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Transcript
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8 preguntas básicas para entender lo que pasa en Grecia… y sus consecuencias
Fuente: BBC Mundo
Después de cinco años, la crisis griega se acerca a un momento de definiciones que
tendrá profundas consecuencias tanto para el país como la Unión Europea.
Los griegos votarán este domingo en un referendo que muchos consideran clave para
el futuro del país, pero también para el del euro y de la misma Unión Europea.
Pero, ¿sobre qué votarán exactamente los helenos y por qué la votación es tan
importante para el resto del continente? Y, tal vez más importante, ¿cómo se llegó
ahí?
Les presentamos las respuestas a estas y otras preguntas fundamentales para
entender la crisis griega en esta guía de BBC Mundo.
1. ¿Cuál es la causa de la crisis griega?
La base de la crisis griega es una deuda de aproximadamente 320.000 millones de
euros (unos US$358.000 millones), que el país simplemente no está en condiciones
de pagar.
La explicación más simple para la misma es que durante muchos años el país estuvo
gastando más dinero del que producía y financiando ese gasto a través de préstamos.
null
El déficit del sector público y los niveles de endeudamiento de Grecia están muy por
encima de los límites acordados por los países miembros de la zona euro.
Grecia ya hacía eso antes de adoptar el euro. Y la llegada de la moneda común en
2001 no cambió las cosas, como en teoría debía suceder.
El gasto público, por ejemplo, aumentó un 50% entre 1999 y 2007, mucho más que en
otros países de la eurozona.
Y sumado a problemas de corrupción y evasión fiscal, reconocidos por la propia
Grecia, esto terminó provocando un déficit muy superior al 3% del PIB contemplado en
las reglas de moneda común.
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Préstamos no declarados a la eurozona, por su parte, también llevaron a que la deuda
excediera significativamente el 60% acordado como límite por los países de la
eurozona: actualmente se estima en 177% del PIB.
El problema, sin embargo, solo se volvió urgente cuando la crisis financiera global
limitó el acceso griego al crédito, lo que motivó la intervención de los otros países de la
eurozona temerosos del impacto de una cesación de pagos o default.
Aunque, para muchos economistas, las medidas de austeridad impuestas como
condición para financiar un rescate financiero, o bailout, terminaron agravando la
situación.
2. ¿Qué se ha estado haciendo para salir de la crisis?
El primer paquete de ayuda financiera a Grecia fue aprobado por la Unión Europea y
el Fondo Monetario Internacional en mayo de 2010.
En ese momento se pusieron a disposición del gobierno griego 110.000 millones de
euros (unos US$120.000 millones) para que honrara sus compromisos con sus
acreedores, en ese momento en su mayoría bancos privados de la región.
Los préstamos ofrecidos a Grecia están vinculados a medidas de austeridad bastante
impopulares entre los helenos.
Pronto, sin embargo, se hizo evidente que ese monto no sería suficiente, por lo que un
segundo rescate elevó la cifra total a 240.000 millones de euros.
Y, en ambos casos, como condición para facilitar el dinero se identificaron una serie de
medidas de austeridad.
Estas han incluido drásticos recortes del gasto público, mayores impuestos y reformas
al sistema de pensiones y el mercado laboral.
Pero el actual gobierno griego, que llegó al poder a inicios de año con una plataforma
anti-austeridad, ha estado intentado renegociar algunas de esas condiciones de cara a
un nuevo paquete de rescate estimado en 29.100 millones de euros adicionales.
3. ¿Cuál ha sido el impacto de las medidas anti-crisis? ¿Han funcionado?
Para saber si las medidas asociadas al rescate financiero han funcionado, primero hay
que ponerse de acuerdo sobre el principal objetivo del mismo.
Si lo que se buscaba era proteger el euro, por ejemplo, entonces parecen estar
funcionado. Aunque sólo sea por el momento.
Muchos sienten que las medidas impuestas a Grecia no tienen como principal
consideración el futuro de sus ciudadanos, sino el del euro.
Efectivamente, los préstamos coordinados por el FMI, la Comisión Europea y el Banco
Central Europeo –la denominada troika– han ayudado a reducir el impacto de la crisis
griega sobre la moneda común.
Pero economistas de la talla de Paul Krugman y Joseph Stiglitz –ganadores del premio
Nobel de economía en 2008 y 2001, respectivamente– consideran que las medidas no
han hecho nada por mejorar la situación o las perspectivas de Grecia.
