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Vol. 36, nº 2 A VANCES en Traumatología, Cirugía Ortopédica, Rehabilitación, Medicina Preventiva y Deportiva Fundador Dr. Juan Ballester Peris † Coordinador de la revista Dr. Lluis Roger Berenguer PUBLICACIONES NACIONALES TÉCNICAS Y EXTRANJERAS, S.A. [email protected] www.puntex.es Edición Sant Cugat Director Dr. Miquel Ferrán Olivé Asesoría Científica Oficina Central: Padilla, 323 08025 BARCELONA (España) Tel.: 934 462 820 Fax: 934 462 064 Comité de Redacción Delegación: López de Hoyos, 168 1ºD ext. 28002 MADRID (España) Tel.: 915 103 460 Fax: 915 102 255 Prof. Enrique Cáceres Palou Dr. Josep Comellas Alabern Dr. Fernando Granell Escobar Redactor Jefe: Secretario: Vocales: Director General Ramon Martín [email protected] Comercial Yolanda Martín [email protected] Producción Andrés Petchamé [email protected] Marketing Elisabeth Martín [email protected] Redacción Raúl Sanahuja [email protected] Susana López (Secretaría) [email protected] Publicidad Miguel Navarrete [email protected] Elia García (Madrid) [email protected] Jordi Hernáez (Barcelona) [email protected] I+D Alberto Martín [email protected] Consejo Territorial Diseño Gráfico Patricia Oliveras [email protected] Dr. Josep Barrachina Pérez Dr. Aureliano Montiel Giménez Dr. José Mª. Aguilera Vicario Dr. Miquel Gifreu Sánchez Dr. Joaquím Raventós Paucirerol Dr. Lluis Torruella Guila Aragón: Dr. Félix Pastor Loscertales Cantabria: Dra. Mercedes Cobo Fernández Comunidad Valenciana: Dr. Vicente Almer Llopis Illes Balears: Dr. Antonio Llabrés Cursach La Rioja: Dr. Epifánio J. Sánchez Marquijano Navarra: Dr. José Luis Sinués Martín País Basco: Dr. Ramón Mora Fernández Edición Coslada Económico Financiero Àngela Pallarès [email protected] Director Dr. Miguel García Munilla Asesoría Científica Impreso en: EPS Depósito legal: B-7461/85 ISSN: 0214-4077 Publicación autorizada por el Ministerio de Sanidad como Soporte Válido. Ref. S.V.R. 422. La Dirección de la Revista no acepta responsabilidades derivadas de las opiniones o juicios de valor de los trabajos publicados, la cual recaerá exclusivamente sobre sus autores. Esta publicación no puede ser reproducida total o parcialmente por ningún medio, sin la autorización expresa por escrito de los editores. Comité de Redacción Consejo Territorial Dr. Luis Alcocer Pérez-España Dr. Rafael Cruz-Conde Delgado Prof. Antonio López Alonso Redactor Jefe: Dr. Miguel Arilla Castilla Secretario: Dr. Javier Zamora Vicente de Vera Vocales: Dr. Jesús Castaño Lloris Dr. Ricardo Rodríguez de Oya Dr. Benjamín García González Dr. Cristóbal Rodríguez Hernández Andalucía: Dr. Manuel Ruiz del Portal Canarias: Dr. Rafael Vega Cid Castilla-La Mancha: Dr. Pedro Carrillo Gómez Castilla-León: Dr. Jesús Sánchez García Extremadura: Dr. Diego Cachero Bernández Galicia: Dr. Javier Pombo Prieto Murcia: Dr. Rafael de Mena Sarrió EDITORIAL Los días 10 y 11 de noviembre de 2005 celebramos en el Hospital ASEPEYO de Sant Cugat una nueva edición del curso Avances, en esta ocasión dedicada a la patología raquídea relacionada con la esfera laboral y deportiva. Parte de los temas que se abordaron en las mencionadas jornadas están incluidos en este número de la revista. No hace falta insistir en la gran carga, tanto económica, como asistencial que representa la patología de la columna vertebral y estructuras relacionadas en la labor de una mutua de accidentes laborales. Esta carga crece, podríamos decir, desesperadamente en todos los ámbitos asistenciales. Pero es que además, en el caso de las relacionadas con el trabajo aumenta más y evoluciona peor que en el resto. Y esto a pesar que existe el acuerdo entre expertos y comités que una incapacidad permanente por patología raquídea relacionada o influida por el trabajo es como mínimo, infrecuente. Puede ser que se precisen modificaciones en el trabajo, hábitos del paciente o medidas adicionales transitorias: rehabilitación y demás, pero los pacientes deberían reincorporarse a su puesto de trabajo. Si esto es así, ¿por qué es tan grave el problema de la incapacidad laboral derivada del dolor lumbar? Es posible que sea más un problema social y laboral que médico. Por tanto es imprescindible que tengamos claro todos que no vamos a arreglar la sociedad en un quirófano y seamos extre- VANCES ATraum madamente cautos al indicar tratamientos invasivos a pacientes que según el último estudio de la Unión Europea denominado COST B13 (www.backpaineurope.org) presentan un dolor lumbar inespecífico. Los problemas con los que nos encontramos aquellos que, más o menos modestamente, nos dedicamos a la patología del raquis, no acaban aquí. Otro punto de presión importante lo ocasiona la industria. Cada día se nos ofrecen, técnicas nuevas, más caras, para tratar los síntomas dolorosos raquídeos. De la misma manera, que muchos de los dolores que tratamos son inespecíficos, creo sinceramente que muchos de los artilugios que se nos promocionan, no son también inespecíficos, sino francamente inoperantes. No es este un campo en el que estar a la última sea la mejor idea. Dichos artilugios no sustituyen la prudencia, el juicio clínico ni la experiencia, rara vez se nos presentan como una evidencia científica contrastada y pueden provocar que los enfermos y la sociedad en general nos vean como un colectivo poco serio y que es capaz de actuar por motivos espurios. Creo que si con este número de avances podemos aportar aunque sea mínimamente algo de luz sobre este tema no habremos perdido el tiempo. Dr. Joaquín Raventós Responsable de la Unidad de Columna Hospital ASEPEYO Sant Cugat 63 VOL. 36, nº 2 2006 SUMARIO Nuestros Clásicos Revisión Revisión Revisión Revisión Caso Clínico Caso Clínico PATOLOGÍA TRAUMÁTICA DEL DISCO INTERVERTEBRAL LUMBAR. TRATAMIENTO J. Borrell Pedrós J. Ballester Peris A. Henríquez Lluch 064 R. Cruz-Conde Delgado A. Castel Oñate A. Rayo Sánchez I. Neira Borrajo 110 CONCEPTOS Y TRATAMIENTO DE LA ESPONDILOLISIS Y ESPONDILOLISTESIS (PARTE II) RESULTADOS DE LAS FUSIONES LUMBARES EN EL ÁMBITO LABORAL J. Raventós Paucirerol R. Torrents Orrit J. Omaña García C. Guinot Saera 127 UTILIDAD DE LAS PRUEBAS DIAGNÓSTICAS INVASIVAS EN PATOLOGÍA LABORAL J. Omaña García 133 TERAPIAS INTRADISCALES R. Torrents Orrit 138 OSTEOBLASTOMA CERVICAL D. Popescu R. Plaza Garcia A. Combalia Aleu 144 LUMBALGIA POR FRACTURA OSTEOPORÓTICA VERTEBRAL. PRIMER SÍNTOMA DE SÍNDROME DE CUSHING JJ. González Fernández J. Betegón Nicolás O. Fernández Hernández M. Fernández González 148 FRACTURA POR FLEXIÓNDISTRACCIÓN LATERAL EN LA COLUMNA LUMBAR JM Femenías-Rosselló G. Ripoll-Estela M. Rubí-Jaume J. Jiménez de la Fuente JP. Palliser-Llabrés 152 Caso Clínico INSTRUCCIONES PARA LOS AUTORES A VANCES en Traumatología, Cirugía Ortopédica, Rehabilitación, Medicina Preventiva y Deportiva Los trabajos han de ser inéditos, serán enviados a: Revista AVANCES en Traumatología, Cirugía, Rehabilitación, Medicina Preventiva y Deportiva. También deberán constar de entre 3 y 6 «Palabras clave», por su utilización en los índices bibliográficos internacionales. • Dr. Lluis Roger Berenguer Hospital ASEPEYO Sant Cugat Avda. Alcalde Barnils, s/n. 08190 Sant Cugat del Vallès (Barcelona) La bibliografía se ordenará alfabéticamente, numerándose las citas de modo consecutivo. Todas las referencias bibliográficas serán citadas en el texto, con su numeración correspondiente. Si la referencia es de un libro; Autor(es), título, volumen (si la obra consta de más de uno), número de edición (si es otra que la 1ª), editorial, ciudad, año y páginas de la cita. • Dr. Miguel García Munilla ASEPEYO Coslada-Madrid Joaquín de Cárdenas, 2 28820 Coslada (Madrid) La Revista AVANCES en Traumatología, Cirugía, Rehabilitación, Medicina Preventiva y Deportiva publicará: a) artículos originales; b) revisiones; c) notas clínicas. Los artículos originales serán sometidos a revisión por el Comité de la Revista que informará al autor de su aceptación o de su devolución, indicando en este caso las causas que motivan su no publicación. Los manuscritos deberán ser enviados mecanografiados a doble espacio en DIN-A4, por una sola cara, y dejando amplios márgenes; las páginas serán numeradas correlativamente y llevarán en la cabecera el nombre del autor. En la primera página se hará constar: Título, nombre del autor (es), Hospital o Institución académica, dirección y teléfono. Se agradecerá el envío de disquete, en el programa Word u otros programas de tratamiento de textos habituales. Los trabajos estarán constituidos por partes claramente diferenciadas: Introducción, Material y métodos, Resultados, Discusión y Bibliografía; irá precedido de un resumen de una extensión entre 100 y 150 palabras, en el que se expondrá concisamente el objeto del trabajo, los resultados y las conclusiones más relevantes obtenidas. Las citas bibliográficas se harán constar, por este orden: Apellido e iniciales del autor(es), título original, abreviatura según el Index Medicus del nombre de la revista, volumen, páginas inicial y final y año. Las ilustraciones deben ser facilitadas en un original que permita su reproducción, excluyendo en cualquier caso fotocopias u otro sistema de baja calidad. En caso de ser facilitadas en soporte informático (formatos a 300 ppp extensiones tiff, jpeg, bmp) deberán ir acompañadas de una copia impresa de las mismas con resolución suficiente para poder reproducirse directamente en caso de fallo en el soporte. Las fotografías, radiografías, gráficos y dibujos llevarán una numeración arábiga consecutiva según son mencionados en el texto, bajo el nombre genérico de Figuras. Las tablas estarán ordenadas consecutivamente según son mencionadas en el texto, con numeración romana. En hoja aparte se escribirán las leyendas de las ilustraciones. Las fotografías deberán remitirse en diapositivas que sean el positivo de la imagen. En cada una de ellas se hará constar el número de la figura y una flecha indicando claramente su posición correcta. Los dibujos y gráficos tendrán un tamaño apropiado para que sean legibles al ser reproducidos; se enviará el original impreso. EDITORIAL Los días 10 y 11 de noviembre de 2005 celebramos en el Hospital ASEPEYO de Sant Cugat una nueva edición del curso Avances, en esta ocasión dedicada a la patología raquídea relacionada con la esfera laboral y deportiva. Parte de los temas que se abordaron en las mencionadas jornadas están incluidos en este número de la revista. No hace falta insistir en la gran carga, tanto económica, como asistencial que representa la patología de la columna vertebral y estructuras relacionadas en la labor de una mutua de accidentes laborales. Esta carga crece, podríamos decir, desesperadamente en todos los ámbitos asistenciales. Pero es que además, en el caso de las relacionadas con el trabajo aumenta más y evoluciona peor que en el resto. Y esto a pesar que existe el acuerdo entre expertos y comités que una incapacidad permanente por patología raquídea relacionada o influida por el trabajo es como mínimo, infrecuente. Puede ser que se precisen modificaciones en el trabajo, hábitos del paciente o medidas adicionales transitorias: rehabilitación y demás, pero los pacientes deberían reincorporarse a su puesto de trabajo. Si esto es así, ¿por qué es tan grave el problema de la incapacidad laboral derivada del dolor lumbar? Es posible que sea más un problema social y laboral que médico. Por tanto es imprescindible que tengamos claro todos que no vamos a arreglar la sociedad en un quirófano y seamos extre- VANCES ATraum madamente cautos al indicar tratamientos invasivos a pacientes que según el último estudio de la Unión Europea denominado COST B13 (www.backpaineurope.org) presentan un dolor lumbar inespecífico. Los problemas con los que nos encontramos aquellos que, más o menos modestamente, nos dedicamos a la patología del raquis, no acaban aquí. Otro punto de presión importante lo ocasiona la industria. Cada día se nos ofrecen, técnicas nuevas, más caras, para tratar los síntomas dolorosos raquídeos. De la misma manera, que muchos de los dolores que tratamos son inespecíficos, creo sinceramente que muchos de los artilugios que se nos promocionan, no son también inespecíficos, sino francamente inoperantes. No es este un campo en el que estar a la última sea la mejor idea. Dichos artilugios no sustituyen la prudencia, el juicio clínico ni la experiencia, rara vez se nos presentan como una evidencia científica contrastada y pueden provocar que los enfermos y la sociedad en general nos vean como un colectivo poco serio y que es capaz de actuar por motivos espurios. Creo que si con este número de avances podemos aportar aunque sea mínimamente algo de luz sobre este tema no habremos perdido el tiempo. Dr. Joaquín Raventós Responsable de la Unidad de Columna Hospital ASEPEYO Sant Cugat 63 Patología traumática del disco intervertebral lumbar NUESTROS CLÁSICOS Tratamiento* J. Borrell Pedrós, J. Ballester Peris, A. Henríquez Lluch “Casi todos los hombres que han alcanzado la edad media, en la actualidad o en el pasado, son incapaces, según mi plena convicción, de mirar los hechos desde un nuevo punto de vista” DARWIN *Artículo publicado en el volumen 2 núm. 2 del segundo trimestre de 1972, en nuestra revista Traumatología Cirugía y Rehabilitación 000787 Antes de 1934 la lumbociatalgia era un concepto difuso, de patogenia desconocida, y objeto de vivas discusiones la etiología y el tratamiento de la misma. En 1904 se introdujo el concepto de ciática radicular al afirmarse que la sintomatología irradiada tenía un claro carácter segmentario (LortatJacob y Sabareaunu). Fueron Dejerine y Regnard [1912]) los que afirmaron que algunos síndromes de lumbociatalgia eran debidos a la compresión de una raíz nerviosa. Diferentes autores (Luschka, Anchae, Kocher, etc.) y en diferentes épocas describieron en sus publicaciones hallazgos de material discal prolapsado dentro del conducto vertebral (necropsias, intervenciones), pero no las asociaron al síndrome clínico que presentaban estos enfermos. Se creía en general que eran debidos a efectos de traumatismos o a rarezas anatómicas. Fueron Mixter y Barr en 1934 los que relacionaron estos hallazgos con la ciática. Ésta puede ser clínicamente diagnosticada y demostrada mielográficamente. Publican 19 casos tratados quirúrgicamente en los que se encontró un 64 prolapso discal, y cuya extirpación quirúrgica proporcionó excelentes resultados. Los citados autores en su publicación relacionan la protusión discal con la clínica que presentan estos enfermos, y dicen que aquélla es la causa de la ciática idiopática. Así pues, el trabajo de Mixter y Barr expone claramente la conexión existente entre el dolor lumbar, la ciática y el prolapso discal. Esta teoría patogenética se ha venido aceptando como causa patogenética de la lumbociatalgia hasta la actualidad. Es indudable que este concepto representó una valiosa contribución a la cirugía, pero en todos los aspectos, el predominio del concepto de hernia y de sus repercusiones quirúrgicas ha demostrado ser, en el transcurso del tiempo, totalmente desafortunado. Es así, porque es evidente que en muchos casos de lumbociática se opera con el diagnóstico de hernia discal intervertebral y se confirma con el hallazgo de la correspondiente muesca mielográfica en el conducto dural. Sin embargo, en la operación, en un paciente inconsciente y en posición prona, no se observa la hernia. La superficie 36/2 2006 - Págs. 64 a 108 posterior del anillo parece ser normal. No pueden hallarse otras lesiones patológicas y se sutura la herida. El paciente ha sufrido una operación inútil. El cirujano queda abatido y apesadumbrado. En este momento y, con buena razón según el concepto patogenético de la ciatalgia según Mixter y Barr, puede considerar al paciente como un simulador o un neurótico, puesto que no halló compresión alguna sobre la raíz supuestamente irritada. La enfermedad del paciente sigue invariable a pesar de la intervención. Esto, es particularmente desafortunado, ya que si el cirujano hubiese adoptado algunas pequeñas medidas adicionales, como comentaremos más adelante, el resultado hubiera sido ciertamente bueno. Aceptándose el concepto de compresión radicular en la patogenia del síndrome ciático y para explicar los múltiples casos en los que existía un dolor irradiado a extremidades inferiores y en el que ni mielográficamente ni quirúrgicamente se demostraba prolapso discal alguno, se supusieron muchas otras causas de compresión de la raíz, pero paulatinamente sus mismos J. Borrell, et al defensores las abandonaron. El engrasamiento del ligamento amarillo ha sido considerado como causa de compresión de la raíz y del síndrome ciático por algunos autores (Prusepp, Brown, Falconer, etcétera). En 1947, Lindahl describe a la lumbociatalgia como un síndrome producido por la combinación de una presión mecánica y una hiperalgesia radicular como resultado de cambios funcionales en la misma. Después de estudios histológicos de la raíz nerviosa (Rexet) y experimentales durante la cirugía (Lindahl) se descarta esta causa patogenética. Hirsch con su teoría autoinmunológica, Machemson que describe el síndrome ciático como debido a una alteración del Ph discal al encontrar sus valores bajos en las mediciones del mismo, éstas y otras múltiples teorías se han descrito como posibles causas patogenéticas de la lumbociatalgia, para tratar de explicar los casos en que existen algias irradiadas, sin que ni mielográficamente ni quirúrgicamente se encuentre prolapso discal alguno. Variadas han sido las terapéuticas aplicadas y siempre de acuerdo con las ideas patogenéticas predominantes (Feffer las trata con infiltraciones de cortisona intradiscales; dice obtener buenos resultados; Smith y Brown, Hirsch preconizan la inyección intradiscal de chimopapain etc.), no obstante y de acuerdo con conceptos embriológicos, anatómicos, histológicos y mecánicos, esbozaremos (Burke) una patogenia del síndrome lumbociático que permita explicarnos de forma clara todas las características del cuadro clínico, exista o no prolapso discal y que nos permitirá adecuar el tratamiento ideal en cada, caso. La comprensión de la fisiopatología de la lumbalgia y/o lumbociatalgia de origen discal traumática, y por añadidura su clínica y tratamiento sólo es posible a través de unos, conocimientos elementales: VANCES ATraum a) b) c) d) Embriológicos Anatómicos Histológicos Mecánicos Vamos a tratar de esquematizar cada uno de ellos centrando la atención sobre determinados aspectos cuyo conocimiento es fundamental para el entendimiento de la patología traumática del disco intervertebral. A) Embriológicos La columna vertebral es una estructura segmentada cuyos precursores pueden aprerciarse ya hacia el vigesimoprimer día del desarrollo. En este momento el mesodermo paraaxial se organiza en somitas que presentan una de las primeras manifestaciones de segmentación. En las regiones de la cabeza y de la cola, los somitas se desarrollan atípicamente o degeneran. En la nuca y en el cuerpo del embrión cada somita típico se diferencia en seguida en tres porciones: 1º Una placa epitelial lateral y superficial, el dermatomo. 2º Una masa lateral pero más profunda, el miotomo. 3ª Una masa mediana y ventral, el esclerotomo. Las células escleróticas de cada par de somitas emigran hacia la línea media. Estas células salen del conjunto epitelial y se transforman en elementos estrellados ramificados, que mediante sus múltiples prolongaciones forman una especie de red. En la línea media encuentran estas células la notocarda, alrededor de la cual se disponen así como a los lados del tubo nervioso. Estas células estrelladas, conjuntivas, son las que en definitiva constituyen el Anatomía mesénquima. El mesénquima axil es el origen del tejido que forma el esqueleto vertebral y, lo que es más importante, el disco intervertebral en cuyo núcleo pulposo permanecerá en estado primitivo, como veremos más adelante (fig. 1 A-B). De todo ello en resumen nos interesa destacar que en el embrión, la columna vertebral está esbozada, al comienzo, por el engrosamiento del mesénquima. A medida que los huesos adoptan su forma, empiezan a formarse las laminillas del disco intervertebral y rodean una masa de mesénquima que se convierte en el núcleo del disco intervertebral. El núcleo es una estructura bien definida, claramente delimitada del anillo. Constituye una red laxa de células mesenquimatosas primitivas (De Palma) (fig. 2 A, B, C, D). El tejido mesenquimatoso tiene la propiedad latente de formar todas las distintas células especializadas halladas en los diferentes tipos de tejido conjuntivo adulto (Ham). Son esta propiedad del mesénquima y el estar formado el núcleo de cada disco intervertebral de tejido mesenquimatoso, factores de gran importancia en la etiología del dolor de espalda. Veremos posteriormente porqué. Columna vertebral. Anatomía Es suficientemente conocida la estructura anatómica de la columna vertebral; no vamos pues a insistir en la misma. Queremos únicamente centrar la atención sobre unos puntos que juzgamos de fundamental interés para el tema que nos ocupa. Como se verá, este interés lo vamos a referir sobre el disco intervertebral, su estructura, inervación e irrigación. Concedemos escasa importancia en la patogenia del dolor de espalda a las estructuras óseas en sí, por ello omitimos su descripción anatómica. 1) Disco intervertebral 2) Nervios senovertebrales 3) Irrigación del disco intervertebral Patología traumática del disco intervertebral lumbar A) Función B) Cubierta externa C) Anillo fibroso D) Núcleo 65 Fig. 1. A. Esquemas que muestran dos estadios en la diferenciación de los somitas y los esclerotomos; 1) notocorda, 2) dermatomo, 3) nervio segmental, 4) esclerotomo anterior, 5) arteria intersegmental, 6) migración de los esclerotomos, 7) somita (Human Embriology). B. Dibujo que representa una sección transversa de un embrión humano de 14 somitas a nivel de la octava somita (según Heuser) 1) tubo neural, 2) somita, 3) notocorda, 4) aorta dorsal derecha. Fig. 2 A-B-C-D. Esquemas que representan la evolución embriológica del disco intervertebral. A. Embrión 15 mm; 1) notocorda, 2) cuerpo vertebral, 3) migración esclerotómica, 4) mesénquima. B. Embrión 29 mm; 1) núcleo pulposo. C. Embrión 60 mm; 1) anillo fibroso, 2) núcleo pulposo. D. Embrión a término; 1) cuerpo vertebral, 2) anillo fibroso, 3) núcleo pulposo (mesenquimatoso) (Peacock). 66 J. Borrell, et al 1° Disco intervertebral y unido a las superficies posteriores de los cuerpos vertebrales, pero no a las superficies posteriores de los discos. El ligamento longitudinal anterior, en cambio, es potente y en la región lumbar es ancho y está unido a la superficie anterior de los cuerpos vertebrales y de los discos intervertebrales. b) Anillo fibroso. Lo forman una serie de anillos de cartílago colocados no de forma concéntrica sino que en el adulto, en número de 18 a 20 en la parte anterior y laterales, están dispuestos en ángulos rectos entre sí (fig. 3). Permanecen unidos por medio de fibrillas colágenas y el espacio entre estos anillos está relleno de tejido mesenquimatoso. En la parte posterior, en cambio, el número de laminillas es más reducido 8 a 10, forman aquí bandas paralelas que se fijan al hueso por encima y por debajo. En los puntos en que el anillo contacta con el cartílago o hueso de los cuerpos vertebrales adyacentes, se unen firmemente a estas estructuras por medio de fibras semejantes a las de Sharpey (fig. 4). Como hemos visto, las laminillas anteriores y laterales del anillo son más abundantes y gruesas. Es por esto que en el adulto presenta aproximadamente un grosor doble por delante y por los lados que la porción posterior. Por consiguiente, la porción del disco intervertebral que forma el reborde anterior del conducto vertebral es notoriamente la región más débil. Sus laminillas son escasas y delgadas, el ligamento longitudinal posterior es delgado, no adhiere al disco y no posee cubierta fibrosa. Esta característica anatómica permite que el disco en este punto se seccione y erosione fácilmente, pero presenta una extraordinaria resistencia a las fuerzas de tensión. c) Núcleo pulposo. El núcleo está localizado en general, entre los 1/3 medio y posterior del disco. Es incompresible, su aspecto en el jo- ven, es gelatinoso, translúcido o amarillento. Las fibrillas colágenas que en forma de red existen en su interior están adheridas en su periferia al anillo fibroso, como veremos más adelante. Está compuesto por mesénquima, como ya expusimos al estudiar la embriología. Estas dos características, la distribución en forma de red de las prolongaciones protoplasmáticas de las células nucleares y el hecho de que cada núcleo del disco intervertebral sea el mesénquima, son los factores más importantes en la etiología del dolor de espalda, el uno porque por su estructura (red) permite su lesión en los movimientos de flexión y rotación del tronco, a pesar de la barrera que supone la existencia de un anillo avascular, desprovisto incluso de linfáticos que prácticamente lo aísla de todo otro posible tipo de lesión que no sea la traumática, y el otro (mesénquima) por la intensa capacidad inherente que posee para conseguir su destino: convertirse en tejido fibroso, cartílago o hueso cuando se lesiona. En este momento, como veremos posteriormente, la gelatina nuclear se transforma en tejido fibroso. La estructura de este núcleo cambia con la edad, hecho que también consideraremos posteriormente por la importancia que este factor supone. d) Inervación. La existencia o no de filetes nerviosos en el disco tiene una importancia trascendental en la etiología del dolor de espalda; por tanto la evidencia de estructuras nerviosas en los estudios histológicos de los discos es de capital importancia para explicarnos la clínica, evolución e incluso el tratamiento de estos enfermos. En la actualidad, como veremos más adelante, su existencia está ciertamente demostrada. Es evidente que existen a lo largo de toda la columna vertebral unos nervios ya descritos en 1850 por H. Luschka, son los nervios senovertebrales. Patología traumática del disco intervertebral lumbar 67 A) Función. Los discos forman las uniones morfológicas principales entre los cuerpos vertebrales adyacentes, y entre las funciones que el mismo cumple destacamos: I. Facilitan un mayor movimiento entre los cuerpos vertebrales que en el caso de que éstos estuvieran en aposición directa. II. Los discos distribuyen el peso sobre la amplia superficie del cuerpo vertebral durante los movimientos de flexión, extensión o lateralización del tronco, peso que, por otra parte, se concentraría sobre el reborde hacia el cual se inclina la columna. III. Desempeñan, asimismo, una función amortiguadora de las presiones durante la carga vertical derecha. El núcleo de naturaleza gelatinosa es prácticamente incompresible y en resumen su papel consiste en distribuir uniformemente la presión en todas direcciones y disipar las fuerzas ejercidas sobre su superficie. B) Anatomía del disco a) Cubierta externa. Cada disco intervertebral está recubierto por un tejido fibroso que le rodea completamente, excepto en su parte posterior en donde no existe cubierta fibrosa alguna. Esta capa, unida firmemente por arriba y por abajo a los cuerpos vertebrales, está formada por unas finas y amplias bandas de tejido fibroso, dirigidas en todas direcciones, permitiendo así cierto grado de movimiento entre los cuerpos vertebrales. La no existencia de cubierta fibrosa en la parte posterior del disco facilita la protusión nuclear a través de este punto débil. El ligamento longitudinal posterior, además, es mucho más delgado y débil que el anterior. Está situado en el interior del conducto vertebral VANCES ATraum Fig. 3. Esquema anatómico del disco intervertebral; 1) núcleo intervertebral (segmentación histológica), 2) anillo fibroso. La parte posterior del mismo es más estrecha El nervio senovertebral de Luschka se origina del nervio espinal cerca del ramo comunicante e inmediatamente por debajo del ganglio. Cada nervio recibe una rama del sistema nervioso simpático. El nervio penetra en el conducto vertebral a través del agujero intervertebral y se incurva hacia arriba dividiéndose sobre el ligamento longitudinal posterior en ramas destinadas a la superficie anterior de la duramadre, vaina dural de la raíz nerviosa, vasos sanguíneos del espacio epidural, ligamento longitudinal posterior, pequeñas articulaciones intervertebrales y parte posterior del disco intervertebral. (Luschka H.) (fig. 5). Este nervio está formado por fibras del dolor no mielinizadas, de las cuales las fibras más pequeñas son conductoras del dolor, mientras que las de mayor tamaño son fibras propioceptivas (Pedersen). Numerosos estudios, desde la descripción de Luschka, destinados a evidenciar la existencia de filetes nerviosos en la parte posterior el disco habían fracasado (Armstrong; Bradford y Spurlin; Wiberg; Roofe, etc.), hasta que hace pocos años 68 se logró demostrar claramente su existencia (Malinsky) publicando éste unas microfotografías donde se veía claramente la existencia de fibras nerviosas en la parte posterior del anillo. Posteriormente se demostró la existencia de finas fibras y de terminaciones complejas en los ligamentos longitudinales anterior y posterior (Hirsch). Este mismo autor encontró en las capas más externas del anillo fibroso fibras nerviosas terminales, aunque las capas más profundas del anillo y núcleo estaban aparentemente exentas de fibras nerviosas. En estudios realizados específicamente en columna cervical se ha demostrado que existen fibras nervio- Fig. 4. Corte horizontal a través del disco intervertebral de un conejo. Fig. 5. Representación esquemática de la distribución de los nervios senovertebrales; 1) nervio senovertebral, 2) ganglio espinal, 3) parte posterior del disco intervertebral. J. Borrell, et al Por su importancia en la patogenia del dolor de espalda nos interesa conocer la histología del disco intervertebral, pero más concretamente la del núcleo (fig. 3). Ya hemos dicho que el núcleo está formado por mesénquima. Las células del mesénquima primitivo son estrelladas o poliformas, poseen una gran cantidad de delicadas prolongaciones citoprotoplasmáticas más o menos largas, que se ponen en contacto íntimo con las células adyacentes formando una red cuyas mallas (mucopolisacáridos) están repletas de una sustancia homogénea y semilíquida de aspecto gelatinoso. Esta sustancia Patología traumática del disco intervertebral lumbar 69 C) Irrigación Hasta a edad de 12 años existen pequeños vasos sanguíneos que irrigan al disco a través de las láminas cartilaginosas. A partir de esta edad, estos vasos se obliteran completamente dejando sin irrigación sanguínea al núcleo y al anillo fibroso. VANCES ATraum Existe, hoy día, un acuerdo general respecto al hecho de que el núcleo pulposo y el anillo fibroso, el disco en suma, están completamente desprovistos de vasos sanguíneos y linfáticos durante la fase adulta de la vida (Couventry, M. Bycol; Hirsch y col.). Es importante que meditemos este punto, puesto que clásicamente ante una lumbalgia o lumbociatalgia, se habla de la existencia de un proceso inflamatorio en el disco ya en las fases iniciales, e incluso se recomienda la utilización de antiinflamatorios como tratamiento de elección. Consideramos nosotros que no es posible hablar de inflamación, cuando para ello hace falta la existencia de aporte sanguíneo y es indudable que en el disco éste no existe. Por definición, inflamación es la reacción del organismo frente a una noxa física, química, bacteriana, etc., que tiene lugar en el seno del tejido conjuntivo vascular. Por tanto no es posible hablar de inflamación, ni administrar antiinflamatorios como tratamiento en las lesiones discales traumáticas, excepto en unas fases determinadas de la evolución de la enfermedad (Parke-Schiff) que más adelante expondremos. intercelular es una gelatina de naturaleza amorfa (Hamilton-BoydWossman). Las prolongaciones citoplasmáticas (fibrillas) en la parte periférica del núcleo están unidas a la superficie interna del anillo. Entre esta red de fibrillas, la gelatina, si no está disminuida en cantidad, puede desplazarse hacia atrás por la flexión anterior de la columna y, acumulándose entre los rebordes posteriores de los cuerpos vertebrales somete a gran tensión a las prolongaciones citoplasmáticas celulares. De esta forma se limitan sus movimientos lográndose únicamente los permitidos, por la disposición oblicua tridimensional de las fibrillas colágenas. Durante los movimientos de flexión anterior y rotación del tronco y con mayor razón si se hacen contra la resistencia que supone al levantar un peso, estas fibrillas son solicitadas a gran tensión en esta parte posterior del disco (recuérdese su adherencia a la cara interna del anillo) por lo que fácilmente pueden romperse (Sylven, Paulson, Hirsch y Snellman), con lo que de inmediato iniciará el mesénquima un proceso de diferenciación que rápidamente se extenderá a todo el núcleo. De esta forma, tan simple, se pone en marcha el complejo síndrome del dolor de espalda. Lo veremos más adelante. Esta red de fibrillas, en suma la sustancia fundamental del núcleo discal, varía con la edad del sujeto de forma que va aumentando el número do éstas. A los 50 años, aproximadamente, el núcleo se convierte casi en una gruesa alfombra de fibrillas. Proporcionalmente va desapareciendo la gelatina amorfa interfibrilar. A partir de esta edad las fibrillas degeneran lentamente hasta que, en la senectud, el núcleo se convierte en una masa amorfa, grisácea, bastante fina, ligeramente húmeda y con aspecto de serrín mojado (Kirsch, Hult y Jundgrew). A estas características histológicas obedece el hecho notable de que después de los 50 años, raramente sas en los ligamentos longitudinal anterior y posterior en las capas superficiales del anillo fibroso (Ferlic DC.). Se comprobó que la inyección de suero salino en discos degenerados produce un dolor lumbar comparable al de la lumbalgia acusada por el enfermo. Si se aumenta la presión dada al émbolo en el momento de la inyección, el paciente acusa un intenso dolor de un tipo que podía identificarse con el dolor acostumbrado en la lumbociática. La adición de anestesia local aliviaba el dolor, lo que apoya el concepto de que éste surge por irritación de las fibras nerviosas de la superficie interna del anillo. La intensidad del dolor era proporcional a la presión que se ejercía sobre el émbolo de la jeringa (Hirsch). En operaciones sobre el disco intervertebral efectuadas con anestesia local se ha comprobado lo siguiente: la irritación ligera de la cubierta dural, de la superficie anterior de la duramadre o de la superficie posterior del anillo producen dolor lumbar. La acción abrasiva, representada por la abertura de una ventana en el anillo posterior, produjo un intenso aumento del dolor con irradiación ciática. Los pacientes identificaron estos dolores como los que habían sufrido anteriormente (Burke). Todos estos hechos clínicos y experimentales no hacen sino corroborar la existencia de filetes nerviosos sensitivos en el disco y por ende su gran participación en la etiología del dolor de espalda, no sólo en el lumbar sino en el referido. Histología se presenta el primer ataque de dolor de espalda. Posteriormente insistiremos en la importancia que estos aspectos histológicos tienen ante una lesión discal, o frente al simple envejecimiento del raquis, su valor y significado en los datos radiográficos indirectos que los mismos proporcionan. D) Mecánica postural Es evidente que el hombre es un ser inadaptado a la actitud postural erecta que adoptó hace miles de años, persisten aún estructuras que su función se ve alterada por falta de adaptación a pesar del tiempo transcurrido, siendo causa de múltiples enfermedades por sobrecarga. Es pues evidente que el hombre moderno se ha adaptado imperfectamente a esta postura erecta, como se demuestra, no solamente por los discos intervertebrales degenerados, sino también por las venas varicosas, hernias, hemorroides, patología periarticular del hombro, etcétera. La postura erecta del tronco puede considerarse como una característica esencial de los primates. Otra característica asociada a la erección del tronco es la tendencia acentuada a adoptar un papel predominante los miembros superiores en el quehacer cotidiano. Muchos de los primates realizan conjuntamente la bipedestación, la deambulación y la carrera; sin embargo, solamente el hombre permanece con las rodillas extendidas y es capaz de bipedestación prolongada. Los estudios de los fósiles sugieren que este tipo de postura erecta en bipedestación tuvo sus comienzos hace aproximadamente unos doce millones de años, en los comienzos de la era pliocénica (Strauss W.) De entonces a ahora el hombre no se adaptó perfectamente a !a posición de pie. Los defectos estructurales del esqueleto de los cuadrúpedos se transformaron en la postura erecta en bipedestación, cuya evolución 70 ha sido magníficamente demostrada (Yamada). Este autor amputó los miembros anteriores y las colas de las ratas en la primera semana del nacimiento. Las ratas que sobrevivieron adoptaron una postura erecta en bipedestación. El examen histológico de los discos intervertebrales reveló alteraciones típicas de la degeneración del disco intervertebral en el hombre. La posición de pie en bipedestación ya supone una sobrecarga para el disco, pero es que además, como vimos al esquematizar la anatomía, éste tiene su punto débil en su parte posterior, zona que al ponerse en posición erecta el hombre sobrecargó, sin que como vimos exista adaptación alguna. En los continuos movimientos de flexión y rotación del tronco que el hombre debe realizar para acercarse al suelo en su quehacer habitual se facilita la lesión del disco y la protusión nuclear con toda su patología. Así en resumen, el intenso deseo del hombre de permanecer erecto sobre sus piernas, con objeto de liberar sus miembros superiores para las acciones de presión se ha cumplido a un precio; la mayor parte de este precio ha sido pagado por las regiones lumbar inferior y lumbosacra. Incluso bajo las condiciones más ideales estas regiones presentan una constitución para responder a unas demandas que están más allá de sus límites de capacidad. Esta es la razón por la cual muy pocos seres humanos están libres en algún momento de su vida, de algún episodio de dolor lumbar o lumbosacro, y ésta es la razón por la cual Churchill dijo: “Cuanto más viejo me hago, más convencido estoy de que el hombre nunca fue hecho para apoyarse sobre los pies” (De Palma). Anatomía patológica y síndrome clínico Etiopatogenia del dolor de espalda Para llegar a un diagnóstico correcto, es esencial correlacionar estos aspectos estudiados con el síndrome clínico, recordemos: 1° Que el núcleo discal formado por mesénquima se halla rodeado por un grueso anillo avascular, desprovisto incluso de linfáticos que le protegen de todas las influencias externas. Solamente se altera por traumatismos y por la lenta transformación que sufre con la edad. 2º Que el mesénquima posee una intensa capacidad inherente para conseguir su destino: convertirse en tejido fibroso, cartílago o hueso cuando se afecta por alguna causa. 