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484 ANIVERSARIO LUCTUOSO
DE CUAUHTÉMOC.
Lic. en Hist. José Jaime Castro Reséndiz
Cronista del Plantel “Cuauhtémoc” de la Escuela Preparatoria
Cuauhtémoc es uno de los personajes mas distinguidos en la historia
nacional, “ha sido reconocido como el líder más prestigiado
de la
resistencia indígena del mundo prehispánico” (Romero Giordano, 1994
p.24)
En todos los rincones de México su nombre se usa no sólo para
identificar un lugar, sino como ícono de identidad; tal es el caso de
nuestro Plantel que hoy a ustedes alberga y coadyuva en los inicios de
su formación como universitarios, al igual que Cuauhtémoc, que siendo
un joven de 15 años ingresó al Calmecac, institución educativa en la
que recibió una rigurosa educación basada en la obediencia,
religiosidad y sobriedad como normas y disciplina impuesta.
Su gallarda y recia figura aparece representada en una escultura que
se encuentra bajo el amparo de un enorme, frondoso y aromático árbol
de hojas cenizas de “dollar” detrás de el asta bandera en la parte norte
del Plantel, como monumento levantado a su memoria, haciendo
alusión a su coraje y fortaleza en la derrota del pueblo mexicano a
manos de los españoles, y también al pedir la muerte con su propio
puñal, o en el tormento al demandar con firmeza ante los reclamos de
sus compañeros de tortura, “¿acaso estoy en un lecho de rosas?.”
Es por esto que el 28 de febrero de cada año la bandera mexicana
debe ondear a media asta en todo el país, recordando su muerte.
Tras la caída del pueblo azteca, Cuauhtémoc último tlatoani mexica
fue capturado, y según las fuentes historiográficas, torturado y
ahorcado un 28 de febrero de 1525 en una Ceiba, árbol sagrado para
los mayas,
permaneciendo durante trece días en el lugar de la
ejecución, un mes después su compañero de armas Tzilacatzin junto
con 30 hombres se dieron a la tarea de rescatar su cadáver para
rendirle las ceremonias correspondientes a la dignidad como tlatoani y
darle sepultura.
Su cadáver fue envuelto en finas tilmas y hojas aromáticas.
La comitiva que tenía como fin conducir sus restos mortales hacía su
última morada, marchando de noche y descansando de día en
pueblos amigos,
logrando en 40 jornadas llegar al Señorío de
Ixcateopan en donde fue sepultado en el palacio de sus abuelos
maternos.
Según las fuentes, antes de ser ejecutado en Izancanác, (las Hibueras
en Honduras) Cortés invitó a Cuauhtémoc que se cristianizara, e hizo
que un fraile lo confesara y mandó a la Malinche y a un
soldado
español a que escucharan la confesión.
Se dice que Cortés interrogó al fraile y al soldado sobre lo que
Cuauhtémoc había declarado, ambos sostuvieron que
nada había
dicho; por lo que Cortés irritado los mandó colgar.
Sin embargo Cuauhtémoc al ser martirizado exclamó: “…que las
palabras son para las mujeres y las armas para los hombres y
dirigiéndose
a Hernán Cortés le reclamó…días había que yo tenía
entendido que esta muerte me habías de dar, y había conocido tus
falsas palabras, ¿porqué me matas sin justicia!?” (Díaz del Castillo Bernal.
1965. pags. 6-7)
Por estas razones indudablemente la historia rescata las virtudes y
características de Cuauhtémoc como ejemplo que legó a la
posteridad, y hablar de él es ocuparnos de un hombre de extraordinaria
figura moral; que en el mejor de los casos, sirva para orientar
conciencias en los estudiantes de nuestra comunidad universitaria; Para
recordar que Cuauhtémoc murió siendo un joven mozo de 23 años, su
sacrificio ha dejado una imborrable huella, símbolo de nacionalismo y
resistencia, convirtiéndolo en un personaje inmortal, cuyo nombre, en
términos de identidad universitaria orgullosamente nuestro Plantel lleva
su nombre.
BIBLIOGRAFÍA:
Díaz del Castillo Bernal. (1965). Historia Verdadera de la Conquista de la
Nueva España. México. Porrúa. 6-7 pags.
Guzmán Eulalia. (1989). Una visión Critica de la Historia de la Conquista
de México Tenochtitlan. México. UNAM.
Romero Giordano, Carlos. (1994) Cuauhtémoc: Más humano que divino.
México. Panorama. P.24