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Título: Reflexiones desde el proceso de enseñanza-aprendizaje en la matriz crítica. Experiencia desde la la Cátedra de Trabajo Social V de la FTS-UNLP Autores: Cappello, Marina; Mamblona, Carolina; Parkansky, Alejandra; Redondi, Valeria; Senatore, Anatilde; Alarcón, Francisca; Bonfligio, Florencia; Cuartango, Carmen; Fasciolo, Mara; Fornetti, Lucila; Fuentes, Silvina; Juchet, Cecilia; Laurini, Mariana; Obach, Mariel; Rafael, Virginia; Roda, Lía; Torres, Jaqueline; Tucker, Jorgelina; Ugarte, Lorena; Vido, Eugenia. Eje temático: II, “El Debate sobre las Teorías Críticas en la Formación Profesional” Universidad de pertenencia: FTS, UNLP. Dirección de correo electrónico: [email protected] Palabras clave: formación de grado-positivismo-tradición marxista-procesos de ruptura Resumen. Para el desempeño profesional resulta indispensable contar con herramientas que permitan visualizar las contradicciones que presentan diferentes prácticas sociales, tener elementos para poder desenmascarar manifestaciones reificadas que se muestran como únicas y –cuasi- verdaderas de la realidad así como identificar las respuestas organizadas de las clases oprimidas ante los avances neoconservadores. La intencionalidad de formar profesionales críticos, con competencias teórico metodológicas, ético políticas y operativo instrumentales colisiona con una comprensión del mundo y sus leyes cimentada en una matriz conservadora. Esto coloca tensiones y desafíos en un escenario de alta complejidad y agudos conflictos, que confieren rasgos específicos a la cuestión social contemporánea. En este marco, se analiza la implementación de la Propuesta Académica de la Asignatura Trabajo Social V, de la Facultad de Trabajo Social, de la UNLP. ______________________ Reflexiones desde el proceso de enseñanza-aprendizaje en la matriz crítica. Experiencia desde la la Cátedra de Trabajo Social V de la FTS-UNLP El desafío es entonces, ¿cómo pensar la formación profesional dirigida para el proceso de creación de lo nuevo en nuestra sociedad? ¿Cuáles son las posibilidades reales abiertas en el reverso de la crisis? (Martinelli, 2003:214) 1. El proceso de formación en perspectiva crítica Punto de Partida En la presente ponencia se pretende reflexionar acerca de los procesos de enseñanza-aprendizaje de Trabajadores Sociales a partir de la experiencia que viene desarrollando la cátedra de Trabajo Social V de la FTS-UNLP. La cátedra en el conjunto de la formación de grado de la FTS asume una posición histórica crítica para comprender el Trabajo Social, fundada en los desarrollos y herencia del marxismo. Es 1 desde aquí, que se busca reflexionar acerca de las dificultades, tensiones y posibilidades que aparecen a la hora de consolidar un programa de formación de estas características, siendo parte de un plan de estudios (1989)1 todavía imbuido de fragmentación y eclecticismo. La cátedra de Trabajo Social V se ubica en el trayecto final de la formación de Licenciados en Trabajo Social de la Facultad de Trabajo Social de la UNLP. La materia tiene la característica de formar parte del Área de Trabajo Social siendo una materia Teórica-Metodológica (contiene un programa teórico y las prácticas de formación profesional del nivel v) con una carga horaria semanal de 9 Hs áulicas y entre 4 y 6 Hs. de prácticas en terreno para los estudiantes. Cuenta con una estructura de docentes (20 docentes) donde la mayoría tiene una dedicación simple, sobre cuyas características volveremos más adelante. La propuesta curricular de la asignatura se configura bajo tres líneas directrices centrales que se expresan a modo de intencionalidad de la propuesta: Propiciar la construcción de un sólido posicionamiento teórico-metodológico que permita a los estudiantes conocer e intervenir en las situaciones que se presentan en la realidad. Se trata de propiciar las condiciones necesarias para la construcción de mediaciones conceptuales. Concretar un aporte genuino de nuestra disciplina a través de las prácticas de formación profesional al fortalecimiento de los proyectos que pertenecen a la Clase Trabajadora, expresados en las particularidades de los sujetos, grupos