3° Que la estructura histológica del núcleo forma una red de la que sus fibrillas más externas se adhieren a la superficie interna del anillo. Entre las mallas de la red existe gelatina. 4º Que existen finos filetes nerviosos (nervio senovertebral) en la parte posterior del anillo. 5º Que el anillo carece de vasos y linfáticos. Etiopatogenia y evolución del dolor de espalda Al flexionarse la columna vertebral son sometidas a gran tensión las fibrillas colágenas de la parte posterior del núcleo, la rotación de la columna en posición de flexión imprime a las mismas una potente fuerza de torsión, con lo que éstas pueden fácilmente romperse (fig. 6, A y B). Al romperse algunas de las fibrillas de la parte posterior del núcleo, en accidente banal a veces (recoger un simple papel del suelo), se libera una pequeña masa de sustancia gelatinosa que quedará sometida a la misma presión que la masa total del núcleo. En este núcleo existen dos masas, una grande y otra más pequeña localizada junto al anillo posterior y fuertemente presionada contra éste, que como sabemos está ricamente inervado (fig. 7, A y B). Existe pues una lesión en el núcleo, lesión traumática. Debemos recordar en este momento la propiedad latente del mesénquima de transformarse en tejido fibroso al alterarse su estructura. J. Borrell, et al Fig. 6. A) Esquema disco normal. Puede observarse que en la parte posterior del núcleo existen unas fibrillas rotas (1). Fig. 7. A. Esquema columna vertebral; 1) núcleo discal, 2) raíz nerviosa, 3) anillo fibroso (disco normal). B. Puede observarse la existencia de dos esferas en el interior del disco. La más pequeña proyectada fuertemente contra la parte posterior del anillo fibroso (disco patológico). VANCES ATraum Patología traumática del disco intervertebral lumbar 71 La lesión es causa de la transformación de todo el mesénquima nuclear en tejido fibroso, pues parece ser que una vez empezada la transformación, ésta avanza rápidamente hasta la total conversión de todo el núcleo. Experimentalmente, en operaciones y necropsias, se confirma esta idea puesto que jamás se observó un núcleo formado a la vez, en parte por gelatina y, en parte por tejido fibroso. Este proceso de transformación de todo el núcleo, desde el estado de mesénquima a tejido fibroso firme, tiene lugar aproximadamente en el espacio de tres semanas. Es de observación clínica frecuente durante la primera crisis del dolor lumbar, que éste disminuye paulatinamente en este período de tiempo. Esto es debido a que el núcleo fibroso es aproximadamente unos dos centímetros más pequeño que el volumen original del mesénquima, por lo que tiende espontáneamente a apartarse del anillo posterior, cediendo la compresión que existía sobre el mismo y desapareciendo o mejorando el dolor. El enfermo explica durante el interrogatorio clínico, que al ir a coger algo del suelo, en un movimiento a veces banal, sin esfuerzo alguno, experimentó un crujido en la espalda, pero que no le concedió importancia. Continuó trabajando, pero, bien durante la noche, bien al intentar levantarse a la mañana siguiente fue incapaz de abandonar el lecho a causa del intenso dolor de espalda. Esta consideración clínica tiene una evidente explicación anatomopatológica. Puede ocurrir que en la primera crisis, e inmediatamente después de la lesión, la masa de gelatina liberada, sea tan pequeña que no llegue a ser acusada por parte de las redes terminales del nervio senovertebral (anillo posterior); pero las fibrillas que rodean esta pequeña masa son desplazadas de su curso normal, sufriendo tracciones y distensiones en los sucesivos movimientos de la columna vertebral que las desplazan hasta que se forma una masa 72 suficientemente voluminosa capaz de irritar las terminaciones nerviosas del nervio senovertebral y de causar con ello dolor. Esto explica pues el comienzo tardío del dolor en algunos casos por espacio de horas o incluso de varios días. Otras veces si el esfuerzo es más intenso la masa de gelatina liberada es más grande, el dolor es intenso y de aparición brusca, de tal forma que mantiene al enfermo inmovilizado, a veces en posición de semiflexión del tronco e incapaz de levantarse, pues al más mínimo movimiento el dolor se hace intensísimo. Pasada la primera crisis y transformada la gelatina en núcleo fibroso (2 cm más pequeño que el original) y debido a continuos movimientos de la columna vertebral, el dolor tiende a recidivar una y otra vez, con escaso alivio entre las exacerbaciones. Esto es debido a que casi todos los movimientos de la columna en el trabajo cotidiano son de flexión con gran componente de rotación de la misma y restablecimiento de estas posiciones a la erecta. Durante estos movimientos el núcleo fibroso es expulsado hacia la parte posterior del espacio intervertebral siendo fuertemente comprimido contra el anillo posterior y quedando anclado en esta situación con lo que el dolor desaparecerá, temporalmente en unos casos, definitivamente en otros. No se comprende si no se conoce la patogenia del dolor de espalda, que por un traumatismo banal, que debe curar en pocos días, y que en ocasiones no se acompaña de signo clínico ni radiográfico alguno, condicione a veces dolores o incapacidades que duren años. Como se trata en general de una enfermedad con síntomas pero sin signos en su fase crónica, fácilmente se los tomará por simuladores o neuróticos. La flexión forzada del tronco, como ya vimos, desplaza hacia atrás la masa fibrosa firme hasta el anillo posterior, de forma seme- jante a como es impulsado un hueso de aceituna al ser cogido entre el pulpejo del pulgar y del índice y apretar fuertemente. La rotación del tronco imprime además movimientos a la masa fibrosa que, en forma lenta y dolorosa erosiona el anillo posterior, reblandeciéndolo hasta que llega un momento que se rompe, protusionando el núcleo discal en el canal vertebral, para posteriormente herniarse completamente dentro del mismo (fig. 8, A-B.) Será en este momento y no antes, aunque exista previamente dolor irradiado, cuando se pueda hablar de hernia nuclear, en cuanto es indudable que puedan aparecen signos de déficit motor o sensitivo en el territorio de la correspondiente raíz comprimida. En esta situación evolutiva puede suceder: 1) Que desaparezca totalmente el dolor lumbar si el núcleo ha perdido todo contacto con las estructuras anatómicas inervadas por el nervio senovertebral, quedando únicamente signos de déficit motor y/o sensitivo por compresión de la raíz nerviosa por la hernia nuclear. 2) Que desaparezca cualquier manifestación clínica si el núcleo herniado no compromete en su nueva situación a ninguna estructura capaz de reaccionar. 3) Que el dolor que previamente era poco intenso y cursaba a brotes, se haga más agudo y sea continuo. 4) Que es en este momento, al romperse el anillo posterior, en cuanto el núcleo entra en contacto con los vasos sanguíneos del canal vertebral, cuando puede aparecer un proceso inflamatorio, aunque en ocasiones únicamente sea el necesario para reparar con tejido fibroso la lesión de la cubierta externa del disco. Otras veces es mayor y es causa de radiculitis. Es esta reacción cicatricial la que a veces puede rodear a la raíz y hacer difícil en ocasiones la disección quirúrgica de la misma. J. Borrell, et al Fig. 8. A) Erosión del anillo posterior del disco intervertebral por el tejido fibroso del núcleo. B) Ruptura del anillo fibroso y proyección de la masa fibrosa dentro del canal vertebral. En este momento existe una hernia nuclear. Irradiación del dolor. Concepto a) Superficial. Este dolor es percibido en la superficie del cuerpo, en la piel, y se localiza con toda precisión. b) Profundo. Este tipo de dolor en cambio, es apreciado como situado profundamente, en el espesor del cuerpo por así decirlo, es mucho más difuso, pobremente localizado y, además, percibido a menudo a distancia del punto donde radica la estimulación causal, rigiendo las leyes de la organización segmentaria. Este tipo de dolor se denomina dolor referido, es pues éste un dolor profundo que se percibe en una estructura distinta a aquella en que se origina. El dolor irradiado en cambio, es un dolor superficial y profundo consecuencia de la irritación de una raíz posterior, de un nervio sensitivo o mixto (Kell Creen). Suele ser el dolor referido el que usualmente refieren estos enfermos como signo subjetivo, y no el irradiado que como posteriormente veremos, consideramos que no se da casi nunca en la patología discal. El mecanismo patogenético por el que se produce el dolor referido es en esquema el siguiente: sabemos que después que el mesénquima se ha convertido en tejido fibroso, empieza la erosión del anillo posterior como resultado de los movimientos vertebrales. Al comienzo existe solamente dolor vertebral, pero más tarde empieza el dolor referido a las extremidades inferiores. Ello es debido a que a medida que progresa la erosión el contacto se propaga a un mayor número de los minúsculos nódulos terminales del nervio senovertebral situados en esta parte del anillo discal. El resultado es el dolor referido (Burke). El dolor irradiado sobrevendría, según las concepciones clásicas, por compresión de la raíz nerviosa. Más adelante comentaremos que es muy problemático que la compresión de una raíz nerviosa sea la causa del dolor irradiado. Como veremos ésta, como cualquier otro nervio, responderá a la compresión con parálisis Patología traumática del disco intervertebral lumbar 73 Las terminaciones del nervio senovertebral, cuando son estimuladas por agentes nocivos, como ocurre cuando el núcleo fibroso empieza en los sucesivos movimientos de flexión del tronco a erosionar el anillo posterior, no solamente aparece el dolor local profundo acompañado del espasmo muscular reflejo correspondiente, cuya gravedad dependerá de la intensidad del estímulo, sino que si éste es muy intenso, como sucede al irritarse, a medida que progresa la erosión del anillo posterior, un mayor número de minúsculos nódulos terminales del nervio senovertebral, el dolor puede referirse o irradiarse a la cadera, a la articulación sacroilíaca, a la cara posterior del muslo y de la pierna. Este dolor suele ser de naturaleza difusa, profundo y difícilmente localizable por el paciente. Al referirlo suele señalarlo con la mano y no con el dedo (Cloward). El espasmo muscular reflejo producido por la estimulación de las terminaciones nerviosas del nervio senovertebral, produce alteraciones clínicas características en la espalda del paciente, afecto de una lesión aguda del disco lumbar, a saber, desaparición o enderezamiento de la lordosis lumbar normal y escoliosis antiálgica. Este dolor irradiado o referido que comentamos, se produce, con idén- VANCES ATraum ticas características clínicas al inyectar líquido en el interior de un disco para obtener una discografía por ejemplo, o al puncionar las fibras externas de la parte posterior del anillo al practicar una punción lumbar, etc. Estos hechos nos han movido a considerar cuál era la verdadera etiología del comentado dolor irradiado, pues consideramos que es de capital importancia el diferenciar si el dolor es discogenético, tal como ocurre en los ejemplos comentados, o bien es de origen radicular. El diagnóstico etiológico es muy distinto en uno u otro caso y es obvio que el tratamiento también. En clínica podemos diferenciar dos grandes tipos de dolor: a) superficial y b) profundo. sensitiva o motora, no con dolor, a lo sumo dará una sensación disestésica dolorosa. Es clara pues la importancia de la diferenciación clínica de estos dos tipos de dolor, ya que, y ahora estamos en condiciones de conocerlo, la etiología de los mismos es completamente diferente. Dolor irradiado Clásicamente desde que Mixter y Barr en 1934 establecieron la teoría patogenética del dolor ciático, atribuyéndolo a la compresión nerviosa por la hernia del disco, se ha venido creyendo firmemente que ésta era !a causa del dolor irradiado. Son, no obstante, notorias las objeciones que podemos poner a esta idea. Consideramos que el llamado dolor irradiado como causa de la compresión de la raíz nerviosa, no es más que lo que antes hemos descrito como dolor referido, de origen discogenético, y que clásicamente se ha venido aceptando a aquélla como causante, al existir una hernia discal. Aceptamos que la compresión de una raíz de forma continuada, da una sensación de disestesia que el enfermo refiere como dolorosa y que es la que se extiende por el dermatoma correspondiente a la raíz afectada. La raíz nerviosa, como todo nervio, tal como antes hemos apuntado, sólo responde a la compresión continuada con parálisis sensitiva y/o motora v. gr. parálisis indolora del ciático poplíteo externos por compresión de un vendaje de yeso. El enfermo sólo se da cuenta de su existencia al serle retirado el yeso. Lo creemos así porque: A) La experiencia quirúrgica nos enseña que muchas veces no existe protusión discal (no se comprueba ésta ni por mielografías ni durante la intervención) y existe en cambio un claro dolor referido a una extremidad inferior y considerado generalmente, desde el punto de vista clínico, como dolor radicular 74 producido por una hernia nuclear de un disco intervertebral. No existe, no obstante, protusión discal alguna (intervención), y las manifestaciones clínicas desaparecen totalmente con la sola extirpación del disco lesionado y persisten en cambio, si practicamos una simple laminectomía. B) A veces existen claros signos radiculares de déficit motor y/o sensitivo sin que exista dolor irradiado alguno. Existe en estos casos una hernia nuclear discal con clara compresión de la raíz y no obstante no refiere el enfermo dolor irradiado alguno. C) Existen regiones de la columna vertebral, en las que por la disposición anatómica de las raíces y su relación con los discos hacen muy difícil la compresión de raíz alguna. No obstante, existen dolores irradiados de tipo radicular. En la columna dorsal las raíces nerviosas cruzan horizontalmente los cuerpos vertebrales sin que se relacionen en absoluto con el disco. En la columna cervical las raíces se dirigen verticalmente hacia arriba sobre los cuerpos vertebrales. En ambos casos, existen dolores radiculares, siendo muy difícil la presión radicular por tejido discal. D) Otras muchas consideraciones podríamos hacer; muchas experiencias en animales de experimentación (Falconer) podríamos exponer, no obstante prescindimos de ellas, porque creemos que la experiencia que hemos repetido en varios enfermos es lo suficientemente demostrativa para explicar el punto de vista que sostenemos: • En un enfermo con una lumbalgia simple o mejor con una lumbociatalgia intensa, muy evidente y que condicione una gran incapacidad funcional, con o sin signos de déficit motor y/o sensitivo, se le coloca en decúbito prono sobre una mesa de exploración. Con anestesia local se insensibiliza la piel alrededor del agujero sacro. Se inyecta a continuación una solución anestésica a una concentración aproxima- da de 0,06% (12 cc de suero fisiológico; 8 cc de scandicain al 2% y 2 cc de líquido de contraste hidrosoluble) a través del agujero sacro al interior del conducto vertebral. La aguja se introduce unos 5 cm. El fondo de saco dural se halla situado o nivel de la superficie superior del primer segmento sacro, por lo que existe escaso peligro de realizar una inyección anestésica intradural. La infiltración es extradural. Mediante radiografías, o por control con un intensificador de imágenes, puede observarse como la solución anestésica se dispone entre la superficie anterior de la duramadre y la columna vertebral, alcanzando aproximadamente hasta el nivel de cuerpo de la tercera vértebra lumbar (Ciriax; Lievre) (fig. 9, A-B). En el momento de inyectar la solución anestésica se obtiene un aumento del dolor lumbar e irradiado que viene sufriendo el lesionado. Pero unos minutos después sucede que: I) Desaparece completamente todo dolor lumbar e irradiado. II) Desaparece la contractura muscular y la escoliosis antiálgica. III) No aparece ningún déficit motor ni sensitivo en el territorio de las raíces lumbares, excepto, claro está, si en el caso en que se practica la exploración, ya existían previamente. IV) La desaparición de todo síntoma subjetivo se produce por la anestesia de las minúsculas fibras desmielinizadas de los nervios senovertebrales. Es evidente que a la concentración que se administra la anestesia puede anular la función de los nervios senovertebrales, pero no la de los grandes troncos nerviosos. Si así sucediera, junto a la anulación del dolor, se producirían parálisis nerviosas y/o sensitivas y esto no ocurre en absoluto. El individuo es capaz de correr, saltar y realizar toda clase de movimiento sin dolor alguno. Consideramos que el alivio del dolor, contractura muscular, etc., con- J. Borrell, et al En el disco patológico, las alteraciones bioquímicas antes citadas tienen lugar en el núcleo con las mismas características, pero con un curso evolutivo mucho más rápido, destruyéndose todo él y alterándose gravemente de forma precoz la función de la unidad motora (Hendry; Mitchell). En este caso en época relativamente precoz, aunque no cabe esperarlo como signo radiográfico inicial, puede observarse una ligera disminución de altura del disco, pero el colapso avanzado del espacio discal, con alteraciones de los cuerpos vertebrales y de las articulaciones posteriores, puede pasar inadvertido durante muchos años, hasta que el tejido fibroso nuclear se desgarra y desintegra convirtiéndose con el tiempo en una sustancia amorfa. A medida que el colapso del disco lesionado se va acentuando aparecen alteraciones secundarias que alcanzan a todos los elementos que comprenden la unidad motora (formada ésta por dos vértebras con su disco intervertebral, articulaciones posteriores y sus aparatos capsulares y ligamentosos). Además de la destrucción del núcleo y del anillo, en fases ya avanzadas, degeneran las carillas articulares; los cuerpos vertebrales, al perder su función el disco, se aproximan y quedan directamente sometidos a fuerzas de compresión. Esto conduce, como ya apuntamos antes, a la condensación del hueso subcondral de los cuerpos y, en algunos casos, a la esclerosis difusa de una o ambas vértebras. El anillo y ligamentos circundantes están sometidos también a los avatares de las fuerzas compresivas, conduciendo a la formación de osteófitos, a menudo en forma de picos, a lo largo de los rebordes de los cuerpos vertebrales. Finalmente, con la aproximación de las vértebras, se produce un desplazamiento en forma de telescopio de las carillas articulares de las articulaciones posteriores y la distensión de sus cápsulas y ligamentos. Todos los ligamentos posteriores de la unidad motora (ligamentos amarillos, inter- Patología traumática del disco intervertebral lumbar 75 secutivo a la inyección de soluciones anestésicas a baja concentración extraduralmente, es una prueba evidente de que las raíces nerviosas no representan papel alguno en el dolor irradiado. Por tanto hemos de poner en duda la teoría clásica (Mixter y Barr) de que es la compresión de la raíz lo que produce el dolor radicular o irradiado. Hemos de pensar que lo único que produce la compresión sobre una raíz, es una parálisis motora y/o sensitiva y será en este único momento cuando podremos hablar de la existencia de una hernia nuclear del disco, o de una compresión radicular, no antes. Tiene esto extraordinaria importancia para conocer la fase evolutiva de la lesión discal y tipo de terapéutica indicada en este momento (fig. 10). No podemos explicarnos la desaparición de las manifestaciones clínicas subjetivas del enfermo por ninguna otra patogenia a la descrita, por tanto hemos de convenir en resumen, que la raíz no tiene relación alguna con los dolores que acusa el lesionado en las extremidades inferiores y que como consecuencia no se puede diagnosticar una hernia nuclear del disco, hasta que exista algún signo de déficit sensitivo y/o motor. Variaciones del disco intervertebral con la edad A partir de la infancia el número de fibrillas colágenas del núcleo aumenta a medida que desciende la cantidad de gelatina, hasta que a partir de los 50 años el núcleo parece una alfombra de fibrillas. Bioquímicamente nos lo explicamos puesto que el núcleo está compuesto por un complejo de proteína polisacárido que embebe las finas fibrillas citoplasmáticas. Y se admite que en el transcurso de la edad, se produce una gradual despolimerización de los mucopolisacáridos que conduce a un aumento de las fibrillas colágenas y a una disminución de los polisacáridos. VANCES ATraum Cuando ocurre esta despolimerización, se alteran las características del núcleo alterándose las funciones del mismo no pudiendo amortiguar ni distribuir las presiones a que está sometido por un igual a todo el anillo (Hall; Naylor y Smare).) Esta alfombra es incapaz de ejercer ninguna presión periférica sobre la superficie interna del anillo. La gelatina ha sido sustituida por fibrillas, por lo que, a pesar de que algunas de éstas lleguen a romperse el núcleo es incapaz de transformarse en tejido fibroso y por tanto de irritar por compresión los filetes nerviosos sensitivos de la parte posterior del anillo discal. A esto obedece que el primer ataque de dolor de espalda no se produzca casi nunca después de los 50 años de edad. Finalmente, poco tiempo después de esta edad la alfombra de fibrillas se desgarra y se desintegra debido a la falta de nutrición y al roce constante de los cuerpos vertebrales opuestos. El disco ha perdido en este momento, tal como antes apuntamos, su función como amortiguador y distribuidor de presiones, con lo que, ya normalmente por simple envejecimiento del disco, el hueso de los cuerpos vertebrales, situados por encima y por debajo, empieza a crecer hacia afuera y alrededor del disco en un intento de sostenerlo y limitar ulteriormente el pequeño grado de movimiento existente, en ocasiones conduce a la fusión de los cuerpos vertebrales. Se ha descrito este fenómeno, formación de exóstosis, como artrosis de la columna vertebral cuando en realidad no es así. Es más bien un término relativo a la reacción normal del hueso, al aumento de unas tensiones intermitentes (Burke) (fig. 11). Variaciones del disco intervertebral cuando existe una lesión en el mismo Fig. 9. A. Esquema corte sagital del sacro; 1) agujero sacro. La flecha indica la dirección de la aguja. B. Esquema proyección frontal del sacro; 1) Agujero sacro. Fig. 10. Esquema columna vertebral; 1) hernia nuclear del disco, 2) raíz nerviosa. Fig. 11. Radiografía de frente y de perfil de la columna lumbosacra donde se aprecian avanzados fenómenos de “discartrosis”. 76 J. Borrell, et al espinosos, etc.) se hallan sometidos a tensión constante, que eventualmente conduce a un pronunciado engrosamiento de estas estructuras. La incongruencia resultante de la superficie articular produce degeneración del cartílago articular, esclerosis subcondral de las carillas y la formación de rebordes en las articulaciones (De Palma y Rothman) (fig. 12). a) Traumatismo desencadenante. En muchas ocasiones el traumatismo inicial es mínimo, el dolor puede aparecer al intentar agacharse para coger objetos de poco peso. Los sucesivos brotes de lumbalgia pueden presentarse por el mismo mecanismo, al realizar un paso en falso, al toser o al estornudar, etc. Queremos con ello significar que con un accidente banal puede desencadenarse un cuadro grave de lumbalgia o lumbociatalgia. Otras veces el traumatismo inicial es intenso acompañado en ocasiones de graves lesiones óseas (fracturas o luxaciones vertebrales). b) Anamnesis. Estos pacientes suelen referir muy taxativamente el comienzo, curso y conducta del dolor. No suelen ser sugestionables. Explican la historia clínica de una forma clara y concisa. El primer episodio suele referirlo el paciente o bien como una sensación de crujido en región lumbar al realizar un movimiento de flexión y rotación del tronco sin que exista apenas dolor en un principio, pero que en el espacio de pocas horas o de algunos días el dolor puede ser tan intenso que el lesionado quede totalmente incapacitado para su trabajo (intervalo libre). Otras veces el dolor ya inicialmente es tan intenso que inmoviliza completamente al paciente. Este queda en el suelo, inmóvil, incapaz de realizar el más pequeño movimiento de su columna vertebral. Entre estas agudizaciones álgicas, el lesionado puede quedar sin molestia alguna o bien persistir una ligera sensación de lumbalgia. Si el episodio que refiere el enfermo es una exacerbación después de haber acusado la fase de dolores irradiados, el paciente señala la irradiación pasando su mano, nunca usa el dedo para señalar el dolor y, con bastante frecuencia se muestra algo confuso o no precisa bien el trayecto del dolor. En ocasiones y ya después de repetidos episodios de lumbalgia, aparece un dolor irradiado a una extremidad inferior o bien aparecen claros signos de déficit sensitivo o motor, índice claro de la existencia de una compresión de la raíz. Estas alteraciones radiculares pueden acompañarse o no de dolor lumbar. Las características diferenciales del dolor irradiado y referido ya han sido expuestas anteriormente. Es conveniente disponer de unos esquemas donde se señalen los tipos de dolores irradiados, según las localizaciones de la lesión discal, y mostrárselos al paciente. Suelen reconocerlos fácilmente y es además interesante que señalen en ellos, los puntos en que sus dolores se asemejan o se diferencian de los de los esquemas (fig. 13). Patología traumática del disco intervertebral lumbar 77 Clínica de la lesión discal lumbar. Diagnóstico Escapa de los límites que nos hemos propuesto en este trabajo una descripción detallada y valoración de los síntomas y signos de la patología discal traumática. Nos limitaremos a revisar esquemáticamente a los que consideremos como predominantes para el diagnóstico de las lesiones discales lumbares, prescindiendo de los demás por ser sobradamente conocidos. Según nuestra opinión, el diagnóstico de lesión discal lumbar puede establecerse, en la mayoría de los casos, por medio de un estudio cuidadoso del síndrome clínico. Sin embargo, la apreciación cierta de los aspectos clínicos requiere la comprensión de sus métodos de producción. Existen, además, ciertas pruebas y complementos diagnósticos que son muy útiles para confirmar el diagnóstico o para eliminar la posibilidad de otras lesiones; deben realizarse estos procedimientos cuando estén indicados. Con el objeto de abarcar todos los aspectos significativos necesarios para establecer un diagnóstico correcto, es conveniente un plan ordinario de exploración. Este plan comprende un meticuloso análisis de los aspectos clínicos subjetivos y objetivos, juntamente con el intento de correlacionar estas manifestaciones con el proceso patológico del disco. Si el examinador procura escuchar pacientemente la historia del paciente y presta una particular atención al curso del síndrome, a la par que analiza cuidadosamente VANCES ATraum las molestias que acusa el paciente, la evidencia subjetiva puede ser, por sí sola, más que suficiente para establecer el diagnóstico correcto y señalar la localización de la lesión discal y la raíz nerviosa afecta. Existen muchos métodos de exploración que, si son practicados en forma correcta, aportarán la información necesaria para conseguir el diagnóstico. El plan que preferimos es, en primer lugar, el análisis crítico de los aspectos subjetivos y, en segundo lugar, las manifestaciones objetivas del cuadro clínico actual. Si, como resultado de nuestra exploración, creemos que son necesarias otras ayudas diagnósticas, como, por ejemplo, proyecciones radiográficas especiales, radiografías, mielografías, EMG, etc., no dudaremos en utilizarlas. Cabe destacar que, para llegar al diagnóstico, los hallazgos negativos observados en el curso de la exploración son tan importantes como los hallazgos positivos. Seguimos pues la siguiente pauta: A) Valoración clínica: Datos subjetivos B) Exploración física: Datos objetivos C) Exploraciones complementarias A) Valoración clínica: datos subjetivos 1º Historia clínica Fig. 12. Radiografía de perfil columna lumbosacra. Puede observarse un marcado pinzamiento del disco L3, L4 con esclerosis de sus plataformas y un osteófito marginal anterior. Fig. 13. Esquema 78 de las áreas de distribución sensitiva de las raíces nerviosas lumbares y sacras. J. Borrell, et al Es conveniente preguntarles acerca de su primer episodio de dolor de espalda y en la época que tuvo lugar. Muchas veces lo habrá olvidado. Si existe irradiación, es conveniente preguntarle cuándo empezó y hacia dónde se irradiaba. En este momento se mostrarán de nuevo los esquemas para ver si los dolores actuales se corresponden con los de los episodios anteriores. La tos o el estornudo, en las lesiones discales, pueden producir una agudización del dolor. Puede presentar el paciente una molestia más o menos tolerable en los casos menos intensos o bien no producirle ninguna molestia. Lo mismo suele ocurrir con los esfuerzos al levantar pesos. Es variable con los enfermos el que el dolor calme o no con el reposo en cama. c) Edad, sexo, frecuencia. La edad en la que suele presentarse la lumbalgia está comprendida entre los 30 y 50 años, coincidiendo con el período más activo de la vida del paciente. Puede, no obstante, observarse algún caso antes y después de estas edades. Sexo. Es más frecuente en hombres que en mujeres, en relación con el tipo de trabajo más duro al que aquéllos están sometidos. Frecuencias. Son lesiones muy frecuentes, su incidencia varía no obstante con las estadísticas consultadas. Como término medio se encuentran lumbalgias o antecedentes en un 60 a 80% de pacientes en trabajo activo. Un dato importante a consignar es que son pacientes que antes de la primera crisis de lumbalgia se hallan invariablemente en excelente estado de salud. El estudio de hasta 20.000 pacientes afectos de lumbociatalgia indica que el único factor común comprobado fue el buen estado general de los pacientes (Friberg y Hirsh). d) Localización de la lesión. Aparece casi siempre a nivel de los dos últimos espacios, con más frecuencia en L5-S1 (63%) y algo menos en L4-L5 (36%), siendo muy rara a VANCES ATraum nivel de L3-L4 (0,9%) y aún más en L2-L3 y L1-L2 y se presentan, con mayor frecuencia, en adultos jóvenes sometidos a una flexión violenta de la columna vertebral (Cabot) (fig. 14). B) Exploración física. Datos objetivos Muchos de los signos clínicos objetivos de las lesiones del disco intervertebral lumbar son tan características del trastorno que con frecuencia, se consigue realizar sin dificultad el diagnóstico de la localización del disco afecto y de la raíz nerviosa involucrada Es conveniente seguir un esquema ordenado de exploración del paciente. 1° Inspección En la fase aguda el paciente está en cama, inmovilizado. Algunos prefieren estar sentados, en lugar de permanecer en cama. En los casos más intensos, existe generalmente un espasmo muscular palpable de los músculos paravertebrales. A veces no es visible ni detectable por palpación. Generalmente el estudio EMG de los mismos lo pondrá en evidencia. La columna lumbar estará por ello aplanada debido a la reducción de la curvatura lumbar normal (desaparición de la lordosis lumbar fisiológica), y en algunos casos, esta curvatura está incluso invertida. Puede observarse una escoliosis antiálgica, una inclinación hacia un lado o una flexión fija de la columna lumbar de forma que el paciente anda con una inclinación hacia delante de unos 45 grados. 2° Palpación y percusión Existe un dato de extraordinario valor en el diagnóstico de las lesiones discales que puede fácilmente ponerse de manifiesto por la palpación y aún mejor por la percusión de las apófisis espinosas. La percusión sobre una apófisis espinosa, perteneciente a la vértebra situada por encima de la lesión, producirá un dolor electivo, clara- Patología traumática del disco intervertebral lumbar mente distinto de la producida por una percusión semejante sobre las apófisis espinosas inmediatamente superior o inferior de la lesión. Es un signo clínico de extraordinario valor y que señala exactamente el disco ¡ntervertebral afecto (Burke L.) (fig. 15). 3° Movilidad del tronco Durante el episodio agudo, el aspecto más notorio de la columna vertebral es la pérdida completa de su flexibilidad. Suelen estar limitadas la flexión y la extensión, mientras que la inclinación lateral y la rotación son relativamente libres. El grado de limitación de los movimientos está regido por la fase y gravedad del proceso patológico local. Durante la fase aguda, como antes hemos aprobado, la curvatura lumbar está aplanada o invertida, por lo que no es posible la extensión de la columna lumbar. Cuando pedimos al paciente que extienda la columna lumbar, tiende a desplazar todo el tronco hacia atrás y a hiperextender la columna cervical. Si al colocar la palma de la mano en la región lumbar del paciente le hacemos realizar una extensión de la misma, se despertará en ella un vivo dolor. La flexión de la columna lumbar, en un episodio agudo, es escasa o nula. Toda la inclinación hacia adelante de que es capaz de realizar el paciente tiene lugar a nivel de las articulaciones de las caderas y de las columnas dorsal y cervical. La columna lumbar permanece rígida. Durante el intervalo entre las crisis, cuando el espasmo muscular falta o es mínimo, en ciertas lumbalgias crónicas o en casos de radiculitis con claros signos de déficit, la columna vertebral puede mostrar una movilidad normal. 4° Signos de déficit radicular a) Motores b) Sensitivos c) Reflejos. Si una raíz nerviosa es comprimida por un núcleo discal herniado, se 79 Fig. 14. Representación esquemática de la frecuencia del nivel de afectación discal lumbar. Fig. 15. Esquema perfil de la columna vertebral. 1) Núcleo discal patológico. La presión de la espinosa de la vértebra situada por encima del disco patológico, despierta un dolor electivo. 80 J. Borrell, et al producirá una parálisis atribuible a dicha raíz. Se trata de un principio de una parálisis motora, debido a que por un tamaño mayor las fibras motoras son más sensibles a la presión. Una mayor compresión producirá parálisis sensitivas. musculares. Cuando éstas son intensas pueden ser fácilmente apreciadas por el paciente y el examinador; en alteraciones discretas su identificación es difícil. Se harán mediciones comparativas con la extremidad opuesta. b) Alteraciones sensitivas. Cuando existen trastornos sensitivos pueden inscribirse en forma de gráfica. No obstante, no constituyen ninguna guía exacta para dilucidar el nivel del núcleo herniado, ya que hay una excesiva superposición en el origen y distribución de los nervios. Existen, además, extraordinarias variaciones de unos individuos a otros, y la experiencia induce a serias dudas acerca de la exactitud de las regiones de los dermatomas. Por esta razón, los investigadores interesados en este problema han formado gráficas dermatómicas que muestran escasas semejanzas. El cuadro sensitivo anormal sólo posee significado clínico en la identificación de la raíz afecta si se correlaciona con otros signos clínicos hallados (fig. 13). Los hallazgos sensitivos observados por debajo del tobillo son más orientadores que los hallados por encima del mismo o de la rodilla. (Foerter O.; Head H.; Keegan IJ.; Schmorl G., y Junghanns H.). c) Alteraciones de los reflejos. Cuando se afecta una determinada raíz nerviosa se observa, con fre- cuencia, una respuesta refleja tendinosa anormal a nivel de la rodilla o del tobillo. Para nosotros las alteraciones de los reflejos tienen gran valor en el diagnóstico de las lesiones radiculares. La conducta del reflejo alterado o desaparecido es bastante característica. Incluso después de haber liberado a la raíz de la compresión, la recuperación es muy lenta y, en algunos casos, el reflejo queda permanentemente alterado o desaparece por completo. La disminución o abolición del reflejo aquíleo es casi patognomónica de las alteraciones de las raíces S1 o S2, generalmente la S1 y el disco lesionado suele ser el L5-S1 (Brown y Pont). La alteración de la raíz L5 no se asocia con alteraciones reflejas. Si se altera el reflejo rotuliano, la lesión suele corresponder a las raíces nerviosas L3 y L4. (ver cuadros) Patología traumática del disco intervertebral lumbar 81 a) Alteraciones motoras. El estudio de la potencia muscular de las extremidades inferiores debe ser estudiada músculo por músculo y valorando la potencia de cada uno de ellos. Aunque existe una considerable superposición en la inervación de los grupos musculares de las extremidades inferiores, los diferentes grupos derivan su inervación principal de raíces nerviosas específicas, y que pueden identificarse clínicamente por los movimientos de las articulaciones correspondientes. Por consiguiente, la alteración de ciertos movimientos de dedos, tobillos, rodilla y cadera indica la implicación de grupos musculares 5º Maniobras de elongación del específicos, la cual señala a su vez ciático la afección de una raíz nerviosa deLos test clínicos de elongación del terminada. Esto tiene especial apliciático pueden explorarse de distincación en los movimientos de los tas formas, ya sea con la maniobra dedos y del tobillo. de elevación de la pierna extendiEs característica la paresia o parálida, la prueba de Lassegue, etc., sis de los extensores del pie y conconsideramos que están desproviscretamente de los dedos en las afectos de valor para el objeto que geciones de la raíz L5. Las parálisis neralmente se pretende. Todo lo que, de los flexores del pie indican la exisen general, demuestra, es el espastencia de una lesión de la raíz S1. mo de los músculos paraverteDado que estas raíces se alteran en brales, glúteos y posteriores del casi el 95% de todas las lesiones discales de Hernia del disco entre L3 y L4. Con compresión de la cuarta raíz nerviosa la columna lumbar, es Dolor • Articulación sacroilíaca y de la cadera cara posteroexterna del muslo conveniente realizar con • Cara anterior de la pierna sumo cuidado las prue- Hipoestesia • Cara anterointerna pierna • Extensión de la rodilla bas de determinación de Debilidad • Reflejo rotuliano disminuido o ausente la potencia de los gru- Reflejos pos musculares correspondientes. Esta debe Hernia del disco entre L4 y L5. Con compresión de la quinta raíz nerviosa • Articulación sacroilíaca y de la cadera cara posteroexterna del muslo y de la pierna determinarse contra re- Dolor sistencia manual y bajo Hipoestesia • Cara externa de la pierna a dorso del pie, incluido el primer dedo Debilidad • Dorsiflexión del dedo primero y en ocasiones del pie la acción de la carga. Reflejos • Sin alteraciones Esta valoración muscular gradual permite la viHernia del disco entre L5 y el sacro. Con compresión de la primera raíz sacra gilancia de la recuperaDolor • Sobre la articulación sacroilíaca y la cadera ción o del aumento de • Cara posteroexterna del muslo, de la pierna y del talón la parálisis. Hipoestesia • Cara externa de la pierna y del pie, incluso los tres dedos externos Otro dato a valorar es Debilidad • Rara; flexión plantar del pie y del primer dedo la existencia de atrofias Reflejos • Reflejo aquiliano disminuido o ausente VANCES ATraum muslo, espasmo que puede demostrarse más fácilmente por la palpación. Estas pruebas cuando se combinan con la flexión dorsal del pie, producen una excursión considerable del nervio ciático. Cuando es positiva indica que la raíz o su manguito dural han tropezado con un abombamiento del anillo o con un núcleo herniado con lo que se producirá un aumento considerable del dolor, no obstante la compresión directa de una raíz nerviosa no se asocia con dolor, excepto en el caso que aparezca un brusco dolor en descarga eléctrica. Únicamente hemos de considerarla positiva en el caso que la acentuación del dolor obedezca más bien al estiramiento y aumento de la tensión de la raíz afectada por hallarse anclada a un tejido fibroso perirradicular que aparezca al herniarse el núcleo y tenga lugar en este momento un mínimo proceso inflamatorio que englobe a la raíz. Por tanto consideramos a esta prueba de escaso valor para el diagnóstico clínico y del nivel de la lesión, y es generalmente indicativa de la existencia de una contractura muscular e independiente de la existencia o no de una protusión discal. 