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BIOCIENCIA VANGUARDISTA Volumen 15: La Herencia Genética 15 Biociencia Vanguardista La Herencia Genética IMAGEN PROPORCIONADA POR GETTY IMAGES Genes que matan: El lado oscuro del genoma Por Stephanie Eunice Silva Fernández Es común asociar a los genes con características como la coloración o el tamaño de algún organismo. Sin embargo, lo que pocos comprenden es que un solo gen puede dictar no sólo tu calidad de vida sino también tu hora de muerte. Siglos atrás la gente optaba por culpar a las madres, al destino o incluso a los dioses por las enfermedades de gravedad que sufrían los infantes desde la cuna y por las muertes de los mismos. Sin embargo, el verdadero culpable lo llevamos por dentro, define parcialmente como somos y como será nuestra descendencia: los genes. Los genes son una serie de instrucciones, información que interviene en aspectos tan triviales como lo es el color de ojos hasta asuntos de gravedad como lo son la producción de gametos para generar descendencia o la formación de alguna enzima que permita metabolizar determinados alimentos y sin la cual nuestro tiempo esta contado. En otras palabras, hay diferentes tipos de genes y cada uno, a pesar de que llega a interactuar con otros para poder realizar su tarea, tiene asignada una función específica que influirá en el fenotipo de un organismo y por consiguiente en su calidad de vida. Sería ilógico decir que los genes varían simplemente de acuerdo a la función. Los genes para una determinada tarea cuentan con distintas formas, las cuales son denominadas alelos. Y de acuerdo al carácter de los mismos (dominante o recesivo) es la influencia que tendrán sobre una característica específica. En otras palabras, la naturaleza de los alelos puede controlar no sólo tu apariencia física sino también tu calidad de vida y hora de muerte. Los dos tipos de alelos más peligrosos, los asesinos seriales del genoma, son los deletéreos y los letales. La gran diferencia entre estos recae en el prejuicio que causan. Los primeros están estrictamente relacionados con alguna deficiencia—incapacidad de producir alguna molécula o sustancia necesaria para la vida—que a largo plazo puede llegar a matar al organismo que la padece mientras que los segundos aseguran que ser perecerá. BIOCIENCIA VANGUARDISTA | VOLUMEN 15: LA HERENCIA GENÉTICA 2 ¿Verdugos piadosos o asesinos despiadados? Los alelos deletéreos, tal y como su nombre lo indica, propician la supresión de alguna sustancia, molécula e incluso parte corporal de un determinado organismo. Sin embargo, el nivel con el que impactan negativamente a la calidad de vida de un ser depende de la interacción de dos condiciones: la del alelo (dominante o recesivo) y la del organismo (homocigoto o heterocigoto). En otras palabras, el bienestar de un organismo y la duración de su vida se encuentran en manos de la probabilidad. Ser homocigoto implica que todos los alelos que codifican para una característica específica son iguales mientras que un heterocigoto se encuentra conformado por una mezcla de diferentes tipos de alelos. En el caso en el que el alelo deletéreo sea recesivo sólo en los homocigotos recesivos se presentaría una determinada deficiencia. Pero si el alelo deletéreo es dominante entonces los homocigotos dominantes y los heterocigotos presentarían la carencia, los primeros en mayor grado que los segundos debido a que los alelos no deletéreos de los heterocigotos atenúan los efectos de sus contrapartes. Un ejemplo de esto es el albinismo en plantas. La coloración de estos organismos está íntimamente relacionada con la clorofila, pigmento color verde, presente en sus hojas. Sin embargo, en las plantas albinas no se llega a producir dicha sustancia debido a que son homocigotos recesivos para un alelo recesivo. En otras palabras, solo los organismos cuyos alelos para la formación de clorofila son recesivos llegan a carecer en su totalidad de la misma. A simple vista, esta condición simplemente parece afectar la coloración de las plantas pero lo cierto es que la falta de clorofila significa que las plantas no podrían llevar a cabo una serie de reacciones para elaborar su alimento y obtener energía. Esto impedirá el desarrollo adecuado del organismo y a la larga culminara con su muerte. Figura1. Planta que presenta albinismo Básicamente, los alelos deletéreos van deteriorando paulatinamente la calidad de vida de un ser al forzarlo a tratar de sobrevivir mientras desempeña lo mejor posible sus funciones como miembro de un ecosistema o sociedad con el conocimiento, en algunos casos, de