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La Iglesia en los países de mayoría musulmana.
Una panorámica del siglo XX.
Prof. Dr. D. Antonio Alonso Marcos
Universidad CEU San Pablo
Como siempre en la historia cristiana,
los “mártires”, es decir, los testigos,
son numerosos […] a veces héroes
desconocidos que dan la vida como
testimonio de la fe.
Redemptoris missio, 45
Contenido
1.
Introducción .......................................................................................................................... 2
2.
Relaciones cristianismo-islam. .............................................................................................. 2
2.1.
El cristianismo en el Corán. ............................................................................................... 3
2.2.
Entre el s. VII y el XX. ......................................................................................................... 6
3.
El cristianismo en tierras del islam en el s. XX. ..................................................................... 7
3.1.
¿Fruto del colonialismo? ................................................................................................... 7
3.2.
Informes ............................................................................................................................ 8
3.3.
Algunos ejemplos de mártires........................................................................................... 9
3.4.
Postura de la Iglesia: de Pablo VI a Francisco. ................................................................ 13
4.
Mártires de Argelia .............................................................................................................. 15
5.
Conclusión. .......................................................................................................................... 16
6.
Anexos. ................................................................................................................................ 17
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
1. Introducción
El s. XX ha sido uno de los siglos más sangrientos –si no el que más— para el cristianismo en
general y para la Iglesia Católica en particular. Sus miembros han sido perseguidos, torturados
y asesinados por motivos estrictamente religiosos en una cantidad considerable, aunque
también es cierto que en ocasiones los motivos para acabar con la vida de estos hijos de la
Iglesia han sido mixtas, mezcla de motivos religiosos y políticos.
En el caso que nos ocupa –la situación de la Iglesia en países de mayoría musulmana—
los motivos son inequívocos: se trata estrictamente de un odio a la fe que los católicos
profesan, que brota de un sentimiento de superioridad y de exclusividad por parte de algunas
interpretaciones sesgadas del Islam que entienden que su religión debe ser la única que esté
presente en un determinado país porque es la única religión verdadera.
A esto hay que añadirle que la extrema confesionalidad del Estado en la que lo político
y lo religioso son inextricables, hace que exista una persecución oficial, gubernamental, contra
los cristianos en estos países. De esta manera, la población civil se siente legitimada para llevar
a cabo todo tipo de abusos y tropelías contra ellos como se puede apreciar en Egipto, Pakistán
o Nigeria. Aquí conceptos como libertad religiosa o tolerancia religiosa están excluidos, como
se explicará más adelante. De ahí que no sea igual la situación de los cristianos en los países
que culturalmente mantengan tradiciones musulmanas –Kazajstán y Uzbekistán, entre otros—
y aquellos en los que la sharía1 sea la Ley fundamental del Estado, por encima de la propia
Constitución –como en el caso de Egipto, Arabia Saudita o Afganistán—.
Huelga decir, pues, que la Iglesia que ha peregrinado y aún peregrina en esos lugares
es per se siempre una Iglesia confesora y, en no pocos casos, martirial.
Para entender la situación de la Iglesia en estos países es necesario explicar antes qué
relaciones han existido entre cristianismo e islam desde que esta última fuera fundada por
Mahoma (La Meca, 562?- Medina, 632) –repaso que se hará de forma muy somera—, cómo se
ha desarrollado esa relación hasta el s. XX, cómo le afectaron los procesos de colonización y
descolonización, y cuál es el contexto ideológico que motiva o en el que se encuadra esta
persecución contra los cristianos.
Para finalizar, se mostrarán algunos ejemplos de martirio y se ofrecerán unas
conclusiones.
2. Relaciones cristianismo-islam.
Se han escrito muchas obras para entender bien el islam y gracias a ellas se puede ver
cómo es esa relación entre las tres grandes religiones monoteístas2. Para empezar a entender
este problema, hay que decir que no existen buenas traducciones del Corán al español porque
el Corán se recita en árabe, en el mismo árabe del s VII en que fue escrito. Existen traducciones
más o menos aceptadas, pero es preceptivo estudiar y recitar el Corán en su lengua original y
no en lengua vernácula porque debe ser recitado en el mismo formato en que fue revelado.
Así pues, aunque manejemos traducciones, el Corán se debe leer en árabe y eso trae algunas
complicaciones.
1
Literalmente, “Ley coránica”. Es el conjunto de normas presentes en el Corán que regulan la vida
social. No hay que perder de vista que el islam es una religión llena de preceptos y que el Corán tiene un
contenido preminentemente jurídico, como se verá más adelante.
2
Ver, entre otras, Paolucci, Giorgio y Eid, Camille (2003): Cien preguntas sobre el Islam: Una entrevista a
Samir Khalil Samir. Madrid, Encuentro.
2
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
2.1.
El cristianismo en el Corán.
Aunque no es el propósito de este capítulo tratar sobre este tema, la primera pregunta que
cabe hacer es si el Corán es un libro revelado. La crítica literaria parece desmentir la versión oficial de
que el Corán bajó directamente del cielo o que el ángel Gabriel se lo recitó directamente al oído a
Mahoma; toma cada vez más fuerza la teoría de que tras la muerte del profeta del islam, un grupo de
“memoriones” compuso esta obra con los dichos de Mahoma que ellos recordaban. El libro está
formado por 114 suras (capítulos) y éstas a su vez en aleyas (versículos), ordenadas por tamaño de
mayor a menor extensión. Además, en su composición se distingue netamente entre las suras
compuestas en Medina (34) y aquellas formadas en La Meca (22).
La principal distinción temática que hay entre ellas, resumiendo mucho, es que las mecanas
son más espirituales y las medinesas más políticas, siendo precisamente en estas últimas donde más
3
aparece la yihad menor o guerra santa y la relación con los infieles y los monoteístas . Además, para
distinguir unas de otras, la crítica establece tres criterios: 1) El criterio del “tiempo”, dependiendo de si
es antes o después de la emigración/huida de Mahoma a Medina, siendo consideradas mecanas
aquellas anteriores a la hégira y medinesas las posteriores; 2) El criterio del “lugar”, según el cual las
suras reveladas en La Meca son mecanas y las reveladas en Medina son medinesas, habiendo por tanto
algunas suras y aleyas que no son ni medinesas ni mecanas; y 3) El criterio del “grupo interlocutor del
Corán”, es decir, dependiendo de a quién vayan dirigidas las aleyas, si van dirigidas a los habitantes de
La Meca y que comienzan con la invocación “¡Îâ aîiuhan nâs!” («¡Oh gentes!») son mecanas, y son
medinesas las que se dirigen a los habitantes de Medina, que comienzan con la invocación “¡Îâ aîiuhal
ladhîna âmanû!” («¡Oh creyentes!»).
Otra de las características del islam es que no es una religión monolítica sino que admite
muchas y muy diversas interpretaciones. Se podría decir que toda interpretación del Corán es admisible
a priori. Ahora bien, una fatwa o edicto religioso, que es la forma final que adquiere una interpretación
oficial del texto sagrado –al ser un texto principalmente legislativo que prescribe y proscribe
comportamientos, la interpretación tiene un carácter eminentemente jurídico—, tendrá mayor validez
cuanto mayor sea el número de personas que obedecen o siguen dicha interpretación. Al carecer de una
autoridad central que gestione o controle la ortodoxia de la fe, no se puede hablar de lo que es correcto
o incorrecto en el islam, pues tiene cabida prácticamente todo.
En el Corán aparecen Jesús y María. Pero para ellos su figura es muy distinta a lo que
es para los cristianos. Los cristianos consideran que Jesús es el “Hijo de Dios”; esto significa, en
los términos en los que están escritos los Evangelios y dentro de la mentalidad judaica en la
que están escritos, que Jesús de Nazaret es Dios mismo. De ahí la acusación que le hace el
Sumo Sacerdote a Jesús; porque no le envían a la muerte –pasando por el gobernador romano
Poncio Pilatos— por decir que es el Mesías, el Ungido por Dios para rescatar definitivamente a
Israel –eso todavía podría haber sido aceptable para ellos— sino que Jesús, en el
interrogatorio ante la solemne reunión del Sanedrín, proclama ser “Hijo de Dios”, lo que
provoca que Caifás pegue un alarido, se rasgue las vestiduras y afirme “¡Ha blasfemado! ¿Qué
necesidad tenemos de más testigos?” (Mt 26, 65). Por tanto, para los cristianos Jesús es Dios
mismo y para los musulmanes un profeta más; uno muy grande, al que se le debe una especial
veneración, pero uno mucho menor que Mahoma, por supuesto.
Además, Cristo no murió por nosotros en la cruz ni mucho menos resucitó, por lo que
así se elimina de un plumazo todo el sentido redentor de la vida de Cristo y queda reducido a
una vida ejemplar con mensajes nobles y humanos, al nivel de otros personajes que se han
3
En el Corán se distingue la yihad mayor, el combate espiritual para vencer todas nuestras pasiones e
inclinaciones al mal, purificar nuestras almas y elevarlas hacia Dios, y la yihad menor, que es el combate
militar contra los infieles para llevarles a rendirse y someterse a Dios. El último objetivo de esta yihad
menor es conservar bajo domino musulmán todos los territorio que en la actualidad son musulmanes y
conquistar primero los territorios que algún día fueron musulmanes (Dar al Islam, tierra del Islam;
España y Arabia Saudita estarían, pues, bajo esta misma denominación) y aquellos otros que nunca lo
han sido (Dar al Kafir, tierra del infiel), de manera que tarde o temprano todo el planeta quede
sometido al islam.
3
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
llevado la admiración de los hombres durante siglos. Según el Corán, Jesús padeció tormentos
en la cruz pero no murió sino que, una vez restablecido de sus heridas, siguió con su vida
normal.