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De hecho, se estima que la economía griega se ha reducido en un 25% desde el inicio
de los programas de austeridad, lo que ha acentuado su dependencia en créditos
externos.
Y el impacto de las medidas sobre el pueblo griego ha sido brutal: su tasa de
desempleo del 26% es la más alta de toda la Unión Europea y entre los jóvenes ya
supera el 60%.
Ya son millones los ciudadanos griegos que están viviendo bajo la línea de pobreza.
El impacto de las medidas de austeridas sobre el pueblo griego ha sido brutal,
llevando a muchos a la pobreza.
Esta situación fue, de hecho, lo que llevó al poder a Syriza, el partido que mejor supo
recoger el descontento generado por las medidas de austeridad.
Y los intentos del actual gobierno de izquierda por renegociar las condiciones son los
que han llevado la crisis a lo que parece ser –con el perdón de la redundancia– su
momento más crítico.
O, al menos, a un momento de definición que podría tener importantes consecuencias
para el futuro de la moneda común.
4. ¿Cuál es la situación actual?
El escenario más temido al inicio de la crisis –una cesación de pagos– empezó a
hacerse realidad el martes por la noche, cuando Grecia no logró honrar un pago de
unos 1.500 millones de euros (US$1.780 millones aproximadamente) adeudados al
FMI.
Grecia se convirtió así en el primer país desarrollado en entrar en mora con el FMI y
su impago en el más grande en la historia del organismo multilateral, aunque
técnicamente todavía no ha sido declarada en default.
Y el mismo martes también se venció el último programa de ayuda financiera, luego de
que el gobierno griego no aceptara la última serie de condiciones de la troika por
considerarla "humillante".
Aunque ya antes el gobierno de Alexis Tsipras había anunciado que dejaría la decisión
final en manos de la ciudadanía, para lo que convocó a un referendo.
Los partidarios del "sí" aumentaron con la imposición de un corralito que limita lo que
los griegos pueden sacar de los bancos.
Según las últimas encuestas, la mayoría de los griegos se inclinan por rechazar más
medidas de austeridad.
Aunque lla ventaja del "No" –favorecido por Tsipras– se ha venido reduciendo luego
de que Atenas impusiera un "corralito financiero" con el que intentar evitar retiros
masivos que agraven la situación.
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El primer ministro griego, sin embargo, ha dejado en claro que para él la posibilidad de
una negociación –y por consiguiente de un acuerdo de última hora– se mantiene
abierta.
Pero, hasta el momento, sus contrapropuestas han sido consideradas insuficientes.
Y la canciller alemana, Angela Merkel, ya dijo que hay que esperar el resultado del
referendo antes de pensar en reabrir una negociación con el gobierno de Atenas.
5. ¿Cuáles son los puntos más contenciosos?
En su última contrapropuesta, el gobierno griego prácticamente aceptó la mayor parte
de las demandas de la troika.
Pero, entre otras cosas, solicitó más tiempo para implementar la reforma del sistema
de pensiones –una de las principales exigencias de sus acreedores– y pidió mantener
excepciones para el cobro del IVA en sus islas, que son uno de los principales
destinos turísticos del país.
Muchos creen que el problema de fondo es la diferencia de filosofías e ideologías
representadas por Merkel y Tsipras.
Los líderes de la eurozona, sin embargo, no se mostraron dispuestos a reabrir
negociaciones incluso después de lo que algunos analistas presentaron como una
capitulación.
Y eso ha hecho que muchos concluyan que las principales diferencias ya no son tanto
técnicas, sino políticas.
O, dicho más sencillamente, que los principales líderes de la eurozona quieren botar al
gobierno de Tsipras para evitar que su postura anti austeridad contagie a otros países
de la región.
6. Y entonces, ¿sobre qué votarán los griegos?
La pregunta sometida a referendo es tremendamente específica y está redactada en
un lenguaje bastante técnico, no particularmente fácil de comprender.
Oficialmente el referendo es sobre una propuesta específica y concreta. Pero en la
práctica, es sobre mucho más que eso.
"¿Debe ser aceptado el acuerdo propuesto, que fue presentado por la Comisión
Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional en el
Eurogrupo del 25.06.2015 y consiste de dos partes, las que constituyen su propuesta
unificada?", se lee en la boleta, en la que luego se especifican los títulos de los
documentos en cuestión.
Y luego se ofrecen dos simples opciones: sí o no.
Los puntos centrales de la propuesta son una ampliación de la base del IVA y una
reducción drástica del número de personas que pueden optar a un retiro anticipado.
