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1 TEMA Nº 9. LA CONSTITUCIÓN INGLESA, ORIGEN Y CARACTERÍSTICAS INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA CONSTITUCIONAL INGLESA ÍNDICE I. Nociones previas. II. La Inglaterra anglosajona (450 a 1066). II.1. La llegada de los anglos y de los sajones (mediados del siglo V y siglo VI). II.2. La “Heptarquía” anglosajona (siglos VII, VIII y dos primeros tercios del IX). - La evangelización de Inglaterra (siglo VII). II.3. La ocupación danesa (último tercio del siglo IX-1042). II.4. Reunificación anglosajona bajo Eduardo el Confesor (1042-1066). III. La Inglaterra Normanda: los orígenes del “constitucionalismo” (1066-1215). III.1. Guillermo el Conquistador y el primer Estado inglés (1066-1087). III.2. Enrique II Plantagenet o la consolidación del Estado y los orígenes del “Common Law”(1154-1189). III.3. Juan I “Sin Tierra” (1199-1216) y el primer texto constitucional de la Historia de Inglaterra. IV. Surge el Parlamento inglés (1264-1485). IV.1. Enrique III (1216-1272) y los orígenes del Parlamento. a) Impopularidad del rey. b) De la Curia regis al Parlamento de Westminster (hacia 1250). c) El golpe de estado de Simón de Monfort (1258-1259). IV.2. Los representantes de las ciudades entran en el Parlamento de Westminster (1264-1307). a) Una primera entrada excepcional (1264). b) Eduardo I (1272-1307) se apoya en las ciudades para contrarrestar el poder de los nobles. IV.3. El Parlamento depone al rey (1327). IV.4. La Guerra de los Cien Años y la consolidación de la estructura bicameral del Parlamento inglés (1346-1455). a) El inicio de la Guerra de los Cien Años y la expansión inglesa en Francia. b) Consecuencias constitucionales de la guerra: el surgimiento de la Cámara de los Comunes (hacia 1350). c) El Parlamento cambia de dinastía (1399). IV.5. La Guerra de las Dos Rosas y la consolidación del papel arbitral del Parlamento (1455-1485). V. Los Tudor someten al Parlamento pero consolidan el Estado (1485-1603). V.1. Orden, autoridad y formación de una burguesía pudiente. V.2. La política religiosa de los Tudor. V.3. El uso discrecional de la “prerrogativa regia”. VI. El Parlamento se impone a la Monarquía: Los Estuardo y las dos revoluciones inglesas (1603-1688). VI.1. Los presupuestos del conflicto entre el Parlamento y el Rey. VI.2. Estalla el conflicto bajo el reinado de Carlos I (1625-1649). VI.3. La victoria de Cromwell y la Inglaterra republicana (1649-1660). 1 2 VI.4. La restauración de los Estuardo y sus consecuencias constitucionales (16601688). a) El Parlamento se organiza: surge el régimen de partidos. b) La ley de Habeas Corpus (1679). VII. La consolidación constitucional del principio de sumisión de la Monarquía al Parlamento (1688-1714). VII.1. La segunda (y última) revolución inglesa (1688). VII.2. La Declaración de derechos (1689). VII.3. La Ley del Establecimiento (1701) o cómo el Parlamento prohibió que los reyes de Inglaterra pudiesen ser católicos. VII.4. Ana I (1702-1714): la formación del “Reino Unido” y la consolidación de la preeminencia legislativa del Parlamento. a) Surge el Reino Unido (1707). b) La consolidación consuetudinaria de la preeminencia legislativa del Parlamento. VIII. El advenimiento de la dinastía de Hanover y la formación del régimen parlamentario (1714-1832). VIII.1. La consolidación de la nueva dinastía: El final del "jacobismo". VIII.2. El surgimiento del régimen parlamentario. a) De la monarquía constitucional a la monarquía parlamentaria. b) Los orígenes lingüísticos del régimen parlamentario. c) Sir Robert Walpole (1721-1742) y la consolidación consuetudinaria de la figura del "primer ministro". d) William Pitt el viejo, ministro a pesar del rey (1757). e) Jorge III y el último intento absolutista en Inglaterra. El asunto Wilkes. La independencia de los EEUU y el fin del absolutismo en Inglaterra. f) William Pitt el Joven (1783-1801), un ministro impuesto por el rey, consolida el régimen parlamentario. IX. La democratización del régimen parlamentario (1832-1928). IX.1. El régimen parlamentario como instrumento político de la oligarquía inglesa. IX.2. Los conservadores en el poder (1815-1830). IX.3. La reforma electoral de 1832. Renovación de los partidos. IX.4. Hacia el sufragio universal. a) La reforma electoral de 1867. b) La normalización de la alternancia (1868-1880). Las reformas de 1872 y 1884. IX.5. Por fin el sufragio universal (1918-1928). 2 3 INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA CONSTITUCIONAL INGLESA I. Nociones previas. Geográficamente Inglaterra se encuentra en la isla de Gran Bretaña. Por eso sus primeros habitantes fueron los “Bretones”. Contra ellos lucharon los romanos. Primero con Julio César que desembarcó en el 54 a. de C. Aunque Inglaterra no fue conquistada hasta el siglo I de. C una vez que el emperador Claudio inició la conquista total de la isla, a partir del 43 d. C. Al menos la parte central correspondiente a Inglaterra, pues el Norte se dejó por imposible, hasta el punto de que el emperador Adriano en el 122 ordenó construir un muro (limes hadrianus) para separar la Inglaterra romana de la tierra de los Pictos y Escotos (hoy Escocia). No puede hablarse de Inglaterra hasta que en el siglo V la isla es ocupada por invasores germánicos los “Anglos” (Inglaterra es la “Tierra de los anglos”) y los “Sajones”. A partir de 1707, fecha de la incorporación política de Escocia se habla de “Reino de Gran Bretaña”. También se habla de “Albión”. El término “albión” viene de “Albus” (blanco) y hace referencia al color de los acantilados de Dover que se ven al llegar en barco desde el continente. II. La Inglaterra anglosajona (450 a 1066). II.1. La llegada de los anglos y de los sajones (mediados del siglo V y siglo VI). Hacia el 450 los romanos abandonan la isla de Gran Bretaña. Es el momento en el que empiezan a llegar a la isla los primeros pueblos germánicos procedentes de Germania: los anglos y los sajones. Los bretones son desplazados a las zonas montañosas: Escocia, País de Gales –donde a su llegada se forma el origen de la leyenda del Rey Arturo y los caballeros de la Mesa redonda-, Cornualles, Irlanda, e incluso en el Continente – concretamente en “Armorica” hoy llamada Bretaña en la Francia actual-. Hacia el año 500 las tribus germánicas se reúnen en pequeños reinos de límites geográficos aún indefinidos, dirigidos por monarcas efímeros, por lo que estos reinos a menudo desaparecen tras la muerte del rey que había conseguido formar la correspondiente confederación de tribus en un territorio determinado. II.2. La “Heptarquía” anglosajona (siglos VII, VIII y dos primeros tercios del IX).. En el curso de los siglos VII y VIII los pequeños reinos van precisando sus límites. Pronto va a consolidarse un reino en el Norte separado del Sur por el río Humer, motivo por el que el territorio recibirá el nombre de “Northumbria”, que será ocupado por los anglos. En el Sur se formarán hasta 6 reinos: Kent (ocupado por los Jutos), Mercia y Estanglia (ocupados por los anglos), Essex, Sussex y Wessex (ocupados por los sajones). Al conjunto de los 7 reinos los historiadores le han dado el nombre de “Heptarquía”. Los reinos de la Heptarquía van tratando sucesivamente de imponer su hegemonía. En el siglo VII esta corresponde a Nortumbria. En el VIII el reino más importante es Mercia que se extiende hasta Cornualles. Entre el 802 y el 839 es el rey de Wessex, Egberto, -que había sido educado en la Corte de Carlomagno- quien logra imponer su dominio al conjunto de los reinos anglosajones. 3 4 La evangelización de Inglaterra (siglo VII). A partir del siglo VII llega –muy tardíamente si se compara con el continente- el cristianismo a la isla de Gran Bretaña, gracias a la predicación de monjes procedentes del sur de Europa. El movimiento evangelizador arraigará profundamente en Inglaterra e Irlanda, donde se fundan entonces numerosos monasterios. A partir del siglo VIII serán los monjes ingleses e irlandeses los que a su vez se desplacen al continente (Germania y Europa del Norte) para iniciar una nueva oleada evangelizadora. II.3. La ocupación danesa (último tercio del siglo IX-1042). A partir del último tercio del siglo IX la isla de Gran Bretaña es invadida por pueblos venidos del norte de Europa (normandos, hombres del norte), concretamente por Daneses. Estos ocupan rápidamente el Norte y el Este de la actual Inglaterra, a pesar de la resistencia que opone el rey de Wessex Alfredo el Grande (871-899). Como consecuencia de la ocupación danesa a partir del siglo X Inglaterra queda dividida en dos por una línea imaginaria que va de Chester a Londres. Al Este de dicha línea se encuentra la tierra danesa (Danelaw), al Oeste el territorio anglosajón. La presencia danesa en Gran Bretaña llega a su punto culminante con el rey Cnut el Grande (10161036) quien logra imponer su férula sobre el Norte de Gran Bretaña, Dinamarca y Noruega. La ocupación danesa contribuye a estructurar los reinos anglosajones del Suroeste ya que a partir del reinado de Ethelred (978-1016) los reyes anglosajones logran percibir un impuesto para tratar de comprar el fin de la expansión danesa (“Danegeld”). II.4. Reunificación anglosajona bajo Eduardo el Confesor (1042-1066). Los daneses son expulsados del territorio inglés por el monarca anglosajón Eduardo el Confesor que los historiadores ingleses consideran el primer –y último- monarca anglosajón que reúne bajo su égida a toda Inglaterra. Su reino termina sin embargo con un conflicto sucesorio que dará pretexto al duque de Normandía, Guillermo el Conquistador para ocupar militarmente la isla de Gran Bretaña. Lo que hace tras derrotar al rey Harold, favorable a la vuelta de los Daneses, en la batalla de Hastings (14 de octubre de 1066). La ocupación requiere sin embargo aún una serie de duras campañas, como las que le llevan en 1070 a arrasar el Este de la isla para impedir una intervención danesa. Para legitimar su derecho a ocupar el trono inglés Guillermo ordena la confección del famoso “Tapiz de Bayeux” que es una especie de “comic” dirigido a contar a la mayoría de la población -que no sabe leer- la historia de la ocupación desde la muerte de Eduardo el Confesor hasta la batalla de Hastings. El tapiz, también llamado de la Reina Matilde se conserva prácticamente intacto y es no solo una obra de arte sino una fuente histórica apasionante para conocer la vida en el siglo XI. III. La Inglaterra Normanda: los orígenes del “constitucionalismo” (1066-1215). III.1. Guillermo el Conquistador y el primer Estado inglés (1066-1087). Guillermo el Conquistador (1066-1087) crea el primer estado unificado en Inglaterra, que es además uno de los primeros de Europa. Para ello no duda en expropiar sus tierras a los nobles anglosajones y entregarlas a señores normandos, ni en renovar la cúpula 4 5 eclesiástica para