A cualquiera que tenga un poco de formación teológica, más concretamente en
cristología, se le habrán ido encendiendo algunas luces en su mente identificando claramente
una serie de herejías que surgieron en los primeros siglos del cristianismo y de sus
correspondientes concilios y dogmas que fueron poniendo orden en la doctrina católica. El que
se toma como definitivo es el de Calcedonia (año 451) que establece que Jesucristo es
verdadero Dios y verdadero hombre. Precisamente, una de las teorías que coge cada vez más
fuerza a la hora de analizar el Corán es aquella que afirma que cuando Mahoma era joven
visitaba con cierta frecuencia en Basora (actual Irak) el monasterio de Abdolcasi donde
habitaban monjes nestorianos, lo que explicaría algunas de sus afirmaciones4.
María, por tanto, no es Madre de Dios, como fue declarada en el concilio de Éfeso (año
431) sino sólo del hombre Jesús. Se le debe admiración y veneración por haber educado tan
bien a su hijo o por ser modelo de sumisión a Dios, pero no por ser su Madre. No obstante, es
cierto que hay santuarios marianos en los que María es venerada por cristianos peo también
por musulmanes, como el del monte Al Tir, en Samallut en la provincia de Al Minya (Egipto), o
el de la colina de Bulbul Dag, en Éfeso (Turquía). Para hacerse una idea del respeto que deben
profesarle los musulmanes, bastará con repetir una frase de Mahoma: “Las mejores mujeres
de la creación son: María la hija de ‘Imram, la esposa del Faraón, Jadiyya Bint Juwailed (la
esposa del Profeta) y Fátima, la hija de Muhammad, El Mensajero de Dios (At-Tirmidhi)”. Si se
quiere añadir algo más, se puede decir que María es de las pocas mujeres que cita el Corán con
su propio nombre –para evitar idolatrías— y que María es la única a la que se le dedica uno de
los 114 capítulos, además de mencionarla en la sura de ‘Imram (el padre de la Virgen).
En otro orden de cosas, ¿qué suerte corrieron los seguidores de Cristo en tiempos de
Mahoma? El profeta fue también un caudillo militar que conquistó toda la península arábiga
sometiéndola por la espada y dotándole de una Constitución. Como es conocido, este dominio
no se quedó contenido en los límites de aquella península sino que se extendió hacia oriente
hasta el río Oxus (actual Amu Darya), por el norte hasta el Cáucaso y por el oeste hasta la
península Hispánica.
Lo que dio cohesión a aquel territorio desértico, inconexo, poblado de tribus seminómadas, fue precisamente el monoteísmo riguroso predicado por Mahoma. Por eso se tenía
en especial consideración a los judíos, también monoteístas, y a los cristianos, por ser
seguidores de tan grandes personas, como se acaba de explicar. La situación cambió cuando
Mahoma ya no necesitaba más el dinero de los judíos y se pasó de rezar mirando a Jerusalén a
mirar hacia La Meca y afirmó: “¡Combatid contra quienes, habiendo recibido la Escritura, no
creen en Alá ni en el último Día, ni prohíben lo que Alá y Su Enviado han prohibido, ni practican
la religión verdadera, hasta que, humillados, paguen el tributo directamente!” (Corán 9, 29,
sura del arrepentimiento o At-Tauba). Los seguidores del Libro –así se refieren los musulmanes
4
La tradición pone el nombre de Micolau a este moje, que posteriormente será llamado Sergius o
Bahira. Hay cierta confusión en cuanto a estos dos últimos nombres pues algunos autores afirman que
eran dos monjes distintos mientras otros afirman que eran la misma persona. En cualquier caso, queda
clara la relación de Mahoma con los nestorianos. Ver de la Cruz Palma, Óscar: “La información sobre
Mahoma en la doctrina pueril de Ramon Llull”, Taula, nº 37, 2002, pp. 37–49. Ver también Al-Kindi
(1887): The Apology of Al-Kindy written at the court of Al-Mâmûn in defence of Christianity against
Islam. Londres, Edinburgh University. Ver también Tartar, Pasteur George (1985): Dialogue islamochretien sous le calife Al-Ma’mûn (813-834). Paris, Nouvelles Editions Latines. Ver, por último, De Santo
Tomas De Aquino, Manuel (1794): Verdadero carácter de Mahoma y de su religión: Primera parte.
Valencia, Francisco Burguete.
4
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
a judíos y cristianos— tenían un status especial –el de dhimmi5— dentro de los países del islam
y se les toleraba vivir allí aunque debían y deben pagar un tributo especial –la yizza—.
Peor consideración que los judíos tenían los cristianos pues estos rayaban el politeísmo
al afirmar que Dios es uno y trino, por lo que les llamaban “los asociadores”, ya que asociaban
al único Dios verdadero otras personas.
Todavía peor consideración tenían los politeístas o infieles, a quienes quedaba sólo la
conversión, el exilio o la muerte. Pero quien comete un pecado más grave que todos los
anteriores juntos, quien se llevaba la palma del desprecio eran los que habían apostatado de
su fe, los que habían cometido la ridda o apostasía; aquellos que habían abjurado de su fe
islámica sólo podían huir, esconderse, porque estaban ciertos de que en cuanto les
encontraran les darían muerte. Convertirse, así, del islam al cristianismo es ya meritorio per se
de dicho castigo6.
En buena parte del mundo musulmán, este panorama que se acaba de describir sigue
siendo actual; pónganse pues en tiempo presente los verbos que en estos últimos párrafos
están en pasado y se empezará a entender el clima tan asfixiante que se vive en estas
sociedades.
¿Qué pena les corresponde a aquellos apóstatas que se han convertido del islam al
cristianismo? ¿Cómo se ejecuta a un cristiano? Por medio del degollamiento o degollación. El
sentido de hacerlo así no es por motivos prácticos sino por cumplir una especie de rito
religioso. Cortarle el cuello a una persona con un cuchillo, no de un golpe como con la
guillotina sino a lo largo de unos 80 segundos, es una forma de prolongar el sufrimiento de la
víctima. Una vez se le corta la cabeza, ésta es situada sobre el cadáver. Todos estos pasos van
aderezados con gritos constantes de Allah Akhbar!, “Dios es grande”. Se realiza de esa manera
con la finalidad de que el espíritu del cuerpo desmembrado no pueda descansar nunca en paz.
No es un espectáculo agradable de ver, pero en Internet existen muchos vídeos de esto;
tomando coraje para ver sólo uno de ellos, uno puede apreciar que en el presente vivir la fe en
Cristo Resucitado tiene un alto precio en algunos lugares del planeta.
¿Está el degüello indicado en el Corán como castigo para los cristianos? Sí,
inequívocamente. Sin manipulaciones. En la sura 8, llamada “el botín”, aleya 12, dice:
Cuando vuestro Señor inspiró a los ángeles: "Yo estoy con vosotros. ¡Confirmad, pues, a los
que creen! Infundiré el terror en los corazones de quienes no crean. ¡Cortadles del cuello,
pegadles en todos los dedos!"
Y en la sura 47, llamada “Mahoma”, aleya 4, afirma:
Cuando sostengáis, pues, un encuentro con los infieles, descargad los golpes en el cuello hasta
someterlos. Entonces, atadlos fuertemente. Luego, devolvedles la libertad, de gracia o
mediante rescate, para que cese la guerra. Es así como debéis hacer. Si Alá quisiera, se
defendería de ellos, pero quiere probaros a unos por medio de otros. No dejará que se pierdan
las obras de los que hayan caído por Alá.
Algunos expertos islamólogos afirman que ese tipo de castigo no está en el Corán.
Habrá que volverlo a leer.
5
Viene de la palabra árabe dhimma, obligación o pacto.
“La conversión y la solicitud del Bautismo, por parte de musulmanes adultos, requieren también una
ponderada atención, tanto por la naturaleza particular de la religión musulmana, como por las
consecuencias que se derivan”. Instrucción Erga migrantes caritas Christi, del Pontificio Consejo para la
pastoral de los emigrantes e itinerantes, nº 68, 1 Mayo 2004.
6
5
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
2.2.
Entre el s. VII y el XX.
Desde el s. VII hasta el s. XX las relaciones que se establecen en torno al Mediterráneo
entre cristianismo e islam son complejas, con altibajos, con momentos de mutua tolerancia y
acercamiento y con momentos de mutua persecución hasta el exterminio. En la Península
Hispánica encontramos ejemplos de ambas situaciones. Pero también en Egipto, donde san
Francisco de Asís se encontró con el sultán Al Kamil en agosto de 1219 pero donde en la
actualidad miles de egipcios son denigrados, marginados socialmente o perseguidos hasta la
muerte, en ocasiones, por ser cristianos.
En esos siglos (VII-XX) religión e identidad nacional y, por lo tanto, construcción política
y civilización, son nociones entrelazadas muy difíciles de deslindar, de manera que se va
buscando la homogeneidad de culto en un mismo territorio –muy lejos del modelo de
tolerancia de los clásicos griegos o romanos—. Así, la Reconquista española es entendida como
una nueva cruzada contra el islam, o el freno al imperio otomano en Lepanto y Viena como
una lucha religiosa. Hay que decir que si en el s. XX Europa llegó a las cotas de desarrollo
económico e intelectual que pudo alcanzar –con sus grandes lagunas o agujeros negros— fue
gracias a que en la orilla norte del Mediterráneo no prosperó la misma civilización que en la
del sur y no tanto por efectos del colonialismo; dicho de otra manera, la configuración política
europea nada tiene que ver con cómo se ordenaban política y territorialmente los países
norteafricanos o de Oriente Medio. Se podría decir que si a día de hoy en Europa no es
obligatorio que las mujeres lleven hijab es gracias en gran medida a que el 7 de octubre de
1571 la Santa Liga, con el papa dominico san Pío V (1566-72) a la cabeza derrotó al turco en
Lepanto y porque el beato franciscano Marcos de Aviano (1631-99) fraguó una alianza militar
que frenó a los turcos a las puertas de Viena (1683), Buda (1686) y Belgrado (1688).
