Download 10 años de revaluación – II - Corporación Viva la Ciudadanía

Document related concepts

Revaluación wikipedia , lookup

Tasa de cambio wikipedia , lookup

Sistema monetario internacional wikipedia , lookup

Plan Vuskovic wikipedia , lookup

Crisis económica de México de 1994 wikipedia , lookup

Transcript
Este artículo es una publicación de la Corporación Viva la Ciudadanía
Opiniones sobre este artículo escribanos a:
[email protected]
www.viva.org.co
10 años de revaluación – II
Alfonso Cuéllar Solano
Ex asesor – ANUC [email protected]
Con este escrito continuamos los comentarios de la reciente publicación de
Mauricio Cabrera Galvis1 acerca de la revaluación monetaria y sus
consecuencias en Colombia. Me propongo llamar la atención de este libro cuyo
tema debería estar en el centro de la discusión del debate político en curso.
Pero no es así, a unos, les ocupa el debate estéril con Uribe Centro
Democrático, sobre quien ha hecho más por la guerra y a otros en la
autodenominada izquierda, la polémica es aún más inocua sobre quien ha
hecho menos por la paz.
Mientras tanto, asistimos al desbarajuste económico y social de todos los
sectores productivos para los que no alcanza la mermelada del lavado de
dinero, que mantiene boyantes a las elites de los negocios financieros y
bancarios, de la gran industria y el comercio exterior, situación que se ha visto
reflejada en las billonarias superganancias de los pudientes y por otro, en la
quiebra de los desvalidos. Estos últimos han hecho sentir su grito de protesta
en una oleada de indignación social y política a lo largo y ancho del país.
Cabrera Galvis pone al descubierto con el análisis de las cifras oficiales que
llevamos 10 años continuos de revaluación, pues, en “marzo de 2003 el precio
del dólar alcanzó un valor máximo de $ 2.962 y en marzo de 2013 se cotizaba
alrededor de $ 1.800, es decir que, el peso colombiano se ha revaluado un 64.5
% respecto del dólar”. Pero, al relacionar estas cifras que son nominales, con la
inflación y la revaluación de las monedas de nuestros socios comerciales la
situación es más calamitosa, pues, calculado con relación al Índice de Precios
al Consumidor (IPC) la apreciación del peso colombiano alcanza el 76 % para
la década. Como quien dice, que hoy a los “productores colombianos –
especialmente a los intensivos en mano de obra- les cuesta producir bienes en
el país un 76 % más de lo que costaba hace 10 años.” (Cabrera, 10)
Por lo tanto, no tiene ninguna presentación técnica y mucho menos ética que
las autoridades monetarias y en primer lugar el Ministro de Dragacol,
Cárdenas, en casi cuatro años ha hecho menos que el anterior Ministro de
Hacienda y hoy candidato presidencial de la camarilla de Uribe: Oscar Iván
Zuluaga en los 8 años de ese gobierno, lo que constituye una evidencia de que
los dos completan más de 10 años de revaluación como política para favorecer
los intereses de la pequeña elite oligárquica del poder.
1
Cabrera Galvis, Mauricio (2013) 10 Años de revaluación, Bogotá, Editorial La Oveja Negra.
Hoy, en la discusión del salario mínimo, es la oportunidad de hacer conocer lo
que nunca se debate en las mesas de negociación, por ignorancia de voceros
del lado de los asalariados, o por, el ocultamiento antiético de los técnicos
gubernamentales, sobre como la revaluación genera alzas en las mercancías
consumidas que en promedio montan un 7.5 % anual, que no es reconocido
para la mercancía fuerza de trabajo, porque, los negociadores del gobierno
esconden el efecto real de la revaluación en los precios, que justifican echando
la culpa al “diablo”, cuando dicen que la revaluación es un “fenómeno mundial”,
como si se tratara de un hecho físico, como el verano o el invierno, que
escapan al control racional del hombre.
Apertura hacia adentro
Si así fuera, Cabrera no lo justifica y demuestra que países como Corea del
Sur, México, Perú y Chile han podido controlar la revaluación. La tenacidad con
