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LAS CRISIS ECONÓMICAS DEL SIGLO XX.
LA GRAN DEPRESIÓN DE 1929, EL FMI Y LA RECESIÓN DE 1982. EJEMPLOS DE UN
PROBLEMA GLOBAL
INTRODUCCIÓN
Durante el siglo XX se han sucedido grandes cambios nunca antes visto en la historia de la
humanidad. El hombre en su constante lucha para vivir en armonía y equilibrio a sido capaz de llevar
adelante grandes avances tecnológicos y científicos, los que en la mayoría de los casos les han
reportado beneficios significativos, mientras en otros tantos la solución no ha sido la esperada. Entre
estas búsquedas de armonía y equilibrio se cuenta el incesante sondeo por superar la pobreza y lograr
el desarrollo de los estados nacionales. Pero esta situación más de algún problema a traído, pues la
lucha económica a generado, en ocasiones el predominio económico de Estados mayores por sobre
pequeños Estados, lo que ha llevado como secuela la lucha bélica, magnificada en las primeras décadas
de la centuria; inflación, desempleo, pobreza y desazón llevaron al surgimiento de verdaderos
totalitarismos enemistados con las políticas capitalistas de los países más democráticos.
Una vez terminadas las guerras mundiales se pensaba que el avance económico era inminente,
pues craso error, los problemas persistieron y soluciones como el FMI solo vinieron a dar respuesta, las
más de las veces, a situaciones coyunturales y no así a situaciones globales. Pero el problema económico
siguió viviendo y otra debacle mundial nos pondría en alerta cuando países en vías de desarrollo se
declararon morosos no estando en posibilidad de pagar su deuda externa –como el caso de México en
1982- lo que afectó en gran parte a la economía mundial y principalmente a países pequeños como el
nuestro. El problema tuvo solución al corto plazo, pues durante el año pasado y este que termina nos
hemos visto envueltos en una nueva crisis económica esta vez generada en el sudeste asiático.
En fin lo que petendremos abordar no es un gran tema de carácter general, más bien nos
fijarnos en “ciertas medidas” tomadas por los grandes estados para solucionar este “cáncer” del siglo XX
que ha sido el problema económico, así pues luego de la gran depresión de 1929, políticas económicas
impulsadas por Rossvelt; como el New Deal, tuvieron la intención de dar salida a un problema
estructural, posteriormente analizaremos el problema, vale decir cuales fueron las medidas impulsadas y
cuales fueron los problemas que generó en el mundo esta depresión. Posteriormente, en este
seguimiento noticioso, abordaremos la creación del FMI que vino a dar solución a distintos problemas y
como, desde su perspectiva, se enfrentó el problema económico (recesivo) de 1982. Para concluir con las
políticas económicas del capitalismo durante el siglo XX.
En el curso de este trabajo hemos incorporado noticias importantes que se generaron durante
los años de 1929 y 1982, para saber que sucedía en el contexto internacional.
2
La Gran Depresión
Crisis económica mundial
iniciada en octubre de 1929, a causa
del conocido como crac de 1929, y que se
prolongó durante los primeros años de
1930, extendiéndose geográficamente
desde Estados Unidos al resto del mundo
capitalista. Durante la década de 1920,
cuando los negocios prosperaban en
Estados Unidos, la agricultura entraba en
recesión. En lo que respecta a la situación
europea, la hiperinflación se apoderó de la
economía alemana, no pudiendo pagar las
enormes
reparaciones
de
guerra
impuestas tras la I Guerra Mundial. En
otros países los conflictos sociales iban en
aumento.
Cuando los precios de las acciones
se desmoronaron en Wall Street en
1929, los bancos estadounidenses
empezaron a exigir el pago de los
préstamos que habían concedido a otros
países, al igual que a personas
individuales que no podían devolverlos. Al
mismo tiempo, aquellas personas que
tenían depositado el dinero en los bancos
perdieron la confianza y empezaron a
retirarlo. Al no tener dinero para devolver
los depósitos, muchos bancos empezaron
a quebrar. La escasez de dinero implicaba
que había menos dinero para invertir en
las industrias y menos dinero para
comprar
productos
agrícolas
e
industriales. En 1932 la mayor parte de los
bancos de Estados Unidos habían tenido
que cerrar.
