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PALABRAS DEL SENADOR POMPEYO MARQUEZ
PRESIDENTE DE LA FUNDACION "GUAL y ESPAÑA
Señoras y Señores; amigos todos:
Para la Fundación "Gual y España", Instituto de Cultura
Política e Investigación Social, la Academia Nacional de Ciencias Económicas y el Ateneo de Caracas es altamente placentero y honroso realizar este acto homenaje con motivo del 50
Aniversario de la muerte de un eminente venezolano como lo
fue el Dr. Alberto Adriani.
Es lamentable que las jóvenes generaciones desconozcan
valores como los que encamó el personaje a quien hoy rendimos tributo y reconocimiento a su intensa y profunda labor
imbuída de una pasión venezonalista a toda prueba, como lo
dijera el Dr. Arturo Uslar Pietri en el prólogo a la primera edición del libro publicado en 1937.
No vacilamos en hacer nuestra la apreciación de nuestro
amigo el Académico Armado Alarcón Femández cuando señala que:
"Nadie como Adriani ha puesto tanto énfasis en la imperiosa necesidad de un pensamiento venezolano que recoja
los elementos fundamentales de nuestra esencia de pueblo".
Efectivamente todo cuanto conocemos de este hombre
está impregnado de un ideal nacionalista y regido por una visión de patria grande, tanto desde el punto' de vista de su
país, Venezuela, como desde el punto de vista grancolombiano y latinoamericano.
Por eso tiene absoluta razón su amigo Mariano Picón Salas cuando afirma que:
"Escribió; luchó, habló, reorganizó. El pensamiento que
de él queda en el ensayo económico, en el plan político,
en la decisión administrativa tiene calidad y materia para
seguir fructificando".
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Quienes nacimos a la vida política el año 1936 pudimos
percibir parte de este multifacético pensamiento de Alberto
Adriani. y conocer de su muerte, y de sus pasiones. Podríamos agregar que en las conversaciones de aquella época en la
Federación de Estudiantes de Venezuela, las proposiciones de
Adriani siempre encontraban eco y eran materia de debate.
.
1936 es un año clave en la história política. venezolana. Es el año de la transición, es el año cuando Venezuela nace al siglo XX, es el año cuando se inicia un proceso democrático en nuestro país. Somos testigos de ese nacimiento y somos hijos de él.
En ese año 36 el país era un volcán en erupción. Un laboratorio de ideas. Y un torbellino de búsquedas para enfrentar
los problemas heredados del gomecismo, para darle forma a
un funcionamiento democrático-institucional-administrativo
que separara los anacronismos que la ausencia de debate polico y de circulación de ideas hacía que se arrastraran situaciones que iban a engendrar conflictos como los que brotaron en
ese año 1936.
El país comienza a oir por vez primera en plano destacado lo que significaba la explotación petrolera, la existencia
del latifundismo, el atraso y la ignorancia, las enfermedades
endémicas. En fin, se destapa una suerte de caja de Pandora
que presenta el racimo de problemas que aquejaban a la
República y a sus pobladores.
'
Dice el mismo Picón Salas que Adriani fl sacó de la tiniebla una vida nacional que estaba como aterida y muerta, la esperanza de hacer una nación mejor se quemó por esta idea. y
en el camino embrollado de nuestra improvisación y nuestra
indolencia criolla, trazó unas líneas que van al futuro".
La rapaz explotación de las transnacionales petroleras sacudía al sentimiento nacional. La manera como habían sido
otorgadas las concesiones por los regímenes de Castro y de
Gómez; la frase célebre de un Ministro de Gómcz, el Dr.
Gumersindo Torres, al apuntar que Venezuela regalaba su
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petróleo y encima de ello pagaba para que se lo llevaran. Frase surgida a la hora de hacer el balance entre lo que se exoneraba· a las compañías extranjeras y lo que éstas cancelaban
por derecho impositivos, ocupaba el debate nacional.
El impacto de la explotación petrolera en el conjunto de
la economía se hacía sentir con efectos altamente negativos
sobre el sector agrícola y en relación al propio proceso industrial y agroindustrial. Leamos a Alberto Adriani y cito:
"El petróleo es un elemento importantísimo de nuestra
economía nacional y, en particular, de nuestra economía
fiscal, pero no tiene derecho, ni es conveniente dárselo, a
la preponderancia absoluta sobre todos los demás elementos de nuestra organización económica. En primer lugar, es innecesario decirlo, se trata de una riqueza que está en manos de extranjeros. Por otra parte se trata de una
explotación destructiva, o de Rabbau, es decir, devastadora, según la expresión de algunos economistas alemanes. Mañana, cuando se agoten los yacimientos, las regiones petroleras volverán a convertise en desiertos, y el petróleo dejará un vacío enorme en nuestra organización
económica. Para resumir, el petróleo es extranjero, y como factor de nuestra economía y como fuente de impuestos, es precario perecedero, lo cual implica que, en
lo posible debemos independizamos de él".
Este pasa a convertise en el tema central a partir del cual
las reflexiones de Adriani cobran proporciones trascendentes.
Algunas de sus opiniones guardan una vigencia impresionante.
