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Reforma de la PAC en 2013 ¿Crecimiento verde o Green Deal? Documento de posición del Grupo Verts/ALE en el Parlamento Europeo La historia de la PAC, reformas perdidas, nuevos retos La Política Agrícola Común fue creada en 1957 para responder a las necesidades de los ciudadanos europeos en aquella época, es decir, tener suficiente para comer tras la experiencia de las extensas hambrunas de la Segunda Guerra Mundial. Este objetivo se alcanzó muy pronto. El modelo europeo para la política agrícola se concentraba en el crecimiento y la productividad, en la industrialización de la agricultura, que muy pronto comenzó a generar grandes excedentes de cereales, leche y carne. Al mismo tiempo, este modelo dependía en gran medida de la creciente importación de piensos de los Estados Unidos y otras partes del mundo. Al mismo tiempo, la UE exportaba cantidades cada vez mayores de sus excedentes de cereales y carne al mercado mundial. Este modelo no ha cambiado. Las sucesivas reformas de la PAC no han podido corregir estos desequilibrios insostenibles, ya sea por falta de voluntad política o debido a intereses nacionales específicos. Desde hace mucho tiempo, los excedentes que exporta la UE socavan los mercados e inhiben una producción agrícola estable en países menos desarrollados. La producción subvencionada en la UE compensa indirectamente los costes de producción de los productos agrícolas y alimentos procesados que exporta la UE. De este modo se produce una competencia desleal en los mercados locales de los países menos desarrollados, ya que los agricultores de países en los que no se conceden (o se conceden menos) subvenciones no pueden compensar sus propios costes de producción y salen perdiendo en los mercados locales o regionales. En cuanto a los mercados y obstáculos al comercio, la UE protege sus sector agrícola en aras de la seguridad alimentaria a su interior, por una parte, y presiona a países menos desarrollados para que acepten acuerdos comerciales para abrir sus mercados a alimentos producidos en la UE a precios más bajos (dumpìng), por la otra.. En 2010, la Unión Europea exportará productos agrícolas por un valor de 127 000 millones de dólares US$ e importará productos por 173 000 millones. Las importaciones netas alcanzarán 46 000 millones de dólares US$. Actualmente, la UE es el mayor importador de piensos y alimentos por encima de China. Hoy en día, la UE importa decenas de millones de toneladas de granos de soja y otras proteínas que «alimentan» un modelo industrializado de cría de animales. Aunque esta situación podría tener sentido en el caso de productos que no se crecen bien en la UE, como los productos tropicales, el café, el cacao o las frutas, no lo tiene en el caso de los alimentos básicos para animales, como los granos de soja u otras proteínas, que podrían producirse en Europa sin problemas. Además, la producción industrial de carne, que se encuentra sumamente especializada y concentrada, deja una devastadora huella ecológica y social, no solamente en Europa, sino también en los países en desarrollo. DV\851285ES.doc ES ES Los agricultores y consumidores europeos dependen de un uso insostenible de 35 millones de hectáreas de tierras fuera de la UE, que gastan igualmente gigantescas cantidades de agua, por ejemplo, y son responsables indirectos de esta situación. Esta situación no sólo refleja una gran responsabilidad por la creciente inestabilidad de la seguridad alimentaria y el hambre a nivel mundial, sino que ha contribuido de forma considerable a imponer un modelo agrícola dominante que destruye los mismísimos recursos básicos necesarios para la producción estable de alimentos en Europa. Asimismo, el nuevo problema de ámbito mundial de la «apropiación de tierras» (la compra de grandes superficies en países en desarrollo y Europa Oriental) se deriva de la creciente «hambre» de las agroindustrias mundiales que incorporan cada vez más tierras y personas a sus imperios. La presión para que las explotaciones aumenten constantemente su productividad y la ideología destructiva del principio «crecer o morir» que se ha impuesto a los agricultores ha provocado igualmente la pérdida de una cantidad enorme de empleos en las economías rurales y cuentan con agroindustrias que consumen energía y contaminan..Estos desequilibrios han desencadenado una serie de consecuencias negativas y provocado una alarmante degradación de la fertilidad del suelo, de la biodiversidad y de la calidad del agua en toda Europa. .Regiones enteras se dedican a monocultivos altamente especializados de maíz y trigo, así como a la cría de animales en fábrica, una práctica que consume mucha energía y contamina. En los antiguos Estados miembros de la UE, los agricultores representan actualmente tan solo entre el 3 % y el 4 % de la fuerza de trabajo. Este éxodo rural fue resultado de las políticas de los años sesenta y setenta destinadas a ofrecer a la industria y los servicios una mano de obra barata. Pero ahora, estos sectores ya no absorben a más personas, sino que producen más desempleados. La agricultura y los sistemas alimentarios sostenibles, en particular la agricultura orgánica, así como una gestión sostenible del suelo, el agua, la biodiversidad y las infraestructuras rurales solo podrán conservar y crear empleos dignos en la agricultura y economías rurales prósperas si el modelo actual de agricultura cambia radicalmente. La reforma de la PAC tiene que resolver estos desequilibrios y adoptar las medidas necesarias para distribuir la producción agrícola entre sus territorios y regiones, y restablecer los lazos entre