Y los acreedores también demandan más acciones para reducir la evasión fiscal y
acabar con la corrupción.
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El gobierno griego, sin embargo, sostiene que las demandas específicas de la troika
además de poco efectivas son humillantes y por lo tanto inaceptables.
Y para ellos la cuestión es mucho más simple: es si los griegos deben seguir
padeciendo más medidas de austeridad o no.
El gobierno griego ha presentado el referendo del domingo como una votación como
una elección entre crecimiento económica o más austeridad.
Esta decisión podría además decidir la continuidad del gobierno de Tsipras, quien ya
dijo que en caso de victoria del "sí" respetará la decisión de los griegos pero no se
quedará para implementar la propuesta del Eurogrupo.
Mientras que los otros líderes europeos, empezando por Merkel, insisten en que la
pregunta es otra, aunque igualmente sencilla.
Afirman que lo que los griegos decidirán el domingo es si quieren que su país siga
siendo parte del euro o no.
7. ¿Es inevitable una salida del euro en caso de una victoria del No?
La verdad es que nadie lo sabe con certeza.
No existe ningún precedente y el mismo vicepresidente del Banco Central Europeo,
Vitor Constancio, dijo en abril pasado que no había ninguna ley que ordenara la
expulsión de la eurozona en caso de default.
Muchos creen que el futuro del euro y la Unión Europea están en juego en el referendo
de Grecia.
El gobierno griego insiste además en que no está intentando abandonar la moneda
común e incluso insinuó que podría iniciar procesos legales en caso de que los otros
países de la eurozona intenten expulsarlo del club.
Los principales líderes europeos, sin embargo, lo han dicho claramente: la votación del
domingo es sobre conservar el euro o no.
Y si no existe voluntad política para mantener a Grecia en el euro, lo que digan las
actuales leyes y reglamentos de la Unión Europea podría no importar.
Efectivamente, si el Banco Central Europeo decide detener completamente el crédito
hacia Atenas, las autoridades griegas no tendrían más opción que empezar a imprimir
su propia moneda para intentar mantener su economía funcionando.
Y el "Grexit", como se ha dado en llamar a la salida de Grecia del euro, sería una
realidad.
8. ¿Cuáles serían las consecuencias de una salida griega del euro?
La UE ha estado trabajando duro para intentar aislar al euro y la eurozona de los
problemas de Grecia y de una eventual salida de la moneda común.
En el fondo, casi todo depende de la voluntad política de los líderes europeos.
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Pero el mismo FMI advirtió que "los riesgos y vulnerabilidades aún no han
desaparecido" y es difícil predecir el comportamiento de los mercados si el escenario
más temido por todos se hace realidad.
Una posibilidad es que los compradores de bonos de las naciones de la eurozona con
más problemas empiecen a exigir pagos más altos para compensar los riesgos de su
inversión.
Eso afectaría negativamente a la moneda europea y aumentaría la inestabilidad en
países con un peso mayor en la economía global.
Y una Grecia insolvente implicaría importantes pérdidas de dinero para varios países
europeos.
Además, también está el riesgo de un contagio político.
Efectivamente, si la salida del euro se muestra como una opción viable –e incluso
beneficiosa para Grecia– otras naciones podrían verse tentadas a seguir el ejemplo.
Y eso podría poner en riesgo a la misma Unión Europea, que ha puesto a la moneda
común en el centro de su proyecto de integración.
La salida del euro podría además forzar la salida de Grecia de la UE.
Pero, como sucede con muchos de los otros escenarios, todo dependerá de la
voluntad política e imaginación que muestren los líderes europeos.
LA CRISIS GRIEGA
La falta de liquidez asfixia a Grecia
La patronal bancaria advierte de que la liquidez de las entidades se limita a 1.000
millones.
Fuente: El País / CLAUDI PÉREZ / LUCÍA ABELLÁN Bruselas
Un octogenario espera su turno en un banco para sacar 120 euros. / EMILIO
MORENATTI (AP)
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La banca griega está a un paso de quedarse literalmente seca. La patronal bancaria
helena advirtió este viernes de que la liquidez de las entidades financieras se limita a
menos de 1.000 millones de euros. Las sucursales podrían quedarse sin efectivo el
lunes. En solo cinco días de controles de capital, la economía griega se desintegra a
toda velocidad: hay problemas para los importadores, los exportadores, el sector
turístico, los pensionistas y por supuesto para los bancos, que sin dinero fresco van
hacia la quiebra. Esas dificultades imponen una enorme presión sobre el referéndum
del domingo: el BCE y la eurozona anuncian que actuarán en función del resultado. El
sí generará graves dificultades políticas. El no, avisa Bruselas, puede precipitar a
Grecia hacia la salida del euro.
