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Espana El proceso de hominización en la Península Ibérica En la Península Ibérica se localiza uno de los poblamientos humanos más antiguos de Europa. Los restos fósiles encontrados en el yacimiento de Atapuerca (Burgos) han aportado datos decisivos sobre la evolución de los seres humanos Los primeros representantes del género homo llegaron desde África en el pleistoceno alrededor del 800.000 a.C. Pertenecieron al género homo antecessor, antepasado tanto de los neandertales como del homo sapiens sapiens. El hombre de neandertal apareció en Europa hace unos 230.000 años. Este homo conocía el fuego y enterraba a sus muertos pero no sobrevivió al homo sapiens sapiens con el que convivió mucho tiempo El homo sapiens sapies apareció en Africa hace unos 200.000 años y llegó a Europa hacia el 45.000 a.C. Fabricó nuevos utensilios de piedra muy elaborados, utilizó el asta, el hueso y con él, aparece el arte La cueva de Altamira Situada cerca de Santillana del Mar, Cantabria en el norte de Espana. Descubierta en 1879. Considerada como “la capilla sixtina” de las pinturas rupestres. Los primeros humanos modernos Los primeros humanos modernos llegaron a la Península Ibérica al territorio de la actual España hace 35.000 años. Tartessos El pueblo más antiguo recibe el nombre de Tartessos y estaba ubicado en torno a la desembocadura del río Guadalquivir . Los Tartessos Se dedicaban sobre todo a la agricultura. Trabjaban en las minas de oro, de plata y de estaño. El pueblo Tartésico tenía relaciones con los egiptos, los fenicios y los griegos. Carambolo En 1960 se encontraron restos arqueológicos de gran valor en Carambolo que se cree que pertenecen a la población tartessia. El pueblo de Tartessos fue destruido por los cartagineses que querían dominar la ruta de los metales, hasta entonces en manos de Tartessos, que había adquirido un gran desarrollo en la minería Los iberos El pueblo íbero se agrupaba en tribus independientes y con la misma cultura situadas en la parte oriental de la Península. Escritura ibera Conocían la escritura pero los documentos íberos encontrados no se han conseguido descifrar. Económicamente, tenían una base agrícola aunque en el sur era importante la minería. Las ciudades Las ciudades eran extensas y estaban amuralladas y colocadas en puntos estratégicos. Las ciudades íberas carecían de templos aunque si construían santuarios donde depositaban ofrendas, los exvotos, que estaban hechos de bronce, barro cocido o piedra y solían representar guerreros con armas como la falcata y casco. Tumba ibera También se han encontrado tumbas con estatuas femeninas a tamaño real entre las que destacan La dama de Elche La dama de Baza, La Gran dama de oferente Destaca también la Bicha de Balazote, una representación de un animal de influencia fenicia. Los celtas Los celtas son de procedencia indoeuropea y llegaron a la Península en grandes oleadas situándose en el interior de ésta en los siglos IX y VI a.C. Los celtas Se dedicaban a la agricultura de cereales de secano, a la ganadería porcina y a la metalurgia del hierro. Las tribus celtas Las tribus celtas son muchas, y destacaban los lusitanos, los vacceos y los carpetanos Aldeas celtas Los celtas habitaban aldeas, llamadas castros, muy fortificadas y sin apenas calles y se organizaban en tribus o clanes. Los celtiberos Gracias al contacto con la cultura íbera surgen los celtíberos, celtas influenciados por la cultura íbera. Atraidos por la ruta de los metales, fenicios, griegos y cartagineses establecieron contacto con Tartessos introduciendo en la Península nuevos cultivos, técnicas mineras, el torno alfarero... Mediante el cabotaje de la costa de África, los fenicios llegaron al Estrecho de Gibraltar, donde fundaron diversas colonias como Malaca (Málaga), Sexi, Abdera, y la más importante de todas: Gadir (Cádiz), donde compraban el cobre y el estaño. . En Gadir se han encontrado restos de su necrópolis y en Cáceres el tesoro de La Aliseda. A partir del siglo VII a. C. Tiro cae en manos de Nabucodonosor de Siria y Cartago, hasta entonces colonia fenicia, hereda el imperio comercial fenicio formando así el pueblo cartaginés. Asentados en los