someter la Iglesia inglesa a la nueva monarquía. No obstante es muy pragmático y mantiene las instituciones anglosajonas que le parecen útiles a la monarquía, como por ejemplo los “sheriff” o agentes locales del rey. La rigurosidad con la que Guillermo I organiza y administra su nuevo reino resultan patentes en la encuesta que el Conquistador ordena en 1086 con objeto de hacer un inventario de todo su reino. El resultado es el llamado “Libro del Juicio Final” (Domesday Book) una de las fuentes más interesantes para conocer la historia rural, económica y social de todo el Occidente medieval. En el mismo año 1086 preside la Asamblea de Salisbury en la que los nobles normandos le juran fidelidad –siempre que el rey no viole el pacto feudal-. Guillermo crea la “Curia Regis” donde se reúnen sus consejeros para ayudarle a gobernar. Los sucesores de Guillermo no pueden mantener su obra, como consecuencia de las sucesivas divisiones feudales. Hay que esperar hasta Enrique I (1100-1135) para que la monarquía siga avanzando por la vía de estructurar el Estado con la creación en 1130 de una Cámara de Cuentas (Scaccarium : “Exchequer”) ante la que los “sheriff” vienen a rendir cuentas, entre otras cosas del antiguo impuesto del Danegeld, que se ha convertido en el primer impuesto permanente de la monarquía normanda. III.2. Enrique II Plantagenet o la consolidación del Estado y los orígenes del “Common Law”(1154-1189). La llegada al trono inglés del noble francés Enrique de Plantagenet –nunca aprendería inglés en su vida-, dueño de la mitad occidental de la actual Francia (Normandía y Bretaña por su madre, Anjou, Maine y Turena por su padre y de Aquitania por su mujer, Leonor, que había sido repudiada por el rey de Francia Luis VII), va a permitir la consolidación de la monarquía. Para ello Enrique II no duda en someter a la Iglesia, aún a costa de ordenar el asesinato en 1170 de su antiguo compañero y amigo Thomas Beckett quien se resistía a las presiones regias a pesar de que había sido el propio rey quien le había nombrado arzobispo de Canterbury. Enrique II tuvo que hacer penitencia pública pero la Iglesia quedó sometida. Por otra parte Enrique II es un rey legislador que promulga las Ordenanzas (assize) de Clarendon (1164) para afirmar entre otras cosas la preeminencia de la jurisdicción real sobre la eclesiástica. Finalmente es el creador en 1178 de una sólida jurisdicción regia integrada por los cinco tribunales regios de Westminster (que acabarían integrando bajo Enrique III el “Banco del rey” Kings bench), en los que se sigue un procedimiento unificado. Lo que permitiría la homogeneización del derecho consuetudinario del reino en un solo cuerpo común de fórmulas procesales (“Common Law” o Derecho general de Inglaterra), cuyas líneas generales serían definidas por los tratados de procedimiento de los juristas Glanville (s. XII) y Bracton (s. XIII). Durante el reinado de Enrique II se consolida también el principio del juicio decidido por un jurado elegido por el pueblo, así como el del precedente judicial (principio del “stare decisis”) que será operativo a partir del siglo XIII, cuando empiecen a recogerse por escrito las sentencias de los tribunales regios en recopilaciones anuales (year books). III.3. Juan I “Sin Tierra” (1199-1216) y el primer texto constitucional de la Historia de Inglaterra. A Enrique II le sucede su hijo Ricardo Corazón de León (1189-1199) que mantiene la autoridad real. No obstante al morir sin herederos le sucede en el trono su hermano Juan I quien se ve obligado a hacer vasallo del Papa Inocencio III al ser derrotado gravemente en Bouvines (1214) por Felipe Augusto de Francia, lo que le hace perder sus dominios 5 6 franceses situados al norte del río Loira. Estos desastres son la causa de una rebelión nobiliaria que Juan I trata de atajar aceptando el 15 de junio de 1215, en la pradera de Runnymede –cerca de Windsor- la Magna Carta Libertatum, un documento en el que los grandes magnates limitan por escrito el poder del rey, que a partir de entonces respetarían todos los monarcas ingleses. IV. Surge el Parlamento inglés (1264-1485). IV.1. Enrique III (1216-1272) y los orígenes del Parlamento. a) Impopularidad del rey. El hijo de Juan I, que subió al trono inglés con el nombre de Enrique III (1216-1272) no contribuyó a mejorar la imagen de la monarquía. El nuevo rey era también una persona débil de carácter que desde el principio estuvo totalmente sometido a su mujer, una princesa provenzal que consiguió que los mejores oficios del reino recayesen en nobles extranjeros y rodeó a su marido de consejeros franceses. Por si fuera poco el nuevo rey se mostró extraordinariamente dócil frente al papado y no solo gastó sumas enormes del erario inglés para apoyar la posición pontificia en el conflicto que enfrentó al papado con el emperador Federico II (1220-1250), sino que permitió que los papas nombrasen prelados italianos para ocupar los obispados y abadía inglesas. A todo lo cual debe añadirse que todas las acciones militares que Enrique III dirigió contra Francia en el continente se saldaron con estrepitosos fracasos, circunstancia esta última que más que ninguna otra desprestigió a Enrique III frente a sus barones. El desprestigio y la debilidad reales llevaron a los grandes prelados y barones a tratar de establecer un control cada vez más estrecho sobre la monarquía. Para ello utilizarían una nueva institución: el Parlamento. b) De la Curia regis al Parlamento de Westminster (hacia 1250). Desde mediados del siglo XIII, los grandes prelados y los barones empezaron a canalizar sus protestas ante el monarca a través de la "Corte del Rey" (Curia Regia). Inicialmente se trataba de un pequeño grupo de personas que aconsejaban al rey en los asuntos ordinarios, esencialmente miembros de la alta nobleza civil y eclesiástica. Progresivamente sin embargo el número de integrantes de la Curia fue cada vez mayor, sobre todo desde el momento en que se dio entrada en la misma a la pequeña nobleza (caballeros). Fue esta pequeña asamblea, que acabó teniendo su sede en Westminster1, la que acabó recibiendo la denominación de "Parlamento" porque en ella se discutían los asuntos con el rey: es decir se “parlamentaba”. Pronto el Parlamento se diferenció del núcleo de los consejeros ordinarios del monarca de la Curia Regia y se convirtió en una institución diferenciada que pasó a desempeñar dos funciones concretas: controlar el nombramiento de los principales oficios de la Corona y otorgar las sumas dinerarias que requería el rey, cuyo gasto era controlado posteriormente. c) El golpe de estado de Simón de Monfort (1258-1259). Los desastres de la política exterior y una presión fiscal creciente llevaron a los nobles ingleses a rebelarse contra Enrique III en el año 1258. Encabezó la revuelta un cuñado 1 Desde finales del XIII el Parlamento fijó su sede en la Abadía de Westminster, ciudad próxima a Londres. 6 7 del rey llamado Simón de MONFORT2, quien rompió con el monarca después de haber sido uno de sus más íntimos colaboradores. En esta ocasión los nobles fueron más lejos que en 1215 en la medida en que quisieron someter al rey a una estrecha tutela que reflejaron en un documento concreto: las “Provisiones de Oxford” (1259). Concretamente nombraron un Consejo integrado por 15 barones al que otorgaron todos los poderes. Paralelamente se dispuso que los altos oficiales3 debían ser nombrados por el Parlamento y responder ante él. Finalmente se acordó que cada "sheriff"4 estuviese vigilado por cuatro caballeros. IV.2. Los representantes de las ciudades entran en el Parlamento de Westminster (1264-1307). a) Las ciudades entran excepcionalmente en el Parlamento (1264). Enrique III reaccionó contra el movimiento nobiliario aliándose con el rey de Francia Luis IX (Tratado de París de 1259) y recurriendo al Papa, que le libera del juramento por el que el monarca había aceptado las Provisiones de Oxford con el argumento de que había sido constreñido a ello por la violencia (1261). El propio San Luis de Francia tras ser nombrado árbitro en el conflicto que oponía a Enrique III a sus barones falló en Amiens (1264) a favor del monarca. Algo que no fue aceptado por Simón de Monfort quien apoyado por la pequeña nobleza y las ciudades infligió una severa derrota militar a Enrique III en Lewes. Monfort tras hacer prisionero al monarca constituyó una regencia y convocó un Parlamento del que formaban parte dos caballeros por condado y dos burgueses por cada ciudad. Era la primera vez en la que los representantes de las ciudades entran en el Parlamento de Westminster. Aunque no es sin embargo la primera vez que en Europa los representantes de las ciudades se sientan en una asamblea de carácter estamental. Cien años antes las ciudades envían sus representantes a las Cortes de León de 1188, que son pioneras en este punto. La presencia de los representantes urbanos en el Parlamento inglés sería sin embargo efímera, pues Simón de Monfort se convirtió en un dictador despótico y cruel, lo que provocó que buena parte de sus partidarios se pasasen al bando regio. Finalmente el hijo de Enrique III, el Príncipe Eduardo derrotó y dio muerte a Monfort en la batalla de Evesham (1265) y nada subsistió de su dictadura. b) Eduardo I (1272-1307) se apoya en las ciudades para contrarrestar el poder de los nobles. La monarquía inglesa recupera su prestigio durante el reinado de Eduardo I (1272-1307), quien logra asentar por la vía militar el poderío inglés sobre Gran Bretaña. En 1284 consigue anexionar el País de Gales, lo que le lleva a crear la figura del Príncipe de Gales que desde finales del siglo XIII se convierte en el heredero del trono británico. Sus constantes campañas militares en Gales y en Escocia (rebelión de William Wallace (12972 Se trataba del tercer hijo del famoso vencedor de los albigenses quien tenía un feudo en Inglaterra por su madre que era inglesa. 3 Quienes ejercían un cargo público (oficio). 4 Oficial que representaba al rey en cada condado. 