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BROWN SEQUARD Y LAS SECRECIONES INTERNPn
M. T. CLEMENT(París)
Cuando Brown Séquard fue llamado a Francia en 1869 -hace
justamente un siglo- para tomar a su cargo ei curso de patologia
experimental Y comparada de la Facultad de Medicina de Park,
prosiguió Y dio cima a numerosos trabajos cientificos que más
tarde permitirian a Marañón expresar que el célebre fisiólogo es
“universalmente acatado como un evidente precursor de tantas
verdades inconmovibles”. ( 6 )
“La historia de la doctrina de las secreciones internas es tan
reciente -ha dicho el mismo maestro español- que ni aun a los
más jóvenes es preciso recordársela, Sin mencionar a los precursores, aislados, y algunos muy remotos del concepto de la secreción interna con Berthold, tan comentado ahora por los autores
alemanes, que en 1849 estableció ya la función eudocnna del
testículo, y no por modo hipotético sino partiendo de un hecho
experimental muy bien observado, prácticamente, la historia de
esta rama de la medicina comienza con Claudio Bernard y con
Brown-Séquard, casi contemporáneos nuestros”. (6)
Carlos Eduardo Brown-Séquard, habia nacido en Port-Louis
el 8 de Abril de 1817 en la isla inglesa Mauricio. Su padre era
un oficial norteamericano de la flota mercante y su madre, una
extraordinaria dama francesa, cuyo apellido Séquard unió al
paterno. Carlota, su madre, había enviudado a poco de naeer su
hijo y en 1838 abandon6 la isla Mauricio para dirigir sus pasos
a Paris donde esperaba que Carlos Eduardo continuase SUS estudios literarios a los cuales se había dedicado por entero Y escrito
numerosos dramas, tragedias y poesias que permanmian inéditos,
pero Charles Nodier, brillante escritor y lingüista frUCés, m i g o
de SU familia, hizo desistir al futuro fisiólogo de sus aficiones
literarias y 10 encauzó por el camino de la medicina. “YO debfa
pensar e n mi madre”, escribió años despues Y agregó : “Creo abora
que la naturaleza de mi espíritu está más de acuerdo Con 10s tra-
100
cl¿,,-t
1. T.
en un continuo cambio de ambiente. Desde que en 1846 se tituló
de médico e inició la enseñanza de la fisiología, durante muy largos años sus viajes incesantes no le dieron reposo: en 1851 se
dirigió a Estados Unidos en un velero. La lenta navegación le dio
tiempopara aprender el inglés Y de modo tan P*eCto que al
a Norte Améria dictó una serie de conferencias en este
idioma; luego regresó a Francia y permami6 corto tiempo en
compañía de su madre para luego encaminar sus pasos a Mauricio,
donde acababa de estallar una epidemia de cólera a CUYO combate
se dedicó con decisión y competencia. De aquí volvió directamente
a Estadw Unidos y en la Universidad de Richmond fue nombrado
en 1854 profesor de fisiología. Pero en esta región 10%problemas
raciales habían adquirido caracteres que le eran Odiosos : no acepta
la esclavitud; le es inrposible convivir con ella y s e va a París
donde establece un pequeño laboratorio de fisiología. Pronto
efectúa un viaje a Londres; retorna a Francia para luego trasladarse a la capital inglesa donde toma a su cargo un hospital de
paralíticos y epilépticos. En 1863 es designado profesor de la
Universidad de Harvard y en 1869 es llamado a Francia para la
cátedra de patologia experimental y comparada de la Facultad
de Medicina de París. Se siente incapaz de someterse a la disciplina de la enseñanza universitaria Y de estabilizarse por largo
tiempo en una ciudad. En 1872 presenta su renuncia y vuelve a
sn vida nómade: enseña en Inglaterra. en Suiza y vuelve definitivamente a Francia en 1878. Tiene poco más de 60 años. Se nacionaliza francés sin dificultad: su lengua es francesa, s u madre
también lo es e igudmente su espíritu claro y diáfano.
