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MOVIMIENTOS SOCIALES Y UNIVERSIDAD: “REFLEXIONES EN TORNO A LA ARTICULACIÓN ENTRE MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA CÁTEDRA DE TRABAJO SOCIAL V DE LA FACULTAD DE TRABAJO SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA”· Autores: Lic. MAMBLONA, Carolina Profesora Adjunta Cátedra de Trabajo Social V, Facultad de Trabajo Social. Universidad Nacional de La Plata. Argentina Lic. REDONDI, Valeria Profesora Adjunta Cátedra de Trabajo Social V, Facultad de Trabajo Social. Universidad Nacional de La Plata. Argentina Co- autores: Lic. OBACH, Mariel Auxiliar docente Cátedra de Trabajo Social V Facultad de Trabajo Social. Universidad Nacional de La Plata. Argentina. Lic. SCIARROTTA, Lorena Auxiliar docente Cátedra de Trabajo Social V, Facultad de Trabajo Social. Universidad Nacional de La Plata. Argentina. Lic. UGARTE Lorena Auxiliar docente Cátedra de Trabajo Social V, Facultad de Trabajo Social. Universidad Nacional de La Plata. Argentina. Palabras Clave: Movimientos Sociales, Universidad, Trabajo Social RESUMEN El presente trabajo tiene por finalidad presentar, en primer lugar, un conjunto de reflexiones en torno a las experiencias desarrolladas en tanto equipo docente de la Cátedra “Trabajo Social V” -materia troncal del ultimo nivel de la carrera de Licenciatura en Trabajo Socialde la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata de Argentina con distintas expresiones regionales de los Movimientos Sociales. Con esta intencionalidad se problematizarán los procesos de vinculación entre la Universidad y los Movimientos Sociales, a partir de diversos espacios y proyectos creados por la mencionada cátedra. Cabe mencionar que la maduración de estas experiencias de prácticas de formación profesional y los proyectos de Extensión y de Investigación que comienzan en los últimos años de la década del noventa y continúan hasta el presente, nos reafirman en la necesidad de crear instancias dinamizadoras de la articulación entre las áreas Enseñanza, Extensión e Investigación Universitaria, ya no como experiencias aisladas y voluntarias de docentes, graduados y estudiantes universitarios, sino como parte constitutiva de una política universitaria profundamente ligada a procesos sociales más generales y dispuesta a contribuir en la superación de los principales problemas de la sociedad contemporánea. Más adelante presentaremos los aportes surgidos del trabajo en el Área de Movimientos Sociales de esta Facultad, un espacio institucional que a su interior sintetiza debates y producción de conocimientos sobre la temática de los Movimientos Sociales. Por último, y ubicándonos en la perspectiva-histórico crítica en Trabajo Social, entendemos que el mayor aporte que podemos realizar en estas experiencias sociales se encuentra en la posibilidad de comprensión rigurosa del modo en que se presenta la cuestión social en la actualidad, y en la profundización de la articulación entre la experiencia política de los movimientos sociales y la Universidad Pública. En este sentido entendemos resulta imprescindible comprender los acontecimientos propios de nuestro tiempo histórico desde posiciones teóricas, metodológicas, ético-políticas sólidas que nos recoloquen como profesionales “autorizados intelectualmente” para intervenir en el escenario de los conflictos sociales. Si la experiencia transitada junto a los movimientos sociales -organizaciones sociales novedosas y altamente creativas-, nos aportan innumerables elementos en la comprensión de la cuestión social contemporánea: Cómo materializar entonces los aportes de la profesión Trabajo Social en la dirección de fortalecer las formas de lucha de los sectores subalternos que reclaman condiciones de vida digna y que a la misma vez, enfrentan desde su organización el carácter barbarizante y excluyente del capitalismo en la actualidad? Génesis y Desarrollo de las Prácticas de Formación Profesional en Movimientos Sociales desde la cátedra Trabajo Social V La experiencia de prácticas de formación profesional con los movimientos sociales en el marco de la materia, comienza durante el año 1998 con las primeras e incipientes organizaciones que nucleaban a trabajadores desocupados, producto del proceso de cierre y privatización de numerosas fábricas en Argentina, durante el apogeo de la implementación del neoliberalismo. El antecedente que permitió