La crisis provocó grandes tasas de
desempleo y desocupación: catorce
millones de personas en Estados Unidos,
seis en Alemania y tres en el Reino Unido.
En Australia la tasa de desempleo era
incluso mayor que en Estados Unidos y el
Reino Unido juntos. Se estima que la
quinta parte de la población británica
vivía por debajo del umbral de pobreza a
mediados de la década de los años 30.
La elección para presidente de
Franklin
D.
Roosevelt
y
el
establecimiento del New Deal en 1932
permitió recuperar la confianza en
Estados Unidos y marcó el principio del
fin de la Depresión. Sin embargo, en
Alemania,
la desaparición de la
financiación exterior, a principios de la
década de 1930, y el consiguiente aumento
de las dificultades económicas, dieron
lugar a la aparición del nazismo y la
llegada al poder de Adolf Hitler. En otros
países, aparecieron grupos políticos de
tendencia fascista o totalitaria que
acabaron
por
triunfar
amparados
relativamente en la estela de la Gran
Depresión.
En muchos países la Gran
Depresión provocó un cambio en las
actitudes políticas y en la actuación de los
gobiernos a favor de medidas promotoras
del estado del bienestar. Pero la Gran
Depresión
también
creó
las
condiciones para que estallara la II
Guerra Mundial1.
Ver en Historia del siglo XX. THE TIMES. Times
Books Ltd., a división of Harper Collins, 1ª edición
1996
3
Los ‘Tres Grandes’
De izquierda a derecha, el líder soviético Iósiv Stalin, el presidente de Estados Unidos
Franklin D. Roosevelt y el primer ministro británico sir Winston Churchill reunidos en
Teherán en 1943 para elaborar la estrategia militar y la política europea de la posguerra,
en el momento cumbre de la alianza entre el Este y el Oeste. Se decidió invadir Francia
en 1944, pese a la oposición de Churchill. Los dirigentes de estas tres grandes potencias
pasaron a ser conocidos como los ‘Tres Grandes’.
New Deal (nuevo reparto)
Política aplicada en Estados Unidos por el presidente Franklin Delano Roosevelt en
1933, y concretamente las medidas innovadoras adoptadas desde ese año hasta 1938 para
contrarrestar los efectos de la Gran Depresión (1929).
Tanto Roosevelt como el Congreso de Estados Unidos aprobaron un programa de
medidas económicas y se crearon nuevos organismos federales para intentar reducir el
desempleo y restablecer la prosperidad mediante una serie de nuevos servicios,
regulaciones y subsidios. Fue diseñado con la ayuda del denominado Brain Trust (gabinete
de expertos que asesoró al presidente especialmente en materia económica).
4
Crack de 1929
Fue la caída del índice general de la
Bolsa de Nueva York ocurrida en 1929. En
1927, tras un periodo de fuertes inversiones
en el extranjero y con una economía
creciente, los financieros estadounidenses que
operaban en Wall Street se centraron en el
mercado interior. A medida que compraban
valores nacionales aumentaban los precios de
las acciones y los títulos valores
estadounidenses. Cuanto más compraban,
mayor era la subida de los precios, lo que
atraía a un mayor número de inversores. A
mediados de 1929 nueve millones de
estadounidenses (de una población de 122
millones) habían invertido sus ahorros en el
mercado de valores. Muchos de estos
inversionistas habían colocado todos sus
ahorros en la Bolsa, animados por asesores
económicos
incompetentes
o
malintencionados. Se crearon nuevas
empresas con fines especulativos y, debido a
la fe ciega que se tenía en la capacidad del
mercado
para
crear
rendimientos
espectaculares, sus acciones aumentaron de
precio con rapidez. En marzo de 1929 Herbert
Hoover fue nombrado presidente. Su
antecesor, Calvin Coolidge afirmaba que el
precio de las acciones era todavía muy bajo.