‘’De una talla bastante pequeña -dice uno de SUS discípulosY de una corpulencia mediocre, las manos largas y enjutas, la cara
oniada eon una densa barba blanca tallada en punta y la frente
coronada eon una abundante cabellera blanca peinada hacia
10s Ojos de un gris azul, vivos y móviles, fijándose por instantes
sobre SU interlocutor Y pareciendo querer penetrar los secretos
de SU conciencia tal como penetraba 10s secretos de la
BrownSkuard no permanecía un momento en reposo ; su cuerpo
y su espíritu se encontraban en continua apitación, un día que
entraba con 41 a SU domicilio en la calle ~~~~~i~~~10, me
un ascensor situado próximo a la escalera : * s u n instrumentopara
perezosos Y ociosos, me dijo; no tengo tiempo de ocupar~07~
y
subió los tres Pisos de dos en dos peldaños, con tal rapidez que
apenas podía seguirlo”. (8)
.,
A la muerte de Claudio Bernard ocurrida en 1876 fue designado para sucederle en el College de France. En 1886 h u e s 6 a la
Bmwir Sépuard v
10s
rr<ireioiirs interit-
101
Academia de Ciencias Y ese mismo año fue llevado a la presiden.
Cia de la Sociedad de Biología.
LOS trabajos de investigación de Brown-Séquwd son numerosisimos, pero merece recordarse la repetición de la experiencia
de Claudia Bernard sobre la sección del nervio gran simpático
Cervical a la Cual agregó la excitación del misino y con ello puso
de relieve la existencia de nervios vasomotores que regulan la
c i r c ~ a c i ó nlocal. Esta labor fue proseguida por diversos biólogos
hasta concluir que la constricción y dilatación de 10s vasos
ricos constituyen un verdero corazón periférico.
BrownSéquard demostró también el papel de 10s procesos
6n Y dinamogénesis en la fisiología del sistema nervioso
Y avanzó notablemente en el estudio y comprensión del shock nervioso, cuya prosecución confió en 1892 a su discípulo Henri Roger.
Por otra parte, los años que peimaneció como médico del
Hospital de parditicos y epilépticos en Londres, le señalaron una
nueva vía de investigación, especialmente sobre la fisiología y
patología de la médula espinal; de esta época data la descripción
del síndrome conocido hasta hoy con el nombre de Brown-Séquard:
lesión de una mitad de la médula que se manifiesta con parálisis
de un lado del cuerpo y anestesia en el otro.
Pero el nombre de Brown-Séquard sobresale por sus notables
trabajos sobre la fisiología de las cápsulas suprarrenales a la
cual dedicó largos años de su existencia, iniciados en los pacientes
d e enfermedad de Addison y que lo llevaron a concluir que la
integridad de las cápsulas es indispensable para el mantenimiento
de la vida.
Pero el estudio de la fisiología de las glándulas de secreción
interna no comienza con BrournSéquard, sino, como lo veremos,
es muy anterior a él.
Correspondió a Claudio Bernard plantear Por vez Primera el
de secreción interna cuando describid la función glicogénica del hígado. EI precisó su pensamiento en una serie de trabajosrealizados entre 1856 y 1867 Y admitía “que la célula seeretoria c.* y elabora en ella misma el producto de las SeCreCiOneS
sea hacia afuera, sobre la superficie de las mu~osas,
que
sea directamente en la masa de la sangre. He llamado ~ m e e i w s
es.emm aquellas que fluyen hacia afuera, Y . w m @ i o ~i&rnm
las que son vertidas en el medio orgánico interior. Las secreciones
internas son mu&o menos conocidas que las externas; sin embargo, pienso, que no podrían ser puestas en duda Y que la sangre, o, dicho de otra manera, e~ medio interno orgánico debe ser
un produ&o de secreci6n de las glándulas vasculamirado
res sangulneas.