El poder blando de la UE puede transformarse a veces en una especie de trituradora
económica. La Comisión Europea ha convertido el referéndum griego en un plebiscito
sobre el euro, y el resto de instituciones aúnan esfuerzos para imponer la máxima
presión sobre el voto de mañana: el mecanismo de rescate (Mede) declaró ayer el
impago de la deuda griega y se reserva la opción de reclamar su devolución de un
solo golpe, y el BCE asegura prácticamente a diario que una negativa provocaría una
ruptura de relaciones y activaría los peores escenarios. La banca y la economía sufren
ya de lo lindo, incluso antes del resultado del referéndum. Y la tensión explora nuevos
límites cada día: el primer ministro Alexis Tsipras ha tenido que pedir calma a los
militares después de que 16 ex altos cargos de las fuerzas armadas pidieran el viernes
“unidad nacional”, “en un momento crítico de la historia de Grecia, que requiere tomar
decisiones dolorosas”.
A la crisis política que se avecina se suma una economía y sobre todo un sistema
financiero que muestran preocupantes signos de congelación. El presidente de la
patronal bancaria, Louka Katseli, reveló que el control de capitales, el corralito y la
congelación de la liquidez de emergencia del BCE han hecho mella en el maltrecho
sistema financiero, que dispone de reservas de efectivo de menos de 1.000 millones.
Fuentes de las Cámaras de Comercio reducen esa cifra a solo 500 millones. Eso
permite sobrevivir apenas unos días, a expensas del BCE. El ministro Yanis
Varoufakis afirma que las entidades abrirán sus puertas el martes “con toda
seguridad”, pero no está claro con qué disponibilidad de liquidez.
La desintegración a cámara lenta de la economía griega —una pérdida de una cuarta
parte del PIB en el último lustro— se ha acelerado en la última semana, a raíz de la
convocatoria del referéndum y la suspensión del movimiento de capitales. Atenas
acusa a los socios de haber obligado a activar el corralito (60 euros por persona y día).
Pero incluso con esa medida de emergencia, el sistema financiero está abocado a un
rápido colapso si el lunes, sea cual sea el resultado del referéndum, no se pone en
marcha un salvavidas casi automático.
La ayuda más indispensable es la del BCE, ante el riesgo de que la banca muera de
asfixia y, con ella, la economía entre en barrena y precipite una crisis a gran escala.
Los cuatro grandes bancos (NBG, Alpha, Piraeus y Eurobank) ya estarían quebrados
sin los controles de capital, según las agencias de calificación. Y el agujero en sus
cuentas no ha hecho más que crecer desde el lunes. La posición de liquidez y de
solvencia del sector es de lo más débil; sin salvavidas, el Banco de Grecia puede
verse obligado en breve a cerrar entidades, según un informe de Fitch, una de las
grandes agencias de rating.
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Ahorradores con pérdidas
Apenas hay dinero en el fondo de garantía de depósitos (unos 3.000 millones), por lo
que ni siquiera es descartable que las autoridades obliguen a los ahorradores a asumir
pérdidas, una medida con un coste político exorbitante. “Sin una acción rápida por
parte de las instituciones, el lío está asegurado”, dijo una fuente europea; “para eso,
Bruselas y Berlín han dejado claro que debe ganar el sí”.
Esa jugada europea entraña grandes riesgos: en caso de un voto negativo, los
puentes entre Bruselas y Atenas habrán quedado calcinados. Tsipras invitó el viernes
a sus conciudadanos a hacer caso omiso de “chantajes y ultimatums”, pero la banca
por sí sola asusta de lo lindo. El corralito podría ser aún más restrictivo en breve. “Si
los griegos votan no, Grecia será mucho más débil”, avisó Wolfgang Schäuble. El
ministro alemán no vota e4l domingo, pero es una de las figuras del Eurogrupo, que el
lunes evaluará los resultados para ver si Europa da una señal política al BCE para
desatascar la situación. O para hacer lo contrario y descabellar a la banca.
¿Cómo puede afectar la crisis griega a tus vacaciones?
Fuente: ABC / MADRID
Si eres uno de los 200.000 españoles que cada año pasa sus vacaciones en Grecia,
en Kelisto te explican cómo puede afectarte el actual «corralito» o cuánto dinero
deberías llevar contigo.