7 8 1304) obligan sin embargo a Eduardo I a convocar a menudo el Parlamento para recabar ayuda financiera. Para ello y con el fin de no quedar sometido a la gran nobleza, como sus dos predecesores en el trono, Eduardo I opta por apoyarse en los pequeños nobles y en las ciudades. Con ello la presencia de representantes de la burguesía urbana se consolida en el Parlamento de Westminster durante su reinado. IV.3. El Parlamento depone al rey (1327). El hijo y heredero de Eduardo I fue un desastre como monarca en contraste con el excelente papel desempeñado por su padre. Eduardo II (1307-1327) no solamente carecía de la energía y decisión de su padre sino que no tenía gran interés en los asuntos de gobierno prefiriendo la compañía de favoritos a la de su mujer Isabel de Francia, una hija del gran rey francés Felipe IV el Hermoso. Así todo el terreno que había ganado su padre a la hora de restablecer la autoridad y el prestigio de la monarquía inglesa se perdió en este reinado. El desinterés de Eduardo II por los asuntos de gobierno tuvo una primera consecuencia grave en Escocia donde los escoceses aprovecharon la indolencia y pasividad del nuevo monarca para reconquistar un buen número de las plazas que había ocupado Eduardo I. Cuando el nuevo rey trató de reaccionar era ya demasiado tarde y el ejército inglés sufrió una humillante derrota en Bannockburn (1314). Escocia reafirma su independencia con la llegada al trono de Roberto II, el primer monarca de la dinastía de los Estuardo. Los desastres militares provocaron entre la nobleza inglesa un gran descontento que se convirtió en indignación cuando Eduardo II abandonó a su mujer por un favorito, un noble Gascón llamado Pedro Gaveston, y se desinteresó desde entonces totalmente del gobierno. La actitud regia provocó una nueva rebelión de los barones que encabezados por Mortimer, el favorito de la Reina, mandaron asesinar a Gaveston (1327). La rebelión acabó con el encarcelamiento del rey, quien fue obligado por el Parlamento a abdicar en favor de su hijo Eduardo III. Eduardo II acabó siendo asesinado en prisión por sus guardianes en 1327. IV.4. La Guerra de los Cien Años y la consolidación de la estructura bicameral del Parlamento inglés (1346-1455). a) El inicio de la Guerra de los Cien Años y la expansión inglesa en Francia. Eduardo III (1327-1377) a diferencia de su padre es un rey autoritario que pretende consolidar la monarquía inglesa por la vía de la expansión territorial, incluso extrainsular. Tras la derrota a comienzos del siglo XIII de Juan Sin Tierra frente a Felipe Augusto, Eduardo III va a aprovechar la crisis sucesoria que se desata en Francia en 1328 tras la muerte del último hijo varón de Felipe IV el Hermoso sin descendientes. Se extingue así la dinastía directa de los Capetos y llega al trono con Felipe VI (1328-1350) como cabeza de la nueva dinastía de los Valois que reinaría hasta 1589. Eduardo III de Inglaterra sin embargo no acepta este estado de cosas en la medida en que su madre era hija de Felipe el Hermoso, razón por la que entendió que tenía un mejor derecho para ocupar el trono francés. En realidad la cuestión sucesoria no fue más que un pretexto, pues los motivos de fricción entre la Monarquía francesa y la inglesa eran cada vez más numerosos5. Por 5 Cabe señalar entre otros el litigio sobre la Guyena, territorio continental ocupado por los ingleses desde el siglo XI que fue invadido unilateralmente por el rey de Francia en 1337, y el intento de expansión francesa en 8 9 todo ello Eduardo III acabó invadiendo Francia en 1346 con un ejército bien armado y mejor organizado que derrotó sin paliativos al ejército francés en Crécy y ocupó la plaza de Calais. Diez años más tarde los ingleses derrotaban nuevamente a los franceses en Poitiers, logrando hacer prisionero al propio rey Juan II. La superioridad militar inglesa permitió que Eduardo III impusiera a los franceses el oneroso Tratado de Brétigny-Calais (1360) por el que el Delfín (futuro Carlos V) cedió a los ingleses partes importantes del territorio francés (Aquitania, y parte del Artois y la Picardía). b) Consecuencias constitucionales de la guerra: el surgimiento de la Cámara de los Comunes (hacia 1350). Eduardo III para llevar a cabo sus expediciones necesitaba dinero y por ello tuvo que reunir frecuentemente al Parlamento. La generalización de las reuniones permitió consolidar la presencia de los burgueses en la asamblea de Westminster que quedó institucionalizada cuando el Parlamento quedó escindido en dos cámaras: la de los Lores o Cámara alta, directamente heredera del parlamento nobiliario original, y la Cámara de los Comunes o Cámara baja donde pasaron a reunirse los representantes de las ciudades que desde la época de Eduardo I (finales del siglo XIII) venían asistiendo a las reuniones nobiliarias. La novedad fue que a partir de mediados del siglo XIV la pequeña nobleza rural y los habitantes de las ciudades pasaron a tener su propia Cámara en el Parlamento con prácticamente los mismo derechos que la Cámara nobiliaria, ya que ninguna ley o impuesto podía aprobarse sin el consentimiento de las dos cámaras. Lo cual resultaba una novedad en Europa donde por lo general las asambleas estamentales tenían tres brazos (clero, nobleza y tercer estado), lo que hacía que las ciudades estuviesen en minoría porque por lo general el estamento clerical y el nobiliario votaban juntos. En Inglaterra en cambio, desde mediados del siglo XIV los representantes de las ciudades alcanzaron el mismo grado de influencia y la misma capacidad de presionar al rey que los miembros de la alta nobleza. Esta consolidación de la estructura bicameral del Parlamento de Westminster coincidió con la institucionalización de sus funciones como órgano de control de la Monarquía inglesa, por cuanto a partir de mediados del siglo XIV los reyes de Inglaterra se vieron obligados a reunir el Parlamento para consultar a ambas Cámaras los asuntos de mayor trascendencia para el reino. Sobre todo si el monarca necesitaba dinero, en cuyo caso solía ser más receptivo a las opiniones e iniciativas de los parlamentarios tanto de la Cámara nobiliaria como de la Cámara de las ciudades y miembros de la pequeña nobleza rural. Por eso los burgueses tuvieron muy tempranamente en Inglaterra una influencia política muy superior a la que tenían en el resto de Europa. c) El Parlamento cambia de dinastía (1399). Un paso más en el proceso por el que Parlamento tiende a limitar el poder del rey se da cuando las dos Cámaras intervienen para destituir a Ricardo II en 13996. Existía el Flandes primera potencia textil de Europa y el primer comprador de lana inglesa, situación que propició una alianza militar entre flamencos e ingleses. 6 En el ámbito de la política interna el reinado comenzó bien para el monarca en la medida en que Ricardo II logró que el Parlamento le autorizase a recaudar un impuesto sobre la lana hasta el final de su reinado, lo que le permitió no volver a convocar las cámaras. Liberado de la presión parlamentaria Ricardo II concentró sus esfuerzos en someter a la nobleza inglesa que dirigida por los duques de Clarence y Lancaster pretendía 9 10 precedente de la destitución de Eduardo II en 1327, no obstante entonces se trataba de destituir al padre para nombrar al hijo y heredero. Se trataba en definitiva de adelantar la sucesión. A finales del siglo XIV el Parlamento da un paso más ya que la destitución de Ricardo II supone el advenimiento de una nueva dinastía, pues el Parlamento favorece la entronización de la Casa de Láncaster en la persona de Enrique IV (1399-1413). Sin contar con que la asamblea que 1327 destituyó a Enrique II era esencialmente nobiliaria, mientras que la de 1399 estaba equidistantemente integrada por grandes señores y representantes de las ciudades. Tres monarcas ingleses sucesivos pertenecieron a la Casa de Láncaster. Además de Enrique IV, Enrique V (1413-1422) y Enrique VI (1422-1471). La dinastía llega a su apogeo con Enrique V, el segundo de sus monarcas, quien relanza brillantemente la Guerra de los Cien años volviendo a invadir Francia por segunda vez, ya que aprovechando el clima de guerra civil existente en Reino vecino, trató de conseguir ventajas territoriales para Inglaterra. El pretexto fue la solicitud por parte del monarca inglés de la mano de la hija del rey francés, Carlos VI (1380-1422) de quien se exigía entregase como dote las provincias de Normandía, Turena, Anjou, Maine y Ponthieu. Ante la lógica e inevitable negativa francesa Enrique V desembarcó en Normandía con un ejército de 30.000 hombres al frente del cual logró una aplastante y sangrienta victoria de Azincourt (1415) sobre el ejército francés. Gracias a esta batalla y a la traición de los borgoñones, que se aliaron a los ingleses y les abrieron las puertas de París, Enrique V acabó en poco tiempo dominando todo el Norte de Francia. El rey inglés consolidó su triunfo casándose con la hija del rey francés Carlos VI gracias a la alianza que estableció con la reina Isabel de Baviera que era de hecho quien gobernaba porque su marido había perdido completamente el juicio desde 1392. Los derechos dinásticos de Enrique V de Inglaterra sobre Francia se consolidaron con la firma del Tratado de Troyes (1420). En dicho acuerdo la reina de Francia Isabel de Baviera reconocía al rey de Inglaterra como legítimo heredero del trono francés y le otorgaba con carácter inmediato la condición de regente vitalicio. La ocupación inglesa de Francia no llegó sin embargo a consolidarse porque Enrique V falleció dos años más tarde y el trono inglés recayó en un niño de 1 año de edad. Apareció entonces Juana de Arco, una joven hija de campesinos acomodados que con 17 años logró en 1429 la liberación de la plaza de Orleáns la última de las grandes ciudades que seguían fieles a Carlos VII y que estaba a punto de caer en manos de los ingleses tras un asedio de varios meses. Gracias a esta victoria psicológica las tropas francesas no tardaron en ocupar Reims y Carlos VII pudo ser consagrado como rey de Francia el mismo año (17 de julio), antes de que lo consiguiese el joven Enrique VI de Inglaterra que aún contaba 9 años. Juana de Arco fue el revulsivo que necesitaban los franceses, pues a pesar de su detención, proceso y ejecución (30 de mayo de 1431), la ofensiva francesa fue imparable. Carlos VII controlar las actuaciones del monarca. Ricardo II expulsó del reino al hijo y heredero de Juan de Gante duque de Lancaster, Enrique, quien se refugió en París. Tras el fallecimiento de Juan de Gante Ricardo II confiscó su herencia, y ello llevó a Enrique de Lancaster a organizar desde París un golpe de estado dirigido a derrocar a Ricardo II. Desgraciadamente para Ricardo II en su enfrentamiento con la nobleza no pudo apoyarse en la burguesía ni en los campesinos pues las difíciles condiciones económicas provocadas por la guerra se tradujeron en una revuelta campesina que el rey tuvo que reprimir con dureza (1381). No es de extrañar pues que en estas condiciones cuando Enrique de Lancaster regresó a Inglaterra lograse una cadena de adhesiones que aislaron a Ricardo II y permitieron su encarcelamiento. El Parlamento eligió entonces como rey a Enrique de Lancaster con el nombre de Enrique IV y el nuevo monarca fue coronado por los arzobispos de Westminster y Canterbury. 