hígado giicog6nico forma una gran glándula
es decir, una glándula que no tiene conducto excretor
exterior.D~ nacimiento a los productos azucarados de la sangre
y tal vez también a otros productos albuminoídeos. Pero existen
muchas otras glándulas sanguíneas, tales como el bazo, el cuerpo
tiroides, las cápsulas suprarrenales, las giándulas linfáticas cuyas
funciones no han sido determinadas hasta ahora. Sin embargo,
se considera que estos Órganos concurren a la regeneración del
nlasma. así como a la formación de los glóbulos blancos y rojos
&e nadan en este liquido”. (1)
Claudia Bernard intuyó claramente el wncepto de secreci6n
interna, si bien la función glicogénica del higado no 10 es, Pero
Brown-S&quard desarrolló la idea Y fundamentalmente, estableció
la
de la co,.reiación fundand Ititmorel que vino a demostrar
que al lado de la via nerviosa existia paralela e íntimamente $,incl,lada otra via de relación entre 10s órganos, mediante sustancias
que pasan directamente a la sangre Y circulan por ella.
per,, más de un siglo antes Buffon había observado hechos
que hubieran podido abrir el camino a la endocrinología. “Hay
relaciones singulares 4 i c e - , cuyas causas ignoramos, entre las
partes de la generacih y las de la garganta; los eunucos no tienen
barba: su voz, aunque sea fuerte y penetrante, nunca es de tono
grave; con frecuencia las enfermedades secretas aparecen en la
garganta. La correspondencia que determinadas partes del cuerpo
humano tienen con otras muy alejadas y diferentes, que aquí es
tan seiíalada, podrá observarse de forma mucho más general:
pero no se concede suficiente atención a los defectos cuando no se
supone cuáles pueden ser sus causas; por tal razón, sin duda,
nunca se ha pensado en examinar cuidadosamente tales correspondencias en el cuerpo humano sobre las cuales se basa, ”in
embargo, una gran parte del juego de la máquina humana. Hay
en las mujeres una gran correspondencia entre la matriz, 10s
senos Y la cabeza. icuántas no se encontrarian si los grandes médicos dirigiesen abf sus miradas? Me parem que esto será tal vez
mis útil que la nomenclatura de la anatomia”, y agrega: - Q
se kime simpatfa a ata correspondencia s i n a l a r entre las diferentes partes del cuerpo, con los antiguos, 0 que se la considere
una relación desconocida en la acción de los nervios, eon los
modernos, esta simpatfa o esta relación existe en toda la
mía animal: si se quiere perfeccionar la teoría de la medicina,
nunca se dedicará suficiente cuidado a la o~ervación de sus
efectos”. (4).
Un célebre médico f r a n h , Bordeu, en el capitulo destinado
~
~
B r w Sdquatd u loa semacirmes intmoa
103
de la sangre de 6u obra Recherche8 wr
w j e s
c h r k q u e s , publicado en Paris en 1775, había percibido con perspicuidad la existencia de productos que se
directamente
e n 1st mngre Y que ejercen acción sobre diferentes órganos y dan
1u-r a diversas enfermedades, pero 10s conceptos médicos de la
época estaban orientados de modo fundamental a la acción
por el sistema nervioso ( 2 ) Y esta contribucián tan novedosa de
Bordeu como la de Jean Cesar Legallois, publicado en pafi en
1801 eon el título de Le sang esi-ii identiqup dars toil3 les
~ ’ i parcourt?
l
no llamaron la atención de ningún investigador.