Pero algunos empezaron a temer que, como
todas las burbujas de jabón, también ésta
tendría que explotar. El banco de la Reserva
Federal estadounidense aumentó en un 1% el
tipo de interés y aconsejó a sus bancos que
no concediesen créditos para invertir en la
Bolsa —consejo del que se retractó poco
después debido a que uno de los directores de
la Reserva tenía intereses en el mercado de
valores2.
menores. Al día siguiente, el denominado ‘jueves negro’,
se vendió el doble. El lunes se vendieron nueve
millones de acciones; el precio de éstas había caído en
más de 14.000 millones de dólares en menos de una
semana. En el ‘martes negro’ se colapsó la Bolsa; el
precio de las acciones de las mayores empresas, como
General Electric o Woolworth, también cayó. Ese día se
vendieron más de 16 millones de acciones, con una
pérdida de valor superior a los 10.000 millones de
dólares. Lo ocurrido en Wall Street se reprodujo de
una forma vertiginosa en las demás bolsas de Estados
Unidos, desde Chicago hasta San Francisco.
Fue un triste final para un decenio marcado
por el optimismo, el alto nivel de empleo y la
prosperidad. Como es obvio, a partir de esta
crisis desapareció la confianza en la banca, los
banqueros, la Bolsa y los agentes financieros.
Se generalizaron las dimisiones y las quiebras.
El impago y la morosidad en las hipotecas se
disparó. La clase media se redujo. Muchas
personas quedaron sin trabajo; aumentó el
desempleo en más de dos millones de
personas en menos de seis meses. Aunque
muchos analistas pensaron al principio que se
trataba de un ajuste pasajero del mercado, el
crack de Wall Street marcó el inicio de la
Gran Depresión de la década de 1930,
sentando las bases para la adopción del
programa del New Deal por Franklin D.
Roosevel
t
en
1933.
Asimism
o, este
crack
influyó
de
forma
muy negativa en economías pujantes como la
argentina, la mexicana o la brasileña3.
Con el tiempo algunos profesionales
financieros pensaron que tal vez fuera más rentable
invertir en otros activos fuera de la Bolsa, por lo que
empezaron a vender sus activos bursátiles. Se inició un
fuerte movimiento vendedor. El 23 de octubre se
vendieron seis millones de acciones, a precios cada vez
2
Fernández, Antonio. Historia del mundo contemporáneo.
Editorial Vicen-Vives, 2ª impresión, España, 1995. Pág
330.
3. Historia del siglo XX. Op. Cit. Pág. 70
5
Las primeras medidas
La abrumadora victoria de Roosevelt en las elecciones de 1932, unida a la peor crisis
económica de la historia de Estados Unidos, abrió el camino para la aplicación de una nueva
legislación en 1933. La Emergency Banking Act (Ley de Emergencia Bancaria) establecía inspecciones
federales en los bancos para contribuir a restablecer la confianza de la población en las instituciones
financieras tras la quiebra generalizada de estas entidades. La segunda ley dictaba normas bancarias
mucho más rigurosas y ofrecía un seguro a los depositantes a través de la Sociedad de Seguros de
Depósitos Federales. Dos leyes, una de 1933 y otra de 1934, establecían reglamentos detallados para el
mercado bursátil, controlados por una nueva Comisión de Bolsa y Valores. El problema de la vivienda
se trató en varios proyectos de ley que suministraban ayudas hipotecarias a los agricultores y
propietarios de inmuebles y ofrecían garantías de préstamo a los compradores de casas a través del
Instituto Federal de la Vivienda4. El Instituto de Ayudas de Emergencia Federal extendió la concesión
de fondos de socorro a los estados y el Cuerpo de Conservación Civil proporcionaba empleos a los
hombres jóvenes bajo una cierta disciplina militar. El Congreso creó la Tennessee Valley Authority
(TVA, Administración del Valle de Tennessee) para explotar las posibilidades de navegabilidad del río
Tennessee, aplicar medidas para controlar sus inundaciones y surtir de energía eléctrica a una amplia
zona del sureste de Estados Unidos.