Balcanes y con colonias en el Asia Menor, los griegos mantuvieron una fructífera relación comercial con los tartesios, al igual que habían hecho los fenicios y, en un principio, los cartagineses . El enfrentamiento entre griegos y cartagineses y la derrota griega en la batalla de Alalia hizo que redujeran su colonización al Nordeste fundando colonias como Emporion (Ampurias) o Rosas. Pertenecientes al imperio fenicio, los cartagineses continuaron la política comercial fenicia en un principio pero más tarde se convirtió en una política imperialista basada en las conquistas militares. Establecieron una base militar en Ebusos (Ibiza), donde se ha encontrado la necrópolis Puig des Molins. Destruyeron Tartessos para controlar la ruta de los metales. La política cartaginesas le provocó la enemistad con Roma que desencadenó las guerras púnicas, acabando éstas con la victoria romana y la destrucción de Cartago. La conquista de Roma se inició en el siglo III a.C. y concluyó, tras un proceso largo y complejo, en el siglo I a.C. Podemos distinguir tres etapas principales: Conquista del este y el sur peninsular (218-197 a. C) Conquista del centro y el oeste peninsular (155-133 a. C.) Conquista del norte peninsular (29-19 a.C) Conquista del este y el sur peninsular (218-197 a. C) El inicio de la conquista se enmarcó en el contexto de la Segunda Guerra Púnica (guerras que enfrentaron a Roma y Cartago por la hegemonía en el mediterráneo occidental). Los cartagineses tenían asentamientos importantes en el levante peninsular y desde allí atacaron Roma a través del sur de Francia y los Alpes. Roma contraatacó invadiendo las posesiones cartaginesas en Hispania a fines del siglo III. La victoria romana de Ilipa (209 a.C.) puso fin a la presencia cartaginesa en Hispania y consagró el dominio de Roma sobre el este y el sur peninsular. Los cartagineses tenían asentamientos importantes en el levante peninsular y desde allí atacaron Roma a través del sur de Francia y los Alpes. Roma contraatacó invadiendo las posesiones cartaginesas en Hispania a fines del siglo III. La victoria romana de Ilipa (209 a.C.) puso fin a la presencia cartaginesa en Hispania y consagró el dominio de Roma sobre el este y el sur peninsular. Conquista del centro y el oeste peninsular (155-133 a. C.) Los romanos tuvieron que hacer frente a la resistencia de los pueblos de esta zona. Los mejores ejemplos son las guerras lusitanas (155-136 a.C) en las que destacó Viriato, líder lusitano, y la férrea resitencia celtíbera en Numancia hasta su rendición en el 133 a.C. La República romana vivió diversas guerras civiles que llegaron a la península. Las luchas internas de Roma dieron lugar a enfrentamientos bélicos en la península. Un buen ejemplo es el enfrentamiento entre Pompeyo y César (49-45 a.C.). Estos conflictos aceleraron el dominio romano sobre la península El fin de la conquista llegó en tiempos de Augusto, primer emperador romano, con la dominación de galaicos, astures, cántabros y vascones (guerras cántabras). Se denomina romanización al proceso de asimilación de la cultura, sociedad, política y economía romanas por parte de los pueblos que habitaban la Península Ibérica. La romanización se inicia con la conquista de Hispania en el siglo III a.C. llevada a cabo por las legiones romanas cuyos campamentos militares acabaron convirtiéndose en ciudades. Además Roma creó otras ciudades entre las que destacan Emerita Augusta(Mérida) y Caesaraugusta(Zaragoza) y anexionó otras ciudades importantes como Hispalis(Sevilla), Gades(Cádiz) o Malaca(Málaga) Hispania, considerada como una colonia en Roma, se limitó a exportar materias primas e importar productos manufacturados llegando a ser conocida como "el granero de Roma". El Imperio Romano impone en Hispania el latín como lengua oficial . El derecho romano (Ius Romanum) que sustituyó al derecho de gentes. El cristianismo entro en la peninsula durante la época romana y la cristianización fue fuerte y consistente. Los visigodos, que siguieron a los romanos en Espana, no consiguieron después imponer su religión sino más bien al contrario. Como muestra de ello no hay más que ver el gran número de santos y mártires que datan de aquella época. Hispania