agricultura y ganadería. La destrucción de puestos de trabajo ha sido más rápida y preocupante en los nuevos Estados miembros de la UE y Europa meridional. La ampliación y las reformas de la PAC han marginado a las explotaciones familiares, en particular a los minifundistas y trabajadores rurales, y han creado nuevas bolsas de pobreza. Incluso los inmigrantes procedentes de países norteafricanos consideran que las condiciones de trabajo e ingresos inaceptable. La velocidad con la que se destruye el tejido social de las economías rurales resulta alarmante. En países como Rumanía, Bulgaria, Hungría, pero también en algunas partes de Italia, Grecia y España, una parte importante de la población ve como desaparece su forma de sustento sin encontrar alternativas, lo que provoca tensiones sociales y políticas que podrían tener repercusiones en el futuro de la Unión Europea. Las reformas de la PAC de los últimos decenios no han hecho sino adaptar los instrumentos y las medidas a las diferentes ideologías políticas. En 1992, Europa reformó su PAC para adaptar la agricultura a los intereses comerciales mundiales dentro del sistema de la OMC. La agricultura se utilizó como baza en las negociaciones para obtener concesiones de los países en desarrollo para las industrias y el sector de los servicios europeos. Esta tendencia se mantuvo en las reformas de 1999 y 2003. Sin embargo, la constante liberalización no fue capaz de mejorar la vida de los pobres y los hambrientos. Antes bien aumentó su número a más de mil millones en 2010. El comercio de productos agrícolas, que está dominado por los intereses de empresas transnacionales, ha demostrado ser un fracaso. Por ello, los temas relacionados con la agricultura y la seguridad alimentaria deberían negociarse fuera de la OMC en un marco 2/13 ES DV\851285ES.doc internacional transparente y democrático que tenga plenamente en cuenta las cuestiones sociales y medioambientales. ¿Crecimiento verde? – La estrategia Europa 2020 no aborda la agricultura y los verdaderos retos Hace diez años, la estrategia de Lisboa prometió a los ciudadanos europeos que la UE se convertiría en la región más competitiva e innovadora del mundo. Pero este objetivo no se alcanzó. Actualmente, Europa pierde fuerza económica y cohesión política. La Comisión Europea explica este obvio fracaso sobre todo con una crisis financiera y económica «imprevisible» y la insuficiencia de los esfuerzos realizados por los Estados miembros para hacer que sus economías sean más competitivas en los mercados globalizados. Con la estrategia Europa 2020, Manuel Barroso ofrece más de lo mismo para los próximos diez años. Su hoja de ruta política, la estrategia Europa 2020, define una vez más el crecimiento económico y la liberalización de los mercados como las principales directrices para las reformas de todas las políticas de la UE hasta 2013. Asimismo se supone que la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) debe encajar en esta estrategia de crecimiento a pesar de los crecientes problemas derivados de la extendida especulación con productos agrícolas, la extrema volatilidad de los precios de los alimentos y la creciente preocupación por la inseguridad alimentaria a nivel europeo y mundial. Resulta sorprendente que la agricultura y la crisis alimentaria no se mencionen en la estrategia original Europa 2020 del señor Barroso. Al parecer se suponía que la agricultura, considerada el «patio interior» de la economía en general, debía suministrar materias primas baratas para que la industria de la alimentación y de la energía fuesen más competitivas a escala mundial. La Comunicación de la Comisión intitulada «Mejorar el funcionamiento de la cadena de suministro de alimentos en Europa» y la hoja de ruta de las industrias de la alimentación de la UE revelan este planteamiento con sorprendente detalle. Se habla mucho de la competitividad de la industria de la alimentación, y muy poco de los problemas medioambientales, los riesgos del cambio climático, la calidad de los alimentos o de las necesidades de los agricultores y consumidores. La idea fija de que el crecimiento es la respuesta a todos los males abusa deliberadamente de los problemas ampliamente reconocidos para la futura agricultura, como el cambio climático, el agotamiento de los suelos y la pérdida de biodiversidad. La estrategia Europa 2020 añade atributos ecológicos al desfasado modelo de desarrollo económico: Inteligente, verde e integrador. - Se prevé que el crecimiento verde aumente las inversiones a través de una investigación agroindustrial anticuada para impulsar la producción; - El crecimiento verde se centra en inversiones en materias primas, biomasa y agrocarburantes, que ponen en peligro la seguridad alimentaria; y por último - Se supone que el crecimiento integrador resolverá el creciente desempleo y pobreza en las zonas rurales. Es este planteamiento técnico inamovible y desconectado para abordar los problemas económicos, ecológicos y sociales lo que hace que la estrategia Europa 2020 haya quedado desfasada desde el principio. Los Verdes en el Parlamento Europeo no estamos dispuestos a que todo continúe igual en la agricultura. Queremos una política agrícola común y una política rural que estimulen el compromiso de los ciudadanos a favor de la protección del medio ambiente, el bienestar de los animales y el comercio justo, y que reconozcan el derecho de los agricultores y de los DV\851285ES.doc 3/13 ES trabajadores rurales a obtener una renta digna mediante la producción de alimentos saludables y los servicios medioambientales que prestan a la sociedad. Queremos investigación, educación