Las leyes más importantes de 1933 afectaban a los principales sectores económicos. Como
culminación de una década de disputas, el Congreso promulgó en 1933 un nuevo y complejo decreto
sobre la agricultura, la Agricultural Adjustment Act (Ley de Regulación de la Agricultura). En ella se
establecían varios mecanismos para aumentar los precios de los productos agrícolas, pero el más
extendido consistió en la reducción pactada del excedente de las cosechas a cambio de subvenciones
del gobierno. La National Industrial Recovery Act (NIRA, Ley de Recuperación Industrial Nacional) fue
la medida más innovadora de la primera etapa del New Deal. Constaba de dos programas principales5:
una gran labor de obras públicas, llevada a cabo por la Administración de Obras Públicas y un
complicado programa destinado a regular el funcionamiento de las empresas estadounidenses y
garantizar una competencia leal. El Instituto de Recuperación Nacional aprobó y aplicó un conjunto de
códigos sobre competitividad en cada sector.
El segundo New Deal
Muchos de los anteriores decretos fueron declarados inconstitucionales por la Corte Suprema
de Estados Unidos. Estos contratiempos, unidos a una creciente oposición a la política de Roosevelt,
motivaron la promulgación de una nueva legislación que comenzó a aplicarse en 1935, y a la que
algunos analistas denominaron segundo New Deal. Estas son algunas de las medidas adoptadas: se
aumentaron los impuestos de las clases adineradas, se elaboraron normas estrictas para controlar las
empresas de servicios privados, se asignaron ayudas para el Instituto de Electrificación Rural, y se creó
el equivalente a una declaración de derechos de las fuerzas sindicales. La National Labor Relations Act
(Ley de Relaciones Laborales) de 1935 otorgaba protección federal al proceso de negociación sindical y
se estableció un conjunto de normas laborales justas. La Fair Labor Standards Act (Ley de Normas
Laborales Justas) de 1938 fijaba el número máximo de horas de trabajo y el salario mínimo de la
mayoría de las categorías profesionales.
Gracias a una enorme asignación de ayuda oficial de casi 5.000 millones de dólares se
reforzaron los diversos planes y se inauguró un nuevo programa federal de ayuda al trabajo dirigido
por el Instituto de Desarrollo del Trabajo. En 1935, el Congreso promulgó la Ley de Seguridad Social,
que recogía tres proyectos fundamentales: un fondo de pensiones, un seguro de desempleo y subsidios
para el bienestar social de distribución local. Estos programas, unidos a un nuevo plan de vivienda
4
5
Fernández. Op. Cit. Pág 332.
Ibidem. Pág 334.
6
pública subvencionada, representaron el comienzo en Estados Unidos de lo que algunos autores han
calificado como el Estado del Bienestar.
La necesidad de elaborar nuevas leyes disminuyó después de 1937 y la oposición a la prórroga
del New Deal aumentó rápidamente, sobre todo en el Sur. Hacia 1939, la atención de la opinión
pública se centraba principalmente en la política exterior y en la defensa nacional. El periodo New
Deal había concluido, pero su aplicación amplió de modo definitivo el papel del gobierno federal,
especialmente en lo referente a la normativa económica, el desarrollo de recursos y el mantenimiento
de los ingresos. Aunque no consiguió estimular una recuperación económica completa, proporcionó al
gobierno federal un mayor control sobre la oferta monetaria y los criterios de la Reserva Federal,
además de una nueva perspectiva sobre las consecuencias económicas de su propio sistema de
impuestos, préstamos y gastos, lo que permitió reducir las repercusiones de posteriores épocas de
recesión. Por otro lado, la coalición favorable a esta legislación, reunida en torno al Partido Demócrata,
venció en las elecciones de los años siguientes.