concretar esta posibilidad de desarrollar prácticas de formación con las primeras organizaciones de desocupados del país, lo encontramos en las prácticas que la misma cátedra había iniciado desde 1994 con los sindicatos de trabajadores de la construcción (UOCRA), trabajadores gastronómicos y la Asociación de Trabajadores del Estado. (ATE) Estas prácticas con sindicatos permitieron introducir en la formación, nuevos interrogantes así como también visualizar posibilidades de trabajo profesional con las organizaciones de la clase trabajadora, articulando en algunos casos en las áreas de acción social de estos gremios. Es por ello que, en 1998 comenzamos las prácticas de formación profesional con el Movimiento de Trabajadores Desocupados “Aníbal Verón” (MTD), organización que nuclea familias de trabajadores desocupados en más de veinte distritos del gran Buenos Aires, una de las zonas de mayor concentración de población en condiciones de pobreza del país. Dos años más tarde se inician las prácticas con el Movimiento de Trabajadores Desocupados del barrio “Villa Montoro” de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), perteneciente al Partido de La Plata. En el 2002 se incorpora la Coordinadora de Trabajadores Desocupados “Aníbal Verón” (CTD). En el 2003 con el Movimiento “Barrios de Pie” y entre los años 2004 y 2005 se incorpora el Movimiento de Unidad Popular (MUP). Durante los años 2001-2003 se articula para el desarrollo de prácticas con las asambleas barriales del Barrio Autonomía del Partido de Ensenada y la Asamblea de Villa Elisa de La Plata. Las mismas se disuelven en el proceso de descomposición acaecido en el conjunto de asambleas barriales a nivel nacional. Se incorpora más tarde el Movimiento Campesino. Las prácticas comienzan en el año 2004 con la “Asociación de Productores sin Agrotóxicos del Parque Pereyra Iraola”, a las que se incorporan en el año 2007, la organización “Asociación de Medieros y afines” (ASOMA). Con el Movimiento de Fábricas Recuperadas, la experiencia se inicia en el año 2003, con la fábrica “Unión Papelera Platense” hasta la actualidad y entre los años 2005 y 2007 se constituye como centro de práctica la comisión de delegados de la fábrica naval estatal Astilleros Río Santiago. En el año 2008, la cátedra incorpora al proyecto de las prácticas, al Movimiento Territorial de Liberación (M.T.L), el Frente Popular “Darío Santillán” (FPDS), y las comisiones internas de trabajadores del Hospital Francés, de la ciudad autónoma de Buenos Aires y la fábrica textil Mafissa, en el Partido de La Plata. Las prácticas de formación y la configuración de espacios profesionales en los Movimientos Sociales Podríamos hacer referencia a un primer momento en el desarrollo de prácticas de formación profesional con los movimientos sociales. El mismo consistió en iniciar la experiencia de trabajo apuntando a reconstruir el origen y la incipiente trayectoria política de cada Movimiento. Esta etapa coincide con la multiplicación de organizaciones de trabajadores desocupados en aquellos puntos del país afectados por el cierre de fábricas estatales de la magnitud de YPF (Salta, Jujuy y Neuquén) o de zonas cercanas a cordones industriales del gran Buenos Aires, que se fueron desmantelando en el proceso de privatizaciones. Maristella Svampa1 denomina a esta etapa como de constitución de los movimientos (1996-1998) donde se dan “los estallidos en distintas Svampa, Maristella- Pereyra, Sebastián “Entre la ruta y el barrio. La experiencia de las Organizaciones Piqueteras”. Biblos. Buenos Aires, 2003 1 provincias y los cortes multisectoriales hacia la autonomización de organizaciones de desocupados”. Desde 1993 hasta el 2002 se abre un ciclo de protesta social en la Argentina que algunos autores caracterizan como un proceso abierto en la pueblada de Santiago del Estero (Santiagazo 1993) y que va a cerrarse después de las jornadas de 2001. En este período las formas de organización fueron adquiriendo mayor sistematicidad dejando el escenario local para adquirir protagonismo a nivel nacional. El historiador Nicolás Iñigo Carrera afirma que en las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 están contenidas todas las formas de rebelión desarrolladas desde 1989 como proceso de resistencia a la política del gobierno de Carlos Menem. Para el autor, se trata de un ciclo de protesta inaugurado en 1993 donde “reaparecen las formas más