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TEATRO EXPERIMENTAL E
INNOVADOR
0.- El teatro que se presenta a continuación entra en conflicto
con cierto teatro taquillero, mayoritario y de discutible calidad
literaria. Ahora escriben dramaturgos que no piensan en
determinada actriz, actor o compañía y plantean la posibilidad de
que no se represente en las salas convencionales.
Autores como Benavente, Gómez Carrillo o Gregorio
Martínez Sierra habían animado a los poetas a escribir obras
teatrales. Tentativas como las de Valle-Inclán reclamaban un
público minoritario e, incluso, salas privadas o semiprivadas
donde representar sus proyectos. A la obra de estos autores se la
ha llamado teatro inquieto español.
1.- Miguel de Unamuno y Jugo (1864-1936)
Es autor de, al menos, doce obras teatrales. Su costumbre
de mezclar géneros literarios, sin distinguir claramente el
drama de la novela dialogada, le llevó a preferir el teatro
leído. De ahí que sus estrenos fuesen, frecuentemente, muy
posteriores a las ediciones impresas.
Para muchos, es La esfinge su primera obra, escrita hacia
1898 y estrenada el 24/2/1909 en Gran Canaria. Refleja una
crisis espiritual y presenta a Ángel, animado por familiares
y amigos a seguir la carrera política. Sin embargo, opta por
conocerse a sí mismo y, cuando encuentra la muerte tras
un motín popular, su espíritu está tranquilo y decidido.
Autorretrato de
Unamuno hacia 1902
Al año siguiente, Unamuno escribe La venda, publicada en 1913 y representada en 1921:
María, ciega, acaba de recobrar la vista, pero debe vendarse los ojos para adaptarlos a la
luz. Acude con su hijo a despedir al abuelo agonizante, que muere al verla sin venda. María
cubrirá sus ojos para siempre.
La crisis del primer drama, daría lugar a éste, cuyo simbolismo es claro: la contemplación
directa de la verdad mata.
Acaso desmoralizado por las dificultades para estrenar su teatro,
escribe Unamuno La princesa doña Lambra (1909), publicada en
1913. El humor de esta obra se repetirá en La difunta (1909), sainete
estrenado el 27/2/1910. Vuelve Unamuno al drama con El pasado
que vuelve (1910), donde presenta cuatro generaciones que se
enfrentan y repiten, subrayando la idea de eterno retorno y de
identidad humana. Se estrenó en 1923.
Su Fedra (1910) se representa el 25/3/1918 en el Ateneo y se
publica en La Pluma (1921). Dice seguir a Eurípides y a Racine,
aunque pudo recordar a Séneca o a D'Annunzio. Interioriza el
conflicto clásico de Fedra, enamorada y despreciada por su hijastro
Hipólito, que, sólo al morir ésta, comprende su propia crueldad.
Tras El pasado que vuelve, escribe Soledad (1921), estrenado el
16/11/1953, drama de la paternidad frustrada por la muerte del hijo
y sobre la acción como falsa salida a un conflicto personal.
Primer acto de Fedra
en La Pluma (1921)
Raquel encadenada (1921), representada el 7/9/1926, es una versión con variantes
de este personaje bíblico, obsesionado por su maternidad.
En 1927 se imprime Sombras de sueño (1926), basada en Tulio Montalbán y Julio
Macedo, drama en cuatro actos. Se estrena el 24/2/1930 y trata el problema de la
personalidad suplantada.
Acaso la obra maestra de Unamuno sea El otro (1926), misterio en
tres jornadas y un epílogo estrenado el 14/12/1932 y publicado ese
mismo año. Presenta a Laura, casada con el otro, sobrenombre de
Cosme, hermano gemelo de Damián. Cosme reconoce haber asesinado,
por envidia, a su hermano. Después, asume su personalidad, fundiendo
en la figura de el otro a Caín y Abel. Reconociendo a Caín, Damiana,
viuda de Damián, anuncia que tendrá un hijo de Cosme. Así se impone
sobre Laura, que no acepta el cambio de personalidades. El otro se
quita la vida al saberlo y los sobrevivientes reflexionan sobre esta
discordia de contrarios en que Caín es la otra cara de Abel y el mal, la
simiente de la vida.
Es digna de aplauso esta visión dialéctica de la realidad, que debe leerse junto a la novela
Abel Sánchez, por similitud temática. Su apariencia de relato policiaco despiertar el interés
del espectador-lector. Es buen ejemplo de las inquietudes existenciales de don Miguel.