10 11 se dotó de un ejército numeroso y bien equipado con el que en el espacio de tres décadas se dedicó sistemáticamente a expulsar a los ingleses de Francia. Al morir Carlos VII en 1461, sólo quedaba en poder de las tropas inglesas la plaza de Calais, que aún tardaría un siglo en ser recuperada para la Corona de Francia. IV.5. La Guerra de las Dos Rosas y la consolidación del papel arbitral del Parlamento (1455-1485). El relanzamiento de la Guerra de los Cien Años devolvió el protagonismo político al Parlamento, ya que la monarquía empezó a necesitar recursos para financiar la guerra. El proceso se consolidaría por la pérdida de prestigio que supuso para los Láncaster la derrota definitiva en la Guerra de los Cien Años. De entrada porque el fracaso en Francia provocó una sangrienta y agotadora guerra civil en Inglaterra, debida al enfrentamiento de las Casas de York y de Láncaster por el trono inglés. Un conflicto llamado por la historiografía la Guerra de las Dos Rosas por ser una rosa blanca el símbolo de los York y una rosa roja el de los Láncaster7. La guerra de entrada propició el encarcelamiento de Enrique VI en 1461 y la entronización en su lugar de Eduardo IV (1461-1483) de la casa de York por el Parlamento de Westminster. La dinastía de los York ocuparía el trono inglés de manera efímera pues Eduardo V sólo reinó unos meses, y Ricardo III (14831485) menos de dos años ya que fue depuesto por un levantamiento popular provocado por la indignación que suscitó su orden de asesinar a sus dos sobrinos, los hijos de su hermano Eduardo IV8. La sublevación fue pronto apoyada por el Parlamento y permitió la llegada a Inglaterra del más directo descendiente de los Láncaster, Enrique Tudor duque de Richmond. Ricardo III fue derrotado en Bosworth y Richmond accedió al trono apoyado una vez más por el Parlamento con el nombre de Enrique VII (1485-1507). Por segunda vez el Parlamento de Westminster sentaba en el trono inglés a una nueva dinastía. Los Tudor reinarían en Inglaterra hasta 1603. V. Los Tudor someten al Parlamento pero consolidan el Estado (1485-1603). V.1. Orden, autoridad y formación de una burguesía pudiente. Lo que no sabían los lores y los comunes era que los Tudor ejercerían un estrecho control del Parlamento durante más de un siglo. De entrada porque Enrique VII se aprovechó de que el país tras treinta años de anarquía necesitaba orden y autoridad y supo imponerlas9. Además se dio la circunstancia de que las familias nobles habían quedado muy mermadas como consecuencia del enfrentamiento. Algunas habían sido exterminadas y sus bienes declarados vacantes pasaron a enriquecer el patrimonio de la burguesía y en 7 El duque de York se rebeló contra Enrique VI con el pretexto de que el monarca, (nieto de Carlos VI de Francia) mostraba síntomas de locura. Eduardo de York recibió el decisivo apoyo de un noble ambicioso llamado Warwick, quien finalmente logró coronar al pretendiente en Westminster con el nombre de Eduardo IV (1461-1483). 8 Uno de ellos reinó brevemente como Eduardo V en 1483, antes de ser asesinado junto a su hermano por orden de su tío Ricardo. Ricardo ha pasado a la historia como el más siniestro de los monarcas ingleses. Concretamente su figura sirvió de inspiración a Shakespeare en la tragedia que lleva el nombre del monarca. 9 Entre otras reformas crea el tribunal de excepción llamado la “Star Chamber” para restablecer el orden público. 11 12 parte el del monarca. Se inicia así un proceso de enriquecimiento de la clase burguesa que va a transformar en un siglo completamente la estructura social de Inglaterra, un reino que deja de ser un país de ganaderos y agricultores para convertirse en un país industrial y comerciante. V.2. La política religiosa de los Tudor. El autoritarismo de Enrique VII se consolida claramente durante el reinado de su hijo Enrique VIII (1507-1547), quien rompe con la Iglesia como consecuencia de que el Papa no aceptaba su deseo de divorciarse de Catalina de Aragón (una hija de los Reyes Católicos) para casarse con Ana Bolena, lo que finalmente el monarca hizo en contra de la autoridad pontificia en 1533. Al declarar el Papa la nulidad de la unión Enrique VIII impuso al Parlamento la “Ley de Supremacía” (Act of Supremacy) que en 1534 convirtió al monarca en cabeza de la Iglesia anglicana, una situación que persiste en la actualidad. Enrique VIII consolidó la situación porque además tuvo el acierto de abolir acto seguido las órdenes religiosas que dependían directamente de Roma. Había en Inglaterra más de 800 monasterios que quedaron disueltos con la consecuencia de que sus bienes fueron vendidos a los particulares con beneficio para la Corona, lo que acabó de consolidar el poderío financiero de la nueva oligarquía burguesa que había empezado a ascender en el reinado anterior. En este sentido Inglaterra es pionera en la desamortización eclesiástica que en Francia no se produce hasta la Revolución con la venta de los bienes del clero, a finales del siglo XVIII, y en España aún más tarde pues hay que esperar hasta el siglo XIX a las sucesivas desamortizaciones que se inician con Mendizábal en 1836 para financiar el coste de la primera Guerra carlista. El secreto de que Inglaterra se convirtiese en una gran potencia desde finales del siglo XVII radica sin duda en que dicho Estado contó con una poderosa clase de hombres de negocio y financieros mucho antes que la mayor parte de los otros reinos europeos que siguieron durante mucho tiempo anclados en la estructura estamental heredada de la Edad Media en la que los nobles y el clero llevaban la voz cantante. La burguesía inglesa triunfante daría un empuje y un dinamismo considerable a la expansión territorial e económica inglesa a partir del siglo XVII. La reforma religiosa de Enrique VIII se debilita durante los reinados del luterano Eduardo VI (1547-1553) y de la papista María Tudor (1553-1558), campeona de la ortodoxia católica. No obstante la muerte de los dos primeros sin herederos dejó el trono de Inglaterra en poder de Isabel I (1558-1603), una hija de Ana Bolena que era considerada por Roma y los católicos como una soberana ilegítima. Ello forzó a Isabel a reforzar la política religiosa de su padre mediante la promulgación de una nueva Ley de Supremacía, que reforzó con la aprobación de una liturgia anglicana (Ley de Uniformidad y Confesión de Fé de 39 artículos). La Monarquía consolidó así bajo su total control la cuestión religiosa lo que reforzó su poder. V.3. El uso discrecional de la “prerrogativa regia”. Isabel I era además considerablemente autoritaria y por ello no dudó en utilizar ampliamente la “prerrogativa real” en virtud de la cual disponía de poderes considerables. Podía suspender la aplicación de las leyes o dispensar a algunas personas del cumplimiento de la ley; en caso de necesidad el rey podía establecer impuestos sin contar con el Parlamento, encarcelar ciudadanos sin necesidad de juzgarlos o someterlos a jurisdicciones de excepción como la “Star Chamber”. Además para gobernar Isabel I no recurrió al Parlamento sino que se apoyó esencialmente en su Consejo Privado (Privy Council) integrado por sus hombres de confianza entre los que destaca William Cecil. 12 13 El Parlamento quedó pues en la época de los Tudor notablemente preterido. Primero porque la política de apropiación de bienes nobiliarios vacantes y la de expropiación de bienes eclesiásticos había enriquecido considerablemente una Monarquía que en consecuencia no necesitaba convocar al Parlamento salvo para imponerles la aprobación de una norma determinada. Los diputados de Westminster aceptaron este estado de cosas porque la Monarquía supo imponerse en la política exterior. Enrique VIII frente al papado e Isabel I frente a Felipe II cuya Armada Invencible derrotó en 1588, acabando con el peligro de una invasión de Inglaterra por la Monarquía Católica, lo que aseguró la supremacía marítima de Inglaterra que pudo así iniciar la expansión colonial en el siglo XVII. Por otra parte los Tudor contribuyeron decisivamente al enriquecimiento de la burguesía, lo que en gran parte explica la docilidad de la Cámara de los Comunes. VI. El Parlamento se impone a la Monarquía: Los Estuardo y las dos revoluciones inglesas (1603-1688). VI.1. Los presupuestos del conflicto entre el Parlamento y el Rey. Al morir sin descendientes Isabel I subió al trono una nueva dinastía en la persona de Jacobo I Estuardo (1603-1625). El nuevo rey era hijo de María Estuardo -quien había sido decapitada en 1587 por orden de Isabel I- y era rey de Escocia cuando subió al trono inglés, por lo que con su advenimiento se produce la “unión personal” de Inglaterra y Escocia10. Jacobo I defendía una concepción absolutista de la Monarquía en la que entendía que recibía el poder de Dios y que desobedecer al rey era como desobedecer a Dios. Inicialmente Jacobo I pudo pensar que el Parlamento acostumbrado por un siglo de sumisión a la Monarquía seguiría la senda de la docilidad. Sin embargo los diputados de la Cámara de los Comunes estimaban que la “prerrogativa real” debía ser limitada por el Parlamento y que la Asamblea podía acusar a un ministro aunque contase con la confianza del monarca11. El conflicto estaba servido. En política exterior el Parlamento además reprochaba al rey su política de relativa sumisión frente a la Monarquía española12, el no apoyar a su yerno elegido rey de Bohemia tras la Defenestración de Praga en la Guerra de los 30 años y el fracaso de la flota inglesa que había acudido a socorrer a los protestantes asediados por Richelieu en La Rochela. Unos fracasos que contrastaban con los éxitos del reinado anterior. Aunque lo que más enfrentaba al rey con el Parlamento era la cuestión religiosa. Jacobo I había vivido en Escocia sometido a Iglesia presbiteriana y por tanto se encontraba muy a gusto 10 Aunque la unión política no se realizaría hasta 1707. 11 De hecho los Comunes pretendieron juzgar en 1621 al filósofo y jurista Bacon que era a la sazón canciller de Jacobo I, revitalizando un procedimiento que el Parlamento no utilizaba desde 1459. 12 Pretendió casar a su heredero –el futuro Carlos I- con una hija del rey de España, la Majestad católica por excelencia. Al final el matrimonio se celebró con otra princesa católica, Enriqueta de Francia, una hermana de su Cristiana Majestad Luis XIII de Francia, que era hija de Ana de Austria, una hemana de Felipe IV de España. 