elementales y primitivas en que se manifiestan los explotados”. Como parte de un ciclo que contiene avances y retrocesos, el autor identifica un ciclo ascendente en el fortalecimiento y propagación de las formas de lucha hasta el 2001 donde en este “Azo” de la Argentina distintas “fracciones y capas sociales se movilizan en el país produciendo la Insurrección espontánea que va a poner fin a un modo de ser (“que se vayan todos”), de la clase dominante. Con el Movimiento de Trabajadores Desocupados, primer movimiento donde participamos desde la Universidad, las prácticas giraron en torno a esa reconstrucción colectiva y al despliegue de proyectos ligados en un comienzo al problema de la salud. Entendida en clave preventiva se realizaron talleres de promoción de la salud en distintos barrios del movimiento. Más tarde, se delinearon políticas que abordaron la Educación Popular. La propuesta contenía cuatro niveles principales: Apoyo Escolar; Alfabetización de Adultos; Capacitación Política con los responsables de áreas del movimiento (comedores; huertas comunitarias, delegados generales); y Formación Política para militantes populares. Esta última experiencia se desarrolló en la Facultad de Trabajo Social, generalizándose para militantes de distintas organizaciones sociales, sindicales y estudiantiles enmarcada en un programa de extensión universitaria. En los primeros tiempos costaba visualizar cuál podía ser el aporte de estudiantes y docentes de Trabajo Social a los movimientos. La práctica no superaba un nivel de caracterización de los procesos organizativos que los mismos desplegaban. Se trataba de acompañar todas las instancias de organización interna, así como los planes de lucha de los movimientos organizados, sin encontrar elementos claros desde la profesión que permitan visualizar aportes específicos. Manteníamos una estrecha vinculación con los integrantes, referentes barriales y dirigentes, sustentada en una relación políticoideológica; donde el trabajo social se fortalecía fundamentalmente desde una clave militante. La cátedra acompañaba estos procesos desde una convicción ideo-política sustentada en la importancia de la lucha como elemento dinamizador de los cambios sociales necesarios para resistir al proyecto neoliberal. El trabajo social se fundía en esta etapa con los proyectos genuinos y diversos de los movimientos; todavía no contábamos con suficientes elementos de la experiencia, como de la teoría social para visualizar el proyecto profesional allí. Cabe recordar que las producciones más fecundas acerca del papel de los desocupados en la sociedad argentina como un nuevo tipo de movimiento social, constituido en un actor social, se desarrollan recién a partir de 2002, momento político donde la proyección de este movimiento alcanza el pico más alto, según lo describen Daniel Campione y Beatriz Rajland.2 Considerábamos en aquel momento que desde el Trabajo Social debíamos dar un salto superador de la experiencia y construir un espacio profesional para el tratamiento de los problemas sociales que abarcara la totalidad del movimiento. A partir de 2003, se conforman en distintos movimientos, espacios de intervención profesional a los que denominamos Áreas Sociales3, conformadas por profesionales y estudiantes de la disciplina.4 Comienza así, un segundo momento de configuración del espacio de formación profesional dedicado a trabajar las múltiples expresiones de la cuestión social, que tomaban cuerpo en la particularidad de las organizaciones y se singularizaban en las problemáticas sociales (desempleo, hambre, desnutrición, problemas de salud, judicialización de la vida cotidiana) que afectaban a las familias integrantes de los movimientos. Emprender esta iniciativa desde el Trabajo Social tuvo condiciones de posibilidad debido al particular momento por el que atravesaban fundamentalmente los movimientos de trabajadores desocupados y de las fábricas recuperadas, que podría caracterizarse como de consolidación de estas organizaciones. Para el caso de los movimientos de desocupados, es la etapa en la que llegan a administrar entre los años 2002-2003 cerca de 200.000 planes sociales o de empleo a nivel nacional.5 Los movimientos sociales alcanzaron un protagonismo central en el escenario del conflicto social, recuperando y resignificando métodos de protesta de la clase trabajadora en su devenir histórico, y constituyéndose en uno de los 2 Resulta significativo que durante las jornadas de protesta de junio de 2002 son asesinados dos dirigentes piqueteros: Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, bajo responsabilidad del aparato represor estatal en el gobierno de Duhalde, lo que le implicó a este último adelantar el llamado a elecciones y deponer su candidatura presidencial. 