que los Ph. D. de la tecnocracia gubernamental argumentan, raya en la
delincuencia moral, al no reconocer su error, puesto en evidencia por
numerosos académicos como Cabrera Galvis, quien devela las causas de esta
revaluación, primero, en lo que denomina “La apertura hacia adentro” al
demostrar como el Comercio Exterior colombiano elevó su peso dentro del PIB
en un “impresionante incremento, al pasar, del 31.5 % al 46 %, en razón, a que
las importaciones se duplicaron en los 10 años, que es lo que explica que la
Balanza Comercial del país haya pasado de un pequeño saldo positivo, a un
déficit del 12 % y a una cifra negativa en la Balanza de Pagos que presenta un
déficit en Cuenta Corriente de US$ 11.500 millones a pesar de la bonanza
minera y petrolera.
Prosperidad al debe
La paradoja de nuestra economía y política monetaria consiste en que el
incremento de las importaciones, por definición, implica una demanda
incrementada en dólares y su consiguiente encarecimiento, pero no, en un
extraño mundo del subuso, por el contrario hay un exceso de oferta de dólares
que presiona a la baja de su precio, convirtiéndose, en el gran misterio de la
economía monetaria. ¿De dónde afluye tanto dólar al torrente monetario del
país? Del ingreso de capitales lícitos e ilícitos, como muestra Cabrera en su
libro: “los ilícitos son el gran misterio de la política cambiaria en Colombia,
pues, es evidente que el lavado de dinero tiene gran influencia en la tasa de
cambio.” (Cabrera, 23) y creen que con la “política del avestruz”, el gobierno al
ignorar la “existencia del lavado de dinero, este va a dejar de influir” en la
economía y la política nacional.
El exceso de dólares hay que buscarlo, además, en la cuenta de la Balanza
Comercial, o sea, la diferencia entre las exportaciones e importaciones que es
positiva en 16.000 millones de dólares, porque, vendemos más de lo que
compramos en el exterior. Estas cifras tienen una objeción según Cabrera y es
que el sector minero-energético a diferencia de los restantes, es el que aporta
el grueso de las exportaciones, pues, los demás sectores presentan un déficit
que pasa de los US$ 131.000 millones, lo cual nos sitúa de nuevo como un
país mono-exportador, esta vez de energía (carbón y petróleo) en momentos
en que los Estados Unidos ha alcanzado el primer puesto mundial en la
producción de petróleo, que haría más vulnerable nuestra economía mono
exportadora en momentos de caída de los precios de las materias primas.
Según las cuentas del Dane y Banco de la República Cabrera señala que, la
Cuenta de la Renta de los Factores, esto es, las remesas al exterior por
concepto de intereses y dividendos de la inversión extranjera, arroja un crecido
déficit de US$ 86.000 millones, más la cuenta de compra y venta de servicios al
exterior tiene una balanza negativa de US$ 26.000 millones, mitigada por las
remeses que envían los colombianos desde el exterior que en los 10 años
suma más de US$ 44.000 millones. En conjunto estas cuentas elevan el saldo
negativo, en el lapso de 2003-2012, a US$ 51.600 millones, que solo por la
corrupción y las carencias éticas, no permiten disponer de una explicación
adecuada, para decirnos el porqué, ya que esta “cuantiosa demanda de
dólares ,por sí misma, debería inducir una devaluación del peso”, por el
contrario, genera una revaluación, lo cual conduce a pensar como lo indica la
“Cuenta de Capitales que en el período arrojó un superávit de US$ 73.868
millones producto de los ingresos por concepto de Inversión Extranjera y
créditos externos” (Cabrera, 24)
Para nadie es un secreto que todos los ingresos de capital representan una
deuda del país con el exterior, que algún día habrá que pagar y que a
septiembre de 2012 alcanzaba la suma de US$ 168.000 millones, por lo que
dice Cabrera tomando la frase utilizada en los años de 1930, ante un típico
caso de “prosperidad al debe”.
Por otra parte, la que denominan la “Inversión de Portafolio” es otra de las