brindó también muchos personajes importantes al mundo de la política y la cultura. En el ámbito político cabe destacar a dos emperadores: Trajano y Adriano ambos nativos de la localidad de Itálica(actual Santiponce). En el ámbito cultural destacamos a Séneca nativo de la localidad de Corduva(Córdoba) que fue un filósofo romano conocido por sus obras de carácter moralista. La cultura romana tuvo un carácter eminentemente práctico y por ello fueron grandes ingenieros y grandes constructores de obras públicas. En la península podemos destacar los siguientes ejemplos: Acueductos como el de Segovia. Murallas como las de Lugo Multiples puentes como el de Alcántara o Mérida. Además de estas obras públicas, Roma dejó importantes obras artísticas de utilidad pública como: Arcos conmemorativos como el de Bará en Tarragona. Templos como el de Diana en Mérida. Anfiteatros como el de Itálica (Sevilla). Teatros como el de Mérida. La dominación de Roma dejó en Hispania una tupida red urbana (Tarraco, Cesar Augusta, Emerita, Toletum…) ligada por un complejo sistema de calzadas y otras infraestructuras públicas. Durante el siglo V d.C., numerosas invasiones bárbaras precipitaron la crisis del Imperio Romano. En 411 llegaron varias oleadas de pueblos germanicos incluyendo los vandalos, los suevos y los alanos. Ellos habían sido violentamente desposeídos de sus tierras por las invasiones humas y habían vagado por Europa hacia occidente, en busca de nuevas tierras donde instalarse. Los alanos eran oriundos de la región del Cáucaso, los vándalos eran de origen escandinavo; los suevos, también germánicos estaban emparentados con los anglo-sajones que, en ese tiempo se instalaron en Inglaterra. En el años 476 d.C. cae el Imperio Romano de Occidente y todos los pueblos bárbaros, incluidos los visigodos, se reconocieron como reinos independientes. Los visigodos, pueblo también germánico que había llegado a una alianza o con el Imperio, concertaron con éste acabar con los invasores y reincorporar Hispania a la autoridad romana, aunque más bien actuaron como autoridad sustitutiva de la romana, e independiente en la práctica, con una mayor intensidad de ocupación en la zona central de la Península. El reino visigodo se asentó en la Península y estableció la monarquía como forma de gobierno, instaurando la capital en Toledo. Un desastre económico terminaría con las clases medias de las ciudades y agravarías las condiciones de los campesinos. Durante la época visigoda el latifundio aumentó su importancia y quedó en manos de una minoría nobiliaria. El reinado visigodo fue el primer Estado político intependiente y unificado de la Península, sin embargo, la nobleza, gracias a su poder económico, alcanzó mayor poder político que algunos monarcas. El reino visigodo poseía una unidad religiosa. El reino visigodo continuó hasta el 711 cuando, debido al carácter electivo de los reyes, se produjo una disputa tras la muerte del monarca Rodrigo facilitando la penetración musulmana en la Península. La conquista musulmana de la Península llevada a cabo por el walí Muza, su hijo Abd al-Aziz y su lugarteniente Tárik fue rápida debido a la inestabilidad del reino visigodo. Los musulmanes tan sólo tuvieron que derrotar al ejército de Rodrigo en la batalla de Guadalete para encaminarse por las calzadas romanas para tomar las ciudades más importantes. En un principio Tárik y su ejército se encaminaron hacia Toledo mientras que Muza informaba en Damasco de la toma del emirato de Al-Andalus en el que nombrará emir a su propio hijo. Muchas ciudades hispanovisigodas se entregaron al ejército musulman a cambio de conservar sus propiedades, su religión y pagar un tributo. El ejército musulmán intentó expandir el califato por Europa pero fue derrotado en Poitiers por el ejército de Carlos Martel, abuelo de Carlomagno. Durante el reinado de Abd ar-Rahman III, la Península alcanza su máximo esplendor proclamando Al-Andalus como el califato de Córdoba. En menos de treinta años nueve califas se sucedieron en el trono. Finalmente el califato de Córdoba terminó por desaparecer en el año 1031. En su lugar surgió un mosaico de pequeños reinos, llamados de taifas expresión que significa “banderías”.