13 14 con la idea de tener un control sobre la Iglesia anglicana. Por otra parte era tolerante con los católicos. Ambos extremos disgustaron a la mayoría de los miembros de la Cámara de los Comunes que eran mayoritariamente “puritanos” –tendencia más próxima al protestantismo que al anglicanismo- y que en consecuencia detestaban a los católicos y eran partidarios de que la Iglesia se independizase de la Monarquía. VI.2. Estalla el conflicto bajo el reinado de Carlos I (1625-1649). El conflicto latente durante el reinado de Jacobo I estalló durante el de su hijo Carlos I. El nuevo monarca para empezar estaba casado con una princesa católica, Enriqueta de Francia, una hermana de Luis XIII. Por otra parte dejó el gobierno en manos de un incapaz, el duque de Buckingham y no dudó en gobernar de modo arbitrario, obligando a los ricos a suscribir empréstitos forzosos, recurriendo a los tribunales de excepción para juzgar a sus enemigos políticos, estableciendo impuestos sin autorización del Parlamento y protegiendo a los católicos. Pronto el Parlamento consideró la situación inaceptable y en 1628 aprobó un texto llamado “Reivindicación de Derecho” en el que denunciaba las ilegalidades cometidas por el monarca. Carlos I optó por no convocar más el Parlamento. Durante once años Inglaterra vivió sin Parlamento y fue gobernada solo por el monarca al más puro estilo del Absolutismo Clásico. Las cosas se complicaron para el rey cuando el arzobispo de Canterbury, Laud, la máxima autoridad religiosa de Inglaterra después del rey, decidió aproximar el anglicanismo del catolicismo13. Laud sin embargo cometió el error de tratar de imponer el principio del anglicanismo en Escocia lo que provocó la rebelión de los escoceses presbiterianos que invadieron Inglaterra. Carlos I entonces no tuvo más remedio que convocar el Parlamento en 1640 para poder financiar la guerra. Este Parlamento es conocido por la historiografía como el “Parlamento Largo” pues estuvo abierto hasta 1653. El Parlamento desde el primer momento fue abiertamente hostil al rey. Los diputados en su mayoría puritanos dirigidos por los líderes Hampden y Pym presentaron en 1641 una relación de quejas y agravios (Queja Solemne)14 y votaron la condena a muerte y decapitación de los ministros regios Strafford (1641) y Laud (1645). Cuando el rey quiso detener a los diputados Hampden y Pym estalló la revolución, seguida de una guerra civil (1643-1648) entre los partidarios del rey (los católicos de Inglaterra e Irlanda, los anglicanos del Norte y Oeste y los lores) y los de la Cámara de los Comunes (puritanos, pequeños propietarios rurales, burgueses y habitantes de las ciudades –por ejemplo Londres-). VI.3. La victoria de Cromwell y la Inglaterra republicana (1649-1660). El ejército del Parlamento obtuvo al final la victoria gracias a que fue reorganizado por un diputado llamado Oliverio Cromwell (1599-1658) quien organizó un regimiento llamado de los “hombres piadosos” en el que el mando se encomendaba por mérito y no en función 13 Fue esta actitud la que provocó la emigración de disidentes religiosos ingleses a América, siguiendo el ejemplo de los puritanos del Mayflower. Hacia 1650 había ya más de 100.000 ingleses en el Nuevo Mundo. 14 En la que exigían entre otras cosas que cada ministro del rey tenía que ser aceptado por el Parlamento y que el “Libro de rezos” oficial del anglicanismo debía ser modificado en el sentido puritano. Además se pedía la supresión de los tribunales de excepción, los actos arbitrarios, el establecimiento de impuestos sin autorización del Parlamento y se exigía que el monarca convocase el Parlamento una vez cada tres años. 14 15 del origen social. Pronto todo el ejército parlamentario siguió el modelo cromwelliano, gracias a lo cual derrotaron decisivamente a los realistas en Naseby. Carlos I acabó cayendo prisionero en 1647. Cromwell sin embargo no las tenía todas consigo y pronto se enfrentó con el Parlamento que tenía miedo que el absolutismo regio fuese reemplazado por una dictadura militar. El nuevo dueño de Inglaterra reaccionó expulsando a 150 diputados de Westminster y con este Parlamento reducido juzgó al rey que finalmente fue condenado a muerte y decapitado (1649). Inglaterra dejó de ser una monarquía y se convirtió en República. Los temores del Parlamento se confirmaron sin embargo y Cromwell estableció una dictadura. En 1653 disolvió lo que quedaba del Parlamento y se autootorgó el título de “Lord Protector de la República”. Así gobernó sin oposición hasta su muerte, ocurrida en 1658. Previamente sin embargo había hecho votar la “Ley de Navegación” (1651) en favor de la marina inglesa15, una medida que acompañó de una política expansionista dirigida a satisfacer el orgullo de los ingleses. Intervino en Irlanda expropiando las mejores tierras que entregó a ingleses protestantes, derrotó a los escoceses y proclamó en 1651 la Unión de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Se alió con Mazarino y obligó a la Monarquía Católica española a firmar la Paz de los Pirineos (1659). Finalmente adquirió para Inglaterra la ciudad de Dunkerke y la isla de Jamaica. No obstante Cromwell no logró que su régimen perdurase. Su hijo le sucedió a su muerte pero no tenía ni la capacidad ni la energía del padre. Los ingleses por otra parte estaban hartos de la dictadura de los Cromwell y por eso el hijo de Oliverio no pudo hacer frente a la rebelión del general Monk, el jefe del ejército de Escocia, quien entró en contacto con el hijo de Carlos I que estaba refugiado en Holanda. Cuando éste aceptó gobernar de acuerdo con el Parlamento y promulgar una amnistía, se reunió una Asamblea Extraordinaria que votó el restablecimiento de la Monarquía en la persona de Carlos II Estuardo. Once años después de la ejecución de su padre el nuevo rey entró triunfalmente en Inglaterra. VI.4. La restauración de los Estuardo y sus consecuencias constitucionales (16601688). Carlos II (1660-1685) aceptó en principio las medidas aprobadas por el Parlamento Largo en 1641 en la Queja Solemne. Se suprimieron las jurisdicciones de excepción, se prohibió que el rey publicase ordenanzas contrarias a las leyes del Parlamento, que eximiese a personas determinadas de la obediencia a las leyes o que estableciese impuestos sin acuerdo del Parlamento. Por otra parte también se limitaron las represalias políticas y el rey promulgó una amnistía. No obstante pronto el Parlamento entró en conflicto con el rey por su política exterior ya que el monarca se alió con Luis XIV y sobre todo era complaciente con los católicos. De hecho el monarca promulgó en 1672 una “Declaración de indulgencia” en virtud de la cual suspendía por su propia autoridad las leyes dirigidas contra los no anglicanos. El Parlamento replicó aprobando la Ley de la Prueba (“Bill of test” (1673) que impedía a los católicos ser diputados u ocupar un cargo público. 15 El “Act of Navigation” establecía que cualquier mercancía proveniente de Asia, África o América debía de ser transportada en barcos ingleses, y las provenientes de Europa por barcos ingleses o del país productor. 15 16 a) El Parlamento se organiza: surge el régimen de partidos. La beligerancia parlamentaria contra el rey pronto se tradujo en la formación en la Cámara de los Comunes de dos partidos que recibieron el nombre de “tories” y “whigs”16. Los primeros eran anglicanos y fieles al monarca, mientras los segundos eran esencialmente burgueses y opuestos a los Estuardo. Ello facilitó la formación de mayorías y encauzó la acción del Parlamento que a partir de entonces pudo presionar al rey de un modo mucho más eficaz. b) La ley de Habeas Corpus (1679). El hecho de que las mayorías de tories o de whigs se formasen independientemente de la voluntad del monarca acentuó el control de la monarquía por parte del Parlamento. Así por ejemplo en 1679 la Cámara de los Comunes pasó a ser controlada por los whigs lo que propició la aprobación de una ley fundamental en la tradición constitucional inglesa: la ley de Habeas Corpus que prohibía las detenciones arbitrarias sin intervención judicial. El Rey decidió no convocar el Parlamento durante los últimos años de su reinado en protesta por la aprobación unilateral de la norma, lo que pudo permitirse gracias al dinero que recibía de Luis XIV. No obstante el conflicto entre Monarquía y Parlamento estaba nuevamente servido. El pretexto iba a ser una vez más la cuestión religiosa. VII. La consolidación constitucional del principio de sumisión de la Monarquía al Parlamento (1688-1714). VII.1. La segunda (y última) revolución inglesa (1688). Al morir Carlos II en 1685 le sucedió Jacobo II. El nuevo rey era católico y estaba dispuesto a restablecer el papismo. No obstante fue aceptado por el Parlamento porque solo tenía dos hijas y las dos estaban casadas con príncipes protestantes. María con Guillermo de Orange Estatúder de Holanda y Ana con el rey de Dinamarca. Se trataba pues de esperar tranquilamente la muerte del rey. No obstante Jacobo II enviudó y contrajo un segundo matrimonio con una princesa italiana católica. Lo peor para los parlamentarios es que tuvo un hijo varón, lo que abría de nuevo la posibilidad de que el trono inglés quedase en manos de una dinastía católica. Por ello en el Parlamento se decidieron a reaccionar y ante el peligro del restablecimiento del “papismo” muchos tories se unieron a los whigs para pedir a Guillermo de Orange, Estatúder holandés y yerno de Jacobo II que se hiciese cargo del trono. VII.2. La Declaración de derechos (1689). Guillermo que necesitaba dinero para financiar la guerra que dirigía contra Luis XIV aceptó y llegó en noviembre de 1688 a Inglaterra. Jacobo II sin embargo en vez de enfrentarse a él optó por huir y refugiarse en Francia. Con ello dio pie a que el Parlamento se reuniese en 1689 para constatar que el trono de Inglaterra había quedado vacante y afirmar el derecho de la nación a escoger un monarca. Finalmente los parlamentarios decidieron ofrecer la Corona a Guillermo de Orange, consorte de María la hija mayor de Jacobo II, quien ostentaba desde la segunda mitad del siglo XVI el cargo de Estatúder en 16 Ambas denominaciones eran los motes con que despectivamente los designaban los adversarios. Los tories eran los rebeldes irlandeses y los whigs los fanáticos presbiterianos de Escocia. 16 17 los Países Bajos17. No obstante antes de que los nuevos reyes se convirtiesen en Guillermo III de Nassau, príncipe de Orange y rey de Inglaterra y Escocia (1688-1702), y en María I, ambos hubieron de jurar solemnemente ante el Parlamento la Declaración de derechos ("Bill of rights", 1689), una relación legislativa de libertades reconocidas en la Carta Magna y en leyes posteriores que se convirtió en el tercer texto constitucional escrito de la historia de Inglaterra18. A esto se limitó la pomposamente llamada Revolución de 1688, una revolución más pacífica y rápida que la primera, pero con efectos mucho más decisivos y rotundos desde el punto de vista de la historia del constitucionalismo inglés19, por cuanto supuso la victoria definitiva del Parlamento sobre el rey en Inglaterra. VII.3. La Ley del Establecimiento (1701) o cómo el Parlamento prohibió que los reyes de Inglaterra pudiesen ser católicos. Guillermo III de Orange era yerno del depuesto Jacobo II al estar casado con la hija mayor del ex monarca, María. Como la reina María murió en 1692 sin descendencia, el Parlamento de Westminster, en previsión de que Guillermo III muriese sin descendencia como de hecho ocurrió-, aprobó en 1701 la llamada Ley del establecimiento ("Establishment Act"), una norma dirigida a evitar que el trono inglés pudiese ser ocupado por un monarca católico. Se trataba pues de un nuevo texto jurídico de naturaleza constitucional, esta vez concretamente dirigido a regular la sucesión al trono, un aspecto esencial del derecho público inglés. En virtud de la citada norma, al morir Guillermo III sin descendencia se designó como heredera del trono a la segunda hija de Jacobo II, Ana, viuda del rey de Dinamarca y también protestante como su hermana mayor la reina María. 