6° Escaso valor tiene para nosotros la maniobra de Valsalva y la prueba de la compresión de las yugulares C) Exploraciones complementarias I. Estudio del líquido cefalorraquídeo. No es necesario su examen para el diagnóstico de lesión discal lumbar. Se practica, en el caso de diagnóstico poco claro y su único significado reside en los hallazgos negativos. II. Examen radiográfico. No consideramos el estudio radiográfico vertebral como fundamental para el diagnóstico. Pensamos que éste no debe realizarse nunca antes de establecer el diagnóstico clínico, y aun en este caso los signos radiológicos deben valorarse de acuerdo con los hallazgos clínicos. No debemos precipitarnos en la interpre- 82 tación de los datos leídos en las radiografías, sean mínimos o sean muy llamativos, dándolos como causantes de la lumbalgia, puesto que esto nos llevaría de seguro en muchas ocasiones a errores diagnósticos o lo que es más grave aún a errores terapéuticos. Siempre el dato radiográfico para ser valorable debe estar de acuerdo con la clínica. Así pues, el tratamiento debe orientarse de acuerdo con los datos clínicos, éstos son los que orientarán sobre la conducta a seguir. Se tratará al enfermo, y no a la alteración radiográfica. Esto es olvidado con mucha frecuencia. Ya establecido el diagnóstico clínico, al que puede llegarse fácilmente se realizará un sistemático estudio radiográfico. Las radiografías deben ser de buena calidad y practicarse con una cuidadosa atención a todos los detalles de una técnica correcta. El estudio radiográfico se adaptará a la siguiente pauta: 1) Radiografías normales. 2) Defectos congénitos (sacralización, lumbarización, etc.). 3) Pinzamiento discal. 4) Discartrosis. 5) Inestabilidad vertebral. a) Seudoespondilolistesis de Jurgans. b) Espondilolistesis. 6) Fenómeno del vacío o de neumatización. 7) Apéndices articulares supernumerarios. a) Radiografías de frente y funcionales de perfil con el enfermo de pie o sentado, con perfecto centrado del foco en el disco que deseamos estudiar. Es de gran importancia este punto para evitar falsas interpretaciones de las imágenes radiográficas, como más adelante veremos (fig. 16, A-B). b) Si en las radiografías anteriores se observa alguna imagen de espondilolisis, practicaremos radiografías en doble oblicuidad (3/4) de la zona sospechosa. Estas últimas nos permiten observar las articulaciones posteriores y los istmos (fig. 17, A, B, C). c) En algunos casos, además, pueden ser necesarias tomografías para descubrir la patología discal. 2º Defectos congénitos (sacralización-lumbarizaciónespina bífida) (fig. 18) Con la práctica del estudio radiográfico podremos obtener los siguientes datos (comentaremos únicamente los que consideramos de mayor interés para el caso que nos ocupa, así como algunas características técnicas a tener en cuenta al practicar una placa radiográfica): 1º Radiografías normales En ocasiones el estudio radiográfico puede ser negativo. Los discos y las vértebras aparecen normales en todas las proyecciones practicadas. La normalidad radiográfica no excluye la existencia de una lesión discal. Puede existir una lumbalgia intensísima incluso con dolores irradiados a las extremidades inferiores sin alteración alguna en las radiografías (Cabot). Se trata de anomalías comunes y su frecuencia y variaciones explican el estado de transición de desarrollo de la región lumbosacra. Las apófisis transversas de la quinta vértebra lumbar muestran considerables variaciones de tamaño. Pueden fusionarse completamente con el sacro o formar con él una falsa articulación; esta sacralización, parcial o completa, puede ser unilateral o bilateral. Todo cuanto se ha expuesto a propósito de la quinta vértebra lumbar con relación al sacro, puede aplicarse igualmente a la primera vértebra sacra en relación al ilion. Por regla general, el disco entre la vértebra de transición y el cuerpo principal del sacro es un disco residual y puede estar completamente desprovisto de sustancia nuclear. Sin embargo, este disco rudimentario puede sufrir alteraciones degenerativas capaces de ocasionar sín- J. Borrell, et al Fig. 16. A) Incidencia oblicua de 15o para poner en evidencia los istmos y las interlíneas articulares de las pequeñas articulaciones del raquis lumbar. B) Esquema de las incidencias oblicuas ascendentes ideales en las radiografías de frente de los dos últimos discos lumbares. Fig. 17. A) Esquema del ángulo de incidencia radiológica de tres cuartos. B) Radiografía de tres cuartos de un sujeto normal. Radiografía de tres cuartos en la que se observa una espondilosis del istmo de L5 (1). VANCES ATraum Patología traumática del disco intervertebral lumbar 83 Fig. 18. Lumbarización de S1. tomas. Pero en general el disco que se suele afectar es el próximal al disco rudimentario. La falta de fusión de los elementos óseos posteriores en la línea media de la quinta vértebra lumbar o primera sacra produce un defecto en los arcos neurales conocido como espina bífida. Es una anomalía común y dudamos que por sí misma sea causa de dolor lumbar. Existe un caso en el que podría en esta afección justificarse el dolor, y es el caso en que la espina bífida de la primera vértebra sacra coexista con una apófisis espinosa anormalmente larga de la quinta vértebra lumbar. En estos casos de todos modos se trata de un dolor que se agrava con la hiperextensión del tronco, al percutir la apófisis espinosa larga sobre las partes blandas que recubren el defecto posterior de la primera vértebra sacra. Cualquiera de estos hallazgos radiográficos 84 consideramos pues, que no tiene valor alguno como causa de lumbalgia por sí mismos. El único valor que les concedemos es como elemento favorecedor de lesiones discales. El dolor de espalda no puede atribuirse en general a defectos congénitos de la columna vertebral, ya que con todos ellos, sin excepción son indoloros. Bohart, Fullenlove y Williams, y Splittott practicaron radiografías en mil ochocientos pacientes afectos de dolor lumbar y las compararon con las obtenidas a otros mil ochocientos que no presentaban anamnesis de dolor lumbar. Comprobaron esencialmente la misma incidencia de lesiones congénitas de la columna vertebral en los pacientes sintomáticos que en los asíntomáticos. Estos radiólogos consiguieron demostrar lo que ya opinaban desde hacía mucho tiempo los cirujanos ortopédicos, o sea que las anomalías congénitas de la cirugía ortopédica son indoloras per se. Normalmente se observan en un 6% de individuos. En los casos en los que junto a una anomalía de transición existe una lumbalgia o lumbociatalgia, ésta se atribuye a la propia malformación; a su repercusión sobre las articulaciones vertebrales posteriores, o a la neoartrosis que se produce entre el sacro y la apófisis transversa hipertrófica. En general es falsa e incorrecta esta interpretación. Se admite y así lo creemos que los dolores que acompañan a veces las anomalías de transición se deben a su repercusión sobre el disco y más concretamente sobre el núcleo (De Séze). En los casos de anomalía transicional, el espacio ocupado normalmente por la quinta vértebra lumbar, vértebra semimóvil, está ocupado por la vértebra de transición, que está soldada al sacro y, por tanto es completamente inmóvil. Desprovista, por su inmovilidad, de su función de vértebra pivote esta función queda transferida a la vértebra suprayacente a la transicional, que, al estar situada por sobre las crestas ilíacas, no posee ningún sistema ligamentario potente que frene su movilidad. De este modo tenemos que se pasa de una vértebra fija (la transicional) a una vértebra completamente móvil, sin el intermediario de una vértebra semimóvil, que normalmente está representada por L5. Esto produce una sobrecarga al disco suprayacente a la vértebra de transición que es causa de degeneración del mismo y discartrosis precoz. La sacralización y lumbarización dolorosas son debidas, pues, a una sobrecarga funcional del disco charnela situado por encima de la vértebra de transición. Este concepto del origen discal de los dolores de la lumbarización y la sacralización dolorosa, explica la aparición tardía de los mismos en el adulto o incluso en el viejo, en tanto que la anomalía anatómica es congénita. Antes de establecer el diagnóstico radiográfico de lumbarización o sacralización, es necesario tener en cuenta las características con los que se realizó la radiografía, éstas deben ser adecuadas puesto que sino, se obtendrán muchas falsas imágenes de sacralización de L5 (fig. 16 B). Con la placa posterior y el enfermo en decúbito supino, los rayos deben incidir oblicuamente de arribaabajo para despegar completamente las apófisis transversas del sacro y alas ilíacas. Sólo así se podrá observar si existe una sacralización o no de L5 o si ésta es compensada (bilateral) o descompensada (unilateral). 3º Pinzamiento discal La disminución apreciable del espacio discal es una alteración radiográfica de observación muy frecuente (fig. 12). Tan solo puede admitirse la existencia de un pinzamiento discal J. Borrell, et al cuando se manifiesta en radiografías de frente o perfil, centradas de modo riguroso y perfecto en el disco, con el rayo dirigido según la oblicuidad de los discos L4-L5 y L5S1. Una radiografía mal centrada puede dar falsas imágenes de pinzamiento discal. La observación radiográfica de un pinzamiento discal, es a veces, fuente de confusiones. Indica, sin duda, la existencia de una lesión nuclear que lleva muchos años de evolución, pero la sintomatología del paciente no debe atribuirse automáticamente a este disco intervertebral. El mesénquima encerrado por el anillo mantiene la separación de los cuerpos vertebrales, e incluso después de un tratamiento el núcleo fibroso con el anillo ejerce incluso una considerable influencia en este sentido. Deben transcurrir muchos años para que se desgarre el núcleo fibroso, se aplane el anillo y para que se produzca el estrechamiento del espacio discal intervertebral. Cuando esto ocurre, el núcleo se habrá disgregado en pequeños fragmentos que no suelen ocasionar ningún trastorno. Si se considera la necesidad de la operación, cabe tener en cuenta que el disco intervertebral causante de los trastornos sea el disco vecino. 4° a) Retrolistesis. Es relativamente frecuente en la parte alta de la columna lumbar, sobre todo en L2, debido a la oblicuidad hacia abajo y atrás de las vértebras a este nivel. Se sigue en frecuencia el desplazamiento de L4 sobre L5. Es en cambio, de rara observación en la L5 sobre el sacro, a pesar de existir degeneración discal. Este hecho se explica teniendo en cuenta que la apófisis articulares entre L5 y S1 están orientadas en el plano frontal, en tanto que en las restantes vértebras lumbares están orientadas en el plano parasagital, permitiendo un desplazamiento anteroposterior en los casos de inestabilidad vertebral por degeneración discal (De Séze y Durieu). Para diagnosticar la existencia de un desplazamiento es necesario que la proyección sea perfecta; una radiografía defectuosa de perfil o la existencia de ciertas anomalía vertebrales puede dar una falsa imagen de retrolistesis (Willis y Fleteher) (fig. 19). En el 15% de los casos diagnosticados como de lesiones discales, se demostró radiográficamente una movilidad anormal del cuerpo vertebral situado por encima del disco afecto (Kuntsson). Extirpando fragmentos de columnas en autopsias en las que se realizaban maniobras de flexoextensión, se observó que si se ha modificado la estructura de un disco intervertebral, se producen variaciones en la dirección de los movimientos de la vértebra superior (Hirsch C.). Estas observaciones se pensó serían útiles para diagnosticar radiográficamente el disco lesionado, por lo que los citados autores realizaron un extenso estudio en este sentido. Solamente en pocos casos se comprobaron anomalías convincentes del movimiento. En cada uno de los casos en los cuales se observó por radiografía una movilidad anormal, se descubrió en la operación una masa sólida y anormalmente voluminosa de tejido fibroso. Se llegó a la conclusión de que esta masa sólida, situada entre los cuerpos vertebrales, actúa como una cuña que producía las luxaciones. En los casos en los que no pudo demostrarse el desplazamiento, se comprobó que el núcleo constaba de un gran número de pequeñas masas (fig. 20, A, B, C). Se vio que en los casos que existía una inestabilidad eran casos con historias cortas. No había aún transcurrido tiempo suficiente para que los cuerpos vertebrales convirtieran la masa fibrosa en fragmentos más pequeños. Después de la intervención, en estos casos, la exploración clínica demostró que la columna indolora era perfectamente estable y las radiografías no revelaron ninguna anormalidad de la movilidad. Por tanto, como hecho importante, podemos decir que ante una vértebra inestable no está, por ello solamente, indicada la práctica de una artrodesis. b) Espondilolistesis. Es el desplazamiento hacia adelante de una de las vértebras lumbares inferiores sobre la inmediata inferior o sobre el sacro. Es generalmente el resultado de la falta de unión entre el cuerpo y el arco neural, consecuti- Patología traumática del disco intervertebral lumbar 85 Discartrosis Reacción condensante de los platillos y osteofitos como imágenes radiológicas (fig. 11). El término artrosis aplicado a la labiación de los cuerpos vertebrales y como causa del dolor, es en general incorrecto. Estas reacciones óseas, en general no expresan más, como vimos anteriormente, que la pérdida de la amortiguación mecánica del disco. La artrosis en sí es en general indolora. Se afirma que la artrosis vertebral no es más que una enfermedad inventada por los radiólogos para designar la neoformación ósea que decora los cuerpos vertebrales. No es un proceso que ocasione dolor VANCES ATraum ni se agrave por un traumatismo indirecto (Hugh Griftiths). La radiografía revela un estrechamiento del espacio discal, la labiación marginal y la condensación de los platillos. No es una lesión degenerativa del hueso, es más bien debida a la reacción normal del hueso, al aumento de unas tensiones intermitentes. 5° Inestabilidad vertebral En algunos casos pueden observarse desplazamientos del cuerpo vertebral en relación con el disco de la vértebra supra o subyacente. El desplazamiento de la vértebra suprayacente puede hacerse hacia adelante: espondílolistesis; o hacia atrás, retrolistesis; en otros casos es hacia uno u otro lado, es la diástasis lateral; finalmente a veces, el desplazamiento es en rotación, siempre ligera. Este desplazamiento, de ordinario, se asocia a disminución de altura del disco. Fig. 19. Una radiografía de perfil con una incidencia radiográfica mala proyectará al cuerpo vertebral de forma que ocupará parte del agujero de conjunción, dando un falso aspecto de retrolistesis, según se ve en el esquema (De Zeze). Fig. 20. A) Desplazamiento horizontal anterior del cuerpo vertebral por encima del disco lesionado. B) Desplazamiento anterior del cuerpo vertebral por encima de la lesión nuclear. Las plataformas superior e inferior de los cuerpos, vertebrales, forman un ángulo abierto hacia atrás en la flexión del tronco. C) Durante la extensión el cuerpo vertebral situado por encima del disco patológico se desplaza hacia atrás. Ángulo abierto hacia adelante. 86 J. Borrell, et al va a un defecto congénito del desarrollo de las láminas o pedículos para unos, mientras que para otros es el resultado de una tensión excesiva a través del arco neural, comparable a las fracturas por fatiga (Hanis y Wiley; Wiltse). Al observar el llamativo aspecto radiográfico, es natural que el dolor del paciente se atribuya a la deformidad, pero en general no se trata más que de una suposición incorrecta. Las deformidades congénitas de la cirugía ortopédica suelen ser notoriamente indoloras y la espondilolistesis no es una excepción. Es probable que en la espondilolistesis la deformidad aumente lentamente a medida que el paciente se desarrolla. Al cesar el crecimiento no se produce ya un aumento del desplazamiento. La articulación intervertebral es tan estable que no puede reducirse ni aumentarse, excepto por la aplicación de una fuerza de tal intensidad que no es probable la supervivencia del paciente. ¿Por qué los síntomas (dolores) de la espondilolistesis no aparecen generalmente mucho antes de los treinta años, bastante tiempo después de haber cesado el crecimiento, si la deformidad ha ido aumentando durante el período de crecimiento? La respuesta es que la deformidad no es la causa del dolor. Ya en 1940 Dandy afirmó que la espondilolistesis es simplemente un incidente en el síndrome de las lesiones de los discos intervertebrales... y que la artrodesis vertebral no está indicada en la espondilolistesis o en los discos intervertebrales insuficientes. Fue vigorosamente atacado por su afirmación. Creemos que Dandy tenía razón. Es evidente que los síntomas atribuidos a la espondilolistesis no aparecen, generalmente, antes de la edad de los 30 años, aunque se han descrito casos en individuos mucho más jóvenes. Al valorar una imagen radiográfica de espondilolistesis su relación con la clínica que presente, tendremos en cuenta que si es discreto el desplazamiento, inferior a 6 milímetros, el dolor puede evidentemente atribuirse a una lesión nuclear VANCES ATraum del disco intervertebral por debajo de la vértebra luxada (1,5 % de los casos). Sin embargo debe tenerse mucho cuidado en la valoración de estos enfermos. Sí, en cambio, el desplazamiento es muy pronunciado es probable que se haya destruido el núcleo y gran parte del anillo, y que los dos cuerpos vertebrales estén sólidamente fijados por tejido fibroso y a veces, por una fijación sólida. La articulación es estable e indolora, pero el notorio aspecto radiográfico puede despistar al médico. Es conveniente en estos casos, examinar cuidadosamente al paciente, con la firme sospecha de que el dolor procede del disco intervertebral situado por encima de la espondilolistesis (Taillard). diografías de frente, y que consiste en la observación de unos pequeños nódulos óseos situados por debajo de las apófisis articulares de las pequeñas articulaciones. Su altura dentro de la columna lumbar es variable. Suelen producir estenosis del conducto vertebral. Pueden ser causa de compresión nerviosa de las raíces lumbares o sacras (Barceló y Vilaseca). Mielografia (fig. 23, A, B) Se trata de una anomalía posiblemente congénita visible en las ra- Aunque la localización topográfica de una hernia discal suele quedar bien establecida cuando la exploración clínico-neurológica es concluyente, hemos ya comentado el valor localizador de la clínica y exploración de estos enfermos, es apreciable en ocasiones el estudio mielográfico para la confirmación del diagnóstico. Podemos practicar mielografías haciéndolo con todas las garantías debidas, en este caso será un procedimiento relativamente seguro e indoloro, pero no inocuo, pues siempre puede comportar ciertos riesgos para el paciente. La facilidad y destreza con que puede practicarse es el principal factor en la reacción del paciente, por lo que la mielografía no debe dejarse en manos de personal no práctico en este procedimiento. Requiere un perfecto conocimiento y delicadeza en la manipulación, pues incluso en las manos más experimentadas pueden producirse enojosas molestias al paciente (cefaleas, dolores lumbares, lesiones de raíces, etc.), no obstante si se practica con una técnica correcta la incidencia de complicaciones es mínima (Barceló, Salvatella, Vilaseca, Cabot). La mielografía puede no llegar a revelar una lesión definida (recordemos la interpretación patogenética del dolor referido, puede existir sin hernia nuclear), no obstante sí el cuadro clínico lo indica se practicará la intervención quirúrgica a pesar de la negatividad del estudio mielográfico. Patología traumática del disco intervertebral lumbar 87 6° Fenómeno del vacío de Knutsson (fig. 21) La imagen radiográfica de perfil evidencia la existencia de vacuolas o burbujas de aire en el disco intervertebral. En 1937 se publicó la primera descripción de la existencia de aire en el núcleo pulposo evidenciado en imágenes radiográficas (Magnusson). El mecanismo por el que aparecen estas burbujas, así como su significado clínico no está claro (Hendry). Knutsson dijo que la existencia de aire en el disco intervertebral es patognomónico de la degeneración discal. El caso es que los distintos autores no se ponen de acuerdo sobre la importancia de este signo radiográfico; no obstante, de acuerdo con Knutsson parece ser que la presencia de gas en el espacio nuclear, es debida al probable establecimiento de una comunicación aérea entre el conducto vertebral y el disco. Por consiguiente, si se observa gas en un núcleo discal, cabe pensar que es casi siempre inevitable la extirpación del núcleo del disco intervertebral (Burke). 7º Apéndices articulares supernumerarios (fig. 22) Fig. 21. Radiografía de perfil en la que se aprecian imágenes de “vacío” en los discos L3-L4 y L2-L3. En el esquema de la radiografía corresponden a 1 y 2. Fig. 22. Radiografía de frente de la columna lumbar. Visualización apéndices supernumerarios en apófisis articulares inferiores de L2. Esquema (1). 88 J. Borrell, et al Fig. 23. Imágenes mielográficas normales. A) Radiografías de frente y perfil. B) Radiografías de tres cuartos. VANCES ATraum Patología traumática del disco intervertebral lumbar 89 Nosotros practicamos mielografías en los siguientes casos: a) Cuando la clínica no tiene un valor diagnóstico absoluto y así descartar cualquier otro tipo de lesión. b) Cuando exista la sospecha de la existencia de hernias a distintos niveles. c) Puede recurrirse a ella cuando decidimos la intervención quirúrgica, puesto que la responsabilidad del cirujano exige una comprobación objetiva de la lesión y de su lugar exacto. Si se opera para extirpar un prolapso nuclear, es lógico asegurarse que tal prolapso existe y a qué nivel se halla situado. No lo hacemos, no obstante, de forma sistemática. Es posible la existencia de falsas imágenes en la visión de la mielografía por lo que las imágenes radiográficas deben tener una correspondencia con la clínica (Aronsón; Lanche; Falconer). Son asimismo múltiples las imágenes patológicas que la misma puede revelar, y que serán, perfectamente interpretadas claro signo de prolapso del núcleo discal (Schinz). En resumen nuestra posición ante la mielografía es la siguiente: 1° No debe practicarse rutinariamente la mielografía para establecer el diagnóstico y el nivel de la lesión discal lumbar, el cuadro clínico es suficientemente claro en todos los casos, con algunas excepciones, para establecer el diagnóstico. 2° La mielografía no es un procedimiento inocuo y debe reservarse para aquellos casos en los cuales no es claro el cuadro clínico y existen pruebas evidentes que sugieren la posibilidad de alguna otra lesión. 3° No debe practicarse nunca para satisfacer presiones e informaciones dimanantes de la acción médico-legal. 4° Existen muchos factores que pueden producir imágenes positivas falsas o negativas falsas. 5° Si existen razones para llevar a cabo esta exploración, debe ser 90 practicada por un experto en la técnica y competente en la interpretación adecuada de las imágenes radiográficas. Discografía La utilización de medios de contraste yodados inyectados dentro del disco intervertebral (núcleo pulposo) no nos parece un método adecuado para el diagnóstico de las lesiones discales. Primero porque consideramos, de acuerdo a cuanto hemos expuesto en la patogenia del dolor, que la punción discal, en un disco sano, es capaz por fina que sea la aguja, de poner en marcha el mecanismo de transformación del mesénquima del núcleo en tejido fibroso, y segundo porque consideramos que el diagnóstico clínico es lo suficiente preciso para que podamos prescindir de este tipo de exploración. La punción accidental del disco mediante agujas en el intento de practicar una mielografía, punción lumbar, etc., ha sido ampliamente comentado por distintos autores así como su significado dentro de la patología discal, por los cambios que en el mismo se producen como antes hemos comentado y por su participación en la aparición posterior de una espalda dolorosa. (Milward y Grout; Munro y Harding; Pease; Billington; Gellman; Sicard). Es por todo ello que hemos prescrito a la discografía como exploración complementaria para el diagnóstico de una lesión discal. Electromiografía Es una exploración complementaria que utilizamos en las ocasiones en que el diagnóstico clínico es poco preciso. En las lesiones de las raíces nerviosas el EMG determina de una forma precisa la existencia y localización de la misma. Lo que no se puede determinar en el EMG es la etiología de la compresión (hernia discal, tumor, anomalías vascu- lares, etc.), aunque la causa más frecuente es la ocasionada por una hernia del disco intervertebral. Con el EMG es posible detectar asimismo la existencia de una contractura muscular paravertebral y de esta forma indirecta, determinar la existencia o no de dolor. Esto es importante en simuladores. La característica del músculo en reposo es el silencio eléctrico. Si el músculo está contracturado aparecerá un número indeterminado de unidades motrices de características normales siendo el número de éstos proporcional a la intensidad de la contractural (Balagué Vives). Tratamiento de las lesiones traumáticas del disco intervertebral Dependiendo de la fase clínico-evolutiva en que se encuentra el paciente en el momento de la exploración el tratamiento será: a) Conservador = Médico, Ortopédico, Funcional ÆProfilaxis b) Quirúrgico El tratamiento, sea conservador o quirúrgico, deberá pretender conseguir: 1° Alivio del dolor 2° Incremento de la capacidad funcional del paciente 3° Disminución de la evolución de la lesión. Las indicaciones de uno u otro tratamiento varían en relación con los autores consultados desde unos que opinan que sólo el 0,05% de pacientes requieren tratamiento quirúrgico (Marshall), hasta otros que creen que aproximadamente el 20% de los pacientes en quienes se ha establecido el diagnóstico de lesión discal aguda requieren la acción quirúrgica después de un período de varios años. Para nosotros, como veremos, que el tratamiento sea conservador o quirúrgico dependerá de la fase evolutiva en que veamos el enfermo. J. Borrell, et al Antes de entrar en consideraciones sobre el tratamiento, queremos resaltar la importancia de unos puntos que de no tenerlos en cuenta es indudable que el mismo por adecuado que sea, no será efectivo. Estos puntos son: hipocondríacos fijados yatrogénicamente (Barraquer Bordas y F. Jane Carrenca). Urge, pues, ir tomando conciencia del sentido que tiene un determinado dolor para quien lo sufre, de lo que puede expresar acerca de su modo de depender y de exigir respecto de aquellos seres humanos con quienes convive y con quienes convivió, y, por ende, de lo que va expresando sobre la relación que el enfermo establece con su médico. Tales factores cuentan siempre en mayor o menor grado, pero llegan a ser absolutamente primordiales en las algias psicógenas o psicosomáticas. Estos cuadros son fruto y expresión de un conflicto personal que el enfermo vive y fragua y en el que va a involucrar al médico con el cual establezca una relación asistencial, de tal modo que las características de esta relación van a depender cabalmente de la naturaleza de aquel conflicto y de la manera como éste sea manejado por el médico. De ahí la necesidad perentoria de interpretar lo que se proyecta sobre esta relación para hacerlo consciente y esclarecerlo al enfermo, único camino capaz de orientar su curación. En enfermos de columna vertebral todo cuanto acabamos de exponer adquiere una inmensa realidad, y de no tenerlo en cuenta, de no poner remedio a tales vivencias psíquicas que indudablemente acompañan a la lesión orgánica (miedo al futuro, a la invalidez, a los problemas sociales que su enfermedad le comporta, etc.), condicionan el fracaso de cualquier terapéutica orgánica que le hagamos, y cuanto más tardío establecemos el tratamiento de estas alteraciones psicógenas más difícil nos será arrancarlas después del enfermo y más difícil será su reincorporación a la sociedad. Es por ello a tener muy en cuenta este apartado en el tratamiento de los enfermos de la columna vertebral y ponerle adecuado remedio ya sea mediante psicofármacos, ya sea con la ayuda de un psiquiatra y de una asistenta social. En trabajos posteriores insistiremos más ampliamente sobre este interesante tema. Patología traumática del disco intervertebral lumbar 91 1° Psiquismo. 2º Profilaxis. 3º Inflamación. 1º Psiquismo La medicina psicosomática y antropológica nos enseña que siendo como es el dolor un fenómeno vivencial cargado de significación afectiva y biográfica, toda experiencia dolorosa tiene un sentido personal e inalienable y médicamente acción fundamental. El médico no ve, como es obvio, el dolor de su enfermo; sólo puede escuchar el relato que éste hace de aquél y presenciar su repercusión refleja somática, vegetativa, etc., así como el comportamiento global de quien lo sufre. Demasiado a menudo el médico de formación “organicista” deja de prestar la atención que debiera a este comportamiento, que se inscribe ya en realidad en las mismas formas verbales y paraverbales que el sujeto escoge para comunicarnos su sufrimiento. Es por ello que al hacer la historia de la enfermedad el médico debe atender, simultáneamente, a las esferas “testifical” e “interpretativa” (Rof Carballo, Lain Entralgo, Balint) a que apunta constantemente la relación comunicativa que el enfermo establece con él. Y, por tanto, a los deseos profundos e inconscientes que se proyectan sobre esta comunicación. La frecuente importancia de factores estrictamente personales en cualquier síndrome doloroso y, sobre todo, la extraordinaria abundancia de algias netamente psicógenas, son realidades demasiado capitales en la práctica ordinaria para que el médico descuide ya por más tiempo el penetrarlas. Las consecuencias de su inhibición, y de sus defensas, son el florecimiento de un cortejo innumerable de cuadros VANCES ATraum 2° Profilaxis. Su importancia Es obvio resaltar la importancia de la profilaxis en las lesiones traumáticas del disco intervertebral después de conocer su patogenia y aún más después de la primera crisis de lumbalgia. Esta profilaxis irá dirigida a evitar: a) Toda sobrecarga sobre el disco, buscando adaptar al paciente a ciertas posiciones o a ciertas actividades que resulten inofensivas al máximo. Es indudable que dulcificando estas fuerzas que gravitan sobre el disco, sobre todo la flexión anterior del tronco, se evitarán en gran manera recidivas. Deberá extenderse ésta desde enseñarle al enfermo cómo deberá estar sentado, acostado, o cómo deberá realizar los esfuerzos, hasta el cambio de profesión si el caso lo requiere (fig. 24, A, B, C). b) Corregir actitudes posturales anómalas que favorecen la sobrecarga discal. En esquema tenderán a actuar descontracturando los extensores y/o flexores del raquis lumbosacro que producen cifosis, lordosis o escoliosis anómalas y cuya persistencia supone una sobrecarga para los discos intervertebrales (ver esquemas) (fig. 25). En un trabajo posterior revisaremos extensamente este tema. 3° Inflamación La idea fundamental que debe presidir la mente del médico, es la de que no existe ningún proceso inflamatorio y que toda la conducta terapéutica deberá ir encaminada a apartar el núcleo fibroso del anillo posterior. Logrado esto, sea por el método que sea, se obtendrá la remisión del dolor. La fase evolutiva en la que se encuentra el enfermo es la que nos marcará la conducta terapéutica a seguir; por ello clasificamos a estos enfermos en cuatro grandes grupos: Fig. 24. A) y B) Ejercicios de estiramiento de las masas musculares sacrolumbares. C) 1 y 2 Posiciones correctas en decúbito; 3, posición incorrecta: decúbito ventral. 92 Fig. 25. A) 2-3, músculos de la lordosis (gran dorsal, masas musculares posterolaterales y psoas). 1-45, músculos de la cifosis (abdominales, glúteos, isquiotibiales). La estática de la columna lumbar resulta del equilibrio entre los músculos extensores (2-3) que durante su contracción provocan una lordosis y durante su relajación facilitan la cifosis, y los músculos flexores (1-4-5), que durante su relajación facilitan la hiperlordosis -frecuentemente causa de lumbalgia- y que puede restablecerse su tenacidad mediante gimnasia reeducativa. B) y C) En esta posición, la contracción del psoas produce una hiperextensión lumbar. J. Borrell, et al A) Lumbalgia aguda. Primera crisis. B) Lumbalgia crónica. Lumbociatalgia sin déficit motor ni sensitivo. C) Lumbociatalgia o ciatalgia con déficit motor y sensitivo D) Enfermos sometidos a intervenciones quirúrgicas en los que ha recidivado el dolor. Como tratamiento de los fenómenos dolorosos, y en ocasiones como diagnóstico, pueden efectuarse infiltraciones anestésicas. El punto de aplicación de las mismas varía según los autores. Nosotros las solemos aplicar a ambos lados de la apófisis espinosa de la vértebra cuyo espacio discal inferior es patológico, en plena masa muscular paravertebral. Al llegar a las láminas desviamos la punta de la aguja hacia las apófisis transversas y en ésta localización inyectamos unos 5 a 10 cc de líquido anestésico; en ocasiones le añadimos hialuronidasa. En algunas situaciones, sobre todo cuando la contractura muscular es muy intensa y el dolor muy fuerte, utilizamos la infiltración extradural a través del agujero sacro; es la técnica que consideramos de elección en estos casos, pues con la misma se alcanza la zona posterior del disco que es, como hemos visto, la zona donde existe la máxima sensibilidad. Otros autores (Troisier) son partidarios de la infiltración anestésica a través de las masas musculares paravertebrales lumbares, llegando a través del ligamento amarillo hasta el espacio peridural, es decir, alrededor de la supuesta raíz afecta, inyectando el anestésico en la referida localización. En resumen, consideramos que lo que se trata de conseguir con las distintas vías expuestas se logra a través de idénticos mecanismos. Con la referida infiltración lo que hacernos no es más que anestesiar, a los nervios senovertebrales que corno ya expusimos anteriormente nacen fuera del canal medular, de la raíz y del ganglio espinal (acción anestésica en las infiltraciones a nivel de las apófisis transversas) llegando al interior del canal medular a través del agujero de conjunción distribuyéndose por diferentes estructuras (acción anestésica en las infiltraciones extradurales a través del agujero sacro, y las perirradiculares interlaminares). Así pues, la infiltración extradural puede hacerse a través del hiato sacrococcígeo (Sicard y Cathelin, Ciriax), por el agujero sacro posterior (Lievre), por vía intraespinosa o interlaminar, después de atravesar el ligamento amarillo como se hace para la anestesia peridural (Troisier). La infiltración anestésica tiene su interés puesto en fases muy agudas de la lumbalgia o lumbociatalgia, produce un alivio inmediato del dolor, una desaparición de la contractura muscular facilitando si es necesaria las maniobras de manipulación o tracción vertebral o mejorando, aunque sea temporalmente, el enfermo. A título de diagnóstico, las infiltraciones extradurales pueden rendir innumerables servicios si se adopta la precacución de volver a explorar el paciente 15 o 20 minutos después de la infiltración. La inyección de novocaína por vía extradural es capaz de suprimir momentáneamente los signos clínicos articulares y durales. Esta particularidad puede ser aprovechada con utilidad si existe alguna duda, sobre la naturaleza de la algia discal. En efec- Patología traumática del disco intervertebral lumbar 93 A) Lumbalgia aguda Primera crisis Cuando se lesiona el núcleo del disco intervertebral, lo expusimos anteriormente, éste se transforma en tejido fibroso, que es dos centímetros más pequeño que el núcleo mesenquimatoso con lo que ya de por sí se aparta del anillo posterior y remite el dolor. En crisis sucesivas en las que ya el núcleo es fibroso, éste irrita los filetes nerviosos del nervio senovertebral del anillo posterior; por esto nuestra conducta terapéutica irá encaminada a apartarlo de la posición en que se encuentra. La terapéutica en estos casos será, en general, la siguiente: 1º Reposo en cama Es una terapéutica importante en la fase aguda. Se procurará que la cama sea dura, basta un colchón duro, no hace falta tabla. La posición más adecuada en las lesiones discales bajas de la columna lumbar (L4-L5) es en decúbito supino con cadera y rodillas en semiflexión (posición de Fowler). En decúbito supino, sin añadir las flexiones anteriores, se produce una hiperextensión lumbar que es contraproducente. Si se trata de la primera crisis suele bastar con 4-5 días de permanencia en cama. En sucesivas crisis el reposo en decúbito supino debe prolongarse por lo menos durante dos semanas. A los 7-10 días, si ha desaparecido la contrac-tura muscular y han mejorado sus algias lum-bares, se iniciará una movilización progresiva en cama. Esta cesará inmediatamente de aparecer una reagudización del dolor. VANCES ATraum 2º Terapéutica farmacológica Solemos seguir la pauta siguiente: a) Antiálgicos potentes. Si calmamos el dolor obtendremos primero una desaparición de la contractura muscular con lo que será más fácil la reintroducción de núcleo fibroso, y segundo tranquilizaremos al enfermo. b) Relajantes musculares. Con el fin de completar la acción de la droga anterior. Solemos utilizar el metacarbamol (Robaxin). Su mayor indicación es la fase aguda de la lumbalgia. c) Sedantes. Hemos resaltado ya la enorme importancia que tiene la sedación del enfermo. Junto a la psicoterapia administramos sedantes. 