Turistas en la isla griega de Paros. Reuters
Restricciones a la retirada de dinero, bancos cerrados… La actual situación de
incertidumbre que afecta a Grecia y a su futuro dentro de la Eurozona ha provocado
que muchos viajeros se pregunten qué deben hacer en caso de haber comprado unas
vacaciones con destino a territorio heleno e, incluso, si es conveniente cancelar sus
planes.
«Antes de viajar a cualquier destino, tanto dentro de la Eurozona, como fuera de ella,
el consumidor debe planificar varias cuestiones, como dónde cambiará moneda (si
fuera necesario) o si va a utilizar su tarjeta como medio habitual de pago o para
extraer efectivo en cajeros, ya que un correcto análisis de todos estos aspectos puede
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permitirle ahorrar una buena cantidad de dinero. En el caso de Grecia, llevar suficiente
efectivo es la recomendación más esencial para cualquier viajero. Además, será
necesario que el consumidor esté atento a cualquier novedad que pudiera producirse
para evitar sustos a su llegada a destino», asegura Estefanía González, portavoz de
Finanzas personales de Kelisto.
Si eres uno de los 200.000 españoles que cada año pasa sus vacaciones en Grecia,
en Kelisto te explican cómo puede afectarte el actual «corralito», cuánto dinero
deberías llevar contigo o si cancelar tu viaje puede ser una buena opción.
¿Cuánto dinero deberías llevar para pasar unas vacaciones en Grecia?
El pasado domingo, las autoridades helenas anunciaron fuertes restricciones al
funcionamiento de su sistema bancario. En la práctica, estas medidas implicaban dos
cosas: la primera, el cierre de los bancos, en principio, hasta el próximo 6 de julio; y la
segunda, la imposición de un límite diario de 60 euros para las retiradas de los cajeros
automáticos.
A priori, las restricciones al uso de los dispensadores solo afecta a personas que
dispongan de una cuenta bancaria en Grecia. Por tanto, no debería tener ninguna
consecuencia para los turistas extranjeros. Sin embargo, desde el Ministerio de
Asuntos Exteriores español –al igual que ya han advertidos otros como el británico, el
holandés o el alemán- se recomienda que los viajeros acudan a Grecia con suficiente
dinero en efectivo para poder afrontar sus gastos habituales, así como posibles
imprevistos.
Además, dado que las novedades respecto a la situación de Grecia se suceden a gran
velocidad, las autoridades también recomiendan estar pendientes (a través de los
medios de comunicación, agencias de viajes, líneas aéreas, hoteles, etc.) de la posible
convocatoria de huelgas en las zonas céntricas de Atenas y Salónica, y de su impacto
en servicios como el transporte.
¿Podrás sacar dinero de los cajeros?
Tal y como han confirmado las autoridades helenas y las del resto de países
comunitarios, las restricciones a la retirada de dinero de los cajeros (60 euros/día) solo
afectan a ciudadanos con cuentas en Grecia. Por tanto, un turista extranjero podría
sacar sin ningún problema de cualquier dispensador con su tarjeta de débito o crédito.
Ahora bien, lo que nadie puede garantizar es que los propios cajeros puedan quedarse
sin efectivo en algún momento, tal y como ocurrió el pasado domingo en algunas
sucursales de Atenas. Por tanto, pese a que llevar la tarjeta siempre pueda ser un
buen respaldo, los turistas siempre deberían disponer de suficiente efectivo para pagar
cualquier gasto durante su estancia.
¿Podré utilizar mi tarjeta de crédito para pagar las compras?
A día de hoy, las tarjetas de crédito y débito siguen siendo un medio de pago válido en
cualquier comercio griego. Por tanto, pueden ser una buena opción para
complementar el efectivo que cualquier turista debería llevar. Ahora bien, tal y como
advierten desde el Ministerio de Asuntos Exteriores británico, los turistas deben ser
conscientes de que no pueden descartarse nuevas restricciones en el funcionamiento
del sistema bancario, lo que podría afectar, tanto al uso de tarjetas, como a la
extracción en cajeros.
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Por tanto, pese a llevar una o varias tarjetas sea una buena alternativa, siempre habrá
que completarla con suficiente efectivo como para abonar cualquier gasto.
¿Qué seguros me cubren de posibles robos?
Las tarjetas son una opción práctica y, sobre todo, segura para viajar el extranjero.