17 Tras la sublevación contra Felipe II las Provincias Unidas –los Países Bajos del Norte- se habían constituido en República. No obstante pronto se reinstauró una nueva monarquía en los descendientes de Guillermo de Orange, el héroe de la revuelta antiespañola, aunque inicialmente no se llamaron reyes sino que ostentaban el poder ejecutivo que recaía en el funcionario más importante del nuevo estado: el Estatúder. Los holandeses eran el símbolo de la resistencia protestante frente a las monarquías católicas (España, Francia y el Imperio). 18 Entre otras cosas la “Declaración de Derechos” establecía que “el rey no puede suspender la aplicación de las leyes, recaudar impuestos ni tener un ejército permanente en tiempo de paz sin permiso del Parlamento. Las elecciones y las discusiones en el Parlamento deben ser libres. El Parlamento debe ser convocado con frecuencia. Nadie puede ser molestado por las peticiones que dirija al rey. La justicia debe ser pura y clemente. Todos los cultos protestantes deben poder ser practicados libremente”. 19 El término constitución no hace referencia necesariamente a la existencia de una “constitución” escrita en sentido estricto, sino a la organización de los poderes públicos en un Estado concreto, cuyos rasgos básicos pueden estar perfilados por el uso consuetudinario, como es el caso de Inglaterra que en el siglo XXI sigue sin tener una constitución escrita, pero si tiene desde luego derecho constitucional y derecho público. Aunque el “Bill of rights” no se refiere directamente a la organización del Estado inglés si puede considerarse un documento constitucional en la medida en que recoge una relación de principios fundamentales que al tener . carácter jurídico deben ser respetados por el rey. 17 18 VII.4. Ana I (1702-1714): la formación del “Reino Unido” y la consolidación de la preeminencia legislativa del Parlamento. a) Surge el Reino Unido (1707). Durante el reinado de Ana I tiene lugar un acontecimiento trascendental. Concretamente ocurre en 1707 cuando se produce la definitiva unión de Inglaterra y Escocia20, pues el Parlamento de Westminster temiendo que los escoceses a la muerte de Ana I escogiesen como rey al hijo católico de Jaime II propusieron a los escoceses un pacto de integración en virtud del cual Escocia conservara su Iglesia estatal presbiteriana, sus leyes y sus tribunales pero se les ofreció que sus diputados y sus lores se sentaran en el Parlamento de Westminster al lado de sus colegas ingleses. La aceptación escocesa permitió la aprobación de la Ley de Unión (Union Act) y el surgimiento del "Reino de Gran Bretaña". Se pasa así de una mera unión personal a una unión política y quedó así fijada la nueva bandera del Reino Unido, el “Union Jack” que incluye tres enseñas en una: la de Inglaterra, la de Escocia y la del País de Gales. b) La consolidación consuetudinaria de la preeminencia legislativa del Parlamento. Con todo, desde el punto de vista del derecho público, lo más trascendental para la historia constitucional inglesa fue que Ana I consolidó la preeminencia legislativa del Parlamento de Westminster, pues siguiendo la costumbre instaurada por su cuñado y predecesor, jamás opuso su veto a ley alguna votada por las dos cámaras del Parlamento. Desde entonces ninguno de los sucesivos monarcas ingleses vetaron las leyes aprobadas en Westminster. Un principio tan fundamental sin embargo nunca se puso por escrito en una ley, lo que no ha impedido que el referido uso constitucional haya sido desde entonces respetado por la monarquía. VIII. El advenimiento de la dinastía de Hannover y la formación del régimen parlamentario (1714-1832). Tras consolidarse en el curso del siglo XVII como monarquía constitucional, la monarquía inglesa se convierte paulatinamente en el curso del siglo XVIII en un "régimen parlamentario", expresión que significa que el Parlamento es el poder preponderante en detrimento del rey. El proceso no fue sin embargo el resultado de unos planteamientos teóricos sino una vez más la consecuencia de las circunstancias históricas que atravesó Inglaterra en el siglo XVIII. 20 Esta unión había sido formada por Cromwell de modo pasajero entre 1651 y 1660. Ambos reinos estaban unidos por unión personal –en la que cada reino conservaba su propio derecho y sus instituciones públicas constitucionales- desde que en 1603 Jacobo I Estuardo –VI de Escocia- accedió al trono inglés. Entre 1651 y 1660 esta unión se había convertido en territorial gracias al Lord Protector, pero el fin de la dictadura cromwelliana devolvió a la unión entre Inglaterra y Escocia su carácter estrictamente personal. El destronamiento en 1689de Jacobo II Estuardo puso en tela de juicio incluso el principio de la unión personal. Ello se resolvió finalmente en 1707 por virtud de la “Union Act” (Ley de la Unión”). 18 19 VIII.1. La consolidación de la nueva dinastía: El final del "jacobismo". En 1714 tras la muerte de la reina Ana, en virtud de la Ley del Establecimiento, se convirtió en rey de Inglaterra el elector de Hanover con el nombre de Jorge I (1714-1727). Fue el primero de los tres Jorges que reinarían en Inglaterra hasta bien entrado el siglo XIX, pues A Jorge I de Hanover le sucedieron Jorge II (1727-1760) y Jorge III (17601820); aunque los últimos años del largo reinado de éste último fueron marcados por la promulgación de una ley de regencia (1811) debida a un ataque de enajenación mental del monarca. A pesar de la Ley del Establecimiento de 1701 buena parte de los "tories" seguían siendo "jacobitas", esto es partidarios de Jacobo Estuardo, hijo de Jacobo II (Londres 1633- Saint Germain en Laye 1701) el rey depuesto en 1688. Su hijo Jacobo Eduardo Estuardo, llamado el Pretendiente o el Caballero de San Jorge (Londres 1688- Roma 1766) fue reconocido en 1701 rey de Inglaterra por Luis XIV de Francia y desde entonces trató infructuosamente de hacerse con el trono inglés. Los jacobitas ingleses protagonizaron sendos levantamientos en 1715 y 1746 pero fueron aplastados en ambas ocasiones. Hacia 1760 el partido jacobita había desaparecido. VIII.2. El surgimiento del régimen parlamentario. Como consecuencia de todos los acontecimientos descritos la monarquía abandonó en Inglaterra gradualmente su carácter absolutista, no sólo en espíritu y filosofía, sino también formalmente y desde un punto de vista político y jurídico por cuanto el rey dejó de dirigir el gobierno y se convirtió en una figura simbólica que se limitaba a representar al Estado. El rey pasó a reinar sin gobernar. El gobierno quedó en manos de los ministros, dirigidos por uno de ellos que pasó a denominarse primer ministro, y cuya función inicial fue rendir cuentas al rey de lo tratado en las reuniones del gabinete. En la medida en que el gobierno a su vez debía contar con la confianza de la mayoría de los diputados que formaban parte de la Asamblea de representantes o Parlamento, este nuevo sistema jurídico público de gobierno pasó a llamarse "parlamentario". El sistema, surgido en Inglaterra en el siglo XVIII, acabaría imponiéndose en Europa en el curso del siglo XIX y sigue siendo el sistema que por ejemplo tiene actualmente la España democrática. . a) De la monarquía constitucional a la monarquía parlamentaria. A pesar de los evidentes progresos constitucionales que reflejaba el Estado del Reino Unido en 1714, cuando accede al trono inglés la dinastía de Hannover, es innegable que el rey conservaba aún en Inglaterra grandes poderes. Dirigía personalmente la administración y la diplomacia, nombraba y revocaba a su antojo a sus ministros, que no eran solidarios entre sí. Por otra parte ninguno de ellos ejercía la dirección del gabinete por lo que la única cabeza visible del gobierno era el propio rey. En el curso del siglo XVIII este estado de cosas evolucionaría sin embargo en el sentido de desvincular de la figura real la función de gobierno que pasó a estar en manos no del monarca sino del Parlamento, razón por la que este modelo de Estado es conocido como régimen parlamentario21. Tal 21 Se entiende por régimen parlamentario aquél sistema de gobierno en el que los ministros del poder ejecutivo son elegidos entre los miembros del partido que tiene mayoría en el Parlamento, y más concretamente en la Cámara de los Comunes, por haber ganado las elecciones. El gabinete ministerial aparece 19 20 transformación fue el resultado de todo un concurso de circunstancias. La primera de ellas el desconocimiento de la lengua inglesa por parte de los primeros monarcas ingleses de la dinastía de Hannover. b) Los orígenes lingüísticos del régimen parlamentario. En el curso de los reinados de Jorge I (1714-1727) y Jorge II (1727-1760) Inglaterra se adentró sin embargo tímidamente en la vía del régimen parlamentario. Lo que se debió inicialmente a la condición de extranjeros de estos dos primeros monarcas de la casa de Hannover22. Ni Jorge I ni Jorge II hablaban inglés y por ello no podían presidir las reuniones de sus ministros. Esta circunstancia tuvo una consecuencia esencial en la historia constitucional inglesa pues durante 46 años los monarcas no asistieron a las deliberaciones del gobierno, lo que de hecho supuso dejarlo en manos de sus ministros. Surgió así la costumbre de que uno de ellos informase a los reyes - en francés o en latínacerca de lo tratado en las reuniones del gabinete ministerial y recíprocamente hiciese llegar a sus colegas el punto de vista del soberano. c) Sir Robert Walpole (1721-1742) y la consolidación consuetudinaria de la figura del "primer ministro". Durante más de veinte años (entre 1721 y 1742) esta función de intermediario fue desempeñada por una misma persona sir Robert WALPOLE, conde de Oxford (Houghton 1676-Londres 1745) y entonces el jefe del partido Liberal. Tal longevidad resultó determinante para que el carácter de Walpole y su ideario político permitiesen la consolidación del régimen parlamentario. Walpole era de natural autoritario gracias a lo que poco a poco consiguió que el rey cesara a aquellos de sus colegas ministros que no compartían sus ideas. Gracias a ello logró constituirse en director de un gabinete homogéneo, presidido por él como "Primer ministro". Por otra parte, Walpole consideraba que los ministros deben poseer no solo la confianza regia sino también -y ello era profundamente novedoso- la del Parlamento. Por este motivo, cuando la mayoría de los diputados de Westminster le reprocharon su política pacifista frente a Francia dimitió, a pesar de que contaba con la confianza de Jorge II. d) William Pitt el viejo, ministro a pesar del rey (1757). Otro paso decisivo en la instauración del régimen parlamentario en Inglaterra ocurrió en 1757 cuando la opinión pública inglesa, tras una guerra en la que Inglaterra había sido severamente derrotada por Francia, impuso al rey el nombramiento de William Pitt "el viejo", también conocido como Lord Chatham (Westminster 1708-Hayes 1778), en un movimiento de ardor patriótico. La elocuencia de Pitt, su absoluta honestidad y sobre todo dirigido por uno de sus miembros que recibe el nombre de Primer Ministro. La esencia de este sistema de gobierno radica en que la designación del gobierno no depende del rey sino del órgano representativo, de forma que si el gabinete pierde una votación parlamentaria en alguna cuestión importante todos sus miembros deben presentar la dimisión por entender que han perdido la confianza de la mayoría de los parlamentarios que sostienen el gobierno. 