico
independiente sobre seguridad alimentaria a los responsables políticos europeos.
Con todo, la legislación y el asesoramiento científico no bastan. Es necesario,
además, aplicar rigurosamente la normativa y realizar controles, y es aquí donde
entran en juego los Estados miembros de la UE. Resulta inaceptable que los
Estados miembros pacten en Bruselas medidas de seguridad alimentaria que
después no apliquen o cuya aplicación no supervisen. Como hemos tenido ocasión
de comprobar, son numerosos los Estados miembros que han debido hacer frente
a problemas; espero, pues, sinceramente, que demos a los controles prioridad
absoluta.
E 9DORUHVUHODWLYRVGHODFDOLGDG
La salubridad no es, obviamente, sino una condición previa en la producción de los
alimentos. Lo que realmente confiere a los productos alimentarios su carácter
inconfundible son los valores relativos o subjetivos de la calidad, como el sabor, el
aspecto, el olor, el método de producción o las ventajas que presentan. Son éstos
los valores en los que los consumidores se basan a la hora de decidir qué
productos compran.
3
Cabe preguntarse, por tanto, si la UE debería fijar normas de calidad, al igual que
ha establecido normas de seguridad. Mi respuesta es un NO rotundo. La existencia
de un mercado común no tiene por qué comportar la imposición de normas de
calidad comunes y obligatorias. Europa cuenta con una gran diversidad de culturas
y tradiciones culinarias que debemos preservar, porque es esa diversidad la que
nos enriquece. Toda noción uniforme de calidad la destruiría. El consumidor es el
rey, y debe ser él quien decida lo que prefiere. La educación puede ayudarle a
tomar decisiones informadas, pero en modo alguno nos incumbe regular sus
preferencias.
Dicho esto, hay aún amplio margen para la adopción de medidas. Aun cuando no
podamos definir la calidad, deberíamos al menos fijar un marco que favorezca la
producción de calidad. ¿Cómo podemos hacerlo y qué incentivos podemos
ofrecer?
(WLTXHWDGR
En primer lugar, debemos garantizar que pueda reconocerse fácilmente un
determinado nivel de calidad. La producción de calidad constituye el punto fuerte de
Europa; ahora bien, para que los productores obtengan un precio justo por el valor
añadido de sus productos, la calidad de éstos debe ser fácilmente reconocible. De
ahí que hayamos establecido normas de etiquetado, cuyo objeto es permitir que el
consumidor sepa lo que compra.
Conviene informarle, por ejemplo, del valor nutritivo de los alimentos. Las normas
de etiquetado de la UE exigen que en la etiqueta se mencionen los ingredientes de
los productos alimentarios compuestos y, en algunos casos, elementos
nutricionales específicos.
Otra rama de la producción de calidad es la que representa la producción
ecológica. Hace diez años, la Unión Europea adoptó normas precisas en relación
con la producción ecológica, y hace dos, se introdujo una etiqueta europea para
esta clase de productos. Merced a esas medidas, los consumidores europeos
pueden esperar que lo que adquieren como productos ‘ecológicos’, lo sean
realmente, con independencia de que procedan de Finlandia o de Portugal. Para
ello, si se considera que los controles existentes son inadecuados, habrá que
reforzarlos.
Otro aspecto muy importante del etiquetado es la protección del origen. Algunos de
los productos alimentarios tradicionales europeos han pasado a convertirse en
auténticas marcas comerciales. Ya me he referido antes al queso manchego y al
jamón serrano, pero piénsese también en las numerosas variedades regionales de
aceite de oliva, como /HV*DUULJXHV. Se trata de denominaciones protegidas por la
normativa europea en todo el territorio de la Unión. Con ello se garantiza que el
queso manchego proceda, efectivamente, de La Mancha y no de cualquier otra
parte del mundo.
4
Por último, necesitamos también establecer normas precisas sobre un problema de
gran actualidad, el de los organismos modificados genéticamente. Debe darse a los
consumidores europeos la posibilidad de decidir si desean comprar alimentos que
contengan OMG o no. Para ofrecerles esa opción, son necesarias dos cosas:
trazabilidad y etiquetado. De ahí que, ya en 1997, la UE impusiera el etiquetado
obligatorio tanto de los OMG en sí como de los contenidos en los alimentos. Pero
queremos ir más lejos, y hacer extensivas las normas de trazabilidad y etiquetado a
la absoluta totalidad de productos alimentarios: a ello obedece la propuesta que la
Comisión Europea adoptó el pasado mes de julio, y que actualmente debate el
Parlamento Europeo, cuyo objeto es mejorar y hacer más estrictas las normas.
,QQRYDFLyQHLQYHVWLJDFLyQ
El problema de los OMG me lleva a hablar de la segunda herramienta de que
disponemos para mejorar la calidad, la innovación. Si queremos innovar, debemos
dedicarnos intensamente a la investigación, porque es mucho lo que aún
necesitamos saber. Por una parte, necesitamos investigar más a fondo los riesgos
que, para la salubridad de los alimentos, representan fenómenos como el de la
EEB. Por otro, debemos aprender a aprovechar las nuevas posibilidades que nos
brinda el desarrollo de las ciencias de la vida.
Las nuevas tecnologías brindan, sin duda, nuevas posibilidades, entre las que
podemos citar la de incrementar el rendimiento de las plantas agrícolas, mejorar su
resistencia a los insectos y enfermedades y aumentar la competitividad de los
agricultores europeos.