Años después, en 1830, el anatomista y fisiólogo Johanna
M t i l l ~estableció las diferencias que existen entre secreción y
excreción Y, bajo el nombre de nódubs vm&~es sangdneos a m p6 el bazo, las cápsulas suprarrenales, el tiroides, el timo y la
placenta, “glándulas sin conductos excretores que ejereen su influencia plástica sobre los humores que por ella circulan y que
vuelven a la circulación general, no teniendo relación alguna eon
el exterior. ( 6 )
De este modo se aproximó bastante al sabio francés Gley
cuando en 1920 fijó las tres condiciones esenciales para determinar que una glándula es de secreción interna: 1‘ condición histológica: que la glándula carezca de conducto excretor y que sus
elementos celulares se ordenen de modo tal que una abundante
red vascular las recorra; 2’ condición quimica: que se pueda descubrir un producto específico en la sangre venosa eferente y 3’
condición jisiol6gica: que esta sangre eferente pasea propiedades
específicas demostrables en animales de experimentación. (5)
Aunque muchos autores aceptaron estas condiciones impuestas por Gley no siempre pudieron ni han podido verse cumplidas
en todos los casos y, sin embargo, las palabras de Johannes Müller
se aproximan con bastante propiedad a los conceptos del sabio
francés.
hsalemanes han reclamado para si la prioridad en la demostración experimental de las seereciones interna, como 10 expresa
&farafión en las palabras que de él bemas citado. Berthold, fiSi6logo de Gotinga, el 2 de Agosto de 1849 extimó 10s testfculw a
=is gallos, pero a dos se los trasplant6 al abdomen: en éstas no
h u b manifestaciones propias de la castración, Pero en los restantes atrofiaron las crestas, se modificó el plumaje Y desapar=fó
la d i v i d a d genbsiea. hstesticuios trasplantados, a 18 autopsia
se presentaron
normales e incluso con espermatozoides vivos.
animados de sus movimientos caraderlsticos. Bedbold dio a COnoeer sus trabajos B la Real Sociedad de Gotinga Y 10s publicó
con el titulo de pasp&nt&ón de testículos, concluyendo con esta
nota: “Abora bien,
los testicuios trasplantados en regiones
=trafias
pueden ya guardar relación con sus primitivos nervios y como,, no existen nervios específicos que regulen la
seereeión, hay que aceptar que el problemático cmsemus partiurn
centonces
se ]]axr&a asi la colaboración armónica de las distintas
partes del cuerpo, dirigida exclusivamente por reflejos congénitos
o adquiridos) tiene lugar por las condiciones productivas de los
testiculas, es decir, por su influencia sobre la sangre y despuSr
por la correspondiente influencia de ella sobre el organismo en
zeneral, del cual claro está que el sistema nervioso forma una
parte considerable”.
A Bedbold ocurrió igual que a Buffon, Bordeu, Legallois Y
sus eontemporán~sno prestaron consideración alguna a
sus intuicioiles y ewperimentos. Solamente en 1910 ArtUi-0 B i d
volvió a
las experiencias de Bertbold con análogos resultados, experiencias que habian fracasado en manos del gran fisiólogo Rodolfo Wagner.
que ]a fecha inicial de la endocrinología debe ubicarse
D~
en 1849.
1855 el médico inglés Tomás Addison publicó On the Const i t u t d and local effects of disease of the sup?a-renal cap&s,
trabajo en el cual describió varios casos de la enfermedad bronceada que hoy lleva su nombre y estableció perentoriamente que
la causa es debida a la destrucción de las cápsulas y que, por lo
tanto, ellas ejercian una funci6n indispensable para la vida del
organismo.
En 1856 BrownSéquard demostró experimentalmente en
animales que la ablación de las suprarremles provocaba su mueite
y logró verificar que la inyección de sangre de animales normales
producía la supervivencia en los descapsulados.
En 1869 el estudiante de medicina Paul Langerhans publicó
su trabajo Cmtribuciones a la axatomia mimascópica del p á p
creas Y describió por primera vez los islotes celulares en el tejido
uancreático. Veinticuatro años después el reputado histólogo francés Gustavo Eduardo Laguesse dio a estas formaciones celulares
el nombre de islotes o cuerpos insulares de Langerhans, pero sin
sospechar que eran el asiento de una secreción interna.