3º Infiltraciones anestésicas to, dado que la novocaína no rodea más que la cubierta dural y el revestimiento dural de las raíces, no hemos de extrañarnos de que esta prueba no produzca variaciones en casos de fracturas de apófisis transversas-pedículos, dolor sacrococcígeo, coxofemoral o seudorradicular, etcétera. Vemos pues que a través de ella obtenemos no sólo una supresión del dolor sino que en ocasiones nos servirá para confirmar o excluir el diagnóstico de lesión discal. 4° Manipulación Si bien consideramos, teniendo en cuenta la patogenia del dolor de espalda, la importancia de la misma en los casos en los que se halla indicada, no podemos aportar en estos momentos gran experiencia sobre ella. Existen autores (De Palma) que no creen en absoluto en la manipulación, mientras otros, de reconocida experiencia en el tema que nos ocupa, son acérrimos partidarios de la misma, la preconizan con entusiasmo en los casos en que se halla indicada, pero desde luego insisten, practicada de una forma correcta (Brankart; Menell; Ciriax; Troissier; Burke; Parsous; Wilson etc.) Es indudable que la manipulación de la columna vertebral es un procedimiento simple, digno, de ser aprendido, pero es indudable también que muchos médicos no pueden aprenderlo. “Creemos que en la manipulación de la columna vertebral, el elemento básico del fracaso del médico es su temor, aparte de cuando se practica sin indicación adecuada. Teme lesionar al paciente, lo cual es imposible desde todos los puntos de vista prácticos. El nuevo paciente puede emitir un quejido por el dolor momentáneo, que puede asustar al médico. Durante algunos momentos el paciente puede gemir, pero el médico no debe temer nada grave” (Burke). En ocasiones después de la primera manipulación el enfermo vuelve a la consulta peor que el día anterior. 94 No debemos asustarnos, repetiremos la manipulación una o dos veces más, generalmente con ello se soluciona el problema (Ciriax; Burke). El médico debe tener en cuenta que en pacientes con anamnesis dilatadas deben ser sometidos a tratamiento continuado durante meses, y una vez remitido el dolor, se tratarán a intervalos durante años ¿Qué objetivos se propone la manipulación? 1) Durante el primer ataque de dolor vertebral, el objetivo consiste en desgarrar la máxima cantidad de fibrillas del núcleo y aumentar así e! volumen de la masa gelatinosa en la parte posterior del mismo. Un aumento considerable del volumen de sustancia fundamentalmente reduce extraordinariamente la presión ejercida por el núcleo sobre la pared posterior del anillo (Troissier). 2) Si el dolor persiste durante semanas o meses o se trata de una exacerbación aguda, la manipulación consigue el alivio del dolor. separando el núcleo fibroso de la porción posterior de anillo. Además, disminuye la erosión del anillo. Las manipulaciones repetidas ayudan al proceso de desintegración del núcleo. 3) También puede utilizarse la manipulación como ayuda diagnóstica (Burke). 5° Fisioterapia y gimnasia tónica Está indicada en ciertos momentos de la evolución de la enfermedad. No nos referimos aquí a las características, forma e indicaciones de la misma porque será motivo de otro tema. 6º Corsés y férulas externas El corsé enyesado inmoviliza parcialmente la columna vertebral y alivia considerablemente el dolor, quizá completamente, mientras se mantiene colocado. Es engorroso e incómodo para el paciente y después de su supresión puede reaparecer el dolor. La misma objeción puede aplicarse a los corsés, cín- gulos, y a otros aparatos de inmovilización vertebral. Son además causa de atrofia muscular. El paciente, joven se beneficia más del tratamiento recuperador de su musculatura que con la inmovilización (De Palma y Rothman). Existen no obstante unas indicaciones para la utilización del mismo. 1) En enfermos añosos y con espondilopatías degenerativas en todos los niveles. Estos pacientes no suelen tolerar un programa de ejercicios y aun suelen aumentar sus algias. Al ceder su sintomatología aguda se quitará el corsé para evitar la disminución del tono muscular y la rigidez, 2) En enfermos obesos con musculaturas atróficas, hasta que disminuye el dolor y mientras se recupera la musculatura paravertebral, abdominal, etcétera. 3) En el postoperatorio de pacientes con artrodesis lumbares. Las medidas terapéuticas expuestas es indudable que se utilizarán unas u otras, o todas, de acuerdo con el tipo de enfermo, con la experiencia del médico que lo trate, de la intensidad de los síntomas o de la remisión de los mismos con la terapéutica inicial empleada. B) Lumbalgia crónica. Lumbociatalgia ni déficit motor ni sensitivo Segunda o sucesivas crisis de lumbalgia aguda, lumbalgia crónica o lumbociatalgia sin déficit motor ni sensitivo. Procederemos en esquema tal como expusimos en la etapa anterior. Solemos añadir aquí tracciones vertebrales ya sea de forma intermitente ya de forma continua. Antes de iniciar la tracción solemos practicar una infiltración perirradicular o extradural transacra con novocaína. Así es más fácil que la tracción resulte más efectiva y consigamos la separación de los cuerpos vertebrales y reintroducción del núcleo fibroso más fácilmente. J. Borrell, et al Las tracciones o elongaciones vertebrales son procedimientos que imprimen al raquis fuerzas de sentidos opuestos en la Dirección céfalo-caudal. Estas fuerzas pueden actuar sobre todo el raquis o tan solo sobre un segmento del mismo, lo que, a priori, es preferible. Es evidente que pueden utilizarse numerosos procedimientos. Las fuerzas de actuación variarán de cero a varias docenas de kilogramos; la duración oscila desde algunos segundos a varias docenas de minutos por día. Por último, pueden emplearse una infinidad de medios mecánicos, desde la tracción manual, la utilización del peso del paciente, de pesos adicionales, hasta la mesa de tracciones, etcétera. Se admite que las elongaciones vertebrales, si se practican con la fuerza y duración suficientes, son capaces de lograr una separación de los cuerpos vertebrales y de colocar en tensión los ligamentos situados en la periferia, en particular el ligamento vertebral común posterior, y bajo la influencia de las tracciones a una especie de aspiración de la parte herniada del núcleo discal (De Séze y Levergnieux). El efecto de las tracciones puede manifestarse de distinas formas: de ver aparecer signos de déficit, en particular si ha habido necesidad de recurrir a tracciones potentes para una determinada región. El fundamento de la tracción consiste, en esquema, en disponer de una fuerza de tracción activa aplicada sobre la pelvis y una fuerza de contracción cuyo emplazamiento ideal es el reborde costal. Dentro de este circuito de tensión se coloca un manómetro para conocer exactamente las fuerzas de tracción a las que está sometido el enfermo en un momento determinado (Barbot; Japes; Judovich). En la tracción discontinua las fuerzas que solemos aplicar son superiores a los 40 kg. Por debajo de esta cifra se ha demostrado que son ineficaces (Bourdon). En la práctica aplicamos inicialmente una fuerza de 45 kg. Si los resultados son nulos después de cierto número de sesiones (3 a 6) se ensaya con 75 a 80 kg. El tiempo necesario para la colocación a la necesaria tensión progresiva es de unos dos minutos aproximadamente, por término medio, puede considerarse que es en este momento cuando empieza la tracción. Algunos autores se contentan con 5 a 10 minutos de tracción. Nosotros dejamos a los pacientes en tracción durante unos 30 minutos por término medio (máximo 60, mínimo 15). La tracción diaria, o incluso al ritmo de 4 a 5 sesiones por semana, es el empleado con más frecuencia. En ocasiones según la intensidad del cuadro doloroso, según el tipo de enfermo, empleamos la tracción continua en la misma cama del enfermo; se suele prolongar durante una semana, y las fuerzas que se aplican son del orden de 6 a 15 kg. Se asocia a la misma la aplicación de relajantes musculares por vía intramuscular o venosa. Es evidente en estos casos que el reposo en cama y los relajantes que se asocian a la tracción desempeñan un papel quizá superior a ésta. En efecto, según estudios radiológicos (Bourdon), no existe separación notoria de los cuerpos vertebrales antes de la aplicación de los 40 kg para el raquis lumbar. Los resultados obtenidos con la aplicación de ambos métodos son buenos: el 75% de curaciones totales o casi totales en 5-6 sesiones en lumbalgias. y el 60-68% en lumbociatalgias (Troissier). Insistimos en pacientes nerviosos en la administración de sedantes y tratamiento del componente ansioso con el cual suelen presentarse la mayoría de estos enfermos. De este grupo la mayoría salen del brote con el tratamiento expuesto, pero a pesar de las medidas profilácticas, por el tipo de trabajo duro de la mayoría de ellas, la recidiva es fácil. Existe un escaso número de enfermos en los que persiste la lumbalgía y/o lumbociatalgia con o sin signos de déficit motor o sensitivo que incapacitan al enfermo. Este grupo, en el que persisten signos recurrentes, serán sometidos a tratamiento quirúrgico (escisión del disco afecto). Patología traumática del disco intervertebral lumbar 95 a) Mejoría manifiesta y rápida con desaparición de los signos radiculares si existen. b) Pueden persistir los dolores como antes de la tracción o bien incluso pueden agravarse. El resultado de las tracciones es nulo. c) Existe un tercer estado, que llamamos de acomodación de la hernia, en el que mejoran las algias pero sin que acaben de desaparecer. La mejoría es progresiva y, a menudo, es necesario tener que recurrir a varias sesiones (10 a 20), pero prácticamente jamás un número superior. Durante la práctica de las tracciones es preciso vigilar con atención los signos motores, sensitivos y reflejos, ya que no puede excluirse la posibilidad, en esta eventualidad, VANCES ATraum C. Lumbociatalgia o ciatalgia con signos de déficit motor o sensitivo En este grupo si bien puede intentarse un tratamiento médico funcional durante un corto espacio de tiempo (15-20 días), de no alcanzar una rápida remisión de los síntomas se recurrirá al tratamiento quirúrgico. En el caso de existir claros signos de déficit motor y sensitivo, es obvio que el tratamiento adecuado es el quirúrgico para extirpar el núcleo herniado que de seguro comprime a la raíz correspondiente. D. Enfermos intervenidos quirúrgicamente en los que ha recidivado el dolor Existe un grupo, grupo desgraciado, que está compuesto por enfermos que ya han sufrido una intervención anterior y que han reaparecido las molestias, ya sea idénticas a antes de la intervención ya distintas. Son todos estos enfermos difíciles de tratar, hay que cuidar en grado sumo su psiquismo, valorar adecuadamente sus síntomas y meditar muchísimo el tratamiento a que vayan a ser sometidos, están, en general, desmoralizados y con gran desconfianza. En todos ellos se añade un componente funcional al somático que puedan tener. Su estudio debe ser completo, utilizaremos todos los medios diagnósticos para ello a fin de conocer el verdadero alcance, causa del dolor y de la incapacidad. Muchos de ellos pueden ser totalmente recuperados y reintegrados a la sociedad; no deben ser abandonados. De este grupo de enfermos existen diferentes categorías: a) Pacientes que después de la intervención (escisión del disco afecto) curan completamente, pero que con el tiempo reaparecen una o varias de sus molestias u otras parecidas. Es posible que se deba a las eventualidades siguientes: 1) Que se lesione otro disco. 2) Que el disco escindido no fuera extirpado completamente. 3) Que sea debido a una inestabilidad vertebral o una seudoartrosis de la artrodesis si se practicó una operación mixta (escisión disco y artrodesis). El tratamiento en estos casos después de una valoración adecuada de la sintomatología será el quirúrgico, ya sea extirpando el disco afecto, los fragmentos nucleares persistentes practicando una artrodesis o solucionando la seudoartrosis si existe. b) Pacientes que nunca fueron aliviados por el procedimiento quirúrgico practicado. Posiblemente por no ser escindido el disco lesionado o por tratarse de un error diagnóstico. Valoraremos nuevamente la sintomatología y llegaremos a una conclusión precisa de cuál es la 96 causa de la actual situación. La terapéutica debe estar de acorde con ésta. c) Pacientes que han sufrido varias intervenciones sobre su columna lumbar (3 o más) y el paciente empeora después de cada intervención. En estos casos generalmente su psiquismo suele estar muy alterado y los síntomas que presentan hipertrofiados. Su tratamiento es muy problemático. Llegan a este estado tras varios errores diagnósticos, terapéuticos (a veces han sido extirpados los discos a varios niveles, han sido practicadas amplias laminectomías llevándose las carillas articulares posteriores condicionando una gran estabilidad vertebral, se han practicado artrodesis inadecuadas o inestables, etc.), y que además están agravadas por la inestabilidad psíquica por los años que llevan de sufrimiento. El resultado del tratamiento a que puedan estos pacientes ser sometidos siempre será problemático. Hay que averiguar la verdadera base orgánica de los síntomas. De éstos, los objetivos serán analizados y valorados extensamente. Después de un repetido traumatismo quirúrgico los músculos, fascias y ligamentos del espinazo quedan alterados por un tejido fibroso, denso y sin elasticidad que adhiere a la dura. La mielografía en estos casos pocos datos aportará porque el espacio subaracnoideo está alterado por adherencias que dan una falsa información. Es difícil en este grupo que ningún procedimiento quirúrgico restituya a estos pacientes a la normalidad física o mental. No obstante, alguno de ellos puede ser readaptado después de un tratamiento psíquico, quirúrgico y postoperatorio bien llevado. De todos modos éstos serán los menos. Tratamiento quirúrgico Existen casos en los que el tratamiento médico-funcional no solucio- na el problema debiéndose recurrir al tratamiento quirúrgico. En esquema las indicaciones quirúrgicas las podemos agrupar en: 1º Enfermos con una sintomatología lumbar o lumbociática resistente a todo tratamiento. 2° Enfermos que si bien mejoran con el tratamiento aplicado, los dolores reaparecen cada vez con mayor intensidad y frecuencia. 3º Cuando aparecen signos de déficit motor o sensitivo. Las contraindicaciones de la cirugía vendrán dadas por enfermedades (cardiopatías, neumopatías descompensadas, nefropatías, etc.) generalizadas que pondrían en grave peligro la vida del enfermo de ser sometido a tratamiento quirúrgico. Hemos, asimismo, de estudiar extensamente al enfermo antes de someterlo a tratamiento quirúrgico, y no operar sin que exista una concordancia clínica entre el diagnóstico de lesión discal y el cuadro que presenta el enfermo. Las mayores tragedias postoperatorias son debidas a no tener en cuenta esta problemática. El alivio del dolor lumbar o ciático después de la extirpación de un disco, si el diagnóstico es correcto se obtiene casi siempre (96% de los casos). El problema está en si debe o no fusionarse la columna después de la escisión del disco intervertebral. Más adelante nos ocuparemos de este problema. Una selección inadecuada de los enfermos que vayan a ser sometidos a tratamiento quirúrgico es causa de desaliento, desilusión, pesimismos y graves problemas psíquicos. Creemos pues que antes de entrar en consideraciones técnicas sobre los procedimientos quirúrgicos comentemos algunas particularidades para la selección de los mismos, aun dentro de los enfermos con claras indicaciones a la cirugía. Debemos considerar sus características individuales, valorando no sólo los signos objetivos o subjeti- J. Borrell, et al vos, sino también el tipo de trabajo, estado social, psiquismo, estado emocional, etcétera. Hemos de descartar cualquier otra posible causa de lumbociatalgia; valoraremos todo el paciente en sí, procurando no violar su confianza procurando sedarlo, quitándole miedo, aprensión y la ansiedad que pueden aumentar el dolor. Es muy importante el proceder médico en estas circunstancias cuidando extremadamente su psiquismo. Generalmente los dolores constantes que viene sufriendo el enfermo les hace sensibles, aprensivos y suspicaces ante la efectividad del tratamiento quirúrgico y emocionalmente inestables. Buscan, no obstante, el alivio. Se ha de procurar quitarles la idea de enfermo. Gracias a un cuidadoso enfoque del problema, muchos pacientes desahuciados pueden recuperarse hasta el punto de seguir una vida cómoda y productiva y es al médico a quien incumbe la responsabilidad de este problema. Procuraremos por tanto: del ligamento amarillo, que quede completamente descubierto. Es conveniente evitar la lesión de la duramadre. Existe, no obstante, un espacio entre el ligamento amarillo y la duramadre que está parcialmente relleno con grasa epidural, por lo que el peligro es mínimo. Se extirpa completamente el ligamento amarillo. La abertura del conducto vertebral varía según los casos. En alguno de ellos basta con la extirpación del ligamento amarillo para obtener un buen campo, otras veces, en cambio, es necesario llevarse parte de la lámina superior e inferior del espacio que abordamos. Consideramos que: Generalmente seccionamos verticalmente parte de la espinosa colocada sobre el espacio que vamos a abordar. Si con ello no obtenemos campo suficiente puede extirparse toda la apófisis espinosa. Se practica una pequeña incisión a través a) La abertura debe ser lo suficiente amplia para permitir la exposición de la raíz nerviosa, de la protusión y del disco intervertebral afecto. b) Debe permitir realizar las maniobras adecuadas sin tensiones excesivas sobre el saco dural y la raíz nerviosa con visualización completa del conducto vertebral afecto. La separación de la duramadre descubre la raíz nerviosa, que se separa y aísla (a veces hay adherencias a su alrededor) cuidadosamente con un reparador de raíces. A nivel de un disco intervertebral inferior, el nervio desciende casi verticalmente y está situado casi por delante del saco dural. La primera raíz sacra, a nivel L5-S1, se inclina más lateralmente que las situadas por encima. En ocasiones es más conveniente separar lateralmente esta raíz, mientras se separa la duramadre hacia adentro (fig. 28, A, B, C, D, E). Se logra ahora una excelente visión de la superficie posterior del anillo situado inmediatamente por debajo si tenemos la suerte de que la hemorragia que se produce habitualmente al separar la duramadre se haya cohibido. Es éste un detalle muy importante por lo que le dedicaremos un poco de atención antes de seguir adelante. Nosotros solemos cohibirla obteniendo un campo exangüe con la aplicación de una pequeña pieza de esponja de goma unida a un hilo, en el ca- Patología traumática del disco intervertebral lumbar 97 1) Operar siempre con certeza diagnóstica. 2) La operación pretenderá extirpar completamente el núcleo fibroso del disco intervertebral lesionado, independientemente de la existencia o no de una hernia nuclear. 3) Valoraremos la conveniencia o no de una artrodesis lumbosacra, Tan solo así operaremos con garantías para el enfermo. Técnica quirúrgica La operación está claramente indicada aun antes de que se produzca la hernia del disco. Se trata de una operación no difícil para el profesional acostumbrado a la cirugía vertebral. En esencia consiste simplemente en la extirpación de un cuerpo extraño, aun en el caso que esté profundamente situado. Puede utilizarse el decúbito lateral o el ventral, es indistinto, y varía según las preferencias del cirujano. VANCES ATraum Nosotros corrientemente utilizamos el decúbito prono. Se coloca pues el paciente en decúbito ventral sobre la mesa de operaciones. El abdomen quedará totalmente libre de toda presión. Para ello deben colocarse unas almohadillas por debajo del tórax, de la pelvis y en la porción próxima! de los muslos, de forma que el abdomen penda hacia abajo para evitar toda compresión. Se permite de esta forma el libre drenaje de las venas en el interior del conducto vertebral a través de las numerosas anastomosis avalvulares con las venas abdominales y permite un campo relativamente exangüe en el interior del conducto vertebral. Algunos autores (Burke) recomiendan una instilación de una solución vasoconstrictora por vía extradural antes de la intervención (fig. 26, A-B). Nosotros antes de practicar la incisión cutánea infiltramos piel, tejido celular subcutáneo y músculos con una solución de novocaína con adrenalina, con ello sangra muchísimo menos. La incisión cutánea la practicamos en la línea media en una longitud de unos ocho centímetros, con su punto central sobre las apófisis espinosas de la vértebra situada encima del disco intervertebral afecto. Se seccionan las partes blandas hasta las espinosas. Con bisturí se inciden verticalmente en la línea media hasta el hueso. Con periostótomo se limpian las láminas y se deja al descubierto el ligamento amarillo de los espacios interlaminares. Se tapona con una gasa el espacio conseguido. Este taponamiento firme en cada fase del procedimiento domina la hemorragia y facilita la disección (fig. 27, A, B, C, D). Separadores automáticos Fig. 26. Forma de colocación de enfermo en la mesa de operaciones. A) Imagen de frente. B) Imagen de perfil. Fig. 27. Esquemas en los que se representa la separación de las masas musculares paravertebrales de las apófisis espinosas dejando al descubierto las láminas y espacios interlaminares. 98 J. Borrell, et al Fig. 28. A) Incisión y extirpación del ligamento amarillo interlaminar. B) Visualización del saco dural y raíz después de extirpado el ligamento amarillo y hemilaminectomía. C) Incisión cruciforme en ligamento longitudinal posterior por encima del disco afecto. D) y E) Extirpación del núcleo discal patológico (dibujos tomados de Sicard) VANCES ATraum Patología traumática del disco intervertebral lumbar 99 nal lateral por encima y por debajo del disco a explorar. Para evitar que este fragmento de esponja se deslice fuera del conducto, se coloca por delante de ella una pequeña torunda de algodón humedecida y anudada a un hilo. La espuma de goma tiende a expansionarse, y de esta forma ocluye todos los vasos sangrantes y permite un campoexangüe. La hemorragia procedente de las superficies óseas ausentes, base apófisis espinosa, si se extirpó, parte de las láminas. etc., puede dominarse fácilmente por la aplicación de cera ósea. Solamente así podemos abordar el disco con garantías de no producir lesión alguna sobre las importantes estructuras de la región. En este momento de la intervención existe un punto muy importante que de no tenerlo en cuenta hará, en algunas intervenciones, que la misma sea un total y absoluto fracaso, dando razón a los detractores de la cirugía vertebral. “Si una vez explorado el canal vertebral no encontramos hernia nuclear ni abombamiento de anillo en el disco que sospechamos, o en el inmediato superior o inferior ni en el lado contrario, debe practicarse una incisión transversal de unos seis milímetros en el anillo, junto al ligamento longitudinal posterior, y se extirpa el núcleo con una pinza”. Puede éste extraerse de una sola pieza o en forma de pequeños fragmentos. Se extraen todos los fragmentos libres, explorando suavemente con una cucharilla la superficie interna del espacio nuclear (cuidando no profundizar excesivamente, existe el peligro de lesión de los grandes vasos que discurren inmediatamente por delante de los cuerpos vertebrales lumbares). De no extirpar el disco en estos casos persistirá idéntica sintomatología que antes de la intervención, aumentada quizá por la repercusión psíquica que supone sobre el enfermo el fracaso de una gran intervención que para él es la cirugía sobre columna vertebral. De encontrarse la hernia, el problema se simplifica. Se extirpa de idén- 100 tica forma a la descrita el núcleo discal, procurando extirpar todos los fragmentos nucleares. Si por falta de orientación se descubre un disco normal, el error es inmediatamente evidente, y creemos que es conveniente proceder a su extirpación completa, debido a que cualquier fragmento mesenquimatoso libre puede convertirse en tejido fibroso y producir trastornos posteriormente. Es una tarea difícil pero es un error que, con las precauciones ordinarias, nunca debe ocurrir. Después de extraer todas las torundas, se suturan los músculos, la fascia y la piel en la forma acostumbrada. Durante 48 horas solemos dejar un drenaje de redón. Postoperatorio La conducta postoperatoria es indudable que variará con los distintos enfermos, no obstante aquí pretendemos dar una normativa general que se adaptará a cada individuo según su circunstancia. El enfermo permanece en cama sin ningún tipo de inmovilización, permitiéndole girarse en la misma, a discreción. Generalmente de los 3 a los 4 días después de la operación se les permite levantarse. De los 7 a los 10 días inician ejercicios tónicos musculares en la cama, y a partir de los 15 días se permite que el paciente realice movimientos hasta el punto de su tolerancia y de acuerdo con los ejercicios marcados por el servicio de rehabilitación. Deben evitarse los ejercicios de flexión del tronco y los esfuerzos excesivos, viajes en tren o automóvil. En el espacio de 4 a 6 semanas, algunos pacientes pueden realizar trabajos fáciles, y los enfermos con trabajos que requieren poco ejercicio físico pueden reincorporarse a su quehacer habitual. Los que tengan un trabajo duro podrán hacerlo siempre de forma paulatina y progresiva, a partir de los dos meses. Es recomendable en estos casos, enseñarles la forma como deben trabajar, cómo deben levantar los pesos, etc., aunque en estos enfermos lo correcto sería que realizaran otro tipo de trabajo que les obligara menos a realizar constantes flexiones del tronco y esfuerzos. En ocasiones estos pacientes, ya sea en el postoperatorio inmediato y al cabo de meses de la intervención se quejan de sensación de parestesia en las piernas, dolorimento, frialdad. Son todas ellas poco intensas y no incapacitantes en absoluto. Es conveniente explicarle al enfermo antes de la operación que tales cosas pueden ocurrir, para que no piense que la intervención no ha tenido éxito. Estas molestias son debidas, en el primer caso, por las tracciones a que ha sido sometida la raíz durante la intervención, en el segundo, a las adherencias perirradiculares que se forman después de la intervención que la fijan limitando la amplitud normal del movimiento. Las molestias suelen obedecer al estorsionamiento de las raíces nerviosas fijadas. Si durante el postoperatorio inmediato se quejan de dolores, de intranquilidad, distensión abdominal, etc., pueden administrarse fármacos para mejorarlos. Así pueden administrarse durante los 2 o 3 primeros días del postoperatorio: 1° Antiálgicos, el adecuado y en cantidad suficiente para hacer desaparecer el dolor. 2º Sedantes. 3° Peristaltógenos. Con esto mantendremos tranquilo al enfermo y al mismo tiempo robustecerá su moral y confianza en la intervención y en su futuro. Artrodesis vertebral La gran cuestión en la patología discal está en si la extirpación del disco debe complementarse con una estabilización inmediata del sector vertebral afecto. En favor de la artrodesis primitiva se han pro- J. Borrell, et al nunciado con Barn numerosos autores, aceptando que la extirpación del disco favorece la inestabilidad segmentaria y puede ser causa de lumbalgia (De Palma-Gillespy). No puede negarse que, desde el punto de vista teórico, esta conducta representa el tratamiento quirúrgico ideal. Sin embargo, la práctica demuestra que la mayoría de pacientes no presentan una lumbalgia inquietante y curan perfectamente a expensas de una anquilosis fibrosa del intraespacio. Los cirujanos que no practican fusiones vertebrales tras la escisión del disco reclaman para sí el éxito de la intervención, mientras que los partidarios de la fusión dicen que éste es el tratamiento ideal. Las estadísticas consultadas de distintos autores y sobre numerosos lotes de enfermos no indican cuál es la conducta ideal, pues mientras unos (Raaf) obtienen muchos mejores resultados con la simple escisión del disco que con la intervención combinada, otros (Young) dicen lo contrario. Existe pues una gran diferencia de opiniones en las distintas estadísticas consultadas. La respuesta a esta cuestión no es simple y es indudable que en el resultado de la misma influye la selectividad del paciente, el tipo del mismo, la experiencia del cirujano, etcétera. Hirsch y Friberg han comprobado en los exámenes radiológicos de antiguos operados que el disco mantiene su altura y no presenta signos de reacción artrósica y que muchas veces una vértebra que aparecía inestable antes de la operación en las radiografías funcionales es totalmente estable después de la intervención; ya vimos por qué. Por otra parte, los resultados finales de la operación combinada no sólo no son superiores a los de la operación simple, sino que, como se ha podido comprobar en un estudio comparativo de 200 casos en nuestro ambiente (Cabot), se hallan lastrados por un cierto porcentaje de seudoartrosis dolorosas. Si a VANCES ATraum ello se añade el relativo inconveniente de un mayor traumatismo operatorio y el mucho mayor de cambiar un postoperatorio extremadamente simple por las incomodidades de una inmovilización prolongada, se llega fácilmente a la conclusión abstencionista. De hecho la estabilización vertebral complementaria sólo está indicada en aquellos pocos casos en los que el estudio preoperatorio funcional del raquis lumbosacro revela un manifiesto desequilibrio del sector vertebral (espondilolistesis, retrolistesis móvil, bostezo articular, sacralización o lumbarización inestable, etc.). En resumen, nosotros adaptamos nuestra norma de conducta a la siguiente pauta, pero antes queremos expresarla en esta frase “La fusión vertebral ocupa un lugar muy discreto en el tratamiento de las lesiones nucleares de los discos intervertebrales y ciertamente no debe ocupar ninguno antes de la escisión del núcleo fibroso”. Este concepto requiere para mantenerlo un estudio concreto del enfermo, un diagnóstico preciso del disco lesionado y de la enfermedad que pueda padecer el lesionado. Nosotros procedemos de acuerdo con esto, de la siguiente manera: Momentáneamente, ningún enfermo del grupo primero ha debido ser sometido a tal operación secunda- ria de los casos intervenidos por nosotros. Pensamos así, porque en general, la artrodesis lumbosacra es difícil de lograr (Sicard). Requiere un largo período de inmovilización postoperatoria si se quiere obtener éxito en la fusión; esto es debido a que en las discopatías el sector vertebral afecto muestra una movilidad anormal sin tendencia alguna a la anquilosis espontánea. En estas circunstancias, la situación posterior del injerto, alejado del centro de la movilidad vertebral, supone unas condiciones mecánicas que dificultan la consolidación (Lewin). El bloqueo vertebral puede ser incompleto incluso cuando la artrodesis se ha logrado (Rolander), pero con más frecuencia la movilidad residual se debe a una seudoartrosis que se observa aproximadamente en un 10 al 30% de los casos (Nachlas, Morris y Kher, Shaw y Taylor, Cabot, Fernández Sabater, etc.). Este factor de inseguridad en la artrodesis posterior obliga a extremar las medidas de prudencia en la inmovilización postoperatoria, lo que supone un pesado lastre para el enfermo. Algunos casos curan a pesar del bloqueo vertebral incompleto, no hay duda de que la cicatriz fibrosa paravertebral puede crear unas condiciones de estabilidad relativa suficientes para suprimir el dolor (Cabot). Consideramos que de acuerdo con cuanto acabamos de exponer bien puede esperarse a practicar la artrodesis en el caso que aparezca dolor lumbar por inestabilidad vertebral y limitar la artrodesis a las vértebras mínimas indispensables puesto que, como menos vértebras asocie, más fácil es que la artrodesis sea estable. Es indudable que cuando la lesión se halla limitada a un solo disco la artrodesis mejor es la intersomática anterior o posterior, pero no cabe duda que la clásica artrodesis posterior por su benignidad y fácil ejecución convence con todas sus prerrogativas. Patología traumática del disco intervertebral lumbar 101 1. Enfermos en los que la lesión está claramente identificada en un disco. Escisión discal simple. 2. En los casos que en el estudio preoperatorio revela una manifiesta inestabilidad vertebral (espondilolistesis, sacralización, etc.), procedemos a la artrodesis previa escisión del disco afecto (fig. 11). 3. Pensamos que en los raros casos del grupo primero que presenten dolores lumbares persistentes en el postoperatorio inmediato, o al cabo de un tiempo, no es un gran inconveniente si se demuestra que son debidos a una inestabilidad vertebral, a someterlos a una artrodesis lumbosacra como intervención secundaria. En los casos en los que decide practicar artrodesis, ya sea como primera o como segunda intención, ¿cuál consideramos más aconsejable? De entre los diferentes tipos de artrodesis: a) Artrodesis lumbosacra posterior. b) Artrodesis transverso-sacra. c) Artrodesis intersomática posterior. d) Artrodesis intersomática anterior. Nosotros solemos practicar la artrodesis lumbosacra posterior. Carecemos de experiencia suficiente en este momento, para dar una opinión de la intersomática anterior en columna lumbar y no hemos practicado nunca la transversosacra y la intersomática posterior. a) Artrodesis lumbosacra posterior De entre los diferentes tipos posibles de artrodesis lumbosacra posterior nosotros solemos utilizar casi invariablemente la técnica de Bosworth asociada a la fijación autoestable mediante placa-cangrejo de Cabot. El injerto lo obtenemos de ala ilíaca y lo tallamos en forma de H de manera que el cuerpo transversal encaje a frote entre las dos espinosas limitantes. Para ello, como que generalmente lo que se pretende es artrodesar los dos últimos interespacios, se reseca la apófisis espinosa de L-5 y se practica una pequeña muesca en la arista inferior de la espinosa de L-4 y en la arista superior de la primera apófisis sacra, y en su defecto, de la segunda. Una vez firmemente enclavado el injerto, con su cara esponjosa apoyada sobre la superficie cruenta de sección de la espinosa de L-5 y superficie refrescada de láminas y sacro, se rellenan los espacios que quedan entre el injerto y las estructuras óseas vertebrales con esponjosa (fig. 29, A, B, C, D). A continuación se coloca encima una placa metálica en H, que presenta un cuerpo central y dos ex- 102 tremidades terminadas en pinza de cangrejo. El cuerpo central, ampliamente fenestrado para favorecer la vascularización de los injertos, termina por un extremo en un pequeño diente dirigido hacia atrás y destinado a hincarse en la esponjosa de implantación de la apófisis espinosa superior. El otro extremo presenta una delgada lengüeta acodada en L que puede engarzarse en la pared posterior del sacro. Las ramas de la pinza de cangrejo terminan en un diente aguzado y presentan en su borde externo dos ranuras para la aplicación del fórceps de cierre. Existen placas de distintos tamaños, bien para cubrir un solo interespacio bien para artrodesis más extensas. Una vez colocado el injerto en H, tal como hemos expuesto, se introduce la placa adecuada en su lecho de forma que quede perfectamente adosada sobre los injertos. En este momento se levanta el delantal inferior de la mesa de operaciones de forma que el enfermo quede perfectamente horizontal con lo que se extiende el raquis lumbar flexionado hasta entonces. Las apófisis espinosas se aproximan y la placa queda entonces perfectamente encartada entre las mismas. En este momento se cierran las patas de la placa hasta que sus dientes interiores se clavan en la sustancia ósea de las espinosas. De esta forma queda bloqueada tanto la extensión como la flexión. A continuación una vez comprobada la perfecta estabilidad se sutura la pared por planos. Solemos dejar un drenaje de redón durante 48 horas. En este tipo de artrodesis dejamos en el postoperatorio al enfermo en cama sin protección alguna y le es permitido girar sobre sí mismo cambiando el decúbito. Se le permite levantarse a los 15 días provisto de un corsé ortopédico que llevará hasta la consolidación del injerto. Podrá ya entonces efectuar cortos paseos que se incrementarán a medida que las fuerzas se lo per- mitan. Es recomendable decirle que el primer mes no se siente en sillas bajas ni forzar la flexión del tronco. A partir del mes y medio pueden iniciarse los ejercicios controlados en decúbito prono para restablecer el tono de la musculatura lumbar. Generalmente se ha de esperar de 6 a 9 meses para la reincorporación al trabajo. Con esta intervención asociada generalmente se consigue una artrodesis estable y con escaso tiempo de permanencia en cama. b) Fusión intersomática anterior (técnica Cloward) Algunos cirujanos practican en la actualidad, en forma rutinaria, fusiones intersomáticas anteriores para todos los casos en los cuales creen que está justificada la fusión vertebral. Nosotros consideramos que este tipo de fusión en la columna lumbar debe reservarse para casos con unas características adecuadas. 