Por supuesto hablar de la Venezuela agrícola de los años
30 era, en primer término, referirse a nuestro principal rubro
de exportación: el café. A lo que le seguía el cacao. Como es
sabido el ingreso petrolero rebasa a partir de 1925 el ingreso
por concepto de exportación de café, cacao, añil, cueros, ganado, entre otros. De allí que Adriani dedique tanto espacio a
la cuestión de la caficultura. El mismo fue un caficultor, conoció teóricamente y en la práctica los problemas y vicisitu9
des de la caficultura y de los productores. Con angustia y vehemencia, fustiga a los hacendados y critica en forma directa,
aun cuando comedidamente por la existencia de la dictadura,
la conducta de los hacendados y las medidas gubernamentales.
"Venezuela -dice- cuya prosperidad depende tanto del
café, debe seguir atentamente las iniciativas que se toman
en otros países para establecer la industria cafetera sobre
bases científicias". Y agrega: "Nuestros hacendados no
parecen darse cuenta de los peligros que se preparan". y
concluye : "La necesidad de reorganizar nuestra industria
cafetera debería mover a los conductores de nuestro país
al análisis de nuestra agricultura toda entera, más todavía,
de nuestra entera economía nacional".
Es así como presenta proposiciones para una nueva política agraria. Insistía en la idea siguiente: ahora estamos pobres y lo que tenemos no es nuestro, sino extranjero, ha llegado el momento de empezar a crear una economía nacional.
Podríamos encontrar una síntesis de su pensamiento en
estas palabras visionarias escritas en Ginebra en 1922:
"Es oportuno que estudiemos la mejor manera de aprovechar nuestra popularidad que podría ser pasajera, traída
por el auge de nuestras industrias extractivas, a costa de la
decadencia de nuestra agricultura, con el designio de edificar las bases de nuestra prosperidad permanente. Para
ello habremos de comenzar por encuadrar todos nuestros recursos materiales y humanos dentro de las líneas de
un programa que responda a nuestras necesidades y a
nuestros ideales nacionales. Es decir, debemos adoptar
una política económica".
Veamos estas otras reflexiones:
"Ninguno necesita más que nuestro país, previsron , método y establecer sobre bases muy sólidas su vida económica. Si Venezuela quiere mantener su autonomía económica, que es la condición de independencia política, es
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imprescindible que se prepare a controlar las actividades
de los hombres y de los capitales que seguirán acudiendo
a sus playas, de acuerdo con el plan que demandan sus
necesidades y sus. ideales".
"Más aún, subrayaba, hombres, técnica y capitales de
Europa nos ofrecen una protección contra los peligros
que puedan acompañar la pujante expansión económica
de los Estados Unidos".
Queremos llamar la atención de ustedes, amigas y amigos,
sobre este juicio integracionista:
"La mayor debilidad del panamericanismo, su pecado, el
secreto de su impotencia, casi podría decirse de su futilidad, está en la extrema desproporción de fuerzas que hoy
existe entre el pueblo anglosajón del Norte y los pueblos
latinos del Sur. El gtan país del Norte tiene que sufrir malas tentaciones al ver estos pueblos débiles del Sur, fáciles
presas de su poder imperial. Los pueblos de este lado del
Río Grande tienen que sentir una extraña inquietud en
presencia de ese corpulento hermano del Norte. El día en
que lleguemos a un satisfactorio equilibrio de fuerzas no
habrá lugar a las malas tentaciones de uno, ni a las inquietudes de los otros".
... "Tendamos más bien nuestras voluntades hacia la integración de nuestro Continente, matriz de una nueva raza
y de una nueva civilización, para que se realice el más alto
y el más fecundo de los ideales del Libertador. Por el
momento, hagámonos dignos de colaborar en la restauración de Colombia la Grande, núcleo de esa unidad continental".
Podríamos referimos interminablemente al pensamiento
de Alberto Adriani. Fueron numerosos los aspectos de la realidad europea, latinoamericana y venezolana que su mente
inquieta abordó.
Eramos imberbes y nos atraían sus planteamientos. Mi generación se educó en un alto sentido nacional, democrático,
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antiimperialista y antifeudal. Eran las grandes tareas que movían al país en aquellos años que se iniciaron en 1936. Pero
era satisfactorio encontrar que había una generación que se
había preocupado por estudiar en el exilio, o fuera del país
sin estar exilados, o en el interior del país, o en las cárceles.
y que ideas básicas para presentarlas al debate tenían elaboradores tan fecundos y visionarios como Alberto Adriani.
Los temas de la deuda, del monetarismo, de la inflación,
de la diversificación de la economía, de los impactos del petróleo en todo nuestro ser y acontecer nacional, de la inmigración, recorren las páginas y la acción de este hombre que
murió a los 38 años y al que hoy rendimos justiciero homenaje para exaltar su obra ante las nuevas generaciones.
Para concluir queremos traer a colación estas hermosas
palabras escritas por su entrañable amigo Mariano Picón Salas
en Praga, en el otoño de 1936, hace exactamente 50 años y
que mantienen intacta su proyección política y humana:
"Los hombres y las vidas humanas siempre son más
frágiles que las ideas que fecundan; que la capacidad de
entusiasmo y de acción que puedan irradiarse. Alberto
Adriani ha sido un nombre, de los más limpios y mejores,
en esta promoción de la historia venezolana".
y decimos con el Dr. Arturo Uslar Pietri, que debemos
rescatar del olvido, como concluye él su prólogo a la edición
ya citada, a la obra y al nombre de Alberto Adriani.
Muchas gracias. (APLAUSOS).
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