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Débora, ¡entona un cantar!
No se, por qué recuerdo hoy a Santa Teresa y su afición por cantar “a lo divino” las canciones de amor de su
tiempo: “Veante mis ojos, muérame yo luego…” Quizás fue porque oí, en una tertulia informal, una canción, a gente de
buen rollo, que me gustó mucho. Supe después, que aquello era una “habanera” y, más tarde, que estaba dentro de una
zarzuela. Mis conocimientos de zarzuela, se reducen a las noches de agosto en La Corrala, cuando el trabajo me retenía
en Madrid y el calor era insoportable. Perdí todas las pistas. Y, al final, alguien me habló de Galicia, tal vez porque la
zarzuela transcurre allí, y que se llamaba, “Don Manolito”. Me entró la risa. Pude hacerme con la letra, nostálgica como
todas las habaneras, aunque lo mejor es la música. Si alguien sabe la historia, que lo comunique, por favor.
El tema de la canción es la esperanza: la luz en medio de la oscuridad. Lo borda hoy Guardini en la catorce y
última estación del Via Crucis.
Y es que hoy estamos tristes porque enterramos al Señor. Las tumbas son siempre frías y, las excavadas en la
piedra, mucho más. Que quede tras una losa lo que amamos es fuerte. Se hiela el corazón. Y ¡válgame Dios! en nuestra
pobreza, nos consolamos con la habanera de “Don Manolito”:
“Todas las mañanitas
viene la aurora
y se lleva a la noche
triste y traidora.
Otra vez, vuelve al mundo
del sol, la alegría.
Con el sol la esperanza
de un nuevo día.
Canta y no llores ¡corazón, no llores,no!
Que la esperanza será la aurora
de tus amores.
Canta y no llores ¡corazón, no llores,no!
Volverá la aurora
volverá en tu cielo
de nuevo a brillar”
Nos vamos hoy con el sabor agridulce de una sonrisa entre lágrimas. Ocurre que lo que hemos vivido estos
catorce días juntos, no es una bonita historia. “Nosotros creemos en Cristo, muerto y resucitado, presente aquí y
ahora”. Lo acaba de decir el Papa.“Este realismo, está implicación del misterio de Cristo en nosotros es lo único
que puede salvarnos”.Cualquier reducción de lo cristiano a un espiritualismo a unas normas de moral, no salva al
hombre. A través de una presencia, “aquí y ahora”, se hace contemporáneo a nosotros. Y este encuentro personal con
Cristo nos da realmente la Vida.
Y con ella las penas y las alegrías del amor porque ¡estamos vivos!
Via Crucis de Guardini:
DECIMOCUARTA ESTACIÓN
JESUS ES SEPULTADO
“Envuelven el cuerpo de Jesús en lienzos y lo colocan en la tumba de José de Arimatea. Luego cierran la abertura
con la pesada losa y regresan tristes a sus casas.
Todo está ahora en silencio. Respiramos aliviados porque ha terminado el terrible sufrimiento. Una profunda
paz rodea la tumba solitaria. Es la paz de la consumación. El que duerme allí dentro ha realizado con fidelidad divina
todo cuanto el Padre le había encomendado. Ahora descansa de su labor. Alrededor del silencioso lugar nos parece ver,
a lo lejos, la gloria pascual.
Los discípulos sienten de diversa manera. Para ellos se ha desvanecido la última esperanza. Para ellos la Pasión
y la Muerte del Viernes Santo son el fin. Pero también a ellos se les aparece Jesús, resplandeciente de fuerza y de luz,
y reconocen "que el Mesías había de padecer todo aquello para alcanzar la gloria" y que su muerte era el precio de
nuestra vida.
¡Oh, Señor, esta es la alegre noticia anunciada por Ti a todos: que después del Viernes Santo viene siempre
una Pascua florida, que todo sufrimiento es fuente de bendición, que la misma muerte es semilla de nueva vida para
cuantos te siguen!
Enséñame a comprenderlo. Haz que viva en mí esta convicción al llegar las horas de oscuridad. Entonces
comprenderé que no sólo puedo soportar el dolor, sino que soy capaz de superarlo. En Ti quiero sentirme superior a él y
convencerme de que el alma sale fortalecida de cada instante de valiente lucha contra el dolor, y que surge un rayo de luz
pascual de la superación de cada noche oscura.”
No lo olvidemos “Otra vez vuelve al mundo, del sol la alegría…”
Ahora sabemos que es maravilloso ser testigos de la Resurrección. Encontrarlo, Resucitado, en cada
hermano. Y conocer que “el encuentro real, con Cristo en el tiempo, se llama Iglesia”. Lo dice la “Veritatis Splendor”
¡Todos con el esplendor de la Resurrección! Incluidas unas vacaciones felices. Abrazos.
Débora.