Pero nuestros ciudadanos quieren saber - y con razón - si los alimentos
modificados genéticamente son inocuos para el consumo humano y no perjudican
al medio ambiente. Por tanto, nuestra actuación deberá basarse en la cautela.
Cautela, no alarma. Necesitamos más investigación y mejores herramientas de
gestión del riesgo para, de un lado, aprovechar las oportunidades y, de otro,
controlar los riesgos. Este es el objetivo que persigue la nueva estrategia sobre las
ciencias de la vida y la biotecnología, que la Comisión Europea ha hecho pública
hace algunas semanas. Nos encontramos en una encrucijada en la que debemos
decidir qué dirección tomar, y la nueva estrategia nos ayudará en esta decisión.
/D3$&\ODFDOLGDG
Ahora bien, ¿cómo puede la política agrícola en sí favorecer la calidad? Desde su
creación, la política agrícola común de la UE se ha centrado preferentemente en el
aspecto cuantitativo de la producción. Sin embargo, desde que, en la década de los
setenta, Europa superó el umbral de la autosuficiencia, los mercados agrarios han
venido impulsados por la demanda, lo que significa que hemos debido desplazar el
énfasis de nuestra política de la oferta a la demanda. Las reformas de 1992 y 1999
constituyeron un primer paso en la dirección adecuada; la reducción del apoyo
comunitario a los mercados ha hecho que nuestros productos agrarios sean más
competitivos, y los agricultores europeos vuelven a responder a las señales del
mercado.
Pero no basta con esto. Dado que la alimentación constituye para todos ustedes el
centro de su actividad cotidiana, no necesito explicarles que la competitividad no es
meramente una cuestión de precios, sino también de calidad y de marcas.
5
Si un agricultor o una empresa de transformación quiere lograr mayores niveles de
calidad o fabricar productos realmente inconfundibles, necesita invertir. Es
indispensable, por tanto, que los agricultores y los empresarios del sector de la
transformación obtengan ayudas que les permitan realizar tales inversiones. A eso,
exactamente, va encaminada la política de desarrollo rural de la UE.
Concretamente, apoyamos las inversiones destinadas a la producción de calidad, la
producción ecológica, medidas de comercialización, y la mejora de las tierras.
También apoyamos medidas en materia de formación e inversiones destinadas a
mejorar las infraestructuras de las zonas rurales.
En España, la UE canaliza su apoyo al futuro de la agricultura a través de diversos
programas de desarrollo rural, concretamente, tres programas horizontales para
todo el Estado, y uno para cada región. Tomemos, por ejemplo, Cataluña, que
acoge esta feria. Las ayudas que concedemos, específicamente, a Cataluña
ascienden a unos 400 millones de euros, aproximadamente; de ellos, la mayor
parte, es decir, 269 millones de euros, se destinan a inversiones y a financiar
mejoras en las estructuras de producción.
Además del programa de desarrollo rural, en agosto pasado pusimos en marcha
uno de los denominados programas LEADER+ en Cataluña, a través del cual la UE
aportará otros 25 millones de euros para proyectos innovadores de ámbito local en
zonas rurales, entre otros, proyectos de comercialización y de cooperación. Pero lo
que debe subrayarse es que se trata de iniciativas procedentes en su totalidad de
grupos locales, en las que la contribución de la UE se limita a la financiación.
Como ven, hemos adoptado diversas medidas que ponen el énfasis en la calidad,
antes que en la cantidad. Con todo, cabe preguntarse si lo que se ha hecho hasta
ahora es suficiente. Yo lo dudo. Con las dos reformas de la pasada década, hemos
destinado a medidas de desarrollo rural alrededor del 10% del presupuesto agrario;
el resto sigue destinándose a financiar el apoyo a los mercados y las ayudas
directas. Considero que, si realmente pretendemos conseguir que la agricultura
europea sea más competitiva, debemos prestar mayor atención que hasta ahora a
las medidas de desarrollo rural.
Este año, la evaluación intermedia de la Agenda 2000 nos brinda la posibilidad de
efectuar nuevos reajustes dentro de los límites de nuestro presupuesto. Creo que
puede ser una buena oportunidad para reforzar el segundo pilar de la PAC. Y es
que una cosa está clara: poner el acento en el segundo pilar es ponerlo también en
una mayor calidad.
&RQFOXVLyQ
Señoras y señores,
Permítanme, para concluir, recapitular las ideas que he expuesto. La alimentación
es parte de nuestra cultura. Por tanto, tenemos que cuidarla y refinarla si queremos
evitar encontrarnos en el futuro ante una mezcla aleatoria de productos de escasa
calidad.
La Unión Europea centrará sus esfuerzos en garantizar la salubridad de los
alimentos en nuestro mercado común. Sin embargo, corresponde a los agricultores
y al sector de la transformación conferir a sus productos un carácter inconfundible.
Muchos productos alimentarios españoles se han convertido ya en auténticas
marcas comerciales. Debemos colaborar en el futuro, los sectores público y
privado, para crear nuevas marcas y mejorar la calidad exclusiva de los productos
alimentarios europeos.
6
Considero que esta feria nos ofrece una magnífica oportunidad para intercambiar
ideas sobre la calidad y descubrir nuevos productos de calidad. Quiero, por tanto,
expresar mi agradecimiento a los organizadores, y desear a todos los visitantes y
expositores una estancia interesante y provechosa en Alimentaria. Espero que
disfruten de los productos que encontrarán aquí. Como dicen los ingleses con
acierto: “4XDOLW\VSHDNVIRULWVHOI” (“la calidad habla por sí sola”).
Les agradezco la atención que me han prestado.
7