Como dato que no se suele nombrar, hay que destacar la existencia de un régimen
especial para los grupos de súbditos de reinos cristianos presentes en tierras del Imperio
otomano: el régimen de las capitulaciones. Conscientes de que se trataba de súbditos
extranjeros, de un rey extranjero, las autoridades otomanas no podían aplicarles la sharía, por
lo que se llegó a una serie de acuerdos con gobernantes europeos para que fueran los cónsules
quienes les juzgaran según las leyes de su país de origen, de manera que los delitos cometidos
por aquellos cristianos no quedaran impunes. Este sistema se extendió desde el s. XV al XVII en
África y Asia, aunque en algunos lugares ha perdurado hasta poco después de la Segunda
Guerra Mundial. Encontramos los antecedentes a este régimen en las concesiones que Pisa
obtuvo en Marruecos en 1133, Montpellier y Narbona en Alejandría en 1267 y 1367
respectivamente. No obstante, sólo se puede hablar de las primeras Capitulaciones como tales
a partir de las de Génova y Venecia ante el Imperio Otomano en los años 1453 y 1454 y, sobre
todo, las que obtuvo el rey Francisco I de Francia ante el emperador otomano Solimán el
Magnífico en 1535, ambos, por cierto, enemigos declarados de Carlos I de España. Por último,
esta realidad permitió que surgiera en el seno de la Iglesia nuevas órdenes religiosas con un
carisma peculiar: la redención de cautivos; así surgieron Orden de la Santísima Trinidad y de
los Cautivos, también conocidos como trinitarios7, fundada en 1198 por san Juan de Mata
(1154-1213) y la Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los
Cautivos, conocidos como los mercedarios (1218) de san Pedro Nolasco (1180-1245).
En esta época también encontramos multitud de mártires cristianos estrictamente por
causa de su fe8. La Iglesia mozárabe en la España conquistada por los musulmanes, aportó una
7
Estos son quienes llevaron a cabo las gestiones para liberar en 1580 al que más tarde sería famoso
escritor, Miguel de Cervantes.
8
Como es bien sabido, existen varias causas por las que la Iglesia admite que se ha dado un martirio: 1)
In Odium Fidei, si se ha perdido la vida o ha sido maltratado por rechazo o aversión a la religión católica;
2) In Defensum Castitatis, por defender su pureza frente a una agresión sexual; 3) Ex Aerumnis Carceris,
por morir a causa de las heridas, físicas o psíquicas, infligidas durante su encarcelamiento. 4) Per
6
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
buena multitud de testigos. Están los llamados mártires de Córdoba, que en la década que
trascurre entre el 850 y el 859 ofrece al mundo 48 preciosos testimonios de fidelidad a Cristo
(38 hombres, 10 mujeres), el más conocido de ellos fue quizás san Rodrigo y también san
Eulogio, precisamente quien describió las ejecuciones. A estos les siguieron, entre otros y por
no parecer muy exhaustivo, los beatos franciscanos Juan De Cetina (1340-1397) y Pedro De
Dueñas (¿-1397), mártires de Granada, ajusticiados personalmente por el propio sultán
Mahomed Abenbalba; después de flagelar a fray Juan hasta descarnarle, le cortó la cabeza,
ofreció a fray Pedro salvarse como antes lo había hecho a su compañero o sufrir la misma
suerte, a lo que éste contestó: “Admito por más conveniente a mi alma, padecer la muerte que
tú dices, que aceptar las ofertas que me ofreces”.
Fray Juan y fray Pedro habían conocido antes (1391) el martirio en Jerusalén de los hoy
snatos Nicolás Tavélic, Deodato de Rodez, Estaban de Cuneo y Pedro de Narbona. Y éstos
conocieron también las decapitaciones de los primeros franciscanos mártires de Marruecos
(1220), cuyos cadáveres repatriados fueron contemplados en el puerto de Lisboa por un joven
agustino –san Antonio de Padua— que acabaría “pasándose” a la orden recientemente creada
por el poverello de Asís, precisamente impresionado por el testimonio de Berardo de Calvi,
Pedro de San Gemini, Acursio de Narni, Adyuto y Otón de Stroncone.
Como se ve, una larga retahíla de santos esparcidos por esos primeros siglos del islam.
Pero el episodio más asombroso es el del martirio de los 800 de Otranto, los primeros
canonizados por el Papa Francisco el 12 de mayo de 2013. La cifra no es una forma de hablar,
sino real. Tras el asedio sufrido por los habitantes de la ciudad, en el que murieron unas 12.000
personas y unas 5.000 fueron esclavizadas, los otomanos les conquistaron y les ofrecieron dos
salidas: o convertirse al islam o morir allí mismo9. Al frente de todos ellos estaba san Antonio
Pezzulla –apodado Primaldo por ser “el primero” en dar testimonio de su fe—, y él fue el
primero en decir que no, que prefería la vida en Cristo. Según relata la tradición, Primaldo
permaneció decapitado de pie hasta que fue ajusticiado el último de los 800; ante tal
testimonio, uno de los ejecutores se convirtió al cristianismo, por lo que el propio Gedik Ahmet
Pasha, visir de los otomanos, le decapitó.
3. El cristianismo en tierras del islam en el s. XX.
Llegados al siglo XX, siglo en el que en Occidente ya se ha consumado la separación entre
Iglesia y Estado, el tratamiento que reciben los cristianos en tierras del islam siguió siendo el
mismo que en épocas anteriores o incluso –numéricamente— peor.
3.1.
¿Fruto del colonialismo?
¿Esta persecución contra los cristianos es fruto o está relacionada de laguna manera con el
colonialismo o las luchas por la independencia? En el estudio de las sociedades se debe ser
muy cauto tanto a la hora de hacer afirmaciones de ese tipo o a la hora de negarlas. Al ser
procesos muy complejos, no se puede descartar al 100% el influjo entre ambas dinámicas.
Lo que sí se puede afirmar es que el islam ya perseguía a los cristianos antes del siglo XX y ya
les degollaban antes de las luchas por la independencia. Lo que sí parece probado es que al
calor de los movimientos independentistas surgieron grupos que basaron su lucha en
Testimonium Caritatis Fortis, es decir, por dar un fuerte testimonio de amor que le lleve hasta dar la
propia vida; y 5) Ex Acertatibus et Vexationibusque pro Fidei Quibus Pertulit, los que mueren a
consecuencia de sufrir una violencia física o mental por razón de su fe.
9
Mientras que convertirse al cristianismo en la edad adulta es un proceso un tanto largo, complejo, con
bastantes complicaciones, en el islam basta con firmar o con recitar en voz alta la shahada o credo:
“Dios es uno y Mahoma su profeta”.
7
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
motivaciones religiosas, exacerbando así su fanatismo, entrando en una espiral de
retroalimentación que hacía que el discurso independentista corriera paralelo a la predicación
de la yihad y la lucha contra el infiel. Así, los términos infiel-extranjero-occidental-colonialista
quedaron asociados.
No obstante, en la época de la Guerra Fría tanto los EE.UU. como la URSS utilizaron sus armas
para poner de su lado a cada uno de los nuevos países, de manera que ambos financiaron a
sendos grupos guerrilleros en estos países del norte de África y del Medio Oriente; los
soviéticos preconizaron el nacionalismo árabe y los EE.UU. apoyaron a aquellos dictadores que
imponían con mano de hierro una paz artificial pero que garantizaba estabilidad en una zona –
canal de Suez, estrecho de Ormuz— muy sensible al precio de los hidrocarburos.
Aunque esta excusa –el sufrimiento causado por los abusos del capitalismo y del imperialismo
colonial— se encuentre en muchos de los discursos y de los escritos de los principales autores
fundamentalistas y yihadistas del siglo XX10, la verdad es que en el islam ya se dan todos los
elementos necesarios para lanzar a los fieles musulmanes contra los cristianos, sin necesidad
de introducir elementos nuevos; el odio al occidental, si se quiere, es un potenciador, no un
elemento original.
El hecho es que en los países islámicos los cristianos son arrinconados, ciudadanos de segundo
o tercer nivel. Los musulmanes no pueden recoger la basura, por lo que es un trabajo exclusivo
para cristianos. En otros países no se les deja ascender en el escalafón político, militar o
económico. Por Ley, tampoco se puede celebrar misa –es el caso más extremo de Arabia
Saudita— o se hace pero con miedo –caso de Egipto o Pakistán—.
En Egipto, a las niñas se les tatúa una cruz ortodoxa en una de sus muñecas al poco de nacer
para marcarlas como cristianas y evitar que puedan ser educadas en las normas del islam,
aunque eso ha provocado reacciones contraproducentes pues se ha optado por la violación y
el matrimonio forzado entre cristianas y musulmanes. De allí es Magdi Allam, bautizado por
Benedicto XVI en la Capilla Sixtina en la Vigilia Pascual el 23 de marzo de 2008; desde ese
momento Magdi Cristiano Allam está condenado a muerte y vive bajo fuertes medidas de
seguridad.
Si hay países de larga tradición musulmana en los que hay más tolerancia religiosa es porque
pertenecen a una escuela del islam menos rigurosa o porque el islam se asentó allí
mezclándose con religiones preislámicas, como es el caso de los nómadas esteparios de Asia
Central, más animistas o zoroastristas que musulmanes rigurosos, o más “camaradas ateos”
que fieles cumplidores de los preceptos coránicos11.
3.2.
Informes
En los últimos años ha habido una creciente concienciación de sobre este problema pues las
cifras globales, como se verá a continuación, son escalofriantes. No se trata simplemente de la
cantidad de injusticias cometidas contra cristianos, discriminados por razón de su fe, sino que
además el número de cristianos asesinados in odium fidei es impresionante. Diversos
organismos públicos y organizaciones privadas elaboran sus respectivos informes sobre esta
situación. Cabe destacar en este punto los informes realizados por la fundación Ayuda a la
10
Por citar sólo a algunos de los más conocidos: Hasan al-Banna (1906-49), Sayyid Qutb (1906-66), Abul
Ala Maududi (1903-79), Taquiuddin al Nabhani (1909-77), Aymán al-Zawahirí (1951), Omar Bakri
Muhammad (1958) y Abu Hamza al-Masri (1958).