y tecnologías que contribuyan al equilibrio entre producción y protección, queremos que se inviertan fondos públicos en la gestión sostenible de los recursos naturales, el suelo, la biodiversidad como parte de un nuevo sistema agrícola basado en las condiciones y capacidades locales, y que mantenga un empleo estable y el buen trabajo. Queremos una política agrícola que sea coherente con los Objetivos de Desarrollo del Milenio nº 1 (erradicar la pobreza extrema y el hambre) y nº 8 (establecer alianzas mundiales para el desarrollo) y que contribuya de este modo a la lucha mundial contra el hambre y por el derecho a los alimentos. Para lograr la seguridad alimentaria a nivel mundial es indispensable que los países en desarrollo refuercen de forma sostenible su propia producción. Por otra parte, la PAC se justifica supuestamente por contribuir a la seguridad alimentaria mundial, algo que no es cierto desde dos aspectos, en primer lugar porque no se ha alcanzado este objetivo, en vista los mil millones de personas que pasan hambre en el mundo y de la crisis alimentaria de 2008; y en segundo lugar, esta aparente tarea de «alimentar al mundo», que la industria agroquímica utiliza para justificar la intensificación del uso de productos químicos, resulta muy engañosa, ya que importamos grandes cantidades de alimentos y, en particular, de piensos para animales. Un Green Deal. Cómo aplicar el principio de precursor y el principio de quien contamina paga Ofrecemos un Green Deal: Queremos una reforma que invierta las normas y excepciones vigentes de la Política Agrícola Común y la Política Rural. Las prácticas agrícolas sostenibles y la producción de alimentos de calidad deben convertirse en la norma. Las prácticas agrícolas insostenibles que dependen de un alto consumo de energía e insumos a base de petróleo deben ser la excepción y eliminarse progresivamente. En lugar de empujar a los agricultores a una carrera para obtener una producción cada vez mayor en un breve período, habría que incorporar sistemas agrícolas sostenibles por medio de incentivos públicos. No tiene sentido subvencionar a los complejos agroindustriales para que compitan en el mercado mundial que repercuten en el conjunto de la sociedad el coste de la degradación medioambiental y de los riesgos para la salud público. De este modo, los contribuyentes pagan dos veces. Al contrario, la PAC debería incluir tareas medioambientales, sociales y de salud pública en todos los sistemas agrícolas y de alimentos, y asegurarse de que los mercados y pagos directos cubran el coste real de una cadena alimentaria sostenible y, de este modo, prevenir el dumping de productos de la UE en los países en desarrollo. La lucha contra el cambio climático en la agricultura no es solamente cuestión de absorber CO2 o reducir las emisiones de metano. Los sistemas agrícolas deben mejorar el humus y la fertilidad de los suelos por medio de una mejora de la rotación de cultivos, y reequilibrar la producción animal y vegetal restableciendo el lazo entre la cría de animales y la tierra. Mejorar la gestión del agua no consiste solamente en absorber los residuos líquidos de nutrientes procedentes de los estables y campos, sino en mejorar los ciclos del agua en la agricultura y la agrosilvicultura a fin de enfriar el planeta y conservar el agua donde más se necesita. Tenemos que mejorar la sostenibilidad de nuestros métodos de producción de carne y leche para que se ajusten a las normas en materia de bienestar animal y protección del medio ambiente, y mitigar el cambio climático; debemos reducir la intensidad de la producción ganadera, poner fin a la agricultura industrial y promover alternativas a estos métodos y productos para lograr un mayor equilibrio ecológico. 4/13 ES DV\851285ES.doc La productividad de la biodiversidad no puede conservarse en bancos de genes refrigerados o recluirse en reservas naturales, sino que tiene que vivir y expandirse a través del cultivo en las explotaciones agrícolas con un gran número de cultivos y animales de granja. Tampoco las especies silvestres sobrevivirán al borde de una agricultura cada vez más explotadora. La agricultura debe incluir, no excluir, la administración de los recursos naturales, cubrir el coste real de la producción y, por consiguiente, ofrecer un trabajo e ingresos dignos. Es necesario poner fin a un sistema que produce excedentes de forma inherente que se venden a su vez por debajo de su precio de coste fuera de la UE a través del comercio exterior. Para ello proponemos aplicar el principio de precursor y el principio de quien contamina paga en la futura PAC. Conjuntamente, estos dos principios pueden sacar a los agricultores de la espiral de destrucción, de una ideología desfasada basada en «crecer o morir». El principio de precursor establece la mejor práctica sostenible que exista en una región o sector productivo como referencia que debe integrarse en los sistemas agrícolas. El principio de quien contamina paga obliga a las agroindustrias que llevan a cabo prácticas insostenibles a indemnizar a la sociedad por los efectos adversos que estas tienen en el medio ambiente y la salud pública. Los pagos directos deben transformarse en pagos que recompensen exclusivamente una aportación a los beneficios públicos, como la adaptación y mitigación del cambio climático, la protección del medio ambiente y la biodiversidad, y la creación de empleos de calidad. Su pago se condicionaría al respeto del bienestar de los animales, y habría que establecer prioridades, como las ayudas a las pequeñas explotaciones y no a las contadas grandes empresas que la PAC favorece actualmente. Actualmente, el