3 Se denomina de esta manera tomando como referencia a la organización interna del movimiento que estaba constituído por las áreas de administración, salud, alimentos, proyectos productivos, educación, y finanzas. Esta organización nos permitió visualizar la necesidad de un espacio específico. 4 Espacio integrado por los estudiantes de la materia Trabajo Social V; por docentes, supervisores en terreno de la misma cátedra y en algunos casos por egresados de la carrera. 5 Se denomina planes sociales a distintos planes como el ‘Trabajar’, ‘Plan de Empleo y Capacitación’, ‘Barrios Bonaerenses’, y ‘Jefes y Jefas de Hogar Desocupados’ que fueron implementados con fondos nacionales o provinciales como una política social orientada a hogares pobres con miembros sin trabajo. Esta política se masifica durante el año 2002 debido a una presión sostenida de las distintas organizaciones al gobierno de Duhalde. actores sociales fundamentales que denunciaban las consecuencias sociales de la política neoliberal. Particularmente, los movimientos de desocupados irrumpen socialmente llevando adelante un nuevo tipo de protesta en los cortes de ruta, que se asentará en experiencias participativas, innovadoras para la etapa y en el desarrollo de acciones comunitarias y productivas a nivel territorial. Las áreas sociales se abocaron en cada movimiento a abordar las problemáticas manifestadas en la dinámica de las condiciones concretas de existencia de sus integrantes, en la búsqueda de ampliación de los derechos sociales: la mejora de las condiciones de salud; la formación como una estrategia de fortalecimiento de las organizaciones, y para el caso de las fábricas y movimientos rurales, fundamentalmente las condiciones de trabajo, de salud y vivienda. En el plano de la implementación se realizaron múltiples actividades y proyectos bajo estas líneas de trabajo, poniendo en práctica un conjunto de instrumentos metodológicos algunos rediseñados y en otros casos, creados por los distintos equipos. Se requería desplegar de un modo peculiar un instrumental: como encuestas e informes sociales, registros de intervención, que permitiera registrar, visibilizar, y constituirse en el insumo para analizar los problemas sobre los que trabajamos y las propuestas de acción que fuimos construyendo con los sujetos. Tal como reconstruíamos en párrafos anteriores, la vinculación sistemática entre los movimientos y la profesión -desde la Facultad de Trabajo Social- comienza con las prácticas de formación profesional, aunque muy poco tiempo después se elabora un proyecto de investigación sobre Movimientos de Trabajadores Desocupados denominado “El movimiento de desocupados desde la perspectiva del trabajo social.”6 En la actualidad su continuidad está dada por el proyecto: “La especificidad del Trabajo Social en relación al Movimiento de desocupados”.El mismo se está desarrollando con un equipo integrado por docentes de distintas cátedras de la carrera, realizando, entre otras actividades, entrevistas en profundidad a referentes de movimientos de trabajadores desocupados de la Región, a fin de caracterizar la presente etapa. La extensión universitaria fue ocupando también un lugar de importancia para desarrollar experiencias desde el Trabajo Social en articulación con otras disciplinas. La Cátedra Libre “Soberanía Alimentaria”, se conforma en el contexto de la crisis del 2001, para articular el trabajo de equipos docentes de seis facultades de la universidad a fin de involucrarse en la conflictiva social, desde la problemática alimentaria. De esta experiencia devienen las prácticas de formación profesional con trabajadores rurales de la región y nuevos proyectos de extensión; entre ellos, el proyectote extensión: “Vivienda y Salud: un abordaje desde los derechos humanos con trabajadores rurales” (2006), 6 Proyecto financiado por el Programa de Incentivos a la Investigación y dirigido por el Dr. Antonio López, docente de la Cátedra Epistemología de la Ciencias Sociales. FTS. UNLP. “Consolidación de una red comunitaria en Salud con productores