1º Lesiones lumbares a un solo disco y tratarse éste del L4 o del L5. 2° En casos en los que fracase la artrodesis posterior practicada anteriormente. 3º En casos con acentuada inestabilidad de la columna lumbar consecutiva a laminectomías extensas en varias vértebras. Premisa importante para llevarla a cabo es el perfecto conocimiento de la anatomía regional y de sus variantes, ciertos conocimientos de cirugía vascular y el concurso de un instrumental especializado. Es recomendable el uso profiláctico de anticoagulantes en el preoperatorio (fig. 30, A, B y C). Hechas estas salvedades y en los casos indicados, la operación tiene la gran ventaja de facilitar la extirpación completa del disco bajo el control directo de la vista, permite practicar una artrodesis sólida y estable, compatible con un levantado precoz y sin el uso de férulas externas. J. Borrell, et al Fig. 29. A) Injerto óseo en H. Imagen de perfil de la columna lumbosacra con el injerto colocado. B) Imagen de frente. C) Radiografía de frente en la que se practicó una artrodesis lumbosacra con un injerto en H y una placa de cangrejo. D) Radiografía de perfil del mismo enfermo (tomados de Sicard). VANCES ATraum Patología traumática del disco intervertebral lumbar 103 Fig. 30. A) y B) Radiografías de frente y perfil de la columna lumbosacra de un enfermo en el que se había practicado una artrodesis posterior, sin escisión del núcleo discal lesionado, tres años antes. C) Radiografía de perfil del mismo enfermo con artrodesis intersomática del disco lumbosacro. 104 J. Borrell, et al - Bohart WH. Significance of anatomical variation of symptom less spines from surgical and industrial Stand points. Illinois Med J 1929;55:356-359. - Brown A. Enlargement of the ligamentum llarum a cause low back pain with sciatic radiation. J Bone Joint Surg 1938;20:325. - Brown HA, Pont ME. Disnease of lumbar discs: Ten years of surgical treatment. J Neurosurg 1963;20:410-417. - Burke GL. Backache from occipoit to coccyx. Vancouver (Canadá), 1969. - Cabot JR. Práctica quirúrgica (Pi Figueras). Vol. IV. Edit. Salvat, Barcelona, 1971. - Cabot JR. Stabilisation chirurgicale de la region lumbrosacree. Une nouvell methode de fixation interne. Com. al X Congreso della Lega Inter. Contro il reumatismo. Vol. 2. Roma, 1961. - Cabot JR. Cirugía del dolor lumbosacro. Ponencia del VII Congreso Sdad. Cir. Medit. Lat. Barcelona Quirúrgica 1964;8:234. - Cabot JR. 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Patología traumática del disco intervertebral lumbar 105 Es indispensable la localización adecuada del disco lesionado antes de su escisión mediante un buen estudio clínico, radiografías funcionales de perfil, oblicuas y operatoriamente (Harmon). En el postoperatorio el paciente puede ya levantarse por cortos intervalos a partir del segundo día de la operación y abandonar la clínica a los 10 o 15 días. Puede protegerse el espinazo en la convalecencia mediante un lumbostato o una faja elástica para evitar ciertos dolores lumbares que pueden presentarse mientras se obtiene la consolidación. La reanudación del trabajo puede autorizarse entre el mes y mes y medio en las profesiones sedentarias y dentro de los seis meses en los que se dedican a labores pesadas. Bibliografía - Andrae R.Uber Knorpelknötchen an hinteren Ende der Wirbelbandscheiben in Bereich des Spinolkanals. Beitr Pat Anat 1929;82:464. - Aronson HA, et al. Herniated upper lumbar discs. J. 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El trabajo hace refedegenerado7 mientras que los cuadros paralizanrencia a la «Patología traumática del disco tes probablemente sean debidos al cuadro comintervertebral». Hoy en día el concepto de la patolopresivo mecánico. gía del disco intervertebral ha evolucionado bastante En lo que se refiere a la anamnesia y la exploray difícilmente puede aceptarse la etiología de traución clínica el trabajo es impecable aunque probamatismo único como responsable de la patología blemente los autores ponen un énfasis excesivo discal. Hecho demostrado tanto desde la experienen el valor diagnóstico de la percusión de la espicia clínica9 como experimental12. El trabajo se inicia con un recuerdo histórico muy nosa situada inmediatamente por encima de la lesión afecta. El único punto discutible sería el de preciso y con las referencias relevantes en la historia de la patología discal y sigue con descripción impelas maniobras de exploración radicular a la que los autores conceden poco interés. Probablemente se cable de la embriología de la columna vertebral deba a que no especifican claramente cual es el El segundo apartado, el de la anatomía con un enforesultado positivo de la maniobra que no puede ser que funcional tiene sólo algunos aspectos que debeotro que la reproducción estricta del dolor radicular. rían revisarse como las características anatómicas La respuesta dolorosa del paciente en forma de del annulus, fibroso no cartilaginoso y la disposición oblicua de las fibras con inclinación a 45° que se alexacerbación de la lumbalgia debe ser considerada como resultado negativo de la maniobra. Podemos ternan con inclinación simétrica hacia el otro lado lo que configura que las fibras de cada capa tenga una afirmar que existe un consenso bastante amplio sobre la validez de estas maniobras radiculares en angulación a 90° con las fibras de las dos capas conindividuos jóvenes. En pacientes seniles, generaltiguas lo que explica su gran resistencia11. Lamentablemente el trabajo se reduce al disco intervertebral e mente afectos de cuadros de estenosis lateral, tiene una especificidad mucho más baja. ignora el resto de estructuras del segmento como podría ser las facetas articulares y el complejo La iconografía de la patología discal descrita está claramente superada por el enorme aumento de las ligamentoso posterior que hoy sabemos es de gran técnicas de imagen pero mantiene íntegros los vaimportancia. lores y las especificaciones válidas para los métoLa etiopatogenia aceptada a variado parcialmente por dos de contraste. También es de resaltar la estricta cuanto se considera la degeneración discal como un proceso que se inicia con microtraumatismos que valoración de las anomalías lumbosacras como anomalías transicionales, raquisquisis, que efectipueden causar pequeñas lesiones ligamentosas que vamente no tienen valor alguno. a su vez inician la cascada degenerativa. Se sabe también que la teoría mecánica no podría explicar la La valoración de las espondilolistesis es muy intetotalidad de la problemática degenerativa del raquis resante. Los autores conceden poca importancia lumbar y que existen sin duda factores genéticos que a la deformidad y más en cambio a la degenerapredeterminan el grado e intensidad de la degeneración discal, frecuentemente asociada. Hoy se sabe ción discal5. que existen nociceptores en la pars fracturada lo Los autores definen bien las diferencias entre los cuaque explicaría el reconocido beneficio de la repadrosVANCES álgicos radiculares y los casos que cursan con ración de la pars interarticularis en los individuos Patología traumática del disco intervertebral lumbar 107 Traum A jóvenes con espondilolistesis ístmica de bajo grado (<1). Los autores descartaron por completo la discografía por el riesgo de provocar degeneración discal1. Esta ha sido una técnica que a lo largo de los últimos 20 años ha tenido un reconocimiento muy variable y últimamente parece haber bajado su uso por una especificidad insuficiente3. Creemos que tiene cierta validez, sobre todo para identificar el segmento sintomático en los casos de discopatías múltiples13. Los autores también intuyeron de forma brillante el peso de los trastornos emocionales del paciente en la enfermedad8. Hoy existe ya una evidencia científica incontestable sobre la interferencia de los factores emocionales tanto en la enfermedad como en el resultado de la eventual cirugía4. Respecto al tratamiento parece evolucionar el criterio terapéutico conservador en el sentido de minimizar el encajamiento y la inmovilización por cuanto parece demostrado que existe evidencia de que la reincorporación laboral se demorarán en relación directa con la duración de la inmovilización. Respecto a la cirugía del disco parece que también el consen- so común evoluciona a posiciones más conservadoras ya que se llega a cuestionar incluso la aparición de déficit motor e indicación de cirugía inmediata2. Las técnicas quirúrgicas de la discectomía han evolucionado a opciones mínimamente invasivas como la microdiscectomía10 incluyendo la endoscopia6. Son técnicas sofisticadas que exigen entrenamiento previo y que finalmente habrán de superar la obligada curva de aprendizaje. También hay un intenso debate sobre las ventajas en inconvenientes de añadir fusión o cualquier otro gesto. Este es un tema aún abierto que sólo con la realización de estudios prospectivos y randomizados podrá finalmente elucidarse. Los Dres. Borrell, Ballester y Henriquez hicieron un formidable trabajo de puesta al día de una patología compleja como son las lesiones discales. Su trabajo es en realidad un auténtico tratado con importante aportación bibliográfica y una elaboración siempre muy razonada, Los cambios que la evolución de los años puedan introducir en este trabajo no hacen sino resaltar la espléndida realidad de su esfuerzo. Dr. C. Villanueva Bibliografía 1. Adams MA, Dolan P, Hutton WC. The stages of disc degeneration as revealed by discograms. J Bone Joint Surg Br 1986;68(1):36-41. 2. Balagué F, Gunzburg R. Lumbar disc herniations: are the symptoms relevant for surgery. Eur Spine J 2005 Oct 18. JK, 3. Carragee EJ, Alamin TF, Miller J, Grafe M. Spine Provocative discography in volunteer subjects with mild persistent low back pain J 2002;2(1):25-34. 4. Greenough CG, Peterson MD, Hadlow S Fraser RD. Instrumented posterolateral fusion. Results and comparison with anterior interbody fusion. Spine 1998;23(4):479-496. 5. 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Unidad de Patología Vertebral Hospital Monográfico de Cirugía Ortopédica, Traumatología y Rehabilitación ASEPEYO Coslada (Madrid) Teniendo en cuenta las reflexiones realizadas al finalizar la parte I, hemos intentado elaborar una guía de orientación terapéutica de las espondilolisis y espondilolistesis, siguiendo la estructura de la clasificación de Marchetti y Bartolozzi. 006200 Espondilolistesis del desarrollo 1. Bajo grado de displasia • Con lisis • Con elongación Pacientes en crecimiento con bajo grado de displasia La espondilolistesis del desarrollo de bajo grado (ausencia de cifosis lumbosacra) en pacientes en crecimiento (menores de 20 años) suelen cursar de forma asintomática. En estos casos no es necesario realizar ningún tipo de tratamiento, aunque sí es conveniente un seguimiento periódico para vigilar la posible aparición de una progresión de la lesión. Hay un pequeño porcentaje de los pacientes que pueden presentar síntomas. El más frecuente es el dolor lumbar. La mayoría de estos Correspondencia [email protected] 110 pacientes responden bien al tratamiento conservador, que consistirá en restricción de actividad deportiva de alta exigencia para la columna, así como tratamiento rehabilitador si fuera preciso. En una minoría de los pacientes los síntomas no ceden o progresan a pesar del tratamiento conservador. Habiendo excluido otras causas que justifiquen la clínica, serán susceptibles de tratamiento quirúrgico, teniendo como objetivos fundamentales la mejoría de los síntomas y evitar la progresión del desplazamiento. Éste consistirá en realizar una fusión del espacio afecto, con o sin instrumentación. Bosworth comunica en 1955 sus primeras 75 fusiones lumbares por espondilolistesis. Desde entonces, este procedimiento con o sin instrumentación ha gozado de gran aceptación. La fusión posterolateral no instrumentada ha sido comparada a la instrumentada con tornillos transpediculares por diferentes autores sin encontrar diferencias significativas, y obteniendo en am- 36/2 2006 - Págs. 110 a 126 bos casos buenos resultados clínicos, a pesar de que la tasa de fusión parece ser mayor con la instrumentación4. En una minoría de los casos, en los que existe un alto riesgo de progresión del desplazamiento, este procedimiento posterior podría asociarse a un tiempo sobre la columna anterior, buscando una disminución de la progresión de la listesis30, que como se ha descrito por diferentes autores, puede presentarse incluso en presencia de una buena artrodesis posterior. La laminectomía resecando el arco posterior hasta la pars articularis se denomina procedimiento de Gill. Se ideó pensando en aquellos casos prácticamente aislados, en los que encontramos dolor radicular importante con un mínimo grado de listesis. Sería razonable pensar que con este procedimiento se podrían resolver los problemas del paciente, debido a su relativa sencillez. Sin embargo la inestabilidad provocada por la resección de toda la lámina hace que esta técnica haya sido abandonada por la mayoría de los cirujanos en el momento actual. Pacientes adultos con bajo grado de displasia En los adultos, el tratamiento conservador es la norma. En los casos en los que persiste la sintomatología a pesar del tratamiento conservador, se realizará una fijación posterior en la mayoría de los ca- R. Cruz-Conde Delgado, et al sos, que puede ser instrumentada31, sobre todo en pacientes en los que existan cambios degenerativos en el resto de las estructuras, o sin instrumentación. En ocasiones se puede añadir una fusión intersomática, posterolateral (PLIF) o transforaminal (TLIF)32 Existen autores como Kim que comparan los resultados obtenidos en espondilolistes ístmicas del adulto (del desarrollo, de bajo grado de displasia, en pacientes mayores de 20 años de la clasificación de Marchetti) con el uso de artrodesis instrumentadas por vía posterior, frente a las intersomáticas por vía anterior. Este autor no encuentra diferencias estadísticamente significativas entre estas dos técnicas, obteniendo una tasa de fusión similar (90% en fusión anterior y 95% en la posterolateral). En aquellos pacientes en los que existe un desplazamiento menor del 50% sin afectación radicular se puede realizar una artrodesis posterior mediante un abordaje paraespinal tipo Wiltse. La incisión de la piel se realiza en la línea media, pero se busca el intervalo entre el músculo multifidus (medial) y el longisimus (lateral) (fig. 35). Como ventajas aporta: 1. Mejor acceso a las apófisis transversas para la colocación apropiada del injerto. 2. Disección anatómica sin secciones musculares. 3. Protección la duramadre en pacientes en los que se ha realizado una cirugía previa, o en aquellos pacientes con espina bífida oculta. 4. Permite una mejor medialización de los tornillos pediculares. La introducción de técnicas mínimamente invasivas mediante laparoscopia33, hacen de la artrodesis intersomática anterior una opción atractiva. Es una cirugía técnicamente muy compleja y requiere la colaboración de un cirujano con gran experiencia en cirugía laparoscópica. Es muy importante señalar VANCES ATraum la necesidad de seleccionar correctamente al paciente y tener en cuenta que pese a su escasa agresividad, no está exenta de riesgos. 2. Alto grado de displasia • Con lisis • Con elongación Pacientes en crecimiento con alto grado de displasia Alto grado de displasia implica presencia de cifosis lumbosacra. Otros hallazgos típicos son la forma trapezoidal de la vértebra listésica y la hipoplasia del platillo de S1. La existencia de lisis empeora el pronóstico y aumenta la tendencia al desplazamiento, ya que el arco, aunque elongado, sin lisis, aporta cierta estabilidad a la vértebra listésica. El tratamiento de las espondilolistesis de alto grado constituye un verdadero reto para el cirujano de columna. Existe gran controversia en cuanto a las indicaciones de tratamiento quirúrgico, así como en la técnica quirúrgica de elección (figuras 36 y 37). Los pacientes candidatos a tratamiento quirúrgico serán los que presenten sintomatología y aquellos asintomáticos que presenten criterios de alto riesgo de progresión. Los objetivos fundamentales de la cirugía son la mejoría de la sintomatología cuando exista, la disminución de la cifosis lumbosacra y la reducción parcial del desplazamiento. Caso clínico Paciente de 13 años con síndrome de Marfan. Escoliosis dorsolumbar. Espondiloptosis L5-S1 (figuras 38 a 40). La reducción del ángulo de cifosis lumbosacra en las espondilolistesis del desarrollo es de gran importancia, ya que transforma las fuerzas de cizallamiento que tienden a aumentar el desplazamiento, en fuer- zas compresivas que favorecen la fusión. Asimismo, esta reducción contribuye a mejorar la hipocifosis dorsal y la hiperlordosis lumbar mejorando no sólo el aspecto estético del paciente, sino también la sobrecarga muscular a la que se ve sometida la columna en este tipo de afecciones. En general se recomienda la reducción parcial de la vértebra listésica debido al alto riesgo de lesión neurológica si se intenta la corrección total. Existen gran variedad de técnicas quirúrgicas empleadas por los distintos cirujanos de columna. Podemos diferenciarlas según la clínica predominante que presente el paciente. Dolor lumbar sin afectación radicular • Muchos autores realizan una reducción parcial posterior y estabilización con tornillos transpediculares, que puede asociarse a una fusión intersomática34. Esto aumenta la superficie para conseguir una buena artrodesis, objetivo fundamental tanto para reducir el dolor como para evitar la progresión del desplazamiento35. La fusión intersomática posterior (PLIF) o la transforaminal (TLIF) son las técnicas de fusión intersomática que se suelen asociar a la posterolateral para el tratamiento de los diferentes tipos de espondilolistesis. La técnica transforaminal (TLIF) descrita por Harms en 1982 aporta la ventaja fundamental de no desestabilizar más el complejo ligamentoso posterior y limitar la apertura del ligamento amarillo para alcanzar el foramen por lo que reduce los riesgos de lesión de la duramadre y de la temible fibrosis peridural. Es una técnica compleja y exige gran conocimiento de la anatomía por parte del cirujano. Sin embargo los buenos resultados comunicados por diferentes autores la hacen muy atractiva en aquellas situaciones en las que no es preciso el abordaje anterior para la estabilización de la columna anterior. Conceptos y tratamiento de la espondilolisis y espondilololistesis (2ª parte) 111 Fig. 35. Abordaje de Wiltse. Fig. 36. Espondilolistesis de alto grado asintomática. Fig. 37. Espondilolistesis de alto grado asintomática. 112 R. Cruz-Conde Delgado, et al Fig. 38. Fusión in situ no instrumentada L4-L5-S1. Dos años del postoperatorio. Figs. 39 y 40. Catorce años de evolución después de la cirugía. VANCES ATraum Conceptos y tratamiento de la espondilolisis y espondilololistesis (2ª parte) 113 • Autores como Harms proponen una reducción dorsoventral con un doble abordaje y compresión posterior con tornillos transpediculares36. Se realiza primero una reducción parcial posterior incluyendo el nivel superior. Por una vía anterior, generalmente retroperitoneal, se realiza una fusión intersomática mediante cajas. Por último se hace compresión posterior y retirada de los tornillos transpediculares del nivel superior. La estabilización de la columna anterior mediante esta vía evita abrir el canal reduciendo así el riesgo de lesión de la duramadre, lesión radicular y fibrosis peridural. Sin embargo, no debemos olvidar que la vía anterior puede tener importantes complicaciones, entre ellas la lesión vascular. Asimismo existe una incidencia del 0,40 al 22% según distintos autores, de lesiones transitorias del plexo sacro, que ocasionaría impotencia y eyaculación retrógrada en pacientes varones y que, a pesar de ser transitorias en la mayoría de los casos, son un problema a tener en cuenta a la hora de decidir la forma más apropiada de artrodesis. • Para algunos autores como Marchetti el procedimiento de elección en las espondilolistesis del desarrollo de alto grado en pacientes menores de 20 años es la reducción ortopédica progresiva y la estabilización anterior con injerto óseo y un tornillo entre ambos cuerpos vertebrales. Dolor lumbar con afectación radicular unilateral Las técnicas que realizan una fusión anterior mediante espaciadores y/o injertos proporcionan una serie de ventajas. En primer lugar se aumenta la lordosis lumbar aumentando así el espacio del agujero de conjunción mejorando tanto el dolor lumbar como el radicular que con frecuencia presentan estos pacientes. Asimismo, proporciona una mayor área para la fusión37, lo que disminuye la incidencia de seudoartrosis del segmento fusionado38 (figs. 41 y 42) En pacientes mayores de 20 años, la espondilolistesis del desarrollo de alto grado es infrecuente, y en los casos en los que existe suele cursar de forma asintomática. En principio estos pacientes no requieren tratamiento, pero sí un seguimiento al menos anual de su lesión. En pacientes con sintomatología leve y de reciente aparición, realizaremos en primer lugar un tratamiento conservador similar al ya descrito. En los pacientes que presentan sintomatología persistente es don- 114 En este caso podemos realizar una reducción parcial posterior, la descompresión de la raíz afectada y artrodesis posterolateral generalmente instrumentada. Se suele asociar una estabilización intersomática que puede ser transforaminal (TLIF) o posterolatral (PLIF). Dolor lumbar con afectación radicular bilateral Muchos autores propugnan la reducción parcial posterior, laminectomía con liberación radicular, estabilización intersomática posterior (PLIF) y artrodesis posterolateral instrumentada (tornillos transpediculares). También se puede realizar una artrodesis circunferencial con un doble abordaje. • Caso clínico: Paciente con espondilolistesis de alto grado, que presenta dolor lumbar y afectación radicular bilateral (figs. 43 y 44). • Tratamiento: Fusión circunferencial con doble abordaje en dos tiempos. En el tiempo posterior se realizó un programa de autotrasfusión. En el tiempo anterior se realizó un tratamiento previo con eritropoyetina. Esto evitó la necesidad de transfusión sanguínea homóloga (figs. 45 y 46). Pacientes adultos con alto grado de displasia de volvemos a encontrar dificultades a la hora de elegir el tratamiento más adecuado. Como hemos señalado anteriormente debemos realizar una exploración exhaustiva del paciente, y las pruebas complementarias necesarias para excluir otras posibles causas del dolor como una discopatía o una estenosis del canal raquídeo. En estos pacientes es menos frecuente la tendencia a la progresión que en los menores de 20 años. El criterio fundamental para realizar un tratamiento quirúrgico será por tanto, la presencia de sintomatología importante39, a pesar del tratamiento conservador. • El tratamiento quirúrgico consiste en la mayoría de los casos en la reducción parcial de la vértebra listésica mediante alguna de las técnicas descritas previamente, lo que proporciona una disminución de la cifosis lumbosacra, una mejoría estética de la deformidad y ofrecerá un mejor lecho para realizar la artrodesis del espacio afecto39. Para la instrumentación se pueden emplear las técnicas anteriormente descritas, como la reducción parcial, descompresión y fusión posterior con tornillos transpediculares, la fusión anterior o la dorsoventral de Harms. En estos pacientes es importante en muchos casos la estabilización de la columna anterior, ya que debido a la frecuente presencia de fracaso del disco y de los ligamentos estabilizadores, las seudoartrosis son frecuentes (hasta un 50% comunicada por Boos en 1993). Asimismo será más frecuente la inclusión del nivel superior al espacio afecto en la fusión (figuras 47,48 y 49). Merece la pena señalar la importancia en este tipo de listesis, de la presencia o no de lisis. La mayoría de ellas presentan lisis de la pars interarticularis y su enfoque y tratamiento ha sido señalado anteriormente. La ausencia de lisis es excepcional, pero presenta una serie de características que debemos R. Cruz-Conde Delgado, et al Figs. 41 y 42. Espondilolistesis con alto grado de displasia en un paciente de 12 años. Fig. 43. Espondilolistesis de alto grado. Radiología. Fig. 44. Espondilolistesis de alto grado. RM. VANCES ATraum Fig. 45. Primer tiempo. Abordaje posterior para la reducción parcial y fusión posterolateral y transversosacra. Conceptos y tratamiento de la espondilolisis y espondilololistesis (2ª parte) 115 Fig. 46. Segundo tiempo. Abordaje anterior. Implante intersomático de tantalio. Fig. 47. Espondilolistesis con alto grado de displasia. Figs. 48 y 49. Reducción parcial y fusión posterior. Control radiológico a los cuatro años poscirugía. 116 R. Cruz-Conde Delgado, et al destacar. Si la pars esta íntegra y se aprecia en estudios de imagen, radiología, TAC o RM, la existencia de una pars elongada con anomalías en la articulación L5-S1, debemos conocer el hecho de que estos pacientes presentan con frecuencia clínica neurológica. Lo más frecuente será una radiculopatía, pero podemos encontrar incluso un síndrome de la cola de caballo. Newman describe el síndrome que lleva su nombre en pacientes con espondilolistesis del desarrollo con más del 50% de desplazamiento y sin lisis, en los que aparece una lesión de la cola de caballo. • En los últimos años se han desarrollado nuevas técnicas como la fijación posterior lumbosacra transfixiante. Boachie-Adjei, O40 en 2002 comunica sus resultados en seis pacientes utilizando una técnica similar a la propuesta por Abdu en 1994 que consiste en la reducción parcial de la cifosis lumbosacra por vía posterior, descompresión posterior, liberación radicular y estabilización lumbosacra mediante tornillos, que entrando por los pedículos de S1 se dirigen hacia el disco L5-S1 y cuerpo de L5, eliminando la necesidad de mayor disección posterior para la realización de una PLIF o un procedimiento anterior (ALIF). Con un seguimiento mínimo de dos años, obtuvieron una tasa de fusión del 100%. No observaron tampoco el aumento de la listesis que se ha comunicado hasta en un 26% de los casos en espondilolistesis de alto grado a pesar de una buena masa de fusión. Todo esto, unido a la baja tasa de complicaciones, hace de esta técnica una opción muy atractiva para el tratamiento de ese tipo de lesiones (figs. 50 a 54). • La vertebrectomía41 fue descrita en 1985 por Gaines para algunos casos de espondiloptosis, definida como un desplazamiento vertical de todo el cuerpo de L5 por debajo del platillo de S1, independientemente del ángulo de inclinación existente. La técnica se realiza en dos tiempos. El primer tiempo consiste en VANCES ATraum un abordaje anterior retroperitoneal que exponga el cuerpo de L5 y los discos L4-L5 y L5-S1, procediéndose a su resección completa, previa disección y control de los vasos ilíacos. En un segundo tiempo se procede a la reducción de L4 sobre S1 y a la fusión posterolateral. La reducción se consigue realizando una distracción desde S1 a L4 hasta visualizar los pedículos de L5 para la extirpación de los elementos posteriores residuales de dicha vértebra. En general se recomienda añadir un soporte de la columna anterior. Esta técnica resultó una idea atractiva en sus orígenes, pero ha sido prácticamente abandonada por sus pobres resultados y su alta tasa de complicaciones. • La fusión lumbosacra utilizando un injerto de peroné constituye un tratamiento alternativo en espondilolistesis del desarrollo de alto grado con un porcentaje de desplazamiento superior al 75%. Los autores comunican buenos resultados en lo que a la mejoría del dolor lumbar se refiere, así como del déficit neurológico, con una tasa baja de complicaciones42. Hay otros autores que prefieren emplear injerto de peroné vascularizado, así como injerto de cresta ilíaca para mejorar la fusión posterior43 (figs. 55 a 58). estructuras sobre las que realizar la fijación. Espondilolistesis adquirida • Es Kimura en 1968 el primero en comunicar sus resultados aportando injerto sin estabilización interna lo que requería reposo en cama durante un prolongado período de tiempo. Esto hacía que esta técnica resultara poco atractiva. Así Buck en 1970 describió la estabilización de la pars mediante un tornillo a través de la pars en 16 pacientes, recomendando este procedimiento cuando la separación del defecto era menor de 4-5 mm; sin embargo la colocación de los tornillos no es fácil y además esta técnica limita la zona de colocación de injerto, lo que es de capital importancia para obtener un buen resultado. • Scott propone la reparación de la pars utilizando un tornillo pedicular Traumática • Fractura aguda • Fractura de estrés Fractura aguda Las fracturas agudas, así como las luxaciones son muy infrecuentes. La mayoría de estas lesiones afectan a las articulares y no a la pars y son bastante inestables. El tratamiento es quirúrgico en la mayoría de los casos. Se puede realizar un abordaje posterior 44 o combinado, ya que la estabilización posterior es difícil de conseguir debido a la importante lesión de las Fractura de estrés En pacientes asintomáticos no es necesario realizar tratamiento alguno, aunque sí es recomendable un control periódico de la lesión. Algunos de los factores más importantes que influyen en la consolidación de la pars son el tiempo de evolución, el nivel vertebral (el pronóstico es más favorable si el defecto es en L4), si es uni o bilateral y el ángulo de lordosis lumbar45. En aquellos casos en los que aparezca dolor lumbar realizaremos tratamiento conservador con medidas físicas como restricción deportiva de alta exigencia para la columna lumbar o tratamiento fisioterápico. En pacientes jóvenes en los que persiste el dolor lumbar, se puede emplear un corsé delordosante, que mejorará el dolor, y en ocasiones conseguirá la consolidación de la lisis. En los casos en los que existe persistencia de la sintomatología a pesar del tratamiento conservador se puede plantear el tratamiento quirúrgico. En pacientes jóvenes o adultos sin otras lesiones asociadas, se puede realizar la reparación de la pars. Conceptos y tratamiento de la espondilolisis y espondilololistesis (2ª parte) 117 Figs. 50 y 51. Espondilolistesis con alto grado de displasia en un adulto. Fig. 52. Técnica de Abdú. Figs. 53 y 54. Técnica de Abdú. TAC. 118 R. Cruz-Conde Delgado, et al Figs. 55 y 56. Espondilolistesis L5-S1 con alto grado de displasia (Imágenes cedidas por el Dr. Villas Tomé, Clínica Universitaria de Navarra). Figs. 57 y 58. Primer tiempo. Reducción parcial de la listesis y fusión posterolateral con sistema pedicular. Segundo tiempo. Abordaje anterior. Artrodesis intersomática con injerto de peroné L4-L5-S1 (Imágenes cedidas por el Dr. Villas Tomé, Clínica Universitaria de Navarra). VANCES ATraum Conceptos y tratamiento de la espondilolisis y espondilololistesis (2ª parte) 119 y un alambre a la espinosa. Aunque en principio atractiva, esta técnica presenta dificultades técnicas a la hora de la colocación correcta de dicho alambre. Morscher en 1974 y Jakab en 1977 describieron la técnica de reparación de la pars mediante el uso de tornillos de AO de 2,7 mm. Sin embargo las dificultades a la hora de insertar el tornillo en una lámina displásica inclinaron al propio Morscher en 1984 a diseñar un tornillo especial introducido en la parte baja de la articular con dirección 40º superior y 20º externa sobre el que se coloca un gancho sujeto a la lámina. Previamente se ha refrescado el defecto de la pars y se ha rellenado con autoinjerto. Esta técnica descrita en principio por Morscher ha sido seguida por otros autores con excelentes resultados, como los comunicados por Ivanic26 et al, en el 2002 con 113 pacientes en los que aparece una tasa de seudoartrosis del 13% (figs. 59 y 60). • De las técnicas propuestas de reparación de la pars, la de Gillet publicada en 1999, basándose en los principios de estabilización de la pars y en las experiencias anteriores, llama nuestra atención debido a la familiaridad con el uso de los tornillos transpediculares y las barras, así como por los buenos resultados obtenidos. Esta técnica consiste en introducir tornillos a través de los pedículos y, tras refrescar el defecto y rellenarlo de injerto, colocar una barra doblada en V apoyada sobre la espinosa. Este autor comunica sus resultados en 10 pacientes con excelentes resultados clínicos y ninguna complicación. Es importante señalar que los mejores resultados se presentarán en pacientes jóvenes en los que no existen alteraciones en el disco intervertebral subyacente (diagnosticado mediante RM). La presencia de lesiones discales, lesiones degenerativas de las articulares o alguna otra patología degenerativa concomitante, descartarían este procedimiento y obligarían a plantear la artrodesis de ese segmento (fig. 61). 120 En líneas generales, la reparación de la pars se recomienda en pacientes jóvenes, especialmente en menores de 20 años, y en el espacio L5-S1. columna anterior mediante una técnica combinada. Degenerativa • Primaria • Secundaria Patológica Primaria • Local • Sistémica Las espondilolistesis locales (tumores, infección) o sistémicas (osteoporosis) constituyen una causa infrecuente de espondilolistesis. El tratamiento dependerá del control de la causa que lo produce en primer lugar, siendo la estabilización de la vértebra listésica secundaria. La técnica de estabilización dependerá de la localización de la patología por lo que será necesario conocer mediante técnicas de imagen dicha localización para así decidir si realizamos una estabilización anterior, posterior o circunferencial. Patología degenerativa de las articulares que produce una inestabilidad que favorece secundariamete la afectación del disco. Otros autores afirman que la degeneración discal precede a la facetaria, constituyendo un factor primario de anterolistesis49. El tratamiento inicial es conservador50, pero si la clínica persiste, se realizará una artrodesis posterolateral generalmente instrumentada51, aunque hay autores que no encuentran mejores resultados clínicos con la instrumentación52. En ocasiones se puede asociar una fijación intersomática21. Poscirugía Secundaria • Directa • Indirecta Directa El nivel afectado con más frecuencia es el L3 - L4, con una cifosis entre la vértebra afecta y la inmediatamente inferior. El tratamiento de elección en los casos con sintomatología persistente es la artrodesis generalmente posterior47, y en ocasiones asociada a algún tipo de dispositivo intersomático. Otros autores publican su experiencia realizando artrodesis anterior con injerto de peroné y cresta iliaca48. Indirecta Es rara. Se da en la vértebra inmediatamente superior a una artrodesis, debido a una sobrecarga del disco intervertebral, por lo que en los escasos pacientes en los que es necesaria la estabilización ésta se realizará generalmente sobre la Lesión en la que la vértebra listésica se encuentra un nivel por encima o por debajo de una alteración congénita o adquirida. Los pacientes asintomáticos no requieren tratamiento alguno. El tratamiento conservador mediante fisioterapia y soportes externos se reserva para pacientes con una sintomatología leve o en aquellos en los que exista una clara contraindicación médica para la cirugía. La indicación de la cirugía en este tipo de pacientes la marca la clínica, cuya gravedad se relaciona con el grado de estenosis del canal determinada por la listesis. En pacientes sin lisis Bridwell54 recomienda la descompresión sin fusión en pacientes jóvenes y fisiológicamente activos con estenosis a múltiples niveles y en aquellos en los que existen osteófitos importantes o espacio discal menor de 2 mm sin movilidad del segmento afecto en los estudios radiológicos funcionales. La descompresión y R. Cruz-Conde Delgado, et al Figs. 59 y 60. Gancho de Morscher. Fig. 61. Esquema de la técnica de Gillet. VANCES ATraum Conceptos y tratamiento de la espondilolisis y espondilololistesis (2ª parte) 121 fusión posterolateral con sistemas transpediculares estaría indicada en pacientes con osteoporosis, espacio discal mayor de 2 mm, evidencia de movilidad del segmento afecto (menos de 5 mm) y ausencia de osteófitos. Si la movilidad del segmento es mayor de 5 mm y en aquellos casos derivados de una cirugía previa (espon-dilolistesis poscirugía de la clasificación de Marchetti) podría ser aconsejable la realización de un soporte de la columna anterior que se puede realizar por vía posterior o anterior. Complicaciones poscirugía Seudoartrosis La complicación más frecuente en la cirugía de estabilización vertebral en la espondilolistesis lumbar es la seudoartrosis. A pesar de las mejoras en el instrumental utilizado y del mejor conocimiento de la biomecánica de la lesión, ésta es una complicación que varía según los diferentes autores. Es importante señalar que esta variación se relaciona con la técnica quirúrgica utilizada y el tipo de lesión. Así Harms et al, comunican una incidencia de seudoartrosis de 3,7% utilizando su técnica de reducción y estabilización dorsoventral con espaciadores de titanio. Boachie comunica una tasa de fusión del 100% en sus casos estabilizados mediante reducción parcial y estabilización lumbosacra transfixiante 40. Otros autores refieren tasas de hasta más del 50% en fijaciones posterolaterales aisladas. El objetivo primordial de la cirugía de la espondilolistesis es la remisión del dolor mediante la estabilización de la vértebra listésica Asimismo tratamos de evitar su progresión. Para lograr nuestros objetivos debemos conseguir una fusión correcta. La necesidad de aportar injerto óseo es de capital importancia a la hora de conseguir este objetivo, independientemente de la técnica utilizada para dicha estabi- 122 lización. Las características ideales de la sustancia que vamos a emplear son: 1. Osteoinductividad, es decir, capacidad para inducir a las células pluripotenciales a transformarse en células formadoras de hueso. 