DESEMPLEO
Esta depresión produjo catorce millones de desempleados en Estados Unidos, seis en Alemania
y tres en Gran Bretaña. En Australia la crisis fue especialmente dura, con más de un 35% de la fuerza
laboral desempleada a principios de la década de 1930 y muchas de estas personas siguieron sin
trabajo hasta la Segunda Guerra Mundial. Las distorsiones sociales, la migración generalizada en busca
de empleo y el extremismo político se hicieron habituales y la muerte por enfermedades relacionadas
con la malnutrición aumentó considerablemente en todo el mundo industrializado.
La Gran Depresión provocó importantes cambios en el comportamiento que se tenía frente al
desempleo; esta nueva actitud se expresaba en las políticas del New Deal del presidente
estadounidense Franklin D. Roosevelt, quien introdujo en su país durante su gobierno la seguridad
social, el seguro de desempleo y programas de trabajo público para utilizar el excedente laboral 6. La
recuperación económica producida gracias a estas medidas demostró que el desempleo, de hecho,
empeoró la depresión al reducir la demanda, y que el pago del seguro de desempleo era una carga
mucho menor para la economía que la pérdida de poder adquisitivo que padecían los trabajadores
desempleados. La depresión también inspiró a John Maynard Keynes que escribió su obra maestra, La
teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), en la cual establecía que una economía
deprimida continuará a no ser que se revitalice gracias al gasto público. De esta manera persuadió a
los gobiernos occidentales para que disminuyeran el desempleo mediante grandes déficit
presupuestarios.
EL FMI
Tras su creación en 1946, el FMI hizo una importante reforma en 1962, cuando se firmó el
Acuerdo General de Préstamos. Al principio, el Fondo pretendía limitar las fluctuaciones de los tipos
de cambio de las monedas de los países miembros a un 1% por encima o por debajo de un valor
central establecido respecto al dólar estadounidense que a su vez tenía un valor fijo respecto al patrón
oro; el 25% de las aportaciones de los miembros debía hacerse también en oro. La primera reforma
permitió la creación del Acuerdo General de Préstamos, firmado en 1962 al hacerse evidente que había
que aumentar los recursos del Fondo. En 1967, la reunión del FMI en Río de Janeiro creó los derechos
especiales de giro como unidad de cuenta internacional.
En 1971 el sistema de cambios del FMI se reformó, devaluando el dólar en un 10% y ampliando
al 2,25% el margen de variación de los tipos de cambio. El fuerte aumento de los precios del petróleo
en 1973 influyó de forma negativa sobre la balanza de pagos de los países miembros y rompió el
sistema de tipos de cambio fijos creado en Bretton Woods. La modificación de los estatutos en 1976
6
Historia del siglo XX. Op. Cit. Pág 55.
7
terminó con el papel del oro como eje del sistema de cambios del FMI, forzando al abandono del
patrón oro que ya en 1978 había sido sustituido por el dólar estadounidense.
A partir de 1982, el FMI dedicó la mayor parte de sus recursos a resolver la crisis de la deuda
externa generada por el excesivo endeudamiento de los países menos industrializados. Ayudó a los
endeudados a diseñar programas de ajuste estructural, respaldando esta ayuda con nueva financiación.
Al mismo tiempo, animó a los bancos comerciales a incrementar sus líneas de crédito. A medida que
se hacía patente que los problemas de los países miembros se debían a desajustes estructurales, el FMI
creó nuevos instrumentos financieros y utilizó fondos provenientes de los países en mejor situación
para facilitar liquidez a largo plazo a los que estuvieran dispuestos a reformar sus economías.
El FMI tiene nuevas competencias desde finales de la década de 1980, debido al colapso del
comunismo en Europa y a la demanda de los países ex-comunistas para convertir sus economías en
economías capitalistas. Para poder ayudar a estos países se crearon nuevos fondos para reformar las
economías planificadas de los países de Europa central y oriental.