denominado principio de condicionalidad permite que la PAC efectúe pagos directos a los agricultores a condición de que cumplan normas mínimas en materia medioambiental y de bienestar animal, pero el problema reside en que la mayor parte de las subvenciones actuales se destinan a incrementar la producción por unidad, lo que impone prácticas cada vez más intensivas que socavan estas condiciones mínimas. Por ello, muchos agricultores y gobiernos nacionales consideran que la condicionalidad representa una limitación a la competitividad. Es por ello que las administraciones de los Estados miembros suelen tolerar las infracciones. Sería preferible estimular y apoyar las mejores respuestas existentes a los problemas medioambientales, sanitarios y sociales dentro de un territorio, e imponer gravámenes a los sistemas que no respeten la legislación vigente en materia de protección del medio ambiente, bienestar animal y salud pública. Ofrecemos un Green Deal para la reforma de la PAC (que incluye las siguientes propuestas): 1. Los alimentos primero: Reforzar el derecho humano a una alimentación saludable y suficiente Todos deben tener acceso a alimentos saludables y suficientes: por ello, la reforma de la PAC debe contemplar políticas, medidas y normas comerciales que garanticen la seguridad alimentaria a nivel nacional y europeo, eviten el aumento de la pobreza dentro de la UE y en todo el mundo, y ayuden a los países en desarrollo a alimentar a su propia población de manera sostenible. Los alimentos deben cultivarse y consumirse de preferencia en temporada a nivel local y regional a fin de evitar su transporte a grandes distancias y una creciente dependencia de las estrategias para obtener beneficios de las grandes empresas comerciales internacionales. Por DV\851285ES.doc 5/13 ES ello, la producción agrícola de la UE debe concentrarse en la producción regional, en lugar de intentar competir a nivel del mercado mundial. El derecho a los alimentos incluye el derecho de las personas y los gobiernos a adoptar medidas contra las formas de dumping ecológico, económico o social, y a desarrollar sus propios sistemas de alimentación sostenible. La PAC debe incorporar el derecho a los alimentos y otros convenios multilaterales en esta materia. Habría que establecer un mecanismo de denuncia de prácticas de dumping al que puedan recurrir las partes interesadas de la UE, pero también de los países en desarrollo. Los precios de los alimentos deben reflejar el coste real de los sistemas de producción sostenible. Para ello será necesario introducir profundos cambios en la PAC, como una mejor organización de mercados, relaciones más estrechas entre agricultores y consumidores, una formación e investigación que permitan a los agricultores elegir las mejores prácticas existentes en cada región, y una educación sobre nutrición que haga posible que los consumidores adopten una dieta saludable y sostenible. 2. Comercio justo: Inclusión de la política de desarrollo sostenible en la reforma de la PAC La PAC debe ser coherente con una política de desarrollo sostenible a nivel mundial. La UE debe abandonar todas las prácticas de dumping, como las subvenciones a la exportación, así como los pagos directos y las inversiones del segundo pilar para promover operaciones de cría intensiva y procesamiento industrial que provocan la producción de excedentes insostenibles. La reforma de la PAC debe reducir su huella ecológica y social en la agricultura y los recursos naturales de los países en desarrollo, por ejemplo, mediante la reducción de las importaciones de alimentos para animales y otros productos básicos que pueden socavar la seguridad alimentaria y los sistemas agrícolas sostenibles en esos países. La UE debe trabajar a favor de un sistema mundial de regulación del comercio agrícola que favorezca la producción sostenible de alimentos, de preferencia en sistemas agrícolas locales a pequeña escala, y que evite activamente la competencia entre la producción de alimentos, la conservación de la naturaleza y la producción de energía. Al importar productos agrícolas procedentes de países pobres, la UE debería ayudar activamente a esos países a aumentar el valor añadido de sus productos agrícolas y a que cumplan gradualmente las normas de la UE sin restricciones injustas a la importación. Este principio debería incluirse en todas las negociaciones bilaterales o internacionales entre la UE y países en desarrollo. Los países pueden asumir obstáculos arancelarios relativamente bajos para la importación de sus productos primarios a la UE (por ejemplo, cacao en grano), pero si desean exportar alimentos procesados a la UE (por ejemplo, chocolate), tienen que pagar aranceles sumamente elevados. A la inversa, en la UE se añade valor a los productos primarios que se vuelven a exportar a los productos del mundo en desarrollo. Por ello, la UE debe modificar su régimen de aranceles progresivos y promover y aumentar el nivel de los aranceles para productos agrícolas de países en desarrollo. Es necesario conceder aranceles más bajos para incentivar los productos que cumplen normas sociales y ecológicas más altas. Debe evitarse la exportación de productos de la UE que gocen de aranceles superiores al 20 %. La UE debe asumir el liderazgo para luchar activamente contra la especulación con alimentos, tierras y productos en un nuevo marco internacional para los mercados de tierras y productos básicos. La UE debe adoptar normas justas en materia de acceso condicional al mercado que pongan fin al dumping ecológico y social, y estimulen la adopción de prácticas sostenibles. La apropiación de tierras en