y organizaciones populares con quienes trabajamos. Tender a comprender en qué grado de desarrollo se encuentran los Proyectos Ético-políticos tanto en el espacio de las instituciones como de las organizaciones, favoreciendo el desarrollo de los mismos. Con relación a la totalidad del proceso de enseñanza-aprendizaje de los estudiantes se proponen los siguientes objetivos: Recuperar críticamente el conocimiento adquirido en el proceso de formación de las experiencias de los años anteriores. Propiciar un proceso de síntesis del conocimiento adquirido, que brinde elementos para la construcción del campo categorial. Propiciar la interpretación de la realidad a partir de la construcción de mediaciones conceptuales que fortalezcan la dimensión disciplinar. Propiciar la construcción de un posicionamiento que permita distinguir elementos teóricos-metodológicos; éticos-políticos e instrumental-operativos. A lo largo de este trabajo, presentaremos las tensiones y desafíos que conlleva la implementación de una apuesta pedagógica que procura formar en la perspectiva crítica en una sociedad consolidada en una matriz conservadora, de la cual la Universidad es caudataria, positivismo mediante. Pensar la disciplina en clave académica exige recuperar los pilares de la universidad, entendiendo que docencia, investigación y extensión resulta un trípode imprescindible 1 El Plan actual que data de 1989, comenzó a ser revisado en el año 2000 por un diagnóstico realizado por las Consultoras Externas Marilda Iamamoto y Teresa Quirós; más tarde, en 2004, por iniciativa de la Directora Margarita Rozas se impulsa un Reforma Curricular proyectada en instancias participativas (comisión inter-claustro junto al Colegio Profesional) que aún no se ha finalizado por diversas razones político-institucionales. 2 para indagar en los problemas que constituyen las refracciones de la cuestión social, formular nuevas preguntas, construir nuevas estrategias y, fundamentalmente, acompañar a los estudiantes en su trayecto de grado fortaleciendo la construcción de un perfil profesional crítico, que adquiera un modo de comprensión dialéctico, que aprehenda elementos y habilidades que le permita ser capaz de “capturar” desde sus prácticas de formación, la complejidad y las contradicciones de la realidad desde las dimensiones económicas, políticas e ideológicas en que se expresan los fenómenos2. A la vez, resulta fundamental analizar cómo estos procesos inciden en la conformación del perfil del estudiante universitario: identificar claramente este perfil es un prerequisito para establecer y orientar un trayecto educativo que aporte a la construcción de un perfil profesional crítico que adquiera y desarrolle capacidades teóricometodológicas, ético-políticas y operativo-instrumentales, caracterizando la peculiaridad de aquellos que transitan el tramo final de la formación; asumir esta complejidad implica desplegar una construcción pedagógica que permita revisar tanto los contenidos curriculares, como las estrategias didácticas empleadas en el proceso de enseñanza aprendizaje y los propios dispositivos académicos diseñados a tal fin. Esta doble lectura nos compromete a un ejercicio de revisión permanente de la actividad docente en su conjunto, a analizar críticamente el rol de la universidad y comprometernos con los debates y dilemas que se dan al interior del colectivo profesional, necesidad que se torna prioritaria frente a la proximidad del pasaje de sujeto estudiante a sujeto profesional. Se define como horizonte una práctica educativa que interprete el conocimiento como un proceso de transformación recíproca en donde el sujeto, en la medida en que conoce, transforma la realidad y a sí mismo, promoviendo una docencia activa, que incorpore sistemáticamente en su práctica cotidiana los fundamentos científicos del quehacer pedagógico-didáctico. Expresados como núcleos desarrollando una visión crítica que les permita cuestionar la adecuación de su desempeño a la luz de los resultados de su tarea, superar falsas dicotomías y contradicciones, comprender la realidad universitaria del presente en todas sus facetas, valorizar los aportes3. Desde la Cátedra de Trabajo Social V