El FMI ha perdido en gran medida su estructura y sus objetivos iniciales; los tipos de cambio
se determinan ahora en función de las fuerzas del mercado. Los actuales sistemas de control de
cambios, como el mecanismo de tipos de cambio del Sistema Monetario Europeo (SME), están
vinculados a programas de convergencia diseñados para poder crear una moneda internacional, pero la
crisis del SME en 1992 demostró la impotencia relativa del Fondo para hacer frente a los problemas
cambiarios de las actuales economías desarrolladas. La crisis financiera de México en 1995 dejó patente
una vez más que los fondos del FMI no son suficientes para controlar los flujos de capitales privados
de la economía mundial. No obstante, sigue teniendo un papel importante para el desarrollo
económico de los países menos desarrollados al facilitar la transición hacia una economía mundial
integrada.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) es una agencia de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) fundada junto con el Banco Internacional para la Reconstrucción y el
Desarrollo (BIRD) durante la Conferencia de Bretton Woods (New Hampshire, Estados Unidos)
celebrada en 1944.Tiene como objetivo promocionar la cooperación monetaria internacional y
facilitar el crecimiento equilibrado del comercio mundial mediante la creación de un sistema de
pagos multilaterales para las transacciones corrientes y la eliminación de las restricciones al comercio
internacional. El FMI es un foro permanente de reflexión sobre los aspectos relativos a los pagos
internacionales; sus miembros tienen que someterse a una disciplina de tipos de cambio y evitar las
prácticas restrictivas del comercio. También asesora sobre la política económica que ha de seguirse,
promueve la coordinación de la política internacional y asesora a los bancos centrales y a los
8
gobiernos sobre contabilidad, impuestos y otros aspectos financieros. Cualquier país puede
pertenecer al FMI, que hoy cuenta con 179 miembros.
Los miembros se comprometen a informar al FMI sobre sus políticas económicas y financieras
que afecten al tipo de cambio de su unidad monetaria nacional para que el resto de los miembros
puedan tomar las decisiones oportunas. Cada socio tiene asignada una cuota de derechos especiales de
giro (DEGs), la unidad de cuenta del Fondo desde
1969; su valor depende del promedio ponderado del valor de cinco monedas (en marzo de
1994 un DEG equivalía a 1,41 dólares estadounidenses). Este sistema sustituye al anterior que obligaba
a los países a depositar el 75% de su cuota en moneda nacional y el 25% restante en oro. Las cuotas
totales a finales de 1994 suponían 144.800 millones de DEGs. La cuota de cada miembro corresponde
a su posición relativa en la economía mundial. La principal economía, la de Estados Unidos, tiene la
mayor cuota, en torno a 19.000 millones de DEGs; la más pequeña asciende a unos 2 millones de
DEGs. La cantidad de la cuota establece el poder de voto de cada miembro en las reuniones del FMI,
cuántas divisas pueden obtener del Fondo y cuántos DEGs recibirá. Así, la Unión Europea posee el
25% de los votos y Estados Unidos en torno al 20 por ciento.
Los miembros con desequilibrios transitorios en su balanza de pagos pueden acudir al Fondo
para obtener divisas de su reserva, creada con las aportaciones —en función de la cuota— de todos
los miembros. El FMI también puede pedir dinero prestado de otras instituciones oficiales; Con el
Acuerdo General de Préstamos de 1962 se autorizó al Fondo a acudir a la financiación del denominado
Club de París que concedió un crédito de hasta 6.500 millones de dólares (más tarde se aumentó el
crédito a 17.000 millones). Todo país miembro del FMI puede acudir a esta financiación con un límite
temporal (cinco años) para resolver sus desequilibrios; después debe devolver las divisas al FMI. El
prestatario paga un tipo de interés reducido para utilizar los fondos de la institución; el país
prestamista recibe la mayor parte de estos intereses, el resto lo recibe el FMI para sufragar sus gastos
corrientes. El FMI no es un banco, sino que vende los DEGs de un país a cambio de divisas 7.