Europa Central y Oriental, y en los países en desarrollo es una 6/13 ES DV\851285ES.doc amenaza para la seguridad alimentaria local y a menudo desplaza a poblaciones locales sin ofrecerles empleos o ingresos alternativos. Por ello es necesario que la compra de tierras sea transparente y esté regulada a fin de evitar una mayor concentración de la propiedad de la tierra y de los mercados de tierras. La política de agrocarburantes de la UE no debería incentivar la apropiación de tierras, como hace actualmente. A fin de evitar la escasez de alimentos a nivel mundial, la UE debería promover la creación de reservas nacionales de alimentos basadas en sistemas agrícolas locales y regionales sostenibles y ayudar a los países en desarrollo a constituirlas. Sin embargo, estas reservas de alimentos no deberían formarse mediante la compra de excedentes por parte del Estado ni acabar vendiéndose por debajo de su coste en mercados de países en desarrollo en detrimento de la suficiencia alimentaria de estos. Es necesario aumentar el porcentaje de la ayuda al desarrollo destinada a reforzar el sector agrícola en los países en desarrollo y prestar un mayor apoyo institucional a los productores de dichos países. Habría que llevar a cabo una evaluación de impacto de la PAC que examine en particular las posibles distorsiones del comercio internacional y los efectos en la agricultura a pequeña escala en otros países. La reforma de la PAC tiene que incluir un proceso de consulta de los países en desarrollo. La UE debería promover la formulación y aplicación de normas multilaterales y evitar la proliferación de acuerdos bilaterales y normas privadas. 3. Ayudas públicas: cambiar radicalmente las normas y excepciones La reforma de la PAC debe modificar radicalmente las normas y excepciones, y las prácticas agrícolas sostenibles deben convertirse en la regla general. La agricultura industrial y otras prácticas insostenibles deben tratarse y regularse como la excepción a esta regla. Por consiguiente, el espíritu de la reforma debería estimular plenamente las prácticas sostenibles en lugar de debilitar las normas mínimas, como sucede con la condicionalidad cuando se trata de ventajas competitivas. A fin de convertirse en un verdadero modelo europeo de agricultura multifuncional, la nueva PAC debería aplicar el principio de precursor y el principio de quien contamina paga. De este modo se sacará a los agricultores de la espiral de destrucción y de una ideología desfasada basada en «crecer o morir». Los pagos de la PAC deben abandonar la lógica de la compensación para adoptar una lógica de inversión en buenas prácticas. La UE debería identificar las buenas prácticas de los sistemas sostenibles de producción de alimentos (incluidos los retos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la mejora de la gestión del agua, la fertilidad del suelo, el bienestar animal y el empleo sostenible) y estimular a los Estados miembros para que promuevan activamente estas prácticas en su territorio mediante la oferta de una mayor cofinanciación a cambio de mejores resultados. Los pagos a cambio de «bienes públicos» deberían estar estrechamente relacionados con los sistemas agrícolas sostenibles, en lugar de compensar simplemente a los agricultores o empresas por servicios públicos independientes. De preferencia, los pagos por bienes públicos deberían formar parte de programas de desarrollo y cohesión rural basados en el territorio, que impliquen en este esfuerzo a las comunidades rurales y a todas las partes interesadas. Los agricultores de las zonas menos favorecidas, como las islas, las regiones de montaña y las regiones con suelos de baja calidad, se enfrentan a algunas de las mayores dificultades que sufren los agricultores europeos, como la distancia hasta los mercados, la falta de servicios DV\851285ES.doc 7/13 ES locales, la vulnerabilidad a la volatilidad de los mercados y la necesidad de proteger ecosistemas frágiles. No obstante, muchos agricultores de estas zonas se encargan del mantenimiento de algunas de las zonas agrícolas de mayor valor natural y la actividad agrícola es indispensable para mantener los paisajes y comunidades locales. Es de suma importancia que estos agricultores, que obtienen los márgenes más exiguos y afrontan las más altas responsabilidades, reciban ayudas públicas adecuadas, pero desgraciadamente, el fundamento histórico de la PAC hace que se recompense mucho más a la agricultura rentable de insumos intensivos. La excepción debe convertirse en la regla y las ayudas deben ir destinadas a estos agricultores vulnerables de zonas marginadas. Es necesario continuar y mejorar el régimen de ayudas a las zonas menos favorecidas, que ha resultado tan eficaz y útil, el cual debe pasar a formar parte integrante del sistema general de ayudas públicas. 