se apuesta a lograr que la Investigación esté presente en el proceso de formación, desde una doble dirección, como dimensión investigativa, propiciando que los estudiantes puedan indagar la realidad en la que intervienen y cuenten con elementos propicios para ello, desde las dimensiones de Totalidad e Historicidad y participando del entramado bajo el cual se organiza la investigación universitaria, fortaleciendo la capacidad y cualificación docente del equipo4. Respecto de la Extensión, la Cátedra tiene un marcado perfil extensionista, expresado fundamentalmente en la particularidad de que la materia al configurarse como teóricometodológica, cuenta en su propuesta de trabajo con 40 centros de prácticas, articulando con instituciones y organizaciones sociales y generando distintos proyectos de extensión en vinculación con ellos5. 2 Extraído del Documento sobre el perfil profesional que impulsa la Reforma del Plan de Estudios. Extraído de la Ordenanza 195/88 de la UNLP, que dispone la creación de la Carrera docente universitaria. 4 Parte del equipo participa de la Investigación: “La especificidad en Trabajo Social” dirigida por el Dr. Antonio López enmarcada bajo el Programa de Incentivos a la Investigación. Desde la Cátedra se crearon dos Áreas de Investigación, Área de Investigación “Movimientos Sociales, conflictividad social y Trabajo Social” y “Área de Investigación de Justicia y Cuestión Penal”. Algunos de los integrantes se desempeñan como becarios de las distintas carreras de investigación: CIC; CONICET; UNLP. 5 Proyectos: “Cátedra libre de Soberanía Alimentaria”; “Consultorios Jurídicos gratuitos”; “Centro de Orientación a Familiares de Detenidos”; “La construcción de la memoria colectiva: De Distrito a Facultad” 3 3 Particularidades de la formación en el quinto nivel: La apuesta de formar cuadros profesionales críticos, implica que los estudiantes adquieran un modo de comprensión dialéctico, que aprehendan elementos y habilidades que les permita ser capaces de capturar desde sus prácticas de formación, la complejidad y las contradicciones de la realidad desde las dimensiones históricasocial, económica, cultural, política, ética e ideológica en que se expresan los fenómenos. Por esto, resulta necesario recuperar la concepción sobre cómo se conoce la realidad para evitar la naturalización de su dinámica que se describe como caótica e inmediatista (Pontes, 2000). Para comprender la esencia de estos fenómenos se parte de concebir la realidad como una totalidad concreta, se trata de la categoría ontológica que representa lo concreto, como síntesis de múltiples determinaciones, la concepción de totalidad entendida como un complejo constituido por otros complejos. Tal como lo descubre MARX (2003; 301) en El método de la economía política: lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, por lo tanto, unidad de lo diverso. Esto implica recuperar el movimiento de lo real desde un proceso de aprendizaje que incorpore la ruptura como momento cualitativo de síntesis de nuevos conocimientos que se integran desde las dimensiones teórico-metodológica y ético-política. Desde esta concepción se trata de una construcción de aproximaciones sucesivas, provisorias, que nos conducen a nuevas esferas del conocimiento del objeto. Tal como afirma Sergio Lessa (2000; 202): “es inevitable tener siempre algo nuevo que conocer, por eso el conocimiento es un proceso de aproximación inagotable”. Desde esta perspectiva ontológica, que concibe al punto de partida desde el concretoreal, es que se adquieren los insumos necesarios para poder dar cuenta de las categorías centrales para el Trabajo Social. Esto requiere el esfuerzo de construir las correspondientes mediaciones conceptuales, entendiendo que este se constituye en uno de los principales desafíos, en tanto dar cuenta de las mediaciones sería la expresión rigurosa de una reproducción intelectual del movimiento del real. Retomando a Lessa (2000; 226) se recupera la concepción metodológica marxiana, según la cual, para que la subjetividad pueda recabar las determinaciones de la realidad bajo la forma de teoría, es necesario que sobrepase la inmediaticidad de las representaciones meramente