Con El hermano Juan o el mundo es teatro (1929), publicada en
1934, culmina su producción dramática. Plantea el tema, muy
tratado por estos años, de don Juan, aquí novio problemático de
varias mujeres, por cuyo amor se ha suicidado alguna, pero, ante
todo, actor y personaje desgraciado, que admite no haber gozado
los placeres que le atribuyen. Don Juan es, en esta obra, el
complementario de su propia persona. Termina sus días como el
hermano Juan en un convento, practicando el bien y componiendo
las parejas que ha roto en su vida donjuanesca. Muere en plena
escena para el teatro del mundo, pero su personaje es eterno y se
reencarnará en otros actores.
Una versión de la Medea de Séneca se representa en Mérida en
Junio de 1933. Resulta una traducción bastante literal de esta obra,
que trata de forma trágica el tema de la maternidad.
A B C Cultural
dedicado a Unamuno
Puede admitirse que el de Unamuno es un teatro difícil por su intelectualidad o por la
densidad de sus temas. A ello se suma su austeridad de decorados y economía de
medios. Sin embargo, sobrecoge la profundidad de sus diálogos y la trascendencia de sus
planteamientos: inmortalidad, paternidad-maternidad, personalidad, unidadpluralidad...
Fueron cordiales sus relaciones con Luigi Pirandello que enriquecieron el teatro de ambos
dramaturgos.
2.- Ramón Gómez de la Serna (Madrid 1888-1963)
Su conocimiento de las vanguardias europeas le
animó a adaptar algunas de sus características a la
literatura española.
En la revista Prometeo (1909-1911) colaboró con los
proyectos de Alejandro Miquis para crear un Teatro
de Arte, experimental, que buscase la Belleza por la
inteligencia; y en el Teatro de los niños, apadrinado
por Jacinto Benavente.
La tertulia de Pombo con Gómez de la
Serna de pie, en el centro, pintados por
Gutiérrez Solana
Ramón publicó en Prometeo sus primeras obras dramáticas, como La utopía
(1909). En ella, el artista Alberto debe renunciar a sus esculturas para modular
figuras religiosas de encargo, mientras soporta a su esposa y cuñada. Escapa de
su situación mediante el suicidio.
En Beatriz (1909) representa el éxtasis de esta seguidora de Juan el Bautista, al
morir él por capricho de Salomé. Beatriz resucita espiritualmente a su líder
religioso y asume la personalidad de la bailarina para obtener una venganza
mística.
Presenta en El drama del palacio deshabitado (1909) una serie de nobles de
ultratumba que repasan sus vidas malgastadas de modo estéril y envidian a una
pareja de jóvenes vivos que disfruta del amor.
El teatro en soledad (1912) drama en tres actos , escenifica cómo, al terminar una representación
convencional en un teatro, aparecen unos personajes oscuros pero sublimes que dialogan sobre la
hipocresía de las personas convencionales. Los actores de este drama aceptan su dolor y angustia
de vivir, y lo subliman transformándolo en arte y reconociendo el sexo y el absurdo como modos
auténticos de vida.
Entre las mejores obras de esta época está El lunático (1912). Este
maníaco vive obsesionado por los antifaces.
Muchos años después, Gómez de la Serna recogería el teatro de esta época
con variantes, bajo el título de Teatro Muerto (1956), donde reconoce lo
irrepresentable de sus obras y la mediocridad teatral de los autores del
momento.
Los medios seres (1929) presentaba el aniversario de bodas de Pablo y
Lucía, medios seres, es decir, personas de vidas incompletas que anhelan un
complemento para existir. El sexo es nuevamente una forma de evasión
Su última obra, Escaleras (1935), es una alegoría de la felicidad y la
desgracia.
Por encima del desconcierto que en su momento produjo el teatro de Gómez de la Serna, debe
valorarse capacidad de denunciar un mundo rutinario y falso, gobernado por la represión y el
tedio, y su propuesta de unas relaciones humanas más auténticas, que integren el sexo, el
erotismo, y, sobre todo, la imaginación para superar la angustia, el dolor y el absurdo
existencial de nuestras vidas.
3.- Jacinto Grau (Barcelona 1877-1958)
Reside en Valencia y Madrid hasta 1936. Su carácter polémico le enfrentó
en numerosas ocasiones a Jacinto Benavente, sin llegar a situaciones
conflictivas. Grau es autor de unas veinticinco obras dramáticas.
De 1902 son las primeras, entre las que destaca En Ildaria (1917), sátira
política, o El Conde Alarcos (1907), estrenada el 19/11/1919, sobre
este personaje del romancero medieval, ya tratado en el teatro de los
siglos de Oro
Don Juan de Carillana, escrita y estrenada en 1913, presentaba
un don Juan provinciano y decadente,.
El hijo pródigo (1917), estrenada el 14/3/1918. Este drama
bíblico amplía la parábola evangélica. Se ha relacionado la
envidia de los dos hermanos con la novela de Unamuno Abel
Sánchez (1917), donde Caín y Abel participan de inquietudes
similares.