11
En estos países el islam llegó relativamente pronto y sustituyó a los nestorianos y los zoroastristas.
arraigó la enseñanza de los sufíes, místicos musulmanes, especialmente los de la escuela de
Naqshbandi, cuyo fundador, Bahauddin Naqshbandi, nació en l ciudad uzbeka de Bujara. También se
implantó aquí el sunismo de la escuela Hanafi y, en unas pocas zonas, un tipo de chiísmo muy tolerante.
8
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
Iglesia Necesitada (AIN), la asociación Puertas Abiertas y por el Departamento de Estado de
EE.UU. que lanzó en 1998 su primer informe anual sobre libertad religiosa en el mundo,
referido al año 1997 (hasta ahora, el último ha sido el de 2012).
Como afirmaba Juan Pablo II en la encíclica Centesimus annus (nº 47): “Fuente y síntesis de
estos derechos es, en cierto sentido, la libertad religiosa, entendida como derecho a vivir en la
verdad de la propia fe y en conformidad con la dignidad trascendente de la propia persona”.
En efecto, el respeto a la libertad religiosa es el indicador que nos muestra cuál es el estado de
respeto a los Derechos Humanos en un país dado.
Según Ron Boyd-MacMillan, Director de Investigación y Estrategia de Puertas Abiertas
Internacional, hay cuatro fuentes de persecución contra los cristianos en la actualidad: el
extremismo islámico, la opresión comunista, el nacionalismo y la intolerancia religiosa y
secular. Además, el principal cambio observado en los últimos 30 años ha sido la sustitución de
la opresión comunista por el extremismo islámico como el perseguidor principal de cristianos
en todo el mundo. Además, como aparece el Índice Mundial de la Persecución 2014,
clasificación anual de los 50 países más afectados por el fenómeno, según la asociación
Puertas Abiertas Francia, se estima que de los cerca de 2.300 millones de cristianos que hay en
el mundo, entre 90.000 a 100.000 mueren cada año por razones de fe, de manera que las
persecuciones contra los cristianos aumentaron en 2013.
Cifras que son corroboradas por el último Informe anual de AIN, que afirma que en el mundo
hay 350 millones de perseguidos y discriminados a causa de su fe y el 75 por ciento de la
persecución religiosa se dirige a las comunidades cristianas.
Un repaso a cualquiera de estos informes nos ofrece una panorámica devastadora. De los 10
primeros países en los que la persecución religiosa es más dura, 9 son musulmanes; si
ampliamos la lista a los 20 primeros, son 18.
3.3.
Algunos ejemplos de mártires.
Con las cifras ofrecidas por AIN, entre otros, de unos 100.000 cristianos asesinados por odio a
la fe en el mundo, muchos de ellos en países musulmanes, cabría esperar que en los últimos
años las beatificaciones de estos mártires hubieran sido numerosas. La realidad es bien
diferente. A Roma –a la Sagrada Congregación para la Causa de los Santos— sólo han llegado
unas pocas causas procedentes de Argelia, Somalia, Siria y Túnez. De estos, el proceso más
avanzado y con más impulso ha sido el de Argelia, que en breve se explicará.
Se confirma así, por tanto, lo que se afirmaba al comienzo de este capítulo: “Como siempre en
la historia cristiana, los “mártires”, es decir, los testigos, son numerosos […] a veces héroes
desconocidos que dan la vida como testimonio de la fe” (Redemptoris missio, 45). No todos los
mártires cristianos serán conocidos mundialmente, no todos serán canonizados oficialmente
por la Iglesia Católico, pero parece evidente que su sacrificio no es menos valioso. Millones
morirán en el anonimato pero no se perderá ni un solo ademán, al menos ese es el
convencimiento profundo y tradicional de los cristianos, como se demuestra incluso en
situaciones de ausencia de persecución, como se ve en el relato de la muerte del jesuita P.
Ángel Ayala: “Finalmente, Herrera Oria desveló a los presentes que para él había supuesto un
gran consuelo visitar apenas unos días antes de su muerte a Ángel Ayala: “le pude acercar el
crucifijo a sus labios y decirle ‘bese, padre, los pies del santo crucifijo; viene a darle las gracias
por todo lo que ha hecho por Él en la vida y por todo lo que hubiera querido hacer, porque no
9
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
quedará sin gloria un buen deseo’. El padre Ayala se incorporó levemente y besó los pies del
Señor”12.
Por citar sólo los casos más graves, en Siria los cristianos llevan más de tres años sufriendo la
guerra civil que les hace tener que optar entre fundamentalistas yihadistas –que allá donde
llegan imponen la versión más radical del Islam destruyen templos cristianos y ejecutan a
fieles— y el régimen de Bashar Al Assad –que ha dirigido con puño de hierro su país desde el
año 2000, año en que sucedió a su padre, quien rigió de la misma manera el país desde el
golpe de Estado que perpetró en 1971—. La salida a esta aporía en el que se obliga a elegir
entre lo malo y algo peor es difícil, por lo que el papa Francisco propuso una jornada de ayuno
y oración en septiembre de 2013, para que se pudiera llegar a una solución justa, pacífica y
rápida a este conflicto prolongado por demasiado tiempo; como se recordará, en aquel
momento se estuvo a punto de llegar a una intervención estadounidense al estilo de
Afganistán (2001) e Irak (2003) por el presunto uso de armas químicas contra la población civil
por parte de Al Assad. Allí, a lo largo de la guerra civil, se ha podido constatar oficialmente,
entre otros casos, la muerte del sacerdote franciscano François Murad en Gassanieh el 23 de
junio de 2013 y la crucifixión de dos cristianos en Malula –antiquísima aldea cristiana, donde
aún se habla arameo— durante la Semana Santa de 2014.
En Irak, la violencia sectaria desatada tras la intervención estadounidense y el posterior
derrocamiento de Saddam Hussein, ha sido una muestra de lo que le espera a los cristianos en
Siria. Se repite aquí el esquema que se ha expuesto en el párrafo anterior, de manera que bajo
el régimen de Hussein había un ministro cristiano nada menos que de Asuntos Exteriores –
Tareq Aziz— y disfrutaban de más tolerancia que ahora que ya están “liberados”. Ahora sufren
asesinatos, ataques masivos con terroristas suicidas, secuestros,…
Los casos de Afganistán y Pakistán tampoco son halagüeños. Allí se ha institucionalizado la
violencia contra los cristianos y, aunque de manera oficial se trate de negar la persecución
contra ellos, o se concedan gestos como el nombramiento de ministros cristianos, la realidad
es que la población civil les persigue con nula intervención por parte de las autoridades o, en
todo caso, si se recibe denuncia siempre se le da la razón a la parte musulmana. Un ambiente
así es asfixiante para vivir, como ha puesto de manifiesto el caso de la pakistaní Asia Bibi, una
cristiana que fue acusada falsamente por un imán de haber blasfemado contra Mahoma y
condenada a la horca en 201013. El Gobernador de la región de Punjab, el musulmán Salman
Taseer, afirmó, a raíz de este caso, que las leyes antiblasfemia eran kala kanoon (“ley negra”),
lo que le costó que su guardaespaldas, Malik Mumtaz Hussain Qadri, le asesinara ene enero de
2011. El 6 de marzo de ese mismo año, el Ministro para las Minorías, el cristiano Shabaz Bhatti,
fue asesinado por posicionarse del lado de Asia Bibi.
También en Pakistán, es poco conocido el caso del cristiano Iqbal Masih, nacido en 1982,
vendido por sus padres como esclavo a un fabricante de alfombras a la edad de cuatro años; se
escapó de su cautiverio a los diez años y desde entonces luchó por liberar a otros niños
esclavizados como él, lo que le costó que fuera asesinado parte de mafias esclavistas, siendo
tiroteado desde una motocicleta el día de Pascua de 1995 (16 de abril). Como afirmó en 2012
Miguel Ángel Ruiz Spínola, salesiano que trabaja en Lahore (Pakistán): “Los islamistas
consideran a Europa débil y decadente y ven posible la conquista. Una Europa que no cree en
nada solo en lo material es terreno abonado para la conquista no para el diálogo ni la Alianza
de Civilizaciones. Debilitar el cristianismo, o renunciar a la identidad cristiana de Europa,
independientemente de lo que se crea, es abonar el terreno para la conquista del islam”.
12
Ver Legorburu, José María: “Don Ángel y el padre Ayala S. J.”, Boletín Informativo de la ACdP, nº 1173,
abril 2014, p. 28.
13
Las leyes antiblasfemia sirven en muchos países de escudo legal para anular la libertad religiosa y
perseguir a todos aquellos que no profesan el islam o, peor aún, a aquellos que lo han abandonado.
10
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
En los países de la llamada “primavera árabe” la revolución no ha traído mejores resultados
para los cristianos. Tal es el ejemplo de Libia o de Egipto, donde la violencia contra ellos se ha
desatado de manera extraordinaria.
En la muy laica Turquía tampoco se mira bien a los cristianos, que viven una situación cuanto
menos difícil y tienen que vivir su fe en un ambiente hostil. El caso extremo ha sido el martirio
de varios sacerdotes y religiosos, como el del P. Andrea Santoro, italiano, asesinado 5 febrero
2006, y el apuñalamiento del vicario episcopal de Anatolia, Mons. Luigi Padovese, capuchino
italiano, el 7 de junio de 2010, precisamente cuando Benedicto XVI estaba realizando un viaje
apostólico a Chipre (4-6 de junio de 2010) al que rechazó asistir por no poner en peligro la vida
del Santo Padre.