dadas, y que, por medio de “abstracciones aisladoras” descomponga analíticamente la realidad, y en seguida opere la síntesis que conduce al ´universal concreto´. Desde la complejidad colocada por esta perspectiva, la Cátedra se propone desplegar algunos de estos aspectos para profundizar los requerimientos de la enseñanza de Trabajo Social en un quinto nivel. Particularidad de las Formación en las Prácticas de Formación Profesional. Pensar la intervención sobre la Cuestión Social. “…La praxis del hombre no es una actividad práctica opuesta a la teoría, sino que es la determinación de la existencia humana como transformación de la realidad...” Karel Kosik Las Prácticas de Formación Profesional son constitutivas de la formación disciplinar en el Plan de Estudios de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata. Las mismas –mediadas por un proceso de formación profesional- remiten a comprender la categoría Praxis. Hablar de praxis es referirse a la práctica social que 4 es esencialmente histórica, no a la de naturaleza utilitarista, inmediata, sino aquella de la sociedad en la que se desenvuelve la lucha de las clases. Karel Kosik (1967, 244) afirma que: en la praxis se realiza la apertura del hombre a la realidad en general. En el proceso ontocreador de la praxis humana se funda la posibilidad de una ontología, es decir, de una comprensión del ser. La creación de la realidad (humano-social) es la premisa de la apertura y comprensión de la realidad en general. Praxis cuyo fundamento es el trabajo colectivo: actividad creadora por excelencia, a través de la cual los hombres se objetivan exteriorizando sus fuerzas genéricas en la relación con otros hombres. Es habitual la afirmación que hace referencia a que en la relación teoría –práctica, esta última se presenta como el fundamento del conocimiento, como criterio de verdad y finalidad del propio acto de conocer. A partir de este planteo resulta importante no derivar en una lectura empiricista de la relación teoría-práctica. Marilda Iamamoto (2000) sostiene que la práctica en sí misma no contiene un poder autorrevelador: si el criterio de verdad está en la práctica, esa verdad sólo es descubierta en una relación teórica con la práctica misma. En este sentido, Marx (1972; 23) afirma: toda vida social es esencialmente práctica: Todos los misterios que desvían la teoría para el misticismo encuentran su solución racional en la praxis humana y en la comprensión de esa praxis. Reflexionar sobre esta cuestión es ineludible a la hora de comprender el significado de las Prácticas de Formación Profesional. El solo desarrollo de las mismas, no nos conduce al conocimiento de la realidad, ni a su transformación. Como la práctica social no se revela en su inmediaticidad, el ser social se expresa a través de mediaciones. Deriva de allí la necesidad y exigencia teórico-metodológica de aprehender el movimiento de la sociedad en sus múltiples determinaciones y relaciones como una totalidad histórica. Esta relación crítica de la teoría y la práctica se constituye en uno de los ejes norteadores de las prácticas de formación profesional. A través de las mismas se buscará poner en acto y capturar analíticamente las dimensiones teóricometodológica; ético-política y operativo-instrumental de toda intervención profesional inscripta en procesos sociales más amplios. En este proceso de indagación e intervención las categorías analíticas se entrecruzan y expresan dialécticamente en la realidad de los sujetos con los cuales se trabaja, deviniendo en problemáticas que serán comprendidas como partes que contienen al todo. Estas problemáticas se manifiestan en la vida cotidiana de los sujetos como expresiones concretas que debemos conocer para poder abordarlas, en un proceso que dará contenido y significado a los proyectos de las prácticas de formación profesional. Siguiendo a Lessa (2000, 207) en el estudio de cualquier categoría, sea ella más genérica o más particular, el aspecto decisivo es el descubrimiento de la procesualidad histórica que articula su génesis con su configuración presente. Entendemos que las prácticas se desarrollan en la urdimbre donde refracta la Cuestión Social; en los procesos