2. Osteoconductividad, es decir, que aporte una sustancia de soporte sobre la cual crezca el tejido óseo. 3. Osteogenicidad, es decir, capacidad de formar hueso de novo. Es el autoinjerto de cresta ilíaca el que ha sido utilizado de forma habitual en cirugía de columna ya que cumple perfectamente los referidos requisitos. Es la aparición de complicaciones indeseables, derivadas fundamentalmente de la zona donante como son el sangrado, la infección y el dolor en dicha zona (principalmente la cresta ilíaca posterior) que se presentan en el 8% de los pacientes, así como la limitación en su disponibilidad, la que hace que diferentes investigadores utilicen otras sustancias para conseguir la fusión vertebral deseada. Es importante señalar que siempre que sea posible se debe aportar autoinjerto. Esto es relativamente sencillo cuando la técnica quirúrgica requiere la extirpación del arco posterior de la vértebra afecta en casos de espondilolistesis en las que se va a realizar un procedimiento por vía posterior. Sin embargo en aquellas situaciones que no requieren dicho abordaje posterior o en las que no es necesaria la laminectomía es interesente conocer las diferentes opciones de las que disponemos para aportar sustancias que faciliten la fusión del segmento a artrodesar. Cabe también señalar que el autoinjerto de esponjosa obtiene sus peores resultados en fusiones vertebrales lumbares posterolaterales, lo que hace aún más necesario conocer el resto de posibilidades de las que disponemos para la artrodesis lumbar en la espondilolistesis. El aloinjerto presenta gran osteoconductividad, una baja osteoinductividad y nula osteogenicidad. Jorgenson et al, en un estudio prospectivo comparando el comportamiento del aloinjerto frente al autoinjerto en artrodesis lumbares posteriores demuestran su fracaso con tasas de reabsorción del injerto de hasta el 100%. Su uso en artrodesis anteriores como soporte estructural en cirugía lumbar sólo o asociado a autoinjerto, aporta buenos resultados. Los avances en las técnicas de extracción de tejidos y su procesamiento para el uso cotidiano han hecho posible la utilización de aloinjerto de forma segura, aunque se han comunicado casos excepcionales de transmisión de enfermedades del donante. Este hecho junto al incierto comportamiento del aloinjerto en fusiones vertebrales, hacen de esta una opción poco recomendable para su uso en la artrodesis lumbar. La matriz ósea desmineralizada (DBM) es un derivado orgánico del aloinjerto que contiene proteínas morfogenéticas (BMP), colágeno y varias proteínas no colágenas. Es una sustancia osteoinductiva y osteoconductiva sin capacidad osteogénica. Sin embargo, su osteoinductividad se ve muy disminuida por las técnicas de esterilización. A pesar de lo atractivo de esta sustancia, no hay experiencia en humanos de su efectividad en la cirugía de la columna lumbar. Las cerámicas son sustancias sintéticas no derivadas del hueso y sin capacidad osteoinductiva ni osteogénica. Entre ellas, el fosfato tricálcico que se transforma en el organismo, tras su reabsorción, en hidroxiapatita durante años. En cirugía de columna lumbar ha sido utilizada con éxito en artrodesis lumbar consiguiéndose una buena masa de fusión de forma aislada o mezclado con autoinjerto. Los cementos de cerámica inyectables (Norian) aportan ventajas teóricas que no han sido reproducibles en la clínica en pacientes que precisan una artrodesis lumbar. R. Cruz-Conde Delgado, et al BMP: Tanto la BMP 2 como la 7 son dos proteínas que han demostrado eficacia en la osteoinducción. Los excelentes resultados obtenidos en cirugía experimental, han hecho muy atractivo su uso en la clínica. En la práctica clínica se emplea en seudoartrosis de los huesos largos, sobre todo de la tibia. Laurensen et al, en columna toracolumbar y Jeppson et al, en columna cervical llegan a resultados poco alentadores sobre el uso de la BMP en fusiones posteriores. Es Patel, utilizando la BMP 7 (también llamada OP1) junto a injerto de cresta ilíaca y en pacientes con espondilolistesis degenerativa, el que aporta muy buenos resultados con su uso frente a la utilización de injerto de cresta ilíaca autólogo de forma aislada. Kleeman ha utilizado BMP 2 en artrodesis anteriores como relleno de implantes intersomáticos encontrando una disminución en los tiempos de fusión frente al uso de autoinjerto de esponjosa. En el momento actual se están realizando estudios clínicos prospectivos para validar definitivamente su uso en artrodesis lumbares. Su elevado coste sigue siendo el principal problema para su empleo de forma sistemática. Entre las nuevas tecnologías destacaremos el uso de plasma rico en plaquetas y el LMP-1. El plasma rico en proteínas (PRP) se obtiene procesando una muestra sanguínea del propio paciente en el quirófano obteniéndose así un gel con una elevada concentración de diferentes tipos de BMP concentrada y otros factores de crecimiento que serían responsables de la formación de hueso. Los primeros resultados satisfactorios así como su disponibilidad relativamente sencilla, contrastan con un estudio publicado por Aghaloo, et al, en 2002 sin encontrar mejores resultados con su uso frente a la utilización aislada de autoinjerto de esponjosa. La BMP-1 es una proteína intracelular que se expresa durante la fase VANCES ATraum precoz de diferenciación osteoblástica y que induce la expresión de varias BMPs, receptores de BMP y otras citoquinas que facilitan el crecimiento óseo. Esta proteína se puede obtener mediante terapia génica, apareciendo ya estudios experimentales con una tasa de fusión próxima al 100% en atrodesis posterior de columa. La mejora en la técnica quirúrgica y en el instrumental utilizado, así como el aporte de sustancias como la BMP y cerámicas, han comenzado a disminuir el porcentaje de aparición de seudoartrosis en este tipo de cirugía. Lesión neurológica y vascular Estas son las complicaciones más temibles para el cirujano que se enfrenta a este tipo de cirugía, tan agresiva en muchas ocasiones. Dejando aparte las lesiones radiculares derivadas de una posible yatrogenia y presentes potencialmente en cualquier tipo de cirugía vertebral, las lesiones neurológicas que aparecen en el tratamiento quirúrgico de las espondilolistesis son de dos tipos. Las derivadas de la reducción de la vértebra listésica y las derivadas de los abordajes realizados para la estabilización anterior del segmento afecto. Las lesiones neurológicas derivadas de la reducción de la listesis se suelen dar en grados altos de desplazamiento, especialmente a partir del grado III de Meyerding. Suelen ser de la raíz L5 y su incidencia varía. Se señala hasta en el 50% de los casos en algunos estudios. La mayoría son temporales y se resuelven en el transcurso de seis meses. Esta paresia de debe al estiramiento de la raíz en las maniobras de reducción. Petrarco et al, señalan que el 71% del estiramiento de la raíz se produce en la segunda mitad de la reducción. Este argumento es el esgrimido por algunos autores como Boachie para la reducción parcial de la vértebra listésica, limitando así la aparición de esta complicación. Otro tipo de lesión neurológica con la que nos encontramos en este tipo de cirugía de origen diferente pero de mucha repercusión en el paciente que la sufre es la lesión del plexo simpático. Este plexo se sitúa delante de la columna lumbosacra. Su lesión produce eyaculación retrógrada en el varón y su incidencia varía entre el 0,4 y el 22%. Se suele recuperar espontáneamente. Una disección cuidadosa y la utilización del bisturí bipolar disminuyen dicha incidencia. Asimismo la utilización de técnicas endoscópicas para la realización de la artrodesis pueden también provocar esta complicación. El sangrado abundante es una preocupación constante para el cirujano de columna, pero las lesiones vasculares que se pueden producir en el abordaje anterior de la misma son especialmente importantes, ya que tenemos que trabajar rechazando los vasos iliacos, que pueden resultar lesionados en varios pasos de la cirugía, tales como el abordaje o la colocación de implantes intersomáticos. Factores de progresión Edad La edad más frecuente de progresión es entre los 10 y 15 años. De acuerdo con algunos autores, en pacientes adolescentes en los que el desplazamiento es mayor del 30%54, la frecuencia de aumento de la listesis es también muy elevada, tanto como para considerar la posibilidad de realizar una fijación profiláctica aunque el paciente se encuentre asintomático. En cualquier caso, la vigilancia de la eventual progresión, debe ser la norma. En la edad adulta los cambios degenerativos que se producen en la columna lumbar, pueden provocar el aumento de hasta un grado (clasificación de Meyerding) en el desplazamiento (figuras 62 a 64). Conceptos y tratamiento de la espondilolisis y espondilololistesis (2ª parte) 123 Fig. 62. 1980. Espondilolistesis L5-S1 en un paciente adulto. Fig. 63. 1990. Progresión del desplazamiento. Fig. 64. 2001. Once años poscirugía 124 R. Cruz-Conde Delgado, et al Nivel de la lesión El nivel en el se produce una progresión del desplazamiento con más frecuencia es el espacio L4L5. Lesión de la pars Existen estudios que afirman que los pacientes con lesión unilateral de la pars, no se produce progresión del desplazamiento54. Dolor En diversos estudios que valoran la historia natural de la espondilolistesis, se concluye que la presencia de dolor lumbar no está en relación con la progresión de la listesis. Degeneración discal Parece existir una clara relación entre la degeneración del disco implicado en la lesión y la progresión de la listesis. Este hecho se produce con mayor frecuencia cuando el disco afectado es el L5-S154. Estenosis del canal lumbar Existe una relación entre el grado de progresión del desplazamiento y no sólo la presencia, sino la gravedad de una estenosis de canal, especialmente a nivel del espacio L5-S154. Actividad física En pacientes con una lesión de la pars articularis, un traumatismo puede provocar un aumento del desplazamiento, por lo que algunos autores recomiendan la restricción de deportes de contacto y de alto requerimiento para la columna lumbar, como la halterofilia, en pacientes con esta lesión. Signos radiológicos El signo radiológico más relacionado con la progresión de la espondi- VANCES ATraum lolistesis es el ángulo de cifosis lumbosacra. Este a su vez está directamente relacionado con la convexidad del cuerpo de S1, el grado de desplazamiento, el ángulo de lordosis lumbar y la inclinación del sacro. En principio se considera que pacientes con una cifosis lumbosacra mayor de 55º deberán ser tratados quirúrgicamente, ya que tienen un alto riesgo de progresión54. La incidencia pélvica está descrita en algunos estudios como un buen indicador de la progresión del desplazamiento55. Sin embargo no existe unanimidad a este respecto, ya que otros autores no la consideran una medición útil para predecir el comportamiento de la lesión56. Las espondilolistesis de bajo grado que presentan una gran movilización durante estudios radiológicos funcionales en flexoextensión, presentan un elevado riesgo de progresión. Bibliografía 1. Ganju A. Isthmic spondylolisthesis. Neurosurgery Focus 2002:13(1). 2. Robert (uz Koblenz): Monatschr Geburtskunde Frauenkrank 1855;5:81. 3. Newman PH, Stone KH. 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Patología laboral 006042 Introducción La valoración del dolor, el estado laboral (económico) y el estado funcional son los parámetros más fiables en la valoración de resultados en la cirugía del raquis lumbar pero no son instrumentos intercambiables. Representan diferentes aspectos del mencionado resultado, miden diferentes causas de fracaso e identifican distintos factores pronósticos. Los pacientes pueden mejorar en cuanto al dolor y empeorar en cuanto a la valoración de su calidad de vida o de su estado funcional. Aspectos básicos en el ámbito Correspondencia [email protected] VANCES ATraum de una mutua de accidentes laborales1. Un paciente con un buen resultado a los tres meses puede tener un mal resultado al año. Como consecuencia, los factores pronósticos pueden cambiar durante el periodo de seguimiento a pesar que el resultado general pueda parecer estable a lo largo del tiempo2;3. En el contexto de la medicina laboral el problema se inicia en el momento del diagnóstico del dolor. En cuanto al dolor lumbar no radicular, esta claro que los elementos sociolaborales son más importantes que los meramente físicos en la expresión de la incapacidad del paciente4;5. A pesar que en nuestro equipo intentamos seguir un protocolo pre- ciso de diagnóstico que incluye la discografía en todos los casos en los que se va a instaurar un tratamiento invasivo del dolor lumbar, sea intradiscal o de fusión, su fiabilidad está en entredicho, no sólo en nuestras manos6;7. A menudo el paciente que se nos deriva para valoración de cirugía lumbar por dolor lumbar o ciático presenta una afección moderada con dolor tolerable que precisa de poca o ninguna analgesia. Se trata de pacientes con dolor que aparece con las demandas mecánicas laborales. Les duele cuando trabajan. Diversos estudios demuestran que el riesgo de empeorar tras cirugía lumbar es superior en presencia de dos factores independientes: el tiempo de incapacidad laboral previo a la cirugía y las puntuaciones de ODI más favorables1;8. Según Fritzell9, posiblemente la evidencia científica actual ha contestado la pregunta ¿es consistente con la evidencia científica fusionar los segmentos lumbares dolorosos? Siendo la respuesta: sí, en pacientes seleccionados. La cuestión pendiente de contestar es ¿cómo y cuándo debemos usar los procedimientos de fusión lumbar?, ¿cómo y cuándo debemos usar la Rehabilitación? En otras palabras, selección de los pacientes y de los procedimientos. Estos aspectos son difíciles de conseguir en pacientes en tratamiento por lesiones laborales siendo posible que 36/2 2006 - Págs. de 127las a 132 Resultados fusiones lumbares en el ámbito laboral 127 sean los propios pacientes los que acaben respondiendo a las dos preguntas. El coste efectividad de un determinado tratamiento depende de cuanto estemos dispuestos a invertir, por decirlo así, por cada “incremento de mejoría” (fig. 1). Los estudios controlados por el azar son caros, consumen muchos recursos y son prácticamente imposibles de llevar a cabo en medicina laboral. Actuales iniciativas, como los registros nacionales y europeos de resultados en cirugía raquídea tendrán seguro más utilidad en decidir que tratamiento vamos a usar y también nos darán fuerza para resistir presiones sociolaborales, de los propios enfermos y del mercado. Estos estudios están basados en herramientas más sencillas y menos sofisticadas como son los estudios de casos control y las series. El objetivo de nuestro estudio es analizar si las fusiones lumbares lle- Fig. 1. Plano del coste efectividad10. vadas a cabo por patología degenerativa tratadas como accidente de trabajo o enfermedad profesional resultan rentables desde el punto de vista tanto económico como funcional para los pacientes y para la sociedad. En el Hospital ASEPEYO de Sant Cugat desde 1998 a 2004 hemos practicado 79 artrodesis lumbares por afecciones no traumáticas de la columna lumbar; 17 mujeres y 62 varones con una edad media de 42 años de edad media (26-68), con ocupaciones diversas siendo el más frecuente el trabajo como operario de industria pesada seguido de dependiente y albañil. Clasificados por exigencia física 63,6% trabajo físicamente duro, 28,6% moderado y 7,8 % trabajo físico ligero11 (tabla I). Un mecanismo lesional claro retrospectivo no se pudo identificar en todos los casos; en el 6,3% de los casos se atribuía la lesión a una caída, 3,8% a un mal gesto, 21,5% a un sobresfuerzo, y en el resto de los casos (68,4%) no se identificaba ningún incidente causal. El síntoma guía por el cual consultaban los pacientes era lumbalgia en el 40,5% de los casos, ciática en el 38%, lumbociatalgia 20,3% y en un caso paresia de L5. No habían sido intervenidos previamente de la columna lumbar 41 pacientes (51,9%) y 38 (48,1%) sí habían sufrido una intervención previa en la columna lumbar una media de 42 meses antes (5-228) (moda 12 meses) distribuyéndose en: 17 discectomías L4/5, 18 discectomías L5/S1, 2 discectomías dobles L4/5 y L5/S1, 1 quimionucleolisis y 1 fusión posterolateral no instrumentada. Antes de la fusión lumbar los pacientes estuvieron de baja laboral una mediana de 145 días (1-633) (fig. 2). Los diagnósticos principales que llevó a los pacientes a la intervención, a pesar que se fusionasen más de 1 nivel con diferentes patologías fueron los que se muestran en la tabla II. En total distribuidos por niveles había 23 niveles con enfermedad discal degenerativa (EDD), 16 con hernia discal, 15 con recidiva herniaria, 18 síndromes poslaminectomía, 5 espondilolistesis ístmica, 3 espondilolistesis degenerativa, 9 estenosis de canal, 2 estenosis foraminales, 1 seudoartrosis. Simplificadamente, las técnicas empleadas fueron las que se pueden observar en la tabla III. Hemos sufrido pocas complicaciones, entre ellas colocamos los que se ha podido comprobar mediante radiografías dinámicas o TAC la existencia de movilidad en el segmento intervenido y que clasifica- Tabla I. Gradación del trabajo Gradación del trabajo GT1 GT2 GT3 128 Definición Trabajo físico ligero: Sedentario, levantar o mover cargas de menos de 5 kg y/o caminar o permanecer de pie menos de dos horas en una jornada de 8 horas Trabajo físico moderado: Mover o levantar cómodamente entre 5 y 50 kg y/o permanecer de pie o caminar mas de dos horas en una jornada de 8 horas Trabajo físico exigente: Mover o levantar cargas de mas de 50 kg y/o sostener frecuentemente cargas de hasta 25 kg durante una jornada de 8 horas de trabajo J. Raventós, et al mos como seudoartrosis clara que se reintervino con buena fusión radiológica. También consideramos como complicación la frecuente queja de los pacientes en cuanto a sensación de pesadez o rigidez en la espalda que creemos importante para las conclusiones de este estudio (tabla IV). Tras la intervención los pacientes permanecieron de baja una mediana de 168 días hasta la resolución de su caso (fig. 3). La fusión ha sido valorada en todos los pacientes bien mediante radiografías simples o si éstas no se consideraban suficientes mediante TAC con reconstrucción y se han considerado fusionados 41 pacientes no existiendo evidencia de fusión en 38 pacientes (tabla V). En cuanto a los resultados laborales observamos que el 37,5% de los pacientes se reincorporan al trabajo que tenían antes de la cirugía mientras que el 62,5% se han considerado como susceptibles de algún tipo de incapacidad que se distribuyen 38 pacientes (48,1%) incapacidad total para su trabajo habitual, un paciente (1,2%) incapacidad absoluta. Fig. 2. Baja laboral hasta la intervención. Tabla II. Diagnóstico Diagnóstico principal EDD ELS ístmica ELS degenerativa Estenosis de canal Estenosis foraminal Hernia discal S. postlaminectomía Seudoartrosis Recidiva herniaria Total Casos 14 5 3 6 2 16 17 1 15 79 % 17,7 6,3 3,8 7,6 2,5 20,3 21,5 1,3 19,0 100,0 Resultados Tabla III. Técnicas quirúrgicas Técnica quirúrgica Fusión posterolateral instrumentada Fusión posterolateral instrumentada + discectomía Fusión posterolateral instrumentada + liberación canal TLIF Total Casos 27 10 9 33 79 % 34,2 12,7 11,4 41,8 100,0 Tabla IV. Complicaciones Complicaciones Barra rota Dolor zona dadora Durotomía Infección Infección, paresia l5 Perforación annulus, Dolor zona dadora Seudoartrosis comprobada Radiculitis Tornillo roto Pesadez/Rigidez lumbar VANCES ATraum Casos 1 2 2 1 1 1 4 1 2 15 % 1,3 2,5 2,5 1,3 1,3 1,3 5,1 1,3 2,5 18,7 Hemos valorado los resultados obtenidos mediante el software estadístico SPSS 12 mediante tablas de contingencia Chi cuadrado, Anova, Kruskall - Wallis U Mann Whitney y regresión logística obteniendo: No existe relación entre la técnica quirúrgica empleada y el antecedente de cirugía previa. Es decir, la existencia de una intervención previa no ha variado la técnica empleada para un determinado diagnóstico (tabla VI). Tampoco hemos encontrado relación entre la técnica empleada y la probabilidad de reincorporarse al mismo trabajo tras la intervención. No existe relación significativa entre diferentes edades, sintomatología dolorosa, existencia o no de Resultados de las fusiones lumbares en el ámbito laboral 129 un accidente registrado y la probabilidad de seguir trabajando en la misma ocupación. Existe una relación significativa entre la técnica quirúrgica y la fusión a favor de la técnica TLIF (X2 = 0,024) con respecto al resto. Si bien este mayor porcentaje de fusión no se traduce en una mayor reincorporación laboral. En cuanto a las complicaciones también es significativo que se agrupen en aquellos casos con cirugía previa (RV= 0,036). Estas complicaciones si que inciden en la reincorporación laboral sobre todo en la sensación de rigidez/pesadez lumbar: RV=0,036. Existe una tenFig. 3. Baja postintervención dencia a la presencia de mayores complicaciones en relación una mayor complejidad técnica que va desde la instrumentación posteroTabla V. Fusión lateral a la TLIF (X2 =0,065) Técnica quirúrgica Existe una relación significativa enPosterolateral + Posterolateral + Posterolateral dct lib. TLIF Total tre Grado de exigencia física y reinFusión No 18 4 6 10 38 corporación laboral a favor de los Sí 9 6 3 23 41 trabajos que requieren una exigenTotal 27 10 9 33 79 cia física moderada (X2 = 0,011). También existe una relación entre el tiempo de baja previo a la intervención y la reincorporación laboral Tabla VI. Técnica vs Cirugía lumbar previa RV = 0,44 penalizándose aquellos Técnica quirúrgica relacionada con antecedentes de cirugía lumbar previa pacientes con baja previa prolongaPosterolateral Posterolateral + Posterolateral + da (fig. 4). dct lib. TLIF Total Los antecedentes de cirugía lumCirugía No 11 5 7 18 41 bar previa también han representaPrevia Sí 16 5 2 15 38 do un obstáculo para la reincorpoTotal 27 10 9 33 79 ración laboral (Fisher = 0,01). Para el resto de variables estudiadas no hemos hallado una relación significativa con la reincorporación laboral (tabla VII). Discusión Fig. 4. Reincorporación laboral. 130 La mayoría de los pacientes de esta serie (68,4%) no recuerda ningún incidente que desencadenase el dolor lumbar. Simplemente el dolor aparece para quedarse. Y lo hace a causa de un cúmulo de factores siendo a menudo tan importantes los psicosociales como los meramente físicos12,13. Es posible también que entre el 31,6% de pacientes que refieren un incidente J. Raventós, et al Tabla VII Variable Edad Mecanismo lesional Técnica quirúrgica Niveles Fusión P-valor 0,449 0,234 0,357 0,331 0,342 causal, a menudo de una magnitud normal en la vida laboral, existan algunos que lo hagan de forma retrospectiva (fig. 5). En el ámbito laboral la selección de los pacientes es un tema complejo, evidentemente intervenir quirúrgicamente a todo el que entra en la consulta refiriendo dolor lumbar relacionado con el trabajo es un camino que no deberíamos emprender, pero, mientras en otros sistemas se puede adoptar una actitud mas pasiva, de “manos en los bolsillos” por así decirlo, en nuestro caso esta actitud está gravada desde todos los ámbitos, empresa, mutua y propio lesionado. La selección previa en niveles no especializados de asistencia es esencial y debe incluir: a) Diagnóstico correcto, b) identificación de los factores causales o como mínimo contribuyentes, c) tratamiento médico adecuado, d) estudio de la contingencia laboral y e) educación de los pacientes y sobre todo programas de prevención previos a este estado. Una vez el paciente llega a la asistencia especializada, su condición se ha “medicalizado” en exceso14. Fig. 5. VANCES ATraum Lo En la fusión lumbar por patología degenerativa se han empleado clásicamente técnicas que van desde la fusión posterolateral no instrumentada, la instrumentada o las fusiones actualmente denominadas de 360º. La progresión de estas técnicas se ha producido en un intento de mejorar las tasas de fusión siendo evidente en la literatura que mediante las técnicas que combinan la fusión posterolateral con la instrumentación pedicular se consigue un incremento del 5 al 10% de los enfermos con fusión. Si además se añade una técnica de fusión intersomática, sea mediante PLIF o mediante TLIF unas tasas de fusión del 94 al 100%15. En nuestra serie las tasas de fusión comprobada no han sido tan elevadas no habiéndose comprobado la fusión más que en el 69% de los casos en los que se empleo una técnica tipo TLIF. Los resultados clínicos de la cirugía además, parecen no depender de la técnica utilizada. En general se considera que la instrumentación no mejora este tipo de resultados16. Así como que no se identifican diferencias entre la fusión posterolateral y la intersomática, aunque este punto es todavía debatido17. Tampoco en nuestra serie la reincorporación laboral ha dependido de la técnica utilizada. Las complicaciones aumentan con el uso de técnicas quirúrgicas complejas tanto en la literatura como en nuestro caso. En este estudio todos los pacientes han sido intervenidos por vía posterior estándar que comporta la movilización y daño de los tejidos considerándose que este daño a la musculatura posterior puede actuar como generador de dolor18;19 Carragee 20 señala que a pesar de que las expectativas mínimas de reincorporación laboral de pacientes afectos de EDD intervenidos mediante fusión lumbar eran del 64%, en realidad se reincorporaron el 23% de los 38 pacientes intervenidos. En nuestra serie, 6 (46%) de los 13 pacientes intervenidos bajo ese diagnóstico consiguieron reincorporarse al mismo trabajo previo a la cirugía. Una vez el paciente ha finalizado el tratamiento propuesto, ¿es el deber del médico forzar el paciente a reincorporarse a su trabajo? A menudo llegados a este punto se destruye definitivamente la relación médico paciente. Sin embargo, la ausencia prolongada del trabajo es deletérea para el estado físico, mental y social del lesionado y debemos animarlo a que reincorpore lo antes posible siempre que no suponga un riesgo para él o para la sociedad. Desde otro punto de vista dicha ausencia también es deletérea para la sociedad globalmente. Conclusiones La cirugía de fusión lumbar ofrece una oportunidad de reincorporación laboral en el 37,5% de los pacientes que sufrían bajas prolongadas por dolor lumbar o radicular. Dichos resultados no pueden compararse con otros estudios como los del Swedish Lumbar Spine Study Group que sólo incluyen dolor lumbar ofreciendo el 36% de reincorporación laboral. La clasificación como accidente de las patologías discales lumbares es controvertida puesto que la mayoría de los pacientes o bien no recuerda ningún incidente causal. O bien éste no ha sido de una magnitud tal como para provocar una lesión estructural La reincorporación laboral no depende ni del género, edad, ni de la técnica empleada ni de la fusión aunque esta última si depende de la técnica empleada teniendo mas posibilidades de fusión aquellos pacientes sometidos a TLIF. Sin embargo, la reincorporación laboral si depende de forma clara del tiempo de baja previo a la interven- Resultados de las fusiones lumbares en el ámbito laboral 131 ción y del trabajo de los pacientes siendo favorecidos aquellos que lo hacen trabajan en un trabajo de exigencia física moderada. Y resultando claramente perjudicados aquellos pacientes que ya habían sufrido una intervención en la columna lumbar. Las complicaciones se agrupan en aquellos casos con cirugía previa y también dependen de la complejidad técnica empleada. Existe un número importante de pacientes que refieren rigidez o pesadez lumbar tras la intervención. Aunque no se trata en realidad de una complicación y tampoco tiene relación con la reincorporación laboral, lo señalamos porque es un factor que los paciente refieren como muy desagradable y puede indicar la necesidad de cambiar de vía de abordaje. Bibliografia 1. Solberg TK, Nygaard OP, Skaavik K, et al. The risk of «getting worse» after lumbar microdiscectomy. Eur Spine J 2005;14:49-54. 2. Atlas SJ, Keller RB, Chang Y, et al. Surgical and nonsurgical management of sciatica secondary to a lumbar disc herniation: five-year outcomes from the Maine Lumbar Spine Study. Spine 2001;26:1179-1187. 3. Atlas SJ, Keller RB, Wu YA, et al. 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Carragee E., Todd A. A prospective assessment of patient expectations and stisfaction in spinal fusion surgery. Spine J 3(Proceedings of the NASS Annual Meeting), 75s. 2003. J. Raventós, et al Utilidad de las pruebas diagnósticas invasivas en patología laboral J. Omaña García Hospital ASEPEYO Sant Cugat-Barcelona Ponencia presentada en el Curso de Avances de Traumatología 2005 del Hospital ASEPEYO Sant Cugat A continuación realizaremos un resumen de las pruebas diagnosticas invasivas más empleadas. Discografía y discotomografía Palabras clave Dolor lumbar, Pruebas diagnósticas, Patología laboral. 006012 006033 Introducción El diagnóstico de la causa del dolor lumbar es complicado, por lo que se han desarrollado numerosos métodos para indagar cual es la lesión responsable del dolor, pero ninguno ha logrado ser infalible en el diagnóstico. Además muchos factores están asociados con el dolor de espalda intenso y persistente, entre estos factores encontramos: Correspondencia J. Omaña García Hospital ASEPEYO Avingua d’Alcalde Barnils, 54-60 08174 Sant Cugat VANCES ATraum • Baja educación o estatus social. • Pobre o baja satisfacción laboral • Ser operario de maquinaria pesada. • Labores pesadas o repetitivas • Espondilosis lumbar. • Compensaciones laborales o demanda por daños personales Dentro de los métodos diagnósticos se han desarrollado sistemas no invasivos como la radiografía, resonancia magnética (RM), tomografía computarizada (TC), electromiografía (EMG), etc. e invasivos como la sacorradiculografía, discografía, discotomografía, infiltraciones facetareas, infiltraciones radiculares, etcétera. El disco vertebral está compuesto por el núcleo pulposo central, el anillo fibroso periférico (annulus) y los platillos cartilaginosos de las vértebras adyacentes, superior e inferior. El núcleo pulposo está compuesto por agua y mucopolisacárido, su consistencia es gelatinosa y no tiene ni vasos ni está inervado. A medida que pasan los años, éste se va deshidratando y va decreciendo en su altura. El anillo fibroso es más denso y elástico, contiene menos agua y más colágeno y evoluciona agrietando y fisurándose. EL primer reporte acerca de la discografía fue realizado por Lindblom y Hirsch en 1948 como método de diagnóstico por imagen en discos con hernias a nivel lumbar10,11. La discografía es una técnica que consiste en radiografiar el disco intervertebral previamente opacificado por inyección directa percutánea de una pequeña cantidad de contraste radioopaco (1,5 mi), soluble y acuoso, no iónico, dentro del núcleo pulposo del disco intervertebral. Se llama discotomografía a una TC efectuada en las horas que siguen a una discográfica. 36/2 2006 - Págs. 133pruebas a 137 diagnósticas invasivas en patología laboral Utilidad de las 133 Está indicado en el diagnóstico de la enfermedad discal, roturas, protrusiones y degeneraciones. La imagen característica es una distorsión de la imagen circular del núcleo pulposo. La discografía se usa para el estudio de dolor crónico de espalda o de cuello, y se comienza a considerar su aplicación en pacientes que tienen más de cuatro meses de evolución clínica y se quiera confirmar al disco como causa del dolor además de identificar los niveles implicados. La discografía también se ha empleado para la evaluación de la espalda postoperada o la espalda con otra clara patología. Más comúnmente en este escenario, la discográfica es desarrollada en pacientes con persistente dolor luego de discectomía y/o laminectomía. El dolor concordante es tomado en cuenta para confirmar al disco como origen del dolor persistente y para adelantar el resultado de la fusión. “La presencia de dolor en la discográfica de discos operados no ha sido bien valorado, Heggeness et al, en su estudio, encontraron que el 72% tenían un dolor positivo y concordante en los disco previamente operados. Y esto fue asociado a extravasación posterior del contraste, además encontraron mayor porcentaje de extravasación posterior en los discos operados, pero a este estudio podemos decir que no describieron la tasa de falsos positivos, por lo que todos fueron tomados como verdaderos. Entre tanto que en el estudio de Caragee29 en el que seguía la metodología descrita por Walsh et al,28, encontraron que en el grupo de asintomático postoperados se presento una inyección dolorosa en un 40%, mientras que esta fue dolorosa en un 63% de los sintomáticos operados. Este porcentaje de inyecciones díscales positivas es la misma en sujetos asintomáticos como en sujetos sintomáticos con test psicométrico normal. La inyección de discos previamente operados presento un dolor promedio de 2,1 sobre 5 en 134 el grupo de asinto-mático y de 2,1 en sintomáticos con un test psicométrico normal, y de 3,4 en grupo sintomático con test psicométrico anormal30”. También ha sido usada la discográfica en la planificación de la extensión de una fusión en determinadas ocasiones como la escoliosis, espondilolistesis, la discografía puede ser usada para evaluar el disco limítrofe a fin de prevenir la degeneración sintomática del nivel adyacente. Son más dudosas las razones para realizar una discografía, es la simple confirmación diagnóstica y la implicación causal del disco lesionado. Esto se ve frecuentemente en casos de daño o compensación laboral. Aunque la petición de test es a menudo en apariencia la realización de un plan de tratamiento. En este caso la discografía es usada para establecer objetivamente la naturaleza de la lesión del paciente donde otros test han mostrado sólo cambios espinales comunes para la edad del paciente. Al realizar la discografía el contraste se distribuye normalmente de manera armoniosa en el centro del disco (zona del núcleo pulposo). El discograma es patológico si se observa una fuga hacia la periferia del anillo fibroso y con más razón al espacio peridiscal. Además de la fuga epidural, que releva una solución de continuidad en el dispositivo fibroso y ligamento intervertebral, el producto de contraste puede opacificar una red venosa e impedir la inyección de algunas sustancias en el disco. Cuando el producto de contraste opacifica la hernia discal se puede determinar si esta en contacto con el espacio intersomático; en el caso contrario, puede tratarse ya sea de una hernia denominada extruida o bien de una falla técnica durante la discografía, si se colocó la extremidad de la aguja en el anillo fibroso, en un espacio que no se comunica con el núcleo pulposo. El aspecto radiológico puede ser, en ese caso, evocador de una “anulografía” y se deberá recolocar la aguja en una posición adecuada. Actualmente, las indicaciones de la discografía son generalmente preterapéuticas. Además la discotomografía puede encontrar algunas indicaciones de segunda intención en el diagnóstico de las hernias discales; la naturaleza discal de una opacidad epidural anterior o anterolateral incierta sobre una TC simple, se vuelve muy probable en una discotomografía si esta anomalía se impregna del producto de contraste inyectado en el disco. Este suplemento de información parece particularmente precioso para las hernias foraminales12-14 y para las recidivas herniarias en los pacientes operados (d. infra). En cuanto al test del “dolor provocado” por inyección intradiscal, continúa siendo objeto de controversias. Se trata de reconocer si la presión ejercida por la inyección de contraste dentro del disco en el curso de una discográfica reproduce el dolor por el cual el paciente inicialmente consultó (dolor “concordante”), a fin de distinguir un disco degenerado asintomático de uno sintomático. No obstante algunas reservas han de ser conocidas: • La apreciación del dolor por el paciente durante el examen es subjetiva, tanto más cuanto que el paciente está angustiado por el carácter invasivo de la discografía; la apreciación del médico-operador es también subjetiva. • Una hernia discal radiológicamente evidente y cuya escisión quirúrgica confirma retrospectivamente su responsabilidad en la génesis de la ciática, sólo da lugar a la “reproducción del dolor sintomático” en un tercio de los casos aproximadamente12. • Un dolor lumborradicular puede ser provocado por la inyección de un disco en un voluntario asintomático (Hold, Walsh et al,)15 en ausencia de cualquier imagen de conflicto discorradicular16. • La intrincación y el origen multimetamérico de la inervación de las fibras periféricas del disco inter- J. Omaña García vertebral y del ligamento vertebral común posterior convierten en azarosa la incriminación de un nivel lumbar preciso en presencia de un dolor provocado, y con mayor razón si éste es puramente lumbar. Discografía-técnica de infiltración Esta técnica se realiza en el quirófano, con el paciente monitorizado (ECG-presión arterial). El paciente se ha de colocar en posición lateral izquierda, con una correcta alineación de la espalda, las caderas y las rodillas flexionadas a 60-90°. El abordaje es posterolateral descrito por De Seze y Leverniex. La punción