familiares del Parque Pereyra Iraola” (2007) y en la actualidad fue aprobado el Programa de Extensión: Hacia la construcción de Soberanía Alimentaria”. Con los trabajadores desocupados se continúa la experiencia de formación política para militantes de organizaciones sociales, estudiantiles y gremiales desarrollada desde el año 2002, implementando hasta el momento seis cursos de formación política. Con los movimientos de Derechos Humanos, hemos mantenido una relación estrecha desde comienzos de los años noventa por considerar que se constituyen en una expresión fundamental en el proceso de resistencia a la última dictadura militar hasta la actualidad. En el año 2007, en la convocatoria a Proyectos de Extensión Universitaria se presentó y fue acreditado un proyecto en articulación con uno de los organismos de derechos humanos de la región7. Cabe resaltar que a partir del 2001, y teniendo en cuenta esta experiencia de la Universidad Nacional de La Plata, comienzan a realizarse prácticas con movimientos sociales para la formación de trabajadores sociales, en otras unidades académicas del país.8 Fruto de estos proyectos definidos con mayor grado de pertinencia profesional, pudimos sostener y acrecentar estas experiencias. En este sentido se logró la incorporación de colegas profesionales rentados por el Estado para trabajar con algunos movimientos sociales9. Podemos caracterizar este tercer momento como la maduración de esta articulación junto a la necesidad de afianzar un estudio continuo con mayor solidez teórica acerca de las distintas expresiones regionales de los movimientos sociales. Es esta dirección se viene desarrollando desde el año 2006, el seminario curricular de grado: “Movimientos sociales: expresión del conflicto social”, destinado a estudiantes de la carrera, a fin de abrir un espacio de debate teórico respecto a los movimientos sociales. Como maduración de estas distintas iniciativas llevadas a cabo con Movimientos de la región, surge la necesidad de crear un espacio institucional que a su interior sintetice debates y producción de conocimiento sobre la temática. Este espacio denominado Área de Movimientos Sociales10, se propone problematizar la relación tensional que se expresa en los procesos de “Familiares de detenidos desaparecidos”. Sobre memoria y educación, denominado: “Construyendo la memoria colectiva: de Distrito a Facultad. Abordaje sobre la identidad y la memoria de la Facultad de Trabajo Social: un debate pendiente sobre el Ex Distrito Militar”. 8 Se registran experiencias de extensión, investigación y docencia en la Universidad Nacional de Comahue en Río Negro y Neuquén. En la Universidad de Buenos Aires, y la Universidad Nacional de Lanús se crearon algunos centros de formación profesional. Se deberá analizar en particular el proyecto de la Universidad Popular de Madres de Plaza de mayo desde el 2003 a la actualidad. 9 Se trata de la incorporación de trabajadores sociales en dos programas del Ministerio de Asuntos Agrarios destinados a productores agrarios, quienes son seleccionados por el Movimiento y empleados por el Estado. 10 Este espacio se viene desarrollando desde el año 2006 conformado por docentes, graduados y estudiantes abocados al estudio de los movimientos sociales. 7 articulación profesional con los movimientos sociales a través de la reconstrucción y análisis del conflicto social desde sus expresiones locales, elaborando un mapeo regional del conflicto. Se busca consolidar el debate teórico que permita producir aportes a la comprensión crítica de los movimientos sociales desde la particularidad del Trabajo Social. Esta propuesta se desarrolla en la actualidad, donde la situación de los movimientos de protesta transita un momento de desarticulación y retracción de la conflictividad social. Este proceso que afectó principalmente a los movimientos “piqueteros”, es producido a partir de la intervención espacial y política que se viene implementando desde el comienzo del gobierno de Kirchner y continúa con el actual gobierno. Estos gobiernos inauguran un tipo de tratamiento del conflicto sostenido por “… una política explícita de cooptación que ofreció a sectores del movimiento piquetero y otras organizaciones (junto a su incorporación) a una participación en la gestión estatal, y la inclusión en proyectos políticos tendientes a ampliar las bases de sustentación de la gestión presidencial”… Estos últimos gobiernos “se mostraron decididos a construir alianzas con parte de los nuevos actores, a condición de que moderaran la modalidad y frecuencia de sus protestas, y asumieran un grado de compromiso con la gestión pública.”11 Algunas reflexiones sobre la experiencia de articulación entre movimientos sociales y el trabajo social en la formación profesional Las características peculiares que fueron adquiriendo estas iniciativas, los debates instalados acerca de nuestro lugar en tantouniversitarios insertos en organizaciones sociales y la relación con el Estado; la importancia en la definición de estrategias –pertinentes- de intervención del Trabajo Social en un Movimiento Social, los condicionantes del ejercicio profesional en los mismos, son los nudos problemáticos principales que identificamos. Resulta necesario destacar que las experiencias con movimientos sociales realizadas durante estos once años se han constituido en espacios de formación para los estudiantes de Trabajo Social, como centros de práctica institucionalizados de manera continua. Las prácticas en estos espacios, vienen siendo fructíferas, no sólo para desarrollar una comprensión rigurosa del modo en que se presenta la radicalización de la cuestión social contemporánea, sino para el fortalecimiento de procesos organizativos en perspectiva de transformación social. En tal sentido, la cátedra tuvo la decisión político-académica de abrir y – mantener- centros de práctica en las mencionadas experiencias, involucrándose Campione, Daniel; Rajland Beatriz. “Piqueteros y trabajadores ocupados en la Argentina de 2001 en adelante. Novedades y continuidades en su participación y organización en los conflictos. EN: Caetano Gerardo (comp). Sujetos sociales y nuevas formas de protesta en la historia reciente de América Latina. CLACSO. Buenos Aires. 2006. 11 así, en los acontecimientos sociales y poniendo a disposición su conocimiento y su práctica para articularlo a las “nuevas” demandas sociales que realizaban estos grupos. Se trató de contemplar las demandas que Carlos Montaño denomina como demandas emergentes. En la medida en que la profesión reconoce e incorpora las mismas, puede “establecer nuevas propuestas interventivas, nuevas respuestas (y por lo tanto, nuevas prácticas y campos profesionales) y tal vez una nueva racionalidad, funcionalidad y legitimación”.12 Desde la inscripción de estas experiencias como constitutivas de campos emergentes para la profesión, las mencionadas prácticas generaron las condiciones para la creación y desarrollo de las Áreas Sociales. Fruto de la implementación se obtuvieron algunos logros como el reconocimiento estatal de instrumentos metodológicos, como encuestas e informes sociales realizados por los equipos de trabajo, dirigidos a viabilizar recursos materiales o institucionales. Otro de los avances se relaciona con la articulación con organismos estatales, -no sólo a nivel de las instancias decisorias, sino con colegas trabajadores sociales y equipos interdisciplinarios de diversas instituciones del Estado-, a fin de construir respuestas a necesidades de los integrantes del movimiento en diferentes esferas como la educación, la salud, la asistencia y seguridad social. La dimensión política en estas prácticas, cobra preeminencia, por el hecho de tratarse de organizaciones sociales que surgen y se desarrollan desde diversas tendencias ideo-políticas, plasmada en programas que sumariamente podríamos caracterizar como de tipo antineoliberales y/o anticapitalistas. La potencia de estos proyectos hace que se establezca una aproximación o identificación política de los estudiantes con los movimientos muchas veces idealizada, donde se dificulta la construcción de mediaciones entre el pasaje de militancia y práctica profesional. Se nos presenta en este punto un desafío: potenciar el carácter profesional y ubicar claramente la distinción y los puntos de encuentro entre práctica militante y práctica profesional. Indagar esta cuestión nos remite a la trayectoria histórica del Trabajo Social en su vinculación con las organizaciones sociales, donde indefectiblemente aparece -y fue necesario desmontarlo en la praxis- que estos grupos mantenían una relación conflictiva y de desconfianza hacia los trabajadores sociales, asociada al control de familias. Revisar este lastre en el que se reproduce con fuerza la tendencia conservadora, nos remite a lo que Paulo Netto denomina conexión reactiva entre el trabajo social y el proletariado. El tratamiento de los movimientos sociales no se encuentra por fuera del desarrollo y devenir de las clases sociales subalternas que disputan la direccionalidad social, y que buscan afirmarse como proyectos societales que 12 Montaño, Carlos. La naturaleza del servicio social: un ensayo sobre su génesis, su especificidad y su reproducción. Cortéz Editora. San Pablo. 