que sus horas de vida están contadas. Los cinco rostros de un asesino Los alelos deletéreos pueden llegar a comprometer la vida de un organismo. No obstante, los alelos letales son los verdaderos asesinos. Estos se clasifican de acuerdo a la etapa de desarrollo en la que se encuentra un ser al momento de morir. En el caso de los humanos se cuentan con cinco categorías: gaméticos, la formación de células sexuales se ve comprometida y por lo tanto también la reproducción misma del organismo; cigóticos, la generación de un cigoto a partir de la fecundación se ve comprometida y por consiguiente también la procreación misma; letales, el tiempo de muerte se estima entre los tres meses y los tres años; letales de acción tardía, matan a la persona en su etapa adulta; letales influenciados por el medio ambiente. Sin embargo, al igual que con los genes deletéreos hay que tomar en cuenta si los alelos son dominantes o recesivos así como la condición de homocigisis o heterocigosis del ser para determinar si llevara a cabo BIOCIENCIA VANGUARDISTA | VOLUMEN 15: LA HERENCIA GENÉTICA 3 su cometido y durante que etapa de desarrollo del organismo. Los alelos letales dominantes tienden a ser los más peligrosos ya que en su carácter de homocigotos o heterocigotos amenazan la vida, en el caso de los primeros, y el bienestar físico o de salud de un organismo, en el caso de los segundos. Son raros los organismos de carácter homocigoto dominante para enfermedades cuyo alelo letal es dominante en vista de que la muerte del individuo generalmente tiende a darse a temprana edad, de tal forma que éste no alcanza a tener descendencia a la cual transmitirle sus alelos letales. Asimismo, hay que tomar en cuenta la predominancia en la población de un determinado alelo dominante o recesivo antes de dictar las consecuencias que traerá consigo ser considerado heterocigoto u homocigoto. Sin embargo, las predicciones anteriormente mencionadas tienden a aplicar en la mayoría de los casos conocidos. Un claro ejemplo de lo anteriormente comentado es la enfermedad de Huntington. Este padecimiento es de carácter neurodegenerativo y afecta, en primer término, la salud emocional del paciente. La muerte neuronal de la persona con Huntington va evolucionando hasta pasar de movimientos involuntarios en las extremidades y el rostro hasta un deterioro mental absoluto que conduce a la demencia y, finalmente, al fallecimiento del afectado. Este padecimiento se debe a la presencia de un gen anormal, alelo letal de acción tardía, y tiende a manifestarse entre los treinta y cincuenta años, edad para la cual los pacientes ya han formado una familia y generado una progenie que puede contar con el gen anormal. Debido a esto y al carácter dominante del alelo letal, los familiares de una persona con Huntington viven temerosos ante la posibilidad de portar el gen anormal que les permitirá no sólo desarrollar la enfermedad sino también heredársela a sus hijos. Los homocigotos recesivos para Huntington son los únicos que llegan a evitar el malestar, sin embargo, la probabilidad de no contar con el gen anormal cuando se sabe que este se corre por la familia es muy poca. Otro aspecto que debe resaltarse es que los heterocigotos para Huntington Figura 2. Actividad cerebral decreciente presente en pacientes con Huntington. son mucho más comunes que los homocigotos de cualquier tipo. El lado oscuro del ADN Nuestros genes dictan lo que será gran parte de nuestra vida e incluso la de nuestra progenie. Deciden nuestra hora de partida y si llegaremos a nacer o procrear. En otras palabras, somos, en gran medida, el producto de la probabilidad y nuestros antepasados. Lo importante de esto es que los seres humanos comprendan que nuestro material genético no es elemento dócil y generoso que únicamente nos llena de bendiciones o tenues defectos que se pueden ignorar fácilmente. Muy por el contrario, los numerosos genes que conforman a todo ser vivo son elementos imponentes que merecen no sólo admiración y agradecimiento sino respeto, entendimiento y una pizca de temor. Resulta difícil creer que para muchos nuestra fecha de expiración y/o calidad de vida fue declarada desde que nos encontrábamos en el vientre materno pero es necesario comprender la razón de dicho destino tan desafortunado. Hay que dejar atrás la ignorancia y comprender mejor el funcionamiento de los genes letales y deletéreos, asesinos sin rostro que nos perjudican desde dentro, para poder prevenir en un futuro los padecimientos que causan, o al menos disfrutar lo mejor posible del tiempo que nos concedió la biología y la probabilidad.