será por el costado derecho del paciente para evitar el riesgo de puncionar la arteria de Adamkiewicz. La radiología lateral de la columna orientará siempre a la hora de puncionar. Se realizarán unas marcas con rotulador en la piel del paciente para orientamos en el momento de realizar la punción. En primer lugar se señala la línea que marcan las espinosas, seguidamente la línea superior de la cresta ilíaca por encima de la espina ilíaca anterosuperior y, por último, una línea a unos 8-10 centímetros paralela a la línea de las espinosas. La inyección tendrá su punto de entrada en esta última línea, a pocos centímetros de la cresta ilíaca, en dirección a la columna con una inclinación de 45-60° en el plano sagital. Si esta inclinación es superior se corre el riesgo de puncionar grandes vasos como la aorta o la vena cava; o bien al contrario, si es inferior, puede puncionarse el saco dural o el plexo venoso peridural; e irá destinada a buscar el disco intervertebral pasando por delante y lateral a la apófisis transversa. Es preciso introducir la aguja unos 15 centímetros. En el momento de inyectar el contraste en el disco el paciente no debe ver la pantalla y no debe saber el disco que se esta infiltrando, y si es posible se ira alternando con otro disco o con la no inyección de contraste. VANCES ATraum Con la discografía, si el núcleo pulposo es normal, no se objetivarán fugas en él, su forma será en círculo, ni el paciente referirá ningún tipo de dolor al administrarle el contraste. En caso de que exista un disco patológico, fisurado o degenerado, éste estará aplanado; el incremento de presión intradiscal origina una respuesta dolorosa, motivo por el cual el paciente, durante la prueba, ha de estar relajado pero despierto, para poder indicar al médico, durante la inyección del contraste, si manifiesta dolor lumbar o lumborradicular y si este es concordante o no con el dolor manifiesto por el paciente y que motivó la realización de la prueba. situación como sensibilidad química del disco. Estos autores han teorizado esta sensibilidad química del disco como consecuencia de la exposición de las terminaciones de los nervios anulares o de estructuras neurales cercanas a la fuga de sustancias irritantes. En otros casos el disco es doloroso cuando se aplican altas presiones en la inyección discal (más de 50 libras), y a esta situación se le ha descrito como sensibilidad mecánica del disco, en este caso se ha propuesto como teoría la distensión mecánica del annulus y la estimulación mecánica a la carga que esta presente en la actividades diarias. Complicaciones de la discografía Criterios para un test del dolor positivo A. Criterios mayores: • La inyección produce importante dolor (o significativo). Un paciente que declara un 8 a 10 puntos de dolor sin la presencia de conductas dolorosas no puede ser considerado como positivo. • El dolor es descrito como similar o exacto tanto en cualidad como en localización al dolor usual en el paciente B. Criterios menores: • Disco control negativo (no dolor en disco control) • Penetración anular de contraste • Relativa o muy poca presión de inyección • Sólo un nivel discal doloroso • Signos de conductas dolorosas durante la inyección La inyección a altas presiones (más de 80 a 100 pounds) puede causar desviación del final del platillo o ruptura de las membranas previamente fisuradas (y presumiblemente asintomático)17. En algunos casos pequeñas cantidades de contraste a bajas presiones puede causar dolor muy importante. Derby et al,18 ha definido esta Entre ellas se han citado la alergia al contraste, la lesión neurológica y la discitis. Fraser et al, en un estudio sobre 432 pacientes, encontraron una tasa de discitis del 2,3% por paciente y del 1,3% por disco explorado, sin utilizar profilaxis antibiótica24. Teniendo en cuenta que la pérdida de altura discal y los cambios en la esponjosa subcondral descritos por Modic se muestran como señales con una elevada especificidad (100 y 91%), pero con escasa sensibilidad diagnóstica (24 y 37%), siendo la disminución de la señal en T2 el signo radiológico con mayor sensibilidad. Las zonas de alta intensidad presentan una especificidad del 79%, una sensibilidad del 15% y un valor predictivo positivo del 71%. Podemos concluir que: • La escasa sensibilidad de la mayoría de los signos radiológicos hace que en la actualidad, la resonancia magnética no pueda reemplazar a la discografía en la identificación de los discos lumbares degenerados sintomáticos19. • La discografía, a pesar de sus limitaciones, es la única exploración que ayuda a diferenciar el espacio discal degenerado sintomático del asintomático20. Utilidad de las pruebas diagnósticas invasivas en patología laboral 135 • La fiabilidad de la discografía es elevada21, aunque se ha demostrado que varía en función de la personalidad y perfil psiquiátrico del paciente explorado21,22. Carragee et al, encontraron una elevada tasa de falsos positivos en pacientes con alteraciones psicosomáticas y en aquellos con dolor crónico no lumbar22. • La selección preoperatoria, de los pacientes y de los discos sintomáticos, mediante discografía, mejora significativamente los resultados clínicos de las artrodesis lumbares23. Cuando podemos decir que no es necesaria la realización de discografía: • Pinzamiento evidente ya que existen trabajos en los que ésta se mostró como una señal muy específica (100%), con un VPP del 100%19. • Presencia de cambios de señal tipos I o II de Modic en la esponjosa subcondral tuvo una especificidad del 91% y un VPP del 87,5%19. En el resto de casos podemos decir que es necesaria la discografía ya que la concordancia es relativa. Demanda de compensación y respuesta a la discografía: • La interacción entre demanda de compensación y dolor con la discografía es imprevisible. En estudios como el de Carragge, encontraron como los pacientes que se encontraban incapacitados para su trabajo (de baja) el 86% presentaron dolor en la discografía, siendo este porcentaje de dolor, sustancialmente más frecuente que en los pacientes no incapacitados. Una similar tendencia se encontró en pacientes con demandas de compensación activas. En este mismo estudio el 60% de los pacientes con discografías dolorosas tenían activas juicios de compensación laboral un 10% tenían demanda por daño personal y compensación laboral y un 10% tenían demanda por daño 136 personal. Y a la inversa el 88,8% de los pacientes con juicios activos por compensación laboral o personal presentaban una discografía dolorosa. (p menor 0,001). Sin embargo, no fue encontrado que todos los pacientes implicados en juicios previos por compensación personal o laboral, tuvieren porcentajes similares de dolor en la discografía. Historia de resultado satisfactorio en anteriores pleitos de compensación y sin acciones legales pendientes no predice un significativo dolor en la inyección del disco. También en este estudio todos los pacientes con dolor cervical que inicialmente se atribuyó al trabajo pero que no tenían demandas en curso, tuvieron una inyección discal negativa. Infiltraciones articulares posteriores La causa del síndrome facetario es la degeneración de las carillas articulares de las articulaciones posteriores de las vértebras, cursa con dolor lumbar bajo irradiado a nalga y pierna, con o sin radiculopatía, esta secundaria a hipertrofia de las carillas articulares, que produce una estenosis foraminal y en consecuencia compresión de la raíz nerviosa. El dolor se agrava cuando el paciente está demasiado tiempo sentado o de pie o cuando realiza hiperextensión y rotaciones de la columna lumbar. La cápsula y la sinovial de estas articulaciones está muy inervada, su inervación le llega por el ramo posterior del nervio espinal L5-S1, y la L4-L5. Si tras la infiltración el paciente no mejorase hay que pensar en enfermedad discal. Recordemos que con esta técnica proporciona unos meses de alivio del dolor. Es necesario el control por escopia. Pero a fines diagnósticos nos informará como principal causante del dolor a la degeneración facetaría. Para realizar esta técnica el paciente se tumba en decúbito prono, con una almohada en el abdomen, para corregir la lordosis y conseguir así que se abran las articulares posteriores. Con una imagen anteroposterior de columna se identifica el nivel que hay que infiltrar. Se infiltra la piel con anestésico local, se introduce la aguja hasta la cápsula articular guiándonos por el control radiográfico. Se realiza un control radiológico lateral para aseguramos de no haber entrado en el foramen intervertebral. Se inyecta una mínima cantidad de contraste (0,3 mi) para asegurar que estamos en la articulación. En esta articulación el volumen de líquido que puede administrarse es de 1/5 mL; se aconsejan O/Smi de antiinflamatorio (diacetato de triamcinolona) y O/Smi de anestésico (bupivacaína)/ un total de 1 mi. A veces se observa resistencia a la entrada de líquido antes de administrar 1 mL, y en estos casos siempre es preferible detenerse que no romper la cápsula articular por hiperpresión26. Inyección en la vaina de una raíz Su valor diagnóstico se fundamenta, al igual que en las técnicas anteriores, en que la inyección, en la vaina de una raíz asintomática con un medio de contraste, es indolora, mientras que no lo es si la raíz está originando síntomas. Igualmente, la inyección posterior de un anestésico local aliviaría rápidamente el dolor. La sensibilidad parece estar bastante bien establecida alrededor del 100%, pero la especificidad oscila entre el 57 y el 100% según los distintos autores. Es necesaria que sea practicada por personas con mucha experiencia para obtener buenos resultados. Indicaciones Las indicaciones serían en aquellos pacientes que van a ser sometidos a descompresión quirúrgica y se quiere tener la mayor seguridad posible de cuál es la raíz afectada o en aquellos casos en los que se puede utilizar la técnica para inyectar un anestésico local y un corticoi- J. Omaña García de en tres ocasiones, con intervalos semanales con el fin de evitar la cirugía25. Sacorradiculografía Al margen de los cuadros clínicos equívocos, que pueden hacer necesario el estudio del líquido cefalorraquídeo, la sacorradiculografía (SRG) ha visto sus indicaciones restringidas en la ciática común, a causa de la competencia de la TAC. Hay algunos casos particulares en los que la SRG sigue estando indicada: • Cuando la TAC es negativa, la SRG puede descubrir hernias que aumentan en posición de pie. Esta eventualidad corresponde a menudo a radiculalgias posturales ligadas al esfuerzo. Este caso se aproxima al de las estenosis lumbares (d. infra). • Cuando en la TAC es visible la hernia, pero no el conflicto sobre la raíz nerviosa, la SRG puede poner en evidencia el conflicto discorradicular, sobre todo en el trayecto intratecal de la raíz (d. supra). • La obesidad, la escoliosis, la hiperlordosis lumbar, pueden degradar la imagen tomográfica, mientras que la SRG permanece legible en estos casos. • Algunas imágenes que pueden inducir a error en la TAC, como las raíces conjuntas o los quistes aracnoideos merecen, en los casos difíciles, ser elucidadas por una SRG. • En caso de ciática hiperálgica o paralizante, en caso de síndrome de la cola de caballo, es urgente eliminar la compresión: Hay que practicar el examen de diagnóstico por imágenes que esté disponible de inmediato. A igual disponibilidad, la SRG es preferible a la TAC para poner en evidencia el conflicto discorradicular de manera demostrativa, pero sabiendo que este examen puede entrañar un agravamiento de los signos de compresión y precipitar la intervención quirúrgica. La SRG puede inducir a error en dos casos particulares. En L5-S1, tanto el saco dural como las vainas radiculares pueden ser eventual- VANCES ATraum mente cortos, lo que restringe el campo de investigación de la opacificación intratecal. Entrando en el agujero de conjunción, la raíz nerviosa pierde su envoltura meníngea y por lo tanto su visibilidad en la SRG; las hernias foraminales no representan pues una buena indicación de la SRG. Gracias a los productos de contraste hidrosolubles no iónicos (ipamidol, iohexol) y a las técnicas de punción lumbar con aguja ultrafina, la SRG es fácil y bien tolerada. Por razones medicolegales, una hospitalización de 24 horas es aconsejable después de la punción lumbar. Bibliografía 1. 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Para considerar aceptable su uso deberían ser más efectivas que el Correspondencia R. Torrents Orrit Avinguda d’Alcalde Barnils. 54-60 08174 Sant Cugat del Vallès (Barcelona) 138 placebo, presentar menos complicaciones que el tratamiento quirúrgico, obtener una respuesta clínica estable y ser los resultados del tratamiento quirúrgico tras el fracaso de las técnicas similares a las del tratamiento quirúrgico primario. A continuación describiremos brevemente y analizaremos los datos de que disponemos en la actualidad sobre cinco de estas técnicas: las dos primeras en utilizarse (corticoides intradiscales y quimonucleolisis) y otras tres de aparición reciente (IDET, nucleoplastia y ozonoterapia intradiscal). Todas ellas se efectúan en condiciones de esterilidad, bajo anestesia local, con control de intensificador de 36/2 2006 - Págs. 138 a 143 La primera inyección intradiscal de corticoides fue comunicada por Feffer en 1956 (hidrocortisona)16. Los esteroides más utilizados han sido los de liberación retardada: acetato de parametasona (Cortidene® Depot), acetato de betametasona (Celestone® Cronodose), acetónido de triamcinolona (Trigon® Depot) y acetato de metilprednisolona (Depo Moderin®). Las preparaciones contienen además diversos excipientes que pueden no constar en la composición. Se han citado diferentes efectos sobre los fenómenos inflamatorios inducidos por el núcleo pulposo pero ninguno ha sido probado. Fig. 1. R. Torrents Orrit Parece bastante aceptado que la aplicación en el interior del disco de glucocorticoides puede acelerar el proceso degenerativo del mismo. Inicialmente se describió la aparición de calcificaciones discales y del espacio epidural tras inyección de triamcinolona13,30. También se objetivó mediante RM la aceleración de la degeneración discal después de la aplicación de acetato de metilprednisolona23. Posteriormente, en un estudio histológico, Aoki demostró que tanto el acetato de metilprednisolona como el polietilenglicol (excipiente presente en la preparación de la forma insoluble) provocaban degeneración y calcificación del espacio discal en conejos a las 24 semanas de la inyección . Esto no sucedía tras la inyección de suero fisiológico, ni de succinato sódico de metilprednisolona (forma hidrosoluble)4. Se han utilizado tanto en el tratamiento de pacientes con dolor lumbar como radicular. En una serie corta y a las ocho semanas de seguimiento, Bull objetivó mejor respuesta clínica cuando en la RM existían cambios tipo Modic II 8 . Simmons en un estudio aleatorio comparó la inyección intradiscal de corticoides con la de placebo (bupivacaína) sin encontrar diferencias significativas entre ambos a las dos semanas43. Más recientemente, Khot ha comparado corticoides y suero fisiológico intradiscales en pacientes con dolor lumbar discógeno, no encontrando diferencias significativas en el resultado clínico de ambos al año de seguimiento25. Aunque puede parecer una terapia atractiva por su simplicidad y bajo coste, no se ha demostrado su eficacia y además puede tener efectos negativos a largo plazo por lo que no puede considerarse justificado su uso. Fue descrita por Lyman Smith que en 1963 la aplicó al primer paciente y en 1964 publicó los resultados de los 10 primeros casos tratados44. El principal mecanismo de acción es la hidrólisis de los proteoglicanos del núcleo pulposo que disminuye su osmolaridad y por lo tanto disminuye también la presión intradiscal. Radiológicamente se constata una disminución de la altura discal de un 30-40% que a los seis meses se recupera parcialmente (figs. 2 y 3). Melrose demostró que la disminución de la altura discal y su recuperación posterior eran dosisdependientes29. Indicada tras el fracaso del tratamiento conservador en pacientes con dolor radicular predominate, con maniobras de tensión radicular + y con hernia discal “blanda” no secuestrada24. Las reacciones alérgicas aparecen aproximadamente en un 0,5% de casos y son considerablemente mayores tras una segunda inyección42. En una revisión de 135.000 pacientes tratados entre los años 1982 y 1991 se recopilaron las complicaciones “graves e inesperadas” que habían sido declaradas. Fueron 121 (0,1%), el 87% antes de 1984. Entre ellas destacar 7 casos de anafilaxia mortal (0,0052%), 24 infecciones (0,018%), 32 complicaciones neurológicas (0,024%) y 32 hemorragias del SNC (0,024%). Se comunicaron 6 mielitis transversas pero tras un análisis detallado de cada uno de los casos en ninguno se confirmó el diagnóstico33. A partir de 1985 las complicaciones disminuyeron de forma considerable posiblemente por la aplicación de unos criterios de selección más estrictos (test de alergia previo, no inclusión de pacientes con riesgo cardiovascular o con enfermedades neurológicas,...) y por la introducción de algunas modificaciones técnicas (disminución de la dosis inyectada, uso exclusivo de anestesia local, práctica de la dis-cografía por separado, técnica de la doble aguja ...). Después de una quimonucleolisis es muy frecuente la aparición de Fig. 2. Evolución del espacio L4-L5 tras QNL a) RX preQNL; b) a los 3 meses; c) al año. Quimonucleolisis Esta técnica consiste en la inyección intradiscal de quimopapaína (enzima proteolítica de origen vegetal). VANCES ATraum Fig. 3. Cambios en el espacio L4-L5 y platillos vertebrales tras QNL a) RM preQNL; b) a los 3 meses; c) al año. Terapias intradiscales 139 dolor y rigidez lumbar que en algunos casos persiste transcurrido un año. La reducción de la dosis de quimopapaína no disminuye su incidencia5. Bouillet tras un metaanálisis de 43.662 pacientes concluyó que la tasa de complicaciones de la quimonucleolisis era menor que la de la discectomía quirúrgica7. En cuanto a los resultados citaremos algunas de las conclusiones de una revisión Cochrane20: • Los resultados de la QNL son mejores que los del placebo y peores que los de la discectomía. • Estos resultados se mantienen durante 10 años. • El 30% de QNL a los 2 años precisan cirugía abierta. • Mayor necesidad de segunda intervención tras QNL que tras discectomía. • Los resultados de una discectomía tras el fracaso de una QNL son peores que los de una discectomía primaria. adyacente al catéter es de 75ºC, en el centro del annulus es de 60ºC, en la pared externa de 42ºC y epidural de 38ºC37,40. Los mecanismos de acción teóricos son: modificación de la estructura del colágeno del annulus -contracción tras la desnaturalización de su triple hélice- (se produce a 60-65ºC) y destrucción de los nociceptores del annulus posterior (se produce a 42-45ºC)40. En algunos estudios experimentales los autores cuestionan estos mecanismos de acción bien porque no se reproducen las temperaturas necesarias26, bien porque no se observan las modificaciones histológicas que cabría esperar18,26. Tras la aplicación de esta técnica se ha constatado una discreta pero significativa disminución de la presión en el núcleo y una marcada disminución de los picos de presión en el annulus de discos sometidos a fuerzas de compresión36. Está indicada en el tratamiento del dolor lumbar discógeno de más de seis meses de evolución tras fracasar el tratamiento conservador. La exploración neurológica debe ser normal y las maniobras de tensión radicular negativas. La altura discal debe ser por lo menos del 50% y la RM debe descartar lesiones compresivas (fig. 5). Imprescindible discografía previa con dolor concordante a baja presión40 (fig. 6). Precisa lumbostato y pauta de fisioterapia específica después de su aplicación40. Las complicaciones oscilan entre el 038 y el 15%28 según las series. En un estudio multicéntrico retrospectivo de 1675 pacientes se describieron: 5 lesiones radiculares recupe- Según los autores de esta revisión, existe evidencia científica fuerte que apoya la opción de la quimonucleolisis como procedimiento intermedio entre el manejo conservador y la intervención quirúrgica abierta. No existe disponibilidad del producto desde el año 2001. IDET (Intradiscal Electrothermal Therapy) Técnica descrita por Saal en 1997 que utiliza la radiofrecuencia convertida en energía electrotérmica. A través de una aguja de punción discal se introduce un catéter radiopaco y flexible en la parte interna del annulus posterior (fig. 4). El catéter se conecta a un generador y su temperatura va aumentando gradualmente en un periodo de 13 minutos hasta alcanzar 90ºC. Se mantiene a 90º C durante 4 minutos y después desciende también gradualmente. Se retira cuando alcanza 37ºC. La temperatura 140 Fig. 4. IDET L4-L5 a) RX AP; b) RX perfil. Fig. 5. RM: discopatía L4-L5. Fig. 6. Discografía: fisura en annulus posterior. R. Torrents Orrit radas, 1 lesión radicular parcialmente recuperada, 6 hernias discales, 8 quemaduras superficiales (punto de entrada), 1 disfunción vesical y 19 roturas de catéter(0,05%)39. Han sido además comunicadas: una discitis12, una anterolistesis12, una punción dural19, dos osteonecrosis vertebrales15,41, dos síndromes de cola de caballo1,21, una rotura de catéter con migración intradural34 . Saal comunicó una mejoría del dolor a los dos años en un 72% (EVA: mejoría de al menos dos puntos) y 78% (SF-36/escala de dolor corporal: mejoría de al menos 7 puntos) de los pacientes tratados, sin diferencias significativas entre los resultados obtenidos al año y a los dos años posIDET38. Frente a estos buenos resultados aparecieron los publicados por Davis: al año del tratamiento un 97% de pacientes seguían con dolor y sólo el 39% referían menos dolor 12 . Bogduk y Karasek compararon IDET y fisioterapia y observaron un mejoría significativa del dolor en los pacientes tratados con la técnica intradiscal, pero también apreciaron un deterioro significativo de los resultados a los dos años6. Existen dos ensayos aleatorios a doble ciego que comparan los resultados de IDET y placebo con un seguimiento de seis meses. Las conclusiones son contradictorias: Pauza observa una mejoría significativa del dolor en pacientes tratados con IDET 35 y Freeman no encuentra diferencias significativas entre los dos grupos17. Mientras el primero es más estricto en la selección de los pacientes, el segundo lo es en la valoración de los resultados. Se precisan más estudios experimentales, comparativos y de seguimiento puesto que no están demostrados ni el mecanismo de acción ni la eficacia y se desconocen los resultados a largo plazo de este técnica. O2-O3 Intradiscal La primera referencia que hemos encontrado de la aplicación de ozo- VANCES ATraum no en el interior del disco intervertebral es del año 199522. Esta técnica consiste en la inyección intradiscal de una mezcla de oxígeno y ozono a una concentracion de 27-30 µg/ml (fig. 7), combinada con inyección foraminal e inyecciones intramusculares paravertebrales (fig. 8). La mezcla provoca una oxidación de los proteoglicanos del núcleo pulposo disminuyendo la hidratación y por lo tanto el volumen del mismo2,3. Existen además múltiples especulaciones sobre su influencia en diversos mecanismos antinflamatorios y analgésicos. Puede indicarse en todas las hernias discales sintomáticas y sólo tiene tres contraindicaciones: favismo, hipertiroidismo y embarazo. Existen series muy amplias –66652, 220031, 6003 pacientes- en las que no se cita ninguna complicación. Hay publicada una hemorragia vitreorretiniana bilateral27. Los resultados clínicos comunicados en estas series son excepcio- Fig. 7. Generador de O2-O3. nales no sólo en cuanto a la disminución del dolor sino también en cuanto a la recuperación de déficits sensitivos y motores preexistentes2. Son algo peores en hernias discales calcificadas, estenosis de canal, recidivas herniarias con fibrosis peridural, hernias discales pequeñas migradas a receso lateral31, hernias contenidas y hernias foraminales2. Los autores remarcan la disminución del volumen de las hernias que objetivan mediante técnicas de imagen2,9,14,31 pero, a falta de un planteamiento más estricto, este hallazgo no puede atribuirse al efecto del O2-O3 dado que también se observa en la evolución natural de la hernia discal. La literatura existente hasta el momento sobre la ozonoterapia intradiscal es entusiasta y comunica unos resultados excepcionales, pero es de escasa calidad metodológica: en la mayoría de publicaciones se van repitiendo conjeturas sobre los mecanismos de acción; los datos demográficos y la descripción los métodos son insuficientes; el seguimiento es incorrecto; no se usan las escalas habituales de medición de resultados; faltan estudios comparativos; falta información sobre la aparición de complicaciones, ... Nucleoplastia La primera aplicación fue descrita en el año 2000. Utiliza una tecnología denominada Coblación®: al aplicar radiofrecuencia bipolar en un medio conductor (suero fisiolóFig. 8. Inyecciones intramusculares, paraver- gico) se produce un medio muy ionizado que provoca la ruptura de tebrales de O2-O3. Terapias intradiscales 141 enlaces moleculares de las partículas, convirtiéndolas en partículas elementales y gases de bajo peso molecular (desintegración molecular a baja temperatura -entre 40 y 70ºC). La nucleoplastia consiste en la introducción a través de la aguja de punción discal de un electrodo rígido que se desplaza repetidamente entrando y saliendo del núcleo pulposo (fig. 9). Durante el avance (6 segundos) se efectúa la coblación y al retroceder (12 segundos) se produce una coagulación térmica. Este proceso se repite 6 veces creándose 6 canales en el núcleo pulposo con lo cual se consigue una disminución de la presión intradiscal. Cohen consideró necesario crear más de 6 canales (12) en alguno de sus casos11. Nau constató que durante este proceso, por efecto acumulativo, se producían dos picos de temperatura: de 40-65ºC durante la coblación y de 50-90ºC durante la coagulación, por lo que recomendó mantener una distancia de seguridad de 3-4 mm con respecto a la punta del catéter32. Experimentalmente se ha podido comprobar una importante reducción de la presión intradiscal en discos no degenerados, pero mínima en discos degenerados10. Esta técnica está recomendada en el tratamiento de pacientes con dolor radicular o lumbar provocado por una hernia discal contenida, tras fracaso del tratamiento conservador. No recomendada en discos muy degenerados, ni con una altura in- ferior al 50%. No se han comunicado complicaciones. No existen estudios relevantes sobre resultados por lo que su eficacia debe considerarse de momento incierta. De estas cinco terapias sólo en la qimonucleolisis hay evidencia científica que apoya su uso como procedimiento intermedio entre le manejo conservador y la intervención quirúrgica abierta. Los resultados de la termocoagulación intradiscal (IDET) son controvertidos. No existen datos valorables sobre nucleoplastia y O2-O3 intradiscal. No es recomendable la aplicación de glucocorticoides intradiscales dado que no son eficaces y además pueden tener efectos negativos a largo plazo. Bibliografía 1. Ackerman III WE. Cauda equina syndrome from intradiscal electrothermal therapy. Reg Anesth Pain Med 2002;27(6): 622. 2. Alexandre A, Buric J, Paradiso R, et al. Intradiscal injection of O2-O3 to treat lumbar disc herniations: results at five years. Riv Ital Ossigeno-Ozonoterapia 2002;1:165-169. 3. Andreula CF, Simonetti L, de Santis F, et al. Minimally invasive oxygen-ozone therapy for lumbar disk herniation. AJNR Am J Neuroradiol 2003; 24:996-1000. 4. Aoki M, Kato F, Mimatsu K, et al. 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La mayoría de los osteoblastomas espinales asientan a nivel de la los elementos posteriores de la columna: pedículos, laminas, apófisis espinosas y transversas. Clínicamente los pacientes con un osteoblastoma en la columna cervical presentan dolor, limitación funcional y tortícolis. Actualmente el tratamiento de esta lesión es la resección completa apoyada en una planificación del preoperatorio cuidadosa mediante TAC y RM para definir exactamente la localización, tamaño y extensión del tumor. De momento el posible tratamiento con técnicas percutáneas en esta lesión no esta definido. Palabras clave Tumor. Osteoblastoma. Cirugía de raquis 006220 001036 Introducción El osteoma osteoide ha sido descrito por primera vez por Jaffe en 1935.1 También el ha sido el primero en describir esta lesión a nivel del raquis. En 1956, Jaffe2 y Lichtenstein3 independientemente propusieron el termino de “osteoblastoma benigno”. Ambos tipos de tumores son formadores de hueso y se suelen localizar a nivel de los huesos largos y elementos posteriores de la columna vertebral. Histológicamente, el osteoma osteoide y el osteoblastoma son similares. Aún así, ciertas características diferencian el osteoblastoma del osteoma osteoide: el tamaño mayor (habitualmente más de dos centímetros), el mayor potencial de crecimiento a veces con la capacidad de transformación maligna y mayor sintomatología (déficit) neurológica cuando se localizan a nivel del raquis. Correspondencia D. Popescu Servicio de Traumatologia y Cirugia Ortopedica Hospital Clínic, Barcelona Villarroel, 170 - 08036 Barcelona [email protected] [email protected] 144 36/2 2006 - Págs. 144 a 147 Presentamos el caso de un varón de 25 años de edad con un osteoblastoma localizado a nivel del pedículo vertebral derecho de la C7. Fue intervenido con éxito realizándose una resección completa por vía posterior y una fijación C6-T1. Caso clínico Varón de 25 años de edad, que presentaba dolor y limitación funcional a nivel de la región cervical de 12 meses de evolución. Se le prescribió un tratamiento sintomático sin presentar mejoría de su sintomatología. En su primera visita el paciente refería la existencia de disestesias en el territorio de la raíz C7 sin alteración de los reflejos osteotendinosos en la exploración clínica. Los análisis de laboratorio eran normales. El examen radiológico mostró una masa radiolucente en el pedículo derecho de la vértebra C7 (fig. 1). El TAC (fig. 2) mostró una masa lítica de 22 milímetros en el pedículo con extensión a las articulaciones apofisarias derechas rodeada por una zona esclerótica. La exploración TAC también mostraba una insuflación de la cortical con ocupación del canal radicular C7-T1 homolateral (fig. 3). La RM no mostraba participación de las partes blandas pero si una posible extensión hacia el cuerpo vertebral (fig. 4). La gammagrafía ósea mostraba una hipercaptación en la zona correspondiente del tumor (fig. 5). La arteriografía revelaba una lesión hipervascular bien delimitada, vascularizada por ramas de la arteria cervical D. Popescu, et al Fig. 1. Radiografías anteroposterior y perfil mostrando una masa lítica a nivel del pedículo derecho C7 y apófisis articulares derechas (ver flecha). Fig.2 Fig.3 Figs. 2 y 3. Imágenes TAC del tumor lítico rodeado por una zona de esclerosis y con protrusión hacia el canal radicular. Figs. 4. Imagen RM del tumor donde se aprecia una posible extensión hacia el cuerpo vertebral. Fig. 5. Gammagrafia ósea con 99Tc en la que se aprecia una hipercaptación a nivel del pedículo derecho de la C7. profunda derecha sin evidencia angiográfica de participación en la vascularización medular cervical (fig. 6-izquierda). Se planificó la resección del tumor mediante cirugía abierta por un acceso posterior, realizándose una resección de la articulación interapofisaria derecha y del pedículo derecho de C7. Se estabilizó la columna con una fijación posterior con barras y tornillos articulares C6 y C7 (sólo izquierdo) y ganchos en T1 (fig. 7). La arteriografía practicada en el postoperatorio inmediato ya no mostró la lesión hipervascular cervical (fig. 6-derecha). El paciente pudo deambular con un collarín al tercer día del postoperatorio y la sintomatología cedió de forma inmediata. Los controles radiológicos ulteriores no mostraron recidiva. VANCES ATraum Osteoblastoma cervical Discusión El osteoma osteoide y el osteoblastoma son tumores muy poco frecuentes que habitualmente se observan en varones de menos de 30 años1,3,4. Aproximadamente el 10% de los osteomas osteoides son de localización vertebral, siendo en el caso de los osteoblastomas hasta del 35-50% según las series4,5. Ambos suelen localizarse en los elementos posteriores de la columna, en particular las laminas y pedículos. El cuerpo vertebral no está afectado y, cuando lo hace, es por extensión del tumor. 6 De todas formas, Schwartz et al7, han descrito la implicación frecuente de la 145 columna anterior a pesar de esta descripción clásica del osteoblastoma. Clínicamente los pacientes con osteoblastoma presentan dolor y limitación de la movilidad cervical. El dolor no es tan intenso por la noche y tampoco mejora significativamente con la aspirina como en el osteoma osteoide5,8,9. Raskas et al10 han descrito una incidencia elevada de tortícolis en los osteoblastomas cervicales probablemente debido a una mayor implicación de partes blandas del espacio epidural, advirtiendo de la posibilidad de tener que disecar la duramadre en el momento de resecar el tumor. La inespecificidad de los síntomas normalmente retrasan el diagnostico. Últimamente, con el uso cada vez más frecuente de la TAC y RM en el estudio del dolor cervical, este retraso ha disminuido considerablemente6,11. Cuando esta lesión asienta en la columna, dos manifestaciones están descritas: el déficit neurológico y la escoliosis. En todas las series el déficit neurológico es más frecuente en osteoblastomas. Boriani et al12 describió un 75% de pacientes con paraparesia y Zileli et al5 un 69% con déficit neurológico que se recuperó completamente después de la cirugía. La escoliosis está producida por el espasmo muscular secundario al proceso inflamatorio que rodea el tumor11,13. Pettine et al14, describió una mejoría importante posquirúrgica de la escoliosis lumbar en los pacientes con una duración de menos de 15 meses de los síntomas; en cambio, si los síntomas persistían más de 15 meses la escoliosis no mejoraba, probablemente por la inflamación crónica y la fibrosis de la musculatura paravertebral. Aunque las radiografías simples son suficientes para diagnosticar un osteoblastoma13, pruebas como la TAC o la RM son de gran importancia para localizar y delimitar precisamente la extensión tanto ósea como en partes blandas15,16, ayudando a la planificación preoperatoria. De todas formas, Ozkal et al13, han descrito la superioridad del TAC respecto a la RM en demostrar la osificación matricial precisando que a veces las imágenes en RMN pueden sobrediagnosticar los limites del tumor16. Debido a las similitudes en las características histológicas, el osteoma osteoide y el osteoblastoma están frecuentemente considerados juntos en la evaluación y tratamiento. La diferencia principal entre las dos lesiones es la tendencia del osteoblastoma de formar una masa más expansiva aunque menos esclerótica5,8. El nido característico del osteoma osteoide no se encuentra en el osteoblastoma. Algunos osteoblastomas pueden ser agresivos con una tendencia a recurrencia local y a veces a dar metástasis11. Pueden incluso desarrollar una transformación maligna en osteosarcoma o a veces el osteosarcoma puede ser mal interpretado como un osteoblastoma. Existe un consenso casi general sobre la erradicación completa del tumor para conseguir una curación completa y sin recidivas. En el caso del osteoma osteoide, a parte del tratamiento convencional con cirugía abierta se han descrito casos donde se ha aplicado con éxito tratamiento percutáneo incluso en la localización espinal. Osti et al17, han sido los primeros que han descrito la ablación percutánea con radiofrecuencia de un osteoma osteoide localizado a nivel lumbar con buenos resultados y sin recidivas a los 17 meses de seguimiento. Posteriormente, se han descrito casos esporádicos espinales tratados con ablación con radiofrecuencia o termocoagulación guiadas por TAC18,19,20. De todas formas, no nos consta que se haya descrito este tratamiento en localizaciones a nivel de la columna cervical. Tampoco se ha tratado un osteoblastoma con estas técnicas probablemente debi- Fig. 6. Izquierda: Arteriografía preoperatoria donde se evidencia una zona de hipervascularización bien delimitada. Derecha: Arteriografía postoperatoria con desaparición de la zona de hipervascularización. Fig. 7. Radiografías anteroposterior y perfil al año de la intervención, mostrando la fijación posterior C6-T1. 146 D. Popescu, et al do a su mayor tamaño, mayor extensión en partes blandas y mayor tendencia a recidiva que el osteoma osteoide. La cirugía abierta es el tratamiento de elección de esta lesión con un buen pronóstico después de la resección completa. Los osteoblastomas cervicales se tratan por dolor persistente, aumento de tamaño o presencia de déficit neurológico. El factor más importante para una resección completa es su localización exacta5,11,16. Cuando la resección implica áreas extensas de las facetas articulares o pedículos, se debe realizar una fijación y fusión intervertebral para evitar una posible inestabilidad. A veces presentan extensiones en la zona paraespinal que pueden impedir la exéresis completa5,10. Como el osteoblastoma es un tumor hipervascularizado, la embolización preoperatoria puede reducir el sangrado intraoperatorio facilitando la resección total11,12. La radioterapia se debe reservar para los pacientes en los cuales es imposible realizar la resección completa y el tumor continua creciendo11. Existe un riesgo potencial de transformación maligna posrradiación. Algunos osteoblastomas son localmente agresivos con una elevada tendencia a la recidiva local y a veces formar metástasis. La recidiva local -entre 10 y 20%- es con frecuencia, el resultado de una exéresis incompleta. Conclusión Los osteoblastomas son tumores muy infrecuentes y la localización cervical no es lo habitual. El objetivo del tratamiento es la resección completa mediante cirugía abierta. Cuando la resección es extensa y produce una inestabilidad se debe realizar una fijación intervertebral. De momento, las nuevas técnicas percútaneas utilizadas en osteoma osteoide necesitan más tiempo y experiencia para demostrar su beneficio y utilidad en el tratamiento del osteoblastoma a nivel de la columna cervical. Bibliografía 1. Jaffe HL. Osteoid osteoma: a benign osteoblastic tumor composed of osteoid and atypical bone. Arch Surg 1935;31:709728. 