Entre otras cuestiones, evitan llevar grandes cantidades de efectivo encima y, por
tanto, reducen el peligro en caso de robo. Ahora bien, en una situación excepcional
como el de Grecia, el viajero no tendrá más remedio que desplazarse con bastante
efectivo. En ese caso, es importante saber que existen dos tipos de seguros que
pueden cubrir al consumidor si se produjera un robo, tanto en España como en el
extranjero: el seguro de viaje y el seguro de hogar.
En ambos casos, la cantidad que las pólizas suelen cubrir ronda los 300 euros,
aunque todo dependerá de lo que figure en el contrato que haya firmado el
consumidor. Por tanto, si estás pensando en contratar un seguro de viaje para tu
desplazamiento a Grecia, echa cuentas, calcula cuánto dinero llevarás y asegura la
cantidad que más se adecúe al efectivo con el que te desplazarás.
Otras de las cosas que deberás tener en cuenta respecto a estas coberturas es que,
para que tu compañía te devuelva el dinero sustraído, deberás presentar una
denuncia, con las complicaciones que eso conlleva cuando estás en el extranjero,
como los problemas relacionados con el idioma. Algunas aseguradoras, como Mapfre,
ofrecen un servicio telefónico gratuito para que, en caso de robo, puedas ponerte en
contacto con su servicio de atención al cliente en España y, directamente desde aquí,
ellos tramiten la denuncia y todo el papeleo necesario.
¿Puedo cancelar mis vacaciones a Grecia?
En el actual contexto de incertidumbre, es posible que a muchos viajeros se les haya
pasado por la cabeza utilizar el seguro de cancelación que contrataron con su viaje
para anular sus planes, pero ¿es una buena opción? Lo cierto es que no.
Las pólizas por cancelación de viajes tienen una lista de causas muy limitada para
poder anular unas vacaciones. Entre las más comunes suelen figurar el fallecimiento
de un familiar (hasta el tercer grado de parentesco), que el asegurado haya sido
convocado a oposiciones o a formar parte de un jurado popular, complicaciones en el
embarazo o enfermedad grave (motivos que deberán demostrarse con el
correspondiente certificado médico), aunque cada seguro incluye unos supuestos
específicos que el consumidor debe consultar.
Ahora bien, lo que nunca permitirá una póliza de este tipo es cancelar un viaje por el
“simple” hecho de que el consumidor tenga miedo, por ejemplo, a las restricciones
bancarias que haya en el país de destino, como sucede con Grecia. Por tanto, si
decides anular tus vacaciones, ninguna compañía te devolverá la cantidad que hayas
abonado.
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La derecha es de Marte y la izquierda de Venus
Fuente: Blog Contrapoder / El Mundo
La crisis griega ha abierto un debate político de gran calado que ha trascendido las
fronteras de Europa. Ayer, dos premios Nobel de Economía, Josep Stiglitz y Paul
Krugman entraron de lleno en la discusión para ponerse del lado de Tsipras. El
primero, desde la tribuna de 'Time' y el segundo en su blog del 'New York Times'.
Llama la atención que Stiglitz haya utilizado las mismas palabras que el primer
ministro griego para acusar a la Troika: "Responsabilidad criminal".
No creo en las casualidades. Yo diría que el gran éxito del gobierno de Syriza ha sido
precisamente este: convertir la posible salida del euro de Grecia en una cuestión
política.
Tanto Stiglitz como Krugman son conocidos economistas situados en la izquierda y a
los que recurrió Rodríguez Zapatero como referentes y asesores durante sus
mandatos. Stiglitz llegó a afirmar en una entrevista en la Cadena Ser (enero de 2008)
que lo que había hecho el presidente español durante su primera legislatura había sido
"increíble". ¡Y lo dijo como halago! Ya sabemos que durante los primeros años del
gobierno de Zapatero se hicieron unas políticas de gasto que inflaron la burbuja que
estalló dos años después con las consecuencias que todos conocemos. Por su parte,
Krugman, que ahora pide a los griegos que voten "no" en el referéndum del día 5 ya
vaticinó en 2012 que la salida de Grecia del euro era "inevitable". Pues bien, un poco
tarde, ahora está a punto de cumplirse su previsión. Bien es cierto que no por las
causas que él apuntaba.
La cuestión no es si estos dos premios Nobel aciertan o no, sino que han llevado el
agua al molino que quiere el gobierno de Grecia. En su intervención ante el Eurogrupo
el pasado 27 de junio (puede leerse íntegra en su página: yanisvaroufakis.eu), el
responsable económico griego Varoufakis preguntó a sus colegas: "¿Pueden coexistir
la unión monetaria y la democracia?".