de producción y reproducción de las relaciones sociales, traducidos para la profesión en la reproducción social de la vida cotidiana de los hombres y mujeres que pertenecen por su condición de clase a sectores explotados y oprimidos, por lo cual se parte de un tratamiento singularizado de la Cuestión Social, el cuál se deberá ir dando contenido, completando con determinaciones más complejas. Desde una lectura crítica de la realidad, el conflicto generado por la contradicción inmanente de este sistema, interpela permanentemente las prácticas: la presunta igualdad ante la ley y la flagrante desigualdad en lo real se expresa en una permanente violación de los DDHH, entendidos como un campo material-simbólico que se inscribe en las condiciones concretas de existencia de los sujetos y por lo tanto atraviesa significativamente la práctica de los mismos en su cotidianidad. 5 Desde la visión inaugurada por Marx (1992; 47), se verifica un problema constitutivo de esta sociedad, analizando como el derecho de libertad en la aplicación práctica es el derecho de propiedad privada, en tanto: La propiedad privada y la división del trabajo hicieron brotar la sociedad política con su ordenamiento jurídico. De lo dicho se infiere que la acción de los individuos reales, al ser acción productiva apropiadora, es por lo mismo normatizadora y totalizadora. Lejos estamos en la esencia de esta sociedad de llegar a la verdadera emancipación humana debido a que el proceso de humanización es “al mismo tiempo proceso de deshumanización porque la acción del hombre es no por azar, sino necesariamente, acción enajenada (Marx pg.38). Desde este punto de partida emergen categorías analíticas centrales abarcadoras de otras categorías más específicas, que no pueden concretizarse sin remitirse a estas más genéricas. Consideramos que las categorías analíticas referenciadas en la matriz marxiana para el análisis y comprensión de la Profesión en el marco de la finalización del proceso de formación son las siguientes: Sociedad Civil-Estado: Clases sociales (sujeto histórico político) /necesidades sociales/ Políticas publicas (PPSS); Trabajo/condiciones de trabajo; Lucha de clases: Proyectos societales: Vigente/Emancipatorio. Se aborda de este modo lo especifico del la profesion: DDHH, tension entre proyecto societal y proyecto profesional: Dimensión Ética-Proyecto éticopolítico de la categoría profesional. Las mismas presentan algún grado de prioridad a partir del proceso de intervención que se vaya desarrollando. La construcción de las mediaciones conceptuales dará cuenta de la tensión en que se encuentran las categorías analíticas y los intereses que expresan los distintos actores involucrados en el proceso de formación, especialmente el tratamiento de las problemáticas vivenciadas por los hombres y mujeres de las clases explotadas y oprimidas. Y aquí es importante incorporar el análisis de Paulo Netto (1997), que afirma que la profesión arrastra en su matriz teórica una constitución de saber de segundo grado, en su relación y subordinación con las ciencias sociales de extracción positivista. Desde esta afirmación se coloca con mayor énfasis la necesidad en la formación profesional de dar cuenta de mediaciones teóricas que rompan con el eclecticismo y la ilusión de la elaboración de teoría propia y sí aportar en su producción teórica a las diversas categorías que desarrolla la teoría social. Para materializar esta construcción de las mediaciones conceptuales se trabajará en la apropiación del método dialéctico como herramienta imprescindible para poder dar cuenta de las mismas. Desde ahí la rigurosidad de realizar un correcto tratamiento y abordaje metodológico con respecto a la formación en este quinto nivel, garantizando los elementos necesarios para que, en la interpretación de la realidad en la esfera de las ideas -del pensamiento- se produzca la fidedigna reproducción de lo real, traducidos en clave académica, en verdaderos procesos de indagación-investigación y explicación de la realidad en la cual se interviene. Es necesario desentrañar cada categoría recuperando el sentido que la originó porque como ya fuera expresado se nos presentan en su reconfiguración. Por esto se debe descubrir lo “pervertido”, lo “trastocado”, “distorsionado” y “oculto”, o sea lo que las mismas encubren, para poder “llenarlas” de contenidos concretos que sólo son posibles a la luz de los procesos reales. Pensar los problemas y tensiones en la implementación del Programa de Trabajo Social V en el marco del actual Plan de estudios. 