El FMI también ayuda a los países a fomentar su desarrollo económico, por ejemplo, a los
estados que integraron el Pacto de Varsovia (disuelto en 1991) para reformar sus economías y
convertirlas en economías de mercado. Para ello, en 1993 se creó una partida especial transitoria que
ayuda a estos países a equilibrar sus balanzas de pago y a mitigar los efectos del abandono del sistema
de control de precios. Los instrumentos de ajuste estructural del FMI permiten a los países menos
desarrollados emprender reformas económicas: a finales de marzo de 1994 se habían concedido 4.300
millones de DEGs a 44 países. Estos préstamos del FMI suelen incluir cláusulas relativas a la política
económica nacional del país receptor de la ayuda, que han generado tensiones entre el FMI y los países
más endeudados.
7
Ibidem. Pág. 64.
9
CONCLUSIÓN
Durante casi todo el siglo XX, el capitalismo ha tenido que hacer frente a numerosas guerras,
revoluciones y depresiones económicas. La I Guerra Mundial provocó el estallido de la revolución en
Rusia. La guerra también fomentó el nacionalsocialismo en Alemania, una perversa combinación de
capitalismo y socialismo de Estado, reunidos en un régimen cuya violencia y ansias de expansión
provocaron un segundo conflicto bélico a escala mundial. A finales de la II Guerra Mundial, los
sistemas económicos comunistas se extendieron por China y por toda Europa oriental. Sin embargo, al
finalizar la Guerra fría, a finales de la década de 1980, los países del bloque soviético empezaron a
adoptar sistemas de libre mercado, aunque con resultados ambiguos. China es el único gran país que
sigue teniendo un régimen marxista, aunque se empezaron a desarrollar medidas de liberalización y a
abrir algunos mercados a la competencia exterior. Muchos países en vías de desarrollo, con tendencias
marxistas cuando lograron su independencia, se tornan ahora hacia sistemas económicos más o menos
capitalistas, en búsqueda de soluciones para sus problemas económicos.
En las democracias industrializadas de Europa y Estados Unidos, la mayor prueba que tuvo
que superar el capitalismo se produjo a partir de la década de 1930. La Gran Depresión fue, sin duda,
la más dura crisis a la que se enfrentó el capitalismo desde sus inicios en el siglo XVIII. Sin embargo, y
a pesar de las predicciones de Marx, los países capitalistas no se vieron envueltos en grandes
revoluciones. Por el contrario, al superar el desafío que representó esta crisis, el sistema capitalista
mostró una enorme capacidad de adaptación y de supervivencia. No obstante, a partir de ella, los
gobiernos democráticos empezaron a intervenir en sus economías para mitigar los inconvenientes y las
injusticias que crea el capitalismo.
Así, en Estados Unidos el New Deal de Franklin D. Roosevelt reestructuró el sistema financiero
para evitar que se repitiesen los movimientos especulativos que provocaron el crack de Wall Street en
1929. Se emprendieron acciones para fomentar la negociación colectiva y crear movimientos sociales
de trabajadores que dificultaran la concentración del poder económico en unas pocas grandes
corporaciones industriales. El desarrollo del Estado del bienestar se consiguió gracias al sistema de la
Seguridad Social y a la creación del seguro de desempleo, que pretendían proteger a las personas de
las ineficiencias económicas inherentes al sistema capitalista.
El acontecimiento más importante de la historia reciente del capitalismo fue la publicación de
la obra de John Maynard Keynes, La teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936). Al igual
que las ideas de Adam Smith en el siglo XVIII, el pensamiento de Keynes modificó en lo más profundo
las ideas capitalistas, creándose una nueva escuela de pensamiento económico denominada
keynesianismo.