A ese clavo se han agarrado los grupos afines a Syriza, como Podemos, que calificó
en un comunicado la decisión de Tsipras de convocar un referéndum de "actitud
ejemplar". Pablo Iglesias aseveró: "Quieren asustarnos castigando a los griegos".
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Krugman en su blog dio pábulo a una teoría conspiratoria al afirmar que el ultimátum a
Grecia tenía como objetivo sustituir al actual gobierno.
A nadie le gustan los recortes. Un referéndum que plantee a los ciudadanos si aceptan
un empeoramiento de sus condiciones de vida tendrá un resultado previsible. Es
como si se pregunta a la gente si quiere que le suban los impuestos.
Tanto el referéndum como el debate sobre la democracia y la unión monetaria tienen
un solo fin: eludir las responsabilidades que implica una situación financiera
insostenible.
Si las políticas de ajuste, en general, no dieran resultado, España ahora estaría en una
situación similar a la de Grecia. Pero no es así.
La cuestión es que Grecia apenas ha hecho ajustes. Sólo hay que ver el peso de su
sector público o el volumen de sus jubilaciones anticipadas para darse cuenta de ello.
Al margen de que (y parece mentira que de eso no diga nada la izquierda) la mayoría
de los ciudadanos se han acostumbrado a no pagar impuestos.
Los países de la UE, el MEDE y el BCE han prestado a Grecia casi 200.000 millones
de euros en condiciones muy favorables cuando nadie le prestaba ya dinero. No se
puede decir que Europa no haya sido solidaria.
Ayer, en su intervención en la Faes, el ex presidente francés, Nicolás Sarkozy afirmó:
"El problema no es sólo Grecia, sino cómo salvar al euro. La situación es mucho más
grave de lo que se dice. Grecia ha elegido a un gobierno que ha mentido a sus
ciudadanos, un gobierno que quiere las ventajas de la zona euro pero que no quiere
asumir sus responsabilidades".
Europa, es cierto, está en una encrucijada. De cómo se resuelva la crisis griega
dependerá el futuro de la UE y del euro.
Por desgracia, no valen ya paños calientes. Lo mejor sería un acuerdo, que Tsipras
aceptara las condiciones del Eurogrupo y que el gobierno pidiera el "si" en la consulta
del domingo.
Si eso no sucede, las posibilidades de ruptura son muy elevadas.
Hace años, el ensayista neoconservador Robert Kagan escribió un artículo (Poder y
debilidad) en el que afirmaba que "los americanos son de Marte -Dios de la guerra- y
los europeos son de Venus -Diosa del amor-". Eran los tiempos de la guerra contra el
terrorismo de George Bush. El debate político situaría hoy a la derecha europea en el
agresivo lado de Marte, mientras que la izquierda se situaría compasivamente en el de
Venus. La cuestión es que mientras que Venus hace promesas que no puede cumplir,
Marte se ve obligado a financiarlas.
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El gasto militar y la crisis de Grecia
Fuente: blogs.publico.es / Pere Ortega, Centro Delás de Estudios por la Paz
La entrada de Grecia en la zona euro profundizó la crisis de su economía por un hecho
en que coinciden la mayoría de analistas: haber aceptado compartir una moneda
hecha a medida de las economías más fuertes de la UE (Alemania y Francia), cuando
el país no reunía las condiciones mínimas para compartir esa moneda. De qué lado
recae la mayor responsabilidad, si de la UE o del gobierno griego, hoy sólo tiene
importancia para la historia económica. Lo importante es que esta situación es
difícilmente reversible, pues la salida de Grecia del euro sería una bajada a los
infiernos para los helenos y muy gravosa para los países europeos. Entonces, lo más
probable es que el chantaje de las imposiciones de la UE se retire o rebaje y se llegue
a un acuerdo que impida la caída de Grecia y la crisis del euro.
El cómo se ha larvado la enorme deuda que ha hipotecado la economía griega tienen
la responsabilidad tanto los gobiernos anteriores a Syriza, como el FMI, la Comisión
Europea y el propio Banco Central Europeo. Una deuda que hoy es el 180% de su
PIB, y unos intereses a los que no puede hacer frente. El chantaje de la Comisión
Europea consiste en que reduzca su enorme déficit público mediante recortes de todo
tipo, los más indecentes, los de coberturas sociales, las dos últimas exigidas: rebaja
de las pensiones y aumento del IVA.