En la respetada y temida Arabia Saudí, por ser riquísima en petróleo, se considera que la Biblia
es perjudicial para la salud, los cristianos –en su mayoría extranjeros que trabajan
temporalmente allí— no pueden asistir con libertad a una iglesia para celebrar la Eucaristía ni
esta se puede celebrar en casa privadas, sólo se puede hacer clandestinamente. Además, la luz
de cola de los aviones con pabellón suizo, noruego, sueco o de cualquier otro país cuya
bandera porte una cruz debe ir apagada al aterrizar; las populares camisetas de fútbol deben
eliminar de sus escudos las pocas cruces presentes que puedan tener, por muy insignificantes
que sean.
En Palestina, la situación de los cristianos es crítica porque los dos actores principales les
marginan. No son judíos, no son musulmanes, pero la inmensa mayoría son palestinos, pocos
hay que sean ciudadanos israelíes de pleno derecho. Así, aparte del tratamiento que reciben
los custodios de Tierra Santa, los cristianos en Palestina sufren la presión de los islamistas y les
obligan o a convertirse al islam o a emigrar. Así, el número de cristianos en los santos lugares
va disminuyendo críticamente de año en año, y en todo el Estado de Israel (que incluye a
Palestina) cerca de un 9% son cristianos14.
En el África negra la situación no es mejor. Por ejemplo, en Darfur, la escisión de Sudán en dos,
un norte musulmán y un sur cristiano, parece que no ha sido la solución definitiva a este
conflicto que, aunque también lleve por detrás una lucha por el petróleo, la causa de esta
persecución no es la búsqueda de Jartum por dominar sobre ese territorio sino la persecución
a la que ya se le sometía a esta parte de su población desde hace más de 20 años.
En Somalia, la religiosa italiana Leonella Sgorbati, de las misioneras de la Consolación, cuya
causa de martirio también está introducida en Roma, fue asesinada a tiros el 17 de septiembre
de 2006. En este país, las principales acciones contra cristianos han sido llevadas a cabo por
milicias del grupo terrorista Al-Shabaab, como le sucedió a Mansur Mohammed, un
cooperante somalí de 25 años que fue degollado el 23 de septiembre de 2008 por convertirse
al cristianismo en 2005. También asesinaron el 7 de enero de 2011 a Asha Mberwa, de 36
años, madre de cuatro niños de edades comprendidas entre los 4 y los 12 años; fue degollada
al atardecer delante de otros habitantes de la localidad de Warbhigly, cerca de Mogadiscio; ya
había recibido amenazas de muerte y se disponía a huir con su marido y sus hijos, pero aquella
mañana la apresaron. El 26 de enero de ese mismo año, Al Shabab mató en Mogadiscio a
Abdirahman Hussein Roble, convertido al cristianismo en 2009, padre de dos hijos, acusándole
de espionaje y de apóstata. Mejor suerte corrió otro cristiano, capturado el día 8 por las
mismas milicias en la zona de Afgoy, y el 29 de enero logró escapar de su cautiverio mientras
sus secuestradores hacían la oración.
En la segunda mitad del mes de enero, en el distrito de Afgoy, miembros de Al Shabab
confiscaron ocho granjas que pertenecían a cinco cristianos somalíes que se habían
14
Ver “Guide: Christians in the Middle East”, BBC News, 11 Octubre 2011 en
http://www.bbc.com/news/world-middle-east-15239529.
11
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
convertido desde el islam y a tres musulmanes que asistían a clases de Biblia impartidas
por los cristianos de las ciudades de Afgoy y Baidoa. La mayor parte de estos propietarios
huyeron y permanecen escondidos4
.
Hasan Aawe Adan, un joven de 21 años residente en Shalambod, en la región del Bajo
Shebeli, fue sacado a rastras de su casa y asesinado a tiros en la tarde del 18 de abril por
dos milicianos de Al Shabab. Acusado de convertirse al cristianismo, un pariente que
pertenecía a Al Shabab había avisado a su madre. Sus asesinos se marcharon corriendo
y gritando «Allahu akbar». Hasan se había convertido al cristianismo unos pocos meses
antes, aunque seguía viviendo con sus padres y el resto de su familia, sin que ninguno de
ellos supiera de su conversión5
.
El cuerpo decapitado de un musulmán convertido al cristianismo, Yuma Nuradin Kamil,
fue encontrado a las afueras de la ciudad de Hudur, en la región de Bakool, al sudoeste
de Somalia, la tarde del 2 de septiembre. Tres presuntos miembros de las milicias de Al
Shabab le habían secuestrado el 21 de agosto obligándole a entrar en su coche6
.
El 25 de septiembre, milicianos de Al Shabab decapitaron al cristiano somalí de 17 años
Guled Yama Muktar en su domicilio de Deynile, a 20 km de Mogadiscio. El objetivo era
toda la familia, pero en el momento del ataque, a las 6 de la mañana, el resto se había ido
a la tienda de su propiedad en el mercado de Hamarweyne, a las afueras de Mogadiscio.
La familia Muktar se había convertido al cristianismo durante su estancia en Kenia.
Después de vivir en ese país unos cuantos años, habían regresado en 2008 y organizaban
reuniones para estudiar la Biblia en su hogar. Al Shabab llevaba un tiempo vigilando a la
familia. Los supervivientes desaparecieron después del entierro de Guled7
. En una ciudad de Kenia en la frontera con Somalia, un inmigrante cristiano somalí fue
salvajemente agredido por un grupo de compatriotas que le golpearon con bastones
de madera y barras de hierro y le hirieron con un cuchillo, abandonándolo desnudo
cerca de la entrada de una iglesia de la Presbyterian Church of East Africa la tarde del
25 de octubre. Hasan, nombre supuesto por motivos de seguridad, era cristiano desde
los 7 años pero fue acusado de apostasía por sus agresores. Pertenecía a una familia
cristiana compuesta por ocho miembros y formaba parte de una red de casas-iglesia
clandestinas. Tras la muerte del padre, diez años atrás, la familia se había trasladado
a Kenia. Recientemente la madre había recibido amenazas de vecinos musulmanes
somalíes que habían oído cantar himnos cristianos a sus hijos pequeños8
.
12
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
El 22 de diciembre por la tarde, Sofia Osman, mujer somalí de 28 años convertida al
cristianismo, fue azotada en público ante una gran muchedumbre alborozada en su
ciudad natal de Yanale, en la región del Bajo Shebeli, por haber abrazado «una religión
extranjera». Los milicianos de Al Shabab la habían arrestado en noviembre. Tras recibir los
cuarenta latigazos, fue devuelta a su familia y se han trasladado a un lugar no revelado.
Sofia había abandonado el islam para abrazar el cristianismo en 20079
Pero donde peor experiencia reciente hay es en Nigeria debido al grupo terrorista Boko
Haram, muy activo en los últimos cinco años. Su modus operandi consiste en cercar iglesias los
domingos, bloquear las salidas y prenderles fuego a todos los que estén en su interior, de
manera que cada domingo se consuma un martirio de unas 200-300 personas.
Siguiendo en el continente africano, pero ya en el Magreb, está la situación de Argelia,
dominada por el integrismo radical desde los años ‘80. Pero sobre este caso se tratará más
adelante. En Marruecos, convertirse al islam significa una condena a muerte por lo que
algunas mujeres se convierten y se bautizan en secreto.
En Asia Oriental están los casos de Indonesia, donde los cristianos no pueden usar la palabra
“Dios” para referirse a Dios. En este mismo conglomerado de islas, la secesión de Timor
Oriental vino precedida de una ira sin igual de los musulmanes contra los cristianos. A pesar de
sufrir tal persecución, los pilotos de la lucha por la independencia –el obispo Carlos Felipe
Ximenes Belo y José Ramos-Horta— fueron galardonados con el Premio Nobel de la Paz en
octubre de 1996 precisamente por llevarla a cabo de manera pacífica15.
3.4.
Postura de la Iglesia: de Pablo VI a Francisco.
A partir del Concilio Vaticano II, ¿cuál ha sido la postura de la Iglesia ante este tipo de
situaciones? Para empezar, el XXI concilio ecuménico de la Iglesia Católica dejó bien asentada
la doctrina de la Iglesia acerca del islam en la Declaración Nostra aetate16: las reconoce como
religión revelada y dice que “la Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran
al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la
tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el
alma”. Intenta dejar así atrás, sepultados en el pasado, siglos de combates mutuos, haciendo
una especie de “borrón y cuenta nueva”: “Si en el transcurso de los siglos surgieron no pocas
desavenencias y enemistades entre cristianos y musulmanes, el Sagrado Concilio exhorta a
todos a que, olvidando lo pasado, procuren y promuevan unidos la justicia social, los bienes
morales, la paz y la libertad para todos los hombres”.
Pone el acento en lo positivo, en lo que les une a ambas religiones, realzando lo que tiene de
bueno desde la perspectiva cristiana: creencia en un único Dios verdadero, fidelidad a unos
preceptos, creencia en un más allá, en un juicio y en una recompensa/castigo,…
Esto no le hurtó a Pablo VI la posibilidad de afirmar –durante la homilía de canonización de los
mártires Nicolás Tavélic, Deodato Aribert de Rodez, Esteban de Cuneo y Pedro de Narbona (21VI-1970) emncionados anteriormente— que la raíz de los ataques a los cristianos en siglos
15
Aunque erróneamente los medios de comunicación informaban acerca de enfrentamientos interreligiosos o d luchas entre cristianos y musulmanes cuando la realidad era que sólo una parte luchaba y
la otra simplemente resistía. Esto se ha repetido también más recientemente para el caso de Nigeria.
16
Ver los Anexos.
13
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
pasados estaba en un odio religioso nacido en el seno de algunos miembros del islam. No
obstante, esto no lo hace buscando revancha o venganza, ya que: “no es un espíritu de odio el
que los impulsó al martirio, sino más bien de amor, de amor ingenuo, si se quiere, y de loca
esperanza; un cálculo equivocado, pero equivocado por deseo de ayudar y de conducir a la
salvación espiritual a aquellos mismos a los que ellos provocaron a castigarlos con la terrible
represión del martirio. Esto es importante. Es importante para el mundo de nuestra así
llamada civilización occidental; el Concilio nos lo enseña. Y es importante también para aquel
mundo islámico, en el cual se desarrolló y se consumó la tragedia de San Nicolás Tavélic y de
sus compañeros: ellos no odiaban al mundo islámico; más bien, a su manera, lo amaban”.