6 A partir de estos desarrollos, la particularidad de la formación en el quinto nivel, la perspectiva de las prácticas de formación profesional junto a los propósitos y objetivos, se desplegarán los problemas y tensiones que se evidencian la implementación de un programa fundamentado en la perspectiva crítica. La matriz positivista: En principio, es importante señalar que, por su conformación y magnitud, se trata más bien de la configuración del escenario en el que se desarrolla la construcción del conocimiento acerca de la sociedad burguesa, siguiendo a Netto (1997; 135) en la medida exacta en que la matriz positivista y sus derivaciones -el funcionalismo, el estructural funcionalismo y el estructuralismo, las caras del neopositivismo en la reflexión teórica sobre la sociedad- moldearon las disciplinas sociales, es comprensible su generalizada denominación de ciencias sociales. Por su parte, la obra de Marx funda una teoría social (Netto, 1997) que articula una postura ontológica con una radical historicidad que responde al movimiento del ser social. El positivismo, tomado en su sentido más exacto, consiste precisamente en un pensamiento que no ultrapasa esa apariencia cosificada de los fenómenos sociales, deshistorizando, deseconomizando y despolitizando estos fenómenos, anclado en un pensamiento binario. Desde estas consideraciones, desplegar una propuesta fundamentada en la perspectiva crítica conlleva problemas estructurales que se evidencian en el actual Plan de Estudios. Es importante subrayar que estos problemas, lejos de conformar un problema particular de la Facultad de Trabajo Social, derivan de una relación entre el Trabajo Social y la tradición marxista, oportunamente caracterizada por Netto (2003) como una aproximación contaminada. Esto se expresa en otro aspecto problemático del actual Plan: …la ausencia de directrices teóricas que orienten la secuencia lógica de los contenidos…6 en tanto conocimientos adquiridos, que experimentan los estudiantes a lo largo del recorrido de todo el proceso de aprendizaje en la carrera. Efectivamente, a la fragmentación y superposición de contenidos, debe sumarse la ausencia de un conjunto de núcleos temáticos que se configuran como áreas de vacancia y que resultan imprescindibles para desplegar correctamente los contenidos de la asignatura vinculados, tales como Teoría del Estado, Economía política. Esta debilidad exige un desarrollo de los fundamentos de la disciplina en clave crítica, dando un tratamiento insuficiente de categorías analíticas muy complejas que resultan en una dificultad para su aprehensión, misma que debiera ser secuencial y progresiva. La condición del trabajador docente en la UNLP La Cátedra está conformada por una Docente Titular, dos Adjuntas, dos Jefas de Trabajos Prácticos y 10 Ayudantes Diplomados con renta; cuatro ayudantes Diplomados Ad-honorem; 2 Adscriptos a la docencia Universitaria. 6 Documento final de la primera etapa: análisis de los núcleos problemáticos del plan de estudio vigente. Comisión de Reforma del Plan de Estudio. Diciembre 2004, disponible en www.trabajosocial.unlp.edu.ar 7 Siguiendo a Parkansky (2008; 4): la práctica profesional significa el ejercicio remunerado de la profesión, donde hay un empleador, una demanda de trabajo y una retribución salarial por los servicios prestados. Es una práctica institucionalizada. El trabajo que como docentes, realizamos, es una actividad profesional del Trabajo Social. Sin embargo un estudio realizado por la autora – y Jefa de Trabajos Prácticos de la cátedra- evidencia que apenas el 29 % de los docentes coordinadores de taller de la FTS, UNLP se halla sindicalizado. Un primer señalamiento debe hacerse sobre el desempeño docente reconocido por la UNLP, el cual contempla solo el trabajo áulico, dejando por fuera la responsabilidad docente en la