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Domingo XXIII del Tiempo Ordinario 4 de setiembre 2016 Hermanos. Reciban nuestra más cordial bienvenida a esta Eucaristía. La mesa del Señor y de su Palabra está a nuestra disposición. Comenzamos el llamado Mes de la Biblia, que desde hace veintitrés años, se ha venido celebrando en Costa Rica y cuyo lema es: “Jesús, el rostro de la misericordia”, dentro del Año Jubilar de la misericordia del Padre, convocado por el Papa Francisco. Hoy la Palabra de Dios nos presenta a Jesús invitando a todos a seguirlo de forma radical, por encima de los afectos familiares y del apego a los bienes materiales. Dispongamos a abrir nuestros corazones para celebrar esta primera Eucaristía dominical, del Mes de la Biblia. Monición general a la Palabra de Dios (a todas las lecturas) La Palabra de Dios en esta celebración dominical, nos presenta a Jesucristo, como aquel que merece ser amado y preferido por sobre los afectos familiares y las cosas materiales, dejando de lado los pensamientos mortales y mezquinos, que dice el libro de la Sabiduría. O también a cada una de las siguientes lecturas: Monición a la Primera Lectura El autor del libro de la Sabiduría enseña que los designios de Dios son inescrutables y nuestros pensamientos, muchas veces, limitados y mezquinos. Monición al salmo responsorial Aclamemos a Dios, que es refugio de su pueblo, de generación en generación, entonando la aclamación que dice: antífona del salmo Monición a la Segunda Lectura San Pablo, al escribir a Filemón una carta de recomendación, le pide que reciba a Onésimo como si fuera su hijo amado, como hermano y como a alguien muy querido, ya no como esclavo. Monición al Evangelio La gente que sigue a Jesús es conminada por Jesús a posponer a su familia y a renunciar a sus bienes. Y con la comparación de la torre inacabada y del rey que envía embajadores de paz, Jesús enseña que para seguirlo radicalmente, “hay que saber echar sus cálculos”. Enseñanzas que hoy valen para nosotros. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús nuestras oraciones e intenciones con toda confianza, respondiendo: ¡Escúchanos, Padre! Por la Iglesia de Cristo; por todos los que hemos recibido la luz y la gracia de Dios, por los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación. OREMOS Por el Papa Francisco, los obispos, los sacerdotes y los diáconos, para que no se cansen de anunciar el evangelio de salvación. OREMOS Por nuestros gobernantes, para que sus decisiones no incrementen, aún más, la pobreza de nuestras naciones, sino que trabajen por el progreso de todos los pueblos. OREMOS Por los hombres y mujeres que, sin creer en Jesucristo, trabajan al servicio de los demás. OREMOS Que en este mes de la Biblia, tanto en nuestras familias como en las comunidades cristianas, sepamos acoger la Palabra de Dios, en especial, en la Escritura santa, tanto en nuestra reflexión como en todas nuestras celebraciones. OREMOS. Por la paz en Costa Rica y en mundo, en este mes de la patria, por la justicia y la solidaridad con los más desfavorecidos. OREMOS. Por todos nosotros, por los que participamos en esta Eucaristía, para que podamos seguir fielmente a Jesucristo, renunciando a todo aquello que nos impida amarlo. OREMOS Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta, para que nunca dejes de atenderlas. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos al Señor, junto con el pan y el vino, todas nuestras intenciones de corazón, para que sean transformadas por el Espíritu Santo, en ofrenda agradable al Padre. Monición a la Comunión Acerquémonos con alegría y confianza, a recibir la Eucaristía, con la esperanza de que el Pan de la Vida nos ayude a vivir de corazón, lo que hemos aprendido en su Palabra. Monición de despedida (optativa) Habiendo participado de la Palabra y de la Eucaristía, que el Evangelio de este domingo, nos ayude a seguir de corazón a Jesús, a compartir su vida y a ser coherentes con sus exigencias. Domingo XXIV del Tiempo Ordinario Domingo 11 de Setiembre 2016 Monición de entrada Una vez más nos reunimos en esta Eucaristía, para escuchar la Palabra de Dios y participar del banquete de los hermanos. En el Evangelio de este domingo, escucharemos las parábolas de la misericordia, tan conocidas por todos, de labios de Jesús, con la que nos enseña acerca de la misericordia del Padre, manifestada en el trato que él ha tenido con los pecadores y marginados. Que sus enseñanzas nos ayuden a vivir especialmente este año Jubilar dedicado a la misericordia de Dios, nuestro Padre amoroso. Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Se ponen de pie, por favor. Monición general a la Palabra de Dios (a todas las lecturas) Tanto la primera lectura como el Evangelio de hoy, se nos presenta la misericordia de Dios, manifestada a Israel, siendo un pueblo infiel a la alianza, como en la persona de Cristo que, con su vida y enseñanzas, muestra el rostro misericordioso del Padre Celestial. O también a cada una de las siguientes lecturas: Monición a la Primera Lectura Pese al pecado de idolatría del pueblo de Israel, cometido a lo largo de su historia, Dios ha sabido perdonarlo, acompañarlo y manifestarle su corazón misericordioso. Monición al Salmo Responsorial ¡Me pondré en camino adonde esta mi padre! Es la expresión y resolución confiada del hijo pródigo, cuando decide regresar a la casa de su padre, como veremos en el Evangelio. Unámonos a la Iglesia confiada que canta al Señor, entonando (o cantando) este salmo penitencial. Monición a la Segunda Lectura San Pablo se presenta en esta segunda lectura, como aquel fariseo intachable que habiendo perseguido a la Iglesia, ahora se presenta como apóstol y ministro de Cristo, quien le confió el ministerio de evangelizar y dar a conocer la salvación de Jesucristo. Monición al Evangelio Las tres parábolas de la misericordia, que tantas veces hemos escuchado, nos recuerdan el amor de Dios y su misericordia, que en la persona de Jesucristo, ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido. Escuchemos con un corazón abierto y un oído atento, las enseñanzas acerca de la misericordia del Padre. Oración de los fieles Celebrante: A Jesucristo, el Siervo del Señor, el Mesías glorificado en el madero de la cruz, dirijamos nuestras oraciones, diciendo todos: “Ten misericordia de nosotros, Señor”. 1. Tú, Señor, que acogiste a los pecadores y comiste con ellos, atrae hacia ti los corazones de los perdidos y marginados. Roguemos al Señor. 2. Tú, Señor, que enseñaste que tu Padre es un Dios acogedor y cariñoso, en cuyo corazón rebosa el perdón y la misericordia, haz que lo descubramos misericordioso y cercano, en la Iglesia. Roguemos al Señor. 3. Tú, Señor, que fuiste criticado por ser cercano, compasivo y misericordioso con todos. Ayúdanos a ser misericordioso, especialmente con aquello que más necesitan de nuestro perdón y compasión. Roguemos al Señor. 4. Tú, Señor, que te encaminaste a Jerusalén para sufrir tu pasión y ser glorificado en tu resurrección. Concede a nuestra patria la prosperidad, el progreso y el entendimiento entre todos los ciudadanos. Roguemos al Señor. 5. Tú, Señor, que elegiste a San Pablo, para ser ele evangelizador de los pueblos, al llamarlo en el camino de Damasco, con su intercesión, haz que cesen las persecuciones contra la Iglesia. Roguemos al Señor. 5. Tú, Señor, que hablaste del Padre misericordioso en tus parábolas, haza que, en este Año Jubilar de la misericordia, descubramos el rostro amoroso de Dios, en medio de nuestras debilidades y pecados. Roguemos al Señor. Celebrante: Oración conclusiva (Tomada de B. Caballero: La Palabra cada domingo) Te bendecimos, Señor, Padre santo, porque has puesto la salvación del género humano en el árbol de la cruz, para que, donde tuvo origen la muerte, de allí resurgiera la vida. Y el que venció en un árbol, fuera en otro árbol vencido Es la cruz de Cristo donde tú, Padre, demuestras tu amor hacia nosotros, pues no hay mayor prueba de amor que dar la vida. Así la cruz es semilla de liberación en el corazón del que ama. No permitas, Señor, que nos gloriemos si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo con sus pasiones, está crucificado para nosotros y nosotros para el mundo. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Pongamos en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, nuestros deseos de entrega y servicio a Cristo, que se nos da en comida y bebida de salvación. Monición a la Comunión Recibamos con fe viva y esperanza el Pan de la Vida que es Jesucristo, que ha venido a alimentarnos con su Eucaristía. Monición de despedida (optativa) Habiendo participado de la Eucaristía, pidamos sinceramente a Cristo, el Señor, que cada día nos permita descubrir su rostro misericordioso, tanto por su palabra, como por sus gestos de perdón, que se nos otorga en la Iglesia, especialmente en este Año Jubilar de la misericordia del Padre. Moniciones Domingo XXV del Tiempo Ordinario 18 de Setiembre 2016 Monición de entrada Una vez más nos reunimos en comunidad, para participar en la Eucaristía, que nos reúne como un solo cuerpo en Jesucristo, a quien hoy escucharemos contando a sus discípulos, la parábola del administrador astuto, para dejar claro que debemos poner los bienes al servicio de los demás y no esclavizarnos al servicio del “dios dinero”. De pie, por favor, para comenzar nuestra celebración. Monición general a la Palabra de Dios (a todas las lecturas) Tanto la primera lectura como el Evangelio de hoy, se nos presenta, tanto una denuncia del profeta Amós contra los ricos de Israel, que explotaban al pueblo, como la enseñanza de Jesús que, al contarnos la parábola del administrador deshonesto, nos advierte acerca del mal uso de las riquezas. O también a cada una de las siguientes lecturas: Monición a la Primera Lectura El profeta Amós, profeta de la justicia, denuncia con fuerza y valentía de las injusticias de los ricos de su tiempo, denuncia que, en buena parte, hoy también quiere llamar la atención de quienes ostentan la riqueza y el poder. Monición al Salmo Responsorial A este Dios que defiende la vida de los pobres y marginados, aclamémoslo con fe y alegría, pues Él levanta del polvo a los humildes, diciendo todos: antífona del salmo Monición a la Segunda Lectura San Pablo nos invita a rezar por los gobernantes y los que detentan el poder, para que sepan reconocer el trabajo de los cristianos, en pro de la justicia y del entendimiento de la humanidad. Atendamos a esta enseñanza de la segunda lectura Monición al Evangelio Jesús nos presenta los “malabares” que hace un administrador injusto, enseñando que los cristianos debemos poner los bienes, al servicio de una causa noble, sin dejarse guiar por el materialismo. Escuchemos, de boca de Jesús, lo que les dijo en ese momento y lo que hoy nos enseña a nosotros. Oración de los fieles Celebrante: Señor Jesús, tú nos has enseña en este domingo, a seguirte con un corazón libre del afán de poder y de ambición. Por eso te pedimos: ¡Señor Jesús, haznos dóciles a tu Palabra! Señor, te pedimos por el Papa Francisco, los obispos, sacerdotes y todos los que has llamado a trabajar en la Iglesia, para que continúen fielmente su labor de anunciar la Buena Noticia. OREMOS Señor, te pedimos por los políticos, los gobernantes y los que tienen en sus manos el poder económico, para que trabajen por el bien común de nuestros pueblos y nunca se dejen llevar por el afán de poder, de ambición o de prestigio. OREMOS Señor, te pedimos por los labradores y todos los que viven y trabajan de los frutos de la tierra y del mar, para que gocen de su esfuerzo y puedan disfrutar de una vida digna. OREMOS Señor, te pedimos por los enfermos y por todos los que se ocupan de su salud, para que experimenten en sus sufrimientos, el consuelo y la participación en la tarea redentora de Jesucristo. OREMOS Señor, te pedimos por Costa Rica, en este mes de la patria, para que la conduzcas por los senderos de la paz, el progreso y la justicia, en la búsqueda del bien común. OREMOS Señor, te pedimos en este mes de la Biblia, que tu Palabra sea acogida, celebrada, leída y meditada en nuestras comunidades y familias, en especial, en la celebración de la Eucaristía. OREMOS. Celebrante: Padre Celestial, dueño de la viña, acoge estas plegarias que el pueblo te eleva y no dejes nunca de enviar obreros a tu mies. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos a Dios en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, nuestras vidas e intenciones como ofrendas agradables al Padre. Monición a la Comunión Acerquémonos a la comida que es la Eucaristía, para que al recibir el Pan de Vida, celebremos a Cristo, que hoy nos invita a participar de la mesa de los hermanos. Monición de despedida (optativa) Estamos contentos de haber celebrado la Eucaristía, en este día en que la Palabra de Dios, nos ha enseñado que los bienes materiales, bien utilizados, nos pueden abrir, de par en par, las puertas del cielo. Que nuestra vida sea transparente en el camino de la Iglesia, en lo que hacemos por Jesucristo y por los demás, sin dejarnos tentar por el afán de las cosas terrenas. Domingo XXVI del Tiempo Ordinario 25 de setiembre 2016 Monición de entrada Reciban nuestra más cordial bienvenida a esta Eucaristía, en este último domingo del Mes de la Biblia, donde la Palabra de Dios quiere enseñarnos que los bienes materiales, deben servir a quienes más los necesitan, desde una denuncia profética de Amós y desde una parábola catequética en boca de Jesús, acerca del llamado: “El rico epulón y Lázaro el pobre”. Participemos con alegría de esta Eucaristía. En pie, cantamos: Monición general a la Palabra de Dios (a todas las lecturas) La Palabra de Dios nos presenta unas palabras de condena contra los ricos avarientos, en la primera lectura y en el Evangelio, con la parábola del rico epulón. O también a cada una de las siguientes lecturas: Monición a la Primera Lectura Escucharemos ahora una denuncia valiente del profeta Amós, contra los ricos indolentes de Israel. Monición al salmo responsorial Dios da pan a los hambrientos y sustenta al huérfano y a la viuda, los marginados de Israel. Cantemos al Señor, pidiéndole que haga justicia en este mundo desigual, diciendo todos: Monición a la Segunda Lectura “Practica la justicia, la religión, la fe y el amor, dice san Pablo a Timoteo. A su vez nos enseña que estas virtudes, pueden ser las señales precisas para los cristianos de hoy día, que verdaderamente caminamos por las verdaderas sendas. Monición al Evangelio Con la parábola del rico epulón o comilón, y Lázaro el pobre, Jesús nos advierte en la suerte de aquellos que ponen su confianza en sus bienes y se olvidan de los pobres. ¡Ay de ellos!, dice Jesús, ¡porque están saciados! Una parábola que no ha perdido actualidad entre nosotros. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos al Señor en este domingo, nuestras oraciones diciendo: ¡Escucha, Señor y ten piedad! Para que todos, pastores y fieles, sepamos reconocer la acción del Espíritu, que se manifiesta también fuera de la Iglesia. Oremos. Por los gobernantes de los países ricos, para que promuevan una justicia ajustable a todo el mundo, por encima de intereses privados de empresas, clases sociales, países o partidos políticos. Oremos. Para que, en estos tiempos de crisis, los ricos sean conscientes de su deber para con los pobres; que los bienes de este mundo lleguen a todos y puedan disfrutar de una vida digna. Oremos. Por todos los cristianos, para que tengamos un corazón abierto a todos, sin hacer distingos de nadie. Oremos. Por nuestras comunidades, grupos y familias, que han celebrado este mes de la Biblia, para que hayan acogido en sus vidas la Palabra de Dios, haciéndola vida en sus vidas. Oremos. Por nuestra parroquia o comunidad cristiana, para que nunca utilice el culto como excusa para desentenderse de los más pobres y necesitados. Oremos. Celebrante: Todo esto te lo pedimos, porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos al Señor, junto con el pan y el vino, nuestras vidas y nuestras intenciones, para que el Señor nos ayude a vivir en comunión con Él y con los demás. Monición a la Comunión Acerquémonos con confianza a recibir la Eucaristía, para que el Pan de la Vida que es Cristo, nos dé la fuerza de ser atentos a sus enseñanzas. Monición de despedida (optativa) Con diversas enseñanzas, la Palabra de Dios en este domingo nos ha hablado de evitar el pecado de avaricia y autocomplacencia en los bienes materiales, para saberlos compartir con quienes más los necesitan. Vivamos, pues, de corazón, todo lo que hemos aprendido y celebrado en esta santa misa.