2000 construyan en su horizonte una sociedad con mayor apropiación de la riqueza socialmente producida. Es decir, cómo pensar el encuentro de una profesión que aún conserva un accionar de control y disciplinamiento, con los propios movimientos que han sido en las últimas décadas quienes han enfrentado desde su organización el carácter barbarizante y excluyente del capitalismo en la actualidad? Si se trata de una profesión cuya historia la colocó en la atención de las problemáticas obreras como ejercicio de disciplinamiento, realizando un tratamiento “disperso” y “pulverizado” de la cuestión social, ubicarnos en el lugar opuesto, es decir, poder formar parte de procesos que multipliquen y fortalezcan el desarrollo de la lucha de clases en forma abierta, no puede ser realizado sin producir importantes rupturas con ese adjudicado lugar. Si las rupturas abiertas en el período de la reconceptualización, se asentaron sobre presupuestos políticos-ideológicos, hoy se hace necesario consolidarlas en términos teórico-metodológicos y ético-políticos, para enriquecer la disputa de proyectos al interior del colectivo profesional. Estas rupturas profesionales, aún en procesos embrionarios, conllevan para la práctica de los estudiantes, la condición de ocupar un lugar de vanguardia al interior de la profesión al avanzar en una construcción relativamente novedosa para este colectivo profesional. En relación a las condiciones de las prácticas resulta significativo refirmar que los referentes profesionales que orientan y acompañan los procesos formativos de los estudiantes, son los propios docentes de la cátedra o egresados de la Facultad. Hasta el momento sólo en casos aislados se ha obtenido financiamiento estatal para la contratación de trabajadores sociales. Aquí encontramos dos problemas de debate centrales. Por un lado la condición de falta de salario para el profesional que interviene desde el área social en el movimiento. La precariedad en este aspecto proviene de tratarse de un campo abierto recientemente y que aún no logra su legitimación funcional en el estado. El marco funcional es la propia Universidad Pública desplegada en sus áreas básicas de docencia, extensión e investigación lo cual implica, desde el punto de vista estrictamente de la condición de trabajador asalariado, un cierto grado de voluntarismo. Por otro lado, resaltamos los problemas que esta condición acarrea para la formación. La inexistencia del espacio socio-ocupacional al interior de movimientos sociales produce un distanciamiento entre profesión y ejercicio profesional: los estudiantes formados en estos espacios no encontrarán, al graduarse, hasta el momento, oportunidades de empleo a fin de desarrollar la profesión en el seno mismo de las propias organizaciones. Cabe aclarar que se trata de un campo nuevo desde la estricta óptica de trabajar al interior de un movimiento social, pero no es novedoso desde la implementación de políticas sociales que tienen como destinatarios a los distintos movimientos. Se han implementado, -y con más énfasis en los últimos años- un conjunto de políticas sociales destinadas a los mismos, desde instancias centralizadas a nivel gubernamental. Cabe resaltar que gran parte de estos programas se han establecido a partir de las demandas sociales de las organizaciones, pero absorbidas por el Estado, en los se reproducen relaciones clientelares y asistencialistas. Es en estos programas en los que el trabajo social ha encontrado ampliación de las ofertas laborales, constituyéndose en un campo de intervención profesional permeado de condicionantes y al mismo tiempo de oportunidades para ampliar su autonomía relativa en función de generar estrategias dirigidas a la defensa y efectivización de derechos sociales con los movimientos sociales con los cuales trabaja. Esta potencialidad cobra fundamental importancia para el colectivo profesional, si partimos de la necesidad de construir un diálogo crítico entre movimientos y trabajo social, ya sea