Por su parte, san Juan Pablo II fue un gran impulsor del diálogo entre ambas religiones, pidió
perdón por las cruzadas en el año 2000 y en su viaje a siria (14-V-1999) besó un ejemplar del
Corán que le fue presentado, gesto que resultó ser muy polémico especialmente entre los
propios cristianos que viven en tierra del islam. Esto no mermó en absoluto la entereza y
firmeza con que san Juan Pablo II condenó sin paliativos cada uno de los ataques a cristianos
en sus templos o personas.
Poco más de un año después de la elección de Benedicto XVI, el nuevo papa viajó a su
Alemania natal. Allí visitó la Universidad de Ratisbona, donde pronunció un discurso de los más
tergiversados. En él, siguiendo una argumentación en torno a la importancia de la razón en el
cristianismo, trae a colación una cita del emperador Manuel II el Paleólogo: “Muéstrame
también lo que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malas e
inhumanas, como su directriz de difundir por medio de la espada la fe que predicaba”. Aunque
no dice en su discurso que esté de acuerdo con esta afirmación, bastó con que se manipulasen
estas palabras para encender la mecha del odio en los países musulmanes y que los
ciudadanos se echaran a las calles a protestar, con la connivencia de las autoridades, atacando
edificios y cobrándose víctimas mortales de paso17. Por tanto, a Benedicto XVI le tocó ver cómo
por una mala interpretación de un párrafo de un discurso suyo, la delicada relación entre
muslámenes y cristianos saltaba por los aires. De poco bastaron ya sus viajes, sus gestos, las
reuniones auspiciada por el Vaticano,…
El papa Benedicto XVI cerró el 14 de septiembre de 2012 con un importante documento lo
referente en su etapa a la relación de los cristianos y los musulmanes: la exhortación
apostólica postsinodal Ecclesia in Medio Oriente. Después de tres años de trabajo con los
lineamenta publicados el 8 de diciembre de 2009, el papa repitió lo que ya había dicho antes:
tolerancia y respeto mutuos, reciprocidad, respeto a la vida y a la dignidad humanos, no forzar
a la conversión y mucho menos asesinar a los cristianos, evitar el éxodo de cristianos de estos
santos lugares, y como medio para alcanzar estos fines, diálogo sincero y abierto.
La llegada del papa Francisco el 13 de marzo de 2013 supuso un cambio en la aproximación de
la jerarquía eclesiástica a la cuestión de los cristianos bajo el islam. La primera ocasión en la
que se pudo constatar esto fue en la misma misa de entronización o de inicio de ministerio
petrino, a la que asistieron líderes de otras confesiones religiosas, entre ellas judíos y
musulmanes. Más explícito fue en su postura durante la homilía de las primeras
canonizaciones realizadas por él, entre las que estaban los 800 mártires de Otranto. Esta
canonización quedará marcada para la Historia porque fue precisamente a lo largo de la
audiencia aquel 11 de febrero en la que Benedicto XVI aprueba solemnemente los decretos de
canonización de estos 800, anuncia, en latín, que renuncia a su ministerio como obispo de
17
Ver Corral, Carlos: “El discurso de Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona y las reacciones
provocadas”, UNISCI Discussion Papers, nº 12, Octubre 2006. Ver también Alonso Marcos, Antonio:
“Libertad religiosa, camino para la paz”, UNISCI Discussion Papers, nº 25, Enero 2011, p. 262.
14
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
Roma. Así, estas son las primeras canonizaciones de francisco, aunque “preparadas” por el
papa anterior; así es la continuidad en la Iglesia Católica.
En la homilía d la canonización no se menciona en ningún momento palabras relativas a los
musulmanes o al islam, sólo a conquistadores otomanos, como si Primaldo fuera santo por
haber sido asediado y conquistado por tropas extranjeras simplemente y no fuera mártir por
dar su vida por Cristo. Eso sí, el papa encomió en dicha homilía el gesto de la entrega de la
propia vida hasta la muerte como un gesto de fidelidad al Señor: “Hoy la Iglesia propone a
nuestra veneración una multitud de mártires, que en 1480 fueron llamados juntos al supremo
testimonio del Evangelio. Casi 800 personas, supervivientes del asedio y la invasión de Otranto,
fueron decapitadas en las afueras de la ciudad. No quisieron renegar de la propia fe y murieron
confesando a Cristo resucitado. ¿Dónde encontraron la fuerza para permanecer fieles?”
En la peregrinación realizada a Tierra Santa (24-26 de mayo de 2014) siguió esa misma línea de
reconocimiento y respeto mutuo, que recalcó además en el Mensaje del Papa Francisco a los
musulmanes al final de la Fiesta del Ramadán (10-VII-2013), pero incluyó una solicitud explícita
al Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Abu Mazen, para que se tuviera en cuenta a
los cristianos en la construcción de la sociedad palestina, que no fueran marginados ni como
ciudadanos de segunda categoría18.
4. Mártires de Argelia
Como broche de oro para esta exposición de las vivencias de los cristianos en tierras del islam
en el siglo XX, se recoge aquí el caso, o más bien la causa, de los perseguidos en Argelia. Bajo
ese título la archidiócesis de Argel inició la causa de beatificación y canonización en octubre de
2007, donde se incluyen los martirios de 19 personas, de ocho congregaciones distintas,
asesinadas entre mayo de 1994 y agosto de 1996. Son los siguientes:





H. Henri Vergès, de los HH. Maristas, asesinado el 8 de mayo de 1994.
Los siete monjes Trapenses de Tibhirine (26-27 marzo 1996), cuya historia retrató la
película “De dioses y hombres”.
Seis Hermanas: Esther Paniagua y Caridad Álvarez, españolas, de las Agustinas
Misioneras; Marie-Angèle y Bibiane, de las Hermanas de Nuestra Señora de los
Apóstoles; Odette, de las Hermanitas del Sagrado Corazón; y Paul-Hélène, de las
Hermanas de la Caridad.
Cuatro Padres Blancos: Jean Chevillard, Alain Dieulangard, Charles Deckers y Christian
Chessel.
Monseñor Pierre Claverie, dominico, obispo de Orán, asesinado a su vez, el 1 de
agosto de 1996. Una bomba colocada a la entrada del obispado acaba con su vida y
con la de su chófer, Mohamed Bouchikhi, un joven musulmán de 21 años.
Es impresionante ver cómo, al abundar en los detalles de cada martirio19, hay varios elementos
en común. El primero es su profunda vida de oración20; después, su amor hacia la porción de la
viña que el Señor les había señalado trabajar, el amor –mutuo y recíproco21— hacia los
18
Ver los Anexos.
Ver los Anexos.
20
No sólo en el caso de los trapenses, sino también en el de los demás. Baste como ejemplo el
testimonio de Mons. Henri Teissier, Arzobispo de Argel: “Subía con frecuencia al santuario de Nuestra
Señora de África a ofrecer su apostolado a Dios por medio de María”. Ver “Henri VERGÈS, hermano
marista en Argel y mártir de su misión entre los jóvenes”, Hermanos Maristas, 9 Mayo 2007, en
http://87.241.47.197/400.php?a=7a&n=728&cerca=m%E1rtires.
21
Ver los Anexos.
19
15
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
habitantes de la zona en la que les había tocado vivir; también su amor a la vida y su serenidad
frente a la muerte; por último, el perdón a los verdugos.
Esto último es de lo que más impresiona del testamento escrito por el P. Christian de Chergé,
trapense asesinado en 1996. Como el día de Navidad de 1993 un grupo armado se introdujo en
el monasterio de Nuestra Señora del Atlas en Tibhirine, redacta poco después su testamento.
En él ofrece su perdón a su futuro verdugo y le desea poder volver a verle en presencia de
Dios, en la otra vida. Para escribir semejantes palabras y mantenerlas en posteriores revisiones
del documento hace falta un amor muy fuerte a Cristo, quien en el último momento pidió a
Dios que perdonase a sus ejecutores porque no sabían lo que hacían.
5. Conclusión.
¿Y en el s. XXI? ¿Ha variado la relación entre ambas religiones? Se puede decir que sí, que la
persecución contra los cristianos en algunos países de mayoría musulmana se ha intensificado
cualitativa y cuantitativamente. Un análisis superficial le echaría la culpa a la política
imperialista de algunas potencias occidentales, pero uno más profundo enseguida descubriría
que no es un fenómeno nuevo sino que lleva puesto en marcha desde los comienzos del islam.
En el mundo hay muchas in justicias y esta, se podría argumentar, es sólo una más. Aun
estando de acuerdo con esta afirmación, ¿qué organismo internacional se preocupa por
reparar esta injusticia? ¿Alza la ONU su voz? Los países occidentales, ¿hacen valer toda su
autoridad y su poder para frenar esta sangría? Es evidente que no. Es más, después del 11-S
comenzó a vagar por Europa y EE.UU. el fantasma de la islamofobia, lo que provocó una
respuesta contraproducente entre los fieles musulmanes. Pero también hay que decir que ha
habido un ligero despertar de las conciencias occidentales acerca de ciertos límites que los
musulmanes traspasan alegremente y que no se les debería permitir. El caso más flagrante es
el de Arabia saudí, que mantiene la prohibición de construir templos de otras religiones,
incluida las cristianas con la excusa de que toda la península Arábiga tiene consideración de
Gran Mezquita. Que le expliquen esto a los que exigen el uso compartido de la catedral de
Córdoba.