4. Transición hacia un marco de buenas prácticas La UE debería establecer un marco de principios basados en buenas prácticas y elaborar criterios concretos para dichas prácticas cuando la agricultura se realice a nivel regional o local. En la definición de estos criterios deberían participar asociaciones público-privadas, como sucede en los grupos de acción local del programa LEADER. Las condiciones para los pagos a las explotaciones deberían incluir un componente de producción sostenible y un componente de trabajo digno. Ambos deberían pagarse a condición de que las inversiones eleven las prácticas agrícolas claramente por encima de las normas vigentes en materia de condicionalidad, y estabilicen o mejoren las condiciones de trabajo e ingresos de las personas que trabajen en la explotación. Los pagos deberían diferenciarse en función de condiciones geográficas y de infraestructuras concretas, como regiones desfavorecidas, zonas de gran valor natural, sensibilidad al cambio climático, etc. La PAC no debería conceder subvenciones basadas únicamente en la propiedad de la tierra sin producción agrícola activa o actividades de protección de la naturaleza. Tampoco deberían recibir subvenciones las explotaciones ganaderas industriales en recintos cerrados situadas fuera de las zonas rurales. Debería fijarse un límite para recibir ayudas públicas a un determinado nivel de renta y tamaño de las empresas agrícolas, que tenga en cuenta el nivel de la producción y empleo sostenibles. La reforma debería contemplar períodos y medidas transitorios que permitan a los agricultores adaptarse a las nuevas normas. Al igual que las normas para la conversión a la agricultura orgánica, algunas medidas, como la extensificación, la rotación de cultivos, la plantación de franjas de plantas silvestres, la plantación de setos, etc., aumentarían la sostenibilidad de los sistemas de producción, pero no deberían considerarse a largo plazo como servicios independientes que deban pagarse por separado. 5. Mejora de la administración de los mercados La reforma de la PAC debería establecer nuevas formas de gestión de suministros y organización de mercados que eviten la producción de excedentes estructurales y ayuden activamente a los agricultores y consumidores a volver a responsabilizarse de sus mercados locales y regionales. Dicho planteamiento implica igualmente un cambio de las normativas de la UE en materia de competencia para poner fin a los abusos del poder de compra de las principales empresas procesadoras y de comercio minorista, e invertir el proceso de concentración en la cadena alimentaria. La PAC y la legislación de defensa de la competencia de la UE deberían distinguir entre competencia a nivel local, regional, nacional e internacional mediante una reforma de la 8/13 ES DV\851285ES.doc política de desarrollo e infraestructuras rurales. Las unidades procesadoras de menor tamaño podrán ofrecer productos de calidad a los consumidores. Las normativas deberían ayudar a los agricultores a constituir organizaciones de productores que refuercen su poder de negociación y dirijan productos alimenticios a mercados más regionalizados y locales. Por otra parte, la reforma de la PAC debería adaptar las normas en materia de higiene y comercialización al tamaño de los mercados y la demanda. Las organizaciones de agricultores y consumidores deberían recibir ayuda para establecer lazos directos entre ellas a fin de ofrecer un precio justo por productos de calidad. Los contratos entre los agricultores y el sector de la alimentación deberían incluir principios que estimulen la adopción de prácticas más sostenibles. A fin de lograr un mejor reparto del valor añadido en la cadena alimentaria, la Comisión Europea debería poner en marcha una nueva iniciativa de transparencia que obligue a las empresas alimentarias más dominantes a publicar su cuota de mercado y margen de beneficios. La futura PAC deberá reforzar el papel de los agricultores y consumidores para equilibrar mejor la oferta y la demanda, en particular en sectores sensibles, como la producción de leche y de frutas y hortalizas. 6. Un desarrollo rural más amplio y una mayor cohesión territorial La nueva política de desarrollo rural y territorial debe integrar aún más las políticas agrícola, medioambiental y de cohesión mediante un enfoque territorial. Debería tener en cuenta los aspectos geográficos y culturales específicos de la expansión urbana en las zonas rurales respecto a los de las ciudades y aglomeraciones. El desarrollo rural integral debería mejorar la gobernanza territorial y reconocer las diferencias entre territorios en los que la población local puede intervenir en proyectos locales. La gobernanza rural territorial debe integrar los planes y programas territoriales de la Europa rural aprovechando las experiencias de las iniciativas comunitarias que han tenido éxito, como el programa LEADER y utilizando los instrumentos institucionales, legales y financieros adecuados para ello. La nueva política de desarrollo rural debería ser coherente con el marco multinivel de «gobernanza territorial» basado en el principio de subsidiariedad. Los programas rurales de carácter territorial deberían hacer gran hincapié en las asociaciones horizontales y verticales entre gobiernos nacionales y provinciales y autoridades locales, y deberían contar con los medios para planificar, implantar y gestionar el desarrollo sostenible en las zonas rurales. Habría que revisar la distribución de los fondos sobre la base de una nueva tipología de las zonas rurales y un sistema proporcional de cofinanciación de acuerdo con la densidad demográfica, la situación socioeconómica, y características o necesidades específicas. Los programas de desarrollo rural deberían promover soluciones innovadoras y redes a nivel local y europeo. Asimismo deberían contemplar actividades de investigación a nivel local y redes de competencias dentro de las zonas rurales y entre ellas. Habría que prestar especial atención a reforzar las infraestructuras públicas locales y crear y promover pequeñas empresas, así como a dar a los jóvenes y trabajadores migrantes la oportunidad de combinar sus perspectivas personales de futuro con las de la zona en la que han crecido. A fin de alcanzar la meta de una mayor cohesión territorial a través de un enfoque integrado es necesario alinear al FEADER y los Fondos Estructurales para concentrar de forma más selectiva la financiación y el «valor añadido» europeos, en particular para la promoción del desarrollo en zonas marginadas económica y geográficamente, y para estimular proyectos que hagan avanzar el «Green New Deal», como la mejora de las prácticas de gestión ganadera y los DV\851285ES.doc 9/13 ES proyectos de energías renovables. 