fuentes de ingreso de dólares del exterior, para comprar títulos valores, que
vienen atraídos al país, porque consiguen una rentabilidad mayor que en
Europa o los Estados Unidos. Son inversiones a corto plazo, muy volátiles y sin
ninguna dificultad pueden emigrar de nuevo, al momento en que encuentren
una inversión más lucrativa: Son los llamados “capitales golondrina”, que por la
carencia de controles y regulación, entran salen del país, como Pedro por su
casa. Aquí, documenta Cabrera la falacia del mito de la “confianza
inversionista” de Uribe con datos que la ponen al descubierto.
Flujos de Inversión Extranjera Directa (IED)
US Dólares/ millones
1994-97
1998-02
IED
11.089
11.449
Utilidades
2. 324
2.320
Rentabilidad 20.6%
2.5%
FUENTE: Banco de la República
2003-08
41.289
27.408
12.2%
2009-13
39.306
42.469
16.9%
¿Qué es la revaluación?
Es un término técnico para explicar el cambio en los precios relativos entre
bienes o productos nacionales y bienes extranjeros, que por supuesto no es un
juego de suma cero, sino que el resultado arroja unos ganadores y otros
perdedores. Entre los ganadores están los importadores y comerciantes, que
no son precisamente las mayorías nacionales, que llenan, con un dólar a un
precio más bajo, las vitrinas de artículos importados y terminan por reducir a la
impotencia a los productores nacionales, que tienen precios mayores. Además,
como es tal la cantidad de productos, no entra en el costo de ampliarse o
construir nuevos locales, sino que, disponen de un verdadero ejército de
vendedores ambulantes, que ocupan el espacio público, deteriorando el medio
ambiente y el paisaje de nuestras ciudades y dan pie, a la acción de la
delincuencia callejera. Esto es lo que explica que el valor de las importaciones
“en los últimos 10 años se quintuplicó al pasar de 12.000 a casi 60.000 millones
de dólares.” (Cabrera, 26)
Ganadores y perdedores
El conjunto de los productores nacionales industriales, agrícolas y de servicios
son los perdedores, a los que se suman los exportadores de todo tipo de
bienes, que cada vez reciben menos pesos -al bajar la cotización del dólar- por
sus exportaciones. El comercio del café es el mejor ejemplo, pues el productor,
o acepta el precio más bajo que los costos de producción y, por lo tanto, pierde
en el negocio, o se mantiene en el precio elevado, no-competitivo, que lo
conduce a perder el cliente. Esta es la encrucijada de estos perdedores por
efecto de la revaluación.
El fenómeno de la revaluación castiga a los productores nacionales –intensivos
en mano de obra- como por ejemplo, a la caficultura o la floricultura, pues, el
salario mínimo se incrementó en los 10 años mencionados en 186%, al pasar,
de 115 a 330 dólares. Y no es que, “el ingreso de los trabajadores haya
aumentado en esa misma proporción (de hecho, en términos reales, el salario
mínimo solo aumentó 12% en los 10 años), sino que, para el trabajador es una
ilusión monetaria producida por la revaluación, mientras que para el productor
que compite en el exterior, si es un aumento real de sus costos” (Cabrera, 26)
Dado que el punto de referencia es el dólar.
La revaluación opera como un gran destructor de empleo, por tanto, el ajuste a
la baja de la tasa de crecimiento es su efecto con el modelo de crecimiento sin
empleo. A base de recortar costos y aumentando la productividad, esto es,
producir más, con menos trabajadores, lo cual significa exprimir al máximo la
fuerza de trabajo. De otra parte, la Demanda Agregada (Consumo de Hogares,
más Gasto del gobierno, más Gasto público y privado) aumentó en el período
en un 65%, pero, el PIB o producción total de la economía creció menos –un
51%- dado que las compras se desvían hacia el exterior. Claro está, que el
comercio creció, al aumentar las ventas en un 74% más, que la producción
nacional. La productividad también se incrementó al vender más con apenas un
aumento del 48% del empleo.
Otro de los ganadores es el Banco de la República y la tarea de controlar la