Se introduciría así el principio de reciprocidad, en virtud del cual los cristianos que están
llamados a acoger “con los brazos abiertos” a inmigrantes de religión islámica esperan que
también “los cristianos que emigran hacia países de mayoría islámica encuentren acogida y
respeto de su identidad religiosa”22. En pocas palabras, si Arabia Saudita no permite la
construcción de iglesias, en Europa no se debería permitir que arabia Saudita financiara la
construcción de mezquitas en suelo europeo, como propuso en 2010 el ministro de Asuntos
Exteriores de Noruega, el socialdemócrata Jonas Gahr Støre23.
Precisamente por la reacción desorbitada a las palabras de Benedicto XVI en Rastisbona y la
crisis de las caricaturas de Mahoma en una revista satírica danesa, comenzó a surgir en Europa
un rechazo a lo cristiano que la OSCE ha venido en denominar “cristianofobia”, elaborando
cada año un informe en el que se recogen los ataques sufridos por cristianos en territorio
OSCE.
La reciprocidad también debería darse en las condenas multitudinarias y tajantes por actos de
violencia cometidos por musulmanes contra los cristianos. Sin embargo, huelga decir que esto
no sucede sino que cuando se dan a conocer las mayores barbaridades cometidas contra
22
Ver Discurso a la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para la pastoral de los emigrantes e
itinerantes, Benedicto XVI, 15 Mayo 2006, en http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/dwd.htm#ut.
23
Ver Romero, Juanjo: “El gobierno noruego: «ninguna mezquita mientras no haya libertad religiosa en
Arabia Saudí»”, Info Católica, 23 Octubre 2010, en
http://infocatolica.com/blog/delapsis.php/1010231217-el-gobierno-noruego-lninguna.
16
La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
cristianos en tierra de musulmanes, estos miran para otro lado y comienzan a silbar con
disimulo.
Por último, bastaría extraer algunas reflexiones para concluir este tema. La Iglesia en tierras
musulmanas es siempre una iglesia confesora que no disfruta de libertad para vivir su fe. O es
perseguida por las autoridades políticas o por la propia población civil; en contadas ocasiones
se le deja desplegar al máximo sus capacidades en la vida pública. Y a veces también le
corresponde ser una Iglesia mártir, pues a menudo se le arranca ese testimonio, de los que
aquí sólo se han recogido unos pocos. El método más habitual para llevar a cabo este martirio
es la degollación, cumpliendo así un sacrificio ritual que no deja detalles al azar sino que tiene
la intencionalidad declarada de no dejar descansar en paz el alma del asesinado.
6. Anexos.
1. Nostra Aetate, 3
La religión del Islam
3. La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y
subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los
hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma como se sometió a
Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia. Veneran a Jesús como profeta,
aunque no lo reconocen como Dios; honran a María, su Madre virginal, y a veces también la
invocan devotamente. Esperan, además, el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los
hombres resucitados. Por ello, aprecian además el día del juicio, cuando Dios remunerará a
todos los hombres resucitados. Por tanto, aprecian la vida moral, y honran a Dios sobre todo
con la oración, las limosnas y el ayuno.
Si en el transcurso de los siglos surgieron no pocas desavenencias y enemistades entre
cristianos y musulmanes, el Sagrado Concilio exhorta a todos a que, olvidando lo pasado,
procuren y promuevan unidos la justicia social, los bienes morales, la paz y la libertad para
todos los hombres.
2. Homilía en la canonización de los mártires Nicolás Tavelic, Deodato Aribert de Rodez,
Esteban de Cuneo y Pedro de Narbona (21-VI-1970). S. S. PABLO VI.
El martirio es una demostración absoluta de amor, de fortaleza y de sacrificio.
Y un segundo sentimiento sucede al primero con una pregunta difícil: pero, entonces,
¿debemos exasperar las discrepancias con la sociedad que nos rodea, y atacarla con polémicas
y contestaciones que rompen nuestras relaciones con nuestra época y que aumentan las
dificultades de nuestra presencia apostólica en el mundo? ¿Es éste el ejemplo que debemos
tomar de estos hombres valientes, hoy santos canonizados? No; no lo creemos. Fijándonos
bien en su historia, y sobre todo en sus espíritus, vemos que no es un espíritu de odio el que
los impulsó al martirio, sino más bien de amor, de amor ingenuo, si se quiere, y de loca
esperanza; un cálculo equivocado, pero equivocado por deseo de ayudar y de conducir a la
salvación espiritual a aquellos mismos a los que ellos provocaron a castigarlos con la terrible
represión del martirio. Esto es importante. Es importante para el mundo de nuestra así
llamada civilización occidental; el Concilio nos lo enseña. Y es importante también para aquel
mundo islámico, en el cual se desarrolló y se consumó la tragedia de San Nicolás Tavelic y de
sus compañeros: ellos no odiaban al mundo islámico; más bien, a su manera, lo amaban. Y,
ciertamente, lo aman todavía, y casi personifican en su historia el deseo cristiano hacia el
mundo islámico mismo, que la historia de nuestros días nos hace conocer cada vez mejor,
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La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
fortaleciendo la esperanza de relaciones más cordiales entre la Iglesia católica y el Islam. ¿No
nos ha exhortado el Concilio «a olvidar el pasado y a ejercer sinceramente la mutua
comprensión, así como a defender y a promover juntos, para todos los hombres, la justicia
social, los valores morales, la paz y la libertad»? (Nostra Aetate, n. 3; cf. G. Basettisani,
Mohammed et St. François, pp. 201, 278, etc.).
Los santos Nicolás Tavelic, Deodato de Rodez, Esteban de Cuneo y Pedro de Narbona,
sacerdotes franciscanos, murieron mártires en Jerusalén el 14 de noviembre de 1391.
Procedían de distintas Provincias franciscanas: Croacia, Aquitania, Génova y Provenza, y
coincidieron en la Custodia de Tierra Santa, confiada por la Santa Sede a la Orden franciscana.
Durante años estuvieron prestando servicio religioso en el convento de Monte Sión
(Jerusalén), hasta que se decidieron a predicar públicamente el Evangelio a los musulmanes.
Después de consultas oportunas, intensa oración y estudio, el 11 de noviembre de 1391 fueron
ante el Cadí de Jerusalén y, en su presencia y la de muchos musulmanes, expusieron los textos
que habían preparado, en los que explicaban y defendían la fe cristiana frente a la musulmana.
Se entabló un diálogo tenso, y fueron invitados a retirar lo que habían dicho y a convertirse al
Islam. Los frailes se reafirmaron en su fe, y fueron condenados a muerte. Durante tres días
sufrieron en la cárcel bárbaras torturas, y el día 14 siguiente, en la plaza pública, fueron
ejecutados, descuartizados y quemados. Los canonizó, el 21 de junio de 1970, el papa Pablo VI,
quien en su homilía explicó la peculiaridad del martirio de estos santos.
3. Redemptoris missio, 11
Los mártires cristianos de todas las épocas —también los de la nuestra— han dado y siguen
dando la vida por testimoniar ante los hombres esta fe, convencidos de que cada hombre tiene
necesidad de Jesucristo, que ha vencido el pecado y la muerte, y ha reconciliado a los hombres
con Dios.
4. Redemptoris missio, 45
La prueba suprema es el don de la vida, hasta aceptar la muerte para testimoniar la fe en
Jesucristo. Como siempre en la historia cristiana, los « mártires », es decir, los testigos, son
numerosos e indispensables para el camino del Evangelio. También en nuestra época hay
muchos: obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, así como laicos; a veces héroes
desconocidos que dan la vida como testimonio de la fe. Ellos son los anunciadores y los
testigos por excelencia.
5. Discurso en la Universidad de Ratisbona, 13-IX-2006, Benedicto XVI.
Recordé todo esto recientemente cuando leí la parte editada por el profesor Theodore Khoury
(Münster) del diálogo que el docto emperador bizantino Manuel II Paleólogo, tal vez en los
cuarteles de invierno del año 1391 en Ankara, mantuvo con un persa culto sobre el
cristianismo y el islam, y sobre la verdad de ambos. Probablemente fue el mismo emperador
quien anotó, durante el asedio de Constantinopla entre 1394 y 1402, ese diálogo. Así se explica
que sus razonamientos se recojan mucho más detalladamente que las respuestas de su
interlocutor persa. El diálogo se extiende a todo el ámbito de las estructuras de la fe
contenidas en la Biblia y en el Corán, y se detiene sobre todo en la imagen de Dios y del
hombre, pero necesariamente también en la relación entre las "tres Leyes", como se decía, o
tres "órdenes de vida": Antiguo Testamento, Nuevo Testamento y Corán. No quiero hablar
ahora de eso en este discurso; sólo quisiera aludir a un aspecto —más bien marginal en la
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La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
estructura de todo el diálogo— que, en el contexto del tema "fe y razón" me ha fascinado y
que servirá como punto de partida para mis reflexiones sobre este tema.
En el séptimo coloquio (διάλεξις, controversia) editado por el profesor Khoury, el emperador
toca el tema de la "yihad", la guerra santa. Seguramente el emperador sabía que en la sura 2,
256 está escrito: "Ninguna constricción en las cosas de fe". Según dicen los expertos, es una de
las suras del período inicial, en el que Mahoma mismo aún no tenía poder y estaba
amenazado. Pero, naturalmente, el emperador conocía también las disposiciones,
desarrolladas sucesivamente y fijadas en el Corán, acerca de la guerra santa.
Sin detenerse en detalles, como la diferencia de trato entre los que poseen el "Libro" y los
"incrédulos", con una brusquedad que nos sorprende, se dirige a su interlocutor simplemente
con la pregunta central sobre la relación entre religión y violencia en general, diciendo:
“Muéstrame también lo que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas
malas e inhumanas, como su directriz de difundir por medio de la espada la fe que predicaba”.