7. Mejora de la diversidad biológica y económica como principio de organización Las ayudas de la PAC deberían actuar igualmente para establecer un nuevo equilibrio entre la producción vegetal y la producción animal a fin de reducir la dependencia de la UE de las importaciones de proteínas con el fin de volver a vincular la ganadería con la producción integrada de piensos y resolver el creciente problema de la contaminación del agua. La reforma debe establecer un límite máximo de cabezas de ganado por hectárea de tierra a fin de evitar una concentración y contaminación insostenibles. Habrá que establecer objetivos para aumentar gradualmente la producción de piensos proteínicos dentro de la UE. Debe anularse el acuerdo de Blair House. La reforma de la PAC debería hacer obligatoria la protección de la fertilidad del suelo y adoptar medidas eficientes contra la su erosión y contaminación. Debería hacer obligatoria una mayor rotación de los cultivos para la percepción de pagos directos a fin de desincentivar los monocultivos. Las medidas agroambientales deben fomentar una mayor diversidad de producción de plantas y animales mediante el uso sostenible de variedades locales de estos para luchar contra el avance de la erosión genérica. La UE debería recomendar a los Estados miembros la introducción de impuestos basados en el principio de quien contamina paga sobre el uso de plaguicidas para contribuir a la transición hacia formas de producción más ecológicas. Es necesario reforzar el derecho de los agricultores a desarrollar intercambiar semillas y razas de animales en contra de los actuales derechos exclusivos de los criadores y empresas comerciales, como los derechos y patentes de los criadores de plantas. La reforma de la PAC debería incluir un nuevo programa de cooperación entre agricultores, bancos de genes, criadores, científicos y consumidores destinado a sensibilizar al público acerca del papel que desempeña la diversidad en la protección de la naturaleza y los cultivos agrícolas, y aumentar los conocimientos locales en esta materia. 8. Investigación participativa y construcción de capacidades La investigación agrícola y sobre desarrollo rural debería volver a integrarse en las políticas en estas materias. Tras un período en el que se financió exclusivamente la biotecnología y la ingeniería genética, la investigación integrada debería incluir los conocimientos de buenas prácticas locales de los agricultores, así como a científicos de distintas disciplinas. Las inversiones en programas públicos de investigación participativa tienen que concentrarse específicamente en sistemas sostenibles de producción y protección, en la producción ecológica moderna de bajos insumos que utilice energía solar, en lograr la estabilidad por medio de la diversidad y en ayudar a los agricultores a pasar de un sistema agrícola dependiente del petróleo a una agricultura basada en la energía solar. Debería concederse prioridad a reforzar las pequeñas explotaciones multifuncionales y la agrosilvicutura, así como a usar energías renovables descentralizadas a fin de evitar la competencia entre la producción de alimentos y la de energía. Debe prestarse especial atención a la construcción de capacidades y la educación de los jóvenes mediante la integración de temas relacionados con la agricultura, la protección de la naturaleza y la calidad de los alimentos en los programas de educación y las acciones de construcción de capacidades, como se propone en la Evaluación Internacional del Papel del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el Desarrollo Agrícola (IAASTD). 10/13 ES DV\851285ES.doc La investigación sobre agricultura y desarrollo rural debería tener por objetivo poner en práctica la iniciativa emblemática sobre eficiencia en el uso de los recursos de la estrategia Europa 2020, ya que la agricultura consume una gran parte de los recursos, algo que no resulta sostenible en vista del enorme crecimiento de la población mundial que presenciamos. 9. Introducir la democracia en la cadena alimentaria: salud pública y preferencias colectivas Habida cuenta de los crecientes problemas de salud pública, como la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, la protección de los consumidores debe pasar a ser parte integrante de la reforma de la PAC por medio de una mayor participación de los consumidores, sus necesidades en materia de salud y sus preferencias culturales. Por ello, la reforma de la PAC debería orientarse hacia la producción de alimentos que mejoren de forma activa la salud pública (con menos azúcares y grasas, más apoyo a las frutas y hortalizas frescas) y tengan en cuenta las preferencias culturales. Los criterios de autorización para los productos fitosanitarios, semillas u otros insumos deberían reflejar la transición hacia sistemas agrícolas y de consumo de alimentos que sean sostenibles, así como las preferencias culturales y éticas de los agricultores y consumidores, como el rechazo a presencia de hormonas u organismos modificados genéticamente en los alimentos. El papel de los órganos «científicos» «consultivos», como la EFSA, el Codex Alimentarios y otros órganos de seguridad y control de calidad de los alimentos, que a menudo son fuertemente influenciados por intereses agroindustriales, debería ser objeto de un control democrático pleno. Asimismo, la UE debería ampliar