Keynes demostró que un gobierno puede utilizar su poder económico, su capacidad de gasto,
sus impuestos y el control de la oferta monetaria para paliar, e incluso en ocasiones eliminar, el mayor
inconveniente del capitalismo: los ciclos de expansión y depresión. Según Keynes, durante una
depresión económica el gobierno debe aumentar el gasto público, aun a costa de incurrir en déficits
presupuestarios, para compensar la caída del gasto privado. En una etapa de expansión económica, la
reacción debe ser la contraria si la expansión está provocando movimientos especulativos e
inflacionistas.
Durante los 25 años posteriores a la II Guerra Mundial, la combinación de las ideas
keynesianas con el capitalismo generó una enorme expansión económica. Todos los países capitalistas,
también aquellos que perdieron la guerra, lograron un crecimiento constante, con bajas tasas de
inflación y crecientes niveles de vida. Sin embargo a principios de la década de 1960 la inflación y el
desempleo empezaron a crecer en todas las economías capitalistas, en las que las fórmulas keynesianas
habían dejado de funcionar. La menor oferta de energía y los crecientes costos de la misma (en
especial del petróleo) fueron las principales causas de este cambio. Aparecieron nuevas demandas,
como por ejemplo la exigencia de limitar la contaminación medioambiental, fomentar la igualdad de
10
oportunidades y salarial para las mujeres y las minorías, y la exigencia de indemnizaciones por daños
causados por productos en mal estado o por accidentes laborales. Al mismo tiempo el gasto en
materia social de los gobiernos seguía creciendo, así como la mayor intervención de éstos en la
economía.
Es necesario enmarcar esta situación en la perspectiva histórica del capitalismo, destacando su
enorme versatilidad y flexibilidad. Los acontecimientos ocurridos en este siglo, sobre todo desde la
Gran Depresión, muestran que el capitalismo de economía mixta o del Estado del bienestar ha logrado
afianzarse en la economía, consiguiendo evitar que las grandes recesiones económicas puedan
prolongarse y crear una crisis tan grave como la de la década de 1930. Esto ya es un gran logro y se
ha podido alcanzar sin limitar las libertades personales ni las libertades políticas que caracterizan a
una democracia.
La inflación de la década de 1970 se redujo a principios de la década de 1980, gracias a dos
hechos importantes. En primer lugar, las políticas monetarias y fiscales restrictivas de 1981-1982
provocaron una fuerte recesión en Estados Unidos, Europa Occidental y el Sureste Asiático. El
desempleo aumentó, pero la inflación se redujo. En segundo lugar, los precios de la energía cayeron al
reducirse el consumo mundial de petróleo. Mediada la década, casi todos las economías occidentales se
habían recuperado de la recesión. La reacción ante el keynesianismo se tradujo en un giro hacia
políticas monetaristas con privatizaciones y otras medidas tendentes a reducir el tamaño del sector
público. Las crisis bursátiles de 1987 marcaron el principio de un periodo de inestabilidad financiera.
El crecimiento económico se ralentizó y muchos países en los que la deuda pública, la de las empresas
y la de los individuos habían alcanzado niveles sin precedente, entraron en una profunda crisis con
grandes tasas de desempleo a principios de la década de 1990. La recuperación empezó a mitad de
esta década, aunque los niveles de desempleo siguen siendo elevados, pero se mantiene una política de
cautela a la vista de los excesos de la década anterior.
El principal objetivo de los países capitalistas consiste en garantizar un alto nivel de empleo al
tiempo que se pretende mantener la estabilidad de los precios. Es, sin duda, un objetivo muy
ambicioso pero, a la vista de la flexibilidad del sistema capitalista, no sólo resulta razonable sino,
también, asequible.
BIBLIOGRAFÍA
*Antonio Fernández. Historia del mundo Contemporáneo. Editorial Vicen- Vives, España, 1995.
* Times Books Ltd. Historia del Siglo XX. A división of Harper Collins, 1ª edición, 1996.