22 Tanto Jorge I (1714-1727), como su hijo Jorge II (1727-1760) eran príncipes alemanes -como Catalina la Grande Rusia, por cierto- preocupados por su estado de origen: el electorado de Hanover- hasta un punto en el que ni siquiera llegaron a aprender a hablar correctamente inglés y preferían expresarse en francés o en su idioma materno el alemán. . 20 21 su ardiente patriotismo, unido a la fe que tenía en el destino de su patria habían convertido a Pitt en el político más popular de Inglaterra. Por ello Jorge II, a pesar de la antipatía personal que el monarca sentía por el carácter independiente y autoritario de Pitt, se resignó a confiarle el ministerio de la Guerra y el de Asuntos Exteriores. Pitt desempeñó ambas carteras entre 1757 y 1761 con absoluta eficacia pues en esos primeros cuatro años consiguió que Inglaterra recuperase el control de los mares y extendiese sus dominios coloniales en la India y el Canadá. e) Jorge III y el último intento absolutista en Inglaterra. Con la llegada al trono de Jorge III (1760-1820) la actitud real frente al Parlamento cambió radicalmente. El nuevo rey tenía un carácter autoritario que chocó desde el primer momento con el de William Pitt, a quien el monarca obligó a dimitir en 1761. Jorge III además había nacido en Inglaterra y por ello, a diferencia de sus dos predecesores, hablaba inglés perfectamente. Ambas circunstancias le llevaron a tratar de gobernar por sí mismo y a imponer a sus ministros su real criterio. Para ello tuvo inicialmente que doblegar al Parlamento. Inicialmente no pudo hacer frente a la Asamblea de Westminster y tuvo que admitir nuevamente a Pitt como Primer ministro entre 1766 y 1768. No obstante gracias a que se dedicó a comprar sin complejos de ninguna índole a electores y diputados Jorge III acabó por conseguir un Parlamento dócil al que consiguió imponer como primer ministro a Lord North. Este intento de restablecer el sistema de gobierno existente en 1714 fracasaría sin embargo por dos razones: el asunto Wilkes y la Guerra de la Independencia de las colonias americanas (1776-1783). El asunto Wilkes y el nacimiento de la opinión pública (1770). El asunto Wilkes supone el surgimiento por vez primera de la opinión pública en Inglaterra como fuerza política. John Wilkes (1727-1797) era un diputado de la Cámara de los Comunes que comenzó a atacar en su periódico "The North Briton" la política del rey, motivo por el que Jorge III decidió ordenar su arresto. La actuación real fue sin embargo considerada injusta por la mayoría de la opinión pública inglesa contraria a la violación de la inmunidad parlamentaria y de la libertad de prensa. En 1768 Wilkes fue reelegido diputado, pero por orden del rey el Parlamento declaró nula su elección. Elegido una segunda vez, su elección fue nuevamente invalidada por las Cámaras. Aunque esta vez el escándalo en la opinión pública fue de tal envergadura que aparecieron multitud de panfletos en los que se reprochaba de modo violento al rey y a la Cámara de los Comunes su falta de respeto al derecho de los electores a elegir libremente a un candidato. La presión fue eficaz pues consiguió que el Parlamento aprobase en 1770 una ley en virtud de la cual se permitía a los periodistas publicar las sesiones parlamentarias. Ello se tradujo en la fundación de algunos periódicos importantes, entre los que destaca el Times de Londres. La prensa se convirtió de este modo en el instrumento político de la opinión pública que hizo así su irrupción en la vida política inglesa. La independencia de los EEUU y el fin del absolutismo en Inglaterra (1783). La autoridad de Jorge III, bastante debilitada por el asunto Wilkes, se debilitó aún más cuando las colonias inglesas de América del Norte lograron independizarse de la Corona inglesa tras la rebelión de 1776, un movimiento que fue sobre todo el resultado de la intransigencia de Jorge III quien se negó a no hacer concesión alguna a los colonos americanos. Así cuando en 1782 Jorge III se vio obligado a reconocer la independencia de las trece colonias, el gran descontento general le obligó a aceptar como Primer 21 22 ministro a uno de los jefes de la oposición, quien, se atrevió a formar su gobierno sin consultar previamente su composición con el monarca. f) William Pitt el Joven (1783-1801 y 1804-1806), un ministro impuesto por el rey, consolida el régimen parlamentario. Jorge III inicialmente logró orquestar una violenta campaña de opinión contra el nuevo ministerio hasta que consiguió su caída. Después, en contra de la opinión de las Cámaras puso al frente del gobierno al segundo Guillermo Pitt, llamado "el joven" (Hayes 1759 Putney 1806), un hijo de lord Chatham que fue puesto en minoría por el Parlamento hasta 16 veces. No obstante el joven Pitt no solo no accedió a presentar su dimisión sino que disolvió la Cámara de los Comunes y convocó unas elecciones en las que gracias a la corruptelas electorales el partido realista obtuvo una amplia mayoría. Pitt lograría de este modo estar al frente del gobierno inglés 18 años (1783-1801). No obstante Pitt no consolidó el absolutismo regio pues su talante personal le hizo buscar el apoyo no solo del rey sino también del Parlamento y de la opinión pública. Una actitud que determinó que en el curso de su largo mandato se consolidaran los mecanismos del régimen parlamentario. g) Incorporación de Irlanda al Reino Unido (1801). Irlanda, un territorio duramente colonizado por Cromwell, estaba mayoritariamente poblado por católicos y mantenía su propio Parlamento en Dublín, aunque la asamblea estaba más o menos controlada por el Gobierno de Londres gracias a los terratenientes protestantes instalados en Irlanda desde el siglo XVII. Una rebelión (1797-1798) constituyó el pretexto para que el Gobierno inglés forzase la integración política en el Reino Unido. El sometimiento de la rebelión por la fuerza de las armas fue consolidado por la intervención de Pitt quien emprendió la tarea de sobornar al Parlamento de Dublín; algo en lo que empleó la impresionante suma de 20 millones de libras. Una política que sin embargo dio sus frutos por cuanto el 22 de enero de 1799 el Gobierno irlandés introdujo la propuesta de unión legislativa entre Inglaterra e Irlanda y el 21 de mayo de 1800, Castlereagh, cuyo patriotismo se había esfumado hacía tiempo logró una mayoría de sesenta votos a favor del bill unificador. El 2 de julio el Parlamento de Westminster confirmó la unión y el 7 de julio desapareció el Parlamento irlandés. Un decreto real decretó que la unión entrase en vigor el 1 de enero de 1801. Irlanda estaría oficialmente unida a Gran Bretaña hasta 1949, aunque con graves problemas desde la segunda mitad del siglo XIX, que aún siguen en relación con la Provincia del Ulster (Irlanda del Norte).. h) Descrédito de la Monarquía y consolidación del régimen parlamentario. Terminado el período de la Revolución Francesa23 y superado el enfrentamiento con Napoleón, Inglaterra en 1815 se encuentra paradójicamente con una monarquía desacreditada por la locura de Jorge III y la conducta indecorosa de su hijo, el regente, futuro Jorge IV (1820-1830). Esta circunstancia acaba de consolidar el régimen 23 Ideológicamente la Revolución francesa tuvo sus partidarios en Inglaterra como Thomas Paine (17371809) defensor del radicalismo democrático y partidario de la soberanía popular y la abolición de la monarquía, autor de una obra llamada “Derechos del Hombre” (1792). Frente a él surgió el conservador Edmund Burke (1729-1797) que se había opuesto a la violencia revolucionaria en su obra “Reflexiones sobre la Revolución en Francia (1790), una obra que tuvo gran repercusión en Europa. 22 23 parlamentario favoreciendo el control del Gobierno por parte del Primer Ministro nombrado por la mayoría parlamentaria. Faltaba sin embargo dar un paso más cual era el de democratizar el propio Parlamento que en las primeras décadas del siglo XIX era una asamblea dominada por la oligarquía inglesa, sin que la mayor parte de la población del Reino Unido tuviese opción a elegir sus representantes en Westminster. IX. La democratización del régimen parlamentario (1832-1924). IX.1. El régimen parlamentario como instrumento político de la oligarquía inglesa. Si el triunfo del Parlamento sobre la monarquía por la vía de la instauración del régimen parlamentario constituye el final del absolutismo, sin embargo no supone en absoluto la instauración de un sistema democrático en Inglaterra. Sencillamente porque el Parlamento inglés que toma el poder en el siglo XVIII no era en absoluto democrático en el sentido actual del término. En realidad se trataba de una asamblea que mantuvo durante toda la centuria la misma organización medieval y que se encontraba dominada por la oligarquía terrateniente y mercantil, un porcentaje muy pequeño de la población total del Reino Unido. La Cámara de los Lores seguía estando integrada por aristócratas cuya condición era hereditaria, mientras que los miembros de la Cámara de los Comunes eran elegidos por condados y ciudades. No obstante, los electores distaban mucho de votar libremente, pues estaban sometidos -por intimidación o corrupción- a la influencia del rico terrateniente de turno que les imponía su candidato. Algo que era sobre todo frecuente en las poblaciones más pequeñas, llamadas "burgos de bolsillo" o "burgos podridos" (rotten boroughs). Por otra parte en las Cámaras los diputados se agrupaban en torno a una persona influyente al que llamaban "patrón" y del que eran los "amigos". Había así "amigos" del rey, "amigos" de los distintos ministros, o "amigos" de determinado lord o diputado. En estas condiciones los ministros procuraban vincularse el mayor número posible de "amigos" para reforzar su poder. Lo que conseguían la mayor parte de las veces mediando ante el rey para que otorgase oficios en la administración o el ejército, pensiones, monopolios, o simplemente, dinero. Este sistema, que los ingleses llamaban "patronato" (patronage), fue una práctica común en la vida política inglesa hasta bien avanzado el siglo XIX. IX.2. Los conservadores en el poder. Si durante la mayor parte del siglo XVIII los whigs habían controlado el Parlamento, la derrota inglesa en América del Norte (1783) determinó la vuelta de los tories al Gobierno. La mayoría conservadora se consolida tras el estallido de la Revolución Francesa y sobre todo tras el rebrote patriótico que provoca el enfrentamiento con Napoleón. Es a este respecto significativo que Wellington, el vencedor de Waterloo24 llegara a ser uno de los primeros ministros conservadores de este período que se extiende hasta 1830, momento 24 Sir Arthur Wellesley duque de Wellington era un noble irlandés. No obstante, desde 1801 Irlanda estaba integrada en el Reino Unido. 