El 17 de Mayo de 1889 los profesores von Mering y Minkowsky dieron a conocer en la Sociedad Médica de Estrasburgo
que habfan logrado reproducir todos IOS sintomas de la diabetes
desen 10s perros mediante la ablación total del páncreas y
Pubs, Minkowsby Y Eduardo Hédon, trabajando aisladamente. lo.
.
U r m n Séqu?d I los scweciones interniui
maron detener
105
la diabetes de los perros despancreatizados injertando pequeños trozos de páncreas bajo la piel. Estos dos hechos
llevaron a la amlusión de que ia diabetes era una enfermedad
endocrina Y el principio activo de 109 islotes, & i,&im, fue aislada en 1921 por Banting y Best de Toronto.
El 1’ de Junio de 1889 BrownSéquard informó a la saciedad de Biologia de París sobre los ensayos que había realiz;rdo en
sí mismo con extracto testicular y rea126 que la tranw fisminución de SUS fuerzas físicas e intelectuales habla desaparecido con
seis inyecciones subcutáneas de extracto de testículo de cobayo.
Esta declaración, en la cual la autosugestión tomó la parte principal, dio la vuelta al mundo despertando ilusiones y esperanzas
que Pronto se desvanecieron, pero que tuvieron la virtud de abrir
un ancho camino a las investigaciones endocrinológicas y a la
opoterapia.
Dos años más tarde, en 1891, Brown-Séquard, publicó en
Archives de Plkvsiobgie, en colaboración con DArsonval, sus
investigaciones sobre 10s extractos de glándulas y afirmó que “todas las glándulas, estén o no provistas de conductos excretores, dan
a la sangre principios útiles cuya ausencia se hace sentir después
de su extirpación o de su destrucción por enfermedad. . . Admitimos que cada tejido, y más generalmente cada célula del organismo, secreta por su propia cuenta productos o fermentos a p e ciales que, cuando se vierten en la sangre, influencian, por la intervención de este líquido, las demás Células, que son así solidarias
unas eon las otras, por un mecanismo diferente que el del sistema
nervioso”. (2)
“ ~ est=
n
dos frases, anota Rostand, se halla contenida en
germen toda la endocrinología, toda la doctrina de la CoReiauón
y de la regulación orgánica por via humoral. Así Brown-Séquard,
al atribuir una secreción propia a cada celulu del O Y g W k w J daba
de inmediato
máxima extensión a la noción de secreción interna. sin embargo, este concepto sólo fue aceptado al comienzo en
el sentido
restringido de secreción glandular, Y no tardó en
imponerseen esta forma, puesto que permitía agrupar Y expliar
numerosos hechos que habían sido descubiertos recientemente Y
aún pareefan
: accidentes ocasionados por la extirpación del tiroides, de ia hipófisis, del páncreas”. (9)
hstrabajos de Brown-Séquard, a pesar de algunos errores
de interpretación, constituyeron una fuente riquísima en el -PO
de la investiSación endocrinol6gica Y al cumplirse cien años de SU
aceeSO a la Facultad de Medicina de París es justo +ecordarlo Y
Enrique Starling en una conferencia
en 1905,
106
Clhiiatt
M. 1'.
dictada en Londres sobre correlación química de las funciones de
la sangre introdujo el termino ho?moila, YO excito, dedicó su lrabajo a la memoria de Brown-S&usrd.
En Agosto de 1928, los habitantes de Mauricio que ya habían
dado a una de las calles de Port-Louis el nombre Brown-Séquard,
levantaron a su memoria una hermosa estatua de bronce, abra
del escultor Clement de Swiaciuski y en 1930, el Presidente de la
Sociedad Médica de lsla Maurieio, Dr. F. A. Rouget. public6
la obra Broun-Séqzca.rd et son oeutrr. Esquisse bibliographipue.
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