supervisión de las prácticas de formación desarrolladas en diversas instituciones y organizaciones sociales. Este recorte arbitrario en el reconocimiento de la tarea docente específica de trabajo social se traduce en un reconocimiento salarial mínimo que coloca al ejercicio docente como una tarea subsidiaria, imposible de ser contemplada como ingreso salarial principal. Según el estudio mencionado, los exiguos salarios colocan a la tarea docente como el segundo empleo para casi el 80% de los docentes, obligando así a situaciones de pluriempleo. Esto trae como consecuencias, entre otras, una cantidad de trabajo no pago (incluye la ausencia de cobertura ante situaciones de riesgo laboral fuera del ámbito de la UNLP) y un relegamiento de actividades de formación o sostenerlas con un alto costo. Al decir de Molina (2005:15): jóvenes docentes enfrentados a salarios universitarios de ingreso no competitivos con los salarios del mercado profesional. Sobre el primer aspecto, la Universidad no solo flexibiliza la tarea docente sino que la precariza perversamente, en tanto su sistema meritocrático exige una formación continua con acreditación formal de posgrado, expulsando del sistema a quienes no se hallen en condiciones de cumplir con este requerimiento. Por su parte, la implementación del Programa de Prácticas en el último nivel, implica desarrollar una propuesta muy cercana al ejercicio profesional, lo que exige un acompañamiento pedagógico intenso y sostenido, con espacios de supervisión y reflexión sobre los procesos que exceden largamente las 9 horas semanales reconocidas salarialmente y que obligan a los docentes a trasladarse a los diversos Centros de Prácticas, por sus propios medios y sin ningún tipo de cobertura. Sobre el segundo punto, la perspectiva crítica, ausente en la formación de base de todos los miembros del equipo, exige una profundización y actualización de los fundamentos, incorporando espacios para el intercambio y el debate que, en estas condiciones, se constituyen en un plus que se agrega a una multiplicidad de tareas no reconocidas en el marco del contrato laboral. La situación se agrava con la situación de cuatro docentes que pertenecen al equipo desde hace más de cinco años y, pese a las gestiones realizadas, permanecen aún en calidad de ad honorem. En igual sentido, la figura de adscriptos a la docencia -Ordenanza 277/08 de la UNLPpermite la inclusión de estudiantes y graduados al equipo, con un plan de trabajo a aprobar por la Secretaría Académica. Esto coloca una nueva disyuntiva: formar cuadros que, inexorablemente, se retiran del equipo en un plazo de 3 años. El perfil del estudiante universitario Huelga señalar que los estudiantes han recorrido la formación positivista mencionada anteriormente: esas trayectorias de estudio y aprendizaje inspirados en esquemas positivistas, en racionalidades instrumentales colisionan con las rupturas que la perspectiva propicia. 8 A esta condición, deben sumarse peculiaridades propias de un contexto combina una excacerbación del consumo preformateado, donde la inmediatez comanda, la cultura del zapping y la naturalidad con que manejan las nuevas tecnologías, requieren una profunda revisión del ejercicio pedagógico, tanto en contenidos como en didáctica. Verificamos que, cada vez con mayor frecuencia, se registran situaciones donde los estudiantes presentan serias dificultades para afrontar las exigencias mínimas que propone la cursada. Recuperando lo planteado por la Profesora Susana Barco7 en líneas generales se advierte que los estudiantes presentan cada vez más dificultades para lograr mayores niveles de abstracción en los procesos intelectivos. Entre los problemas que se evidencian, destacamos las serias dificultades para la comprensión de consignas de trabajo, un déficit en la capacidad de abstraer y relacionar contenidos, tanto como dificultades en la lectura comprensiva y en la redacción de textos académicos. Ante este diagnóstico, al respecto del quinto nivel, se le incorporan peculiaridades conferidas, especialmente, por dos elementos: por un lado, se trata de un momento de síntesis del proceso formativo y por otra parte, la proximidad de la graduación les