6. Homilía en la canonización de los 800 mártires de Otranto, 12-V-2013, S.S. Francisco.
“Hoy la Iglesia propone a nuestra veneración una multitud de mártires, que en 1480 fueron
llamados juntos al supremo testimonio del Evangelio. Casi 800 personas, supervivientes del
asedio y la invasión de Otranto, fueron decapitadas en las afueras de la ciudad. No quisieron
renegar de la propia fe y murieron confesando a Cristo resucitado. ¿Dónde encontraron la
fuerza para permanecer fieles?”
7. Mensaje del Papa Francisco a los musulmanes al final de la Fiesta del Ramadán, 10VII-2013.
Vaticano, 10 de julio de 2013
El tema de este año quiere destacar la importancia de la educación en la forma en que nos
comprendemos unos con otros, sobre la base del respeto mutuo. “Respeto” significa una
actitud de amabilidad hacia las personas para las que nutrimos consideración y estima.
“Mutuo” significa que no se trata de un proceso unidireccional, sino de algo que es compartido
por ambas partes.
Lo que estamos llamados a respetar en cada persona es ante todo su vida, su integridad física,
su dignidad y los derechos que de ella manan, su reputación, su propiedad, su identidad étnica
y cultural, sus ideas y sus decisiones políticas. Por esto estamos llamados a pensar, hablar y
escribir del otro en un modo respetuoso, no sólo en su presencia, sino siempre y en todas
partes, evitando críticas injustas o la difamación. Para lograr esto, tienen un papel
fundamental la familia, la escuela, la enseñanza religiosa y todo tipo de medios de
comunicación social.
8. Encuentro con las autoridades palestinas. Discurso del Santo Padre Francisco. Belén,
25-V-2014.
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La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
Deseo referirme con afecto a la activa comunidad cristiana, que ofrece su significativa
contribución al bien común de la sociedad y que participa de las alegrías y sufrimientos de
todo el pueblo. Los cristianos desean seguir desempeñando este papel como ciudadanos de
pleno derecho, junto con los demás ciudadanos a los que consideran como hermanos.
Señor Presidente, Usted es conocido como un hombre de paz y artífice de paz. El reciente
encuentro en el Vaticano con usted y mi presencia hoy en Palestina atestiguan las buenas
relaciones entre la Santa Sede y el Estado de Palestina, y espero que crezcan para el bien de
todos. En este sentido, expreso mi aprecio por el compromiso de elaborar un Acuerdo entre
las partes, que contemple diversos aspectos de la vida de las comunidades católicas del País,
con una atención especial a la libertad religiosa. En efecto, el respeto de este derecho humano
fundamental es una de las condiciones irrenunciables de la paz, de la hermandad y de la
armonía; proclama al mundo que es necesario y posible encontrar un buen acuerdo entre
culturas y religiones diferentes; atestigua que las cosas que tenemos en común son tantas y
tan importantes que es posible encontrar un modo de convivencia serena, ordenada y pacífica,
acogiendo las diferencias y con la alegría de ser hermanos en cuanto hijos de un único Dios.
9. Testamento del P. Charles-Marie-Christian de Chergé.
Cuando un A-Dios se vislumbra...
Si me sucediera un día –y ese día podría ser hoy— ser víctima del terrorismo que parece
querer abarcar en este momento a todos los extranjeros que viven en Argelia, yo quisiera que
mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recuerden que mi vida estaba ENTREGADA a Dios y a este
país.
Que ellos acepten que el Único Maestro de toda vida no podría permanecer ajeno a esta
partida brutal.
Que recen por mí.
¿Cómo podría yo ser hallado digno de tal ofrenda?
Que sepan asociar esta muerte a tantas otras tan violentas y abandonadas en la indiferencia
del anonimato.
Mi vida no tiene más valor que otra vida.
Tampoco tiene menos.
En todo caso, no tiene la inocencia de la infancia.
He vivido bastante como para saberme cómplice del mal que parece, desgraciadamente,
prevalecer en el mundo, inclusive del que podría golpearme ciegamente.
Desearía, llegado el momento, tener ese instante de lucidez que me permita pedir el perdón
de Dios y el de mis hermanos los hombres, y perdonar, al mismo tiempo, de todo corazón, a
quien me hubiera herido.
Yo no podría desear una muerte semejante.
Me parece importante proclamarlo.
En efecto, no veo cómo podría alegrarme que este pueblo al que yo amo sea acusado, sin
distinción, de mi asesinato.
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La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
Sería pagar muy caro lo que se llamará, quizás, la "gracia del martirio" debérsela a un argelino,
quienquiera que sea, sobre todo si él dice actuar en fidelidad a lo que él cree ser el Islam.
Conozco el desprecio con que se ha podido rodear a los argelinos tomados globalmente.
Conozco también las caricaturas del Islam fomentadas por un cierto idealismo.
Es demasiado fácil creerse con la conciencia tranquila identificando este camino religioso con
los integrismos de sus extremistas.
Argelia y el Islam, para mí son otra cosa, es un cuerpo y un alma.
Lo he proclamado bastante, creo, conociendo bien todo lo que de ellos he recibido,
encontrando muy a menudo en ellos el hilo conductor del Evangelio que aprendí sobre las
rodillas de mi madre, mi primerísima Iglesia, precisamente en Argelia y, ya desde entonces, en
el respeto de los creyentes musulmanes.
Mi muerte, evidentemente, parecerá dar la razón a los que me han tratado, a la ligera, de
ingenuo o de idealista: "qué diga ahora lo que piensa de esto!". Pero estos tienen que saber
que por fin será liberada mi más punzante curiosidad.
Entonces podré, si Dios así lo quiere, hundir mi mirada en la del Padre para contemplar con El
a Sus hijos del Islam tal como El los ve, enteramente iluminados por la gloria de Cristo, frutos
de Su Pasión, inundados por el Don del Espíritu, cuyo gozo secreto será siempre, el de
establecer la comunión y restablecer la semejanza, jugando con las diferencias.
Por esta vida perdida, totalmente mía y totalmente de ellos, doy gracias a Dilos que parece
haberla querido enteramente para este GOZO, contra y a pesar de todo.
En este GRACIAS en el que está todo dicho, de ahora en más, sobre mi vida, yo los incluyo, por
supuesto, amigos de ayer y de hoy y a vosotros, oh amigos de aquí, junto a mi madre y mi
padre, mis hermanas y hermanas y los suyos, el céntuplo concedido, como fue prometido!
Y a ti también, amigo del último instante, que no habrás sabido lo que hacías.
Sí, para ti también quiero este GRACIAS, y este "A-DIOS" en quien te veo.
Y que nos sea concedido rencontrarnos, ladrones bienaventurados, en el paraíso, si así lo
quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío. ¡AMEN!
Insha 'Allah!
Argel, 1 de Diciembre de 1993
Tibhirine, 1 de Enero de 1994
Christian
10. "Si nos pasa algo, seguimos estando en las manos de Dios": testimonio de dos
religiosas mártires en proceso de beatificación24.
Las valientes mujeres explicaron a su superiora que decidían esto libremente por fidelidad al
Evangelio, amor por el pueblo argelino y su intención de compartir la misma suerte de la
comunidad local. “En ningún momento querían morir, eran amantes de la vida, pero también
amantes de su pueblo y decidieron permanecer allí”, explicó la superiora. Esta decisión fue
consultada de nuevo desde España periódicamente, para establecer si alguna de las religiosas
24
Ver http://es.gaudiumpress.org/content/50341--Si-nos-pasa-algo--seguimos-estando-en-las-manosde-Dios---testimonio-de-dos-religiosas-martires-en-proceso-de-beatificacion.
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La Iglesia en los países de mayoría musulmana. Una panorámica del siglo XX.
había cambiado de parecer. La respuesta era siempre negativa. “Pero, ¿y si os pasa algo?”,
preguntaban. “Pues si nos pasa algo, seguimos estando en las manos de Dios”, era la respuesta
de las Hermanas.
La Hna. Esther Paniagua servía en un hospital local y el día 23 de octubre recibió la visita del
embajador de España, quien le insistió que las religiosas debían abandonar el país. “Nos contó
que el embajador quería haberla sacado en el coche blindado y ella dijo que no, que volvería a
casa a pie, como siempre”. A su regreso a casa portaba un libro titulado: “Tu entrega por
amor”.
Ese mismo día, la Hna. Caridad Álvarez recibió una sugerencia similar, esta vez de parte de la
entonces superiora, pero ella rechazó la propuesta. “Es mi fidelidad a la misión”, expresó la
religiosa. “Les he dicho en casa que si me sucede algo, quiero que me entierren en Argelia”.
En la tarde, las tres religiosas de la casa se dispusieron a asistir a la Eucaristía en el vecino
monasterio de las Hermanas de Foucault, junto con la Hna. María Jesús Rodríguez. “Para ir a la
capilla decidimos hacerlo según las normas de seguridad que la embajada nos había dicho:
'Salir siempre de dos en dos'”, recordó la Hna. María Jesús. “Por eso primero fueron Caridad y
Esther y cinco minutos después salimos Lourdes y yo. Íbamos a unos 100 metros de distancia”.
Cuando las religiosas dieron vuelta en la esquina y quedaron fuera de la vista de sus
compañeras religiosas, ocurrió la tragedia. “En ese momento sonaron dos disparos. Instantes
después la gente comenzó a correr y una señora nos metió en su casa”, relató. “Oímos llorar y
supimos que un cristiano había muerto. Subimos al tejado de la casa, desde donde se veía la
capilla de las Hermanas de Foucauld y vimos los cuerpos de Cari y Esther tirados en el suelo”.
La Hna. Caridad estaba tocando a la puerta de la casa de las Hermanas de Foucault y el agujero
de la bala aún se conserva en la puerta. Junto a ella, cayó la Hna. Esther. Sus vidas, terminadas
por odio a la fe, se ofrecieron junto a las del Obispo de Orán y su chófer en 1996, los siete
monjes cistercienses de Tibhirine y otros ocho mártires. Su historia hace parte del testimonio
de fe hasta las últimas consecuencias que aún hoy dan numerosos cristianos que viven bajo la
persecución en territorios de África y Asia.
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