La obra más famosa de Grau es, sin duda, El señor de Pigmalión
(1921), estrenada el 16/2/1923. Pigmalión, empresario de una
compañía de muñecos creados por él, vive enamorado de su muñeca
Pomponina. Al presentarla en sociedad, un duque se encapricha de ella
y la rapta. Al hacerlo, los muñecos aprovechan la ocasión para liberarse
de su dueño, cuya vida es segada por el diabólico Urdemalas.
La obra planteaba temas existenciales: la esencia de las criaturas y su
relación con el creador. Los nombres de Pirandello y Unamuno se
asocian a ella. En un prólogo dramatizado, Grau protestaba contra el
teatro comercial que se preocupaba por los ingresos económicos.
A finales de los años 20, vuelve Grau al tema de don Juan con El
burlador que no se burla (1927), recreación del mito.
Desde la guerra civil de 1936, Grau se estableció en Argentina, donde
estrenó y publicó obras hasta el fin de sus días.
Figurines del Capitán
Araña y de D.Lindo
por Salvador Bartolozzi
4.- Teatro poético de Antonio y Manuel
Machado Ruiz (1875-1939 y 1874-1947.)
De sus siete obras dramáticas, cinco están escritas en
verso, como la primera de ellas, Desdichas de la fortuna
o Julianillo Valcárcel (1926), sobre un hijo bastardo del
Conde Duque de Olivares.
Una reelaboración del donjuanismo será Juan de
Mañara (1927), inspirado en el libertino Miguel.
Las adelfas (1928) es una complicada comedia, guiada
por Pirandello y por el psicoanálisis freudiano. El
interés por el subconsciente lleva a la escena aspectos
nuevos del simbolismo, que reflejó Antonio en su poesía.
Su obra más conocida fue La Lola se va a los puertos (1928).
La obra encierra referencias a la poesía popular y al espíritu
andaluz, que tanto interesó a la familia Machado.
En sus obras se han querido ver valores tradicionales y
conservadores. Sin embargo, late en ellas el deseo de un teatro
diferente, simbólico y enigmático más allá de las apariencias.
5.- José Martínez Ruiz, Azorín, (1873-1967)
Estrena ocho obras entre 1926 y 1936, a las que hay que añadir
otras inéditas y nunca estrenadas, como Judit, escrita entre
1925 y 1927.
Old Spain (13/9/1926) representa cómo el vanguardista
multimillonario americano de origen español, don Joaquín,
ayudado por su sanchopancesco amigo míster Brown, seduce
a la tradicionalista condesita, hija del Marqués de Cilleros. La
obra ofrece extrañas interpretaciones acerca de tradición y
modernidad y sobre la esencia de lo español.
El 17/3/1927 estrena su obra Brandy, mucho brandy, acerca de
don Cosme, heredero de un pariente que le exige mantener en su
salón un retrato suyo y celebrar una cena anual ante un americano
millonario y un notario. Acabada esta cena, Laura, hija de los
herederos, recibe la visita del difunto del cuadro, que aparece como
viejo y como joven. Ambos la animan a aprovechar su vida. Ella
abandona la casa paterna, llamada por un impulso vital.
Refleja el interés por el teatro dentro del teatro en Comedia del
arte (25/11/1927), donde Antonio Valdés y Pacita se identifican con
Edipo y Antígona, hasta el punto de que el primero da su vida por el
arte.
Azorín por Zuloaga
Portada mecanografiada
de Judit
Entre sus obras más originales destaca Lo invisible, trilogía inspirada
en Rainer Maria Rilke.
Se inicia con La araña en el espejo (15/10/1927), premonición de la
muerte.
El segador (30/4/1927) presenta la muerte en boca de un matrimonio,
interesado en las tierras de una mujer que vive aislada con su hijo y a
quien convencen de que la muerte ronda al pequeño.
La cierra Doctor Death, de 3 a 5 (28/4/1927), con una enferma a la
que muestran que la consulta en la que se encuentra es una antesala de
la muerte.
Angelita (1930) se compone de una sucesión de escenas relativas al
paso del tiempo. Para algunos será su mejor obra.
Destaca el dominio de los diálogos en el teatro de Azorín y su
vanguardismo, que no deja de asombrar al espectador. El verdadero
fallo es que no logró plantear situaciones de verdadero interés en la
escena.
6.- A estos "nombres mayores" debemos añadir otros menos
recordados en la escena y en la imprenta: dejaron obras como Tic-tac (1927) de Claudio de
la Torre; Sinrazón (1928) de Ignacio Sánchez Mejías; Tararí de Andrés Álvarez; De la
noche a la mañana de Ugarte y López Rubio o Un sueño de la razón de Rivas Cherif
(1929), realizadas por compañías como El Mirlo Blanco, El Caracol, etc. Completan el
panorama de este teatro que intentó ir más allá.