2. Jaffe HL. Benign osteoblastoma. Bull Hosp Joint Dis 1956;17:141-151. 3. Lichtenstein L. Benign osteoblastoma: a category of osteoid and bone forming tumors other than classical osteoid osteoma, which may be mistaken for giant-cell tumor or osteogenic sarcoma. Cancer 1956;9:1044-1056. VANCES ATraum Osteoblastoma cervical 4. Linville D. Otros trastornos de la columna vertebral. Campbell’s Operative Orthopedics. 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En estudios de imagen se apreció fractura vertebral T11 inestable, realizándose artrodesis T10-T12. Durante su hospitalización fue diagnosticado de síndrome de Cushing por adenoma hipofisario que fue extirpado por el Servicio de Neurocirugía. Precisó reintervención a los tres meses por aumento del acuñamiento vertebral y nueva fractura, ampliándose la artrodesis a T8-L1. Al año de evolución el paciente está asintomático con normalización de analíticas y de su morfología cushinoide. Ante un paciente joven con osteoporosis progresiva y/o fractura patológica hemos de buscar una patología secundaria como origen de dicha osteoporosis, siendo el síndrome de Cushing una de sus posibles causas. Palabras clave Lumbalgia. Fractura vertebral. Síndrome de Cushing. Osteoporosis. 006097 Introducción Es conocido que el exceso de glucocorticoides, bien sea de producción endógena o de administración exógena, produce una alteración en el metabolismo óseo, aumentando la reabsorción ósea por el hiperparatiroidismo secundario a la disminución de la absorción de calcio intestinal y aumento de su excreción renal, inhibiendo también la maduración osteoblástica y con ello la formación de hueso7,10. Esto lleva consigo una disminución de la densidad mineral ósea y un incremento en la posibilidad de sufrir una fractura ante un mínimo traumatismo1. Por ello, la osteoporosis es una complicación frecuente en pacientes con síndrome de Cushing (exceso endógeno de ACTH), sin embargo, es excepcional que las fracturas espontáneas sean su manifestación inicial4,8. Entre las localizaciones más típicas de este tipo de fracturas está la columna vertebral dorsolumbar, debido a su riqueza en hueso trabecular2. Correspondencia Juan José González Fernández C/ Coriscao nº 13; 4º B; 24007 León Tel.: 696 105 629 148 36/2 2006 - Págs. 148 a 151 Presentamos un caso de síndrome de Cushing endógeno, no diagnosticado, que ingresó en nuestro hospital por lumbalgia y fractura vertebral. Caso clínico Varón de 40 años que acudió al Servicio de Urgencias por lumbalgia de tres meses de evolución que no respondía a tratamiento médico. Como antecedentes personales refería alergia a penicilina y a las cefalosporinas, disminución importante de la agudeza visual debido a una retinosis pigmentaria, inestabilidad vesical y disfunción eréctil que estaba siendo controlada por el Servicio de Urología desde el año 2002. Tras realizar diversos estudios de imagen para descartar la presencia de una fractura patológica y/o una vértebra tumoral (Rx, TC y RM; figs. 1 a 3), fue diagnosticado de fractura vertebral T11 inestable con retropulsión de muro posterior y disminución del canal pero sin compresión medular ni clínica radicular. En la gammagrafía también se apreciaban a nivel de parrilla costal callos óseos múltiples de fracturas antiguas (fig. 4). Se intervino quirúrgicamente realizándose artrodesis T10T12 con sistema RECO e injerto de cresta ilíaca (fig. 5). Durante su estancia hospitalaria fue valorado por el Servicio de Endocrinología ya que tras realizar una historia clínica detallada se evidenció ganancia de peso progresiva en poco tiempo, JJ. González Fernández et al Fig. 2. TC de aplastamiento vertebral T11. Fig. 1. Radiografía de fractura-acuñamiento vertebral T11. Fig. 3. RM de fractura vertebral inestable con retropulsión de muro posterior. Fig. 4. Gammagrafía con hipercaptación en vértebra T11 y costillas. HTA, diabetes, dislipemia y cambios morfológicos (facies en luna llena, estría abdominal y obesidad troncular); todo esto asociado a la disfunción eréctil (por disminución de la secreción de esteroides sexuales) y a las fracturas osteoporóticas del esqueleto axial (vértebras y costillas) llevaba a sospechar la presencia de un síndrome de Cushing. El estudio analítico mostraba una elevación de glucosa (164 mg/dL) y colesterol total (276); el cortisol plasmático basal era de 33 mcg/dL (normal 5-25) y el cortisol libre en orina 24 horas 209 mg/24 h (normal <120); La ACTH basal era de 75,4 pcg/mL (normal 1080). Se realizó el test de supresión con dexametasona con resultado positivo (no supresión) siendo la testosterona total VANCES ATraum Fig. 5. Radiografía de control tras artrodesis T10-T11. de 1,9 ng/mL (normal 3-14). Mediante Resonancia Magnética fue diagnosticado de síndrome de Cushing endógeno dependiente de ACTH por adenoma hipofisario. Fue valorado por el Servicio de Neurocirugía que, tras un mes y medio de evolución de la intervención previa, reingresa al paciente para la extirpación por vía transesfenoidal de dicha tumoración hipofisaria benigna. La evolución del paciente fue satisfactoria pero en la radiografía de control realizada a los tres meses se apreció como había aumentado de una manera importante el acuñamiento de T11 y T10, debido a esto los tornillos de la vértebra T10 se habían introducido dentro del disco Lumbalgia por fractura osteoporótica vertebral 149 intervertebral T9-T10 (fig. 6). También se había producido un nuevo acuñamiento vertebral en T9. Se decidió extracción del material y nueva artrodesis con sistema Isola, ampliándola a T8-L1 (fig. 7). En el postoperatorio inmediato tuvo caída casual en el baño sufriendo fracturas estables a nivel de platina superior de vértebras L2 y L4. Se colocó corsé termoplástico a medida y causó alta hospitalaria con tratamiento farmacológico (Hidroaltesona), ya que todos estos pacientes sufren durante un tiempo estimado en 3-6 meses un hipocortisolismo transitorio, así en su última analítica hospitalaria tenía un cortisol basal de 1,36 mcg./dL (normal 5-25). Al año de evolución de la segunda intervención quirúrgica la radiografía de control muestra una conservación de las alturas de los cuerpos vertebrales sin aumento de acuñamientos (fig. 8), además el paciente está asintomático con normalización de analíticas y morfología cushinoide (figs. 9 y 10). Discusión En 1932 Cushing puso de manifiesto, por primera vez, las posibles repercusiones clínicas del exceso de glucocorticoides, tales como la osteoporosis o las fracturas patológicas atraumáticas 3. Dentro de las posibles etiologías del hipercortisolismo están el adenoma hipofisario secretor de ACTH (Cushing ACTH dependiente) y el adenoma suprarrenal secretor de cortisol (Cushing ACTH independiente)10. Tradicionalmente se ha definido como enfermedad de Cushing todo tumor hipofisario productor de ACTH, sin embargo en muchos centros el término de enfermedad de Cushing se aplica a cualquier paciente con hipersecreción de ACTH, con independencia de detección tumoral en los estudios radiológicos. La causa más frecuente de hipercortisolismo actualmente es la producción endógena de ACTH por un adenoma hipofisario1. En los estudios analíticos se suele objetivar elevación del cortisol plasmático basal y libre en orina de 24 horas, elevación de la ACTH basal, test (+) de supresión en la secreción de cortisol con la administración de bajas y altas dosis de dexametasona (la respuesta del cortisol a la dexametasona y los niveles de ACTH nos dan una idea sobre la localización del tumor), disminución de la testosterona total, hiperglucemia y dislipemia8. Estas alteraciones analíticas, asociadas a la clínica específica (facies de luna llena, estrías abdominales, obesidad troncular) y a las enfermedades asociadas (HTA, hipogonadismo, osteoporosis), nos puede llevar al diagnóstico, que se confirmará con la RM11. Uno de los mayores problemas del exceso de corticoides es que disminuye la formación de hueso e incrementa su absorción, produciendo un descenso de la densidad mineral ósea y consecuentemente la osteoporosis5. Ésta, es una complicación frecuente en el síndrome de Cushing, hasta un 50% Fig. 6. Radiografía con aumento de acuñamiento de T10 y T11 y tornillos en disco T9-T10. Fig. 7. Imagen intraoperatoria de nueva artrodesis T8-L1. Fig.9 Fig. 8. Radiografía de control al año de evolución. Fig.10 Figs. 9 y 10. Facies de luna llena al ingreso y al año de evolución. 150 JJ. González Fernández et al en Europa11, sin embargo las fracturas espontáneas constituyen una forma de presentación rara4,8. En cuanto al riesgo de tener una fractura según la localización, los estudios son contradictorios, así unos dicen que tanto la prevalencia de osteoporosis como de fracturas patológicas atraumáticas parece significativamente mayor en pacientes con síndrome de Cushing adrenal10, otros hablan de que el peligro de fractura osteoporótica parece que es similar en ambas localizaciones, adrenal e hipofisaria, aunque son más habituales los casos publicados de fracturas en relación con síndrome de Cushing por adenoma hipofisario dependiente de la ACTH13. Lo que si está claro es que los huesos del esqueleto axial, como vértebras y costillas, son los lugares más comunes de fractura, debido a su riqueza en hueso trabecular2,6,7,12. La reversibilidad de la osteoporosis después del tratamiento varía con la edad, el sexo y la duración de los síntomas, respondiendo de manera irregular al tratamiento médico. Algunos autores apuntan que se requieren al menos 10 años para que la densidad mineral ósea vuelva a la normalidad9. El descenso en el riesgo de fractura tras el diagnóstico y tratamiento, se explica por la disminución en la secreción de glucocorticoides endógenos tras la cirugía. Además, la suplementación con vitamina D y calcio, el tratamiento con esteroides sexuales y la administración de bifosfonatos pueden contribuir a reducir la posibilidad de fractura13. Esta normalización del riesgo da idea de la necesidad de un diagnóstico y tratamiento precoz y más teniendo en cuenta que los cambios óseos irreversibles en el hueso trabecular, con el consiguiente incremento del peligro de fractura, se producen en los dos años inmediatamente anteriores al diagnóstico13. Todos los autores coinciden en que ante todo paciente joven con un diagnóstico de osteoporosis progresiva y/o fractura patológica, hemos de buscar una alteración secundaria como origen de dicha osteoporosis1,6, siendo el síndrome de Cushing una de sus posibles etiologías. Una historia clínica detallada es orientativa para el diagnóstico. Los criterios a considerar serían alteraciones analíticas y test específicos positivos, morfología típica (facies de luna llena, estrías abdominales, obesidad troncular, etc.) y enfermedades asociadas (HTA, hipogonadismo, osteoporosis, etc.). El diagnóstico y el tratamiento precoz son fundamentales para evitar complicaciones importantes como son las fracturas patológicas osteoporóticas asociadas. VANCES ATraum Bibliografía 1. Angela K, Freehill, Lawrence G, Lenke MD. Severe Kyphosis secondary to glucocorticoid-induced osteoporosis in a yound adult with Cushing’disease. Spine 1999;24:189-193. 2. Cryer PE, Kissane JM. Vertebral compression fractures with accelerated turnover in a patient with Cushing’s disease. Am J Med 1980;68:932-940. 3. Cushing H. The basophil adenomas of the pituitary body and their clinical manifestations. Bull Johns Hopkins Hospital 50:137195. 4. Haddad G, Haddad JG, Kaplan FS. Severe symptomatic osteopenia in a man with pigmented micronodular adrenal hyperplasia. Clin Orthop 1995;313:220-223. 5. Hough S, Teitelbaum SL, Bergfeld MA, Avioli LV. Isolated skeletal involvement in Cushing’s syndrome: response to therapy. J Clin Endocrinol Metab 1987;52:1033-1038. 6. Kaplan FS, Leone JC, Fallon MD, Haddad JG, Brighton CT, Steinberg ME. Multiple pathologic fractures of the appendicular skeleton in a patient with Cushing’disease. Clin Orthop 1987;216:171-175. 7. Kaplan F, Scherl J, Wisneski R, et al. The cluster phenomenon in patients who have multiple vertebral compression fractures. Clin Orthop 1993;297:161-167. 8. Khanine V, Fournier JJ, Requeda E, Luton JP, Simon F. Osteoporotic fractures at presentation of Cushing’s disease: two case reports and a literature review. Joint Bone Spine 2000;24:189-193. 9. Manning PJ, Evans MC, Reid IR. Normal bone mineral density following cure of Cushing’s syndrome. Clin Endocrinol (Oxf) 1992;36:229-234. 10. Ohmori N, Nomura K, Ohmori K, Kato Y, Itoh T. Osteoporosis is more prevalent in adrenal than in pituitary Cushing’s syndrome. Endocr J 2003;50(1):1-7. 11. Ross EJ, Marshall-Jones P, Friedman M. Cushing’s syndrome: diagnostic criteria. Q J Med 1966;35:149-192. 12. Ruder HJ, Loriaux DL, Lipsett MB. Severe osteopenia in young adults associated with Cushing’s syndrome due to micronodular adrenal disease. J Clin Endocrinol Metab 1974;39:1068-1070. 13. Vestergaard P, Lindholm J, Jorgensen JO, Hagen C, Hoeck HC. Increased risk of osteoporótico fractures in patients with Cushing’s syndrome. Eur J Endocrinol 2002;146(1): 51-56. Lumbalgia por fractura osteoporótica vertebral 151 Fractura por flexión-distracción lateral en la columna lumbar CASO CLÍNICO JM. Femenías-Rosselló* G. Ripoll-Estela* M. Rubí-Jaume* J. Jiménez de la Fuente* JP. Palliser-Llabrés** * Unidad de Cirugía del Raquis Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología Hospital Universitario Son Dureta de Palma de Mallorca **Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología Clínica Rotger de Palma de Mallorca Resumen Paciente que presenta una fractura vertebral de L1 con escoliosis secundaria de convexidad derecha sin clínica neurológica, asociada a contusión pulmonar y fractura de fémur izquierdo. Las fracturas vertebrales producidas por fuerzas de flexióndistracción lateral constituyen una rara variante de las seat-belt-type-fractures recogida escasamente en la literatura que originan una escoliosis postraumática y tienen una clara indicación quirúrgica. Palabras clave Fractura lumbar. Fractura por distracción lateral. Seat-belt-type-fractures. 006097 Introducción En 1983, Denis3 formuló su clasificación de las fracturas vertebrales toracolumbares basada en la teoría de las tres columnas que en la actualidad sigue siendo ampliamente aceptada9. Las fracturas tipo III de Denis constituyen el grupo de las seat-belt-type fractures. Biomecánicamente estas fracturas están producidas por un mecanismo de flexión-distracción anteroposterior en el plano frontal. Herron8, en el año 1987 describe por primera vez un caso de fractura por flexión-distracción lateral en el plano frontal como variante de las seat-belt-fractures que tiene como consecuencia la producción de una escoliosis postraumática. Posteriormente, Denis en el año 19914 publica tres casos entre más de 1000 fracturas revisadas donde la lesión estaba producida por fuerzas combinadas de flexión lateral y distracción, constituyendo la serie más larga recogida en la literatura. Correspondencia J.M. Femenías-Rosselló Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología Hospital Universitario Son Dureta C/. Andrea Doria s/n - 07014 Palma de Mallorca [email protected] 152 36/2 2006 - Págs. 152 a 154 Actualmente hay dos casos más publicados, Villanueva11 en 1994 que presenta como interesante característica la reducción espontánea de la escoliosis postraumática y Oliver en el 2005 publica un caso aislado de este tipo de fracturas10. Caso clínico Paciente de 22 años de sexo femenino que sufre un accidente de coche llevando puesto el cinturón de seguridad. Fue trasladada a un hospital comarcal donde se le practicaron radiografías y TAC, diagnosticándose una fractura vertebral de L1 sin clínica neurológica, fractura bilateral de apófisis transversas en L2, fractura de rama mandibular izquierda y seno maxilar izquierdo, fractura del décimo y undécimo arco costal izquierdo con derrame pleural mínimo bilateral y fractura del tercio medio del fémur izquierdo, se decidió el traslado al hospital de referencia. A su llegada a nuestro hospital, se estudió detenidamente la fractura vertebral (figs. 1 y 2) y se clasificó como fractura de L1 por flexión-distracción lateral con escoliosis postraumática de convexidad derecha y cifosis angular de 14º. Se intervino de urgencias de la fractura de fémur mediante reducción cerrada de la fractura y estabilización con fijador externo y a los 8 días se intervino de la fractura vertebral, observándose una luxación interapofisaria L1/L2 derecha, con afectación completa del ligamento interespinoso y una JM. Femenías-Rosselló, et al Fig. 1. Radiografía anteroposterior y lateral. Se observa una escoliosis postraumática (A) y una cifosis angular de 14o (B). luxación lateral de la apófisis espinosa. Se practicó una instrumentación vertebral D12-L1-L2-L3 sin poder instrumentarse el pedículo de L1 izquierdo por rotura del mismo, moldeado de la barra y maniobras compresoras en la convexidad asociando una artrodesis posterolateral consiguiéndose una reducción de la escoliosis en el plano anteroposterior y de la cifosis en el plano lateral (fig. 3). Fig. 3. Radiografía anteroposterior y lateral postoperatoria donde se observa la reducción de la escoliosis (A) y de la cifosis (B). Postoperatoriamente, la paciente llevó un corsé de Jewett durante tres meses y la fractura de fémur consolidó con el fijador externo, retirándose el mismo a los cuatro meses de la cirugía inicial. En una revisión a los dos años de la cirugía, la paciente refiere molestias lumbares ocasionales que no le impiden llevar una vida normal y en la radiografías no se ha observado pérdida de reducción. Discusión Las fracturas tipo III de Denis, también llamadas fracturas de Chance o seat-belt-type fractures3 tienen un mecanismo de producción que ha sido descrito detalladamente en la literatura. Se produce una hiperflexión que ocasiona una rotura de los elementos posteriores óseos o ligamentosos por distracción lo que produce una separación de las apófisis espi- VANCES ATraum Fig. 2. Cortes de TAC en el plano frontal y sagital. nosas y en la parte anterior debido a fuerzas de compresión se produce un acuñamiento del cuerpo vertebral o una línea de fractura a través del hueso o del disco intervertebral1,2,3,5,9 y tienen una clara asociación con el uso del cinturón de seguridad que actúa a modo de fulcro1,2,3,5,6,7. La lesión neurológica es rara en este tipo de fracturas y ocurre en menos de un 5% de los pacientes8. La fractura que presentamos constituye una variante de las seat-belt-type fractures, siendo producida por la acción de fuerzas de flexión-distracción que actúan lateralmente4,8,11 causando una disrupción unilateral ósea, ligamentosa y de la cápsula de la faceta articular y como consecuencia de ello una escoliosis postraumática. Son fracturas extremadamente raras, que en ninguno de los casos publicados han presentado clínica neurológica y constituyen menos del 1% del total de las fracturas del raquis4. Junto con la fractura vertebral de L1 producida por la distracción lateral en el plano frontal que ocasionaba una escoliosis, nuestro caso presentaba también una fractura de las apófisis transversas de L2 como resultado de la fuerza ejercida sobre las mismas por la violenta flexión lateral3,8 así como una luxación interapofisaria de L1/L2 derecha y lesión completa del ligamento interespinoso, ya descrita por Herron8 y en contraste con Oliver10 que en el 2005 publica un caso de fractura por flexión lateral de T12 en que el ligamento interespinoso está intacto. La asociación con lesiones torácicas y abdominales es frecuente en las seat-belt-type fractures1,2,5,7. En las fracturas por flexión-distracción lateral sólo hay un caso descrito por Denis de lesión abdominal4 y dos casos de este mismo autor junto con el presentado por Oliver en el 2005 y el nuestro han presentado fracturas costales y neumotórax4,10. Cabe reseñar que en nuestra paciente hay una asociación con fractura de hueso largo que no está recogida en la literatura. El hecho de que las fracturas costales, la fractura de fémur, la fractura mandibular y del seno maxilar sean todas del lado izquierdo sugiere que el mecanismo de producción fuera una fuerza directa ejercida desde ese lado que ocasionó una flexión de la columna en la zona del impacto y la distracción contralateral originando la fractura vertebral de L1 por flexión-distracción lateral. La mayoría de autores está de acuerdo en que el tratamiento de estas fracturas debe de ser quirúrgico, persiguiendo el restaurar la normal anatomía de la columna tanto en el plano frontal como sagital y prevenir una futura inestabilidad lumbar4,8,11. En nuestro caso se procedió a artrodesar desde Fractura por flexión-distracción lateral en la columna lumbar 153 D12 a L3 para proporcionar mayor estabilidad al montaje y debido a la imposibilidad de instrumentar el pedículo de L1 izquierdo, no obstante algunos autores defienden que es suficiente la artrodesis a un solo nivel con el fin de preservar al máximo la movilidad lumbar11. Conclusión Las fracturas por flexión lateral del raquis son fracturas extremadamente raras, con series muy cortas publicadas en la literatura mundial, que se asocian usualmente con fracturas costales y neumotórax y deben ser tratadas quirúrgicamente practicando una artrodesis posterolateral. La fractura que presentamos pertenece a esta rara variante de las seat-belt-type-fractures y presenta como interesante peculiaridad su asociación a múltiples fracturas en el lado donde actúa la fuerza de impacto. Bibliografía 1. Anderson PA, Henley MB, Rivara FP, Maier RV. Flexion distraction and chance injuries to the thoracolumbar spine. J Orthop Trauma 1991;5(2):153-60. 2. Ceroni D, Mousny M, Lironi A, Kaelin A. Pediatric seatbelt injuries: unusual Chance’s fracture associated with intra-abdominal lesions in a child. Eur Spine J 2004;13(2):167-171. 154 3. Denis F. The three column spine and its significance in the classification of acute thoracolumbar spinal injuries. Spine 1983;8(8):817-831. 4. Denis F, Burkus JK. Lateral distraction injuries to the thoracic and lumbar spine. A report of three cases. J Bone Joint Surg Am 1991;73(7):1049-1053. 5. LeGay DA, Petrie DP, Alexander DI. Flexion-distraction injuries of the lumbar spine and associated abdominal trauma. J Trauma 1990;30(4):436-444. 6. Glassman SD, Johnson JR, Holt RT. Seatbelt injuries in children. J Trauma 1992;33(6):882-886. 7.- Gumley G, Taylor TFK, Ryan MD. Distraction fractures of the lumbar spine. J Bone Joint Surg Br. 1982; 64B: 520525. 8. Herron LD. Lateral flexion-distraction fracture. A variant of the seat-belt fracture. Spine 1987;12(4):398-400. 9. Hoshikawa T, Tanaka Y, Kokubun S, Lu WW, Luk KD, Leong JC. Flexion-distraction injuries in the thoracolumbar spine: an in vitro study of the relation between flexion angle and the motion axis of fracture.J Spinal Disord Tech 2002;15(2):139-143. 10. Oliver A, Allan DB. A mechanism of lateral flexion distraction injury of the spine. Injury 2005;36(1):222-225. 11. Villanueva C, Pellise F, Bago J, Cardona X. Lateral distraction injury to the lumbar spine. Report of spontaneous reduction. Spine 19941;19(7):846-848. JM. Femenías-Rosselló, et al AGENDA 3AS JORNAD A S ASEPEYO EN TR AUMA TOL OGÍA JORNADA TRAUMA AUMATOL TOLOGÍA «AV ANCES EN TR AUMA TOL OGÍA DEL ACETÁBUL O» «AVANCES TRAUMA AUMATOL TOLOGÍA ACETÁBULO» Sant Cugat (Barcelona), 16 y 17 de octubre de 2006 Durante los últimos años y en diversos foros, se ha puesto de manifiesto el interés que han ido adquiriendo las fracturas del acetábulo en los diferentes servicios de la especialidad en Traumatología. Desde aspectos básicos, como la interpretación de los métodos radiodiagnósticos para la clasificación de las fracturas acetabulares y su tratamiento inicial, hasta otros más complejos como las vías de abordaje o las últimas novedades en técnicas de osteosíntesis. Todos estos aspectos serán tratados en estas Jornadas, que pretenden contribuir al estudio y conocimiento de esta patología. El curso constará del siguiente programa: • Mesa Redonda «Generalidades» (Preside Juan Nardi, Hospital Vall d’Hebron; Modera Enrique Cáceres, Hospitales del IMAS) - Valoración inicial y manejo de los traumatismos de pelvis complejos (Víctor Caja, Hospital Vall d’Hebron) - La angiografía intervencionista y la embolización, como diagnóstico y tratamiento (Alejandro Romero, Hospital General de Catalunya) - Complicaciones abdominales agudas (Pedro Barrios, Hospital de Sant Pau; Jordi Mas (Hospital General de l’Hospitalet) • Mesa Redonda «Fracturas del Acetábulo» (Preside Antonio Murcia, Hospital de Cabueñes Asturias; Modera Alfonso Lisón, Hospital Morales Messeguer. Murcia) - Anatomía Quirúrgica (José Luis Castilla, Hospital Asepeyo Sant Cugat) - La clasificación en función de las imágenes (Santiago Gallardo, Hospital Asepeyo Sant Cugat) - Fracturas de la pared y la columna anterior (Aureliano Montiel, Hospital Asepeyo Sant Cugat) - Fracturas de la pared y columna posterior (José Mª Muñoz, Hospital Josep Trueta. Girona) • Conferencia Magistral: Fracturas del acetábulo asociadas a fracturas del anillo pélvico (Pedro Cano, Hospital Virgen del Rocío. Sevilla) • Mesa Redonda «Fracturas del acetábulo II» (Preside Antonio Piñero, Hospital Virgen del Rocío. Sevilla; Modera Miquel Pons, Hospital de San Rafael. Barcelona) - Fracturas complejas del acetábulo (Enrique Guerado, Hospital Costa del Sol. Málaga) - Complicaciones de las fracturas del acetábulo (Fernando Granell, Hospital Asepeyo Sant Cugat) - La PTC en el tratamiento de las fracturas de acetábulo (Fernando Marqués, Hospital del Mar. Barcelona) - Perspectivas y futuro de las fracturas del acetábulo (Pedro Cano, Hospital Virgen del Rocío. Sevilla) Asimismo, el primer día de curso coincidirá con las Jornadas de Enfermería «Atención de enfermería al paciente con fractura de pelvis», que contará con las siguientes ponencias: Revisión anatómica; Atención de enfermería en urgencias del paciente con fractura de pelvis; Tipos de fracturas. Fijación externa; Osteosíntesis interna. Vías de abordaje; Prótesis de cadera; Cuidados postoperatorios; Tratamiento fisioterapéutico en pacientes con fracturas de pelvis. Secretaría Técnica: Torres Pardo C/ Diputación, 401 bajos - 08013 BARCELONA Tel.: 932 463 566 / Fax: 932 317 972 [email protected] VANCES ATraum 155 NOTICIAS PREMIO NA CIONAL DE SAL UD LAB OR AL NACIONAL SALUD LABOR ORAL El pasado mes de marzo se hizo entrega del primer Premio Nacional de Salud Laboral, cuyo objetivo es contribuir a la salud de los trabajadores y alentar el desarrollo de proyectos y estudios en el ámbito de la medicina laboral. En esta ocasión, el galardón se concedió a los mejores estudios de Traumatología laboral, siendo el primer premio para Javier Gutiérrez, Ana Chiaraviglio y Alejo Erice, del Hospital ASEPEYO de Coslada (Madrid), por su trabajo «Traumatismos menores de la extremidad inferior como factor de riesgo de enfermedad tromboembólica venosa». Este estudio realiza un exhaustivo análisis sobre la prevención de la trombosis tras sufrir un traumatismo. El título del trabajo que obtuvo el accésit de este Premio Nacional es «El impacto laboral de las fracturas complejas de la extremidad proximal de la tibia», trabajo elaborado por los doctores Pedro J. Delgado, Tomás J. Sánchez, Fernando Ladero y Felipe López-Oliva, médicos del centro de Prevención y Rehabilitación de Fremap, en Majadahonda (Madrid). La Fundación Antoni Serra Santamans fue constituida el 25 de abril de 1975 con los fondos aportados por el FAM (Fondo Aportación Mutualistas) en reconocimiento a la figura de su principal impulsor y fundador. En el transcurso de su historia, además de organizar la entrega de este Premio Nacional de Salud Laboral, la obra social de la Fundación concede ayudas a personas que, como consecuencia de un accidente de trabajo, han sufrido algún tipo de disminución. Las ediciones anuales del Premio Nacional de Salud, se alternarán en el tratamiento de los siguientes temas: Traumatología Laboral y Medicina del Trabajo, con una dotación de 21.000 euros para el primer clasificado y un accésit de 6.000 euros. NUEV O PRESIDENTE EN LLA A SETR ADE NUEVO SETRADE La Sociedad Española de Traumatología del Deporte (SETRADE) ha nombrado como nuevo Presidente al Dr. José Luis Martínez Romero (Murcia). El Dr. Martínez Romero es actualmente Director de la Cátedra de Traumatología del Deporte de la Universidad Católica de Murcia. El nuevo Presidente ya ha realizado un primer esbozo de sus próximos proyectos, entre los cuales destaca un programa que incluye la redacción de protocolos de actuación médica y quirúrgica en las lesiones deportivas, favorecer el desarrollo de grupos de investigación en prevención de las lesiones en el deporte, hacer llegar la Traumatología del Deporte a pie de pista (que no se comience ningún evento deportivo oficial o federativo sin las garantías de asistencia médica especializada), llevar los consejos de prevención de las lesiones deportivas a toda la sociedad a través de colegios de médicos, federaciones y clubs. Asimismo, otro de los objetivos es renovar el cartel de especialistas en Traumatología del Deporte, dando paso a facultativos jóvenes. Para ello, se iniciará una campaña informativa en las Facultades de Medicina, entre los nuevos colegiados, en los médicos residentes de Cirugía Ortopédica y Traumatología y para los médicos especialistas del Deporte y la Traumatología Deportiva. 156 NOTICIAS SE PRESENT AN LLOS OS RESUL AMA DIVINO PRESENTAN RESULTTADOS DEL PROGR PROGRAMA Procter & Gamble Pharmaceuticals y la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) han puesto en marcha DIVINO, un programa de divulgación informativo para pacientes con osteoporosis posmenopáusica, una iniciativa a través de la cual las pacientes mejorará su adherencia al tratamiento y dispondrán de una mayor información sobre su patología. Los objetivos de este programa implican el fomento del autocuidado de las pacientes con diagnóstico de osteoporosis posmenopáusica, estimular la instauración de hábitos beneficiosos de vida en las pacientes, poner a disposición de las pacientes las herramientas necesarias para conseguir una mayor agilidad y practicidad en los procesos rutinarios propios de la patología y, finalmente, inculcar a las pacientes la importancia de tener un comportamiento activo y abierto para afrontar diversos aspectos de su patología. DIVINO ha contado con la participación de 5.487 pacientes del territorio nacional y 674 investigadores. De las 2.052 pacientes y 669 médicos que respondieron el cuestionario final, un 93,8% de las pacientes calificó el programa como muy o bastante útil y necesario. Un 96,1% de los médicos consideró que este tipo de programas mejora la relación médico-paciente y un 93,8% afirmó que aumentan mucho o bastante los conocimientos sobre la osteoporosis y ayudan a mejorar la salud ósea. La percepción de las pacientes sobre la enfermedad y las repercusiones de la patología han dejado de manifiesto que un 65% no considera grave su enfermedad y sólo un 17% de las pacientes están muy preocupadas por sufrir una fractura. Por el contrario, un 70% reconoce como principal consecuencia de la osteoporosis el dolor que causa. Procter & Gamble Pharmaceuticals y la AEEM continuarán trabajando en este tipo de programas dirigidos a las pacientes. Así, ambas entidades ya han elaborado materiales que se entregarán próximamente tanto a las pacientes como a los médicos, y continuarán presentando el avisador electrónico para ayudar a las pacientes en la toma de la medicación. ENANTYUM® 25 SOBRES, NUEV A PRESENT ACIÓN DE DEXKETOPROFENO NUEVA PRESENTA TROMET AMOL TROMETAMOL Menarini España ha lanzado la presentación en sobres de 25 mg del analgésico Enantyum® (dexketoprofeno trometamol), indicado para el tratamiento sintomático del dolor de intensidad leve a moderada. Enantyum® 25 sobres se ha desarrollado durante tres años en el laboratorio de I+D+i de Menarini en Badalona (Barcelona), y ha permitido que desde el punto de vista del paciente, el fármaco tenga una rápida y fácil disolución, con un agradable sabor a limón. Estas características galénicas se han validado a través de un estudio de bioequivalencia respecto a la presentación en comprimidos, comercializada por Menarini desde 1996, cuyo objetivo principal era evaluar el perfil farmacocinético de cada forma farmacéutica. Los resultados revelaron que Enantyum® 25 mg sobres tiene una gran velocidad de absorción, ya que alcanzó la máxima concentración plasmática a los 15 minutos después de su administración, y un buen perfil de seguridad y tolerabilidad. La principal conclusión del estudio es que Enantyum® 25 mg sobres y comprimidos son bioequivalentes, con una biodisponibilidad comparable entre ellas. Con este nuevo lanzamiento, Enantyum® se comercializa en España en forma oral (comprimidos y granulado), inyectable y tópica (gel). VANCES ATraum 157 NOTICIAS LA SER Y PFIZER ABREN UNA ESCUEL A DEL DOL OR ESCUELA DOLOR La compañía biomédica Pfizer y la Sociedad Española de Reumatología (SER) trabajarán juntas en un proyecto innovador cuyo fin es dar formación a reumatólogos en las Unidades de Dolor. Dicho proyecto ha recibido el nombre de Escuela de Dolor, manteniendo como valor máximo el abordaje del dolor como enfermedad, dejando a un lado la hasta ahora habitual clasificación como síntoma. Este abordaje pretende ser multidisciplinar, para permitir ampliar la esfera de conocimientos del profesional, algo que, sin duda, redundará en beneficio del paciente. Los objetivos generales de este programa son: la formación básica y el adiestramiento práctico en el tratamiento del dolor; la instauración de estos conocimientos en los distintos Servicios de Reumatología en colaboración con Unidades Multidisciplinares de Dolor; conocer la indicación de las distintas técnicas terapéuticas de interés académico y asistencial; ampliar conocimientos en el tratamiento del dolor; mejorar los resultados de la actuación terapéutica; e incrementar la utilidad clínica y asistencial de la especialidad. El programa contempla una estancia media de una o dos semanas, con carácter oficial y acreditado. Sabiendo que más del 40% de los pacientes con dolor no encuentran un tratamiento adecuado y satisfactorio, así como la aparición del dolor en más del 90% de los pacientes de los servicios de Reumatología, este curso se erige en una herramienta útil y de mejora continua para la formación de los profesionales que tienen que lidiar día a día con el dolor reumático. NUEV A TÉCNIC A DE CIRUGÍA PROTÉSIC A DE C ADER A NUEVA TÉCNICA PROTÉSICA CADER ADERA El Hospital San Millán de Logroño fue el contexto elegido para presentar una innovadora técnica de reconstrucción ósea. El doctor barcelonés Pedro Foguet presentó el procedimiento resurfacing, que lleva más de diez años utilizándose en el Reino Unido. Foguet relató sus experiencias con estas prótesis y las ilustró a través de dos intervenciones quirúrgicas proyectadas para todo el auditorio. El acto fue inaugurado por el Consejero de Sanidad de la Comunidad de La Rioja, don Pedro Soto y presentado por el Jefe de Servicio de Traumatología y Ortopedia del Hospital San Millán de Logroño, el doctor Honorio Martín. Asistieron también numerosos cirujanos, tanto del propio servicio como de otros hospitales de Navarra, Aragón o País Vasco. La técnica resurfacing, introducida por MBA Grupo, presenta importantes ventajas sobre la artroplastia convencional de cadera, ya que es un tratamiento mucho más respetuoso con el sistema óseo. Su mayor aportación reside en su especial indicación para pacientes jóvenes con problemas de cadera que siguen demandando una vida activa. 158 A VANCES HOJA DE SOLICITUD DE RECEPCIÓN en Traumatología, Cirugía Ortopédica, Rehabilitación, Medicina Preventiva y Deportiva Si Vd. desea recibir regularmente todos los números de Avances en Traumatología, Cirugía Ortopédica, Rehabilitación, Medicina Preventiva y Deportiva y al mismo tiempo aparecer gratuitamente en la Guía Puntex proveedores para especialidades médico-hospitalarias. Remita el boletín adjunto (por fax. 93 446 20 64 - Correo electrónico: [email protected], o por correo sin necesidad de franqueo) cumplimentando la totalidad de los datos. Rogamos comunique cualquier cambio de domicilio así como cualquier deficiencia en la recepción trimestral de la publicación, marcando la casilla correspondiente. Les recordamos que según las normas del Ministerio de Sanidad, sólo puede ser receptor de esta publicación el personal médico. Deseo suscribirme GRATIS a la Revista AVANCES en Traumatología, Cirugía Ortopédica, Rehabilitación, Medicina Preventiva y Deportiva Deseo aparecer GRATIS en la GUÍA PUNTEX Proveedores médico-hospitalarios - apartado Traumatólogos REF.: 2-06 Deseo informar cambio de domicilio NOTA: De la exactitud y claridad de los datos que nos proporcione depende en gran parte que podamos ofrecerle un servicio de distribución correcto Dra./Dr.................................................................................................................... Año nacimiento: .................................. Nº Colegiado:...............................................................Colegio:............................................................................................ Cargo o actividad:................................................................................................................................................................ 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Especialidades: Artroscopia Cirugía hombro Cirugía muñeca Cirugía pie Cirugía rodilla Medicina deportiva Oncología ortopédica Patología osteoarticular Traumatología infantil Cirugía cadera Cirugía mano Cirugía ortopédica Cirugía raquis Cirugía tobillo Microcirugía Ortopedia infantil Traumatología Valoración daño corporal Fecha ........................... Firma .......................................... “Sus datos personales y profesionales son tratados por Publicaciones Nacionales Técnicas y Extranjeras, S.A. 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