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QUIERO Con 31 años de experiencia laboral a mis espaldas creo que voy aprendiendo a sintetizar lo que quiero. Quiero, por ejemplo, que los directivos de los medios de comunicación sean escrupulosos en el tratamiento que se les da a las mujeres, no sólo desde la información o el editorial sino también desde las columnas. La chulería y el desprecio hacia la condición femenina aún tienen un sorprendente hueco celebradísimo en el columnismo español. Me gustaría que los sueldos de las mujeres igualaran a los de los hombres, que se considerara la promoción de las mujeres a puestos directivos si éstas cuentan con los mismos méritos que los hombres. Quiero que se respete la maternidad en los centros laborales porque es algo que, entre otras cosas, nos beneficia a todos. Quiero que en el trabajo se nos trate con igual consideración que a los hombres. Es posible que los varones no sean conscientes de ello pero es habitual percibir un trato condescendiente o paternalista que se nos concede, para colmo, como un regalo. Quiero que el sentido común que desprende el documento escrito por el filólogo Ignacio Bosque y suscrito por varios académicos sobre el lenguaje no sexista contagie de sentido común otras decisiones de la Real Academia, que entre elegir a un nuevo ilustre mediocre o a una nueva ilustre mediocre se suelen decantar con demasiada frecuencia por la primera opción. Es decir, que traten de predicar con los hechos; al fin y al cabo, es lo que están defendiendo en su escrito. No quiero que sindicatos, centros laborales dependientes de un ministerio o comunidades autónomas, etcétera, presionen a trabajadores o aspirantes a utilizar el lenguaje de determinada manera. Son tan fundamentales los aspectos que las mujeres deseamos mejorar que, francamente, estar incluida en un plural masculino que se entiende como genérico me importa bien poco. Elvira Lindo, El País, 7 de marzo de 2012 1. Tema, intencionalidad de la autora, tipo de texto y valoración personal. 2. Valor estilístico de los verbos del texto. 3. Análisis sintáctico global: Es posible que los varones no sean conscientes de ello pero es habitual percibir un trato condescendiente o paternalista que se nos concede, para colmo, como un regalo. ESTILÍSTICA DE LAS FORMAS VERBALES En esta columna de opinión de Elvira Lindo en la que reivindica la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos los verbos ejercen un papel importante (de hecho, un verbo da título al artículo). En cuanto a los morfemas verbales de persona y número, cabe destacar el hecho de que hay varias formas en 1ª persona del singular, pues se trata de un texto en el que la autora expresa sus deseos de igualdad de forma reiterativa. Por ello, el “Quiero” que da título al texto aparece en otras seis ocasiones en el artículo, casi siempre en posición anafórica, por lo que adquiere así más relieve aún. Otras formas en esta misma persona son “creo” y “voy aprendiendo”. Aparece también, al final del texto, un verbo en primera persona del plural (“deseamos”), con el que la autora se incluye a sí misma en el colectivo de mujeres, por lo que se identifica con todas sus lectoras. Todas estas formas verbales, además de estar en primera persona, están también en presente de indicativo, con valor actual. Además, llama la atención que en cuanto a su significación se trata de verbos volitivos, que expresan voluntad (querer, desear). En este grupo podríamos incluir también al verbo “gustar” (me gustaría) que en este caso está en condicional, un tiempo que también se utiliza para realizar peticiones con aportando valor de cortesía (además, aunque es un verbo que está en 3ª persona, el pronombre “me” nos indica que es nuevamente la autora la implicada en el proceso verbal). Todo ello nos indica que, como decíamos al principio, la autora está expresando sus deseos, manifestando diversas peticiones en su nombre y, en realidad, en el de todas las mujeres. Este hecho explica que la mayor parte de las formas verbales restantes pertenezcan al modo subjuntivo, que es el modo con el que se expresan las acciones deseadas, no reales. Así, son formas del presente de subjuntivo: sean, se respete, se nos trate, contagie, traten, presionen… Y son formas del pretérito imperfecto de subjuntivo: igualaran, se considerara. La diferencia entre unas y otras tiene que ver con si la autora cree que es más o menos posible que se cumplan esas acciones que desea o quiere ver realizadas (los del presente de subjuntivo dependen de “quiero”, mientras que los imperfectos dependen del condicional “me gustaría). Semánticamente, muchos de esos verbos expresan acciones que tienen como objeto a las mujeres y que tienen que ver con el trato, igual o desigual, que reciben en la sociedad (respetar, tratar, considerar, igualar…). Lo mismo podemos decir de “dar” (tratamiento), “conceder” (trato), “elegir”… Por último, cabe señalar que hay otras formas verbales que están en presente con carácter durativodescriptivo y que son utilizadas por la autora para describir la situación de discriminación en la que se encuentran las mujeres en la actualidad: se les da, tienen, es habitual, se suelen decantar… Además, el atributo “habitual” que complementa al verbo “es” y el uso de la perífrasis aspectual consuetudinaria (“se suelen decantar”) acentúan el hecho de que son acciones discriminatorias que se producen con frecuencia en nuestra sociedad. Otras perífrasis del texto son “voy aprendiendo” y “están defendiendo”, las dos con valor durativo. En conclusión, podemos decir que las formas verbales que aparecen en este texto son un claro indicio de la subjetividad del mismo y, en concreto, de la expresión del deseo anhelado por la autora: la igualdad entre hombres y mujeres en nuestra sociedad. Este hecho se manifiesta en la aparición de verbos en primera persona (tanto del singular como del plural), en la abundancia de formas del subjuntivo y también en la propia significación de las formas verbales, que tiene que ver, bien con el deseo, bien con acciones relacionadas con el trato que reciben las mujeres en nuestra sociedad. Todos estos rasgos (uso de la primera persona, presencia del modo subjuntivo, verbos volitivos…) son propios de los textos que presentan, como este, un modo de elocución argumentativo.