La cuestión que aquí nos ocupa ha estado aireada estos días por el presidente de la
Comisión Europea, Jean Claude Junker: el enorme gasto militar griego. Junker ha
indicado que a cambio de no subir el IVA podrían rebajar unas décimas el gasto militar
respecto del PIB. Es decir que el ajuste recaiga sobre el Ministerio de Defensa en
lugar de gravar el consumo que perjudicaría a toda la población y lastraría la economía
productiva.
El enorme gasto militar griego es una de las causas del endeudamiento del país
heleno, de su déficit presupuestario y de la crisis. Una causa no demasiado aireada y
que debería hacer reflexionar a Syriza y a toda la izquierda en general.
Grecia es un país con un fuerte militarismo que proviene, en primer lugar, del número
de sus efectivos militares. A este respecto, hay que saber, que las fuerzas armadas
helenas tienen el ratio más alto de efectivos de Europa, 12,9 por mil habitantes
(España tiene 2,9 y Francia un 3,3). En segundo lugar un gasto militar de 2,2% del PIB
en 2014. Que si bien es cierto ha disminuido desde la llegada de la crisis, en la última
década fue del 4%, cuando el promedio de la UE era del 1,7% (España tiene en la
actualidad un 0,9% y Francia que es quien más gasta un 2,2%). Entonces, si sus
fuerzas armadas hubieran estado más acordes con los promedios de los países de la
UE, Grecia se podría haber ahorrado no menos de un 50% del PIB de su gasto militar,
es decir entre 4.800 y 6.000 mil millones de euros al año (Sipri 2014).
La parte más substancial del gasto militar griego proviene de la adquisición de material
militar en el exterior, unos 10.000 millones de euros en los últimos diez años. Esto hizo
alcanzar a Grecia el cuarto lugar en 2007 del ranquin mundial de compradores de
armas. Compras que fueron adquiridas en su mayoría en Alemania (3.000 M€) y
Francia (4.000 M€), precisamente los principales acreedores de Grecia. Entonces, la
enorme deuda griega está relacionada con esas adquisiciones de armas. Diversas
fuentes han denunciado que Alemania forzaba contratos de ventas de armas como
condición para conceder préstamos. Tanto Alemania como Francia le vendieron a
Grecia en 2010 diverso material: Alemania, 4 submarinos (1.800 M€), 12 buques
14
(1.700 M€) y 170 blindados Leopard (1.700 M€); Francia 25 aviones Mirage, 6 fragatas
y 20 helicópteros de combate por 4.000 M€. Hechos corroborados por la canciller
Ángela Merkel quien apoyada por Nicolás Sarkozy exponían en su día tras la
concesión del primer préstamo, que Grecia debía cumplir con los compromisos
adquiridos en sus contratos en el exterior, es decir, la compra de esas armas.
Transacciones de armamentos que fueron objeto de investigación bajo sospecha de
corrupción, tanto por parte de tribunales alemanes de Munich que investigó el pago de
comisiones a miembros del gobierno griego (mayo 2010) por parte de la empresa MAN
Ferrostaa, asociada a ThissenKrupp, la industria constructora de los submarinos y
buques de guerra; como de los tribunales helenos que implicaron a diversos altos
cargos griegos de recibir comisiones millonarias por las compras de armas. Así, Akis
Tsochadzopoulos, en 2013, fue condenado a 20 años de cárcel por haber recibido 50
M€ como soborno por la adquisición de submarinos. Hechos corroborados por el
entonces ministro griego, Teodoros Pagkalos, que declaró en una entrevista que
debido a las presiones alemanas “estaba obligado a comprar armamentos que no
necesitábamos”. Así como otras trampas contables de envergadura: la agencia
Eurostat de la UE denunció que en 2001, no se habían contabilizado 1.600 M€ de
carácter militar en sus presupuestos.
Entonces, es razonable que el gobierno de Tsipras rebaje el gasto militar, sólo con
reducir un 1% del PIB se ahorrarían al año 1.790 M€. Así se puede concluir que el
gasto militar y en especial esas compras de armas obedecían a los intereses del lobby
militar-industrial franco-alemán que orquestaron toda una red de maquinaciones y
corrupciones para desviar recursos públicos de Grecia para favorecer intereses
privados y que contaron con la complicidad de los gobiernos alemán y francés.
También es razonable que el gobierno de Syriza haya exigido una auditoria sobre su
deuda para conocer que parte de ella es ilegítima por estar sometida a causas ajenas
al interés nacional. Y en ese sentido es correcto que desee renegociar las condiciones
de una deuda cuando existen perversiones de ese calibre por esclarecer.