presenta una diversidad de circunstancias que deben ser atendidas: la cercanía del ejercicio profesional, la búsqueda de empleo, el retorno a sus lugares de origen, la concreción de metas personales supeditadas a la graduación, matizan un complejo escenario, en tanto, si por un lado el horizonte cercano compromete a los estudiantes con el futuro socio ocupacional -y esto implica una serie de definiciones- por otra parte significa desde la perspectiva pedagógica, un momento cualitativo superior, donde los conocimientos adquiridos en el curso de cuatro años en formación, se estructuran a manera de SINTESIS y constituyen el campo categorial para la construcción de mediaciones conceptuales que fortalezcan la prefiguración del futuro ejercicio profesional8. A modo de cierre Debatir sobre la formación profesional en los tiempos contemporáneos remite a asumir una responsabilidad social y ética desde la universidad pública. Nuestros países se debaten entre élites que viven en la opulencia y mayorías que con dificultades extremas tan sólo subsisten (Molina; 2005) Un mundo comandado por las exigencias de incrementar superlucros, muestra la cara más atroz del desarrollo del capitalismo. La clase que vive del trabajo, explotada, vapuleada, sometida, construye vías de lucha y resistencia. Ante esto, la Universidad debe, necesariamente, replantearse el perfil profesional que oriente los trayectos curriculares y la .por lo tanto-la política académica. Sostener una apuesta marxista en la formación del trabajo social es todavía, una aventura pedagógica que contiene retos -algunos reseñados en esta presentación y, al mismo tiempo, propone instancias valiosas de aprendizaje y enriquecimiento. 7 Consideraciones vertidas en el Taller desarrollado en el transcurso del año 2009, con ocasión de trabajar sobre la reforma del Plan de Estudio. 8 Programa de la Cátedra de Trabajo Social V. FTS-UNLP. Año 2012. 9 La pregunta de Iamamoto (1997; 205) nos interpela: Cómo construir un quehacer profesional capaz de, apoyado en el presente histórico y con los ojos en el futuro, potencializar los gérmenes de lo nuevo que ya están presentes en la dinámica social. Sin pretender una mirada romántica sobre los jóvenes, el movimiento estudiantil sigue siendo el actor que contiene la potencia de lo nuevo, la voluntad de resistencia ante el anquilosamiento de la academia, que, repleta de formulismos tiende fuertemente a reproducir la ideología dominante. Acompañar los procesos de ruptura que implica analizar la realidad desde una perspectiva de totalidad, desentrañar la complejidad de los problemas sociales, más allá de los visos reformistas que tiñen las respuestas fragmentarias y parciales a problemas agudos y urgentes de la clase trabajadora, nos sitúa, en nuestra doble dimensión de trabajadores sociales y formadores de trabajadores sociales, en la necesidad de revisar nuestra propia intervención, pedagógica y profesional. Esos procesos de ruptura tienen la intención de recuperar la dimensión emancipadora de la Instrumentalidad del ejercicio profesional y la vinculación de éste a los intereses de la clase trabajadora (Guerra, 2003; 198). La formación de trabajadores sociales que aporten a un proyecto profesional consustanciado con la emancipación de la clase trabajadora nos enfrenta al desafío de conformar equipos docentes altamente calificados para desplegar programas de formación enmarcados en una apuesta político académica que no le tema al debate y construya desde la pluralidad. 10 BIBLIOGRAFÍA IAMAMOTO, MARILDA: El servicio social en la contemporaneidad. Trabajo y formación profesional. Cortéz Editora. San Pablo. 2003 IAMAMOTO, MARILDA: Servicio Social y división del trabajo. Cortéz Editora. San Pablo. 1992. KOSIK, KAREL. Dialéctica de lo concreto. Cap. Praxis y totalidad. Ed. Grijalbo. México. 1988. KOSIK, Karel. Dialéctica de lo concreto. Editorial Grijalbo. México. 1967 LESSA, Sergio. Lukács: El método y su fundamento ontológico. En: BORGIANNI, E. MONTAÑO, C. (org.). Metodología y Servicio Social. Hoy en debate. Cortéz Editora. San Pablo. 2000. MARTINELLI, MARÍA LUCIA. Servicio Social: Identidad y Alienación. 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