el derecho de las asociaciones no gubernamentales a impugnar las recomendaciones y decisiones de dichos órganos. El etiquetado de los alimentos procesados debe facilitar a los consumidores la información sanitaria indispensable y pertinente, y reducir de modo considerable la información engañosa sobre ingredientes y aditivos añadidos. Debería alentar a los consumidores a elegir una dieta saludable. Las normas de higiene de la UE deben aplicarse igualmente a las exportaciones. La UE debería promover el acceso a la información sobre el origen de los alimentos y los ingredientes para los consumidores, pues estos deben poder tener control sobre los alimentos que adquieren por medio de una información completa en las etiquetas a fin de que puedan hacer decisiones informadas. La indicación del país de origen en el etiquetado debe ser obligatoria en la UE, tanto de los productos de un solo ingrediente, como de los principales ingredientes de los productos combinados. 10. Equilibrio entre la seguridad alimentaria y la seguridad energética en Europa La reforma de la PAC tiene que disminuir los insumos externos de energía del sistema de producción de alimentos a fin de reducir activamente la creciente presión sobre los recursos naturales destinados a los alimentos, los piensos y los combustibles. Si se reduce tanto la huella ecológica fuera de Europa como las importaciones de piensos, los sistema agrícolas sostenibles no tendrán mucho margen de maniobra para producir energía adicional a partir de biomasa o agrocarburantes, salvo si utilizan sistemas locales y «de la cuna a la cuna» de producción de energía. Por consiguiente, el principal objetivo de equilibrar la seguridad alimentaria y la seguridad DV\851285ES.doc 11/13 ES energética radicará en el ahorro de energía y la reducción de la pérdida de energía en los sistemas agrícolas. Las políticas en materia de seguridad energética deben hacer frente a la producción, pautas de consumo y estilos de vida derrochadores, y fomentar un acceso más equilibrado a los alimentos y la energía para todos. Estas políticas deberían tener en cuenta que la producción y consumo de carne utiliza más energía que la producción de cultivos, frutas y hortalizas. 11. Presupuesto Nuestra política agrícola tiene numerosos objetivos: la seguridad alimentaria, una gestión ecológica de las tierras y el agua, la protección de la biodiversidad, la protección de las comunidades rurales, la lucha contra el cambio climático y el mantenimiento de la agricultura en zonas alejadas y marginadas. Para alcanzarlos, lo que incluye muchos de los objetivos fundamentales de la UE, es absolutamente necesario contar con una financiación adecuada con cargo al presupuesto de la UE, en particular si tenemos en cuenta que el presupuesto debe repartirse de forma equitativa entre todos los Estados miembros. El presupuesto para la PAC y el desarrollo rural debe, como mínimo, mantenerse, pues una reducción haría muy difícil alcanzar los objetivos de la UE. 12. Protección del Mar Báltico El Mar Báltico es virtualmente un lago interior de la UE y uno de los mares más contaminados del mundo. El mayor problema medioambiental del Mar Báltico es la eutrofización y los mayores vertidos de nutrientes (fósforo, nitrógeno) proceden de la agricultura. Casi toda las actividades agrícolas en el área de captación del Mar Báltico tienen lugar en los Estados miembros. La disminución de la contaminación difusa procedente de fuentes agrícolas y, por consiguiente, la conservación de ríos y mares saludables, deberían pasar a ser uno de los objetivos clave de la PAC. La PAC debería ser objeto de un examen medioambiental general mediante el cual puedan determinarse los principales problemas que deben resolverse para proteger al Mar Báltico. Deberían añadirse límites para el fósforo a las normas de condicionalidad y llevarse a cabo igualmente una reevaluación regional de los límites máximos de la Directiva sobre nitratos, ya que los actuales no permiten evitar la eutrofización. Estos límites deberían evaluarse de acuerdo con el método de gestión de las cuencas hidrográficas de la Directiva marco sobre el agua. Tras la reforma, la PAC debería contemplar un marco de políticas destinadas a mejorar la situación ecológica del Mar Báltico. La reforma de la PAC tiene que regular la carga de nutrientes que se vierten en el Mar Báltico a fin de reducir la concentración de fósforo, pero también de nitrógeno, a niveles sostenibles, y permitir la rehabilitación de los ecosistemas marinos y costeros. Las condiciones para recibir pagos agroambientales deben ser mucho más eficaces desde un punto de vista ecológico que en la actualidad. Los pagos agroambientales deberían concentrarse en las medidas que arrojen los mejores resultados comprobados para reducir las repercusiones adversas de la agricultura en el medio ambiente. Habría que indemnizar a los agricultores por los costes generados para 12/13 ES DV\851285ES.doc reducir las repercusiones que tienen las explotaciones agrícolas en el medio ambiente. De ser necesario habría que adoptar normas especiales para los pagos agroambientales en el área de captación del Mar Báltico. Se debería introducir un sistema de seguimiento de la carga de nutrientes procedentes de la agricultura vertida en el Mar Báltico, al igual que un impuesto sobre los fertilizantes fosforosos a fin de desincentivar la fertilización excesiva, y medidas eficaces para hacer frente a la sobrepesca. Habría que realizar campañas de sensibilización acerca del estado del Mar Báltica y su relación con las prácticas agrícolas en todos los Estados miembros. 08122010 DV\851285ES.doc 13/13 ES