desde los espacios de formación académica como los que se configuran en términos del ejercicio profesional. Hacia un diálogo crítico entre movimientos Sociales y Universidad A partir de estas reflexiones consideramos que podemos fortalecer un dialogo crítico entre Movimientos Sociales y Trabajo Social propiciando: Fortalecer y profundizar desde el ámbito académico proyectos de formación profesional ligados a movimientos sociales de diverso tipo. Fortalecer e impulsar desde el ámbito académico proyectos de investigación, de extensión y tesis de posgrado con los movimientos sociales13. Promover el intercambio y la formación permanente entre los miembros del colectivo profesional que trabajan con Movimientos Sociales. Impulsar al interior de los movimientos la configuración y consolidación asesorías técnicas. Las diferencias entre los espacios clásicos de intervención institucional, direccionados por las políticas sociales que el Estado implementa y, en cambio, lo que estos nuevos actores proponen, implica situarnos en un escenario definidamente distinto. La dinámica de funcionamiento autónomo combinada con modalidades de organización comunitaria les confiere a estos movimientos sociales, características claramente participativas. Esto obliga a confrontar al trabajador social con un espacio de intervención no institucionalizado, donde recibe una demanda masiva (problemas de salud, alimentación, educación, vivienda, etc.) que deberá abordar sin la contención institucional propia de la intervención tradicional. 13 Si bien los mismos se han constituido en tema de investigación para las ciencias sociales en general, escasas son las producciones desde el trabajo social. Aquí se invierte la direccionalidad del proceso tradicional instituido por el Estado; la Sociedad Civil adquiere protagonismo exigiendo la dialectización de la relación. El ejercicio de su práctica profesional tradicional es puesto en cuestión, al mismo tiempo que la sitúa frente a la trama que define las peculiaridades de su intervención. Ubicar estos rasgos distintivos, no supone comprender la relación entre Movimientos Sociales y Trabajo Social, desde pares dicotómicos, vale decir “un trabajo social con los movimientos” y “un trabajo social en las instituciones del Estado”, sino desentrañar los elementos constitutivos de estas experiencias profesionales, las cuales se prefiguran en tanto prácticas instituyentes para el colectivo profesional. Estas experiencias nos ofrecen los emergentes para la construcción de mediaciones conceptuales que descifren los actuales procesos de organización de los movimientos sociales y organizaciones de los trabajadores y los proyectos societales en los que estos se inscriben. El Trabajo Social puede ubicarse en el universo de los derechos sociales, fortaleciendo los procesos de organización y democratización de los grupos y movimientos sociales y aportar a la defensa y reclamo por la efectivización de los derechos humanos. La experiencia del Trabajo Social en los movimientos sociales nos reafirma en la idea que como organización social novedosa y altamente creativa, nos aporta innumerables elementos en la comprensión rigurosa de la cuestión social. Las formas de lucha de los sectores subalternos, en el ejercicio de derechos sociales posibilita la construcción de estrategias de intervención acordes a la magnitud e intensidad de los problemas que enfrentamos. Entendemos que el mayor aprendizaje que pudimos realizar se asienta en la posibilidad que el devenir de estas prácticas sociales se encuentre con los proyectos sociales que contemplen en su horizonte aspiraciones societales para la emancipación. “No se contraponen los nuevos movimientos sociales con ese rol político e histórico de la clase obrera, sino que son parte de un mismo torrente” Bibliografía: ALAYON, NORBERTO (org.) . Trabajo Social Latinoamericano. A 40 años de la Reconceptualización. ED. Espacio. BS. AS. 2005. ALMEYRA, GUILLERMO La protesta social en la Argentina.1990-2004).ED. Continente. BS. AS. 2004. ANTUNES, RICARDO. Adiós al Trabajo. Cortéz Editora. 2004 BORGIANNI, ELISABETE, GUERRA, MONTAÑO, CARLOS: Servicio Social Crítico. Hacia la construcción del nuevo proyecto ético-político profesional. Cortéz Editora. San Pablo. 2003. BORÓN, ATILIO. (Editor) REVISTAS del Observatorio Social de América Latina. Números 10/11/12/13/14/15/16/17/18. 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