23 24 en el que la revolución burguesa que sustituye en Francia la monarquía absoluta por la Monarquía constitucional de Luis Felipe de Orleáns permite el regreso de los whigs al poder con Charles Grey (1830-1834). El gobierno de los whigs será trascendental ya que entre otras cosas logrará que el Parlamento de Westminster apruebe una trascendental reforma electoral que abrirá el camino de la democratización de la Asamblea. IX.3. La reforma electoral de 1832. Frente a los dos partidos tradicionales de los whigs y de los tories aparecidos en la segunda mitad del siglo XVII, apareció hacia 1760 otro partido minoritario, el de los radicales que defendían el sufragio universal, la igualdad religiosa y la supresión de la esclavitud en las colonias. A partir de la radicalización de la Revolución Francesa en 1792 fueron expulsados de Inglaterra como “jacobinos”, pero tras el Congreso de Viena (1815) los radicales volvieron a estar presentes en el Parlamento de Westminster, en gran parte por las dificultades económicas a las que se enfrenta Inglaterra en las primeras décadas del siglo XIX, consecuencia en gran medida del bloqueo continental decretado por Napoleón tras la derrota de Trafalgar (1805), que provocan agitaciones populares que son duramente reprimidas por Wellington. Tras el estallido de la revolución de julio de 1830 en Francia el Parlamento pone en minoría a Wellington y vota la elección del aristócrata Earl Grey para encabezar el Gobierno con objeto de poder hacer frente a la creciente agitación revolucionaria en Inglaterra. Tras consolidar su mayoría parlamentaria en unas nuevas elecciones, las primeras ganadas por los whigs tras cincuenta años de hegemonía tory, Grey logró que la Cámara de los Comunes aprobase el principio de una reforma electoral. Le costó algo más convencer a la Cámara de los Lores y al rey Guillermo IV (1830-1837), en principio opuestos al cambio, pero el peligro de la agitación social permitió al final el triunfo de Grey y la reforma electoral fue finalmente aprobada en junio de 1832. Esta reforma electoral es trascendental por cuanto modifica el sistema electivo fijado consuetudinariamente en la etapa medieval. Un sistema que aseguraba el total control de las Cámaras por la oligarquía terrateniente y financiera. La nueva ley electoral modificaba el sistema tradicional en dos puntos concretos: la redefinición de las circunscripciones electorales y la rebaja de la franquicia electoral, esto es la suma dineraria de ingresos que permitía acceder a la condición de elector. En primer lugar perdieron su derecho a elegir diputado 143 “burgos podridos” (rotten boroughs) que mantenían su representación desde la Edad Media a pesar de estar prácticamente deshabitados. Estos escaños fueron redistribuidos en nuevos condados y sobre todo en las nuevas ciudades industriales como Manchester o Birmingham. De esta forma aunque persistía la preponderancia de la Inglaterra rural por vez primera entraba en el Parlamento la nueva Inglaterra industrial. En segundo lugar la franquicia para acceder a la condición de elector se rebajó de forma que Inglaterra pasó de 400.000 electores a tener más de 650.000. Lo cual era una cifra respetable teniendo en cuenta que Inglaterra con el País de Gales tenía una población de 14 millones de habitantes y que Francia, incluso después de la Revolución de 1830, con una población de más de 32 millones apenas sumaba 170.000 electores. Fue sobre todo la burguesía la que se benefició de la reforma de 1832 y las masas populares siguieron sin tener representación parlamentaria. Sin contar con que el voto no fue secreto hasta 1872. No obstante el principio de un reparto de los escaños más 24 25 adecuado a la realidad económica, demográfica y social y el de la rebaja progresiva de la franquicia electoral abrieron el camino para que en el curso del siglo XIX el régimen parlamentario inglés avanzase hacia una clara democratización. Renovación de los partidos. Tras la reforma de 1832 los whigs siguieron en el poder casi una década25. Los tories volvieron al gobierno con Robert Peel entre 1841 y 1846, quien fue sustituido por el gabinete whig de Lord John Russell que gobierna entre 1846 y1852. A partir de esa fecha desaparecen los partidos tradicionales, o mejor dicho cambian de denominación pues los tories pasan a denominarse conservadores (conservative) y los whigs se transforman en liberales. Estos últimos lograrían gobernar entre 1855 y 1865 gracias a que tuvieron como líder a una persona muy destacado: el Vizconde Palmerston.. IX.4. Hacia el sufragio universal. a) La reforma electoral de 1867. En 1866 el canciller Gladstone, ministro del Gobierno liberal presidido por John Russell propuso una modificación de la ley electoral de 1832 en un sentido más democrático. El proyecto fue rechazado y el Gobierno cayó siendo reemplazado por otro presidido por el conservador Derby. Los sindicatos (trade unions26) reaccionaron organizando movilizaciones que en Londres fueron muy violentas. Fue entonces cuando el canciller Disraeli, ministro del gabinete Derby, convenció a los miembros de su partido de la necesidad de ampliar la base electoral de los conservadores por la vía de atraer elementos populares, algo de lo que logró convencer a sus compañeros de partido. Gracias a ello al final consiguió que se aprobase en 1867 una ley mucho más liberal que la inicialmente propuesta por Gladstone27. La reforma impuso un nuevo reparto de circunscripciones, que se tradujo en un aumento de escaños favorable a las regiones industrializadas, y una nueva rebaja del censo electoral, sobre todo en las ciudades, que duplicó el número de electores. Los beneficiarios de la ley fueron esta vez los obreros cualificados de mayor nivel de renta. b) La “normalización” de la alternancia. 25 Con una pequeña interrupción de algunos meses en que gobernaron los conservadores con Wellington y Robert Peel. A partir de 1834 volvieron los whigs conb William Lamb vizconde de Melbourne quien estuvo en el poder hasta 1841. 2626 En 1825 los sindicatos (trade unions) fueron tolerados aunque no legalizados plenamente. Gracias a ello en 1851 se creó la Unión de los Mecánicos y en 1860 la de los Carpinteros. Ambas formaron una Junta para coordinarse que acabó dirigiendo el movimiento obrero. No obstante la Junta no perseguía objetivos políticos (ni siquiera tenían como objetivo pedir que el Estado interviniese a favor de los obreros) sino exclusivamente buscaban ventajas corporativas (mejoras salariales y de las condiciones del trabajo). La Junta sin embargo condenaba la violencia e incluso el recurso a la huelga. 27 El jefe del Gobierno, Edward Stanley Earl de Derby, calificó la reforma de “un salto hacia lo oscuro”. 25 26 Como consecuencia de la reforma electoral de 1867 el régimen parlamentario alcanzó su velocidad de crucero lo que permitió que los dos partidos conservador y liberal se alternaran en el poder de modo regular: Los liberales de Gladstone entre 1868 y 1874, los conservadores con Disraeli de 1874 a1880. A esta “normalización” de la alternancia, que tranquilizó considerablemente el debate político, no fue ajeno el creciente prestigio que dio a la Monarquía el largo reinado de Victoria I (1837-1901), sin duda el momento culminante del poderío y prestigio británicos. Ello permitió avanzar considerablemente en el camino de la democratización del sistema gracias a dos reformas electorales claves ambas debidas al liberal Gladstone: el voto secreto y la tercera reforma electoral de 1884. . c)Las reformas de 1872 y 1884. El siguiente paso en al democratización del sistema electoral lo dio el primer ministro liberal Gladstone (1868-1874 , 1880-1885, 1886 y 1892-1894) cuando adoptó el sistema electoral australiano del voto secreto en 1872. En su siguiente mandato (1880-1885) además logró que el Parlamento aprobase la cuarta reforma electoral desde 1832. La Reforma de 1884 extendió a los condados las condiciones electorales fijadas para las ciudades en 1867. Además el mapa político de las circunscripciones electorales se uniformizó en todo el país de modo que, con la salvedad de las grandes ciudades que recibieron el privilegio de elegir varios diputados, el Reino Unido fue dividido en una serie de circunscripciones, cada una de las cuales elegía un diputado. Con ello el número de electores pasó de tres a cinco millones. A partir de 1885 Inglaterra tuvo un régimen razonablemente democrático en el que sin embargo concurrían aún algunas anomalías sorprendentes ya que solo tenían la condición de elector los propietarios o los arrendatarios. Lo que significaba que los hijos mayores de una familia que vivían con sus padres, los miembros del servicio doméstico, los obreros que residían en casa de su patrono (lo que representaba aproximadamente una cifra cercana a los dos millones de adultos en 1885) no tenían derecho de voto. En cambio quienes poseían o arrendaban inmuebles en circunscripciones electorales distintas podían votar varias veces, lo que provocaba que las elecciones durasen varios días. d) Por fin el sufragio universal (1918-1928). El régimen parlamentario británico no se democratizaría del todo hasta después de la Primera Guerra Mundial, cuando desapareció el requisito de ser propietario o arrendatario en nombre propio para acceder a la condición de elector. A partir de 1918 bastó con cumplir una edad determinada: 21 años para los varones y 30 para las mujeres. A partir de 1928 la edad de voto de las mujeres se equiparó a la de los hombres. Desde entonces el régimen parlamentario del Reino Unido fue plenamente democrático. BIBLIOGRAFÍA ORIENTATIVA: ASIMOV, Isaac La formación de Inglaterra, Madrid (Alianza Ed.) 1999. BELLOC, Hilaire Carlos I Rey de Inglaterra, Madrid (Juventud) 1940. BELLOC, Hilaire Cromwell Barcelona (Planeta) 1996. 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