inflación le ha quedado de papaya pues el incremento de la Demanda Interna que debería haber aumentado los precios-, no se dio, puesto que, buena parte
de esa demanda se desvió al exterior para comprar bienes más baratos, por la
caída del dólar Al propio tiempo, en la búsqueda de reducir la oferta de dólares,
ha realizado compras de dólares de tal magnitud que han engrosado las
reservas internacionales del país, han disminuido las utilidades del banco que
es una de la alcancías junto con Ecopetrol, utilizada por el gobierno nacional
para su inversión y una reducción de la inversión pública, así mismo, deprime
la tasa de crecimiento y por tanto atenta contra el empleo. Quiéralo o no,
búsquelo o no, el Banco de la República, la política revaluacionista ha sido
efectiva para reducir la inflación, toda vez que por ejemplo, el Índice de Precios
al Productor (IPP) ha crecido en la década un 30%, mientras los bienes
domésticos ha crecido un 44.5% y los de bienes importado han caído en un
12%, e igual, acontece con los precios al consumidor de energía y combustible
que aumentaron en el decenio un 97%, pero, la variación del IPC fue solo del
56.6%, similar a los precios de los alimentos, esto porque los precios
transables”, o sea, los influidos por la tasa de cambio, frenaron la inflación al no
aumentar sino un 23% (Cabrera, 29)
Nueva política cambiaria
La economía neoclásica –en un país donde reina la ley de la selva- no puede
dejar la tasa de cambio al arbitrio del mercado el precio del dólar. Constituye
una salvajada por decir lo menos. El Banco de la República no puede limitarse
a llevar la estadística del precio del dólar, pues, como actor fundamental junto
con el gobierno, disponen de las herramientas legales y cuantitativas para
influir y regular el precio del dólar, pero, eso implicaría una nueva política
monetaria y por lo tanto un nuevo alineamiento de fuerzas políticas.
Quienes nos encontramos en la “otra orilla”, en la defensa de las mayorías
esquilmadas antes por 10 años de inflación, y que ahora padecen otros 10
años esquilmadas por la revaluación, son el país excluido por la elite de la
alianza del poder. Los técnicos en la materia como Antonio José Ocampo y las
propuestas que hace Mauricio Cabrera son más que sugestivas, apremiantes ,
y es, lo que deberíamos estar discutiendo, para plasmarlas en propuestas
concretas de ley como la presentada por el senador Avellaneda sobre la salud,
pues como concluye el autor que estoy reseñando:
“Lo que está en juego con la revaluación es un problema social que va mucho
más allá de sus efectos económicos de unos cuantos puntos menos en el
crecimiento del PIB… Es la supervivencia de buena parte del sector productivo
del país, y con ella de los ingresos y la calidad de vida de amplios sectores de
la población, que van a tratar de defenderlos con los medios que tengan a su
alcance.” (Cabrera, 31)
El deterioro del salario real es de tal magnitud que, 22 de cada 100 pesos es
utilizado por los colombianos para pagar sus deudas, de las cuales el 74% son
crédito de consumo, o sea, que lo que ganan como ingreso para cubrir sus
necesidades del vivir marca un déficit insoportable.
Frente a las protestas que se vienen generalizando, el gobierno responde que
“hay que aprender a competir”. Eso es cierto, pero no proporciona las
herramientas y los recursos para poder hacerlo en píe de igualdad. Y la primera
herramienta es dotar al país de una política en estos aspectos que nos oriente
y mercachifles donde queremos ir. A ser un país de bodegueros, o privilegiar el
trabajo nacional para edificar unos sectores productivos industriales, agrícolas
y de servicios, que generen un empleo productivo y de ingresos que
correspondan a la creatividad de los millones de jóvenes, que se han
preparado no para pescar clientes en la puerta de los almacenes, sino para
expresar su talento en la innovación aplicada.
Edición N° 00380 – Semana del 6 al 12 de Diciembre – 2013